IWE - Tema 3.2 Fundamento de La Resistencia de Materiales - Rev4
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TEMA 3.2
CESOL FUNDAMENTO DE
RESISTENCIA DE MATERIALES
IWE–MÓDULO 3
En la elaboración de este texto han colaborado:
Este texto es propiedad íntegra de la Asociación Española de Soldadura y Tecnologías de Unión, en adelante CESOL.
Queda terminantemente prohibida cualquier reproducción del mismo sin autorización expresa por parte de CESOL.
ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE SOLDADURA Y TECNOLOGÍAS DE UNIÓN – CESOL
ÍNDICE
2. TENSIÓN EN UN PUNTO........................................................................................................................ 9
8. BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................................................... 64
En cuanto a su distribución en el espacio, vamos a considerar todo tipo de fuerzas, que podemos
clasificar en fuerzas de superficie y fuerzas de volumen. Las primeras, debidas a presiones o
acciones de contacto, pueden distribuirse a través de una superficie, localizarse a lo largo de una
línea o actuar sobre una zona tan reducida que puedan considerarse como fuerzas puntuales.
Las fuerzas de volumen suelen deberse a pesos, inercias o acciones de campos y actúan sobre
cada elemento de masa del sólido.
Aunque las situaciones reales son espaciales, en muchos casos podemos reducirlas a casos
planos, que consideraremos con frecuencia en resistencia de materiales. figura 1.
Una precisión importante es la que se refiere a la evolución de las fuerzas con el paso del
tiempo. En este sentido, en las teorías que siguen, vamos a considerar cargas estáticas o
cuasiestáticas; es decir, fuerzas que van creciendo de forma progresiva hasta alcanzar su valor
nominal, que es el que se considera en los cálculos, permaneciendo estables a partir de este
momento.
Aunque muchas situaciones de aplicación se ajustan, con relativa precisión, a este modelo, hay
muchos casos, como las acciones sísmicas o las cargas de fatiga, en los que la actuación de las
cargas y la consiguiente respuesta del sólido son muy diferentes. Las teorías básicas de la
resistencia de materiales, que permiten el cálculo de esfuerzos, tensiones y deformaciones, se
establecen para cargas estáticas. Para extrapolarlas a otras situaciones habrá que hacer las
oportunas correcciones, bien en las cargas, en la estimación de resistencia de los materiales o en
las propias teorías.
Aunque los sólidos reales pueden distar bastante del modelo propuesto, en el sólido ideal que se
estudia en elasticidad y resistencia de materiales se suponen las siguientes propiedades:
• Continuidad
Aunque podemos encontrarnos con otros elementos estructurales, el sólido básico contemplado
en la resistencia de materiales es el prisma mecánico, que es el volumen engendrado cuando
una sección plana se desplaza a lo largo de una línea continua. Tanto en la resistencia como en la
rigidez de este sólido, influyen de forma decisiva algunas propiedades de las secciones rectas,
como la situación de su centro de gravedad, el área de la sección, el momento de inercia
respecto a determinados ejes o puntos, etc. En los siguientes apartados se recuerdan algunas
propiedades de las secciones planas de gran utilidad en Resistencia de Materiales.
Punto en el que podemos entender concentrada el área de la sección. Si sobre cada elemento de
superficie se considera aplicada una fuerza proporcional al área de dicho elemento, todas de la
misma dirección, la línea de acción de la resultante de esta distribución de fuerzas pasaría por el
centro de gravedad de la sección.
Si la sección tiene algún eje de simetría, el centro de gravedad (cdg) estará situado sobre este
eje, como puede verse en la figura 2.
En general, para conocer la situación del cdg de una sección se utiliza el concepto de momento
de una superficie respecto a un eje (Momento de primer orden) y se aplica la propiedad, que se
deriva de la propia definición, de que el momento de una superficie es igual a la suma de
momentos de las partes que la integran (figura 3).
La mayoría de los perfiles y barras que se utilizan como elementos estructurales tienen
secciones rectas en las que se conoce fácilmente la situación del cdg, bien por consideraciones
de simetría o porque nos los facilitan las tablas de perfiles normalizados.
Para el caso de secciones compuestas, formadas por varios perfiles simples, o secciones de
geometría compleja, que podamos descomponer en elementos más simples, podemos conocer
la situación del cdg aplicando el concepto de momento de primer orden y la relación del
apartado anterior. En la figura 4 y figura 5 se dan ejemplos de aplicación.
Figura 4. Situación del centro de gravedad de una superficie sin ejes de simetría
De acuerdo con estas definiciones, los momentos de inercia (mdi) de superficies planas siempre
son positivos y sus dimensiones son longitudes a la cuarta (L4). El momento de inercia es una
medida de cómo está distribuida una superficie con relación a un eje o a un punto. Así, para un
área determinada, momentos de inercia reducidos nos indican que la superficie está distribuida
próxima al eje, mientras que, momentos de inercia elevados corresponden a superficies
dispuestas lejos del eje (figura 7).
El valor del momento de inercia respecto a distintos ejes o puntos tiene una gran influencia,
tanto en la resistencia como en la rigidez de sólidos sometidos a torsión, a flexión y a pandeo.
El momento de inercia depende del eje que se considere. Analizando la variación del mdi de la
sección A respecto a los distintos ejes que pasan por un punto O de su plano, figura 8, se llega a
la conclusión de que hay dos ejes, perpendiculares entre sí, tales que, respecto a uno de ellos el
mdi es máximo y respecto al otro mínimo. Estos ejes son los principales de inercia relativos al
punto O.
Las secciones utilizadas normalmente en las aplicaciones estructurales suelen tener algún eje de
simetría, por lo que están localizados los ejes principales de inercia. Por otra parte, aunque
tengan una geometría en la que resulte difícil determinar los momentos de inercia, los valores
suelen estar recogidos en las tablas de perfiles normalizados. Cuando se trate de secciones
compuestas, cuyos datos no figuren en tablas, es de gran utilidad el teorema de Steiner y la
propiedad, que se deriva de la propia definición, que permite obtener el mdi total como suma
de mdi de las partes que la integran.
El teorema de Steiner relaciona los momentos de inercia respecto a sistemas de ejes paralelos.
De acuerdo con este teorema, el mdi respecto a un eje cualquiera es igual a la suma del mdi
respecto a otro paralelo que pase por el cdg más el producto del área de la sección por la
distancia entre ejes elevada al cuadrado (figura 10).
2. TENSIÓN EN UN PUNTO
Las cargas exteriores provocan acciones mutuas entre las partículas integrantes del sólido, que
conocemos como fuerzas internas. La experiencia nos muestra que, cuando estas fuerzas
rebasan ciertos límites, determinables mediante ensayos, puede producirse el fallo del material.
Para predecir el comportamiento del material en distintas condiciones de solicitación es
necesario conocer la intensidad de estas fuerzas internas.
Por aplicación de los principios de la estática, resulta sencillo determinar la suma de todas las
fuerzas internas que se ejercen a través de una sección, es decir, lo que conocemos como
esfuerzo en la sección.
Ahora bien, ¿Cómo se distribuye este esfuerzo a lo largo de la sección? ¿Qué intensidad alcanza
en cada punto de la misma? El concepto de tensión en un punto de una sección trata de
contestar a estas cuestiones (figura 12).
En general, el vector tensión en punto de una sección no es normal a la misma, por lo que
podemos considerarlo como suma de dos componentes: una, perpendicular a la sección, tensión
normal (σn) y otra tangencial a la sección, tensión cortante (τ) (figura 13). Reciben el nombre de
componentes intrínsecas de la tensión y están asociadas a dos formas de deformación y de
comportamiento, por lo que, normalmente, las analizaremos independientemente. Por
definición, están relacionadas por la expresión:
Acudiendo al modelo de los resortes, utilizado anteriormente para materializar la idea de fuerza
interna, figura 15, podemos ver fácilmente cómo sin moverse de un punto los resortes pueden
estar más o menos tensos según la dirección que se considere.
En el ejemplo de la figura 16 si nos fijamos en el punto O, también se puede intuir que para la
sección horizontal habrá que esperar una pequeña tensión de compresión, mientras que, para la
sección vertical, la tensión será de tracción y más elevada. (se considera que las fuerzas están
dibujadas a escala)
Como puede verse en la figura 17, si nos fijamos en un punto determinado O, la tensión en el
mismo toma infinitos valores al considerar las infinitas secciones posibles.
Puesto que para predecir el comportamiento del sólido es necesario conocer los valores
máximos de las fuerzas internas, será necesario localizar los puntos más solicitados, tarea de la
que se encarga la resistencia de materiales; además, para estos puntos, habrá que determinar
los valores máximos de la tensión normal y cortante y los planos para los que se producen,
misión de la elasticidad.
Las tensiones σSX, σSY y σSZ, expresadas por sus componentes en la referencia xyz
convenientemente ordenadas, constituyen la matriz de tensiones en la referencia xyz.
Figura 18. La tensión en un punto queda determinada si se conoce para tres planos perpendiculares
También se localizan dos planos, llamados de cortadura máxima, que forman 45° con S1 y S3, en
los que se produce la tensión cortante máxima, que viene dada por la expresión
σ1 − σ3
τmax = Ecuación 1
2
A diferencia de los principales, en los que se da la tensión normal máxima y la cortante es nula,
en los de cortadura máxima, salvo en casos particulares, la tensión normal suele ser distinta de
cero.
Para algunos estados tensionales resulta fácil la determinación de las tensiones principales y los
planos para los que se producen. Concretamente, en los casos recogidos en la figura 21, que nos
encontramos con bastante frecuencia, las tensiones principales vienen dadas por las ecuaciones
2 y 3.
Las expresiones que se utilizan en el análisis de tensiones admiten una interpretación gráfica,
conocida como los Círculos de Mohr, que puede facilitar el análisis en muchos casos.
Figura 22. En la construcción de Mohr, a cada plano en el sólido le corresponde un punto en el gráfico y
viceversa
Para ver cómo se establece la correspondencia entre planos del sólido y puntos de la
representación gráfica, dividimos los infinitos planos posibles en cuatro categorías: el haz
principal 1, formado por todos los planos que contienen al eje principal 1; el haz principal 2,
formado por todos los planos que contienen al eje principal 2; el haz principal 3, formado por
todos los planos que contienen al eje principal 3 y el resto de planos no perteneciente a ninguno
de los haces anteriores.
Se demuestra que todos los puntos correspondientes a los distintos planos del haz 1 se sitúan
sobre una circunferencia con centro en el eje de las tensiones normales. Teniendo en cuenta que
al haz 1 pertenecen los planos principales S2 y S3, de componentes (σ2, 0) y (σ3, 0), a los que les
corresponden los puntos S2 y S3, todos los puntos del haz 1 se sitúan sobre una circunferencia de
diámetro σ2-σ3 (figura 23).
Figura 23. A los haces principales les corresponden puntos sobre las circunferencias
Por razonamientos similares, a los planos del haz 2 les corresponden los puntos de la
circunferencia de diámetro σ1-σ3 y a los del haz 3, los de la circunferencia de diámetro σ1-σ2. Al
resto de planos, no pertenecientes a los haces principales, les corresponden puntos interiores de
los círculos.
Otra propiedad importante es que si dos planos del sólido, pertenecientes a un haz principal,
forman un determinado ángulo α, los puntos correspondientes sobre el círculo de Mohr forman
un ángulo central 2α, medido en el mismo sentido (figura 24).
3. DEFORMACIÓN EN UN PUNTO
Además de provocar fuerzas internas, las fuerzas exteriores dan lugar a deformaciones, que se
manifiestan como:
• Variaciones de longitud
• Cambios de forma (distorsiones)
• Desplazamientos de los diferentes puntos
El estudio de estas deformaciones tiene interés porque suele constituir una exigencia de diseño
y porque es el medio para llegar a conocer las tensiones.
Aunque los conceptos que vamos a recordar son perfectamente aplicables al caso más general
de deformaciones en un sólido tridimensional, para su más fácil representación e interpretación,
nos apoyamos en sistemas planos. En el ejemplo de la (figura 26), la deformación de la placa, en
su plano, trae consigo el cambio de posición de los distintos puntos que la integran, lo que da
lugar a distorsiones y variaciones de longitud en las diferentes direcciones.
Para valorar el grado de deformación se consideran las variaciones de longitud que se producen
en diferentes direcciones, deformaciones longitudinales unitarias, y las distorsiones que
experimentan pares de direcciones que inicialmente forman ángulos de 90°, deformaciones
transversales. Estos tipos de deformación están, lógicamente, relacionadas con los dos tipos de
tensión (figura 27).
Figura 29. Determinación de la deformación en dos direcciones mediante medida con bandas
extensométricas
4. RELACIÓN TENSIÓN/DEFORMACIÓN
Apoyándose en los principios de la estática puede determinarse el valor del esfuerzo en
diferentes secciones. Por otra parte, la elasticidad nos permite analizar la tensión y la
deformación en las inmediaciones de un punto; pero queda un problema fundamental sin
resolver:
La respuesta a estas cuestiones la encontramos en los ensayos de distintos tipos sobre probetas
de materiales reales.
El más utilizado, por la relativa facilidad de realización, y por la gran cantidad de información que
facilita sobre el comportamiento de los sólidos reales, es el ensayo de tracción. Se realiza sobre
probetas normalizadas, como las de la figura 30, que se someten a esfuerzos de tracción
crecientes hasta provocar la rotura, midiendo en todo momento la fuerza aplicada y las
deformaciones que experimenta.
F
σnx =
A
Ecuación 4
σny =0
σnz = 0
δx
εx =
Lo
δy
εy = Ecuación 5
yo
δz
εz =
zo
Llevando sobre un sistema de ejes σ/ε los valores de σnx y εx registrados a lo largo del ensayo se
obtiene un diagrama como el de la figura 31 en el que cada punto (pareja de valores σ/ε)
representa un momento del ensayo. La forma del diagrama y las características medidas
dependen del material ensayado, observándose, en general, lo siguiente:
Figura 31. Diagrama del ensayo de tracción para dos materiales diferentes
Prácticamente coincidente con esta región, hay una zona lineal OA en la que se observa
proporcionalidad entre tensiones longitudinales y las correspondientes deformaciones. Esta
relación, que se formula como
σnx
=E Ecuación 6
εx
−εy
=ν
εx
Ecuación 7
−εz
=ν
εx
cuando se somete a un nuevo ensayo de tracción repite una línea de carga similar hasta el punto
B, pero no experimenta el fenómeno de fluencia.
El tramo descendente requiere una explicación adicional. No es cierto que la tensión que
soporta el material disminuya a partir de un cierto instante como aparentemente podría
deducirse. Lo que disminuye es la carga que se requiere para seguir alargando la probeta, pues a
partir del punto más elevado del diagrama se produce una disminución sensible y progresiva del
área transversal, de manera que si representamos la fuerza dividido por el área instantánea, este
valor siempre aumentaría hasta la separación de la probeta en dos partes.
En los materiales capaces de experimentar el fenómeno de cedencia, las zonas que se utilizan en
el diseño y en el análisis del comportamiento son las que limita precisamente este escalón, por
lo que es frecuente encontrarse con diagramas simplificados, como el que se muestra en la
figura 33. Se reduce a una zona de comportamiento elástico lineal, en la que se cumple la ley de
Hooke, y una zona de grandes deformaciones a tensión constante.
Aunque son menos frecuentes, por presentar más dificultades para su realización y
correspondientes mediciones, mediante ensayos de cortadura se comprueba que también hay
proporcionalidad entre tensiones y deformaciones, obteniéndose la ley de Hooke en cortadura,
que se formula:
τ
γ= Ecuación 8
G
E
G= Ecuación 9
2(1 + )ע
• σP: tensión límite de proporcionalidad entre σx y εx. Tensión máxima que se puede
aplicar conservando el comportamiento lineal.
• σe: límite elástico. Tensión máxima que puede soportar el material sin experimentar
deformaciones permanentes. Aunque en algunos casos se utiliza la carga de rotura, el
límite elástico es el valor más utilizado, en los cálculos y para caracterizar a los
materiales.
• σF: tensión de cedencia o fluencia. Tensión a la que se produce el fenómeno de
fluencia. En los materiales que experimentan este fenómeno, este valor y los dos
anteriores, suelen ser prácticamente coincidentes, por lo que resulta frecuente hablar
indistintamente de los tres para caracterizar elásticamente al material
• σR: tensión de rotura. Relación que existe entre la máxima carga que soporta el
material y la sección inicial de la probeta. Está siendo sustituida por el límite elástico,
para caracterizar el material y como referencia en los cálculos.
• εe: deformación correspondiente al límite elástico.
• εP: deformación correspondiente al comienzo del endurecimiento.
• εR: alargamiento de rotura. Es la relación que existe entre el incremento de longitud
experimentado por una probeta que se somete a una carga de tracción hasta la rotura
y su longitud inicial. Normalmente se expresa en %. Es una característica interesante
en los metales de aporte para soldadura, pues mide su capacidad para soportar
deformaciones antes de la rotura.
• E: módulo de elasticidad. Medida de rigidez a las deformaciones longitudinales.
• G: módulo de elasticidad transversal. Medida de rigidez a las deformaciones
longitudinales.
• ν: coeficiente de Poisson
La ley de Hooke observada en el ensayo de tracción se verifica, inicialmente, para las condiciones
del ensayo, es decir, para un estado monoaxial de tensiones. No obstante, la propia ley nos da
pie para el estudio de estados tensionales más complejos. Efectivamente, de la relación de
linealidad entre solicitaciones y efectos se deriva la posibilidad de aplicación del principio de
superposición, muy utilizado en elasticidad y resistencia de materiales para el análisis de
esfuerzos, tensiones y deformaciones.
1
𝜀𝜀𝑥𝑥 = [𝜎𝜎 − 𝜈𝜈(𝜎𝜎𝑌𝑌 + 𝜎𝜎𝑍𝑍 )]
𝐸𝐸 𝑥𝑥
1
𝜀𝜀𝑌𝑌 = [𝜎𝜎𝑌𝑌 − 𝜈𝜈(𝜎𝜎𝑋𝑋 + 𝜎𝜎𝑍𝑍 )]
𝜏𝜏𝑥𝑥𝑥𝑥 = 𝜏𝜏 𝐸𝐸
1
𝜀𝜀𝑍𝑍 = [𝜎𝜎𝑍𝑍 − 𝜈𝜈(𝜎𝜎𝑋𝑋 + 𝜎𝜎𝑌𝑌 )]
𝜏𝜏𝑥𝑥𝑥𝑥 = 𝜏𝜏 𝐸𝐸
𝜏𝜏𝑥𝑥𝑥𝑥
𝛾𝛾𝑥𝑥𝑥𝑥 =
𝐺𝐺
𝜏𝜏𝑦𝑦𝑦𝑦 = 𝜏𝜏 𝜏𝜏𝑥𝑥𝑥𝑥
𝛾𝛾𝑥𝑥𝑥𝑥 =
𝐺𝐺
𝜏𝜏𝑦𝑦𝑦𝑦
𝛾𝛾𝑦𝑦𝑦𝑦 =
𝐺𝐺
5. TEORÍAS DE ROTURA
En el ensayo de tracción se aprecia que en un estado uniaxial de tensiones, el sólido conserva el
comportamiento elástico siempre que la tensión axial aplicada se mantenga por debajo del
límite elástico del material.
Si se utiliza el comienzo de la plastificación como límite para valorar los estados tensionales, con
vistas a satisfacer la hipótesis de comportamiento elástico lineal, surgen distintas teorías que
tratan de dar respuesta a estas cuestiones. Las más utilizadas (figura 35) son las de la tensión
normal máxima, la de la tensión cortante máxima (Tresca) y la de la energía de distorsión
máxima (von Mises).
σ1 − σ3 < σe Ecuación 10
El criterio de von Mises indica que el material se mantiene en el dominio elástico si las tensiones
principales respetan la condición de
1
σeq = �(σ1 − σ2 )2 + (σ1 − σ3 )2 + (σ2 − σ3 )2 Ecuación 12
√2
Tanto el criterio de Tresca como el de von Mises dan resultados satisfactorios en estados
tensionales en los que se produzcan tensiones cortantes importantes, caso frecuente en muchas
uniones soldadas. Por el contrario, se ve claramente la limitación cuando las tres tensiones
principales toman valores muy próximos.
La interpretación gráfica del criterio de von Mises se muestra en la figura 37. Aunque no tiene
mucho sentido, por no considerar las tres tensiones principales, la representación plana de la
figura 38. puede facilitar la interpretación.
Consideramos que una rotura es de tipo dúctil cuando, antes de que se produzca, el material
experimenta deformaciones importantes; a diferencia de la rotura frágil, que se presenta sin
deformación apreciable. La diferencia estriba en la presencia, o no, de grandes deformaciones
plásticas previas a la rotura.
Uno de los factores que influye sobre el comportamiento es el estado tensional. La explicación
puede hacerse de manera intuitiva utilizando la representación en el espacio de tensiones
principales en que han sido visualizados los criterios de plastificación.
El hecho de que los criterios de plastificación se representen, en algunos casos, por una
superficie no acotada, no está relacionado con una resistencia ilimitada del sólido. Por ejemplo,
de acuerdo con la teoría de von Mises, el material no plastifica para un estado triaxial de
tensiones iguales, por elevadas que éstas sean. Esto va contra la realidad, por lo que habrá que
pensar que, sea cual sea el estado de tensiones, habrá una superficie cerrada en torno al origen
que representa el lugar geométrico de los estados tensionales en los cuales se alcanza la rotura.
Superficie de rotura, característica del material y su estado. (figura 39)
Figura
Figura 39.Superficie de rotura
Un estado de tracción uniaxial equivale a moverse sobre uno de los ejes, por lo que se alcanza
primero la superficie de plastificación (comportamiento dúctil). Ese mismo material, sin
embargo, puede comportarse frágilmente si las tensiones evolucionan según la dirección de la
diagonal principal (estado triaxial de tensiones en el que σ1=σ2=σ3).
Entre los factores a considerar para prevenir las roturas frágiles, siempre peligrosas, estará, por
tanto, el de procurar evitar los diseños o situaciones que conduzcan a estados triaxiales. figura
41.
Además de los fallos analizados, relacionados muy directamente con el estado tensional, caben
otros en los que, además de la tensión, influyen otros factores como la temperatura, el tiempo
de aplicación de la carga, el ambiente, el número de ciclos de carga, etc. Aunque en los capítulos
5 y 7 se estudiarán con más detenimiento tanto los mecanismos de fallo como los factores
influyentes, resumimos en este, de forma muy breve, diferentes formas de fallo.
Deformación plástica progresiva y continua, que experimentan los materiales con el transcurso del
tiempo, cuando se someten a la acción de cargas a una temperatura suficientemente alta.
Mientras que a temperatura ambiente la deformación provocada por las cargas, sea elástica o
plástica, se produce de forma instantánea y se estabiliza con la carga, a temperaturas elevadas,
la deformación progresa con el paso del tiempo, aunque la carga permanezca constante.
La variable fundamental que controla este fenómeno es la temperatura, aunque también son
factores importantes la tensión aplicada y el tiempo. Para el diseño de elementos que deben
trabajar a temperaturas elevadas hay que considerar tensión, deformación máxima,
temperatura y tiempo. Por ejemplo, tensión necesaria para provocar una deformación del 1% al
cabo de 100.000 horas, a la temperatura de servicio.
La rotura por fatiga es un modo de fallo que puede producirse cuando el material se ve
solicitado por cargas cíclicas que se repiten un gran número de veces. En estas condiciones, la
rotura se presenta para tensiones máximas inferiores al límite elástico del material.
Alcanzado un determinado número de ciclos de carga se genera una grieta; los ciclos posteriores
propician el crecimiento de la misma, hasta que, alcanzado un tamaño crítico, que debilita
suficientemente la sección, se produce la rotura, muchas veces catastrófica, del componente.
Teniendo en cuenta que la tensión nominal que se produce es inferior al límite elástico del
material, para que tome nacimiento la grieta inicial, que desencadena el proceso de fallo, es
necesaria la presencia de una concentración de tensiones. En este sentido, en el
comportamiento a fatiga tiene una importancia decisiva un diseño que evite los concentradores
de tensión.
Así, los parámetros que determinan el comportamiento a fatiga son: la geometría del elemento,
por su posible influencia sobre las concentraciones de tensión, la tensión aplicada y el número
de ciclos de carga.
Pérdida de material, como consecuencia de acciones químicas, que da lugar a una reducción de
dimensiones del elemento estructural. Es una forma de fallo que, normalmente, resulta de la
concurrencia de tensiones y un ambiente agresivo para el material en cuestión. Lógicamente, es
función del tiempo y de la agresividad del medio.
Las estructuras y equipos deben diseñarse de forma que desempeñen su función, de forma
segura, durante la vida prevista. Además de atender a los esfuerzos, hay que tener en cuenta la
posible degradación del material con el paso del tiempo.
Los elementos estructurales deben cumplir, con una fiabilidad adecuada, los requisitos de
estabilidad global, resistencia, funcionalidad, estabilidad elástica y durabilidad. Sin embargo,
cuando las solicitaciones rebasan ciertos valores, puede sobrevenir el fallo con el
correspondiente incumplimiento de la función para la que fueron diseñados. El procedimiento
de cálculo utilizado para garantizar que se cumplen estos requisitos con una probabilidad de
fallo suficientemente pequeña, es el Método de los Estados Límite.
Un Estado Límite es una situación, que se puede caracterizar por el valor de alguna magnitud
física, (tensión, deformación, desplazamiento, equilibrio, temperatura, tiempo, número de ciclos
de carga, espesor de corrosión, etc.), tal que, si se rebasa, se puede considerar que la estructura
ya no cumple, de forma segura, las funciones para las que ha sido proyectada, sea por rotura
total o parcial o por una pérdida importante de funcionalidad.
Se considera que una estructura es segura y funcional cuando el valor de cálculo de todos los
parámetros críticos es tal que no se supere en ningún caso los valores últimos estimados para los
mismos:
El proceso habitual de diseño utilizando el método de los estados límite puede resumirse como
sigue:
Las normas para el cálculo seguro de estructuras y equipos, determinan los Estados Límite a
considerar, así como los valores últimos.
Normalmente se diferencia entre Estados Límite Últimos, (ELU), que tienen en cuenta resistencia
y estabilidad y pueden conducir al colapso del elemento estructural y los Estados Límite de
Servicio, (ELS), relacionados con un buen funcionamiento.
Un Estado Límite Último (ELU) es aquel que, si se rebasa, puede dar lugar al colapso de la
estructura completa o parte de la misma, por superar su capacidad para soportar las condiciones
impuestas. Normalmente conduce a situaciones graves, que pueden provocar importantes
daños materiales e, incluso desgracias personales. De acuerdo con esto, los coeficientes de
seguridad utilizados en los cálculos relativos a los ELU son mayores que para el análisis de otros
estados límite.
Los Estados Límite de Servicio (ELS) se refieren a situaciones en las que, aunque la estructura
sigue siendo segura, no nos ofrece un comportamiento totalmente satisfactorio, bien porque se
producen deformaciones excesivas, o por la aparición de vibraciones. Puesto que no presentan
la misma gravedad que los ELU, en los cálculos de comprobación de estas situaciones se aplican
menores coeficientes de seguridad.
Algunos de los Estados Límite últimos, contemplados en diferentes normas sobre cálculo de
distintos equipos y estructuras son:
Se trata de comprobar que los esfuerzos de cálculo originados por las solicitaciones mayoradas
no rebasan la resistencia de cálculo de los distintos elementos, convenientemente minorada.
Comprobar que las solicitaciones mayoradas no provocan inestabilidades por pandeo, tanto a
nivel global como local.
Comprobar que para las solicitaciones máximas previstas, el equipo puede trabajar a la
temperatura de servicio a lo largo de las horas de vida prevista sin experimentar deformaciones
apreciables por fluencia o creep.
Cuando sea exigible por el tipo de solicitación, comprobar que, para el diseño adoptado no se
producirá el fallo por fatiga para el estado tensional y el número de ciclos previstos, con un
margen razonable de seguridad.
llevado a cada punto del sólido supone tal complejidad operativa que resulta prácticamente
inaplicable, salvo en estados tensionales relativamente sencillos.
El sólido está sometido a esfuerzo axial cuando de las seis posibles componentes del esfuerzo, la
única no nula es la de dirección del eje de la barra (Normal a las secciones rectas). Recibe el
nombre de esfuerzo normal o axial y puede ser de tracción o compresión, según sea el sentido
de las cargas. En el caso de compresión, es necesario, además, que la barra sea “poco esbelta”.
De la observación del círculo de Mohr, representativo del estado tensional en cualquier punto,
se llega a la conclusión de que la tensión normal máxima se da en las secciones rectas y la
tensión cortante máxima vale la mitad y se produce en planos a 45° con el eje de la barra.
Nκ σe
σmax = ≤
A γ
Ecuación 13
κ = Mayoración acciones
γ = Minoración resistencia
σmax
Kt = Ecuación 14
σnom
El sólido está sometido a cortadura cuando las únicas componentes del esfuerzo distintas de
cero son las contenidas en el plano de la sección recta (figura 44). Los esfuerzos cortantes suelen
venir acompañados de momentos flectores, como se muestra en B, entendiéndose como
situación de cortadura pura la que se muestra en C.
Aunque un análisis riguroso obligaría a tener en cuenta los efectos de ambas componentes,
normalmente suelen considerarse por separado, despreciando los de menor cuantía.
σ1 = τmax
σ2 = 0 Ecuación 15
σ3 = −τmax
σ1 − σ3 ≤ σe
τmax + τmax = 2τmax ≤ σe Ecuación 16
σe
τmax ≤
2
Aplicando el criterio de plastificación de von Mises llegamos a un valor parecido para la tensión
cortante máxima admisible. (Del orden de la mitad del límite elástico del material en tracción).
σ2e σe
τ2max ≤ ⇔ τmax ≤ = 0.577σe Ecuación 19
3 √3
Se dice que un sólido está sometido a torsión cuando la única componente no nula del esfuerzo
es un momento respecto al eje de la barra, (Momento torsor Mx). Las tensiones provocadas en
las secciones rectas por los momentos torsores, son tensiones cortantes. Su importancia y
distribución a lo largo de la sección está muy condicionada por la forma de la sección recta de la
barra (figura 48).
Las secciones circulares, macizas o huecas, se rigen por la ley de Coulomb (torsión simple). Las
secciones rectas permanecen planas y las deformaciones se reducen a giros de unas secciones
con relación a otras. Las tensiones cortantes en cualquier punto de una sección recta (figura 49):
Mr
τr = r Ecuación 20
Io
MT
τmax = R
Io Ecuación 21
Io
= WT
R
Del análisis de tensiones de un elemento situado en la periferia de la barra, (los más solicitados)
se llega a la conclusión de que las tensiones cortantes máximas se producen en las secciones
rectas (y en las longitudinales, de acuerdo con el teorema de reciprocidad de las tensiones
cortantes); también se observa que los planos principales están a 45° con el eje: para uno,
tenemos tensiones de tracción y para el otro de compresión, del mismo valor que la tensión
cortante máxima (figura 50). Es importante considerar estos planos en materiales de reducida
resistencia a tracción y en tubos de pared delgada, en los que las compresiones a 45° pueden
provocar fenómenos de inestabilidad local.
En cuanto a las deformaciones, giros de unas secciones con relación a otras, es necesario
calcularlas para controlar que se mantienen dentro de ciertos límites. En muchos casos, una
deformación excesiva puede comprometer el correcto funcionamiento del elemento estructural,
por lo que, normalmente, además de la condición de resistencia, deben satisfacerse limitaciones
de deformación.
De acuerdo con la teoría de la torsión simple, aplicable a barras de sección circular, las
deformaciones por torsión vienen dadas por.
MT
θ= Ecuación 22
GIo
En barras de sección no circular, la deformación es más compleja; las secciones rectas, además
de girar, experimentan alabeos. Como consecuencia, las tensiones cortantes en las secciones
rectas ya no siguen la ley de Coulomb, adoptando distintas distribuciones de acuerdo con la
forma de la sección. En la figura 51 se muestran algunas distribuciones típicas.
En la figura 52 se comparan algunas geometrías, todas de la misma área, para destacar el mal
comportamiento a torsión, tanto en resistencia como en rigidez, de los perfiles abiertos de
pared delgada. La relación de resistencias entre el tubo cerrado y el abierto, (corte longitudinal)
es de 33 y la relación de rigideces entre los mismos elementos es del orden de 400.
Un sólido está sometido a flexión cuando las componentes My ó (y) Mz del esfuerzo son distintas
de cero, siendo yy, zz los ejes principales de inercia de la sección recta. Los momentos My, Mz
reciben el nombre de momentos flectores y suelen venir acompañados de otras componentes
del esfuerzo, dando lugar a distintos tipos de flexión (figura 53). En nuestro caso recordaremos
algunos aspectos importantes de la flexión recta simple, en la que el esfuerzo en las secciones
rectas se reduce a un cortante, de la dirección de las cargas, y un momento flector respecto al
eje perpendicular al plano de las cargas (eje de flexión).
Mz
σy = y Ecuación 23
Iz
Mz
σmax = y Ecuación 24
Iz max
Mz
σmax = Ecuación 25
Wz
Iz
Wz = Ecuación 26
ymax
donde σy es la tensión normal a una distancia y del eje neutro, Mz el momento flector respecto al
eje z, Iz el momento de inercia de la sección respecto al eje z, y la distancia al eje, σmax la tensión
máxima, ymax la distancia a la fibra más alejada y Wz el módulo resistente a flexión de la sección
respecto al eje z.
Teniendo en cuenta que el momento flector es la suma de momentos de todas las fuerzas
internas que actúan a lo largo de la sección, de acuerdo con esta distribución de las tensiones
normales, los elementos de sección próximos al eje de flexión, (tensiones y distancias
reducidas), apenas contribuyen a soportar el momento flector. Para obtener un buen
aprovechamiento del material, interesa, por tanto, alejar los elementos de sección del eje de
flexión, (aumentar el momento de inercia respecto a este eje), lo que se consigue, por ejemplo,
en las secciones en doble T y en otras parecidas, como las vigas en cajón.
En cuanto al esfuerzo cortante, da lugar a tensiones cortantes en las secciones rectas de la viga.
Además, de acuerdo con el teorema de reciprocidad de las tensiones cortantes, la presencia de
tensiones de cortadura en las secciones rectas exige la existencia de tensiones del mismo valor
en las secciones longitudinales de la viga (tensiones cortantes longitudinales o rasantes). El valor
y distribución de las tensiones cortantes viene definido por la ley de Colignón (figura 56)
Vy Mey
τy = Ecuación 27
bIz
donde τy es la tensión cortante a una distancia y del eje neutro, Vy el esfuerzo cortante en la
sección en la dirección y, Iz el momento de inercia de la sección respecto al eje z, b el ancho de la
sección a una distancia y del eje, Mey es el momento estático respecto al eje de flexión, de la parte
de sección comprendida entre y e y máxima.
A diferencia de las normales, las tensiones cortantes son nulas en los bordes superior e inferior
de la sección y máximas hacia el centro de la misma. En la figura 59 se dan las distribuciones de
la tensión cortante y sus valores máximos, para secciones rectangulares y en doble T. Destacar
que, en las secciones en doble T, las alas apenas contribuyen a soportar el cortante,
entendiéndose, de forma aproximada, que lo soporta exclusivamente el alma y que se reparte
uniformemente a lo largo de la misma.
Puesto que los cortantes y los flectores actúan simultáneamente en las distintas secciones,
habría que determinar en cada punto el efecto combinado de ambas tensiones, con el cálculo de
las correspondientes tensiones principales. Sin embargo, casi nunca es preciso este análisis por
una serie de razones:
Aunque se trata de un simple ejemplo numérico, del que no se pueden sacar conclusiones
generales, algunos cálculos sobre el ejemplo de la figura 60 pueden ayudar a precisar esta idea.
• Esfuerzo Cortante = 0
• Momento Flector = 4687500 Ncm
• Tensión cortante = 0
• Tensión normal máxima
Mz 4687500
σmax = = = 24163 N� 2 Ecuación 29
Wz 194 cm
Incluso considerando que las tensiones máximas, obtenidos en puntos distintos, (A para la
cortante máxima y C para la normal máxima) se diesen en el mismo punto, la tensión principal
máxima sería muy próxima a la calculada considerando únicamente los momentos flectores.
De acuerdo con esto, para dimensionar vigas a flexión, suele atenderse a los momentos
flectores, utilizando el cortante para comprobaciones posteriores. Una excepción importante la
constituyen las ménsulas cortas, en las que se dan circunstancias que modifican notablemente
los razonamientos anteriores:
En la mayoría de los casos, las tensiones normales debidas a los momentos flectores son mucho
mayores que las cortantes, por lo que la influencia de estas últimas es relativamente pequeña.
No obstante, en algunos casos, hay que tenerlas muy en cuenta por resultar decisivas en el
comportamiento de las vigas. A continuación se mencionan algunos casos en los que las
tensiones cortantes cobran especial importancia:
Las tensiones cortantes, que toman su mayor valor hacia el centro de la sección, (donde la viga
no suele estar armada), dan lugar a tensiones de tracción que pueden provocar roturas en el
hormigón. Para soportarlas se disponen barras inclinadas y estribos (-figura 62).
Las uniones deben soportar los esfuerzos rasantes debidos a las tensiones cortantes
longitudinales. Los elementos de unión se sitúan a lo largo de las secciones longitudinales, con
distancias y dimensiones tales que, los que se disponen en una longitud c de viga, sean capaces
de soportar el rasante que se origina en dicha longitud, que se calcula de acuerdo con las
expresiones de la figura 63.
Las tensiones cortantes, que son soportadas fundamentalmente por el alma, en vigas doble T
soldadas y vigas cajón, dan lugar a tensiones de compresión orientadas a 45° con el eje de la
viga, que pueden provocar pandeos locales si se rebasa la tensión crítica en estos elementos
(figura 64).
Las tensiones cortantes pueden dar lugar a efectos de torsión en algunas secciones, para
determinados estados de carga, aparentemente de solo flexión. Teniendo en cuenta la pequeña
resistencia y rigidez a torsión, de los perfiles abiertos de pared delgada, la presencia de esta
componente puede resultar muy peligrosa si no se toman las medidas adecuadas para evitarla
(figura 65).
Además de las tensiones normales y cortantes, los esfuerzos de flexión dan lugar a
deformaciones. Para que la viga cumpla con las exigencias de diseño, es necesario que tanto las
tensiones como las deformaciones se conserven por debajo de ciertos límites:
• Condición de resistencia
• Condición de deformación
Para determinar las deformaciones debidas a la flexión, se estudia la forma y posición final del
eje de la viga una vez deformada, (línea elástica), calculando los desplazamientos
experimentados por los distintos puntos. Normalmente, interesa el desplazamiento máximo,
que debe mantenerse por debajo de ciertos límites. Por ejemplo L/400; L/800; etc.
Los métodos para realizar este análisis se salen del alcance de este repaso, por lo que nos
limitamos a recordar las expresiones que permiten calcular el desplazamiento máximo en
algunos casos típicos (figura 66).
Además de la posible utilidad de estas fórmulas, destacar la gran influencia del tipo de apoyos o
conexiones en los extremos de las barras, (apoyos articulados o rígidos), sobre la resistencia y
rigidez de las mismas.
El comportamiento de una barra recta solicitada por cargas de compresión centrada, crecientes
hasta provocar el fallo, depende decisivamente de su esbeltez.
En barras poco esbeltas, el fallo se produce por aplastamiento, cuando la tensión de compresión
rebasa el límite elástico del material. La carga última, relativamente elevada, queda definida por
el área de la sección recta de la barra y el límite elástico del material.
P = Aσe Ecuación 37
Sin embargo, si la barra es esbelta, se observa que el fallo se produce bajo cargas menores, tanto
menores cuanto mayor sea la esbeltez, y de otra manera, no se produce el aplastamiento del
material sino que la barra se desvía lateralmente de su posición inicial fallando por flexión
(flexión lateral o pandeo). La capacidad de carga de la barra se ve muy reducida al aumentar la
esbeltez. En realidad, se trata de un problema de estabilidad más que de resistencia (figura 68).
Figura 68. En barras esbeltas solicitadas a compresión hay que considerar el posible pandeo
De acuerdo con la teoría de Euler, la carga máxima que puede soportar una barra esbelta de
forma estable, viene dada por la expresión:
π2 EI
Pc = Ecuación 38
L2p
donde Pc es la carga crítica de pandeo de Euler (Para cargas mayores la barra es inestable), E es el
módulo de elasticidad del material, I es el momento de inercia de la sección recta de la barra
respecto al eje alrededor del que se produce la flexión (Inicialmente, el mdi mínimo de la sección) y
Lp es la longitud de pandeo de la barra, magnitud que depende de su longitud real y las
condiciones de sustentación (figura 69).
• La carga crítica no depende del límite elástico del material, sino de su módulo de
elasticidad. En realidad, se trata de un problema de rigidez a flexión y no de
resistencia a compresión. Puesto que los aceros de alta resistencia tienen,
sensiblemente, el mismo módulo elástico que los aceros ordinarios, ambas calidades
ofrecen las mismas prestaciones ante situaciones de pandeo.
• En cuanto a la sección recta de la barra, más que la cantidad de material, definida por
el área de la misma, influye el cómo está distribuida con relación a los distintos ejes.
En general, interesan secciones en las que el momento de inercia mínimo, que es el
que determina la rigidez a flexión lateral, sea lo mayor posible. De acuerdo con esto,
los perfiles óptimos para trabajar a pandeo son los tubulares de distintas formas.
(figura 70).
• La capacidad de carga es inversamente proporcional al cuadrado de la longitud de la
barra.
Un parámetro que recoge las distintas variables que afectan a la estabilidad geométrica de la
barra es el que se conoce como esbeltez mecánica, o simplemente esbeltez, que viene dado por
la expresión:
Lpi
λi = Ecuación 39
ρi
La esbeltez depende del eje que se considere y, lógicamente, el pandeo se producirá respecto al
eje de esbeltez máxima (figura 72).
Para expresar la resistencia a pandeo, según Euler, también se puede utilizar la tensión crítica en
lugar de la carga:
π2 E Ecuación 40
σc =
λ2
donde λ es la esbeltez, σc la tensión crítica de pandeo F/L2 (Si se rebasa, la barra no es estable)
Esta expresión admite una representación gráfica (hipérbola de Euler), que se pude observar en
la figura 73:
Para esbelteces reducidas, la tensión puede tomar valores muy altos; incluso muy superiores al
límite elástico del material. Como entendemos que el fallo se presenta cuando se rebasa este
límite, no tiene mucho sentido esta zona de la curva, por lo que la teoría de Euler solo es
aplicable para valores de esbeltez superiores a un cierto límite, que depende del material. En
realidad, el valor propuesto por Euler es el de la tensión axial necesaria para flexar lateralmente
la barra; pero, si ésta es muy corta, se produce primero el fallo por aplastamiento.
El análisis del comportamiento a pandeo no solo debe aplicarse al estudio global de la barra, sino
que también hay que tenerlo muy en cuenta para el diseño de zonas de la estructura en las que
la presencia de compresiones sobre elementos esbeltos, pueda provocar fenómenos de
inestabilidad local (figura 74). Estas situaciones pueden darse, en muchos casos, en los nudos de
las estructuras, si no se realiza un diseño cuidadoso de los mismos.
En el cálculo de las propiedades resistentes de las secciones, a flexión y compresión, hay que
considerar la posibilidad de inestabilidades locales de sus paredes. Estos fenómenos pueden
reducir notablemente la capacidad de carga de la barra, que puede tenerse en cuenta utilizando
una sección reducida en lugar de la real. En el Eurocódigo se definen cuatro tipos de secciones:
Para la clasificación de la sección hay que tener en cuenta la relación largo/ancho de las distintas
paredes de la misma, el límite elástico del acero y las solicitaciones a las que va a estar sometida.
8. BIBLIOGRAFÍA
Apuntes de Elasticidad y Resistencia de Materiales. Miguel Ángel Castrillo. Universidad
de Oviedo
Documentación Curso de Ingeniero Europeo en Soldadura. Módulo 3. CESOL
Resistencia de Materiales. Willems – Eeasley – Rolf
Mecánica de materiales. Timoshenko – Gere
Resistencia de Materiales. Ortiz berrocal
M. Vázquez y E. López. Mecánica para ingenieros