Jonas 8.15.11
Jonas 8.15.11
Jonas 8.15.11
A Jonás le habían hecho creer que ya se las sabía todas. Entra en una
relación "de costumbre" con Dios, un Dios casi como "plegable" que cabe
sin grandes problemas en nuestras definiciones y conceptos.
Así que decide poner tierra de por medio. En su huida todo son
obstáculos: la tempestad, los marineros, el salto al agua, la ballena… Y
es que a Jonás se le pasa por alto lo insistente que puede ser Dios: “Por
segunda vez fue dirigida la palabra del Señor a Jonás en estos términos:
‘vete a Nínive y proclama lo que yo te diga…” (Jon 3, 1-3)
Y así fue.
1
Esas palabras revelan el secreto y el temor de Jonás, porque ahora se
siente a la intemperie, sin las seguridades que antes poseía, gracias todo
a la estupenda misericordia de Dios. No era la ira de Dios lo que le daba
miedo, sino su amor.
2
Poco después lo encontraron dos beduinos. Pero el pobre ya estaba
muerto.
Esto es absurdo, dijo uno de ellos. – Tan cerca del oasis, con el agua a
dos pasos y los dátiles que le caían en la boca!, ¿cómo es posible?
Era un hombre moderno, dijo el otro sacudiendo la cabeza.