Estilos de Afrontamiento en Adultos Que Padecen Psoriasis Ulima
Estilos de Afrontamiento en Adultos Que Padecen Psoriasis Ulima
Estilos de Afrontamiento en Adultos Que Padecen Psoriasis Ulima
Escuela de Humanidades
Carrera de Psicología
“ESTILOS DE AFRONTAMIENTO EN
ADULTOS QUE PADECEN DE PSORIASIS EN
LIMA METROPOLITANA”.
Tesis para Optar el Título de Licenciada en Psicología
Asesora
Roxana Zevallos Vega
Lima – Perú
1
Octubre de 2016
2
“Estilos de Afrontamiento en adultos que
padecen de Psoriasis en Lima Metropolitana”
3
Agradecimientos
A Dios por poner en mi camino, en el momento preciso, las situaciones y personas para
realizar este trabajo de investigación.
A mi padre, quien nunca se cansó por preguntarme día a día cómo iba mi tesis y a
alentarme para culminarla. Gracias papá, aquí está, ¡Vamos con todo!
A mi madre, quien fue el motivo para investigar sobre esta difícil enfermedad. Gracias
mamá, ahora te comprendo y sé que puedo ayudarte.
4
TABLA DE CONTENIDOS
INTRODUCCIÓN…….…….…….…….…….…….…….…….…….……... xi
CAPÍTULO I: PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA……….…….… 1
1.1 Descripción del problema…………………………………….....……... 1
1.2 Justificación y relevancia…………………………………….....……... 2
1.3 Limitaciones…………………………………….........................……... 2
CAPÍTULO II: MARCO TEÓRICO... …….…….…….…….…….……… 4
2.1 Antecedentes del tema……………………………………..................... 4
2.1.1 Antecedentes Internacionales……………………………………… 4
2.1.2 Antecedentes Nacionales…………………………………………... 7
2.2 Base teórica conceptual……………………………………........……... 12
2.2.1 Enfoque Cognitivo – Conductual………………………………….. 12
2.2.2 Enfermedades Crónicas Dermatológicas…..………………………. 16
2.2.3 La Psoriasis…………………………………….....................……... 18
2.2.4 Causas de la Psoriasis…………………………………….....……... 20
2.2.5 El Estrés…………………………………….........................…….... 23
2.2.6 Estrés y sistema inmunitario en la psoriasis……………….............. 27
2.2.7 Ciclo Vital……………………………………................................. 28
2.2.8 Afrontamiento…...…………………………………….................... 34
2.2.9 Afrontamiento, edad y género……………………............………... 39
CAPÍTULO III: OBJETIVOS, HIPÓTESIS Y DEFINICIÓN DE
VARIABLES…….…….…….…….…….…….…….…….…….…….……... 43
3.1 Objetivo General……………………………………............................. 43
3.1.1 Objetivos Específicos……………………………………................ 43
3.2 Hipótesis…………………………………….......................................... 43
3.3 Definición de Variables.…………………………………….................. 44
3.4 Definición Operacional de Variables…………………………………... 46
CAPÍTULO IV: MÉTODO 47
4.1 Tipo y diseño de investigación…………………………………............ 47
4.2 Participantes…………………………………….........................……... 47
4.3 Técnica de recolección de datos……………………………………….. 48
5
4.3.1 Descripción del instrumento………………………………...……... 48
4.3.2 Estructura del cuestionario………………………………….……... 49
4.3.3 Características psicométricas………………………………............ 51
4.4 Procedimiento de recolección de datos………………………………... 54
4.5 Estrategia de análisis de datos…………………………………………. 54
CAPÍTULO V: RESULTADOS……………………………………............. 56
5.1 Análisis psicométrico de la Escala de Afrontamiento
Multidimensional (COPE) ……………………………………......................... 56
5.1.1 Validez y Confiabilidad……………………………………............. 56
5.2 Prueba de Bondad de Ajuste…………………………………………... 63
5.3 Análisis Comparativo……………………………………...................... 66
CAPÍTULO VI: DISCUSIÓN……………………………………................. 71
Conclusiones…………………………………….............................................. 82
Recomendaciones……………………………………...................................... 83
Referencias…………………………………….....………………………....... 84
Anexos……………………………………........................................................ 91
6
ÍNDICE DE TABLAS
7
ÍNDICE DE FIGURAS
8
Resumen
9
Abstract
The present study aims to know the styles and coping strategies in adults with
psoriasis in Metropolitan Lima. It also seeks to compare each style according to gender
and the stage of development in which they are located. The participants were 80 persons
of both sexes between 20 and 65 years old with the diagnosis of psoriasis. The instrument
used was the Multidimensional Coping Scale (COPE) of Carver, Scheier and Weintraub
(1989), adapted by Cassuso in 1996 and a sociodemographic tab.
It was found that the coping style focused on emotion is the most used among the
people of the sample, followed by the coping focused on the problem and the least used
is the coping style less useful or avoidant. The strategies of major preference are the
"acceptance", "positive reinterpretation" and "use of emotional social support", while the
less use are "denial", "behavioral disengagement" and "mental disengagement".
Significant differences were found according to gender and age. Women prefer a coping
style focused on the emotion and use strategies of "religious coping" and "use of
emotional social support ". On the other hand, intermediate-age adults prefer to use a
coping style focused on the problem and a coping style avoidant; using coping strategies
of "active coping", "planning", "postponement of coping", "denial", "religious coping"
and "mental disengagement".
10
INTRODUCCIÓN
11
muestra, los instrumentos utilizados en la medición y el procedimiento desarrollado en
cada etapa del estudio.
En el capítulo quinto se describen los resultados de la investigación, resaltando
los más significativos y siguiendo la lógica de los objetivos planteados.
Finalmente en el sexto capítulo, se elabora la discusión en base a lo encontrado
en la investigación para contrastarlo con lo encontrado en investigaciones nacionales e
internacionales con el fin de concluir sobre lo observado en la muestra y elaborar
recomendaciones que ayuden a estudiar en profundidad el tema.
12
CAPÍTULO I: PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
13
entre especialistas de la salud con el fin de velar por el mayor bienestar posible para
todos los pacientes con psoriasis.
Por lo expuesto y por la necesidad de ampliar el campo de conocimiento y
acción de la psicología de la salud a enfermedades dermatológicas poco estudiadas
como es el caso de la psoriasis, surgió la siguiente interrogante de investigación:
¿Cuáles son los estilos de afrontamiento en adultos que padecen de psoriasis
en Lima Metropolitana?
1.3 Limitaciones
Existen algunas restricciones que pueden afectar al desarrollo del proyecto,
una de ellas es el acceso a la muestra debido a que es difícil encontrar el apoyo de los
hospitales e instituciones de la salud para contactar con los pacientes que padecen de
psoriasis. Por otro lado, cabe mencionar que en el Perú la investigación sobre
psoriasis desde un punto de vista psicológico aún es escasa lo cual puede generar
dificultades para plantear los antecedentes del tema y discutir los resultados.
14
Finalmente, es importante mencionar que se obtuvo la muestra en un evento
organizado por la Sociedad Peruana de Dermatología lo cual puede sesgar los
resultados debido a que la asistencia de los participantes podría demostrar mayor
conciencia de enfermedad, mayor interés por mejorar y adherirse a un tratamiento en
comparación a aquellas personas con psoriasis que no asistieron al evento.
15
CAPÍTULO 2: MARCO TEÓRICO
16
pueden explicarse porque las alteraciones dermatológicas estudiadas son de baja
expresión sintomatológica, de manera que el uso de estrategias cognitivas de
afrontamiento puede ser suficiente para relativizar el efecto de la enfermedad sobre la
calidad de vida. De esta manera, se concluye que cuando una persona tiene una alteración
dermatológica de baja expresión sintomatológica, es el impacto psicológico y el uso de
determinadas estrategias de afrontamiento lo que va a determinar su calidad de vida.
Por otro lado, Martín et al. (2010), realizaron un estudio en pacientes con psoriasis
para comprobar si existe alguna variable de estilo de personalidad implicada en el
desarrollo o mantenimiento de la enfermedad. Para ello, se comparó una muestra de 36
pacientes mayores de 18 años diagnosticados con psoriasis con una población normal no
dermatológica. La muestra fue formada por pacientes con psoriasis del Servicio de
Dermatología del Hospital Universitario Reina Sofía de Murcia, España. Se utilizaron
ciertos criterios de inclusión para la muestra, los participantes deberían ser diagnosticados
por un dermatólogo especialista y no deberían tener ningún trastorno psicológico o
neurológico severo. Para evaluar los estilos de personalidad se utilizó el Inventario de
Personalidad de Millon (MIPS), el cual analiza 24 dimensiones de personalidad y cuenta
con un índice de ajuste que informa el grado de adaptación de una persona a su entorno.
Luego se utilizó un baremo de población adulta normal para establecer las comparaciones
de medias entre las muestras. Los resultados muestran que existen diferencias de
personalidad entre la muestra normal y las personas con psoriasis en las siguientes
variables: individualidad, protección, intuición, innovación, dominio y aquiescencia.
Respecto a los estilos cognitivos que presentan los pacientes de psoriasis encontramos
que la escala de intuición está disminuida, lo que indica que son personas más orientadas
cognitivamente hacia los aspectos concretos, más a los abstractos. Además, cuentan con
una menor tendencia a utilizar los esquemas cognitivos de formas novedosas o creativas.
En cuanto a las conductas interpersonales se encontró que estas personas presentan
menos discrepancia que la muestra de referencia, son personas menos dominantes y más
aquiescentes. Dentro de la dimensión de metas motivacionales se encontró que las
personas con psoriasis presentan tendencia a mostrar refuerzo externo, orientados a los
deseos de los demás, más que a los suyos propios. Esta tendencia queda reforzada por
encontrarse disminuida su orientación a sus propias metas y a basarse más en los demás.
En general, estas personas tienden a buscar la unión con su entorno, presentando poca
discrepancia o disonancia con las opiniones de los demás con el fin de buscar puntos de
17
unión con el otro. Pueden resultar ser más dependientes, poco dominantes y sin iniciativa
u opiniones propias. Los resultados también indican que poseen un perfil de personalidad
más desajustado, lo que se ha relacionado con una menor satisfacción con la vida. En la
muestra estudiada, se encontró que existe la tendencia a tratar de disminuir el grado de
distancia o disonancia lo cual podría explicarse como una tendencia protectora a ser
rechazados o discriminados por los demás. De esta manera, los resultados confirman que
existen diferencias de personalidad entre las poblaciones sin patología cutánea y con
psoriasis siendo el índice de ajuste un indicador de riesgo o vulnerabilidad del perfil de
personalidad encontrado.
En Ecuador, Núñez (2015), realizó una investigación a 50 personas entre 25 y 45
años que acuden a un consultorio dermatológico para determinar si el estrés tiene relación
con las enfermedades dermatológicas, identifica el porcentaje de las personas que
presentan un riesgo potencial para adquirir enfermedades psicosomáticas producto del
estrés y detectar la enfermedad dermatológica más frecuente en los pacientes. La autora
utilizó una encuesta sociodemográfica y la escala de estrés de Holmes y Rhae. Los
resultados indican que si existe una relación entre el estrés y las enfermedades
dermatológicas en los pacientes de 25 a 45 años. Asimismo, mediante la escala de estrés
aplicada, se identificó que el 34% de la población presenta un riesgo leve de adquirir una
enfermedad como consecuencia del estrés, el 38% presenta un rasgo moderado y el 28%
presenta un riesgo elevado. Además se pudo constatar que la sintomatología más común
es la descamación de la piel en un 38%, así mismo la parte del cuerpo más afectada es el
rostro en un 42%, el diagnóstico más común es la dermatitis atópica con un 38%, mientras
que el 40% de la población tiene otro diagnostico que pueden ser , vitíligo, pre psoriasis
, entre otras . Finalmente, se encontró que el 58 % de la población tiene una enfermedad
dermatológica debido al estrés, el 86% de la población tiene un tratamiento solamente
farmacológico para su enfermedad, mientras que tan solo el 10% recibe ayuda
psicológica.
18
psoriasis leve cuentan con una calidad de vida favorable, exhibieron síntomas de bajo
afecto positivo y desesperanza, hiperventilación fisiológica e incertidumbre relacionados
con la ansiedad. Además, encontraron que la enfermedad estaba asociada con una
variedad de problemas psicológicos, incluyendo baja autoestima, disfunción sexual,
ansiedad, depresión e ideas suicidas. Finalmente, respecto al apoyo social, se halló que
los pacientes tenían una percepción positiva en cuanto a la disponibilidad de personas en
su entorno que le podrían brindar ayuda práctica o apoyo emocional en las áreas afectivas,
económico, laboral y familiar. De esta manera, diversos factores psicosociales se asocian
con la psoriasis y apoya la hipótesis de que contribuye a mejorar el curso clínico.
Sampogna et al. (2006), llevaron a cabo una investigación en Italia con pacientes
diagnosticados de psoriasis con el fin de evaluar el impacto en su calidad de vida.
Aplicaron un Cuestionario Dermatológico de Calidad de Vida, el Índice de Inhabilidad
de Psoriasis, el Cuestionario de Impacto de la Psoriasis y un Cuestionario para medir la
calidad de vida general (SF-36). Encontraron que la calidad de vida asociada a funciones
físicas era similar a enfermedades que producen poco impacto en la salud pero que la
salud mental estaba muy deteriorada, semejante a la de pacientes con enfermedades
psiquiátricas. Plantearon que la calidad de vida en personas que padecen psoriasis difiere
de acuerdo al área afectada por la enfermedad. Del mismo modo, Fortune et al. (2002),
desarrollaron en el Reino Unido una investigación de pacientes con psoriasis para evaluar
la contribución relativa de variables médicas, de percepción de enfermedad, de
afrontamiento y alexitimia a la variación en estrés, angustia e inhabilidad en pacientes
con esta enfermedad. Se les aplicó la Hospital Anxiety and Depression Scale (HADS), el
Penn State Woeey Questionnaire (PSWQ), la Toronto Alexithymia Scale (TAS-20), el
Psoriasis Life Stress Invetory (PLSI). Concluyeron que los factores cognitivos del estrés,
la angustia y la inhabilidad son variables psicológicas significativas en pacientes con
psoriasis.
19
De esta manera, se encontró que Solano (2012) estudió la relación entre la
percepción del dolor, el bienestar psicológico y los estilos de afrontamiento y el nivel de
sintomatología depresiva en personas con artritis reumatoide. Para ello, tomó una muestra
de 45 personas de ambos sexos con dicha enfermedad, con edades entre 28 y 83 años. Se
les aplicó la Escala de Bienestar Psicológico propuesta por Carol Ryff en 1989, el
Cuestionario de estimación del afrontamiento propuesta por Carver, Scheier y Weintraub
en 1989, la Escala visual- analógica numérica para evaluar el dolor y el Inventario de
Depresión de Beck II propuesta por Beck, Steer y Brown en 2006. Los resultados
indicaron que no existen relaciones significativas entre la percepción del dolor y las
variables sociodemográficas y médicas. Sin embargo, se observó que la percepción del
dolor, se reporta en rangos moderados al relacionarse con la mayoría de las variables ya
mencionadas. Por otro lado, se obtuvieron relaciones estadísticamente significativas entre
el bienestar psicológico, en especial en las dimensiones de relaciones positivas,
autonomía, crecimiento personal, propósito en la vida y autoaceptación, y el grado de
instrucción. La dimensión con mayor puntaje es la de relaciones positivas y la de menor
puntaje es el de dominio del entorno. En relación al afrontamiento y las variables tanto
sociodemográficas como médicas se encontraron diferencias significativas directas entre
la estrategia de afrontamiento de acudir a la religión y la variable de religión. También,
se registraron diferencias inversas entre la estrategia de negación y la comorbilidad, entre
la estrategia de enfocar y liberar emociones y el tiempo de diagnóstico. Esto implica que
mientras mayor es la vivencia religiosa, más se usa la estrategia de acudir a la religión y
si las personas con artritis reumatoide padecen otras enfermedades asociadas, usan menos
la estrategia de negación y a mayor tiempo con el diagnóstico hay menor uso de la
estrategia enfocar y liberar emociones. Asimismo, se observó que el estilo de
afrontamiento más utilizado es el afrontamiento enfocado en la emoción, seguido del
afrontamiento enfocado en el problema y al último el estilo evitativo del afrontamiento.
Además, las estrategias de afrontamiento más usadas fueron acudir a la religión y la
aceptación; mientras que las estrategias menos usadas fueron el desentendimiento
conductual y el soporte social por motivos emocionales. Se encontró que
aproximadamente el 60%, presentó una mínima cantidad de sintomatología depresiva, el
18% una sintomatología depresiva leve, el 15% moderada y el 7% severa. Por último, al
evaluar las relaciones existentes entre la percepción del dolor con el bienestar
psicológico, los estilos de afrontamiento y el nivel de depresión en los pacientes con
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artritis reumatoide, se encontraron algunas correlaciones moderadas. Entre el
afrontamiento y la percepción del dolor, existen relaciones directas entre el estilo de
afrontamiento enfocado en el problema y las estrategias de supresión de actividades
competentes y postergación. Esto implica que cuando la persona busca solucionar su
dolor enfocándose en tomar alguna medida para eliminarlo, percibe más dolor. Además,
se encontró una relación negativa con la estrategia de enfocar y liberar emociones lo que
significa que mientras más dolor se reporta, menor es la tendencia a centrar la atención
en las emociones negativas experimentadas y expresadas.
Soto (2010), realizó una investigación sobre “Sintomatología depresiva y
afrontamiento en pacientes con cáncer de mama” con la intención de describir la relación
entre sintomatología depresiva y los estilos y estrategias de afrontamiento. Su muestra
estuvo conformada por 53 mujeres con edades entre 40 y 75 años. Se utilizó el Inventario
de Depresión de Beck II (BDI-II) y el Cuestionario de Estimación del Afrontamiento
(COPE). Los resultados indicaron que, de acuerdo al BDI-II, aproximadamente un 50%
de la muestra presenta un nivel mínimo de depresión, el 23% un nivel leve y un 13% un
nivel moderado y severo respectivamente. También, se encontró mayor tendencia a la
utilización de un estilo de afrontamiento enfocado en la emoción y una menor tendencia
al uso de un estilo evitativo. En cuanto a las estrategias de afrontamiento, la estrategia
emocional “acudir a la religión”, es la de mayor media muestral, mientras que el
desentendimiento conductual dentro del estilo evitativo se presenta como la menos
empleada por los participantes. Respecto a las variables sociodemográficas y los estilos
de afrontamiento, se encontró que la condición de filiación a un sistema integral de salud
marcó diferencias significativas en los puntajes para los estilos y estrategias de
afrontamiento. Es decir, se encontró un mayor uso de un estilo evitativo y de la estrategia
de desentendimiento mental en el grupo afiliado a un sistema de salud en comparación al
grupo que no lo tenía. Dentro de las variables de enfermedad se encontró diferencias para
el estadío clínico donde se observó que las estrategias de supresión de actividades
competentes, postergación del afrontamiento y el apoyo social instrumental
correspondientes al estilo de afrontamiento enfocado en el problema, son los más
empleados por los pacientes en estadío clínico III, en comparación a las que presentaban
estadío clínico II de la enfermedad. Asimismo, la variable tipo de cirugía fue significativa
para la muestra ya que se encontró un mayor uso de las estrategias emocionales como
aceptación y acudir a la religión en las pacientes sometidas a mastectomía radical sin
reconstrucción en comparación con las de grupo de conservación. Finalmente, se
21
encontró una correlación directa grande entre los puntajes del BDI- II y el COPE lo cual
podría indicar que a mayor severidad de sintomatología depresiva presente en la muestra
de estudio, mayor será la tendencia en ésta a emplear un estilo de afrontamiento evitativo
frente a situaciones percibidas como conflictivas o estresantes. Dentro de la línea
evitativa, se encontró una correlación directa grande entre los puntajes para el BDI II y
la estrategia de enfocar y liberar emociones, así como una correlación mediana entre la
misma escala de depresión y la estrategia de desentendimiento conductual. También, se
observó que los puntajes del BDI II y la estrategia apoyo social emocional
correlacionaron significativamente con la muestra. De esta manera, se puede decir que
las pacientes que presentaron mayores niveles de sintomatología depresiva, tendieron a
una mayor utilización de la búsqueda de soporte por razones emocionales al momento de
tener que enfrentarse a situaciones percibidas como estresantes.
Por otro lado, Quiroz (2008) realizó una investigación sobre estilos de
afrontamiento en pacientes hipertensos y normotensos del Hospital Nacional de Policía
del Perú. Sus objetivos fueron analizar la relación entre los estilos de afrontamiento de
las personas hipertensas, estudiar los estilos de afrontamiento de las personas hipertensas
de acuerdo al género de la persona y analizar la relación existente entre las características
demográficas y los estilos de afrontamiento de ambos grupos. Para ello, utilizó como
instrumento la “Escala Multidimensional de evaluación de las Estrategias Generales de
Afrontamiento (COPE) de Carver, Scheier y Weintraub (1989), en su versión adaptada
por Cassuso en 1996. La muestra de esta investigación estuvo conformada por 154
participantes entre los 50 y 80 años.
Los resultados indican que las personas con hipertensión arterial utilizan mayor
frecuencia de los estilos de afrontamiento centrados en la emoción en comparación de las
personas normotensas. Asimismo, no se encontraron diferencias significativas entre los
estilos de afrontamiento centrados en el problema y los estilos de afrontamiento menos
útiles de hipertensos y normotensos. Tampoco se encontraron diferencias significativas
de género en ninguno de los estilos de afrontamiento. Sin embargo, se encontró que las
personas hipertensas utilizan los estilos de afrontamiento centrados en la emoción a
diferencia de las personas normotensas. Por otro lado, se encontró que las personas con
un nivel educacional elevado utilizan con menor frecuencia los estilos de afrontamiento
centrados en la emoción y los menos útiles indistintamente si son hipertensos o
normotensas. Además, mientras más tarde es el diagnostico de hipertensión la persona
utiliza los estilos de afrontamiento centrados en la emoción y menos útiles. El momento
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de diagnóstico y la edad son variables importantes en el manejo del estrés, cuanto menos
edad posee la persona al debutar como hipertensa, menor es la capacidad de
afrontamiento que posee, en cambio cuanto más adulta es mayor su capacidad de afrontar
situaciones estresantes, ya que si una persona logra resolver de manera victoriosa el
acontecimiento estresante, repetirá la estrategia en situaciones similares de lo contrario,
seguirá probando dentro de su repertorio de estrategias hasta que una de ellas le dé
resultado. También se encontró que existe una relación directa entre las personas que
conviven con su cónyuge o hijos y la manera en que afrontan el estrés (estilos de
afrontamiento centrados en el problema y centrados en la emoción). Finalmente, se
encontraron diferencias entre los estilos de afrontamiento de las personas que poseen
hipertensión arterial y los normotensos y que ellos se ven influenciados por otros factores
como la edad de aparición de la enfermedad, nivel de educación, y las redes sociales en
los que están inmersos. Es así que las personas con hipertensión arterial poseen una alta
vulnerabilidad al estrés condicional por los estilos de vida que llevan.
Cassaretto y Paredes (2006), se enfocaron en identificar y describir los principales
estilos de afrontamiento empleados por un grupo de pacientes diagnosticados con
insuficiencia renal crónica terminal. Para ello, participaron 40 pacientes mayores de 20
años aceptados al programa de trasplante de riñón de un hospital de seguro social
peruano. Utilizaron una encuesta personal y el Inventario sobre Estilos y Estrategias de
Afrontamiento de Carver, Scheier & Weintraub (1989). Se encontró que el estilo de
afrontamiento más usado por este grupo de personas es el centrado en la emoción, le sigue
el estilo centrado en el problema y en último lugar es el estilo menos útil. En cuanto a las
estrategias de afrontamiento se encontró que la planificación, aceptación y
reinterpretación positiva son las más usadas por estas personas. De esta manera,
responder a las demandas emocionales usando esta estrategia permitirá proteger y
prevenir la presencia de desórdenes del ánimo futuro. Por otro lado, se encontró que las
estrategias de menor uso fueron desentendimiento conductual, supresión de actividades
y desentendimiento cognitivo. Asimismo, se encontraron diferencias de género
significativas. Los hombres utilizaron las estrategias de planificación y desentendimiento
cognitivo más veces que las participantes mujeres. Los participantes de provincia usaron
las estrategias de afrontamiento activo, postergación del afrontamiento, negación, acudir
a la religión y desentendimiento cognitivo; así como también el estilo centrado en la
emoción más veces que los participantes limeños. También, los participantes residentes
en provincia hicieron mayor uso de la estrategia de acudir a la religión que los residentes
23
en Lima. De acuerdo a las diferencias en el uso de estrategias y los estilos de
afrontamiento según la enfermedad se encontró que los participantes que cambiaron su
tratamiento usaron en mayor medida la estrategia de enfocar y liberar emociones que
aquellos que nunca cambiaron de tratamiento.
Cruz y Urquiaga (2006), realizaron un estudio con el fin de determinar si existe
una relación entre los estilos de afrontamiento al estrés y la personalidad tipo A
(competitivos, impacientes, hostiles y vigorosos) en pacientes con hipertensión arterial
del Hospital Víctor Lazarte de la ciudad de Trujillo. Para ello, reunieron a pacientes de
ambos sexos de 40 a 70 años de edad. Aplicaron el cuestionario de modos de
afrontamiento al estrés (COPE) y el Cuestionario de personalidad Tipo A de Eysenck y
Fulker. Los resultados indican que sí existe relación entre los estilos de afrontamiento al
estrés y la personalidad tipo A en los pacientes con hipertensión arterial. Asimismo, existe
relación entre la personalidad tipo A y los estilos de afrontamiento enfocados en el
problema y centrados en la emoción. Sin embargo, no existe relación significativa entre
la personalidad tipo A y los estilos de afrontamiento menos útiles en pacientes con
hipertensión arterial.
24
se combinan los elementos teóricos del modelo conductual y del modelo cognitivo, los
cuales serán descritos a continuación.
Por otro lado, el modelo conductual, establece la importancia del uso de principios
del aprendizaje para modificar conductas desadaptadas. De esta manera, los hábitos
desadaptados son debilitados y eliminados mientras que los adaptados son reforzados
(Reynoso & Seligson, 2005). Este modelo propone una gran cantidad de técnicas
específicas siguiendo principios psicológicos para tratar la conducta humana
desadaptada. Además, utiliza un conjunto de procedimientos clínicos los cuales proceden
de descubrimientos experimentales de la investigación psicológica. La mayor parte de las
conductas desadaptadas se originan de experiencias fallidas en el aprendizaje o de una
escasa motivación para cambiarlas (Reynoso & Seligson, 2005).
25
incrementar las destrezas de la persona para que pueda manejar con mayor efectividad
las exigencias de la vida diaria manteniendo una sensación de control, autoeficacia y
aceptación (Cadena, 2012).
La terapia cognitivo-conductual (TCC) entiende que las cogniciones son las
causas de los problemas emocionales y conductuales. De esta manera, tanto el objetivo
principal como las técnicas de intervención se centraron en los pensamientos o
cogniciones. Es así que se estableció la siguiente premisa: “Si la causa de la conducta es
el pensamiento, se ha de cambiar el pensamiento para cambiar la conducta” (Mañas,
2007). Como consecuencia se considera que “Todo aquello que genere malestar, tiene
que ser rápidamente erradicado a través de todos los medios disponibles, sobretodo del
empleo de estrategias cognitivas” (Mañas, 2007). Es así que los modelos cognitivo-
conductuales señalan la importancia de los factores cognitivos como mecanismos de la
eficacia en los cambios de conducta. De esta manera, se desprenden 5 supuestos
característicos ante los cuales, generalmente, la persona emite una respuesta (Cadena,
2012):
Ambiente: son aquellos estímulos que están presentes en el medio
ambiente. Son los acontecimientos y circunstancias que ocurren
fuera del individuo. En este ambiente están las personas con las
que se relacionan y comparten.
Emociones: son respuestas afectivas que se experimentan en el
cuerpo y en donde se involucran factores que también influyen
como el sistema neurológico, fisiológico y endocrino.
Reacciones físicas: es el impacto que tienen las emociones,
pensamientos y conductas sobre todo el cuerpo.
Conducta: se refiere a las ejecuciones observables.
Pensamientos: es aquello que pasa por la mente, pueden ser ideas,
creencias, puntos de vista, imágenes y razonamientos que están
relacionados con el exterior o con uno mismo.
26
Las reacciones que se manifiesta ante diversas situaciones, tiene como base las
actividades de la vida diaria de una persona, partiendo desde la infancia y adolescencia
donde muchas de las reacciones son aprendidas por los familiares y personas más
cercanas o directas del menor. Ya en la vida adulta, las presiones sociales, familiares e
incluso personales que forman parte del día a día, serán también bases para dar forma a
aquellas conductas o maneras de reaccionar ante cualquier situación (Cadena, 2012).
Debido al éxito de su tratamiento, la terapia cognitivo-conductual es la terapia psicológica
más significativa dentro de los tratamientos psicológicos ya que han probado su eficacia
en relación con la medicación (Pérez, 2008). Según Hayes (Mañas, 2007), estas terapias
han resultado muy efectivas en una variedad de problemas psicológicos.
Desde un punto de vista fenomenológico se pueden señalar cuatro rasgos obvios
de la Teoría Cognitivo Conductual en la actualidad (Ruiz et al., 2012):
Primero, es un ámbito de intervención en salud que trabaja con respuestas físicas,
emocionales, cognitivas y conductuales desadaptadas, de carácter aprendido. Estas
respuestas se han practicado a lo largo de tanto tiempo que se han convertido en hábitos
del repertorio comportamental del individuo. Sin embargo, los individuos no siempre
conocen el carácter aprendido de sus hábitos y consideran que tiene poco o ningún control
sobre ellos. La TCC considera que el individuo tiene responsabilidad en los procesos que
le afectan y puede ejercer control sobre ellos.
Segundo, al tratarse de un ámbito de mejora de la salud, la TCC cuenta con
técnicas y programas específicos para diferentes problemas y trastornos, cuya aplicación
cuenta con un tiempo limitado en comparación con otras psicoterapias a largo plazo.
Tercero, la TCC tiene en general una naturaleza educativa que puede ser más o
menos explícita. La mayor parte de los procedimientos cuentan con módulos educativos,
además de la conceptualización inicial del terapeuta sobre el problema y la lógica del
tratamiento.
Cuarto, posee en esencia un carácter auto- evaluador a lo largo de todo el proceso
con continua referencia a la metodología experimental y énfasis en la validación empírica
de los tratamientos. Estas características son herederas de la adopción del conductismo
metodológico como principal eje de la TCC y probablemente la seña de identidad más
genuina de la TCC actual (Ruiz et al., 2012).
27
2.2.2 Enfermedades crónicas dermatológicas
28
herencia, los niveles de estrés y la calidad de vida. La salud es un elemento clave en la
calidad de vida, en especial cuando se padece una enfermedad con sintomatología severa
o crónica. Esta premisa también se aplica a los problemas dermatológicos. De esta
manera, el estado de la piel influye en las rutinas diarias, la autoestima y la calidad de
vida de las personas (Hernández-Fernaud, Hernández y Ruiz, 2015).
La calidad de vida relacionada con la salud, ha sido definida como las reacciones
y percepciones que tienen los pacientes respecto a su salud en relación al área física,
psicológica y social. Dichas áreas pueden ser evaluadas a nivel objetivo y subjetivo; sin
embargo, la percepción subjetiva de la enfermedad es lo que determina la calidad de vida
experimentada en la persona en relación con la salud. Es así que la percepción de la
enfermedad juega un rol importante en el tipo de valoraciones que los enfermos hacen de
su sintomatología, la relación con los profesionales de la salud, la respuesta y adhesión
al tratamiento y la reacción ante los síntomas que experimentan y perciben. La
enfermedad adquiere sentido y significado para la persona a partir de la representación
que se hace de la misma (Hernández-Fernaud, Hernández y Ruiz, 2015).
Según Díaz, Latorre y Álvarez-Linera (2015), la mayoría de enfermedades
crónicas afecta varios aspectos importantes en la vida de las personas que la padecen.
Uno de los principales cambios que genera mayor deterioro es el estado emocional debido
a que la persona se ve obligada a atravesar por un proceso de adaptación muy rápido
donde experimenta varias etapas de emociones negativas. Además, algunos de los
tratamientos generan diversas manifestaciones físicas y desagradables.
Continuando con los aportes de dichos autores, el proceso de adaptación de una
persona con una enfermedad crónica va a depender de su personalidad, las estrategias de
afrontamiento, el tipo de recursos internos o externos y el soporte emocional. Además,
van a influir las manifestaciones físicas, el curso de la enfermedad, su pronóstico y la
relación que haya percibido con el personal sanitario (Díaz, Latorre y Álvarez-Linera,
2015).
Lázarus y Folkman (Díaz, Latorre y Álvarez-Linera, 2015), plantean que las
reacciones habituales del paciente una vez que conoce el diagnóstico suele ser la
negación. Dicho fenómeno cumple para el enfermo una función protectora ya que reduce
los niveles de estrés. Es así que, se considera que la negación desempeña un rol
importante en el manejo de la enfermedad ya que disminuye el nivel de estrés en el
paciente y permite un mejor proceso de adaptación a la enfermedad.
29
2.2.3 La Psoriasis
30
facetas de un trastorno sistémico inflamatorio. Como señalan Ponce-Rodríguez y
Mendoza (2012), existe un instrumento para determinar el índice de severidad y área de
psoriasis (PASI) el cual evalúa el grado de eritema, infiltrado y descamación de las
lesiones psoriásicas con relación al porcentaje del área comprometida. La puntuación va
de 0 a 72, se considera leve si es menor de 20, moderado si oscila entre 21 a 50 y severo
si obtiene entre 51 a 72. El PASI es de gran ayuda para la decisión terapéutica y controles
posteriores. De esta manera, del 25 al 35% de pacientes el cuadro clínico puede ser de
moderado a severo, con diferentes grados de afectación y discapacidad física,
dependiendo de la extensión y la intensidad de las manifestaciones clínicas que va
afectando la calidad de vida de los pacientes (Obregon, 2007).
Epidemiología de la Psoriasis
La psoriasis afecta a ambos sexos por igual y puede aparecer a cualquier edad; sin
embargo, suele aparecer por primera vez entre los 15 y 25 años de edad. Según Solano
(2012), la prevalencia de psoriasis en la población occidental se estima alrededor del 2 al
3%. La prevalencia de la psoriasis entre los 7.500.000 pacientes que se registraron con
un médico general en el Reino Unido fue del 1.5%, mientras que en una encuesta llevada
a cabo en Estados Unidos, se encontró una prevalencia de 2,1% entre los adultos.
En el Perú aún no existen datos epidemiológicos nacionales respecto a la psoriasis.
Tipos de Psoriasis
Existen diversos tipos de psoriasis:
Psoriasis en placas o vulgar: es la forma más común,
manifestándose en más del 80% de los pacientes. Se presenta con la aparición de
placas escamosas en codos, rodillas, tronco y manos, afectando también las uñas
y el cuero cabelludo (Cortijo et al., 2004).
Psoriasis pustulosa: se caracteriza por la aparición de lesiones con
pus que puede estar localizada en algunas partes del cuerpo y es conocida como
psoriasis pustulosa localizada o puede estar distribuida en todo el cuerpo conocida
como psoriasis pustulosa generalizada. Genera grandes pérdidas de líquidos por
la piel y el riesgo de contraer infecciones es elevado. Asimismo, es poco frecuente
pero el más severo ya que requiere internación (Solano, 2012).
31
Psoriasis del cuero cabelludo: se caracteriza por la aparición de
placas en el cuero cabelludo pero puede afectar también zonas de la cara (Solano,
2012).
Psoriasis ungueal: es un tipo de psoriasis que afecta las uñas
produciendo deformación en la uña (Solano, 2012).
Psoriasis inversa: se caracteriza por formarse en las zonas de
pliegues cutáneos como las axilas, entre los glúteos, ombligo, entre las mamas,
en la zona inguinal, entre otros (Solano, 2012).
Psoriasis en gota: También existe la psoriasis en gota, la cual se
presenta en pequeñas lesiones múltiples, rojas, milimétricas con escamas
blanquecinas, de aparición brusca, generalmente en niños y adolescentes,
posteriores a un proceso infeccioso viral superior y se ubican en el tronco y
extremidades (Psoriasis Perú, 2011).
Psoriasis artrítica: es un tipo de dolor producido por la psoriasis en
las articulaciones. Puede manifestarse en la parte baja de la espalda, dedos,
caderas, rodillas, muñecas, codos, etcétera e incluso los ojos pueden presentar
inflamación (Solano, 2012).
32
Alimentos adecuados:
o Vitamina A recomendada para el cuidado de la piel, ayuda
a prevenir y mejorar las condiciones de quienes padecen psoriasis.
Vegetales que contienen carotenos y betacaroteno, que en organismo se
transforma en dicha vitamina especialmente las espinacas, zanahorias,
berros, albahaca, calabaza, tomate, espárragos y pimientos.
o Vitamina C también es recomendada para pacientes con
psoriasis por tratarse de un antioxidante que resulta muy adecuado para
prevenir o mejorar los síntomas de la enfermedad y podemos encontrarla
en naranjas, limones, brócoli, plátano, manzana, melón, sandía,
zanahoria, pera, piña, papaya y fresas.
o Ácido fólico o Vitamina B9 resulta muy bueno para las
células de la piel. Los alimentos que la contiene son las legumbres y
cereales integrales como los garbanzos, lentejas, habas y espinacas.
o Selenio este mineral es importante ya que mantiene la
elasticidad de la piel y previene los efectos negativos del paso del tiempo.
Los alimentos que lo contienen son las calabazas, cebada, ajos, uvas,
avena, melocotones, maíz y nueces.
o Zinc es otro mineral importante para mantener la piel en
buen estado. Se ha comprobado que las personas con psoriasis tienen más
dificultades para conservar este componente. Entre los alimentos ricos en
zinc está el apio, higos, papas, berenjenas, semillas de girasol y cereales
integrales.
o Ácidos grasos omega 3 también mejoran las enfermedades
de la piel ya que tienen propiedades antiinflamatorias. Además, las
personas con psoriasis tienen dificultades a la hora de producir vitamina
D, por eso, deben consumir sardinas, salmón y atún (Solano, 2012).
Alimentos no adecuados:
o Entre los alimentos no aptos para el consumo de los
enfermos con psoriasis está la carne, leche y las grasas ya que empeoran
las condiciones de la enfermedad (Solano, 2012).
33
b) La Herencia
c) Bebidas alcohólicas
e) Medicamentos
34
f) Factores hormonales
Algunos factores hormonales como el hipertiroidismo producen o agravan los
brotes de psoriasis; factores metabólicos como la diabetes o la obesidad también lo hacen
(Martín et al., 2010).
g) Condiciones ambientales
Un ambiente demasiado frío o reseco puede ser un factor desencadenante o
agravante en la psoriasis. (Solano, 2012).
2.2.5 El Estrés
El estrés ha sido estudiado desde diferentes teorías las cuales serán descritas a
continuación. Sin embargo, se considera relevante considerar la propuesta planteada por
Lazarus y Folkman para la presente investigación.
El término estrés fue utilizado por Walter Cannon en 1929, como toda
circunstancia capaz de alterar la homeostasis en el organismo ante diversas necesidades
biológicas o de provocar la reacción lucha-huida. Cannon, describe lo que denominó la
“reacción lucha o huída”, definida como la respuesta básica del organismo ante
situaciones que considera amenazante o peligrosa. A partir de entonces, empezó a
considerar el estrés como todo estímulo susceptible de provocar una reacción de lucha o
huida (González, 2010).
A partir del trabajo de Cannon, se derivan los aportes de Hans Selye (1956) quien
considera el estrés como la respuesta inespecífica del organismo a toda demanda hecha
sobre él. Para ello, existen dos condiciones necesarias y suficientes que deben satisfacer
un proceso orgánico para ser estrés, por un lado debe producirse como respuesta a un
estímulo, situación, exigencia o cambio que sale de lo habitual o implica un esfuerzo o
sobrecarga, y por otro lado debe ser inespecífica, es decir, común a los más variados tipos
de esfuerzo o sobrecarga (González, 2010).
35
Selye (1956) consideró que una gran variedad de situaciones distintas podían
provocar la respuesta de estrés pero que dichas respuestas serían siempre las mismas. Es
así que este autor propone un mecanismo para explicar la respuesta de estrés mantenida
en el tiempo, el cual denominó “Síndrome de Adaptación General (SAG)”. Este síndrome
se divide en tres etapas (Brannon & Feist, 2001):
36
(Cassaretto et al., 2008). Tales respuestas son rápidas y automáticas, diferentes del
pensamiento reflexivo. Es así que la interpretación de los acontecimientos estresantes es
más importante que experimentar dichos acontecimientos (Brannon & Feist, 2001).
37
interdependientes. Las reacciones de estrés puede ser tres: fisiológicas,
emocionales y cognitivas. Las fisiológicas, son aquellas respuestas asociadas al
sistema nervioso autónomo como el aumento de la presión sanguínea, dilatación
de pupilas, incremento de la tasa estomacal e intestinal, incremento de la
respiración, entre otros (Solís & Vidal, 2006). Las reacciones emocionales
comprenden las sensaciones subjetivas de malestar emocional como temor,
ansiedad, cólera, depresión, miedo ira, etcétera (Solís & Vidal, 2006). Por último,
las reacciones cognitivas, son aquellas respuestas de preocupación, negación,
pérdida de control, sensación de irrealidad, procesos disociativos de la mente,
entre otros (Solís & Vidal, 2006). El grado de reacción al estrés dependerá del
tipo de pensamientos evaluativos que la persona tenga, por eso, no siempre los
eventos negativos llevarán a un malestar psicológico. El malestar se origina
solamente cuando las demandas impuestas por la situación son valoradas como
excedentes a las habilidades para afrontarla (Cassaretto, Chau, Oblitas & Valdez,
2003).
3. La Reevaluación: a partir de la información que se recibe del
entorno las apreciaciones pueden cambiar constantemente. Así, una situación
inicialmente valorada como estresante puede reevaluarse como benigna-
positiva; sin embargo, la reevaluación no siempre produce un menor estrés, sino
que, por el contrario puede incrementarlo. Una situación anteriormente valorada
como benigna puede adquirir un carácter amenazador, peligroso o desafiante si
el entorno cambia o la persona empieza a valorar la situación de manera distinta
(Brannon & Feist, 2001).
Según Brannon & Feist, (2001), el estrés puede aumentar cuando la persona es
vulnerable; es decir, cuando carece de los recursos en una situación de importancia
personal. Estos recursos pueden ser físicos o sociales pero su importancia puede estar
determinada por factores psicológicos como la percepción o la evaluación de la situación.
Lázarus y Folkman insistieron en que los déficits físicos o sociales en sí mismos no son
suficientes para generar una situación vulnerable de estrés, lo que importa es saber si la
persona la considera como importante desde el punto de vista personal (Brannon & Feist,
2001). Así, la vulnerabilidad aparece cuando la falta de recursos crea una situación
potencialmente de amenaza o peligro.
38
2.2.6 Estrés y Sistema Inmunitario en la Psoriasis
39
En la psoriasis, los linfocitos, también llamados, glóbulos blancos o células que
defienden al cuerpo contra las infecciones se activan indebidamente lo cual produce un
aumento del diámetro de los vasos sanguíneos de la piel (vasodilatación) manifestándose
con el típico color rojo de las lesiones y desencadena una proliferación de las células de
la capa inferior de la epidermis, encargadas de la renovación de la piel. Este proceso de
recambio de piel, normalmente, suele durar entre 28 y 30 días; sin embargo, en las
personas con psoriasis se reduce a 4 días. Por eso, aparecen escamas blanquecinas y se
produce una descamación exagerada (Amigo et al., 1998).
40
esta etapa, la mayoría de personas se dedican a una carrera, se casan, tienen hijos y se
convierten en miembros establecidos en la sociedad (Davis & Palladino, 2008). Aunque
la incertidumbre y la confusión que puede marcar este proceso pueden ser muy
angustiantes, la mayoría de las personas jóvenes tienen una visión positiva de su futuro y
esperan su vida adulta. La condición física alcanza su máximo nivel y luego disminuye
ligeramente. Se alcanza un pensamiento reflexivo, es decir, un tipo de pensamiento lógico
que involucra una continua evaluación de la información y las creencias a la luz de la
evidencia y las consecuencias (Papalia et al., 2012). Sin embargo, a pesar de estar en un
período con el mejor estado de salud y capacidades físicas e intelectuales, el ser humano
se enfrenta por una crisis psicosocial planteada por Erikson (Davis & Palladino, 2008).
Este autor considera que los adultos jóvenes atraviesan por una crisis de intimidad versus
aislamiento; es decir, la persona entre los 20 y 40 años se encuentra en capacidad para
buscar y establecer fuertes compromisos con otras personas, de lo contrario se aísla. Todo
ello, dependerá del desarrollo de la identidad y la valía personal esperado durante la
adolescencia, así, estarán mejor preparados para asumir los compromisos necesarios para
establecer una relación íntima (Davis & Palladino, 2008).
La adultez temprana es una época de experimentación antes de asumir funciones
y responsabilidades adultas. El curso de una carrera es una de las principales tareas que
tiene que enfrentar los adultos jóvenes, por eso, es importante evitar los conflictos entre
el curso de la carrera y los valores familiares ya que si al cursar una carrera los valores
familiares entran en conflicto, es muy probable que las personas experimenten
insatisfacción en el trabajo y en su vida (Davis & Palladino, 2008). Las tareas
tradicionales del desarrollo como encontrar un trabajo estable y desarrollar relaciones
románticas a largo plazo, llegan a posponerse hasta los treinta o aun después. Esta etapa
permite una moratoria, un periodo en que se liberan de presiones para establecer
compromisos duraderos. Desarrollan la habilidad para mantener relaciones estrechas pero
autónomas con sus padres. Cada vez es más común que los adultos tempranos o
emergentes permanezcan en el hogar familiar por razones financieras. Los adultos
tempranos buscan la intimidad en relaciones con pares y parejas. Las amistades de las
mujeres son más íntimas que las de los hombres, sin embargo, cada vez tienen menos
tiempo para los amigos (Papalia et al., 2012). Los adultos emergentes tiene la tasa de
pobreza más alta y el nivel más bajo de seguro de salud que cualquier otro grupo de edad
y a menudo no cuentan con acceso regular a la atención médica. La relación entre la
conducta y la salud demuestra la interrelación entre los aspectos físicos, cognitivos y
41
emocionales del desarrollo. Es así que, lo que las personas saben de la salud influye en
lo que hacen, y lo que hacen influye en cómo se sienten. Por eso, no es suficiente tener
información acerca de los buenos y malos hábitos de salud. Con frecuencia, la
personalidad, las emociones y el entorno social pesan más que lo que las personas saben
que deberían hacer y las conducen a una conducta poco saludable (Papalia et al., 2012).
Las elecciones de estilo de vida influyen en la salud, como por ejemplo, los siguientes
factores:
Dieta y Nutrición: lo que la gente come incide en su apariencia, en
lo que siente y en la probabilidad de que enferme e incluso muera. Se calcula que
cada año en Estados Unidos 365 000 adultos mueren por causas relacionadas con
una mala dieta y falta de actividad física. La Organización Mundial de la Salud,
recomienda una dieta rica en frutas, vegetales, granos enteros y grasas no
saturadas.
Obesidad y Sobrepeso: las tendencias mundiales indican que la
obesidad va en aumento. Igual que en la niñez y adolescencia, una tendencia
heredada a la obesidad puede interactuar con otros factores medioambientales y
conductuales. La obesidad puede conducir a la depresión y viceversa, también
implica otras enfermedades que disminuyen la calidad y duración de la vida
(Papalia et al., 2012).
Actividad física: las personas físicamente activas obtienen muchos
beneficios. Por ejemplo, fortalece el corazón y los pulmones, disminuye la presión
sanguínea, protege contra las enfermedades del corazón, alivia la ansiedad y la
depresión, y alarga la vida. Por otro lado, las investigaciones sugieren que hacer
ejercicios también se relaciona con el funcionamiento cognitivo manteniendo una
mente saludable (Papalia et al., 2012).
Sueño: la época entre los veinte y treinta es de mucha actividad por
lo que no sorprende que muchos adultos emergentes y tempranos a menudo no
duerman lo suficiente (Papalia et al., 2012).
Consumo de alcohol: el consumo de alcohol alcanza su punto más
alto en la adultez emergente. La universidad es el tiempo y lugar principal para
ingerir bebidas alcohólicas con más frecuencia y en exceso. El consumo no sólo
se asocia a problemas médicos sino también a otros riesgos característicos de esta
42
etapa como los accidentes automovilísticos, delitos, infección por VIH y el
consumo de drogas ilícitas y el tabaco (Papalia et al., 2012).
La adultez temprana trae consigo experiencias que por lo general son positivas
para la mayoría de los adultos emergentes; sin embargo, la dinámica de esta etapa de la
vida puede dar lugar a aumentos en el estrés percibido. Cada vez son más los estudios
que sugieren que la salud psicológica tiene un impacto en la salud física y niveles
elevados de estrés crónico se relacionan con muy diversos problemas físicos e
inmunológicos. Es así que existen diferencias individuales en la forma en que los adultos
tempranos manejan el estrés. En algunos casos, el estrés puede llevar a los adultos a tratar
de controlarlo por medio de conductas de riesgo como fumar o consumir alcohol (Papalia
et al., 2012), los cuales tienen consecuencias para la salud. Además, los universitarios
estresados son más propensos a comer comida rápida, no dormir lo necesario y no hacer
suficiente ejercicio. También, existen diferencias de género en la forma en que los adultos
tempranos suelen manejar el estrés. Las mujeres de edad universitaria son más propensas
a emplear estrategias enfocadas en la emoción y experimentar mayores niveles generales
de estrés. Sin embargo, las relaciones pueden ayudar a la gente a afrontar el estrés ya que
se encontró que los individuos que estaban seguros de sus relaciones con los demás
experimentaban menos estrés interpersonal y empleaban estilos de afrontamiento más
adaptados (Papalia et al., 2012).
Para la mayor parte de los adultos emergentes, la salud mental y el bienestar
mejoran y los problemas de conducta disminuyen. Sin embargo, al mismo tiempo se
incrementa la incidencia de trastornos psicológicos como la depresión mayor, la
esquizofrenia y los trastornos bipolares. Pero ¿cómo se explica esta paradoja? La
transición a la adultez emergente, pone fin a los años relativamente estructurados, por
eso, la posibilidad de tomar decisiones importantes y elegir trayectorias diversas suele
ser liberadora; sin embargo, la posibilidad de no depender de otra persona y mantenerse
por sí mismo puede ser abrumadora. Algunos de los trastornos que se presentan en esta
etapa del ciclo vital según Papalia et al. (2012), son:
Depresión: la adolescencia y la adultez temprana parecen ser
periodos sensibles para el inicio de los trastornos depresivos cuya incidencia se
presenta de manera gradual entre las edades de 15 y 22 años. Los adolescentes
deprimidos cuya depresión se transfiere a la adultez, suelen haber estado
expuestos a factores de riesgo importantes en la niñez como trastornos
43
neurológicos o del desarrollo, familias disfuncionales o inestables y trastornos
conductuales. Es posible que les resulte difícil negociar la transición a la adultez
temprana. En cambio, el grupo que comienza en la adultez suele haber tenido
niveles bajos de factores de riesgo en la niñez y poseer más recursos para lidiar
con las dificultades de la adultez temprana pero la disminución repentina de la
estructura y apoyo que acompaña a la vida adulta puede desviarlos (Papalia et al.,
2012)
Alcoholismo: es una enfermedad crónica y ocasiona problemas en
el desempeño normal y cumplimiento de responsabilidades de la persona.
B. Adultez media
44
En cuanto a la salud mental, es más frecuente que los adultos en edad media sufran
trastornos psicológicos graves como: tristeza profunda, nerviosismo, inquietud,
desesperanza y sentimientos de minusvalía la mayor parte del tiempo. También,
presentan más probabilidades de recibir un diagnóstico de enfermedades cardiacas,
diabetes, artritis y de necesitar ayuda con las actividades diarias (Papalia et al., 2012).
45
al inicio de los 40 años, las personas se enfrentan a la crisis de la generatividad versus
estancamiento; es decir, los adultos entre 40 y 65 años, reflejan preocupación por la
siguiente generación y por la continuación de la vida lo cual los puede llevar a compartir
los propios talentos y conocimientos o estancarse en ellos (Davis & Palladino, 2008).
2.2.8 Afrontamiento
Las consecuencias negativas del estrés son reguladas por un proceso llamado
afrontamiento, el cual es considerado un proceso dinámico ya que responde a las
demandas objetivas y evaluaciones subjetivas de una situación particular. Por eso, la
relación entre estrés y afrontamiento es recíproca ya que las acciones que realiza una
persona para superar un problema, afecta la valoración del problema y el subsecuente
afrontamiento (Cassaretto, Chau, Oblitas & Valdez, 2003). De acuerdo con la teoría
transaccional de Lázarus y Folkman, se define el afrontamiento como “el cambio
constante de los esfuerzos cognitivos y conductuales para responder a las demandas
específicas de carácter externo e interno que se valoran como elementos que exceden los
recursos de la persona” (Brannon & Feist, 2001).
46
interpretación se realizará la conducta esperada. Es decir, la situación en sí misma no
provoca una conducta cualquiera, sino la interpretación que cada persona realiza de la
misma (Cadena, 2012). Lazarus afirma que lo que hace la persona como afrontamiento
depende de la situación a la que se enfrenta y del tipo de persona que se trata; por lo tanto,
el afrontamiento debe ser flexible y adaptarse a las necesidades de la situación, mientras
que la persona tiene que aprender a ajustarse a la nueva situación (Cadena, 2012).
Es importante mencionar que el afrontamiento se convierte en un proceso flexible
y moldeable de acuerdo al sujeto que lo adopta ya que es él mismo quien lo maneja para
obtener el resultado esperado. Al darse una respuesta, no solo se convierte en una
respuesta automática, sino que pasa a ser una conducta expresada en experiencia, donde
el sujeto hará uso de la misma frente a situaciones similares haciendo que el proceso de
cognición se reduzca. Cuando un sujeto se enfrena por primera vez a un estímulo
estresante, se inicia el trabajo de cognición de manera completa interpretando la situación
real para luego dar una respuesta. Sin embargo, al convertirse en una experiencia
aprendida, el proceso de cognición es mínimo porque ya existe una conducta grabada
(Cadena, 2012).
Es así que una vez que el proceso conductual es realizado, la persona se habrá
adaptado a su medio externo e interno y habrá logrado controlar de cierta manera la
situación inicial, logrando su adaptación, supervivencia y equilibrio para sí mismo y su
entorno (Cadena, 2012).
El afrontamiento, también, es considerado un factor estabilizador que puede
ayudar a las personas a mantener una adaptación psicosocial durante periodos de altos
niveles de estrés, intentando manejar la situación que genera la emoción desagradable y
las emociones en sí mismas. Además, el afrontamiento se relaciona con las dimensiones
de evaluación cognitiva de la situación y juega un rol importante como componente
mediador entre las circunstancias estresantes y la salud (Solano, 2012). El afrontamiento
actúa como regulador de la perturbación emocional. Es decir, si es efectivo, no se
presentará ningún malestar pero si no es efectivo, podría afectarse la salud de manera
negativa aumentando el riesgo de mortalidad y morbilidad (Cassaretto, Chau, Oblitas &
Valdez, 2003).
Lázarus y Folkman (Reynoso y Seligson, 2002), plantean dos tipos de estilos de
afrontamiento:
1. El Estilo de Afrontamiento centrado en el Problema: que tiene
como función manejar la fuente de estrés y predomina cuando la persona
47
considera que puede hacerse algo eficaz. Se suele utilizar cuando se percibe
que el estímulo puede ser cambiado (Solano, 2012). Está más relacionado
con el aspecto cognitivo pues la persona empieza a crear pensamientos
racionales entorno a la situación, logrando establecer alternativas de solución
frente al problema (Cadena, 2012).
2. El Estilo de Afrontamiento centrado en la Emoción: que se trata de
regular únicamente las emociones estresantes asociadas a la situación y
predomina cuando la persona considera que el estresor es perdurable y no
puede ser modificado. El afrontamiento se manejará entorno a la persona
misma y en las emociones que le generen dicha situación pues todo el malestar
emocional recae sobre la persona (Cadena, 2012).
48
Estos conceptos demuestran que ningún estilo es mejor o peor que otro, por el
contrario, la calidad o eficacia de un estilo está determinada por sus efectos en una
situación particular y a largo plazo. Aun así, las personas que usan la negación como una
forma de afrontamiento experimentarán un mayor alivio emocional en la primera
situación amenazante, pero mostrará constantemente vulnerabilidad en todas las
situaciones que se le presenten. Por otro lado, la gente que se enfrenta a la amenaza de
forma vigilante, puede sufrir en un principio más trastornos pero en las siguientes
ocasiones experimentarán menor perturbación (Reynoso y Seligson, 2002).
Los estudios que se han llevado a cabo sobre afrontamiento, han permitido
conceptualizar estilos y estrategias de afrontamiento. Ambos conceptos se relacionan
pero no son iguales. Solís y Vidal (2006) identifican los estilos de afrontamiento como
aquellas predisposiciones personales que permiten hacer frente a diversas situaciones y
son los que determinan el uso de ciertas estrategias de afrontamiento, su estabilidad
temporal y situacional. Muchas veces, suelen ser comparados con rasgos de personalidad,
autoestima, creencias y características sociales (Solano, 2012). Mientras que, las
estrategias de afrontamiento son los procesos concretos que se utilizan en cada contexto
y puede ser altamente cambiantes dependiendo de las condiciones desencadenantes. Las
estrategias están determinadas por los estilos de cada individuo, por lo tanto son
dinámicas (Andrade, 2014).
49
Finalmente, Mayordomo (2013), plantea que existen variables psicológicas que
se han comprobado influyen positivamente en el afrontamiento:
a. Personalidad resistente (hardiness): se ha demostrado que el
compromiso, el control y el reto son elementos que actúan como escudos
protectores ante los retos de la vida. El compromiso denota creer en la importancia
y valor de uno mismo, el control es la tendencia a pensar y actuar con la
convicción de que uno puede influir en sus acontecimientos y el reto implica
asumir el cambio como parte inherente a la existencia humana.
b. Sentido de coherencia: es la disposición relativamente estable para
percibir la realidad como comprensible y manejable. Es una disposición general
de la persona ante la vida que dependiendo de las situaciones estresantes, optará
por una estrategia de afrontamiento cuyas posibilidades de éxito son elevadas.
c. Expectativa de autoeficacia: se refiere a las creencias que una
persona tiene acerca de su capacidad para llevar a cabo con éxito una determinada
conducta con el fin de conseguir adaptarse a la situación que se encuentre.
d. Optimismo: se refiere a la tendencia de la persona a esperar
resultados positivos y es el elemento clave para determinar el éxito o fracaso en
el afrontamiento ante una situación estresante.
e. Escala de valores: los valores son metas deseables que sirven como
guía para que la persona realice conductas y dirija su vida. Todos tenemos un
sistema de valores y preferencias sobre lo que nos parece que merece la pena
seguir en la vida, sobre lo que está bien o mal. Todos hacemos juicios de valor
sobre la realidad. Nuestros valores está ordenados jerárquicamente de manera
idiosincrática y aunque varían a lo largo de la vida, tendemos a mantenerlos como
referente en situaciones muy diversas.
f. Apoyo social: es un constructo multidimensional formado de
manera estructura y funcional. Es estructural porque se refiere a la red social
disponible, los lazos directos e indirectos que una persona tiene con un grupo de
individuos por parentesco y amistad. En relación a la función que cumple, puede
brindar apoyo emocional, que incluye muestras de amor, simpatía, confianza y
reafirmación; o apoyo informativo, que incluye recibir información, consejos,
opiniones, etcétera. Es así que el entorno social brinda recursos que pueden ser
muy útiles para afrontar las transiciones de la vida y ayudar en el logro del
bienestar psicológico moderando el estrés
50
2.2.9 Afrontamiento, edad y género
La teoría de Erikson sobre las etapas del curso de la vida implica que existen
cambios de afrontamiento en varios periodos de la vida. Sin embargo, esta explicación
está realizada en términos de lo que son los conflictos básicos en cada período y no se
relaciona fácilmente con los conceptos de afrontamiento centrado en el problema o en la
emoción (Mayordomo, 2013). Varios autores como Gutmann (1974) o Pfeiffer (1977)
han determinado que a medida que las personas envejecen se vuelven más pasivas en la
aplicación de estrategias de afrontamiento, por eso, pasan de un estilo de afrontamiento
centrado en el problema a uno centrado en la emoción (Mayordomo, 2013). Además, se
puede observar que las personas más jóvenes, cuyo desarrollo se produce en contextos
que son generalmente cambiantes, el patrón de afrontamiento es más activo y se
caracteriza por realizar conductas más centradas en afrontar el problema. Caso contrario,
en las personas mayores, bajo contextos menos cambiantes, sus patrones de
afrontamiento están más centrados en las emociones (Mayordomo, 2013). Se ha
demostrado también que la mayor parte de cambio relacionado con la edad ocurre en el
afrontamiento interno que tiene que ver con conductas que buscan resolver el problema
directamente (Cassaretto, Chau, Oblitas & Valdez, 2003).
Por otro lado, se encontró que los adultos mayores con una edad de 55 o más años,
utilizan con mayor frecuencia estrategias de búsqueda de compañía, reinterpretación
51
positiva, acudir a la religión y el afrontamiento activo (Cardona, Villamil, Henao &
Quintero, 2011). Asimismo, muestran una mayor capacidad de aceptación como
estrategia de afrontamiento (Galarza, Martínez, Posada & Casatañeiras, 2009).
Es importante considerar que factores como la evaluación de la amenaza o la
naturaleza del estresor son determinantes para estudiar las diferencias de género. La
manera de afrontamiento no es la misma entre hombres y mujeres, incluso en las distintas
etapas en las que se encuentre del ciclo vital (Mayordomo, 2013).
Es común que entre hombres y mujeres, existan diferencias en el estilo de
afrontamiento. Así, el comportamiento masculino generalmente, se caracteriza por
enfrentar directamente el problema y negar el problema; mientras que el comportamiento
femenino, presenta una respuesta más emocional ante los problemas y se espera que
dediquen más tiempo a discutir los problemas con amigos o familiares. De esta manera,
el rol femenino se define por la capacidad de experimentar, expresar y comunicar
emociones a los demás, así como de empatizar con los sentimientos de los demás,
mientras que el rol masculino es definido por la capacidad de reprimir y controlar sus
propias emociones a través del uso de una evitación más cognitiva que conductual. Tal y
como han planteado varios autores, los hombres usan estrategias más instrumentales y
activas, centradas en el problema; sin embargo, las mujeres utilizan en mayor medida el
afrontamiento centrado en la emoción para adaptar sus conductas usando con mayor
frecuencia estrategias que impliquen expresarse verbalmente, buscar apoyo emocional y
el autodiálogo positivo (Mayordomo, 2013).Diversos autores refieren que el soporte
social puede disminuir el efecto de ciertas experiencias estresantes ya que la percepción
o creencia de que existen otras personas disponibles para recibir apoyo es favorable. Es
así que el soporte social sirve como un amortiguador de dichas experiencias estresantes
o negativas (Cassaretto, Chau, Oblitas & Valdez, 2003)
Cassaretto et al. (2003), realizaron una investigación con el fin de analizar la
relación entre estrés, problemas más frecuentes y estilos de afrontamiento en una muestra
de 123 estudiantes de una universidad privada de Lima con edades entre 19 y 25 años.
Los resultados indicaron que la muestra utiliza con mayor frecuencia las estrategias de
reinterpretación positiva, búsqueda de soporte social por motivos emocionales y
planificación. Mientras que las estrategias menos usadas son la negación,
desentendimiento conductual y acudir a la religión. Asimismo, se encontró que utilizan
las estrategias más saludables y adaptativas ya que tienden a ser más activas, mientras
que las menos usadas son más pasivas. Se encontró que las mujeres son las que más
52
utilizan el estilo centrado en la emoción y recurren con mayor frecuencia a la estrategia
de acudir a la religión.
Si bien es cierto se ha demostrado que las mujeres presentan más atención a sus
emociones, también existe mayor empatía hacia los demás lo cual es beneficioso para la
búsqueda de apoyo social (García, 2015). Las mujeres buscan más apoyo social y tienden
a focalizarse en las relaciones más que los varones. Es decir, las mujeres aceptan más la
comprensión y el apoyo, expresan sus sentimientos y comunican a otros lo que les sucede.
Además, utilizan más estrategias relacionadas con esperar que ocurra lo mejor y hacerse
ilusiones (Scafatelli y García, 2010). En cambio, los hombres se caracterizan por ser más
capaces de regular sus estados emocionales ante situaciones estresantes por lo que
utilizan con mayor frecuencia el estilo centrado en el problema (Jiménez-Torres,
Martínez, Miró y Sánchez, 2012). Una explicación a estas diferencias podría relacionarse
con la adquisición de los roles de género en el proceso de socialización. Es así que en el
hombre se promueven habilidades de aserción negativa, la iniciativa en las relaciones con
el género opuesto y el comportamiento competitivo y agresivo. Sin embargo, a las
mujeres se les enseña que las necesidades de los demás son más importantes y que es
mejor inhibir sus deseos por cortesía a los demás, lo cual produce un control inhibitorio
más elevado de la respuesta emocional y de la agresividad (García, 2015).
Resultados similares encontraron Cabanach, Farina, González y Ferradás (2013),
quienes realizaron una investigación con 2102 estudiantes de una universidad en España
con el fin de conocer si existen diferencias significativas entre ambos sexos en el uso de
estrategias de afrontamiento. Los resultados indican que sí existen diferencias. Son las
mujeres quienes recurren en mayor medida que los varones a la búsqueda de apoyo como
mecanismo de afrontamiento ante situaciones estresantes. Asimismo, los hombres
recurren preferentemente a la reevaluación positiva y a la planificación como estrategias
para reducir el estrés. Tienden a adoptar un pensamiento positivo y planificar o gestionar
los recursos para afrontar las situaciones estresantes. Los autores intentan brindar
posibles explicaciones a estos resultados considerando que las diferencias entre género
pueden darse debido a las variables de personalidad vinculadas al afrontamiento. Así, los
individuos con alto optimismo tienden a recurrir a determinadas maneras de
afrontamiento activo como la reevaluación positiva o la solución de problemas. Otra
explicación posible es la preferencia por ciertas formas de enfrentarse a los problemas.
Las mujeres son más proclives a rumiar los problemas, a diferencia de los hombres,
quienes tenderían más a adoptar algún tipo de acción frente a las dificultades en lugar de
53
preocuparse por ellas. Por último, otra explicación tendría que ver con la educación
desigual para hombres y mujeres, donde a los hombres se les fomenta la independencia
mientras que a las mujeres se les fomenta la búsqueda de apoyo social como principal
mecanismo de respuesta ante situaciones difíciles (Cabanach, Farina, González y
Ferradás, 2013).
54
CAPÍTULO III: OBJETIVOS, HIPÓTESIS Y DEFINICIÓN DE
VARIABLES
3.2 Hipótesis
55
H4: Existen diferencias estadísticas significativas en los estilos de
afrontamiento en las personas que padecen de psoriasis según la edad temprana o
intermedia.
56
Afrontamiento activo: es una respuesta orientada a controlar activamente el
problema
Planificación: implica la elaboración mental de estrategias para controlar el
evento que provoca estrés.
Supresión de actividades competentes: consiste en dejar de lado actividades
que interfieren con el afrontamiento del problema
Postergación del afrontamiento: implica que el sujeto espera la aparición del
momento más apropiado para afrontar el problema.
Búsqueda de apoyo social por razones instrumentales: implica acudir donde
otras personas en búsqueda de consejo.
Búsqueda de apoyo social por razones emocionales: significa acudir a otras
personas para expresar sus problemas emocionales y tener apoyo moral.
Reinterpretación positiva: significa enfocar la situación que provoca el estrés
como una experiencia de aprendizaje.
Aceptación: significa reconocer que el estresor no podrá ser modificado.
Negación: consiste en actuar ignorando el problema o rechazar su existencia.
Acudir a la religión: implica acudir a ella como una guía para reinterpretar el
problema o como una táctica de afrontamiento.
Enfocar y liberar emociones: es la tendencia a centralizar toda la cólera que
está experimentado el individuo para luego ventilarla.
Desentendimiento conductual: significa reducir los esfuerzos contra el
estresor abandonando los objetivos con los cuales la situación estrenaste está
interfiriendo.
Desentendimiento mental: implica ejecutar actividades con el propósito de
distraer el pensamiento y olvidarse del problema.
57
3.4. Definición operacional de variables
58
CAPÍTULO IV: MÉTODO
4.2 Participantes
59
necesaria con este tamaño del efecto (GPower 3.1, Faul, Erdfelder, Lang, & Buchner,
2009) es aproximadamente N = 80 para el desarrollo del estudio descriptivo. Por lo tanto,
nuestra propuesta de tamaño de muestra 80 será suficiente para el objetivo principal de
este estudio y también debe permitir una deserción esperada y cumplir con los objetivos
del estudio. Es una muestra no probabilística de tipo intencional. Muestreo subjetivo por
decisión razonada. Se eligen en función de sus características de manera racional y no
causal (Quezada, 2010).
Se hará uso de una ficha de datos personales de los participantes como edad,
género, tipo de psoriasis y edad de diagnóstico de la enfermedad.
60
Materiales: cuestionario de 52 ítems, hoja de respuesta y plantilla de corrección
Marco teórico: Esta prueba surge del planteamiento teórico que considera que el
afrontamiento individual es una preferencia estable más que una adaptación específica,
de manera que, tanto los ítems como las estrategias están basados teóricamente en el
modelo de estrés de Lázarus y el modelo de autorregulación conductual de Carver y
Scheier en 1989.
Tabla 4.1
Estilos del Cuestionario de Estilos de Afrontamiento (COPE)
Estilos Subescalas Ítems
Estilo de Afrontamiento activo 1,14,27,40
Afrontamiento Planificación 2,15,28,41
centrado en el Supresión de actividades competentes 3,16,29,42
problema Postergación del afrontamiento 4,17,30,43
Búsqueda de apoyo social por razones instrumentales 5,18,31,44
Estilo de Búsqueda de apoyo social por razones emocionales 32,19,6,45
Afrontamiento Reinterpretación positiva y crecimiento 7,20,33,46
centrado en la Aceptación 8,21,34,47
emoción Negación 11,24,37,50
Acudir a la religión 9,22,35,48
Estilo de Enfocar y liberar emociones 10,23,36,49
afrontamiento Desentendimiento conductual 12,25,38,51
menos útiles Desentendimiento mental 13,26,39,52
61
c. Supresión de actividades competentes: consiste en dejar de
lado actividades que interfieren con el afrontamiento del problema.
Los ítems que miden esta estrategia son: 3, 16, 29 y 42.
d. Postergación del afrontamiento: implica que el sujeto
espera la aparición del momento más apropiado para afrontar el
problema. Los ítems que miden esta estrategia son: 4, 17, 30 y 43.
e. Búsqueda de apoyo social por razones instrumentales:
implica acudir donde otras personas en búsqueda de consejo. Los
ítems que miden esta estrategia son: 5, 18, 31 y 44.
62
b. Desentendimiento conductual: significa reducir los
esfuerzos contra el estresor abandonando los objetivos con los
cuales la situación estrenaste está interfiriendo. Los ítems que
miden esta estrategia son: 12, 25, 38 y 51.
c. Desentendimiento mental: implica ejecutar actividades con
el propósito de distraer el pensamiento y olvidarse del problema.
Los ítems que miden esta estrategia son: 13, 26, 39 y 52.
63
factorial exploratorio lo cual permitió obtener los factores principales a través de la
rotación oblicua, por ser necesario establecer las correlaciones entre factores. Dicho
análisis determinó la existencia de 12 factores con eigenvalues mayores a 1,0 de los
cuales 11 fueron fácilmente interpretables y los ítems que componían el factor restante
no llegaron a una carga factorial superior a 0,30 por lo que no se incluyó en el resultado
final. En relación a la estructura factorial, la composición de los 11 factores estuvieron
en completo acuerdo con la asignación de ítems de escala que los autores habían realizada
previamente.
Tabla 4.2
Análisis de confiabilidad de los estilos del cuestionario de estilos de afrontamiento
(COPE)
Alfa de
Estilos Subescalas
Cronbach
Estilo de Afrontamiento activo 0,62
Afrontamiento Planificación 0,80
centrado en el Supresión de actividades competentes 0,68
problema Postergación del afrontamiento 0,72
Búsqueda de apoyo social por razones instrumentales 0,75
Estilo de Búsqueda de apoyo social por razones emocionales 0,85
Afrontamiento Reinterpretación positiva y crecimiento 0,68
centrado en la Aceptación 0,65
emoción Negación 0,71
Acudir a la religión 0,92
Estilo de Enfocar y liberar emociones 0,77
afrontamiento Desentendimiento conductual 0,63
menos útiles Desentendimiento mental 0,45
64
Esta versión fue aplicada a 82 estudiantes de ambos sexos pertenecientes a 2
universidades de Lima, una estatal y otra privada. La información fue sometida a un
análisis estadístico para corroborar la validez ítem-test del instrumento. A través de este
análisis se determinó que los ítems construidos teóricamente para formar parte de un
estilo particular correlacionaron en forma significativa con sus respectivos estilos con
índices superiores a 0,32, indicando que tales ítems son válidos para medir el constructo
que cada escala pretendía medir. Luego, Cassuso (1996) realizó una nueva validación y
adaptación de la prueba aplicándola a 817 estudiantes universitarios de ambos sexos.
Se calculó el Coeficiente de Alfa de Cronbach para cada escala, encontrándose en varios
casos que los valores eran inferiores a los hallados por Carver, Scheier y Weintraub en
1989. Además, al realizarse un análisis factorial, se encontró que la estructura factorial
no coincidía con la obtenida originalmente por los autores de la prueba. Tales resultados
permitieron a Cassuso reorganizar los ítems de las estrategias presentadas por Carver et
al. (1989), apoyándose en los valores obtenidos por el Alfa de Cronbach dando origen a
un inventario COPE modificado el cual se denominó reorganizado tal y como se muestra
en la siguiente tabla (Choy, 2007).
Tabla 4.3
Análisis de confiabilidad de las estilos del cuestionario de estilos de afrontamiento
reorganizado
Alfa de
Estilos Subescalas
Cronbach
Estilo de Afrontamiento activo 0,70
Afrontamiento Planificación 0,79
centrado en el Supresión de actividades competentes 0,80
problema Postergación del afrontamiento 0,90
Búsqueda de apoyo social por razones instrumentales 0,70
Estilo de Búsqueda de apoyo social por razones emocionales 0,70
Afrontamiento Reinterpretación positiva y crecimiento 0,85
centrado en la Aceptación 0,67
emoción Acudir a la religión 0,72
Enfocar y liberar emociones 0,70
Estilo de
Negación 0,70
afrontamiento
Desentendimiento conductual 0,72
menos útiles
Desentendimiento mental 0,45
65
dando así origen a un Inventario Reorganizado, el cual mostró índices de consistencia
interna iguales o mayores a 0.76.
66
confiabilidad. Debido a que algunos ítems presentaron valores bajos de correlación, se
realizó un segundo análisis psicométrico excluyéndolos. Luego de eliminar los ítems que
afectaban la validez y confiabilidad, los nuevos valores de correlación ítem-test fueron
incrementados. De esta manera, resultó la versión final de la Escala de Afrontamiento
Multidimensional (COPE), adaptada para adultos que padecen de psoriasis en Lima
Metropolitana.
Segundo, para conocer la manera en que los datos estaban distribuidos; es decir,
si contaban o no con una distribución normal se realizó la prueba de bondad de ajuste de
Kolmogorov- Smirnov (K-S) en cada uno de los estilos del cuestionario de Afrontamiento
Multidimensional (COPE). Los resultados reflejaron que las 13 estrategias presentan
puntuaciones diferentes a una distribución normal. Del mismo modo, se realizó la prueba
de Kolmogorov- Smirnov para cada estilo de afrontamiento y se halló que los datos se
distribuyen normalmente.
67
CAPÍTULO V: RESULTADOS
68
Tabla 5.1
Análisis Psicométrico de Escala de Afrontamiento Multidimensional agrupando los ítems
según estrategias de afrontamiento.
Estrategias de
Ítems r α-i α
Afrontamiento
1. Hago actividades adicionales para quitarme de encima
.413 .664
el problema
14. Concentro mis esfuerzo en hacer algo respecto al
Afrontamiento activo .365 .690 .690
problema
27. Hago paso a paso lo que debe hacerse .602 .536
40. Realizo acciones dirigidas a enfrentar el problema .524 .594
2. Trato de idear una estrategia sobre lo que debo hacer .559 .649
15. Hago un plan de acción .594 .625
Planificación .731
28. Pienso bastante sobre los pasos que debo seguir .488 .689
41. Pienso en cómo podría manejar mejor el problema .450 .709
3. Dejo de lado otras actividades para poder concentrarme
.335 .601
en el problema
16. Me concentro en tratar este problema y, si es necesario,
Supresión de .568 .423
dejo de lado otras cosas
actividades .623
29. No me dejo distraer por otros pensamientos o
competentes .386 .564
actividades
42. Trato de evitar que otras cosas interfieran con mis
.335 .603
esfuerzo para enfrentar la situación
4. Me fuerzo a mí mismo(a) a esperar el momento
.288 .412
apropiado para hacer algo
Postergación del 17. No hago nada hasta que la situación lo permita .036 .613
.487
afrontamiento 30. Me aseguro de no empeorar las cosas por actuar
.523 .146
demasiado rápido
43. Me controlo para no hacer las cosas apresuradamente .326 .376
5. Le pregunto a personas que han tenido experiencias
.680 .799
similares, qué hicieron
Búsqueda de apoyo 18. Trato de conseguir el consejo de alguien sobre qué
.659 .807
social por razones hacer .842
instrumentales 31. Hablo con alguien que pueda saber más de la situación .634 .818
44. Hablo con alguien que pueda hacer algo concreto sobre
.736 .774
el problema
6. Hablo de mis sentimientos con alguien .801 .708
Búsqueda de apoyo
19. Trato de conseguir apoyo de amigos o parientes .728 .743
social por razones .826
32. Converso con alguien sobre lo que me está sucediendo .631 .789
emocionales
45. Busco la simpatía y la comprensión de alguien .462 .857
7. Busco el lado bueno en lo que está sucediendo .561 .793
20. Intento ver el problema desde un punto de vista
.735 .706
Reinterpretación diferente, para hacerlo parecer más positivo
.810
positiva 33. Aprendo algo de la experiencia .640 .756
46. Trato que mi experiencia me haga, o me lleve a
.585 .782
madurar
r: Coeficientes Ítem-Escala
α – i: Coeficientes α de Cronbach si se elimina el elemento
α : Alfa de Cronbach de cada Estrategia de Afrontamiento
69
Estrategias de
Ítems r α-i α
Afrontamiento
8. Aprendo a vivir con el problema .533 .801
21. Acepto que el hecho ha ocurrido y que no puede ser
.615 .763
Aceptación cambiado .806
34. Me acostumbro a la idea de que el hecho sucedió .748 .697
47. Acepto la realidad de lo sucedido .618 .762
11. Me rehúso a creer que eso ha sucedido .441 .619
24. Me hago la idea de que nada ha ocurrido .592 .505
Negación .675
37. Actúo como si no hubiese ocurrido .521 .578
50. Me digo a mi mismo (a) “esto no es real” .309 .703
9. Busco la ayuda de Dios .796 .798
22. Pongo mi confianza en Dios .750 .821
Acudir a la religión .868
35. Intento encontrar consuelo en mi religión .684 .848
48. Rezo más que de costumbre .659 .854
10. Me molesto y doy rienda suelta a mis emociones .670 .618
23. Dejo salir mis sentimientos .374 .779
Enfocar y liberar
36. Siento que me altero mucho y expreso demasiado todo .749
emociones .654 .626
lo que siento
49. Me molesto y soy consciente de ello .496 .717
12. Dejo de realizar intentos para conseguir lo que quiero .533 .727
25. Dejo de intentar alcanzar mi meta .427 .778
Desentendimiento 38. Admito que no puedo lidiar con el problema, y dejo de
.686 .644 .765
conductual intentar resolverlo
51. Reduzco la cantidad de esfuerzo que pongo en
.633 .672
solucionar un problema
13. Me dedico al trabajo o a otras actividades para no
.094 .306
pensar en la situación estresante
Desentendimiento 26. Me voy al cine o veo televisión para pensar menos en
.342 -.018 .298
mental eso
39. Sueño despierto (a) con cosas distintas al problema .268 .082
52. Duermo más de lo usual -.050 .472
r: Coeficientes Ítem-Escala
α – i: Coeficientes α de Cronbach si se elimina el elemento
α : Alfa de Cronbach de cada Estrategia de Afrontamiento
La tabla 5.2 tiene que ver con el segundo análisis discriminativo de ítems, luego de
eliminar los ítems que afectaban la validez y la confiabilidad en la Escala de
Afrontamiento Multidimensional (COPE). Los nuevos valores de correlación ítems- test
fueron incrementados luego de realizar este procedimiento, siendo el ítem 13
perteneciente a la escala de Desentendimiento mental el único que presentó una
correlación ítem-test menor a .30 (r =.246). Sin embargo, se decidió dejar que el ítem 13
permanezca en la escala, debido a que su participación dentro de esta es relevante, pues
si lo elimináramos la confiabilidad bajaría de un Alfa de Cronbach de .472 a uno de
.450.Otro factor que se tomó en cuenta para no eliminar el ítem 13, fue la poca longitud
de ítems que tiene cada escala, pues si eliminaríamos este ítem el número de ítems en la
escala de Desentendimiento mental se reduciría a dos (2).Se observa también que los
valores de los coeficientes Alfa de Cronbach son superiores a .60 en la mayoría de las
estrategias del cuestionario, solo la estrategia de desentendimiento mental es la que
obtuvo un valor alfa inferior este valor. Sin embargo, al sumarse esta escala con las demás
70
estrategias que pertenecen al estilo de afrontamientos menos útiles, se logra valor Alfa
de Cronbach de .738, ver tabla 5.2.
Tabla 5.2
Análisis Psicométrico de Escala de Afrontamiento Multidimensional luego de eliminar
ítems
Estrategias de
ítems r α-i α
Afrontamiento
1. Hago actividades adicionales para quitarme de encima
.413 .664
el problema
14. Concentro mis esfuerzo en hacer algo respecto al
Afrontamiento activo .365 .690 .690
problema
27. Hago paso a paso lo que debe hacerse .602 .536
40. Realizo acciones dirigidas a enfrentar el problema .524 .594
2. Trato de idear una estrategia sobre lo que debo hacer .559 .649
15. Hago un plan de acción .594 .625
Planificación .731
28. Pienso bastante sobre los pasos que debo seguir .488 .689
41. Pienso en cómo podría manejar mejor el problema .450 .709
3. Dejo de lado otras actividades para poder concentrarme
.335 .601
en el problema
16. Me concentro en tratar este problema y, si es necesario,
Supresión de .568 .423
dejo de lado otras cosas
actividades .623
29. No me dejo distraer por otros pensamientos o
competentes .386 .564
actividades
42. Trato de evitar que otras cosas interfieran con mis
.335 .603
esfuerzo para enfrentar la situación
4. Me fuerzo a mí mismo(a) a esperar el momento
.330 .638
apropiado para hacer algo
Postergación del
30. Me aseguro de no empeorar las cosas por actuar .613
afrontamiento .467 .443
demasiado rápido
43. Me controlo para no hacer las cosas apresuradamente .475 .438
5. Le pregunto a personas que han tenido experiencias
.680 .799
similares, qué hicieron
Búsqueda de apoyo 18. Trato de conseguir el consejo de alguien sobre qué
.659 .807
social por razones hacer .842
instrumentales 31. Hablo con alguien que pueda saber más de la situación .634 .818
44. Hablo con alguien que pueda hacer algo concreto sobre
.736 .774
el problema
6. Hablo de mis sentimientos con alguien .801 .708
Búsqueda de apoyo
19. Trato de conseguir apoyo de amigos o parientes .728 .743
social por razones .826
32. Converso con alguien sobre lo que me está sucediendo .631 .789
emocionales
45. Busco la simpatía y la comprensión de alguien .462 .857
7. Busco el lado bueno en lo que está sucediendo .561 .793
20. Intento ver el problema desde un punto de vista
.735 .706
Reinterpretación diferente, para hacerlo parecer más positivo
.810
positiva 33. Aprendo algo de la experiencia .640 .756
46. Trato que mi experiencia me haga, o me lleve a
.585 .782
madurar
71
Estrategias de
ítems r α-i α
Afrontamiento
8. Aprendo a vivir con el problema .533 .801
21. Acepto que el hecho ha ocurrido y que no puede ser
.615 .763
Aceptación cambiado .806
34. Me acostumbro a la idea de que el hecho sucedió .748 .697
47. Acepto la realidad de lo sucedido .618 .762
11. Me rehúso a creer que eso ha sucedido .441 .619
24. Me hago la idea de que nada ha ocurrido .592 .505
Negación .675
37. Actúo como si no hubiese ocurrido .521 .578
50. Me digo a mi mismo (a) “esto no es real” .309 .703
9. Busco la ayuda de Dios .796 .798
22. Pongo mi confianza en Dios .750 .821
Acudir a la religión .868
35. Intento encontrar consuelo en mi religión .684 .848
48. Rezo más que de costumbre .659 .854
10. Me molesto y doy rienda suelta a mis emociones .670 .618
23. Dejo salir mis sentimientos .374 .779
Enfocar y liberar
36. Siento que me altero mucho y expreso demasiado todo .749
emociones .654 .626
lo que siento
49. Me molesto y soy consciente de ello .496 .717
12. Dejo de realizar intentos para conseguir lo que quiero .533 .727
25. Dejo de intentar alcanzar mi meta .427 .778
Desentendimiento 38. Admito que no puedo lidiar con el problema, y dejo de
.686 .644 .765
conductual intentar resolverlo
51. Reduzco la cantidad de esfuerzo que pongo en
.633 .672
solucionar un problema
13. Me dedico al trabajo o a otras actividades para no
.246 .450
pensar en la situación estresante
Desentendimiento
26. Me voy al cine o veo televisión para pensar menos en .472
mental .309 .345
eso
39. Sueño despierto (a) con cosas distintas al problema .327 .310
72
Tabla 5.3
Análisis Psicométrico de la Escala de Afrontamiento Multidimensional según Estilos
de Afrontamiento
Estilos de
ítems r α-i α
afrontamiento
1. Hago actividades adicionales para quitarme de encima el
.530 .900
problema
14. Concentro mis esfuerzo en hacer algo respecto al
.468 .902
problema
27. Hago paso a paso lo que debe hacerse .693 .895
40. Realizo acciones dirigidas a enfrentar el problema .705 .895
2. Trato de idear una estrategia sobre lo que debo hacer .511 .901
15. Hago un plan de acción .546 .900
28. Pienso bastante sobre los pasos que debo seguir .653 .897
41. Pienso en cómo podría manejar mejor el problema .550 .900
3. Dejo de lado otras actividades para poder concentrarme en
.453 .902
el problema
16. Me concentro en tratar este problema y, si es necesario,
.650 .897
Centrado en el dejo de lado otras cosas
.904
problema 29. No me dejo distraer por otros pensamientos o actividades .477 .902
42. Trato de evitar que otras cosas interfieran con mis
.473 .902
esfuerzo para enfrentar la situación
4. Me fuerzo a mí mismo(a) a esperar el momento apropiado
.316 .905
para hacer algo
30. Me aseguro de no empeorar las cosas por actuar
.552 .900
demasiado rápido
43. Me controlo para no hacer las cosas apresuradamente .388 .904
5. Le pregunto a personas que han tenido experiencias
.518 .901
similares, qué hicieron
18. Trato de conseguir el consejo de alguien sobre qué hacer .625 .897
31. Hablo con alguien que pueda saber más de la situación .675 .896
44. Hablo con alguien que pueda hacer algo concreto sobre
.609 .898
el problema
r: Coeficientes Ítem-Escala
α – i: Coeficientes α de Cronbach si se elimina el elemento
α : Alfa de Cronbach en cada Estilo de Afrontamiento
73
Estilos de ítems
r α-i α
afrontamiento
6. Hablo de mis sentimientos con alguien .619 .852
19. Trato de conseguir apoyo de amigos o parientes .518 .856
32. Converso con alguien sobre lo que me está sucediendo .578 .854
45. Busco la simpatía y la comprensión de alguien .515 .856
7. Busco el lado bueno en lo que está sucediendo .553 .855
20. Intento ver el problema desde un punto de vista
.604 .853
diferente, para hacerlo parecer más positivo
33. Aprendo algo de la experiencia .575 .854
46. Trato que mi experiencia me haga, o me lleve a madurar .512 .857
8. Aprendo a vivir con el problema .459 .858
Centrado en la 21. Acepto que el hecho ha ocurrido y que no puede ser
.428 .859 .864
emoción cambiado
34. Me acostumbro a la idea de que el hecho sucedió .570 .855
47. Acepto la realidad de lo sucedido .404 .860
11. Me rehúso a creer que eso ha sucedido .183 .868
24. Me hago la idea de que nada ha ocurrido .349 .863
37. Actúo como si no hubiese ocurrido .284 .864
50. Me digo a mi mismo (a) “esto no es real” .280 .865
9. Busco la ayuda de Dios .400 .861
22. Pongo mi confianza en Dios .465 .858
35. Intento encontrar consuelo en mi religión .495 .857
48. Rezo más que de costumbre .384 .861
10. Me molesto y doy rienda suelta a mis emociones .371 .721
23. Dejo salir mis sentimientos .277 .734
36. Siento que me altero mucho y expreso demasiado todo lo
.509 .700
que siento
Otros Estilos de 49. Me molesto y soy consciente de ello .496 .702
Afrontamiento 12. Dejo de realizar intentos para conseguir lo que quiero .367 .721
(Enfocar y Liberar 25. Dejo de intentar alcanzar mi meta .428 .714
Emociones, 38. Admito que no puedo lidiar con el problema, y dejo de
.432 .713 .738
Desentendimiento intentar resolverlo
conductual, 51. Reduzco la cantidad de esfuerzo que pongo en solucionar
Desentendimiento un problema .507 .700
mental) 13. Me dedico al trabajo o a otras actividades para no pensar
.165 .745
en la situación estresante
26. Me voy al cine o veo televisión para pensar menos en
.330 .726
eso
39. Sueño despierto (a) con cosas distintas al problema .331 .726
r: Coeficientes Ítem-Escala
α – i: Coeficientes α de Cronbach si se elimina el elemento
α : Alfa de Cronbach en cada Estilo de Afrontamiento
74
De esta forma, la versión final de la Escala de Afrontamiento Multidimensional
(COPE), Adaptada para adultos que padecen de psoriasis en Lima Metropolitana, queda
estructurada tal como se muestra en la tabla 5.4, ver también Anexo 4.
Tabla 5.4
Versión Final de la Escala de Afrontamiento Multidimensional adaptada para adultos
que padecen de psoriasis en Lima Metropolitana
Estilos de Afrontamiento Estrategias ítems
Afrontamiento activo 1, 14, 26 y 39.
Planificación 2, 15, 27 y 40.
Modos de afrontamiento centrados Supresión de actividades competentes 3, 16, 28 y 41.
en el problema Postergación del afrontamiento 4, 29 y 42.
Búsqueda de apoyo social por razones
5, 17, 30 y 43.
instrumentales
Búsqueda de apoyo social por razones
6, 18, 31 y 44.
emocionales
Modos de afrontamiento centrado Reinterpretación positiva 7, 19, 32 y 45.
en la emoción Aceptación 8, 20, 33 y 46.
Negación 11, 23, 36 y 49.
Acudir a la religión 9, 21, 34 y 47.
Enfocar y liberar emociones 10, 22, 35 y 48.
Otros Estilos de Afrontamiento Desentendimiento conductual 12, 24, 37 y 50.
Desentendimiento mental 13, 25 y 38.
75
Tabla 5.5
Prueba de Bondad de Ajuste, Medidas de tendencia central y de dispersión en las
estratégicas de afrontamiento
Estrategias de Desviación
Media Moda Mínimo Máximo
Afrontamiento estándar
Afrontamiento Activo 2.59 2.50 0.70 1.00 4.00
Planificación 2.62 2.75 0.69 1.25 4.00
Supresión de actividades
2.27 2.50 0.68 1.00 4.00
competentes
Postergación del
2.55 3.00 0.67 1.00 4.00
afrontamiento
Búsqueda de apoyo social por
2.61 2.75 0.90 1.00 4.00
razones instrumentales
Búsqueda de apoyo social por
2.63 1.75 0.88 1.00 4.00
razones emocionales
Reinterpretación positiva 2.83 2.75 0.75 1.00 4.00
Aceptación 2.85 3.00 0.74 1.00 4.00
Negación 2.07 2.25 0.72 1.00 3.75
Acudir a la religión 2.49 2.75 0.91 1.00 4.00
Enfocar y liberar emociones 2.48 1.75 0.82 1.00 4.00
Desentendimiento conductual 1.86 1.00 0.75 1.00 3.50
Desentendimiento mental 2.53 2.33 0.69 1.00 4.00
n = 80
K-S: Prueba de Kolmogorov Smirnov
p: valor de probabilidad
Por otro lado, “otros estilos de afrontamiento” es el estilo que los evaluados
utilizan con menos frecuencia y el que presenta el menor puntaje máximo (media = 2.27,
puntaje máximo = 3.73).
76
Tabla 5.6
Prueba de Bondad de Ajuste y análisis descriptivos en los estilos de
Afrontamiento
K-S
Estilos de Desviación
Media Moda Mínimo Máximo Estadístico
Afrontamiento estándar
de prueba
afrontamiento
centrado en el 2.53 2.74 0.60 1.26 3.79 .062
problema
afrontamiento
centrado en la 2.57 2.85 0.54 1.35 3.85 .078
emoción
Otros Estilos de
2.27 2.09 0.54 1.27 3.73 .086
Afrontamiento
n = 80
K-S: Prueba de Kolmogorov Smirnov
p: valor de probabilidad
Por otro lado, los tres estilos de afrontamiento resultaron con puntajes dentro del
promedio, siendo el estilo de afrontamiento centrado en la emoción el estilo que presentó
el mayor promedio con 2.57, seguido del estilo de afrontamiento centrado en el problema
con 2.53 y Otros estilos de afrontamiento con 2.27.
77
1.00 2.00 3.00 4.00
Afrontamiento Activo 2.59
Planificación 2.62
Supresión de actividades competentes 2.27
Postergación del afrontamiento 2.55
Búsqueda de apoyo social por razones instrumentales 2.61
Búsqueda de apoyo social por razones emocionales 2.63
Reinterpretación positiva 2.83
Aceptación 2.85
Negación 2.07
Acudir a la religión 2.49
Enfocar y liberar emociones 2.48
Desentendimiento conductual 1.86
Desentendimiento mental 2.53
78
categorías. Al igual que los anteriores análisis, se trabajó con un nivel de significancia de
.05 para la interpretación de resultados de esta prueba. Asimismo, se consideró relevante
determinar el tamaño del efecto, representado en el estadístico r. Este valor tiene como
finalidad cuantificar la relevancia de las pruebas de significación obtenidas.
Tabla 5.7
Prueba U de Mann Whitney para la comparación de las Estrategias de afrontamiento,
según el género
Género n Rango promedio U p r
Afrontamiento Activo Hombre 47 40.56
Mujer 772.500 .976 .003
33 40.41
Planificación Hombre 47 42.36
Mujer 688.000 .387 .096
33 37.85
Supresión de Hombre 47 40.84
actividades Mujer 759.500 .875 .017
competentes 33 40.02
Postergación del Hombre 47 42.74
afrontamiento 670.000 .297 .116
Mujer 33 37.30
Búsqueda de apoyo Hombre 47 36.81
social por razones Mujer 602.000 .088 .190
instrumentales 33 45.76
Búsqueda de apoyo Hombre 47 35.66
social por razones Mujer 548.000 .025 .249
emocionales 33 47.39
Reinterpretación Hombre 47 37.52
positiva 635.500 .169 .153
Mujer 33 44.74
n = 80
p: valor de probabilidad
r: tamaño del efecto
79
Género n Rango promedio U p r
Aceptación Hombre 47 40.16
759.500 .875 .017
Mujer 33 40.98
Negación Hombre 47 43.66
627.000 .144 .163
Mujer 33 36.00
Acudir a la religión Hombre 47 33.60
451.000 .001 .355
Mujer 33 50.33
Enfocar y liberar Hombre 47 37.66
emociones 642.000 .190 .146
Mujer 33 44.55
Desentendimiento Hombre 47 41.53
conductual 727.000 .632 .053
Mujer 33 39.03
Desentendimiento Hombre
47 41.11 747.000
mental .778 .031
Mujer 33 39.64
n = 80
p: valor de probabilidad
r: tamaño del efecto
Tabla 5.8
Prueba U de Mann Whitney para la comparación en los estilos de afrontamiento, según
el género
Género n Rango promedio U p r
80
de edad intermedia (41 a 65 años). En la tabla 5.9 se presentan los valores obtenidos luego
de aplicar la prueba U de Mann Whitney en las estrategias del cuestionario de
Afrontamiento Multidimensional (COPE). Se encontraron diferencias significativas en
las estrategias de Afrontamiento Activo (p < .05), con un tamaño de efecto pequeño (r=
0.25), Planificación (p < .05), con un tamaño de efecto pequeño (r= 0.27), Postergación
del afrontamiento (p < .05), con un tamaño de efecto pequeño (r= 0.23), Negación (p <
.05), con un tamaño de efecto pequeño (r= 0.26), Acudir a la religión (p < .05), con un
tamaño de efecto pequeño (r= 0.23) y Desentendimiento mental (p < .05), con un tamaño
de efecto pequeño (r= 0.22). Son los adultos en edad intermedia quienes muestran mayor
preferencia por el uso de estas estrategias. Ver tabla 5.9.
Tabla 5.9
Prueba U de Mann Whitney para la comparación de las Estrategias de
Afrontamiento, entre adultos de edad temprana y edad intermedia
Rango
Rangos de Edad N U p r
promedio
22 a 40 años 25 31.88
Afrontamiento Activo 41 a 65 años 472.000 .024 .251
55 44.42
22 a 40 años 25 31.06
Planificación 451.500 .013
41 a 65 años 55 44.79 .276
Supresión de actividades 22 a 40 años 25 33.18
504.500 .056
competentes 41 a 65 años 55 43.83 .213
22 a 40 años 25 32.44
Postergación del afrontamiento 486.000 .034
41 a 65 años 55 44.16 .236
Búsqueda de apoyo social por 22 a 40 años 25 36.84
596.000 .340
razones instrumentales 41 a 65 años 55 42.16 .106
Búsqueda de apoyo social por 22 a 40 años 25 40.10
677.500 .917
razones emocionales 41 a 65 años 55 40.68 .011
22 a 40 años 25 35.20
Reinterpretación positiva 555.000 .166
41 a 65 años 55 42.91 .154
22 a 40 años 25 37.16
Aceptación 604.000 .383
41 a 65 años 55 42.02 .976
22 a 40 años 25 31.50
Negación 462.500 .019
41 a 65 años 55 44.59 .262
22 a 40 años 25 32.40
Acudir a la religión 485.000 .035
41 a 65 años 55 44.18 .235
22 a 40 años 25 38.88
Enfocar y liberar emociones 647.000 .673
41 a 65 años 55 41.24 .047
22 a 40 años 25 34.74
Desentendimiento conductual 543.500 .131
41 a 65 años 55 43.12 .168
22 a 40 años 25 32.98
Desentendimiento mental 499.500 .048
41 a 65 años 55 43.92 .220
n = 80
p: valor de probabilidad
r: tamaño del efecto
81
Por último, se realizaron las comparaciones correspondientes en los estilos de
afrontamiento, teniendo en cuenta el grupo etario al que pertenecen los evaluados. Los
resultados indican que existen diferencias significativas entre adultos de edad temprana
y adultos de edad intermedia en los estilos de afrontamiento centrado en el problema (p
< .05), con un tamaño de efecto pequeño (r= 0.27) y en otros estilos de afrontamiento (p
<.05), con un tamaño de efecto pequeño (0.23). En ambos casos, son los adultos con
edades entre 41 y 65 años, los que presentan mayor frecuencia de empleo en estos estilos
de afrontamiento, ver tabla 5.10.
Tabla 5.10
Prueba U de Mann Whitney para la comparación de los estilos de afrontamiento,
entre adultos de edad temprana y edad intermedia
Rango
Rangos de Edad N U p r
promedio
22 a 40 años 25 31.18
afrontamiento centrado en el 454.50
.015 .270
problema 41 a 65 años 55 44.74 0
afrontamiento centrado en la 22 a 40 años 25 33.54 513.50 .202
.071
emoción 41 a 65 años 55 43.66 0
22 a 40 años 25 32.36
Otros estilos de 484.00
.034 .236
Afrontamiento 41 a 65 años 55 44.20 0
n = 80
p: valor de probabilidad
r: tamaño del efecto
82
CAPÍTULO VI: DISCUSIÓN
Sobre la base de los resultados obtenidos y para una mejor organización de este
capítulo, se comenzará describiendo, en primer lugar, las características más resaltantes
de la muestra en relación a los estilos de afrontamiento de mayor uso en adultos con
psoriasis, respondiendo al objetivo general. Enseguida, se comentará lo hallado en
relación a las trece estrategias de afrontamiento, así como también los estilos y estrategias
de afrontamiento según el género y la etapa de desarrollo en la que se encuentra la
persona, respondiendo a los objetivos específicos planteados.
Cabe resaltar que, existe literatura científica internacional que brinda evidencias
de las características tanto de la enfermedad en sí como de la repercusión emocional y
psicológica en quien la padece. Sin embargo, en el Perú la investigación respecto a la
psoriasis aún es escasa. Por eso, los resultados obtenidos se contrastan con evidencias
nacionales respecto a temas relacionados con enfermedades crónicas y estilos de
afrontamiento. Asimismo, se refuerza la información con evidencias internacionales. Por
otro lado, es importante volver a mencionar que la muestra de la presente investigación
se obtuvo dentro de un evento médico, lo cual podría sesgar los resultados debido a que
podrían demostrar mayor consciencia de enfermedad y por lo tanto buscar mayores
recursos de afrontamiento.
Se cumplió con el objetivo de conocer los estilos de afrontamiento en adultos que
padecen de psoriasis en Lima Metropolitana. Los participantes mostraron mayor
preferencia hacia el estilo de afrontamiento centrado en la emoción, seguido del estilo de
afrontamiento centrado en el problema y el menos empleado es el estilo de afrontamiento
menos útil o evitativo tal como se muestra en la Figura 2.
La psoriasis es una enfermedad crónica dermatológica con manifestaciones
clínicas muy variadas y que debido a su sintomatología, genera cambios en el estilo de
vida de quien la padece (Díaz, Latorre y Álvarez-Linera, 2015). El estado de la piel
influye en las rutinas diarias y en la autoestima de la persona, modificando no solo hábitos
alimenticios sino también condiciones físicas y ambientales ya que deben evitar ciertos
alimentos, evitar ciertas prendas de vestir que expongan sus lesiones e incluso evitar
ambientes fríos o secos que afecten el estado de su piel. Es así que la representación que
estas personas tiene sobre la enfermedad puede generar un mayor deterioro de su estado
emocional ya que se ve obligada a travesar por un proceso de adaptación rápido donde
83
puede experimentar emociones negativas (Díaz, Latorre y Álvarez-Linera, 2015). Es así
que al momento de enfrentar un evento o situación estresante que no puede ser cambiada,
como lo es una enfermedad, la persona despliega preferentemente conductas que
permiten modificar tal estresor con el fin de controlar sentimientos desagradables que
surgen de éste como la angustia, tristeza o ansiedad. Asumiendo el modelo transaccional
de Lázarus y Folkman, se explicará el proceso por el cual pasan las personas con psoriasis
cuando están expuestas a una situación que sobrepasa sus recursos y pone en peligro su
bienestar como lo es la enfermedad. En primer lugar, inician con una valoración primaria
donde se emite una respuesta inicial y se evalúa la situación como pérdida por la presencia
de la psoriasis y los daños que esta genera. Enseguida realiza una valoración secundaria
con el fin de identificar acciones a realizar para enfrentar la situación difícil y sus
habilidades de afrontamiento. La interacción de ambas valoraciones determinará el grado
de estrés y calidad de la respuesta emocional. Al atravesar por una enfermedad crónica
que genera cambios en el estilo de vida se puede considerar lo planteado por Díaz, Latorre
y Álvarez-Linera (2015), respecto a que todo cambio en el estilo de vida afecta el estado
emocional y la persona experimenta más emociones negativas. De esta manera, la
persona con psoriasis muestra mayor preferencia a utilizar un estilo de afrontamiento
centrado en la emoción con el fin de regular las emociones negativas asociadas al estrés
que podría producir la enfermedad con el fin de mantener la esperanza y la moral en alto
a pesar de que el malestar físico continúe. Así, este proceso puede ser valorado con
efectividad por la persona y atravesar por una reevaluación de la misma situación como
benigna-positiva. Es así que las conductas de afrontamiento son guardadas en su
repertorio de conductas para ser utilizadas en situaciones similares futuras.
La ubicación de los estilos de afrontamiento de acuerdo a la preferencia que
demuestran los pacientes con psoriasis puede deberse a las características propias de la
muestra ya que son personas que han asistido a un evento de salud y podrían mostrar
mayor conciencia de enfermedad y adherencia al tratamiento. Asimismo, estos resultados
corroboran con varios de los hallazgos realizados en el Perú con diferentes tipos de
muestra. Es así que los mismos resultados fueron reportados por estudios nacionales de
los autores Solano (2012) obtenidos en pacientes con artritis reumatoide, Cassaretto y
Paredes (2006) obtenidos en pacientes con insuficiencia renal crónica y Soto (2010)
obtenidos en pacientes con cáncer de mama. En tal sentido, dichos hallazgos podrían
sugerir que a pesar de que cada enfermedad crónica se desarrolla de manera diferente, es
84
el estilo de afrontamiento centrado en la emoción el que podría predominar en nuestra
población independientemente de la enfermedad crónica que padezca la persona.
Debido a las dificultades que traen consigo la enfermedad y su adaptación a las
nuevas condiciones de vida, las personas con psoriasis podrían preferir un estilo de
afrontamiento centrado en la emoción ya que el afronte se manejará entorno a la persona
misma y en las emociones que le generen la situación estresante (Cadena, 2012). Además,
a pesar de que el uso de este estilo puede contribuir a un mayor malestar físico, ayudaría
a controlar la angustia y disfunción que podría generarse por percibir que poco puede
hacerse por eliminar los síntomas de la propia enfermedad (Cassaretto et al., 2008). Se
considera necesario desarrollar un tratamiento psicológico y dermatológico en conjunto
orientado a brindar herramientas al paciente que le permitan alcanzar mayor bienestar y
calidad de vida. Para ello, es importante tomar en cuenta la Teoría Cognitivo-Conductual
donde se establece que todo individuo es responsable de los procesos que le afectan y es
capaz de ejercer control sobre ellos. Es así que no son las situaciones mismas las que
general las emociones o conductas sino el modo en cómo se interpretan dichas situaciones
(Beck, 2000). Es decir, si se mantienen pensamientos positivos se logrará la calidad de
vida esperada, en cambio, si se mantienen pensamientos negativos, éstos afectarán la
calidad de vida de la persona (Hernández-Fernaud, Hernández y Ruiz, 2015).
Siguiendo con la organización planteada para este capítulo, se describirán las
estrategias de cada estilo de afrontamiento de mayor preferencia por los pacientes con
psoriasis tal y como se muestra en la Figura 1.
Las estrategias de afrontamiento de mayor uso de las personas que padecen de
psoriasis son: “aceptación, “reinterpretación positiva” y “búsqueda de apoyo social por
razones emocionales”. Estos resultados indicarían que las personas con psoriasis, ante
situaciones estresantes, consideran que el estresor difícilmente podrá ser modificado pero
intentan lidiar con él. Tienden a considerar las situaciones estresantes como una
experiencia de aprendizaje, intentando buscar el lado positivo con el fin de adaptarse y
sentirse mejor. Además, acuden a otras personas para expresar sus problemas
emocionales y tratar de conseguir consejos que le permitan mantener la moral y esperanza
en alto. Debido a los síntomas de la psoriasis, los cambios en el estilo de vida y las
posibles causas asociadas a la enfermedad, los pacientes de la muestra estudiada han
encontrado estas estrategias como un medio para regular la perturbación emocional que
ésta le pueda generar (Cassaretto, Chau, Oblitas & Valdez, 2003).
85
Para explicar el proceso cognitivo que se genera durante el afrontamiento, se
tendrá en cuenta el modelo transaccional de Lázarus y Folkman (Solís & Vidal, 2006).
De esta manera, cuando las personas de la muestra experimentan una situación que les
genera estrés como la enfermedad es interpretada de manera individual dependiendo de
su estilo de personalidad. Martin et al. (2010), encontraron que las personas con psoriasis
presentan un perfil de personalidad más dependiente hacia los deseos de los demás, son
menos dominantes y tratan de disminuir distancias con las personas de su alrededor por
temor a ser rechazados. Considerando estas características atraviesan por un proceso
cognitivo el cual inicia con una valoración primaria de pérdida debido al daño físico y
emocional que produce la enfermedad.
Enseguida, realizan una valoración secundaria donde identifican las acciones a
realizar junto con sus recursos tanto internos como externos y sus habilidades para
afrontar la fuente de estrés. Dentro de los recursos internos se pueden identificar que
existen ciertas variables psicológicas propuestas por Mayordomo (2013) que influyen en
el afrontamiento. Por un lado, existe el “sentido de coherencia” o disposición de la
persona para percibir la realidad como comprensible y manejable de la situación
estresante que le toca vivir. Por eso, es posible que la persona con psoriasis muestre
mayor preferencia por la estrategia de “aceptación” como afrontamiento al estrés. Así,
reconocen que el estresor no podrá ser modificado pero intentan lidiar con él. Del mismo
modo, se encontró el “optimismo” como variable que influye en el afrontamiento y se
entiende como la tendencia de la persona a esperar resultados positivos ante situaciones
estresantes. Es así, que la persona con psoriasis puede optar por manifestar mayor
preferencia hacia la estrategia de “reinterpretación positiva” como afrontamiento al
estrés; es decir, enfocan la situación que provoca el estrés como una experiencia de
aprendizaje. El “apoyo social” también se ha encontrado como variable que influye en el
afrontamiento de las personas de la muestra. Así, los lazos que se construyen cumplen la
función de brindar soporte y muestras de simpatía, confianza, reafirmación y consejería
útiles para afrontar las situaciones de la vida diaria. Por eso, las personas con psoriasis
pueden manifestar mayor preferencia hacia la estrategia de “búsqueda de apoyo social
por razones emocionales”; es decir, acuden a otras personas para expresar sus problemas
emocionales y obtener apoyo moral. Estos resultados concuerdan con lo encontrado por
Vinaccia et al. (2008) quienes consideran que la percepción de la disponibilidad de ayuda
del entorno contribuye con el curso clínico de la enfermedad. Por otro lado, los recursos
86
externos están asociados a los recursos materiales y sociales que perciben la persona con
psoriasis.
Producto de ambas valoraciones cognitivas, surge el proceso conductual a través
de la respuesta de afrontamiento. Así, al darse una respuesta, ésta se convierte en una
respuesta automática y pasa a ser una conducta expresada en experiencia donde la persona
hará uso de la misma ante situaciones similares haciendo que el proceso cognitivo se
reduzca ya que se convierte en una experiencia aprendida (Cadena, 2012). Una vez que
el proceso cognitivo y conductual es realizado, la persona se habrá adaptado a su medio
externo e interno y habrá logrado controlar de alguna manera la situación inicial
estresante, logrando su adaptación psicosocial para sí mismo, su entorno (Cadena, 2012)
y regulando la perturbación emocional (Cassaretto, Chau, Oblitas & Valdez, 2003). De
esta manera, surge el proceso de reevaluación donde la persona recibe información del
entorno y puede cambiar la valoración inicial del estresor como benigna (Brannon &
Feist, 2001). Así, la percepción de la enfermedad cambia por una más positiva e influye
en la valoración que el paciente hace de su sintomatología, la relación con los
profesionales de la salud, la respuesta y adhesión al tratamiento y la reacción ante los
síntomas que experimentan (Hernández-Fernaud, Hernández y Ruiz, 2015).
Los resultados anteriormente descritos concuerdan con lo encontrado por Soto
(2012) en una muestra de pacientes con cáncer de mama, Solano (2012) en una muestra
de pacientes con artritis reumatoide y Cassaretto y Paredes (2006) en pacientes con
insuficiencia renal crónica quienes demostraron que estas personas presentan mayor
preferencia por el uso de la estrategia de “aceptación”. A pesar de ser enfermedades con
formas de manifestación diferentes, podría sugerir que esta estrategia sea un patrón de
respuesta aprendida característico en pacientes con enfermedades crónicas de Lima
Metropolitana.
Por otro lado, las estrategias de afrontamiento de menor uso son:
“desentendimiento conductual”, “negación” y “supresión de actividades competentes”.
Estos resultados indicarían que las personas con psoriasis, ante situaciones
estresantes tienden a admitir cualquier situación estresante experimentada y presentan
mayor disposición por luchar contra el estresor. Intentan varias alternativas de solución
para conseguir lo que desean sin dejar de lado sus metas personales. Por eso, pueden
presentar mayor consciencia de su enfermedad e incluso de su estado de salud.
Las manifestaciones clínicas propias de la psoriasis generan problemas
psicológicos afectando de manera directa la autoestima y la sexualidad de la persona e
87
incluso es capaz de desarrollar cuadros de ansiedad, depresión o ideas suicidas (Vinaccia
et al., 2008). Producto de ello, el estrés que genera la misma enfermedad afecta
directamente el sistema inmunitario contribuyendo a la aparición o desarrollo de la
psoriasis (Núñez, 2015). Si a esta situación le sumamos el origen desconocido de la
enfermedad, la representación que la persona tiene de la misma puede ser negativa
generando también pensamientos, emociones y conductas negativas. Así, se inicia el
proceso cognitivo con la valoración primaria de pérdida producto del daño percibido por
la enfermedad. Luego, en la valoración secundaria la persona identifica las acciones a
realizar con sus recursos tanto internos como externos y sus habilidades para afrontar la
fuente de estrés. Considerando los recursos internos y externos descritos anteriormente,
surge el proceso conductual a través de la respuesta de afrontamiento a través de las
estrategias encontradas en la muestra estudiada. De esta manera, la respuesta se convierte
en una respuesta automática donde la persona hará uso de la misma ante situaciones
similares ya que se convierte en una experiencia aprendida (Cadena, 2012). Una vez
realizado este proceso, la persona habrá logrado adaptarse a su medio tanto interno como
externo y cambiar la valoración inicial del estresor por una percepción más positiva
(Hernández-Fernaud, Hernández y Ruiz, 2015).
Continuando con la organización planteada para este capítulo, se describirán los
estilos de afrontamiento de mayor preferencia por los pacientes con psoriasis según el
género.
Respecto al estilo de afrontamiento de mayor preferencia según el género (Tabla
5.8), se encontró que son las mujeres quienes muestran mayor predisposición que los
hombres hacia el estilo de afrontamiento centrado en la emoción. Esto indicaría que las
mujeres con psoriasis tienden a cambiar la manera de interpretar una situación estresante,
como la enfermedad, para intentar tolerarla y sentir emociones más saludables. Es decir,
al enfrentar un evento estresante que no puede ser cambiado como la psoriasis, las
mujeres despliegan preferentemente conductas que modifican el estresor para controlar
sentimientos desagradables que surgen de éste como la angustia, tristeza o ansiedad. A
pesar de que el uso de este estilo podría traer como consecuencia mayor malestar físico,
el alivio de las emociones desagradables les brinda mayor bienestar emocional (Papalia
et al., 2012). Estos resultados concuerdan con lo encontrado por Mayordomo (2013) y
Cassaretto et al. (2003) quienes concluyeron que las mujeres muestran mayor preferencia
que los hombres por el uso del estilo centrado en la emoción como forma de
afrontamiento ante situaciones estresantes. Además, diversos estudios han demostrado
88
que son las mujeres las más propensas a emplear estrategias enfocadas en la emoción y
experimentar mayores niveles de estrés (Papalia et al., 2012). Para explicar tales
hallazgos, se pueden tomar los aportes de García (2015) quien considera que las
diferencias de género en el afrontamiento se deben a los roles de género establecidos en
el proceso de socialización. De esta manera, a las mujeres se les enseña que las
necesidades de los demás son más importantes y que es mejor inhibir sus deseos por
cortesía a los demás, lo cual produce un control inhibitorio más elevado de la respuesta
emocional y de la agresividad. Mientras que a los hombres se les promueven habilidades
de aserción negativa, la iniciativa en las relaciones con el género opuesto y el
comportamiento competitivo y agresivo.
De esta manera, se confirma la primera hipótesis la cual plantea que existen
diferencias estadísticas significativas en los estilos de afrontamiento de las personas que
padecen de psoriasis según el género.
Por otro lado, se encontraron dos estrategias de afrontamiento de mayor uso por
las mujeres de la muestra: “acudir a la religión” y “búsqueda de apoyo social por razones
emocionales” (Tabla 5.8). Este resultado nos sugiere que las mujeres con psoriasis
tienden a participar de una religión para adoptar creencias y normas de comportamiento
que les permita adaptarse a las situaciones de su vida diaria. Además, tienden a acudir a
otras personas para expresar sus problemas emocionales y conseguir apoyo moral por
parte de sus amigos y familiares. De esta manera el patrón de respuestas aprendido a la
fuente de estrés permite llevar a cabo conductas de afrontamiento que generan mayor
bienestar para ellas y permiten cambiar la valoración inicial del estresor por una
percepción más positiva (Hernández-Fernaud, Hernández y Ruiz, 2015). Por eso, las
características de sus conductas son de más de cuidado, sus actividades son afectivas para
reforzar la seguridad y la dependencia de las redes sociales para intercambiar recursos y
responsabilidades que le permitan continuar con su vida (Papalia et al., 2012). Así como
refieren Martín et al., (2010), uno de los principales desencadenantes de la psoriasis es la
dificultad para regular las emociones, por eso, es posible que intenten buscar no solo
ayuda de su entorno sino también un refuerzo externo para sentirse en pertenencia con
las personas de su ambiente y así aumentar su satisfacción. Por eso, la percepción de que
existen otras personas para recibir apoyo, disminuye el efecto de las experiencias
estresantes y sirve como amortiguador de dichas experiencias (Cassaretto, Chau, Oblitas
& Valdez, 2003)
89
Estos resultados concuerdan con lo encontrado por Mayordomo (2013) quien
encontró que las mujeres presentan la capacidad de experimentar, expresar y comunicar
las emociones a los demás, así como también, logran empatizar con los sentimientos de
los demás. Si bien es cierto se ha demostrado que las mujeres presentan más atención a
sus emociones, también existe mayor empatía hacia los demás lo cual es beneficioso para
la búsqueda de apoyo social (García, 2015). Las mujeres buscan más apoyo social y
tienden a focalizarse en las relaciones más que los varones. Es decir, las mujeres aceptan
más la comprensión y el apoyo, expresan sus sentimientos y comunican a otros lo que les
sucede. Además, utilizan más estrategias relacionadas con esperar que ocurra lo mejor y
hacerse ilusiones (Scafatelli y García, 2010).
Del mismo modo, Cassaretto et al. (2003) encontraron que las mujeres recurren
con mayor frecuencia al uso de la estrategia de acudir a la religión, mientras que
Cabanach, Farina, González y Ferradás (2013), encontraron que las mujeres recurren en
mayor medida que los varones a la búsqueda de apoyo como mecanismo de afrontamiento
ante situaciones estresantes. Por otro lado, los mismos resultados fueron encontrados por
Soto (2010) en pacientes con cáncer de mama. Se podría suponer que esta sea una
característica en las mujeres con enfermedades crónicas en nuestro país.
Así, se confirma la segunda hipótesis la cual plantea que existen diferencias
estadísticas significativas en las estrategias de afrontamiento de las personas que padecen
de psoriasis según el género.
Continuando con la organización planteada para este capítulo, se describirán los
estilos de afrontamiento de mayor preferencia por los pacientes con psoriasis de acuerdo
a la etapa de desarrollo en la que se encuentran.
Se encontraron diferencias significativas en el estilo y estrategias de
afrontamiento utilizadas de acuerdo a la etapa de desarrollo en la que se encuentra la
persona. Es así que las personas con psoriasis que se encuentra en edad intermedia (40 a
65 años), muestran mayor preferencia por utilizar un estilo de afrontamiento centrado en
el problema y un estilo de afrontamiento evitativo en comparación con aquellos que se
encuentran en edad temprana (20 a 40 años), según se demuestra en la Tabla 5.10. Esto
quiere decir que los adultos en edad intermedia, buscan cambiar o eliminar el estresor de
manera que puedan adaptarse a la nueva condición que les toca vivir experimentando
mayor bienestar físico. Sin embargo, evadiéndolo podría resultar útil en algunas
ocasiones pero la mayoría de veces va a interferir con la manera de afrontarlo provocando
resultados psicológicos negativos como estrés y ansiedad (Cassaretto et al., 2008). Estos
90
resultados pueden explicarse debido a la etapa de desarrollo en la que se encuentran. La
adultez intermedia es una etapa en la que el adulto asume mayores responsabilidades
serias, se sienten más competentes desempeñando diversos roles y perciben mayor
sentimiento de control sobre su vida. Por eso, al identificar la enfermedad como fuente
de estrés y atribuirle una valoración personal logran afrontarla reuniendo todos los
recursos internos y externos posibles para controlarla y sentirse mejor. Debido a que
experimentan niveles de estrés más frecuentes y atraviesan por cambios que
necesariamente tiene que aprender a afrontar, es probable que se sientan más preparados
para superar cualquier situación estresante inclusive la enfermedad. A pesar de que es
una etapa en la que son más propensos a sentir tristeza, inquietud o desesperanza, logran
establecer relaciones interpersonales clave para su afrontamiento. Sin embargo, el
proceso de enfermedad puede tener periodos de reevaluación negativa, por eso, es posible
que estas personas prefieran buscar todos los medios necesarios para combatirlo y si es
posible evitarlo a pesar de las consecuencias.
Varios autores han determinado que a medida que las personas envejecen se
vuelven más pasivas en la aplicación de estrategias de afrontamiento, por eso, pasan de
un estilo de afrontamiento centrado en el problema a uno centrado en la emoción
(Mayordomo, 2013). Sin embargo, los resultados de dicha investigación pueden diferir
probablemente porque los participantes de la muestra han sido seleccionados dentro de
un evento médico, por lo tanto, presentan mayor consciencia de problema y mantienen
pensamientos más racionales referidos a la situación intentando establecer alternativas de
solución frente al mismo (Cadena, 2012). Además, las diversas evoluciones clínicas de
la psoriasis y su peculiar manifestación puede generar en el paciente la ilusión de poder
realizar algo eficaz para afrontarlo (Solano, 2012).
Así se confirma la tercera hipótesis la cual refiere que existen diferencias
estadísticas significativas en las estrategias de afrontamiento en las personas que padecen
de psoriasis según la edad temprana o intermedia.
Por último, siguiendo con la organización planteada para este capítulo, se
describirán las estrategias de mayor preferencia por los pacientes con psoriasis de acuerdo
a la etapa de desarrollo en la que se encuentran.
Se encontraron diferencias significativas en las estrategias de afrontamiento de
acuerdo a la etapa de desarrollo en la que se encuentra la persona tal y como se muestra
en la Tabla 5.9. Se encontró que las personas en edad intermedia prefieren usar como
estrategia de afrontamiento el “afrontamiento activo” y la “planificación”. La edad
91
intermedia, es una fase en la cual la persona asume responsabilidades serias y se sienten
competentes desempeñando diversos roles (Papalia et al., 2012). De esta manera, sus
conductas de afrontamiento están más orientadas a controlar el problema de manera
directa, esforzándose por planificar y realizar conductas para manejar el estrés. Estas
características podrían explicarse por la etapa de desarrollo en la que se encuentran ya
que en la edad intermedia las personas están más preparadas para enfrentar el estrés y son
más capaces de aceptar lo que no se puede cambiar. Es posible que al enfrentar la
enfermedad han aceptado su cronicidad y han aprendido estrategias más eficaces para
reducir o minimizar el estrés reevaluando la situación de manera más positiva. Dichos
resultados también fueron encontrados por Cardona, Villamil, Henao & Quintero (2011).
Se encontró también la estrategia de “postergación del afrontamiento” como
preferida por las personas en edad intermedia (40 a 65 años). Optan por esperar la
aparición del momento más adecuado para afrontar el problema, asegurándose de no
empeorar la situación por actuar de manera precipitada. Tienden a controlarse y tolerar
el estresor con el fin de evitar hacer las cosas de manera impulsiva. Al experimentar
niveles de estrés más frecuentes y estresores de clase más diversa que los jóvenes o
ancianos, logran tolerar el estrés y encontrar el momento más adecuado para afrontarlo.
De igual forma, se encontraron la “negación” y “desentendimiento mental” como
estrategias de mayor uso por las personas en edad intermedia. Esto resultados
demostrarían que las personas en esta etapa tienden a rehusarse a creer que una situación
estresante está sucediendo, incluso pueden actuar como si dicha situación no ocurriera y
realizar actividades de distracción de pensamiento para olvidarse del problema. Es un
periodo en el cual es común que sientan sentimientos negativos como tristeza,
nerviosismo, inquietud, desesperanza, sentimientos de minusvalía y niveles de estrés
(Papalia et al., 2012). Sin embargo, a pesar de que logran manejar el estrés mejor que los
adultos en edad temprana, les cuesta asumir situaciones estresantes como lo es una
enfermedad crónica. Cuando una persona es diagnosticada de una enfermedad crónica,
puede sentir muchas emociones juntas, como por ejemplo, confusión, vulnerabilidad,
preocupación, angustia y enfado. Todas estas emociones generan rechazo en la persona
para aceptar la nueva condición de vida con la que tiene que aprender a vivir y se privan
de la oportunidad de conocer la enfermedad e informarse sobre su trastorno. Por eso,
podrían sentir poco control sobre la situación que les genera estrés lo cual influye en sus
emociones y se crea un círculo vicioso en el cual la persona no evoluciona.
92
Se encontró también como estrategia de mayor uso, la “religión” en las personas
en edad intermedia. Esto indicaría que es importante para estas personas apoyarse en
creencias religiosas para reconstruir eventos de la vida y encontrar un significado que
dirija el proceso de afrontamiento de manera satisfactoria. Así, estarían solucionando
situaciones estresantes, como la enfermedad, a través de formas que no solo son
convincentes para ellos sino también que están insertados en un sistema cultural que lo
acepta generándoles un estado de ánimo más positivo. Estos resultados concuerdan con
lo encontrado por Cardona, Villamil, Henao & Quintero (2011). Asimismo, Soto (2010)
en una muestra de pacientes con cáncer de mama lo cual sugiere que es la religión un
factor importante en el afrontamiento de las personas con enfermedades crónicas en
nuestro contexto.
De esta manera se confirma la cuarta hipótesis planteada, la cual refiere que
existen diferencias estadísticas significativas en los estilos de afrontamiento en las
personas que padecen de psoriasis según la edad temprana o intermedia.
93
CONCLUSIONES
94
RECOMENDACIONES
95
REFERENCIAS
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Wackerly, D., Mendenhall, W. y Scheaffer, R. (2010). Estadística matemática con
aplicaciones. México D.F., México: Cengage Learning.
102
ANEXOS
103
Anexo 1: Consentimiento Informado
Si tiene alguna duda sobre este proyecto, puede hacer preguntas en cualquier momento
durante su participación en él. Igualmente, puede retirarse del mismo en cualquier
momento sin que eso lo perjudique en ninguna forma. Si alguna de las preguntas durante
la entrevista le parecen incómodas, tiene usted el derecho de hacérselo saber al
investigador o de no responderlas. Desde ya le agradecemos su participación.
He sido informado de que puedo hacer preguntas sobre el proyecto en cualquier momento
y que puedo retirarme del mismo cuando así lo decida, sin que esto acarree perjuicio
alguno para mi persona. De tener preguntas sobre mi participación en este estudio, puedo
contactar a Verónica Fujiki al teléfono 987-969-922. Entiendo que una copia de esta ficha
104
de consentimiento me será entregada, y que puedo pedir información sobre los resultados
de este estudio cuando éste haya concluido. Para esto, puedo contactar a Verónica Fujiki
al teléfono anteriormente mencionado.
_____________________ _______________________
Nombre del Participante Firma del Participante Fecha:
105
Anexo 2: Instrumento – Escala de afrontamiento
(COPE)
CUESTIONARIO
Estamos interesados en conocer la forma cómo responden las personas cuando se
enfrentan a diferentes tipos de problemas, dificultades o situaciones estresantes en sus
vidas. A continuación encontrará una serie de afirmaciones sobre cómo actuar o sentir en
esas situaciones. Señale en cada una de ellas si coinciden o no con su propia forma de
actuar o sentir de acuerdo a lo siguiente:
1 = Casi nunca hago esto
2 = A veces hago esto
3 = Usualmente hago esto
4 = Hago esto con mucha frecuencia
106
2:A
1:Casi 4: Hago esto
veces 3:Usualmente
nunca con mucha
hago hago esto
hago esto frecuencia
esto
11. Me rehúso a creer que eso ha
sucedido
12. Dejo de realizar intentos para
conseguir lo que quiero
13. Me dedico al trabajo o a otras
actividades para no pensar en la
situación estresante
14. Concentro mis esfuerzo en hacer
algo respecto al problema
15. Hago un plan de acción
22. Pongo mi confianza en Dios
23. Dejo salir mis sentimientos
24. Me hago la idea de que nada ha
ocurrido
25. Dejo de intentar alcanzar mi meta
26. Me voy al cine o veo televisión
para pensar menos en eso
27. Hago paso a paso lo que debe
hacerse
28. Pienso bastante sobre los pasos que
debo seguir
29. No me dejo distraer por otros
pensamientos o actividades
30. Me aseguro de no empeorar las
cosas por actuar demasiado rápido
31. Hablo con alguien que pueda saber
más de la situación
32. Converso con alguien sobre lo que
me está sucediendo
33. Aprendo algo de la experiencia
107
2:A
1:Casi 4: Hago esto
veces 3:Usualmente
nunca con mucha
hago hago esto
hago esto frecuencia
esto
34. Me acostumbro a la idea de que el
hecho sucedió
35. Intento encontrar consuelo en mi
religión
36. Siento que me altero mucho y
expreso demasiado todo lo que siento
37. Actúo como si no hubiese ocurrido
38. Admito que no puedo lidiar con el
problema, y dejo de intentar resolverlo
39. Sueño despierto (a) con cosas
distintas al problema
40. Realizo acciones dirigidas a
enfrentar el problema
41. Pienso en cómo podría manejar
mejor el problema
42. Trato de evitar que otras cosas
interfieran con mis esfuerzo para
enfrentar la situación
43. Me controlo para no hacer las cosas
apresuradamente
44. Hablo con alguien que pueda hacer
algo concreto sobre el problema
45. Busco la simpatía y la comprensión
de alguien
46. Trato que mi experiencia me haga,
o me lleve a madurar
47. Acepto la realidad de lo sucedido
48. Rezo más que de costumbre
49. Me molesto y soy consciente de
ello
50. Me digo a mi mismo (a) “esto no
es real”
51. Reduzco la cantidad de esfuerzo
que pongo en solucionar un problema
52. Duermo más de lo usual
108
Anexo 3: Ficha sociodemográfica
Ficha Sociodemográfica
Edad:
Género: F M
Estado Civil:
Ocupación:
Tipo de psoriasis:
Tiempo de Diagnóstico:
Antecedentes familiares de psoriasis: SÍ NO ¿Quién?:
Tratamiento Actual:
Tiempo del Tratamiento:
Otras Enfermedades:
109
Anexo 4: Versión final del COPE
CUESTIONARIO
Estamos interesados en conocer la forma cómo responden las personas cuando se
enfrentan a diferentes tipos de problemas, dificultades o situaciones estresantes en sus
vidas. A continuación encontrará una serie de afirmaciones sobre cómo actuar o sentir en
esas situaciones. Señale en cada una de ellas si coinciden o no con su propia forma de
actuar o sentir de acuerdo a lo siguiente:
1 = Casi nunca hago esto
2 = A veces hago esto
3 = Usualmente hago esto
4 = Hago esto con mucha frecuencia
2:A
1:Casi 4: Hago esto
veces 3:Usualmente
nunca con mucha
hago hago esto
hago esto frecuencia
esto
1. Hago actividades adicionales para
quitarme de encima el problema
2. Trato de idear una estrategia sobre lo
que debo hacer
3. Dejo de lado otras actividades para
poder concentrarme en el problema
4. Me fuerzo a mí mismo(a) a esperar
el momento apropiado para hacer algo
5. Le pregunto a personas que han
tenido experiencias similares, qué
hicieron
6. Hablo de mis sentimientos con
alguien
7. Busco el lado bueno en lo que está
sucediendo
8. Aprendo a vivir con el problema
9. Busco la ayuda de Dios
10. Me molesto y doy rienda suelta a
mis emociones
11. Me rehúso a creer que eso ha
sucedido
12. Dejo de realizar intentos para
conseguir lo que quiero
13. Me dedico al trabajo o a otras
actividades para no pensar en la
situación estresante
110
2:A
1:Casi 4: Hago esto
veces 3:Usualmente
nunca con mucha
hago hago esto
hago esto frecuencia
esto
14. Concentro mis esfuerzo en hacer
algo respecto al problema
15. Hago un plan de acción
16. Me concentro en tratar este
problema y, si es necesario, dejo de
lado otras cosas
17. Trato de conseguir el consejo de
alguien sobre qué hacer
18. Trato de conseguir apoyo de
amigos o parientes
19. Intento ver el problema desde un
punto de vista diferente, para hacerlo
parecer más positivo
20. Acepto que el hecho ha ocurrido y
que no puede ser cambiado
21. Pongo mi confianza en Dios
22. Dejo salir mis sentimientos
23. Me hago la idea de que nada ha
ocurrido
24. Dejo de intentar alcanzar mi meta
25. Me voy al cine o veo televisión
para pensar menos en eso
26. Hago paso a paso lo que debe
hacerse
27. Pienso bastante sobre los pasos que
debo seguir
28. No me dejo distraer por otros
pensamientos o actividades
29. Me aseguro de no empeorar las
cosas por actuar demasiado rápido
30. Hablo con alguien que pueda saber
más de la situación
31. Converso con alguien sobre lo que
me está sucediendo
32. Aprendo algo de la experiencia
33. Me acostumbro a la idea de que el
hecho sucedió
34. Intento encontrar consuelo en mi
religión
35. Siento que me altero mucho y
expreso demasiado todo lo que siento
36. Actúo como si no hubiese ocurrido
37. Admito que no puedo lidiar con el
problema, y dejo de intentar resolverlo
111
2:A
1:Casi 4: Hago esto
veces 3:Usualmente
nunca con mucha
hago hago esto
hago esto frecuencia
esto
38. Sueño despierto (a) con cosas
distintas al problema
39. Realizo acciones dirigidas a
enfrentar el problema
40. Pienso en cómo podría manejar
mejor el problema
41. Trato de evitar que otras cosas
interfieran con mis esfuerzo para
enfrentar la situación
42. Me controlo para no hacer las cosas
apresuradamente
43. Hablo con alguien que pueda hacer
algo concreto sobre el problema
44. Busco la simpatía y la comprensión
de alguien
45. Trato que mi experiencia me haga,
o me lleve a madurar
46. Acepto la realidad de lo sucedido
47. Rezo más que de costumbre
48. Me molesto y soy consciente de
ello
49. Me digo a mi mismo (a) “esto no
es real”
50. Reduzco la cantidad de esfuerzo
que pongo en solucionar un problema
112