ANTROPOLOGÍA

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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL ESTE

Ciudad del Este - Paraguay

FILOSOFÍA
de la

Educación
3

LA ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA COMO FUNDAMENTO DE LA


EDUCACIÓN

INTRODUCCIÓN:

Toda propuesta educativa debe estar sustentada en una antropología, la


concepción de persona es la base de toda acción de educar.

Las obras humanas son siempre mejorables, lo propio de la filosofía, como


de la ética, es siempre proseguir, crecer, no detenerse. Esto es lo que se procura
con esta publicación para educadores.

Se ha pretendido reunir lo que muchos otros han dicho. Se trata de


presentar verdades sobre la persona, realidad demasiado rica para ser abordada
por entero. Se ha querido privilegiar una antropología vital y existencial frente a lo
puramente abstracto. Las situaciones vitales son las que alimentan de continuo la
reflexión del hombre sobre sí mismo, se trata de comprender al hombre como
realidad viviente, objeto de su educación.

Pondremos fuerza en el carácter dialógico de la persona, las relaciones


interpersonales. En éste vínculo se debe dar el hecho educativo. Es una relación
de diálogo entre una persona que es el educador y otra persona que es el
educando.

El hombre siempre busca el sentido de las cosas, no cesa de hacerse


preguntas y su felicidad depende de las respuestas que logre. Preguntarse es
hacerlo por el fin; y el fin nos indica hacia dónde debemos dirigir nuestra acción
práctica, nuestra vida. No basta conformarse con el ser, el deber ser es una
exigencia dinámica de todo hombre, desde donde construye su proyecto de vIda
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CAPITULO PRIMERO

“EL HOMBRE COMO SER VIVO”

Objetivo: Estudiar al hombre como ser viviente y las facultades con las que
ejerce este vivir.

1.1. ¿Cómo caracterizamos los seres vivos?


Los seres vivos se diferencian de los inertes por que tienen vida.

¿Qué significa vivir?


La primera característica: Vivir es, ante todo, moverse a uno mismo, auto
moverse; lo vivo es aquello que tiene dentro de sí mismo el principio de su
movimiento, lo que se mueve sin necesidad de un agente externo que lo impulse

La segunda característica de la vida es la unidad: todos los seres vivos,


cada uno, son uno. Dividirlo es matarlo. El ser vivo es uno en sí.

La tercera característica es la inmanencia, que quiere decir,


permanecer en. Inmanente es lo que se guarda y queda dentro. Es una
característica de la interioridad que se da en todo viviente.

Todo viviente lleva a cabo actividades cuyo efecto queda dentro del sujeto,
por ejemplo: comer, crecer, leer, dormir; son operaciones inmanentes, que quedan
para el que las realiza, aunque pueden ser vistas desde fuera.

Para el viviente vivir es ser, en unidad, con un mundo interior.

La cuarta característica podemos llamarla autorrealización. .Lo vivo se


distingue a lo largo del tiempo hacia una plenitud de desarrollo y hacia la muerte.
Ningún viviente está acabado en el nacimiento, sino que protagoniza un proceso
(crecer, reproducirse, morir) que tiene cierta estructura de proyecto: hay un
despliegue, un hacerse efectiva la potencia, un crecimiento. Los seres vivos tienen
fin, perfección, plenitud. Vivir es crecer.

Por último, la vida tiene un ritmo cíclico y armónico; es decir, su


movimiento se repite, vuelve una y otra vez a empezar, y se va desplegando a
base de movimientos repetidos, cuyas partes están internamente proporcionadas
unas con otras, hasta formar un todo unitario.

Se puede hablar de ciclo de vida que permite entender la totalidad de


vivientes del universo como una cierta unidad dotada de sentido. Exagerar esto, o
quitarle la referencia a una Inteligencia que trascienda a ese orden tiene serias
consecuencias a la hora de comprender el lugar del hombre en el universo.

Junto a estas características comunes a todo ser vivo, hay que hablar de
una gradación, de una escala sucesiva de perfección. Esta escala se puede dividir
5

según los grados de inmanencia. Es decir, cuanto mayor es la capacidad de un ser


vivo de guardar dentro de sí, cuanto más disfrute de un mundo interior, o más sepa
decir de sí, mayor es su nivel inmanente. No es lo mismo el movimiento de una
planta, el salto de un gato hacia su alimento o el movimiento de una mano para
saludar a alguien que quiere.

Esta jerarquía en la escala de la vida se puede dividir en tres grados:

1- Vida vegetativa, propia de las plantas y todos los animales


superiores a ellas. Tiene tres funciones principales: la nutrición, el crecimiento y la
reproducción. En la primera lo inorgánico exterior pasa a formar parte de la unidad
del ser vivo. La nutrición se subordina al crecimiento. La reproducción consiste en
ser capaz de originar otro ser vivo de la misma especie.

2- Vida sensitiva, que distingue a los animales de las plantas. La


vida sensitiva consiste en tener un sistema perceptivo que ayuda a realizar las
funciones vegetativas mediante la captación de diversos estímulos: lo presente, lo
distante, lo pasado y lo futuro. En cuanto son captados estos estímulos, provocan
una u otra respuesta. La estimulación captada a través de la vida sensitiva (externa
e interna). produce una respuesta: el instinto, que es la tendencia del organismo
biológico a sus objetivos más básicos mediada por el conocimiento.

Esta respuesta instintiva a los estímulos, en el animal, no puede ser


modificada, es decir, se trata de una respuesta automática. El animal no puede
decir que no a su impulso de comer, el hombre sí, puede hacer régimen, ayuno. El
conocimiento sensible del animal interviene en la conducta, pero no la origina: hay
un automatismo que es mayor en la medida en que se está más bajo en la escala
de la vida. Los fines instintivos le vienen dados, porque no son fines individuales,
sino propios de la especie.

3- El tercer grado de vida es la vida intelectiva, que es la propia del


hombre, se mueve en orden a un fin que él mismo se fija, cosa que es imposible de
hacer si no es por medio de la razón y el intelecto, a lo que corresponde conocer la
relación que hay entre el fin y lo que a su logro conduce, y subordinar esto a
aquello.

Las características propias y diferenciales de este grado superior de


vida son:
a) El hombre elige intelectualmente sus propios fines (exceptuando lo
vegetativo – respiración, crecimiento etc) y no se conforma con los fines de la
especie, sino que también se propone fines personales, tiene la tarea de hacer su
propia vida.
b) En el hombre, los medios que conducen a los fines no vienen dados, sino
que hay que encontrarlos. Hay una separación de medios y fines que hace que no
se den respuestas automáticas a los estímulos. La apertura del hombre es a la
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totalidad y, por lo tanto, la respuesta del hombre también debe ser concretada. Esta
es la tarea de los hábitos.

Para reflexionar...
Reunidos en grupo y a la luz de estas reflexiones sobre los seres vivos,
narren la implicancia de estos conceptos para la enseñanza de
distintas áreas curriculares

1.2. El principio intelectual de la conducta humana

En el hombre el aprendizaje es mucho más importante que el instinto.

Al hombre no le basta con nacer, crecer, reproducirse y morir para alcanzar


su realización propia. El hombre es el único ser capaz de hacer fracasar su vida
voluntariamente, como así también llevarla, si quiere, a su mejor fin. Lo
propiamente humano es la capacidad de darse a sí mismo fines y de elegir los
medios para llevarlos a cabo. Esto es la libertad: el hombre es dueño de sus fines.
Y en cuanto es dueño de sí, es persona.

La conducta humana está orientada por el conocimiento intelectual.

El hombre es un ser que está por encima de la dictadura del instinto. Su


reacción no es automática. El hecho de sentir hambre no me dice nada acerca de
qué debo comer, para hacerlo tengo que decidir. En el hombre, la satisfacción del
instinto exige la intervención de la razón. El hombre necesita aprender a vivir, y,
para hacerlo, necesita razonar.

Si el hombre no controla sus instintos mediante la razón, no los controla de


ninguna manera.

Para reflexionar...
Reunidos en grupo, ejemplifiquen situaciones donde demuestren el
principio intelectual de la conducta humana.
¿Qué implicancias tiene para la educación?

1.3. El cuerpo como sistema

La idéntica radicalidad de biología y razón en el hombre puede


apreciarse en la morfología de su cuerpo. En el cuerpo la biología está al servicio
de las funciones intelectivas

Es un cuerpo abierto a una indeterminada cantidad de posibilidades: no tiene


un lugar determinado donde vivir, se viste y construye casa como le gusta; utiliza
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las manos para adaptar el mundo humanizándolo, su rostro es expresivo, sonríe,


es corporalmente comunicativo... Tiene un cuerpo adecuado para realizar y
expresar las funciones intelectuales.

1.4. El concepto de Alma: Principio vital y forma

El alma es el principio vital de los seres vivos; la forma del cuerpo; la


esencia del cuerpo vivo.

Forma y materia son dos nociones del lenguaje común que tienen un fuerte
contenido filosófico.

En las cosas, la materia tiene una forma propia y peculiar que puede ser
estudiada independientemente de la materia.

Los seres vivos tienen una forma más intensa que los inertes. A esa forma
que “mueve” el cuerpo, que lo hace crecer, comportarse de un determinado modo,
la llamamos alma.

Cuanto más vivo es un ser, más independiente es su forma respecto de su


materia. Se puede añadir a esto que la sucesión temporal comporta una exclusión
de partes materiales: un trozo de torta sólo puede ir a parar a un estómago, no a
dos. En cambio, lo formal es lo simultáneo, lo que supera la sucesión temporal; por
tanto, es inmaterial; una idea puede estar a la vez en muchas cabezas y conocerla
muchos, sin que se gaste.

El alma no es un elemento preexistente o raro y muy elevado que tenga


que unirse a un cuerpo, sino que es lo que hace que un cuerpo sea y sea tal
cuerpo y no otro.

1.5. La sensibilidad y las funciones sensitivas.

Hablar de las facultades del alma es hablar de las diversas posibilidades


de actuación que ella tiene. Nos detendre7mos en las facultades de la sensibilidad.
Por la sensibilidad llevamos a cabo el conocimiento sensible y está compuesta por
los sentidos externos y los internos. La sensibilidad es la forma más elemental de
conocimiento.

Conocer es una posesión inmaterial de la forma de otra cosa sin perder


por ello la propia forma y sin afectar a la forma de lo conocido. Esta apropiación se
llama intencionalidad.

La actividad cognoscitiva comienza por los sentidos externos, cuyo acto


es la sensación. Esa actividad se continúa en los sentidos internos, cuyos actos
son la percepción, la imaginación, la estimación y la memoria.

La sensación capta cualidades sensibles o accidentes particulares de los


cuerpos, pero no la naturaleza, esencia o totalidad de ellos. Son aspectos de esos
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cuerpos que impresionan nuestros sentidos externos, vista para el color, oído para
el sonido, olfato para el olor, gusto para el sabor y tacto para las características
físicas del propio cuerpo o del cuerpo de otro.

Las sensaciones no se dan aisladas, sino relacionadas unas con otras,


integradas en la percepción. La percepción es una actividad cognoscitiva que lleva
a cabo la unificación de las sensaciones mediante una síntesis sensorial. Mediante
la percepción se captan también los llamados sensibles comunes: número,
movimiento o reposo, figura, magnitud o cantidad, que son cualidades que se
perciben por varios sentidos a la vez.

La percepción, llevada a cabo por lo que la tradición llama sentido común,


unifica las sensaciones y las atribuye a su único objeto, que se percibe como sujeto
de las distintas cualidades sensibles primarias y secundarias. Percibo un auto
porque unifico mis sensaciones y las atribuyo a un único objeto percibido.

La imaginación, es el archivo de las percepciones, puede reproducir


objetos percibidos y elaborar nuevas síntesis sensoriales no percibidas, sino
puramente imaginadas.

La imaginación da continuidad a la sensibilidad, porque permite construir


imágenes de los objetos percibidos, y re-conocerlos. Al construir una sucesión de
imágenes, va apareciendo el mapa del mundo que me rodea. Es a partir de las
imágenes como la inteligencia obtiene las ideas que maneja al pensar: auto, perro,
movimiento...Toda narración, todo afecto, las actividades comunicativas, están
llenas de productos de la imaginación.

Nuestro discurso racional va acompañado por representaciones


imaginativas. Y es que, la creatividad humana es un uso inteligente de la
imaginación.

La estimación consiste en poner en relación una unidad exterior con la


propia situación orgánica y la propia vida. Preferir algo a otra cosa – un guiso a una
hamburguesa – es una estimación, porque en ella realizo una valoración de mi
relación respecto a esas realidades: percibo si me gusta, si me apetece, si me
conviene.

En consecuencia, se puede afirmar que la estimación es una cierta


anticipación del futuro: rige el comportamiento que voy a tener respecto del objeto
valorado. Mediante la estimativa se adquiere experiencia sobre las cosas y sobre
cómo comportarse frente a ellas. Si ya me ocurrió algo que me agradó (o
viceversa) , puedo adelantar lo que ocurrirá en circunstancias similares

La memoria conserva las valoraciones de la estimativa y los actos del


viviente .Retiene la sucesión temporal del propio vivir. La memoria tiene base
orgánica, y puede ser sensible (cerebralmente localizable) e intelectual
(cerebralmente no localizable, al menos en parte) .
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La memoria es la condición de posibilidad del descubrimiento y


conservación de la propia identidad y el modo de enlazar con el pasado,
conservándolo.

Para reflexionar...

Reunidos en grupo reflexionar sobre las facultades de la sensibilidad


en relación con el conocimiento.

¿Cómo afecta esta relación en el proceso de enseñanza-aprendizaje?

1.6. Las funciones apetitivas

Las funciones apetitivas son las tendencias que mueven al ser vivo hacia
su autorrealización, en virtud de una inclinación que sale de él. Las funciones
apetitivas del hombre dan origen a los deseos e impulsos, que son el origen de la
conducta. Apetecer o apetito lo usamos en el sentido de inclinación, tendencia: el
apetito en un ser vivo es la tendencia o inclinación a la propia plenitud.

La inclinación al crecimiento hace referencia a lo conveniente para una


cosa, y lo que es conveniente para algo, es para él el bien.

Las inclinaciones o apetitos que nos dirigen hacia nuestros bienes


propios, pueden ser sensibles o intelectuales, dependiendo de a qué bien nos
referimos en nuestra acción. La tendencia sensible se realiza mediante la
estimación y la intelectual mediante la razón práctica y la voluntad.

Las tendencias sensibles, en los animales y en el hombre, se dividen en


dos grandes tipos: los deseos y los impulsos, y se dirigen a satisfacer los instintos
sensibles de la nutrición y la reproducción.

El hombre es capaz de hábitos. El hábito es una inclinación adquirida,


para realizar ciertos actos que, dada la infinidad de posibilidades a las que se
inclinan las tendencias humanas, está en manos de cada uno el concretar. Los
hábitos pueden ser buenos o malos, favorables o perjudiciales para el desarrollo
del hombre. Ese aprendizaje desplaza al instinto.

Lo decisivo en el hombre es el aprendizaje: el instinto biológico es


incipiente y limitado. Estar vivo no nos basta, nos es necesario aprender a vivir y,
por ello, la calidad de vida depende del nivel de aprendizaje.
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Para reflexionar...Reunidos en grupo elaboren una fundamentación de


la siguiente idea: “la calidad de vida depende del nivel de aprendizaje”

1.7. Lo intelectual:

Comenzamos aludiendo a un fenómeno externo que nos señala la


presencia de la inteligencia: el lenguaje.
El lenguaje es un método exclusivamente humano, no instintivo, de
comunicar ideas, emociones y deseos por medio de un sistema de símbolos
producidos de manera deliberada.

La causa del lenguaje está en que el ser humano conoce, tiene inteligencia:
el lenguaje es vehículo y expresión del pensamiento, lo manifiesta porque lo
incorpora dentro de sí. No se puede hablar sin pensar.

Las operaciones del conocimiento intelectual, que el lenguaje se encarga


de expresar, han sido estudiadas por la filosofía desde su inicio hasta hoy.
Simplificando puede afirmarse:

 El pensar acontece como operación, y permanece y crece como hábito. El


pensar que nace como operación es el pensar operativo, y el que
permanece forma los hábitos intelectuales. Ésta es la división fundamental
del conocimiento intelectual.
 El pensar operativo es episódico: las operaciones pueden realizarse o no, y
cuando se realizan, tienen lugar y ya está, se detienen; no se conoce con
ellas más que lo ya conocido. Para conocer más, hay que ejercer nuevas
operaciones. Las operaciones tienen un carácter intermitente: ahora pienso,
ahora duermo.
 Las operaciones del pensar son tres y se ordenan jerárquicamente de la
inferior a la superior. La primera es la abstracción o simple aprehensión,
mediante la cual se obtienen los conceptos. Esta obtención de los conceptos
se realiza mediante una luz intelectual (intelecto agente) que el hombre tiene
y que se proyecta sobre las imágenes elaboradas por la imaginación, de las
cuales abstrae el concepto. La segunda operación es el juicio, que tiene
lugar cuando se reúnen y conectan entre sí los conceptos, dando lugar a las
proposiciones. La tercera operación se llama razonamiento y consiste en un
encadenamiento de proposiciones, lógicamente conectadas
 Los hábitos del pensamiento que adquirimos después de realizar las
operaciones que acabamos de señalar, son varios. Los más importantes son
la ciencia y la sabiduría, y consisten en hábitos de determinados saberes
teóricos o prácticos, como saber sumar, saber francés, saber ser prudente...

¿Cuáles son las características del pensamiento?


Si pensar es la actividad más alta de la que es capaz el hombre desde
ella podríamos deducir muchas cosas acerca de su modo de ser. Si
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prestamos atención a los rasgos del pensamiento, podremos adivinar los


rasgos del ser que piensa.

1.- Infinitud: el alcance posible del pensamiento es de toda la realidad, es


insaturable: por mucho que piense, siempre puede pensar otra cosa.
En la finitud de cada hombre, hay un principio infinito.

2.-Alteridad. El hombre puede captar la realidad en sí misma, como cosa


independiente de él, como algo otro, en su alteridad.

3.- Mundanidad .En el hombre hay un horizonte dentro del cual se pueden
captar muchos objetos. Se llama mundo a ese conjunto de seres que tengo a mí
alrededor: no percibo objetos aislados, sino un ámbito dentro del cual se
encuentran unas cosas junto a otras. El conocer humano no es de entes aislados,
sino que contextualiza, capta totalidades de sentido.

4.- Reflexividad. Condición de mi captación de un mundo es la captación de


un centro receptor desde donde se percibe ese mundo. El sujeto inteligente, se
conoce a sí mismo como sujeto, como yo. La inteligencia es reflexiva porque
permite advertirnos y descubrirnos a nosotros mismos en medio de nuestro mundo.
Saberse en medio del mundo es trascender el mero carácter de mundanidad, pues
la percepción del propio yo no está en ese horizonte, sino que le da su posibilidad.

5.- Inmaterialidad. Esta característica del pensamiento puede ser entendida


a partir de la vieja distinción entre movimientos transitivos y perfectos.

Hay procesos en los cuales se da siempre una falta de simultaneidad entre


la acción y su término: cuando me dirijo a una localidad X, todavía no estoy allí, y
cuando he llegado a la localidad, dejo de dirigirme allí. Al dirigirse podemos llamarle
proceso o movimiento. Al llegar, resultado o término. Lo mismo sucede cuando
produzco algo, entre el proceso de producción y el producto final no ha
identificación, no son simultáneos. Hay una separación temporal entre los dos
momentos. La imposibilidad de desplazarse instantáneamente o de producir algo
en un instante viene causada por la materia, que es no simultánea.

Hay procesos en los cuales el inicio es simultáneo con el resultado, se tiene


el resultado buscado desde que comienza la acción: si me pongo a ver televisión,
ya la estoy viendo. Si juego al ajedrez, ya estoy jugando. El seguir un programa de
televisión o el acabar la partida, sí son procesos, pero las acciones de ver o de
jugar son instantáneas con el fin que se pretende en ellas.

En estos procesos el fin de la acción es la acción misma. No se espera un


resultado posterior al que sea preciso llegar. Ver es una acción de resultados
inmediatos, porque el resultado es la propia acción: uno ve y al mismo tiempo ha
visto, piensa y ha pensado.
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Esta instantaneidad es inmaterial, la materia consiste precisamente en la


no simultaneidad

6- Unión con la sensibilidad .El pensamiento no funciona al margen de la


sensibilidad y del conocimiento sensible, El pensamiento no funciona “aislado”, sino
que vuelve a la sensibilidad para referir los pensamientos, a las cosas mismas y a
los objetos singulares.

Este proceder de volver a la sensibilidad es una característica central de


nuestra inteligencia: “La facultad de pensar piensa las formas en las imágenes”. De
hecho es imposible separar la actividad de la sensibilidad y la del entendimiento.

7.- Universalidad. El pensamiento capta la común a muchos objetos, capta


universales, es decir, conceptos generales. Lo propio de la razón es conocer la
forma abstracta de las cosas. Lo racional es lo universal, lo común a muchos.

Por eso podemos tener una vida social, una vida en común: en cuanto que
nuestro conocimiento es universal, supera la particularidad de cada quien y es
compartible: lo que los hombres pueden compartir es, sobre todo, lo racional, porque
racional significa: universal, común a muchos. Es la razón lo que nos une. No hay
nada más humano que el atender juntos una tarea. Eso es una consecuencia de la
capacidad de conocer, de lo compartible que resulta el saber.

Para reflexionar...

Reunidos en grupo, identifique las operaciones del conocimiento


intelectual y su relación con el proceso de aprendizaje.

1.8. La voluntad

La voluntad es una función intelectual. Es el apetito de la inteligencia o


apetito racional, por el cual nos inclinamos al bien conocido intelectivamente. Lo
que los deseos e impulsos son a la sensibilidad, es la voluntad a la vida intelectual:
querer es su acto propio.

La voluntad es la inclinación racional al bien, siendo el bien aquello que nos


conviene. La voluntad no actúa al margen de la razón, sino simultáneamente con
ella: se quiere lo que se conoce, se conoce a fondo aquello que se quiere.

La voluntad se plasma en la conducta; dando origen a las acciones


voluntarias. La voluntad aparece en la acción, se hace presente al actuar. Una
acción voluntaria es conscientemente originada por mí, esto implica
responsabilidad: al hombre se le puede pedir cuentas de lo que hace porque lo
hace queriendo, por eso es responsable de sus acciones.
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Para reflexionar...Reunidos en grupo, elaboren un proceso formativo


para educar la voluntad

1.9. Emociones y sentimientos

Hay cuatro componentes necesarios para definir un sentimiento: 1) objeto


desencadenante y sus circunstancias 2) emoción o perturbación anímica 3)
alteración orgánica o síntomas físicos 4) respuesta de conducta que genera.
Solamente después de analizar en cada caso todos estos elementos podremos
llegar a identificar, definir y entender correctamente de qué sentimiento se trata.

El sentimiento podemos definirlo como el modo de sentir las tendencias. Son


la conciencia de la armonía o desarmonía entre la realidad y nuestras tendencias;
si algo me produce tristeza es porque realmente lo experimento como obstáculo a
lo que son mis fines propios.

Los sentimientos son una conciencia sensible de las tendencias, tienen un


valor cognoscitivo; “dicen” algo de la realidad que los provoca. Y también “dicen”
algo del sujeto que siente: la manera de estar afectado por los objetos y por el
mundo en general.

El sentimiento se distiende en el tiempo al generar una conducta. La


sensación termina en sentirla, es lago que se da en presente.

Hay dos grandes tendencias sensibles; deseo o apetito concupiscible (la


inclinación a poseer un bien), e impulso o apetito irascible (la inclinación a vencer o
apartar los obstáculos que permiten poseer el bien). Estas dos tendencias causan
dos tipos de sentimientos, originados en cada una de ellas.

La inclinación del deseo a poseer un bien podemos llamarla amor, y la


inclinación a rechazar el mal, odio. El amor puede serlo del bien futuro, y se llama
deseo, o del bien presente, y se llama placer. El odio puede ser la aversión a un
mal futuro, provoca la inclinación a huir; o aversión a un mal presente, y se llama
dolor o tristeza.

Los sentimientos y pasiones son un mundo muy complejo, en el que


intervienen, como en todo, el psiquismo humano, la razón y la voluntad, junto a las
tendencias.

Lo que desea todo hombre es la felicidad, que en el ámbito de los


sentimientos se llama gozo. El gozo, la felicidad, es el fin de la acción, es el fin de
la existencia humana ya a partir del ámbito de lo sensible.
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La educación de la voluntad, de los sentimientos y de los apetitos es el modo


de conseguir la armonía psíquica y esa educación se realiza mediante la
adquisición de hábitos.

El método más eficaz para alcanzar la armonía psíquica es la educación de


los sentimientos, y eso coincide con la ética. Por tanto, el único modo de ser feliz
es vivir éticamente.

Para reflexionar...

Reunidos en grupo discernir sobre la importancia de la normativa de


convivencia en una institución educativa fundada en valores y hábitos

Ejemplifiquen normas de convivencia que atiendan a esta formación de


la voluntad y los sentimientos.
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CAPÌTULO SEGUNDO

“La Persona”

Objetivo: Analizar la fuente última de la dignidad del hombre, su condición de


persona.
Discernir sobre el fundamento antropológico y su implicancia en la
educación.

2.1. Notas que definen a la Persona

La inmanencia es una de las características más importantes de los seres


vivos. Inmanente es lo que se guarda y queda en el interior.

El conocimiento intelectual y el querer, por ser inmateriales, no son medibles


orgánicamente: son “interiores”. Sólo los conoce quien los posee, y sólo se
comunican mediante el lenguaje, o a través de la conducta, pues nadie puede leer
los pensamientos de otro. Cada uno tiene en sus manos la decisión de la
comunicación.

La primera nota que define a la persona es la intimidad. La intimidad indica


un dentro que sólo conoce uno mismo. La intimidad es el grado máximo de
inmanencia, no sólo las cosas quedan guardadas para uno mismo, sino además un
dentro que crece, surge de la intimidad, lo creativo; porque tengo interior y me abro
a él soy capaz de innovar. Por eso, la persona es una intimidad de la que brotan
novedades, ser algo nuevo y causar lo nuevo

La persona tiene también la capacidad de sacar de sí lo que hay en su


intimidad. Esto puede llamarse manifestación de la intimidad. La persona
manifiesta su intimidad a través del cuerpo, por ejemplo el rostro, acciones
expresivas, el hablar, el gesto, la forma de vestirme etc.

La intimidad y la manifestación indican que el hombre es dueño de ambas y


al serlo, es dueño de sí mismo y principio de sus actos.
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Para reflexionar...

Reunido un grupo de docentes, reflexionar sobre estas notas que definen


la persona:
- Inmanencia
- Intimidad
- Manifestación de su intimidad
¿Qué influencia tiene en la relación educativa educador-educando?

Mostrarse a uno mismo y mostrar lo que a uno se le ocurre es de algún modo


darlo: otra nota característica de la persona es la capacidad de dar. La persona
humana es capaz de sacar de sí lo que tiene para dar o regalar, esto se ve
especialmente en la capacidad de amar.

A la capacidad de dar de la persona corresponde la capacidad de aceptar, de


acoger en nuestra propia intimidad lo que nos dan, de lo contrario el don se frustra

El darse en la persona es comunicativo, exige una reciprocidad: el don debe ser


recibido, agradecido, correspondido.

Se da algo a alguien, otra nota característica de la persona es el diálogo con


otra intimidad. Dar lleva al intercambio inteligente de la palabra, de la novedad, de
la riqueza interior de cada uno de los que se da.

Para reflexionar...

¿Cómo educar la capacidad de dar, acoger, dialogar?

El concepto de persona surgió como respuesta a la pregunta ¿Quién eres?,


¿quién soy?, es decir, respuestas a unas preguntas sobre un yo.

No podemos perfeccionar las personas sin perfeccionar su naturaleza, y no


perfeccionamos su naturaleza sin perfeccionar la vida social.

2.2. La persona y la adquisición de hábitos

Las notas de las personas que se acaban de mostrar nos muestran una
realidad absoluta, no condicionada por ninguna realidad inferior o del mismo rango.
Siempre debe ser respetada la persona.
¿Qué es el hombre?, tendremos en cuenta las dimensiones esenciales de la
persona, es decir, aquellas que expresan su operar, su actividad, en suma, su
naturaleza.
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El hombre tiene razón, es racional, y la razón es hegemónica en él. Pero


también tiene otras dimensiones: voluntad, sentimientos, tendencias y apetitos,
conocimiento sensible, historia, proyectos. Podemos definir a la persona como un
ser capaz de tener, capaz de decir mío. Se puede tener a través del cuerpo y de la
inteligencia, estas dos maneras culminan en una tercera, que es una posesión más
permanente y estable: los hábitos

Un hábito es una tendencia no natural, sino adquirida, que refuerza nuestra


conducta, concretando nuestra apertura a la totalidad de lo real por medio de la
adquisición de algunos automatismos que impidan que tengamos que estar
siempre inventándolo todo. Tener hábitos es el modo más perfecto de tener,
porque los hábitos perfeccionan al propio hombre, quedan en él de modo estable
configurando su modo de ser. La acción humana es el medio por el cual la persona
se realiza como tal, porque con ello adquiere hábitos

Hay varias clases de hábitos: a) Técnicos: destrezas en el manejo de


instrumentos o producción de determinadas cosas. B) Intelectuales: es el pensar
habitual c) Del Carácter: son los que se refieren a la conducta pues nos hacen ser
de un determinado modo. Parte de estos hábitos de carácter se refieren al dominio
de los sentimientos. La ética los divide en positivos (virtudes) negativos (vicios).

¿Cómo se adquieren los hábitos? Mediante el ejercicio de las acciones


correspondientes, con la práctica.

Para reflexionar...

¿Cómo educar los hábitos en la escuela, tanto los técnicos,


intelectuales y del carácter?

2.3. La Naturaleza de la Persona:

La pregunta ¿qué es el hombre? Busca aquello que todos tenemos en


común. A esto se lo llama esencia o naturaleza.

El concepto de persona surgió como respuesta a la pregunta: ¿Quién eres?


¿Quién soy?, es decir, respuestas a una pregunta sobre el yo.

¿Qué es el hombre?, tendremos en cuenta las dimensiones esenciales de la


persona, es decir, aquellas que expresan su operar, su actividad, en suma, su
naturaleza.

Una de las características de los seres vivos es la tendencia a crecer y


desarrollarse hasta alcanzar su fin y perfección. Esto coincide con la idea de bien:
el bien es aquello que es conveniente para cada cosa porque lleva a su plenitud. El
bien tiene carácter de fin, significa perfección.
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La naturaleza del hombre es precisamente la condición de posibilidad del


despliegue del hombre hacia su bien final, que constituye su perfección. Si el
hombre busca la perfección, si en él hay un anhelo, una inquietud de ser más, es
precisamente porque por naturaleza está hecho para ese crecimiento.

El hombre, por naturaleza, ha nacido para lo excelente. Y eso no está dado


en el punto de partida más que como inclinación natural. Dar cuenta de esta
inclinación es una tarea de la que cada uno es responsable.

Lo natural en el hombre es lo que le es propio: ejercer sus facultades. Lo


natural es el desarrollo de sus capacidades, alcanzar su fin: El fin del hombre es
perfeccionar al máximo sus capacidades, en especial las superiores (inteligencia y
voluntad; verdad y bien). La inteligencia busca el conocimiento de la realidad.
Cuando lo logra, alcanza la verdad, que es el bien propio de la inteligencia: abrirse
a lo real. Querer lo verdaderamente bueno es ejercer la voluntad perfeccionándola.
El hombre debe ser capaz de llegar a ser aquello a lo que desde el inicio de su
existir está llamado.

¿De qué modo influye la libertad en la acción de la persona?. El bien y la


verdad sólo se pueden alcanzar libremente. Está dado el fin general de la
naturaleza humana (felicidad, perfección), pero no los medios que conducen a esos
fines. La naturaleza humana tiene unas referencias orientadoras para la libertad, es
decir, tiene unas normas, unas leyes que le permiten encauzar libremente el
cumplimiento de ese anhelo constitutivo.

La primera norma de la esta guía de la naturaleza humana: “Haz el bien y


evita el mal”, es la invitación para que cada uno haga de sí mismo el mejor de los
proyectos posibles.

La naturaleza humana se realiza y perfecciona mediante decisiones libres,


que nos hacen mejores porque desarrollan nuestras capacidades. El hombre, o es
ético, o no es hombre. La naturaleza humana se perfecciona con los hábitos,
porque hacen más fácil alcanzar los fines del hombre.

Podemos definir al hombre como un ser intrínsecamente perfectible.


Alcanzar la plenitud humana, la felicidad, depende de la libertad.

Para reflexionar...

¿Cómo influye la educación en esta condición de la naturaleza humana que


se realiza y perfecciona mediante decisiones libres?
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20

CAPÍTULO TERCERO

“EL MUNDO HUMANO , LA TÉCNICA Y LA CIENCIA”

Objetivos: Valorar el mundo como el ámbito de las cosas y las personas.


Reconocer la capacidad humana para trabajar y producir

3.1. El mundo humano y la técnica

Una cultura es un sistema de valores, destinado a crear una visión del


mundo, es decir, una actitud vital, un comportamiento, destinado a crear una
civilización, un conjunto de relaciones con las personas, las cosas y con Dios a los
efectos de expresar esos valores

La persona vive en un tiempo donde tiene que vivir construyendo una cultura
y una civilización que lo habiliten del mejor modo para cumplir con todas las
exigencias actuales en el tiempo y el vivir de las futuras generaciones. Y a la vez
que lo habiliten para su paso fundamental, la eternidad.

El mundo es el ámbito o dónde están las cosas y estoy yo. El mundo exterior
en el cual el hombre vive es físico, material, y considerado en su conjunto recibe el
nombre de Naturaleza. La persona humana no es concebida fuera de esa
instalación material: su vida se despliega en ese medio y a través de él. El estar
situado el hombre en la Naturaleza es algo radical y determinante para su existir y
su modo de ser, pues es a partir de ahí como hace, actúa, vive y se proyecta.

Es la técnica la que debe adecuarse al hombre y no al revés.

El hombre usa con el cuerpo objetos adaptados, sacados de la naturaleza y


fabricados, fruto de su invención. El hombre inventa su adaptación al mundo y
también los medios de su adaptación.

“El hombre, al servirse de esos bienes, debe considerar las cosas externas
que posee legítimamente no sólo como cuyas, sino también como comunes, en el
sentido de que han de aprovechar no sólo a él, sino también a los demás”
(Gaudium et Spes 69,1)

Los bienes de producción – materiales o inmateriales- como tierras o


fábricas, profesiones o artes, requieren los cuidados de sus poseedores para que
su fecundidad aproveche al mayor número de personas. Los poseedores de bienes
de uso y consumo deben usarlos con templanza reservando la mejor parte al
huésped, al enfermo, al pobre. (Cat. N° 2405)

El trabajo humano procede directamente de personas creadas a imagen de


Dios y llamadas a prolongar, unidas y para mutuo beneficio, la obra de la creación
dominando la tierra (cfr. Gn 1,28; GS 34) El trabajo es , por tanto un deber:”Si
alguno no quiere trabajar, que tampoco coma” (2Ts 3,10) El trabajo honra los
dones del Creador y los talentos recibidos. Puede ser también redentor, medio de
21

santificación y de animación de las realidades terrenas en el espíritu de Cristo. (cfr.


CAT. 2427)

En el trabajo, la persona ejerce y aplica una parte de las capacidades


inscritas en su naturaleza. El valor primordial de l trabajo pertenece al hombre
mismo, que es su autor y destinatario. El trabajo es para el hombre y no el hombre
para el trabajo.

Cada uno debe poder sacar del trabajo los medios para sustentar su vida y
la de los suyos, y para prestar servicio a la comunidad humana.

“El hombre, cuanto más conoce la realidad y el mundo y más se conoce a sí


mismo en su unicidad, le resulta más urgente el interrogante sobre el sentido de
las cosas y sobre su propia existencia. Todo lo que se presenta como objeto de
nuestro conocimiento se convierte por ello en parte de nuestra vida” (SS Juan
Pablo II, Fides et Ratio- Carta Encíclica a los Obispos de la Iglesia Católica sobre
las relaciones entre la fe y la razón – 1998)

El uso de instrumentos, y posteriormente su fabricación, tienen como


finalidad la satisfacción de las necesidades humanas. El hombre es un ser
intrínsecamente perfectible que perfecciona el modo de satisfacer sus necesidades
mediante la técnica. Esto es el trabajo.

Por el trabajo el hombre logra:


 entrar en comunicación con otros hombres. Poder trabajar solo y en
equipo
 realizarse a sí mismo y colaborando en la obra de Dios.
 obtener aquello que necesita
 el trabajo organiza y transforma el medio natural en el cual el hombre vive
 el hombre, trabajando, se perfecciona a sí mismo, adquiere nuevos hábitos,
hace nuevos descubrimientos, fortalece su capacidad, su preparación, su
experiencia, sus conocimientos, se hace apto para tareas nuevas, adquiere
una profesión.
 Humanizarse y santificarse.

Para reflexionar...
Desde este planteo.. ¿Qué significa educar la laboriosidad de la persona?

3.2. La ciencia, los valores y la verdad.

El conocimiento puede ser de dos clases: teórico y práctico. El primero da


lugar a la ciencia; y el segundo es empleado para llevar a cabo la acción humana.
22

El método más corriente de la ciencia es el hipotético-deductivo: parte de la


observación, con los datos que adquiere elabora un modelo interpretativo, y
procede a corregir el modelo inicial a partir de nuevas observaciones. La
metodología de las ciencias experimentales permite alcanzar una explicación de
aspectos de la realidad que tiene como objeto.

Con la información obtenida se construyen teorías que deberán ser


verificadas por medio de la experimentación. Las teorías no son un reflejo directo
de la realidad; son más bien un entramado abstracto, una red de modelos.
Cualquier teoría es un reflejo de lo real por medio de ecuaciones, cantidades,
medidas. La realidad no son números, lo conseguido por la ciencia sí. Por eso hay
que insistir en que existe un conocimiento espontáneo y previo a la ciencia, y que
ésta es parte de ese conocimiento, un desarrollo concreto de él.

Cualquier científico es un hombre que tiene una vida real y concreta, y


además una determinada visión del mundo, unos valores que persigue y que toma
como criterios de sus decisiones libres: la ciencia no es aséptica. Un científico, si
está colaborando en un proyecto nuclear para desarrollar armas de destrucción
masiva, no puede justificarse simplemente diciendo que él se limita a hacer
formulaciones de física.

Tan es así la influencia de la vida de los propios científicos, que la


creatividad de los genios es un factor de primera magnitud en el avance científico y
en el diseño de nuevas teorías generales que cambian lo tenido hasta entonces por
inamovible.

Para reflexionar...
Establezca la diferencia, a través de un ejemplo, entre el conocimiento
teórico y práctico.

Tanto la ciencia como la técnica, recibe su medida del hombre; ha de crecer


y transmitirse de modo que éste pueda aprenderla y darle su sentido.

El conocimiento práctico es aquel que versa sobre las acciones humanas: Ej.
Mañana iré al cine. Tiene una característica especial: es la aplicación del
conocimiento intelectual a la situación concreta en la que cada uno se encuentra.
Las acciones humanas tienen lugar en la realidad concreta y singular, en el hoy y
en el ahora.

El análisis del conocimiento práctico exige mostrar los elementos que


intervienen en la acción humana. En este proceso tiene un papel importante la
voluntad: una acción es humana en cuanto que resulta de una elección de la
voluntad, por ser querida por el sujeto que actúa.

Los elementos de la acción práctica son:


23

- El fin, la acción comienza cuando las potencias del hombre tienden a un


determinado fin. Lo primero en la acción es el fin: según lo que elijamos
como fin desarrollaremos una conducta u otra, el fin es lo primero que
aparece y lo último que se consigue, es aquello que estimula al hombre para
que se ponga en marcha.
- La deliberación y la prudencia .Captar el fin produce una deliberación acerca
de cómo realizar la acción, es decir, de qué medios se dispone para
conseguir lo querido, aquí es donde tiene lugar el consejo, asesoramiento,
consulta, análisis de situaciones etc.
La prudencia es la virtud que permite llevar a cabo con acierto esta
deliberación. Ser prudente es acertar sobre lo que conviene hacer y sobre el
modo de hacerlo.
- La decisión Una vez hecha la deliberación acerca de los medios, se elige
uno de ellos, se toma la decisión.
- La ejecución Poner en práctica la decisión tomada. Esto tiene que ver con
virtudes morales como la fortaleza, la constancia. Ejecutar la decisión hasta
el final.
- Los resultados, las cosas no suelen salir como uno había pensado, los fines
pueden no alcanzarse, los medios pueden resultar inadecuados, la decisión
errónea, etc. Una de las características más claras de la acción humana es
la diferencia entre las expectativas y los resultados. El conocimiento práctico
se diferencia del teórico en que tiene que prestar atención a las
contingencias, debilidad humana. La razón práctica tiene que ser consciente
de sus límites, modesta, tiene que saber que puede fallar.

- La corrección. En la acción humana se hace necesario introducir los


resultados obtenidos, hacer balance de la situación y corregir las previsiones
iniciales. Esto obliga a veces a cambiar el plan de trabajo y los objetivos.. La
razón práctica vuelve sobre sí para rectificar las decisiones. El hombre es
capaz de aprender de sus errores.
- Las consecuencias En la acción hay que tener en cuenta no sólo el
resultado sino también las consecuencias: las acciones tienen efectos no
previstos.

Para reflexionar...
¿Cómo Educar la acción práctica en la escuela?

En todas las fases de la acción intervienen unos criterios previos que uno
tiene ya formados antes de actuar, y de los que parte para elegir el fin, elegir unos
u otros medios...Los llamamos valores. Se caracterizan porque valen por sí
mismos: lo demás vale por referencia a ellos. Son aquello que nos dice lo que cada
cosa significa para nosotros.

Todos actuamos según unos valores determinados que pueden ser variados:
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 La utilidad, que busca que las cosas funcionen


 La belleza quiere que las cosas sean armónicas, perfectas
 El poder tener autoridad y dominio
 El dinero sólo se mueve midiendo lo que puede ganar
 La familia, mi hogar, mi gente, los míos
 La patria, la tradición, valores referidos a la colectividad que nos ha visto nacer.
 La sabiduría, buscar comprender el sentido de las cosas
 La destreza técnica o habilidad para ejecutar determinadas acciones.

Los valores se toman de los fines de la acción y, a menudo, esos fines son
los valores que cada uno tiene, son los distintos modos de concretar la verdad y el
bien que constituyen los fines naturales del hombre.

Los valores no se transmiten por medio de discursos sino a través de


modelos vivos y reales, que se presentan, se aprenden y se imitan. No hay valor
sin ejemplaridad, persona que encarna el valor.

Los modelos familiares, los maestros, los amigos y aquellas personas a


quienes llegamos a admirar a través de una relación estable, son los que tienen
real posibilidad de construir, desde su ejemplo, de edificar nuevas vidas. La
responsabilidad de la conducta de esos hombres es, por eso, muy grande.
La educación, en buena parte, consiste en trasmitir modelos y valores que
guíen el conocimiento práctico y la acción, es decir, que permitan que cada uno sea
el guía de sí mismo, desde la verdad del hombre.

Para reflexionar...

¿Cómo debe redactarse una normativa de convivencia en una


escuela para que se base en la educación en valores?

Nos adentramos al tema de la verdad como conformidad con lo real.

La inteligencia busca el conocimiento de la realidad. Cuando lo logra,


alcanza la verdad. La verdad es el bien propio de la inteligencia, y consiste en la
capacidad de abrirse a lo real. Así como hay dos tipos de conocimiento, teórico y
práctico, implica distinción de dos tipos de verdad, verdad teórica y verdad práctica.

La verdad es la conformidad entre la realidad y el pensamiento. Las cosas


son de una determinada manera: conocer la verdad es conocer la forma de las
cosas, saber cómo son. Esto supone que las cosas tienen cierta estabilidad, o un
determinado modo de ser que hace que unas se distingan de otras. En segundo
lugar, nuestra mente es capaz de descubrir esa coherencia interna del universo,
por ser una forma cognoscible. La verdad es interna al universo y yo tengo acceso
a ella.
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Una verdad que se convierte en fin o criterio de conducta es un valor .Esta


es la dimensión práctica de la verdad.

El deseo de la verdad pertenece a la naturaleza misma del hombre.


Interrogarse sobre el porqué de las cosas es inherente a su razón.

“Movido por el deseo de descubrir la verdad última sobre la existencia, el


hombre trata de adquirir los conocimientos universales que le permitan
comprenderse mejor y progresar en la realización de sí mismo. Los conocimientos
fundamentales derivan del asombro suscitado por él por la contemplación de la
creación: el ser humano se sorprende al descubrirse inmerso en el mundo, en
relación con sus semejantes con quienes comparte el destino.

De aquí arranca el camino que lo llevará al descubrimiento de horizontes de


conocimientos siempre nuevos. Sin el asombro, el hombre caería en la repetitividad
y, poco a poco, sería incapaz de vivir una existencia verdaderamente personal”
(Fides et ratio N° 4)

La realidad encontrada como verdad conmueve profundamente al


hombre. La verdad tiene un carácter dinamizante respecto a nuestro operar. Nos
hace ver las cosas de otra manera.

Para que la verdad sea plena, no sólo hay que conocerla, sino también
vivirla. No se trata sólo de entenderla teóricamente, sino de incorporarla a
nosotros, de vivir la vida desde la inspiración que ella nos otorga. Las grandes
verdades transforman nuestra vida. Aquí podemos ver la estrecha relación entre
verdad y libertad: la verdad es la que da sentido a la libertad, pues la verdad es el
bien que busca una inteligencia libre.

Para reflexionar...

El tema de la verdad en relación con lo real, ¿cómo influye en el proceso de


enseñanza-aprendizaje de las distintas áreas curriculares?
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CAPÍTULO CUARTO

“SOMOS PERSONAS LIBRES”

Objetivos: Reconocer que la libertad se asienta sobre el ejercicio de la voluntad.


Valorar la importancia de educar la voluntad y la libertad.

4.1.: La Persona llega libremente a su perfección

Dios ha creado al hombre racional confiriéndole la dignidad de una persona


dotada de la iniciativa y del dominio de sus actos. “Quiso Dios ‘dejar al hombre en
manos de su propia decisión’ de modo que busque a su Creador sin coacciones y,
adhiriéndose a El, llegue libremente a la plena y feliz perfección” (Gaudium et spes
N° 17).

La libertad es el poder, radicado en la razón y en la voluntad, de obrar y de


no obrar, de hacer esto o aquello, de ejecutar así por sí mismo acciones
deliberadas. Por el libre arbitrio cada uno dispone de sí mismo. La libertad es en el
hombre una fuerza de crecimiento y de maduración en la verdad y la bondad. La
libertad alcanza su perfección cuando está ordenada a Dios.

Hasta que no llega a encontrarse definitivamente con su bien último que es


Dios, la libertad implica la posibilidad de elegir entre el bien y el mal, y por lo tanto ,
de crecer en perfección o de flaquear y pecar. La libertad caracteriza los actos
propiamente humanos.

En la medida que el hombre hace más el bien, se va haciendo más libre,


responsable de sus actos en la medida que éstos son voluntarios

La libertad impregna todos los actos de la persona, que es un ser libre.

La libertad se ejercita en las relaciones entre los seres humanos. Toda


persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, tiene el derecho natural
de ser reconocida como un ser libre y responsable. El derecho al ejercicio de la
libertad es una exigencia inseparable de la dignidad de la persona humana (cf. DH
2). Este derecho debe ser reconocido y protegido civilmente dentro de los límites
del bien común y del orden público. (cf. DH 7)

4.2. La voluntad

Los usos de la razón son principalmente tres: El uso técnico, que llamamos
tener corporal; el uso teórico, mediante el que se construye la ciencia y el campo
del saber; el uso práctico, por el que se diseña la acción y la conducta.
La voluntad tiene tres momentos: el deseo, la deliberación y la elección. De
estas distinciones podemos atender a cuatro modos de querer:

1) El deseo es el uso primero. Consiste en la inclinación hacia un bien


racionalmente captado que se nos aparece como bueno. El deseo consiste
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en la búsqueda y posesión de lo deseado. Desde esta tendencia, la voluntad


es querer.

2) La elección voluntaria puede ser doble, según se oriente al pasado o al


futuro. Si se orienta al pasado, adopta la forma de aprobar o rechazar. Si la
elección se orienta hacia el futuro, podemos llamarla dominio o poder,
porque me encuentro en situación de decidir acerca de lo que será mi futuro.
Dominar es ser señor de la propia vida, decidir acerca de aquello que puedo
hacer, porque depende de mí.

3) La voluntad creadora es la que se aplica a todas las acciones técnicas y


artísticas, en las cuales doy forma a una materia. La capacidad creadora del
hombre, trasciende este ámbito, su inventiva es más amplia, de la intimidad
personal brotan novedades inéditas ya que es creativa de por sí. Es la
voluntad la que encauza el brotar inteligente de la persona. La voluntad es
crear.

4) Hay un uso de la voluntad que podemos llamarlo amor, y consiste en el


reconocimiento y afirmación de una realidad por lo que en si misma es y
vale. Amar es deleitarse, alegrarse en el bien del otro La benevolencia es un
caso del uso de la voluntad como afirmación, como amor. Se trata de la
respuesta voluntaria a la captación que hace la inteligencia de las cosas
como son en sí mismas, en su alteridad. La voluntad es amar.

Estos usos de la voluntad generalmente se dan simultáneamente. Por


ejemplo en el arrepentimiento, uno rechaza una parte del propio pasado,
desaprobándolo, y busca el poder sobre el futuro para no repetir aquello.

Para reflexionar...

Elaborar un itinerario formativo para educar la voluntad

4.3. Libertad constitutiva – libertad de elección – libertad moral

La libertad, una de las notas definitorias de la persona, permite al hombre


alcanzar su máxima grandeza, pero también es la condición de posibilidad de
mayor degradación. El hombre es libre desde lo más profundo de su ser. No se
concibe ser humano sin ser libre.

La libertad tiene cuatro grandes planos que se superponen e implican


mutuamente:

Primer Nivel: es la libertad constitutiva, también llamada fundamental o


trascendental. Es su nivel más profundo e indica que la persona humana es un ser
libre. Soy independiente, autónomo, tengo un campo interior impenetrable para otro
que no sea yo. Es un poseerse desde el origen, ser dueño de uno mismo y, en
consecuencia, de las propias manifestaciones y acciones.
28

Esta libertad interior, que nos permite hablar de dignidad de la persona ya que
desde ella queda claro que cada ser humano es fuente de su actuar, es la base de
los derechos humanos y del ordenamiento jurídico.

La libertad constitutiva es apertura a todo lo real, tiene una amplitud


irrestricta de posibilidades. El espíritu, además de apertura, es actividad. La libertad
debe realizarse: debo diseñar libremente mi conducta, inclinación a autorrealizarse.
La libertad hace que el hombre sea causa de sí mismo en el orden de las
operaciones.: se mueve uno a sí mismo hacia donde uno quiere, para alcanzar su
propia plenitud. Realizar el hombre su propio proyecto de vida.

El hombre cuenta con una libertad situada, es libre un determinado hombre,


en un momento preciso. No es libre respecto a su nacer ni su morir.

Segundo Nivel: La libertad de elección. Nosotros tenemos conciencia que


podemos elegir y de que podemos elegir esto o aquello. Estas dos capacidades,
de ejercicio y de especificación, integran la capacidad de autodeterminación de la
voluntad que se conoce como libertad de arbitrio según la cual efectuamos la
elección

Nuestras elecciones tienen consecuencias, también en el sujeto que actúa,


pues cuando son repetidas provocan hábitos, y éstos dan lugar a una segunda
naturaleza, a un nuevo modo de ser. Se requiere un criterio ético para juzgar las
decisiones, pues producen un enriquecimiento o un empobrecimiento personal. Se
puede elegir libremente una conducta que arruine la propia vida, o bien uno puede
maximizar su libertad haciendo de su vida una vida bella.

El uso del libre arbitrio produce costumbres y hábitos. Hay una clase de
hábitos en cuya formación interviene decisivamente la libertad de elección. La
naturaleza se perfecciona con los hábitos, ya que éstos hacen más fácil alcanzar
los fines del hombre. Hemos definido al hombre como un ser intrínsecamente
perfectible, es decir, se tiene a sí mismo como tarea.

En el desarrollo de la vida hay obstáculos internos y externos, hay que


fortalecer la capacidad humana. A esa elección se le suele llamar virtud, una
facilidad adquirida para elegir lo conveniente. Quien tiene virtud, tiene fortaleza
para mantener como objetivo de su vida la excelencia. La virtud es un
fortalecimiento de la voluntad que lleva al rendimiento positivo de la libertad.

La adquisición de la virtud permite aspirar a bienes arduos, más lejanos que


la satisfacción sensible presente, pero cuya consecución exige tiempo y esfuerzo.
Sin las virtudes morales el hombre está debilitado para emprender la búsqueda y la
conquista de bienes arduos. Ni la investigación, ni la búsqueda de la verdad, ni la
fidelidad a la palabra dada, se pueden entender sin la virtud de la fortaleza.

Para saber lo que es conveniente, necesitamos de la prudencia, y querer ser


justos, y no dejarnos llevar por las pasiones y ser templados. Prudencia, justicia,
29

fortaleza, templanza son las virtudes en torno a las cuales gira la puerta de la
moralidad.

El tercer Nivel de la libertad se llama libertad moral, nace del buen uso de la
libertad de elección y consiste en el fortalecimiento y ampliación de la capacidad
humana que se llama virtud.

Si el hombre elige mal, si opta por lo que no le conviene, le sobreviene un


debilitamiento que se llama vicio. Las virtudes y los vicios se obtienen con la
práctica de los actos que los producen, actos que al principio son libres, pero luego
no lo son tanto, pues la inclinación que produce la costumbre, ahorrando a uno la
decisión, hace más costoso actuar en sentido contrario.

La libertad crece o disminuye, depende cómo se la use. Lo propio del


hombre es lograr hacer crecer su libertad.

Desde una perspectiva existencial y vital, la libertad consiste en su


realización a lo largo del tiempo, es decir, en la tarea de vivir la propia vida,
configurar la propia identidad, el proyecto de vida. La vida humana consiste en
elecciones, decisiones, preferencias, postergaciones, toda elección es a la vez
exclusión. La realización de este conjunto de decisiones es el proyecto de vida.

La biografía de nuestra vida se compone de trayectorias concretas que


tienen que ver con el modo en que uso mi libertad en distintos momentos, con las
oportunidades que tengo, con las verdades que descubro, los acontecimientos que
ocurren, etc.
Vivir es ejercer la capacidad de pensar proyectos y de llevarlos a cabo, el
riesgo y la dificultad son propios de las tareas que valen la pena y de los valores
más altos.

A las metas altas que el hombre se propone, se llaman ideales. Un ideal es


un modelo de vida que uno elige para sí y que desea encarnar, se convierte en
proyecto de vida cuando se decide ponerlo en práctica. Llegar a ser lo que uno
quiere o no llegar.

4.4. Libertad social – responsabilidad - autoridad

La libertad social consiste en que estos ideales puedan vivirse, y que toda
persona tenga en sus manos la posibilidad de realizar sus metas.

La miseria es aquella situación en la que el hombre queda reducido a una


dinámica mecánica y automática, en la que no puede crecer. Miseria significa no
poder salir de la pobreza, sufrir lo que no se quiere. La miseria es la forma más
grave de ausencia de libertad, porque conlleva a la falta de medios necesarios para
realizar el proyecto de vida en la sociedad.

La libertad significa educación, se educa la libertad al poner los medios para


que las personas que forman una sociedad tengan los recursos para guiar sus
30

propias vidas. La mejor inversión en el desarrollo no está en el asistencialismo, sino


en enseñar a crear recursos para que la persona obre autónoma y libremente..

Una sociedad abierta es aquella en la que la libertad existe, no sólo en


teoría, sino también en la práctica.

Cuando actuamos, nuestra conducta afecta a los demás y a nosotros


mismos: el uso de la libertad y la acción humana modifican las situaciones. El uso
de la libertad tiene siempre consecuencias.

Es muy corriente hablar de libertad, pero no siempre se insiste lo suficiente


en que uno es responsable de sus actos, y de las modificaciones que conlleven sus
actos.

Consideraremos las relaciones entre la libertad social, la responsabilidad y


autoridad.

El exceso de libertad social, y el consiguiente defecto de responsabilidad y


autoridad, puede ser llamado permisivismo. Es un modo de pensar y actuar que
hoy ha llegado a ser predominante.

El permisivismo asume una tesis: el pluralismo, la diversidad y la tolerancia


son valores irrenunciables, que adoptan la forma de un ideal al que aspirar, a partir
del hecho evidente de que somos distintos, y hemos de respetarnos como somos.

El respeto al pluralismo es un valor que trasciende con mucho a la tolerancia


del permisivismo. La ideología tolerante es el desarrollo lógico de la visión liberal
del hombre. Según esta visión la libertad consiste sobre todo en emancipación, es
decir, independencia, autonomía respecto de cualquier autoridad: se considera que
cada uno es la única autoridad legisladora sobre sí mismo y la autoridad civil no
pasa de ser un simple árbitro, que organiza los intereses de individuos que eligen
libremente lo que quieren

A esto le añaden la idea: “ mi libertad termina donde empieza la de los


demás”, pero ambas se relacionan poco: yo puedo hacer lo que quiero mientras no
perjudique. Éste sería el único criterio de discernimiento para decidir lo que puedo
o no puedo hacer.: mientras no se lesionen los derechos de los demás, cada uno
puede hacer lo que quiera.

El problema de este principio está en que en realidad no hay ninguna acción


que no tenga influencia en los otros, en la medida en que el hombre es persona, su
realización no es independiente del resto de los hombres, sino que tiene una
dimensión relacional. El principio de no hacer daño es un criterio necesario, pero no
el único.

La tolerancia entendida como permisivismo, pretende excluir cualquier forma


de reproche hacia conductas distintas a las que nosotros practicamos. Consiste en
31

no reprochar a nadie su conducta y evitar cualquier signo que pueda ser


interpretado como discriminatorio.

Una cosa es respetar el pluralismo y otra imponer la tolerancia a costa de la


pérdida de todo contenido. Si el hombre debe ser tolerante es porque en él hay una
verdad que defender: el carácter situado de su libertad. Es decir, la existencia de
esa combinación entre libertad y respeto a lo que ya es.

El defecto contrario a la tolerancia absoluta está en decir que la libertad es


menos importante que asegurar que ésta se use bien y que, por tanto, se necesita
una autoridad fuerte encargada de decir por todos lo que hay que hacer. El
autoritarismo es una institucionalización de la actitud paternalista, y lleva consigo a
un desprecio a la persona ya que la considera incapaz de ser responsable de sí
misma.

El justo medio de la libertad social no puede prescindir ni de la libertad ni de


la autoridad: ambas son necesarias. Para ello pone el acento en la responsabilidad
social de las personas. Conseguir un uso responsable de la libertad obliga a
preocuparse de que el sistema educativo transmita valores morales, y no sólo
contenidos neutros.

El hombre es un ser abierto: por lo tanto, hay una responsabilidad de enseñar a


ser libre por parte de los estratos sociales dedicados a la educación, pues el hecho
de ser libre no garantiza que cada sujeto optimice las posibilidades de su libertad.
Una educación es buena cuando sabe incentivar a los hombres a comportarse
libremente, y más todavía cuando aún así sabe coordinarlos en una sinergia cara a
la acción común.

Obedecer es una donación libre del propio proyecto vital en cuanto que no
se entiende sino como parte y colaboración de otro proyecto mayor. Saber mandar
y saber obedecer son requisitos necesarios para que exista autoridad política.

Cuando se confía en las personas éstas crecen y aumentan en creatividad.


Lo que hay que hacer es pedirles responsabilidades y conseguir que hagan suyas
las órdenes.

El mejor modo de hacer crecer la libertad social es que el que manda sepa
ejercer la autoridad política y aliente la libertad y la iniciativa, y que el que obedece
acepte las órdenes y las ejecute de modo racional, libre y responsable, haciéndose
cargo de las consecuencias de su actuación. Esto supone un diálogo racional, el
mejor modo de garantizar el uso de la libertad.

Para reflexionar...

¿Qué sugerencias pedagógicas podría proponer para educar la libertad de


sus alumnos?
32

¿Cómo debe caracterizarse un proceso educativo preocupado por la


formación de hábitos en sus alumnos?
33

CAPÍTULO QUINTO

“La persona es un ser social”

Objetivo: Asumir la persona como ser social.


Valorar la importancia de la educación de lo social en la
persona.

5.1. La persona es un ser en diálogo

La persona es apertura al tú y a los otros. Las relaciones interpersonales


constituyen el verdadero escenario de la existencia humana. La libertad constitutiva
significa apertura radical del hombre hacia el mundo y las demás personas. La
persona humana es un ser constitutivamente dialogante.

La persona, sin los demás, no tendría destinatario: su capacidad de dar


estaría frustrada.

A lo largo de todas las etapas de la vida necesitamos de otras personas para


aprender a reconocernos a nosotros mismos, desarrollar nuestra vida con
normalidad y alcanzar la plenitud. No hay yo sin tú. Y el tú es un rostro.

En su origen, persona significaba la máscara del actor en el teatro, el rostro


del representado..El otro es siempre un semblante que se nos muestra. Así lo
aprende el niño al reconocer a su madre antes que a sí mismo: la sonrisa de la
madre es el primer contacto del niño con la realidad. Necesita de ella para poder
entender la maravilla, lo positivo de la existencia.

El hombre es constitutivamente dialógico. Eso supera la relación con la


Naturaleza: necesitamos hablar, compartir, crecer en un campo de aportes
comunes. No bastan los animales, los árboles. Ante ellos la existencia del hombre
es incompleta. En su fundamento, las relaciones interpersonales precisan
esclarecer las siguientes nociones: lo común, el amor y la amistad..

5.2. La Persona comparte: lo común – el amor – la amistad

Las personas tienen cosas en común. Lo más primario es un pensar que


comparten. El instrumento de este compartir es el lenguaje. Sin él no existiría la
vida social, porque no podríamos compartir el conocimiento ni comunicarnos con
los demás.

Las ideas pertenecen a un tipo de bienes que se pueden compartir


indefinidamente: Hay bienes que no pueden ser compartidos, lo más que pueden
es ser repartidos. Por ejemplo: una torta, un chocolate hay que repartirlos, lo que
se come uno no se lo come otro.. En cambio, cuando se trata de bienes más altos,
son compartibles, y ésos son verdaderos bienes.
34

Los bienes que se pueden compartir pueden ser disfrutados


simultáneamente por un número indefinido de personas: se manifiestan a muchos,
enriquecen a muchos.

Los bienes que sólo se pueden repartir son materiales, en ellos no hay
simultaneidad, sino exclusión de unas partes respecto de otras. No se pueden
repartir sin trozarlos, si los tiene uno no los tiene el otro.. Los bienes compartibles
son inmateriales, en ellos hay simultaneidad, pueden ser de varios al mismo
tiempo. Cuando se comparten con otros, lejos de disminuir, aumentan.

Los bienes materiales se encuentran en el orden de la utilidad, sirven de


medio para un fin, son instrumentos, pero no tienen un valor definitivo por sí mismo.

Los bienes racionales se encuentran en un orden superior: también pueden


tener utilidad, pero tienen valor en sí mismo, se pueden compartir. La vida social se
funda en el compartir este tipo de bienes y repartir los demás.

Compartir es señal de presencia del espíritu, espiritualiza la sociedad, la


hace más humana, del convivir surge la riqueza de la novedad que es cada
persona. Si sólo me dan, si me reparten dividendos, si sólo tengo derechos, mi
existencia es pasiva. Si tengo que actuar, si debo de hacer llegar a todos más lejos,
entonces mi vida es un proyecto que tiene todas las características de una
aventura.

Lo común está formado por bienes compartidos. La vida social se basa en la


existencia de lo común. Lo común no es lo universal, lo que está en la razón
abstracta, sino lo que está a la vez en varias personas. Y no es fácil: mantenerlo y
conquistarlo son retos que exigen de la virtud de los que comparten. El ideal es
compartir.

La forma más intensa de compartir que se da entre las personas es el amor.


Gracias a él se comparte con otros todo lo que la persona es. El amor es la forma
más rica de relación entre las personas; por eso ocupa el puesto superior en la
escala de lo común.

La amistad es un diálogo habitual, una conversación que se interrumpe sólo


algunos ratos: el tiempo que transcurre entre un encuentro y otro. Los amigos,
cuando se encuentran de nuevo, se cuentan lo que ha pasado en ese intermedio,
asumen ese período dentro del diálogo, y lo continúan.

En la amistad debe darse el bien del amigo por el amigo mismo, el amigo es
el otro yo. La amistad es necesaria para la vida, sin ella el hombre no puede ser
feliz.

Para reflexionar...
35

¿Cómo cultivamos en nuestras instituciones educativas las cosas en


común, el amor y la amistad?

Nuestro estilo de convivencia, ¿educa en estas dimensiones?

5.3. La vida social de la persona:

La persona necesita de otras para comportarse conforme a lo que es y


alcanzar su plenitud: no hay yo sin tú. Las relaciones interpersonales no son un
accidente añadido, del que se pueda prescindir Entender esto es entender al
hombre: su ser es ser-con otros, con el mundo. Coexiste con los demás hombres,
con la Naturaleza, y ese coexistir es su mismo existir.

Una naturaleza autoperfectible es naturalmente social. En el inicio mismo del


ser humano aparecen los demás. Si ser hombre es ponerse en marcha libremente
hacia los fines propios de un ser inteligente, adquiriendo hábitos y
autoperfeccionándose. Esto no puede comenzar a suceder sin educación, son
convivir con otros, sin coexistir.

El vivir bien supone la convivencia con otros, y ésta es obra de la amistad.


Los hombres se asocian no sólo para sobrevivir y satisfacer sus necesidades
materiales más perentorias, sino sobre todo para alcanzar los bienes que forman
parte de la vida buena.

La vida social tiene mucho que ver con la ética. Dependiendo de cómo esté
constituida una sociedad, ésta puede favorecer o impedir la libertad y la felicidad, el
desarrollo de los que viven en ella. El fin de la vida social es dar a los hombres los
bienes que le permitan llevar adelante una vida buena, y, en consecuencia, ser
feliz.

Corresponde al conjunto de la sociedad, y no sólo a cada individuo aislado,


conseguir los bienes que constituyen la vida buena para aquellos que están dentro
de ella.

¿Cuáles son los elementos de la vida social?:

1) La acción humana: la sociedad surge de los intercambios de los hombres,


de las relaciones que inventan entre ellos.
2) El lenguaje, sin él no existiría la sociedad, ya que no podríamos
manifestarnos, ni compartir el conocimiento, ni ponernos de acuerdo con
los demás, comunicar valores, distribuir tareas, para expresar todo lo que
hay en mi pensamiento y en mi intimidad, de modo que pueda articularse
con el pensamiento y la conducta de los demás. El lenguaje tiene dos
funciones: manifestarse y comunicarse. Sin comunicación no hay
sociedad, como no existe la amistad o el amor sin diálogo. La sociedad
puede definirse como un sistema de intercambio.
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El hombre organiza su sociedad por medio de instituciones: hay un reparto


de tareas, cada uno asume unas y entre los diversos miembros de esa sociedad se
tejen unos principios de convivencia. Estas instituciones surgen, se desarrollan y se
consolidan de modo propiamente humano cuando se da en ellas la autoridad
política.

La autoridad política es una forma de emitir las órdenes que establece un


diálogo con el que las recibe, de manera que éste acepta la orden, la hace suya, y
modifica libremente su conducta para obedecerla, aunque también puede pedir
aclaraciones, sugerir una modificación, etc. La autoridad política se ejerce así por
medio de un discurso racional, que origina una identificación de voluntades y
propósitos entre el que manda y el que obedece.

Las instituciones se convierten en comunidades cuando hay en ellas


autoridad política y comunicación. Esta última se puede definir como tener en
común. Lo común es un bien compartido por muchos, y entre éstos, lo racional es
lo común por excelencia.

“Porque el principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones sociales es y


debe ser la persona humana, la cual por su misma naturaleza, tiene absoluta
necesidad de la vida social” (Gaudium et spes,n° 25)

Tener en común significa participar en esos bienes, comunicarlos o recibirlos


de otros. Ésa es la forma de vida social. Si falta la comunidad en una institución,
ésta puede estar muy organizada y ser muy compleja, pero no tiene un verdadero
carácter de institución humana. Hay comunidad cuando el que manda y el que
obedece comparten las razones, los fines y las motivaciones de la tarea común.

La dignidad de la persona humana implica la búsqueda del bien común.


Cada cual debe preocuparse por suscitar y sostener instituciones que mejoren las
condiciones de la vida humana.

El bien común comporta tres elementos esenciales: el respeto y la


promoción de los derechos fundamentales de la persona; la prosperidad o el
desarrollo de los bienes espirituales y temporales de la sociedad; la paz y la
seguridad del grupo y de sus miembros.

Los rasgos comunitarios de la vida social dependen de las personas


singulares: un rostro sonriente es una actitud que no puede ser impuesta por un
reglamento, pero que puede transformar el lugar más frío en un espacio acogedor.

Para reflexionar...

¿Qué estilo de comunidad educativa generamos en nuestras escuelas?


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BIBLIOGRAFÍA

Amarante, Ana María (2003) “Cosmovisión cristiana de las áreas curriculares “


DAEC – Asunción – Paraguay

Amarante, Ana María (2004) “Proyecto Educativo” DAEC – Asunción – Paraguay

Aranguren, José Luis (1960) Ética – Revista de Occidente – Madrid.

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pronunciada por la Dra. Lila Archideo – Buenos Aires – Argentina.

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Madrid.
Concilio Vaticano II – Lumen Gentium (LG)
Dignitatis humanae (DH)
Gaudium et spes (GS)
Juan XXIII – “Pacem in terris” (1963)
Juan Pablo II – “Laborem exercens” (1981)
Juan Pablo II – Redemptor Hominis (1979)
Juan Pablo II – Fides et ratio (1998)
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Antropología” – Un ideal de la excelencia humana – Sexta Edición. EUNSA

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