JURISPRUDENCIA SCBA: Ver Sentencia (Causa N°13.737)

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PROVINCIA DE BUENOS AIRES

PODER JUDICIAL

Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial-Necochea


En la ciudad de Necochea, a los 5 días del mes de septiembre de 2023 reunida
la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial, en acuerdo ordinario, a los
efectos de dictar sentencia en los autos caratulados: "P. J. C/ M. L. S/ Division
De Condominio" -Expte. 13737-, habiéndose practicado oportunamente el
sorteo prescripto por los arts. 168 de la Constitución de la Provincia y 263 del
Código Procesal Civil y Comercial, resultó del mismo que el orden de votación
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debía ser el siguiente Sra. Jueza Doctora Ana Clara Issin, Sra. Jueza Doctora
Laura Alicia Bulesevich y Sr. Juez Doctor Fabián Marcelo Loiza.
El tribunal resolvió plantear y votar las siguientes:
CUESTIONES
1ª ¿Se ajusta a Derecho la sentencia dictada el 22/12/2022?
2ª ¿Qué pronunciamiento corresponde?
A LA PRIMERA CUESTION PLANTEADA LA SEÑORA JUEZA
DOCTORA ISSIN DIJO:
I.- El 22/12/2022 el juez de grado dicta sentencia por la que resuelve
rechazar la demanda instaurada por J. P. contra L. M. sobre división de
condominio, imponer las costas a la actora vencida y diferir la regulación de
honorarios para su oportunidad.
Para así decidir, y con sustento en un antecedente de este Tribunal, que
estima aplicable, por considerar que es idéntica la cuestión aquí ventilada,
valora que “siendo que la actora no sólo no acompaña título que demuestre el
pretendido condominio, sino que reconoce que la transferencia del inmueble se
realizó a nombre del demandado, no habiéndose justificado el presupuesto
esencial de la acción incoada, la misma ha de ser desestimada (arts. cits. y 330,
354, 375, 384; 673 y concs. CPC).”
Contra esta resolución, el 2/2/2023 interpone recurso de apelación la
accionante, expresando agravios el 20/3/2023, habiéndose ratificado ambas
gestiones (v. res. del 27/4/2023). El recurso mereció réplica del demandado (v.
presentación del 3/4/2023).

A-1
II.- La actora critica la omisión del magistrado de “pronunciarse respecto
de la existencia de la unión convivencial, que fue motivo de discusión entre las
partes y la cuestión sobre la que versó la audiencia de vista de causa.”
Aduce que ello surge de la escritura nro. 196 y de las bases y
condiciones del crédito Procrear, por lo que sostiene “nos encontramos ante una
división de condominio en el caso de las uniones convivenciales”.
Señala el modo de distribución de bienes en estos supuestos con cita del
artículo 528 del C.C.C. y alega que doctrina y jurisprudencia han recurrido a
distintas construcciones jurídicas para dar respuesta a los conflictos, las que
individualiza.
Afirma que el único argumento del juez fue la falta de título sin recalificar la
acción conforme sus potestades judiciales, realizando consideraciones sobre
este aspecto.
Alega que “en este caso concreto si el juzgador consideraba que no se
había probado la condición de condómino, quedaron acreditados en
autos aportes de la actora durante la unión convivencial, por lo que debió re-
encuadrar la acción conforme los hechos, las pruebas producidas y las
constancias de la causa, aplicando el principio que correspondía de
conformidad a la misma, enriquecimiento sin causa, interposición de personas,
liquidación de sociedad conyugal, o el que pudiera corresponder.”
Señala que de la prueba surge que “el demandado se ha enriquecido
patrimonialmente como también el empobrecimiento de la actora, ya que
adquirieron un crédito hipotecario para la construcción de una vivienda y ambos
realizaron aportes para poder llevar adelante la misma, pero finalmente es el
demandado quien figura como titular registral. También se ha probado la
relación causal existente entre ambos, la ausencia de justificación sobre dicho
enriquecimiento para satisfacer la pretensión” y por ello los aportes de la actora
deben ser tenidos en cuenta.
Indica que dicho enriquecimiento podría eventualmente fundarse en la
convivencia y se vincula con el empobrecimiento de la actora “quien sufrió la
pérdida de una expectativa de las ventajas o ganancias que conllevaría
principalmente ser propietaria y dejar de pagar el alquiler”. Aduce que la
separación le generó la pérdida de una ganancia o beneficio que esperaba
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percibir y ello se encuentra causalmente relacionado con el enriquecimiento del


demandado y que de no reconocerse “habría una transmisión patrimonial de
uno de los integrantes de la unión hacia el otro, sin ninguna contraprestación
lícita que se constituya como causa del negocio jurídico.”
Insiste en que debió recalificarse la acción, sosteniendo que se encuentra
acreditado que ambos en su calidad de convivientes tomaron un crédito con
garantía hipotecaria, bajo el Programa Pro.cre.ar. para “la construcción de casa
vivienda permanente. A los fines mencionados, ambos, no solo acreditaron la
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convivencia conforme lo solicitado en las BASES Y CONDICIONES DEL


Pro.cre.ar., sino que ambos demostraron y acreditaron ingresos para obtener la
suma depositada”, habiendo acreditado la actora sus ingresos durante ese
tiempo y “a los fines de realizar aportes para la compra de materiales, pagar
mano de obra, muebles, etc.”
Luego detalla el valor de construcción durante el período 2015-2016 e
indica que “el costo total de construcción seria aproximadamente $800.000, por
lo que el inmueble no pudo construirse únicamente con el dinero del crédito” y
que a ese importe “debe sumarse el valor del terreno, muebles, honorarios
profesionales y los gastos que implica la vida diaria.”
Luego cita jurisprudencia que entiende aplicable al caso, por la que se
admitió la división de condominio respecto de un inmueble de titularidad de uno
de los convivientes, y sobre liquidación de sociedad de hecho. En su
segundo agravio cuestiona la omisión del juez de la petición que en subsidio
realizó la actora (v. punto V de demanda) en concepto de compensación por los
aportes económicos y personales realizados que estimó en $ 350.000, con más
intereses y actualización por depreciación monetaria.
Aduce que la cotitularidad del crédito le impide el acceso a un crédito, tuvo que
continuar alquilando y queda como obligada hasta que el demandado cancele el
crédito en el año 2036.
Finalmente, en tercer lugar, cuestiona la imposición de las costas y que de
hacerse lugar a los agravios y revocarse el fallo deben ser impuestas al vencido.

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Hace reserva del caso federal.
III.- Previo ingresar al tratamiento de las cuestiones cuya revisión se
pretende en el recurso, corresponde dar respuesta al acuse de deserción que el
demandado realizó al contestar agravios, por considerar que se omitió criticar
las consideraciones realizadas para el rechazo de demanda.
Dicho planteo no ha de prosperar, en atención al único aspecto que fue
tratado en la sentencia, teniendo en consideración los hechos y el contenido de
las dos pretensiones del reclamo, que han sido actualizadas en el recurso. En
este marco el escrito de expresión de agravios satisface los recaudos impuestos
por el artículo 260 del C.P.C.C. para habilitar el tratamiento de la apelación por
el Tribunal. (art. 18 C.N. y 15 C.Pcial).
Asimismo, teniendo en consideración las particularidades del caso, el
modo en que quedó trabada la controversia de conformidad con los escritos
postulatorios, la resolución de fecha 10/6/2022 que quedó firme y la prueba
producida -v. aud. preliminar de 2/8/2022 y aud. de vista de la causa del
28/10/2022 y documental agregada-, la cuestión objeto de revisión debe ser
tratada en base al orden público que surge del plexo normativo convencional y
constitucional de aplicación -arts. 1,2,3, C.C.C.- que impone juzgar con
perspectiva de género las controversias sometidas a la jurisdicción.
Ello en debida observancia del derecho a la igualdad y no discriminación
previsto tanto en la ley fundamental de la Nación, como en los pactos
internacionales que forman el bloque de constitucionalidad (art. 16 y 75 inc. 22
de la C.N.; conf. Declaración Universal de Derechos Humanos, arts. 1º y 2º;
Pacto de San José de Costa Rica, arts. 1º y 24; Pacto Internacional de Derecho
Económicos, Sociales y Culturales, arts. 2º, inc. 2º y 3º; Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, art. 2º), arts. 2, 3, 4, 5 y cc. de la CEDAW, y 7, 8
Convención de Belem Do Pará). (conf. expte. 10.510 reg. int 125 (S) 9/10/2018,
expte. 13247 reg. elec. 112 (RS) del 18/08/2022, entre otros).
1. Ingresando al tratamiento del recurso es pertinente señalar
sucintamente los hechos que surgen alegados en los escritos postulatorios y las
pretensiones de las partes.
1.1. En el escrito de promoción de la acción, la actora realiza dos planteos. Uno
principal, es decir la división de condominio del inmueble objeto de reclamo. El
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otro, subsidiario, consistente en el pago de una suma de dinero -$ 350.000 con


sus intereses- como compensación de los aportes económicos y personales
realizados en la construcción del inmueble y la sustitución como deudora ante el
Banco acreedor (v. presentación del 4/3/2021).
Indica como hechos relevantes, que con el demandado iniciaron una
relación de pareja en el año 2010 y convivieron desde el año 2014 hasta la
separación en el año 2016. Asimismo afirma que juntos adquirieron un préstamo
para la construcción de la vivienda bajo el Programa Pro.cre.ar, que les fue
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otorgado, suscribiendo el 13 de agosto de 2015 la escritura. Señaló también que


durante la unión ambos aportaban a los gastos de la vida diaria, ambos
aportaron para la compra del terreno, aunque posteriormente el Sr. M. lo
escrituró sólo a su nombre -situación ésta que también describe-. También
afirmó que ambos aportaron para pagar las cuotas del préstamo, adquirir
materiales y muebles. Expuso que en el año 2016 abandonó la vivienda en la
que residían, tuvo que alquilarse un lugar para vivir y que siendo cotitular del
crédito no le es posible acceder a otra línea de crédito. Reconoce que luego de
la separación el demandado continuó pagando las cuotas del crédito.
Luego indicó las distintas posiciones respecto a la distribución de bienes
de la unión convivencial y expuso que intentó por todos los medios llegar a un
acuerdo extrajudicial con el demandado enviándole tres cartas documento y no
compareció a la audiencia de mediación.
1.2. El demandado, al responder el traslado de la acción (v. presentación del
16/05/2022) opuso la excepción de falta de legitimación activa, y en subsidio
contestó demanda.
Luego de realizar una negativa de los hechos y desconocer la
autenticidad de la documental agregada, con excepción del acta de cierre de
mediación, escritura de otorgamiento del crédito y copia del titulo profesional,
fundó la excepción opuesta. Especialmente señaló -con sustento en el informe
de dominio que adjuntó- que es el único y exclusivo titular de dominio del
inmueble individualizado catastralmente como Circunscripción XIII, Sección B,
Chacra 108, Manzana 108 nn, Parcela 14, Partida Inmobiliaria 046679, inscripto

A-1
su dominio en la matricula 26.026 del Partido de Necochea (076), y que la
actora no reviste la calidad de condómina.
En la contestación de demanda y luego de reiterar que la actora no es
cotitular del inmueble, afirmó que la pretensión de algún derecho sobre el
mismo no puede prosperar alegando una unión convivencial que nunca existió.
Asegura que la relación de noviazgo nunca se transformó en convivencia ya que
nunca residieron bajo el mismo techo. Agrega que por más que se demuestre la
relación de convivencia, ello no la convierte en condómina y que cualquier
reclamo por compensación económica se encuentra caduco, considerando que
no se dan en el caso los presupuestos previstos en los artículos 524 y 525 del
Código Civil y Comercial.
Da su versión de los hechos negando que la Sra. P. participara
mínimamente en la compra del terreno, el que fue abonado con los ahorros que
obtuvo por su trabajo en la empresa Terramar S.A. y que finalmente adquirió en
noviembre de 2014 y escrituró en diciembre de ese mismo año.
Señaló que luego de su adquisición comenzó a gestionar un crédito Procrear
para la construcción de la vivienda y para poder justificar mayores ingresos, sus
padres no pudieron constituirse en codeudores ya que se domiciliaban en
Mendoza. Afirmó que “Es por tal razón que J. P. me ofrece constituirse ella
como codeudora, pero quedando bien en claro que yo pagaría las cuotas del
crédito, como de hecho posteriormente ocurrió.”
Respecto al crédito indicó que se otorgó el 13 de agosto de 2015 y la primer
cuota se abonó el 2 de mayo de 2016 cuando ya se había interrumpido el
noviazgo, abonando las cuotas posteriores mediante transferencia bancaria.
Luego de referirse a los comprobantes de transferencias adjuntadas como
documental por la actora, solicitó el rechazo de la acción de condominio.
2. Así planteada la controversia, adelanto que si bien ha de confirmarse el
rechazo de la acción por división de condominio, propondré al acuerdo admitir la
pretensión subsidiaria contenida en la demanda, con las limitaciones que surgen
del propio reclamo y de la prueba producida.
A estos fines, se señala que la competencia del juez interviniente ha quedado
consentida, por lo que las alegaciones que sobre el particular contiene el
responde a la expresión de agravios, no pueden ser atendidas en esta instancia.
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El magistrado de grado desestimó la pretensión de división de condominio, con


cita expresa de un antecedente de este Tribunal, en el que el actor pretendía la
división de condominio de un automotor cuya titularidad dominial se encontraba
en cabeza de su ex conviviente (v. expte. 13347 reg. elec. 175 (RS) sent. del
15/11/2022).
En el antecedente referido, este Tribunal, previo conceptualizar la existencia de
condominio, definido en el artículo 1983 del C.C.C. e individualizar los
presupuestos para ejercitar la acción de división (art. 1997 del C.C.C., 673 del
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C.P.C.C), valoró que el proceso debe ser promovido por el titular del derecho
real de condominio contra los otros titulares.
Y en este aspecto, -expresamente valorado por el magistrado- la recurrente no
ha traído argumento alguno para apartarse de esas conclusiones en orden a su
legitimación procesal, teniendo en consideración la limitación que surge del
modo en que postuló su pretensión en la demanda.
Sobre el particular se ha sostenido que “La figura del condominio puede resultar
especialmente útil para resolver el conflicto ante la ruptura de la unión, cuando
existen bienes que figuran adquiridos por uno solo de los integrantes de la
pareja, pero en realidad pertenecen al otro o a ambos, por remisión a otras
figuras jurídicas”. Así se mencionan la interposición de personas o la acción de
mandato, o la simulación (conf. Lloveras Nora, Orlandi Olga, Faraoni Fabian,
Edit. Rubinzal Culzoni editores, año 2015 pags. 377/390).
Asimismo se ha dicho que en estos casos, es decir recurriéndose a esas figuras
jurídicas “De cualquier manera, el miembro no titular del condominio, deberá
demostrar: el aporte económico realizado para la compra; la causa por la cual la
inscripción registral no refleja la realidad económica que le dio origen; la
inexistencia de animus donandi al entregar el dinero para la adquisición del bien
por el otro conviviente y que la interposición de personas es un acto indirecto,
en el cual para la consecución de un fin se utiliza la vía oblicua.” (conf. Lloveras
Nora, Orlandi Olga, Faraoni Fabian, Edit. Rubinzal Culzoni editores, año 2015
pags. 377/390)

A-1
Del contenido de la demanda, surge que ninguna de estas postulaciones, o
alguna otra que pueda estimarse aplicable, fue ejercida al articularse la
pretensión principal.
Por lo demás, si bien la recurrente, en apoyo de su postura, cita un antecedente
de una Alzada Provincial, lo cierto es que la plataforma fáctica y probatoria de
aquel antecedente y el presente difiere, lo que no ha sido asumido por la
apelante. Tampoco tienen incidencia los antecedentes que trae respecto de la
sociedad de hecho, que ni siquiera ha sido alegada en el caso.
Siendo ello así, en este aspecto la sentencia debe confirmarse.
3. No obstante y tal como se adelantó, corresponde abocarse al tratamiento del
planteo subsidiario realizado por la actora, en ejercicio de las facultades
judiciales de calificación jurídica con estricta sujeción a la plataforma fáctica
planteada.
Todo ello desde la perspectiva de género referida al inicio de la presente
valoración -cuya aplicación además fue expresamente solicitada por la actora al
contestar la excepción- surgiendo de lo actuado situaciones que la habrían
colocado como víctima de violencia económica.
3.1. Este Tribunal ha tenido oportunidad de pronunciarse sobre la cuestión
destacando que “por imperativo constitucional la atención y resolución de los
conflictos, en procura del efectivo goce de los derechos humanos desde la
perspectiva de género, es un deber indelegable e insoslayable del Estado, en
tanto le es impuesto en todas sus esferas y en todos los niveles de
descentralización, y en caso de incumplimiento puede hacer pasible al Estado
de responsabilidad internacional (arts. 2, 3, 4, 5 y cc. de la CEDAW, y 7, 8
Convención de Belem Do Pará).
De allí que son enteramente exigibles las obligaciones internacionales asumidas
por la República Argentina en la materia, y que conceptualizan a la violencia
contra la mujer como constitutiva de "una violación de los derechos humanos y
libertades individuales" y en consecuencia las normas convencionales como así
también las regulaciones a nivel interno son de orden público (art. 1 ley Ley
26.485), debiendo seguirse los cánones interpretativos enunciados por la CSJN
y la Corte Interamericana de Derechos Humanos por sus efectos vinculantes
(conf. Medina, Graciela “El valor de la jurisprudencia internacional para evitar la
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violencia contra la mujer”, en SJA 22/06/2016 , 1 • JA 2016-II, ver notas n°5, 6 y


7, caso CIDH "Gelman vs. Uruguay" sentencia del 24 de febrero de 2011 y en la
supervisión de cumplimiento del mismo -resolución del 20 de marzo de 2013- ,
SCBA; C. 118.472, "G. , A.M. . Insania y curatela" y sus acumuladas C. 118.473,
"G. J.E. Abrigo" y C. 118.474, "S. , R. B. y otro/a. Abrigo; sent. del 04/11/2015).”
(Expte. 10.510, reg. int. 125 (S), del 09/10/2018, expte. 13.758, reg. elec. 93
(RS) del 11/7/2023).
Asimismo se sostuvo que, “la Declaración de las Naciones Unidas sobre la
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Eliminación de la Violencia contra la Mujer define a la violencia contra la mujer


como: "Todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que
tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o
psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o
la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como
en la vida privada" (El 20 de diciembre de 1993, la Asamblea General de
Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre la eliminación de la
violencia contra la mujer (A/RES/48/104).
Por su parte, y con mayor alcance, en el ámbito de la Organización de Estados
Americanos, la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar
la Violencia contra la Mujer -"Convención de Belem do Pará”, ley 24632-
señala: "Art. 1. Para los efectos de esta Convención debe entenderse por
violencia contra la mujer cualquier acción o conducta, basada en su género, que
cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto
en el ámbito público como en el privado", incluyendo como modalidad la
violencia física, sexual y psicológica. (art. 2)
Sostuvo la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que: “... la violencia
contra la mujer no solo constituye una violación de los derechos humanos,
sino que es ‘una ofensa a la dignidad humana y una manifestación de las
relaciones de poder históricamente desiguales entre mujeres y hombres’, que
‘trasciende todos los sectores de la sociedad independientemente de su
clase, raza o grupo étnico, nivel de ingresos, cultura, nivel educacional,

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edad o religión y afecta negativamente sus propias bases’" ("Fernández
Ortega y otros vs. México" sentencia de 30 de agosto de 2010 párr. 118).
En nuestro país, la Ley N° 26.485 de Protección Integral a las Mujeres, en su
art. 4 define a la violencia contra las mujeres como: "... toda conducta, acción u
omisión, que, de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en
el privado, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad,
dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como
así también su seguridad personal. Quedan comprendidas las perpetradas
desde el Estado o por sus agentes."
El decreto reglamentario de esta ley -1011/2010- respecto de la relación
desigual de poder, como elemento constitutivo de esta violencia, establece que
es “ la que se configura por prácticas socioculturales históricas basadas en
la idea de la inferioridad de las mujeres o la superioridad de los varones, o
en conductas estereotipadas de hombre y mujeres, que limitan total y
parcialmente el reconocimiento o goce de los derechos de éstas en cualquier
ámbito en que se desarrollen sus relaciones interpersonales”. (expte. 10.510;
reg. 125 (S) del 9/10/2018, expte 12.116 reg. elec. 56 (RS) sent. del 22/6/2021)
En esta línea el Tribunal también ha sostenido que “en supuestos como el
presente, la valoración de la prueba debe regirse por los principios de libertad,
amplitud y flexibilidad ya que de este modo se procura la efectividad de las
garantías de procedimiento en este conflicto de singulares características (Art.
16 inc. I, 31 Ley 26.485, 710 del C.C.C.). Tal es el temperamento seguido por el
Código Civil y Comercial al admitir como testigos en los procesos de familia
a los parientes o allegados, pues son éstos quienes están en mejores
condiciones de aportar información sobre el desarrollo de la vida en pareja,
por ser quienes comparten su intimidad, es decir que de algún modo
participan o conocen determinadas circunstancias por su vinculación con las
partes, y que han sido denominados por un sector de la doctrina como testigos
necesarios (art. 711 del C.C.C., conf. Lorenzetti Ricardo “Código Civil y
Comercial Comentado” T IV, pág. 597, Rubinzal Culzoni, año 2015; Ortiz, Diego
“Procedimiento de Violencia Familiar, pág. 177, Ediciones Jurídicas, Buenos
Aires, año 2008).” (exptes. 10510 y 12116, ya citados)
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Agregándose que “Sobre los principios que rigen la valoración de la prueba en


esta materia se ha señalado que “De esa manera se abre camino del principio
¨favor probaciones¨ que procura facilitar la acreditación de los hechos que
generan dificultad. La privacidad del ámbito de esta conflictiva justifica esta
solución. Este favor probationem opera flexibilizando las reglas clásicas en
orden a la admisión y valoración de la prueba e indica al juez que en casos de
puntuales dificultades deberá facilitar la admisión de los elementos probatorios y
también actuara como una pauta de mérito a la hora de darle eficacia” (conf.
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Ortiz, Diego O. “Procedimiento de Violencia Familiar”, pág. 177, Ediciones


Jurídicas Buenos Aires, año 2018).” (antecedentes expte. 10510 y 12116
citados).
Asimismo, ha de mencionarse que el art. 5 de la ley nacional al establecer los
distintos tipos de violencia y en el marco de lo establecido en la Convención
Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer
-Convención de Belen Do Pará- define a la violencia económica y patrimonial
como aquella que “se dirige a ocasionar un menoscabo en los recursos
económicos o patrimoniales de la mujer, a través de: a) La perturbación de la
posesión, tenencia o propiedad de sus bienes; b) La pérdida, sustracción,
destrucción, retención o distracción indebida de objetos, instrumentos de
trabajo, documentos personales, bienes, valores y derechos patrimoniales; c) La
limitación de los recursos económicos destinados a satisfacer sus necesidades
o privación de los medios indispensables para vivir una vida digna; d) La
limitación o control de sus ingresos, así como la percepción de un salario menor
por igual tarea, dentro de un mismo lugar de trabajo.” (inc. 4)
En base a estos principios y normas que obligan a examinar las postulaciones,
la determinación de los hechos y los elementos probatorios desde una particular
perspectiva, será analizado el caso.
3.2. Previo a ello, y en atención al embate que el demandado realizó al
contestar la demanda y los agravios, ha de recordarse que el Alto Tribunal de la
Nación, ha considerado -en reiterados pronunciamientos- que “el principio iuria
novit curia faculta al juzgador a discurrir los conflictos litigiosos y dirimirlos

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según el derecho vigente, calificando la realidad fáctica y subsumiéndola en las
normas que la rigen con prescindencia de los fundamentos jurídicos que
invoquen las partes” (v.g fallos 321:2137; 321:1167; 317:167; 317:80;
316:2383; 316:871; 314:420; 314:535; 311:290; 310:1536; 310:2733; 310:1536;
308:778; 305:1975; 305:405; 303:289; 302:1393; 300:1034 de la C.S.J.N., entre
muchísimos otros).
Ello implica que, en el ejercicio de su función, los jueces deben aplicar el
derecho a los supuestos fácticos alegados y probados por las partes, con
prescindencia de las afirmaciones de orden legal formuladas por ellas, y aún
ante su silencio (conf. CSJN arg. fallos: 301:735; 296:504; 294:343; 291:259,
316:871; 211:54, entre otros).
No obstante, esta facultad debe ejercerse sin alterar los hechos y la pretensión,
en observancia del principio de congruencia, el que es infranqueable en el
terreno fáctico y en la causa en la que se basa la pretensión, pero en el plano
jurídico la calificación jurídica dada por las partes no resulta vinculante (arts. 34
inc. 4, 163 inc. 6 y 266, 272 del C.P.C.C ).
El Superior Tribunal Provincial ha definido al principio de congruencia “como la
conformidad que ha de existir entre la sentencia y la pretensión o pretensiones
que constituyen el objeto del proceso, más la oposición u oposiciones en cuanto
delimitan ese objeto. Dicho de otro modo, desde el punto de vista intrínseco, las
decisiones positivas y expresas contenidas en la sentencia -acto que resume la
función jurisdiccional- deben estar en relación directa con las acciones
deducidas en juicio y con arreglo a las causas invocadas” (conf. C. 92.229, sent.
del 13-XII-2006; C. 99.508, sent. del 11-VI-2008; C. 102.310, sent. del 27-IV-
2011). Y que su infracción se configura “cuando se evidencia que lo decidido
transita sendas diversas respecto de las manifestaciones vertidas en la
demanda y su responde (conf. contrario sensu, C. 92.067, sent. del 14-IX-
2011).”. (conf. SCBA C. 109.879 sent. 15/7/2015).
En el caso, tal como quedaron expuestos los hechos y los términos en que
quedó trabada la controversia, no se advierte violación del principio de
congruencia al darse tratamiento a la pretensión subsidiaria contenida en la
demanda, omitida en la sentencia y actualizada en el recurso (art. 273 del
CPCC).
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Por el contrario, la omisión de su tratamiento, importaría la inobservancia de


este principio. Sobre el particular la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha
sostenido que “se viola el principio de congruencia cuando el fallo impugnado
omite decidir peticiones, alegaciones o argumentos oportunamente propuestos
a la consideración del tribunal y que deben integrar la resolución del litigio”.
(Fallos: 325:795, 312:295; 311:2571; 310:236; 308:657; 307:454).
La petición subsidiaria de la actora, contrariamente a la interpretación realizada
por el accionado - y por la que solicita la caducidad de la acción-, no se
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corresponde con la pretensión de una compensación económica en los términos


de los artículos 524, 525 del C.C.C., de acuerdo a los propios términos que
surgen del planteo contenido en la demanda y en orden a la naturaleza de los
derechos en juego.
Es que, lo que la actora pretende, es el reembolso de los aportes económicos y
personales que realizó al proyecto común de construcción de la vivienda
derivado de la relación que mantuvieron y que quedó frustrado luego de su
ruptura.
3.3. Ahora bien, habiéndose dado respuesta a los planteos del demandado al
contestar los agravios y delimitado el ámbito de intervención del Tribunal, bajo
los principios referidos, corresponde realizar el análisis de la prueba y la
determinación de los hechos acreditados a los fines de enmarcar mi propuesta
al acuerdo.
Del propio reconocimiento de las partes, surge acreditada la relación de
noviazgo que las unió desde el año 2010 según los reconocimientos que surgen
de la prueba confesional de conformidad con lo establecido en los artículos 409,
segundo párrafo y 422 del C.P.C.C. (v. posición segunda del pliego de
posiciones adjuntado por la demandada y respuesta 2 de la absolvente en la
audiencia de vista de la causa del 28/10/2022).
Asimismo, de la posición quinta y sexta del pliego ya referido, surge la
radicación del demandado en la ciudad de Necochea hacia fines del año 2012 y
su desempeño laboral en la empresa Terramar S.A., que se infiere comenzó
aproximadamente en esa fecha, por ser la de su radicación en esta ciudad, y

A-1
ante la ausencia de alguna otra prueba aportada por el demandado sobre este
aspecto (art. 384, 409 segundo párrafo del C.P.C.C.).
Del mismo modo, se encuentra debidamente acreditada la relación de
convivencia de las partes, con inicio en el año 2014 y finalización en el mes de
julio de 2016 y el proyecto común de construcción de una vivienda.
En efecto, adjunto a la demanda obra agregada copia de la escritura número
196 de Hipoteca con Letra Hipotecaria escritural: L. M. a favor del Banco
Hipotecario Sociedad Anónima en su carácter de Fiduciante del Fideicomiso
Administrativo Procrear, celebrada el 13 de agosto del año 2015.
De este instrumento público surge que ambas partes declaran residir en el
mismo domicilio sito en calle 91 nro. 204 piso 14 departamento D de la ciudad
de Necochea y que ambos son tomadores del crédito con garantía hipotecaria y
creación de letra hipotecaria, revistiendo la calidad de codeudores, todo ello
bajo las “Condiciones Generales del Programa Crédito Argentino del
Bicentenario para la Vivienda Unica Familiar”. El crédito otorgado ascendió a la
suma de $ 520.000, habiéndose desembolsado la suma de $ 156.000 con
anterioridad a la suscripción de la escritura, estipulándose que el saldo restante
sería desembolsado en dos cuotas conforme el avance de obra y de la
reglamentación; obligándose los deudores en forma solidaria a su devolución en
las condiciones pactadas. Asimismo, que el crédito se encontraría destinado a
la construcción de vivienda permanente de la única vivienda propia que se
hipoteca. (v. cláusula primera del contrato de crédito).
Asimismo surge probada la constitución de hipoteca en primer grado de
privilegio a favor del Banco de un lote de terreno ubicado en la ciudad de
Necochea, con frente a la calle 151 esquina 48 en el Paraje denominado Villa
del Deportista, -cuya nomenclatura se individualiza- y de todas las mejoras que
contiene y se introduzcan en el futuro. Este terreno es de titularidad dominial del
demandado desde el mes de diciembre de 2014 (v. reserva, escritura e informe
de dominio adjuntado a la contestación de demanda del 16/5/2022).
En base a este instrumento surge el propio reconocimiento por parte del
demandado de la convivencia en el mismo domicilio y del proyecto común de
construcción de una vivienda en el terreno referido, sin que puedan ser
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admisibles las razones brindadas por el Sr. M., sobre los motivos por los cuales
tomaron el crédito de modo conjunto.
Ello en consideración a las particularidades del Programa Procrear, en el que se
establece un especifico y regulado sistema para el acceso al crédito en orden a
las personas beneficiarias, su modalidad de inscripción, sorteo, mínimo y
máximo de ingresos, su acreditación y la relación entre los cotitulares.
De allí que no puede en modo alguno admitirse la versión del demandado
respecto a la inexistencia de convivencia, en tanto ello se encuentra en
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contradicción con sus propios actos anteriores e inadmisibles de conformidad


con lo establecido en el artículo 1067 del C.C.C.; del mismo modo que con las
responsabilidades asumidas respecto de los datos brindados para el
otorgamiento del préstamo según surge de las condiciones generales del
referido Programa, que más adelante se analizarán.
Asimismo, las testimoniales prestadas en la audiencia de vista de la causa
celebrada el 28/10/2022 dieron cuenta de esta convivencia que fue negada
durante todo el proceso por el demandado y de la existencia del proyecto
común de construcción de la vivienda (arts 509, 510 del C.C.C.).
Sobre el particular la testigo María del Rocio Cabrera (min. 12:34 a 15:36),
declaró haber sido vecina del edificio donde vivía el demandado. Así relató que
primero él vivía solo y luego se mudó ella -en referencia a la actora-, narró que
los veía como pareja, tenían un perrito y se los cruzaba subiendo y bajando del
ascensor. Relató que vivió en ese edificio hasta el año 2017 y que no recuerda
bien cuando fue que M. y P. se mudaron, estimando que fue un año antes de
que la declarante mudara su domicilio. A preguntas que le fueron formuladas,
dijo que sabía que estaban con el tema del crédito hipotecario, que lo querían
sacar porque estaban construyendo, según le fuera referido por J.. Relató que
pasado un tiempo se cruza con J. y la ve muy angustiada y que en esa ocasión
la actora le contó que el demandado le desconocía la relación, se había
quedado con la casa y ella estaba alquilando.
También, declaró una compañera de trabajo de la actora, Sra. Josefina
Larraburu (min. 25:20 a 28:37), quien expresó ser compañera de trabajo de la

A-1
actora en el Hospital Municipal, y relató que J. le contaba que vivía con su novio
y que nunca fue a visitarlos. A preguntas que le fueran formuladas relató que
sabía que eran pareja, porque ella lo nombraba como su pareja con la que
convivía y que también le comentó que les había salido un crédito para hacerse
la vivienda y que estaba eligiendo unas cosas para la casa. Expresó que en un
momento ellos vivían juntos en el departamento frente al casino y luego se
mudaron a otro lugar más chiquito, cree que un casita frente al parque, porque
aun no tenían terminada la casa.
En el mismo sentido depone una amiga de la actora, Eliana Di Rico (min. 16:15
a 24:46) quien da cuenta que las partes mantuvieron una relación de pareja y
convivieron “por dos años y pico”, que alquilaban un departamento en el que
vivieron aproximadamente dos años y luego siguieron viviendo en una
propiedad de la familia de L., porque se les vencía el contrato y no lo querían
renovar porque se estaban construyendo la casa, construcción que empezaron
un año de separarse.
Si bien la testigo indica una ubicación del edificio diferente, lo cierto es que esta
confusión en el relato, no incide a los fines de la valoración sobre la existencia
de la convivencia, en tanto ambas partes, al suscribir la escritura pública, ya
referida, declararon convivir en el domicilio de calle 91 nro. 204, es decir frente
al casino según los dichos de la Sra. Larraburu. Si bien a la testigo Cabrera no
le fue repreguntado a que edificio se refería cuando declaró ser vecina de las
partes, de la prueba obrante en el proceso no surge otro edificio que el indicado
en la escritura.
Esta confusión, tampoco resta convicción a la totalidad de su testimonio -el que
no fue controvertido por el demandado durante la audiencia-, en función de su
relación de amistad con la actora, la contextualización y detalles que la testigo
brinda en su narración, el que mantuvo al tiempo de formularse el careo con la
testigo Sain. (art. 710 del C.P.C.C. 384, 456 del C.P.C.C.).
También narró Eliana Di Rico que L. M. viajó a Buenos Aires, a escriturar el
terreno solo y que lo escrituró a su nombre, indicando que esto fue motivo de
conflicto en la pareja. Relató que el proyecto de construcción lo tenían juntos,
que ya se habían inscripto en varias oportunidades para obtener el crédito y no
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salían sorteados, habiendo sido J. quien hizo los trámites para anotarse en el
Procrear.
Estos dichos corroboran lo aclarado por la actora al absolver posiciones en lo
referido a la inscripción para el crédito y que se refuerzan en su verosimilitud, a
partir de la confesional del demandado, quien al ser preguntado por las
condiciones para la obtención del crédito Procrear, declaró no conocerlas (v.
min. 2:18 aud. vista de la causa).
La testigo también declaró que las cuotas se le debitaban de la cuenta de M.,
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que al principio la cuota era alta y que J. mantenía el resto de los gastos y que
ello lo sabe porque J. tenía tres trabajos, indicando que la construcción se hizo
con muchos detalles y que se aportó dinero adicional ya que el crédito no
alcanzaba para la construcción total. Agregó que J. se sintió decepcionada y
que tomó conciencia al tiempo de que era violencia económica, ya que pensaba
que no podía asumir sus gastos y después se dio cuenta que sí podía. A
preguntas que le fueron formuladas agregó no conocer el monto al que
ascendía la cuota del crédito hipotecario, pero que sabía que era elevada y que
J. estaba en otro crédito que era más barato, y era poco el resto de sueldo que
le quedaba a L. y no sabe cuánto cobraba. Expresó que se separaron en el año
2016, que era invierno y hacia frío, que ella la ayudó a mudarse, señalando al
tiempo del careo que tenía una camioneta y estaba en condiciones de
individualizar las cosas que allí cargaron.
Respecto de este testimonio, no hubo planteos de inidoneidad, y no se observa
mendacidad, a la luz de lo que surge de la prueba documental adjuntada con la
demanda que da cuenta de los ingresos que la actora percibía -v. trámite de
fecha 17/3/2021-. (arts. 16 inc. I, 31 Ley 26.485, 710, 711 del C.C.C., conf. este
Tribunal exptes. 10510 y 13247, ya citados, expte. 12116, reg. int. 56 (S) del
22/6/2021, conf. Ortiz, Diego O. “Procedimiento de Violencia Familiar”, pág. 177,
Ediciones Jurídicas Buenos Aires, año 2018)
Y tampoco surge de lo actuado, elementos que puedan desvirtuar los
testimonios de Larraburu y Cabrera, como testigos de oídas, en lo referido a la
obtención del crédito y el proyecto común de construcción de la vivienda, en

A-1
tanto ello surge del instrumento público, ya descripto y del plano presentado
ante la Municipalidad de fecha 4/9/2015 en el que consta el nombre de ambas
partes, también adjuntado a la demanda (art. 384, 456 del C.C.C.).
Si bien la autenticidad de este plano fue negada por el demandado y no fue
ofrecida prueba por la actora, a fin de su corroboración (v. ofrecimiento
probatorio y aud. preliminar), lo cierto es que el demandado, no adjuntó otro
plano que indicara lo que pretendió sostener durante el proceso -es decir un
proyecto individual-, sino que tampoco ofreció, en defensa de su postura, la
carpeta del crédito nro. 0150257254 de otorgamiento del crédito bajo el
mencionado Programa, ni sus recibos de sueldo, facturas, resúmenes de tarjeta,
entre otros, aun cuando el magistrado anotició a ambas partes la aplicación de
la doctrina de las cargas dinámicas en materia probatoria (v. res. del 21/5/2021
y su notificación).
En este contexto, los testimonios referidos no surgen puestos en crisis por las
declaraciones prestadas por los testigos ofrecidos por el demandado y que
declararon en la audiencia de vista de la causa. (art. 384, 456 del C.P.C.C.)
En efecto el testimonio del Sr. Wilde, quien conoció a M. en circunstancias en
que estaba buscando el terreno, indicando que fue en el año 2014 relata que a
veces lo veía con una chica quien pasaba y saludaba, pero generalmente lo
veía solo, y que cuando compró el terreno fue por primera vez al departamento
de calle 91 y 2 a festejar a fines del 2014. Señala que en esa ocasión luego
llegaron unos amigos y, a preguntas formuladas por el magistrado en lo referido
a si L. M. estaba solo en esa oportunidad, el testigo responde que si, que no vio
a la chica y que no “vio vestigios de convivencia si a eso quieren llegar”, aún
cuando esta cuestión no le había sido preguntada (v. min. 3:17 a 3:38).
Esta última aclaración del testigo, por su modalidad, y la observación que el
magistrado le realizó en la audiencia, no tiene ninguna fuerza convictiva para
desvirtuar el resto de los testimonios ya valorados. Del mismo modo que el
testimonio prestado por Silvana Sain -amiga del demandado-, cuando afirma
que las partes no convivieron, ello en orden a lo escueto de algunas de sus
respuestas e imprecisión de otras, aún durante el careo realizado con la testigo
Di Rico (v. min. 46:00 a 48:00).
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Nada agregan los testimonios prestados por los amigos del demandado Pablo
Barreiro, cuando expone que L. vivía sólo en el departamento de 2 y 91 y en
ese departamento compartió poco (min. 38:45 a 42:10) y Emiliano Kellner, en
cuanto expone que sólo fue dos veces al departamento y lo vio solo (v. min.
43:00 a 45:00), en atención a la falta de asiduidad de concurrencia al domicilio,
y que no tiene entidad para controvertir lo que surge del resto del material
probatorio analizado respecto de esta cuestión, que especialmente obra
reconocida por el demandado en el instrumento público.
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Ahora bien respecto de la prueba documental, la actora adjuntó transferencias


bancarias realizadas a la cuenta del demandado vinculadas con el pago de las
tarjetas de crédito (v. trámite de fecha 16/3/2021) aunque de ninguna de las
referencias y motivos consignados en las transferencias, sus fechas y sus
montos, surge alguna relación en cuanto a los aportes para la compra del
terreno, o materiales de construcción, u honorarios profesionales. En efecto en
las mismas se indica: tarjeta, pago, pago a cuenta o referidas a compras
personales, en consideración que la actora tenía una extensión de la tarjeta del
demandado según lo explicara al tiempo de absolver posiciones (min. 5:45 de la
aud. de vista de la causa).
Si bien se advierte orfandad probatoria de la actora respecto de los aportes –
v.g. prueba informativa sobre resúmenes de la tarjeta de crédito, facturas de
bienes adquiridos, o declaraciones testimoniales de los profesionales que
hubieran intervenido o el requerimiento de documental en poder del Sr. M. o
cualquier otra que hubiese podido ofrecer-, lo cierto es que el demandado
tampoco aportó ninguna prueba sobre el particular, con una escasa o nula
colaboración probatoria en función de los hechos alegados y la relación que los
unió (conf. la ya referida carga dinámica de la prueba v. res. del 21/5/2021 y su
notificación).
El demandado era quien se encontraba en mejores condiciones de probar sus
ingresos durante el período, los ahorros con los cuales dice haber abonado
individualmente el terreno, y todos los costos de construcción, teniendo en
consideración incluso que quedó probado con la propia confesional del

A-1
demandado y los testigos Wilde y Di Rico que debieron hacerse aportes
adicionales al crédito para la construcción.
Máxime cuando la vivienda comenzó a construirse durante el tiempo en que aun
las partes mantenían su relación -al menos luego de otorgado el crédito en
agosto de 2015- y finalizó a fines de diciembre del año 2016, fecha en la que el
demandado se habría mudado al inmueble, según surge de los dichos del
testigo Wilde; única prueba que el demandado sobre el particular aportó al
proceso y era nuevamente quien se encontraba en mejor condición de probar.
Es decir que, no obstante el escaso material probatorio, varios indicios
conducen a concluir que el citado proyecto, que comenzó como un proyecto
común -al menos en la confianza que la actora tenía en el demandando-, y
finalizó como proyecto individual posterior a la ruptura, no podría haberse
realizado sin los aportes económicos de la Sra. J. P., sea en lo vinculado a la
construcción o al mantenimiento de los gastos derivados de la convivencia (v. lo
declarado por la testigo Di Rico y las aclaraciones realizadas en la absolución
de posiciones de la actora).
Así, el acceso al crédito por ambos, es un hecho incontrastable, en base a la
especificidad y objetivos del Programa Procrear, que fue consultado de los
datos que surgen de páginas oficiales, los que además son de público y notorio
conocimiento, por la envergadura y fines que tuvieron, las publicidades sobre el
particular y los estrictos requisitos para poder inscribirse, el sorteo y para su
otorgamiento.
En este sentido y en sus distintas modalidades según el período de que se trate,
este Programa establecía mínimos y máximos de sueldos en su equivalencia a
los salarios mínimos vitales y móviles para el acceso al Programa.
Entre otros aspectos, sobre los ingresos se establecía un porcentaje de
afectación máximo, el destino como vivienda familiar y de ocupación
permanente y la acreditación de la relación con el cotitular del crédito.
Especialmente se encontraba previsto que “El titular y el cotitular deberán
encontrarse unidos por alguno de los vínculos que se detallan a continuación,
los cuales deberán encontrarse registrados. a) Matrimonio. b) Unión
convivencial. c) Unión de hecho, siempre que coincidan los domicilios
declarados por el titular y cotitular”, conforme surge de la información oficial.
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(https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/basesycondiciones_lcs_procrear
_20.10.pdf)
En este marco, si el demandado con sus ingresos individuales podía haber
accedido por sí mismo al otorgamiento del crédito, no se explica por qué la
actora era cotitular, cuando de las regulaciones del citado programa surge que
en caso de ser tomado el crédito por más de una persona debe acreditarse
relación matrimonial, unión convivencial o unión de hecho.
Es que más allá que el demandado, durante todo el proceso, sostuvo y así lo
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acreditó, que realizó el pago de las cuotas del crédito, teniendo en cuenta la
fecha de la primer cuota -mayo 2016- y de finalización de la relación, lo cierto es
que la construcción habría comenzado durante la convivencia, según surge del
primer desembolso que consta en el instrumento público referido y los planos
presentados a la municipalidad, lo que ocurrió entre los meses de agosto y
septiembre del año 2015, la separación ocurrió el 24 de julio de 2016 (v.
absolución de posiciones Sra. P. y su aclaración -min. 11:20 a 11:25- y decl.
testigo Di Rico) y se habría mudado según los dichos del testigo Wilde a finales
de ese mismo año.
En este contexto, la única prueba aportada por el demandado fueron las
transferencias realizadas para el pago de la cuota del crédito hipotecario a partir
del primer vencimiento en mayo del año 2016 y en los períodos subsiguientes,
sin ninguna otra documental que acreditara los gastos que afirma haber
solventado de modo exclusivo para la construcción. Es dable reiterar que
reconoció que el crédito no le alcanzó y que incluso también habría adquirido el
terreno con sus ahorros.
Sobre lo vinculado al terreno y a los aportes que la Sra. P. afirmó haber
realizado, ya fue mencionado que la prueba sobre este aspecto ha sido
insuficiente. Y aun cuando hubiera otras constancias de las cuales pueda ello
ser inferido, que no se da en el caso, es una cuestión a la que no puede
ingresarse en función de la limitación que contiene la pretensión principal de la
demanda y sin haberse articulado otra postulación que permitiese ingresar a su

A-1
tratamiento, que ya fueran tratadas al confirmarse el rechazo de la división de
condominio.
3.4. Es decir que, el demandado obtuvo beneficios económicos de los aportes
realizados por la actora, quien puso a disposición del proyecto común, su
respaldo económico, necesario para el acceso al crédito y para la construcción
de la vivienda, al menos en sus inicios y hasta la ruptura de la relación, sea
mediante aportes realizados directamente o indirectamente asumiendo los
gastos personales de ambos, según se infiere de los indicios graves, precisos y
concordantes que fueran señalados. (arts 163 inc. 5, 384 del C.P.C.C.)
En efecto, luego de la ruptura -meses antes de finalizarse la construcción-,
encontrándose el terreno donde se construyó el inmueble bajo titularidad
dominial del Sr. L. M., el mismo desconoció estos aportes, vedándole cualquier
posibilidad de reclamo, e incluso negó una convivencia que en su oportunidad
reconoció en instrumento público.
Ello no sólo desplazó a la actora de cualquier beneficio presente y/o futuro
quedando seriamente condicionada su posibilidad de acceso a un crédito para
construcción de una vivienda, sino que además la invisibilizó en la relación que
los unió.
No cabe duda entonces que esta conducta del demandado constituyó un
hecho de violencia económica, sin ingresar a las afectaciones que podría haber
padecido la actora respecto a la incidencia que este hecho en otras esferas,
teniendo incluso en consideración la negación del demandado de los alcances
de la relación, en tanto esto no fue traído al proceso, por lo que no corresponde
avanzar sobre la cuestión.
4. Ahora bien, la pretensión subsidiaria de la actora por la que solicita el
reembolso de lo aportado, debe ser analizada en uso de las facultades
judiciales de calificación legal, del principio de congruencia (v. consid. III
apartado 3.2. de la presente) y en especial observancia a los mandatos que
surgen de normas de orden público, que ya fueran citadas al tratarse la
normativa convencional y constitucional y la perspectiva de género que debe
orientar la labor jurisdiccional. (v. consd. III apartados 3.1)
A ello cabe añadir, que “al suscribir la Convención de Belém do Pará el
Estado argentino (en todas sus variantes) asumió la obligación internacional de
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“establecer los mecanismos judiciales y administrativos necesarios para


asegurar que la mujer objeto de violencia tenga acceso efectivo a resarcimiento,
reparación del daño u otros medios de compensación justos y eficaces” (art. 7
inc. “g” L. 24.632)
Tales mecanismos pueden ser tanto normativos como de prácticas
tendientes a cumplir eficazmente la finalidad asumida ante las Naciones
firmantes (art. 27 Conv. de Viena de los Tratados; art. 75 incs. 22 y 23 CN).
(conf. expte. 12116, ya citado)
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A estos fines, ya delineados los hechos acreditados y las postulaciones


de las partes, se estima ajustado a las particularidades del caso, calificar la
pretensión subsidiaria como enriquecimiento sin causa (art. 1794 del C.C.C.),
aunque como se adelantó con las limitaciones que surgen de su postulación en
demanda.
Este Tribunal, con otra integración -en la vigencia del código derogado-, y
en criterio que se comparte, sin que hubieran variado los recaudos en el Código
unificado, ha sostenido “con cita de Alterini, Ameal y López Cabana, que “Para
que se habilite la utilización de esa figura deben darse necesariamente ciertos
requisitos. Así se mencionan: el enriquecimiento del demandado; el
empobrecimiento del demandante; un nexo causal entre ambas variaciones
patrimoniales; ausencia de causa; carencia de toda otra acción y que la ley no
obste o no prohíba el ejercicio de la acción (Alterini y otros Ob. cit. pág. 446)”.
(expte. 8828 reg. int. 25 (S) del 24/4/2012, expte. 12.182 reg. int. 102 sent. del
13/10/2020)
Agregándose en el último de los antecedentes que “señala Sandra
Wierzba que “Los requisitos (...) han venido delineándose en la doctrina y en la
jurisprudencia, y ahora aparecen específicamente regulados en los artículos
1794 y 1795. Éstos son: 1. Enriquecimiento del demandado: Se requiere el
incremento del activo o la disminución del pasivo patrimonial del accionado,
mediante el ingreso de bienes, el aumento de su valor, la eliminación de gastos
que él hubiera debido realizar, la falta de remuneración de servicios, etcétera. 2.
Empobrecimiento del actor: Consiste en el menoscabo económico consecuente,

A-1
que afecta al titular de la acción. 3. Relación causal entre el enriquecimiento y el
empobrecimiento: Es preciso que exista una relación de causa-efecto adecuada
entre estos dos extremos. 4. Ausencia de justa causa: No debe haber una
causa fuente que legitime el enriquecimiento. Es decir, el aumento en el
patrimonio del demandado no debe fundarse en un contrato, en una donación,
etcétera. 5. Inexistencia de otra acción más útil. Subsidiariedad: No debe tener
el empobrecido otra acción o vía de derecho a su disposición para obtener la
debida indemnización de su perjuicio (art. 1795).” (en Ricardo Luis Lorenzetti -
Director “Código Civil y Comercial de la Nación Comentado” Miguel Federico De
Lorenzo y Pablo Lorenzetti Coordinadores, Tomo VIII pp. 709/710)” (expte.
12.182 reg. int. 102 sent. del 13/10/2020)
En el caso, estos recaudos han quedado debidamente acreditados. En
efecto, el beneficio que el demandado obtuvo derivado de los aportes de la
actora es elocuente y ya fue referido. Al inicio de la relación convivencial el
demandado no poseía bienes inmuebles, accedió a la compra del terreno en
ese período y posteriormente a la construcción de la vivienda con un crédito
tomado juntamente con la actora quien, sin posibilidad de beneficio alguno,
hasta la fecha reviste la calidad de codeudora.
Debe señalarse que líneas de crédito beneficiosas como el Procrear, con
bajas tasas de interés fija y en pesos, a pagar en un plazo de 20 años, en el
contexto inflacionario que surge del periodo -hechos estos públicos y notorios-,
ya no es un recurso crediticio en la actualidad.
La actora no sólo se vio empobrecida por no haber podido obtener beneficio
alguno de los aportes que aquí se concluye que realizó, sino que además no era
posible para la actora luego de la separación, acceder a otro crédito de este tipo
para construcción de viviendas; no obstante que, paradójicamente hasta la
fecha continúa obligada con el banco acreedor hasta el año 2036 por una
vivienda que no habita y que en lugar de representar un incremento para su
patrimonio, integra su pasivo .
De lo que se ha dicho hasta aquí, surge indudable la relación de
causalidad entre el enriquecimiento del demandado y el empobrecimiento de la
actora, sin una causa que lo legitime y no existiendo otra acción para que le sea
reembolsado el dinero invertido, se encuentran debidamente reunidos los
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presupuestos establecidos en el artículo 1794 cc del C.C.C. (conf.


jurisprudencia y doctrina)
Sobre el particular y en caso análogo se ha sostenido que "Hoy, el Código Civil
y Comercial de la Nación ha incorporado una regulación básica del instituto en
los arts. 1794 y 1795. Y resulta aplicable al caso ya que la unión convivencial no
puede ser causa fuente de enriquecimiento o empobrecimiento económico de
uno de sus integrantes a costa del otro" (Cám. Civ. y Com. Junín, Expte. n°: JU-
9139-2018 B., M. V. C/ B., O. s/ materia a categorizar, Reg. Sent. 68,
USO OFICIAL – JURISDICCIÓN ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA

04/05/2023).
Ahora bien, la actora peticionó como compensación de los aportes
personales y económicos que realizó, un suma de dinero que fijó en $350.000
con más sus intereses, sin que el demandado respecto del monto solicitado
hubiera realizado alguna consideración, habiendo basado su defensa en la
caducidad de la acción por compensación económica que no fue solicitada en la
presente.
En atención a la orfandad probatoria en este sentido -ya referida al
tiempo de analizar la prueba-, los únicos hechos acreditados que pueden ser
tenidos en consideración son el monto total del crédito otorgado ($ 520.000), el
monto al que ascendió el primer desembolso ($ 156.000) -sin que surja prueba
de la fecha de los desembolsos restantes por parte del Banco-, que el dinero
otorgado no alcanzaba para la construcción, el avance de la misma al tiempo de
la separación que ya fue analizado, y que las cuotas del crédito hipotecario, con
excepción de las dos cuotas que se habrían devengado hasta la separación -v.
primer vencimiento en mayo de 2016 y ruptura de la relación el 24 de julio de
2016- fueron abonadas íntegramente por el demandado según surge del propio
reconocimiento que realizó la actora en demanda y al absolver posiciones.
Siendo ello así, habiéndose pedido una suma de dinero que se consideró
equivalente a los aportes efectivamente realizados, corresponde estar a los
términos y limitaciones de lo pedido.
Así, en consideración al escasísimo material probatorio sobre este
aspecto, se estima que la suma de $ 350.000 se reporta ajustada a los

A-1
parámetros mencionados; sin que corresponda su actualización monetaria tal
como se solicitó en demanda en atención a lo establecido en los artículos 7 y 10
de la ley 23928. A dicha suma deberán adicionarse intereses desde la mora
hasta su efectivo pago, los que deberán ser calculados a la tasa pasiva más alta
del Banco de la Provincia de Buenos Aires, en sus depósitos a 30 días -plazo
fijo digital- (conf. art. 768 del C.C.C.)
Respecto de la mora y ante la ausencia de elementos que permitan establecer
la fecha de cada uno de los aportes (conf. Cam.Civ. y Com. Junín, expte. n°:
JU-9139-2018 "B., M. V. c/ B., O. s/Materia a categorizar" 4/5/2023, disponible
en www.scba.gov.ar), corresponde fijarla el día posterior a la ruptura de la
unión, esto es el 25 de julio de 2016.
Asimismo corresponde hacer lugar a la sustitución como deudora que
fuera requerida por la actora ante el Banco Acreedor. En este sentido y en tanto
ello estaría condicionado a la conformidad del acreedor hipotecario, la eventual
imposibilidad de obtenerla no puede redundar en perjuicio de la actora.
De allí que corresponde imponer como obligación de hacer a cargo del
demandado la adopción de todas las medidas necesarias a estos fines y para
su cumplimiento, incluso la cancelación del crédito, lo que deberá cumplirse en
un plazo no superior a los 15 días de quedar firme la presente. Ello bajo
apercibimiento de aplicar astreintes por cada día de retardo en caso de
incumplimiento, las que se fijan en la cantidad de 0,50 Jus diarios a favor de la
actora, importando la notificación de esta sentencia, intimación suficiente para
su aplicación, previo requerimiento de la interesada una vez operado el
vencimiento del plazo dispuesto y sin perjuicio de otras medidas que la actora
pueda requerir. (art. 37 del C.P.C.C.)
Por las consideraciones expuestas propongo al acuerdo admitir el
recurso, revocar parcialmente la sentencia de grado con los alcances que
surgen de las consideraciones realizadas respecto de la pretensión subsidiaria
contenida en demanda.
Imponer las costas de ambas instancias al demandado en su calidad de
vencido. (art. 68 del C.P.C.C.)
A la cuestión planteada voto por la NEGATIVA
PROVINCIA DE BUENOS AIRES
PODER JUDICIAL

La Sra. Jueza Doctora Bulesevich votó en el mismo sentido por análogos


fundamentos.
El Sr. Juez Doctor Loiza votó en el mismo sentido por análogos
fundamentos.
A LA SEGUNDA CUESTION PLANTEADA LA SEÑORA JUEZA
DOCTORA ANA CLARA ISSIN DIJO:
En atención al resultado que arroja la votación de la cuestión anterior
corresponde: I) Revocar parcialmente la sentencia de fecha 22 de diciembre de
USO OFICIAL – JURISDICCIÓN ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA

2022 y en consecuencia hacer lugar la pretensión subsidiaria contenida en la


demanda. (arts. 16 y 75 inc. 22 y 23 de la C.N., 15 de la Constitución Provincial;
Declaración Universal de Derechos Humanos, arts. 1º y 2º; Pacto de San José
de Costa Rica, arts. 1º y 24; Pacto Internacional de Derecho Económicos,
Sociales y Culturales, arts. 2º, inc. 2º y 3º; Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, art. 2º), arts. 2, 3, 4, 5 y cc. de la CEDAW, y 7, 8 Convención
de Belem Do Pará, 5 inc. 4, 16 inc. 31 Ley 26.485, 1, 2, 3, 710, 1794 del C.C.C.
266, 272, 273 del C.P.C.C. y demás normas jurisprudencia y doctrina tratadas
en la primera cuestión. II) Condenar al demandado L. M., a abonar a la Sra. J.
P. dentro de los 10 días de quedar firme la presente, la suma de pesos
trescientos cincuenta mil ($350.000) con más los intereses desde la mora -
25/7/2016- y hasta su efectivo pago, los que deberán calcularse a la tasa pasiva
más alta del Banco de la Provincia de Buenos Aires, en sus depósitos a 30 días
-plazo fijo digital- (conf. normas jurisprudencia y doctrina primera cuestión). III)
Imponer al Sr. L. M. como obligación de hacer, la desvinculación como deudora
de la Sra. J. P. del crédito hipotecario otorgado -v. escritura individualizada en
autos- en un término no superior a los 15 días de quedar firme la presente, bajo
apercibimiento de aplicar astreintes por cada día de retardo en caso de
incumplimiento, las que se fijan en la cantidad de 0,50 Jus diarios a favor de la
actora. Hágase saber al obligado que la notificación de esta sentencia, importa
intimación suficiente para su aplicación, previo requerimiento de la interesada
una vez operado el vencimiento del plazo dispuesto y sin perjuicio de otras
medidas que la actora pueda requerir. (conf. normas jurisprudencia y doctrina

A-1
primera cuestión). IV) Imponer las costas de ambas instancias al demandado en
su calidad de vencido, difiriéndose la regulación de honorarios para su
oportunidad. (art. 68 del C.P.C.C., 31 y 51 ley 14967)
ASI LO VOTO.
La Sra. Jueza Doctora Bulesevich votó en el mismo sentido por análogos
fundamentos.
A la misma cuestión planteada el Señor Juez Doctor Loiza votó en igual
sentido por los mismos fundamentos.
Con lo que terminó el acuerdo dictándose la siguiente:
SENTENCIA
Necochea, 5 de septiembre de 2023-
VISTOS Y CONSIDERANDO: Por los fundamentos expuestos en el
precedente acuerdo se resuelve: I) Revocar parcialmente la sentencia de fecha
22 de diciembre de 2022 y en consecuencia hacer lugar la pretensión
subsidiaria contenida en la demanda. (arts. 16 y 75 inc. 22 y 23 de la C.N., 15
de la Constitución Provincial; Declaración Universal de Derechos Humanos,
arts. 1º y 2º; Pacto de San José de Costa Rica, arts. 1º y 24; Pacto Internacional
de Derecho Económicos, Sociales y Culturales, arts. 2º, inc. 2º y 3º; Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, art. 2º), arts. 2, 3, 4, 5 y cc. de la
CEDAW, y 7, 8 Convención de Belem Do Pará, 5 inc. 4, 16 inc. 31 y cc Ley
26.485, 1, 2, 3, 710, 1794 del CCyCN, 266, 272, 273 del C.P.C.C. y demás
normas jurisprudencia y doctrina tratadas en la primera cuestión. II) Condenar al
demandado L. M., a abonar a la Sra. J. P. dentro de los 10 días de quedar firme
la presente, la suma de pesos trescientos cincuenta mil ($350.000) con más los
intereses desde la mora -25/7/2016- y hasta su efectivo pago, los que deberán
calcularse a la tasa pasiva más alta del Banco de la Provincia de Buenos Aires,
en sus depósitos a 30 días -plazo fijo digital- (conf. normas jurisprudencia y
doctrina primera cuestión) III) Imponer al Sr. L. M. como obligación de hacer, la
desvinculación como deudora de la Sra. J. P. del crédito hipotecario otorgado -v.
escritura individualizada en autos- en un término no superior a los 15 días de
quedar firme la presente, bajo apercibimiento de aplicar astreintes por cada día
de retardo en caso de incumplimiento, las que se fijan en la cantidad de 0,50
Jus diarios a favor de la actora. Hágase saber al obligado que la notificación de
PROVINCIA DE BUENOS AIRES
PODER JUDICIAL

esta sentencia, importa intimación suficiente para su aplicación, previo


requerimiento de la interesada, una vez operado el vencimiento del plazo
dispuesto y sin perjuicio de otras medidas que la actora pueda requerir. (conf.
normas jurisprudencia y doctrina primera cuestión). IV) Imponer las costas de
ambas instancias al demandado en su calidad de vencido, difiriéndose la
regulación de honorarios para su oportunidad. (art. 68 del C.P.C.C., 31 y 51 ley
14967)
Notifíquese mediante el depósito del presente en el domicilio electrónico
USO OFICIAL – JURISDICCIÓN ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA

constituido por las partes (art. 10 Ac. 4013 t. o. Ac. 4039 del 14/10/2021 SCBA):
Sr. L. M. (Pat. Dra. Silvia Rosana Blanco)
[email protected]
Sra. J. P. (Pat. Dres. Ariel Nicolás Kuch y Mariana Daniela Egia)
[email protected]
[email protected]

REFERENCIAS:
Funcionario Firmante: 05/09/2023 11:21:33 - ISSIN Ana Clara - JUEZ
Funcionario Firmante: 05/09/2023 12:02:43 - LOIZA Fabian Marcelo - JUEZ
Funcionario Firmante: 05/09/2023 12:20:55 - BULESEVICH Laura Alicia - JUEZ
Funcionario Firmante: 05/09/2023 13:20:21 - DOMINGUEZ Norma Teresa -
SECRETARIO DE CÁMARA
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242301856001748921

CAMARA DE APELACION EN LO CIVIL Y COMERCIAL - NECOCHEA


NO CONTIENE ARCHIVOS ADJUNTOS

A-1
Registrado en REGISTRO DE SENTENCIAS el 06/09/2023 09:33:10 hs. bajo el
número RS-122-2023 por DO\mamolina Mariana.

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