GASTO PUBLICO y Crecimiento Economico
GASTO PUBLICO y Crecimiento Economico
GASTO PUBLICO y Crecimiento Economico
Un gasto público adecuado también puede ser eficaz para impulsar el crecimiento
económico, incluso a corto plazo, cuando las limitaciones de la infraestructura o la mano
de obra cualificada se convierten en una restricción efectiva para el aumento de la
producción.
Por lo tanto, el efecto del gasto público en el crecimiento económico puede ser un
indicador completo de la productividad del gasto público. Idealmente, los dos
componentes de dicho indicador deberían ser medibles: la contribución de los productos
del sector público al crecimiento económico y la eficiencia con la que estos gastos
producen sus productos. Al señalar un conjunto de productos del sector público como
especialmente propicios para el crecimiento económico, así como la eficiencia con la que
los gastos contribuyen a la producción del sector público, los estudios empíricos sobre
gastos y crecimiento pueden sugerir formas de mejorar la composición y la productividad
del gasto público. Sin embargo, hay que interpretar con cautela los resultados de estos
estudios, porque no todos los programas públicos están necesariamente orientados al
crecimiento económico y porque el gasto público no es lo único que importa para el
crecimiento económico. Además, la relación entre el gasto público y el crecimiento
económico no es necesariamente unidireccional. El gasto público afecta al crecimiento
económico, pero al mismo tiempo el crecimiento económico puede provocar cambios en
el gasto público agregado (por ejemplo, de acuerdo con la Ley de Wagner)30 o en algunos
de sus componentes (por ejemplo, a través de cambios en la demanda de determinados
servicios públicos).
Es decir, el análisis del gasto público está relacionado con sus impactos derivados de su
asignación a programas de mejoramiento educacional, salud o de infraestructura que
aumenten las capacidades productivas de los factores de producción para incidir
positivamente sobre el crecimiento económico de largo plazo. Sin embargo, hay que tener
en cuenta que este vínculo no es suficiente para asegurar el mecanismo de crecimiento
pues la composición de los presupuestos públicos, si no es adecuada, puede traducirse en
trabas para hacer posible que el gasto público se convierta en bienes y servicios efectivos
para la producción y, por tanto, para la generación de un producto mayor. Asimismo, es
importante destacar que en la práctica el ejercicio del gasto público debe estar
acompañado de medidas tales que refuercen el papel del Estado en cuanto a sus
funciones de supervisión y vigilancia, de manera tal que se eviten situaciones de desorden
en los mercados, además de incorporar aspectos éticonormativos los cuales permitan una
mejora en el accionar de los servidores públicos, a fin de no afectar los resultados
esperados del ejercicio de los presupuestos públicos y la incidencia sobre el producto
genere las externalidades positivas esperadas por el model.
UN POCO DE HISTORIA
la Carta protege y estimula los derechos a la iniciativa y propiedad privada pero, al mismo
tiempo, les impone obligaciones sociales y ecológicas y los sujeta al interés general. De
una parte, la Carta exige que “El Estado, por mandato de la ley, impedirá que se obstruya
o se restrinja la libertad económica y evitará o controlará cualquier abuso que personas o
empresas hagan de su posición dominante en el mercado nacional [2]” y establece la libre
competencia económica como un derecho colectivo que permite a cualquier ciudadano
interponer acciones populares contra cualquier actuación oficial o privada que limite la
concurrencia en el mercado, en detrimento de otros productores o del consumidor.
Pero, de otra parte, permite que la Ley delimite “el alcance de la libertad económica
cuando así lo exijan el interés social, el ambiente y el patrimonio cultural de la Nación”
Por esta razón, otorgo protección absoluta a “Los bienes de uso público, los parques
naturales, las tierras comunales de grupos étnicos, las tierras de resguardo y el patrimonio
arqueológico de la Nación”. Al amparo de esta norma Colombia ha restituido una parte
considerable de su territorio a la propiedad comunal de grupos indigenas y mantiene hoy
una vasta red de parques naturales para la proteccion de la biodiversidad. Y, en forma más
general, la Carta doto al Estado de amplios poderes de intervención “en la explotación de
los recursos naturales, en el uso del suelo, en la producción, distribución, utilización y
consumo de los bienes, y en los servicios públicos y privados” “con el fin de “conseguir el
mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes, la distribución equitativa de las
oportunidades y los beneficios del desarrollo y la preservación de un ambiente sano”.
El control de la inflación y el manejo cambiario