García-Crítica Postcolonial Europa
García-Crítica Postcolonial Europa
García-Crítica Postcolonial Europa
net/publication/365767766
CITATIONS READS
0 47
1 author:
SEE PROFILE
All content following this page was uploaded by Javier García Fernández on 26 November 2022.
Una de la crisis más importante que se está produciendo en las ciencias sociales
y las humanidades a comienzos de esta segunda década del siglo XXI es la que tiene
que ver con el cuestionamiento crítico de la hegemonía cultural de occidente en el
mundo. Cada vez son más las voces, incluso dentro de la propia Europa, que reclaman
nuevas formas de interpretar el pasado en relación a episodios y acontecimientos que
implicaron a las potencias occidentales en su expansión colonial. Nuevas perspectivas
teóricas, manifestaciones sociales, protestas ciudadanas, expresiones artísticas o debates
culturales en medios de comunicación han llevado las luchas antimperialistas y
anticoloniales al terreno simbólico, epistemológico y cultural. La nueva disputa que se
desarrolla en el campo del conocimiento entre las historias locales y los proyectos de
dominación cultural, es también una disputa por el fin del Imperio cognitivo (Sousa
Santos 2019).
La crisis de la hegemonía europea tras la II Guerra mundial y la crisis actual de
la hegemonía norteamericana dan paso un mundo geopolítico multipolar donde cada vez
más actores reclaman tomar la palabra, enunciar su forma de interpretar la realidad,
legitimar su experiencia y disputar las formas de interpretar la historia del mundo. El
mundo poscolonial que se inaugura con el fin de las administraciones coloniales,
especialmente en la segunda mitad del siglo XX, ha llevado también a un debate en las
ciencias sociales y en las humanidades en relación a los legados coloniales y
occidentales en las formas de conocimiento, de interpretación y de representación del
mundo. Al proyecto militar, político y económico de los imperios coloniales le
acompañó otro proyecto colonial, conocido como colonialismo intelectual (Fals Borda
1987), colonialidad del saber (Lander 2000), epistemicidio (Grosfoguel 2013) o imperio
cognitivo (Sousa Santos 2019). Todos estos conceptos hacen referencia a las formas de
supremacismo cultural y a las estructuras epistémicas que el colonialismo y la
dominación imperialista han consolidado en las universidades de todo el mundo. Desde
hace ya más de cuatro décadas, las producciones poscoloniales han tratado de discutir la
forma en que fueron consolidadas las instituciones de saber académico, las instituciones
culturales, las universidades y las corrientes intelectuales en los llamados países
colonizados. Para una aclaración conceptual, cuando hablamos de período poscolonial,
nos referimos a la cronología específica que se abre a partir de independencia de un país
o del fin de un sistema de administración colonial determinada. Por otro lado, en la línea
propuesta por Larisa Pérez Flores (2015; 2017) llamamos producciones poscoloniales al
conjunto de formulaciones críticas (tanto académicas, como literarias, artísticas,
políticas o intelectuales) que tratan de revisar el legado del colonialismo y del
eurocentrismo en las ciencias sociales y las humanidades contemporáneas, producida
tanto en el contexto de dominación colonial, en las luchas anticoloniales o en los
periodos posteriores a las independencias. Aunque el conjunto de corrientes y
propuestas no son en absoluto homogéneas, con el concepto de producciones
poscoloniales tratamos de articularlas en un espacio discursivo e intelectual compartido.
Esta definición de producciones poscoloniales nos permiten identificar toda la serie de
corrientes, líneas de pensamiento y transformaciones histórica de las filosofías y saberes
nacidos de procesos de descolonización para poder seguir pensando el presente en una
clave descolonizadora. Y es que no solo tuvieron un potencial descolonizador las luchas
Más allá de la clásica tensión entre los países colonizados y las metrópolis
imperiales, entre los países subdesarrollados y las potencias explotadoras, más allá de la
clásica tensión anticolonial entre administradores y administrados (por decirlo en
palabras de Surkano2), podemos ver dos nuevos fenómenos políticos e intelectuales con
profundas consecuencias epistemológicas en el terreno de las humanidades y las
ciencias sociales contemporáneas. En primer lugar, vemos una interpelación desde
diferentes lugares a los legados del colonialismo al interior de las propias metrópolis.
Esto quiere decir que el colonialismo, como una co-creación, no se agota con el fin de
las administraciones coloniales, ni con el fin de los legados imperiales en los territorios
colonizados sino que las luchas anticoloniales, en un sentido amplio, nos convocan
también a una descolonización de Europa (García Fernández 2019a; 2020; 2021), una
descolonización de las metrópolis (Grosfoguel 2007) o una descolonización de
Occidente (Sousa Santos 2010a)3. En estos últimos años hemos visto como Emmanuel
Macron, en 2018, admitía las responsabilidades de torturas y violaciones de derechos
humanos del ejercito colonial francés en la guerra de Argelina. Hemos visto como
Alemania se compromete a devolver a Nigeria los bronces de Benín saqueados a fines
del XIX por los ejércitos coloniales. El primer ministro de Canadá Justin Trudeau pedía
perdón por la violencia ejercida contra los indígenas ante el hallazgo de 751 tumbas con
cadáveres de indígenas, junto al lugar donde estaba ubicada la antigua Escuela
Residencial Indígena Marieval, en la provincia de Saskatchewan. Hemos visto como la
1
A Proclamation on Indigenous Peoples’ Day, 2021: https://www.whitehouse.gov/briefing-
room/presidential-actions/2021/10/08/a-proclamation-indigenous-peoples-day-2021/
2
Surkano, el lider del movimeinto anti-colonial y nacionalista indonesio fue el primer Presidente de
Indonesia tras la independencia en 1945. En la Conferencia de Bandung, en su intervención afirmó que
hay una línea que va de Gibraltar a Japón que separa a los administradores de los administrados.
3
Para ampliar la literatura sobre la cuestión poscolonial en Europa podemos consultar a autores como
Boaventura de Sousa Santos (2010; 2019), Heriberto Cairo (2010), Ramón Grosfoguel (2013) Dispesh
Chakrabarty (2008), (Boatcă 2006), Montserrat Garcelán (2016), Manuela Boatcă (2006), María Paula
Meneses (2011), Pastora Filigrana (2020) y García Fernández (2020; 2021) que han publicado un serie de
trabajos, discusiones e investigaciones que tienen como objetivo producir pensamiento crítico con el
eurocentrismo desde la propia Europa.
4
Me refiero al conjunto de islas y archipiélagos que cruzan el mediterráneo como una línea de frontera
entre el sur de Europa y el Norte de África como son Chipre, Creta, Malta, Sicilia, Cerdeña, Córcega
Formentera, Ibiza, Menorca y Mallorca. En este sentido también podríamos tener en consideración las
islas y archipiélagos del Atlántico oriental bajo dominió de países europeos como son las Islas Canarias,
Madeira o Azores conquistadas y configuradas como parte de la expansión colonial hacie el Caribe y
América Latina.
que ha permitido a los intelectuales de los países de África, Asia y América Latina
definir lo que se ha venido a llamar como occidentalismo. No como una forma abstracta
y objetiva de interpretar el mundo sino como el proyecto intelectual y cultural de las
sociedades occidentales, europeas y norteamericana.
Al calor de los procesos de descolonización y las luchas antimperialistas, la
década de los cincuenta fue una década de profundo diálogo entre intelectuales de todo
el sur global. Recordemos que los años en los que tienen lugar la Conferencia de
Bandung, en 1955, la Conferencia Belgrado en 1961 y la Primera Conferencia
Tricontinental de la Habana en 1966, se publicaron obras como Discours sur le
colonialisme del martiniqués Aimé Cesaire [1950)], la obra Tierra y libertad. La
revolución nacional y el indio, del pensador aymara Fausto Reinaga [1953], América
Latina en la Historia del mexicano Leopoldo Zea [1957], Les damnés de la terre, del
martiniques nacionalizado argelino Franzt Fanon [1961], Congo, my country del
congoleño Patrice Lumumba [1962] Neocolonialism: the last stage of imperialism
[1965] del ganhes Kwame Nkruma o la obra Liberté del senegalés Senghor Léopold5
1964]. Todo este conjunto de obras y corrientes críticas será retomado décadas más
tardes en la génesis del pensamiento poscolonial y descolonial.6
A pesar de la escasa a atención que se ha prestado en el Estado español y en
América Latina al diálogo nacido en torno a la literatura y producción cultural al calor
de la Conferencia de Bandung y de la Primera Tricontinental, debemos destacar que el
aporte de los autores latinoamericanos fue fundamental. Por ejemplo, el historiador
mexicano Leopoldo Zea, perteneció a esa primera generación de intelectuales
latinoamericanos que, desde los años cincuenta, contribuyeron a construir posicones
críticas frente a Occidente al calor de los debates anticoloniales y antiimperialistas de
los que América Latina fue protagonista junto a África y a Asia (Mignolo 1995, 27).
Una de las claves que aventajó a los intelectuales latinoamericanos frente a los asiáticos
y africanos fue la existencia de tradiciones propias de luchas anticoloniales, discursos
sobre soberanía nacional, proyectos políticos de independencias desde hacía más un
siglo y una serie de referentes políticos latinoamericanos compartidos como Simón
Bolivar, José Martí, José Gabriel Condorcanqui (Tupac Amaru II) Bartolina Sisa o
Julián Apaza Nina (Tupac Katari). Otra clave fundamental fue la existencia de una
lucha antimperialista absolutamente vigente contra el injerencismo norteamericano en el
Caribe y en América Latina durante la década de los cincuenta y sesenta. Estas
circunstancias permitieron a los intelectuales latinoamericanos incorporarse a los
debates anticoloniales y antimperialistas con una serie de perspectivas intelectuales
propias.
Aunque a la Conferencia de Bandung no asistió ningún país latinoamericano, a
la Conferencia de Belgrado ya si acudió Cuba como miembro del Movimiento de Países
No Alineados. La Primera Conferencia Trincontinental, celebrada en La Habana 167, ya
contó con la presencia de Fidel Castro, Salvador Allende, el presidente de Guatemala
Luis Augusto Turcios Lima, el Presidente guyanés Cheddy Jagan, el venezolano Pedro
5
La obra fue publicada en cinco volumenes (el primero négritude et humanisme, el segundo Nation et
Voie Africaine du Socialisme, el tercero Négritude et civilisation de l´Universel, el cuarto Socialisme et
planification y el quinto Le dialogue des cultures).
6
Recordemos que varias décadas más tarde surgirán nuevos autores de lo que podríamos considerar los
estudios poscoloniales o descoloniales, como área de estudio. En el año 1979 se publicaOrientalism del
palestino Edward Said, Women, Race and Class en 1981 de la pensadora afroamericana Angela Davis. En
el año 1983 de The prose of counter insurgecy del pensador indio Ranajit Guha. En 1983 Práxis
Latinoamericana y filosofía de la liberación del filósofo latinoamericano Enrique Dussel. Borderlands/La
Frontera: The New Mestiza de Gloria Andalzua en 1987, o en ese mismo año, la publicación del escritor
keniata Decolonising the mind: The politics of language in African literature.
7
El concepto transterrado fue acuñado por José Gaos para referirse a la concición de todos los
intelectuales españoles exiliados por el golpe militar fascista en España en el año 1936 y por la
consiguiente guerra civil y dictadura militar. Entre los intelectuales exiliados españoles estaban Adolfo
Sánchez Vazquez, José Gaos, Carlos Bosch García, Wenceslao Roces, Eduardo Nicol. Todos ellos y
muchos otros fueron acogidos como exiliados políticos por el Gobierno de Lázaro Cardenas, en una
política exterior de acogida de los exiliados del fascismo español.
El mundo occidental, ya lo hemos visto, no acepta este pasado sino aquello que
lo justifique en el futuro que está creando. Y él, solo él, es el creador del futuro.
El pasado no es sino un escalón para el futuro en esta interpretación de la historia
en la que el hombre moderno se ve a sí mismo como la encarnación de todos los
valores. La historia empieza, propiamente, con este hombre y el mundo al que da
lugar. Grecia, Roma y el cristianismo tienen que ver con el mundo occidental,
pero solo en función de la escala en la cual este mundo ha llegado a realizarse.
[...]La filosofía de la historia, invención de la cultura occidental, no solo
desplaza al mundo del cual surgió hacia el pasado, sino que también desplaza a
otras culturas y otros mundos con los cuales se ha encontrado el hombre
occidental en su incontenible expansión. Fuera de la historia, creación
occidental, van a quedar también todas las culturas, pueblos y sociedades que no
pertenezcan a la cultura occidental que se ha erigido en protagonista de la
historia (Zea 1957, 53-54).
Para una nueva interpretación de esa específica relación entre América Latina y
Occidente, mediada por el mundo ibérico, Fernández Retamar propone los conceptos de
occidentales de ultramar o ibéricos de ultramar (1978, 10). Otra cuestión importante en
los trabajos del autor es su teorización sobre los tres momentos de ruptura de América
Latina con el colonialismo europeo. El primero sería la independencia de Haití en 1791,
el segundo sería el proceso de independencias latinoamericanas en el primer tercio del
siglo XIX y el tercero serían las luchas de independencia de Cuba y Puerto Rico en
1898. Según Fernández Retamar, mientras que el primer proceso supuso una
desconexión del colonialismo español y una nueva entrada en el ámbito geopolítico
francés y británico, el segundo proceso sería una desconexión del colonialismo español
y una nueva dependencia de Cuba y Puerto Rico a la emergente injerencia
norteamericana en el Caribe. Para Roberto Fernández Retamar, los procesos de
descolonización hay que leerlos en clave de desconexión y nuevas colonizaciones
culturales. La occidentalización aparece asociada a la conquista de América, pero de
una forma particular atravesada por el mundo ibérico, mientras que las injerencia e
intervención británica, francesa y posteriormente norteamericana en América Latina
continuaron profundizando en el proceso de occidentalización (argumento que
posteriormente retomará Walter Mignolo). Además del concepto de paleocciental y del
análisis de los tres momentos de desconexión de América Latina, Fernández retamar
propone también el concepto de postoccidental cuando afirma que: “si lo occidental fue
caracterizado por la expansión colonial europea, el orden burgués y el capitalismo, el
fin del colonialismo y la superación del capitalismo llevaría a un nuevo mundo
posoccidental (1978, 42). Para el autor, como vemos, el final del capitalismo y del
colonialismo, darían, por tanto, lugar a un mundo superador de los legados occidentales,
argumento que recuperará posteriormente Walter Mignolo cuanto trate de poner en
discusión la obra Fernández Retamar con los autores de la corriente decolonial ya en los
años noventa.
El tercer autor que vamos a analizar es, justamente, Walter Mignolo y su
reinterpretación del fenómeno del occidentalismo y, especialmente, del concepto de
posoccidentalismo introducido por Fernández Retamar. Hay varias cosas que hacen que
la interpretación de Mignolo sea muy particular. En primer lugar, Mignolo publica sus
trabajos Occidentalización, imperialismo, globalización: herencias coloniales y teorías
postcoloniales; Posoccidentalismo: las epistemologías fronterizas y el dilema de los
estudios (latinoamericanos) de área; y Postoccidentalismo: el argumento desde
América Latina en los años 1995, 1996 y 1998 respectivamente. A mediados de la
década de los noventa los poscolonial studies ya estaban en plena emergencia en las
universidades anglosajonas. Gracias a su posición en la Universidad de Duke, Walter
Mignolo8 pudo entrar en contacto y diálogo con la obra de Edward Said, que era
8
Walter Mignolo iba a ser un interlocutor fundamental para el impulso de los estudios poscoloniales
entre los intelectuales latinoamericanos, por su posición en la Universidad de Duke. Junto a Ramón
Grosfoguel que trabajaba como investigador posdoctoral en el Centro Fernand Braudel de la Universidad
de Binghamton, junto a Immanuel Wallerstein. También María Lugones se encontraba en la Universidad
de Binghamton, en el Departamento de Literatura Comparada y de Estudios de la Mujer. Además de ellos
también Arturo Escobar se encontraba trabajando en Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill y
Fernando Coronil que trabajaba en la Universidad de Michigan. Este grupo de intelectuales
latinoamericanos asentados en universidades norteamericanas serían una parte improtante de la primera
red modernidad/colonialidad junto a otra serie de intelectuales latinoamericanos que se encontraban en
universidades latinoaermicanas como Enrique Dussel (Universidad Nacional Autómona de México) o
Aníbal Quijano (Universidad Nacional Mayor de San Marcos), Edgardo Lander (Universidad Central de
Venezuela) o Santiago Castro-Gómez (Universidad Javierana de Bogotá).
En este caso, para Mignolo la expansión colonial sería parte de esa ampliación
del occidentalismo, de anexión de la diferencia. Frente al orientalismo que sería un
producto de Occidente, pero construido como relato entorno a aquello que constituye
una oposición irreductible, una alteridad en términos absolutos. En este caso, para
Mignolo tanto el occidentalismo como el orientalismo son productos diseñados y
producidos por occidente. Ambas estrategias han sido pensadas como formas de
dominación colonial. Tanto aquella que anexa e incorpora lo diferente (el
occidentalismo reproducido en el sur de Europa y en América Latina) como el
orientalismo, producido hacia el norte de África y el Próximo Oriente. En esta misma
línea, Fernando Coronil propone, en su trabajo Naturaleza del poscolonialismo: del
eurocentrismo al globocentrismo del año 2000, comprender el occidentalismo como un
conjunto de prácticas de representación que permiten reordenar las formas de interpretar
el mundo y producir conceptos en torno a (1) una división del mundo en unidades
aisladas, (2) una desvinculación de las historias que relacionan las diferentes partes del
mundo, (3) la construcción de la diferencia en jerarquía, (4) una naturalización y
universalización de dichas representaciones y (6) una reproducción de las asimetrías y
desigualdades en las relaciones de poder. Según Fernando Coronil “estas modalidades
de representación, estructuradas en términos de oposiciones binarias, oscurecen la
mutua constitución de “Europa” y sus colonias, y del “Occidente” y sus post-colonias.
Ocultan la violencia del colonialismo y del imperialismo detrás del embellecedor manto
de misiones civilizatorias y planes de modernización” (Coronil 2000, 89-90). De esta
manera, vemos que tanto para Mignolo como para Coronil, ambas estrategias serían
producto de la misma modernidad occidental mientras que el orientalismo sería la forma
de dominar a Oriente, el occidentalismo sería, en cambio, la forma de dominar de
Occidente.
Fue, mucho más tarde, en el año 2000 cuando Walter Mignolo se incorpora a la
red modernidad/colonialidad y cuando asume el concepto colonialidad, con la
publicación de su trabajo La colonialidad a lo largo y a lo ancho: el hemisferio
occidental en el horizonte colonial de la modernidad, en un volumen colectivo editado
por Edgardo Lander con el título La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias
sociales, publicado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales en el año
2000. Esto quiere decir algo que se ha tenido poco en consideración, y es que Mignolo
en la discusión descolonial y en la red modernidad/colonialidad va a tener una
incorporación muy tardía. En esta obra del año 2000, Mignolo definitivamente se acoge
al concepto de colonialidad en un momento en el que el resto de los intelectuales de la
red modernidad/colonial ya han consolidado una serie de referencias conceptuales
comunes como colonialidad (del saber, del poder, del ser, de género, de naturaleza),
sistema-mundo-moderno-colonial, 1492, racismo, transmodernidad, etc, entre las cuales
no iba a figurar el concepto de posoccidentalismo, por lo que la discusión entorno al
occidentalismo y al posoccidentalismo no se iba a desarrollar. Lo cierto es que, a pesar
de que no evolucionara como un concepto fundamental y central para la corriente
decolonial latinoamericana, si creo que se alcanzaron una serie de aportes que considero
contribuyen a una nueva interpretación crítica de la relación a los territorios
periféricos/marginales/fronterizos de Europa y Occidente.
Una vez realizado este recorrido por la formación del debate y la crítica al
occidentalismo, nos interesa definir colectivamente el proyecto civilizatorio de la
expansión colonial tanto castellana como portuguesa, francesa, británica y
posteriormente norteamericana. Pensar desde otros lugares a Occidente nos permite
visibilizar todas aquellas culturas, territorios y comunidades que siendo parte geográfica
e histórica de Europa no han sido consideradas dentro de la tradición occidental. En los
últimos años, además, hemos asistido a una emergente bibliografía sobre propuestas
para llevar a cabo lo que podríamos llamar una descolonización de la propia Europa.
Obras como Provincializing Europe: Postcoloniality and the critique of history de
Dipesh Chakrabarty de 2000 (traducida al castellano y publicada en 2008) fue pionera y
inauguró otra serie de reflexiones como Para descolonizar Occidente: más allá del
pensamiento abismal, de Boaventura de Sousa Santos del año 2010, la obra editada por
Manuel Boatcă, Encarnación Gutierrez y Sergio Costa Decolonizing European
sociology: transdisciplinary approaches de 2016, el artículo de Eduardo Restrepo de
2016, Descentrando a Europa: aportes de la teoría postcolonial y el giro decolonial al
conocimiento situado, la obra La bárbara Europa. Una mirada desde el
postcolonialismo y la descolonialidad, también del 2016, de la filósofa española
Montserrat Galcerán, o el libro Descolonizar Europa. Ensayos para pensar
históricamente desde el sur publicado en el año 2019. Todas las obras anteriores tienen
de fondo una discusión común y una serie de formulaciones en torno a qué significa la
descolonización de Europa, cómo desplazar/descentrar a Occidente de los discursos y
narrativas de las ciencias sociales y las humanidades contemporáneas, y sobre todo, si
se puede formular y bajo qué condiciones, una nueva discusión que trate de construir
Por otro lado, y en oposición, la región que llamamos Sur de Europa o Europa
mediterránea, comprende los territorios de la Península ibérica, las Islas Baleares,
Córcega, Cerdeña, Sicilia, la Península itálica, los Alpes dinárquicos hacía la península
balcánica y el mar Egeo, quedando al este la Península de Anatolia. Abarca la costa
norte del Mediterráneo, por tanto, un territorio en constante diálogo con África y
Próximo Oriente a través del mar Mediterráneo. Se trata de los territorios de las culturas
mediterráneas desde la cultura micénica, fenicia, griega, cartaginesa, toda la parte
central del Imperio Romano, tanto de Occidente con sede en Roma, como de Oriente
con sede en Constantinopla. Tras la caída de la ciudad de Roma fue una región en
constante disputa entre las dinastías germánicas que gobernaban el sur del Imperio
Romano de occidente, la expansión del Imperio Romano de oriente y las fuerzas del
Califato Omeya de Damasco. Se trata de una zona donde no se desarrolló el modo de
producción feudal, hasta muy tarde, y a la que este modo feudal llegó a través de
conquistas y ocupaciones militares a partir del siglo XIII, lo que le imprime un carácter
de feudalismo de importación, como lo llamó el historiador March Bloch (1987). Tanto
el Califato de Damasco como el Imperio Bizantino entran en una crisis que llevará a la
caída de Constantinopla en manos del emergente Imperio Otomano en 1453, la Toma de
Granada en 1492 por parte del Reino de Castilla, y la conquista por parte del Reino de
Aragón de Cerdeña Sicilia y Nápoles. Esta Europa del sur, es la Europa del legado
musulmán, de Al-Ándalus, de las comunidades sefardíes, del Emirato de Sicilia, la
Europa del contacto fronterizo con África y la Europa bizantina. A partir del siglo XVI
toda está gran región quedará bajo control de los Estados territoriales de Europa tras las
campañas de expansión feudal que anteceden a la expansión colonial americana tras
1492. Como bien señala el filósofo Enrique Dussel en su obra Meditaciones anti-
cartesianas: sobre el origen del anti-discurso filosófico de la Modernidad:
fue uno de los pioneros en la formación de las corrientes intelectuales de mediados del
siglo XX que trataron de explicar la formación de las sociedades ibéricas y
latinoamericanas a partir de las teorías del contacto cultural. Su obra fundamental, será
España en su historia: cristianos, moros y judíos publicada en 1948, que sería re-
editada como La realidad histórica de España en su segunda edición de 1965 (2004) y
en las siguientes. Américo Castro trató de reinterpretar el pasado de la Península Ibérica
desde el paradigma de la convivencia, teniendo en cuenta papel que las tres religiones
(cristiana, musulmana y judía) jugaron en la formación de las sociedades y culturas del
sur de Europa y más concretamente la española. En términos contemporáneos ya
existen toda una serie de diferentes tradiciones en el estudio del contacto cultural en la
formación de sociedades contemporáneas9. Américo Castro compartió formación con
otros intelectuales pioneros en esta nueva clave cultural como Silvio Zavala (que sería
uno de lo maestros de Lepoldo Zea) o Fernando Ortiz (que a su vez sería uno de los
referentes principales de Roberto Fernández Retamar). Américo Castro fue, a su vez el
referente de toda una serie de intelectuales españoles que forman parte de lo que
podemos llamar el hispanismo crítico peninsular como Francisco Marquez Villanueva,
Juan Goytisolo, Eduard Subirats, José Antonio González Alcantud o Emilio González
Ferrín. Francisco Marquez Villanueva10 (Sevilla 1931 – Boston 2013), uno de estos
intelectuales del hispanismo crítico peninsular, es una de las referencias imprescindibles
para volver a pensar la cuestión occidental desde una tradición crítica del sur de Europa
y en diálogo con el resto de discusiones que tratan de cuestiones el legado occidental en
los discursos historiográficos y humanísticos. En el año 1970, Francisco Marquez
Villanueva realizó una reseña a la obra Spain and the Western Tradition. The Castilian
Mind in Literature from El Cid to Calderón publicada en cuatro volumenes entre los
años 1963 y 1966 por Otis Green en la Editorial de la Universidad de University of
Wisconsin. Francisco Marquez Villanueva, le publicaría una reseña larga, que quedaría
para la posteridad como un ensayo crítico con la concepción occidentalista del mundo
ibérico e hispanoárabe. La reseña tuvo por título Sobre la occidentalidad cultural de
España, y fue publicada por la Revista de Occidente en el año 1970. En su ensayo,
Marquez Villanueva señala lo siguiente:
9
Uno de los temas que más ha llamado la atención de los intelectuales poscoloniales, a los crítcos con el
eurocentrismo, a los autores del hispanismo crítico peninsular y a los teóricos de la decolonialidad
latinoamericana ha sido el tema del contacto cultural. Hoy ya existen toda uan serie de propuestas
conceptuales, estrategias teóricas y marcos de interpretación de los procesos de contacto cultural que
están atravesados por conquistas militares y violencias coloniales. Algunos de ellos son la antropología de
frontera (Lisón Tolosana, 1994), las culturas de frontera (González Alcantud, 2019), las zonas de
contacto (Pratt, 2010), los estudios sobre subalternidad (Spivak, 2003; Banerje, 2010), la colonialidad del
ser (Nelson, 2007), los conceptos de mimetismo o hibridación (Bhabha, 2012), el concepto de paisajes
étnicos (Appadurai, 2001), el concepto de transculturación (Ortiz, 1940), epistemicidio (Sousa Santos,
2010; Grosfoguel, 2013), la sociedad abigarrada (Zavaleta Mercado, 1986), la colonización del
imaginario (Gruzinski, 2016), el concepto de tierras intermedias (González Ferrín, 2006).
10
Nacido en Sevilla, fue expulsado de la Universidad de Sevilla en los años cincuenta por los adeptos a
la historiografía nacionalista y fascista del régimen de Franco. Exiliado de la dictadura militar, fue
profesor en la Universidad de Hardvard entre los años sesenta y noventa. Recomiendo una entrevista que
le hizo el profesor José Antonio González Alcantud en la Universidad de Granada, como parte del ciclo
“El Intelectual y su memoria” en el año 2006. La entrevista fue transcrita y publicada en la revista
Chronica Nova: Revista de historia moderna de la Universidad de Granada (González Alcantud 2006).
Señala también Marquez Villanueva que el autor “propone una macro teoría del
occidentalismo a ultranza para la totalidad del hecho cultural hispánico” (1970, 56), y
continúa afirmando que la única tesis occidentalista que podría ser considerada, sería
aquella, que vaya mas allá de:
Desde otras laderas, fue, justamente, el título que Francisco Marquez Villanueva
escogió para una de sus obras sobre el problema morisco que trataba de refutar a la
moriscología tradicional española sobre las interpretaciones islamófobas,
extranjerizantes, eurocéntricas, castellanocéntricas y occidentales en los estudios sobre
comunidades moriscas (Marquez Villanueva 1991). Una nueva perspectiva que
implicaba, en todo caso, una nueva posición desde la que observar el mismo paisaje.
Interpelados, de nuevo, por Francisco Marquez Villanueva, debemos seguir pensando la
conquista de Al-Ándalus, el pasado morisco, la Andalucía moderna y el sur de Europa,
desde nuevas laderas. La discusión abierta en los últimos años nos permite afirmar que
en el contexto del sur de Europa se está consolidando un área de investigación, reflexión
y producción de conocimiento desde nuevas perspectivas que podemos denominar
como nuevas producciones poscoloniales desde el sur Europa, y que, en todo caso,
encarna lo que Boaventura de Sousa Santos llama un poscolonialismo de oposición
(2006), y que José Antonio González Alcantud ha llamado poscolonialismo resistente
(2021), esto es, una conciencia opositiva a los legados del eurocentrismo el
colonialismo y el occidentalismo que trata de afirmar nuevas enunciaciones teóricas,
culturales y epistémicas más allá de dichos legados imperiales. El escenario de
investigación actual sobre humanidades e historiografía en el Estado español y en el
conjunto del sur de Europa nos interpela a profundizar en el desarrollo de una crítica la
occidentalización desde la experiencia periférica de la colonización castellana de Al-
Ándalus y del resto del sur de Europa. Una de las claves de esta nueva discusión ha de
ser la formación de nuevos conceptos o la re-interpretación de los marcos tradicionales
con que se ha definido el pasado de la península ibérica. ¿Podríamos teorizar la
conquista castellana de Al-Ándalus como una occidentalización temprana? Los
conceptos de occidentalización, castellanización y cristianización deben ser
específicamente desarrollados en el contexto de la historia de larga duración que
inauguran las conquistas feudales del sur de Europa y que encuentran en la expansión
colonial al norte de África, el Caribe y América Latina su segunda ampliación, que
tendrá como consecuencia directa la formación del sistema mundo moderno colonial a
partir del siglo XVI. Si el concepto de descubrimiento de América ha sido superado por
las historiografías americanistas y latinoamericanistas, en el Estado español y en la
historiografía andaluza ya hay argumentos de sobre para superar el concepto de re-
conquista y comenzar a afirmar el proceso como una conquista feudal y un proceso de
colonización ¿se podría hablar de una invasión castellana de Al-Ándalus, tal y como se
ha interpretado la presencia musulmana en la península? ¿Se podría hablar del Desastre,
tal y como los historiadores del mundo árabe han teorizado y conceptualizado, la
Nakba, como la génesis del estado de Israel en los territorios palestinos? (Sa´di y Abu-
Lughod 2007; Khoury 2012) Digo esto, no como una forma de confrontación a los
sectores tradicionalistas de la historiografía españolista, sino tratando de convocar una
nueva discusión en torno a la forma de interpretar y conceptualizar pos procesos de
contacto cultural, conquistas militares y colonizaciones que se dan en el contexto del sur
de Europa pero cuyas consecuencias están directamente relacionadas con otros procesos
de conquista y colonización tanto en el Mediterráneo como en el Atlántico.
Así como Roberto Fernández Retamar señala que la población indígena y afro
constituían una reserva de otredad americana (1978, 14), ¿podríamos decir que los
moriscos andalusíses, los judíos, gitanos y población afroandaluza constituían la reserva
de la otredad de Occidente? Sugiero esto porque es más que evidente que la diferencia
racial producida en las primeras décadas tras la conquista de Granada, las conversiones
forzosas, los desplazamientos internos y la violencia producida contra las comunidades
Obras citadas
---. El fin del imperio cognitivo: la afirmación de las epistemologías del Sur, Madrid:
Editorial Trotta, 2019.
Spivak, Gayatri Chakravorty . “¿Puede hablar el subalterno?” Revista colombiana de
antropología vol. 39 (2003): 297-364.
Tavakoli-Targhi, Mohamad. Refashioning Iran: Orientalism, occidentalism and
historiography. Springer, 2001.
Thiong'o, Ngugi wa. Decolonising the mind: The politics of language in African
literature. East African Publishers, 1985
Vernet, Juan. Lo que Europa debe al Islam de España. Barcelona: El Ancantilado,
1996.
Zavaleta Mercado, René. "El Estado en América Latina." Áreas. Revista Internacional
de Ciencias Sociales 7 (1986): 81-93.
Zea, Leopoldo. América en la Historia. Revista de Occidente, Madrid, 1957.
Zolov, Eric. “La Tricontinental y el mensaje del Che Guevara. Encrucijadas de una
nueva izquierda”. Palimpsesto vol. 6 n. 9 (2016): 01-13.