Lloveras Resp Por Deudas Entre Conyuges
Lloveras Resp Por Deudas Entre Conyuges
Lloveras Resp Por Deudas Entre Conyuges
1. El tema
La ley 11.357 de 1926 es conocida como la ley de los “derechos
civiles de la mujer”.
1Nora Lloveras, Profesora Titular de Derecho Privado VI (Familia y Sucesiones).
Agregada a la Cátedra de Derecho Constitucional. Investigadora Categorizada SECyT.
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Córdoba. E-mail:
[email protected]
159
Doctrina
160
Responsabilidad por deudas de los cónyuges
161
Doctrina
Familia. Parte general, La Ley, Buenos Aires, 2002, ps. 13 y s. Así lo hemos ex-
presado: LLOVERAS y MONJO, La curatela: ¿“compartida”? cit.
9 Ley 11.357: El art. 5º dice: “Los bienes propios de la mujer y los bienes ga-
nanciales que ella adquiera no responden por las deudas del marido, ni los bienes
propios del marido y los gananciales que él administre responden por las deudas de
la mujer”. El art. 6º norma: “Un cónyuge sólo responde con los frutos de sus bienes
propios y con los frutos de los bienes gananciales que administre, por las obligaciones
contraídas por el otro, cuando sean contraídas para atender a las necesidades del
hogar, para la educación de los hijos, o para la conservación de los bienes comunes”.
162
Responsabilidad por deudas de los cónyuges
163
Doctrina
DE CARLUCCI, Aída, Las deudas de una persona casada cuando se producen modi-
ficaciones en el régimen patrimonial del matrimonio, en ALEGRIA, Héctor y MOSSET
164
Responsabilidad por deudas de los cónyuges
MEDINA, Graciela y MÉNDEZ COSTA, María Josefa (dirs.), Código Civil comen-
tado. Derecho de Familia, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2004, t. 1, arts. 198 y ss., ps.
124 y ss.; Véase sobre categorías de las cargas familiares: FANZOLATO, Eduardo
Ignacio, Derecho de Familia, Advocatus, Córdoba, 2007, t. 1, ps. 58 y ss.
14 Cfr. ORLANDI, Olga E., Acción de fraude entre cónyuges, en J. A. 1999-II-979;
165
Doctrina
las deudas son personales –aclaramos, por nuestra parte, son “perso-
nales” en términos de obligaciones–, y que algunas de ellas revisten
el carácter de comunes respecto al acreedor, por la finalidad o las
necesidades que cubre (art. 6º, ley 11.357), por lo tanto, según Méndez
Costa, existen deudas que sólo son personales y otras que son personales
y, a su vez, comunes, en los términos preindicados.
En este orden de ideas, quien alega una deuda personal no necesita
probarlo, y sólo se debe probar el carácter común de las mismas.
Como principio se establece que la finalidad del artículo 5º de la
ley 11.357 es salvaguardar los bienes del cónyuge que no intervino
en el negocio de los actos imprudentes del otro, no perjudicando a
terceros, pues éstos, cuando contratan con uno de aquéllos, conocen
de antemano que la prenda de sus créditos sólo estará constituida por
los bienes que se encuentran en el patrimonio del cónyuge contratante
y no por aquellos que figuren en cabeza del cónyuge no contratante17.
Por lo tanto, sólo el patrimonio del cónyuge contratante estará afec-
tado por las deudas por él contraídas, siendo expresamente excluido
el patrimonio del cónyuge no contratante.
Esta dirección han seguido la doctrina y la jurisprudencia a partir
del fallo plenario de la Cámara Comercial “Banco de la Provincia de
Buenos Aires c/Sztabinski”18 recaído en una ejecución individual. El
mismo establece como principio general que el hecho de que un bien
figure como adquirido por uno de los cónyuges es suficiente para
excluirlo de la acción de los acreedores del otro. Luego, señala excep-
ciones al principio de que la obligación en ejecución haya sido con-
traída para atender necesidades del hogar, gastos de conservación de
los bienes comunes o educación de los hijos, o cuando se pruebe que
el bien ha sido ilegítimamente sustraído a la obligación que le es
propia. Impone la carga de la prueba de los hechos relevantes al
cónyuge agredido19.
17 Así también se pronuncia SOLARI, Néstor E., Garantía de los acreedores del
166
Responsabilidad por deudas de los cónyuges
167
Doctrina
Borda sostiene que se habrían sustituido las cargas de la sociedad conyugal (en que
la comunidad de gananciales, sin distinción del origen de los bienes, constituye, en
conjunto, la garantía de solvencia del crédito a tenor de lo dispuesto por el art. 1275,
Cód. Civ.), por una responsabilidad individual o separada de cada cónyuge por las
deudas que contrae y por las cuales, en cada caso, él responde con los bienes propios
y con los gananciales que administra o “adquiere”.
22 VIDAL TAQUINI, Carlos H., Régimen de bienes en el matrimonio, p. 263,
parág. 243, cit. por ZANNONI, Derecho Civil. Derecho de Familia cit., t. I, p 554.
23 MAZZINGHI, Jorge Adolfo, Derecho de Familia, Abeledo-Perrot, Buenos Ai-
res, 1981, ps. 232 y ss., Nº 228 y ss. Este autor sostiene que el nuevo régimen de
168
Responsabilidad por deudas de los cónyuges
plares mimeografiados, Santa Fe, 1955, Nº 91, 95, 107 y ss. y 124, y Responsabilidad
de los bienes gananciales por alimentos a los hijos matrimoniales, en J. A. 1958-52,
sec. doct. cit. por MÉNDEZ COSTA y D’ANTONIO, Derecho de Familia cit., t. II,
p. 151.
25 Sostienen esta posición: MÉNDEZ COSTA y D’ANTONIO, Derecho de Familia
cit., t. II, p. 152. Apuntan: “personalmente sostenemos que el art. 1275 se ha referido
siempre exclusivamente al aspecto interno de las deudas basándonos, entre otros argu-
mentos, en que el art. 1275 reproduce otros textos relativos, indudablemente, al aspecto
externo, lo que conduce a entender que el legislador quiso plantear idénticas hipótesis
relativamente a consecuencias distintas: la contribución conyugal en el art. 1275 y la
responsabilidad frente a terceros en otros textos (1280, 1281, 1282, 1283, etc.)”.
BELLUSCIO, Manual de Derecho de Familia cit., t. II, p. 142, Nº 384. También
se pronuncia en este sentido Belluscio expresando que “no puede admitirse, pues,
que el art. 1275 –ni en su totalidad, ni sólo en su inc. 3º– esté derogado. Rige la
determinación de cuáles son las obligaciones definitivamente comunes, juega en las
relaciones entre los cónyuges o sus sucesores tras la disolución de la sociedad conyugal;
carece de eficacia frente a los acreedores, pero subsiste”.
Zannoni se enrola en esta posición también diciendo que “la ley 11.357 vino a
169
Doctrina
170
Responsabilidad por deudas de los cónyuges
171
Doctrina
31
Opinión vertida por el distinguido jurista, Carlos A. Arianna, que consta en
sus diferentes trabajos doctrinales, y que también consta en mi poder. Ejemplifica,
en caso de entenderse que el inc. 3º, art. 1275 del Cód. Civ. no estuviera vigente,
cuáles serían las consecuencias negativas y las contradicciones con los siguientes
casos: el cónyuge propietario de un bien hipotecado debería dividir el bien por ser
ganancial, y soportar exclusivamente la deuda derivada del contrato de mutuo; si
fuera titular de un fondo de comercio, debería dividir el activo y asumir el pasivo
con su proveedores y entidades financieras. Entendemos, por nuestra parte, que ambos
casos muestran claramente que el inc. 3º del art. 1275 regula el aspecto interno del
régimen, y que las deudas “con destino ganancial” se soportan por el activo ganancial.
172
Responsabilidad por deudas de los cónyuges
32 Opinión vertida por el distinguido jurista, que consta en sus diferentes trabajos
doctrinales, y que también consta en mi poder.
173
Doctrina
33
CCCom. de Morón, sala II, 7-3-2006, en los autos “Ríos, Nilda S. c/Arcain,
Ernesto G.”, L. L. B. A. 2006 (agosto), p. 952.
34 MÉNDEZ COSTA, María J., Ineludible interpretación reafirmada: los bienes
174
Responsabilidad por deudas de los cónyuges
Nº 253.
175
Doctrina
176
Responsabilidad por deudas de los cónyuges
177
Doctrina
por finalidad cubrir los gastos propios del mantenimiento del hogar.
Así, se encuentran encuadrados los alimentos, ropa, bienes muebles,
gastos propios de mantenimiento (teléfono, gas, agua, electricidad, im-
puestos, etc.), y aquellos cuyo destino atienda las necesidades hoga-
reñas.
La doctrina46 ha diferenciado dos requisitos necesarios para que
se configure este primer supuesto contemplado en el artículo 6º: el vín-
culo familiar y la convivencia. De esa manera, la relación fami-
liar, sea parental o conyugal, no será suficiente para que exista la
obligación del cónyuge no deudor si no se presenta también el segundo
aspecto.
Dentro de las necesidades del hogar47 se encuadran todos los gastos
que las necesidades elementales de los cónyuges y de los hijos, como alimentos,
vestimenta, vacaciones, asistencia médica, odontología y alquiler de vivienda y pago
de expensas comunes del hogar común se encuentran comprendidas en el supuesto
analizado”. Se ha resuelto que también quedan comprendidos los gastos en que incurrió
la mujer para vivir en un país extranjero con el fin de visitar a sus padres (CNCiv.,
sala A, 12-5-61, L. L. 103-44); los honorarios devengados en defensa de la mujer
acusada en un juicio criminal (C2ªCCom. de Córdoba, 29-9-44, Rep. L. L. VII-1023,
sum. 36; CNPaz Cap., sala II, 12-12-41, L. L. 25-639) y las costas impuestas a la
mujer querellante por injurias (CCCorr., 14-12-48, Rep. L. L. XI-901, sum. 14). Por
el contrario, se decidió que la deuda del marido para adquirir máquinas no está incluida
en el art. 6º (CCom. Cap., 6-6-38, L. L. 10-966). Tampoco lo está la obligación de
pagar los honorarios devengados en el patrocinio de una sociedad de la que forma
parte uno de los cónyuges (CCom. Cap., 24-7-45, L. L. 39-660). Ni están incluidas
las deudas por honorarios devengados en pleitos civiles contra terceros salvo que el
juicio verse sobre cuestiones derivadas de la atención de las necesidades del hogar
(CNCiv., sala A, 3-12-65, E. D. 14-762; CNCiv., sala D, 20-5-55, L. L. 79-601;
CNCiv., sala D, 25-2-58, L. L. 94-64). También se negó la responsabilidad del cónyuge
no deudor respecto de los alimentos debidos al hijo del marido que no convivió con
la demandada, pues los hijos comprendidos en la norma analizada son los comunes
y los de uno solo de los cónyuges que convivan con éstos (CNCiv., sala C, 21-12-95,
“D., A. C. C. c/R., U.”, L. L. 1996-D-467).
47 LLOVERAS, Nora y ORLANDI, Olga E., Actualidad en Derecho de Familia,
178
Responsabilidad por deudas de los cónyuges
179
Doctrina
que “Todos los gastos referentes a los hijos, sea en concepto de manutención o edu-
cación, y trátese de hijos nacidos dentro o fuera del matrimonio, pesan sobre ambos,
en la forma establecida por el art. 6º”.
54 AZPIRI, Régimen de bienes cit., p. 177, Nº 26. Expresa el autor que “cabe
acotar el supuesto a la educación de los hijos de los cónyuges o bien de uno de ellos
que conviva, por cuanto de lo contrario, se podría estar obligando a un esposo por
los alimentos que el otro cónyuge debe a sus hijos no convivientes”; BELLUSCIO,
Manual de Derecho de Familia cit., t. II, p. 147, Nº 387.
180
Responsabilidad por deudas de los cónyuges
Méndez Costa sostiene que “hay, en verdad, total incompatibilidad semántica y lógica
entre ‘lo común’ y ‘lo propio’; que comunes significaba gananciales en el derogado
art. 1224 y que significa ‘gananciales’ en el art. 1311 (observación de Belluscio) es
innegable, y el argumento exacto de la imprecisión terminológica que campea en toda
la materia puede esgrimirse también para explicar por qué el legislador de 1926 no
usó el término preciso de ‘gananciales’. Por su parte, la tesis de Guaglianone reduce
la norma a límites muy estrechos resultando difícil aceptar que se haya tenido en
cuenta el supuesto de los bienes propios o gananciales en condominio, subespecie de
las dos grandes categorías propias básicas de propios y gananciales”.
181
Doctrina
así debe entenderse la expresión de la ley, ya que ese concepto no puede sino referirse
a los bienes de la comunidad. Incluir los bienes propios porque sus frutos son ga-
nanciales implica confundir la ejecutabilidad de la deuda con la carga de la sociedad
conyugal que se liquidará al disolverse.
59 BELLUSCIO, Manual de Derecho de Familia cit., t. II, p. 147, Nº 387. Expresa
que “por bienes comunes no pueden entenderse sino los que pertenecen a la comunidad,
es decir, los gananciales. En cambio los gastos de reparación de los bienes propios
sólo pueden ser cobrados al cónyuge propietario, mas como son carga de la sociedad
conyugal (art. 1275, inc. 2º, Cód. Civ.), si se los paga con dinero ganancial, no da
derecho a recompensa a favor de la sociedad conyugal, y si se los paga con dinero
propio, el cónyuge propietario es acreedor de la sociedad conyugal por la suma gas-
tada”; AZPIRI, Régimen de bienes cit., p. 177, Nº 26, ed. 2002.
60 BORDA, Tratado de Derecho Civil. Familia cit., t. I, p. 266, Nº 357. Sostiene
que “no importa que se trate de bienes propios o gananciales; en cualquier caso, las
deudas que se contrajeren para conservarlos pesan sobre ambos cónyuges”;
MAZZINGHI, Derecho de Familia cit., p. 250, Nº 233, e; 3ª ed., t II, p. 295; parágrafo
6, c; CORNEJO, Régimen de bienes en el matrimonio cit., p. 78: cits. por ZANNONI,
Derecho Civil. Derecho de Familia cit., t. I, p. 562. Zannoni se pronuncia en contra
de esta posición porque entiende que “confunde el problema de ejecutabilidad de la
deuda (art. 6º, ley 11.357), con el de la carga de la sociedad conyugal (art. 1275,
inc. 2º, Cód. Civ.), que obviamente habrá de liquidarse a su disolución”.
61 GUAGLIANONE, Aquiles Horacio, Régimen patrimonial del matrimonio,
182
Responsabilidad por deudas de los cónyuges
Ediar, Buenos Aires, 1975, t. II, p. 441, Nº 345; cfr. sobre el tema: MÉNDEZ COSTA
y D’ANTONIO, Derecho de Familia cit., t. II, p. 170.
62 FLEITAS ORTIZ DE ROZAS, Abel y LAROCCA, Ana C., El pasivo de los
de bienes del matrimonio, La Ley, Buenos Aires, 2001, p. 128. Refieren los autores
el principio general de separación de responsabilidades por las deudas contraídas, así
como las deudas por las que se amplía la responsabilidad al otro cónyuge definiendo
la responsabilidad de este último.
64 ARIANNA, Carlos A., La responsabilidad por las deudas de los cónyuges en
183
Doctrina
184
Responsabilidad por deudas de los cónyuges
185
Doctrina
su esposo “su” 50% sobre los bienes gananciales adquiridos por el cónyuge con-
cursado?, en Derecho de Familia, Revista interdisciplinaria de doctrina y jurispru-
dencia. Familia y Derecho Comercial, dir. por Cecilia Grosman, LexisNexis, Buenos
Aires, noviembre/diciembre 2005-32, p. 1; cfr. VIRAMONTE, Carlos Ignacio, Los
bienes de origen dudoso en el matrimonio, en L. L. D. J. del 17-5-2006, p. 151.
72 BELLUSCIO, Manual de Derecho de Familia cit., t. II, p. 139.
73 MÉNDEZ COSTA y D’ANTONIO, Derecho de Familia cit., t. II, p. 149.
74 RIPERT-BOULANGER, Tratado de Derecho Civil, t. IX, p. 262, Nº 405, cit.
186
Responsabilidad por deudas de los cónyuges
187
Doctrina
que las contrajo, ya que nada tienen que ver con la sociedad conyugal
ni la vida en común; es decir, “nada tienen” que ver importa expresar
que son ajenas a las exigencias y necesidades de la vida familiar, y
por tanto son originadas en la vida individual del esposo o de la esposa,
con independencia total del otro y/o de los integrantes de la familia.
En otras palabras, las deudas personales atienden a las necesidades
individuales de cada cónyuge.
No se nos escapa que las expresiones “con independencia total del
otro y/o de los integrantes de la familia”, puedan parecer ideales, ya
que la vida común, el proyecto de vida común de los esposos y la
familia en general no parece permitir que la deuda pueda sólo ser
originada en las exigencias de uno de los cónyuges. Pero en el régimen
de bienes, estas precisiones se enderezan a equilibrar las respuestas
patrimoniales de cada cónyuge, y ello torna exigible que se distingan
las necesidades comunes y las necesidades y exigencias personales, o
del desarrollo personal de cada uno de los esposos.
También deben reputarse, dentro de esta discutible terminología,
“deudas personales” a las obligaciones contraídas con anterioridad a
la celebración del matrimonio, en tanto no existía jurídicamente so-
ciedad conyugal, la que sólo tiene origen en el matrimonio.
Belluscio77 considera deudas personales, luego de celebrado el ma-
trimonio, a aquellas ajenas a la ganancialidad, como son las originadas
con motivo de la adquisición de bienes propios, las resultantes de la
responsabilidad derivada de hechos ilícitos, ya que son impuestas por
la ley, y aquellas resultantes de la responsabilidad de la ley.
En síntesis y en general: las deudas son propias si se asumen por
necesidades individuales del cónyuge, y, son comunes, si se asumen
por necesidades de la familia o colectivas.
La doctrina78 sostiene que no deben prestarse a confusiones dichos
conceptos, ya que el carácter personal o común de la deuda tiene
incidencia únicamente entre los esposos, a fin de determinar la exis-
tencia de recompensas o compensaciones si el crédito personal fue
abonado con dinero ganancial o la carga de la sociedad fue erogada
77
BELLUSCIO, Manual de Derecho de Familia cit., t. II, p. 143.
78
FLEITAS ORTIZ DE ROZAS y LAROCCA, El pasivo de los cónyuges y
algunas confusiones que genera su régimen legal cit., p. 81.
188
Responsabilidad por deudas de los cónyuges
con fondos propios, pero nada de eso interesa a los acreedores, quienes,
por imperio del artículo 5º de la ley 11.357, pueden cobrar su crédito
contra todos lo bienes de titularidad de su deudor (o contra los frutos
de los bienes del otro esposo si se trata de una deuda incluida en los
supuestos del art. 6º, ley 11.357), más allá de que la deuda sea personal
o carga de la sociedad conyugal.
Arianna79 establece que “con relación a qué bienes resultan ejecu-
tables, la solución varía según se trate de deudas personales o comunes,
es decir, si caen dentro de las previsiones del artículo 5º o 6º de la
ley 11.357. En el caso de las deudas personales, el cónyuge deudor
responderá con todo su patrimonio, compuesto por los bienes propios
y los gananciales de su titularidad. Existe correspondencia entre el
régimen de gestión de los bienes comunes y el patrimonio de agresión
de los acreedores de los cónyuges. Si el artículo 1276 del Código Civil
prescribe que cada cónyuge tiene la administración y disposición de
sus bienes propios y de los gananciales por él adquiridos, y que el
asentimiento requerido por el artículo 1277 no convierte al otro cónyuge
en cotitular del bien, se concluye sin mayor esfuerzo que para el acree-
dor resulta indiferente el carácter del bien, le bastará que se halle en
el patrimonio de su deudor.
”En cambio, si la deuda tiene por objeto cualquiera de los supuestos
previstos en el artículo 6º de la ley 11.357, el cónyuge que no la
contrajo responderá únicamente con los frutos de los bienes propios
y gananciales de su titularidad. Obviamente, el que contrajo la obli-
gación podrá ser agredido sobre todos sus bienes”.
En conclusión, la calificación de deuda personal o común no permite
confusión alguna, e incide en la cuestión de la contribución y en la
cuestión de la obligación:
a. De manera primordial en la cuestión de la contribución –artículo
1275 del Código Civil–.
b. Secundariamente en la cuestión de la obligación, ya que los
acreedores pueden cobrar su crédito contra los bienes propios
y/o gananciales de titularidad de su deudor (art. 5º), exceptuadas
las hipótesis previstas en el artículo 6º, es decir, cuando el acree-
189
Doctrina
dor puede agredir los frutos de los bienes del cónyuge no con-
tratante o no deudor, si se trata de una deuda incluida en los
supuestos singulares del artículo 6º de la ley 11.357.
conyugal, en L. L. 1983-A-836.
84 Véase sobre el carácter de los bienes: CNCiv., sala L, 26-10-2007, “M. I., A. J.
190
Responsabilidad por deudas de los cónyuges
agredido por los acreedores; queda claro que los acreedores pueden
atacar los bienes “P” y “G” del cónyuge deudor. Al menos inicialmente,
sabemos cuáles son los bienes afectables en la persecución por las
obligaciones contraídas por la esposa y en la persecución por las obli-
gaciones contraídas por el esposo –bienes “P” y “G” de cada uno–.
Existen, entonces, en la sociedad conyugal85, cuatro masas de bienes
claramente definidas –en el marco teórico–, a saber: bienes propios
del marido, bienes gananciales del marido, bienes propios de la mujer
y bienes gananciales de la mujer86.
La jurisprudencia también se manifiesta en ese sentido indicando
que “podemos postular que ahora nos encontramos, ante dos masas
de administración, una formada por los propios y gananciales adquiridos
por la mujer y administrados por ella y otra masa compuesta por los
propios y gananciales de titularidad del marido y cuya gestión le co-
rresponde”87.
El acreedor observa un único patrimonio como prenda común en
garantía de sus créditos, el patrimonio del cónyuge al que persigue o
ejecuta, no siendo relevante que los bienes que integran el patrimonio
ostenten carácter de bien propio o de bien ganancial, pues el crédito
se realiza contra el patrimonio in totum del cónyuge deudor88.
85 Cfr. VIANO CARLOMAGNO, María Marcela, Sociedad conyugal: Bienes pro-
pios y gananciales, en Enciclopedia de Derecho de Familia, LAGOMARSINO, Carlos
A. R.; SALERNO, Marcelo U. (dirs.) y URIARTE, Jorge A. (coord.), Universidad,
Buenos Aires, 1994, t. III, ps. 636 y ss.
86 Más allá del desarrollo de qué bienes son gananciales y cuáles son propios,
puede decirse que los bienes gananciales se definen por exclusión de los bienes propios.
Rige la presunción de ganancialidad durante la vigencia de la sociedad conyugal (arg.
art. 1271, Cód. Civ.), por lo que, al momento de alegar que un bien es propio, deberá
acreditarse tal carácter con la prueba que merece, existiendo la más amplia libertad
probatoria.
En este sentido se expresa MÉNDEZ COSTA, María Josefa, El cónyuge adquirente
y la prueba en contra de la ganancialidad, en L. L 1992-B-185, en comentario a
fallo de la CSJ de Santa Fe, 26-6-91, “Orta, Ricardo, suc.”. La autora citada dice
expresamente que “quien afirme que un bien es propio debe demostrarlo, admitiéndose
todo medio de prueba apto para lograr el convencimiento del juzgador”.
87 CCCom. de Morón, sala II, 7-3-2006, en los autos “Ríos, Nilda S. c/Arcain,
191
Doctrina
89Así lo sostiene la doctrina: “la sociedad conyugal se disuelve sólo por las
causas fijadas por la ley”. BORETTO, Mauricio, ¿Puede un cónyuge “sacar” del
proceso concursal de su esposo “su” 50% sobre los bienes gananciales adquiridos
por el cónyuge concursado? cit., ps. 1 y ss.
90 De igual forma se manifiesta Labombarda diciendo que “Cabe señalar que la
192
Responsabilidad por deudas de los cónyuges
193
Doctrina
harán efectivos sus créditos contra todos los bienes, propios y ganan-
ciales del cónyuge deudor o contratante en su caso –más allá de que
puedan avanzar limitadamente sobre el patrimonio del cónyuge no deu-
dor, o no contratante en los supuestos del artículo 6º–.
194
Responsabilidad por deudas de los cónyuges
95 BARBERO, Oscar, Sociedad conyugal y bienes dudosos (art. 1276, párr. 2º,
Cód. Civ., reformado por la ley 25.781), en E. D. del 11-2-2005, cit. por MOGLIA,
Hernán, La gestión de los bienes de titularidad dudosa y la ley 25.781, en D. J. del
16-8-2006, p. 1140.
96 ZANNONI, en BELLUSCIO y ZANNONI, Código Civil y leyes complemen-
195
Doctrina
196
Responsabilidad por deudas de los cónyuges
4. Indivisión poscomunitaria
Acaecido el matrimonio, surge un régimen único de relaciones pa-
trimoniales entre los esposos nominado “sociedad conyugal”, que se
caracteriza por hacer comunes a la disolución de dicho régimen pa-
trimonial –de los dos– los bienes adquiridos a título oneroso durante
el matrimonio: se trata de una comunidad de bienes adquiridos durante
el matrimonio que se actualiza al concluir el régimen patrimonial.
197
Doctrina
198
Responsabilidad por deudas de los cónyuges
199
Doctrina
200
Responsabilidad por deudas de los cónyuges
de los cónyuges y algunas confusiones que genera su régimen legal cit., ps. 74 y ss.
107 GUAGLIANONE, Aquiles Horacio, Disolución y liquidación de la sociedad
201
Doctrina
202
Responsabilidad por deudas de los cónyuges
2004-II-51 y ss.
Respecto al acreedor del cónyuge supérstite por deuda posterior a la disolución,
203
Doctrina
del pasivo cit., ps. 1 y ss. Sostiene el autor que “esta posición no es compartida por
toda la doctrina, sino que se sostiene que «no consideramos apreciable discriminar
si la deuda fue contraída, por el supérstite, antes o después del fallecimiento del otro
cónyuge»”.
117 RUSSO, Federico, Indivisión poscomunitaria y comunidad hereditaria, su in-
204
Responsabilidad por deudas de los cónyuges
205
Doctrina
206
Responsabilidad por deudas de los cónyuges
207
Doctrina
5. Conclusiones
A manera de síntesis, consignamos las siguientes conclusiones.
a. Como regla general, cada cónyuge responde con sus bienes
propios y con sus bienes gananciales por las obligaciones contraídas
(art. 5º).
b. De modo excepcional, cada cónyuge responde con los frutos de
sus bienes propios y con los frutos de sus bienes gananciales, por las
obligaciones asumidas por el otro esposo, cuando se trate de las ne-
cesidades del hogar, la educación de los hijos, o la conservación de
los bienes comunes (art. 6º).
c. Se establece un principio general de separación de responsabi-
lidades por las deudas contraídas por el otro, con la excepción de las
208
Responsabilidad por deudas de los cónyuges
209
Doctrina
210
Responsabilidad por deudas de los cónyuges
211