Este documento describe el control de convencionalidad en Panamá como un mecanismo para la defensa de los derechos humanos. Explica que el control de convencionalidad consiste en que las autoridades nacionales examinen la compatibilidad entre las leyes y normas nacionales y la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Distingue entre el control concentrado de convencionalidad, realizado por la Corte Interamericana, y el control difuso de convencionalidad, que deben llevar a cabo las autoridades nacionales de los estados firmantes.
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Este documento describe el control de convencionalidad en Panamá como un mecanismo para la defensa de los derechos humanos. Explica que el control de convencionalidad consiste en que las autoridades nacionales examinen la compatibilidad entre las leyes y normas nacionales y la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Distingue entre el control concentrado de convencionalidad, realizado por la Corte Interamericana, y el control difuso de convencionalidad, que deben llevar a cabo las autoridades nacionales de los estados firmantes.
Este documento describe el control de convencionalidad en Panamá como un mecanismo para la defensa de los derechos humanos. Explica que el control de convencionalidad consiste en que las autoridades nacionales examinen la compatibilidad entre las leyes y normas nacionales y la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Distingue entre el control concentrado de convencionalidad, realizado por la Corte Interamericana, y el control difuso de convencionalidad, que deben llevar a cabo las autoridades nacionales de los estados firmantes.
Este documento describe el control de convencionalidad en Panamá como un mecanismo para la defensa de los derechos humanos. Explica que el control de convencionalidad consiste en que las autoridades nacionales examinen la compatibilidad entre las leyes y normas nacionales y la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Distingue entre el control concentrado de convencionalidad, realizado por la Corte Interamericana, y el control difuso de convencionalidad, que deben llevar a cabo las autoridades nacionales de los estados firmantes.
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El control de convencionalidad en panamá, constitución y
defensa de los derechos humanos
Si algo caracteriza lo referente a los derechos humanos es el hecho que,
históricamente, el reconocimiento de éstos no ha sido una tarea fácil. En ese sentido, hay que comenzar diciendo, de manera categórica, que los derechos humanos no siempre fueron reconocidos como tampoco, cuando comenzó a configurarse una idea de los mismos, se les haya reconocido a todas las personas por igual. Esto significa, por tanto, que regular o formular los derechos humanos ha representado, sin duda alguna, una larga y conflictiva lucha a través de la historia. Pero, si larga, dura y difícil ha sido la lucha por el reconocimiento de los derechos humanos, también lo ha sido la dedicada al establecimiento de los mecanismos que hagan posible, la defensa y garantía de los derechos humanos regulados en los tratados, declaraciones o convenciones sobre la materia. Lo que significa, y es la idea que hay que dejar claramente precisada en estas reflexiones, que aprobar o ratificar tratados o convenciones sobre derechos humanos es de por si importante pero no suficiente. Esto es así porque se hace necesario, además, dotar a tales textos jurídicos internacionales, de los instrumentos que permitan, en caso del desconocimiento de los mismos, poder exigir su cumplimiento. Esto es lo que explica que, en el caso de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, así como se dispuso RIGOBERTO GONZÁLEZ MONTENEGRO 5 regular una serie de derechos humanos, se hayan establecido, también, los mecanismos por medio de los cuales poder hacer efectivo éstos, cuando ha habido necesidad de reclamar su menoscabo, vulneración o desconocimiento. Ha sido a partir del establecimiento de estos mecanismos, por medio de los cuales es posible exigir el cumplimiento de la Convención Americana, lo que dio lugar al surgimiento de lo que se ha dado en llamar, desde la doctrina jurisprudencial de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, del control de convencionalidad. Las presentes reflexiones están dirigidas a abordar este tema, lo que se hará en un sentido general, de forma tal que se cuente con un marco de referencia que permita comprender, en qué consiste dicho mecanismo de protección de los derechos humanos. No está demás dejar señalado, en esta introducción, que la existencia del control de convencionalidad no está exento de debate, en algunos casos de cuestionamientos en cuanto a sus alcances y repercusiones, a lo interno de los Estados Parte de la Convención Americana. De ahí, por tanto, la necesidad de conocer y estudiar la problemática que surge alrededor de dicho control. Por consiguiente, hay que reconocer que existen sectores de la doctrina, que están en desacuerdo con algunos de los aspectos del control de convencionalidad, y que existen algunos que, incluso, lo rechazan. Lo que no se puede eludir, en todo caso, es que el mismo existe, que el control de convencionalidad ha sido aceptado en un gran sector de la doctrina, así como en el ámbito de competencia de algunos tribunales de justicia constitucional de los Estados que forman parte, del Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos. Lo que significa que el control de convencionalidad, en muchos de nuestros países, es un mecanismo que es llevado a cabo, por muchos de los jueces de los Estados miembros de la Convención Americana. El control de convencionalidad como principio rector de la protección interamericana de derechos humanos El control de convencionalidad establecido por la Corte Interamericana se traduce como la manera en que el Estado hará frente a sus obligaciones en cuanto al respeto y garantía de los derechos humanos. Desde este punto es importante hacer una distinción precisa entre el control concentrado de convencionalidad y el control difuso de convencionalidad, ya que serían estas dos vertientes el vínculo por el cual el control de convencionalidad es una consecuencia inmediata de las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. El control concentrado de convencionalidad es propiamente realizado por la Corte Interamericana al tener la competencia otorgada por la Convención para interpretar y aplicar dichos preceptos. Será la Corte la competente para revisar las actuaciones de los jueces nacionales, incluido el correcto ejercicio del “control de convencionalidad”, siempre y cuando el análisis se derive del examen que se realice de la compatibilidad de la actuación nacional a la luz de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. El control concentrado corresponde a las facultades inherentes que posee la Corte Interamericana para resolver los casos que son sometidos a su jurisdicción, para realizar la ponderación entre el derecho interno del Estado de que se trate y las disposiciones de la Convención Americana. De acuerdo con Sergio García Ramírez, la tarea de la Corte se asemeja a la que realizan los tribunales constitucionales. Estos examinan los actos impugnados, disposiciones de alcance general, a la luz de las normas, los principios y los valores de las leyes fundamentales. La Corte Interamericana, por su parte, analiza los actos que llegan a su conocimiento en relación con normas, principios y valores de los tratados en los que funda su competencia contenciosa. Dicho de otra manera, si los tribunales constitucionales controlan la “constitucionalidad”, el tribunal internacional de derechos humanos resuelve sobre la “convencionalidad” de esos actos. A través del control de constitucionalidad, los órganos internos procuran conformar la actividad del poder público y, eventualmente, de otros agentes sociales al orden que entraña el Estado de Derecho en una sociedad democrática. El tribunal interamericano, por su parte, pretende conformar esa actividad al orden internacional acogido en la convención fundadora de la jurisdicción interamericana, y aceptado por los Estados parte en ejercicio de su soberanía En cambio, el control difuso de convencionalidad nos traslada al otro extremo de la protección de derechos humanos, que debe realizarse por las autoridades nacionales de los Estados que han firmado la Convención Americana, y con mayor razón los que han aceptado la competencia de la Corte Interamericana para conocer de los asuntos. El control difuso de convencionalidad consiste en el deber de todas las autoridades nacionales de realizar un examen de compatibilidad entre los actos y normas nacionales, y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, sus protocolos adicionales, y la jurisprudencia de la Corte que interpreta ese corpus iuris interamericano4 . Dicho control implica reconocer la relevancia y la pertenencia de los tratados internacionales dentro del ordenamiento jurídico. Cuando un Estado ratifica la Convención Americana, sus jueces y demás autoridades también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar las disposiciones de la Convención y que no sean mermadas por la aplicación de leyes contrarias a su objeto y fin.
Ensayo Sobre La Negociación de Bavaria S.A - SAB-Miller. Abogado, Administrador de Empresas, Estructurador de Proyectos de Asociación Publico Privados, Inocencio Melendez