Módulo 7 Clase 3 Accesibilidad Cultural e Inclusión

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Clase 3

Accesibilidad cultural e inclusión

Sitio: FLACSO Virtual Impreso por: Ingrid Alejandra Rainao

Curso: Gestión cultural y comunicación - 2023 Día: miércoles, 20 de diciembre de 2023, 03:46

Clase: Clase 3

Accesibilidad cultural e inclusión


Descripción

Mariana Capurro*
Tabla de contenidos

Introducción

1- Modelos de la discapacidad a través de la historia. Marco conceptual y normativo de la accesibilidad.

2- ¿Qué se entiende hoy por accesibilidad cultural?

3- Reflexiones en torno al capacitismo.

4- Perspectiva interseccional.

5- Políticas públicas inclusivas.

6- Buenas prácticas de accesibilidad cultural en países sudamericanos.


Introducción

Robert Irwin, Black, 2008. Fuente: Instituto Inhotim. La imagen contiene texto alternativo - puede ser leída por personas con discapacidad visual a través del software instalado en

sus dispositivos que permite la navegabilidad web y uso de aplicaciones.

Pasado el verano del 2020 ideas en la órbita de “la pandemia lo cambia todo” circularon en las redes sociales.

Independientemente de lo que indicara el ranking internacional de la felicidad, bastante bien promediado por

estos lares, el deseo de un mundo nuevo burbujeaba en la imaginación popular mientras se horneaba pan y se

pasaba el tiempo. El distanciamiento social, el uso del barbijo y los supuestos cambios en la vida cotidiana

fueron trending topic en 2020. Mucha gente se expresó sobre estos temas, sin embargo, ni en todas las geo-

grafías ni en todos los cuerpos impactó del mismo modo la crisis desatada a partir del COVID19. De esto no

se habló mucho. Seguimos viviendo en un mundo desigual, donde solo unos pocos disfrutan de privilegios y

consiguen resolver sus vidas de una forma más o menos sencilla, sin esfuerzos.

Las ideas que se ofrecen a continuación persiguen la promoción de los DDHH a partir de la democratización

de la cultura en un sentido amplio. En 2005 García Canclini durante la ponencia conocida como Todos tienen

cultura planteó la pregunta acerca de qué tipo de prácticas pueden contribuir al desarrollo sustentable. Diez

años más tarde, la Asamblea General de la ONU adopta la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, “un plan

de acción en favor de las personas, el planeta y la prosperidad, que quiere fortalecer la paz universal y el ac-

ceso a la justicia” 1. Las tensiones que se vienen planteando durante este siglo se relacionan a cuestiones de

sentido y éticas en torno a los cuidados en contexto de la crisis del antropoceno 2. Mientras los debates ac-

tuales que aportan las corrientes xeno-feministas* avanzan sobre nuestra relación con lo desconocido, lo no-

humano y lo impersonal, resulta necesario ofrecer una mejor forma de transitar el hoy como momento transi-

cional en que nos encontramos, entre el viejo mundo analógico y un futuro que sabemos, ya llegó hace rato.
Garantizar la diversidad cultural y la democratización de los bienes culturales es un posicionamiento político

por la equidad frente a la desmedida avanzada de los mercados y el reduccionismo de públicos, temáticas y

formatos que éstos imponen en el corto tiempo que nos queda habitar el planeta como hoy lo conocemos.
1- Modelos de la discapacidad a través de la
historia. Marco conceptual y normativo de la
accesibilidad.

Durante la pandemia se estrenó en la plataforma más popular de streaming la película “Crip Camp: A Disabi-

lity Revolution” (traducida al español como “Campamento extraordinario”) documental de 2020 que cuenta la

historia del verano en la década del 70 en que un grupo de jóvenes en Nueva York fundaron el movimiento so-

cial que liberó a las personas con discapacidad de un futuro por siempre aislado, institucionalizado. El ante-

cedente de la Ley de Estadounidenses con Discapacidades de 1991 sentó las bases para el cambio de paradigma en ma-

teria de derechos del presente. Si bien hoy podemos reconocer que el Campamento extraordinario es un re-

lato donde la justicia social es protagonista y comprendemos la importancia de contar con un marco norma-

tivo que iguale en derechos a todas las personas, pocos conocen que la realidad en cuanto al acceso a la in-

formación para las personas con discapacidad es un asunto harto complejo que afecta en todos los órdenes

de la vida. Sólo en materia de entretenimiento, es poco el contenido que se ofrece de manera accesible: las

películas y series no tienen ventana en lengua de señas, incluso luego de que CODA: los sonidos del silencio

ganara tres Oscars de la academia en 2022. Las personas ciegas solo pueden disfrutar de un porcentaje redu-

cido del contenido que circula en streaming y son apenas algunos casos aislados las salas de conciertos, tea-

tros o cines que ofrecen funciones accesibles, distendidas o tienen su programación digitalizada de forma co-

rrecta, subtitulados los vivos o videos, con audiodescripción, etc.

En Argentina, por ejemplo, el artículo 30 de la Ley 26.378, promueve la participación en la vida cultural, las

actividades recreativas, el esparcimiento y el deporte. El Estado asume la responsabilidad de adoptar todas

las medidas pertinentes para asegurar que las personas con discapacidad:

-Tengan acceso a material cultural en formatos accesibles.

-Tengan acceso a programas de televisión, películas, teatro y otras actividades culturales en formatos accesi-

bles.

-Tengan acceso a lugares en donde se ofrezcan representaciones o servicios culturales tales como teatros,

museos, cines, bibliotecas y servicios turísticos y, en la medida de lo posible, tengan acceso a monumentos y

lugares de importancia cultural nacional.

Si nos detenemos a observar acerca de cómo las personas con discapacidad fueron percibidas a lo largo de

la historia vamos a encontrar una importante evolución en los últimos años. Sin embargo es necesario consi-

derar que los paradigmas descritos a continuación son permeables, ya que a pesar del orden temporal con el

que se presentan, todos ellos están en vigencia en la actualidad, en el ideario de personas y en algunas insti-

tuciones conservadoras en todo el mundo, hay conceptos que parecen haber quedado congelados en el
tiempo. Esta situación -la mirada respecto de la diversidad, el desconocimiento y la falta de perspectiva- ge-

nera las barreras actitudinales para que los cambios necesarios no se realicen y las leyes muchas veces no

tengan un correlato con la realidad.

El modelo de prescindencia bajo el cual la humanidad se pensó durante la Antigüedad y la Edad Media se

basó en dos grandes ideas: la justificación religiosa de la discapacidad (es un castigo, una maldición) y la

consideración de que la persona con discapacidad no tiene nada que aportar a la comunidad. La práctica era

la separación o el alejamiento del recién nacido del núcleo social, condenando a la persona al aislamiento e

incluso, matarla era común. Quienes lograban sobrevivir, eran escondidxs por sus familias, esclavizadxs o

condenadxs a la caridad, al lucro o entretenimiento de lxs demás.

En el modelo bio-médico rehabilitador que reemplazó al anterior paradigma a nivel institucional, las causas

para justificar la discapacidad ya no son religiosas sino científicas, es decir se alude a la discapacidad en tér-

minos de salud o enfermedad. Se entiende por fin que estas personas pueden tener algo que aportar, pero se

piensa que pueden ser rentables en la medida en que sean normalizadas. En este modelo se busca la recupe-

ración de la persona. Las terapias, los tratamientos y la educación especial se convierten en herramientas

dentro del esquema de institucionalización. Las personas con diversidad funcional fueron sistemáticamente

ingresadas a hospitales, eventualmente devenidos sitios donde se reunían los pobres, los enfermos y los invá-

lidos. Dice Agustina Palacios en su libro El modelo social de discapacidad “Los marginados ya no eran de fiar,

cayendo sobre ellos los peores calificativos, los predicadores los acusaban de faltas, pecados y delitos.

Desde entonces, comenzó a generarse una asimilación entre pobre y criminal, quedando la santificación de la

pobreza absolutamente desplazada ante las nuevas exigencias burguesas de orden y utilidad. Describe Mara-

vall que, a la visión cristocéntrica del pobre, se opuso una concepción negativa, francamente humanista. La

supuesta fealdad del pobre y del enfermo deshonraba al género humano. Su incapacidad u ociosidad —volun-

taria o involuntaria—, hacía de él un ser inútil (Ref: Palacios, Agustina. “El modelo social de la discapacidad: :

orígenes, caracterización y plasmación en la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con

Discapacidad” P.73 https://drive.google.com/drive/folders/1VETglCv8Lnqw_B30CcBYwXkSG1pQhkP-).” Cabe

destacar que la práctica de la institucionalización se realizaba en un gran número de casos en contra de la vo-

luntad de las personas afectadas y muchas veces también, con ingresos en dudosas circunstancias inclu-

yendo diagnósticos de salud mental que escondían verdaderas represalias de género y/o políticas contra la

persona o la comunidad. Significaba para estas personas la pérdida del control de sus propias vidas y de su li-

bertad; como asimismo la restricción y violación de sus derechos más básicos. Durante los años 70 y 80s, co-

menzó en el norte de América y en algunos países de Europa, una toma de conciencia por parte de la socie-

dad respecto de la situación de las personas institucionalizadas. A partir de diversas estrategias de denuncia

se comenzó a buscar soluciones. Se impulsaron campañas de mejora y comenzaron a trasladarse a algunxs

de lxs residentes de instituciones estatales a grupos en hogares comunitarios y familias de acogida. Un caso

ejemplar de estas historias de vida fue la artista Judith Scott quién encontró un canal de expresión en el Crea-

tive Growth Center de Oackland, EEUU. Su última escultura de 2005 forma parte de la colección del Museo de

Art Brut de Lausana (Suiza).


El modelo social de la discapacidad propone salir del esquema de la integración que ofrecía, en el mejor de

los casos, el modelo médico hegemónico para pasar a una nueva mirada desde la inclusión de las personas a

la sociedad, valorando sus capacidades y garantizando sus derechos. Se comprende a partir de este mo-

mento que es el entorno el que discapacita, es decir, que las barreras que pone la sociedad agravan la situa-

ción de la persona. Con el lema “"Nothing about us without us" (nada sobre nosotros sin nosotros*), activistas

del movimiento de vida independiente exigen la participación en todas las instancias en las cuales son parte.

Ya no hablamos de instituciones que se ocupan de ellxs, sino que son las mismas personas con discapacidad

las que saben por su propia experiencia cómo llevar adelante sus vidas, no ya especialistas o personal de sa-

lud que ponga en foco sus debilidades por sobre sus fortalezas. Según el modelo actual, las causas que origi-

nan la discapacidad no son ni religiosas ni científicas, sino sociales. La aceptación de las diferencias, es decir

la inclusión de la diversidad nos hace una sociedad más amplia y enriquecida. Las soluciones no deben apun-

tarse individualmente, sino más bien deben encontrarse dirigidas hacia el conjunto de la sociedad. Se trata de

implementar políticas públicas que consigan igualar en derechos a todas las personas, por ejemplo, la educa-

ción debe tender a ser inclusiva —adaptada a las necesidades de todxs— como regla, reservándose la educa-

ción especial como última medida. En cuanto a las formas de subsistencia de las personas con discapacidad,

se consideran métodos idóneos a la seguridad social y al trabajo ordinario, y sólo excepcionalmente se

acepta el trabajo protegido.

En Argentina, el cupo laboral de personas con discapacidad es un ejemplo claro de cómo ha sido el cambio de

paradigmas. La ley N. 22.431 Sistema de protección integral de los discapacitados sancionada en Buenos Ai-

res, el 16 de marzo de 1981 da cuenta del capacitismo y la discriminación del enfoque rehabilitador en el

texto instituido durante la dictadura cívico-militar. Veamos un fragmento:

CAPITULO I

Objetivo, concepto y calificación de la discapacidad

Artículo 1° - Institúyese por la presente ley, un sistema de protección integral de las personas discapa‐
citadas, tendiente a asegurar a éstas su atención médica, su educación y su seguridad social, así como
a concederles las franquicias y estímulos que permitan en lo posible neutralizar la desventaja que la
discapacidad les provoca y les den oportunidad, mediante su esfuerzo, de desempeñar en la comuni‐
dad un rol equivalente al que ejercen las personas normales.

Art. 2° - A los efectos de esta ley, se considera discapacitada a toda persona que padezca una altera‐
ción funcional permanente o prolongada, física o mental, que en relación a su edad y medio social im‐
plique desventajas considerables para su integración familiar, social, educacional o laboral.

Art. 3° - La Secretaría de Estado de Salud Pública certificará en cada caso la existencia de la discapaci‐
dad, su naturaleza y su grado, así como las posibilidades de rehabilitación del afectado. Dicha Secreta‐
ría de Estado indicará también, teniendo en cuenta la personalidad y los antecedentes del afectado,
qué tipo de actividad laboral o profesional puede desempeñar.
El certificado que se expida acreditará plenamente la discapacidad en todos los supuestos en que sea
necesario invocarla, salvo lo dispuesto en el artículo 19 de la presente ley.

Un abismo en términos de sentido y uso del lenguaje entre el texto antes citado y la Guía Práctica de Accesibi-

lidad Cultural, una herramienta de gestión argentina reciente. Fue creada por el Laboratorio de Innovación Cul-

tural del Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de la Nación en el año 2018, orientado a re-

pensar los modelos de gestión cultural y poner en práctica la creatividad e innovación al servicio del desarro-

llo económico, ofreciendo soluciones concretas frente a las responsabilidades asumidas en materia de acce-

sibilidad cultural, un derecho que se debe garantizar como Estado parte de la Convención sobre los Derechos

de las Personas con Discapacidad. En el texto de la guía puede advertirse que se antepone la palabra persona

a la condición de discapacidad, entre otras muchas modificaciones respecto del uso del lenguaje en los anti-

guos paradigmas. Encontramos también la definición de algunos conceptos significativos como: identidad, al-

teridad, diversidad, participación y diversidad funcional. La misma está dividida en ejes funcionales y busca

promover ecosistemas de co-creación cultural en los cuales profesionales de distintas disciplinas y sectores

trabajen colaborativamente para el alcance de todos los públicos. Sus recomendaciones están orientadas a

lograr la plena accesibilidad en materia de comunicación, contenidos, infraestructura y recursos humanos.

Si bien los recursos para facilitar las prácticas que la guía ofrece han sido diseñados para incluir a personas

con diversidad funcional, resulta necesario insistir con la idea central que propone el cambio de paradigma

bio-médico al modelo social: ya no se trata de un asunto de minorías, sino que la accesibilidad está orientada

a beneficiar a toda la población, entendiendo que si no tenemos los medios adecuados para la inclusión, se

pierde la posibilidad de contar con la participación de un alto número de personas. La Agenda 2030 para el

Desarrollo Sostenible establece que la discapacidad no puede ser un motivo ni criterio para privar a las perso-

nas de acceso a programas de desarrollo y el ejercicio de los derechos humanos. Según estadísticas actuales

(Ref:

https://www.bancomundial.org/es/topic/disability#:~:text=Asociados-,El%2015%20%25%20de%20la%20poblaci%C3%B3n%20mun

“el 15 % de la población mundial, es decir, 1000 millones de personas, sufren algún tipo de discapacidad, y la

prevalencia de la discapacidad es mayor en los países en desarrollo.”


2- ¿Qué se entiende hoy por accesibilidad cultural?

La accesibilidad cultural es un concepto dinámico ya que se encuentra en permanente evolución. Supone la

igualdad de condiciones en la participación de todas las personas en la cultura.

La accesibilidad cultural comprende: adaptación para el pleno uso del espacio a personas con movilidad redu-

cida, sistemas de apoyo y ajustes razonables (Ref: 1. Por ajustes razonables nos referimos a las modificaciones

y adaptaciones necesarias y adecuadas requeridas por cada persona con discapacidad que le facilitan el acceso

al puesto de trabajo y/o su desarrollo y sostenibilidad en el empleo, estudio o participación en cualquier ámbito

cultural.) para personas con discapacidad, para la permanencia en salas y el tránsito dentro de los espacios

culturales (puede incluir desde facilitar una silla de ruedas, ofrecer espacios de vuelta a la calma, inclusión de

sistemas de comunicación alternativa, entre muchos otros). Sensibilización del personal que trabaja en áreas

de bienvenida y atención al público y normas de protección para las personas con discapacidad como por

ejemplo, el ingreso libre a museos y espacios públicos culturales.

La accesibilidad cultural habilita el disfrute de las expresiones artísticas. Favorece el intercambio de saberes y

experiencias fomentando la participación de las personas con discapacidad no solo como destinatarias de

las propuestas culturales sino como protagonistas de las mismas, pudiendo ocupar diferentes roles dentro de

los procesos culturales. Implica involucrar en los procesos de gestión y creación de contenidos y propuestas

a organismos gubernamentales, instituciones, asociaciones, organizaciones vinculadas a las personas con

discapacidad, especialistas y profesionales vinculadxs a la cultura, educación, ciencia, tecnología, salud y co-

municación social, entre otros, atendiendo la importancia de que éstas estén integradas por personas con dis-

capacidad o bien colaboren con ellas para que su voz sea representada.

La accesibilidad cultural puede requerir de la mediación de contenidos a fin de igualar las condiciones de par-

ticipación de los sujetos para que consigan llevarse un diferencial estético como resultado de su experiencia

como público. Los proyectos o productos culturales deben atender, de manera simultánea y transversal, cier-

tos niveles de accesibilidad. Es lo que en la Guía de Accesibilidad en Museos desarrollada por Eva Llamaza-

res y equipo llaman cadena de accesibilidad.

En relación a la infraestructura, para que los espacios culturales sean accesibles no deben presentar barreras

físicas ni actitudinales. Los entornos virtuales deben ser una alternativa para suplir la presencialidad cuando

se vuelva necesario.

Desde el punto de vista de la comunicación, lo recomendable es producir contenidos con diseño universal

(Ref: Diseño universal Es un concepto creado por el arquitecto americano Ron Mace que consiste en la creación

de productos y entornos diseñados de modo que sean utilizables por todas las personas en la mayor medida po-

sible, sin necesidad de que se adapten o especialicen. Fuente:

https://buenosaires.gob.ar/copidis/accesibilidad/principios-del-diseno-
universal#:~:text=Es%20un%20concepto%20creado%20por,que%20se%20adapten%20o%20especialicen) para ser

disfrutados por la mayor cantidad de personas posible. Cuando no fuera esto posible, se buscará identificar al

público destinatario y seleccionar las herramientas y recursos apropiados para realizar adaptaciones de con-

tenido. Para llevar adelante esta tarea se debe tener en cuenta los diversos sistemas de comunicación para

personas con discapacidad como el Braille, la lectura fácil, los PECs (Ref: Sistema de comunicación por inter-

cambio de imágenes.) o pictogramas.

La lengua de señas no es un idioma universal. Cada país ha desarrollado su propia lengua de señas y como

cualquier otra lengua, tiene su gramática, en este caso, visual, espacial e incluye rasgos no manuales. Las

personas sordas conforman una comunidad dado que comparten una historia, una lengua y una cultura que

les da una identidad común y es a través de esta lengua visual que pueden desarrollar su autonomía. Es por

eso que el subtitulado no resulta un reemplazo del castellano siendo la lengua de señas una lengua en sí

misma.

Otros recursos de comunicación aumentativa, audiodescripciones, tipografías específicas, pueden ser de uti-

lidad para ciertas personas, obrando como adaptaciones de contenidos que lo requieran. Ejemplos de estos

pueden encontrarse en algunos sitios web. Uno de los widgets de accesibilidad más comunes es activado clic-

keando el icono / botón azul ubicado en el margen derecho de la pantalla, que despliega un menú de opcio-

nes. Entre ellas, se puede elegir modificar el contenido al formato deseado: agrandar el tamaño de las tipogra-

fías en pantalla, mejorar el contraste de una imagen o escuchar su descripción.

La accesibilidad web debe programarse utilizando texto plano en sus contenidos (no ser una imagen o anima-

ción que contiene texto) y las imágenes deben contar con texto alternativo cargado durante el armado del si-

tio, para poder ser accesible para los usuarios con discapacidad visual. El software utilizado por personas cie-

gas o con baja visión convierte el texto en audio para hacerlo accesible.

La realidad aumentada y los códigos QR son recursos que permiten expandir los formatos de la información

tanto en el espacio o entornos físicos como virtuales, pudiendo incluir en ellos videos (por ejemplo en lengua

de señas), imágenes o audios. El Braille Virtual es también un recurso útil para personas ciegas. Validar (Ref:

3. La validación de contenidos puede tomar diversas formas. En el caso del trabajo intercultural con la comuni-

dad sorda, se recomienda el trabajo con un equipo integrado por intérpretes de lengua de señas y asesor/a

sordx.) los recursos de accesibilidad con usuarios para garantizar su calidad es una buena práctica en mate-

ria de inclusión y calidad de servicio.


3- Reflexiones en torno al capacitismo.

La accesibilidad cultural debiera ser una realidad extendida, más aún post-pandemia, debiera ser la nueva nor-

malidad luego de haber tenido que adaptarnos a la continuidad pedagógica por plataformas tipo classroom, a

las celebraciones vía Zoom, al teletrabajo, el sexting. Debiéramos haber comprendido la importancia de imple-

mentar todas las herramientas de las nuevas tecnologías al servicio de la inclusión. Sin embargo, las estrate-

gias con potencial accesible no consiguieron la aceptación de académicxs en contexto de post-pandemia.

Continúa siendo un esfuerzo permanente para personas con discapacidad y sus familias tener que exigir que

las instituciones educativas cumplan con un mínimo de todo lo antes explicado en materia de accesibilidad,

para poder igualar en derechos básicos a la población.

Es raro encontrar accesibilidad cultural fuera de un núcleo de élite de algunas ciudades capitales que cuentan

con grandes museos o teatros. Muchas personas se quedan afuera de lo que produce y disfruta su entorno,

de los bienes culturales, no sólo las personas con discapacidad, también sus cuidadorxs -mayormente muje-

res- y otras muchas poblaciones vulneradas por motivos de clase, económicos, etc.

Lamentablemente, en los medios de comunicación masiva continuamos apelando al capacitismo, a través del

uso del lenguaje y de los sentidos que circulan en pantallas, periódicos y redes sociales. Consumimos y natu-

ralizamos el capacitismo porque la sociedades capitalistas nos han hecho creer en la meritocracia- el neolibe-

ralismo impone la lógica de la competencia- y el eugenismo. Así, continuamos encontrando barreras actitudi-

nales en todos los órdenes de la vida comenzando por la escuela, el trabajo, el disfrute del espacio público

verde o cultural y finalmente, el consumo en todo su espectacular rizoma de variedades.

Una experiencia concreta que muestra la realidad frecuente que enfrentan estudiantes con discapacidad de

todos los niveles del sistema educativo y en la que puede advertirse cómo opera el capacitismo a nivel institu-

cional, es el trabajo de la dupla de “infiltrados” Florencia Herrera Oesterheld y Luis Vera Fuente-Alba (Ref: He-

rrera Oesterheld, F y Vera Fuente-Alba,L. (2021). Infiltrados(as) en la academia: capacitismo en la universidad

desde la experiencia de académicos(as) con discapacidad/diversidad funcional en Chile. Polis Revista Latinoa-

mericana, 20 (59), 99-121. doi: https://journals.openedition.org/polis/20428) llevado adelante en la academia

chilena. Sostienen en su investigación y en sus recorridos académicos que “la universidad ha normalizado for-

mas específicas de producción de conocimiento y maneras particulares de trabajar y enseñar que consideran

que la discapacidad no es apropiada (Griffiths, 2020). Como señala Brown (2020), el capacitismo en la acade-

mia es endémico.”

El concepto de capacitismo nace de los movimientos por los derechos civiles de las personas con discapaci-

dad en los Estados Unidos y el Reino Unido, durante las décadas de 1960 y 1970. Nos referimos a capaci-

tismo (ableism en inglés) como la actitud o discurso que devalúa la discapacidad frente a la valoración posi-

tiva de la integridad corporal de una supuesta condición esencial humana de normalidad. Es también definida

como una red de creencias, procesos y prácticas que producen una clase particular de sujeto y de cuerpo que
se proyecta normativamente como lo perfecto y típico de la especie y, por lo tanto, como lo que es esencial y

plenamente humano. En consecuencia, la discapacidad es interpretada como una condición devaluante del

ser humano.

Existen desde ya, muchas situaciones discapacitantes que excluyen a las personas más allá de su diagnós-

tico o condición. Un criterio frecuente y hasta instalado en ciertos ámbitos de la educación artística es la anti-

cuada idea del genio dotado, del don, el talento extraordinario, el tipo de trato a la manera de la prima balle-

rina. Aquella persona que ensombrece al resto, por lo que recibe un trato especial durante toda su carrera. “La

fetichización de determinados individuos es una necesidad de clase, porque es una forma de enmascarar el

carácter colectivo de su propia dominación (Ref: Juan Carlos Capurro “En el altar del Yo” Revista del Colectivo

Estrella del Oriente, MAYO 2023. https://revistaestrelladeloriente.blogspot.com/2023/05/en-el-altar-del-yo-por-

juan-carlos.html?fbclid=IwAR1PNkQhLtX5sFBmosD9Frqan_QWx7wcf-KoiUfrODqKTH4bTH__vxecPFI&m=1)” un

gran aporte del colectivo Estrella del Oriente que podría ser tomado para entender el fenómeno tanto de los

casos en los que se construye la figura por la positiva como por la negativa, por ejemplo cuando la

persona con discapacidad es destacada por encarnar el drama, el destino terrible de ser diferente. Cabe en-

tonces preguntarse ¿qué sujetos son tenidos en cuenta en la cultura? ¿Qué voces resuenan en los circuitos

culturales? ¿Qué aportes podemos hacer desde nuestro espacios de trabajo y cómo apoyar y contribuir con

una sociedad más justa e igualitaria? Un primer paso podría ser comenzar a construir la perspectiva en disca-

pacidad, problematizar ciertas situaciones, comprender que las cosas no son así sino que están así y que po-

drían cambiar.

Macarena Marey es profesora de Filosofía política en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de

Buenos Aires. En un artículo publicado como La lengua autista de mi hijo, invita a la reflexión sobre los límites

del lenguaje y su relación con la discriminación. “El instinto de negar la discapacidad no es innato, sin em-

bargo. Es una trampa inteligente diseñada para que desarticulemos la comunidad, para desorganizarnos, para

debilitarnos: no para discapacitarnos sino para desagenciarnos. Así trabaja el capacitismo, despolitizando la

vulnerabilidad y el malestar, haciendo de la discapacidad un objeto de pena y compasión, un asunto de mala

suerte, un destino individual que intentamos torcer y evitar (Ref: Fragmento de un artículo publicado por Maca-

rena Marey en el blog Tierra Roja https://tierraroja.com.ar/la-lengua-autista-de-mi-hijo/).”


4- Perspectiva interseccional.

El concepto de interseccionalidad es un aporte fundamental de la abogada afroamericana Kimberlé Crenshaw

en 1989, a través del cual nos invita a revisar el modo de comprender las desigualdades y las exclusiones al

visibilizar los sistemas de poder que operan en las relaciones sociales.

La interseccionalidad como metodología de análisis considera cómo las categorías biológicas, sociales y cul-

turales se relacionan en distintos niveles. Variables de género, clase, discapacidad, orientación sexual, reli-

gión, nacionalidad, entre otras modificarán los alcances y posibilidades, las distintas barreras que obstaculi-

zan la resolución de los problemas de una persona o la planificación de políticas públicas. Estas categorías

están interrelacionadas y la percepción que se tenga de ellas se encuentra condicionada por nociones univer-

salizantes como ser los criterios de igualdad y ciudadanía.

La interseccionalidad es un marco conceptual para explorar la dinámica entre las identidades coexistentes y

los sistemas de opresión. Por ejemplo, en América Latina y el Caribe, la escasa información disponible para

conocer la situación de la población con discapacidad impide estimar con datos fehacientes el impacto de la

última pandemia sobre esta población específica. Si bien recopilar y analizar estadística es crucial; el enfoque

interseccional nos permite comprender que la situación de acceso a los derechos en la región es compleja

para toda la población, agravándose en las personas con discapacidad por ser una discriminación no visibili-

zada o ignorada en las estadísticas.

El impacto que sufre esta minoría es mayor aún en mujeres y disidencias, niños, niñas y adolescentes, pobla-

ciones rurales, personas racializadas, siendo éstas identidades muchas veces coexistentes. Cuanto mayor

sea la desviación del sujeto a la “norma” estandarizada del hombre blanco, cis-heterosexual, más capas de

prejuicio debe enfrentar la persona. Los prejuicios se combinan para formar una matriz de dominación que se

ve afectada por el contexto, por ejemplo la crisis planetaria ocasionada por el impacto del COVID-19.
5- Políticas públicas inclusivas.

La accesibilidad busca proveer diversidad de opciones a todas las personas para que puedan ser autónomas

y elegir lo que quieren para su vida, lo cual supone un correlato con la educación inclusiva, el trabajo y la

cultura.

La accesibilidad cultural como política pública contempla reformas edilicias, adaptación de contenidos, fabri-

cación de herramientas accesibles, digitalización y capacitación sobre accesibilidad. Debiera poder ofrecerse

a personas que trabajan en la esfera pública y privada, asesoramiento y actualización permanente en la

puesta en vigencia de proyectos para la inclusión, para ampliar los conceptos de diversificación de públicos,

para formar a nivel institucional en la capacitación de públicos y para repensar la renovación museográfica o

de contenidos desde una mirada interseccional de género y derechos, por la democratización de la cultura, su

conservación y salvaguardia. Resulta fundamental expandir las herramientas y tecnologías, conseguir media-

ciones con perspectiva en discapacidad, pensadas para mejorar la experiencia de humanos en todos los ám-

bitos de la cultura, poder incluir:

Digitalización de piezas de los Museos (reproducciones 3D del originales)

Recursos táctiles y planos hápticos

Apps con realidad aumentada

Gráfica inclusiva (macrotipo y Braille)

Audiodescripciones

Códigos QR

Plataformas virtuales de capacitación


6- Buenas prácticas de accesibilidad cultural en
países sudamericanos.

Resulta incompleta la recomendación de Museos, Galerías, Teatros y otras actividades culturales en América

Latina y el Caribe sin antes mencionar la necesidad de que nuestros gobiernos asuman el compromiso de me-

jorar las condiciones de accesibilidad e inclusión general de las ciudades y pueblos donde la cultura se desa-

rrolla. Hay millones de personas en el mundo con distintas discapacidades atravesando todo tipo de obstácu-

los para acceder a los bienes culturales. Saber que están ahí para ser disfrutados, llegar hasta ellos atrave-

sando calles y aceras, a pie o en transporte público, pueden ser las primeras barreras de acceso. Ya se han

planteado cantidad de soluciones, pero hacen falta voluntades políticas para llevar adelante los cambios pro-

fundos y también, una toma de conciencia de que todas las personas podemos contribuir desde nuestro espa-

cios de trabajo y ciudadanía, a transformar la cultura, que es colectiva, ya que nadie llega solo a ningún lado.

A continuación, un listado con interesantes propuestas de accesibilidad cultural en algunos países de la

región.

ARGENTINA:

En Argentina hay espacios culturales que se destacan por sus buenas prácticas en materia de accesibilidad.

En la siguiente lista se encuentran edificios ubicados en la ciudad de Buenos Aires, instituciones privadas y

públicas dependientes del Estado, tanto del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires como de la Na-

ción Argentina.

-Museo Histórico Nacional

-Museo Histórico Nacional del Cabildo

-Museo Nacional de Bellas Artes

-Buenos Aires Museo (BAM)

-Planetario Galileo Galilei

-Museo de Arte Moderno de Buenos Aires

-Teatro Nacional Cervantes

-Complejo Teatral de Buenos Aires

-Museo Malvinas

-Museo de la Cárcova

-Museo Casa Rosada

-Jardín Japonés

-Teatro Ciego

En otras ciudades de Argentina se destacan

-Museo de La Plata (La Plata, Buenos Aires)

-Museo Provincial de Bellas Artes Rosa Galisteo de Rodríguez (Santa Fe)

-Museo Castagnino Macro (Rosario, Santa Fe)


-Museo de Ciencias Naturales (Córdoba)

-Teatro del Bicentenario (San Juan)

-Museo Histórico Regional El Porvenir (Villa Elisa, Entre Ríos)

URUGUAY

En la ciudad de Montevideo, playas y parques han sido reformados en los últimos tiempos atendiendo al com-

promiso de la accesibilidad, pero no todas las plazas consiguen la atención o presupuesto necesarios, como

así tampoco su mantenimiento. Entre la oferta cultural accesible uruguaya, se destacan los carnavales, que

desde hace unos años han comenzando a incorporar intérpretes en Lengua de Señas Uruguaya.

Si alguien del curso quiere aportar ejemplos al foro, bienvenidxs!

BRASIL

La mayoría de los sitios web de las instituciones culturales brasileñas cuentan con una pestaña el LIBRAS (la

lengua de señas de Brasil) y widgets de accesibilidad que permiten ajustar textos e imágenes para facilitar la

experiencia de sus usuarios. Se ofrece una breve lista de espacios culturales destacados, públicos y privados.

-Centro Cultural Banco de Brasil (CCBB)

-Museo de Arte de Río de Janeiro (MAR)

-Museu do Amanhã (Museo de ciencias de Rio de Janeiro)

-Memoria Vale (Museo de la historia de Belo Horizonte)

-Museo de la lengua portuguesa (San Pablo)

-Pinacoteca Luz / Pinacoteca del Estado (San Pablo)

-Instituto Moreira Salles (San Pablo, Río, MG)

-Instituto Inhotim (Brumadinho, MG)

CHILE

Es posible encontrar algunas referencias de accesibilidad en el sitio web de Patrimonio Virtual del Estado chi-

leno, ya que ofrecen una introducción a algunos de sus museos y espacios culturales en formato Recorridos

Sonoros, entre los cuales se destaca el Museo de Historia Natural de Concepción. Si bien los Museos ofrecen

interesantes recursos pedagógicos, persiste el capacitismo en el uso del lenguaje y en muchos de los sitios

web se explica que sólo partes de los establecimientos serían accesibles para personas con movilidad redu-

cida. El Centro Cultural Gabriela Mistral llevó adelante un proyecto en el que participaron personas ciegas titu-

lado Hapto que busca transmitir la experiencia de disfrutar del patrimonio en ausencia del sentido de la vista.

COLOMBIA

Banrep cultural. es la red cultural del Banco de la República de Colombia, presenta un gran número de mu-

seos, centros culturales, bibliotecas y actividades artísticas en varias ciudades del país, algunas de ellas ac-
cesibles. Se destacan las acciones educativas del Museo de Arte Miguel Urrutia – MAMU, Museo Casa de Mo-

neda y Museo Botero. También el Museo Nacional de Colombia en la ciudad de Bogotá ofrece un amplio pro-

grama de educación y ha conseguido hacer un avance enorme en materia de accesibilidad.

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