Estilos de Afrontamiento en Adultos Que Padecen Psoriasis Ulima

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Universidad de Lima

Escuela de Humanidades
Carrera de Psicología

“ESTILOS DE AFRONTAMIENTO EN
ADULTOS QUE PADECEN DE PSORIASIS EN
LIMA METROPOLITANA”.
Tesis para Optar el Título de Licenciada en Psicología

Verónica Hikari Fujiki Pereyra


Código 20080400

Asesora
Roxana Zevallos Vega

Lima – Perú

1
Octubre de 2016

2
“Estilos de Afrontamiento en adultos que
padecen de Psoriasis en Lima Metropolitana”

3
Agradecimientos

A Dios por poner en mi camino, en el momento preciso, las situaciones y personas para
realizar este trabajo de investigación.

A mi padre, quien nunca se cansó por preguntarme día a día cómo iba mi tesis y a
alentarme para culminarla. Gracias papá, aquí está, ¡Vamos con todo!

A mi madre, quien fue el motivo para investigar sobre esta difícil enfermedad. Gracias
mamá, ahora te comprendo y sé que puedo ayudarte.

A Ronald, por tu apoyo incondicional y a ti Elsa, un beso al cielo.

Quiero agradecer profundamente a Roxana Zevallos, mi asesora, por compartir tus


conocimientos y guiarme en todo este arduo pero gratificante camino.

Finalmente, y no menos importante, agradecer infinitamente al profesor Cipriano Olivera


por apoyarme siempre e impulsarme a realizar esta investigación.

Gracias a todas las personas que estuvieron involucradas conmigo en el desarrollo de mi


tesis.

4
TABLA DE CONTENIDOS
INTRODUCCIÓN…….…….…….…….…….…….…….…….…….……... xi
CAPÍTULO I: PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA……….…….… 1
1.1 Descripción del problema…………………………………….....……... 1
1.2 Justificación y relevancia…………………………………….....……... 2
1.3 Limitaciones…………………………………….........................……... 2
CAPÍTULO II: MARCO TEÓRICO... …….…….…….…….…….……… 4
2.1 Antecedentes del tema……………………………………..................... 4
2.1.1 Antecedentes Internacionales……………………………………… 4
2.1.2 Antecedentes Nacionales…………………………………………... 7
2.2 Base teórica conceptual……………………………………........……... 12
2.2.1 Enfoque Cognitivo – Conductual………………………………….. 12
2.2.2 Enfermedades Crónicas Dermatológicas…..………………………. 16
2.2.3 La Psoriasis…………………………………….....................……... 18
2.2.4 Causas de la Psoriasis…………………………………….....……... 20
2.2.5 El Estrés…………………………………….........................…….... 23
2.2.6 Estrés y sistema inmunitario en la psoriasis……………….............. 27
2.2.7 Ciclo Vital……………………………………................................. 28
2.2.8 Afrontamiento…...…………………………………….................... 34
2.2.9 Afrontamiento, edad y género……………………............………... 39
CAPÍTULO III: OBJETIVOS, HIPÓTESIS Y DEFINICIÓN DE
VARIABLES…….…….…….…….…….…….…….…….…….…….……... 43
3.1 Objetivo General……………………………………............................. 43
3.1.1 Objetivos Específicos……………………………………................ 43
3.2 Hipótesis…………………………………….......................................... 43
3.3 Definición de Variables.…………………………………….................. 44
3.4 Definición Operacional de Variables…………………………………... 46
CAPÍTULO IV: MÉTODO 47
4.1 Tipo y diseño de investigación…………………………………............ 47
4.2 Participantes…………………………………….........................……... 47
4.3 Técnica de recolección de datos……………………………………….. 48

5
4.3.1 Descripción del instrumento………………………………...……... 48
4.3.2 Estructura del cuestionario………………………………….……... 49
4.3.3 Características psicométricas………………………………............ 51
4.4 Procedimiento de recolección de datos………………………………... 54
4.5 Estrategia de análisis de datos…………………………………………. 54
CAPÍTULO V: RESULTADOS……………………………………............. 56
5.1 Análisis psicométrico de la Escala de Afrontamiento
Multidimensional (COPE) ……………………………………......................... 56
5.1.1 Validez y Confiabilidad……………………………………............. 56
5.2 Prueba de Bondad de Ajuste…………………………………………... 63
5.3 Análisis Comparativo……………………………………...................... 66
CAPÍTULO VI: DISCUSIÓN……………………………………................. 71
Conclusiones…………………………………….............................................. 82
Recomendaciones……………………………………...................................... 83
Referencias…………………………………….....………………………....... 84
Anexos……………………………………........................................................ 91

6
ÍNDICE DE TABLAS

Tabla 4.1: Escalas de Cuestionario de Estilos de Afrontamiento (COPE) .................... 49


Tabla 4.2: Análisis de confiabilidad de las escalas del cuestionario de estilos de
afrontamiento (COPE) .................................................................................................... 52
Tabla 4.3: Análisis de confiabilidad de las escalas del cuestionario de estilos de
afrontamiento reorganizado .......................................................................................... 53
Tabla 5.1: Análisis Psicométrico de Escala de Afrontamiento Multidimensional
agrupando los ítems según estrategias de afrontamiento. ............................................. 58
Tabla 5.2: Análisis Psicométrico de Escala de Afrontamiento Multidimensional luego
de eliminar ítems ............................................................................................................ 59
Tabla 5.3: Análisis Psicométrico de la Escala de Afrontamiento Multidimensional
según Estilos de Afrontamiento ..................................................................................... 61
Tabla 5.4: Versión Final de la Escala de Afrontamiento Multidimensional adaptada para
adultos que padecen de psoriasis en Lima Metropolitana ............................................. 63
Tabla 5.5: Prueba de Bondad de Ajuste, Medidas de tendencia central y de dispersión
en las estratégicas de afrontamiento ............................................................................. 64
Tabla 5.6: Prueba de Bondad de Ajuste y análisis descriptivos en los estilos de
Afrontamiento ................................................................................................................ 66
Tabla 5.7: Prueba U de Mann Whitney para la comparación de las Estrategias de
afrontamiento, según el género ..................................................................................... 68
Tabla 5.8: Prueba U de Mann Whitney para la comparación en los estilos de
afrontamiento, según el género ..................................................................................... 69
Tabla 5.9: Prueba U de Mann Whitney para la comparación de las Estrategias de
afrontamiento, entre adultos de edad temprana y edad intermedia .............................. 70
Tabla 5.10: Prueba U de Mann Whitney para la comparación en los estilos de
afrontamiento del cuestionario de afrontamiento entre adultos de edad temprana y
edad
intermedia……………………………………………………………………………………...…7
1

7
ÍNDICE DE FIGURAS

Figura 1: Representación gráfica de los promedios obtenidos en las escalas del


cuestionario de Afrontamiento Multidimensional (COPE) ............................................ 66

Figura 2: Representación gráfica de los promedios obtenidos en los estilos de


afrontamiento del cuestionario de Afrontamiento Multidimensional (COPE) ............... 66

8
Resumen

El presente estudio tiene la finalidad de conocer los estilos y estrategias de


afrontamiento en adultos con psoriasis en Lima Metropolitana. Asimismo se pretende
comparar cada estilo de acuerdo al género y la etapa de desarrollo en la que se encuentran.
Los participantes fueron 80 personas de ambos sexos, entre 20 y 65 años con el
diagnóstico de psoriasis. El instrumento utilizado fue la Escala de Afrontamiento
Multidimensional (COPE) de Carver, Scheier y Weintraub (1989), adaptada por Cassuso
en 1996 y una ficha sociodemográfica.

Se encontró que el estilo de afrontamiento centrado en la emoción es la más


utilizada entre las personas de la muestra, seguido del afrontamiento centrado en el
problema y el menos empleado es el estilo de afrontamiento menos útil o evitativo. Las
estrategias de mayor preferencia son la “aceptación”, “reinterpretación positiva” y
“búsqueda de apoyo social por razones emocionales”, mientras que las de menos uso son
“negación”, “desentendimiento conductual” y “desentendimiento mental”. Se
encontraron diferencias significativas según el género y la edad. Las mujeres prefieren
un estilo de afrontamiento centrado en la emoción y emplear estrategias de “acudir a la
religión” y “búsqueda de apoyo social por razones emocionales”. Por otra parte, los
adultos en edad intermedia prefieren usar un estilo de afrontamiento centrado en el
problema y un estilo de afrontamiento evitativo; empleando estrategias de “afrontamiento
activo”, “planificación”, “postergación del afrontamiento”, “negación”, “religión” y
“desentendimiento mental”.

Palabras clave: estilos afrontamiento, psoriasis, ciclo vital, género

9
Abstract

The present study aims to know the styles and coping strategies in adults with
psoriasis in Metropolitan Lima. It also seeks to compare each style according to gender
and the stage of development in which they are located. The participants were 80 persons
of both sexes between 20 and 65 years old with the diagnosis of psoriasis. The instrument
used was the Multidimensional Coping Scale (COPE) of Carver, Scheier and Weintraub
(1989), adapted by Cassuso in 1996 and a sociodemographic tab.

It was found that the coping style focused on emotion is the most used among the
people of the sample, followed by the coping focused on the problem and the least used
is the coping style less useful or avoidant. The strategies of major preference are the
"acceptance", "positive reinterpretation" and "use of emotional social support", while the
less use are "denial", "behavioral disengagement" and "mental disengagement".
Significant differences were found according to gender and age. Women prefer a coping
style focused on the emotion and use strategies of "religious coping" and "use of
emotional social support ". On the other hand, intermediate-age adults prefer to use a
coping style focused on the problem and a coping style avoidant; using coping strategies
of "active coping", "planning", "postponement of coping", "denial", "religious coping"
and "mental disengagement".

Key words: coping styles, psoriasis, life cycle, gender

10
INTRODUCCIÓN

La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel, no contagiosa, que


produce diversos síntomas como lesiones rojas, escamosas, secas e inflamadas que
producen picor, localizándose en la mayoría de casos en los codos, rodillas, tronco y
cuero cabelludo. Sin embargo, también puede presentarse en otras partes del cuerpo
(Psoriasis Perú, 2011). Se estima que afecta a un 2% de la población mundial y prevalece
tanto en hombres como en mujeres por igual. Dicha enfermedad está altamente
relacionada con factores psicológicos que lo desencadenan y contribuyen en su desarrollo
lo cual obliga al paciente a tener que afrontar diversos cambios en su vida y reajustes
psicológicos de gran impacto.
En el Perú, aún es escasa la información que se tiene respecto a la cantidad de
personas que tiene psoriasis y menos aún sobre los factores asociados.
El objetivo de la presente investigación se centra en describir los estilos y
estrategias de afrontamiento de las personas que padecen de psoriasis con el fin de
conocer en profundidad cómo son sus propias conductas de afrontamiento y emplear, en
un futuro, estrategias más adecuadas de intervención terapéutica.
Con dicho propósito, en el primer capítulo se presenta el problema identificado
que motiva a realizar dicha investigación, algunos lineamientos generales acerca de la
enfermedad, su incidencia, posibles causas y las posibles consecuencias que derivan de
ésta con la finalidad de plantear la justificación de la misma así como también las
limitaciones encontradas.
Seguidamente, en el segundo capítulo, se hace una revisión de los antecedentes
tanto nacionales como internacionales relacionados al tema. Se describen las principales
propuestas del enfoque cognitivo conductual, marco en el que se basa el instrumento
utilizado en la presente investigación. Se define el término de estrés y su relación con el
sistema inmunitario y el ciclo vital. Asimismo, se define el afrontamiento desde la
propuesta cognitivo – conductual.
En el tercer capítulo, se exponen tanto el objetivo general como los objetivos
específicos planteados para la presente investigación; además, se presentan las hipótesis
y la definición de variables.
Mientras que, en el cuarto capítulo se detalla la metodología empleada durante la
investigación, el tipo de diseño, se resaltan las características más importantes de la

11
muestra, los instrumentos utilizados en la medición y el procedimiento desarrollado en
cada etapa del estudio.
En el capítulo quinto se describen los resultados de la investigación, resaltando
los más significativos y siguiendo la lógica de los objetivos planteados.
Finalmente en el sexto capítulo, se elabora la discusión en base a lo encontrado
en la investigación para contrastarlo con lo encontrado en investigaciones nacionales e
internacionales con el fin de concluir sobre lo observado en la muestra y elaborar
recomendaciones que ayuden a estudiar en profundidad el tema.

12
CAPÍTULO I: PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

1.1 Descripción del problema


La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que evoluciona
por crisis, adoptando diversas formas clínicas. Aunque la causa básica aún es
desconocida, existen factores predisponentes o potencialmente provocadores como la
presencia de antecedentes familiares y efectos ambientales, teniendo dentro de éstos
últimos al trauma crónico de la piel, cuadros infecciosos, medicamentos, obesidad,
consumo de sustancias, entre otros (Bartolo et al., 2010). Asimismo, se ha encontrado
que es una enfermedad que afecta aproximadamente a más de 125 millones de
personas en todo el mundo, con una prevalencia global del 2 a 3%. A pesar de que en
nuestro país no se cuenta con estudios epidemiológicos al respecto, es motivo de
consulta repetida, una de las diez patologías dermatológicas más atendidas en
consulta externa y la primera causa de hospitalización en varios hospitales del Perú
(Catacora et al., 2007).
Con frecuencia el impacto psicosocial de la psoriasis es mayor que la misma
enfermedad ya que afecta no sólo aspectos físicos de la persona sino también sus
actividades diarias, sus relaciones interpersonales, la elección de carreras, la decisión
de tener hijos y su estabilidad emocional.
Por otro lado, debido a su carácter crónico requiere consultas y medicación
frecuentes. En la mayoría de casos es el dermatólogo quien asume la responsabilidad
y hace un seguimiento del paciente psoriásico con el fin de ofrecer el mejor manejo
integral posible. Sin embargo, las formas de tratamiento son diversas y las mejorías
que se producen son usualmente temporales causando gran insatisfacción y
frustración tanto para el paciente como para el especialista. Es así que estos
tratamientos tienen tolerancia y eficacia limitada e inclusive con efectos secundarios
que afecta aún más el estado emocional de quien padece la enfermedad.
De esta manera, se considera relevante conocer los estilos de afrontamiento
de las personas que sufren de psoriasis, sus propias conductas de afrontamiento y
comprender en profundidad su situación para emplear estrategias más adecuadas de
intervención terapéutica. Así, al conocer cómo son los esfuerzos cognitivos y
conductuales para manejar la enfermedad, se logrará realizar un trabajo conjunto

13
entre especialistas de la salud con el fin de velar por el mayor bienestar posible para
todos los pacientes con psoriasis.
Por lo expuesto y por la necesidad de ampliar el campo de conocimiento y
acción de la psicología de la salud a enfermedades dermatológicas poco estudiadas
como es el caso de la psoriasis, surgió la siguiente interrogante de investigación:
¿Cuáles son los estilos de afrontamiento en adultos que padecen de psoriasis
en Lima Metropolitana?

1.2 Justificación y relevancia


La psoriasis es una enfermedad crónica que con el paso del tiempo evoluciona
y se extiende lentamente. Es así que, con frecuencia el impacto es tanto a nivel social
como emocional provocando problemas perceptivos y de procesamiento de la
información, tensión en las relaciones interpersonales, agresividad e inestabilidad. De
esta manera, es importante explorar y conocer cómo las personas en edad temprana o
intermedia, que padecen psoriasis la afrontan y cuáles son los factores que influyen
en sus acciones de afrontamiento. Este hecho permitirá no sólo identificar la manera
en que las personas con psoriasis modulan situaciones estresantes y qué estrategias
utilizan para enfrentar la enfermedad sino también brindar herramientas de
intervención psicológica. Se podrá contribuir al desarrollo de estrategias de
intervención terapéutica que posibiliten un trabajo interdisciplinario que repercuta en
el mayor bienestar y mejora de la calidad de vida del paciente con psoriasis. Así, el
alcance de esta investigación es de tipo práctica ya que propone describir las
estrategias de afrontamiento en personas con psoriasis para posteriormente realizar
estrategias de intervención psicológica y dermatológica que les permitan alcanzar
mayor bienestar.

1.3 Limitaciones
Existen algunas restricciones que pueden afectar al desarrollo del proyecto,
una de ellas es el acceso a la muestra debido a que es difícil encontrar el apoyo de los
hospitales e instituciones de la salud para contactar con los pacientes que padecen de
psoriasis. Por otro lado, cabe mencionar que en el Perú la investigación sobre
psoriasis desde un punto de vista psicológico aún es escasa lo cual puede generar
dificultades para plantear los antecedentes del tema y discutir los resultados.

14
Finalmente, es importante mencionar que se obtuvo la muestra en un evento
organizado por la Sociedad Peruana de Dermatología lo cual puede sesgar los
resultados debido a que la asistencia de los participantes podría demostrar mayor
conciencia de enfermedad, mayor interés por mejorar y adherirse a un tratamiento en
comparación a aquellas personas con psoriasis que no asistieron al evento.

15
CAPÍTULO 2: MARCO TEÓRICO

2.1 Antecedentes del tema

2.1.1 Antecedentes internacionales


Se ha encontrado evidencia científica sobre las personas que padecen de psoriasis
a nivel internacional, así como también los estilos de afrontamiento en personas con
enfermedades dermatológicas crónicas y enfermedades crónicas. Es así que Hernández-
Fernaud, Hernández y Ruiz (2015) realizaron un estudio con el objetivo de contrastar el
papel mediador de varias estrategias de afrontamiento en la relación entre la percepción
de la enfermedad dermatológica y la calidad de vida. Fueron 220 participantes residentes
en Islas Canarias, España con edades comprendidas entre 19 y 82 años con enfermedades
dermatológicas de baja expresión como: granos, piel sensible, estrías, cicatrices, verrugas
y lunares. Se utilizaron cuatro instrumentos de medición. El primer instrumento fue un
cuestionario para identificar la sintomatología dermatológica percibida, el segundo
instrumento evaluaba el impacto psicológico que tiene la alteración dermatológica, el
tercer instrumento valoraba las estrategias de afrontamiento utilizadas para afrontar la
alteración dermatológica y el cuarto instrumento evaluaba la calidad de vida del paciente
entendida como la satisfacción específica con diferentes aspectos de la vida. Los
resultados indican que el afrontamiento es una variable de gran influencia en la
percepción de calidad de vida y en la respuesta a la enfermedad. Sin embargo, no todas
las estrategias de afrontamiento median de igual manera la percepción de la enfermedad
sobre la calidad de vida. Se ha observado que la estrategia de pensamientos positivos
contribuye a mantener la calidad de vida, a pesar de que la persona perciba el daño
dermatológico, por el contrario, los pensamientos desiderativos contribuyen a disminuir
la calidad de vida de los pacientes que perciben el mismo problema. Asimismo, se obtiene
que las estrategias de afrontamiento como búsqueda de soluciones, búsqueda de apoyo,
búsqueda de información y distanciamiento no actúan como estrategias de afrontamiento
mediadoras de la calidad de vida. Estos resultados indicarían que realizar conductas
dirigidas a obtener ayuda profesional, a lograr la comprensión y apoyo de otras personas,
a ampliar el conocimiento del problema o separa el problema de otros ámbitos de la vida
difícilmente modifican las consecuencias psicológicas de la enfermedad y calidad de
vida. Sin embargo, es importante mencionar que estas estrategias se caracterizan por tener
una orientación conductual, muy diferente a las estrategias que sí tienen un rol mediador
que son las cognitivas (Hernández-Fernaud, Hernández y Ruiz, 2015). Estos resultados

16
pueden explicarse porque las alteraciones dermatológicas estudiadas son de baja
expresión sintomatológica, de manera que el uso de estrategias cognitivas de
afrontamiento puede ser suficiente para relativizar el efecto de la enfermedad sobre la
calidad de vida. De esta manera, se concluye que cuando una persona tiene una alteración
dermatológica de baja expresión sintomatológica, es el impacto psicológico y el uso de
determinadas estrategias de afrontamiento lo que va a determinar su calidad de vida.

Por otro lado, Martín et al. (2010), realizaron un estudio en pacientes con psoriasis
para comprobar si existe alguna variable de estilo de personalidad implicada en el
desarrollo o mantenimiento de la enfermedad. Para ello, se comparó una muestra de 36
pacientes mayores de 18 años diagnosticados con psoriasis con una población normal no
dermatológica. La muestra fue formada por pacientes con psoriasis del Servicio de
Dermatología del Hospital Universitario Reina Sofía de Murcia, España. Se utilizaron
ciertos criterios de inclusión para la muestra, los participantes deberían ser diagnosticados
por un dermatólogo especialista y no deberían tener ningún trastorno psicológico o
neurológico severo. Para evaluar los estilos de personalidad se utilizó el Inventario de
Personalidad de Millon (MIPS), el cual analiza 24 dimensiones de personalidad y cuenta
con un índice de ajuste que informa el grado de adaptación de una persona a su entorno.
Luego se utilizó un baremo de población adulta normal para establecer las comparaciones
de medias entre las muestras. Los resultados muestran que existen diferencias de
personalidad entre la muestra normal y las personas con psoriasis en las siguientes
variables: individualidad, protección, intuición, innovación, dominio y aquiescencia.
Respecto a los estilos cognitivos que presentan los pacientes de psoriasis encontramos
que la escala de intuición está disminuida, lo que indica que son personas más orientadas
cognitivamente hacia los aspectos concretos, más a los abstractos. Además, cuentan con
una menor tendencia a utilizar los esquemas cognitivos de formas novedosas o creativas.
En cuanto a las conductas interpersonales se encontró que estas personas presentan
menos discrepancia que la muestra de referencia, son personas menos dominantes y más
aquiescentes. Dentro de la dimensión de metas motivacionales se encontró que las
personas con psoriasis presentan tendencia a mostrar refuerzo externo, orientados a los
deseos de los demás, más que a los suyos propios. Esta tendencia queda reforzada por
encontrarse disminuida su orientación a sus propias metas y a basarse más en los demás.
En general, estas personas tienden a buscar la unión con su entorno, presentando poca
discrepancia o disonancia con las opiniones de los demás con el fin de buscar puntos de

17
unión con el otro. Pueden resultar ser más dependientes, poco dominantes y sin iniciativa
u opiniones propias. Los resultados también indican que poseen un perfil de personalidad
más desajustado, lo que se ha relacionado con una menor satisfacción con la vida. En la
muestra estudiada, se encontró que existe la tendencia a tratar de disminuir el grado de
distancia o disonancia lo cual podría explicarse como una tendencia protectora a ser
rechazados o discriminados por los demás. De esta manera, los resultados confirman que
existen diferencias de personalidad entre las poblaciones sin patología cutánea y con
psoriasis siendo el índice de ajuste un indicador de riesgo o vulnerabilidad del perfil de
personalidad encontrado.
En Ecuador, Núñez (2015), realizó una investigación a 50 personas entre 25 y 45
años que acuden a un consultorio dermatológico para determinar si el estrés tiene relación
con las enfermedades dermatológicas, identifica el porcentaje de las personas que
presentan un riesgo potencial para adquirir enfermedades psicosomáticas producto del
estrés y detectar la enfermedad dermatológica más frecuente en los pacientes. La autora
utilizó una encuesta sociodemográfica y la escala de estrés de Holmes y Rhae. Los
resultados indican que si existe una relación entre el estrés y las enfermedades
dermatológicas en los pacientes de 25 a 45 años. Asimismo, mediante la escala de estrés
aplicada, se identificó que el 34% de la población presenta un riesgo leve de adquirir una
enfermedad como consecuencia del estrés, el 38% presenta un rasgo moderado y el 28%
presenta un riesgo elevado. Además se pudo constatar que la sintomatología más común
es la descamación de la piel en un 38%, así mismo la parte del cuerpo más afectada es el
rostro en un 42%, el diagnóstico más común es la dermatitis atópica con un 38%, mientras
que el 40% de la población tiene otro diagnostico que pueden ser , vitíligo, pre psoriasis
, entre otras . Finalmente, se encontró que el 58 % de la población tiene una enfermedad
dermatológica debido al estrés, el 86% de la población tiene un tratamiento solamente
farmacológico para su enfermedad, mientras que tan solo el 10% recibe ayuda
psicológica.

Vinaccia et al. (2008), evaluaron las dimensiones de la calidad de vida relacionada


con la salud y su relación con la ansiedad-depresión y el apoyo social en pacientes con
diagnóstico de psoriasis vulgar leve en la ciudad de Medellín. Para ello, trabajaron con
55 pacientes voluntarios entre 14 y 61 años de ambos géneros. Se utilizó el Índice de
Calidad de Vida en Dermatología (DLQI), la Escala Hospitalaria de Ansiedad y
Depresión (HAD) y la Escala de Apoyo Social (AS). Concluyeron que los pacientes con

18
psoriasis leve cuentan con una calidad de vida favorable, exhibieron síntomas de bajo
afecto positivo y desesperanza, hiperventilación fisiológica e incertidumbre relacionados
con la ansiedad. Además, encontraron que la enfermedad estaba asociada con una
variedad de problemas psicológicos, incluyendo baja autoestima, disfunción sexual,
ansiedad, depresión e ideas suicidas. Finalmente, respecto al apoyo social, se halló que
los pacientes tenían una percepción positiva en cuanto a la disponibilidad de personas en
su entorno que le podrían brindar ayuda práctica o apoyo emocional en las áreas afectivas,
económico, laboral y familiar. De esta manera, diversos factores psicosociales se asocian
con la psoriasis y apoya la hipótesis de que contribuye a mejorar el curso clínico.

Sampogna et al. (2006), llevaron a cabo una investigación en Italia con pacientes
diagnosticados de psoriasis con el fin de evaluar el impacto en su calidad de vida.
Aplicaron un Cuestionario Dermatológico de Calidad de Vida, el Índice de Inhabilidad
de Psoriasis, el Cuestionario de Impacto de la Psoriasis y un Cuestionario para medir la
calidad de vida general (SF-36). Encontraron que la calidad de vida asociada a funciones
físicas era similar a enfermedades que producen poco impacto en la salud pero que la
salud mental estaba muy deteriorada, semejante a la de pacientes con enfermedades
psiquiátricas. Plantearon que la calidad de vida en personas que padecen psoriasis difiere
de acuerdo al área afectada por la enfermedad. Del mismo modo, Fortune et al. (2002),
desarrollaron en el Reino Unido una investigación de pacientes con psoriasis para evaluar
la contribución relativa de variables médicas, de percepción de enfermedad, de
afrontamiento y alexitimia a la variación en estrés, angustia e inhabilidad en pacientes
con esta enfermedad. Se les aplicó la Hospital Anxiety and Depression Scale (HADS), el
Penn State Woeey Questionnaire (PSWQ), la Toronto Alexithymia Scale (TAS-20), el
Psoriasis Life Stress Invetory (PLSI). Concluyeron que los factores cognitivos del estrés,
la angustia y la inhabilidad son variables psicológicas significativas en pacientes con
psoriasis.

2.1.2 Antecedentes Nacionales


Debido al escaso campo de investigación sobre la psoriasis y factores psicológicos
en el Perú, se consideró la opción de presentar investigaciones relacionadas a algunas
variables como el instrumento de evaluación “Escala Multidimensional de Evaluación de
las Estrategias Generales de Afrontamiento (COPE) de Carver, Scheier y Weintraub
(1989) y las edades de los participantes.

19
De esta manera, se encontró que Solano (2012) estudió la relación entre la
percepción del dolor, el bienestar psicológico y los estilos de afrontamiento y el nivel de
sintomatología depresiva en personas con artritis reumatoide. Para ello, tomó una muestra
de 45 personas de ambos sexos con dicha enfermedad, con edades entre 28 y 83 años. Se
les aplicó la Escala de Bienestar Psicológico propuesta por Carol Ryff en 1989, el
Cuestionario de estimación del afrontamiento propuesta por Carver, Scheier y Weintraub
en 1989, la Escala visual- analógica numérica para evaluar el dolor y el Inventario de
Depresión de Beck II propuesta por Beck, Steer y Brown en 2006. Los resultados
indicaron que no existen relaciones significativas entre la percepción del dolor y las
variables sociodemográficas y médicas. Sin embargo, se observó que la percepción del
dolor, se reporta en rangos moderados al relacionarse con la mayoría de las variables ya
mencionadas. Por otro lado, se obtuvieron relaciones estadísticamente significativas entre
el bienestar psicológico, en especial en las dimensiones de relaciones positivas,
autonomía, crecimiento personal, propósito en la vida y autoaceptación, y el grado de
instrucción. La dimensión con mayor puntaje es la de relaciones positivas y la de menor
puntaje es el de dominio del entorno. En relación al afrontamiento y las variables tanto
sociodemográficas como médicas se encontraron diferencias significativas directas entre
la estrategia de afrontamiento de acudir a la religión y la variable de religión. También,
se registraron diferencias inversas entre la estrategia de negación y la comorbilidad, entre
la estrategia de enfocar y liberar emociones y el tiempo de diagnóstico. Esto implica que
mientras mayor es la vivencia religiosa, más se usa la estrategia de acudir a la religión y
si las personas con artritis reumatoide padecen otras enfermedades asociadas, usan menos
la estrategia de negación y a mayor tiempo con el diagnóstico hay menor uso de la
estrategia enfocar y liberar emociones. Asimismo, se observó que el estilo de
afrontamiento más utilizado es el afrontamiento enfocado en la emoción, seguido del
afrontamiento enfocado en el problema y al último el estilo evitativo del afrontamiento.
Además, las estrategias de afrontamiento más usadas fueron acudir a la religión y la
aceptación; mientras que las estrategias menos usadas fueron el desentendimiento
conductual y el soporte social por motivos emocionales. Se encontró que
aproximadamente el 60%, presentó una mínima cantidad de sintomatología depresiva, el
18% una sintomatología depresiva leve, el 15% moderada y el 7% severa. Por último, al
evaluar las relaciones existentes entre la percepción del dolor con el bienestar
psicológico, los estilos de afrontamiento y el nivel de depresión en los pacientes con

20
artritis reumatoide, se encontraron algunas correlaciones moderadas. Entre el
afrontamiento y la percepción del dolor, existen relaciones directas entre el estilo de
afrontamiento enfocado en el problema y las estrategias de supresión de actividades
competentes y postergación. Esto implica que cuando la persona busca solucionar su
dolor enfocándose en tomar alguna medida para eliminarlo, percibe más dolor. Además,
se encontró una relación negativa con la estrategia de enfocar y liberar emociones lo que
significa que mientras más dolor se reporta, menor es la tendencia a centrar la atención
en las emociones negativas experimentadas y expresadas.
Soto (2010), realizó una investigación sobre “Sintomatología depresiva y
afrontamiento en pacientes con cáncer de mama” con la intención de describir la relación
entre sintomatología depresiva y los estilos y estrategias de afrontamiento. Su muestra
estuvo conformada por 53 mujeres con edades entre 40 y 75 años. Se utilizó el Inventario
de Depresión de Beck II (BDI-II) y el Cuestionario de Estimación del Afrontamiento
(COPE). Los resultados indicaron que, de acuerdo al BDI-II, aproximadamente un 50%
de la muestra presenta un nivel mínimo de depresión, el 23% un nivel leve y un 13% un
nivel moderado y severo respectivamente. También, se encontró mayor tendencia a la
utilización de un estilo de afrontamiento enfocado en la emoción y una menor tendencia
al uso de un estilo evitativo. En cuanto a las estrategias de afrontamiento, la estrategia
emocional “acudir a la religión”, es la de mayor media muestral, mientras que el
desentendimiento conductual dentro del estilo evitativo se presenta como la menos
empleada por los participantes. Respecto a las variables sociodemográficas y los estilos
de afrontamiento, se encontró que la condición de filiación a un sistema integral de salud
marcó diferencias significativas en los puntajes para los estilos y estrategias de
afrontamiento. Es decir, se encontró un mayor uso de un estilo evitativo y de la estrategia
de desentendimiento mental en el grupo afiliado a un sistema de salud en comparación al
grupo que no lo tenía. Dentro de las variables de enfermedad se encontró diferencias para
el estadío clínico donde se observó que las estrategias de supresión de actividades
competentes, postergación del afrontamiento y el apoyo social instrumental
correspondientes al estilo de afrontamiento enfocado en el problema, son los más
empleados por los pacientes en estadío clínico III, en comparación a las que presentaban
estadío clínico II de la enfermedad. Asimismo, la variable tipo de cirugía fue significativa
para la muestra ya que se encontró un mayor uso de las estrategias emocionales como
aceptación y acudir a la religión en las pacientes sometidas a mastectomía radical sin
reconstrucción en comparación con las de grupo de conservación. Finalmente, se

21
encontró una correlación directa grande entre los puntajes del BDI- II y el COPE lo cual
podría indicar que a mayor severidad de sintomatología depresiva presente en la muestra
de estudio, mayor será la tendencia en ésta a emplear un estilo de afrontamiento evitativo
frente a situaciones percibidas como conflictivas o estresantes. Dentro de la línea
evitativa, se encontró una correlación directa grande entre los puntajes para el BDI II y
la estrategia de enfocar y liberar emociones, así como una correlación mediana entre la
misma escala de depresión y la estrategia de desentendimiento conductual. También, se
observó que los puntajes del BDI II y la estrategia apoyo social emocional
correlacionaron significativamente con la muestra. De esta manera, se puede decir que
las pacientes que presentaron mayores niveles de sintomatología depresiva, tendieron a
una mayor utilización de la búsqueda de soporte por razones emocionales al momento de
tener que enfrentarse a situaciones percibidas como estresantes.
Por otro lado, Quiroz (2008) realizó una investigación sobre estilos de
afrontamiento en pacientes hipertensos y normotensos del Hospital Nacional de Policía
del Perú. Sus objetivos fueron analizar la relación entre los estilos de afrontamiento de
las personas hipertensas, estudiar los estilos de afrontamiento de las personas hipertensas
de acuerdo al género de la persona y analizar la relación existente entre las características
demográficas y los estilos de afrontamiento de ambos grupos. Para ello, utilizó como
instrumento la “Escala Multidimensional de evaluación de las Estrategias Generales de
Afrontamiento (COPE) de Carver, Scheier y Weintraub (1989), en su versión adaptada
por Cassuso en 1996. La muestra de esta investigación estuvo conformada por 154
participantes entre los 50 y 80 años.
Los resultados indican que las personas con hipertensión arterial utilizan mayor
frecuencia de los estilos de afrontamiento centrados en la emoción en comparación de las
personas normotensas. Asimismo, no se encontraron diferencias significativas entre los
estilos de afrontamiento centrados en el problema y los estilos de afrontamiento menos
útiles de hipertensos y normotensos. Tampoco se encontraron diferencias significativas
de género en ninguno de los estilos de afrontamiento. Sin embargo, se encontró que las
personas hipertensas utilizan los estilos de afrontamiento centrados en la emoción a
diferencia de las personas normotensas. Por otro lado, se encontró que las personas con
un nivel educacional elevado utilizan con menor frecuencia los estilos de afrontamiento
centrados en la emoción y los menos útiles indistintamente si son hipertensos o
normotensas. Además, mientras más tarde es el diagnostico de hipertensión la persona
utiliza los estilos de afrontamiento centrados en la emoción y menos útiles. El momento

22
de diagnóstico y la edad son variables importantes en el manejo del estrés, cuanto menos
edad posee la persona al debutar como hipertensa, menor es la capacidad de
afrontamiento que posee, en cambio cuanto más adulta es mayor su capacidad de afrontar
situaciones estresantes, ya que si una persona logra resolver de manera victoriosa el
acontecimiento estresante, repetirá la estrategia en situaciones similares de lo contrario,
seguirá probando dentro de su repertorio de estrategias hasta que una de ellas le dé
resultado. También se encontró que existe una relación directa entre las personas que
conviven con su cónyuge o hijos y la manera en que afrontan el estrés (estilos de
afrontamiento centrados en el problema y centrados en la emoción). Finalmente, se
encontraron diferencias entre los estilos de afrontamiento de las personas que poseen
hipertensión arterial y los normotensos y que ellos se ven influenciados por otros factores
como la edad de aparición de la enfermedad, nivel de educación, y las redes sociales en
los que están inmersos. Es así que las personas con hipertensión arterial poseen una alta
vulnerabilidad al estrés condicional por los estilos de vida que llevan.
Cassaretto y Paredes (2006), se enfocaron en identificar y describir los principales
estilos de afrontamiento empleados por un grupo de pacientes diagnosticados con
insuficiencia renal crónica terminal. Para ello, participaron 40 pacientes mayores de 20
años aceptados al programa de trasplante de riñón de un hospital de seguro social
peruano. Utilizaron una encuesta personal y el Inventario sobre Estilos y Estrategias de
Afrontamiento de Carver, Scheier & Weintraub (1989). Se encontró que el estilo de
afrontamiento más usado por este grupo de personas es el centrado en la emoción, le sigue
el estilo centrado en el problema y en último lugar es el estilo menos útil. En cuanto a las
estrategias de afrontamiento se encontró que la planificación, aceptación y
reinterpretación positiva son las más usadas por estas personas. De esta manera,
responder a las demandas emocionales usando esta estrategia permitirá proteger y
prevenir la presencia de desórdenes del ánimo futuro. Por otro lado, se encontró que las
estrategias de menor uso fueron desentendimiento conductual, supresión de actividades
y desentendimiento cognitivo. Asimismo, se encontraron diferencias de género
significativas. Los hombres utilizaron las estrategias de planificación y desentendimiento
cognitivo más veces que las participantes mujeres. Los participantes de provincia usaron
las estrategias de afrontamiento activo, postergación del afrontamiento, negación, acudir
a la religión y desentendimiento cognitivo; así como también el estilo centrado en la
emoción más veces que los participantes limeños. También, los participantes residentes
en provincia hicieron mayor uso de la estrategia de acudir a la religión que los residentes

23
en Lima. De acuerdo a las diferencias en el uso de estrategias y los estilos de
afrontamiento según la enfermedad se encontró que los participantes que cambiaron su
tratamiento usaron en mayor medida la estrategia de enfocar y liberar emociones que
aquellos que nunca cambiaron de tratamiento.
Cruz y Urquiaga (2006), realizaron un estudio con el fin de determinar si existe
una relación entre los estilos de afrontamiento al estrés y la personalidad tipo A
(competitivos, impacientes, hostiles y vigorosos) en pacientes con hipertensión arterial
del Hospital Víctor Lazarte de la ciudad de Trujillo. Para ello, reunieron a pacientes de
ambos sexos de 40 a 70 años de edad. Aplicaron el cuestionario de modos de
afrontamiento al estrés (COPE) y el Cuestionario de personalidad Tipo A de Eysenck y
Fulker. Los resultados indican que sí existe relación entre los estilos de afrontamiento al
estrés y la personalidad tipo A en los pacientes con hipertensión arterial. Asimismo, existe
relación entre la personalidad tipo A y los estilos de afrontamiento enfocados en el
problema y centrados en la emoción. Sin embargo, no existe relación significativa entre
la personalidad tipo A y los estilos de afrontamiento menos útiles en pacientes con
hipertensión arterial.

2.2 Base Teórica Conceptual

A continuación se plantea la estructura y conceptos básicos del enfoque cognitivo-


conductual como sustento del modelo transaccional de Lazarus y Folkman quienes
proponen que el ambiente y la persona mantienen una relación dinámica, recíproca y
bidireccional a través de procesos cognitivos (Oblitas, 2004).

2.2.1 Enfoque Cognitivo – Conductual

El modelo cognitivo – conductual se originó en 1956 con los aportes de Albert


Ellis en la Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC) y Aaron T. Beck en la Terapia
Cognitiva (TC). Estas terapias comenzaron a ganar prestigio ya que obtenían resultados
como demandaba la terapia conductual y luego, cuando se dio el giro cognitivo a la
psicología, estas terapias influyeron en la terapia de conducta (Pérez, 2008).
El enfoque cognitivo- conductual, combina los modelos de la teoría del
aprendizaje y el procesamiento de la información con el fin de explicar cómo se
establecen las conductas en el ser humano. Al integrar las teorías conductual y cognitiva,
se consideran los factores internos y externos de la persona (Ruiz et al., 2012). Es así que

24
se combinan los elementos teóricos del modelo conductual y del modelo cognitivo, los
cuales serán descritos a continuación.

El modelo cognitivo, tal y como lo propone Beck (2000), plantea la hipótesis de


que las percepciones que tiene las personas sobre las experiencias que vive influyen tanto
en sus emociones como en sus comportamientos. Es así que, no son las situaciones
mismas las que generan las emociones o conductas sino el modo en cómo se interpretan
dichas situaciones. Los sentimientos y comportamientos de las personas surgen con su
forma de pensar e interpretar una situación. Es así que las respuestas emocionales y
conductuales están condicionadas por las interpretaciones de la persona. Dentro de este
modelo, las creencias y pensamientos juegan un rol importante. Por ejemplo, en una
situación específica, son las creencias subyacentes las que influyen sobre las
percepciones y estos a su vez, inciden sobre las emociones y conductas. (Beck, 2000).

Por otro lado, el modelo conductual, establece la importancia del uso de principios
del aprendizaje para modificar conductas desadaptadas. De esta manera, los hábitos
desadaptados son debilitados y eliminados mientras que los adaptados son reforzados
(Reynoso & Seligson, 2005). Este modelo propone una gran cantidad de técnicas
específicas siguiendo principios psicológicos para tratar la conducta humana
desadaptada. Además, utiliza un conjunto de procedimientos clínicos los cuales proceden
de descubrimientos experimentales de la investigación psicológica. La mayor parte de las
conductas desadaptadas se originan de experiencias fallidas en el aprendizaje o de una
escasa motivación para cambiarlas (Reynoso & Seligson, 2005).

Es así que la ciencia psicológica ya no estaría determinada solo por la psicología


del aprendizaje, sino también, por el procesamiento de la información. Además, tuvo el
aporte de muchos otros teóricos de la época entre ellos Lazarus quien fue uno de los
primeros en argumentar que “los principios de aprendizaje eran insuficientes y habría que
interesarse en otras áreas como las emociones y pensamientos (Ruiz et al., 2012). Es así
que durante esta etapa, se consideró la cognición como la causa principal de la conducta
y como consecuencia la causa y explicación de los fenómenos y trastornos psicológicos
(Mañas, 2007). Sin embargo, el desarrollo del modelo cognitivo-conductual, se basa en
mucho más que el descubrimiento de un nuevo método de intervención sino que, también,
es producto de una epistemología sobre la naturaleza del ser humano. Su meta es

25
incrementar las destrezas de la persona para que pueda manejar con mayor efectividad
las exigencias de la vida diaria manteniendo una sensación de control, autoeficacia y
aceptación (Cadena, 2012).
La terapia cognitivo-conductual (TCC) entiende que las cogniciones son las
causas de los problemas emocionales y conductuales. De esta manera, tanto el objetivo
principal como las técnicas de intervención se centraron en los pensamientos o
cogniciones. Es así que se estableció la siguiente premisa: “Si la causa de la conducta es
el pensamiento, se ha de cambiar el pensamiento para cambiar la conducta” (Mañas,
2007). Como consecuencia se considera que “Todo aquello que genere malestar, tiene
que ser rápidamente erradicado a través de todos los medios disponibles, sobretodo del
empleo de estrategias cognitivas” (Mañas, 2007). Es así que los modelos cognitivo-
conductuales señalan la importancia de los factores cognitivos como mecanismos de la
eficacia en los cambios de conducta. De esta manera, se desprenden 5 supuestos
característicos ante los cuales, generalmente, la persona emite una respuesta (Cadena,
2012):
 Ambiente: son aquellos estímulos que están presentes en el medio
ambiente. Son los acontecimientos y circunstancias que ocurren
fuera del individuo. En este ambiente están las personas con las
que se relacionan y comparten.
 Emociones: son respuestas afectivas que se experimentan en el
cuerpo y en donde se involucran factores que también influyen
como el sistema neurológico, fisiológico y endocrino.
 Reacciones físicas: es el impacto que tienen las emociones,
pensamientos y conductas sobre todo el cuerpo.
 Conducta: se refiere a las ejecuciones observables.
 Pensamientos: es aquello que pasa por la mente, pueden ser ideas,
creencias, puntos de vista, imágenes y razonamientos que están
relacionados con el exterior o con uno mismo.

Los cambios en nuestros pensamientos afectan las conductas, emociones, reacciones


físicas y llevarían a cambios en el ambiente social. De esta manera, el entendimiento de
cómo estos cinco supuestos interaccionan puede ayudar a entender los problemas de la
vida diaria (Cadena, 2012).

26
Las reacciones que se manifiesta ante diversas situaciones, tiene como base las
actividades de la vida diaria de una persona, partiendo desde la infancia y adolescencia
donde muchas de las reacciones son aprendidas por los familiares y personas más
cercanas o directas del menor. Ya en la vida adulta, las presiones sociales, familiares e
incluso personales que forman parte del día a día, serán también bases para dar forma a
aquellas conductas o maneras de reaccionar ante cualquier situación (Cadena, 2012).
Debido al éxito de su tratamiento, la terapia cognitivo-conductual es la terapia psicológica
más significativa dentro de los tratamientos psicológicos ya que han probado su eficacia
en relación con la medicación (Pérez, 2008). Según Hayes (Mañas, 2007), estas terapias
han resultado muy efectivas en una variedad de problemas psicológicos.
Desde un punto de vista fenomenológico se pueden señalar cuatro rasgos obvios
de la Teoría Cognitivo Conductual en la actualidad (Ruiz et al., 2012):
Primero, es un ámbito de intervención en salud que trabaja con respuestas físicas,
emocionales, cognitivas y conductuales desadaptadas, de carácter aprendido. Estas
respuestas se han practicado a lo largo de tanto tiempo que se han convertido en hábitos
del repertorio comportamental del individuo. Sin embargo, los individuos no siempre
conocen el carácter aprendido de sus hábitos y consideran que tiene poco o ningún control
sobre ellos. La TCC considera que el individuo tiene responsabilidad en los procesos que
le afectan y puede ejercer control sobre ellos.
Segundo, al tratarse de un ámbito de mejora de la salud, la TCC cuenta con
técnicas y programas específicos para diferentes problemas y trastornos, cuya aplicación
cuenta con un tiempo limitado en comparación con otras psicoterapias a largo plazo.
Tercero, la TCC tiene en general una naturaleza educativa que puede ser más o
menos explícita. La mayor parte de los procedimientos cuentan con módulos educativos,
además de la conceptualización inicial del terapeuta sobre el problema y la lógica del
tratamiento.
Cuarto, posee en esencia un carácter auto- evaluador a lo largo de todo el proceso
con continua referencia a la metodología experimental y énfasis en la validación empírica
de los tratamientos. Estas características son herederas de la adopción del conductismo
metodológico como principal eje de la TCC y probablemente la seña de identidad más
genuina de la TCC actual (Ruiz et al., 2012).

27
2.2.2 Enfermedades crónicas dermatológicas

Desde la década de los 80, la psicología de la salud se ha interesado por estudiar


los factores psicológicos que intervienen en las enfermedades de la piel como vitíligo,
urticaria, acné, psoriasis, dermatitis, entre otros. Las manifestaciones clínicas de las
enfermedades de la piel son muy variadas, sin embargo, las indagaciones de los
dermatólogos enfatizan, cada vez más, en el rol que cumplen los factores psicológicos en
la génesis, mantenimiento y consecuencias de las patologías dermatológicas (Antuña-
Bernardo et al., 2000).
Diversos estudios han confirmado la existencia de sintomatología depresiva en
pacientes dermatológicos afectando varias actividades de la vida cotidiana en los
pacientes. Si bien es cierto no existe un perfil psicológico de personalidad homogéneo
para los pacientes dermatológicos, ciertas patologías sí han presentado algunos rasgos
característicos como la psoriasis, la herpes y rosácea. Así, los pacientes con psoriasis
manifiestan puntuaciones elevadas en las categorías de extraversión y ansiedad-estado,
mientras que los pacientes con herpes presentan puntuaciones altas en neuroticismo y
psicoticismo y los sujetes con rosácea destacan por puntuaciones altas en ansiedad-rasgo
(Antuña-Bernardo et al., 2000).
Por otro lado, existen investigaciones que evidencian mayor ocurrencia de
patologías dermatológicas de evolución más crónica entre pacientes deprimidos. Es así
que, aquellos pacientes con psoriasis, vitíligo, dermatitis y alopecia manifiestan
diferentes grados de depresión. Asimismo, la depresión se encontró relacionada con el
tiempo de evolución de la enfermedad de la piel. Al tener mayor tiempo de evolución de
la enfermedad muestra mayor probabilidad de estar en depresión, tal y como lo
demuestran diversas investigaciones en pacientes con enfermedades crónicas
dermatológicas como la psoriasis, urticaria crónica y la dermatitis. Se han identificado
también, factores individuales asociados a la depresión como la pérdida del trabajo,
pérdida de seres queridos y antecedentes personales de la depresión lo cual indica la
importancia de explorar estas variables e intervenir de manera preventiva en estos
pacientes para ayudarlos en su capacidad de afrontamiento (Peñuela et al., 2004).
La enfermedad crónica es considerada como un trastorno orgánico funcional que
obliga a un cambio en los estilos de vida de una persona y tiende a persistir a lo largo de
la misma (Díaz, Latorre y Álvarez-Linera, 2015). Además, existe una serie de factores
que juntos desencadenan la enfermedad como: el ambiente, el estilo de vida y hábitos, la

28
herencia, los niveles de estrés y la calidad de vida. La salud es un elemento clave en la
calidad de vida, en especial cuando se padece una enfermedad con sintomatología severa
o crónica. Esta premisa también se aplica a los problemas dermatológicos. De esta
manera, el estado de la piel influye en las rutinas diarias, la autoestima y la calidad de
vida de las personas (Hernández-Fernaud, Hernández y Ruiz, 2015).
La calidad de vida relacionada con la salud, ha sido definida como las reacciones
y percepciones que tienen los pacientes respecto a su salud en relación al área física,
psicológica y social. Dichas áreas pueden ser evaluadas a nivel objetivo y subjetivo; sin
embargo, la percepción subjetiva de la enfermedad es lo que determina la calidad de vida
experimentada en la persona en relación con la salud. Es así que la percepción de la
enfermedad juega un rol importante en el tipo de valoraciones que los enfermos hacen de
su sintomatología, la relación con los profesionales de la salud, la respuesta y adhesión
al tratamiento y la reacción ante los síntomas que experimentan y perciben. La
enfermedad adquiere sentido y significado para la persona a partir de la representación
que se hace de la misma (Hernández-Fernaud, Hernández y Ruiz, 2015).
Según Díaz, Latorre y Álvarez-Linera (2015), la mayoría de enfermedades
crónicas afecta varios aspectos importantes en la vida de las personas que la padecen.
Uno de los principales cambios que genera mayor deterioro es el estado emocional debido
a que la persona se ve obligada a atravesar por un proceso de adaptación muy rápido
donde experimenta varias etapas de emociones negativas. Además, algunos de los
tratamientos generan diversas manifestaciones físicas y desagradables.
Continuando con los aportes de dichos autores, el proceso de adaptación de una
persona con una enfermedad crónica va a depender de su personalidad, las estrategias de
afrontamiento, el tipo de recursos internos o externos y el soporte emocional. Además,
van a influir las manifestaciones físicas, el curso de la enfermedad, su pronóstico y la
relación que haya percibido con el personal sanitario (Díaz, Latorre y Álvarez-Linera,
2015).
Lázarus y Folkman (Díaz, Latorre y Álvarez-Linera, 2015), plantean que las
reacciones habituales del paciente una vez que conoce el diagnóstico suele ser la
negación. Dicho fenómeno cumple para el enfermo una función protectora ya que reduce
los niveles de estrés. Es así que, se considera que la negación desempeña un rol
importante en el manejo de la enfermedad ya que disminuye el nivel de estrés en el
paciente y permite un mejor proceso de adaptación a la enfermedad.

29
2.2.3 La Psoriasis

La psoriasis es una enfermedad crónica de la piel que se caracteriza por la


aparición de zonas de inflamación de color rojizo que se cubren de una especie de
escamas y surgen sobre todo en codos, rodillas, cuero cabelludo y parte inferior de la
espalda. Evoluciona por brotes o crisis, con épocas de reagudización que alternan con
otras de menor actividad (Solano, 2012). Es de causa desconocida pero al parecer,
influyen factores inmunitarios, genéticos, psicosomáticos, ambientales y bacteriológicos
(Obregon, 2007). No es una enfermedad infrecuente ya que afecta a 8 de cada 100
personas y puede aparecer a cualquier edad, sin embargo, lo más frecuente es que se
manifiesta entre los 15 y 35 años. Sus brotes pueden ser bruscos o graduales, alcanzando
gran extensión y afectando no sólo diversas zonas del cuerpo sino también la personalidad
del afectado (Solano, 2012).
Los principales síntomas son los siguientes: área rosada o roja en la piel, cubierta
de manchas blancas escamosas, dolor y picor en el área con ronchas en diversas partes
del cuerpo. En la psoriasis el recambio de las células de la epidermis se produce en 4 días,
en lugar de 25 a 30 días habituales; es decir, el cambio es siete veces más rápido de lo
esperado, por lo que las células muertas persisten formando grandes escamas y
produciendo las lesiones cutáneas que pueden ser desde leves a moderadas y graves. Es
una patología imprevisible con periodos libres de enfermedad y agravamientos de
aparición y duración muy variables de acuerdo al organismo de cada persona (Vinaccia
et al., 2008). La psoriasis aparece por una hiperproliferación y diferenciación anormal de
los queratinocitos epidérmicos y la infiltración de células inmunes. Los queratinocitos
son las células predominantes de la piel que contiene una proteína llamada queratina,
estimula el crecimiento de células en la piel y están en constante renovación (Cortijo et
al., 2004). Las células inmunes activadas son las encargados de regular un complejo
conjunto de reacciones inflamatorias en la piel, sin embargo, como en la psoriasis la
renovación de la epidermis se produce a una velocidad mayor a la normal, se produce la
aparición de escamas e inflamaciones (Martín et al., 2010).
Además, la psoriasis puede asociarse a otras enfermedades como la obesidad,
hipertensión arterial, resistencia a la insulina, perfil lípido aberrante, síndrome metabólico
y un elevado riesgo cardiovascular (Ponce-Rodríguez & Mendoza, 2012). Es así que
diversas investigaciones sugieren que estas enfermedades comparten un vínculo causal y
sinérgico que favorece el desarrollo de aterosclerosis y enfermedades autoinmunes como

30
facetas de un trastorno sistémico inflamatorio. Como señalan Ponce-Rodríguez y
Mendoza (2012), existe un instrumento para determinar el índice de severidad y área de
psoriasis (PASI) el cual evalúa el grado de eritema, infiltrado y descamación de las
lesiones psoriásicas con relación al porcentaje del área comprometida. La puntuación va
de 0 a 72, se considera leve si es menor de 20, moderado si oscila entre 21 a 50 y severo
si obtiene entre 51 a 72. El PASI es de gran ayuda para la decisión terapéutica y controles
posteriores. De esta manera, del 25 al 35% de pacientes el cuadro clínico puede ser de
moderado a severo, con diferentes grados de afectación y discapacidad física,
dependiendo de la extensión y la intensidad de las manifestaciones clínicas que va
afectando la calidad de vida de los pacientes (Obregon, 2007).

Epidemiología de la Psoriasis
La psoriasis afecta a ambos sexos por igual y puede aparecer a cualquier edad; sin
embargo, suele aparecer por primera vez entre los 15 y 25 años de edad. Según Solano
(2012), la prevalencia de psoriasis en la población occidental se estima alrededor del 2 al
3%. La prevalencia de la psoriasis entre los 7.500.000 pacientes que se registraron con
un médico general en el Reino Unido fue del 1.5%, mientras que en una encuesta llevada
a cabo en Estados Unidos, se encontró una prevalencia de 2,1% entre los adultos.
En el Perú aún no existen datos epidemiológicos nacionales respecto a la psoriasis.

Tipos de Psoriasis
Existen diversos tipos de psoriasis:
 Psoriasis en placas o vulgar: es la forma más común,
manifestándose en más del 80% de los pacientes. Se presenta con la aparición de
placas escamosas en codos, rodillas, tronco y manos, afectando también las uñas
y el cuero cabelludo (Cortijo et al., 2004).
 Psoriasis pustulosa: se caracteriza por la aparición de lesiones con
pus que puede estar localizada en algunas partes del cuerpo y es conocida como
psoriasis pustulosa localizada o puede estar distribuida en todo el cuerpo conocida
como psoriasis pustulosa generalizada. Genera grandes pérdidas de líquidos por
la piel y el riesgo de contraer infecciones es elevado. Asimismo, es poco frecuente
pero el más severo ya que requiere internación (Solano, 2012).

31
 Psoriasis del cuero cabelludo: se caracteriza por la aparición de
placas en el cuero cabelludo pero puede afectar también zonas de la cara (Solano,
2012).
 Psoriasis ungueal: es un tipo de psoriasis que afecta las uñas
produciendo deformación en la uña (Solano, 2012).
 Psoriasis inversa: se caracteriza por formarse en las zonas de
pliegues cutáneos como las axilas, entre los glúteos, ombligo, entre las mamas,
en la zona inguinal, entre otros (Solano, 2012).
 Psoriasis en gota: También existe la psoriasis en gota, la cual se
presenta en pequeñas lesiones múltiples, rojas, milimétricas con escamas
blanquecinas, de aparición brusca, generalmente en niños y adolescentes,
posteriores a un proceso infeccioso viral superior y se ubican en el tronco y
extremidades (Psoriasis Perú, 2011).
 Psoriasis artrítica: es un tipo de dolor producido por la psoriasis en
las articulaciones. Puede manifestarse en la parte baja de la espalda, dedos,
caderas, rodillas, muñecas, codos, etcétera e incluso los ojos pueden presentar
inflamación (Solano, 2012).

2.2.4 Causas de la Psoriasis

Aunque aún no se sabe el origen exacto que provoca la psoriasis, varias


investigaciones han demostrado que los factores externos e internos juegan un papel
importante como:
a) La alimentación

La alimentación puede ser fundamental en la prevención y tratamiento de la


psoriasis. La ingesta de alimentos con toxinas o la propia oxidación del organismo son
responsables de un desequilibrio orgánico que se manifiesta no solo en el estado de salud
general sino también en la salud de la piel. Por un lado, el uso de alimentos naturales con
propiedades antioxidantes sirve como neutralizantes de esas toxinas. Por otro lado, el uso
moderado de ciertos alimentos evita la aparición de un desequilibrio intestinal que
empeorará o desencadenará la aparición de la psoriasis. De esta manera los alimentos
para los pacientes con psoriasis se clasifican en dos grupos:

32
 Alimentos adecuados:
o Vitamina A recomendada para el cuidado de la piel, ayuda
a prevenir y mejorar las condiciones de quienes padecen psoriasis.
Vegetales que contienen carotenos y betacaroteno, que en organismo se
transforma en dicha vitamina especialmente las espinacas, zanahorias,
berros, albahaca, calabaza, tomate, espárragos y pimientos.
o Vitamina C también es recomendada para pacientes con
psoriasis por tratarse de un antioxidante que resulta muy adecuado para
prevenir o mejorar los síntomas de la enfermedad y podemos encontrarla
en naranjas, limones, brócoli, plátano, manzana, melón, sandía,
zanahoria, pera, piña, papaya y fresas.
o Ácido fólico o Vitamina B9 resulta muy bueno para las
células de la piel. Los alimentos que la contiene son las legumbres y
cereales integrales como los garbanzos, lentejas, habas y espinacas.
o Selenio este mineral es importante ya que mantiene la
elasticidad de la piel y previene los efectos negativos del paso del tiempo.
Los alimentos que lo contienen son las calabazas, cebada, ajos, uvas,
avena, melocotones, maíz y nueces.
o Zinc es otro mineral importante para mantener la piel en
buen estado. Se ha comprobado que las personas con psoriasis tienen más
dificultades para conservar este componente. Entre los alimentos ricos en
zinc está el apio, higos, papas, berenjenas, semillas de girasol y cereales
integrales.
o Ácidos grasos omega 3 también mejoran las enfermedades
de la piel ya que tienen propiedades antiinflamatorias. Además, las
personas con psoriasis tienen dificultades a la hora de producir vitamina
D, por eso, deben consumir sardinas, salmón y atún (Solano, 2012).

 Alimentos no adecuados:
o Entre los alimentos no aptos para el consumo de los
enfermos con psoriasis está la carne, leche y las grasas ya que empeoran
las condiciones de la enfermedad (Solano, 2012).

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b) La Herencia

La tercera parte de los enfermos de psoriasis tienen antecedentes que padecen la


misma enfermedad, es así que la genética desempeña una función importante en la
patogénesis de esta enfermedad. Este aspecto se sustenta en la tendencia de trasmitirse
de forma hereditaria; es así que, si ambos progenitores tienen psoriasis, las posibilidades
del hijo son de 60%, mientras que si un solo padre está afectado, las posibilidades bajan
de 20 a 30%. . De esta manera, la probabilidad de padecer esta dermopatía es mayor en
aquellos que presentan antecedentes familiares de primera línea (Bartolo et al., 2010).

c) Bebidas alcohólicas

El alcohol es uno de los desencadenantes de la psoriasis. Debido a sus propiedades


vasodilatadoras, aumenta la corriente sanguínea a la piel afectada por la psoriasis
produciendo más picor y enrojecimiento empeorando los síntomas. El efecto del alcohol
agrava la inflamación y hace que el cuerpo pierda zinc, un elemento importante para el
proceso de recuperación de la piel (Solano, 2012).

d) Causas de origen psíquico

El nerviosismo y el estrés son dos causas agravantes o desencadenantes de


psoriasis, antepuesto también por problemas personales, familiares o laborales que
originan un cuadro de ansiedad o depresión. Es así que se ha comprobado que muchas
personas, después de un cuadro de estrés han empeorado esta enfermedad. La razón
podría deberse a que el estrés aumenta el nivel de adrenalina lo que incrementa el flujo
de la sangre hacia la piel (Solano, 2012).

e) Medicamentos

Algunos medicamentos desencadenan o agravan los brotes de psoriasis. El litio


que se utiliza para tratar la depresión maniaca y otros trastornos psiquiátricos puede
agravar la psoriasis en aproximadamente la mitad de las personas con psoriasis. Por otro
lado, medicamentos para la presión alta como “inderal”, empeora la psoriasis en
aproximadamente el 25 al 30% de los pacientes con psoriasis; la “quinidina”,
medicamento para el corazón, empeora algunos casos de la psoriasis, la “indometcina”
un antiinflamatorio utilizado para la artritis también empeora en algunos casos la
psoriasis (National Psoriasis Foundation, 2012).

34
f) Factores hormonales
Algunos factores hormonales como el hipertiroidismo producen o agravan los
brotes de psoriasis; factores metabólicos como la diabetes o la obesidad también lo hacen
(Martín et al., 2010).

g) Condiciones ambientales
Un ambiente demasiado frío o reseco puede ser un factor desencadenante o
agravante en la psoriasis. (Solano, 2012).

2.2.5 El Estrés

El estrés ha sido estudiado desde diferentes teorías las cuales serán descritas a
continuación. Sin embargo, se considera relevante considerar la propuesta planteada por
Lazarus y Folkman para la presente investigación.

El estrés ha sido definido de tres maneras diferentes; como estímulo, como


respuesta y como interacción (Brannon & Feist, 2001). Dichas perspectivas aparecen
reflejadas en las diversas teorías del estrés.

El término estrés fue utilizado por Walter Cannon en 1929, como toda
circunstancia capaz de alterar la homeostasis en el organismo ante diversas necesidades
biológicas o de provocar la reacción lucha-huida. Cannon, describe lo que denominó la
“reacción lucha o huída”, definida como la respuesta básica del organismo ante
situaciones que considera amenazante o peligrosa. A partir de entonces, empezó a
considerar el estrés como todo estímulo susceptible de provocar una reacción de lucha o
huida (González, 2010).

A partir del trabajo de Cannon, se derivan los aportes de Hans Selye (1956) quien
considera el estrés como la respuesta inespecífica del organismo a toda demanda hecha
sobre él. Para ello, existen dos condiciones necesarias y suficientes que deben satisfacer
un proceso orgánico para ser estrés, por un lado debe producirse como respuesta a un
estímulo, situación, exigencia o cambio que sale de lo habitual o implica un esfuerzo o
sobrecarga, y por otro lado debe ser inespecífica, es decir, común a los más variados tipos
de esfuerzo o sobrecarga (González, 2010).

35
Selye (1956) consideró que una gran variedad de situaciones distintas podían
provocar la respuesta de estrés pero que dichas respuestas serían siempre las mismas. Es
así que este autor propone un mecanismo para explicar la respuesta de estrés mantenida
en el tiempo, el cual denominó “Síndrome de Adaptación General (SAG)”. Este síndrome
se divide en tres etapas (Brannon & Feist, 2001):

 Reacción de alarma: se llama así a la reacción del organismo ante


diversos estímulos a los que no está adaptado con el fin de movilizar las defensas
del cuerpo para combatir el estresor a través de la acción del sistema nervioso
simpático. Se produce una liberación masiva de glucocorticoides, el más
importante el cortisol, con el fin de liberar glucosa en la sangre y dar energía a los
músculos. Además, esta área del sistema nervioso activa los sistemas corporales
de modo que maximicen su fuerza, preparándolos para la respuesta. Como
respuesta a corto plazo ante una situación de emergencia, estas reacciones físicas
son adaptativas pero muchas situaciones estresantes de la actualidad implican una
exposición prolongada al estrés y no necesariamente requiere una acción física.
 Resistencia: en esta etapa el organismo se adapta a las demandas
del estresor, disminuyendo los síntomas causados en la etapa reacción de alarma.
La duración de esta fase depende de la intensidad del estresor y de la capacidad
adaptativa del organismo.
 Agotamiento: la continuación del estrés promueve cambios
fisiológicos y hormonales agotando eventualmente los recursos del organismo de
manera que éste comienza a funcionar a una capacidad inferior a la normal,
reapareciendo los síntomas característicos iniciales y el organismo puede morir.

Debido a que dichas teorías carecen de una explicación de las diferencias


individuales en las respuestas de estrés, surge el “modelo transaccional” de Lázarus y
Folkman (1986), la cual propone que la persona y el ambiente mantienen una relación
dinámica, mutuamente recíproca y bidireccional. El punto central lo constituye la
naturaleza de los intercambios entre la persona, su entorno y los procesos cognitivos que
intervienen (Oblitas, 2004). Es así que, el estrés es considerado como un proceso que
incluye las transacciones entre el individuo y su medio ambiente durante el cual la
percepción de amenaza o daño genera diversas reacciones físicas y psicológicas

36
(Cassaretto et al., 2008). Tales respuestas son rápidas y automáticas, diferentes del
pensamiento reflexivo. Es así que la interpretación de los acontecimientos estresantes es
más importante que experimentar dichos acontecimientos (Brannon & Feist, 2001).

De acuerdo a lo que menciona Brannon & Feist, (2001), Lázarus y Folkman


definieron el estrés psicológico como una relación particular entre la persona y el entorno
valorada por la persona como una situación que le sobrepasa y pone en peligro su
bienestar. De tal definición, se destaca la importancia de varios factores. En primer lugar,
una posición basada en la interacción o “transacción”, considerando que el estrés hace
referencia a una relación existente entre la persona y su entorno. En segundo lugar, la
clave de dicha transacción es la valoración personal de la situación psicológica. En tercer
lugar, creer que esta situación debe considerarse como una condición amenazante o
peligrosa. De esta manera, el estrés es el resultado de una continua transacción entre las
presiones que uno percibe del medio que puede ser internas o externas y los recursos de
afrontamiento que uno considera disponibles y activables (Vázquez, Crespo & Ring,
2000). Además, los sucesos estresantes genera una evaluación por parte del individuo,
Lázarus y Folkman reconocieron que las personas utilizan tres clases de valoración o
evaluación psicológica (Solís & Vidal, 2006):

1. Valoración primaria: es un patrón de respuesta inicial, en el cual


la persona evalúa la situación en base a cuatro modalidades:
a. Valoración de la amenaza: se presenta cuando la persona
anticipa un posible peligro.
b. Valoración de desafío: se presenta ante una valoración de
amenaza que además existe una posibilidad de ganancia.
c. Valoración de pérdida: se presenta cuando existe algún
perjuicio o daño como una enfermedad o perdida de algún ser querido.
d. Valoración de beneficio: significa que la situación presenta
implicaciones positivas por lo tanto no genera reacción de estrés.
2. Valoración secundaria: se busca identificar las acciones a realizar
para enfrentar el estresor y la percepción de las habilidades de afrontamiento.
Una vez que la persona ha valorado la situación, forma una idea de su capacidad
para afrontarlo. La interacción entre ambas valoraciones, determinan el grado de
estrés, intensidad y calidad de la respuesta emocional. Ambas son

37
interdependientes. Las reacciones de estrés puede ser tres: fisiológicas,
emocionales y cognitivas. Las fisiológicas, son aquellas respuestas asociadas al
sistema nervioso autónomo como el aumento de la presión sanguínea, dilatación
de pupilas, incremento de la tasa estomacal e intestinal, incremento de la
respiración, entre otros (Solís & Vidal, 2006). Las reacciones emocionales
comprenden las sensaciones subjetivas de malestar emocional como temor,
ansiedad, cólera, depresión, miedo ira, etcétera (Solís & Vidal, 2006). Por último,
las reacciones cognitivas, son aquellas respuestas de preocupación, negación,
pérdida de control, sensación de irrealidad, procesos disociativos de la mente,
entre otros (Solís & Vidal, 2006). El grado de reacción al estrés dependerá del
tipo de pensamientos evaluativos que la persona tenga, por eso, no siempre los
eventos negativos llevarán a un malestar psicológico. El malestar se origina
solamente cuando las demandas impuestas por la situación son valoradas como
excedentes a las habilidades para afrontarla (Cassaretto, Chau, Oblitas & Valdez,
2003).
3. La Reevaluación: a partir de la información que se recibe del
entorno las apreciaciones pueden cambiar constantemente. Así, una situación
inicialmente valorada como estresante puede reevaluarse como benigna-
positiva; sin embargo, la reevaluación no siempre produce un menor estrés, sino
que, por el contrario puede incrementarlo. Una situación anteriormente valorada
como benigna puede adquirir un carácter amenazador, peligroso o desafiante si
el entorno cambia o la persona empieza a valorar la situación de manera distinta
(Brannon & Feist, 2001).

Según Brannon & Feist, (2001), el estrés puede aumentar cuando la persona es
vulnerable; es decir, cuando carece de los recursos en una situación de importancia
personal. Estos recursos pueden ser físicos o sociales pero su importancia puede estar
determinada por factores psicológicos como la percepción o la evaluación de la situación.
Lázarus y Folkman insistieron en que los déficits físicos o sociales en sí mismos no son
suficientes para generar una situación vulnerable de estrés, lo que importa es saber si la
persona la considera como importante desde el punto de vista personal (Brannon & Feist,
2001). Así, la vulnerabilidad aparece cuando la falta de recursos crea una situación
potencialmente de amenaza o peligro.

38
2.2.6 Estrés y Sistema Inmunitario en la Psoriasis

El sistema inmunológico es la defensa natural del cuerpo contra las infecciones y


enfermedades. A través de un proceso, el cuerpo combate organismos infecciosos antes
de que causen algún daño. El proceso funciona de la siguiente manera: cuando un agente
infeccioso o antígeno entra al cuerpo, el sistema inmunológico lo reconoce como un
cuerpo ajeno y lo ataca hasta eliminarlo, protegiendo así al organismo. Cuando el sistema
inmunológico funciona adecuadamente, protege al organismo de las enfermedades, de lo
contrario la persona estaría propensa a sufrir cualquier infección. Sin embargo, cuando el
sistema inmunológico no funciona adecuadamente, no es capaz de diferenciar las células
propias de las ajenas. En lugar de luchar contra los antígenos externos, los anticuerpos
que se producen pueden ir en contra de sus propias células y tejidos por error. A este
proceso de se denomina autoinmunidad y a los componentes involucrados se les conoce
como autoanticuerpos. Es así que estas respuestas erróneas del sistema inmune
contribuyen a la aparición de varias enfermedades autoinmunes (Núñez, 2015).

La persistencia del individuo ante agentes estresantes durante meses o años,


produce enfermedades de larga duración e incluso de mayor gravedad. El estrés genera
alteraciones fisiológicas pero su persistencia puede generar alteraciones psicológicas e
incluso enfermedades como por ejemplo: ansiedad, frustración, insomnio, gastritis,
hipertensión arterial, depresión, enfermedades de la piel, entre otras (Núñez, 2015).

Sin embargo, el funcionamiento del sistema inmunitario descrito anteriormente


puede verse modificado por los efectos del estrés mediados por los sistemas nerviosos
neuroendocrino y endocrino. Es así que la activación de la rama simpática del sistema
nervioso autónomo suprime la acción inmune, mientras que la activación parasimpática
produce un aumento de la actividad inmune a través del incremento de anticuerpos y de
la citotoxicidad celular. Por su parte, los resultados referidos al sistema endocrino indican
que la elevación de glucocorticoides, que se producen ante situaciones de estrés, detiene
la formación de nuevos linfocitos y disminuye la sensibilidad de los mismos a las señales
de alerta. Además, los glucocorticoides pueden expulsar los linfocitos de la corriente
sanguínea e incluso destruirlos con una proteína que rompe su ADN (Amigo et al., 1998).

39
En la psoriasis, los linfocitos, también llamados, glóbulos blancos o células que
defienden al cuerpo contra las infecciones se activan indebidamente lo cual produce un
aumento del diámetro de los vasos sanguíneos de la piel (vasodilatación) manifestándose
con el típico color rojo de las lesiones y desencadena una proliferación de las células de
la capa inferior de la epidermis, encargadas de la renovación de la piel. Este proceso de
recambio de piel, normalmente, suele durar entre 28 y 30 días; sin embargo, en las
personas con psoriasis se reduce a 4 días. Por eso, aparecen escamas blanquecinas y se
produce una descamación exagerada (Amigo et al., 1998).

2.2.7 Ciclo Vital

El desarrollo humano es un proceso de toda la vida, el cual es conocido como el


ciclo vital. La división del ciclo vital en etapas es un constructo social, es decir, un
concepto que parecerá natural para quienes la aprueban, pero que en realidad es una
invención de una cultura o sociedad particular. No hay un momento objetivo definitivo
en que un niño se haga adulto ni en que un joven se convierta en viejo (Papalia et al.,
2012). Estos autores, adoptan la secuencia de ocho etapas que por lo general se aceptan
en las sociedades occidentales. Sin embargo, las divisiones son aproximadas y en alguna
medida arbitraria, sobretodo en la etapa adulta en la que no hay indicadores sociales ni
físicos bien definidos. La diferencia entre individuos se da en la forma en que enfrentan
los sucesos y problemas característicos de cada etapa. A pesar de estas diferencias, es
necesario satisfacer ciertas necesidades básicas de desarrollo y dominar ciertas tareas
correspondientes a cada etapa para que el desarrollo sea normal.
Durante el surgimiento de la adultez, una etapa de exploración que se da al inicio
de la segunda década de la vida, se presentan intensos desafíos típicos en los cambios de
la vida. En la presente investigación se considera relevante enfocarse en la etapa de la
adultez que se divide en la adultez temprana y la adultez media ya que es el rango de edad
en la que, según la literatura científica, es más frecuente que se manifieste la psoriasis.
Las características de ambas etapas serán descritas a continuación (Papalia et al., 2012).

A. Adultez temprana o emergente


La adultez temprana o emergente se inicia aproximadamente a los 20 años y
culmina a los 40 años. Se trata de una etapa exploratoria, una época de posibilidades, una
oportunidad para probar nuevas y diferentes formas de vida (Papalia et al., 2012). Durante

40
esta etapa, la mayoría de personas se dedican a una carrera, se casan, tienen hijos y se
convierten en miembros establecidos en la sociedad (Davis & Palladino, 2008). Aunque
la incertidumbre y la confusión que puede marcar este proceso pueden ser muy
angustiantes, la mayoría de las personas jóvenes tienen una visión positiva de su futuro y
esperan su vida adulta. La condición física alcanza su máximo nivel y luego disminuye
ligeramente. Se alcanza un pensamiento reflexivo, es decir, un tipo de pensamiento lógico
que involucra una continua evaluación de la información y las creencias a la luz de la
evidencia y las consecuencias (Papalia et al., 2012). Sin embargo, a pesar de estar en un
período con el mejor estado de salud y capacidades físicas e intelectuales, el ser humano
se enfrenta por una crisis psicosocial planteada por Erikson (Davis & Palladino, 2008).
Este autor considera que los adultos jóvenes atraviesan por una crisis de intimidad versus
aislamiento; es decir, la persona entre los 20 y 40 años se encuentra en capacidad para
buscar y establecer fuertes compromisos con otras personas, de lo contrario se aísla. Todo
ello, dependerá del desarrollo de la identidad y la valía personal esperado durante la
adolescencia, así, estarán mejor preparados para asumir los compromisos necesarios para
establecer una relación íntima (Davis & Palladino, 2008).
La adultez temprana es una época de experimentación antes de asumir funciones
y responsabilidades adultas. El curso de una carrera es una de las principales tareas que
tiene que enfrentar los adultos jóvenes, por eso, es importante evitar los conflictos entre
el curso de la carrera y los valores familiares ya que si al cursar una carrera los valores
familiares entran en conflicto, es muy probable que las personas experimenten
insatisfacción en el trabajo y en su vida (Davis & Palladino, 2008). Las tareas
tradicionales del desarrollo como encontrar un trabajo estable y desarrollar relaciones
románticas a largo plazo, llegan a posponerse hasta los treinta o aun después. Esta etapa
permite una moratoria, un periodo en que se liberan de presiones para establecer
compromisos duraderos. Desarrollan la habilidad para mantener relaciones estrechas pero
autónomas con sus padres. Cada vez es más común que los adultos tempranos o
emergentes permanezcan en el hogar familiar por razones financieras. Los adultos
tempranos buscan la intimidad en relaciones con pares y parejas. Las amistades de las
mujeres son más íntimas que las de los hombres, sin embargo, cada vez tienen menos
tiempo para los amigos (Papalia et al., 2012). Los adultos emergentes tiene la tasa de
pobreza más alta y el nivel más bajo de seguro de salud que cualquier otro grupo de edad
y a menudo no cuentan con acceso regular a la atención médica. La relación entre la
conducta y la salud demuestra la interrelación entre los aspectos físicos, cognitivos y

41
emocionales del desarrollo. Es así que, lo que las personas saben de la salud influye en
lo que hacen, y lo que hacen influye en cómo se sienten. Por eso, no es suficiente tener
información acerca de los buenos y malos hábitos de salud. Con frecuencia, la
personalidad, las emociones y el entorno social pesan más que lo que las personas saben
que deberían hacer y las conducen a una conducta poco saludable (Papalia et al., 2012).
Las elecciones de estilo de vida influyen en la salud, como por ejemplo, los siguientes
factores:
 Dieta y Nutrición: lo que la gente come incide en su apariencia, en
lo que siente y en la probabilidad de que enferme e incluso muera. Se calcula que
cada año en Estados Unidos 365 000 adultos mueren por causas relacionadas con
una mala dieta y falta de actividad física. La Organización Mundial de la Salud,
recomienda una dieta rica en frutas, vegetales, granos enteros y grasas no
saturadas.
 Obesidad y Sobrepeso: las tendencias mundiales indican que la
obesidad va en aumento. Igual que en la niñez y adolescencia, una tendencia
heredada a la obesidad puede interactuar con otros factores medioambientales y
conductuales. La obesidad puede conducir a la depresión y viceversa, también
implica otras enfermedades que disminuyen la calidad y duración de la vida
(Papalia et al., 2012).
 Actividad física: las personas físicamente activas obtienen muchos
beneficios. Por ejemplo, fortalece el corazón y los pulmones, disminuye la presión
sanguínea, protege contra las enfermedades del corazón, alivia la ansiedad y la
depresión, y alarga la vida. Por otro lado, las investigaciones sugieren que hacer
ejercicios también se relaciona con el funcionamiento cognitivo manteniendo una
mente saludable (Papalia et al., 2012).
 Sueño: la época entre los veinte y treinta es de mucha actividad por
lo que no sorprende que muchos adultos emergentes y tempranos a menudo no
duerman lo suficiente (Papalia et al., 2012).
 Consumo de alcohol: el consumo de alcohol alcanza su punto más
alto en la adultez emergente. La universidad es el tiempo y lugar principal para
ingerir bebidas alcohólicas con más frecuencia y en exceso. El consumo no sólo
se asocia a problemas médicos sino también a otros riesgos característicos de esta

42
etapa como los accidentes automovilísticos, delitos, infección por VIH y el
consumo de drogas ilícitas y el tabaco (Papalia et al., 2012).

La adultez temprana trae consigo experiencias que por lo general son positivas
para la mayoría de los adultos emergentes; sin embargo, la dinámica de esta etapa de la
vida puede dar lugar a aumentos en el estrés percibido. Cada vez son más los estudios
que sugieren que la salud psicológica tiene un impacto en la salud física y niveles
elevados de estrés crónico se relacionan con muy diversos problemas físicos e
inmunológicos. Es así que existen diferencias individuales en la forma en que los adultos
tempranos manejan el estrés. En algunos casos, el estrés puede llevar a los adultos a tratar
de controlarlo por medio de conductas de riesgo como fumar o consumir alcohol (Papalia
et al., 2012), los cuales tienen consecuencias para la salud. Además, los universitarios
estresados son más propensos a comer comida rápida, no dormir lo necesario y no hacer
suficiente ejercicio. También, existen diferencias de género en la forma en que los adultos
tempranos suelen manejar el estrés. Las mujeres de edad universitaria son más propensas
a emplear estrategias enfocadas en la emoción y experimentar mayores niveles generales
de estrés. Sin embargo, las relaciones pueden ayudar a la gente a afrontar el estrés ya que
se encontró que los individuos que estaban seguros de sus relaciones con los demás
experimentaban menos estrés interpersonal y empleaban estilos de afrontamiento más
adaptados (Papalia et al., 2012).
Para la mayor parte de los adultos emergentes, la salud mental y el bienestar
mejoran y los problemas de conducta disminuyen. Sin embargo, al mismo tiempo se
incrementa la incidencia de trastornos psicológicos como la depresión mayor, la
esquizofrenia y los trastornos bipolares. Pero ¿cómo se explica esta paradoja? La
transición a la adultez emergente, pone fin a los años relativamente estructurados, por
eso, la posibilidad de tomar decisiones importantes y elegir trayectorias diversas suele
ser liberadora; sin embargo, la posibilidad de no depender de otra persona y mantenerse
por sí mismo puede ser abrumadora. Algunos de los trastornos que se presentan en esta
etapa del ciclo vital según Papalia et al. (2012), son:
 Depresión: la adolescencia y la adultez temprana parecen ser
periodos sensibles para el inicio de los trastornos depresivos cuya incidencia se
presenta de manera gradual entre las edades de 15 y 22 años. Los adolescentes
deprimidos cuya depresión se transfiere a la adultez, suelen haber estado
expuestos a factores de riesgo importantes en la niñez como trastornos

43
neurológicos o del desarrollo, familias disfuncionales o inestables y trastornos
conductuales. Es posible que les resulte difícil negociar la transición a la adultez
temprana. En cambio, el grupo que comienza en la adultez suele haber tenido
niveles bajos de factores de riesgo en la niñez y poseer más recursos para lidiar
con las dificultades de la adultez temprana pero la disminución repentina de la
estructura y apoyo que acompaña a la vida adulta puede desviarlos (Papalia et al.,
2012)
 Alcoholismo: es una enfermedad crónica y ocasiona problemas en
el desempeño normal y cumplimiento de responsabilidades de la persona.

B. Adultez media

La adultez media o intermedia, en términos cronológicos, es la etapa entre los 40


y 65 años de edad y es una época de muchas ganancias y pérdidas. Muchos de los cambios
que se producen en la adultez intermedia implican cierta decadencia por lo que se deben
hacer ajustes y desarrollar estrategias de afrontamiento (Davis & Palladino, 2008). La
mayoría de las personas en esta etapa están en buena condición física, cognitiva y
emocional. Tienen responsabilidades serias y se sienten competentes desempeñando
diversos roles. De la adultez temprana a la edad media, los cambios sensoriales y motrices
son casi imperceptibles, sin embargo, llega un momento en que comienzan a deteriorarse.
Experimentan cambios estructurales y sistémicos en su organismo, el sueño ya no es tan
profundo y tanto la temperatura como el sistema inmune se debilitan. Muchos adultos en
esta edad, perciben un estable sentimiento de control sobre su vida, manejando sus
pesadas responsabilidades y funciones múltiples y exigentes (Papalia et al., 2012).
Asimismo, la adultez intermedia trae cambios en la capacidad reproductiva. Entre los 40
y 50 años, el cuerpo de la mujer sufre una serie de cambios hormonales conocido como
“menopausia” ante la cual se producen reacciones psicológicas importantes. Dentro de
los cambios físicos, disminuyen los niveles de estrógeno, lo cual aumenta la probabilidad
de provocar osteoporosis (Davis & Palladino, 2008). Del mismo modo, los hombres,
atraviesan por cambios reproductivos, más conocido como “climaterio masculino”, sin
embargo, no son tan dramáticos como el de las mujeres. Así, al final de los 50 años, los
hombres experimentan fluctuaciones en la reproducción hormonal produciendo también
reacciones psicológicas (Davis & Palladino, 2008).

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En cuanto a la salud mental, es más frecuente que los adultos en edad media sufran
trastornos psicológicos graves como: tristeza profunda, nerviosismo, inquietud,
desesperanza y sentimientos de minusvalía la mayor parte del tiempo. También,
presentan más probabilidades de recibir un diagnóstico de enfermedades cardiacas,
diabetes, artritis y de necesitar ayuda con las actividades diarias (Papalia et al., 2012).

Al comienzo de la edad media las personas experimentan niveles de estrés más


frecuentes y estresores de clase más diversas que los jóvenes o ancianos. Además,
atraviesan por cambios importantes que tienen que aprender a afrontar como: las
transiciones profesionales, los hijos que crecen, la reorganización de las relaciones
familiares, el riesgo económico y enfermedades. Por eso, las personas de esta etapa están
más preparadas para enfrentar el estrés que otros grupos de edad ya que tienen una mejor
idea de lo que pueden hacer para cambiar las circunstancias tensas y quizá sean más
capaces de aceptar lo que no se puede cambiar. Han aprendido estrategias más eficaces
para reducir o minimizar el estrés. Por su lado, las mujeres refieren presentar estrés más
extremo que los hombres por lo que el patrón de respuestas es mas de cuidado y
cordialidad, actividades afectivas para reforzar la seguridad y de dependencia de las redes
sociales para intercambiar recursos y responsabilidades (Papalia et al., 2012).
Para la mayoría de los adultos de edad media, las relaciones son la llave más
importante para el bienestar y pueden ser una fuente importante de salud y satisfacción.
Sin embargo, las relaciones también generan exigencias estresantes que suelen ser más
pesadas para las mujeres (Papalia et al., 2012). El sentido de responsabilidad e interés por
los otros puede dañar el bienestar de una mujer cuando los problemas acosan a su pareja,
hijos, padres o amigos. Este estrés vicario, puede explicar por qué las mujeres de edad
media son más propensas a la depresión y otros problemas de salud mental y por qué
tienden a ser más desdichadas en su matrimonio que los hombres (Papalia et al., 2012).
Por otro lado, durante la edad intermedia, las personas atraviesan por un periodo
potencialmente estresante que se presenta a la mutad de la década de los 40 años, llamada
crisis de la madurez (Davis & Palladino, 2008). Esta crisis surge cuando la persona se
enfrenta a temas sobre mortalidad y empieza a revisar su vida y sus logros. Es así que la
insatisfacción con su propia vida puede ir acompañada del sentimiento de que es
necesaria actuar con rapidez para corregir la situación o recuperar la juventud. Por eso,
es usual que las personas que experimentan esta crisis, hagan cambios radicales en su
trabajo en estilo de vida (Davis & Palladino, 2008). Finalmente, Erikson considera que

45
al inicio de los 40 años, las personas se enfrentan a la crisis de la generatividad versus
estancamiento; es decir, los adultos entre 40 y 65 años, reflejan preocupación por la
siguiente generación y por la continuación de la vida lo cual los puede llevar a compartir
los propios talentos y conocimientos o estancarse en ellos (Davis & Palladino, 2008).

2.2.8 Afrontamiento

Las consecuencias negativas del estrés son reguladas por un proceso llamado
afrontamiento, el cual es considerado un proceso dinámico ya que responde a las
demandas objetivas y evaluaciones subjetivas de una situación particular. Por eso, la
relación entre estrés y afrontamiento es recíproca ya que las acciones que realiza una
persona para superar un problema, afecta la valoración del problema y el subsecuente
afrontamiento (Cassaretto, Chau, Oblitas & Valdez, 2003). De acuerdo con la teoría
transaccional de Lázarus y Folkman, se define el afrontamiento como “el cambio
constante de los esfuerzos cognitivos y conductuales para responder a las demandas
específicas de carácter externo e interno que se valoran como elementos que exceden los
recursos de la persona” (Brannon & Feist, 2001).

El afrontamiento plantea una manera de manejar los pensamientos, emociones y


conductas frente a situaciones estresantes de la vida diaria. Mantiene una finalidad
adaptativa, lo cual lo convierte en una herramienta necesaria para el proceso de
supervivencia pues inicia con una situación estresante, seguido de un tipo de
afrontamiento y finaliza con una respuesta adaptada de acuerdo a cada persona (Cadena,
2012). De esta manera, al cumplirse este proceso con resultados favorables donde la
persona logró controlar una situación estresante, la respuesta adaptada será la misma
frente a situaciones similares; en caso ocurra lo contrario se realizarán conductas
desadaptativas pero es la misma persona quien buscará otra herramienta o forma de
afrontamiento para lograr el resultado esperado. A medida que los propios esfuerzos son
valorados como conductas de mayor o menor éxito, se van modificando los recursos a
utilizar para lograr la satisfacción de la persona (Cadena, 2012).
Es así que toda situación estresante se convertirá en estímulo para que la persona
seleccione los recursos necesarios para combatirla; sin embargo, es importante mencionar
que no toda situación viene sola, sino que está acompañada de reacciones emocionales y
cognitivas que convertirán a la situación en una situación interpretada y a partir de dicha

46
interpretación se realizará la conducta esperada. Es decir, la situación en sí misma no
provoca una conducta cualquiera, sino la interpretación que cada persona realiza de la
misma (Cadena, 2012). Lazarus afirma que lo que hace la persona como afrontamiento
depende de la situación a la que se enfrenta y del tipo de persona que se trata; por lo tanto,
el afrontamiento debe ser flexible y adaptarse a las necesidades de la situación, mientras
que la persona tiene que aprender a ajustarse a la nueva situación (Cadena, 2012).
Es importante mencionar que el afrontamiento se convierte en un proceso flexible
y moldeable de acuerdo al sujeto que lo adopta ya que es él mismo quien lo maneja para
obtener el resultado esperado. Al darse una respuesta, no solo se convierte en una
respuesta automática, sino que pasa a ser una conducta expresada en experiencia, donde
el sujeto hará uso de la misma frente a situaciones similares haciendo que el proceso de
cognición se reduzca. Cuando un sujeto se enfrena por primera vez a un estímulo
estresante, se inicia el trabajo de cognición de manera completa interpretando la situación
real para luego dar una respuesta. Sin embargo, al convertirse en una experiencia
aprendida, el proceso de cognición es mínimo porque ya existe una conducta grabada
(Cadena, 2012).
Es así que una vez que el proceso conductual es realizado, la persona se habrá
adaptado a su medio externo e interno y habrá logrado controlar de cierta manera la
situación inicial, logrando su adaptación, supervivencia y equilibrio para sí mismo y su
entorno (Cadena, 2012).
El afrontamiento, también, es considerado un factor estabilizador que puede
ayudar a las personas a mantener una adaptación psicosocial durante periodos de altos
niveles de estrés, intentando manejar la situación que genera la emoción desagradable y
las emociones en sí mismas. Además, el afrontamiento se relaciona con las dimensiones
de evaluación cognitiva de la situación y juega un rol importante como componente
mediador entre las circunstancias estresantes y la salud (Solano, 2012). El afrontamiento
actúa como regulador de la perturbación emocional. Es decir, si es efectivo, no se
presentará ningún malestar pero si no es efectivo, podría afectarse la salud de manera
negativa aumentando el riesgo de mortalidad y morbilidad (Cassaretto, Chau, Oblitas &
Valdez, 2003).
Lázarus y Folkman (Reynoso y Seligson, 2002), plantean dos tipos de estilos de
afrontamiento:
1. El Estilo de Afrontamiento centrado en el Problema: que tiene
como función manejar la fuente de estrés y predomina cuando la persona

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considera que puede hacerse algo eficaz. Se suele utilizar cuando se percibe
que el estímulo puede ser cambiado (Solano, 2012). Está más relacionado
con el aspecto cognitivo pues la persona empieza a crear pensamientos
racionales entorno a la situación, logrando establecer alternativas de solución
frente al problema (Cadena, 2012).
2. El Estilo de Afrontamiento centrado en la Emoción: que se trata de
regular únicamente las emociones estresantes asociadas a la situación y
predomina cuando la persona considera que el estresor es perdurable y no
puede ser modificado. El afrontamiento se manejará entorno a la persona
misma y en las emociones que le generen dicha situación pues todo el malestar
emocional recae sobre la persona (Cadena, 2012).

Luego, medidas del afrontamiento como el COPE generaron el planteamiento de


otro estilo llamado evitativo o menos útil que se caracteriza por la evitación o escape de
la situación estresante (Solano, 2012).
Lazarus y Lazarus en 1999, (Cassaretto et al., 2008) plantearon que el uso de un
afrontamiento centrado en la emoción es particularmente útil cuando la situación
estresante que enfrenta la persona no puede ser cambiada ya que ayuda a controlar la
angustia y disfunción que podría generarse cuando poco o nada puede hacerse. Es así que
este estilo ayuda a mantener la moral en alto y mantener la esperanza. En cambio, el estilo
que busca cambiar o eliminar la fuente de amenaza parece estar asociado a resultados
psicológicos más positivos ya que favorece la adaptación a la nueva condición de la
persona, mientras que el afrontamiento por evitación o escape parecen estar asociado a
resultados psicológicos negativos generando estrés y ansiedad. Varios documentos
científicos han revelado que el uso de estrategias focalizadas en el problema es de mayor
utilidad ya que se relacionan con un mayor bienestar físico. Caso contrario ocurre con
sujetos que prefiere utilizar estilos centrados en las emociones o el escape conductual o
cognitivo ya que manifiesta mayor malestar físico. Por último, el estilo de afrontamiento
menos útil implica una forma de afrontamiento que puede ser útil para la persona en
ciertas ocasiones pero en la mayoría de veces interfiere con la manera de afrontar el
estímulo estresante de la persona (Cassaretto et al., 2008). De esta manera se asume que
el afrontamiento es un factor mediador de eventos estresantes, así como también puede
generar síntomas de enfermedad y la perturbación emocional (Solís & Vidal, 2006).

48
Estos conceptos demuestran que ningún estilo es mejor o peor que otro, por el
contrario, la calidad o eficacia de un estilo está determinada por sus efectos en una
situación particular y a largo plazo. Aun así, las personas que usan la negación como una
forma de afrontamiento experimentarán un mayor alivio emocional en la primera
situación amenazante, pero mostrará constantemente vulnerabilidad en todas las
situaciones que se le presenten. Por otro lado, la gente que se enfrenta a la amenaza de
forma vigilante, puede sufrir en un principio más trastornos pero en las siguientes
ocasiones experimentarán menor perturbación (Reynoso y Seligson, 2002).
Los estudios que se han llevado a cabo sobre afrontamiento, han permitido
conceptualizar estilos y estrategias de afrontamiento. Ambos conceptos se relacionan
pero no son iguales. Solís y Vidal (2006) identifican los estilos de afrontamiento como
aquellas predisposiciones personales que permiten hacer frente a diversas situaciones y
son los que determinan el uso de ciertas estrategias de afrontamiento, su estabilidad
temporal y situacional. Muchas veces, suelen ser comparados con rasgos de personalidad,
autoestima, creencias y características sociales (Solano, 2012). Mientras que, las
estrategias de afrontamiento son los procesos concretos que se utilizan en cada contexto
y puede ser altamente cambiantes dependiendo de las condiciones desencadenantes. Las
estrategias están determinadas por los estilos de cada individuo, por lo tanto son
dinámicas (Andrade, 2014).

En el proceso y resultado final del afrontamiento pueden intervenir diversas


variables interfiriendo o potenciándolo. Existen recursos internos como los
conocimientos, valores, creencias y pensamientos; y recursos externos como el apoyo
social y material que pueden modular de manera favorable o desfavorable el impacto de
una situación estresante (Vázquez, Crespo y Ring, 2000). Dichos recursos pueden
intervenir de manera directa en las capacidades de afrontamiento de una persona ante
cualquier tipo de estresor o actuar como amortiguador del efecto de los estresores cuando
éstos son muy fuertes. Se ha demostrado que la existencia de un apoyo social tiene
repercusiones en la salud disminuyendo la probabilidad de presentar enfermedades,
acelera la recuperación y reduce las tasas de mortalidad (Vázquez, Crespo y Ring, 2000).
Sin embargo, no todo apoyo social es igualmente eficaz contra el estrés. Se ha encontrado
que el apoyo social más efectivo es tener alguien cercano en quien confiar sin ser
necesariamente acumulativo, es decir, lo importante es tener al menos un amigo íntimo
más que tener muchos amigos o conocidos.

49
Finalmente, Mayordomo (2013), plantea que existen variables psicológicas que
se han comprobado influyen positivamente en el afrontamiento:
a. Personalidad resistente (hardiness): se ha demostrado que el
compromiso, el control y el reto son elementos que actúan como escudos
protectores ante los retos de la vida. El compromiso denota creer en la importancia
y valor de uno mismo, el control es la tendencia a pensar y actuar con la
convicción de que uno puede influir en sus acontecimientos y el reto implica
asumir el cambio como parte inherente a la existencia humana.
b. Sentido de coherencia: es la disposición relativamente estable para
percibir la realidad como comprensible y manejable. Es una disposición general
de la persona ante la vida que dependiendo de las situaciones estresantes, optará
por una estrategia de afrontamiento cuyas posibilidades de éxito son elevadas.
c. Expectativa de autoeficacia: se refiere a las creencias que una
persona tiene acerca de su capacidad para llevar a cabo con éxito una determinada
conducta con el fin de conseguir adaptarse a la situación que se encuentre.
d. Optimismo: se refiere a la tendencia de la persona a esperar
resultados positivos y es el elemento clave para determinar el éxito o fracaso en
el afrontamiento ante una situación estresante.
e. Escala de valores: los valores son metas deseables que sirven como
guía para que la persona realice conductas y dirija su vida. Todos tenemos un
sistema de valores y preferencias sobre lo que nos parece que merece la pena
seguir en la vida, sobre lo que está bien o mal. Todos hacemos juicios de valor
sobre la realidad. Nuestros valores está ordenados jerárquicamente de manera
idiosincrática y aunque varían a lo largo de la vida, tendemos a mantenerlos como
referente en situaciones muy diversas.
f. Apoyo social: es un constructo multidimensional formado de
manera estructura y funcional. Es estructural porque se refiere a la red social
disponible, los lazos directos e indirectos que una persona tiene con un grupo de
individuos por parentesco y amistad. En relación a la función que cumple, puede
brindar apoyo emocional, que incluye muestras de amor, simpatía, confianza y
reafirmación; o apoyo informativo, que incluye recibir información, consejos,
opiniones, etcétera. Es así que el entorno social brinda recursos que pueden ser
muy útiles para afrontar las transiciones de la vida y ayudar en el logro del
bienestar psicológico moderando el estrés

50
2.2.9 Afrontamiento, edad y género
La teoría de Erikson sobre las etapas del curso de la vida implica que existen
cambios de afrontamiento en varios periodos de la vida. Sin embargo, esta explicación
está realizada en términos de lo que son los conflictos básicos en cada período y no se
relaciona fácilmente con los conceptos de afrontamiento centrado en el problema o en la
emoción (Mayordomo, 2013). Varios autores como Gutmann (1974) o Pfeiffer (1977)
han determinado que a medida que las personas envejecen se vuelven más pasivas en la
aplicación de estrategias de afrontamiento, por eso, pasan de un estilo de afrontamiento
centrado en el problema a uno centrado en la emoción (Mayordomo, 2013). Además, se
puede observar que las personas más jóvenes, cuyo desarrollo se produce en contextos
que son generalmente cambiantes, el patrón de afrontamiento es más activo y se
caracteriza por realizar conductas más centradas en afrontar el problema. Caso contrario,
en las personas mayores, bajo contextos menos cambiantes, sus patrones de
afrontamiento están más centrados en las emociones (Mayordomo, 2013). Se ha
demostrado también que la mayor parte de cambio relacionado con la edad ocurre en el
afrontamiento interno que tiene que ver con conductas que buscan resolver el problema
directamente (Cassaretto, Chau, Oblitas & Valdez, 2003).

Desde el modelo transaccional de Lazarus, se destaca que el efecto que puede


producir un estresor sobre la respuesta de estrés de las personas, está determinado por dos
variables fundamentales. Una de ellas es la valoración que hace la persona de la magnitud
de dicho estímulo y el tipo de estrategia utilizada para afrontarlo (Jiménez-Torres,
Martínez, Miró y Sánchez, 2012). Es así que, se encontró que la edad, de adultos entre
21 y 25 años, correlaciona positivamente con la estrategia de reestructuración cognitiva
y con el estilo de afrontamiento centrado en el problema, en cambio, la edad correlaciona
de modo inverso con la autocrítica. Es así que, a medida que la edad aumenta, se
incrementa el uso de la reestructuración cognitiva y el estilo centrado en el problema y
disminuye el uso de la autocrítica. En relación a las estrategias de afrontamiento, estos
adultos utilizan en mayor medida las estrategias de reestructuración cognitiva, evitación
del problema y el estilo centrado en el problema (Jiménez-Torres, Martínez, Miró y
Sánchez, 2012).

Por otro lado, se encontró que los adultos mayores con una edad de 55 o más años,
utilizan con mayor frecuencia estrategias de búsqueda de compañía, reinterpretación

51
positiva, acudir a la religión y el afrontamiento activo (Cardona, Villamil, Henao &
Quintero, 2011). Asimismo, muestran una mayor capacidad de aceptación como
estrategia de afrontamiento (Galarza, Martínez, Posada & Casatañeiras, 2009).
Es importante considerar que factores como la evaluación de la amenaza o la
naturaleza del estresor son determinantes para estudiar las diferencias de género. La
manera de afrontamiento no es la misma entre hombres y mujeres, incluso en las distintas
etapas en las que se encuentre del ciclo vital (Mayordomo, 2013).
Es común que entre hombres y mujeres, existan diferencias en el estilo de
afrontamiento. Así, el comportamiento masculino generalmente, se caracteriza por
enfrentar directamente el problema y negar el problema; mientras que el comportamiento
femenino, presenta una respuesta más emocional ante los problemas y se espera que
dediquen más tiempo a discutir los problemas con amigos o familiares. De esta manera,
el rol femenino se define por la capacidad de experimentar, expresar y comunicar
emociones a los demás, así como de empatizar con los sentimientos de los demás,
mientras que el rol masculino es definido por la capacidad de reprimir y controlar sus
propias emociones a través del uso de una evitación más cognitiva que conductual. Tal y
como han planteado varios autores, los hombres usan estrategias más instrumentales y
activas, centradas en el problema; sin embargo, las mujeres utilizan en mayor medida el
afrontamiento centrado en la emoción para adaptar sus conductas usando con mayor
frecuencia estrategias que impliquen expresarse verbalmente, buscar apoyo emocional y
el autodiálogo positivo (Mayordomo, 2013).Diversos autores refieren que el soporte
social puede disminuir el efecto de ciertas experiencias estresantes ya que la percepción
o creencia de que existen otras personas disponibles para recibir apoyo es favorable. Es
así que el soporte social sirve como un amortiguador de dichas experiencias estresantes
o negativas (Cassaretto, Chau, Oblitas & Valdez, 2003)
Cassaretto et al. (2003), realizaron una investigación con el fin de analizar la
relación entre estrés, problemas más frecuentes y estilos de afrontamiento en una muestra
de 123 estudiantes de una universidad privada de Lima con edades entre 19 y 25 años.
Los resultados indicaron que la muestra utiliza con mayor frecuencia las estrategias de
reinterpretación positiva, búsqueda de soporte social por motivos emocionales y
planificación. Mientras que las estrategias menos usadas son la negación,
desentendimiento conductual y acudir a la religión. Asimismo, se encontró que utilizan
las estrategias más saludables y adaptativas ya que tienden a ser más activas, mientras
que las menos usadas son más pasivas. Se encontró que las mujeres son las que más

52
utilizan el estilo centrado en la emoción y recurren con mayor frecuencia a la estrategia
de acudir a la religión.
Si bien es cierto se ha demostrado que las mujeres presentan más atención a sus
emociones, también existe mayor empatía hacia los demás lo cual es beneficioso para la
búsqueda de apoyo social (García, 2015). Las mujeres buscan más apoyo social y tienden
a focalizarse en las relaciones más que los varones. Es decir, las mujeres aceptan más la
comprensión y el apoyo, expresan sus sentimientos y comunican a otros lo que les sucede.
Además, utilizan más estrategias relacionadas con esperar que ocurra lo mejor y hacerse
ilusiones (Scafatelli y García, 2010). En cambio, los hombres se caracterizan por ser más
capaces de regular sus estados emocionales ante situaciones estresantes por lo que
utilizan con mayor frecuencia el estilo centrado en el problema (Jiménez-Torres,
Martínez, Miró y Sánchez, 2012). Una explicación a estas diferencias podría relacionarse
con la adquisición de los roles de género en el proceso de socialización. Es así que en el
hombre se promueven habilidades de aserción negativa, la iniciativa en las relaciones con
el género opuesto y el comportamiento competitivo y agresivo. Sin embargo, a las
mujeres se les enseña que las necesidades de los demás son más importantes y que es
mejor inhibir sus deseos por cortesía a los demás, lo cual produce un control inhibitorio
más elevado de la respuesta emocional y de la agresividad (García, 2015).
Resultados similares encontraron Cabanach, Farina, González y Ferradás (2013),
quienes realizaron una investigación con 2102 estudiantes de una universidad en España
con el fin de conocer si existen diferencias significativas entre ambos sexos en el uso de
estrategias de afrontamiento. Los resultados indican que sí existen diferencias. Son las
mujeres quienes recurren en mayor medida que los varones a la búsqueda de apoyo como
mecanismo de afrontamiento ante situaciones estresantes. Asimismo, los hombres
recurren preferentemente a la reevaluación positiva y a la planificación como estrategias
para reducir el estrés. Tienden a adoptar un pensamiento positivo y planificar o gestionar
los recursos para afrontar las situaciones estresantes. Los autores intentan brindar
posibles explicaciones a estos resultados considerando que las diferencias entre género
pueden darse debido a las variables de personalidad vinculadas al afrontamiento. Así, los
individuos con alto optimismo tienden a recurrir a determinadas maneras de
afrontamiento activo como la reevaluación positiva o la solución de problemas. Otra
explicación posible es la preferencia por ciertas formas de enfrentarse a los problemas.
Las mujeres son más proclives a rumiar los problemas, a diferencia de los hombres,
quienes tenderían más a adoptar algún tipo de acción frente a las dificultades en lugar de

53
preocuparse por ellas. Por último, otra explicación tendría que ver con la educación
desigual para hombres y mujeres, donde a los hombres se les fomenta la independencia
mientras que a las mujeres se les fomenta la búsqueda de apoyo social como principal
mecanismo de respuesta ante situaciones difíciles (Cabanach, Farina, González y
Ferradás, 2013).

54
CAPÍTULO III: OBJETIVOS, HIPÓTESIS Y DEFINICIÓN DE
VARIABLES

3.1 Objetivo General


- Conocer los estilos de afrontamiento en adultos que padecen de psoriasis
en Lima Metropolitana.
-
3.1.1 Objetivos específicos
1. Describir las estrategias de afrontamiento que pertenecen al estilo de
afrontamiento centrado en el problema en adultos que padecen de psoriasis.
2. Describir las estrategias de afrontamiento que pertenecen al estilo de
afrontamiento centrado en la emoción en adultos que padecen de psoriasis.
3. Describir las estrategias de afrontamiento que pertenecen al estilo de
afrontamiento menos útil en adultos que padecen de psoriasis.
4. Comparar los estilos de afrontamiento de las personas con psoriasis de
acuerdo al género.
5. Comparar las estrategias de afrontamiento de las personas con psoriasis de
acuerdo al género.
6. Comparar los estilos de afrontamiento en adultos de edad temprana y edad
intermedia que padecen de psoriasis.
7. Comparar las estrategias de afrontamiento en adultos de edad temprana y
edad intermedia que padecen de psoriasis.

3.2 Hipótesis

H1: Existen diferencias estadísticas significativas en las estrategias de


afrontamiento de las personas que padecen de psoriasis según el género.
H2: Existen diferencias estadísticas significativas en los estilos de
afrontamiento de las personas que padecen de psoriasis según el género.
H3: Existen diferencias estadísticas significativas en las estrategias de
afrontamiento en las personas que padecen de psoriasis según la edad temprana o
intermedia.

55
H4: Existen diferencias estadísticas significativas en los estilos de
afrontamiento en las personas que padecen de psoriasis según la edad temprana o
intermedia.

3.3 Definición de Variables


En la presente investigación se emplea la teoría de Lazarus sobre el estrés y estilos
de afrontamiento ya que logran explicarlo desde un punto de vista cognitivo, emocional
y conductual.

 Estilos de Afrontamiento: entendido como todo esfuerzo cognitivo


y conductual para responder a las demandas específicas internas o externas que
se valoran como elementos que exceden los recursos de la persona,
manifestándose en tres estilos: estilos de afrontamiento centrados en el problema,
estilos de afrontamiento centrados en la emoción y estilos de afrontamiento menos
útiles (Brannon & Feist, 2001).
 Estilo de Afrontamiento centrado en el problema: Definido como
esfuerzos cognitivos y conductuales dirigidos a modificar los eventos ambientales
que causan el estrés (Cassaretto et al., 2008).
 Estilo de Afrontamiento centrado en la emoción: Definido como
esfuerzos cognitivos y conductuales dirigidos a reducir o eliminar sentimientos
negativos que originan la situación estresante (Cassaretto et al., 2008).
 Estilos de Afrontamiento menos útiles o evitativo: Definido como
esfuerzos cognitivos y conductuales que constituye una manera de afrontar el
estímulo estresante de manera útil para la persona en ciertas ocasiones pero, la
mayoría de veces, puede interferir en el modo de confrontarlo (Cassaretto et al.,
2008).
 Estrategias de afrontamiento: procesos concretos que se utilizan en
cada contexto y puede ser altamente cambiantes dependiendo de las condiciones
desencadenantes y están determinadas por los estilos de cada individuo (Andrade,
2014). Carver, Scheier & Weintraub identificaron 13 estrategias relacionadas a
cada estilo de afrontamiento (Cassuso, 1996), las cuales son:

56
 Afrontamiento activo: es una respuesta orientada a controlar activamente el
problema
 Planificación: implica la elaboración mental de estrategias para controlar el
evento que provoca estrés.
 Supresión de actividades competentes: consiste en dejar de lado actividades
que interfieren con el afrontamiento del problema
 Postergación del afrontamiento: implica que el sujeto espera la aparición del
momento más apropiado para afrontar el problema.
 Búsqueda de apoyo social por razones instrumentales: implica acudir donde
otras personas en búsqueda de consejo.
 Búsqueda de apoyo social por razones emocionales: significa acudir a otras
personas para expresar sus problemas emocionales y tener apoyo moral.
 Reinterpretación positiva: significa enfocar la situación que provoca el estrés
como una experiencia de aprendizaje.
 Aceptación: significa reconocer que el estresor no podrá ser modificado.
 Negación: consiste en actuar ignorando el problema o rechazar su existencia.
 Acudir a la religión: implica acudir a ella como una guía para reinterpretar el
problema o como una táctica de afrontamiento.
 Enfocar y liberar emociones: es la tendencia a centralizar toda la cólera que
está experimentado el individuo para luego ventilarla.
 Desentendimiento conductual: significa reducir los esfuerzos contra el
estresor abandonando los objetivos con los cuales la situación estrenaste está
interfiriendo.
 Desentendimiento mental: implica ejecutar actividades con el propósito de
distraer el pensamiento y olvidarse del problema.

 Estrés: Definido como la relación entre el entorno y la persona,


quien a su vez, la valora como algo que supera sus recursos y pone en peligro su
bienestar (Brannon & Feist, 2001).
 Psoriasis: es una enfermedad crónica de la piel caracterizada por la
aparición de zonas inflamadas de color rojizo, cubiertas de una especia de
escamas, surgen en varias partes del cuerpo produciendo dolor y picor (Solano,
2012).

57
3.4. Definición operacional de variables

 Estilos de Afrontamiento: todo esfuerzo cognitivo y conductual


para hacer frente a las demandas internas y externas que se valoran como
excedentes de los recursos de la persona.
 Estilo de Afrontamiento centrado en el problema: todo esfuerzo
cognitivo y conductual para cambiar situaciones estresantes.
 Estilo de Afrontamiento centrado en la emoción: todo esfuerzo
cognitivo y conductual para reducir o eliminar emociones negativas que surgen
de la situación estresante.
 Estilos de Afrontamiento menos útiles o evitativo: todo esfuerzo
cognitivo y conductual útil para afrontar el estímulo estresante pero puede
interferir en el modo de confrontarlo.
 Estrategias de afrontamiento: todo proceso concreto que se utiliza
en cada contexto, cambia dependiendo de los estímulos desencadenantes y están
determinadas por los estilos de cada persona.
 Estrés: valoración de una persona sobre su entorno como una
situación que supera sus recursos y pone en peligro su bienestar.
 Psoriasis: enfermedad crónica dermatológica que se caracteriza por
la aparición de zonas inflamadas de color rojizo, cubiertas de escamas, en diversas
partes del cuerpo produciendo dolor y picor.

58
CAPÍTULO IV: MÉTODO

4.1 Tipo y diseño de investigación

El alcance de la presente investigación es de tipo descriptivo ya que se busca


especificar las características específicas de los estilos de afrontamiento de las personas
que padecen de psoriasis. Según Hernández, Hernández & Baptista (2014), los estudios
de tipo descriptivo únicamente pretenden medir o recoger información de manera
independiente o conjunta sobre los conceptos o variables de interés. Es decir, se limita a
analizar y describir perfiles de personas, grupos, comunidades o cualquier otro fenómeno
de interés. Según estos autores este tipo de investigación es útil para mostrar con precisión
las dimensiones de un suceso, contexto o situación. Asimismo, el diseño de investigación
es no experimental ya que el estudio se realizará sin manipular deliberadamente las
variables. Es decir, no se variarán de manera intencional variables para observar su efecto.
Simplemente, se observará el fenómeno tal como se presenta en su contexto natural para
luego analizarla. A su vez, el diseño no experimental es de tipo transeccional descriptivo
ya que se pretende recolectar los datos y la descripción de las variables en un momento
dado sobre un tema aún poco conocido en el Perú (Hernández, Hernández & Baptista,
2014).

4.2 Participantes

No se cuenta con datos estadísticos de la cantidad de personas que padecen


psoriasis en el Perú. Por ello, se propone en el presente estudio una muestra no
probabilística intencional, es decir, la elección de los participantes no dependerá de la
probabilidad, sino de causas relacionadas con las características de la investigación y del
proceso de toma de decisiones del investigador (Hernández, Fernández & Baptista,
2014). Como criterios de inclusión a la muestra los participantes, deberán ser hombres o
mujeres, entre los 20 y 65 años, con diagnóstico en psoriasis. Se excluirá a aquellas
personas que además de la psoriasis tengan otros diagnósticos. Para estimar el tamaño de
la muestra, se realizó un análisis de potencia estadística basado en los datos del estudio
publicado de Hernández – Fernaud et al., en el 2009 (N = 299). El tamaño del efecto (ES)
en este estudio fue g = 0.15, considerando como mediano usando los criterios Cohen
(1988). Con un alfa = 0.05 y potencia = 0.85, el tamaño de la muestra proyectada

59
necesaria con este tamaño del efecto (GPower 3.1, Faul, Erdfelder, Lang, & Buchner,
2009) es aproximadamente N = 80 para el desarrollo del estudio descriptivo. Por lo tanto,
nuestra propuesta de tamaño de muestra 80 será suficiente para el objetivo principal de
este estudio y también debe permitir una deserción esperada y cumplir con los objetivos
del estudio. Es una muestra no probabilística de tipo intencional. Muestreo subjetivo por
decisión razonada. Se eligen en función de sus características de manera racional y no
causal (Quezada, 2010).

4.3 Técnicas de recolección de datos

Se hará uso de una ficha de datos personales de los participantes como edad,
género, tipo de psoriasis y edad de diagnóstico de la enfermedad.

Por otro lado, para medir la variable afrontamiento, se toma el Cuestionario de


Estilos de Afrontamiento COPE (Coping Estimation) desarrollado por Carver, Scheier y
Weintraub (1989), construida siguiendo dos modelos teóricos: el Modelo de Lázarus y el
Modelo de Autorregulación Conductual de Bandura con el fin de evaluar los estilos de
afrontamiento que las personas utilizan frente a situaciones estresantes. Luego, este
inventario fue adaptado para el Perú en 1996 por Cassuso en una población universitaria
de Lima demostrando su confiabilidad y validez en varias investigaciones.

4.3.1 Descripción del instrumento


Ficha Técnica
Nombre de la prueba: Escala de Afrontamiento Multidimensional (COPE)
Autor: Carver, Scheier & Weintraub
Año: 1989
Procedencia: Estados Unidos
Adaptación: Liliana Casuso, 1996
Duración: 15 a 20 minutos
Administración: individual o colectiva
Grupo de aplicación: 16 años a más
Significación: área clínica
Evalúa: El instrumento mide 13 estrategias diferentes de responder ante estresores que se
resumen en tres modos diferentes de afrontamiento: centrado en el problema, centrado en
la emoción y otros estilos menos útiles.

60
Materiales: cuestionario de 52 ítems, hoja de respuesta y plantilla de corrección
Marco teórico: Esta prueba surge del planteamiento teórico que considera que el
afrontamiento individual es una preferencia estable más que una adaptación específica,
de manera que, tanto los ítems como las estrategias están basados teóricamente en el
modelo de estrés de Lázarus y el modelo de autorregulación conductual de Carver y
Scheier en 1989.

4.3.2 Estructura del Cuestionario


El cuestionario contiene 3 estilos, estilos de afrontamiento enfocados en el
problema, estilos de afrontamiento enfocados en la emoción y estilos de afrontamiento
menos útiles. A su vez, cada una de estos estilos contiene subescalas que corresponden a
trece estrategias de afrontamiento propuestos por Carver, Scheier y Weintraub en 1989
(Choy, 2007).

Tabla 4.1
Estilos del Cuestionario de Estilos de Afrontamiento (COPE)
Estilos Subescalas Ítems
Estilo de Afrontamiento activo 1,14,27,40
Afrontamiento Planificación 2,15,28,41
centrado en el Supresión de actividades competentes 3,16,29,42
problema Postergación del afrontamiento 4,17,30,43
Búsqueda de apoyo social por razones instrumentales 5,18,31,44
Estilo de Búsqueda de apoyo social por razones emocionales 32,19,6,45
Afrontamiento Reinterpretación positiva y crecimiento 7,20,33,46
centrado en la Aceptación 8,21,34,47
emoción Negación 11,24,37,50
Acudir a la religión 9,22,35,48
Estilo de Enfocar y liberar emociones 10,23,36,49
afrontamiento Desentendimiento conductual 12,25,38,51
menos útiles Desentendimiento mental 13,26,39,52

De esta manera, en la tabla 4.1 se puede observar lo siguiente:


1. Escala de estilos de afrontamiento centrados en el problema está
conformada por las siguientes subescalas:
a. Afrontamiento activo: es una respuesta orientada a
controlar activamente el problema. Los ítems que miden esta
estrategia son: 1, 14, 27 y 40.
b. Planificación: implica la elaboración mental de estrategias
para controlar el evento que provoca estrés. Los ítems que miden
esta estrategia son: 2, 15, 28 y 41.

61
c. Supresión de actividades competentes: consiste en dejar de
lado actividades que interfieren con el afrontamiento del problema.
Los ítems que miden esta estrategia son: 3, 16, 29 y 42.
d. Postergación del afrontamiento: implica que el sujeto
espera la aparición del momento más apropiado para afrontar el
problema. Los ítems que miden esta estrategia son: 4, 17, 30 y 43.
e. Búsqueda de apoyo social por razones instrumentales:
implica acudir donde otras personas en búsqueda de consejo. Los
ítems que miden esta estrategia son: 5, 18, 31 y 44.

2. Escala de estilos de afrontamiento centrados en la emoción está


conformada por las siguientes subescalas:
a. Búsqueda de apoyo social por razones emocionales:
significa acudir a otras personas para expresar sus problemas
emocionales y tener apoyo moral. Los ítems que miden esta
estrategia son: 6, 19, 32 y 45.
b. Reinterpretación positiva: significa enfocar la situación que
provoca el estrés como una experiencia de aprendizaje. Los ítems
que miden esta estrategia son: 7, 20, 33 y 46.
c. Aceptación: significa reconocer que el estresor no podrá ser
modificado. Los ítems que miden esta estrategia son: 8, 21, 34 y 47.
d. Negación: consiste en actuar ignorando el problema o
rechazar su existencia. Los ítems que miden esta estrategia son: 11,
24, 37 y 50.
e. Acudir a la religión: implica acudir a ella como una guía
para reinterpretar el problema o como una táctica de afrontamiento.
Los ítems que miden esta estrategia son: 9, 22, 35 y 48.
3. Escala de estilos de afrontamiento menos útiles está conformada
por las siguientes subescalas:
a. Enfocar y liberar emociones: es la tendencia a centralizar
toda la cólera que está experimentado el individuo para luego
ventilarla. Los ítems que miden esta estrategia son: 10, 23, 36 y 49.

62
b. Desentendimiento conductual: significa reducir los
esfuerzos contra el estresor abandonando los objetivos con los
cuales la situación estrenaste está interfiriendo. Los ítems que
miden esta estrategia son: 12, 25, 38 y 51.
c. Desentendimiento mental: implica ejecutar actividades con
el propósito de distraer el pensamiento y olvidarse del problema.
Los ítems que miden esta estrategia son: 13, 26, 39 y 52.

Es así que, el cuestionario está conformado por 52 ítems que se refieren a


diferentes situaciones estresantes, con un formato tipo Likert de 4 puntos de calificación
donde 1 hace referencia a “Casi nunca hago esto”, 2 hace referencia a “A veces hago
esto”, 3 hace referencia a “Usualmente hago esto” y 4 hace referencia a “Hago esto con
mucha frecuencia”. Además, cada subescala está conformada por 4 ítems que se puntúan
de acuerdo a una plantilla. Los puntajes que se obtienen en cada ítem se suman con los
correspondientes a cada subescala, de tal manera que se obtengan 13 puntajes que
permiten caracterizar un perfil de afrontamiento. Por último, se establece una jerarquía
que determina qué estilos de afrontamiento son más utilizados.
El cuestionario tiene dos formatos, permitiendo evaluar el afrontamiento
situacional y el afrontamiento disposicional. El contenido de los ítems es el mismo, solo
varía el modo en que son formulados:
 Forma disposicional: los ítems están formulados en términos de
evaluar lo que la persona generalmente hace cuando se encuentra bajo situaciones
de estrés.
 Forma situacional: los ítems están formulados de manera que
evalúan lo que la persona hizo en una situación específica de afrontamiento
durante un período específico de tiempo en el cual afrontaba estrés.

En la presente investigación se aplicó el Cuestionario de Estilos de Afrontamiento


en su forma disposicional.

4.3.3 Características Psicométricas


Validez y Confiabilidad Encontradas por los Autores de la Prueba
De acuerdo a lo planteado por Choy (2007), Carver, Scheier y Weintraub en 1989,
utilizaron la validez de constructo y para ello sometieron sus respuestas a un análisis

63
factorial exploratorio lo cual permitió obtener los factores principales a través de la
rotación oblicua, por ser necesario establecer las correlaciones entre factores. Dicho
análisis determinó la existencia de 12 factores con eigenvalues mayores a 1,0 de los
cuales 11 fueron fácilmente interpretables y los ítems que componían el factor restante
no llegaron a una carga factorial superior a 0,30 por lo que no se incluyó en el resultado
final. En relación a la estructura factorial, la composición de los 11 factores estuvieron
en completo acuerdo con la asignación de ítems de escala que los autores habían realizada
previamente.

Tabla 4.2
Análisis de confiabilidad de los estilos del cuestionario de estilos de afrontamiento
(COPE)
Alfa de
Estilos Subescalas
Cronbach
Estilo de Afrontamiento activo 0,62
Afrontamiento Planificación 0,80
centrado en el Supresión de actividades competentes 0,68
problema Postergación del afrontamiento 0,72
Búsqueda de apoyo social por razones instrumentales 0,75
Estilo de Búsqueda de apoyo social por razones emocionales 0,85
Afrontamiento Reinterpretación positiva y crecimiento 0,68
centrado en la Aceptación 0,65
emoción Negación 0,71
Acudir a la religión 0,92
Estilo de Enfocar y liberar emociones 0,77
afrontamiento Desentendimiento conductual 0,63
menos útiles Desentendimiento mental 0,45

En cuanto a la confiabilidad, en la tabla 4.2 se puede observar el coeficiente de


consistencia interna Alfa de Cronbach, el cual fue computado para cada subescala. Los
valores alcanzados fueron aceptablemente altos a excepción de la subescala de
desentendimiento mental que solo alcanzó un valor de 0,45 considerado como bajo ya
que coeficientes con al menos 0,50 son aceptables para los propósitos de la investigación
(Choy, 2007).

Validez y Confiabilidad en el Perú


De acuerdo a lo plantado por Solano (2012), en el Perú, la versión disposicional del COPE
fue adaptada y validada por Salazar en 1993, sometiendo la versión traducida del
cuestionario al criterio de cuatro jueces psicólogos con conocimientos de inglés, cuyas
observaciones fueron consideradas para la versión final del instrumento.

64
Esta versión fue aplicada a 82 estudiantes de ambos sexos pertenecientes a 2
universidades de Lima, una estatal y otra privada. La información fue sometida a un
análisis estadístico para corroborar la validez ítem-test del instrumento. A través de este
análisis se determinó que los ítems construidos teóricamente para formar parte de un
estilo particular correlacionaron en forma significativa con sus respectivos estilos con
índices superiores a 0,32, indicando que tales ítems son válidos para medir el constructo
que cada escala pretendía medir. Luego, Cassuso (1996) realizó una nueva validación y
adaptación de la prueba aplicándola a 817 estudiantes universitarios de ambos sexos.
Se calculó el Coeficiente de Alfa de Cronbach para cada escala, encontrándose en varios
casos que los valores eran inferiores a los hallados por Carver, Scheier y Weintraub en
1989. Además, al realizarse un análisis factorial, se encontró que la estructura factorial
no coincidía con la obtenida originalmente por los autores de la prueba. Tales resultados
permitieron a Cassuso reorganizar los ítems de las estrategias presentadas por Carver et
al. (1989), apoyándose en los valores obtenidos por el Alfa de Cronbach dando origen a
un inventario COPE modificado el cual se denominó reorganizado tal y como se muestra
en la siguiente tabla (Choy, 2007).

Tabla 4.3
Análisis de confiabilidad de las estilos del cuestionario de estilos de afrontamiento
reorganizado
Alfa de
Estilos Subescalas
Cronbach
Estilo de Afrontamiento activo 0,70
Afrontamiento Planificación 0,79
centrado en el Supresión de actividades competentes 0,80
problema Postergación del afrontamiento 0,90
Búsqueda de apoyo social por razones instrumentales 0,70
Estilo de Búsqueda de apoyo social por razones emocionales 0,70
Afrontamiento Reinterpretación positiva y crecimiento 0,85
centrado en la Aceptación 0,67
emoción Acudir a la religión 0,72
Enfocar y liberar emociones 0,70
Estilo de
Negación 0,70
afrontamiento
Desentendimiento conductual 0,72
menos útiles
Desentendimiento mental 0,45

La reorganización, según Choy (2007), se dio en función al criterio de Brown (1985)


quien consideró que “si se compara el índice de confiabilidad obtenido con otro de una
prueba similar aplicada y el primero resulta superior, se puede concluir que es confiable”,

65
dando así origen a un Inventario Reorganizado, el cual mostró índices de consistencia
interna iguales o mayores a 0.76.

4.4 Procedimiento de recolección de datos


La Sociedad Peruana de Dermatología (SPD), realizó un encuentro de pacientes
con psoriasis por el “día mundial de la psoriasis” en el “Hospital Arzobispo Loayza”. Se
acordó y coordinó con la institución para llevar a cabo la evaluación en un determinado
momento del encuentro. De esta manera, se trabajó con las personas que tenían el
diagnóstico psoriasis en cualquiera de sus tipos de manifestación y se encontraban dentro
del rango de edades de interés por la investigación. Luego de informar a los participantes
el carácter anónimo y voluntario de la investigación, se procedió a presentarles el
consentimiento informado para ser leído y firmado (Anexo 1). Enseguida, se detalló el
objetivo de la investigación explicando que la evaluación consistiría en la aplicación de
los instrumentos con una duración de aproximadamente 15 minutos. Primero
respondieron a las preguntas del COPE (Anexo 2) y después a la ficha sociodemográfica
(Anexo 3).
Asimismo, algunas personas de la muestra se obtuvieron por personas referidas y
cercanas a la evaluadora. La recolección de la muestra tuvo una duración aproximada de
12 meses. Los datos fueron digitados en el programa SPSS 22 y se procedió a los cálculos
estadísticos descriptivos. Asimismo, se analizaron los niveles de confiabilidad y validez
del COPE.

4.5 Estrategia de análisis de datos


Para el desarrollo de este estudio se realizaron diferentes análisis que serán
descritos a continuación.

Primero se realizó un análisis psicométrico de la Escala de Afrontamiento


Multidimensional para analizar la validez y confiabilidad correspondientes al
cuestionario, en base a las respuestas obtenidas. Dicho análisis se realizó en dos tiempos
debido a que algunos ítems no obtuvieron valores de correlación relevantes dentro del
cuestionario y tuvieron que ser eliminados. Tanto la validez como la confiabilidad se
hallaron a través de un análisis discriminativo de ítems, empleando las correlaciones
ítems-test para examinar la validez y el coeficiente Alfa de Cronbach para la

66
confiabilidad. Debido a que algunos ítems presentaron valores bajos de correlación, se
realizó un segundo análisis psicométrico excluyéndolos. Luego de eliminar los ítems que
afectaban la validez y confiabilidad, los nuevos valores de correlación ítem-test fueron
incrementados. De esta manera, resultó la versión final de la Escala de Afrontamiento
Multidimensional (COPE), adaptada para adultos que padecen de psoriasis en Lima
Metropolitana.

Segundo, para conocer la manera en que los datos estaban distribuidos; es decir,
si contaban o no con una distribución normal se realizó la prueba de bondad de ajuste de
Kolmogorov- Smirnov (K-S) en cada uno de los estilos del cuestionario de Afrontamiento
Multidimensional (COPE). Los resultados reflejaron que las 13 estrategias presentan
puntuaciones diferentes a una distribución normal. Del mismo modo, se realizó la prueba
de Kolmogorov- Smirnov para cada estilo de afrontamiento y se halló que los datos se
distribuyen normalmente.

Tercero, se realizó un análisis comparativo entre estrategias y estilos de


afrontamiento según el género y la edad de la persona. Para ello, se consideró relevante
utilizar la prueba no paramétrica U de Mann Whitney debido a que en todas las escalas
del cuestionario los datos no se distribuyen normalmente y apenas agrupándolas en estilos
se logra la normalidad. Se consideró relevante esta decisión considerando lo planteado
por Wackerly, Mendenhall y Scheaffer (2010), quienes señalaron que los métodos
estadísticos no paramétricos son una excelente alternativa cuando no se cumplen los
supuestos de normalidad en la distribución de probabilidad de una muestra. De esta
manera, las pruebas no paramétricas logran detectar diferencias en las poblaciones
cuando tienen distribuciones diferentes a las paramétricas.

67
CAPÍTULO V: RESULTADOS

A continuación se presentan los resultados obtenidos, luego de someter las


puntuaciones a los análisis estadísticos correspondientes con ayuda del programa SPSS
(versión 22), teniendo en cuenta los objetivos planteados en la investigación. Para la
interpretación de resultados, se trabajó con un nivel de significancia de .05 (5% de margen
de error). Los resultados son interpretables únicamente para la muestra evaluada.

5.1 Análisis Psicométrico de la Escala de Afrontamiento Multidimensional


(COPE)
Se presentan los resultados correspondientes al Análisis Psicométrico de la Escala
de Afrontamiento Multidimensional (COPE), aplicada en adultos que padecen de
psoriasis, en Lima. Se realizaron procedimientos estadísticos pertinentes para analizar la
validez y confiabilidad correspondientes al cuestionario, en base a las respuestas
obtenidas. Este análisis se realizó en dos tiempos debido a que algunos ítems no
obtuvieron valores de correlación relevantes dentro del cuestionario y tuvieron que ser
eliminados, puesto que afectaban tanto la validez como la confiabilidad.

5.1.1 Validez y Confiabilidad


Las evidencias de validez y confiabilidad de la Escala de Afrontamiento
Multidimensional (COPE) se hallaron mediante un análisis discriminativo de ítems,
empleando las correlaciones ítems-test para examinar la validez y el coeficiente Alfa de
Cronbach para la Confiabilidad.
En la tabla 5.1 se observan los valores de correlación ítem-test, estos valores
fueron en su mayoría superiores a .30, los únicos que presentaron valores de correlación
bajos fueron los ítems 4, 13, 17, 39 y 52. Debido a esto, se realizó un segundo análisis
psicométrico, excluyendo solo los ítems 17 y 52, ya que fueron los únicos ítems que
afectaban de forma drástica la confiabilidad (al eliminar ítem 17, confiabilidad sube de
.487 a .613; al eliminar ítem 52, confiabilidad sube de .298 a .472).

68
Tabla 5.1
Análisis Psicométrico de Escala de Afrontamiento Multidimensional agrupando los ítems
según estrategias de afrontamiento.
Estrategias de
Ítems r α-i α
Afrontamiento
1. Hago actividades adicionales para quitarme de encima
.413 .664
el problema
14. Concentro mis esfuerzo en hacer algo respecto al
Afrontamiento activo .365 .690 .690
problema
27. Hago paso a paso lo que debe hacerse .602 .536
40. Realizo acciones dirigidas a enfrentar el problema .524 .594
2. Trato de idear una estrategia sobre lo que debo hacer .559 .649
15. Hago un plan de acción .594 .625
Planificación .731
28. Pienso bastante sobre los pasos que debo seguir .488 .689
41. Pienso en cómo podría manejar mejor el problema .450 .709
3. Dejo de lado otras actividades para poder concentrarme
.335 .601
en el problema
16. Me concentro en tratar este problema y, si es necesario,
Supresión de .568 .423
dejo de lado otras cosas
actividades .623
29. No me dejo distraer por otros pensamientos o
competentes .386 .564
actividades
42. Trato de evitar que otras cosas interfieran con mis
.335 .603
esfuerzo para enfrentar la situación
4. Me fuerzo a mí mismo(a) a esperar el momento
.288 .412
apropiado para hacer algo
Postergación del 17. No hago nada hasta que la situación lo permita .036 .613
.487
afrontamiento 30. Me aseguro de no empeorar las cosas por actuar
.523 .146
demasiado rápido
43. Me controlo para no hacer las cosas apresuradamente .326 .376
5. Le pregunto a personas que han tenido experiencias
.680 .799
similares, qué hicieron
Búsqueda de apoyo 18. Trato de conseguir el consejo de alguien sobre qué
.659 .807
social por razones hacer .842
instrumentales 31. Hablo con alguien que pueda saber más de la situación .634 .818
44. Hablo con alguien que pueda hacer algo concreto sobre
.736 .774
el problema
6. Hablo de mis sentimientos con alguien .801 .708
Búsqueda de apoyo
19. Trato de conseguir apoyo de amigos o parientes .728 .743
social por razones .826
32. Converso con alguien sobre lo que me está sucediendo .631 .789
emocionales
45. Busco la simpatía y la comprensión de alguien .462 .857
7. Busco el lado bueno en lo que está sucediendo .561 .793
20. Intento ver el problema desde un punto de vista
.735 .706
Reinterpretación diferente, para hacerlo parecer más positivo
.810
positiva 33. Aprendo algo de la experiencia .640 .756
46. Trato que mi experiencia me haga, o me lleve a
.585 .782
madurar
r: Coeficientes Ítem-Escala
α – i: Coeficientes α de Cronbach si se elimina el elemento
α : Alfa de Cronbach de cada Estrategia de Afrontamiento

69
Estrategias de
Ítems r α-i α
Afrontamiento
8. Aprendo a vivir con el problema .533 .801
21. Acepto que el hecho ha ocurrido y que no puede ser
.615 .763
Aceptación cambiado .806
34. Me acostumbro a la idea de que el hecho sucedió .748 .697
47. Acepto la realidad de lo sucedido .618 .762
11. Me rehúso a creer que eso ha sucedido .441 .619
24. Me hago la idea de que nada ha ocurrido .592 .505
Negación .675
37. Actúo como si no hubiese ocurrido .521 .578
50. Me digo a mi mismo (a) “esto no es real” .309 .703
9. Busco la ayuda de Dios .796 .798
22. Pongo mi confianza en Dios .750 .821
Acudir a la religión .868
35. Intento encontrar consuelo en mi religión .684 .848
48. Rezo más que de costumbre .659 .854
10. Me molesto y doy rienda suelta a mis emociones .670 .618
23. Dejo salir mis sentimientos .374 .779
Enfocar y liberar
36. Siento que me altero mucho y expreso demasiado todo .749
emociones .654 .626
lo que siento
49. Me molesto y soy consciente de ello .496 .717
12. Dejo de realizar intentos para conseguir lo que quiero .533 .727
25. Dejo de intentar alcanzar mi meta .427 .778
Desentendimiento 38. Admito que no puedo lidiar con el problema, y dejo de
.686 .644 .765
conductual intentar resolverlo
51. Reduzco la cantidad de esfuerzo que pongo en
.633 .672
solucionar un problema
13. Me dedico al trabajo o a otras actividades para no
.094 .306
pensar en la situación estresante
Desentendimiento 26. Me voy al cine o veo televisión para pensar menos en
.342 -.018 .298
mental eso
39. Sueño despierto (a) con cosas distintas al problema .268 .082
52. Duermo más de lo usual -.050 .472
r: Coeficientes Ítem-Escala
α – i: Coeficientes α de Cronbach si se elimina el elemento
α : Alfa de Cronbach de cada Estrategia de Afrontamiento

La tabla 5.2 tiene que ver con el segundo análisis discriminativo de ítems, luego de
eliminar los ítems que afectaban la validez y la confiabilidad en la Escala de
Afrontamiento Multidimensional (COPE). Los nuevos valores de correlación ítems- test
fueron incrementados luego de realizar este procedimiento, siendo el ítem 13
perteneciente a la escala de Desentendimiento mental el único que presentó una
correlación ítem-test menor a .30 (r =.246). Sin embargo, se decidió dejar que el ítem 13
permanezca en la escala, debido a que su participación dentro de esta es relevante, pues
si lo elimináramos la confiabilidad bajaría de un Alfa de Cronbach de .472 a uno de
.450.Otro factor que se tomó en cuenta para no eliminar el ítem 13, fue la poca longitud
de ítems que tiene cada escala, pues si eliminaríamos este ítem el número de ítems en la
escala de Desentendimiento mental se reduciría a dos (2).Se observa también que los
valores de los coeficientes Alfa de Cronbach son superiores a .60 en la mayoría de las
estrategias del cuestionario, solo la estrategia de desentendimiento mental es la que
obtuvo un valor alfa inferior este valor. Sin embargo, al sumarse esta escala con las demás

70
estrategias que pertenecen al estilo de afrontamientos menos útiles, se logra valor Alfa
de Cronbach de .738, ver tabla 5.2.

Tabla 5.2
Análisis Psicométrico de Escala de Afrontamiento Multidimensional luego de eliminar
ítems
Estrategias de
ítems r α-i α
Afrontamiento
1. Hago actividades adicionales para quitarme de encima
.413 .664
el problema
14. Concentro mis esfuerzo en hacer algo respecto al
Afrontamiento activo .365 .690 .690
problema
27. Hago paso a paso lo que debe hacerse .602 .536
40. Realizo acciones dirigidas a enfrentar el problema .524 .594
2. Trato de idear una estrategia sobre lo que debo hacer .559 .649
15. Hago un plan de acción .594 .625
Planificación .731
28. Pienso bastante sobre los pasos que debo seguir .488 .689
41. Pienso en cómo podría manejar mejor el problema .450 .709
3. Dejo de lado otras actividades para poder concentrarme
.335 .601
en el problema
16. Me concentro en tratar este problema y, si es necesario,
Supresión de .568 .423
dejo de lado otras cosas
actividades .623
29. No me dejo distraer por otros pensamientos o
competentes .386 .564
actividades
42. Trato de evitar que otras cosas interfieran con mis
.335 .603
esfuerzo para enfrentar la situación
4. Me fuerzo a mí mismo(a) a esperar el momento
.330 .638
apropiado para hacer algo
Postergación del
30. Me aseguro de no empeorar las cosas por actuar .613
afrontamiento .467 .443
demasiado rápido
43. Me controlo para no hacer las cosas apresuradamente .475 .438
5. Le pregunto a personas que han tenido experiencias
.680 .799
similares, qué hicieron
Búsqueda de apoyo 18. Trato de conseguir el consejo de alguien sobre qué
.659 .807
social por razones hacer .842
instrumentales 31. Hablo con alguien que pueda saber más de la situación .634 .818
44. Hablo con alguien que pueda hacer algo concreto sobre
.736 .774
el problema
6. Hablo de mis sentimientos con alguien .801 .708
Búsqueda de apoyo
19. Trato de conseguir apoyo de amigos o parientes .728 .743
social por razones .826
32. Converso con alguien sobre lo que me está sucediendo .631 .789
emocionales
45. Busco la simpatía y la comprensión de alguien .462 .857
7. Busco el lado bueno en lo que está sucediendo .561 .793
20. Intento ver el problema desde un punto de vista
.735 .706
Reinterpretación diferente, para hacerlo parecer más positivo
.810
positiva 33. Aprendo algo de la experiencia .640 .756
46. Trato que mi experiencia me haga, o me lleve a
.585 .782
madurar

Nota: se eliminaron ítems N° 17 y 52 en las estrategias de Postergación del afrontamiento y


desentendimiento mental.
r: Coeficientes Ítem-Escala
α – i: Coeficientes α de Cronbach si se elimina el elemento
α : Alfa de Cronbach de cada Estrategia de Afrontamiento

71
Estrategias de
ítems r α-i α
Afrontamiento
8. Aprendo a vivir con el problema .533 .801
21. Acepto que el hecho ha ocurrido y que no puede ser
.615 .763
Aceptación cambiado .806
34. Me acostumbro a la idea de que el hecho sucedió .748 .697
47. Acepto la realidad de lo sucedido .618 .762
11. Me rehúso a creer que eso ha sucedido .441 .619
24. Me hago la idea de que nada ha ocurrido .592 .505
Negación .675
37. Actúo como si no hubiese ocurrido .521 .578
50. Me digo a mi mismo (a) “esto no es real” .309 .703
9. Busco la ayuda de Dios .796 .798
22. Pongo mi confianza en Dios .750 .821
Acudir a la religión .868
35. Intento encontrar consuelo en mi religión .684 .848
48. Rezo más que de costumbre .659 .854
10. Me molesto y doy rienda suelta a mis emociones .670 .618
23. Dejo salir mis sentimientos .374 .779
Enfocar y liberar
36. Siento que me altero mucho y expreso demasiado todo .749
emociones .654 .626
lo que siento
49. Me molesto y soy consciente de ello .496 .717
12. Dejo de realizar intentos para conseguir lo que quiero .533 .727
25. Dejo de intentar alcanzar mi meta .427 .778
Desentendimiento 38. Admito que no puedo lidiar con el problema, y dejo de
.686 .644 .765
conductual intentar resolverlo
51. Reduzco la cantidad de esfuerzo que pongo en
.633 .672
solucionar un problema
13. Me dedico al trabajo o a otras actividades para no
.246 .450
pensar en la situación estresante
Desentendimiento
26. Me voy al cine o veo televisión para pensar menos en .472
mental .309 .345
eso
39. Sueño despierto (a) con cosas distintas al problema .327 .310

Nota: se eliminaron ítems N° 17 y 52 en las estrategias de Postergación del afrontamiento y


desentendimiento mental.
r: Coeficientes Ítem-Escala
α – i: Coeficientes α de Cronbach si se elimina el elemento
α : Alfa de Cronbach de cada Estrategia de Afrontamiento

En la tabla 5.3 se muestran las correlaciones ítem-test y los coeficientes Alfa de


Cronbach de la Escala de Afrontamiento Multidimensional, en cada uno de los estilos de
afrontamiento. De esta manera, se observa que todas las correlaciones ítem-test en cada
uno de los estilos de afrontamiento son superiores a .30, con excepción de los ítems 11 y
13, cuyos coeficientes de correlación ítem-test resultantes fueron .183 y .165
respectivamente. Pese a esto no se eliminaron dichos ítems, debido a que los coeficientes
Alfa de Cronbach de los estilos de afrontamiento correspondientes fueron superiores a
.60, lo cual refleja la buena homogeneidad entre los ítems que componen cada Estilo de
Afrontamiento. El estilo de afrontamiento que presentó un valor más elevado del
coeficiente Alfa de Cronbach fue el estilo centrado en el problema con un coeficiente
Alfa de .904.

72
Tabla 5.3
Análisis Psicométrico de la Escala de Afrontamiento Multidimensional según Estilos
de Afrontamiento
Estilos de
ítems r α-i α
afrontamiento
1. Hago actividades adicionales para quitarme de encima el
.530 .900
problema
14. Concentro mis esfuerzo en hacer algo respecto al
.468 .902
problema
27. Hago paso a paso lo que debe hacerse .693 .895
40. Realizo acciones dirigidas a enfrentar el problema .705 .895
2. Trato de idear una estrategia sobre lo que debo hacer .511 .901
15. Hago un plan de acción .546 .900
28. Pienso bastante sobre los pasos que debo seguir .653 .897
41. Pienso en cómo podría manejar mejor el problema .550 .900
3. Dejo de lado otras actividades para poder concentrarme en
.453 .902
el problema
16. Me concentro en tratar este problema y, si es necesario,
.650 .897
Centrado en el dejo de lado otras cosas
.904
problema 29. No me dejo distraer por otros pensamientos o actividades .477 .902
42. Trato de evitar que otras cosas interfieran con mis
.473 .902
esfuerzo para enfrentar la situación
4. Me fuerzo a mí mismo(a) a esperar el momento apropiado
.316 .905
para hacer algo
30. Me aseguro de no empeorar las cosas por actuar
.552 .900
demasiado rápido
43. Me controlo para no hacer las cosas apresuradamente .388 .904
5. Le pregunto a personas que han tenido experiencias
.518 .901
similares, qué hicieron
18. Trato de conseguir el consejo de alguien sobre qué hacer .625 .897
31. Hablo con alguien que pueda saber más de la situación .675 .896
44. Hablo con alguien que pueda hacer algo concreto sobre
.609 .898
el problema
r: Coeficientes Ítem-Escala
α – i: Coeficientes α de Cronbach si se elimina el elemento
α : Alfa de Cronbach en cada Estilo de Afrontamiento

73
Estilos de ítems
r α-i α
afrontamiento
6. Hablo de mis sentimientos con alguien .619 .852
19. Trato de conseguir apoyo de amigos o parientes .518 .856
32. Converso con alguien sobre lo que me está sucediendo .578 .854
45. Busco la simpatía y la comprensión de alguien .515 .856
7. Busco el lado bueno en lo que está sucediendo .553 .855
20. Intento ver el problema desde un punto de vista
.604 .853
diferente, para hacerlo parecer más positivo
33. Aprendo algo de la experiencia .575 .854
46. Trato que mi experiencia me haga, o me lleve a madurar .512 .857
8. Aprendo a vivir con el problema .459 .858
Centrado en la 21. Acepto que el hecho ha ocurrido y que no puede ser
.428 .859 .864
emoción cambiado
34. Me acostumbro a la idea de que el hecho sucedió .570 .855
47. Acepto la realidad de lo sucedido .404 .860
11. Me rehúso a creer que eso ha sucedido .183 .868
24. Me hago la idea de que nada ha ocurrido .349 .863
37. Actúo como si no hubiese ocurrido .284 .864
50. Me digo a mi mismo (a) “esto no es real” .280 .865
9. Busco la ayuda de Dios .400 .861
22. Pongo mi confianza en Dios .465 .858
35. Intento encontrar consuelo en mi religión .495 .857
48. Rezo más que de costumbre .384 .861
10. Me molesto y doy rienda suelta a mis emociones .371 .721
23. Dejo salir mis sentimientos .277 .734
36. Siento que me altero mucho y expreso demasiado todo lo
.509 .700
que siento
Otros Estilos de 49. Me molesto y soy consciente de ello .496 .702
Afrontamiento 12. Dejo de realizar intentos para conseguir lo que quiero .367 .721
(Enfocar y Liberar 25. Dejo de intentar alcanzar mi meta .428 .714
Emociones, 38. Admito que no puedo lidiar con el problema, y dejo de
.432 .713 .738
Desentendimiento intentar resolverlo
conductual, 51. Reduzco la cantidad de esfuerzo que pongo en solucionar
Desentendimiento un problema .507 .700
mental) 13. Me dedico al trabajo o a otras actividades para no pensar
.165 .745
en la situación estresante
26. Me voy al cine o veo televisión para pensar menos en
.330 .726
eso
39. Sueño despierto (a) con cosas distintas al problema .331 .726
r: Coeficientes Ítem-Escala
α – i: Coeficientes α de Cronbach si se elimina el elemento
α : Alfa de Cronbach en cada Estilo de Afrontamiento

74
De esta forma, la versión final de la Escala de Afrontamiento Multidimensional
(COPE), Adaptada para adultos que padecen de psoriasis en Lima Metropolitana, queda
estructurada tal como se muestra en la tabla 5.4, ver también Anexo 4.

Tabla 5.4
Versión Final de la Escala de Afrontamiento Multidimensional adaptada para adultos
que padecen de psoriasis en Lima Metropolitana
Estilos de Afrontamiento Estrategias ítems
Afrontamiento activo 1, 14, 26 y 39.
Planificación 2, 15, 27 y 40.
Modos de afrontamiento centrados Supresión de actividades competentes 3, 16, 28 y 41.
en el problema Postergación del afrontamiento 4, 29 y 42.
Búsqueda de apoyo social por razones
5, 17, 30 y 43.
instrumentales
Búsqueda de apoyo social por razones
6, 18, 31 y 44.
emocionales
Modos de afrontamiento centrado Reinterpretación positiva 7, 19, 32 y 45.
en la emoción Aceptación 8, 20, 33 y 46.
Negación 11, 23, 36 y 49.
Acudir a la religión 9, 21, 34 y 47.
Enfocar y liberar emociones 10, 22, 35 y 48.
Otros Estilos de Afrontamiento Desentendimiento conductual 12, 24, 37 y 50.
Desentendimiento mental 13, 25 y 38.

5.2 Prueba de Bondad de Ajuste


En la tabla 5.5 se observan los valores obtenidos luego de realizar la prueba de
bondad de ajuste de Kolmogorov- Smirnov (K-S) en cada una de las estrategias del
cuestionario de Afrontamiento Multidimensional (COPE). Los resultados reflejan que en
las 13 estrategias de este cuestionario, las puntuaciones obtenidas difieren de una
distribución normal (p < .05).
Del mismo modo, se presentan también la media, moda, desviación estándar,
puntaje mínimo y máximo en cada una de las estrategias correspondientes. En este
sentido, la escala de desentendimiento conductual fue la que obtuvo el menor puntaje
promedio y el menor puntaje máximo, en comparación con las demás estrategias (media:
1.86, puntaje máximo = 3.50), reflejando de esta manera la poca frecuencia con la que
los encuestados emplean esta forma de afrontamiento.

75
Tabla 5.5
Prueba de Bondad de Ajuste, Medidas de tendencia central y de dispersión en las
estratégicas de afrontamiento

Estrategias de Desviación
Media Moda Mínimo Máximo
Afrontamiento estándar
Afrontamiento Activo 2.59 2.50 0.70 1.00 4.00
Planificación 2.62 2.75 0.69 1.25 4.00
Supresión de actividades
2.27 2.50 0.68 1.00 4.00
competentes
Postergación del
2.55 3.00 0.67 1.00 4.00
afrontamiento
Búsqueda de apoyo social por
2.61 2.75 0.90 1.00 4.00
razones instrumentales
Búsqueda de apoyo social por
2.63 1.75 0.88 1.00 4.00
razones emocionales
Reinterpretación positiva 2.83 2.75 0.75 1.00 4.00
Aceptación 2.85 3.00 0.74 1.00 4.00
Negación 2.07 2.25 0.72 1.00 3.75
Acudir a la religión 2.49 2.75 0.91 1.00 4.00
Enfocar y liberar emociones 2.48 1.75 0.82 1.00 4.00
Desentendimiento conductual 1.86 1.00 0.75 1.00 3.50
Desentendimiento mental 2.53 2.33 0.69 1.00 4.00
n = 80
K-S: Prueba de Kolmogorov Smirnov
p: valor de probabilidad

Igualmente, en la tabla 5.6 se muestran los valores obtenidos por la prueba de


Kolmogorov-Smirnov en cada estilo de Afrontamiento, con sus respectivas medidas de
tendencia central y de dispersión. Se observa que en los tres estilos de afrontamiento se
sobrepasa el margen de error preestablecido (p > .05), permitiendo afirmar que la
distribución de los datos en todos los estilos de afrontamiento no difiere de la distribución
normal, es decir, los datos se distribuyen normalmente.

Por otro lado, “otros estilos de afrontamiento” es el estilo que los evaluados
utilizan con menos frecuencia y el que presenta el menor puntaje máximo (media = 2.27,
puntaje máximo = 3.73).

76
Tabla 5.6
Prueba de Bondad de Ajuste y análisis descriptivos en los estilos de
Afrontamiento
K-S
Estilos de Desviación
Media Moda Mínimo Máximo Estadístico
Afrontamiento estándar
de prueba
afrontamiento
centrado en el 2.53 2.74 0.60 1.26 3.79 .062
problema
afrontamiento
centrado en la 2.57 2.85 0.54 1.35 3.85 .078
emoción
Otros Estilos de
2.27 2.09 0.54 1.27 3.73 .086
Afrontamiento
n = 80
K-S: Prueba de Kolmogorov Smirnov
p: valor de probabilidad

La figura 1 y la figura 2, corresponden a las representaciones gráficas de los


puntajes promedio objetivos por los adultos con psoriasis, según estrategias y estilos de
afrontamiento. Se observa que las estrategias de supresión de actividades competentes,
negación y desentendimiento conductual, fueron las que presentaron los menores
promedios respecto a las demás estrategias, con una media de 2.27, 2.07 y 1.86
respectivamente. Mientras que las estrategias con mayores promedios fueron aceptación,
reinterpretación positiva y búsqueda de apoyo social por razones emocionales, con una
media de 2.85, 2.83 y 2.63 respectivamente.

Por otro lado, los tres estilos de afrontamiento resultaron con puntajes dentro del
promedio, siendo el estilo de afrontamiento centrado en la emoción el estilo que presentó
el mayor promedio con 2.57, seguido del estilo de afrontamiento centrado en el problema
con 2.53 y Otros estilos de afrontamiento con 2.27.

77
1.00 2.00 3.00 4.00
Afrontamiento Activo 2.59
Planificación 2.62
Supresión de actividades competentes 2.27
Postergación del afrontamiento 2.55
Búsqueda de apoyo social por razones instrumentales 2.61
Búsqueda de apoyo social por razones emocionales 2.63
Reinterpretación positiva 2.83
Aceptación 2.85
Negación 2.07
Acudir a la religión 2.49
Enfocar y liberar emociones 2.48
Desentendimiento conductual 1.86
Desentendimiento mental 2.53

Figura 1. Representación gráfica de los promedios obtenidos en las


estrategias del cuestionario de Afrontamiento Multidimensional (COPE).

1.00 2.00 3.00 4.00

afrontamiento centrado en el problema 2.53

afrontamiento centrado en la emoción 2.57

Otros Estilos de Afrontamiento 2.27

Figura 2. Representación gráfica de los promedios obtenidos en los estilos de


afrontamiento del cuestionario de Afrontamiento Multidimensional (COPE).

5.3 Análisis Comparativo


Luego de analizar la normalidad en la distribución de los datos, se opta por
emplear la Prueba no paramétrica U de Mann Whitney, debido a que en todas las
estrategias del cuestionario COPE los datos no se distribuyen normalmente, y apenas
agrupándolas en los respectivos estilos de afrontamiento es que se logra esta normalidad,
sin embargo, los análisis se realizarán en ambos niveles (por estrategias y por estilos de
afrontamiento).

La prueba U de Mann Whitney es la versión no paramétrica de la T de Student,


siendo empleable para los casos en los que la variable de comparación comprende dos

78
categorías. Al igual que los anteriores análisis, se trabajó con un nivel de significancia de
.05 para la interpretación de resultados de esta prueba. Asimismo, se consideró relevante
determinar el tamaño del efecto, representado en el estadístico r. Este valor tiene como
finalidad cuantificar la relevancia de las pruebas de significación obtenidas.

En la tabla 5.7 se puede observar los resultados que se obtuvieron luego de


emplear la prueba U de Mann Whitney para comparar cada escala de afrontamiento
considerando la variable género. En este sentido, las únicas estrategias que mostraron
diferencias significativas fueron la de Búsqueda de apoyo social por razones emocionales
(p < .05), con tamaño de efecto pequeño (r= 0.24) y la de Acudir a la religión (p < .05)
con un tamaño de efecto mediano (r= 0.35), reflejando la influencia que tiene el género
para optar por estos tipos de afrontamiento. En ambos casos, fueron las mujeres las que
obtuvieron puntajes mayores en comparación con los hombres, es decir, las mujeres
emplean más estos tipos de afrontamiento. Esta afirmación se sustenta con los rangos
promedio obtenidos, ver tabla 5.7.

Tabla 5.7
Prueba U de Mann Whitney para la comparación de las Estrategias de afrontamiento,
según el género
Género n Rango promedio U p r
Afrontamiento Activo Hombre 47 40.56
Mujer 772.500 .976 .003
33 40.41
Planificación Hombre 47 42.36
Mujer 688.000 .387 .096
33 37.85
Supresión de Hombre 47 40.84
actividades Mujer 759.500 .875 .017
competentes 33 40.02
Postergación del Hombre 47 42.74
afrontamiento 670.000 .297 .116
Mujer 33 37.30
Búsqueda de apoyo Hombre 47 36.81
social por razones Mujer 602.000 .088 .190
instrumentales 33 45.76
Búsqueda de apoyo Hombre 47 35.66
social por razones Mujer 548.000 .025 .249
emocionales 33 47.39
Reinterpretación Hombre 47 37.52
positiva 635.500 .169 .153
Mujer 33 44.74
n = 80
p: valor de probabilidad
r: tamaño del efecto

79
Género n Rango promedio U p r
Aceptación Hombre 47 40.16
759.500 .875 .017
Mujer 33 40.98
Negación Hombre 47 43.66
627.000 .144 .163
Mujer 33 36.00
Acudir a la religión Hombre 47 33.60
451.000 .001 .355
Mujer 33 50.33
Enfocar y liberar Hombre 47 37.66
emociones 642.000 .190 .146
Mujer 33 44.55
Desentendimiento Hombre 47 41.53
conductual 727.000 .632 .053
Mujer 33 39.03
Desentendimiento Hombre
47 41.11 747.000
mental .778 .031
Mujer 33 39.64
n = 80
p: valor de probabilidad
r: tamaño del efecto

De igual manera, se realizaron las comparaciones respectivas en los estilos de


afrontamiento, según el género. Ante esto, los resultados indican que, teniendo en cuenta
la agrupación de las estrategias por estilos de afrontamiento, no se hallan diferencias
significativas (p > .05). El único estilo de afrontamiento que obtuvo un nivel crítico
bastante cercano al preestablecido, fue el estilo de afrontamiento centrado en la emoción
(p = .052), con tamaño de efecto pequeño (r= 0.21) siendo las mujeres quienes emplean
este estilo con mayor frecuencia, en comparación con los hombres (rango promedio
mujeres = 46.53, rango promedio hombres = 36.27), ver tabla 5.8.

Tabla 5.8
Prueba U de Mann Whitney para la comparación en los estilos de afrontamiento, según
el género
Género n Rango promedio U p r

afrontamiento centrado en Hombre 47 40.57


772.000 .973 .003
el problema Mujer 33 40.39
afrontamiento centrado en Hombre 47 36.27
576.500 .052 .217
la emoción Mujer 33 46.53
Otros estilos de Hombre 47 39.51
729.000 .649 .050
Afrontamiento Mujer 33 41.91
n = 80
p: valor de probabilidad
r: tamaño del efecto

Siguiendo la temática, se realizaron los mismos análisis teniendo en cuenta


la edad de los evaluados. De esta manera, se compararon las estrategias y los
estilos de afrontamientos entre adultos de edad temprana (22 a 40 años) y adultos

80
de edad intermedia (41 a 65 años). En la tabla 5.9 se presentan los valores obtenidos luego
de aplicar la prueba U de Mann Whitney en las estrategias del cuestionario de
Afrontamiento Multidimensional (COPE). Se encontraron diferencias significativas en
las estrategias de Afrontamiento Activo (p < .05), con un tamaño de efecto pequeño (r=
0.25), Planificación (p < .05), con un tamaño de efecto pequeño (r= 0.27), Postergación
del afrontamiento (p < .05), con un tamaño de efecto pequeño (r= 0.23), Negación (p <
.05), con un tamaño de efecto pequeño (r= 0.26), Acudir a la religión (p < .05), con un
tamaño de efecto pequeño (r= 0.23) y Desentendimiento mental (p < .05), con un tamaño
de efecto pequeño (r= 0.22). Son los adultos en edad intermedia quienes muestran mayor
preferencia por el uso de estas estrategias. Ver tabla 5.9.

Tabla 5.9
Prueba U de Mann Whitney para la comparación de las Estrategias de
Afrontamiento, entre adultos de edad temprana y edad intermedia
Rango
Rangos de Edad N U p r
promedio
22 a 40 años 25 31.88
Afrontamiento Activo 41 a 65 años 472.000 .024 .251
55 44.42
22 a 40 años 25 31.06
Planificación 451.500 .013
41 a 65 años 55 44.79 .276
Supresión de actividades 22 a 40 años 25 33.18
504.500 .056
competentes 41 a 65 años 55 43.83 .213
22 a 40 años 25 32.44
Postergación del afrontamiento 486.000 .034
41 a 65 años 55 44.16 .236
Búsqueda de apoyo social por 22 a 40 años 25 36.84
596.000 .340
razones instrumentales 41 a 65 años 55 42.16 .106
Búsqueda de apoyo social por 22 a 40 años 25 40.10
677.500 .917
razones emocionales 41 a 65 años 55 40.68 .011
22 a 40 años 25 35.20
Reinterpretación positiva 555.000 .166
41 a 65 años 55 42.91 .154
22 a 40 años 25 37.16
Aceptación 604.000 .383
41 a 65 años 55 42.02 .976
22 a 40 años 25 31.50
Negación 462.500 .019
41 a 65 años 55 44.59 .262
22 a 40 años 25 32.40
Acudir a la religión 485.000 .035
41 a 65 años 55 44.18 .235
22 a 40 años 25 38.88
Enfocar y liberar emociones 647.000 .673
41 a 65 años 55 41.24 .047
22 a 40 años 25 34.74
Desentendimiento conductual 543.500 .131
41 a 65 años 55 43.12 .168
22 a 40 años 25 32.98
Desentendimiento mental 499.500 .048
41 a 65 años 55 43.92 .220
n = 80
p: valor de probabilidad
r: tamaño del efecto

81
Por último, se realizaron las comparaciones correspondientes en los estilos de
afrontamiento, teniendo en cuenta el grupo etario al que pertenecen los evaluados. Los
resultados indican que existen diferencias significativas entre adultos de edad temprana
y adultos de edad intermedia en los estilos de afrontamiento centrado en el problema (p
< .05), con un tamaño de efecto pequeño (r= 0.27) y en otros estilos de afrontamiento (p
<.05), con un tamaño de efecto pequeño (0.23). En ambos casos, son los adultos con
edades entre 41 y 65 años, los que presentan mayor frecuencia de empleo en estos estilos
de afrontamiento, ver tabla 5.10.

Tabla 5.10
Prueba U de Mann Whitney para la comparación de los estilos de afrontamiento,
entre adultos de edad temprana y edad intermedia
Rango
Rangos de Edad N U p r
promedio
22 a 40 años 25 31.18
afrontamiento centrado en el 454.50
.015 .270
problema 41 a 65 años 55 44.74 0
afrontamiento centrado en la 22 a 40 años 25 33.54 513.50 .202
.071
emoción 41 a 65 años 55 43.66 0
22 a 40 años 25 32.36
Otros estilos de 484.00
.034 .236
Afrontamiento 41 a 65 años 55 44.20 0
n = 80
p: valor de probabilidad
r: tamaño del efecto

82
CAPÍTULO VI: DISCUSIÓN

Sobre la base de los resultados obtenidos y para una mejor organización de este
capítulo, se comenzará describiendo, en primer lugar, las características más resaltantes
de la muestra en relación a los estilos de afrontamiento de mayor uso en adultos con
psoriasis, respondiendo al objetivo general. Enseguida, se comentará lo hallado en
relación a las trece estrategias de afrontamiento, así como también los estilos y estrategias
de afrontamiento según el género y la etapa de desarrollo en la que se encuentra la
persona, respondiendo a los objetivos específicos planteados.
Cabe resaltar que, existe literatura científica internacional que brinda evidencias
de las características tanto de la enfermedad en sí como de la repercusión emocional y
psicológica en quien la padece. Sin embargo, en el Perú la investigación respecto a la
psoriasis aún es escasa. Por eso, los resultados obtenidos se contrastan con evidencias
nacionales respecto a temas relacionados con enfermedades crónicas y estilos de
afrontamiento. Asimismo, se refuerza la información con evidencias internacionales. Por
otro lado, es importante volver a mencionar que la muestra de la presente investigación
se obtuvo dentro de un evento médico, lo cual podría sesgar los resultados debido a que
podrían demostrar mayor consciencia de enfermedad y por lo tanto buscar mayores
recursos de afrontamiento.
Se cumplió con el objetivo de conocer los estilos de afrontamiento en adultos que
padecen de psoriasis en Lima Metropolitana. Los participantes mostraron mayor
preferencia hacia el estilo de afrontamiento centrado en la emoción, seguido del estilo de
afrontamiento centrado en el problema y el menos empleado es el estilo de afrontamiento
menos útil o evitativo tal como se muestra en la Figura 2.
La psoriasis es una enfermedad crónica dermatológica con manifestaciones
clínicas muy variadas y que debido a su sintomatología, genera cambios en el estilo de
vida de quien la padece (Díaz, Latorre y Álvarez-Linera, 2015). El estado de la piel
influye en las rutinas diarias y en la autoestima de la persona, modificando no solo hábitos
alimenticios sino también condiciones físicas y ambientales ya que deben evitar ciertos
alimentos, evitar ciertas prendas de vestir que expongan sus lesiones e incluso evitar
ambientes fríos o secos que afecten el estado de su piel. Es así que la representación que
estas personas tiene sobre la enfermedad puede generar un mayor deterioro de su estado
emocional ya que se ve obligada a travesar por un proceso de adaptación rápido donde

83
puede experimentar emociones negativas (Díaz, Latorre y Álvarez-Linera, 2015). Es así
que al momento de enfrentar un evento o situación estresante que no puede ser cambiada,
como lo es una enfermedad, la persona despliega preferentemente conductas que
permiten modificar tal estresor con el fin de controlar sentimientos desagradables que
surgen de éste como la angustia, tristeza o ansiedad. Asumiendo el modelo transaccional
de Lázarus y Folkman, se explicará el proceso por el cual pasan las personas con psoriasis
cuando están expuestas a una situación que sobrepasa sus recursos y pone en peligro su
bienestar como lo es la enfermedad. En primer lugar, inician con una valoración primaria
donde se emite una respuesta inicial y se evalúa la situación como pérdida por la presencia
de la psoriasis y los daños que esta genera. Enseguida realiza una valoración secundaria
con el fin de identificar acciones a realizar para enfrentar la situación difícil y sus
habilidades de afrontamiento. La interacción de ambas valoraciones determinará el grado
de estrés y calidad de la respuesta emocional. Al atravesar por una enfermedad crónica
que genera cambios en el estilo de vida se puede considerar lo planteado por Díaz, Latorre
y Álvarez-Linera (2015), respecto a que todo cambio en el estilo de vida afecta el estado
emocional y la persona experimenta más emociones negativas. De esta manera, la
persona con psoriasis muestra mayor preferencia a utilizar un estilo de afrontamiento
centrado en la emoción con el fin de regular las emociones negativas asociadas al estrés
que podría producir la enfermedad con el fin de mantener la esperanza y la moral en alto
a pesar de que el malestar físico continúe. Así, este proceso puede ser valorado con
efectividad por la persona y atravesar por una reevaluación de la misma situación como
benigna-positiva. Es así que las conductas de afrontamiento son guardadas en su
repertorio de conductas para ser utilizadas en situaciones similares futuras.
La ubicación de los estilos de afrontamiento de acuerdo a la preferencia que
demuestran los pacientes con psoriasis puede deberse a las características propias de la
muestra ya que son personas que han asistido a un evento de salud y podrían mostrar
mayor conciencia de enfermedad y adherencia al tratamiento. Asimismo, estos resultados
corroboran con varios de los hallazgos realizados en el Perú con diferentes tipos de
muestra. Es así que los mismos resultados fueron reportados por estudios nacionales de
los autores Solano (2012) obtenidos en pacientes con artritis reumatoide, Cassaretto y
Paredes (2006) obtenidos en pacientes con insuficiencia renal crónica y Soto (2010)
obtenidos en pacientes con cáncer de mama. En tal sentido, dichos hallazgos podrían
sugerir que a pesar de que cada enfermedad crónica se desarrolla de manera diferente, es

84
el estilo de afrontamiento centrado en la emoción el que podría predominar en nuestra
población independientemente de la enfermedad crónica que padezca la persona.
Debido a las dificultades que traen consigo la enfermedad y su adaptación a las
nuevas condiciones de vida, las personas con psoriasis podrían preferir un estilo de
afrontamiento centrado en la emoción ya que el afronte se manejará entorno a la persona
misma y en las emociones que le generen la situación estresante (Cadena, 2012). Además,
a pesar de que el uso de este estilo puede contribuir a un mayor malestar físico, ayudaría
a controlar la angustia y disfunción que podría generarse por percibir que poco puede
hacerse por eliminar los síntomas de la propia enfermedad (Cassaretto et al., 2008). Se
considera necesario desarrollar un tratamiento psicológico y dermatológico en conjunto
orientado a brindar herramientas al paciente que le permitan alcanzar mayor bienestar y
calidad de vida. Para ello, es importante tomar en cuenta la Teoría Cognitivo-Conductual
donde se establece que todo individuo es responsable de los procesos que le afectan y es
capaz de ejercer control sobre ellos. Es así que no son las situaciones mismas las que
general las emociones o conductas sino el modo en cómo se interpretan dichas situaciones
(Beck, 2000). Es decir, si se mantienen pensamientos positivos se logrará la calidad de
vida esperada, en cambio, si se mantienen pensamientos negativos, éstos afectarán la
calidad de vida de la persona (Hernández-Fernaud, Hernández y Ruiz, 2015).
Siguiendo con la organización planteada para este capítulo, se describirán las
estrategias de cada estilo de afrontamiento de mayor preferencia por los pacientes con
psoriasis tal y como se muestra en la Figura 1.
Las estrategias de afrontamiento de mayor uso de las personas que padecen de
psoriasis son: “aceptación, “reinterpretación positiva” y “búsqueda de apoyo social por
razones emocionales”. Estos resultados indicarían que las personas con psoriasis, ante
situaciones estresantes, consideran que el estresor difícilmente podrá ser modificado pero
intentan lidiar con él. Tienden a considerar las situaciones estresantes como una
experiencia de aprendizaje, intentando buscar el lado positivo con el fin de adaptarse y
sentirse mejor. Además, acuden a otras personas para expresar sus problemas
emocionales y tratar de conseguir consejos que le permitan mantener la moral y esperanza
en alto. Debido a los síntomas de la psoriasis, los cambios en el estilo de vida y las
posibles causas asociadas a la enfermedad, los pacientes de la muestra estudiada han
encontrado estas estrategias como un medio para regular la perturbación emocional que
ésta le pueda generar (Cassaretto, Chau, Oblitas & Valdez, 2003).

85
Para explicar el proceso cognitivo que se genera durante el afrontamiento, se
tendrá en cuenta el modelo transaccional de Lázarus y Folkman (Solís & Vidal, 2006).
De esta manera, cuando las personas de la muestra experimentan una situación que les
genera estrés como la enfermedad es interpretada de manera individual dependiendo de
su estilo de personalidad. Martin et al. (2010), encontraron que las personas con psoriasis
presentan un perfil de personalidad más dependiente hacia los deseos de los demás, son
menos dominantes y tratan de disminuir distancias con las personas de su alrededor por
temor a ser rechazados. Considerando estas características atraviesan por un proceso
cognitivo el cual inicia con una valoración primaria de pérdida debido al daño físico y
emocional que produce la enfermedad.
Enseguida, realizan una valoración secundaria donde identifican las acciones a
realizar junto con sus recursos tanto internos como externos y sus habilidades para
afrontar la fuente de estrés. Dentro de los recursos internos se pueden identificar que
existen ciertas variables psicológicas propuestas por Mayordomo (2013) que influyen en
el afrontamiento. Por un lado, existe el “sentido de coherencia” o disposición de la
persona para percibir la realidad como comprensible y manejable de la situación
estresante que le toca vivir. Por eso, es posible que la persona con psoriasis muestre
mayor preferencia por la estrategia de “aceptación” como afrontamiento al estrés. Así,
reconocen que el estresor no podrá ser modificado pero intentan lidiar con él. Del mismo
modo, se encontró el “optimismo” como variable que influye en el afrontamiento y se
entiende como la tendencia de la persona a esperar resultados positivos ante situaciones
estresantes. Es así, que la persona con psoriasis puede optar por manifestar mayor
preferencia hacia la estrategia de “reinterpretación positiva” como afrontamiento al
estrés; es decir, enfocan la situación que provoca el estrés como una experiencia de
aprendizaje. El “apoyo social” también se ha encontrado como variable que influye en el
afrontamiento de las personas de la muestra. Así, los lazos que se construyen cumplen la
función de brindar soporte y muestras de simpatía, confianza, reafirmación y consejería
útiles para afrontar las situaciones de la vida diaria. Por eso, las personas con psoriasis
pueden manifestar mayor preferencia hacia la estrategia de “búsqueda de apoyo social
por razones emocionales”; es decir, acuden a otras personas para expresar sus problemas
emocionales y obtener apoyo moral. Estos resultados concuerdan con lo encontrado por
Vinaccia et al. (2008) quienes consideran que la percepción de la disponibilidad de ayuda
del entorno contribuye con el curso clínico de la enfermedad. Por otro lado, los recursos

86
externos están asociados a los recursos materiales y sociales que perciben la persona con
psoriasis.
Producto de ambas valoraciones cognitivas, surge el proceso conductual a través
de la respuesta de afrontamiento. Así, al darse una respuesta, ésta se convierte en una
respuesta automática y pasa a ser una conducta expresada en experiencia donde la persona
hará uso de la misma ante situaciones similares haciendo que el proceso cognitivo se
reduzca ya que se convierte en una experiencia aprendida (Cadena, 2012). Una vez que
el proceso cognitivo y conductual es realizado, la persona se habrá adaptado a su medio
externo e interno y habrá logrado controlar de alguna manera la situación inicial
estresante, logrando su adaptación psicosocial para sí mismo, su entorno (Cadena, 2012)
y regulando la perturbación emocional (Cassaretto, Chau, Oblitas & Valdez, 2003). De
esta manera, surge el proceso de reevaluación donde la persona recibe información del
entorno y puede cambiar la valoración inicial del estresor como benigna (Brannon &
Feist, 2001). Así, la percepción de la enfermedad cambia por una más positiva e influye
en la valoración que el paciente hace de su sintomatología, la relación con los
profesionales de la salud, la respuesta y adhesión al tratamiento y la reacción ante los
síntomas que experimentan (Hernández-Fernaud, Hernández y Ruiz, 2015).
Los resultados anteriormente descritos concuerdan con lo encontrado por Soto
(2012) en una muestra de pacientes con cáncer de mama, Solano (2012) en una muestra
de pacientes con artritis reumatoide y Cassaretto y Paredes (2006) en pacientes con
insuficiencia renal crónica quienes demostraron que estas personas presentan mayor
preferencia por el uso de la estrategia de “aceptación”. A pesar de ser enfermedades con
formas de manifestación diferentes, podría sugerir que esta estrategia sea un patrón de
respuesta aprendida característico en pacientes con enfermedades crónicas de Lima
Metropolitana.
Por otro lado, las estrategias de afrontamiento de menor uso son:
“desentendimiento conductual”, “negación” y “supresión de actividades competentes”.
Estos resultados indicarían que las personas con psoriasis, ante situaciones
estresantes tienden a admitir cualquier situación estresante experimentada y presentan
mayor disposición por luchar contra el estresor. Intentan varias alternativas de solución
para conseguir lo que desean sin dejar de lado sus metas personales. Por eso, pueden
presentar mayor consciencia de su enfermedad e incluso de su estado de salud.
Las manifestaciones clínicas propias de la psoriasis generan problemas
psicológicos afectando de manera directa la autoestima y la sexualidad de la persona e

87
incluso es capaz de desarrollar cuadros de ansiedad, depresión o ideas suicidas (Vinaccia
et al., 2008). Producto de ello, el estrés que genera la misma enfermedad afecta
directamente el sistema inmunitario contribuyendo a la aparición o desarrollo de la
psoriasis (Núñez, 2015). Si a esta situación le sumamos el origen desconocido de la
enfermedad, la representación que la persona tiene de la misma puede ser negativa
generando también pensamientos, emociones y conductas negativas. Así, se inicia el
proceso cognitivo con la valoración primaria de pérdida producto del daño percibido por
la enfermedad. Luego, en la valoración secundaria la persona identifica las acciones a
realizar con sus recursos tanto internos como externos y sus habilidades para afrontar la
fuente de estrés. Considerando los recursos internos y externos descritos anteriormente,
surge el proceso conductual a través de la respuesta de afrontamiento a través de las
estrategias encontradas en la muestra estudiada. De esta manera, la respuesta se convierte
en una respuesta automática donde la persona hará uso de la misma ante situaciones
similares ya que se convierte en una experiencia aprendida (Cadena, 2012). Una vez
realizado este proceso, la persona habrá logrado adaptarse a su medio tanto interno como
externo y cambiar la valoración inicial del estresor por una percepción más positiva
(Hernández-Fernaud, Hernández y Ruiz, 2015).
Continuando con la organización planteada para este capítulo, se describirán los
estilos de afrontamiento de mayor preferencia por los pacientes con psoriasis según el
género.
Respecto al estilo de afrontamiento de mayor preferencia según el género (Tabla
5.8), se encontró que son las mujeres quienes muestran mayor predisposición que los
hombres hacia el estilo de afrontamiento centrado en la emoción. Esto indicaría que las
mujeres con psoriasis tienden a cambiar la manera de interpretar una situación estresante,
como la enfermedad, para intentar tolerarla y sentir emociones más saludables. Es decir,
al enfrentar un evento estresante que no puede ser cambiado como la psoriasis, las
mujeres despliegan preferentemente conductas que modifican el estresor para controlar
sentimientos desagradables que surgen de éste como la angustia, tristeza o ansiedad. A
pesar de que el uso de este estilo podría traer como consecuencia mayor malestar físico,
el alivio de las emociones desagradables les brinda mayor bienestar emocional (Papalia
et al., 2012). Estos resultados concuerdan con lo encontrado por Mayordomo (2013) y
Cassaretto et al. (2003) quienes concluyeron que las mujeres muestran mayor preferencia
que los hombres por el uso del estilo centrado en la emoción como forma de
afrontamiento ante situaciones estresantes. Además, diversos estudios han demostrado

88
que son las mujeres las más propensas a emplear estrategias enfocadas en la emoción y
experimentar mayores niveles de estrés (Papalia et al., 2012). Para explicar tales
hallazgos, se pueden tomar los aportes de García (2015) quien considera que las
diferencias de género en el afrontamiento se deben a los roles de género establecidos en
el proceso de socialización. De esta manera, a las mujeres se les enseña que las
necesidades de los demás son más importantes y que es mejor inhibir sus deseos por
cortesía a los demás, lo cual produce un control inhibitorio más elevado de la respuesta
emocional y de la agresividad. Mientras que a los hombres se les promueven habilidades
de aserción negativa, la iniciativa en las relaciones con el género opuesto y el
comportamiento competitivo y agresivo.
De esta manera, se confirma la primera hipótesis la cual plantea que existen
diferencias estadísticas significativas en los estilos de afrontamiento de las personas que
padecen de psoriasis según el género.
Por otro lado, se encontraron dos estrategias de afrontamiento de mayor uso por
las mujeres de la muestra: “acudir a la religión” y “búsqueda de apoyo social por razones
emocionales” (Tabla 5.8). Este resultado nos sugiere que las mujeres con psoriasis
tienden a participar de una religión para adoptar creencias y normas de comportamiento
que les permita adaptarse a las situaciones de su vida diaria. Además, tienden a acudir a
otras personas para expresar sus problemas emocionales y conseguir apoyo moral por
parte de sus amigos y familiares. De esta manera el patrón de respuestas aprendido a la
fuente de estrés permite llevar a cabo conductas de afrontamiento que generan mayor
bienestar para ellas y permiten cambiar la valoración inicial del estresor por una
percepción más positiva (Hernández-Fernaud, Hernández y Ruiz, 2015). Por eso, las
características de sus conductas son de más de cuidado, sus actividades son afectivas para
reforzar la seguridad y la dependencia de las redes sociales para intercambiar recursos y
responsabilidades que le permitan continuar con su vida (Papalia et al., 2012). Así como
refieren Martín et al., (2010), uno de los principales desencadenantes de la psoriasis es la
dificultad para regular las emociones, por eso, es posible que intenten buscar no solo
ayuda de su entorno sino también un refuerzo externo para sentirse en pertenencia con
las personas de su ambiente y así aumentar su satisfacción. Por eso, la percepción de que
existen otras personas para recibir apoyo, disminuye el efecto de las experiencias
estresantes y sirve como amortiguador de dichas experiencias (Cassaretto, Chau, Oblitas
& Valdez, 2003)

89
Estos resultados concuerdan con lo encontrado por Mayordomo (2013) quien
encontró que las mujeres presentan la capacidad de experimentar, expresar y comunicar
las emociones a los demás, así como también, logran empatizar con los sentimientos de
los demás. Si bien es cierto se ha demostrado que las mujeres presentan más atención a
sus emociones, también existe mayor empatía hacia los demás lo cual es beneficioso para
la búsqueda de apoyo social (García, 2015). Las mujeres buscan más apoyo social y
tienden a focalizarse en las relaciones más que los varones. Es decir, las mujeres aceptan
más la comprensión y el apoyo, expresan sus sentimientos y comunican a otros lo que les
sucede. Además, utilizan más estrategias relacionadas con esperar que ocurra lo mejor y
hacerse ilusiones (Scafatelli y García, 2010).
Del mismo modo, Cassaretto et al. (2003) encontraron que las mujeres recurren
con mayor frecuencia al uso de la estrategia de acudir a la religión, mientras que
Cabanach, Farina, González y Ferradás (2013), encontraron que las mujeres recurren en
mayor medida que los varones a la búsqueda de apoyo como mecanismo de afrontamiento
ante situaciones estresantes. Por otro lado, los mismos resultados fueron encontrados por
Soto (2010) en pacientes con cáncer de mama. Se podría suponer que esta sea una
característica en las mujeres con enfermedades crónicas en nuestro país.
Así, se confirma la segunda hipótesis la cual plantea que existen diferencias
estadísticas significativas en las estrategias de afrontamiento de las personas que padecen
de psoriasis según el género.
Continuando con la organización planteada para este capítulo, se describirán los
estilos de afrontamiento de mayor preferencia por los pacientes con psoriasis de acuerdo
a la etapa de desarrollo en la que se encuentran.
Se encontraron diferencias significativas en el estilo y estrategias de
afrontamiento utilizadas de acuerdo a la etapa de desarrollo en la que se encuentra la
persona. Es así que las personas con psoriasis que se encuentra en edad intermedia (40 a
65 años), muestran mayor preferencia por utilizar un estilo de afrontamiento centrado en
el problema y un estilo de afrontamiento evitativo en comparación con aquellos que se
encuentran en edad temprana (20 a 40 años), según se demuestra en la Tabla 5.10. Esto
quiere decir que los adultos en edad intermedia, buscan cambiar o eliminar el estresor de
manera que puedan adaptarse a la nueva condición que les toca vivir experimentando
mayor bienestar físico. Sin embargo, evadiéndolo podría resultar útil en algunas
ocasiones pero la mayoría de veces va a interferir con la manera de afrontarlo provocando
resultados psicológicos negativos como estrés y ansiedad (Cassaretto et al., 2008). Estos

90
resultados pueden explicarse debido a la etapa de desarrollo en la que se encuentran. La
adultez intermedia es una etapa en la que el adulto asume mayores responsabilidades
serias, se sienten más competentes desempeñando diversos roles y perciben mayor
sentimiento de control sobre su vida. Por eso, al identificar la enfermedad como fuente
de estrés y atribuirle una valoración personal logran afrontarla reuniendo todos los
recursos internos y externos posibles para controlarla y sentirse mejor. Debido a que
experimentan niveles de estrés más frecuentes y atraviesan por cambios que
necesariamente tiene que aprender a afrontar, es probable que se sientan más preparados
para superar cualquier situación estresante inclusive la enfermedad. A pesar de que es
una etapa en la que son más propensos a sentir tristeza, inquietud o desesperanza, logran
establecer relaciones interpersonales clave para su afrontamiento. Sin embargo, el
proceso de enfermedad puede tener periodos de reevaluación negativa, por eso, es posible
que estas personas prefieran buscar todos los medios necesarios para combatirlo y si es
posible evitarlo a pesar de las consecuencias.
Varios autores han determinado que a medida que las personas envejecen se
vuelven más pasivas en la aplicación de estrategias de afrontamiento, por eso, pasan de
un estilo de afrontamiento centrado en el problema a uno centrado en la emoción
(Mayordomo, 2013). Sin embargo, los resultados de dicha investigación pueden diferir
probablemente porque los participantes de la muestra han sido seleccionados dentro de
un evento médico, por lo tanto, presentan mayor consciencia de problema y mantienen
pensamientos más racionales referidos a la situación intentando establecer alternativas de
solución frente al mismo (Cadena, 2012). Además, las diversas evoluciones clínicas de
la psoriasis y su peculiar manifestación puede generar en el paciente la ilusión de poder
realizar algo eficaz para afrontarlo (Solano, 2012).
Así se confirma la tercera hipótesis la cual refiere que existen diferencias
estadísticas significativas en las estrategias de afrontamiento en las personas que padecen
de psoriasis según la edad temprana o intermedia.
Por último, siguiendo con la organización planteada para este capítulo, se
describirán las estrategias de mayor preferencia por los pacientes con psoriasis de acuerdo
a la etapa de desarrollo en la que se encuentran.
Se encontraron diferencias significativas en las estrategias de afrontamiento de
acuerdo a la etapa de desarrollo en la que se encuentra la persona tal y como se muestra
en la Tabla 5.9. Se encontró que las personas en edad intermedia prefieren usar como
estrategia de afrontamiento el “afrontamiento activo” y la “planificación”. La edad

91
intermedia, es una fase en la cual la persona asume responsabilidades serias y se sienten
competentes desempeñando diversos roles (Papalia et al., 2012). De esta manera, sus
conductas de afrontamiento están más orientadas a controlar el problema de manera
directa, esforzándose por planificar y realizar conductas para manejar el estrés. Estas
características podrían explicarse por la etapa de desarrollo en la que se encuentran ya
que en la edad intermedia las personas están más preparadas para enfrentar el estrés y son
más capaces de aceptar lo que no se puede cambiar. Es posible que al enfrentar la
enfermedad han aceptado su cronicidad y han aprendido estrategias más eficaces para
reducir o minimizar el estrés reevaluando la situación de manera más positiva. Dichos
resultados también fueron encontrados por Cardona, Villamil, Henao & Quintero (2011).
Se encontró también la estrategia de “postergación del afrontamiento” como
preferida por las personas en edad intermedia (40 a 65 años). Optan por esperar la
aparición del momento más adecuado para afrontar el problema, asegurándose de no
empeorar la situación por actuar de manera precipitada. Tienden a controlarse y tolerar
el estresor con el fin de evitar hacer las cosas de manera impulsiva. Al experimentar
niveles de estrés más frecuentes y estresores de clase más diversa que los jóvenes o
ancianos, logran tolerar el estrés y encontrar el momento más adecuado para afrontarlo.
De igual forma, se encontraron la “negación” y “desentendimiento mental” como
estrategias de mayor uso por las personas en edad intermedia. Esto resultados
demostrarían que las personas en esta etapa tienden a rehusarse a creer que una situación
estresante está sucediendo, incluso pueden actuar como si dicha situación no ocurriera y
realizar actividades de distracción de pensamiento para olvidarse del problema. Es un
periodo en el cual es común que sientan sentimientos negativos como tristeza,
nerviosismo, inquietud, desesperanza, sentimientos de minusvalía y niveles de estrés
(Papalia et al., 2012). Sin embargo, a pesar de que logran manejar el estrés mejor que los
adultos en edad temprana, les cuesta asumir situaciones estresantes como lo es una
enfermedad crónica. Cuando una persona es diagnosticada de una enfermedad crónica,
puede sentir muchas emociones juntas, como por ejemplo, confusión, vulnerabilidad,
preocupación, angustia y enfado. Todas estas emociones generan rechazo en la persona
para aceptar la nueva condición de vida con la que tiene que aprender a vivir y se privan
de la oportunidad de conocer la enfermedad e informarse sobre su trastorno. Por eso,
podrían sentir poco control sobre la situación que les genera estrés lo cual influye en sus
emociones y se crea un círculo vicioso en el cual la persona no evoluciona.

92
Se encontró también como estrategia de mayor uso, la “religión” en las personas
en edad intermedia. Esto indicaría que es importante para estas personas apoyarse en
creencias religiosas para reconstruir eventos de la vida y encontrar un significado que
dirija el proceso de afrontamiento de manera satisfactoria. Así, estarían solucionando
situaciones estresantes, como la enfermedad, a través de formas que no solo son
convincentes para ellos sino también que están insertados en un sistema cultural que lo
acepta generándoles un estado de ánimo más positivo. Estos resultados concuerdan con
lo encontrado por Cardona, Villamil, Henao & Quintero (2011). Asimismo, Soto (2010)
en una muestra de pacientes con cáncer de mama lo cual sugiere que es la religión un
factor importante en el afrontamiento de las personas con enfermedades crónicas en
nuestro contexto.
De esta manera se confirma la cuarta hipótesis planteada, la cual refiere que
existen diferencias estadísticas significativas en los estilos de afrontamiento en las
personas que padecen de psoriasis según la edad temprana o intermedia.

93
CONCLUSIONES

- Existen diferencias significativas en el estilo de afrontamiento de las personas que


padecen de psoriasis en Lima Metropolitana. El estilo de mayor preferencia es el
centrado en la emoción y de menor preferencia es el evitativo.
- Existen diferencias significativas en las estrategias de afrontamiento de las
personas que padecen de psoriasis en Lima Metropolitana. Las estrategias de
mayor uso son: “aceptación, “reinterpretación positiva” y “búsqueda de apoyo
social por razones emocionales”, las de menor uso son: “desentendimiento
conductual”, “negación” y “supresión de actividades competentes”.
- Existen diferencias significativas en las estrategias de afrontamiento de las
personas que padecen de psoriasis según el género. Las mujeres utilizan más la
“búsqueda de apoyo social por razones emocionales” y “acudir a la religión” que
los hombres.
- Existen diferencias significativas en los estilos de afrontamiento de las personas
que padecen de psoriasis según el género. Las mujeres mostraron mayor
preferencia por un estilo de afrontamiento centrado en la emoción a diferencia de
los hombres.
- Existen diferencias significativas en las estrategias de afrontamiento en las
personas que padecen de psoriasis según la edad. Los adultos en edad intermedia
manifestaron mayor preferencia por un “afrontamiento activo”, “planificación”,
“postergación del afrontamiento”, “negación”, “acudir a la religión” y
“desentendimiento mental”, en comparación de los adultos en edad temprana.
- Existen diferencias significativas en los estilos de afrontamiento en las personas
que padecen de psoriasis según la edad. Los adultos en edad intermedia
manifestaron mayor preferencia por un estilo de afrontamiento centrado en el
problema y un estilo de afrontamiento evitativo en comparación de los adultos en
edad temprana.

94
RECOMENDACIONES

A partir de la investigación realizada se propone la necesidad de desarrollar un trabajo


más coordinado entre los médicos, dermatólogos que atienden a estos pacientes y
profesionales de la salud mental, dado que se ha encontrado que hay necesidad de ser
atendidos integralmente, ya que hay un padecimiento psicológico a partir de la psoriasis.

- Realizar dentro de los centros de salud un programa cognitivo – conductual de


desarrollo de actitudes y estrategias para afrontar la psoriasis con el fin de
promover el uso flexible del afrontamiento.
- Se propone también crear espacios de colaboración entre los profesionales para
atender a estos pacientes, tomando en cuenta los aportes de la medicina y la
psicología cognitiva - conductual que haga posible atender al sujeto integral e
incluso a sus familias que también se afectan con el padecimiento de un miembro
de la misma.
- Se podría proponer la necesidad de explorar los rasgos de personalidad, niveles
de ansiedad y sintomatología depresiva percibida por las personas con psoriasis.
- El acceso a la muestra es difícil, probablemente por temas de confidencialidad y
ética en los centros de salud, por lo que se considera tenerlo en cuenta en futuras
investigaciones.
- Sería importante brindar un servicio donde exista un trabajo interdisciplinario
entre dermatólogos y psicólogos con el fin de ofrecer un psicodiagnóstico y un
tratamiento especializado en la psoriasis. Así, desde un punto de vista integral, el
curso clínico de la enfermedad cambiaría a favor del bienestar del paciente.
- Se podrían realizar grupos de apoyo, con la participación de psicólogos y
dermatólogos, con el fin de atender a las diferentes necesidades de los pacientes
y contribuir con su calidad de vida.
- Es importante realizar un trabajo interdisciplinario entre profesionales de la salud,
trabajando la psoriasis desde dos vías en simultáneo: el área dermatológica y
psicoterapéutica dentro del enfoque cognitivo – conductual. Así, se unificarían
los conocimientos del médico con los del psicólogo para contener al paciente en
su afección y contribuir a mejorar su calidad de vida.

95
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102
ANEXOS

103
Anexo 1: Consentimiento Informado

Consentimiento informado para investigación


El propósito de esta ficha de consentimiento es proveer al participante en esta
investigación una clara explicación de la naturaleza de la misma, así como de su rol en
ella como participante. La presente investigación es conducida por Verónica Fujiki, de la
Universidad de Lima. La meta de este estudio es conocer los estilos de afrontamiento en
adultos que padecen psoriasis en Lima Metropolitana. Si usted accede a participar en este
estudio, se le pedirá completar un cuestionario y una ficha sociodemográfica. Esto tomará
aproximadamente 15 minutos de su tiempo. La participación en este estudio es
estrictamente voluntaria. La información que se recoja será confidencial y no se usará
para ningún otro propósito fuera de los de esta investigación. Sus respuestas al
cuestionario y a la entrevista serán codificadas usando un número de identificación y por
lo tanto, serán anónimas. Una vez trascritos los cuestionarios se destruirán.

Si tiene alguna duda sobre este proyecto, puede hacer preguntas en cualquier momento
durante su participación en él. Igualmente, puede retirarse del mismo en cualquier
momento sin que eso lo perjudique en ninguna forma. Si alguna de las preguntas durante
la entrevista le parecen incómodas, tiene usted el derecho de hacérselo saber al
investigador o de no responderlas. Desde ya le agradecemos su participación.

Acepto participar voluntariamente en esta investigación, conducida por Verónica Fujiki.


He sido informado (a) de que la meta de este estudio es conocer los estilos de
afrontamiento en adultos que padecen psoriasis en Lima Metropolitana. Me han indicado
también que tendré que responder un cuestionario, lo cual tomará aproximadamente 15
minutos. Reconozco que la información que yo provea en el curso de esta investigación
es estrictamente confidencial y no será usada para ningún otro propósito fuera de los de
este estudio sin mi consentimiento.

He sido informado de que puedo hacer preguntas sobre el proyecto en cualquier momento
y que puedo retirarme del mismo cuando así lo decida, sin que esto acarree perjuicio
alguno para mi persona. De tener preguntas sobre mi participación en este estudio, puedo
contactar a Verónica Fujiki al teléfono 987-969-922. Entiendo que una copia de esta ficha

104
de consentimiento me será entregada, y que puedo pedir información sobre los resultados
de este estudio cuando éste haya concluido. Para esto, puedo contactar a Verónica Fujiki
al teléfono anteriormente mencionado.

_____________________ _______________________
Nombre del Participante Firma del Participante Fecha:

105
Anexo 2: Instrumento – Escala de afrontamiento
(COPE)

CUESTIONARIO
Estamos interesados en conocer la forma cómo responden las personas cuando se
enfrentan a diferentes tipos de problemas, dificultades o situaciones estresantes en sus
vidas. A continuación encontrará una serie de afirmaciones sobre cómo actuar o sentir en
esas situaciones. Señale en cada una de ellas si coinciden o no con su propia forma de
actuar o sentir de acuerdo a lo siguiente:
1 = Casi nunca hago esto
2 = A veces hago esto
3 = Usualmente hago esto
4 = Hago esto con mucha frecuencia

NO IMPORTA LO QUE LA MAYORÍA DIRÍA O HARÍA. ELIJA LA


RESPUETAS MÁS ADECUADA PARA USTED
2:A
1:Casi 4: Hago esto
veces 3:Usualmente
nunca con mucha
hago hago esto
hago esto frecuencia
esto
1. Hago actividades adicionales para
quitarme de encima el problema
2. Trato de idear una estrategia sobre lo
que debo hacer
3. Dejo de lado otras actividades para
poder concentrarme en el problema
4. Me fuerzo a mí mismo(a) a esperar
el momento apropiado para hacer algo
5. Le pregunto a personas que han
tenido experiencias similares, qué
hicieron
6. Hablo de mis sentimientos con
alguien
7. Busco el lado bueno en lo que está
sucediendo
8. Aprendo a vivir con el problema
9. Busco la ayuda de Dios
10. Me molesto y doy rienda suelta a
mis emociones

106
2:A
1:Casi 4: Hago esto
veces 3:Usualmente
nunca con mucha
hago hago esto
hago esto frecuencia
esto
11. Me rehúso a creer que eso ha
sucedido
12. Dejo de realizar intentos para
conseguir lo que quiero
13. Me dedico al trabajo o a otras
actividades para no pensar en la
situación estresante
14. Concentro mis esfuerzo en hacer
algo respecto al problema
15. Hago un plan de acción
22. Pongo mi confianza en Dios
23. Dejo salir mis sentimientos
24. Me hago la idea de que nada ha
ocurrido
25. Dejo de intentar alcanzar mi meta
26. Me voy al cine o veo televisión
para pensar menos en eso
27. Hago paso a paso lo que debe
hacerse
28. Pienso bastante sobre los pasos que
debo seguir
29. No me dejo distraer por otros
pensamientos o actividades
30. Me aseguro de no empeorar las
cosas por actuar demasiado rápido
31. Hablo con alguien que pueda saber
más de la situación
32. Converso con alguien sobre lo que
me está sucediendo
33. Aprendo algo de la experiencia

107
2:A
1:Casi 4: Hago esto
veces 3:Usualmente
nunca con mucha
hago hago esto
hago esto frecuencia
esto
34. Me acostumbro a la idea de que el
hecho sucedió
35. Intento encontrar consuelo en mi
religión
36. Siento que me altero mucho y
expreso demasiado todo lo que siento
37. Actúo como si no hubiese ocurrido
38. Admito que no puedo lidiar con el
problema, y dejo de intentar resolverlo
39. Sueño despierto (a) con cosas
distintas al problema
40. Realizo acciones dirigidas a
enfrentar el problema
41. Pienso en cómo podría manejar
mejor el problema
42. Trato de evitar que otras cosas
interfieran con mis esfuerzo para
enfrentar la situación
43. Me controlo para no hacer las cosas
apresuradamente
44. Hablo con alguien que pueda hacer
algo concreto sobre el problema
45. Busco la simpatía y la comprensión
de alguien
46. Trato que mi experiencia me haga,
o me lleve a madurar
47. Acepto la realidad de lo sucedido
48. Rezo más que de costumbre
49. Me molesto y soy consciente de
ello
50. Me digo a mi mismo (a) “esto no
es real”
51. Reduzco la cantidad de esfuerzo
que pongo en solucionar un problema
52. Duermo más de lo usual

¡Muchas gracias por su participación!

108
Anexo 3: Ficha sociodemográfica

Ficha Sociodemográfica
Edad:
Género: F M
Estado Civil:
Ocupación:
Tipo de psoriasis:
Tiempo de Diagnóstico:
Antecedentes familiares de psoriasis: SÍ NO ¿Quién?:
Tratamiento Actual:
Tiempo del Tratamiento:
Otras Enfermedades:

109
Anexo 4: Versión final del COPE

CUESTIONARIO
Estamos interesados en conocer la forma cómo responden las personas cuando se
enfrentan a diferentes tipos de problemas, dificultades o situaciones estresantes en sus
vidas. A continuación encontrará una serie de afirmaciones sobre cómo actuar o sentir en
esas situaciones. Señale en cada una de ellas si coinciden o no con su propia forma de
actuar o sentir de acuerdo a lo siguiente:
1 = Casi nunca hago esto
2 = A veces hago esto
3 = Usualmente hago esto
4 = Hago esto con mucha frecuencia

NO IMPORTA LO QUE LA MAYORÍA DIRÍA O HARÍA. ELIJA LA


RESPUETAS MÁS ADECUADA PARA USTED

2:A
1:Casi 4: Hago esto
veces 3:Usualmente
nunca con mucha
hago hago esto
hago esto frecuencia
esto
1. Hago actividades adicionales para
quitarme de encima el problema
2. Trato de idear una estrategia sobre lo
que debo hacer
3. Dejo de lado otras actividades para
poder concentrarme en el problema
4. Me fuerzo a mí mismo(a) a esperar
el momento apropiado para hacer algo
5. Le pregunto a personas que han
tenido experiencias similares, qué
hicieron
6. Hablo de mis sentimientos con
alguien
7. Busco el lado bueno en lo que está
sucediendo
8. Aprendo a vivir con el problema
9. Busco la ayuda de Dios
10. Me molesto y doy rienda suelta a
mis emociones
11. Me rehúso a creer que eso ha
sucedido
12. Dejo de realizar intentos para
conseguir lo que quiero
13. Me dedico al trabajo o a otras
actividades para no pensar en la
situación estresante

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2:A
1:Casi 4: Hago esto
veces 3:Usualmente
nunca con mucha
hago hago esto
hago esto frecuencia
esto
14. Concentro mis esfuerzo en hacer
algo respecto al problema
15. Hago un plan de acción
16. Me concentro en tratar este
problema y, si es necesario, dejo de
lado otras cosas
17. Trato de conseguir el consejo de
alguien sobre qué hacer
18. Trato de conseguir apoyo de
amigos o parientes
19. Intento ver el problema desde un
punto de vista diferente, para hacerlo
parecer más positivo
20. Acepto que el hecho ha ocurrido y
que no puede ser cambiado
21. Pongo mi confianza en Dios
22. Dejo salir mis sentimientos
23. Me hago la idea de que nada ha
ocurrido
24. Dejo de intentar alcanzar mi meta
25. Me voy al cine o veo televisión
para pensar menos en eso
26. Hago paso a paso lo que debe
hacerse
27. Pienso bastante sobre los pasos que
debo seguir
28. No me dejo distraer por otros
pensamientos o actividades
29. Me aseguro de no empeorar las
cosas por actuar demasiado rápido
30. Hablo con alguien que pueda saber
más de la situación
31. Converso con alguien sobre lo que
me está sucediendo
32. Aprendo algo de la experiencia
33. Me acostumbro a la idea de que el
hecho sucedió
34. Intento encontrar consuelo en mi
religión
35. Siento que me altero mucho y
expreso demasiado todo lo que siento
36. Actúo como si no hubiese ocurrido
37. Admito que no puedo lidiar con el
problema, y dejo de intentar resolverlo

111
2:A
1:Casi 4: Hago esto
veces 3:Usualmente
nunca con mucha
hago hago esto
hago esto frecuencia
esto
38. Sueño despierto (a) con cosas
distintas al problema
39. Realizo acciones dirigidas a
enfrentar el problema
40. Pienso en cómo podría manejar
mejor el problema
41. Trato de evitar que otras cosas
interfieran con mis esfuerzo para
enfrentar la situación
42. Me controlo para no hacer las cosas
apresuradamente
43. Hablo con alguien que pueda hacer
algo concreto sobre el problema
44. Busco la simpatía y la comprensión
de alguien
45. Trato que mi experiencia me haga,
o me lleve a madurar
46. Acepto la realidad de lo sucedido
47. Rezo más que de costumbre
48. Me molesto y soy consciente de
ello
49. Me digo a mi mismo (a) “esto no
es real”
50. Reduzco la cantidad de esfuerzo
que pongo en solucionar un problema

¡Muchas gracias por su participación!

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