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4º Domingo del Tiempo Ordinario cB • 28 enero 2024 • www.hoac.

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Lecturas

“ Dt 18, 15-20: Suscitaré un profeta y pondré mis palabras en su boca.


Sal 94: Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: «No endurezcan el corazón».
1Co 7, 32-35: La soltera se preocupa de los asuntos del Señor, consagrándose a ellos.
Mc 1, 21-28: Enseñaba con autoridad.

“ …nos alegramos de que la Iglesia tome una conciencia cada vez más viva de la propia forma,
esencialmente evangélica, de colaborar a la liberación de los hombres. Y ¿qué hace? Trata de sus-
citar cada vez más numerosos cristianos que se dediquen a la liberación de los demás. A estos
cristianos «liberadores» les da una inspiración de fe, una motivación de amor fraterno, una doc-
trina social a la que el verdadero cristiano no solo debe prestar atención, sino que debe ponerla
como base de su prudencia y de su experiencia para traducirla concretamente en categorías de
acción, de participación y de compromiso.
–EN 38 (S. Pablo VI)

“ La misión en el corazón del pueblo no es una parte de mi vida, o un adorno que me puedo quitar;
no es un apéndice o un momento más de la existencia. Es algo que yo no puedo arrancar de mi
ser si no quiero destruirme. Yo soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en este mundo.
Hay que reconocerse a sí mismo como marcado a fuego por esa misión de iluminar, bendecir,
vivificar, levantar, sanar, liberar. Allí aparece la enfermera de alma, el docente de alma, el político
de alma, esos que han decidido a fondo ser con los demás y para los demás. Pero si uno separa la
tarea por una parte y la propia privacidad por otra, todo se vuelve gris y estará permanentemente
buscando reconocimientos o defendiendo sus propias necesidades. Dejará de ser pueblo.
–EG 273, Papa Francisco

“ Aquí afirmo mi convicción decidida de que lo más contagioso de un ideal es el grado de entu-
siasmo que por él sienten los que lo propagan. Lo opuesto al entusiasmo es el «comodismo»…
En cambio, cuando vemos que alguien se sacrifica por sus ideas, no es menester que nos den
muchas explicaciones para convencernos de que está convencido.
–Rovirosa OC TII pág.159
No tener nada,
No llevar nada,
No poder nada,
No pedir nada,
Y, de pasada,
no matar nada;
no callar nada.
Solamente el Evangelio, como una faca afilada.
Y el llanto y la risa en la mirada.
Y la mano extendida y apretada.
Y la vida, a caballo dada.
Y este sol y estos ríos y esta tierra comprada,
para testigos de la Revolución ya estallada.
¡Y «mais nada»!
Pedro Casaldáliga
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Del libro del Deuteronomio (18, 15-20)


El Señor tu Dios suscitará en medio de tus hermanos un profeta como yo; a él lo es-
cucharán ustedes. Es lo que pediste al Señor tu Dios en el Horeb, el día de la asamblea,
cuando le dijiste: «No quiero escuchar más la voz del Señor mi Dios ni quiero volver a ver
aquel gran fuego, para no morir». Entonces el Señor me respondió: «Dicen bien. Yo les
suscitaré en medio de sus hermanos un profeta como tú; pondré mis palabras en su boca
y él les dirá todo lo que yo le mande…

Deuteronomio es la ley que Dios le da a Moisés en los llanos de Moab, a las puertas de
la tierra prometida. En esta segunda lectura Dios promete suscitar profetas. Frente a los
adivinos que en aquella época pululaban entre otros pueblos aparece el profeta en Israel
que era aquel que hablaba en nombre de Dios, su palabra es Palabra de Dios que exige
complimiento, que se dejaba guiar por Él, y cumplía una función mediadora entre Dios y
su pueblo; era aquel que iba mirando los acontecimientos de la historia del pueblo y les iba
diciendo como Dios hablaba a través de ellos.

Salmo Responsorial (94, 1-2.6-9)


Ojalá escuchen hoy la voz Señor:
«¡no endurezcan el corazón!».
¡Vengan, cantemos alegres al Señor,
aclamemos a la Roca que nos salva!
Entremos en su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque él es nuestro Dios y nosotros su pueblo.
¡Ojalá escuchen hoy su voz!
«No endurezcan el corazón como en Meribá,
como el día de Masá, en el desierto,
cuando sus antepasados y antepasadas me tentaron…
a pesar de haber visto mis obras».

De la 1ª carta a la comunidad de Corinto (7, 32-35)


Quiero que estén libres de preocupaciones. Les digo esto no para tenderles una trampa,
sino para su provecho teniendo en cuenta lo que es noble y facilita la dedicación plena al
Señor.

No olvidemos que Pablo habla en un momento en el que se creía, y él lo creía, que la venida
definitiva del Señor era inminente. Se pretendía que, ante el final de la historia, las personas
creyentes estuvieran preparadas, y que, en lo que había que pensar, era en el definitivo en-
cuentro con Cristo y eso llevaba a no estar preocupados de la vida cotidiana, no podemos
estar distraídos, el Señor ya viene y tenemos que estar atentos. Posteriormente, y esto se
nota en la segunda carta a los Tesalonicenses, Pablo corrige e invita a la gente a no estar
esperando de forma inminente esa venida, que se retrasará, con lo cual hay que darle im-
portancia al tiempo presente y hay que ponerse a trabajar.

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Lectura del Evangelio según san Marcos (1, 21-28)

Fueron a Cafarnaúm y, cuando llegó el sábado, Jesús entró en la sinagoga y se puso a enseñar a
la gente que estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y no como
los maestros de la ley.
Había en la sinagoga un hombre con espíritu impuro, que se puso a gritar:
– ¿Qué tenemos nosotros que ver contigo, Jesús
de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? ¡Sé quién
eres: el Santo de Dios!
Jesús lo reprendió ordenándole:
– ¡Cállate y sal de ese hombre!
El espíritu impuro lo retorció violentamente y, dando
un fuerte grito, salió de él.
Toda la gente se quedó asombrada y se preguntaban
unos a otros:
– ¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva llena de au-
toridad! ¡Manda incluso a los espíritus impuros y
éstos lo obedecen!
Pronto se extendió su fama por todas partes, en toda la región de Galilea.

Comentario

Jesús comienza su vida pública en Cafarnaúm, zona de Galilea, al lado del lago Tiberíades. Paso
importante hacia Damasco. Se dice de Cafarnaúm que era la ciudad de Jesús.
En el Evangelio de Marcos comienza Jesús su vida pública y hace su primer milagro en la sina-
goga, lugar de enseñanza oficial de la Ley, y lo hace en sábado. Todo esto hace asombroso este
pequeño relato.
Aparecen desde el principio las dos actitudes ante Jesús, el rechazo total y absoluto y la admira-
ción. Jesús enseña con palabras y obras; sus palabras producen admiración y sus obras reafirman
la autoridad de sus palabras.
«Porque les enseñaba con autoridad, y no como los maestros de la ley», eso es lo que producía
admiración. Y los escribas o maestros de la Ley no eran unos iletrados pueblerinos, era gente muy
preparada, por lo tanto, lo que Jesús aportaba no era conocimientos de la Ley o citas de rabinos
o profetas...
¿Qué aportaba Jesús? El evangelista Marcos no nos lo dice de forma expresa, nos da un hecho y
nos invita a seguir leyendo desde ese estilo tan especial que tiene de irnos revelando el personaje
con hechos, palabras y preguntas que van marcando el esquema de su evangelio.
Cuando uno lo lee completo y seguido se da cuenta que Jesús, más que enseñar doctrina inten-
tando interpretar de forma oficial la Ley o intentado justificar la tradición, es alguien que contesta
a las preguntas que la gente se hace. Su lenguaje, sus palabras y sus obras están unidas por la

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fuerza de hacerse entendible y que el mensaje que aporta responda a la vida de la gente y, sobre
todo, de las personas más sencillas.
Y sus palabras hacían que lo viejo sonara a nuevo: Dios sí, pero es Padre de todos y todas, y si es
Padre, nos hace hermanos y hermanas y nos enseña a vivir la fraternidad y a procurarla desde el
perdón más radical.
Y nos dice que Dios está cerca, quizás con menos «mano fuerte y brazo extendido y con gran
terror» (Dt 26, 8) como nos dice el Deuteronomio que saco al pueblo de Israel de Egipto; la lucha
del bien contra el mal está más desde la fuerza y autoridad que tiene el bien; enseña que está más,
en medio de nosotros, como pan partido, como encuentro «dónde haya dos o más reunidos en
mi nombre...», presencia real en los necesitados «porque tuve hambre y me dieron de comer...».
Y sus obras también sonaban a nuevas, no solo sus palabras, sus gestos son de liberación de
aquellas personas que están dominadas por la enfermedad, por el mal, de aquellas que están
esclavizadas y atrapadas por el sistema, por el poder, el dinero, el prestigio, el consumo, el indivi-
dualismo, y, aunque admiren el proyecto de Jesús: «eres el Santo de Dios», le dice, lo consideran
un utopismo inútil, idealismo juvenil que en el fondo viene a romper la tranquilidad de lo estable-
cido, y lo establecido, también, dentro del sistema religioso.
Jesús es nuestra propuesta de sentido de vida, de liberación para el mundo obrero, para la gente
más empobrecida, para toda persona que se sienta explotada y deprimida…
Y Jesús lo hacía con autoridad. ¿No será esta misma la autoridad que en la Iglesia está mostrando
el papa Francisco? Sus palabras y sus gestos están siendo claves para creyentes y no creyentes
hoy. Está tocando las preocupaciones de la gente, la necesidad de cambio en la Iglesia y en la je-
rarquía, la transformación evangélica de la Iglesia desde esa conversión pastoral y la sinodalidad.
La preocupación por la tierra y la ecología integral y la crítica a un sistema que no sólo mata la
naturaleza, sino que crea pobreza, miseria y desigualdad; el profundo respeto a las personas y al
amor, evitando los juicios y los prejuicios, con relación a la homosexualidad y en las reflexiones
que hace sobre la familia después de los sínodos
que ha celebrado sobre ella, su preocupación por
el mundo del trabajo y la dignidad de este. La in-
vitación a vivir la fraternidad humana, la convi-
vencia común para la construcción de la paz. Una
Iglesia inclusiva: «en la Iglesia cabemos todos,
todos y todos», dijo a los jóvenes en Portugal.
Este evangelio nos invita a mirarnos los cristianos
y cristianas, a mirar nuestras comunidades, gru-
pos, parroquias, movimientos, a mirarnos, y pre-
guntarnos: ¿estamos siendo creíbles con nues-
tro estilo de vida creyente? ¿nuestra coherencia
entre la fe y la vida es real y referencial? ¿cómo
es nuestra encarnación en el mundo obrero, tie-
ne autoridad? ¿Somos testigos referenciales, a
nivel personal y comunitario? En definitiva ¿en-
señamos con autoridad? Jesús no abandonó la sinagoga, pero algo sonaba a nuevo en Cafar-
naúm. Pedimos al Espíritu que nos ayude a seguir entusiasmados con la propuesta liberadora de
Jesús y sepamos anunciarla a nuestro mundo hoy con autoridad.

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“ Jesucristo también puede romper los esquemas aburridos en los cuales pretendemos encerrarlo
y nos sorprende con su constante creatividad divina. Cada vez que intentamos volver a la fuente
y recuperar la frescura original del Evangelio, brotan nuevos caminos, métodos creativos, otras
formas de expresión, signos más elocuentes, palabras cargadas de renovado significado para el
mundo actual. En realidad, toda auténtica acción evangelizadora es siempre «nueva».
–EG 11

Espíritu Divino, Espíritu de Jesús,


Espíritu de la sinagoga de Nazaret,
Tú que eres el Espíritu de los pobres,
Y de los que han sido ungidos para luchar con ellos, ven.

Ven hoy a visitarme, ven enseguida.


Traspasa las paredes de mi casa
y penetra hasta el último cuarto.
Rompe las murallas que me separan de los pobres,
derriba mis puertas atrancadas,
abre todas mis ventanas,
y déjame indefenso ante Tim ante ellos.

Y ahora, sí, aparta los escombros,


todas las piedras que te pongo en el camino,
y acércate a mí
para ungirme con tu óleo santo como a Jesús,
el óleo de los pobres y de la justicia,
pues quiero llevar buenas noticias a los pobres.

Ven, ven sin tardar,


úngeme con tu aceite santo, que eres Tú mismo,
unge mi alma y empápala,
Espíritu de Jesús, Espíritu de los pobres,
empapa mi alma con tu amor, Espíritu liberador.

Y después, envíame, envíame a los pobres,


a llevarles la alegría y la dignidad de Jesús.
a darles lo que les debemos en justicia,
para hacer, con ellos, un mundo nuevo a tu medida.
«el mundo del Espíritu»
Patxi Loidi

«…Danos la gracia
de amarte con todo nuestro corazón
y de servirte con todas nuestras fuerzas».

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