Actividad Semana 1 JULIO 2023

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IEU UNIVERISDAD

Matricula: 142555
Nombre:
JOSUE GALILEO BARRAGAN HERRERA

Grupo: LP56

Materia: TEORIAS DE LA ORGANIZACIÓN

Mtra. ROSA MARIA SERRANO RANGEL

Actividad de Aprendizaje. Analizando una necesidad de cambio

Ixtapaluca, Edo Mex. 10 De julio de 2023

INTRODUCCION
El comportamiento humano es una síntesis de tres procesos emergentes en la
historia de la vida en el planeta: a) la emergencia del tejido nervioso, b) la
emergencia del lenguaje y c) simultáneamente el surgimiento de las primeras
formas de organización social y la división del trabajo. El lenguaje, en el caso de
los seres humanos, ha permitido el surgimiento de las funciones substitutivas de
contingencias, como emergentes psicológicos exclusivos. Se examina el papel
crucial del lenguaje y la atribución de un nombre en el proceso de identidad social
como individuo y como persona.

¿Cuáles son los antecedentes históricos y orígenes de las posturas clásicas


del estudio del comportamiento?

La psicología es la ciencia del comportamiento. Los conductistas fueron, desde


principios del siglo XX, los primeros en situar el comportamiento en el centro de la
psicología científica. Antes de ellos lo había hecho Aristóteles, aunque en un
contexto epistemológico muy distinto. Para Aristóteles la indagación psicológica
trata sobre los actos de los seres vivos. Lo que precisamente han estudiado
siempre los zoólogos y biólogos interesados en la vida de los animales. Los
primeros intentos de la psicología experimental introspeccioncita, influidos por la
tradición cartesiana, escindieron, en dos actos incomunicables: el movimiento y la
conciencia. De un lado, los movimientos físicos y orgánicos de la estimulación, las
respuestas externas, cuantitativas, empírica, públicamente observables y
físicamente manipulables. De otro, los contenidos y procesos de conciencia,
internos, inextensos, cualitativos, accesibles tan sólo a la introspección del propio
sujeto.

En el comportamiento se dan, a la vez, y en muy distinta proporción según las


especies, la comprensibilidad de la acción y la legalidad de los procesos psico-
orgánicos por los que se realiza (Chauchard, 1961). El desarrollo y evolución del
comportamiento animal lo vemos representado en el hombre con su grandiosa
corteza prefrontal que lo posibilita de todo acto, elección, planificación y le permite
hacer frente a situaciones nuevas de manera adaptada e inteligente a partir de la
evocación de experiencias pasadas. El término psicológico más utilizado para
referirse a las funciones desempeñadas por la corteza frontal es función ejecutiva.
Este término hace referencia a la capacidad para establecer distinciones entre
pensamientos conflictivos, realizar juicios acerca del bien y del mal, predecir las
consecuencias futuras de actividades actuales, trabajar conforme a metas
determinadas de antemano, realizar predicciones de resultados, creación de
expectativas y control social. Además, otorga la capacidad para inhibir
comportamientos instintivos que, de no ser suprimidos, podrían desembocar en
resultados socialmente inaceptables (Kandel, 1996).
La corteza prefrontal también recibe información de los sistemas de arousal del
tronco del encéfalo, y su función es particularmente dependiente del ambiente
neuroquímico. Así, existe una coordinación entre el grado de arousal o activación
general, y el estado mental (Miller, Freedman, Wallis, 2002).

¿Cuáles son los parámetros básicos para interpretar y diagnosticar?


En el marco de la medicina, la psicología clínica y la psiquiatría, el diagnóstico es
un proceso de inferencia, basado en la evaluación de los signos y síntomas que
forman un cuadro clínico, que tiene como objetivo principal definir la enfermedad
que afecta a un paciente. El diagnóstico es fundamental para la prescripción de un
tratamiento que permita cumplir con la finalidad de brindar atención adecuada ante
un problema de salud. Si el diagnóstico es equivocado la probabilidad de actuar
inadecuadamente es alta, e incluso se puede agravar la condición del paciente.
Para diagnosticar se deben de considerar los siguientes elementos que pueden
identificarse en ciertas etapas:
 Generación de hipótesis diagnosticas
 Refinamiento de las hipótesis diagnosticas
 Verificación del diagnóstico.
A la primera entrevista con el paciente, el profesional se va planteando hipótesis
diagnosticas. A partir de estas hipótesis podrá elaborarse un diagnóstico
presuntivo, que iniciará el proceso destinado a concluir en un diagnóstico
definitivo. Estas primeras hipótesis diagnósticas podrán ser refinadas luego
incorporando nueva información a la inicial.
Para que la evaluación psicológica y la neuropsicológica se beneficien de un
trabajo articulado, es necesario que esta última sea considerada con una mirada
que vaya más allá de lo cuantitativo, para incluir en el análisis los procesos
involucrados, el tipo de errores y las estrategias de los sujetos que se pueden
observar durante la evaluación.
La verificación de las hipótesis, si bien puede considerarse como la última fase del
proceso diagnóstico, es un momento que comienza a hacerse presente desde que
se han elaborado las primeras hipótesis, en la orientación del camino que se toma
para obtener nueva información. La verificación no debe interpretarse únicamente
en un sentido positivo; a la hora de reducir la incertidumbre, los resultados de un
test, o cualquier técnica de evaluación puede estar en función de aumentar la
probabilidad de una hipótesis o, por el contrario, de llevarla a un nivel mínimo que
permita descartarla, modificando el diagnóstico inicial.
CONCLUSIÓN
La explicación causal propuesta por el análisis conductual se originó por la
convergencia de distintas posiciones filosóficas y científicas, por lo cual posee una
complejidad no siempre advertida. Dado que la biología evolutiva es una de las
perspectivas en juego, se revisa la influencia que tuvo sobre la noción de
selección por consecuencias; noción que posteriormente se propuso como modo
causal único del comportamiento. Un análisis de los antecedentes históricos y
discusiones posteriores al respecto sugiere que la variación se constituye como
modo causal alternativo a la selección, haciéndose necesaria su inclusión.

Referencias
Boakes, R. (1989). Historia de la psicología animal: de Darwin al conductismo.
Madrid, España: Alianza editorial.

Bitterman, M. E. (1986). La evolución del aprendizaje: Generalidad y divergencia.


Revista Latinoamericana de Psicología, 18, 247- 262.

Ballesteros de Valderrama, B. P., López, W., & Novoa Gómez, M. (2003). El


análisis del comportamiento en los temas sociales: una propuesta para una cultura
en paz. Revista Latinoamericana de Psicología, 35(3), 299-316.

Asociación Americana de Psiquiatría (2013). Manual Diagnóstico y Estadístico de


los Trastornos Mentales (5 ª ed.). Arlington, VA: American Psychiatric Publishing.

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