Módulo 7 Clase 3 Accesibilidad Cultural e Inclusión
Módulo 7 Clase 3 Accesibilidad Cultural e Inclusión
Módulo 7 Clase 3 Accesibilidad Cultural e Inclusión
Curso: Gestión cultural y comunicación - 2023 Día: miércoles, 20 de diciembre de 2023, 03:46
Clase: Clase 3
Mariana Capurro*
Tabla de contenidos
Introducción
4- Perspectiva interseccional.
Robert Irwin, Black, 2008. Fuente: Instituto Inhotim. La imagen contiene texto alternativo - puede ser leída por personas con discapacidad visual a través del software instalado en
Pasado el verano del 2020 ideas en la órbita de “la pandemia lo cambia todo” circularon en las redes sociales.
Independientemente de lo que indicara el ranking internacional de la felicidad, bastante bien promediado por
estos lares, el deseo de un mundo nuevo burbujeaba en la imaginación popular mientras se horneaba pan y se
pasaba el tiempo. El distanciamiento social, el uso del barbijo y los supuestos cambios en la vida cotidiana
fueron trending topic en 2020. Mucha gente se expresó sobre estos temas, sin embargo, ni en todas las geo-
grafías ni en todos los cuerpos impactó del mismo modo la crisis desatada a partir del COVID19. De esto no
se habló mucho. Seguimos viviendo en un mundo desigual, donde solo unos pocos disfrutan de privilegios y
consiguen resolver sus vidas de una forma más o menos sencilla, sin esfuerzos.
Las ideas que se ofrecen a continuación persiguen la promoción de los DDHH a partir de la democratización
de la cultura en un sentido amplio. En 2005 García Canclini durante la ponencia conocida como Todos tienen
cultura planteó la pregunta acerca de qué tipo de prácticas pueden contribuir al desarrollo sustentable. Diez
años más tarde, la Asamblea General de la ONU adopta la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, “un plan
de acción en favor de las personas, el planeta y la prosperidad, que quiere fortalecer la paz universal y el ac-
ceso a la justicia” 1. Las tensiones que se vienen planteando durante este siglo se relacionan a cuestiones de
sentido y éticas en torno a los cuidados en contexto de la crisis del antropoceno 2. Mientras los debates ac-
tuales que aportan las corrientes xeno-feministas* avanzan sobre nuestra relación con lo desconocido, lo no-
humano y lo impersonal, resulta necesario ofrecer una mejor forma de transitar el hoy como momento transi-
cional en que nos encontramos, entre el viejo mundo analógico y un futuro que sabemos, ya llegó hace rato.
Garantizar la diversidad cultural y la democratización de los bienes culturales es un posicionamiento político
por la equidad frente a la desmedida avanzada de los mercados y el reduccionismo de públicos, temáticas y
formatos que éstos imponen en el corto tiempo que nos queda habitar el planeta como hoy lo conocemos.
1- Modelos de la discapacidad a través de la
historia. Marco conceptual y normativo de la
accesibilidad.
Durante la pandemia se estrenó en la plataforma más popular de streaming la película “Crip Camp: A Disabi-
lity Revolution” (traducida al español como “Campamento extraordinario”) documental de 2020 que cuenta la
historia del verano en la década del 70 en que un grupo de jóvenes en Nueva York fundaron el movimiento so-
cial que liberó a las personas con discapacidad de un futuro por siempre aislado, institucionalizado. El ante-
cedente de la Ley de Estadounidenses con Discapacidades de 1991 sentó las bases para el cambio de paradigma en ma-
teria de derechos del presente. Si bien hoy podemos reconocer que el Campamento extraordinario es un re-
lato donde la justicia social es protagonista y comprendemos la importancia de contar con un marco norma-
tivo que iguale en derechos a todas las personas, pocos conocen que la realidad en cuanto al acceso a la in-
formación para las personas con discapacidad es un asunto harto complejo que afecta en todos los órdenes
de la vida. Sólo en materia de entretenimiento, es poco el contenido que se ofrece de manera accesible: las
películas y series no tienen ventana en lengua de señas, incluso luego de que CODA: los sonidos del silencio
ganara tres Oscars de la academia en 2022. Las personas ciegas solo pueden disfrutar de un porcentaje redu-
cido del contenido que circula en streaming y son apenas algunos casos aislados las salas de conciertos, tea-
tros o cines que ofrecen funciones accesibles, distendidas o tienen su programación digitalizada de forma co-
En Argentina, por ejemplo, el artículo 30 de la Ley 26.378, promueve la participación en la vida cultural, las
las medidas pertinentes para asegurar que las personas con discapacidad:
-Tengan acceso a programas de televisión, películas, teatro y otras actividades culturales en formatos accesi-
bles.
-Tengan acceso a lugares en donde se ofrezcan representaciones o servicios culturales tales como teatros,
museos, cines, bibliotecas y servicios turísticos y, en la medida de lo posible, tengan acceso a monumentos y
Si nos detenemos a observar acerca de cómo las personas con discapacidad fueron percibidas a lo largo de
la historia vamos a encontrar una importante evolución en los últimos años. Sin embargo es necesario consi-
derar que los paradigmas descritos a continuación son permeables, ya que a pesar del orden temporal con el
que se presentan, todos ellos están en vigencia en la actualidad, en el ideario de personas y en algunas insti-
tuciones conservadoras en todo el mundo, hay conceptos que parecen haber quedado congelados en el
tiempo. Esta situación -la mirada respecto de la diversidad, el desconocimiento y la falta de perspectiva- ge-
nera las barreras actitudinales para que los cambios necesarios no se realicen y las leyes muchas veces no
El modelo de prescindencia bajo el cual la humanidad se pensó durante la Antigüedad y la Edad Media se
basó en dos grandes ideas: la justificación religiosa de la discapacidad (es un castigo, una maldición) y la
consideración de que la persona con discapacidad no tiene nada que aportar a la comunidad. La práctica era
la separación o el alejamiento del recién nacido del núcleo social, condenando a la persona al aislamiento e
incluso, matarla era común. Quienes lograban sobrevivir, eran escondidxs por sus familias, esclavizadxs o
En el modelo bio-médico rehabilitador que reemplazó al anterior paradigma a nivel institucional, las causas
para justificar la discapacidad ya no son religiosas sino científicas, es decir se alude a la discapacidad en tér-
minos de salud o enfermedad. Se entiende por fin que estas personas pueden tener algo que aportar, pero se
piensa que pueden ser rentables en la medida en que sean normalizadas. En este modelo se busca la recupe-
ración de la persona. Las terapias, los tratamientos y la educación especial se convierten en herramientas
dentro del esquema de institucionalización. Las personas con diversidad funcional fueron sistemáticamente
ingresadas a hospitales, eventualmente devenidos sitios donde se reunían los pobres, los enfermos y los invá-
lidos. Dice Agustina Palacios en su libro El modelo social de discapacidad “Los marginados ya no eran de fiar,
cayendo sobre ellos los peores calificativos, los predicadores los acusaban de faltas, pecados y delitos.
Desde entonces, comenzó a generarse una asimilación entre pobre y criminal, quedando la santificación de la
pobreza absolutamente desplazada ante las nuevas exigencias burguesas de orden y utilidad. Describe Mara-
vall que, a la visión cristocéntrica del pobre, se opuso una concepción negativa, francamente humanista. La
supuesta fealdad del pobre y del enfermo deshonraba al género humano. Su incapacidad u ociosidad —volun-
taria o involuntaria—, hacía de él un ser inútil (Ref: Palacios, Agustina. “El modelo social de la discapacidad: :
orígenes, caracterización y plasmación en la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con
destacar que la práctica de la institucionalización se realizaba en un gran número de casos en contra de la vo-
luntad de las personas afectadas y muchas veces también, con ingresos en dudosas circunstancias inclu-
yendo diagnósticos de salud mental que escondían verdaderas represalias de género y/o políticas contra la
persona o la comunidad. Significaba para estas personas la pérdida del control de sus propias vidas y de su li-
bertad; como asimismo la restricción y violación de sus derechos más básicos. Durante los años 70 y 80s, co-
menzó en el norte de América y en algunos países de Europa, una toma de conciencia por parte de la socie-
dad respecto de la situación de las personas institucionalizadas. A partir de diversas estrategias de denuncia
de lxs residentes de instituciones estatales a grupos en hogares comunitarios y familias de acogida. Un caso
ejemplar de estas historias de vida fue la artista Judith Scott quién encontró un canal de expresión en el Crea-
tive Growth Center de Oackland, EEUU. Su última escultura de 2005 forma parte de la colección del Museo de
los casos, el modelo médico hegemónico para pasar a una nueva mirada desde la inclusión de las personas a
la sociedad, valorando sus capacidades y garantizando sus derechos. Se comprende a partir de este mo-
mento que es el entorno el que discapacita, es decir, que las barreras que pone la sociedad agravan la situa-
ción de la persona. Con el lema “"Nothing about us without us" (nada sobre nosotros sin nosotros*), activistas
del movimiento de vida independiente exigen la participación en todas las instancias en las cuales son parte.
Ya no hablamos de instituciones que se ocupan de ellxs, sino que son las mismas personas con discapacidad
las que saben por su propia experiencia cómo llevar adelante sus vidas, no ya especialistas o personal de sa-
lud que ponga en foco sus debilidades por sobre sus fortalezas. Según el modelo actual, las causas que origi-
nan la discapacidad no son ni religiosas ni científicas, sino sociales. La aceptación de las diferencias, es decir
la inclusión de la diversidad nos hace una sociedad más amplia y enriquecida. Las soluciones no deben apun-
tarse individualmente, sino más bien deben encontrarse dirigidas hacia el conjunto de la sociedad. Se trata de
implementar políticas públicas que consigan igualar en derechos a todas las personas, por ejemplo, la educa-
ción debe tender a ser inclusiva —adaptada a las necesidades de todxs— como regla, reservándose la educa-
ción especial como última medida. En cuanto a las formas de subsistencia de las personas con discapacidad,
En Argentina, el cupo laboral de personas con discapacidad es un ejemplo claro de cómo ha sido el cambio de
paradigmas. La ley N. 22.431 Sistema de protección integral de los discapacitados sancionada en Buenos Ai-
res, el 16 de marzo de 1981 da cuenta del capacitismo y la discriminación del enfoque rehabilitador en el
CAPITULO I
Artículo 1° - Institúyese por la presente ley, un sistema de protección integral de las personas discapa‐
citadas, tendiente a asegurar a éstas su atención médica, su educación y su seguridad social, así como
a concederles las franquicias y estímulos que permitan en lo posible neutralizar la desventaja que la
discapacidad les provoca y les den oportunidad, mediante su esfuerzo, de desempeñar en la comuni‐
dad un rol equivalente al que ejercen las personas normales.
Art. 2° - A los efectos de esta ley, se considera discapacitada a toda persona que padezca una altera‐
ción funcional permanente o prolongada, física o mental, que en relación a su edad y medio social im‐
plique desventajas considerables para su integración familiar, social, educacional o laboral.
Art. 3° - La Secretaría de Estado de Salud Pública certificará en cada caso la existencia de la discapaci‐
dad, su naturaleza y su grado, así como las posibilidades de rehabilitación del afectado. Dicha Secreta‐
ría de Estado indicará también, teniendo en cuenta la personalidad y los antecedentes del afectado,
qué tipo de actividad laboral o profesional puede desempeñar.
El certificado que se expida acreditará plenamente la discapacidad en todos los supuestos en que sea
necesario invocarla, salvo lo dispuesto en el artículo 19 de la presente ley.
Un abismo en términos de sentido y uso del lenguaje entre el texto antes citado y la Guía Práctica de Accesibi-
lidad Cultural, una herramienta de gestión argentina reciente. Fue creada por el Laboratorio de Innovación Cul-
tural del Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de la Nación en el año 2018, orientado a re-
pensar los modelos de gestión cultural y poner en práctica la creatividad e innovación al servicio del desarro-
llo económico, ofreciendo soluciones concretas frente a las responsabilidades asumidas en materia de acce-
sibilidad cultural, un derecho que se debe garantizar como Estado parte de la Convención sobre los Derechos
de las Personas con Discapacidad. En el texto de la guía puede advertirse que se antepone la palabra persona
a la condición de discapacidad, entre otras muchas modificaciones respecto del uso del lenguaje en los anti-
guos paradigmas. Encontramos también la definición de algunos conceptos significativos como: identidad, al-
teridad, diversidad, participación y diversidad funcional. La misma está dividida en ejes funcionales y busca
promover ecosistemas de co-creación cultural en los cuales profesionales de distintas disciplinas y sectores
trabajen colaborativamente para el alcance de todos los públicos. Sus recomendaciones están orientadas a
Si bien los recursos para facilitar las prácticas que la guía ofrece han sido diseñados para incluir a personas
con diversidad funcional, resulta necesario insistir con la idea central que propone el cambio de paradigma
bio-médico al modelo social: ya no se trata de un asunto de minorías, sino que la accesibilidad está orientada
a beneficiar a toda la población, entendiendo que si no tenemos los medios adecuados para la inclusión, se
pierde la posibilidad de contar con la participación de un alto número de personas. La Agenda 2030 para el
Desarrollo Sostenible establece que la discapacidad no puede ser un motivo ni criterio para privar a las perso-
nas de acceso a programas de desarrollo y el ejercicio de los derechos humanos. Según estadísticas actuales
(Ref:
https://www.bancomundial.org/es/topic/disability#:~:text=Asociados-,El%2015%20%25%20de%20la%20poblaci%C3%B3n%20mun
“el 15 % de la población mundial, es decir, 1000 millones de personas, sufren algún tipo de discapacidad, y la
La accesibilidad cultural comprende: adaptación para el pleno uso del espacio a personas con movilidad redu-
cida, sistemas de apoyo y ajustes razonables (Ref: 1. Por ajustes razonables nos referimos a las modificaciones
y adaptaciones necesarias y adecuadas requeridas por cada persona con discapacidad que le facilitan el acceso
al puesto de trabajo y/o su desarrollo y sostenibilidad en el empleo, estudio o participación en cualquier ámbito
cultural.) para personas con discapacidad, para la permanencia en salas y el tránsito dentro de los espacios
culturales (puede incluir desde facilitar una silla de ruedas, ofrecer espacios de vuelta a la calma, inclusión de
sistemas de comunicación alternativa, entre muchos otros). Sensibilización del personal que trabaja en áreas
de bienvenida y atención al público y normas de protección para las personas con discapacidad como por
La accesibilidad cultural habilita el disfrute de las expresiones artísticas. Favorece el intercambio de saberes y
experiencias fomentando la participación de las personas con discapacidad no solo como destinatarias de
las propuestas culturales sino como protagonistas de las mismas, pudiendo ocupar diferentes roles dentro de
los procesos culturales. Implica involucrar en los procesos de gestión y creación de contenidos y propuestas
discapacidad, especialistas y profesionales vinculadxs a la cultura, educación, ciencia, tecnología, salud y co-
municación social, entre otros, atendiendo la importancia de que éstas estén integradas por personas con dis-
capacidad o bien colaboren con ellas para que su voz sea representada.
La accesibilidad cultural puede requerir de la mediación de contenidos a fin de igualar las condiciones de par-
ticipación de los sujetos para que consigan llevarse un diferencial estético como resultado de su experiencia
como público. Los proyectos o productos culturales deben atender, de manera simultánea y transversal, cier-
tos niveles de accesibilidad. Es lo que en la Guía de Accesibilidad en Museos desarrollada por Eva Llamaza-
En relación a la infraestructura, para que los espacios culturales sean accesibles no deben presentar barreras
físicas ni actitudinales. Los entornos virtuales deben ser una alternativa para suplir la presencialidad cuando
se vuelva necesario.
Desde el punto de vista de la comunicación, lo recomendable es producir contenidos con diseño universal
(Ref: Diseño universal Es un concepto creado por el arquitecto americano Ron Mace que consiste en la creación
de productos y entornos diseñados de modo que sean utilizables por todas las personas en la mayor medida po-
https://buenosaires.gob.ar/copidis/accesibilidad/principios-del-diseno-
universal#:~:text=Es%20un%20concepto%20creado%20por,que%20se%20adapten%20o%20especialicen) para ser
disfrutados por la mayor cantidad de personas posible. Cuando no fuera esto posible, se buscará identificar al
público destinatario y seleccionar las herramientas y recursos apropiados para realizar adaptaciones de con-
tenido. Para llevar adelante esta tarea se debe tener en cuenta los diversos sistemas de comunicación para
personas con discapacidad como el Braille, la lectura fácil, los PECs (Ref: Sistema de comunicación por inter-
La lengua de señas no es un idioma universal. Cada país ha desarrollado su propia lengua de señas y como
cualquier otra lengua, tiene su gramática, en este caso, visual, espacial e incluye rasgos no manuales. Las
personas sordas conforman una comunidad dado que comparten una historia, una lengua y una cultura que
les da una identidad común y es a través de esta lengua visual que pueden desarrollar su autonomía. Es por
eso que el subtitulado no resulta un reemplazo del castellano siendo la lengua de señas una lengua en sí
misma.
Otros recursos de comunicación aumentativa, audiodescripciones, tipografías específicas, pueden ser de uti-
lidad para ciertas personas, obrando como adaptaciones de contenidos que lo requieran. Ejemplos de estos
pueden encontrarse en algunos sitios web. Uno de los widgets de accesibilidad más comunes es activado clic-
keando el icono / botón azul ubicado en el margen derecho de la pantalla, que despliega un menú de opcio-
nes. Entre ellas, se puede elegir modificar el contenido al formato deseado: agrandar el tamaño de las tipogra-
La accesibilidad web debe programarse utilizando texto plano en sus contenidos (no ser una imagen o anima-
ción que contiene texto) y las imágenes deben contar con texto alternativo cargado durante el armado del si-
tio, para poder ser accesible para los usuarios con discapacidad visual. El software utilizado por personas cie-
gas o con baja visión convierte el texto en audio para hacerlo accesible.
La realidad aumentada y los códigos QR son recursos que permiten expandir los formatos de la información
tanto en el espacio o entornos físicos como virtuales, pudiendo incluir en ellos videos (por ejemplo en lengua
de señas), imágenes o audios. El Braille Virtual es también un recurso útil para personas ciegas. Validar (Ref:
3. La validación de contenidos puede tomar diversas formas. En el caso del trabajo intercultural con la comuni-
dad sorda, se recomienda el trabajo con un equipo integrado por intérpretes de lengua de señas y asesor/a
sordx.) los recursos de accesibilidad con usuarios para garantizar su calidad es una buena práctica en mate-
La accesibilidad cultural debiera ser una realidad extendida, más aún post-pandemia, debiera ser la nueva nor-
malidad luego de haber tenido que adaptarnos a la continuidad pedagógica por plataformas tipo classroom, a
las celebraciones vía Zoom, al teletrabajo, el sexting. Debiéramos haber comprendido la importancia de imple-
mentar todas las herramientas de las nuevas tecnologías al servicio de la inclusión. Sin embargo, las estrate-
Continúa siendo un esfuerzo permanente para personas con discapacidad y sus familias tener que exigir que
las instituciones educativas cumplan con un mínimo de todo lo antes explicado en materia de accesibilidad,
Es raro encontrar accesibilidad cultural fuera de un núcleo de élite de algunas ciudades capitales que cuentan
con grandes museos o teatros. Muchas personas se quedan afuera de lo que produce y disfruta su entorno,
de los bienes culturales, no sólo las personas con discapacidad, también sus cuidadorxs -mayormente muje-
res- y otras muchas poblaciones vulneradas por motivos de clase, económicos, etc.
Lamentablemente, en los medios de comunicación masiva continuamos apelando al capacitismo, a través del
uso del lenguaje y de los sentidos que circulan en pantallas, periódicos y redes sociales. Consumimos y natu-
ralizamos el capacitismo porque la sociedades capitalistas nos han hecho creer en la meritocracia- el neolibe-
ralismo impone la lógica de la competencia- y el eugenismo. Así, continuamos encontrando barreras actitudi-
nales en todos los órdenes de la vida comenzando por la escuela, el trabajo, el disfrute del espacio público
Una experiencia concreta que muestra la realidad frecuente que enfrentan estudiantes con discapacidad de
todos los niveles del sistema educativo y en la que puede advertirse cómo opera el capacitismo a nivel institu-
cional, es el trabajo de la dupla de “infiltrados” Florencia Herrera Oesterheld y Luis Vera Fuente-Alba (Ref: He-
desde la experiencia de académicos(as) con discapacidad/diversidad funcional en Chile. Polis Revista Latinoa-
chilena. Sostienen en su investigación y en sus recorridos académicos que “la universidad ha normalizado for-
mas específicas de producción de conocimiento y maneras particulares de trabajar y enseñar que consideran
que la discapacidad no es apropiada (Griffiths, 2020). Como señala Brown (2020), el capacitismo en la acade-
mia es endémico.”
El concepto de capacitismo nace de los movimientos por los derechos civiles de las personas con discapaci-
dad en los Estados Unidos y el Reino Unido, durante las décadas de 1960 y 1970. Nos referimos a capaci-
tismo (ableism en inglés) como la actitud o discurso que devalúa la discapacidad frente a la valoración posi-
tiva de la integridad corporal de una supuesta condición esencial humana de normalidad. Es también definida
como una red de creencias, procesos y prácticas que producen una clase particular de sujeto y de cuerpo que
se proyecta normativamente como lo perfecto y típico de la especie y, por lo tanto, como lo que es esencial y
plenamente humano. En consecuencia, la discapacidad es interpretada como una condición devaluante del
ser humano.
Existen desde ya, muchas situaciones discapacitantes que excluyen a las personas más allá de su diagnós-
tico o condición. Un criterio frecuente y hasta instalado en ciertos ámbitos de la educación artística es la anti-
cuada idea del genio dotado, del don, el talento extraordinario, el tipo de trato a la manera de la prima balle-
rina. Aquella persona que ensombrece al resto, por lo que recibe un trato especial durante toda su carrera. “La
fetichización de determinados individuos es una necesidad de clase, porque es una forma de enmascarar el
carácter colectivo de su propia dominación (Ref: Juan Carlos Capurro “En el altar del Yo” Revista del Colectivo
juan-carlos.html?fbclid=IwAR1PNkQhLtX5sFBmosD9Frqan_QWx7wcf-KoiUfrODqKTH4bTH__vxecPFI&m=1)” un
gran aporte del colectivo Estrella del Oriente que podría ser tomado para entender el fenómeno tanto de los
casos en los que se construye la figura por la positiva como por la negativa, por ejemplo cuando la
persona con discapacidad es destacada por encarnar el drama, el destino terrible de ser diferente. Cabe en-
tonces preguntarse ¿qué sujetos son tenidos en cuenta en la cultura? ¿Qué voces resuenan en los circuitos
culturales? ¿Qué aportes podemos hacer desde nuestro espacios de trabajo y cómo apoyar y contribuir con
una sociedad más justa e igualitaria? Un primer paso podría ser comenzar a construir la perspectiva en disca-
pacidad, problematizar ciertas situaciones, comprender que las cosas no son así sino que están así y que po-
drían cambiar.
Buenos Aires. En un artículo publicado como La lengua autista de mi hijo, invita a la reflexión sobre los límites
del lenguaje y su relación con la discriminación. “El instinto de negar la discapacidad no es innato, sin em-
bargo. Es una trampa inteligente diseñada para que desarticulemos la comunidad, para desorganizarnos, para
debilitarnos: no para discapacitarnos sino para desagenciarnos. Así trabaja el capacitismo, despolitizando la
suerte, un destino individual que intentamos torcer y evitar (Ref: Fragmento de un artículo publicado por Maca-
en 1989, a través del cual nos invita a revisar el modo de comprender las desigualdades y las exclusiones al
La interseccionalidad como metodología de análisis considera cómo las categorías biológicas, sociales y cul-
turales se relacionan en distintos niveles. Variables de género, clase, discapacidad, orientación sexual, reli-
gión, nacionalidad, entre otras modificarán los alcances y posibilidades, las distintas barreras que obstaculi-
zan la resolución de los problemas de una persona o la planificación de políticas públicas. Estas categorías
están interrelacionadas y la percepción que se tenga de ellas se encuentra condicionada por nociones univer-
La interseccionalidad es un marco conceptual para explorar la dinámica entre las identidades coexistentes y
los sistemas de opresión. Por ejemplo, en América Latina y el Caribe, la escasa información disponible para
conocer la situación de la población con discapacidad impide estimar con datos fehacientes el impacto de la
última pandemia sobre esta población específica. Si bien recopilar y analizar estadística es crucial; el enfoque
interseccional nos permite comprender que la situación de acceso a los derechos en la región es compleja
para toda la población, agravándose en las personas con discapacidad por ser una discriminación no visibili-
El impacto que sufre esta minoría es mayor aún en mujeres y disidencias, niños, niñas y adolescentes, pobla-
ciones rurales, personas racializadas, siendo éstas identidades muchas veces coexistentes. Cuanto mayor
sea la desviación del sujeto a la “norma” estandarizada del hombre blanco, cis-heterosexual, más capas de
prejuicio debe enfrentar la persona. Los prejuicios se combinan para formar una matriz de dominación que se
ve afectada por el contexto, por ejemplo la crisis planetaria ocasionada por el impacto del COVID-19.
5- Políticas públicas inclusivas.
La accesibilidad busca proveer diversidad de opciones a todas las personas para que puedan ser autónomas
y elegir lo que quieren para su vida, lo cual supone un correlato con la educación inclusiva, el trabajo y la
cultura.
La accesibilidad cultural como política pública contempla reformas edilicias, adaptación de contenidos, fabri-
cación de herramientas accesibles, digitalización y capacitación sobre accesibilidad. Debiera poder ofrecerse
puesta en vigencia de proyectos para la inclusión, para ampliar los conceptos de diversificación de públicos,
para formar a nivel institucional en la capacitación de públicos y para repensar la renovación museográfica o
de contenidos desde una mirada interseccional de género y derechos, por la democratización de la cultura, su
conservación y salvaguardia. Resulta fundamental expandir las herramientas y tecnologías, conseguir media-
ciones con perspectiva en discapacidad, pensadas para mejorar la experiencia de humanos en todos los ám-
Audiodescripciones
Códigos QR
Resulta incompleta la recomendación de Museos, Galerías, Teatros y otras actividades culturales en América
Latina y el Caribe sin antes mencionar la necesidad de que nuestros gobiernos asuman el compromiso de me-
jorar las condiciones de accesibilidad e inclusión general de las ciudades y pueblos donde la cultura se desa-
rrolla. Hay millones de personas en el mundo con distintas discapacidades atravesando todo tipo de obstácu-
los para acceder a los bienes culturales. Saber que están ahí para ser disfrutados, llegar hasta ellos atrave-
sando calles y aceras, a pie o en transporte público, pueden ser las primeras barreras de acceso. Ya se han
planteado cantidad de soluciones, pero hacen falta voluntades políticas para llevar adelante los cambios pro-
fundos y también, una toma de conciencia de que todas las personas podemos contribuir desde nuestro espa-
cios de trabajo y ciudadanía, a transformar la cultura, que es colectiva, ya que nadie llega solo a ningún lado.
región.
ARGENTINA:
En Argentina hay espacios culturales que se destacan por sus buenas prácticas en materia de accesibilidad.
En la siguiente lista se encuentran edificios ubicados en la ciudad de Buenos Aires, instituciones privadas y
públicas dependientes del Estado, tanto del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires como de la Na-
ción Argentina.
-Museo Malvinas
-Museo de la Cárcova
-Jardín Japonés
-Teatro Ciego
URUGUAY
En la ciudad de Montevideo, playas y parques han sido reformados en los últimos tiempos atendiendo al com-
promiso de la accesibilidad, pero no todas las plazas consiguen la atención o presupuesto necesarios, como
así tampoco su mantenimiento. Entre la oferta cultural accesible uruguaya, se destacan los carnavales, que
desde hace unos años han comenzando a incorporar intérpretes en Lengua de Señas Uruguaya.
BRASIL
La mayoría de los sitios web de las instituciones culturales brasileñas cuentan con una pestaña el LIBRAS (la
lengua de señas de Brasil) y widgets de accesibilidad que permiten ajustar textos e imágenes para facilitar la
experiencia de sus usuarios. Se ofrece una breve lista de espacios culturales destacados, públicos y privados.
CHILE
Es posible encontrar algunas referencias de accesibilidad en el sitio web de Patrimonio Virtual del Estado chi-
leno, ya que ofrecen una introducción a algunos de sus museos y espacios culturales en formato Recorridos
Sonoros, entre los cuales se destaca el Museo de Historia Natural de Concepción. Si bien los Museos ofrecen
interesantes recursos pedagógicos, persiste el capacitismo en el uso del lenguaje y en muchos de los sitios
web se explica que sólo partes de los establecimientos serían accesibles para personas con movilidad redu-
cida. El Centro Cultural Gabriela Mistral llevó adelante un proyecto en el que participaron personas ciegas titu-
lado Hapto que busca transmitir la experiencia de disfrutar del patrimonio en ausencia del sentido de la vista.
COLOMBIA
Banrep cultural. es la red cultural del Banco de la República de Colombia, presenta un gran número de mu-
seos, centros culturales, bibliotecas y actividades artísticas en varias ciudades del país, algunas de ellas ac-
cesibles. Se destacan las acciones educativas del Museo de Arte Miguel Urrutia – MAMU, Museo Casa de Mo-
neda y Museo Botero. También el Museo Nacional de Colombia en la ciudad de Bogotá ofrece un amplio pro-