Contenido Sociología de La Educación
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Contenido Sociología de La Educación
de la Educación!
Estimados alumnos: es un placer recibirlos e invitarlos para que en equipo profundicemos este
magnifico campo de la sociología de la educación; en la presente, compartiremos e
intercambiaremos experiencias que nos permitirán construir nuevos y fructíferos conocimientos.
La Sociología de la Educación nos permite la aplicación del método sociológico a las cosas o a los
hechos de la educación susceptibles, por la historia, de observación directa o indirecta, de esta forma
podemos volver a los hechos pasados, los cuales son presentados en su conexión estricta a
condiciones concretas de tiempo y lugar.
El estudio de dicha asignatura está distribuido en 4 unidades temáticas dentro de las cuales se les
asignarán actividades de aprendizaje que deberán enviar en el tiempo y forma, establecidos con
anterioridad.
Se espera que esta experiencia les sea muy enriquecedora y novedosa, ayudando a motivar su buen
desempeño como alumnos universitarios.
Objetivo
Construir con sus propias palabras un concepto de Sociología después del desarrollado del
tema.
Conceptos Fundamentales ¿Qué es la Sociología?
Experimento
Estudio de observación
Muestreo
Estudio de casos
Para establecer grupos de control y grupos experimentales hay dos técnicas, éstas
son:
Técnica de los pares igualados: por cada persona en el grupo experimental,
se busca otra persona semejante en todas las variables importantes (edad,
religión, educación etc.) y se le coloca en el grupo de control.
o Es caro
o Lleva mucho tiempo, no se pueden hacer experimentos que causen daño a
las personas.
o No se puede obligar a las personas a participar en el experimento.
o Cuando un sujeto sabe que está bajo observación, actúa de forma diferente
y el experimento puede fracasar.
Muestra al azar: se elige de tal manera que cada persona, en el universo que
se está estudiando, tenga una oportunidad igual de ser seleccionada en la
muestra.
Muestra auto elegida: está formada por voluntarios que quieren participar en
ella.
studio de Casos: es empleado por los sociólogos para dar una completa y detallada
de algunos fenómenos, sin limitar la recolección de los datos al interrogatorio o a la
entrevista de los sujetos. En general, el estudio de un solo caso no comprende una
hipótesis, muchas veces esta técnica es válida como fuente de hipótesis o como
ilustración de una generalización.
El ser humano tiene otras formas para tomar decisiones o idear comportamientos,
donde la racionalidad no parece el principal factor. Estas decisiones o
comportamientos, adjetivadas a veces como irracionales, en realidad esconden
frecuentemente aspectos de racionalidad limitada y otras veces, aspectos de
imitación social. Algunas conductas humanas parecen completamente irracionales
(desde la perspectiva de la maximización de la satisfacción a corto plazo), y muy
pocas son completamente racionales (en el sentido de maximizar la consecución de
un objetivo).
tuApellido_tuNombre_U1T1a1.ppt
Ejemplo:
López_Juan Antonio_U1T1a1.ppt
Importante: deben ingresar al Calendario para que sepan cuál será la fecha de
entrega de ésta y todas sus actividades de aprendizaje o trabajos.
Tema 2: Antecedentes de la Sociología
Objetivo
El hombre ha tenido como meta conseguir logros que han dado lugar al
conocimiento de lo desconocido. Cuando no conocían algo, se apoyaba en seres
superiores e intuiciones. La Sociología, a imitación de las Ciencias Naturales, trata
de aplicar métodos científicos al estudiar la conducta humana; este estudio científico
de la sociedad aparece en el Siglo XIX, aunque la reflexión sobre la naturaleza del
hombre y de la sociedad, tiene antecedentes en la Filosofía Clásica (“Los Diálogos
de Platón”), en el Renacimiento (“El Príncipe”, de Maquiavelo) y en la modernidad,
(“El espíritu de las leyes” de Montesquieu).
La palabra "intuición" viene del latín "intueri", que se traduce más o menos
como "mirar hacia dentro" o "contemplar". Tradicionalmente, y de forma vulgar, se
piensa que es así: que la percepción sensible ofrece un conocimiento intuitivo de la
realidad. De la misma forma se piensa que el entendimiento tiene una "intuición
intelectual" capaz de conocer la esencia de las cosas y sus diversas formas
mediante los conceptos.
En la Edad Moderna, el problema de la intuición ha sido estudiado por los
racionalistas, los empiristas, Kant y el criticismo y la fenomenología. No obstante lo
anterior, poco a poco ha ido derivando desde el campo de la especulación filosófica
al campo de la ciencia positiva, siendo considerado más bien un tema de
investigación psicológica y neurológica.
Fuera del ámbito institucional del Estado, autoridad puede suponer, en ocasiones,
algo distinto a la posibilidad de ejercer la fuerza para imponer las cosas o potestad.
La autoridad también la tiene alguien que, debido a su capacidad en un ámbito, por
sus conocimientos o dignidad, puede ejercer sobre otros una influencia a la hora de
tomar ciertas decisiones. En este sentido, muchos órganos consultivos tienen
mucha autoridad sobre la materia, objeto de las consultas.
La autoridad es interpretada por Max Weber, quien la entiende como “dominación”;
para él, es la probabilidad de encontrar obediencia dentro de un grupo determinado
para mandatos específicos. Afirma que, en el caso concreto, esta dominación
("autoridad"), en el sentido indicado, puede descansar en los más diversos motivos
de sumisión que se dan, por habituación o por arreglos afines. La obediencia es
esencial para que se ejerza la autoridad”. Habla de tres tipos de autoridad:
carismática, legal y tradicional.
Cada cargo o posición concreta tiene derechos inherentes que los titulares de la
misma adquieren por el rango o título de ésta. La autoridad, por lo tanto, se
relaciona directamente con la posición del titular dentro de la Organización y no
tiene nada que ver con la persona en forma individual. Cuando una posición de
autoridad es desocupada, la persona que ha dejado el cargo, entrega con él, la
autoridad que el mismo representa. La autoridad permanece con el cargo y con su
nuevo titular. Cuando se ejerce autoridad, se espera el cumplimiento intrínseco de
las órdenes emanadas del titular de la autoridad.
Por su parte, Sierra y Bravo (1984), la define como: “la inspección y estudio realizado por
el investigador, mediante el empleo de sus propios sentidos, con o sin ayuda de aparatos técnicos,
de las cosas o hechos de interés social, tal como son o tienen lugar espontáneamente”. Van Dalen
y Meyer (1981) consideran que “la observación juega un papel muy importante en toda
investigación porque le proporciona uno de sus elementos fundamentales, los hechos” .
Cuando decide emplearse como instrumento para recopilar datos hay que tomar en
cuenta algunas consideraciones de rigor. En primer lugar, como método para
recoger la información, debe planificarse a fin de reunir los requisitos de validez y
confiabilidad. Un segundo aspecto está referido a su condición hábil, sistemática y
poseedora de destrezas en el registro de datos, diferenciando los talantes
significativos de la situación y los que no tienen importancia.
Así también, se requiere habilidad para establecer las condiciones, de manera tal
que los hechos observables se realicen en la forma más natural posible y sin
influencia del investigador u otros factores de intervención.
Sociología Rural
Sociología Urbana
Sociología Política
Sociología del Trabajo
Sociología Rural: es la esencia de la Sociología General, es la interacción
entre los elementos no solo rurales o pueblerinos y sus diversas formas y
contrastes, sino la construcción de nuevos campos de estudio a partir de la
estrecha relación que tiene el campo con la ciudad, no olvidando que en la
academia se forman investigadores sociales, capaces de hacer análisis y
diagnósticos comunitarios que hacen de la sociología rural una carrera que
está en proceso de reconstrucción teórico-práctica, con paradigmas y
sustentos teóricos que son debatibles aún, pero que logrará su cometido de
integrarse a las ciencias sociales como la mejor opción para los nuevos
tiempos de la aldea global y sus procesos culturales en los que hoy vivimos.
La sociología rural se caracteriza por los campesinos, esta es la de los hombres o
mujeres que viven de esta estabilidad rural, se siembra en esta comunidad pero se
consume en la misma. En esta son muy tradicionalistas, ya que es como algo que
llena a la gente, la cual hace que se celebre cada tradición que se está dando.
Todos estos métodos y muchos más son utilizados con la finalidad de amplificar
temas de:
o Migración
o Demografía
o Economía
o Pobreza
o Relaciones interraciales
o Hospitales
o Escuelas
o Centros comerciales, etc.
Sociología Política: es la ciencia que tiene por objeto las actividades
humanas en cuanto que se encaminen a satisfacer las necesidades del
hombre. Dos acepciones principales podemos encontrar de la política,
algunos la consideran como “El arte de regir con eficacia los destinos de un
pueblo”. En este caso se entiende por política el conjunto de reglas prácticas
útiles para poder dirigir acertadamente el desenvolvimiento de una
colectividad. La otra acepción es la que la enfoca como la ciencia que
investiga los principios que debemos seguir como base para la dirección de
un conglomerado humano.
De todas maneras, cualquiera que sea su acepción exacta, nos indican ambas que
la política se refiere a la dirección o conducción de los pueblos, esta disciplina se
dirige a aquel especial aspecto humano en que los hombres se relacionan entre sí.
La política se dirige a las relaciones que se producen entre gobernantes y
gobernados.
La religiosidad imperante, hasta ese momento, se vio influenciada por los diversos
movimientos sociales. La mayoría de los filósofos que dieron origen a la Sociología
eran producto de una educación religiosa.
Acompañando estos cambios se ha dado una Cuarta Revolución: Revolución
Ideológica, que defiende la libertad de espíritu y un nuevo modo de hacer Ciencia
basado en el racionalismo. Las ideologías de esta Revolución Ideológica son:
La Urbanización
El Crecimiento de la Ciencia
En el siglo XX resulta, por tanto, mucho más difícil que en el siglo XIX separar el
conocimiento científico de la acción que de él se desprende. Esta estrecha
vinculación implica dos importantes consecuencias:
Por su misma rapidez y, aún más, por sus repercusiones técnicas, el florecimiento
de la ciencia no deja de suscitar ciertas aprensiones, a veces justificadas. En el
plano intelectual, la extensión desmesurada del campo de la ciencia, el tecnicismo
creciente de las teorías y de los descubrimientos y la especialización, cada vez más
estrecha de la mayoría de los investigadores, presentan el riesgo de crear una
incomprensión progresivamente más marcada entre los que participan en el
progreso y el resto de la humanidad que, al no poder apreciar el espíritu de aquél,
sólo juzga sus consecuencias materiales. Este divorcio se ve agravado además por
la aplicación inmediata que se hace de numerosos descubrimientos con fines
militares.
La evolución actual de la vida científica lleva consigo otro riesgo muy grave: la
necesaria coordinación de los trabajos de los investigadores, la indispensable
intervención del poder político en la distribución de los créditos concedidos presenta,
efectivamente, el peligro de reducir en forma considerable la libertad creadora de
los investigadores. Libertad que, limitada ya por las servidumbres del trabajo en
equipo, puede provocar igualmente un abandono relativo de las investigaciones
desinteresadas en provecho de trabajos inmediatamente rentables. Además, ciertos
dirigentes políticos pueden intentar imponer una orientación autoritaria, si no a los
mismos descubrimientos, al menos a la interpretación que de ellos se hace. Algunos
hechos relativamente recientes confirman la realidad de este peligro, aunque el
desarrollo de la cooperación científica internacional en el curso de los últimos años
ha mejorado notablemente la situación. Esta cooperación, directa y sincera, lleva a
los científicos de todo el mundo a considerarse, más allá de toda frontera política e
ideológica, como miembros de una misma comunidad, solidarios en la obra que
persiguen.
En primer lugar, el hecho de que esta actividad se multiplicara por 30, transformaba
completamente la posición de la ciencia en la sociedad. Por eso mismo, dejaba de
ser un factor social de acción lenta y débil para convertirse en un factor de acción
rápida y creciente. En consecuencia, su influencia desplazaba los equilibrios entre
otros varios factores sociales y este cambio tenía que repercutir a su vez en el
desarrollo de la propia ciencia.
Por ejemplo:
suApellido_suNombre_U1T2a1.doc
Ejemplo:
Una vez que concluya la actividad, envíe su información a la plataforma. Para ello,
presione el botón Agregar entrega, haga clic en la flecha azul, posteriormente haga
clic en examinar y localice el archivo en su computadora o memoria USB, presione
Subir este archivo, y por último presione guardar cambios.
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realización de ésta y todas sus actividades de aprendizaje o trabajos.
Grupos separados: Todos los participantes
Tema 3: Precursores de la Sociología de la Educación
Objetivo
La Ilustración
La Filosofía
La Ciencia del Siglo XVII. Es en este siglo cuando se consolida la revolución
científica que iniciara Galileo, especialmente por la obra de Newton que
unificaría en un solo sistema los descubrimientos de Kepler y Galileo.
Los vínculos entre ciencia, filosofía y religión, son aún muy marcados. La ciencia
está claramente impregnada de elementos filosóficos y religiosos. Esto, que es
evidente en Descartes, Kepler y Galileo (a través de loas ideas pitagóricas y
neoplatónicas) aparecerá más tarde también en Newton. Enrique More, en
Inglaterra, hablará de cierto “Espíritu de la Naturaleza” mediante el cual Dios mueve
al mundo y del espacio como presencia divina en el mundo. Estas ideas son
cercanas a la concepción de Newton sobre el tema. En efecto, la mayoría de los
científicos introducen en sus sistemas, creencias religiosas ya sea por convicción o
bien para liberarse de ataques eventuales. Y finalmente, la filosofía se inspira en la
ciencia, Hobbes transforma en ontología el mecanismo de Galileo, porque la
realidad será únicamente cuerpo en movimiento; Locke se inspirará en los
baconeanos como Boyle, y Hume, en Newton. Hacia fines del siglo XVII existen en
Europa cuatro tradiciones metodológicas:
Fuente: http://www.text2mindmap.com/
6. La Ilustración se caracteriza porque se preocupa más de las cuestiones o
asuntos del conocimiento que de los metafísicos. Nos encontramos ahora en
el siglo XVIII cuando las corrientes, producto del pensamiento de Francis
Bacon y René Descartes, dan origen a la Ilustración o Iluminismo. Sus
repercusiones son de tipo antropológico, social, económico y cultural.
Para Saint Simon (1760-1825) la sociedad debía mantenerse tal como estaba, sin
regresar a La Edad Media. Creó el positivismo, una corriente filosófica que sostenía
que el estudio de los fenómenos sociales debería emplear las mismas técnicas que
las Ciencias Naturales, abogó por la necesidad de aplicar reformas sociales
especialmente en el campo económico.
Charles de Montesquieu
través de la historia muchos monarcas han ostentado poder absoluto, sirve para
guardar el linaje real, a veces sobre la base de la supuesta divinidad. En el antiguo
Egipto, por ejemplo, el faraón era una deidad, al igual que algunos gobernantes
orientales (despotismo oriental). En otras civilizaciones, la dualidad de poderes
poder temporal y poder espiritual, hacía surgir un rey civil, como en el sumerio,
mientras que los templos eran controlados por una casta sacerdotal. La
incorporación de funciones religiosas a ese dirigente temporal, terminó produciendo
la figura de él en si.
El sistema imperial en China, desde la Dinastía Xia (siglo XXI a. C.) que siguió a los
míticos tres augustos y cinco emperadores primigenios, otorgaba al emperador, el
poder supremo bajo el Mandato del Cielo. Mucho más tarde, los kanatos mongoles,
sucesores de Gengis Khan, extendieron ese concepto de poder universal por toda
Asia.
Tras la inicial cultura del valle del Indo, las invasiones indoeuropeas o arias (un
concepto filológico de debatidas implicaciones históricas) impusieron la civilización
védica y formas de organización política y social de rasgos comparables a sus
correspondientes entre los pueblos indoeuropeos de Europa (griegos, latinos,
celtas, germanos). La mayoría de los estados de la antigua India, que se repartían
el norte del subcontinente hacia el siglo VII a. C., eran monarquías hereditarias
(Magadha, Kosala, Kuru, Gandhara y otras, hasta un número de dieciséis), aunque
el derecho al trono, sin importar la forma de acceso, era legitimado por genealogías
ficticias de orígenes divinos compuestas convenientemente por la casta sacerdotal
(brahmanes). El rey debía pertenecer a la casta chatría (de los guerreros).
El reino de Siam y el Imperio del Japón fueron los ejemplos más destacados de
monarquías de Extremo Oriente. La América precolombina contó con instituciones
similares a la monarquía, que según los distintos grados de desarrollo cultural,
consistía en jefaturas, como los cacicazgos antillanos o en verdaderos imperios de
rango continental, como el Tahuantinsuyo de los incas o el Imperio azteca, pasando
por entidades medias como los reinos mayas.
Veamos la siguiente fotografía sobre el descontento de la población contra
regímenes monárquicos:
Es necesario considerar que para Aristóteles los fines supremos de las formas de
gobierno deben ser:
De esto se advierte que si sólo somos libres entre iguales, no puede haber una clase
gobernante, deben gobernar todos por igual. Marx va más allá advirtiendo además
que: habiendo elementos (individuos y/o clases) económicamente diferentes, unos
intentan superponerse sobre otros, estando rota, bajo dicho supuesto, la relación
de igualdad de unos elementos para con los demás y por lo tanto la de libertad.
Por ejemplo:
Si el Jefe del Estado de una república es, al mismo tiempo, el Jefe del Gobierno, a
este tipo de República se dice que tiene un sistema de gobierno presidencial. Éste
es el caso de Estados Unidos y Chile.
No acepta el pecado original, insiste en la bondad natural del hombre. Sus ideas las
plasma en su famoso libro “El Emilio” donde expone su teoría sobre el naturalismo
pedagógico.-Otra de sus grandes obras es “El Contrato social” en donde expone
que los hombres desde el estado de la naturaleza hacen un contrato tácito que es
el origen de la sociedad y el Estado.
Según Rousseau, existe una voluntad general y una voluntad de todos; la voluntad
general se convierte en la voluntad del Estado y es ésta la que domina; éste es el
principio de la Democracia y del Sufragio Universal.
Augusto Comte
Comte (1798-1857) fue el primero que utilizó el término Sociología, sostenía que el
estudio de la misma debía ser científico. Su pensamiento es una reacción contra la
Revolución Francesa y la Ilustración, se oponía a la anarquía; régimen social en el
cual el individuo se halla emancipado de toda tutela gubernamental, hace lo que
quiere, hay una ausencia de autoridad.
Expresa además que hay una ley de los tres estados, los que a continuación les
presentamos:
Emilie Durkheim
Emilie Durkheim, opinaba que los desórdenes sociales no constituían una parte
necesaria en el mundo moderno, los cuales podían solucionarse mediante las
reformas sociales, por lo tanto, no participaba de las ideas de Marx. En sus obras
exponía que la Sociología era el estudio de los hechos sociales que él llamaba
fuerzas sociales, externas a las personas; distinguía dos tipos de hechos sociales:
tuApellido_tuNombre_U1T3a1
Ejemplo:
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UNIDAD 2:EDUCACIÓN Y SOCIEDAD
Cualquier actividad humana cumple con una o varias funciones en el seno del grupo,
de la cultura o de la sociedad en la que se desarrolla, sea cual sea su naturaleza
(trabajo, ocio, diversión, contemplación), el fin para la que se realiza (alimentación,
producción, protección, salvación), los medios que se utilizan para llevarla a cabo
(violencia, esfuerzo, sacrificio, persuasión, dominación, educación, sumisión), los
actores que participan como agentes activos o pasivos (líderes, maestros, obreros,
esclavos, hombres, mujeres, ancianos, médicos, sacerdotes) o las explicaciones
que las justifiquen(científicas, económicas, étnicas, políticas, míticas o religiosas).
Función social que cumple la escuela en sus diferentes roles sociales
Imágenes por: Grupo Vicini, Pontificia Universidad Católica de Chile (wikimedia)
y Toni,350.org (flickr)
Veamos con algo más de detalle y con el trasfondo histórico que les define, cuáles
son algunas de esas funciones:
Como se ha dicho, en los Siglos XV y XVI se empieza a tejer y a diseñar una nueva
forma de organización sociopolítica, centralizada y burocratizada en lo social, en lo
administrativo y en lo político, como consecuencia de toda una serie de factores que
confluyen en los inicios de la formación de los Estados Nacionales. Los nuevos
modelos de organización que adoptan, van tomando cuerpo a partir de referentes
filosóficos, políticos y económicos, cada vez mas secularizados y distanciados de
los modos de organización propios del régimen feudal, legitimados por la Iglesia, la
Católica o la Protestante.
La nación, como nueva forma de organización política, con base territorial y que
aspira a una misma identidad común de cultura para los ciudadanos que la
conforman, una misma lengua, una misma constitución, una misma historia, con los
mismos antepasados, leyes iguales para todos, etc.…facilitó y potenció la
expansión del sistema educativo y la consolidación de su proceso de
institucionalización. A su vez, la expansión del sistema contribuyó, y sigue
contribuyendo todavía hoy, de manera decisiva, a la construcción y al
mantenimiento de de la nación y de las identidades de base nacional o
nacionalistas.
Durante toda la Edad Media europea, casi todo el mundo aprendía a trabajar dentro
de la misma unidad familiar, o bien, trabajando al lado de los maestros y de los
oficiales del gremio. Solamente una minoría de la población, los futuros
eclesiásticos, abogados u otros profesionales liberales, se formaban fuera de la
comunidad, en instituciones especializadas como los conventos o las nacientes
universidades. En la sociedad industrial, la familia deja de ejercer sus funciones
productivas y el aprendizaje se desplaza a la escuela. En este punto, se inicia la
separación entre educación y trabajo, que, con diversas variantes, perdura hasta
nuestros días.
Analizaremos ambas funciones por separado, si bien los espacios sociales en los
que se insertan, economía, trabajo, estructura social, impiden una separación nítida
de sus efectos. La relación entre escuela y trabajo ha sido abordada desde la
Sociología como parte del todo social, aunque significando el mayor peso de una u
otra en la estructura social, según la perspectiva teórica o metodológica adoptada.
Ahora bien, dichas perspectivas suelen estar marcadas por acentos, bien
demasiado optimistas y voluntaristas, bien demasiado deterministas y
simplificadores de la dinámica y el funcionamiento institucional, como si la escuela
fuera un sofisticado y perfecto mecanismo de relojería que cumple minuciosa y
rigurosamente sus funciones.
Sobre esta cuestión, los distintos actores sociales (padres, partidos políticos,
empresarios, sindicatos, etc.) suelen mantener un generalizado consenso: sobre el
sistema educativo debe recaer la responsabilidad de formar los futuros ciudadanos
trabajadores. Los usuarios de la escuela, los jóvenes y sus padres, cuando tienen
que tomar decisiones sobre su utilidad, años de escolarización, tipos de estudio,
tipos de centros, lo hacen esencialmente con la vista puesta en el horizonte
profesional; esto es, en el tránsito a la vida activa y en las oportunidades que se
tendrán como trabajador o profesional.
También los contribuyentes, que mantienen con sus impuestos los altísimos costos
de la educación obligatoria y gratuita, están convencidos de que sus impuestos se
deben invertir para formar ciudadanos trabajadores que asuman, con todas las
competencias necesarias, los requerimientos y las exigencias de puestos de trabajo
cada vez mas cualificados. En realidad, asumen con resignación: ¿qué mejor
inversión que la que, formando a los más capacitados, se emplea para generar
mayor riqueza y progreso para el conjunto de la sociedad? En definitiva, se parte de
un razonamiento relativamente simple, cuya premisa principal establece que cuanta
mayor riqueza en circulación haya en un país, más beneficios derivados de la
misma, podrán obtener todos los ciudadanos.
Dicho de otra manera y simplificado, cuanto más rico es un país más se consume y
más impuestos se recaudan, lo que permite al Estado reinvertir en más y mejor
educación, sanidad, vivienda, bienestar social, etc. Los empresarios y los poderes
públicos en general, suponen que los distintos sectores productivos, y sus
correspondientes puestos de trabajo, requieren ser ocupados y atendidos por las
personas más y mejor capacitadas. Éstas, en teoría toda la población escolar,
necesitan una preparación y unos conocimientos y aptitudes mínimos y generales.
Cada puesto de trabajo requerirá y exigirá, además, otra serie de saberes y
capacidades especiales, para quienes los ocupen en su momento.
Concepto de Función
En todos los pueblos, por más incultos que sean, se observa cierta forma de
transmisión de cultura y por lo general esta función corre a cargo del clan, la familia
o el que ejerce la función religiosa o mágica. El contenido de lo que va pasando de
una generación a otra, es casi siempre folklore, mitología, historia, trabajo o
actividades manuales, formas de conducirse, usos y costumbres.
La educación, como una función especial, surge hasta que aparece la escritura y la
aritmética y con el conocimiento de la agricultura, la metalurgia y el comercio, sobre
todo en las civilizaciones más antiguas como Egipto, Babilonia, Asiria, Persia, India,
China, Grecia, Roma. En estas culturas tenían sistemas formales de enseñanza,
pero sólo para la clase privilegiada; la formación se confiaba a grupos familiares,
religiosos, políticos o económicos.
El hecho educativo es aquel que está relacionado con la educación (escuela, textos,
docentes, reglas, preceptos, etc.) Existe una variedad de hechos educativos, los
que, para su estudio se clasifican así:
John Dewey dice que por eso la sociedad humana está "siempre empezando de
nuevo, siempre en proceso de renovación y solo por causa de este proceso perdura"
(Sociología de la Educación, Fernando de Azevedo, Décima Primera Edición, 1987,
pag.85).
Hay una naturaleza biológica social del hecho educativo, pues todo hecho educativo
puede apreciarse desde estos dos puntos de vista:
suApellido_suNombre_U2T1a1
Ejemplo:
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Objetivo
Si la escuela fuese realmente neutra, habría que concluir, como lo hizo y sigue
haciendo cierta psicología, que los niños y niñas de las clases populares (clase
trabajadora y pequeña burguesía) son poco menos que inteligentes. Sin embargo,
numerosas experiencias y estudios muestran que eso no es así; quizá uno de los
ejemplos más flagrantes, dentro de la Sociología de la Educación, del tipo de sesgos
culturales a que nos somete la escuela, sea la controversia que con respecto a los
mecanismos de expresión lingüística podría establecerse entre Bernstein y Labov.
Para el primero, simplificando mucho, la clase trabajadora utiliza preferentemente
lo que él llama “Código Lingüístico Restringido”. Este código se caracteriza por una
pobreza excesiva que dificulta, cuando no impide, a quienes lo practican, el éxito
escolar, el cual exige mayor riqueza expresiva de modo que se puedan captar las
sutilezas del pensamiento abstracto.
Con este ejemplo ya tenemos las tres líneas que nos permiten pensar en el mapa
de las clases sociales:
La propiedad
El conocimiento
La autoridad
Son dos los enfoques fundamentales sobre las clases sociales hoy en día:
Hay minorías étnicas que son capaces de conectar con algún rasgo básico de la
escuela, como lo pueden ser la frugalidad o el sacrificio; este sería el caso de la
minoría asiática en Estados Unidos, cuyo intenso espíritu de abnegación, promueve
el desempeño escolar. Otros ejemplos son los que proceden de la obra de Bernard
Lahire; aquí se muestra cómo los niños de padres con escasísima o nula
escolaridad pueden encontrar, en esa carencia de sus familias, un fuerte estimulo
escolar. Hay niños cuyos progresos escolares son altamente valorados por sus
padres, porque son aquéllos quienes están en condiciones de bregar con la
información escrita que llega a los hogares o de contribuir a llevar las cuentas de la
casa.
Las dos primeras escuelas son consideradas de clase obrera porque la mayoría de
los padres desempeñan trabajos no cualificados o semicualificados. La tercera
escuela, es de clase media, aquí los padres desempeñan trabajos semicualificados
bien remunerados, también hay muchas personas que ejercen empleos típicos de
clase media (maestros, trabajadores sociales, contables,..) La cuarta escuela, es
una escuela de profesionales de élite, dado que la mayoría de los padres son
doctores especialistas, ejecutivos de televisión o de la publicidad, diseñadores, etc.
La última escuela es una escuela ejecutiva de élite (sobre todo vicepresidentes de
grandes empresas.
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realización de esta y todas sus actividades de aprendizaje o trabajos
UNIDAD 3: LA ESCUELA COMO ENTIDAD SOCIAL ORGANIZADA
Objetivo
Este cambio, aún no asimilado, explica por qué, pese a tener el mejor sistema
educativo, prevalece en los profesores, con mayores niveles de preparación, y unas
dotaciones financieras y materiales impensables hasta hace muy poco tiempo, un
sentimiento de crisis, la idea general de que hay que reforzar la calidad del sistema
e incluso un generalizado desconcierto entre los profesores y los padres de los
alumnos al constatar que la enseñanza ya no es lo que era, queriendo aplicar a la
nueva situación de enseñanza general, los parámetros y valores de la situación
previa, en la que sólo una minoría tenía acceso a la enseñanza, y el sistema
selectivo de exclusión expulsaba cada año a los niños que planteaban cualquier tipo
de problema en lo referente al dominio de las materias de enseñanza o a causa
de su comportamiento en el centro.
La aceleración del cambio social hace que, cada vez más, un número creciente de
individuos experimente un fuerte desconcierto al descubrir que las cosas ya no
funcionan como antes, que las realidades conocidas han sido barridas y sustituidas
por otras, en las que no saben muy bien cómo desenvolverse. Y esto sin ninguna
posibilidad de retorno al antiguo paisaje social que dominaban y conocían. Este
desconcierto es un sentimiento que afecta hoy a muchos de nuestros profesores,
cuando comparan lo que era la enseñanza hace unos años y el paisaje cotidiano
que ofrecen hoy los centros en los que trabajan. La enseñanza se ha convertido en
algo distinto y nuestra sociedad aún no ha asimilado la nueva situación de nuestro
sistema educativo.
Sin embargo, las reformas de la educación, tras ese éxito sin precedentes, se
enfrentan a un momento de desencanto, en el que, paradójicamente, la sociedad
parece que ha dejado de creer en la educación como promesa de un futuro mejor,
y los profesores enfrentan su profesión con unas actitudes de abstencionismo y
dimisionismo que han ido creciendo, paralelas al deterioro de su imagen social.
Muchos de ellos contemplan las reformas con escepticismo. Sin embargo, las
actitudes de los profesores y de la sociedad son básicas para hacer realidad las
reformas que se proyectan. En la actitud de los profesores hacia las reformas y en
el apoyo de la sociedad, está la clave para construir una educación de calidad.
Para empezar, veremos un video que explica el rol que el educador debe tener en
la actualidad, como transmisor no solo de conocimientos y estrategias de
enseñanza, sino como orientador, conductor y guía de sus estudiantes en la
búsqueda de nuevos derroteros en su vida personal y profesional, para evitar así
los problemas y conflictos generados por ésta y el cambio social:
Tal como hemos visto en los países de nuestro entorno, el problema aún no ha
hecho sino empezar: el continuo avance de las ciencias y la necesidad de incorporar
nuevos contenidos de enseñanza, junto con la necesidad de adaptarse a los nuevos
problemas de una sociedad marcada por la aceleración del cambio social, imponen
una dinámica de renovación permanente, en la que los profesores tendrán que
aceptar profundos cambios en la concepción y el desarrollo de su profesión. Es
necesario romper el círculo vicioso de un sistema de enseñanza que, al responder
con lentitud ante los cambios, recibe continuamente la crítica de la sociedad
acusándole de no responder a las nuevas exigencias sociales; ya que cuando
nuestro sistema de enseñanza se pone en marcha y elabora unas respuestas, la
sociedad ha vuelto a cambiar, las expectativas y los problemas son distintos, y, de
nuevo, la sociedad vuelve a criticar al sistema educativo por no responder a las
exigencias sociales.
Al menos, podemos enumerar doce indicadores básicos en los que se resume los
principales cambios de la educación, en los últimos veinte años. Los nueve primeros se
refieren, fundamentalmente, a la creación de nuevas concepciones sociales sobre
la educación, tienen una fuerte incidencia en la vida de las instituciones educativas
y hacen referencia al contexto social en el que se ejerce la función docente. Los tres
últimos se refieren a variaciones registradas en el interior del clima de clase, ya que
éste es altamente permeable a las influencias exteriores.
Estos indicadores nos permiten identificar los problemas que requieren la
intervención de la administración, sobre todo en los programas de formación de
profesorado, para intentar reducir los efectos negativos que se proyectan sobre el
sistema educativo.
Hay que comenzar a decirle a nuestra sociedad que debemos reconsiderar los
juicios que estamos haciendo sobre el trabajo de nuestros profesores y sobre el
sistema de enseñanza en su conjunto. No podemos seguir aceptando el supuesto
de que nuestro sistema de enseñanza va a mejorar, desde los niveles que
actualmente ha alcanzado, sobre la base de una crítica generalizada que, poniendo
a los profesores bajo sospecha, no hace sino fomentar su desmoralización.
Frente a una sociedad que critica de forma global el sistema educativo y el trabajo
de los profesores, debemos comenzar a decirle en voz alta que son ellos los que
nos mantienen en el ámbito de la civilización y la democracia. Desde las zonas
rurales más apartadas a los barrios más conflictivos, son nuestros profesores el
entramado más sólido y extendido para la cohesión y la regeneración de nuestro
tejido social. Debemos exigir a nuestra sociedad que les apoye antes de que la
posibilidad de que nuestro sistema educativo empiece a retroceder se configure
como un hecho inevitable.
a sociedad
En toda sociedad tiene lugar este proceso social de producción de las identidades
de los individuos o de la subjetividad, del que forman parte central los sistemas
educativos; con el proceso de socialización, se evita que cada generación tenga
que recrearlo todo a partir de cero; y por parte de la sociedad, se hace posible su
continuidad y su funcionamiento. La sociedad incorpora a los nuevos individuos
haciendo posible su dinámica y su existencia, responde pues, a la necesidad que
tiene la sociedad de reproducirse, cosa que no se realiza de manera perfecta o
mecánica. Las sociedades tienen crisis que exigen cambios, resulta importante
socializar a los individuos en la capacidad de analizar los cambios y de dar
respuestas creativas a los mismos.
La familia
La familia es una institución de formas muy variables según las culturas, las épocas
y los contextos sociales; esta variabilidad cada día más importante, debe
considerarse para aproximarnos a la socialización familiar. La educación
institucionalizada tiende a asimilar cuanto conocimiento sea provechoso y actual
para la formación de las nuevas generaciones, que en muchas ocasiones es
rechazada o cuestionada por la generación anterior. Es imposible que se transmitan
conocimientos de una generación a otra sin los nuevos descubrimientos o la
rectificación de teorías, puesto que el conocimiento no es inmutable. La educación
debe presentarse entonces, como parte de la cultura presente y transmisora de
nuevos conocimientos.
La escuela
Este enfoque comunicativo nos permite reforzar la idea de una socialización que
parcialmente se desarrolla “sin agentes”, por la fuerza de los contextos, y nos
permite comprender la capacidad socializadora de nuestros medios de
comunicación de masas, en la medida en que nos ponen en contacto con los
significados centrales de nuestra sociedad o de un grupo de ella. Por otra parte, su
crecimiento y expansión en la sociedad actual, ha sido de tal magnitud que han
llegado a ser un elemento fundamental en la dinámica social, hasta el punto de
configurarse como un paisaje de fondo de la vida moderna.
El desarrollo de los medios de comunicación, al tiempo que supone un profundo
cambio en la dinámica social y en la vida de las personas, plantea una situación
nueva a la escuela, al menos en dos aspectos:
Nos encontramos aquí con las dos posiciones (Vázquez Freire, M.,2000) respecto
al debate social sobre los medios:
Por un lado, los más apocalípticos, con una postura de rechazo total, que se
niegan a que la escuela se abra a ellos. Apoyándose en la visión pesimista
sobre los medios, de autores como Popper, Bourdieu, Sartori y Neil
Postmann, consideran que existe una contradicción esencial entre la cultura
humanista tradicional, en la que se ha venido fundamentando nuestra
civilización y que da sentido a la escuela, y la nueva cultura de la imagen.
Según esta argumentación, la discontinuidad y la fragmentación, el
predominio de la persuasión emocional sobre la fundamentación racional y
el sometimiento de cualquier contenido a la lógica del espectáculo y el
entretenimiento, características propias de la comunicación audiovisual,
imponen una epistemología absurda que contradice la esencia misma de la
construida en torno a la cultura de la palabra y el libro impreso.
La “tecnópolis” acabara así convirtiéndose en una tecnocracia totalitaria en
la que todos los problemas son reducidos a cuestiones de simple eficiencia
técnica, mientras se excluye cualquier tipo de debate sobre los fines y la
elección moral. Por ello, se oponen a que los medios entren en el currículo
escolar, que debe construirse desde la tradición de la escritura.
Entre una y otra, caben posturas mas matizadas, no tiene sentido ignorarlas. Pero
la escuela no debe renunciar a la función educadora que le da sentido, debe abrirse
a ellos porque son una parte más y nueva de la sociedad. Debe, por tanto,
convertirlos en parte de su currículo y debe enseñar a conocer su naturaleza y sus
características, tanto técnicas como culturales y sociales, así como ayudar a
resolver la cuestión de cómo usarlos de manera útil y positiva. Es fundamental
enseñar la lectura critica de los mensajes de los medios como parte de la función
de construir la capacidad intelectual y la autonomía personal de los individuos, pero
también de instruir en el manejo y uso de los mismos.
Del Val (2000), planteando las relaciones entre escuela y televisión, realiza un
análisis muy interesante de las características del funcionamiento intelectual de la
televisión y sus diferencias con el funcionamiento de la escuela, es decir, el uso y
desarrollo del pensamiento crítico. Afirma que la lógica del instrumento y su uso
social al servicio de intereses políticos y económicos, favorece su utilización alejada
del desarrollo del pensamiento racional, por las siguientes razones:
Del Val propone como conclusión que la respuesta de la escuela ante el desafío de
los medios, sea la de reforzar sus misiones especificas como la de enseñar a pensar
de manera critica y a favorecer la autonomía de las personas. Debe ocuparse de la
tele y enseñar la lectura crítica y a comprenderla como una parte más del mundo
social. Así, las personas se volverían más exigentes ante la televisión y
demandarían más calidad, menos simplismo, y no permitirían que se reduzca a lo
simple y al juego de los impulsos humanos más bajos, es decir, a aprovecharse de
la tendencia al hedonismo así como de la ignorancia de las personas. Pero,
podemos ir mas allá, y precisamente apoyándonos en el análisis de la naturaleza
del nuevo fenómeno mediático, deben abrirse caminos para su uso educativo.
Permitir acceder a sus posibilidades de ocio, de creatividad y desarrollo estético,
y aprovechar sus capacidades de comunicación expresivas como nuevo lenguaje
y nuevas posibilidades técnicas.
El grupo de iguales
Como dice Harris, J.R. (1999: 193) los humanos jóvenes sienten una profunda
inclinación hacia los otros de su “clase”, y esta se define, en primer lugar, por la
edad, como los primates, que en cuanto pueden, dejan a sus madres para ir a jugar
con los de su edad. Les resulta más divertido jugar con otra joven criatura que ser
entretenidos por un adulto.
Las madres no pueden actuar como sustitutas de los compañeros, pero estos sí
pueden actuar como sustitutos de las madres, como muestran las observaciones de
Anna Freud sobre niños huérfanos criados en campos de concentración nazis, en
los que, entre otras cosas, a la hora de las comidas, dársela al vecino era tan
importante como comer uno mismo; lo cual demuestra la capacidad adquirida por
estos niños, de responder a las necesidades que descubrían en los demás. Pero
influye la edad en la que se quedan huérfanos: si se han quedado huérfanos, antes
de los cuatro años, hay problemas (incapacidad para relaciones estrechas y
profundas) Si ha sido después, pueden desarrollar habilidades sociales normales.
El grupo de iguales posee una gran capacidad para formar las conductas de sus
miembros. Como dice Harris (op.cit.:213) “solo hay un modo de conseguir que un
preescolar aprenda a degustar un alimento que rechaza: sentarlo en una mesa con un grupo
de niños a los que sí les guste y servírselos a todos. Los modelos preferidos de los
preescolares son los otros niños. A la edad de tres o cuatro años ya han empezado a amoldar
su propia conducta a la de sus compañeros de párvulos y, lo que es mas importante, han
comenzado a trasladar esa conducta desde la escuela a casa”.
Harris plantea una teoría de la socialización grupal; según ella, lo primero que los
niños han de hacer es resolver qué tipo de persona son, a qué categoría social
pertenecen. Después han de aprender a conducirse como los otros miembros de su
categoría social, la edad y el sexo son las únicas categorías que importan es ese
momento. Los grupos de niños aprenden por la regla de la mayoría: lo que hace la
mayoría se vuelve la norma común, no cabe la diferencia, la originalidad, aquel que
llega a un grupo con una conducta diferente es el que debe cambiarla. Los niños
sacan sus ideas sobre cómo comportarse mediante la identificación con un grupo y
la adopción de sus actitudes, comportamientos, formas de hablar, estilos de vestirse
y modos de adornarse. La mayoría lo hace automáticamente y de manera
espontánea: quieren ser como sus compañeros. En el caso de que se les ocurran
ideas diferentes sus compañeros están prestos a recordarles el peaje que se paga
por ser distintos. La risa es la alarma favorita del grupo y se usa en todo el mundo
para mantener a raya a los inconformistas.
No obstante, sí es cierto que la interacción con el grupo es una ocasión para los
sujetos de funcionar y construirse con referencias diferentes o al menos más lejos
del control directo de los adultos, y, por tanto, una fuente de autoafirmación
importante, como también reconoce Parsons. El grupo de iguales tendrá también
que ver con la formación de la identidad; es hacia la mitad de una infancia, cuando
los niños aprenden cosas sobre sí mismos: lo fuertes que son, lo guapos que son,
lo rápidos que son, lo inteligentes que son, el modo de hacerlo es comparándose a
sí mismos con aquellos con quienes comparten una categoría social, los otros, que
son como “yo” en el grupo. No obstante, parece lógico pensar que los criterios,
dominantes en el grupo, tendrán relación con la subcultura social a la que se
pertenece, y que en el grupo que se forma en una urbanización de clase acomodada
(si el encierro televisivo lo permite) se tendrá unos referentes distintos a los del
grupo que funciona en un barrio marginal.
Sistema de enseñanza
Luego se aplica la división del trabajo en la educación, ya que los que enseñan,
maestros, profesores o docentes, se especializan en determinado nivel, disciplina o
asignatura. La historia nos ilustra en cuanto a esta división del trabajo de la
enseñanza; primeramente encontramos a los sacerdotes, brujos, magos, frailes,
hasta llegar al concepto actual de docente, educador, maestro, profesor o facilitador.
Esto es lo que forma lo que se llama el grupo profesional pedagógico dedicado
exclusivamente al trabajo de la educación. La función de este grupo profesional es
la de producir o crear, juzgar o criticar, y transmitir la enseñanza y los valores
espirituales de una sociedad.
El educar es una profesión como cualquier otra, una ocupación que exige
responsabilidades y otorga derechos; además el educador ocupa un puesto activo
en el proceso pedagógico. En la actualidad, no es el maestro tradicional el que
orienta, guía y ordena las actividades y los intereses del educando. Esta actividad
pedagógica se ha convertido en una profesión, en una disciplina que cada día
requiere profesionales especializados; hoy en día, la labor docente es
indispensable en nuestra cultura y aunque aún no ha sido bien entendida y los
adelantos de la educación no son disfrutados por los docentes, la carrera magisterial
no va a la par con la de otros profesionales y, en todas partes del mundo, el docente
es el profesional que recibe menos incentivos económicos.
Eso hace que el docente, en muchas ocasiones, emigre a otros campos, frustrado
por la subestimación de su carrera. Agregamos que así como la escuela debe
cumplir funciones vigentes, según la época y la cultura, el educador debe hacerlo
también. No importa el tiempo que sea, el educador tiene que adecuar al estudiante
al mundo de conocimientos, destrezas, usos y valores en que ha nacido (proceso
de socialización y culturización) luego vienen las tareas específicas de acuerdo a
las innovaciones de la cultura.
La figura del educador ha estado, desde hace mucho tiempo, en el centro del
quehacer pedagógico, ya que se le considera el principal eje o motor del proceso
educativo, el concepto de educador incluye a los padres de familia quienes son los
primeros que deben atender la educación familiar. Sin temor a equivocarnos,
creemos que muchos padres de familia no aprobarían este papel porque no están
preparados para ello. De esta incapacidad, muy visible en América, se deduce el
por qué la familia ubica al niño en la escuela, con la esperanza de que la
escuela realice lo que ellos no pudieron lograr; en los países menos desarrollados
de América Latina, esta situación se agrava con los altos índices de analfabetismo
que impiden a la población adulta colaborar con la educación de sus hijos, y, peor
aún, concientizarse de lo que significa educarse.
Los grupos secundarios son los organizados como los medios de comunicación, el
grupo de iguales y el sistema de enseñanza: Veamos!
Tema 2: La educación sistemática
Objetivo
Se recurre a ella porque puede proporcionar todas las bendiciones y todos lo dones, o se la increpa
porque no hizo lo que le correspondía hacer, ni lo hace, o porque quedó demasiado atrasada, o
porque se conformó con mirarse a sí misma y aislarse, descomprometida en relación con su sociedad
y con su tiempo. En direcciones contradictorias, se ha dicho y se dice tanto, que termina por no
resultar fácil asumir la educación, ubicarse objetivamente frente a ella y relacionar su acción y sus
resultados a los que espera y requiere la gente en circunstancias particularmente graves, como la
que viven en la actualidad. En todos los casos, la educación resulta el centro de las preocupaciones
generales y el pivote inevitable de la esperanza y los nuevos horizontes.
Como futuros innovadores pedagogos de nuestro país, empecemos por dimensionarla; no se trata
sólo de pensarla en relación con lo que ocurre de educativo en las escuelas y universidades, con ser
tan importante indiscutiblemente, básico y determinante, de ulteriores avances hacia niveles más
altos y en territorios más abiertos.
Hay otro campo de acción, vasto y creciente y de eficacia ratificada y ampliada con el progreso
tecnológico, en el que se dan nuevos protagonismos y con el que se ganan más beneficiarios, más
oportunidades y más espacios para la información, la trasferencia de conocimientos, la motivación
del pensamiento y la reflexión inteligente, para la puesta en marcha de las responsabilidades
individuales y sociales. Se trata de objetivos de la educación que se alcanzan, regularmente, sin
técnicas ni intencionalidad pedagógica, por vías no convencionales, a través de lo que se denomina
educación no formal y que tiene una gran significación, con presencia cada vez mayor y un
reconocimiento que crece en la sociedad y en los estratos políticos.
Los contenidos de la educación y los mensajes culturales de las instituciones educativas han
expresado regularmente el tiempo histórico y el contexto social de comunidades que consideraban
necesario y válido el hecho educativo. No ocurrían en la estratósfera, ni eran atemporales,
respondieron siempre a una concreta coordenada de espacio y tiempo, al margen de quiénes y
cuántos fueran los beneficiarios de los servicios educativos.
Qué conocimientos han de trasmitirse e incorporarse durante la experiencia escolar, cuáles y cuántos
en cada nivel del sistema. Para qué etapas del educando, con qué recursos tecnológicos y humanos
para la constante actualización de los profesores, con la escuela como está o con otro tipo de
servicios, dentro y fuera de los ámbitos convencionales, con el objeto de ampliar los horizontes
cognoscitivos y posibilitar la puesta al día, unidas acaso las instituciones de educación formal con
formas y alternativas de educación permanente. Estos y muchos más son problemas que han de
asumirse frente a estructuras educativas en crisis y que se ven en mora y hasta superadas, por
vertiginosos y abrumadores avances que se verifican extramuros de escuelas y universidades.
Lo paradójico es que se trata de acciones y de servicios que, justamente, han sido creados y son
sostenidos para atender necesidades y expectativas de la sociedad y, en consecuencia, debieran
servirla eficazmente. Y la eficacia tiene que ver con idoneidades profesionales y con contenidos de
aprendizaje que se correspondan con la realidad, nunca tan dinámica como la actual y, a la vez, tan
compleja y desconcertante, con sus múltiples facetas, sus deslumbrantes progresos, sus fabulosas
promesas y sus apabullantes riesgos y asechanzas. Todo en grandes dimensiones y con perfiles
gruesos, hasta dramáticos, mientras la escuela y las instituciones de la educación aparecen aliadas
a conocimientos que envejecen con demasiada rapidez y a estilos y demandas con vigencia
disminuida, reclamantes de nuevos modos y de mensajes distintos.
Lo que hasta hace pocos años era apenas sensación, acaso mera sospecha, el atisbo de una
necesidad de estremecimiento y renovación, hoy es categórica e irreversiblemente la convicción,
firme y lúcida de que las instituciones educativas requieren trasformaciones de fondo, cambios
abarcativos, profundos y perentorios. Porque ya no alcanza con retoques ni con cosmética de
superficie, tampoco con reformas para este sector del sistema o para aquel otro. De lo que se trata
es de mutaciones estructurales y en el universo completo del mundo educativo, que inicia a las
escuelas y las universidades, y también al conjunto de acciones y propuestas de la educación no
formal.
De un modo u otro, han de darse y desarrollarse políticas, legislaciones e iniciativas sociales que
actúen en alianza, explícita o implícita, y que impliquen el propósito político y comunitario de educar
a todos en relación con los tiempos que se viven, con sus realidades y con sus proyecciones. Las
dirigencias y las sociedades deberán tener siempre bien claro el qué y el para qué de la educación
de hoy y del futuro.
No es original en nuestro país, y tampoco en otras latitudes del mundo, que se hable de reformas
educativas y, además, que se intenten y se lleven adelante modificaciones e innovaciones en los
sistemas de trabajo y en el plano metodológico y, que se alterne, con añadidos por lo general, los
contenidos de la enseñanza.
Lo común y lo más expedito es que, frente a la constante aparición de temas nuevos, se recurra al
fácil recurso de ampliar los programas de estudio y agregar materias a las que integran los planes
en vigencia. Como que lo nuevo se yuxtapone a lo que ya estaba instituido, no siempre con
organicidad y coherencia, ni tampoco con criterio integrador y selectivo. Se abre el currículo a más
enciclopedia y el educando ha de sumar más repertorios a su información y más tiempo para la tarea
de "engordar" su erudición.
Sobre esta compleja cuestión, no siempre se han madurado las soluciones más inteligentes y
operativas, ni se han medido y sopesado los conocimientos y las experiencias que resultan realmente
necesarios para los sucesivos "momentos" de los sistemas educativos y para la diversidad de
intereses y requerimientos de quienes se educan y se capacitan. Aparece así, lo que podríamos
denominar respuestas burocráticas para la coyuntura, en lugar de respuestas curriculares valiosas
e integradas técnicamente en un proyecto educativo actualizado y funcional, respecto de lo que
demanda y espera la sociedad.
En este sentido, han de darse soluciones nuevas para problemas nuevos. No se trata de sumar, ni
de agregar porque sí. Ya no son suficientes, ni eficientes, los técnicos en currículo que trabajaban
en el encierro de sus gabinetes y, por lo regular, marginados de la dinámica y compleja realidad que
los rodea. Ni tampoco es tarea de meros especialistas.
Se trata de una cuestión fundamental de la escuela de nuestro tiempo, que debe ser asumida por
protagonistas plurales, que deben integrarse en el trabajo y en los resultados; los técnicos de la
educación y los educadores, por una parte, y por la otra, quienes han de participar en la vida escolar
a través de mecanismos institucionalizados, porque la educación les atañe y porque frente a ella
tienen concretas e indudables responsabilidades. Así es, o debe ocurrir, en la sociedad democrática;
la participación de los docentes, de los padres de familia, de representantes de entidades no
gubernamentales diversas, de empresarios y dirigentes sindicales, etc.
Hasta hoy, ha ocurrido que gran parte de los nuevos temas no han ingresado en la experiencia
escolar. Nos referimos, en particular, a los que han surgido con los fabulosos avances de la ciencia
y la tecnología y las condiciones de vida inédita, en la ciudad y en las zonas rurales, en las sedes
familiares y escolares, en los ámbitos de la producción y el trabajo, que advinieron como
consecuencias justamente de las nuevas realidades tecnológicas.
Para que la realidad ingrese en la escuela y en los currículos, la educación contiene, debe contener,
valores, conocimientos básicos y experiencias fundamentales que son de siempre, de ayer, de hoy
y del futuro, y que no son objetables ni discutibles. Sobre ellos hay una tácita coincidencia social y
cultural, y sobre esta plataforma se construyen los currículos de las instituciones educativas.
Los currículos han de ser el resultado de un trabajo progresivo y colectivo, producto maduro y
consensuado de la alianza constituida por políticos de la educación, técnicos y docentes, y por
representantes de los sectores incluidos en una efectiva comunidad educativa. Nacen, deben nacer,
en los Ministerios de Educación y han de transitar por las instancias jurisdiccionales (departamentos
y municipios) y han de recalcar finalmente en las escuelas para que allí culmine su elaboración y, en
definitiva, se apliquen en la concreta relación docente-alumno-comunidad. De este modo, y a través
de estos itinerarios, con el aporte de quienes por diversos motivos e intereses están involucrados en
la problemática educativa, será necesario y posible construir los currículos escolares.
Se debe tener en cuenta, sin embargo, que hoy se pretende atribuir a la escuela y al docente, temas
y problemas que por lo general exceden y para los que no siempre disponen de la idoneidad y los
medios necesarios, Sin olvidar tampoco que permanentemente se intenta volcar sobre las
instituciones educativas, funciones y tareas que no les son propias y que expresan oportunidades y
deberes que les incumben a la familia y a la sociedad en su conjunto, con lo que se crea, en este
orden de cosas, una gran confusión y advienen como consecuencia, dificultades grandes a la hora
de definir objetivos y contenidos de planes y programas de estudio.
Si hay carencias en el ejercicio de los deberes cívicos y vicios en la vida de los partidos
políticos, aparece la escuela como responsable por no haberle inculcado a los alumnos la
suficiente cultura específica y, consiguientemente la conciencia de la ética que le incumbe
al ciudadano.
Si en el país se evade el pago de impuestos y por esta vía se disminuyen los recursos del
estado y la posibilidad concreta de atender en sus justas demandas a la educación y los
demás sectores sociales, seguramente ocurrió que en la instancia escolar no se brindó la
necesaria educación tributaria y todo lo que moralmente gira en torno a esta problemática.
En contraste, para toda la sociedad, sin embargo, la escuela sigue siendo la panacea para la solución
de todos los problemas. No corresponde en esta circunstancia, dar respuesta a todo lo que se espera
de la escuela y que, realmente, presupuestalmente, debiera incluirse en los currículos escolares.
Pero será útil, por ahora, que señalemos algunas áreas de significación evidente y justificada por la
experiencia de la realidad, como ser la preservación física, moral y espiritual.
Pero en la actualidad, el avance tecnológico, los estilos de convivencia y de trabajo y las formas
nuevas en las relaciones humanas y sociales, plantean problemas inéditos y reclaman de las
familias, la escuela y la sociedad respuestas apropiadas. Que no son fáciles y que no tienen una
sola receta, sabia y todopoderosa. Se trata de vastos y graves problemas de la sociedad actual, de
grandes riesgos y peligrosas acechanzas, que hasta hace poco tiempo, eran propias de las naciones
desarrolladas y prósperas, hoy lo son de todas las naciones, prácticamente.
En otro orden de temas, también la educación sistemática debe madurar, mejorar y ampliar su
prédica formativa, su capacitación científica y sus actos concretos a favor de la prevención del
deterioro de la naturaleza y la formación de una sólida conciencia ecológica. Se han dado
importantes pasos adelante, pero todavía queda mucho por hacer, hacia dentro y hacia fuera, hacia
la comunidad. Los caminos ya están abiertos y deben continuar los tránsitos, con más ingenio,
creatividad y continuidad.
Algunos de los elementos de vital importancia que deben tomarse en cuenta para orientar la
educación hacia estas políticas de cambio, inclusión, transformación, adecuación y prevención son:
El educador
La escuela
Fines de la escuela
El maestro debe empezar por conocer a sus alumnos (Rousseau). El verdadero maestro es aquél
que concede a sus alumnos un espacio para la crítica de sus enseñanzas (Richard). Es aquél que
sabe unir las voluntades dispersas para constituir con ellas una fuerza potente. Debe saber convertir
el grupo en un poder colectivo. Debe crear un equipo... (M. Parket Follet). Educador es aquél que se
deja educar permanentemente por las personas, las cosas, los acontecimientos (J. Vimort). El
educador, hoy, debe ser una síntesis de todo esto. Para ello, es absolutamente necesario que el
profesional de la enseñanza esté fuertemente cimentado en una profunda vocación (Georg Lange).
El educador debe tener, en todo momento, un absoluto respeto por la persona del educando; respeto
que –manifestado en su actitud abierta, acogedora y alegre; en el diálogo- será reflejo externo de la
admiración interior que debe sentir por todo ser llamado a su realización como hombre. El educador
no debe olvidar nunca el fin para el que está llamado: educar en la libertad, y para la libertad.
Para conseguir este fin, es preciso penetrar en el interior del muchacho. Para llegar a ese interior,
parece (es) insuficiente –pero sí apropiado- poseer cierta competencia psicopedagógica (Kampman).
Ante todo, el educador debe buscar la perfección, su perfección (Richard), que se presenta imposible
sin una profunda vivencia de la libertad... sólo realizable, por cierto, dentro de los amplios y,
paradójicamente, estrechos caminos del amor. Así, pues, Educador es aquél que conoce a todos y
cada uno de sus alumnos; que mediante el diálogo y la crítica, une al grupo y se deja educar; busca
siempre caminos nuevos; su fin principal es educar en y para la libertad... sin olvidar que la piedra
angular de su tarea es el amor. Por tanto, nos encontramos ante un notable giro del concepto
tradicional, que atribuye al maestro principalmente la formación cognoscitiva de sus alumnos. No
creamos que ha habido una ampliación de sus funciones: nos equivocaríamos. Lo que ocurre es que
el centro de gravedad de la escuela ha sufrido (o debe sufrir) un fuerte desplazamiento.
En ningún caso debe el educador tomar para sí la función que corresponde a los padres, al sacerdote
o a la dirección; como tampoco éstos, la que corresponde, específicamente, a aquél. Bien es verdad
que el educador se encuentra con mucha frecuencia, y casi sin darse cuenta, en el puesto que
corresponde al padre del muchacho. Situación ésta que procurará evitar siempre y, caso de darse,
debe salir de ella lo antes posible y de la forma más idónea. En todo caso, el educador, estará
siempre dispuesto al diálogo y plena aceptación del educando; orientándole cuando sea preciso (O.
Spiel); pero sin olvidar que el muchacho, antes que un consejero, lo que busca es un confidente (JM
González).
La función tutora del educador no termina en el campo individual, sino que se esparce al grupo. Debe
tener muy en cuenta las funciones que le corresponden, como jefe, en el conjunto (Johannot). Su
intervención en el mismo, viene determinada por la estructura y cohesión que se haya logrado en el
grupo y el concurso de sus componentes.
El concepto de educador abarca a toda persona que ejerza la función de educar, por ese motivo,
este concepto está muy arraigado en los maestros de escuelas y universidades, debido a que son
personas que día a día se encargan de ejercer dicha función. Por lo tanto, el maestro es un educador
pero no necesariamente un educador es un maestro, en la vida de todas las personas contamos con
un educador inmediato, haciendo referencia a los padres, los cuales nos inculcan los primeros
conocimientos tales como las reglas más básicas de la sociedad, el lenguaje, el poder de la
socialización, entre otros. Aparte de esto, se establece que existen dos tipos de educadores; en el
primer caso, nuestros padres, los profesores, la escuela, mientras que en segundo caso, están
nuestros amigos, los personajes de resonancia pública, los medios de comunicación, etc.
Con tal magnitud, se ha abordado la necesidad de unir, en un solo haz, las influencias educativas
que actúan sobre los estudiantes. Para ello, es preciso que los centros docentes y la comunidad
estén relacionados y que no se establezcan solamente interrelaciones esporádicas, convirtiendo
estas relaciones en una base para la acción educativa recíproca.
En los últimos años, el tema ha sido motivo de reflexiones en conferencias internacionales, entre las
que se destaca Tbilisis(1977), concediéndose importancia y significación al enfoque ambiental, como
vía para materializar la relación escuela comunidad, tomando como premisa la adquisición de
conocimientos sobre el medio ambiente, para estudiar problemas concretos que rodean al alumno y
al personal docente.
La comunidad es una de las aristas que se incluye en el diagnóstico integral que debe realizar la
escuela, enfrentando en la actualidad, la problemática del diagnóstico de problemas y dificultades
que afectan a la vida comunitaria, reduciendo a un segundo plano, quedando olvidado en ocasiones,
la determinación de potencialidades que pueden ser usadas en el desarrollo de los programas
escolares.
Si bien, son importantes los aportes teóricos que se han obtenido, existe una gran distancia entre
éstos y la práctica educativa. La formación de hombres integralmente desarrollados, que no solo
apliquen en la práctica los conocimientos asimilados, sino que sepan solucionar problemas, actúen
creadoramente y posean los más elevados valores humanos, es un hecho que demuestra la calidad
de cualquier sistema educacional.
Se requiere acometer un trabajo intenso que propicie que los estudiantes vinculen los contenidos
con la vida, con la práctica social, de modo que las clases pasen de un mero acto de transmisión de
conocimientos, a un taller donde el alumno construya, utilizando los recursos que están a su alcance
y que pueden propiciarle satisfacción y provecho.
En los últimos años, el tema del tratamiento de la comunidad de la escuela, como recurso educativo,
ha sido motivo de reflexiones en conferencias internacionales, entre las que se destaca Tbilisis
(1977), concediéndole importancia y significación al enfoque ambiental como vía para materializar la
relación escuela comunidad. Estos aportes, aunque valiosos, reducen el potencial educativo de la
comunidad. Es necesario aprovechar al máximo y de manera adecuada los recursos ambientales,
pero teniendo en cuenta, además, los que en el orden cultural, físico geográfico, deportivo, histórico
y educativo en forma general ofrece la comunidad, partiendo del diagnóstico de esas
potencialidades. En torno a la relación escuela-comunidad se han presentado insuficiencias que han
incidido en la no materialización armónica de esta relación, entre las que se encuentran:
En investigaciones realizadas por el autor (1998, 1999, 2000), se ha podido constatar que en la
práctica escolar se hace limitado uso de las potencialidades de la comunidad de la escuela , motivada
entre otras causas por:
Los maestros y maestras poseen poca preparación para el desarrollo de los programas en
vínculo con la comunidad de la escuela, argumentando la excesiva carga de actividades
para las que tienen que prepararse. La escuela no concede a los programas que imparten,
el carácter práctico que los mismos deben tener.
En esta etapa se debe presentar a los estudiantes la situación problémica a partir de la cual,
estableciendo el vínculo con la comunidad de la escuela, se procederá a formar el nuevo
conocimiento. La situación debe ser expresada de tal modo que resulte de interés para los
estudiantes, relacionada generalmente con la vida cotidiana.
El objetivo de la presentación de la situación es lograr que las actividades tomen en los estudiantes
un sentido personal, que se familiarice con lo nuevo a aprender y que logre comprender la
significación social de la nueva materia. En la materialización del vínculo, puede emplearse el
procedimiento inductivo o deductivo, en correspondencia del tipo de conocimiento que se vaya a
enseñar a los estudiantes y en dependencia de la complejidad de éste.
Esta etapa incide en la reafirmación de lo aprendido por los estudiantes. Por ello, se recomienda la
elaboración de tareas complementarias, las cuales deben contener situaciones que sean específicas
y significativas para la vida de los estudiantes. Conjuntamente con los elementos planteados, las
tareas complementarias deben permitir la evaluación sistemática del aprendizaje de alumno y
retroalimentar el proceso en la medida que sea necesario.
Las tareas que se elaboren, para materializar la vinculación, deben caracterizarse por permitir a los
alumnos aprender a hacer, y por responder a un carácter desarrollador expresado en las
potencialidades de las mismas, para reforzar el sentido de la pertenencia hacia el lugar de
nacimiento, el desarrollo de sentimientos de protección y conservación de la naturaleza.
Fines de la escuela
La mayoría de la gente está hoy en día convencida del fracaso de las escuelas del gobierno. El
descontento con la educación pública es mayor que nunca. Pero, ¿han fracasado las escuelas
públicas en realidad? Eso depende de cuál era su fin. En realidad, las escuelas del gobierno no son
una institución americana. Se copiaron el modelo de sistema autoritario de Prusia de comienzos del
siglo XIX. Luego de que Prusia fue derrotada por Napoleón en 1807, el rey Federico Guillermo III
reforzó el sistema nacional de educación establecido en 1717. Los niños entre 7 y 14 años tenían
que ir a la escuela y a los padres que no cumplieran con esa disposición real, le podían quitar sus
hijos.
Las escuelas privadas podían existir, siempre y cuando cumplieran con las normas
gubernamentales. Los maestros requerían una certificación estatal y se requería ser graduado de
bachillerato para acceder a las profesiones cultas y al servicio público. Las escuelas impusieron un
lenguaje oficial, en perjuicio de las minorías étnicas de Prusia. El propósito del sistema era fomentar
el nacionalismo en una Prusia desmoralizada, a la vez que entrenar a los jóvenes para el servicio
militar y para la burocracia. Como lo mantenía el filósofo alemán Johann Fichte, quien tuvo gran
influencia en el sistema: "las escuelas deben amoldar a la gente, de tal manera que no aspiren a
más nada que lo que usted quiera que deseen".
Al comienzo de nuestra historia, la educación era principalmente una actividad privada y de mercado,
sin obligatoriedad ni impuestos. Ese sistema privado produjo en Estados Unidos a la gente más culta,
con más confianza en sí misma y de pensamiento más independiente del mundo. Pero no todos
estaban satisfechos con tal estado de cosas. Según John Taylor Gatto, el profesor del año 1991 del
Estado de Nueva York: "Un pequeño grupo de líderes ideológicos americanos visitó Prusia a
comienzos del siglo XIX y se enamoraron del sistema de orden, obediencia y eficiencia de aquel
sistema educacional, procediendo desde entonces a hacer campaña hasta traer a nuestras costas
esa visión prusiana". Lograron éxito en este siglo.
De igual forma, como el sistema en Prusia estaba diseñado para unificar a Alemania, el objetivo de
nuestros educadores era crear una cultura nacional entre variadas subculturas esparcidas por toda
la nación. Los inmigrantes católicos eran un objetivo importante. Para lograrlo, había que quitarles
los niños a los padres y "apartarlos de influencias culturales no apropiadas", dice Gatto.
El moderno programa de las escuelas gubernamentales fue copiado del sistema prusiano, a
continuación se explica:
Primero: el principal objetivo de las escuelas públicas no era entrenamiento intelectual sino
acondicionar a los niños a "la obediencia, subordinación y a la vida colectiva".
Segundo: el mundo del conocimiento fue dividido en "materias" y el día escolar en múltiples
períodos, de manera que la motivación en el aprendizaje fuera controlado a través de
continuas interrupciones.
A través de los años, han imperado diferentes modas en la burocracia educacional, pero todas han
sido variaciones del mismo tema: las escuelas públicas son para crear "buenos y complacidos
ciudadanos", no pensadores originales, porque a los políticos no les gusta que les sacudan la mata.
Prefieren ciudadanos que paguen sus impuestos a tiempo y los dejen tranquilos en la
responsabilidad de fijar el rumbo de la nación. Es imposible dejar de notar el crecimiento del estado
desde que comenzó la educación gubernamental.
Juzgando a la educación pública bajo este lente, ¿cómo ha funcionado? No del todo mal. Al contrario
de las escuelas privadas de nuestros antepasados, el producto de las escuelas públicas prefiere que
sea el gobierno quien tome todas las decisiones importantes, sea para ayudar a los pobres, qué
medicinas tomar, qué tipo de educación recibir y cómo resolver los problemas de la sociedad. En
ese sentido, las escuelas públicas han logrado su fin. Y si eso no nos gusta, reformarlas es
insuficiente. Tenemos que desbaratar el sistema prusiano y proceder hacia una educación basada
en los principios del libre mercado y la libertad individual. Tenemos que separar al estado de la
educación. Esa es la única manera de revitalizar a la educación, a las familias y al espíritu americano.
Las misiones y los fines de las escuelas: tiene que ver su razón de ser, propósito, tipo de persona
que desean formar, sentido de su labor y compromiso social, garantizar el derecho a la educación
con criterios de equidad, calidad y efectividad, que forme ciudadanos honestos, competentes,
responsables y capaces de construir una sociedad feliz, equitativa, productiva competitiva, solidaria
y orgullosa de sí misma.
La educación secundaria, por ejemplo, debe promover, una educación de calidad con equidad,
centrada en el desarrollo de habilidades y competencias necesarias para aprender y continuar
aprendiendo a lo largo de todo la vida, así como el logro de los propósitos educativos.
El moderno programa de las escuelas gubernamentales fue copiado del sistema prusiano, a
continuación se explica:
Primero: el principal objetivo de las escuelas públicas no era entrenamiento intelectual sino
acondicionar a los niños a "la obediencia, subordinación y a la vida colectiva".
Segundo: el mundo del conocimiento fue dividido en "materias" y el día escolar en múltiples
períodos, de manera que la motivación en el aprendizaje fuera controlado a través de
continuas interrupciones.
A través de los años, han imperado diferentes modas en la burocracia educacional, pero todas han
sido variaciones del mismo tema: las escuelas públicas son para crear "buenos y complacidos
ciudadanos", no pensadores originales, porque a los políticos no les gusta que les sacudan la mata.
Prefieren ciudadanos que paguen sus impuestos a tiempo y los dejen tranquilos en la
responsabilidad de fijar el rumbo de la nación. Es imposible dejar de notar el crecimiento del estado
desde que comenzó la educación gubernamental.
Juzgando a la educación pública bajo este lente, ¿cómo ha funcionado? No del todo mal. Al contrario
de las escuelas privadas de nuestros antepasados, el producto de las escuelas públicas prefiere que
sea el gobierno quien tome todas las decisiones importantes, sea para ayudar a los pobres, qué
medicinas tomar, qué tipo de educación recibir y cómo resolver los problemas de la sociedad. En
ese sentido, las escuelas públicas han logrado su fin. Y si eso no nos gusta, reformarlas es
insuficiente. Tenemos que desbaratar el sistema prusiano y proceder hacia una educación basada
en los principios del libre mercado y la libertad individual. Tenemos que separar al estado de la
educación. Esa es la única manera de revitalizar a la educación, a las familias y al espíritu americano.
Las misiones y los fines de las escuelas: tiene que ver su razón de ser, propósito, tipo de persona
que desean formar, sentido de su labor y compromiso social, garantizar el derecho a la educación
con criterios de equidad, calidad y efectividad, que forme ciudadanos honestos, competentes,
responsables y capaces de construir una sociedad feliz, equitativa, productiva competitiva, solidaria
y orgullosa de sí misma.
La educación secundaria, por ejemplo, debe promover, una educación de calidad con equidad,
centrada en el desarrollo de habilidades y competencias necesarias para aprender y continuar
aprendiendo a lo largo de todo la vida, así como el logro de los propósitos educativos.
3. Recuperar el saber como elemento clave del proceso educativo, con una visión integral entre
el saber común y el saber elaborado.
6. Reconocer la diversidad.
En este sentido, debe interesarnos la interacción en el conjunto que forman el grupo humano
que integra la escuela. La escuela es un universo donde interactúan alumnos, docentes,
directores, padres de familia, personal administrativo, de mantenimiento y miembros de la
comunidad.
El clima social lo forman las relaciones que se generan entre los grupos humanos, el ambiente
en general, locales físicos y la presentación del aula. El aspecto general es un motivador que
invita al trabajo docente, tanto a alumnos, docentes y demás participantes, la combinación de
colores, disponibilidad de espacios y materiales didácticos o audiovisuales son elementos
indispensables que invitan a efectuar una tarea de enseñanza-aprendizaje en un ambiente sano
y agradable.
Objetivo
Analizar los diversos factores que han originado esa crisis educativa y las alternativas de
solución que podrían ayudar a enfrentar la realidad actual en el sistema de enseñanza del
país.
La crisis de la escuela
En 1995 se celebró en Copenhague, Dinamarca, la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, cuyos
resultados, entre otros, presentan un informe muy negativo de la situación social actual, tal como
que “mas de mil millones de seres humanos en el mundo viven en situación de pobreza, 120 millones
están desempleadas”. Nos preguntamos entonces: ¿Será prioridad para estas personas la
educación?¡Claro que no! Lo más importante para ellos es comer y sobrevivir. Otro problema es el
crecimiento demográfico, sobre todo en los países en desarrollo, la migración del campo a la cuidad,
la desintegración familiar y el aumento acelerado de las ciudades que viven rodeadas de cinturones
de miseria.
El deseo de la humanidad es que haya una escuela abierta para todos, esperamos que los niños
lleguen a la escuela con el deseo de aprender, pero la tarea del docente se ve interferida porque el
niño llega con un cúmulo de información que recoge en los medios de comunicación, la radio, la
televisión, el cine, la calle; y este paquete de información choca con el saber escolar ya que el niño
pasa, un promedio de 35 a 50 horas por semana, frente al televisor y no asiste ni 30 horas a la
escuela. Esto en cuanto al niño que tiene casa o tiene un hogar; el niño de la calle vive allí, este
cuadro es peor. Además, el problema está en el mensaje televisivo que recibe o el que recoge en
la calle; también debemos agregar que los niños llegan a la escuela cargando no solamente la
pobreza, sino también el hambre, la violencia y la droga. Generalmente, el niño que se encuentra en
estas condiciones, por lo general, tiene familia desintegrada, no tiene o no lo atiende, y si por azar,
llega a la escuela no permanece muncho tiempo en ella.
El Dr. Ricardo Nassif, en su libro Pedagogía de Nuestro Tiempo, se refiere a la crisis de la educación
y la crisis de la escuela, dice que “toda crisis es un indicio de un proceso de transformación y de
búsqueda de nuevas formas de organización y de vida. Es un fenómeno que rompe la situación de
equilibrio de épocas orgánicas, en ello se asiste el derrumbamiento, aparente o real, de valores
tradicionales y al surgimiento de otros valores que los instituyen”.
El aspecto decisivo de la educación sigue siendo, en tanto función social, su referencia al proceso
primariamente material de la asimilación y objetivación de los contenidos de la sociedad. El carácter
y movimiento de las fuerzas productivas y las relaciones de producción determinan el carácter de
clase de la educación en todos los contextos de la vida social.
La educación está determinada por los elementos de la superestructura que, al igual que ésta, posee
un carácter clasista y es instrumento, producto y, a su vez, objeto de la lucha de clases. La educación
depende en primer lugar, del núcleo de la respectiva superestructura dominante, en especial del
Estado; el cual, para imponer su ideología y mantener la dominación de una clase sobre otra, se
sirve de la escuela y las instituciones educativas.
El sicólogo y filósofo John Dewey, creador de la pedagogía pragmática learning by doing (aprender
haciendo), sostuvo que la función de la educación era dirigir y organizar la relación dialéctica entre
el individuo y el entorno, y que la escuela era una institución social, donde estaban concentradas las
fuerzas destinadas a reproducir las normas, los conocimientos y procesos histórico-culturales de la
sociedad.
John Dewey, para quien la escuela era un microcosmos de la vida social, estaba convencido de que
el desarrollo de la sociedad dependía de las posibilidades de desarrollo del individuo y de la
educación que éste recibía bajo formas democráticas; educación que, además de transmitir
conocimientos y conductas determinadas, permitía que el individuo influyera activamente en su
entorno social. Dewey sostenía que las transformaciones que se producían en las diferentes
estructuras de la sociedad obedecían a los conocimientos que el individuo asimilaba en las aulas, y
que la sociedad era-o debía ser-el reflejo de la escuela y no a la inversa.
Según las teorías pedagógicas basadas en el materialismo histórico, la escuela es el fiel reflejo de
la sociedad y el instrumento a través del cual se reproduce la superestructura, salvo en las
transformaciones de carácter informal en las que no intervienen las instituciones educativas, debido
a que el educando asimila los conocimientos y la herencia cultural participando directamente en la
vida familiar y social. Un ejemplo de esta transformación informal se encuentra en las sociedades
primitivas, donde el niño aprendía los conocimientos del padre o de la comunidad, sin que
interviniesen instituciones creadas para este fin. En las sociedades industrializadas, en cambio, la
transferencia de los conocimientos y la herencia cultural se dan de manera formal, por medio de
guarderías, escuelas y universidades.
Si bien es cierto que la función primaria de la escuela es similar en todas partes, no es menos cierto
que sus funciones latentes son diametralmente opuestas, dependiendo del sistema social al cual
representan, puesto que el educando no sólo asimila conocimientos y destrezas que se requieren
en un proceso social determinado, sino que, al mismo tiempo, una concepción ideológica que va
implícita en los libros de texto, delineados por la superestructura o por la clase social en función de
poder. “La educación es en todo momento, una función de la sociedad, basada en estructuras
sociales muy determinadas. En el marco general de la sociedad, la educación es una función del
proceso de reproducción de la sociedad en un momento determinado. Tiene sus bases en
determinada estructura de la sociedad, históricamente concreta, y contribuye a la reproducción de
ésta. La estructura de clase de cada momento determina el carácter de clase de todas las formas de
la enseñanza y la educación, siendo la clase que domina en un momento determinado, la que
determina -mediante la superestructura-los fines, contenidos y condiciones generales, así como las
líneas de desarrollo de la educación ésta-a partir de la base socioeconómica-dividida en clases y,
como todo el proceso de reproducción, es campo de abono a la lucha de clases” (Meier, A., 1984, p.
16).
eproducción social
Para Erich Fromm, “la función social de la educación es la de preparar al individuo para el buen
desempeño de la tarea que más tarde le tocará realizar en la sociedad; esto es, moldear su carácter
de manera que se aproxime al carácter social, que sus deseos coincidan con las necesidades propias
de su función. El sistema educativo de toda la sociedad se halla determinado por este cometido; por
lo tanto, no podemos explicar la estructura de una sociedad o la personalidad de sus miembros, por
medio de su proceso educativo, sino que, por el contrario, debemos explicar éste en función de las
necesidades de una sociedad dada” (Fromm, E., 1982, p. 313).
Esto implica que el individuo no es lo que es, sino lo que la sociedad quiere que éste sea, o dicho de
otro modo, el fin de la educación consiste en enseñarle al individuo a no afirmar el Yo. El niño debe
aprender no sólo a quedarse callado cuando ha sido injustamente reprimido, sino también a soportar
en silencio toda suerte de recriminaciones. “Por otra parte, muy pronto en su educación se enseña
al niño a experimentar sentimientos que de ningún modo son suyos; de modo particular, a sentir
simpatía hacia la gente, a mostrarse amistoso con todos sin ejercer discriminación crítica, y a sonreír.
Aquello que la educación no puede llegar a conseguir se cumple luego por medio de la presión
social” (Fromm, E., 1982, p. 268).
El hecho de que los textos de enseñanza contravengan los objetivos esenciales de la escuela: los
principios de la democracia, la solidaridad y la tolerancia, es una prueba de que los paradigmas de
la educación son análogos a la relación oprimido-opresora. Tanto el autor de los libros de texto,
como el educador son productos de la sociedad a la cual representan, y no máquinas repetidoras
de conocimientos imparciales; más aún, si consideramos que la educación no es objetiva ni
neutral, sino una acción política consciente o inconsciente, y cuyos objetivos reflejan los intereses
de la clase dominante.
Clasificación social
En el marco del sistema capitalista, la escuela seguirá siendo una institución vivificadora de las
desigualdades socioeconómicas, al menos, mientras no se resuelvan las contradicciones sociales
en general, pues incluso los sociolectos del idioma contribuyen a marcar las diferencias entre las
clases. Por ejemplo, los niños provenientes de los hogares académicos o burgueses tienen acceso
a una mejor educación que los niños de extracción proletaria, y no sólo debido a que tienen un mejor
status económico, que les permite estudiar en instituciones privadas, sino también un desarrollo
lingüístico que les permite abstraer con mayor facilidad el contenido de los libros de texto, pensados
y elaborados por los académicos al servicio de la clase dominante.
Por otro lado, en los países subdesarrollados, la educación superior continúa siendo un privilegio al
alcance de una escasa minoría, y las universidades, centros donde se reflejan la discriminación y la
competencia social. Es decir, de nada sirvió la Magna Didáctica de Juan Amós Comenius, para quien
la escuela debía ser un medio para enseñar a todos, puesto que mientras más se han industrializado
las naciones, más se han polarizado los antagonismos de clase. Consiguientemente, en los países
capitalistas industrializados, la escuela funciona como un cernidor que reparte a los educandos
conforme a su origen social. Los estudiantes de origen proletario o campesino son orientados, de un
modo general, hacia enseñanzas de tipo profesional, entretanto los hijos de la burguesía hacia
enseñanzas académicas, largas y costosas; las cuales les permite ingresar a las universidades y,
más adelante, proseguir estudios de especialización en algún instituto superior.
Los sistemas educativos descentralizados, con escuelas tanto privadas como estatales, son
sistemas que incentivan la desigualdad social y la competencia profesional. En Estados Unidos, por
ejemplo, tiene más prestigio uno que estudia en una universidad privada que otro que estudia en una
universidad pública; quizá por esto, cuando los norteamericanos juzgan los conocimientos
académicos de un profesional no sólo indagan qué estudió, sino también dónde estudió, a pesar de
la suposición de que las profesiones más prestigiosas están dominadas por los hijos de las clases
pudientes, sobre todo, para conservar el status social y económico de sus progenitores, mientras las
menos prestigiosas están ocupadas por los hijos de la clase obrera. Esto ocurre, incluso en los
países denominados democráticos, donde la democracia es una cosa en la teoría y otra muy
diferente en la práctica. Claro está, todas aquellas sociedades donde existe la discriminación racial,
la desigualdad de derechos entre el hombre y la mujer y el antagonismo de clases, cuentan con una
escuela donde se reflejan estas diferencias.
Los educandos, desde que empiezan en la escuela primaria, son adoctrinados con el mensaje de
que el profesional vale más que uno que no lo es, y se les enseña a pensar que sólo a través de la
escuela pueden acumular un currículo y poseer de un papelito llamado título profesional, que más
adelante les permitirá gozar de un status social y económico privilegiados. El individuo que asimila
sus conocimientos en la escuela tendrá más preferencias en la vida laboral y será halagado por
quienes controlan el poder político.
Ya sabemos que, en toda sociedad clasista, la educación es una mercancía, un bien de primera
necesidad, y que el título profesional es el producto más codiciado, ya que equivale, tanto como el
dinero, exactamente como ser más equivale a tener más. De ahí que las escuelas y universidades,
en lugar de cumplir la función de estimular el saber y la investigación, son maquinarias que
distribuyen diplomas a un puñado de profesionales ávidos de vivir en la opulencia y conservar el
antagonismo de las clases sociales.