UNPAZ Cultura Comunitaria

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Cultura

comunitaria
del NO
bonaerense
Conversaciones con Sofovial,
Culebrón Timbal, FM Tinkunaco,
Red El Encuentro,
Editorial Cantamañanas,
Mutual Primavera, Saturno 5

COLECCIÓN HORIZONTES I+D+i


María Iribarren
y Matías Farías
(coordinadores)
Cultura
comunitaria
del NO
bonaerense
Cultura
comunitaria del
NO bonaerense
Conversaciones con Sofovial,
Culebrón Timbal, FM Tinkunaco, Red
El Encuentro, Editorial Cantamañanas,
Mutual Primavera, Saturno 5

María Iribarren y Matías Farías


(coordinadores)
Cristian Davies, Fabián Acosta, Fernando Romero López, Hernán
Hernández, José Guerra Prado, Néstor Arriola, Maximiliano Díaz,
Ricardo Esquivel, Laura Pérez, Nadia Ponce, Quimey Centurión

Instituto de Estudios para


el Desarrollo Productivo
y la Innovación (IDEPI)

Colección Horizontes I+D+i


Iribarren, María
Cultura comunitaria del NO bonaerense : conversaciones con Sofovial, Culebrón Timbal,
FM Tinkunaco, Red El Encuentro, Editorial Cantamañanas, Mutual Primavera y Saturno 5 /
María Iribarren ; Matías Farías ; coordinación general de María Iribarren ; Matías Farías. -
1a ed - José C. Paz : Edunpaz, 2021.
Libro digital, PDF - (Horizontes I+D+i)
Archivo Digital: descarga
ISBN 978-987-4110-57-2
1. Cultura Popular. 2. Comunidades Urbanas. I. Farías, Matías. II. Título.
CDD 306.09

1ª edición, abril de 2021


© 2021, Universidad Nacional de José C. Paz. Leandro N. Alem 4731
José C. Paz, Pcia. de Buenos Aires, Argentina
© 2021, EDUNPAZ, Editorial Universitaria

ISBN: 978-987-4110-57-2

Universidad Nacional de José C. Paz


Rector: Darío Exequiel Kusinsky
Vicerrectora: Silvia Storino
Secretaria General: María Soledad Cadierno
Secretaria de Ciencia y Tecnología: Pilar Cuesta Moler
Directora del Instituto de Estudios para el Desarrollo
Productivo y la Innovación: Laura Saavedra
Directora General de Gestión de la Información y
Sistema de Bibliotecas: Bárbara Poey Sowerby
Jefa de Departamento Editorial: Blanca Soledad Fernández
Corrección de estilo: María Laura Romero y Nora Ricaud
Diseño de colección, arte y maquetación integral: Jorge Otermin
Créditos imagen de tapa: Culebrón Timbal.
Créditos ilustración en página 17: José A. “Jota” Peñaloza C.

Publicación electrónica - distribución gratuita

Portal EDUNPAZ https://edunpaz.unpaz.edu.ar/

Licencia Creative Commons - Atribución - No Comercial (by-nc)


Se permite la generación de obras derivadas siempre que no se haga con fines comerciales.
Tampoco se puede utilizar la obra original con fines comerciales. Esta licencia no es una licencia
libre. Algunos derechos reservados: http://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0/deed.es
Este libro está dedicado a les estudiantes y graduades
de las Tecnicaturas y de las nuevas Licenciaturas en
Producción y Gestión Audiovisual y en Producción y
Desarrollo de Videojuegos de la UNPAZ.
Agradecimientos

Este libro no hubiera sido posible sin la colaboración de las perso-


nas entrevistadas, quienes aceptaron releer, corregir y reescribir
las versiones originales de estas conversaciones, a la vez que pusie-
ron a disposición sus archivos de imágenes. En medio de una pan-
demia que transformó la vida cotidiana de todas y todos, confiaron
en un libro que busca armar una trama entre las organizaciones
culturales comunitarias, la UNPAZ y nuevas generaciones de pro-
ductores culturales y de lectores.

Agradecemos a Cintia Gasparini, Directora del Proyecto de Investi-


gación “Cartografía socioeconómica de la cultura en el noroeste del
Conurbano Bonaerense”, que apoyó la idea de editar este libro. Tam-
bién, a la Codirectora de este mismo Proyecto, Mariana Baranchuk.
Índice

Presentación. Del gabinete al barr(i)o: modos (otros)


de investigar la “producción” cultural

MARÍA IRIBARREN Y MATÍAS FARÍAS 13

Sofovial (Sociedad de Fomento del Video Alternativo)

CONVERSACIÓN CON HERNÁN ALEGRÍA 25

Culebrón Timbal

CONVERSACIÓN CON EDUARDO BALÁN 53

FM Tinkunaco

CONVERSACIÓN CON DANIEL SAMBRANA,


VANINA CORREA Y GISELA ROMERO 73

Red El Encuentro

CONVERSACIÓN CON ANA GRAVINA 91


Editorial Cantamañanas

CONVERSACIÓN CON CRISTIAN WALTER,


MATÍAS JOVET Y RAMIRO ÁVILA CORSINI 119

Mutual Primavera

CONVERSACIÓN CON MÓNICA MENDOZA 133

Saturno 5

CONVERSACIÓN CON FERNANDO MONTEMARANI 161

Las organizaciones del NO 177


Presentación.
Del gabinete al
barr(i)o: modos
(otros) de investigar
la “producción”
cultural
MARÍA IRIBARREN Y MATÍAS FARÍAS
En 2017 iniciamos el proyecto de investigación “Cartografía socioe-
conómica de la cultura en el NO del Conurbano Bonaerense” con el
propósito de

construir diversos indicadores, así como establecer regularidades y


anomalías, a fin de determinar la incidencia del sector en la economía
y el empleo regionales, entre otras variables; propiciar la coordina-
ción entre el ámbito académico y las organizaciones referenciales de
la cultura territorial, abriendo la posibilidad de establecer convenios
de intercambio entre ellos y la UNPAZ; e impulsar el trabajo interdis-
ciplinario al interior de la universidad.

Sin embargo, cuando empezamos a indagar en las condiciones de


emergencia de esas organizaciones, asomaron movidas sociales que
habían sido la puntada inicial de un tejido comunitario que mantiene
su articulación en red y su potencia hasta el día de hoy. Ahí nos dimos
cuenta de que teníamos que desviarnos del camino original. Después
de algunos meses de reuniones y debates en tensión, meses en los que

15
María Iribarren y Matías Farías

comprendimos con inquietud que nos faltaba una biblioteca idónea,


llegamos a una primera conclusión: un mapa físico no es lo mismo que
una cartografía. Pues allí donde el mapa resulta una abstracción des-
criptiva, la cartografía materializa (actualiza) esa teoría en práctica
política, en cuerpos, en intervenciones, en memorias. La cartografía
permite dar cuenta del acontecimiento: esa dimensión en la que las
comunidades intervienen lo real (sus condiciones de existencia y ex-
presión) y producen una transformación. Es decir, un hecho cultural.
La segunda conclusión entonces fue que los indicadores económicos de
la producción cultural en el NO nos estaban hablando de una “renta-
bilidad” más extendida e invisible desde la perspectiva de la industria
cultural: aquí la cultura vino a suturar los agujeros en el tejido social,
a reparar deudas sociales –y fundamentalmente estatales– con les
más vulnerables. Antes de que existiera el concepto, las organizacio-
nes culturales del NO ensayaron “la economía de los cuidados”.
Esa inadecuación categorial inicial coincidió con la necesidad de pro-
fundizar lazos entre los diversos actores involucrados en este proyec-
to. De algún modo, el proyecto iba adquiriendo uno de los rasgos dis-
tintivos de la producción cultural de estas organizaciones: hacer con
el otro. Eso se vio fortalecido por el hecho de que, en el propio equipo
de investigación, había estudiantes que formaban parte o conocían
directamente la experiencia de esas organizaciones. Fueron elles les
que tendieron el puente entre la voluntad académica y un univer-
so social riquísimo, muy reconocido en el territorio, pero no siempre
estimado en su envergadura en el campo de los estudios culturales.
La historia de este libro está ligada al cambio de rumbo que fue asu-
miendo el proyecto de investigación. Comenzamos así a producir en-
trevistas, en lugar de indicadores. En esas conversaciones con las

16
Presentación

17
María Iribarren y Matías Farías

distintas organizaciones culturales del noroeste del Conurbano Bo-


naerense (de más está decir que son muchísimas más que los siete
colectivos que aparecen en este libro) pudimos apreciar la riqueza
de cada periplo, acompañado por la notable reflexión sobre la propia
experiencia política y cultural que cada organización tiene de sí y de
la red en la que está o estuvo inscripta. Estas historias y reflexiones
ofrecían indicios vivaces de la actividad cultural de los distintos co-
lectivos entrevistados, de su implicación política con el territorio. En
síntesis, en la textura de estas conversaciones comenzaba a perfilar-
se esa cartografía que buscábamos trazar inicialmente en los objeti-
vos de nuestra investigación.
Por esta razón decidimos convertir esas entrevistas en un libro que,
como un punto de condensación de experiencias colectivas, ofrece
testimonio de todo lo que puede la cultura popular (para usar una
denominación que, a pesar de haber sido vapuleada, sigue haciendo
sentido cuando refiere a experiencias “de base” que suceden, inclu-
so, por fuera de las estructuras organizacionales habituales). O las
muchas culturas que habitan la “cultura popular”. También, con la
expectativa de que nuevas generaciones de lectores, y muy especial-
mente les estudiantes de las Licenciaturas en producción cultural de
la UNPAZ, tengan a disposición este mapa indiciario de trayectorias
que pueden resultar bien significativas para sus propios itinerarios.

***

Las entrevistas que les lectores encontrarán en este libro fueron rea-
lizadas entre los años 2017 y 2019 a siete colectivos culturales: Cu-
lebrón Timbal, Sofovial, FM Tinkunaco, Red El Encuentro, Editorial

18
Presentación

Cantamañanas, Mutual Primavera y Saturno 5. Dado que, inicial-


mente, estas entrevistas no fueron pensadas para ser publicadas en
libro, todas ellas fueron revisadas entre agosto y noviembre de 2020,
lo que contribuyó a que las organizaciones pudieran hallar la versión
más acorde a la reflexión sobre su propia experiencia. Al mismo tiem-
po, la revisión permitió agregar en algunos textos, una apreciación
respecto del impacto causado por la pandemia del COVID-19 en las
tramas comunitarias construidas a lo largo del tiempo. Sabemos que
será necesario imaginar nuevas intervenciones políticas y culturales
para una situación tan excepcional como la que vivimos a lo largo del
2020. Pero también creemos que estas conversaciones ofrecen impor-
tantes referencias para encarar la tarea de reconstrucción que nos
espera, ya que las organizaciones entrevistadas han generado formas
de organización de la cultura ligadas a la solidaridad, la imaginación
popular y los cuidados de la infancia que resultan imprescindibles
para afrontar la crisis social y económica que atraviesa el país.
Estas formas de organización de la cultura tienen una impronta au-
togestiva y comunitaria. No se trata de atributos dados de antemano,
sino que surgieron y se consolidaron en el propio despliegue de estos
proyectos, aunque constituyen marcas que explican el modo en que
los actores, en la mayoría de los casos, definen su identidad. A veces,
el carácter autogestivo fue producto de un proceso de autonomiza-
ción que coincide con la redefinición de la intervención territorial, así
como con el momento en que algunas de las organizaciones avanzan
en la dimensión cultural del proyecto. Es el caso de las que se ale-
jaron de sus orígenes ligados a centros comunitarios ideados bajo la
doctrina social de la Iglesia, o las que intentan reformular lo que en-
tienden que es un modelo estatal de asistencia (o “asistencialismo”),

19
María Iribarren y Matías Farías

para de ese modo construir lazos sociales desde las configuraciones


de la creación cultural popular.
En otros casos, el carácter autogestivo define la impronta de la orga-
nización ya en sus inicios, pero exige un ejercicio autocrítico en vistas
a profundizar sus rasgos o a redefinir sus estrategias, en escenarios
conflictivos que oscilan entre la disputa o la absorción del proyecto
por parte de organismos gubernamentales, y la necesidad de generar
instancias de interlocución, e incluso alianzas, con los mismos. Como
sea, la dimensión autogestiva es la vía por la cual estas organizacio-
nes hicieron y siguen haciendo suya una interpretación singular del
camino abierto por la democracia en Argentina en los años ochenta,
al mismo tiempo que es en base a esta apuesta que cada proyecto se
recortó de otros promovidos por el así llamado sector público, privado
o no gubernamental.
El carácter comunitario, a su vez, constituye la forma territorial en
que cobra textura la apuesta autogestiva. La comunidad tampoco es
algo dado de antemano, sino que estas organizaciones compusieron
la trama comunal en el despliegue histórico de cada proyecto. De
aquí que sus acciones e intervenciones transgredan las tajantes dis-
tinciones analíticas entre el momento de la producción, la circula-
ción y el consumo. En efecto, en algunas de estas organizaciones la
producción no aparece disociada de las formas de su circulación y de
sus destinataries, como podemos leer en las reflexiones que aporta
Hernán Alegría (Sofovial) en torno al “video en proceso”, de modo tal
que la idea misma de “obra” es radicalmente reformulada. Se trata
de una obra en proceso y comunitaria, que surge a partir de una pre-
gunta, una idea o una acción que es desenvuelta y compartida con
otres, y que suele desafiar las expectativas y creencias instituidas.

20
Presentación

Pero que al mismo tiempo realza voces, tonos, figuras o mitos de la


cultura popular, dentro de una propuesta que no duda en comuni-
car lo que en los formatos tradicionales aparece escindido, como “el
escritor modernista y el Gauchito Gil”, según la notable imagen que
aporta Eduardo Balán (Culebrón Timbal).
Así como a partir de algunas experiencias la idea de autor y obra fue
cuestionada, en otros la intervención apuntó a democratizar la obra
como así también a la figura del artista, tal como se describe en la
utopía de Editorial Cantamañanas de convertir a San Miguel en una
comunidad igualitaria de escritores. También los géneros artísticos
son desafiados en estas propuestas, junto con toda forma de etique-
tamiento afín a la lógica mercantil, como aparece explicitado en el
proyecto de Saturno 5 que cierra este libro.
Estas experiencias autogestivas y comunitarias suelen tener como re-
ferencias teóricas y políticas diversas estrategias y saberes produci-
dos en el contexto de la comunicación popular (muchas de las cuales
formaron parte de los “21 puntos” que impulsaron la Ley de Servicios
de Comunicación Audiovisual) pero, fundamentalmente, la “pedagogía
del oprimido”1 de Paulo Freire y la “cultura viva comunitaria”.2 Esto se
aprecia, por ejemplo, en los modos en que Red El Encuentro inscribe
su enorme trabajo relativo a los cuidados de niñes y jóvenes dentro de
un proyecto educativo enmarcado en las ideas de Freire, como en la
democratización de la palabra que propicia una FM como Tinkunaco.
La comunicación y la pedagogía populares son centrales en estas or-

1. Freire, P. (1968). Pedagogía del oprimido. Madrid: Siglo XXI.


2. Movimiento Latinoamericano Cultura Viva Comunitaria. https://culturavivacomu-
nitaria.net/

21
María Iribarren y Matías Farías

ganizaciones por, al menos, dos razones: por un lado, porque inscriben


el proyecto de transformación de los modos de significación del mundo
social en el suelo mismo de la cultura popular, radicalizando la idea
gramsciana de que aquí existen núcleos de buen sentido capaces de
desafiar la soldadura, siempre contingente, entre estructura y super-
estructura al interior de un bloque histórico. En segundo lugar, porque
incorporan la producción cultural a la circunstancia de un proyecto de
educación popular que se distancia del vanguardismo iluminista, pero
también de las opciones que dispone la educación así llamada “formal”
para el pueblo. Esto no implica una ruptura tajante con la escuela,
sino una relación conflictiva que combina su cuestionamiento con for-
mas posibles de articulación entre docentes y directivos, como muestra
en este libro la experiencia de Mutual Primavera.
Las trayectorias de estas organizaciones ofrecen también un mapa
indiciario de la experiencia argentina reciente en el NO del Conur-
bano Bonaerense. Todas ellas fueron alcanzadas por las crisis eco-
nómicas, políticas y sociales de 1989, 2001, 2020, en los términos en
que las crisis sociales golpean a las clases populares. No obstante, en
ciertos casos, les miembres de estas organizaciones desarrollaron un
conjunto de estrategias que lograron potenciarlas. Buena parte de
estos colectivos ha procurado alimentar a niñes y jóvenes dentro de
propuestas que desandan la relación de “patronazgo” para formular
otro tipo de vínculo social. Han contado para esto con el protagonis-
mo destacado de mujeres de los barrios populares, que ejercieron, al
decir de una de las entrevistadas, “un feminismo de la praxis antes
que académico”, sin renegar por eso de las producciones teóricas y
políticas que han ganado notable visibilidad a partir del movimiento
#NiUnaMenos, que revalorizó la acción colectiva que estas organiza-
ciones desarrollan desde hace tiempo.
22
Presentación

En contextos socialmente críticos, algunas de estas organizaciones se


convirtieron en referencias comunitarias centrales, en la medida en
que canalizaron (y aún hoy canalizan) tareas relativas al cuidado en
un mundo social implosionado y/o explosionado. A la inversa, no cre-
cen necesariamente en igual proporción en escenarios que, sin dejar
de ser nunca dramáticos en términos sociales, no alcanzan la misma
agudeza crítica que los aludidos. Es necesario detenernos entonces
en una paradoja: el despliegue de políticas económicas y sociales que
apuntaban a la redistribución del ingreso, que tuvieron lugar entre
2003 y 2015, no siempre consiguieron potenciar la trama comunita-
ria, ya sea porque o bien no lograron quebrar la configuración estruc-
tural de desigualdades sociales (largamente sedimentadas), o bien
porque, cuando pudieron amortiguar esas desigualdades, lo hicieron
al interior de una dinámica que reforzó el mercado laboral antes que
la producción de vínculos comunitarios.
Llegamos aquí al último punto que nos interesa plantear en estas re-
flexiones. Señalamos al comienzo que el proyecto de investigación ori-
ginal buscaba definir cómo medir el impacto económico de la actividad
cultural en el noroeste del conurbano; y cómo construir, además, los
indicadores que permitieran dar cuenta de este fenómeno. El rumbo de
la investigación nos condujo, empero, a otro tipo de itinerario. Hecho
ya el recorrido, podríamos decir que hemos avanzado en ese objetivo
que aparentemente habíamos dejado de lado. Autogestivas y comuni-
tarias, la intervención política y cultural de las organizaciones consis-
te en nutrir con alimentos y símbolos la vida popular en el noroeste
del Conurbano Bonaerense. Son, en este sentido, protagonistas de lo
que hoy comienza a conceptualizarse (o a aparecer en estos términos
en agendas ampliadas de la controversia pública) como “economías del

23
María Iribarren y Matías Farías

cuidado”. Hay un debate abierto, pues, sobre las formas del reconoci-
miento social y político de estos cuidados, claramente impulsadas por
el movimiento feminista en sus diversas vertientes, pero también por
otro tipo de organizaciones y perspectivas teóricas y políticas.
En la situación de crisis social que atraviesa actualmente la Argenti-
na, este debate se torna urgente: ¿el reconocimiento de los cuidados
debe pensarse como una vía para alentar la profundización de la re-
lación salarial? ¿Deben reconocerse, en cambio, esos cuidados, desde
una perspectiva que asocie ciudadanía con ingresos? ¿De qué modo
ese reconocimiento permitiría reforzar la trama comunitaria en que
esos cuidados se inscriben? ¿O seguiremos desconociendo esos cuida-
dos a la espera de que, tranquilizada la macroeconomía, se subsanen
las desigualdades sociales con políticas focalizadas en lo micro, aun
cuando ello suponga políticas de reconocimiento de derechos?
La pregunta por los “indicadores” deviene, como resultado no previsto
inicialmente en las premisas de esta investigación, en la pregunta por
las formas políticas del reconocimiento social de tareas del cuidado.
Estas organizaciones se han hecho cargo de estas tareas desplegando
un variado repertorio de intervenciones que incluye centros culturales,
escuelas populares, merenderos, murgas, películas, videos en proceso,
ferias del libro, programas de televisión, radios comunitarias (y la lista
sigue), que portan una promesa de una vida social distinta, a partir de
otros modos de ser con y entre otres. Así asumieron de manera origi-
nal, en el contexto de un proyecto político autogestivo y comunitario,
las tareas del cuidado, un trabajo colectivo cuyo reconocimiento es una
de las deudas pendientes de nuestra democracia.

María Iribarren / Matías Farías

24
Sofovial (Sociedad
de Fomento del
Video Alternativo)
CONVERSACIÓN CON HERNÁN ALEGRÍA*
María Iribarren (MI): La primera pregunta que te queremos hacer,
Hernán, es: ¿Cómo empezó esta historia? ¿Cuáles fueron las expec-
tativas iniciales? ¿Cuáles fueron las preguntas que se hicieron, o a lo
mejor las certezas que tenían?

Hernán Alegría (HA): Podemos decir que Sofovial va gestándose du-


rante la recuperación de la democracia a partir de 1983. En ese mo-
mento se transmitía en Radio Belgrano un programa llamado Sin
anestesia, conducido por Eduardo Aliverti y Liliana Daunes, que
contó con la participación de Jorge Lanata y Marcelo Zlotogwiazda.
Era un informativo con ideas de izquierda, en plena “primavera de-
mocrática” y con altísimos niveles de audiencia. Pero en 1985 hay un

* La conversación original tuvo lugar en 2018 y su versión escrita fue revisada en sep-
tiembre de 2020. Participaron en la conversación original María Iribarren y Emerson
Andrade (Equipo de investigación de “Cartografía socioeconómica de la cultura en el
noroeste del Conurbano Bonaerense”) y Hernán Alegría (Sofovial). Agradecemos a
Hernán Alegría la cuidada revisión y colaboración en la edición de la versión escrita
de esta conversación.

27
Conversación con Hernán Alegría

Sida 94, organizado por Sofovial en el club San Miguel.


Sofovial fue pionera en las campañas de concientización
social ligadas con la salud pública.
Fuente: archivo de imágenes Sofovial.

giro a la derecha en el gobierno de Alfonsín, la radio es intervenida y


levantan el programa. Entonces pasó algo inédito en la historia de la
radiofonía argentina: nos juntamos espontáneamente (en una época
en que ni siquiera teníamos teléfono de tubo) cinco mil personas en
la puerta de la radio para protestar porque habían sacado del aire
una expresión con la que nos identificábamos. Y bien, a partir de allí
los oyentes empezamos a organizarnos, primero para pedir la conti-
nuidad del programa, pero luego nos pusimos a pensar el problema
de cómo democratizar la comunicación, recordemos que estaba en
plena vigencia la Ley de Radiodifusión de la dictadura. Nos organi-

28
Sofovial (Sociedad de Fomento del Video Alternativo)

zamos por barrios y conformamos una comisión central, la delegación


San Miguel reunía a más de cien compañeros y compañeras con gran
capacidad de movilización e iniciativa. Nuestra pertenencia a esta
experiencia de movilización por una comunicación democrática es un
antecedente inmediato a la conformación de Sofovial.

MI: ¿Tuvo algún nombre esa movida aquí?

HA: Asociación Sin Anestesia, oyentes por la libre expresión. Fue una
gran experiencia de participación ciudadana en muchos barrios de
la región metropolitana y de Rosario. Peleábamos por algo que hoy
parece muy obvio, la democratización de los medios masivos de ra-
diodifusión. En esa época era una cuestión muy poco considerada,
comenzamos apadrinando a las llamadas radios piratas, FM de baja
frecuencia que estaban absolutamente prohibidas, les dábamos fuer-
zas con la presencia y el prestigio de nuestra asociación, tratando de
que se multipliquen y protegiéndolas con abogados amigos para que
no requisen sus aparatos. Juntamos treinta y cinco mil firmas y pre-
sentamos un proyecto para reemplazar la Ley de Radiodifusión de la
dictadura, tristemente todos los bloques partidarios la cajonearon.
En San Miguel nos juntábamos en la plaza todos los domingos para
escuchar el programa que logramos reinstalar. Organizamos matea-
das, manifestaciones y debates con muchísima concurrencia, convir-
tiéndonos en una organización cultural significativa en la región.
Volviendo a los orígenes de Sofovial, nuestra intervención en el uni-
verso radiofónico había marcado un hito histórico, todos los años lle-
nábamos la sala mayor del CCSM con la entrega de los premios Sin
Anestesia para los representantes del pensamiento crítico, tanto de

29
Conversación con Hernán Alegría

los medios masivos o comunitarios. Pero en San Miguel no nos al-


canzó con semejante despliegue, deseábamos que lo que hacíamos
con el éter radial también pudiéramos hacerlo con la imagen. Algu-
nos estudiábamos en el SICA, Sindicato Industrial Cinematográfico,
y en 1988, con un esfuerzo enorme, compramos una cámara VHS
(en todo General Sarmiento había solo dos cámaras de ese tipo). En
ese momento el Secretario de Cultura del Municipio era Jorge Jury
(hermano de Leonardo Favio) quien se interesó en nuestro proyecto,
pero con una visión diferente sugirió que hiciéramos un recorrido de
todo lo que hace el municipio, para difundir en una TV en el edificio
municipal y de esta manera los contribuyentes supieran en qué se
emplea su impuesto, algo que hoy nos parece burdo, pero en esa eta-
pa de recuperación de la democracia era muy innovador. Este primer
trabajo para el municipio no era precisamente llenar las pantallas
con el protagonismo y la organización popular, pero sirvió para re-
correr con la cámara el territorio y particularmente conocer mejor a
los trabajadores del Hospital Larcade, que en ese momento eran una
referencia política, un movimiento muy progresista asociado a la me-
dicina social, la atención primaria, con una organización horizontal,
asambleas permanentes, junto con el Hospital de Morón de los más
combativos de la provincia. Un grupo de profesionales comprendie-
ron nuestra propuesta e iniciamos un relevamiento sanitario de todo
el partido General Sarmiento, un partido de un millón de habitantes
con un solo hospital de referencia en ese momento. Sin darnos cuenta
estábamos produciendo la primera investigación audiovisual sobre
la salud en el distrito. Y fue muy rico exponer la problemática del
fenómeno salud/enfermedad/atención. En esa circunstancia podemos
decir que nace Sofovial, comenzábamos a llenar las pantallas con
nuestras temáticas, con nuestras palabras, sin anestesia.
30
Sofovial (Sociedad de Fomento del Video Alternativo)

También en ese momento estaba planificándose Página 12 y desde


Sin Anestesia impulsamos su aparición haciendo un trabajo territo-
rial de sensibilización para que los vecinos lo pidieran a sus canilli-
tas, nos reuníamos con los periodistas del futuro diario para planifi-
car su largada y las formas en que participaríamos del proyecto, era
la continuidad y el despliegue de nuestra lucha.
En 1989, llevábamos unos meses investigando lo que era la pande-
mia del HV SIDA, justo en ese momento ocurre un hecho traumático,
la enfermera que mejor preparación tenía en bioseguridad encapu-
cha una aguja después de haber inyectado a la única paciente HIV
terminal que había en el Hospital y se pincha. El episodio es recogido
por los diarios, se arma un escándalo, los dinosaurios de siempre
querían mandar a la enfermera a una suerte de “cápsula a Venus”, a
la paciente quemarla en medio de la calle.
El Hospital se organiza para conquistar conciencia ante la pande-
mia y aprovecha la experiencia de quienes estábamos videando sobre
el HIV. Esto desencadenó que convoquemos a muchos “actores” de
nuestro video, referentes nacionales muy comprometidos, por ejem-
plo, al Dr. Pedro Cahn y Roberto Jaúregui, a un megaevento de con-
cientización frente al sida durante una semana, con talleres de 500
personas de promedio en el Club Juventud Unida.

MI: Para concientizar…

HA: Claramente eran jornadas de sensibilización ante la pandemia,


conciencia sobre el cuidado, posturas ante la discriminación, una
concepción sanitaria a favor de la dignidad de la vida. Estrenamos
el video que se llamó ¿Qué pasa con el Sida? en el cierre de esas

31
Conversación con Hernán Alegría

Jornadas, vino bastante prensa, estaban Nación, Página 12, Radio


Nacional, varios periodistas, y salió publicado como el primer video
realizado en Argentina. Ahora podríamos decir que se consolida So-
fovial, porque las circunstancias mismas nos dieron una identidad,
nos definieron como colectivo cultural autogestivo. Empezaron a lla-
marnos de muchísimos lados, el video funcionaba como un dispara-
dor para hacer talleres participativos dentro del paradigma de una
comunicación popular. Imaginen todo lo que podía activar un tema
como el sida, una pandemia que habilitó hablar de sexualidad, mie-
dos, negaciones, violencias, discriminaciones, temas prohibidos en
las instituciones. En diez años realizamos más de mil talleres de pre-
vención, los tenemos documentados, talleres que fueron demandados
por instituciones escolares, de salud, organizaciones barriales, desde
la Cruz Roja hasta Gendarmería. Así se produjo la constitución con-
creta de Sofovial, un cruce entre el campo de la salud y la comunica-
ción comunitaria, cuya estrategia de enlace fue la educación popular.

MI: Algo que llama la atención es el plural, siempre hablás en plu-


ral. ¿Quiénes eran? Porque en un principio todo surge a través del
cierre del programa de radio, pero ¿después cómo se fue armando
el colectivo?

HA: La Asociación Sin Anestesia se constituyó como un movimiento


relevante en el escenario político, desde esta movida, pero en torno al
video popular nos agrupamos solamente algunos, dos amigos que es-
tudiamos video y compramos una cámara y algunxs compañerxs de
la delegación San Miguel. Lamentablemente no hubo un ensamble,
una potenciación con el conjunto porque la asociación estaba en de-

32
Sofovial (Sociedad de Fomento del Video Alternativo)

clinación, prácticamente no funcionaba, es un momento de privatiza-


ción de los medios públicos, deberíamos habernos multiplicado pero
el sectarismo y un cúmulo de razones muy complejas e intrincadas
fueron desgastando la histórica organización de oyentes. Quedamos
algunos compañeros de Sin Anestesia y se sumaron de otras ver-
tientes, por ejemplo, parte del equipo de Salud Mental del Hospital
Larcade. Siempre éramos entre veinte y treinta personas, una banda
interesante, no había ningún dinero, solo de vez en cuando alguna
institución nos donaba un casete, una vez nos donaron un televisor,
una videocasetera. A veces teníamos que ir a los barrios con un eleva-
dor de tensión porque era tan baja que no alcanzaba para que encien-
da la videocasetera. Para la organización de Sida 94 en el club San
Miguel llegamos a ser 80 sofoviales trabajando, fue el evento de sa-
lud más concurrido de la región, 3.600 personas participaron durante
tres días del mega evento organizado exclusivamente por nosotros.
Diferentes instituciones y organizaciones barriales comenzaron a
conocer y relacionarse con Sofovial por diferentes causas: por haber
participado en talleres de prevención, redes tejidas con el trabajo de
Sin Anestesia, vínculos con los equipos del Larcade, investigaciones
participativas, casi la totalidad de las escuelas públicas del distrito,
las universidades, hospitales, centros de salud, medios locales de co-
municación, bibliotecas populares, sociedades de fomento, organiza-
ciones políticas, vecinales, coros, murgas, artistas de la región, vecinos
organizados espontáneamente, movimientos de trabajadores, etc.
En 1999 Sofovial es cofundador con la UNGS y otras organizaciones
del Congreso Regional de la Cultura que reunió a más de 100 organi-
zaciones, artistas, trabajadores de la cultura. Desde esta organización
nacen los ¡Aguante la Cultura! eventos multitudinarios que se difun-

33
Conversación con Hernán Alegría

dieron por más de 30 barrios del Conurbano Bonaerense, en la mayo-


ría de los cuales participamos de la organización y el video proceso.
Sobre la saludable costumbre de contar las cosas en plural, me alegro
que lo registres, para nosotros lo colectivo es un valor esencial e in-
tentamos reflejarlo, tanto en nuestras acciones como en nuestro decir.

MI: ¿Por qué el nombre “Sofovial”?

HA: En 1990 nos invita la Asociación Argentina de Videastas a un


encuentro donde estaban Octavio Getino y Rodolfo Hermida entre
otros, nos conocían por nuestro trabajo en prevención. Había que
anotarse con un nombre, entonces, en homenaje a las Sociedades de
Fomento barriales, instituciones de genuina participación popular,
elegimos ese título, pero direccionado hacia el video alternativo. En
esa época la palabra alternativa poseía una connotación revolucio-
naria, no queríamos ser una organización sistémica, que sumara
más de lo mismo, y nuestra praxis era alternativa. Participamos con
una ponencia sobre el video como una herramienta de transforma-
ción social, y ahí nos pasó algo que realmente también nos marcó. La
mayoría de los participantes en el CCGSM eran videos artistas, pre-
sentaban trabajos de índole experimental, con mucho trabajo de edi-
ción y preciosismo. Lo nuestro era técnicamente muy rudimentario,
llevamos un relevamiento que habíamos hecho para el Día del Niño
(íbamos a los barrios y grabábamos los clásicos juegos que los chicos
hacían con sus familias en las organizaciones, y al final de la tarde
exhibíamos el video, muchas familias se sentaban frente a la panta-
lla y con ello se reforzaba la organización convocante, se valoraba la
organización barrial, se discutía sobre el derecho de las infancias en

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Sofovial (Sociedad de Fomento del Video Alternativo)

una época en que verse en televisión era todavía mágico. Bien, exhi-
bimos esa experiencia con la idea de explicar el “video proceso”. Esta-
llido en el universo de la SAVI, se produjo toda una discusión, como
que el video proceso era algo no profesional, que lo nuestro no tenía
relevancia artística, no tenía valor profesional. Nos defendimos muy
débilmente, no esperábamos semejante cuestionamiento, el cineasta
Octavio Getino nos salva del linchamiento y antes de irse, se acerca
a nosotros y nos dice al oído: “Muchachos sigan con lo que están ha-
ciendo, no le den bola a esta gente”. Enorme empujón, esas palabras
fueron una contraseña para nosotros y la situación sintetiza las difi-
cultades de entendimiento de algunos espacios con la gente sencilla,
con las organizaciones de la educación popular, con el mundo comu-
nitario. También es necesario decir que muchísimos espacios insti-
tucionales y académicos reconocen y jerarquizan nuestra forma de
trabajar y construimos en conjunto desde hace más de treinta años.

MI: En este recorrido, en esta primera experiencia de comunicación


comunitaria, hay una preocupación de poner en imágenes fenóme-
nos y actores sin llegada a las pantallas. ¿Qué objetivos se fijan en
ese momento?

HA: Al inicio los objetivos eran muy parecidos a los que tenía la Aso-
ciación Sin Anestesia, en términos de contribuir a la profundización
de la democracia, desmonopolizar los medios masivos, promover la co-
municación comunitaria. Nosotros queríamos hacer nuestro aporte en
torno al video proceso, es decir, nos interesaban menos los productos
que su proceso de construcción. En el entramado de relaciones nos pa-
rece que lo político está mucho más presente que en los objetos comu-

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Conversación con Hernán Alegría

nicacionales, por eso enfatizamos la forma cómo se hacen las cosas, sin
que esto invalide el producto. Para decirlo con un ejemplo: el material
audiovisual puede ser un maravilloso homenaje a los fundadores del
barrio, pero si está hecho de tal manera que no construye con los de-
más, participativamente, su función política se debilita, en el sentido
de una construcción política orientada hacia el poder popular. La idea
del video proceso es una estrategia comunicacional que se desarro-
lla en muchos lugares de nuestra América, es la forma que toma la
educación popular en la manera de producir audiovisualmente. Esta
estrategia la fuimos aprendiendo a través de muchos años, de mucho
contacto con la gente, no es que comenzamos teniendo una certeza
teórica absoluta, teníamos muchas dudas, igual que ahora. Otro ejem-
plo de Video Proceso es nuestro video ¿Qué nos pasa con el Sida? Se
editó trece veces, lo fuimos rehaciendo a partir de las devoluciones
que nos hacían en los talleres, que también eran grabados. Ninguno
de nosotros era experto en educación popular ni en comunicación, nos
fuimos haciendo, por supuesto que con otros, en un riquísimo camino
de aprendizajes, relaciones y vínculos, no exentos de conflictos.

MI: Esta experiencia del video proceso, junto con la idea de rehacer
a partir de la devolución de los talleres, me recordó a un grupo de
teatro en Córdoba de los años setenta que se llamaba “Teatro libre”,
liderado por María Escudero. En este intento de cruzar teatro y polí-
tica, empezaron a ofrecer obras de teatro en los barrios, en los barrios
carenciados, en las villas y demás. Y luego de las funciones hacían
debates, indagaban qué le había parecido a la gente, y muchas ve-
ces aparecía la crítica, el público preguntaba, por ejemplo, sobre los
personajes, de modo tal que las obras comenzaban a transformarse a

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Sofovial (Sociedad de Fomento del Video Alternativo)

partir de un nuevo concepto de función, la función ya no como repro-


ducción sino como creación artística colectiva.

HA: Lo que contás está absolutamente asociado con nuestra expe-


riencia de Video Proceso, no casualmente compartimos muchos mo-
mentos con el grupo Los Calandracas que hacen “teatro para armar”,
un dispositivo que va en ese sentido, trabaja teatralmente un dispa-
rador con la problemática de la comunidad que los invita. La idea es
interpelar con el relato teatral, convocar al debate y rehacer la obra
con las propuestas colectivas. Nuestras experiencias de producción
muchas veces tuvieron esa característica, otras veces no se pudo.
Para ser posible una experiencia de Video Proceso es necesaria una
predisposición muy generosa a compartir con otros, no pueden existir
omisiones que condicionen la comunicación, censuras previas que la
inhabiliten. Es necesaria la convicción de que el intercambio enri-
quece, superar la soberbia que suele abundar en los “reconocidos”
portadores del conocimiento o la mezquindad de aquellas organiza-
ciones excesivamente auto referenciales. Sin duda el Video Proceso
es un desafío político/comunicacional complejo, no es una estrategia
adaptable a cualquier circunstancia. Intentando alguna definición
teórica es considerar al video como un juego de relaciones dialógi-
cas que construyen imágenes y signos y, al mismo tiempo, generar
condiciones para que obtengan magnitud crítica al estar insertas en
una praxis de transformación estructural. El video tradicionalmente
comprendido pone su mayor énfasis en la producción videográfica, en
el resultado artístico, en el impacto mediático. Su objetivo principal
es traducir la experiencia, el relato, la investigación a un objeto co-
municacional. En cambio, el Video Proceso, si bien valoriza el objeto

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Conversación con Hernán Alegría

comunicacional, ubica su eje de acción en el desarrollo de la cons-


trucción comunicacional, enfatiza las mediaciones, el entramado de
relacionamientos, allí dónde se gesta la horizontalidad, el conflicto,
la participación, la criticidad y la pregunta.
Otra condición para que este involucramiento, necesariamente crea-
tivo, resulte ser una contribución significativa es que el equipo de
comunicadores funcione integrado, compartiendo la cotidianidad,
acompañando las realizaciones con sus conflictos, sus logros y sus
frustraciones. No debe considerarse a este modo de comunicación
como una fórmula instrumental de producción, no se trata de cons-
tituirse en un equipo “comando” incorporado temporalmente a un
proceso de construcción colectiva. El equipo de comunicación tiene
que estar convencido de la perspectiva social a la que adhiere, comu-
nicadores comprometidos con su propia acción transformadora, pro-
motores de una comunicación liberadora que es decir una pedagogía
crítica, una práctica democrática, una opción de vida diferente. Esto
mismo da lugar a otra importante diferencia con las producciones
tradicionales: el tema de la distribución o no del poder que implica la
posesión de la tecnología y el conocimiento.
Este compartir es recíproco, por cuanto la organización, el programa
o los protagonistas de la experiencia se abren a compartir lo propio,
creándose una disposición, una intencionalidad y desde esa plataforma
se trabaja participativamente en el guion, las investigaciones, el roda-
je, las entrevistas, selección de documentos, fotografías, músicas, etc.
Con ese tenor, en un clima de mucha participación, de creatividad y
compromiso se van repensando los objetivos del video y el guion, como
construcción colectiva y flexible, se convierte en una oportunidad para
debatir los sentidos. Comienza a perfilarse algo que va a aparecer con-

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Sofovial (Sociedad de Fomento del Video Alternativo)

tundentemente en la etapa de edición, el video proceso como desenca-


denante de un fluido comunicacional al que es difícil encerrar en el en-
vase que fuere, la idea de la comunicación como energía permanente,
superadora de las originalidades técnicas, las super producciones, los
mensajes mesiánicos, los aparatos, los medios. La comunicación como
conjunto complejo de relaciones en las cuales se acrecienta el vínculo y
crece la reflexión. Es en esta praxis, en este articular complejo donde
el para qué va ocupando un lugar cada vez más relevante, se cuestio-
nan en mayor profundidad los sentidos de la práctica, los objetivos son
cada vez más ambiciosos, se va corriendo el horizonte.
La etapa de edición es tal vez el momento clave de esta modalidad
que intentamos definir. Ese tiempo de encuentro en la isla de edición,
cuando se organizan los materiales, se analizan los testimonios, se-
leccionan las escenas, eligen músicas o acuerdan los títulos es una
instancia comunicacional de mucha intensidad política.
Grabar momentos de este trabajo de posproducción, además de do-
cumentar el intercambio, suele resultar un interesante aporte para
incluir en el propio producto que se está gestando.
Es el momento de revisar lo grabado, emocionarse con las imágenes
pero simultáneamente clasificarlas y ordenarlas, elegir entre un dis-
curso avalador, uno crítico o un equilibrio entre ambos, seleccionar to-
mas que revelan contradicciones, censurarlas o combinarlas con otras,
escribir un texto elogioso sin dejar dudas de nuestra vocación solidaria
o expresar también nuestras vacilaciones, comprender la relación en-
tre lo principal y lo secundario, lo particular y lo general, la interrela-
ción de nuestras prácticas con el contexto histórico y los determinan-
tes de la estructura económica, social del país. Conocer las diferentes
categorías de análisis, la problematización como núcleo desde el cual

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Conversación con Hernán Alegría

desarrollar la propuesta, el recurso del testimonio para darle autenti-


cidad, las técnicas de la entrevista, los mensajes más importantes, los
imperceptibles, la semiótica de la imagen y sus efectos, etc.
Se trata de desarrollar capacidades para poder ejercer nuevas relacio-
nes comunicacionales, que definitivamente son relaciones de poder.
Los intercambios, evaluaciones, análisis, decisiones van creciendo en
espesor en la medida que se asocia la identidad del producto comuni-
cacional con la trama principal de este proceso, nuestro protagonismo,
nosotros como sujetos individuales y colectivos construyendo sentido,
es decir poniendo en juego nuestra valoración de la realidad, nuestros
deseos, principios, miedos, dudas e inquietudes. Nuevamente el pro-
ducto deja de ser el único objetivo en términos de resultados y repre-
sentaciones, jerarquizándose el intenso y complejo proceso de comuni-
cación y aprendizaje, las tensiones del acto pedagógico.
Una vez finalizada esta etapa de edición participativa, el video resul-
tante necesita ser compartido con otros, debatido por distintos colec-
tivos, se incrementa el proceso de comunicación. Para esta instancia
se recomienda videograbar los talleres, poner en foco los intercam-
bios, las discusiones, las expresiones que el propio video provoca. El
proceso continúa, se amplían los bordes del proceso, van creciendo
los insumos para una próxima edición. Siempre es provisional lo que
se edita, el proceso es dinámico y las diferentes ediciones funcionan
como disparadores para profundizar la participación, sumar visibili-
dad, promover el ejercicio de los derechos, la constitución de ciudada-
nía, el fortalecimiento de lazos solidarios.
Asimismo, en lo referente a la disputa del espacio mediático, el VP
es una estrategia de ampliación democrática y esto incluye singular-
mente la capacidad de ocupar las pantallas comunitarias, intervenir

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Sofovial (Sociedad de Fomento del Video Alternativo)

con mayor solidez en el intercambio de ideas, dando lugar a otro tipo


de construcción de sentidos y vínculos, socializando la imagen y la
palabra, creando nuevas formas de mirar y pronunciar la realidad.

MI: Además de los talleres vinculados a la salud, la reflexión sobre el


HIV, ¿cómo sigue el colectivo?

HA: En simultáneo hicimos muchísimo, en nuestro blog figuran los


trabajos que recordamos que hicimos y en nuestro canal de Youtube
subimos casi 300 producciones. Pero estas publicaciones son solo la
punta del iceberg, por ejemplo, el video de los trabajadores comu-
nitarios, que está considerado como un ejemplo muy claro de video
proceso. La experiencia sucede en el contexto de la crisis hiperinfla-
cionaria de 1989/1990. Después de los saqueos quedó un germen de
organización popular interesante, radios, comedores y huertas comu-
nitarias, unos carniceros que se organizaban y juntaban juguetes y
lo llevaban al hospital en el carro de bomberos, diferentes experien-
cias de acciones solidarias. Nos reunimos para hacer el video colec-
tivamente con la figura de “Trabajadores comunitarios de General
Sarmiento”. Nos pusimos a grabar estas experiencias y editábamos
entre todos. Muchas veces grabamos las discusiones en torno a la
edición. El proyecto consistía en videar el trabajo invisible y solidario
del barrio, la cámara la operábamos nosotros, otro colaboraba con el
micrófono, otra hacía de reportera, dibujaba los carteles del titulado,
un amasado conjunto. Después veníamos y discutíamos en el patio de
Sofovial los detalles de la edición, y en el video también aparecen las
discusiones. Este documental se estrenó en la Universidad de Luján,
había más de cien personas, mucha gente para esa época. Las orga-

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Conversación con Hernán Alegría

nizaciones pedían copias de los videos, lo que hacía que el sentido de


la producción se multiplicara en muchos barrios de múltiples formas.
Lamentablemente el colectivo de trabajadores comunitarios se rom-
pe a partir de unas elecciones de medio término donde se fragmenta
el grupo según diversas opciones partidarias. La enfermedad del sec-
tarismo todavía no encuentra una vacuna definitiva.
Para dar otro ejemplo, nos conocimos con Mauro Díaz, referente del
Equipo Nacional de Pastoral Aborigen (ENDEPA) haciendo un taller
de HIV en una parroquia de Barrio Primavera. Nos cuenta de su pre-
ocupación por que en J. C. Paz las personas originarias no quieren
reconocerse como tales y se está extinguiendo la memoria, su lengua,
su cultura. Inmediatamente fuimos con la cámara a sus casas, comen-
zamos con la organización y el recupero de la autoestima, el orgullo de
ser originario, al poco tiempo ya se había conformado Amuyen (el que
viene y el que va, en voz quechua), la primera agrupación de indígenas
de la región que antecedió y alentó a decenas de experiencias similares
y en 1994 participan activamente en las consideraciones y leyes que la
nueva Constitución asigna a nuestros pueblos originarios.
En síntesis, hacíamos muchas cosas en simultáneo que tenían que
ver con lo que nos solicitaban, lo que clamaba la realidad y lo que nos
llamaba la atención, supimos de un barrio de Villa Tesei (Greppi)
donde los vecinos habían tomado un potrero para convertirlo en club
deportivo y nos pareció que ahí había una historia para contar…

MI: ¿Eso hacían: salían a grabar y volvían con los materiales ya


editados?

HA: Sí, y editados con los actores sociales en lo posible, siempre bus-
cando la manera de contribuir al pensamiento crítico, nunca caíamos
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Sofovial (Sociedad de Fomento del Video Alternativo)

en paracaídas a ningún lado, nos llamaban de muchos lugares, nos


conocían muy de cerca, éramos parte del movimiento, siempre encar-
nando. Lo que favoreció este despliegue fue el video del sida, nos hizo
muy conocidos, nos abrió muchas puertas.

MI: ¿Siguieron conectados con las organizaciones del audiovisual?

HA: No, con casi ninguna, si con la movida de la FM barriales. Con


los cineastas o videastas no tuvimos más contacto, además nunca nos
presentamos a concursos, no nos gusta eso, la lógica de la competen-
cia va en contra de nuestras concepciones.

MI: ¿Tienen una declaración de principios o algo así?

HA: Sí, el estatuto. Está escrito en máquina de escribir a teclas, una


hoja totalmente amarilla, con esa tipografía de la época, sin embar-
go, muy vigente.

MI: ¿Cómo hacían para subvencionarse?

HA: Los primeros diez años no había ninguna subvención, cada uno
trabajaba en lo suyo y Sofovial era un espacio de exclusiva militancia.

MI: ¿Y cómo se bancaban?

HA: Algunos creamos una empresa de video y hacíamos sociales,


desfiles de moda, institucionales, de todo. Los médicos trabajaban
de médicos, los sociólogos, los psicólogos, docentes, cada quien en lo

43
Conversación con Hernán Alegría

suyo, Sofovial era el espacio de encuentro y creación, siempre muy


gratificante, esa fue la marca que nos dejó la Asociación Sin Anes-
tesia, nosotros teníamos un principio, si la militancia no es gratifi-
cante, no vale. Siempre trabajamos a distancia de mate y abrazos,
festejando la vida todo lo posible.
Al mismo tiempo, nos invitaban a convertirnos en ONG pero noso-
tros, muy setentistas, decíamos que no, que las ONG son cooptadas,
trabajan para sí mismas y después pasan a ser autorreferenciales, se
integran al sistema. Un discurso muy duro, hoy no podríamos decir
exactamente lo mismo, las cosas han cambiado rápidamente, mu-
rieron las certezas, cayeron los paradigmas, con el siglo XXI llegó el
futuro y el sistema está más fuerte y desalmado que entonces.
Ahora bien, en 1998 tuvimos un financiamiento de LUSIDA, un pro-
grama del Ministerio de Salud y la Organización Panamericana de la
Salud (OPS). Convocan a las organizaciones que trabajaban en HIV,
nos presentamos por sugerencia de gente amiga con un proyecto que
se llamaba “Sida ‘98 en San Miguel y José C. Paz”. Ganamos un sub-
sidio de $50.000, en el proyecto figuraba que teníamos que formar 50
multiplicadores en prevención y formamos 100, teníamos que hacer
cortos de prevención y artículos en los diarios e hicimos 30% más
de lo que prometimos, así con todo, cerramos el año con un festival
de rock por la prevención en el sindicato municipal. LUSIDA tuvo
que inventar un registro de actividades que no estaban planificadas
dentro del proyecto original, nos decían “ustedes nos obligaron a in-
ventar otra forma de justificación de rendición”, porque solamente
figuraba un ítem para explicar por qué no se cumplió el 100% de lo
planificado. Fue un año impresionante para Sofovial; sin embargo,
no volvimos a presentar proyectos hasta junio de 2020 (pandemia

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Sofovial (Sociedad de Fomento del Video Alternativo)

COVID-19) y las razones son múltiples, complejas, pero fundamen-


talmente hablan de las debilidades de Sofovial.

MI: ¿Cuál fue en todos estos años el desafío más grande?

HA: En los primeros años sostener la respuesta a la incesante demanda


de talleres, llegamos a hacer mil talleres en diez años. Eso significaba
equilibrar familia, trabajo remunerado, estudios y tantas otras cosas
de la vida con la militancia en Sofovial. Asociado a este desafío, no caer
en la tentación de convertirnos en una ONG de aparato para recibir
subvenciones, mucha tensión y discusión sobre si debíamos subirnos a
la nueva configuración que presentaba el neoliberalismo, incluso para
el armado de su polo crítico. Más recientemente, otro desafío acontece
cuando decidimos producir una bisagra en nuestra historia y empeza-
mos a trabajar para el Ministerio de Salud Nacional a cargo de Ginés
González García, durante el gobierno de Néstor Kirchner. Fue un pro-
ceso muy interesante, hubo una adaptación mutua, los funcionarios
y empleados observaban esencialmente la comunicación como la pro-
ducción de materiales y para ello contrataban proveedores, empresas.
Imagínense la revolución que significó Sofovial en ese magma, pudi-
mos hacer las cosas que nos gustan, pero en otro nivel, en otra escala,
para toda la Argentina. Construimos con los programas diferentes es-
trategias comunicacionales y en algunos casos pudimos acompañar los
procesos. Lo realizado en esos años es alucinante, generamos una im-
pronta de producción en casi todos los programas nacionales: Primeros
años, Remediar, Nacer, Médicos Comunitarios, FESP, Maternidad e
Infancia, Salud Sexual y tantos otros. Pudimos escribir un Manual
sobre Participación Comunitaria para un Postgrado que involucraba a

45
Conversación con Hernán Alegría

17 universidades, Cacho Canel desarrolla desde cero un programa de


abordaje integral de enfermedades renales crónicas (PAIERC), fuimos
parte de un enorme esfuerzo estatal en favor de la salud pública. Esta
vez el crecimiento fue cualitativo, casi todo lo que hicimos fue para
incrementar el poder de la salud comunitaria y nos contrataban para
ello. El desafío durante el gobierno de Macri fue totalmente distinto:
resistimos la crueldad del neoliberalismo y persistimos con nuestros
sueños, nuestras prácticas. Creamos, siempre con otros, como en todo,
un movimiento para instalar el 19 de setiembre como Día de la Educa-
ción Popular y Comunitaria, todo Sofovial se empeñó en este amasado
y esto significó persistir en lo que queremos ser, porque el cielo y el
mundo que soñamos hay que construirlo aquí y ahora.

MI: Los temas centrales con los que trabajaron fueron salud y educa-
ción popular. ¿Ha habido alguna otra incursión?

HA: Todo el tiempo incursionamos en temáticas, escenarios, univer-


sos que no necesariamente corresponden a la educación y la salud.
Para dar algún ejemplo, el deporte solidario, con varios proyectos:
futuros crack, fútbol femenino, fútbol callejero. “Para no masticar
vidrios” 20 años trabajando en la formación cientos de jóvenes vincu-
lados a los centros comunitarios de la región. Amazonas, iguales pero
distintas, en 2015 fuimos seleccionados entre 10 productoras comu-
nitarias de todo el país y realizamos cuatro capítulos para el BACUA
sobre el universo trans. Nuestro trabajo, por años, en la unidad de
recepción de menores de Pablo Nogués, investigación y producciones
sobre economía social y solidaria, es cuestión de ir al blog y aparecen
centenares de nuestras incursiones.

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Sofovial (Sociedad de Fomento del Video Alternativo)

MI: ¿Cómo definirías o caracterizarías la inserción de Sofovial en el


territorio?

HA: Pasaron más de 30 años desde que surgió Sofovial, es mucho


tiempo, si hubiéramos producido Amazonas entre 1989/99 toda la re-
gión lo hubiera sabido, eran otros los mecanismos de comunicación y
nuestro lugar era muy relevante, éramos parte de la agenda. Ahora
es distinto, las relaciones se mediatizan cada vez más y afortunada-
mente surgen otros actores e instituciones. Nuestra inserción tiene
que ver con segmentos poblacionales específicos, por ejemplo, las re-
des comunitarias. Alrededor de 600 educadoras nos reconocen como
referentes, los jóvenes de las murgas o de los centros comunitarios,
alguna porción de artistas, trabajadores de la cultura, los estudiantes
universitarios que leen el manual de Comunicación Comunitaria o in-
vestigan el Video Proceso. Estuvimos diez años recorriendo el país con
el MSN, nos conocen trabajadores de la APS en el Chaco, Mendoza,
Corrientes, Ushuaia, etc. Te diría que hoy es una inserción sesgada.

MI: ¿Qué balance hacés de Sofovial?

HA: No tenemos costumbre de hacer balances sobre nosotros, es casi


una alergia a cuestiones autorreferenciales como celebrar aniversa-
rios, mostrar premios, publicar una foto que suma adhesiones. Po-
demos afirmar que producto de un incesante trabajo acumulamos el
archivo de salud comunitaria más grande del país, y eso es concreto.
Tener registros de los últimos treinta años de la salud pública es un
potencial de lucha, y una fuente inconmensurable para la produc-
ción popular de conocimiento. Podemos mostrar que la salud públi-

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Conversación con Hernán Alegría

ca tiene un rol trascendente como derecho básico, y eso está en las


imágenes que revelan nuestra historia de trabajo, podemos mostrar
en el archivo la relevancia de la participación comunitaria, la educa-
ción popular, la comunicación alternativa, hay un tesoro simbólico
de enorme significado, un pueblo haciendo su propia historia. Pero
será trascendente en la medida en que la sociedad lo considere, que
las instituciones lo consideren y lo aprovechen. Si el pueblo tiene la
oportunidad de sistematizar sus prácticas nada menos que a través
del lenguaje audiovisual que hoy es el más extendido, a mi entender,
podemos promover un cambio epistemológico profundo.

MI: ¿Cómo evaluás la escena cultural en el noroeste del Conurbano


Bonaerense?

HA: Aquí los trabajadores de la cultura han cumplido un papel pre-


ponderante, crearon el Primer Congreso General de la Cultura, los
Aguantes la Cultura, que después se desarrollaron en todo el conur-
bano y en Rosario. El noroeste tiene mucha fuerza, Moreno, San Mi-
guel, José C. Paz, Malvinas tienen mucha potencia de clase, hay un
movimiento cultural muy intenso, no es casualidad que haya tantas
organizaciones de peso y con trayectoria. Y sí, es cierto que algunas
de estas organizaciones resisten por sobre los sindicatos, los partidos
políticos, por sobre las instituciones que no están a la altura de la
historia. Los trabajadores de la cultura sobrevivimos a la aplanadora
cultural con mucha creatividad y esfuerzo. Aprendimos y seguimos
aprendiendo de la praxis, reflexionar sobre la acción y medir las co-
rrelaciones de fuerzas, la relación con el Estado, las lealtades, obse-
cuencias, y fundamentalmente nos nutrimos de nuestra pertenencia

48
Sofovial (Sociedad de Fomento del Video Alternativo)

popular. La región tiene una enorme masa crítica en su universo


cultural, la mayoría de quienes luchamos para superar el capitalis-
mo desarrollamos nuestra práctica desde espacios autogestivos, mi-
litantes culturales, de la educación popular, del mundo comunitario,
la economía social, músicos, poetas, pintores, murgueros, comunica-
dores. Conformamos una intensa resistencia a la cultura del libre
mercado, eufemismo del capitalismo salvaje.

MI: ¿Algún asunto que esperabas que preguntemos y no preguntamos?

HA: Hay mucha discusión sobre las economías alternativas, me gus-


taría decir que Sofovial es una experiencia de economía social co-
munitaria que se fue amasando en el andar, dinámicamente. Traba-
jamos y militamos sin distinciones jerárquicas, distribuimos lo que
ganamos, nos bancamos las pérdidas, los medios de producción se so-
cializan, las responsabilidades también. Cumplimos roles diferentes,
pero no estancos y verdaderamente ejercemos una relación trans-
diciplinaria. Médicos que participan de las ediciones, videastas que
dan talleres de prevención, un intercambio de saberes continuo. Otra
cuestión importante son las principales alianzas, redes, movimientos
en los que participamos, ayer fueron El Frenapo o el Movimiento Na-
cional de los Chicos del Pueblo, actualmente la Red El Encuentro; el
movimiento de la Educación Popular y Comunitaria; La Asociación
Latinoamericana de Medicina Social (ALAMES Argentina) y la Red
de Educadorxs Populares Paulo Freire, entre otras.

49
Conversación con Hernán Alegría

MI: ¿Qué les pasó con la pandemia del COVID-19?

HA: Los integrantes más jóvenes de Sofovial, que hacían talleres de


informática y video en varios centros comunitarios, se sumaron a
los equipos de cocina, administración, compras, transporte, además
de estar con las cámaras registrando esta primera línea de asisten-
cia. Los menos jóvenes colaboramos con las ediciones, los contenidos,
el diseño de afiches y cortos de 1 minuto que aparecen en las re-
des continuamente cargando de sentido político semejante esfuerzo
junto a los profesionales de la salud de Sofovial, quienes además de
trabajar muchísimas horas diarias en sus espacios de pertenencia,
están siempre presentes para asesorar a los equipos comunitarios,
adaptando los protocolos de cuidado a sus condiciones materiales,
analizando las cuestiones nutricionales, conteniendo e informando
a las personas contagiadas o en espera de resultados y tantos otros
acompañamientos que suscita la cuarentena. En el diseño de la polí-
tica comunicacional de las redes comunitarias fuimos creando frases
para describir el trabajo comunitario como “Nuestro trabajo son tus
derechos” o en la “Primera línea de asistencia” y recuperamos otras
de los chicos del pueblo, como “El hambre es un crimen” o “Con ternu-
ra venceremos”. Actualmente estamos haciendo afiches y videos con
la consigna “La deuda es con las infancias” y preparamos una cam-
paña con una oración que acordamos con referentes del Zapatismo.
Que a nadie le sobre, para que a nadie le falte. Para todos, todo.

50
Sofovial (Sociedad de Fomento del Video Alternativo)

Con las Cooperativas de Trabajo.


La democratización de la palabra y de la producción audiovisual
es uno de los objetivos principales de Sofovial.
Fuente: archivo de imágenes Sofovial.

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Culebrón
Timbal
CONVERSACIÓN CON EDUARDO BALÁN*
María Iribarren (MI): ¿Cómo empezó la historia de Culebrón Timbal?

Eduardo Balán (EB): El Culebrón Timbal empezó como una iniciati-


va de un grupo formado por amigos y amigas artistas y comunicado-
res de distintos lugares del conurbano. En esos años, 1996, quería-
mos generar una obra artística que tuviera que ver con la cultura del
Gran Buenos Aires. Nos gustaban las historietas, el rock y los espec-
táculos de teatro “under” de esa época, pero sentíamos que la estética
de nuestra geografía cultural no aparecía en ningún lado. Entonces
preparamos desde el 1993 al 1996 una producción que era una mez-
cla de todos esos lenguajes. Esa obra la presentamos públicamente
en abril de 1996. El nombre surgió como un título de fantasía; en
las primeras historietas y cuentos contábamos que el conurbano era

* La conversación original tuvo lugar en 2018 y su versión escrita fue revisada en


septiembre de 2020. Participaron en la conversación María Iribarren, Nadia Ponce y
Nahuel Fernando Romero (Equipo de investigación de “Cartografía socioeconómica
de la cultura en el noroeste del Conurbano Bonaerense”) y Eduardo Balán (Culebrón
Timbal). Agradecemos a Eduardo Balán la cuidada revisión y colaboración en la edi-
ción de la versión escrita de esta conversación.

55
Conversación con Eduardo Balán

Caravana de Culebrón Timbal, con toda la vivacidad e irreverencia


de una de las organizaciones culturales más importantes del
Conurbano Bonaerense.
Fuente: archivo de imágenes Culebrón Timbal.

como una especie de serpiente que rodeaba la ciudad y la palabra


“timbal” era en referencia a la cumbia y la murga. Por eso usamos
ese nombre, aunque no fue algo que se pensó muy en profundidad,
fue más bien que nos gustó y ya fue.

MI: ¿Por qué pasan de San Martín a Cuartel Quinto?

EB: Fue un proceso de varios años, entre 1998 y 1999. Teníamos que
difundir esa obra y estábamos influenciados por la historia de los
Redonditos de Ricota y las bandas que intentaban un circuito alter-

56
Culebrón Timbal

nativo; de algún modo queríamos lograr lo mismo, pero construyen-


do un vínculo con organizaciones barriales, comunitarias. No existía
nada igual, aunque había bandas que se proponían lo mismo, como
Eppurse Muove, Las Manos de Filippi, Santa Revuelta, El Rastrillo y
otras. Nosotros empezamos a construir nuestro camino para formar
ese circuito. Los primeros pasos los dimos en esta zona, porque para
ese entonces ya me había mudado para acá y empezamos a hacer un
curso de “Comunicación Comunitaria” y así nos fuimos mezclando
con la experiencia de Colmenar, de la Mutual de Transporte. Con el
tiempo le compramos a la Mutual un colectivo viejo y lo transforma-
mos en un escenario ambulante, que resultó muy práctico, un par de
años después, para sostener actividades en los cortes de ruta (2001).
Íbamos con el carromato a los cortes y movilizaciones. Para el 2002
los amigos de la Mutual El Colmenar nos ofrecieron en comodato un
terreno en La Huella, luego empezamos a pagarlo y en ese momento
fue que nos instalamos.

MI: La idea de autogestión, ¿estuvo desde el primer momento?

EB: Sí, como estuvimos en la Unión de Músicos Independientes, una


organización gremial de músicos independientes, conocíamos muchos
casos de grupos artísticos que habían ido perdiendo la autonomía en
relación con las productoras y los sellos. Teníamos claro que no quería-
mos hacer el camino comercial y clásico, pero tampoco nos gustaba el
camino de centrarnos solo en la supuesta “independencia” de nuestra
obra. Creíamos en la perspectiva de crear un circuito solidario y cultu-
ral que estuviera relacionado con organizaciones culturales de barrio.
El curso de “Comunicación Comunitaria” nos sirvió para arrancar con

57
Conversación con Eduardo Balán

la idea; constaba de ocho clases y juntamos en ese curso alrededor de


sesenta organizaciones de la zona, todo con el objetivo de aprender a
hacer campañas comunitarias, radio, gráfica y video. El trabajo prác-
tico final del curso era organizar un festival en el barrio; se hicieron
cuatro o cinco de esos cursos, y nosotros ayudábamos a realizarlo, lle-
gábamos con el bondi, un sonido y el escenario, y así, de a poco, se
formó una especie de circuito en el cual realizar actividades.

MI: ¿De qué manera o por qué surge la murga?

EB: Un año después de arrancar con los cursos empezamos un taller


de murga porque el percusionista de nuestra banda, Gerardo Tabor,
era parte de una murga que se llamaba Mala Yunta, que ya tocaba
con nuestra banda de rock. La primera murga que se formó acá en la
zona fue Los Retobados, de Barrio Sancho; con el tiempo se armó Los
Furgoneros, cerca de la cancha de All Boys en un centro cultural que
tuvimos en Montecastro, y la tercera fue Los Imparables, también en
Cuartel V. Ahora queremos fundar una nueva experiencia murguera
en base a la realidad de la post-pandemia, estamos pergeñando esa
expresión y ese proyecto a ver cómo nos sale.

MI: ¿Cómo llegan a constituirse en lo que son ahora: mucho más que
un grupo musical o teatral? ¿Cuál fue el proceso?

EB: La naturaleza del proyecto fue mutando, primero fue un grupo


que tenía ganas de difundir una obra, luego se empezó a analizar el
tema de los circuitos culturales y algo que resultó clave fue que, a lo
largo de siete u ocho años, conocimos la existencia de muchas expe-

58
Culebrón Timbal

riencias como El Culebrón Timbal en Argentina y en Latinoamérica.


Nos dimos cuenta de que había muchas experiencias que vinculaban
la producción artística con algo comunitario, con un territorio.

MI: ¿Cuándo tomás conciencia de eso? ¿Qué los hizo pensar por ahí?

EB: Hubo varias cosas, aquí en la zona y también en otros países del
continente; lo primero fue que en la época de los cursos había en toda
esta zona un debate sobre cómo organizar la actividad cultural auto-
gestiva. Se llevó a cabo el Congreso Regional de la Cultura, que era
el intento de que todos los artistas, los medios comunitarios de comu-
nicación y las organizaciones sociales se articularan en un proyecto
cultural para la región. Nos encontrábamos en grandes eventos que
se llamaban “Aguante la Cultura”. Observamos que había realmente
muchos grupos culturales en cada barrio realizando alguna actividad
y que muchos eran parecidos a El Culebrón Timbal. Digamos que
eran inclasificables porque no eran la típica organización que trabaja
con los pobres usando alguna técnica artística, sino que a veces eran
parte del mismo barrio, estaban en las movilizaciones luchando por
la Ley de Medios, o por otras reivindicaciones. Gracias a esto nuestro
proyecto se fue politizando de una forma más integral. Tomamos con-
ciencia de que estábamos en una encrucijada: o El Culebrón Timbal
formaba parte de un movimiento que triunfaba en el terreno cultural
o no tenía destino. Con este pensamiento, varios años después, y en
conjunto con otras organizaciones, comenzamos a luchar por una Ley
de Apoyo a la Cultura Viva Comunitaria, luego de analizar y compar-
tir con cientos de experiencias de otros lugares. Esto nos fue llevando
a que cobrara forma un proyecto que se nutriera del territorio, donde

59
Conversación con Eduardo Balán

todos los aportes e ideas eran bienvenidas, vinieran de donde vinie-


ran, de acciones sociales, deportivas o artísticas.
También hicimos eje en la democracia participativa; nos dimos cuen-
ta de que si no cambiaba la estructura de la democracia en la que
vivíamos nosotros tampoco teníamos destino. Si la democracia no
cambiaba de estructura y el territorio no tenía poder en la discusión
de los presupuestos sabíamos que íbamos a terminar siendo la “co-
mida” de una organización más grande. Construimos junto con otras
organizaciones el Movimiento por la Carta Popular y la lucha por el
presupuesto participativo en la región, usando carrozas, canciones,
muñecos e historietas. Pudimos darnos cuenta de que lo nuestro no
era excluyentemente lo artístico, lo que hacíamos era un tipo par-
ticular de arte, un arte gregario, comunitario. Un compañero decía
que un artista cuando crea una obra pretende pasar a formar parte
de la “Historia del Arte”; en cambio el arte comunitario es diferente,
busca quedar en la “Historia de la Amistad”. Si hubiera un registro
que contenga esa historia entonces el arte comunitario sería parte
de él, ya que lo que este busca es conmover a la gente e invitarlos a
hacer cosas juntos que corran los límites de lo posible y lo permitido.

MI: Podrían redefinir la política entonces. La amistad podría ser la


base de la política.

EB: En la política lo que no es amor es dominación. La política que


no se construye para “colaborar” con otros es, en mayor o menor me-
dida, una estrategia de control y dominación. Pero para cambiar esto
es inútil intentar incidir en el aparato o en el funcionario; la gran
mayoría del poder instituido tiene la idea de que el pueblo existe solo

60
Culebrón Timbal

para que lo conduzcan y que la creación de lo nuevo no surge de la


muchedumbre, sino de la viveza de sus líderes. La experiencia que
nosotros proponemos lucha contra esta idea; tratamos de promover
el concepto, probado en la historia de nuestras comunidades, de que
otro tipo de democracia es posible. No negamos que nosotros también
tenemos problemas y tensiones con el poder y los liderazgos, pero
tenemos conciencia de que lo que estamos organizando con tanto tra-
bajo es (y debe ser cada día más) parte de algo que no podemos dirigir
nosotros exclusivamente. Y que va por este camino de la ampliación
de la participación popular o de lo contrario fracasa.

MI: Es como un proyecto pedagógico. Ningún proyecto pedagógico


se plantea como un fin en sí mismo sino con el fin de transformar
gente, a la que le das herramientas para que piense y a su vez
transforme el mundo.

EB: Sí, agregaría que eso debe darse en el marco de una aventura
compartida. Todo lo que hicimos organizativamente va con esa direc-
ción. Por eso la tarea de tratar de armar un Movimiento Argentino
de la Cultura Viva Comunitaria y a su vez un Movimiento Latinoa-
mericano por la Cultura Viva Comunitaria.

MI: ¿Qué contiene hoy El Culebrón Timbal? ¿Qué representa en con-


cepto y cantidad de personas?

EB: En cantidad de personas somos unas quince personas en la par-


te más activa, después un segundo grupo que son las educadoras y
educadores de los talleres y lo más interesante es que hay grupos de

61
Conversación con Eduardo Balán

jóvenes que van participando año a año de las movidas, que se su-
man y van integrándose a proyectos. Otro dato interesante es que en
los últimos años aparecieron profesionales que hacen animación en
2D, 3D, sonido y amigos vinculados al proyecto que forman parte de
El Culebrón Timbal. Y también pasa que hoy en día hay cosas muy
importantes para El Culebrón Timbal que ya no las impulsa exclusi-
vamente nuestra organización, pero que sentimos como “nuestras”.

MI: ¿Por ejemplo?

EB: En el Movimiento Argentino de Cultura Viva Comunitaria hay


organizaciones que son mucho más grandes que El Culebrón Tim-
bal, más democráticas, más territoriales, y que asumen muchas res-
ponsabilidades en lo nacional y lo latinoamericano. En otra época
éramos nosotros los que dirigíamos, pero con mucha alegría fuimos
permitiendo el paso a otras organizaciones porque nuestra idea fue
siempre ayudar en lo que podemos, pero sin andar trabando los pro-
cesos por nuestras limitaciones. Sobre todo porque también hubo un
momento en el que El Culebrón Timbal era mucho más grande, con
más recursos, pero después eso cambió, sufrimos distintas crisis.
Ahora por suerte nos estamos reinventando y reconstruyendo.

MI: ¿Qué pasó? ¿Cuándo fue que tuvieron más volumen?

EB: Entre el 2002 y el 2009 hubo muchas situaciones que nos ayu-
daron a estar más en la cresta de la ola, intentando novedades polí-
ticas que en parte triunfaron, pero que también encontraron límites
serios. Luego lo que pasó en la política hacia el 2015, la derrota del

62
Culebrón Timbal

kirchnerismo, nos afectó bastante anímicamente, institucionalmen-


te. Nosotros sabíamos que venía un desastre muy grande mucho an-
tes de las elecciones. Pero es para destacar que, así como pasó eso,
ahora hay cosas que antes hacía El Culebrón Timbal que las hacen
otros colectivos, que se multiplicaron porque triunfó la concepción
que queríamos transmitir. Por ejemplo, la categoría de la Cultura
Viva Comunitaria vino para quedarse, y ya es de miles de experien-
cias en toda Latinoamérica y en la Argentina.

MI: Más allá de las definiciones de Wikipedia y las que rondan la


Internet, ¿cómo definirías a la Cultura Viva Comunitaria?

EB: Cultura Viva Comunitaria es lo que hacen una enorme cantidad


de construcciones culturales hechas por el pueblo, con autonomía
respecto de lo que hace el Estado con sus programas y por fuera de
las estructuras empresariales del mercado convirtiendo todo en mer-
cancías. Todo lo que hace el pueblo en el terreno del arte, la cultura y
la comunicación, que no tiene que ver ni con los objetivos de la estruc-
tura estatal, ni con los objetivos de una empresa, eso es a nuestro en-
tender la Cultura Viva Comunitaria. Vive dentro de lo que llamamos
esa enorme “cultura popular” con sus misterios y contradicciones; y
se expresa cuando se generan cosas que tienen un objetivo consciente
de construcción solidaria, es decir, de orientar en función de objetivos
comunes todo ese mundo indisciplinado. Eso es lo que llamamos Cul-
tura Viva Comunitaria.

MI: ¿Cuál fue el mayor desafío que tuvieron que atravesar? ¿Y el


recuerdo más grato?

63
Conversación con Eduardo Balán

EB: Gratos fueron muchos momentos; este proyecto nos brindó la posi-
bilidad de pasar por momentos de gran felicidad y de conocer miles de
amigas y amigos. Un gran momento fue en el 1er Congreso Latinoa-
mericano de Cultura Viva Comunitaria que se realizó en La Paz, Boli-
via. Fueron viajes y aventuras accidentadas; una de nuestras carava-
nas quedó varada en medio de la montaña y llegamos casi empezado el
evento, algunos, medio enfermos y con muy pocos recursos.

MI: ¿Fueron con el colectivo?

EB: Si, con una carroza, tres micros de activistas y con el bondi de
otra organización que se llama ChePibe. Pasaron muchas cosas du-
rante el viaje, daría para hacer una película; cada vez que vencíamos
un obstáculo gigante sabíamos que en horas venía otro mucho ma-
yor. Tuvimos que pasar varios controles en la ruta, luego la Aduana,
que la mitad de la caravana no tenía papeles y en Bolivia había un
corte de ruta por un conflicto gremial, pero llegamos. También hubo
muchos buenos momentos antes, en el 2006, por ejemplo, cuando se
aprobó el presupuesto participativo acá en San Miguel en el Concejo
Deliberante, o las movilizaciones en Plaza de Mayo en el 2011 por la
Ley de Apoyo a la Cultura Viva Comunitaria y todos los festivales de
los que formamos parte. El pueblo nos devuelve mucho viento a favor,
hay siempre energía para seguir. Creo que el momento más difícil fue
el que mencioné anteriormente, en la crisis hacia el 2015, porque me
parece que lo que pasó en estos últimos años, es decir, que un gobier-
no de derecha gane las elecciones y que la mitad del pueblo los vote,
nos dice que hay cosas que no estábamos analizando bien, elementos
que subestimamos, actitudes soberbias y alejadas del ánimo popular.

64
Culebrón Timbal

En El Culebrón Timbal siempre tuvimos la voluntad de analizar bien


las cosas y sufrimos mucho esa necesidad de pensar colectivamente,
por la resistencia que generaba entre nosotros y nosotras mismos. Y
afectivamente también la sufrimos, la discusión nos lastimó mucho en
esos años. Pero era un momento que tenía que pasar, fue el “fondo del
pozo”, y creo que se puede ir dilucidando lo que tenemos que debatir.

MI: ¿Se notó el cambio de gobierno acontecido en 2015 en la actividad


comunitaria, en la gente? Al ser un gobierno que ganó las elecciones,
cabe preguntar entonces si en el campo de la Cultura Viva Comu-
nitaria hay compañer@s creadores que adhieran al modelo que ese
gobierno proponía...

EB: No me consta que nadie, en el campo de la Cultura Viva Co-


munitaria, adhiera al neoliberalismo o al capitalismo explícitamente
y a conciencia. Sí existió confusión; apenas ganó Cambiemos hubo
un tiempo muy corto donde se generó una nebulosa, en la que las
palabras “diálogo”, “juntos”, la frase “hagamos juntos” provocaron
un principio de confusión. Porque el pueblo argentino cree en eso,
aunque a mucha militancia no le guste. Cree en lo colaborativo, en
sumar al que piensa distinto. Eso nos enseña que son categorías que
nunca hay que subestimar a la hora de conversar con el pueblo. En
el discurso de Cambiemos hubo, al inicio, un gran repertorio de pala-
bras que pertenecen a la cultura colaborativa, por lo que el ambien-
te del debate se vio contaminado con imágenes que la gente podía
reconocer y aprobar. Ahora la neblina se disipó y quedó la realidad.
El macrismo se reveló finalmente como un proyecto para muy pocos,
destructivo, irresponsable e inhumano. Pero que el gobierno de Ma-

65
Conversación con Eduardo Balán

cri haya mostrado la hilacha no significa que, de este lado, tengamos


una visión común, una perspectiva de conjunto popular, colaborativa
y comunitaria. El triunfo del Frente de Todos nos reveló nuevamente
la audacia de nuestro pueblo, que volvió a apostar por la confianza en
lo colectivo. Ahora la pelota está del lado nuestro. Y nos está costan-
do asumir eso a fondo y convertir en proyecto político esa visión de
la cultura colaborativa, que es la única que puede vencer la cultura
dominante y competitiva propuesta por el gran poder económico y el
capitalismo en sí. Es un tema que no se arregla reclamando al Estado
o al Gobierno. Hay que hacer algo más desde la acción cultural que
reclamarle al Estado por tales o cuales derechos. Este Estado sigue
siendo el del capitalismo, por lo que, en realidad, hay que asumir que
tenemos que crear otro Estado, otra institucionalidad. Y eso, repito,
no se logra solamente reclamándole a este por derechos que se supo-
ne nos corresponden, sino explorando cómo podemos construir otro
proyecto, otra economía, otra cultura.
En este punto es donde la cultura comunitaria tiene un rol importan-
te porque lo colaborativo puede ser un principio estructurante de otro
proyecto político, pero hay que enfocarse en eso y subordinar a la ló-
gica competitiva que nos habita. Los militantes de izquierda estamos
muy acostumbrados por la naturaleza misma de la lucha a la lógica
competitiva; a quitarle al otro lo que creemos que nos corresponde, y
me parece que esa forma de ver los vínculos ya no alcanza. Tarde o
temprano deberemos poder crear una economía social y solidaria que
nos dé autonomía. Eso se logra creyendo y realizando el poder de lo
colaborativo y eso es lo que falta. Impulsar un modelo de desarrollo
distinto. Esa es la verdadera clave, porque lo que contribuye a que la
cultura comunitaria crezca, que una radio de barrio o una murga de

66
Culebrón Timbal

barrio se fortalezcan en equipamiento y en formación, es que crezca


primero la actividad económica del barrio dentro de una lógica co-
laborativa y de desarrollo local. Y eso no depende exclusivamente
del dinero que le ponga el Estado en programas sociales, sino en la
lógica de la producción y distribución de los alimentos, de la cultura
de consumo, de las políticas de hábitat, del proyecto de país y de la
práctica cotidiana del pueblo.
En realidad, los que tendrían que financiar a FM La Posta deberían
ser, por ejemplo, el comerciante de Cuartel Quinto, sus pequeños em-
prendedores, los vecinos y vecinas. Acá viene un concepto fundamen-
tal: la principal política pública de Cultura Viva Comunitaria de un
país no es el programa de apoyo de tal o cual Ministerio de Cultura,
sino el modelo económico y el rol que le asigna a la economía barrial
y popular. Si nuestros barrios manejaran a través de mecanismos de-
mocráticos un porcentaje del presupuesto municipal, con programas
de empleo y producción a escala comunitaria, por ejemplo, el dinero
para sostener la radio barrial aparecería solo. Pero esto implica una
democratización del Estado, de la inversión pública y estatal y de la
vida económica comunitaria, de la mano de un movimiento político
que discuta la democratización de toda la institucionalidad. En esto
nuestras grandes estructuras partidarias tienen serios límites, porque
en gran medida son estructuras que están asociadas a una Argentina
que es funcional al capitalismo y sus mandatos, aunque declaren bue-
nas intenciones. El capitalismo quiere que el país produzca soja, gas,
minería a cielo abierto, etc., y no otra cosa. Lamentablemente nuestras
estructuras institucionales son, de alguna manera, subsidiarias de ese
proyecto. Ese modelo es una condena de muerte para lo comunitario;
podemos sobrevivir un tiempo, pero tarde o temprano, en un modelo

67
Conversación con Eduardo Balán

de desarrollo basado en el extractivismo y la precarización laboral, lo


comunitario no tiene destino. Tenemos que luchar por otro modelo de
desarrollo, que es posible y necesario.

MI: ¿Cómo evalúas la escena cultural en el noroeste del conurbano


hoy?

EB: Tengo una visión limitada; lo que veo a simple vista es que hay
un subsistema muy activo dentro de la vida cultural de la región. Hay
un mundo que es el que tiene que ver con las culturas barriales y que
cada tanto produce cosas muy extrañas y muy lindas; por ejemplo, el
otro día en nuestra localidad hubo toda una movida de las compar-
sas del grupo de Murgas Unidas e hicieron un evento por el Día del
Niño relacionado con la política, pero juntaron miles de chicos. Hay un
montón de experiencias de cultura comunitaria que son únicas en el
país, por ejemplo “Sofovial”, que es una cosa rara e interesante… hay
un movimiento de cultura barrial comunitaria muy bueno. También,
desde otro punto de vista, hay un mundo que tiene que ver con la
cultura masiva popular que es muy fuerte acá, lugares como la Carpa
del Juanca, Escombro, etc., que son altamente masivos que tiene que
ver con lo musical, pero también con las estéticas de países hermanos.
Otro movimiento cultural es el que ronda la figura del Gauchito Gil o
de la religiosidad popular que forman parte de las cosas misteriosas de
la cultura popular de la gente. Toda la movida del folclore tiene mucho
peso en la región. Dentro de todo ese mundo hay algo muy interesante
que es el movimiento de un tipo de artistas que problematizan mucho
el tema de la cultura en la región, que luchan por la cultura indepen-
diente, autogestiva y comunitaria que se ve mucho en esta zona más

68
Culebrón Timbal

que en cualquier otro lugar. Además, hay dos lugares liberados para
la exploración que son la UNPAZ, la UNGS, que pueden ser pensados
como pulmones para pensar la cuestión cultural con alguna autono-
mía, con teoría, con experimentación…hay muchos procesos de gran
riqueza de contenidos y vitalidad en nuestra zona.

MI: Hablás de las tradiciones culturales, las religiosas, por otro lado,
los jóvenes y las movidas independientes y por último las universida-
des como si fueran tres dimensiones de la escena cultural. ¿Esas tres
dimensiones son generacionales, son ideológicas o están atravesadas
por todo eso?

EB: En las universidades lo que hay es un continente donde toda esa


diversidad se mezcla, son lugares de pensamiento donde la diversi-
dad se entrecruza. Los y las activistas de la movida “independiente”
aportan una reflexión más en clave de lo ideológico y la experimen-
tación estética y artística, que es importantísima. Pero en la cultura
popular hay una mezcla muy diversa, que abarca otras lógicas. En
el pueblo hay lógicas premodernas, modernas y posmodernas. Y yo
pienso que no es verdad que todo lo “moderno” sea mejor que lo pre-
moderno. A veces hay cosas premodernas que son más revoluciona-
rias que las modernas. Cuando uno ve los rituales murgueros, hay
una práctica que es tribal, que es premoderna, espiritual y simbóli-
ca, pero que tiene dimensiones colaborativas muy profundas y que
son más revolucionarias que las modernas o más intelectualizadas.
Cuando uno piensa en la cultura del pueblo no hay que pensarla
exclusivamente desde los parámetros de izquierda “moderna”, sino
como el pensamiento y las prácticas que surgen de la fusión de estos

69
Conversación con Eduardo Balán

tres momentos. El Culebrón Timbal, por ejemplo, es un poco posmo-


derno, pero conservamos una sensibilidad premoderna y, a la vez,
nos gusta la ciencia, el debate y el pensamiento moderno. Mezclamos
eso, espiritualidad, magia, pensamiento racional, misterio. Y recha-
zamos la tiranía de “lo moderno”. Queremos una teoría más holística
que nos explique. Nuestros pueblos originarios son premodernos y
en algunas cosas hay más futuro en lo que dicen ellos, los pueblos
originarios, que en lo que dice la Organización Mundial de la Salud o
el Banco Mundial o una institución o una empresa privada. Porque,
ojo, la empresa privada es una clásica institución moderna, y es res-
ponsable de los peores desastres globales, climáticos y sociales. No
hay ninguna tragedia en el mundo detrás de la cual no se esté bene-
ficiando alguna empresa privada o un Estado moderno. ¿Por qué voy
a decir yo que lo moderno es mejor que lo premoderno?
Entonces un proyecto cultural revolucionario no siempre es un pro-
yecto moderno de izquierda “racional”, tiene que ser capaz de ser un
proyecto colaborativo en donde se sienta cómodo el tipo del Gauchito
Gil, la chica que hace acrobacia en tela, el escritor moderno y la gente
que no cree en nada. Y provocar, sí, que el eje estructurante sea lo
colaborativo y la ampliación de la participación popular. Esto es jus-
tamente en lo que se destaca nuestro Conurbano Bonaerense: tiene
mucho de premoderno, moderno y posmoderno; acá vale todo. Y eso
es gracias a que las instituciones de la modernidad están siendo todo
el tiempo discutidas por el pueblo. La situación social es gravísima,
pero, a su vez, es más interesante que Palermo. Por esto es que pien-
so que la estrategia política que puede convertir ese mestizaje en un
proyecto transformador es la que mezcla la cultura comunitaria con
la democracia participativa y con la economía social, no competitiva.

70
Culebrón Timbal

Creo que esa dinámica es lo único que va a permitir que el pueblo go-
bierne el Gran Buenos Aires. Bajo una concepción que perciba a esa
diversidad como un valor a revindicar, no como algo que en nombre
de la ciudadanía tengamos que disciplinar. Nuestra última película,
Mnemora, es una película de aventuras, que nos permitió discutir el
tiempo “moderno” y lineal, metiéndose con los mitos, los sueños y los
presagios. Porque nos interesa analizar qué mitos están activos hoy,
si vienen de antes, si son eficaces y si ayudan a transformar las cosas.

MI: ¿Qué le devuelve El Culebrón Timbal al territorio en el que se


encuentra? ¿“Valores”, un valor en particular, el trabajo en sí mismo,
los productos que crean?

EB: La gente valora mucho la apuesta por lo colectivo, la locura, le


hacemos bien al paisaje del conurbano con el carromato, con las cosas
que hacemos. Tenemos un espíritu aventurero que a la gente le gusta.
Mnémora, la película, está hecha en un género que los pueblos usan
desde siempre, que es el de las aventuras y la épica. Todo lo importan-
te, los valores, la apreciación del bien y del mal, nuestros pueblos lo
cuentan con aventuras y leyendas. Creo que, con esta cosa aventurera
que tenemos, lo que le devolvemos a nuestra comunidad es un poco ese
espíritu. Y nosotros entendemos que esa es la base de la educación y
la comunicación popular. No me imagino un proyecto de educación po-
pular que no se realice en el marco de una aventura compartida. Hace
poco leí una frase de Chesterton que me pareció hermosa. Parece que
en su época era común entre la intelectualidad denostar a los cuentos
infantiles y todos esos monstruos malignos a los que héroes y heroí-
nas deben enfrentar, por los efectos que podían tener en la psiquis de

71
Conversación con Eduardo Balán

los niños un mundo tan hostil habitado por criaturas imaginarias. Él


defendía a los cuentos infantiles, diciendo que “Los cuentos de hadas
superan la realidad no porque nos digan que los dragones existen, sino
porque nos dicen que pueden ser vencidos”. La Cultura Viva Comuni-
taria vence oscuros monstruos todos los días, temibles, inexpugnables.
Vence al horror y a la ley del más fuerte. Y lo hace a fuerza de chistes,
canciones y emoción compartida; ese es nuestro poder, aventurero y
luminoso, capaz de construir una sociedad distinta.

Afiche de Mnémora, película producida por Culebrón Timbal


(estreno 2018).
Fuente: archivo de imágenes Culebrón Timbal.

72
FM Tinkunaco
CONVERSACIÓN CON DANIEL SAMBRANA,
VANINA CORREA Y GISELA ROMERO*
María Iribarren (MI): ¿Cómo empezó el proyecto Tinkunaco?

FM Tinkunaco (FMT): La radio surge a partir de un proyecto más


grande, el Centro Comunitario Belén, creado en 1984. Este Centro
se crea en un principio como un espacio de contención y estimulación
para los pibes del barrio San Atilio (el barrio no era lo que es ahora
José C. Paz, fue poblándose tras la recuperación de la democracia en
Argentina). Muchas familias tenían la necesidad de trabajar, buena
parte de esas familias eran monoparentales, entonces ese familiar,
que tenía que trabajar, no tenía con quién dejar a los chicos. Había,
además, como decía, pocas viviendas, así que a medida que el barrio
fue creciendo y junto con él los chicos del barrio entonces se fueron

* La conversación original tuvo lugar en 2018 y su versión escrita fue revisada en


octubre de 2020. Participaron en la conversación original María Iribarren (Equipo
de investigación de “Cartografía socioeconómica de la cultura en el noroeste del Co-
nurbano Bonaerense”) y Daniel Sambrana, Vanina Correa y Gisela Romero (FM
Tinkunaco), quienes decidieron responder en colectivo, de ahí que en sus respues-
tas aparezca la sigla FMT (en referencia a FM Tinkunaco). Agradecemos a Daniel
Sambrana, Vanina Correa y Gisela Romero la cuidada revisión y colaboración en la
edición de la versión escrita de esta conversación.

75
Conversación con Daniel Sambrana, Vanina Correa y Gisela Romero

Nora Cortiñas en la celebración de los 20 años de FM Tinkunaco.


La sala de producción de FM Tinkunaco lleva su nombre.
Fuente: archivo de imágenes Sofovial.

generando distintos espacios de contención. Y lo que primero surgió


como un espacio de acompañamiento escolar después siguió crecien-
do y se hizo necesario armar un espacio específicamente pensado
para jóvenes del barrio. Piensen que en ese momento (en el barrio) no
había escuela secundaria, solo había escuela primaria, de modo que
para acceder a la educación secundaria los pibes tenían que viajar a
otro barrio, lo que implicaba otros gastos que las familias no estaban
en condiciones de afrontar. Fue así que desde el Centro Comunitario
Belén se empezaron a pensar en propuestas para chicas y chicos, pero
también para los jóvenes que habían terminado la escuela primaria.
En suma, el Centro recibía a niñas y niños desde los 45 días, luego
fue recibiendo chicas y chicos en edad de escuela primaria escolar, y

76
FM Tinkunaco

ahí surge entonces la necesidad de iniciar un proceso de acompaña-


miento para los jóvenes, porque no había ninguna oferta para ellos.
Las líneas de trabajo con los jóvenes se arman en los años noventa,
donde existía una notoria crisis de empleo general, pero que particu-
larmente afectaba a los jóvenes. Es por eso que se abren tres líneas
de trabajo: comunicación, arte y oficio. La idea era que si no podían
hacer la escuela secundaria, al menos cuenten con una formación,
que tengan un oficio que les permita encarar en la búsqueda laboral.
De ahí que se armaron los talleres de oficio de carpintería, electrici-
dad, entre otros talleres orientados en esa dirección; también había
otros talleres más vinculados al arte: guitarra, música, murales, pin-
tura, cerámica; y de comunicación, con el asesoramiento de Sofovial,
que incluía clases orientadas a la producción de video.
En ese contexto, y a partir de una experiencia realizada con estudian-
tes (un trabajo de radio con una grabadora, una cosa muy artesanal),
se fue instalando la idea de que en algún momento debíamos tener o
avanzar en un proyecto de radio. Así, entre 1996 y 1997, al aparecer
una importante posibilidad para financiar este proyecto, presenta-
mos la idea de armar una radio y conseguimos entonces los medios
para hacerlo. La radio comenzó a funcionar el 4 de octubre de 1998.
En síntesis, como verán, no se puede explicar el surgimiento de la
radio sin este recorrido previo. La radio se sumó a este trabajo que
giraba alrededor del Centro Comunitario, y el espacio para las y los
jóvenes, que tuvo muchos nombres, y que desde hace varios años se
llama Biblioteca Paulo Freire. Hoy día las actividades más importan-
tes son las que venía desarrollando históricamente con niñas y niños
de maternal e infantil, chicas y chicos con edad de escuela primaria
y el trabajo con jóvenes que se hace en la Biblioteca Popular Paulo

77
Conversación con Daniel Sambrana, Vanina Correa y Gisela Romero

Freire, con talleres de murales, guitarra, teatro, apoyo para adoles-


centes (con la diferencia de que ahora sí hay una escuela secundaria
en el barrio, la N° 15).
En ese contexto nació entonces la radio, como propuesta de comunica-
ción que no pretendía ser meramente la radio del Centro Comunitario,
no se trataba de un “negocio institucional”, sino que buscaba ser un
espacio de encuentro y de difusión de todos los espacios que hacen algo
en el territorio, un punto de articulación entre los que hacen arte, cul-
tura, murga o tienen algo para contar. La idea es que la radio sea ese
lugar de encuentro y difusión de esas experiencias, este fue entonces
el origen y el objetivo inicial del proyecto de comunicación de la radio,
que se llama justamente Tinkunaco porque en quechua esta palabra
significa “encuentro”. La radio, en fin, como espacio de encuentros de
todas estas experiencias, como una forma distinta de contar lo que
narran los medios cuando hablan de nuestro territorio, de nuestros
barrios, con una mirada que estigmatiza, persigue, pone etiquetas y
solo le resulta de interés cuando hay un robo, un secuestro o accidente
de tránsito. La radio nace con la intención y el objetivo de dar visibili-
dad a todas estas experiencias y, por supuesto, para denunciar que no
tenemos cloacas, no tenemos asfalto, no tenemos agua corriente, que
los barrios están abandonados, que no pasa el basurero. Pero princi-
palmente para contar lo que no se cuenta de nuestros barrios.

MI: Varias organizaciones surgen o ganan empuje en los años 1984,


1985. ¿Hubo en esos años, tan cercanos a la dictadura pero ya en ple-
na recuperación de la democracia, una suerte de “explosión popular”,
de ímpetu colectivo por ganar las calles? ¿En ese contexto surge el
Centro Comunitario Belén?

78
FM Tinkunaco

FMT: Se combinaron varias cosas. Por un lado, después de la dicta-


dura quedó diezmado todo el capital productivo, pero también en esos
años había una necesidad muy importante de participación. Ahora
bien, en el caso concreto del Centro Comunitario Belén, su surgimien-
to tiene que ver con experiencias idénticas en Argentina y América
Latina vinculadas a la Iglesia Católica, de hecho, el grupo fundador
del Centro era un grupo misionero que hacía frente a las desigualda-
des. Luego el grupo se independiza de esta propuesta original, más
ligada con la contención social, para formar así una asociación civil
y asumir nuevas formas organizativas donde la asamblea de la aso-
ciación es la que decide. Podríamos decir que ese es el momento de
autonomización respecto al proyecto originario, el momento donde la
comunidad termina de apropiarse del proyecto para darle una nueva
identidad, ya no ligada con la Iglesia. Conserva el nombre, para toda
la gente del barrio es el Centro Belén, es algo que tiene que ver con
la historia y la realidad local, porque en el barrio San Atilio la pri-
mera escuela funcionó en una capilla, luego vino la salita, la escuela,
hasta que después, como decía, los distintos espacios fueron teniendo
su lugar, hasta que el proyecto, como les decía, se independizó. Pero
la capilla funcionó como el semillero de todas las instituciones que
luego fueron surgiendo, así que hay una relación muy fuerte con esos
espacios, después fueron adquiriendo su propia dinámica, su propio
edificio, su propia impronta, pero así surge.

MI: En un momento dijiste que la radio funciona como un espacio


de articulación de distintos proyectos, de distintas iniciativas cul-
turales. ¿Cuáles son esas movidas culturales? ¿Eran las propias del
barrio San Atilio?

79
Conversación con Daniel Sambrana, Vanina Correa y Gisela Romero

FMT: En la región esas movidas se articulaban alrededor de los Cen-


tros Comunitarios, que adquieren ese nombre una vez que se recono-
cen como actores educativos, y especialmente cuando reconocen que
tienen una propuesta diferente a la escuela, en tanto comienzan a
pensarse como sujetos políticos y desde ahí ocupar estos espacios co-
munitarios. Pienso en el modo, por ejemplo, en que se forma la Red El
Encuentro: al principio eran siete organizaciones, ahora son quince las
que integran la Red. Y van apareciendo en oleadas, como les decía, hay
un momento de surgimiento después de la dictadura, otro muy fuerte
en 1989 y luego de la crisis del 2001: esos son los grandes momentos
de emergencia de estas organizaciones populares, que surgen entonces
a partir de una mirada crítica respecto a las desigualdades, a partir
de ello se organizan y resisten armando un merendero, a lo que se le
suman propuestas artísticas y culturales. Porque cuando uno se junta
con otro se da cuenta que si nos quedamos solo con el plato de comida
hay ciertas cuestiones que no van a cambiar, de allí que aparezca el
interés por armar otros proyectos, pues si estamos juntos: ¿por qué no
pensar en armar una biblioteca? Y es ahí donde nos organizamos para
pedirles libros al Estado, y donde empieza a cobrar forma una mirada
colectiva, y una nueva estructura, que incorpora nuevas demandas,
como, por ejemplo, el agua corriente. Y entonces llega el punto en que
nos damos cuenta de que el Estado es la escuela, y el Centro de Salud,
pero que en realidad son los espacios comunitarios autogestivos los
que dan contenido a la vida comunitaria, porque en muchos casos esas
escuelas están sin funcionar, como la salita. Es como si nosotros asu-
miéramos el rol del Estado, pero repensando qué significa eso, cómo se
hace colectivamente, sabiendo que la prioridad es que ningún vecino
se quede sin morfar, pero también incorporando otras demandas que

80
FM Tinkunaco

se plantean también de manera alternativa y ahí aparecen las mur-


gas, los espacios populares y artísticos que nos permiten armar redes,
algo que es singular de José C Paz y Moreno –y ahora también en San
Miguel–. En Moreno la historia es importante, por lo menos treinta
años, y en José. C. Paz, por lo menos en algunos espacios como la Red
Encuentro cuenta ahora con casi treinta años.

MI: Volviendo a la historia de Tinkunaco: ¿cuándo empieza a fun-


cionar la radio? ¿Cuál fue la primera emisión o la primera idea
para hacer? ¿Pasaban o no pasaban música? ¿Cómo pensaron ini-
cialmente la programación?

FMT: La primera emisión fue el 4 de octubre de 1998, con un festival


que se llevó a cabo en el barrio, como siempre se invitó a las veci-
nas y vecinos. El programa que tiene más de 18 años es el noticiero
“Encuentros con noticias” que aún hoy está al aire y creo que desde
siempre uno de los objetivos fue dar un servicio a las y los vecinos,
difundir necesidades desde demandas por el asfalto de una calle a la
visibilización de despidos. La idea es ser la voz de la vecina y el veci-
no, ese es uno de los principales objetivos específicos de la radio que
aún hoy tratamos de llevar adelante.
El proyecto original de la radio consistía en instalar los equipos con un
coordinador, un operador, etc. Con el primer financiamiento se hace
eso, pero un día entraron a robar y se llevaron gran parte del equipa-
miento, lo que provocó que la radio quedara parada por unos meses. Y
ahí básicamente lo que teníamos era la antena y el transmisor, por lo
que tuvimos que empezar a juntar lo que faltaba: uno puso su radio-
grabador, otro un micrófono y así comenzamos a armar la radio casi

81
Conversación con Daniel Sambrana, Vanina Correa y Gisela Romero

artesanalmente. Pero también discutimos la programación, el proyec-


to, el perfil, la identidad de la radio. Y así retomamos el proyecto origi-
nal, que planteaba empezar con 4 horas de transmisión, luego 6, luego
8, hasta que mucho tiempo después pudimos tener computadora y se
convirtieron en 24 horas, con programación propia y enlatada, pero
bien, ese fue un poco de recorrido de la radio hasta el día de hoy.

MI: ¿Cómo definen la programación? ¿Tienen programas propios?


¿Producen con organizaciones?

FMT: Por un lado, tenemos programas propios, por otro lado, progra-
mas enlatados. Dentro de los programas propios está el informativo a
la mañana de 9 a 11hs, que después se repite, un programa musical
de rock en el que está al frente una compañera y un programa musi-
cal. Por otro lado, están los programas hechos por las organizaciones,
el año pasado, por ejemplo, estuvo la Mutual Primavera haciendo un
programa, un programa feminista, el del MONAFE (Movimiento Na-
cional Ferroviario), un programa sobre temática de Memoria Verdad
y Justicia llamado “Vamos a Andar”, los sábados “Desfachatados” que
llevan adelante estudiantes de la UNPAZ. Y hay un montón de orga-
nizaciones que tienen un espacio por dos años o dos temporadas, pero
luego no pueden sostenerlo, nos ha pasado muchísimo. En lo general,
la idea es abrir y brindar el espacio justamente a este tipo de organiza-
ciones, si bien el aire está predispuesto a cualquier propuesta, la idea
es privilegiar este tipo de voces al momento de pensar la programación
de la radio. Y también hay otros programas que son enlatados.

82
FM Tinkunaco

MI: Supongamos que hay que cubrir una noticia que ocurre en el
barrio. ¿Tienen posibilidad de trasladarse? ¿Cuál es la manera de
hacer esas coberturas?

FMT: Somos pocos, hay un equipo estable de 5 integrantes y alrede-


dor de 20 a 30 personas entre quienes hacen sus programas, también
hay colaboradoras y colaboradores externos. A la mañana, trabaja-
mos con noticias regionales, puramente locales, con la lectura de los
diarios regionales. Teníamos un móvil, que ahora lo está cubriendo
Daniel Sambrana, que en realidad funciona como un servicio de ex-
teriores. Por ejemplo, cuando hay una toma, Daniel va al lugar para
contar lo que nadie está contando, lo que no cuentan los medios na-
cionales y hegemónicos. O va Gisela o Vanina. Siempre intentamos
estar, nos vamos turnando, u otros eventos lo mismo cuando ocurren
asambleas por la salita u otros eventos de ese tipo; Gisela, por ejem-
plo, es la que está más cerca de cuestiones de género. Es decir, cuan-
do hay un tema que nos interesa o por el cual nos llaman, nosotros
vamos y estamos ahí, agarramos la SUBE, nos tomamos el colectivo,
o agarramos mi auto y cargamos todo y vamos.

MI: En un principio el destinatario original de la radio era la comuni-


dad, el propio barrio. ¿Ampliaron ahora ese destinatario?

FMT: Trabajamos con las organizaciones del territorio, nuestra área


de cobertura es José C. Paz, Moreno, San Miguel, Pilar y Malvinas
Argentinas. Pero también transmitimos por internet, y es verdad que
estas organizaciones articulan acciones con otras del país y ahí sí, vía
streaming y transmisión por web podemos ampliar el destinatario.

83
Conversación con Daniel Sambrana, Vanina Correa y Gisela Romero

Somos parte de FARCO, que es el Foro Argentino de Radios Comuni-


tarias. Su informativo, que tiene alcance nacional, se retransmite a
través de radios comunitarias con dos salidas diarias. Nosotros par-
ticipamos de ese informativo reportando dos veces por mes y ese es
otro modo de expandir el horizonte. Por otro lado, FARCO también
es parte del Contacto Sur, que es un informativo de América Latina
y ahí también dejamos en manos de los compañeros que están en el
territorio esa cobertura a nivel nacional y de América Latina.

MI: ¿Recuerdan algún momento en especial en todo este itinerario,


que consideren de crecimiento para la organización, alguna circuns-
tancia que ustedes mismos hayan evaluado como muy importante?

FMT: Recuerdo cuando nos quisieron decomisar los equipos, ocurrió


en 2004 o 2005. El viejo COMFER (Comité Federal de Radiodifusión)
lo hizo, con el pretexto de que interferíamos las señales de otras ra-
dios. Era cierto que algo interferíamos, pero habíamos comprado un
filtro que aliviaba muchísimo esa situación, y aun así se mantenía
el pedido de decomiso y de clausura de la radio. Entonces hubo una
pelea que se ganó, y no solo porque compañeras y compañeros se
pusieron al hombro la pelea, sino también la comunidad salió a pe-
lear con asambleas colectivas para impedir la clausura. Se juntaron
firmas e incluso se llevó al Congreso un petitorio firmado por mucha
gente, entre ellos un montón de referentes sociales y comunitarios y
miembros de partidos políticos, reclamando que la radio siguiera en
pie. De algún modo lo que estaba en juego en esa pelea era el derecho
de una radio comunitaria a que mantuviera abiertos sus micrófonos,

84
FM Tinkunaco

frente a una lógica de acción de un organismo como el COMFER,


creado en la época de la dictadura.
En relación con esto, otro hito de nuestra historia es la sanción de la
Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, conocida como Ley
de Medios, hecha en base a los 21 puntos planteados por la Coalición
por una radiodifusión democrática de la cual participamos. No solo
por el porcentaje (33%) que asignaba la Ley a medios como el nues-
tro, sino también por todo el proceso que dio lugar a la sanción de la
Ley, un proceso lleno de debates y de toma de conciencia colectiva.
Se planteaba tal vez por primera vez para todo el país la necesidad
de reconocer a medios que funcionen con una lógica diferente a los
comerciales y estatales.

MI: ¿Cuál es la estrategia hoy para financiar la radio?

FMT: Una línea es la del Centro Comunitario, que tiene como po-
lítica sostener a la radio como una referencia, además la radio se
hace en una de las aulas del Centro, usamos la luz del Centro (entre
otros insumos) y también nos brinda la comida del mediodía, Noso-
tros también hacemos un doble aporte, trabajamos en el Centro y
aportamos a la radio.
La otra línea de financiamiento, que en realidad es mucho más ines-
table, es la de FOMECA (Fondo de Medios Comunitarios de Comuni-
cación Audiovisual), que existe desde la sanción de la Ley de Medios.
Desde 2013 y 2014 nos presentamos y con ello hemos podido finan-
ciar equipamiento e insumos. Ahora bien, hace dos años se cortó ese
financiamiento que es importante porque habíamos contado con él
para sostenernos, para comprar, como decíamos, equipamiento, pero

85
Conversación con Daniel Sambrana, Vanina Correa y Gisela Romero

también otras cosas. Ahora eso está suspendido, nos pagaron en 2018
recién uno que habíamos presentado en 2015. El FOMECA es una
gran herramienta, a nosotros nos sirvió muchísimo. También hay
otras líneas de financiamiento como Punto de Cultura y otras, en
general son incentivos para propuestas culturales o talleres de radio.

MI: ¿La radio no cobra los espacios?

FMT: La radio no tiene publicidad ni pauta publicitaria, ni siquiera


pauta de un organismo gubernamental, sea provincial, municipal o
nacional. Nos mantenemos con el aporte del Centro comunitario y
con los aportes de los proyectos presentados en FOMECA que nos
depositaron a cuenta gotas.

MI: ¿De qué manera arman una línea editorial respecto a un tema
que deciden cubrir? ¿Cómo piensan una cobertura?

FMT: Nos basarnos en los hechos, pero asumiendo la perspectiva de


los vecinos, no la perspectiva que suelen asumir los medios masivos.
Quien escuche la radio no va a escuchar nunca a alguien que preten-
da vulnerar un derecho. Nosotros trabajamos permanentemente esta
cuestión, tenemos reuniones a principio y a mediados de cada año,
y también nos reunimos con quienes llevan adelante los programas.
De este modo, cada compañero y compañera se conoce entre sí, sabe a
qué organización pertenecen quienes tienen un programa en la radio.
También intentamos que la programación musical esté a tono con la
línea editorial, esto es, que desde la música no borremos lo sustan-

86
FM Tinkunaco

cial de nuestro discurso. Lo mismo con las propuestas artísticas que


giran alrededor de la radio.

MI: Una pregunta ligada con la cuestión de la inserción de la radio


y de la manera de posicionarse en la cultura. Ocurre entre los estu-
diantes de la UNPAZ que las referencias de la radio –que escuchan
a través del celular– cada vez son menos radio Mitre o Continental o
América, y cada vez son más las radios comunitarias, FM Tinkunaco,
FM la Uni (UNGS). ¿Qué le proponen ustedes a estos oyentes? ¿Qué
tiene para ofrecer una radio comunitaria frente a la estandarización
de la cultura? ¿Se cierran a ciertos consumos culturales ligados con
la globalización?

FMT: Es interesante la pregunta, nosotros tenemos ahora una pla-


taforma de streaming que a veces va más rápido que todo el trabajo
cotidiano. Recién mencionaron a otras radios y nosotros las cono-
cemos a todas, siempre nos cruzamos en distintas movidas. Y bien,
muchos de esos medios dejaron de ser radios y adquirieron otro for-
mato, pero manteniendo la misma mirada y objetivo, solo que desde
otro tipo de plataforma.
De modo que a nuestro entender la clave es presentar una propuesta
diferente; que no suene en la radio la misma canción que suena en
la mayoría de las radios. Armamos listas de canciones con artistas
locales, nacionales y latinoamericanos. En nuestro espacio comunita-
rio los artistas cantan música latinoamericana, folklore. En la radio
la mitad de la música que pasamos es de artistas independientes, le
damos difusión a las bandas under de la zona, hay programas con
bloques específicos para ello. Y cuando pasamos bandas internacio-

87
Conversación con Daniel Sambrana, Vanina Correa y Gisela Romero

nales (por ejemplo, Cold Play o The Rolling Stones) elegimos varios
temas, ofrecemos un contexto, contamos su historia, explicamos qué
queremos contar con esa música.

MI: Una última pregunta: ¿cómo evalúan la escena cultural en el


noroeste del conurbano, cómo analizan el mapa cultural de José. C.
Paz, Malvinas, San Miguel, Moreno?

FMT: Creo que podemos seguir avanzando en la articulación de dis-


tintos espacios culturales. Pero hoy estamos en un momento donde lo
principal parece ser resistir y sostener los espacios. Pienso, por ejem-
plo, en el Centro Cultural de Pilar, que nació hace pocos años y que
están tratando de sostener, de tomar fuerza. También en San Miguel
donde se está forjando en este año 2018 un espacio de resistencia
dentro de la escena cultural contra políticas represivas o contra las
políticas de vaciamiento de programas de fomento a las actividades
culturales. Nosotros mismos estamos luchando para obtener la licen-
cia definitiva para la radio.
Pero toda esta lucha cobra sentido en su contexto comunitario. Cuan-
do se cumplieron los 20 años de la radio hicimos una campaña donde
le pedíamos a oyentes que nos cuenten qué significaba la radio para
ellos. Entonces cada vecino o vecina referente grabó un audio en el
que nos tenían que contar qué representaba la radio para ellos, y
aparecieron un montón de cosas muy amorosas. En síntesis, lucha-
mos para eso, para poner la radio al servicio de todas y todos, y para
que la comunidad se apropie de la Tinkunaco.

88
FM Tinkunaco

Celebración de los 20 años de FM Tinkunaco, una radio atenta a las


voces de la comunidad.
Fuente: archivo de imágenes FM Tinkunaco.

89
Red El Encuentro
CONVERSACIÓN CON ANA GRAVINA*
María Iribarren (MI): ¿Cómo empieza el proyecto de la Red? ¿Cuál
fue el primer paso, el inicio? En fechas, en objetivos.

Ana Gravina (AG): El proyecto empieza formal y sistemáticamente a


partir de abril de 1990. Éramos siete centros que ya nos conocíamos y
que habíamos tenido distintas instancias de encuentro, pero a partir
de abril de 1990 empezamos a trabajar coordinadamente.

MI: ¿Qué carácter tenían esos centros? ¿Eran educativos, eran co-
munitarios?

AG: Todos los centros previos al noventa (o sea, estos siete) son
centros que mayormente nacen con la idea de cuidar a los chicos
mientras sus papás trabajan. En una menor proporción, son cen-

* La conversación original tuvo lugar en 2019 y su versión escrita fue revisada en


octubre de 2020. Participaron en la conversación original María Iribarren (Equipo de
investigación de “Cartografía socioeconómica de la cultura en el noroeste del Conurba-
no Bonaerense”) y Ana Gravina (Red El Encuentro). Agradecemos a Ana Gravina la
cuidada revisión y colaboración en la edición de la versión escrita de esta conversación.

93
Conversación con Ana Gravina

Red El Encuentro está compuesta por un conjunto de


organizaciones de la educación popular y comunitaria de larga
trayectoria en el noroeste del Conurbano Bonaerense.
Fuente: archivo de imágenes Sofovial.

tros que trabajan con familias tan lastimadas por la pobreza que
necesitaban este complemento para la crianza de sus hijos y para
la alimentación. La crianza en todos sus sentidos. Entonces, algu-
nos centros realizaban estos trabajos relativos al cuidado con bebés
pero también con chicos en edad de escolarización primaria, aunque
el formato que van asumiendo todos es cuidar a los pibes mientras
sus familias trabajan. Es lo que primero pasa. Después, la realidad
del país va modificando el sentido de cada centro. Pero, en los años
previos a 1990, la fortaleza estaba puesta en el cuidado, en el com-
plemento a la escolaridad y en la crianza.

94
Red El Encuentro

MI: ¿Fueron centros vecinales o proyectos desde algún municipio con


algún apoyo?

AG: No, ningún municipio en ningún caso. Pensá que en ese mo-
mento solo existía el Municipio de General Sarmiento en la zona.
Sí con apoyo externo al barrio en algunos casos, ligados con alguna
parroquia, o con un grupo de gente con otra situación económica que
decidían cooperar, por algún motivo, con la situación del barrio. A
partir de los años noventa prácticamente el modelo externo no fun-
ciona y es la misma comunidad la que sostiene, especialmente gru-
pos de mujeres que toman mucho protagonismo a partir del 2001.
Porque otro pico de activación es el 2001. Surgen de la olla popular,
son las vecinas que se juntan para cocinar para sus pibes y en base a
eso comienza a organizarse otra cosa. Así, un grupo de mujeres que
empezó cocinando nada más (“nada más” es un modo de decir: como
si fuera poco, en un contexto además donde no hay recursos, cocinar
y alimentar a los chicos) suma nuevas ideas para armar actividades
con los chicos y mejorar el espacio. En este trabajo de crecer y de
reformular se va construyendo el proyecto como red. Es un proyecto
colectivo, pensado entre todos. Al cabo de los años, nosotras fuimos
también aprendiendo muchas cosas a partir de una gestión que es
colectiva, que está basada en la potencia que tiene el trabajo de todos
juntos. Juntos vamos decidiendo criterios sobre cómo laburar, nos
vamos poniendo objetivos y nos capacitamos.

MI: Hablás de mujeres. Esa es una historia que alguna vez vamos
a tener que escribir. La historia de las mujeres en este país de 1976

95
Conversación con Ana Gravina

en adelante, por lo menos. Bueno, hablás de mujeres. ¿Eran mujeres


amas de casa, maestras, desocupadas?

AG: No. Son centros barriales y surgidos de la necesidad de las mis-


mas compañeras y, en algunos casos, de los propios hijos. No hay
profesionales, no hay maestras, son vecinas del barrio que tratan de
resolver un problema bien concreto: cómo hacemos para que coman
los pibes y pibas. Pero a partir de ahí se van armando otras cosas y
el proyecto va creciendo.
Hay un proceso vivido por las mujeres que es innegable. Si vos pen-
sás en el origen de las ollas, muchísimas compañeras salían a escon-
didas del marido a cocinar y a participar del centro porque ellos no
querían saber nada. Después, con los años, esos maridos o quedaron
por el camino o, inclusive, algunos se sumaron, comprendieron y ayu-
daron pero, en general, se ponían muy en contra. No las ayudaban,
no colaboraban para nada, ni siquiera para los trabajos que eran
más pesados en el centro, para los cuales pedíamos que venga algún
marido a cooperar. También en un centro se discutió si los maridos
podían venir a colaborar a la cocina y las mujeres dijeron que no los
querían adentro de la cocina. Plantearon: “Che, este lugar es nues-
tro, lo único que falta es que los tengamos acá adentro, así que: no”.
No los dejaron.

MI: ¿Y dónde funcionan? ¿En casas?

AG: No. Por suerte pudimos muy rápidamente o desde el inicio fun-
cionar en un lugar comunitario, aunque fuera reducido, aunque fue-
ra precario, era un árbol debajo del cual nos reuníamos. Pero eran

96
Red El Encuentro

espacios comunitarios y eso fue muy importante como para fortalecer


una dinámica más institucional, acorde con la construcción de una
organización. Tuvimos un centro que funcionaba en una casa de fa-
milia, pero gestionamos un terreno y se pudo construir un edificio.
Pero es clave que no sea en una casa de familia porque eso genera
una dinámica muy compleja y muy difícil que obstaculiza siempre.

MI: Claro. Entonces, estamos en el 2001, los centros ya cubrían lo


alimentario, pero también cubrían parte de lo educacional.

AG: Eso fue desde el inicio. Porque cuando nosotros empezamos, de


los centros fundadores solo dos tenían hecha la gestión de becas en
la provincia, que es el programa de Unidades de Desarrollo Infantil
(UDI), que respondía muy bien a lo que nosotros hacemos porque, en
realidad, fue pensado a partir de la experiencia real. Entonces, ese
programa de verdad respondía, el presupuesto que manejaba era muy
interesante en los años ochenta, resolvía un montón de cuestiones.
Durante los años noventa tuvimos los centros fundadores que recibían
aportes de este programa, pero este ingreso comenzó a deteriorarse a
partir del congelamiento del cupo. Y así resultó cada vez más compleja
la supervivencia. De manera que los centros que comienzan su tra-
yectoria a partir del año 2001, lo hacen en un contexto bien distinto,
los programas sociales ponían el foco no tanto en la calidad de lo que
podíamos hacer sino en la cantidad de personas a las que debíamos
atender. La calidad y las posibilidades de trabajo de las compañeras y
compañeros se deterioraron mucho a partir de los años noventa.

97
Conversación con Ana Gravina

MI: ¿Cuáles fueron los debates que ustedes tuvieron que enfrentar,
las decisiones que tuvieron que tomar? Porque estás planteando
algo que es crucial, pasamos de la calidad a la cantidad. Había que
dar respuestas a muchísimos pibes y familias. ¿Cómo resolvieron o
empezaron a resolver eso?

AG: Tuvimos que poner el foco en la comida porque era la demanda


desesperada. Todos conocemos los índices de desnutrición, todo lo
que pasó. El modelo de los centros fundadores estaba más en línea
con la idea de guardería, de cuidado. Pero de golpe nos dimos cuen-
ta de que teníamos bebés ocho horas adentro del centro y su papá
y su mamá estaban en su casa. Entonces comenzamos a repensar
nuestra modalidad de organización. Nos dijimos: si los adultos están
muy mal, que los chicos se queden en el centro, porque a veces la
situación era tan extrema que les resultaba muy difícil estar con los
chicos; entonces decidimos que los chicos vengan a comer, pero que
no estén acá todo el día. A veces las familias, para que el pibe chi-
quito coma las tres comidas, lo dejaban todo el día. “No, que coman y
que después se vayan a su casa, que se lleven la leche”. En esa línea
empezamos a buscar alternativas. Ahí entendimos que los centros se
tenían que adaptar a lo que el contexto imponía. De hecho, costó un
montón. Recién cuando hubo mucho más trabajo para las familias,
a partir del 2005, fue necesario retomar la idea del centro todo el
día (y otros centros que tenían medio día incorporaron la jornada
completa). Nosotros elegimos siempre tratar de responder y eso tuvo
y tiene muchos costos porque muchas veces respondés sin tener las
condiciones necesarias, sin tener el presupuesto.

98
Red El Encuentro

MI: Prepotencia de trabajo, decía Roberto Arlt.

AG: Tal cual, prepotencia de trabajo. Es muy forzado, a veces te po-


nés en situaciones riesgosas, la pasás mal porque necesitarías mu-
chísima más gente en los centros. Los chicos están muy mal, entonces
necesitas compañeras y compañeros para que estén con ellos. Porque
no podés tener treinta pibes con una persona como ocurre en la es-
cuela. Necesitás poder conocerlo, atenderlo, escucharlo, sentarte con
él. Todo eso requiere mucha gente. Siempre estás en esa tensión. Por
otro lado, nosotros, como Red, tomamos la decisión de estar siempre
súper atentos a la gestión. Cada gobierno trae programas nuevos o
sostienen los programas históricos, entonces lo que nosotros hacemos
es tener una gestión muy activa para no perder nada y estar atentos
a las cosas que surgen. El recurso es siempre escaso. Y la variable
que permite sostener es la pésima situación laboral nuestra.

MI: Hoy en la Red hay, creo, quince centros. ¿Qué papel cumple la
Red con relación a los centros? ¿Articula conceptualmente? ¿Atien-
de toda el área de programas gubernamentales, municipales, na-
cionales? ¿Toma personal? ¿Son voluntarios? ¿Cuándo se define ese
rol organizador?

AG: Bueno, por supuesto, como todo, ha habido una evolución.

MI: Digo “cuándo” no por la fecha sino para preguntar cuál es el hito,
cuál es el momento o el punto de inflexión...

99
Conversación con Ana Gravina

AG: A eso voy. Ha sido todo un proceso largo. La Red (como siempre
decimos) somos todos. La Red son los centros y somos todos. Noso-
tros, los que estamos laburando en un equipo coordinador y admi-
nistrador en la sede de la Red nos ocupamos de las tareas colectivas
que implican a todos los centros. Y todos tenemos también laburo en
algún centro en particular. Eso también fue cambiando con el tiem-
po. O sea, todos venimos de un centro y todos hoy tenemos laburo en
un centro. Esa es la situación nuestra.
La Red se fundamenta en una visión política que fuimos constru-
yendo colectivamente, un entramado de acuerdos, una construcción
hecha entre todos, que todos conocemos y respetamos. Por ejemplo,
tenemos espacios de decisión que son consultivos, los centros están
representados por un compañero o compañera, se discuten los rum-
bos e incluso decisiones puntuales también. Y hay en eso una confian-
za basada en el respeto histórico a estos acuerdos. Los que tenemos
algunas tareas más hacia afuera sabemos cuál es el límite, sabemos
cuáles son nuestros mandatos. Igual hoy todo esto está en revisión.
Pero funciona así. Hay una instancia administrativa centralizada
porque en un momento resultó muy estratégico tener convenios cen-
tralizados, hoy estamos tratando de que haya más personerías jurí-
dicas que permitan descentralizar la administración.

MI: ¿De los centros?

AG: Claro, de los centros, para que se puedan transferir los conve-
nios. Es un clavo porque es un trabajo enorme, las personerías son
muy caras. No es como antes que crear una asociación civil costaba
dos mangos. Todo es caro, es complejo, requiere una cantidad de

100
Red El Encuentro

documentación tremenda. Pero hoy vemos este asunto como algo


estratégico, porque también cambiaron mucho las condiciones, en-
tre ellas, las impositivas. La Red no decide quién trabaja o quién
deja de trabajar en un centro. Eso jamás fue una atribución nues-
tra como Red. Sí, como Red, tenemos un rol adjudicado y asumido
por nosotros. Cuando un centro tiene alguna dificultad importante,
ya sea al interior, ya sea con una familia, lo que sea que requiera
intervenciones (no es una intervención externa, porque no somos
externos), entonces, el equipo de la Red acompaña al centro en la
resolución de ese conflicto. A veces se resuelve rápido, a veces tarda
mucho, a veces no se resuelve. Eso funciona así. Suponé que hubie-
ra una situación grave en un centro o un desacuerdo muy grande,
como red podríamos plantearle a este centro que no podemos tra-
bajar juntos porque tenemos miradas muy diferentes, pero jamás
decirle “mira, tal compañera se tiene que ir”. Eso no corresponde.
Eso no lo hacemos. Sí, tenemos acuerdos en común que fueron cons-
truidos colectivamente sobre criterios del uso del dinero. Hay un
nivel de corresponsabilidad importante en el uso, rendimos conjun-
tamente a la provincia. Se comparte la revisión de las rendiciones
que se mandan a provincia. Hay todo un entramado de mecanismos
y criterios que se comparten. Y hay una gran confianza depositada
en nuestro equipo porque también estamos laburando pensando en
el futuro, pensando en las renovaciones. No queremos que esto pase
sin que lo pensemos. Estamos en ese debate actualmente.

MI: Y en relación con los propósitos, los objetivos, los alcances.


¿Cómo se define la Red en este momento? Quiero decir, más allá
de que siempre es necesario tener en cuenta la coyuntura, entien-

101
Conversación con Ana Gravina

do que hay una voluntad, una decisión y una convicción anterior


a cualquier coyuntura. Después sos más o menos flexible a lo que
está sucediendo y te acomodás o llevás un debate, pero antes que
eso me parece que el armado es tan grande y tan sólido que hay una
convicción previa que está ahí pesando.

AG: Sí, nosotros atravesamos diversos procesos de discusión que nos


llevaron a extraer distintas conclusiones, algunas de las cuales aún
hoy se sostienen. Una definición que se sostiene es identificarnos
como organizaciones comunitarias, tanto los centros como la Red.
Que nuestro marco es la educación popular, es otra de las premisas
centrales del proyecto. Además de garantizar, dentro de nuestras po-
sibilidades, la alimentación de los chicos (eso es un mandato muy
fuerte de la Red porque reconocemos que la salud de los pibes depen-
de en gran medida de lo que ellos pueden o no comer), hay otro man-
dato fundamental, que es el cuidado en el sentido más profundo. Por
ejemplo, el apoyo a la escolaridad de los chicos. Los chicos necesitan
muchísima ayuda para no caerse de la escuela y sus familias no se la
pueden dar. Entonces, nos hemos visto en la necesidad de laburar la
alfabetización. No queremos hacer apoyo escolar, pensamos que no
es lo que tenemos que hacer, pero vos tenés los chicos que sabés que
van a dejar la escuela y nosotros creemos que tenemos que hacer lo
posible para que eso no ocurra.

MI: Claro. ¿Y cómo resuelven eso?

AG: El contexto nos coloca en situaciones que nos obligan a repensar-


nos. Estamos hace tres años capacitándonos en alfabetización preci-

102
Red El Encuentro

samente porque nos dimos cuenta (es una decisión que tomamos aho-
ra y que queremos consolidar dentro de la Red, lo estamos haciendo
con mucha dificultad) de que los chicos tienen que aprender a leer
y escribir. Si no lo logran en la escuela, lo vamos a tener que hacer
nosotros, pero nosotros tenemos que aprender a enseñarlo. Entonces,
de ahí surge la necesidad de formarnos en la alfabetización. Después
el otro gran tema son los chicos menores de 5 años. ¿Por qué? Porque
el sistema educativo no responde, no hay jardines. Entonces, esta si-
tuación nos obligó a plantearnos cómo estimulamos a los chicos para
que lleguen a primer grado con alguna experiencia. Y, claro, al prin-
cipio nos equivocamos porque creímos que debíamos ocupar un lugar
muy similar al de los jardines. Estamos tratando de deconstruir eso,
creímos que lo habíamos logrado, pero más o menos. Y estamos la-
burando en formalizar un sistema propio de educación –mira lo que
estoy diciendo, ¡una contradicción!– que intente fortalecer el modelo
de educación popular, participativo e integral.

MI: En la dimensión del preescolar.

AG: Y también en los otros porque en realidad no buscamos tener un


esquema necesariamente escolar, del tipo “los chicos en grupo, cada
grupo según su edad”. Más bien nos interesa pensar cómo interac-
túan. Ese es otro gran laburo que buscamos hacer, pero que cuesta
resolverlo porque no tenés la respuesta del otro lado. O sea, si vos
tuvieras todos los jardines que hay que tener, fenómeno: el pibe al
contra turno del jardín, viene al centro y hace otras actividades, si es
que necesita estar todo el día fuera de su casa. Ahora, si no hay un

103
Conversación con Ana Gravina

jardín, entonces nosotros alguna actividad tenemos que inventar que


los ayude a compensar la falta de educación inicial formal.

MI: Claro, tienen que complementar eso.

AG: Por ejemplo, a través del juego. No tenemos una currícula, ni


queremos... Nosotros creemos que la educación pública tiene que res-
ponder a esta necesidad porque nos pone en un lugar muy complejo
en el que no queremos estar ni debemos estar, además. Pero, esa es
una vieja discusión que no se resuelve tampoco. Entonces, el objetivo
es construir la organización, construir la Red. El modelo organizati-
vo no es poca cosa, responde a los deseos de espacios democráticos,
de espacios participativos, respetuosos de las diferencias. Hacer de
estos propósitos una realidad es muy trabajoso.

MI: Sí. Sobre todo, por fuera de los instrumentos organizativos con-
vencionales, quiero decir, un sindicato, un partido político, una or-
ganización.

AG: Sí. Además, en condiciones laborales súper injustas y preca-


rias. Hace un rato preguntabas por las situaciones legales. No hay
ningún marco legal que ampare y que reconozca este tipo de laburo.
No existe. Siempre estamos adaptándonos para sobrevivir a lo que
hay, pero siempre es a presión. O sea, no hay nada. Ni la figura
de asociación civil. Lo que pasa es que si no le buscás la vuelta no
hubiéramos sobrevivido. Por estas razones estamos planteando al
Estado no aceptar más políticas públicas para las niñeces que no
incluyan el sueldo de la persona que va a llevar adelante esa ta-

104
Red El Encuentro

rea. Basta de programas sociales para bebés que no contemplan


a la persona que va a estar con el bebé. Porque esa persona es la
que va a hacer la comida, lo va a cuidar o ayudar a hacer la tarea.
Desde los años noventa para acá no se pudo nunca más reconocer
un sueldo. En el inicio del programa alcanzaba para pagar sueldos
en blanco. Luego ya no se pudo. De todas formas, hoy además de
lograr el reconocimiento como trabajadores y trabajadoras con el
marco de seguridad social que corresponde, estamos pensando que
debería haber una ley que reconozca nuestro modelo organizativo y
un vínculo laboral que nos identifique.

MI: Se requiere un diseño presupuestario diferente pensando en una


realidad diferente y en circunstancias diferentes.

AG: En todos estos procesos hemos construido toda una identidad muy
fuerte, muy interesante. Nosotros creemos que el centro tiene su iden-
tidad y al formar parte de la Red construye otra identidad más que se
complementa. Pero a veces no se complementa y chocan también.

MI: Cuando hablás de identidad, lo que yo entiendo, es “bueno, un


centro tiene una identidad que responde a un barrio, a una experien-
cia, a una tradición, a la gente que lo compone, supongo también a
las etnias que ahí confluyen”. Cuando hablás de una Red, pensás en
identidad, ¿en qué estás pensando la identidad de la Red?

AG: Yo pienso en la identidad que hemos construido...

105
Conversación con Ana Gravina

MI: Perdón. Porque lo que es cierto es que tienen un reconocimiento


importante y todo el mundo habla con mucho orgullo de la Red y con
sentido de pertenencia. “La Red es de todos”. A lo mejor, no pasaste
nunca por ahí, ningún pibe pasó por ahí, pero hay un reconocimiento
de la Red como un espacio que es de acá. Entonces, cuando vos hablás
de identidad, ¿de qué hablás?

AG: Claro, esto que ha sido un proceso de treinta años donde fuimos
transitando tantos debates distintos, tantos momentos distintos.
La idea de que la Red es un “entramado de acuerdos” nos permite
identificamos como “educadores populares y comunitarios”. Pero en
los años noventa éramos “madres cuidadoras”. Entonces, nosotros
hicimos todo un camino. Esto de ser organizaciones que buscamos la
horizontalidad, que buscamos el respeto de la palabra de todos y que
creemos que todos los compañeros pueden formar parte, esto requie-
re un espacio de formación permanente. Todavía no hablamos de eso,
pero nosotros tenemos desde hace treinta años un equipo –que ha ido
cambiando la gente en algunos casos, en algunos no– que se ocupa
de un modelo, un modo de capacitarnos y formarnos para la tarea.

MI: Ustedes mismos.

AG: Nosotros mismos lo hemos hecho y lo hacemos, es permanente.


Porque sí, vos podés tener muchas ganas de estar, pero necesitás
conocimientos que no tenés. Y no es lo mismo tu casa y tus hijos que
un centro.

106
Red El Encuentro

MI: ¿Y esa capacitación es pedagógica, es en economía familiar, es


economía comunitaria?

AG: En realidad, lo que nos pasa es que es tan intensa la demanda de


la tarea que nos cuesta salir de la tarea, de formarnos para la tarea
y hacer algunas formaciones más amplias. Por momentos lo podemos
hacer, de hecho, lo hemos hecho y lo hacemos. Y, por momentos, es-
tamos muy restringidos a que salga bien la cotidiana. Y un problema
grave es que la precarización laboral provoca una rotación muy alta
de compañeras y compañeros. Por ejemplo, hoy somos unas 300 per-
sonas en toda la Red pero, a grosso modo, el 50% tiene menos de tres
años de antigüedad. Esto es complejo porque es como estar haciendo
memoria todo el tiempo y cuesta un montón.
También fue cambiando la mirada de la capacitación. Lo dividiría en
tres momentos de aproximadamente diez años cada uno. El primer
bloque nos llevó, por ahí, a un modelo que terminó siendo bastante
escolarizado. Por eso en un segundo momento tuvimos allí una ins-
tancia de debate muy profunda, de redefinición de identidad. Nos
dijimos: “Nosotros somos centros comunitarios, somos educadores
comunitarios, tenemos que ir por acá”. Y el último tiempo laburamos
mucho en el intento de repensar la identidad de Red y de pensar su
futuro. Pues está claro que no somos eternos y no queremos que los
recambios sean muy traumáticos, como suelen ser por otra parte. Así
que estamos tratando de hacer otra cosa, todavía no nos salió mucho,
pero en eso estamos, algo avanzamos. Todavía no hay definiciones,
no puedo contar, pero sí queremos pensar en la continuidad de la
Red, cómo la vemos, cómo vemos el proyecto de la organización en

107
Conversación con Ana Gravina

cinco años para adelante. Cuesta mucho pensar para adelante, pero
hay que hacer el esfuerzo.

MI: ¿Tienen contacto con otros centros? ¿Tomaron experiencias de


otros lados (de otras provincias o de otros países)? ¿O fueron constru-
yendo ustedes mismos/mismas su propio camino?

AG: Hay un poco de todo. Desarrollar “nuestro modo de hacer” fue


pensado por nosotros, con una actitud de permanente revisión. Me
parece que eso también nos ayudó, tener una actitud de estar eva-
luando lo que hacíamos, cuestionándonos. A veces, demasiado. Des-
pués, en el año 1992 nos encontramos gestionando en la Fundación
Antorchas, una fundación que lamentablemente ya no está más, con
la que construimos casi todos los edificios. Conocimos otras redes del
conurbano, y armamos, también hacia 1992, lo que se llama Interre-
des que existe aún hoy, donde también estamos haciendo cambios y
repensando el futuro. Con Interredes somos seis redes de quince dis-
tritos del conurbano, con 21.000 pibes. Estamos juntos desde 1992.
Y somos muy diferentes. Está Cáritas San Isidro, la red Andando, el
Colectivo de a Pie, la RAE y la coordinadora de Matanza. O sea, cada
red tiene su potencia y su fortaleza, y tiene sus debilidades y sus
necesidades de complementarse con otras. Con Interredes fue muy
importante siempre intentar incidir en las políticas públicas del Es-
tado. O sea, toda la gestión con la nación, con la provincia, la hemos
hecho como Interredes, pues al sumar más organizaciones tenés más
peso, te escuchan más y generás un complemento muy interesante de
experiencias y de modalidades. Eso ha sido siempre muy valioso para
nosotros. Pero vos me preguntabas por las influencias, ¿no?

108
Red El Encuentro

MI: Sí, sí, también.

AG: Formamos parte del Movimiento Nacional Chicos del Pueblo


desde el año 2000, hasta que después el movimiento tuvo una gran
crisis interna y externa y decayó como espacio activo. Para nosotros
fue muy importante porque nos aportó una mirada política. Nos per-
mitió encontrarnos con otros, el eje común era y es el trabajo con los
chicos, ya sea viviendo con los chicos en los hogares o en los centros
como los nuestros. Y ese espacio político nos permitió descubrir nues-
tra capacidad de movilización, nos permitió recorrer en las marchas
nacionales muchas provincias, conocer otras organizaciones. Fue un
momento de mucho crecimiento para nosotros. Lo mismo el Movi-
miento Campesino Indígena, el vínculo con el MoCaSE. Fueron ex-
periencias muy potentes que nos sacudieron mucho y nos ayudaron
a tener más claridad en que nosotros tenemos la responsabilidad de
tener una mirada política, aprendimos a ver a los chicos como sujetos
políticos. Eso cuesta cuando la organización nació de la necesidad de
la olla o la necesidad del cuidado, pero gradualmente fuimos crecien-
do. Y en estos últimos tres años iniciamos esta búsqueda instalando
el Día de la Educación Popular y Comunitaria, que primero lo hici-
mos solos, invitando a otros, y ya el segundo año convocamos a otras
organizaciones compañeras a que lo pensemos juntos. Es muy difícil
ir instalando, pero de a poco lo estamos haciendo.

MI: Señalás estas marchas, las marchas de los chicos como un hito,
digamos, como un momento en el que la Red se enfrenta a una dis-
cusión política.

109
Conversación con Ana Gravina

AG: Al espacio público. Eso fue muy importante.

MI: A un espacio público. Bueno, va de la mano, ¿no? Me parece.


Abrir el horizonte a la política, no a un partido sino a la política.

AG: Sí, sí, a la mirada política.

MI: A la mirada política. ¿Hubo a lo largo de estos treinta años algún


otro hito que también los influyó, los marcó, les señaló un rumbo, les
abrió una ventana para ir por ahí o que los obligó a rebobinar? Bue-
no, acá me estás planteando...

AG: Acá tenés las dos cosas. Me parece que también un hito inte-
resante fue el área de jóvenes de la Red, integrada por los grupos
de jóvenes de cada centro. El espacio de los jóvenes fue surgiendo
a partir de 1997 y 1998. Los pibes a los 14 se suponía que se iban
y, al no tener a dónde ir, se quedaban en la puerta. Entonces, de a
poquito fuimos generando las áreas de jóvenes, que contaban con su
propio espacio de formación política. Y ahí surgió todo este vínculo
con el Movimiento Campesino Indígena, que fue una experiencia
también muy formadora para nosotros. Los jóvenes viajaban todos
los años al campamento latinoamericano, conocieron otras orga-
nizaciones, en algunas ocasiones viajamos otros con ellos. Y esto
aportó y enriqueció mucho la formación política, y la complejizó. Y,
además, permitió un cruce entre la vida en el campo y la realidad
del conurbano, y a los pibes y pibas los enriqueció y les abrió tam-
bién su mirada, y a los adultos también. O sea, fue muy interesante
escuchar, conocer y ver cómo estaban organizados. Además, esas or-

110
Red El Encuentro

ganizaciones campesinas implican toda la vida de una persona. En


un punto nosotros a cierta hora nos vamos a casa, como si hubiera
un corte, ahí no pasa eso: la vida, el trabajo, la familia, la vivienda,
todo está de algún modo inscripto en la dinámica de la organización.
Entonces, descubrir ese otro formato de organización también fue
importante para nosotros. Ahora bien, estos espacios van haciendo
sus procesos y los momentos políticos marcan distintas cosas. Tam-
bién visitamos el Movimiento Sin Tierra en Brasil con compañeros,
con grupos, dos veces fuimos. También fue un aprendizaje muy po-
tente. Y, después, todo lo que significa interactuar acá con nuestras
organizaciones, eso nos marca permanentemente.

MI: Si tuvieras que definir el presente cultural de estos territorios:


José C. Paz, San Miguel, Malvinas, Moreno, ¿qué podrías decir de la
cultura en este momento y en este lugar?

AG: ¿En qué sentido lo preguntas?

MI: En el sentido que se te ocurra. Digo, no vamos a discutir qué es


cultura para vos, qué es cultura para mí. Digo, entiendo por cultura
todas estas tramas que de algún modo consolidan una vida comuni-
taria o proveen a una vida comunitaria desde lo educativo, lo artís-
tico, lo social.

AG: Sí, bueno, rápido identifico...

MI: Te pregunto esto porque yo soy forastera, ya cada vez menos,


pero no soy de acá. Y a mí me llamó mucho la atención cuando empe-

111
Conversación con Ana Gravina

cé a caminar los barrios la actividad cultural que hay es muy grande.


Y se conocen, y si convoca uno todos van, Tinkunaco cubre y Sofovial
lleva la cámara, y hay una rama que está en movimiento realmente.
Me llamó mucho la atención porque en otras regiones no es tan con-
solidado, tan organizado en un punto.

AG: No sé, no sé cómo es en otras regiones, eso no estoy segura.

MI: Bueno, pero me llamó la atención lo de acá. Entonces, a todos


les preguntó eso. ¿Cómo ven ustedes la cultura, el movimiento de la
cultura, estas redes que se han armado? ¿Hay una coincidencia his-
tórica incluso? El Encuentro, Sofovial, Culebrón Timbal. Digamos,
experiencias diferentes que tuvieron devenires diferentes también,
pero que contemporáneamente compartieron un espacio, luchas, en
fin. Y que hoy se siguen hablando.

AG: Eso también.

MI: Con toda la dificultad que tiene.

AG: Con toda la dificultad que hay. Otra cosa se me cruzó que te iba
a decir cuando hablábamos lo anterior, del tema del movimiento de
mujeres. En un momento hablábamos de las mujeres. Quería volver
un minuto con eso. ¿Puede ser?

MI: Sí, dale. Fundamental.

112
Red El Encuentro

AG: En nuestra cultura no es ninguna novedad que el tema de los


niños y su cuidado es un problema adjudicado a las mujeres, y de ahí
el protagonismo rotundo de las mujeres en toda nuestra propuesta.
Digamos, es un 80% de mujeres. Cambia un poquito cuando los chi-
cos son más grandes, en el área de jóvenes hay muchos más varones
a cargo, pero lo que tiene que ver con menores de 14 años y ni hablar
en los chiquititos, mayoritariamente somos mujeres. Creo que fue
una capacidad enorme de las mujeres salir a buscar las resoluciones
y crear estas organizaciones populares como alternativa de solución,
de resistencia, de lucha, de búsqueda. Y que, además, significó en
este proceso nuestro que muchísimas compañeras que nunca habían
salido de su casa tuvieran esa oportunidad de verse y conocerse en
otros ámbitos, descubrir potencialidades. Todas hemos descubierto
potencialidades enormes y hemos desarrollado capacidades con las
que no contábamos. Hemos dejado muchos maridos en el camino
también. Muchas situaciones de violencia que también pudieron re-
solverse con el crecimiento personal, la formación y sabernos acom-
pañadas, comprendidas. Eso fue y es muy valioso. Y después cómo
evoluciona el movimiento de mujeres y cómo, desde este lugar, mu-
chas compañeras participan de los encuentros, de las marchas, de
las reuniones con una mirada distinta con relación a las mujeres.
Ni hablar de las chicas más jóvenes que asisten a los centros. Todos
vamos teniendo posturas mucho más contundentes con un montón de
temas y con más claridad. Me parece que eso también es muy valioso.
Finalmente, con relación a lo cultural, hay una búsqueda permanen-
te de la expresión en todos sus aspectos. Entonces, las diversas ex-
presiones del arte, “los cabezones”, el muralismo –hicimos este año,
especialmente, unos talleres de muralismo–, el teatro, el baile, la

113
Conversación con Ana Gravina

música, el video. Esto como expresión (más tradicionalmente consi-


derada) cultural, que es muy valorado y muy disfrutado por todos.
El movimiento de murgas tiene toda una organización mucho más
armada y es muy potente, muy interesante el tema de la murga. Hay
centros que tuvieron; algunos tienen; algunos no tienen dentro del
centro, pero los chicos participan de otras murgas. Pero vos ves que
hay una cosa común en todos de esta búsqueda de expresión.

MI: En los alumnos de las tecnicaturas en industrias culturales hay


una búsqueda permanente: traen y hacen cosas, prueban, van y vie-
nen. Hay un interés y ganas de transformación que contrasta con
cierto hastío, con cierto agotamiento de modelos en el aula.

AG: Claro, lo que pasa es que estamos tan inmersos en la situación


de la pobreza que esto te derrota del todo o juntamos fuerzas para
luchar juntos. Y siempre nuestra actitud ha sido “veamos por dónde,
busquémosle la vuelta, no nos achiquemos, hagamos todo lo que po-
damos”. Y en esa búsqueda permanente está la expresión cultural.
La radio y el vínculo con la universidad también, nosotros tenemos
un programa de radio en la Universidad General Sarmiento, allí van
los chicos a cantar o leer. Todo eso resulta muy valioso como fortale-
cimiento personal y comunitario y para la expresión de los chicos. Es
un aporte a su formación muy importante.

MI: Hasta aquí llegaron nuestras preguntas. ¿Querés contar o men-


cionar algo que no te haya preguntado?

114
Red El Encuentro

AG: Por ahí, pensar en esta prepotencia de trabajo permanente. Mu-


chas veces pensamos que nosotros podríamos haber tenido o debe-
mos tener un rol de mayor denuncia pública y de mayor exigencia.
Exigimos, pero, por ejemplo, además de hacer el esfuerzo de que los
chicos lleguen a primer grado por lo menos habiendo agarrado un
pincel, deberíamos organizarnos e ir con todas las familias a exigirle
al Ministerio de Educación, a la Dirección General de Escuelas de la
provincia que monten los jardines que hacen falta, y ejercer mucha
mayor presión en el cumplimiento de la garantía de derechos que
debería el Estado proveernos. A veces, nos hemos abocado tanto a
la tarea y a sostener todo (que no es menor, para nada) y quedaron
postergadas otras instancias. A veces, también hay desánimo en ese
sentido porque tenemos que pelear por todo.

MI: Es que, por otra parte, este tipo de experiencias dan cuenta de
una falta y esa falta siempre es el Estado, el que falta es el Estado.

AG: Sí, lo que también decimos es que, a esta altura del partido, no-
sotros no somos solo eso.

MI: No, claro. Treinta años después.

AG: Porque muchas veces te dicen: “No, lo que pasa es que, en realidad,
las organizaciones existen por lo que no hace el Estado”. No, nosotros
ahora lo que querríamos es hacer otras cosas y hacerlas diferentes, y
que los chicos coman con nosotros porque quieren y no porque, si no lo
hacen, no van a comer. Entonces, sería hermoso que los chicos puedan
elegir dónde quieren ir, que sus familias puedan elegir, que los chicos

115
Conversación con Ana Gravina

tengan la escuela y el jardín que necesitan, y que vengan con nosotros


a hacer actividades culturales recreativas y a comer por placer. Ahora,
una compañera de otro lado decía siempre: “¿Y si viniera el Estado y
dijera: ‘Está bien, váyanse a su casa tranquilos, déjennos todo a noso-
tros’? Ni locos, esto lo hemos construido nosotros”.

MI: Bueno, ese es el punto en el que esta experiencia es una expe-


riencia cultural. Ustedes hicieron un montón de cosas: desayuno, al-
muerzo, cena; les enseñaste a los chicos los palotes, el abecedario,
la historia argentina. Hiciste un montón de cosas que teóricamente
debería hacer el Estado y no hizo, pero todo eso se hizo en un momen-
to dado, con determinadas personas, en un territorio delimitado, con
voluntades y con tensiones que se resolvieron o que no resolvieron.
La síntesis de eso es una experiencia cultural porque ahí quedó una
trama que ha producido algo novedoso.

AG: Sí, sí, otra cultura organizativa, otra cultura en todos los planos.
Sí, estoy de acuerdo. Cuando vos contás que en los centros discu-
timos, por ejemplo, el presupuesto (entre otras cuestiones que dis-
cutimos), te miran como diciendo: “¿Ustedes hacen eso?”. Y sí, nos
consultamos. Hay un montón de cosas muy naturalizadas ya, casi.
Lo que no significa que no seguimos teniendo millones de conflic-
tos, por supuesto, como en todos los ámbitos, y que todo es en un
marco de absoluta injusticia y de pobreza extrema. El deterioro de
las personas ha llegado a un nivel muy grave y les niñes absorben
todo esto. Por ahí, en los centros los chicos y las chicas tienen crisis
tremendas de llanto, de angustia, de enojo, y eso tiene que ver con lo
que están viviendo. Porque es muy difícil lo que están viviendo: fami-

116
Red El Encuentro

lias destruidas, mamás muy deterioradas, muchos papás ausentes,


mucha frustración, mucho desamparo. La miseria es cruel y todo lo
que rodea a la pobreza es injustísimo porque tenés la vivienda pre-
caria, no tenés agua, el peor servicio de salud, la escuela en peores
condiciones, el peor colectivo que entra al barrio, el peor pavimento,
y entonces la vida es muy hostil, muy dolorosa.
Nuestro laburo con las familias, aunque se logra un montón en al-
gunos casos, es un terreno en el que tenemos que seguir trabajando,
porque no terminamos de armar un “modo de hacer” con las familias
que sea realmente satisfactorio. No es por culpa de las familias. Las
familias están en condiciones muy difíciles, nosotros estamos tam-
bién en condiciones muy difíciles y cuesta mucho generar espacios
participativos. Las fiestas son un buen momento, la familia viene,
disfruta. Ese es un lindo momento que nos da mucha alegría y satis-
facción, me refiero a que la familia elija estar en ese momento, que
elija seguir mandando su hijo al centro, eso es súper valioso estando
en condiciones tan duras. También hay familias que pueden esforza-
damente sostener a sus hijes, tienen alguna forma de trabajo aunque
sea precario y mal pago, y con eso arman una mínima estructura que
permite que los pibes estén mejor.
Pero la pobreza te destruye. La instalación de la droga en los barrios,
tenemos muchísimas familias muy jóvenes destrozadas, es irremon-
table. Es una cuestión que lleva muchos años, son varias generacio-
nes sufriendo mucho.

MI: Me preguntaba si la dificultad en esa conversación o en ese puen-


te con las familias no proviene, justamente, del agotamiento de la
familia como organización.

117
Conversación con Ana Gravina

AG: En realidad creo que las personas están agotadas de vivir en es-
tas condiciones tan inhumanas. No sé si es el agotamiento al modelo
de la familia como organización.

Red El Encuentro es un proyecto que busca crear otra cultura para


niñes y jóvenes del Conurbano Bonaerense.
Fuente: archivo de imágenes Sofovial.

118
Editorial
Cantamañanas
CONVERSACIÓN CON CRISTIAN WALTER,
MATÍAS JOVET Y RAMIRO ÁVILA CORSINI*
Fabián Acosta (FA): ¿Cómo arrancó este proyecto?

Cristian Walter (CW): La Editorial surgió en 2011 como un proyecto


de autopublicación. Formábamos parte de la FLIA (Feria del Libro
Independiente y Autogestiva). Lo que hacíamos ahí era participar, con
otras editoriales y autorxs independientes, de diferentes ferias para
mostrar lo que estábamos realizando. Por mi parte, ya había comenza-
do a estudiar de manera autodidacta edición y diseño gráfico. Pusimos
la editorial sin tener conocimiento formal de lo que es ser editorxs. Na-
cimos para autopublicarnos y enseguida nos dimos cuenta de que ha-
bía muchxs más autorxs independientes que nos interesaba publicar.
En ese momento tomamos la decisión de dar un paso más en cuanto a
nuestro proyecto editorial. Estudiamos edición, diseño gráfico, apun-

* La conversación original tuvo lugar en 2019 y su versión escrita fue revisada en


octubre de 2020. Participaron en la conversación original Fabián Acosta (Equipo de
investigación de “Cartografía socioeconómica de la cultura en el noroeste del Conur-
bano Bonaerense”) y Cristian Walter, Matías Jovet y Ramiro Ávila Corsini (Editorial
Cantamañanas). Agradecemos a Cristian Walter la cuidada revisión y colaboración
en la edición de la versión escrita de esta conversación.

121
Conversación con Cristian Walter, Matías Jovet y Ramiro Ávila Corsini

Cantamañanas es una editorial independiente creada en 2011 que


ha desarrollado distintas iniciativas para formar una red literaria
autónoma en el noroeste del conurbano.
Fuente: archivo de imágenes Editorial Cantamañanas.

tado a lo que es la cuestión editorial. Así nació Cantamañanas. A me-


dida que fue creciendo, comenzamos con los talleres. Y hace un tiempo
surgió la idea de generar en San Miguel una escuela de escritorxs. Es
como una utopía: hacer de San Miguel una zona de escritorxs. Que
lxs hay, y muchxs y muy buenxs. No solo San Miguel, sino todo lo que
era General Sarmiento. Al mismo tiempo, formábamos parte de un
proyecto de difusión de editoriales independientes, recomendábamos
libros, hacíamos el nexo entre la editorial y lxs compradorxs.

122
Editorial Cantamañanas

Después de seis años de trabajo, en 2017, decidimos hacer tres en


uno: abrimos un espacio cultural apuntado a lo literario; las ofici-
nas de la editorial para dejar de vagabundear y tener un lugar fijo
para reunirnos con lxs autorxs, charlar y discutir sobre literatura; y
también, la librería alternativa. Así surge el Espacio Cultural Can-
tamañanas. Arrancamos con tres talleres, uno de fotografía y dos
literarios: cuando empezó, cada taller tenía una alumna.

FA: ¿Cuáles eran los objetivos? ¿Son los mismos actualmente?

CW: El objetivo inicial de tener una escuela de escritorxs no se dejó


de lado, fue potenciándose. Ya no es exclusivamente literario nuestro
espacio. Se agregaron otras disciplinas. Los talleres se relacionan
entre sí. Por ejemplo: en el taller de fotografía también se enseña
a contar historias con las imágenes, que la foto o la serie de fotos
tengan sentido. Lxs escritorxs precisan formarse integralmente, nu-
trirse. No solamente escribiendo, también de la fotografía, del cine,
de la filosofía, y de la lectura sobre todo. Buscamos que todos los
conocimientos aporten, se potencien. Nada se da porque sí. Todo está
pensado: la manera en que se dictan los talleres, el material que se
entrega. Es un trabajo integral. Ahora, no solo apuntamos a formar
escritorxs, sino también fotoperiodistas de nuestra zona. También
damos talleres para docentes y realizamos una jornada de enseñanza
de literatura en el año 2018. El objetivo no cambió, se potenció.

FA: ¿A quiénes estaba dirigido? ¿Cuál es el público en la actualidad?

CW: Antes cuando la gente venía a Cantamañanas había que ex-


plicarle qué era. Hoy la gente ya sabe qué hacemos. Nos pasó en La
123
Conversación con Cristian Walter, Matías Jovet y Ramiro Ávila Corsini

Noche de Libros de San Miguel de este año (2019), ya no tuvimos que


explicar que hay autorxs locales o autorxs autogestivos, que llevan
sus libros a Cantamañanas, o que hay editoriales independientes.
La gente ya lo sabe… Nuestro público creció mucho. Y, en general, el
público de todo lo que es el mundo editorial independiente. La gente
quiere leer cosas diferentes. Creo que ese es nuestro público.

Matías Jovet (MJ): Te cuento una anécdota. Haciendo una cobertura


periodística en La Matanza, paso cerca de una feria y me pongo a
mirar unos libros en un puesto que tenía una chica. Nos pusimos a
charlar, hablar de la autogestión, del mundo editorial y me comentó
que quería editar un libro. Le hablé de nosotrxs, de lo que hacíamos,
hasta que me preguntó el nombre de nuestra editorial. Cuando se lo
dije, me responde: “Aaahhh, Cantamañanas. Sí, los conozco”. Si bien
es conurbano, La Matanza queda lejos de acá. Uno no piensa en el
alcance que tiene su laburo hasta que alguien te comenta algo así.

CW: Nuestro crecimiento fue muy marcado durante 2019, tuvimos


mucha visibilidad. La gente sabe qué hacemos, dónde estamos. Nos
sobrepasó. Si uno está parado económicamente, el crecimiento es más
fácil. Estos últimos cuatro años de gestión macrista lo que hicimos fue
sobrevivir, no crecimos a nivel inversión. Cada vez que teníamos la
idea de invertir para crecer, nos encontrábamos pagando deudas. Es
decir, crecíamos a nivel editorial pero no económicamente. Teníamos
que correr desde más atrás. Como no contamos con ningún subsidio
o beneficio que permita sostener el espacio, acá la mayoría de los ta-
lleres se cobran. Pero muchas veces lo que pasaba era que lo que nos
correspondía cobrar como profes, lo dejábamos en la editorial para
bancar el espacio. Y también muchas veces aportábamos con otros in-
124
Editorial Cantamañanas

gresos que ganábamos por fuera de Cantamañanas, para sostenerlo.


Además, tratamos de mantener ciertas políticas. A nosotrxs nos llegan
los aumentos constantemente. Por ejemplo: un libro puede aumentar
un 100% en dos meses. Entonces nosotrxs no lo ponemos a la venta al
precio que deberíamos. Perdemos algo de plata, sí, pero nuestra idea
es sociabilizar la venta de libros que exploran otras alternativas a las
oficiales y a las del mercado editorial masivo; sociabilizar el conoci-
miento y la diversidad de miradas y propuestas. Y afortunadamente,
la gente acompaña. En la Noche de Libros se nos llena el stand. Una
de las noches se cortó la luz. Hay una foto de un pibe en la oscuridad
revisando libros en el puesto con una linterna, eso es algo fantástico.
Apuntamos a que los libros sean accesibles. Estuvimos muchos años
sin aumentar el precio. En los últimos dos años tuvimos que subir
el precio tres veces, y fue un dolor. Porque la realidad de la gente es
muy difícil, y da bronca que sea caro el acceso a la cultura. El mercado
indica que los libros, en promedio, tienen que estar en 500 pesos, en
Cantamañanas ningún ejemplar cuesta eso. El público cambió tam-
bién gracias a estas políticas que mantuvimos.

Ramiro Ávila Corsini (RAC): Lo que sucede también es que la gente


que se acerca a la editorial, al espacio cultural, trae más gente. Dice:
“Che, me gusta la propuesta”. La gente pasa a comprar y se queda
charlando horas, compartimos mates, hablamos de libros.

FA: ¿Cuál fue el mayor desafío al que se enfrentó Cantamañanas?

CW: En este punto podría decirte dos cosas. Una es cuando tuvi-
mos que renovar el contrato de alquiler, nos encontramos que se nos
fue a las nubes el monto. Entonces, nos planteamos ¿cerramos o no?
125
Conversación con Cristian Walter, Matías Jovet y Ramiro Ávila Corsini

Decidimos mantenernos un año más, luego veríamos cómo sigue la


situación. De todas maneras, Cantamañanas es algo que excede al
espacio físico. Los talleres podemos darlos en cualquier otro lugar,
la librería puede transformarse en una librería virtual porque es el
mismo proyecto de difusión y la editorial puede ser como siempre fue:
vagabunda, ir de un lado para otro. Pero nuestra idea es mantener el
espacio y eso se hace a pulmón. Como todos los espacios culturales.
Una vez me preguntaban si estoy a favor de los subsidios del Esta-
do. Y contestaba que el Estado tiene la obligación de subsidiar la
cultura, que es un derecho del pueblo y no un bien de lujo. Pero dar
subsidios sin condiciones ni “devoluciones de favores”. Por ejemplo:
te doy subsidio, pero no pueden hablar a favor del aborto o tenés que
ir a bancar después a “x” político. Así no. No nos des plata.
A nosotrxs, desde el municipio (San Miguel), no nos controlaban mu-
cho. Cuando arrancamos con los ciclos de debate feminista, empezaron
a caer los inspectores una vez por semana. Sin mencionar que el mu-
nicipio no habilita a los espacios culturales como tales, sino como “co-
mercios”. Ahí tenés la postura del municipio con respecto a la cultura.
Un segundo desafío: pensar el catálogo, darnos una identidad. Eso es
algo que está continuamente en movimiento, pero creo que algo que
nos define es nuestra territorialidad: hacer cultura, literatura desde
el conurbano y para el conurbano. Con todas las cosas que nos carac-
terizan. Tener un claro perfil político (no partidario), desafiar al mer-
cado y a nuestras propias limitaciones como parte de la periferia cul-
tural. Trabajar en comunidad. Y en cuanto al catálogo, arrancamos
con dos líneas: una de literatura y otra de estudio, pero hoy hemos
decidido discontinuar la línea de estudio y meterle todas las fichas a
la literatura de nuestra región, en particular la narrativa y la poesía.

126
Editorial Cantamañanas

FA: En ese sentido: ¿cómo se posiciona la editorial dentro del territo-


rio? ¿Cómo se definen?

CW: Creo que formamos parte de un todo que nos beneficia a todxs.
Cantamañanas está dentro de lo que son los espacios culturales, pe-
leándola. Pero a la vez, no nos consideramos una isla, no somos un
espacio cerrado y exclusivo. Somos una parte del todo. Estamos con-
vencidos de que la salida y la solución es colectiva. Entonces, creo
que somos un granito de arena importante en toda una comunidad
que surgió ajena a las movidas culturales de los municipios. Somos
espacios que surgimos como respuesta. Buscamos dar un aporte li-
terario a la región. Nuestra utopía, por la que trabajamos todos los
días, es ser una escuela de escritores. Queremos que San Miguel sea
un polo de escritorxs, independientemente si salen de Cantamaña-
nas. Y queremos que esto se replique. Queremos que todas las li-
brerías del conurbano vendan libros de editoriales independientes.
Y, además, nos nutrimos de otros espacios del territorio de mucho
laburo y que vienen resistiendo: La Herrería, Raíces, FM Tinkunaco,
entre muchos otros. Espacios que buscan aportar y nosotrxs creemos
que hacemos lo mismo. Surgimos como una necesidad. Al principio,
como una editorial para autopublicarnos y terminamos publicando
a otrxs autorxs. Después vino la librería virtual porque recomendá-
bamos libros y hacíamos de nexo entre editoriales independientes y
autorxs. Y luego, el espacio cultural donde dijimos vamos a aplicar lo
que sabemos y la gente que viene a Cantamañanas sabe, siente que
se puede dedicar a escribir. Entonces, todo eso surge a partir de una
necesidad que nos excedió y nos unió a todxs.

127
Conversación con Cristian Walter, Matías Jovet y Ramiro Ávila Corsini

FA: ¿Cómo evalúan la escena cultural en el territorio?

CW: Lo que ofrece el Estado es pobre en todo sentido. La oferta es


siempre la misma y es aquello que no te lleva a una mirada crítica.
“Hacemos lo de siempre y listo”. Lo que se busca es no romper los
esquemas. Además, hay barrios a donde van y a otros no. Y a esos
barrios donde van, la cultura “oficial” está muy sesgada, por ejemplo,
llevan grupos de cumbia a los barrios, y a Bella Vista llevan cantan-
tes líricxs. Quedan claros los estereotipos que manejan los funciona-
rios municipales. ¿Por qué la Noche de Libros no se hace en distintos
lugares del distrito? ¿Será que las autoridades municipales creen que
la gente en los barrios no lee? El espacio más grande de cultura mu-
nicipal se llama “Fábrica de arte”. No niego que el arte es trabajo,
pero, ¿una fábrica de arte? Suena a mercancía, a línea de producción.
Y, además, ¿quién es el “dueño” de esa “fábrica”? Creo que está claro
el monopolio que el gobierno municipal quiere hacer de la cultura
popular. Sumale a esto la negativa a habilitar espacios culturales
independientes, y está todo dicho.
Por el otro lado, hay muchos espacios culturales independientes que
surgimos como respuesta ante esas políticas culturales del Estado. Hay
espacios que somos de creación artística pero también de “contención”
artística. Que es muy necesario, porque el arte no es solo técnica, talen-
to, trabajo; sino que es también intercambio, comunidad, solidaridad.

MJ: La gente de un taller de fotografía, todos los días se escribe en


un grupo de WhatsApp, es un taller que terminó hace un mes. Se
consultan cosas, se sugieren otras, se invitan a tomar algo... Logra-
ron una comunidad.

128
Editorial Cantamañanas

CW: Lo que debería hacer el Estado es crear espacios de contención


artística, pero no lo hace. Generar espacios de creación artística, no
lo hace. Acá el arte es para la foto. Porque de qué te sirve que venga
un gran concertista de piano a darte un taller donde nadie tiene
piano, no sirve.
Surgimos como espacios de contención, lo que debería hacer el Estado
lo realizamos nosotros. Y esto pasa en todos los distritos. No son un
espacio de contención ni de creación. Y es ahí donde surgen estos luga-
res alternativos que les brindan todo esto. Y en ese sentido, creo que la
movida cultural independiente del territorio es muy buena. Los Esta-
dos deberían comprender lo importante que es lo cultural para el desa-
rrollo de las economías regionales. Si eso sucediera, tendríamos polos
de turismo cultural. San Miguel tiene escritorxs, cineastas, fotógrafxs,
pintorxs, actores/actrices, músicxs, bailarinxs, etc., y no tenemos una
política de turismo cultural en la zona. La gente de nuestra región se
va a Capital, no consume la cultura del territorio. Y no sabe que hay
gente hipertalentosa que está haciendo cosas. Y esto no les importa a
los municipios. Lxs artistas se cansan y se van.

FA: ¿Cuál es el recuerdo más grato que atesoran?

CW: ¡Muchos! Una alumna de un taller que se fue a vivir Córdoba,


pasado el tiempo volvió para visitar a su abuela, se inscribió en un
taller y tuvo que venir la madre a buscarla porque no se quería vol-
ver. Personas que después de jubilarse empezaron a escribir y en-
contraron acá el espacio para hacerlo. Libros nuestros que llegaron
a gente muy querida, como las Madres de Plaza de Mayo. O libros
que llegan a lugares insospechados y después te llega un mensaje

129
Conversación con Cristian Walter, Matías Jovet y Ramiro Ávila Corsini

por Facebook o Instagram de alguien que te cuenta que leyó uno de


nuestros libros y le gustó.
Alexis, amigo de la casa y gran escritor, es mecánico y su sueño era
escribir. Hoy por hoy, su familia le pide que venga a Cantamañanas
porque dicen que cuando viene acá, se pone de buen humor. Le lla-
mamos “efecto Cantamañanas”: pasás un rato y te quedás horas.
Cuando hicimos la comida de fin de año (2019) en la casa de un alum-
no, y todxs aportamos algo para compartir, además de colaborar en la
organización. Gente en comunidad que se junta para hacer algo más
que un taller. Es entonces cuando ponés en la balanza: lo económico
fue un desastre, el país se cayó a pedazos, el tiempo que le dedico a
Cantamañanas es tiempo que no estoy con mi hija. Pero cuando ves
todos estos casos que te contaba, eso es lo que te carga energía para
decir “sigo un año más”.
Cuando hablo con nuevxs autorxs les digo cómo trabajamos nosotrxs.
La primera reunión es una mateada, venite y charlamos así nos co-
nocemos y nos contás qué escribiste y qué tenés en mente. Después
leemos tu obra. Pero primero tiene que haber una relación humana.
Y nuestro objetivo como editorial no es que digan: “Juan es un gran
escritor porque publicó en Cantamañanas”. Sino que “Cantamañanas
es una gran editorial porque tuvo la inteligencia de publicar a Juan”.

***

Posdata (2020): El contexto de pandemia cambió todo. Los espacios


físicos se volvieron virtuales, y las rondas de mate se transforma-
ron en pantallas llenas de caritas en las videoconferencias. No solo
cambió la situación de encierro y la posibilidad de abrir y habitar
espacios comunes, sino que también hubo cambios emocionales y
130
Editorial Cantamañanas

económicos muy fuertes. Hay quienes se enganchan en talleres o se


ponen a escribir esa novela que dejaron colgada hace tiempo atrás, y
hay quienes no pueden sostener un espacio propio en un hogar que se
volvió oficina, escuela y casa a la vez. A nosotros también nos golpeó.
Como espacio físico, nos vimos obligadxs a cerrar las puertas hasta
que nos podamos reubicar en otro lugar más adelante. Mientras tan-
to, la editorial, algunos talleres y la venta de libros continúan por la
vía virtual. Aunque, por supuesto, seguimos sosteniendo la impor-
tancia de habitar y recorrer nuestro territorio, y del encuentro cara a
cara como la forma más humana de construir cultura y comunidad.

Uno de los proyectos de Editorial Cantamañanas es crear


una comunidad de escritores y lectores independientes
en el Conurbano Bonaerense.
Fuente: archivo de imágenes Editorial Cantamañanas.

131
Mutual
Primavera
CONVERSACIÓN CON MÓNICA MENDOZA*
María Iribarren (MI): Queremos preguntarte por los inicios del Pro-
yecto Mutual Primavera. ¿Cómo empezó? Sabemos que 2001 es un
año importante, que en ese momento se reúne un grupo de vecinos
para buscar una solución a un problema urgente que tenían ustedes
que consistía en conectar al barrio con el resto del territorio a través
del transporte público. ¿Qué condiciones tenía el barrio en el 2001
para que resultara sumamente necesaria la cuestión del transporte?

Mónica Mendoza (MM): Barrio Primavera es el tercer cordón, el úl-


timo cordón del distrito, estamos lindando con el límite. De un lado
está Saavedra Lamas, del otro lado Cuartel Quinto (Moreno). Así que
estamos al final del distrito. Y Primavera es un barrio que nace en la
década del sesenta, con los loteos populares de esa época. Venían las

* Esta conversación se realizó por video llamada en agosto de 2020 y su versión escri-
ta fue revisada en octubre de 2020. Participaron en la conversación María Iribarren y
Matías Farías (Equipo de investigación de “Cartografía socioeconómica de la cultura
en el noroeste del Conurbano Bonaerense”) y Mónica Mendoza (Mutual Primavera).
Agradecemos a Mónica Mendoza la cuidada revisión y colaboración en la edición de
la versión escrita de esta conversación.

135
Conversación con Mónica Mendoza

Mutual Primavera es un colectivo popular y feminista con vocación


de poder y sumamente crítico de las lógicas del mercado.
Fuente: archivo de imágenes Mutual Primavera.

inmobiliarias Kannar y Filsa, ponían unas banderitas y vendían los


terrenos a las personas, uno de ellos fue mi viejo. La historia de mis
padres es representativa del modo en que se fue poblando el barrio.
Mis viejos son exiliados políticos paraguayos, fundamentalmente mi
papá. Él consigue escapar de la dictadura de Stroessner. Primero lle-
gó a Misiones, pero apenas lo hace pie lo meten preso los gendarmes.
Venía de escapar del Paraguay a nado por el río. Él y tres compañe-
ros lograron cruzar el río pero cuando suben el barranco lo atrapan
los gendarmes y lo llevan preso. Te cuento esta historia en español,
pero mi viejo me la contó en guaraní.
En ese momento en los cuarteles se jugaban torneos de vóley, pero el
cuartel donde estaba mi padre perdía siempre. Entonces mi viejo, que
136
Mutual Primavera

medía 1,90 m y era un buen jugador de vóley, les propone a los gen-
darmes que lo dejen jugar para el equipo. “Si ganamos el campeonato,
me hacés el documento argentino y me dejás salir”. Y ocurrió que lo
dejaron jugar y ganaron el campeonato por primera vez en la historia.
Los gendarmes cumplieron con la palabra (esas cosas podían suceder
en esa época). Mi viejo sale a buscar trabajo y a empezar una nueva
vida lejos de toda su familia, en Posadas, donde conoce a mi mamá,
quien era prima hermana de Lino Oviedo, del Partido Colorado. Pero
como mi abuela materna era liberal, se vino con todos los hijos a Ar-
gentina. Entonces en Posadas se conocen, pero como no había trabajo
en Misiones, vienen para Buenos Aires, donde se casan.
Mi viejo era pocero, los que hacen los pozos ciegos. Cuando mi viejo lle-
gó a Primavera, empezó a construir en un terreno justo en el lecho de
la pendiente del arroyo Pinazo, nadie le dijo que tenía que rellenar. Us-
tedes saben que el distrito José C. Paz no tiene cloacas, todo el distrito
desagua por pendiente, por lluvia. En los años setenta, lo que hoy es el
barrio Primavera estaba catalogada como zona rural. Había una escue-
la que era una escuela rancho con salones de madera, y el patio era de
tierra. Y junto a la escuela estaba el centro comunitario de los curas.
Todos tomábamos la comunión y hacíamos la fiesta en ese centro, el
barrio estaba muy colonizado por los curas. De hecho, el cura vivía en
el barrio, en una casa que nosotros llamábamos la “casa de las monjas”.
Pasábamos mucho tiempo ahí, los paraguayos son muy católicos.

MI: ¿Es un barrio de paraguayos?

MM: En ese momento la mitad eran paraguayos. Pero tenían tanto


miedo (no es como ahora) que por ejemplo no hablaban guaraní. No

137
Conversación con Mónica Mendoza

hablaban, no querían que nosotros sepamos guaraní. A mí me enseñó


mi abuela, ellos no me enseñaron, ellos no querían. Tenían mucho mie-
do a la discriminación, a que los vuelvan a mandar a Paraguay, pero
a pesar de ese miedo siempre hacían algo. Porque armaron el primer
centro paraguayo de Primavera, donde bailábamos todas las danzas
típicas paraguayas, íbamos todos los hijos de los paraguayos y hacía-
mos fiestas. En cada Día del Niño, bailábamos las danzas típicas y nos
disfrazábamos. Y al cura, que era español, le gustaba mucho todo lo
que se armaba ahí. Entonces se mezclaba todo, era una cosa de locos.
Estaba Alberto Fernández, hoy en la UNPAZ, en esa época él también
era cura. Venía en un Citroën viejo y en época de Reyes repartía cara-
melos entre los pibes. Había una quinta muy grande, la quinta de San
Agustín, de la Congregación San Agustiniana, con una gran pileta.
Los sanagustinianos la prestaban, así que todos los veranos nos íba-
mos los gurises del barrio (éramos como 30) con sanguchitos y juguito
a pasar el día en la pileta. Eran nuestras vacaciones.

MI: ¿Y entonces qué pasaba con los colectivos? ¿No llegaban al barrio?

MM: No, teníamos una Sociedad de Fomento que mi papá, con otros
vecinos, fundaron en los setenta, en el momento en que se arma el
tendido de la luz y el cruce de las calles. Y no había colectivos. Los
trabajadores, que como hoy en su mayoría eran trabajadores de la
construcción, o trabajaban en las fábricas de colectivos El Detalle, o
en la Ford, ambas por la línea de la Panamericana, tenían muchos
problemas para movilizarse, para ir a sus puestos de trabajo. Por
esos años, los años setenta, ERP toma el Barrio Primavera.

MI: ¿Cómo fue eso?


138
Mutual Primavera

MM: Había mucha actividad política. En José C. Paz estábamos cer-


ca de Campo de Mayo y de la Séptima Brigada Aérea, y en esta zona
estaba la sección novena de Montoneros, una de las más grandes
de la provincia de Buenos Aires. Lo que no sabíamos es que había
muchos militantes del ERP en el barrio Primavera. No sabíamos.
El asunto es que llegaron al barrio y empezaron a… bueno, todo
era como un juego para nosotros. Nos trajeron asientos, pupitres,
cuadernos, guardapolvos, construyeron dos aulas nuevas, mi viejo
colaboró también. Armábamos estrellas rojas, era un juego para no-
sotros. Primavera no tenía alambres, teníamos acceso a los patios de
los vecinos y por ahí cortábamos camino a la estación de José C. Paz.
O nos íbamos caminando hasta el otro lado, cerca de San Miguel.
Bueno, el ERP copó el barrio durante una semana, hasta que una no-
che llegaron los militares y se armó una balacera terrible. “Métanse
abajo de la cama”, nos dijo. Empezó a juntar y tirar cosas en el pozo
ciego. Hasta que vinieron a patear la puerta de cada casa. Y nos die-
ron una semana a todos para dividir cada terreno con alambre. Cada
casa debía tener sus portones. Entrábamos y salíamos del barrio con
documento y dentro de horarios delimitados.

MI: O sea, se militarizó el barrio.

MM: Sí.

MI: Volvamos al 2001...

MM: Mi viejo y un grupo de vecinos habían fundado una Sociedad


de Fomento, que se disuelve en los noventa, que había conseguido

139
Conversación con Mónica Mendoza

que un colectivo entre al barrio, le decíamos “el violetita”. Sin ese


colectivo, tenías que caminar más de diez cuadras a la redonda para
encontrar un transporte que te lleve a la estación. Pero a ese colec-
tivo lo saca la línea 365, que luego se va del barrio y entra la línea
440, hacia fines de los años noventa. Pero en el año 2000 esa empresa
empieza a brindar un servicio pésimo, muy malo. Constantemente
reclamábamos al Municipio que esta empresa no prestaba servicios
adecuados: no entraba al barrio, nos dejaba a mitad de camino, y
además era caro. En ese momento el barrio estaba catalogado como
rural, entonces el boleto era más caro. Parte de nuestra pelea con-
sistió en la rezonificación para que el barrio fuera considerado área
residencial. Entonces, hasta el 2000 si querías ir a la estación tenías
que pagar 3 pesos, y si querías ir al Hospital Mercante, otros 3 pesos
más. Era muchísimo dinero en esa época, con 6 pesos comprabas un
kilo de pan, la leche y la comida del día.
Nosotros éramos trabajadoras y trabajadores, la última camada de
“fabriqueros”, había muchas mujeres administrativas también que
habíamos estudiado perito mercantil (las que pudimos estudiar). Es-
tábamos desocupados, nos faltaba una razón para vivir. Así que nos
juntamos alrededor de doce militantes de distintas extracciones po-
líticas (fomentera, peronista, radicales no había, pero sí varios de iz-
quierdas) para armar algo alrededor de este problema, el del trabajo.
Pero en esa Argentina no había ningún horizonte para más trabajo.
Comenzamos por la cuestión del transporte, iniciamos un reclamo
tras otro, fuimos a la puerta de la empresa La Primera de Grand
Bourg, cuyas oficinas están en San Miguel. Denunciamos la situa-
ción que atravesaba el barrio ante un juez. El juez reunió a la Mu-
nicipalidad y la empresa con nosotros, que todavía no éramos una

140
Mutual Primavera

mutual. Y se armó una pelea, entre la Municipalidad y la empresa,


donde se acusaban entre sí por la situación. La policía no quería ga-
rantizar el ingreso de los colectivos al barrio y la empresa no quería
saber nada con el barrio. Entonces fuimos a plantearle a Mario Ishii
qué posibilidades había de que El Colmenar extienda el recorrido,
todavía no existía, como dije antes, la Mutual. Pero Ishii respondió
que no quería saber nada con eso, nos echó de la Municipalidad.
Entonces nos dijimos: “¿Qué hacemos ahora?”. Los muchachos de El
Colmenar nos sugirieron que hagamos una mutual. Y así nos pusi-
mos a estudiar, conseguimos abogado, discutimos para qué íbamos a
armar una mutual, conversamos mucho con vecinos, casa por casa,
esquina por esquina, pusimos unas urnas en los negocios con un car-
tel que decía “póngale nombre a su mutual”. Les explicábamos a los
vecinos cómo queríamos funcionar, que los colectivos iban a entrar al
barrio, que íbamos a establecer una tarifa social entre Primavera y
el Hospital Mercante, y que el boleto iba a costar la mitad de lo que
valía antes. Presentamos los papeles al INAES y se armó la Mutual,
no la pudieron parar. El 1° de mayo de 2002 salió el primer colectivo.
Fue una revolución.
Dos semanas antes de que saliera el primer colectivo, la situación era
tremenda: ya no pasaba ningún colectivo. Los colectivos que solían
entrar al barrio sacaron el cartel que decía “Barrio Primavera”. Le
planteamos la situación al abogado e hicimos una denuncia, a través
de una carta documento. Acusamos al intendente por falta de funcio-
nario público (por dejar a un barrio sin transporte público, que es un
derecho) y a la empresa. La carta la firmé yo, la teníamos que enviar
a Mario Ishii, hasta el día de hoy el intendente tiene la carta. El juez
nos dio la razón, pero el Municipio rechazó nuestro planteo porque

141
Conversación con Mónica Mendoza

no quería sentar precedentes de una empresa de transporte social,


comunitario, donde todos eran los dueños. Teníamos tres colectivos
que con mucho esfuerzo reconstruimos, quedaron divinos, limpitos,
iban y venían por el barrio.

MI: ¿Cómo compraron los colectivos? ¿Sacaron un crédito? ¿Pusieron


entre todos?

MM: No. Antes las empresas de colectivos tenían socios, vos eras
dueño de un colectivo y te asociabas con la empresa. Pero ese sistema
se desmanteló con el ingreso de las sociedades anónimas, con lo que
las empresas comenzaron a tener flota propia y choferes, nada más.
Entonces muchos choferes con colectivo propio se quedaron afuera y
nosotros los fuimos a buscar, les propusimos que se asociaran con el
vehículo a la Mutual. Y así empezamos, con esas tres unidades que
recorrían el barrio desde las 4 de la tarde a las 11:30 de la noche.
Transportábamos más o menos mil quinientos socios por día, estába-
mos muy cerca de lograr la cantidad de aranceles que necesitábamos.
Cada socio como tal tenía derecho a subir al colectivo, y pagaba un
arancel por el viaje. Como un club, donde pagás por ser socio y lue-
go aparte pagás para acceder a un servicio, por ejemplo, la pileta.
Muchos nos acusaban de que estábamos lucrando con ese arancel,
a pesar de declararnos como una Mutual sin fines de lucro. Era una
acusación absurda, pues con el arancel manteníamos el servicio y
generábamos puestos de trabajo.
Fue una lucha terrible con la Municipalidad. Aún hoy, cuando con-
seguimos charlar sinceramente, les digo con alguna ironía: “Ustedes
no nos apoyaron porque éramos mujeres”. El presidente del Consejo

142
Mutual Primavera

Deliberante nos decía: “Ustedes querían todo el poder, y querían una


organización que encima tuviera plata, y las organizaciones no tie-
nen que tener plata”. A lo que yo les respondía: “Ustedes no entendie-
ron un carajo porque nosotros lo que queríamos era trabajar y a esta
altura de la historia ese colectivo hubiera sido un colectivo comunal
administrado por ustedes”.

MI: ¿Cuántos colectivos llegaron a tener? ¿Quiénes lo manejaban?


¿Varones o mujeres?

MM: Llegamos a tener el cuarto colectivo con el que íbamos a poder


tener un servicio más fluido. Lo manejaban los choferes, eran varo-
nes. Ahí ganamos una batalla, porque los choferes sacaban el carnet
de chofer profesional en José C. Paz para que no haya problemas con
la Municipalidad. La Municipalidad sostenía que el chofer no podía
cortar el boleto; aceptamos y pusimos un pibe o una piba a cortar
boleto, los llamábamos los voceros. Ellxs acompañaban al chofer y
durante el viaje les contaban a los vecinos qué era una mutual, cómo
nos teníamos que defender, qué pasaba en el momento que la Muni-
cipalidad nos quería parar, cuál era nuestra personería jurídica. En
ese momento nos hacían muchas notas periodísticas, éramos un su-
ceso en el barrio. Entonces los voceros compraban el diario y durante
el viaje leían y mostraban la nota a la gente, con las fotos y todo. Y
eso al intendente no le gustaba, si ustedes tienen a alguien hablando
todos los días arriba del colectivo...
En fin, cuando compramos el cuarto colectivo ya habíamos generado
casi 600 puestos de trabajos de distintas maneras. En el año 2002,
todos los viernes cobrábamos 25 pesos. Todos los viernes. Nosotros

143
Conversación con Mónica Mendoza

no sabíamos lo que era el Plan Jefes y Jefas, ni idea teníamos de


esos planes, no sabíamos lo que era una bolsa de mercadería. Hici-
mos un acuerdo con la Federación Agraria para armar el comedor
para los chicos.

MI: ¿Todos esos recursos salían de los colectivos? ¿Cuando decís que
llegaron a generar cerca de 600 empleos: a qué te referís específi-
camente?

MM: A que teníamos 600 asociados. Por ejemplo, el gomero, el mecá-


nico, el tapicero, todos esos que estaban desocupados en ese momento
empezaron a asociarse con nosotros para brindar sus servicios a los
colectivos de la Mutual. Y cada servicio que hacían era pagado por la
Mutual. Los que cobrábamos un salario, esos $25 cada viernes, eran
los voceros, los choferes y los administrativos. Nuestra Comisión Di-
rectiva era ad honorem.

MI: ¿Cuánto duró esta experiencia?

MM: Una tarde, tipo seis de la tarde, en invierno, llegó una compañe-
ra corriendo a la Mutual, a los gritos, desesperada. Vio que se estaba
quemando la cola de uno de nuestros colectivos: le habían tirado una
bomba molotov. El colectivo iba vacío, el chofer había logrado salir.
El colectivo quedó completamente quemado. La verdad es que fue un
golpe muy fuerte para nosotros ver ese colectivo todo quemado. Y a
partir de ahí comenzaron las amenazas, tiros en nuestras casas, no
podíamos mandar más los chicos a las escuelas. El Barrio Primave-
ra estaba convulsionado, todo el mundo nos apoyaba. Anécdotas de

144
Mutual Primavera

ese día hay miles, miles. Días después, nos emboscaron por la zona
de COTO. Nos rodearon con infantería, con gendarmería, vinieron
colectivos de otras líneas, gente de la UTA con cables que parecían
cadenas. Nos golpearon y rompieron todos los colectivos, excepto uno,
que alcanzamos a rescatar y conservar. Mario Ishii no se hizo cargo
nunca de eso. Nunca. Duró tres meses nuestra experiencia con el
transporte público, con los colectivos. Comenzó el 1° de mayo y nos
destruyeron el 31 de julio del 2002. Nos quisieron desarticular como
organización, pero no pudieron: ya llevamos dieciocho años, no con la
misma fuerza tal vez que tuvimos con los colectivos, pero fue nuestra
revolución en el Barrio Primavera.

MI: ¿Y qué pasó entonces? Esa revolución, esa pequeña revolución,


tal como vos la evocás: ¿cómo se proyectó? Todos esos debates que
habían tenido, ese impulso, esa fuerza: ¿cómo se recicló? Porque la
Mutual sigue existiendo, se siguen reuniendo entre compañeras, rea-
lizan un montón de actividades. ¿Cómo esta experiencia tan rica en
términos de organización barrial y al mismo tiempo tan traumática
pudo reconvertirse en otra cosa?

MM: La verdad es que no hubo mucha reconversión porque la Mu-


tual nunca fue solo el proyecto del colectivo. Es un proyecto político,
económico y cultural. Nosotros lo que queríamos era que el barrio en-
tendiera que había cosas que era mentira que no la podíamos hacer.
El colectivo era casi como una excusa y era nuestra fuente económica
de subsistencia, pero nuestra apuesta era que los vecinos entiendan,
también los más jóvenes, que existe la posibilidad de trabajar sin que
alguien venga y te diga quiero que durante 12 horas machaques esta

145
Conversación con Mónica Mendoza

chapita. Nuestra pelea no era solo con el Municipio, con todos peleá-
bamos. Por dar un ejemplo, nosotros pagábamos menos al chofer que
lo que le pagaba la empresa de transporte. ¿Pero cuál era la diferen-
cia? Que si al chofer le dolían los riñones tenía un compañero que lo
reemplace; que podía traer a su familia a formar parte de un montón
de actividades culturales que nosotros hacíamos; que para nosotros
ese trabajador tenía un nombre, un apellido, una familia; que si se
le caía el techo íbamos y se lo hacíamos de nuevo. En la empresa de
colectivos eso no pasaba. Por eso no era una batalla solamente econó-
mica, era política, cultural, porque los choferes tenían que elegir entre
un sueldo mucho más grande o la posibilidad de trabajar con los sa-
larios que podíamos pagar (y hubiéramos podido pagar mucho mejor
si seguíamos creciendo como lo hicimos durante esos tres meses) pero
en un contexto muy distinto al que te ofrecía la empresa en términos
de calidad de vida y de inscripción en una trama colectiva. ¡Qué sé yo!
Nosotros llegamos a hacer un concurso de barriletes donde los chofe-
res, los padres de los pibes, hacían los barriletes con sus hijos. Y llega-
mos a remontar 700 barriletes en el cielo de Primavera. Lo que pasa
que en ese momento no teníamos ni cámara para sacar foto. Y ese
proyecto, el nuestro, no tiene nada que ver con la empresa capitalista.
O teníamos el caso de un pibe en el Barrio Primavera que tenía que
operarse de leucemia, y en tres días le juntamos con las moneditas, en
una alcancía que poníamos en los colectivos, para ayudar a juntar el
dinero para que se opere. Ese chico sigue viniendo a la Mutual.
Entonces no solo nos peleábamos con el Municipio, sino que también
con todas las estructuras que nos rodeaban. Y no teníamos idea de
aquello a lo cual nos enfrentábamos hasta que vivimos en carne propia
las amenazas, los golpes, el dormir con miedo. Para la Mutual fue un

146
Mutual Primavera

golpe muy grande, una gran frustración. Porque es posible gestionar el


sistema de transporte, fue una gran frustración no poder hacerlo. Pero
también es la gran frustración de El Colmenar, que en pleno gobierno
nacional y popular tampoco pudo avanzar mucho. Ni Randazzo cuan-
do se le planteó disponer de las maquinitas de la SUBE, ni la propia
Cristina Kirchner nos entendió. Alicia Kirchner, que era la ministra
de Desarrollo Social, tampoco nos entendió. Ellos querían que nosotros
hagamos pan casero, la huerta con la lechuga, ¿se entiende? Noso-
tros, en cambio, queríamos una empresa de transporte, queríamos una
farmacia, queríamos un lubricentro, queríamos tener una gomería
propia, queríamos máquinas de última generación para que el valor
agregado de la fuerza de mano de obra sea más calificado, queríamos
una escuela de oficio. Esa fue la respuesta desde hace dieciocho años,
paradójicamente nos fueron socavando, aun siendo parte del gobierno
nacional y popular. A nosotros nos ganó el capitalismo –y nos ganó
mal–. Hoy nos hablan de economía social, pero para nosotros es entre-
tenimiento. No quieren que nosotros manejemos la economía. Es una
gran frustración pero nosotras somos mujeres, resilientes, mujeres…

MI: Y entonces…

MM: Y entonces la Mutual siguió con un montón de otras cosas, empe-


zamos a pensar otros oficios, otras compañeras del taller textil que ha-
cían los uniformes nuestros continuaron su línea de trabajo. Hacíamos
uniformes y ambos para el hospital Mercante. O sábanas, cortinas,
que se vendían en las ferias. Almohadones también. Y mucha ropa de
disfraces para los nenes del jardín cuando surgió el jardín. Vivimos
mucho tiempo con eso. La escuela de oficio se hizo también pero arti-

147
Conversación con Mónica Mendoza

culada con la escuela de oficios de acá, pero se hizo. Allí lo que hicimos
fue armar una cooperativa de trabajo, en paralelo a lo que habíamos
armado con los colectivos. Era un banco de horas de trabajo y herra-
mientas. Cuando tuvimos que aceptar los planes Jefes y Jefas (y lo
tuvimos que hacer porque nos quedamos sin ingresos), lo hicimos bajo
lógicas no asistencialistas. Nosotros creemos en los subsidios, pero no
somos asistencialistas, no queremos que el Estado nos asista para no
hacer nada. Entonces inventamos el salario social, que era el Plan que
se cobraba a través de la Mutual, e incluía la comida para cada fami-
lia, más la capacitación en oficios. Capacitamos mucho, conseguimos
con enorme esfuerzo que muchos compañeros se matriculen en sus
oficios. Porque enseguida nos dimos cuenta de que el electricista que
sabía, el tipo que sabía todo era el que menos dinero se llevaba, porque
se lo llevaba el electricista matriculado que ponía la firma. Lo mismo
con el gasista. Entonces armamos un montón de cooperativas para que
tengan sus firmas, sus matrículas. Hicimos mucha instalación de gas.
Casi las tres cuartas partes de la instalación de gas del Barrio Prima-
vera las hicimos nosotros, y en Cuartel V hicimos casi toda la instala-
ción de gas domiciliaria. Me refiero a la domiciliaria, porque había otra
cooperativa que realizaba la conexión que iba por fuera, junto con la
empresa de gas. Eso generó también mucho sueldo.
Armamos en base a esta experiencia una administración conjunta.
Cada área (textil, construcción, gas) contaba con sus ingresos, pero to-
das las áreas rendían a una administración central que repartía para
todos el mismo salario. No había problema con eso. Y, como decía an-
tes, armamos un banco de horas, herramientas, materiales y servicios
(ahí teníamos ventanas, ladrillos, de todo, la gente nos las donaba). De
modo que si ante un trabajo que hacíamos alguien no podía pagarlo,

148
Mutual Primavera

entonces donaba una cantidad de horas de trabajo para la Mutual. Así


se fue ampliando el grupo de asociados, éramos más de cien.
Pero después vino el 2003 y la emergencia de la figura de Néstor
Kirchner. En el 2005 decidimos ir con Néstor, hacer política, era la
parte que más nos gustaba. No la Mutual, sino nosotros. Y con la
llegada de nuestro gobierno también llegó el reacomodamiento de la
economía, y la verdad es que la gente se fue a trabajar a otro lado.
Entonces, a nosotros se nos derrumbó el proyecto en los doce años del
kirchnerismo. Es algo a pensar.

MI: En un punto está bien.

MM: Sí.

MI: Una de los aspectos bien interesantes del proyecto es lo que ha-
cen con el barrio. Una manera de tejer, de construir cultura alrededor
del trabajo. Me parece que hay un tejido cultural en esta experiencia
y que tiene que ver con una comunidad que se pone de acuerdo para
solucionar, en principio, el tema del transporte pero después el tema
del trabajo en la comunidad, y después el tema de ponerle gas a los
vecinos, y eso es una trama cultural.

MM: Un detalle para nada menor en todos estos trabajos que te estoy
nombrando es que no había diferencias sexistas o binarias. Teníamos
compañeras que eran maestras mayores de obra, hacían el pastón,
no había diferencias. Y también dejamos marcas, huellas. El otro día,
al subir a un colectivo, el chofer me saluda y yo no lo reconocí. “¿Te
olvidaste de mí, Mónica? Soy Marcelo”. Era un vocero que eligió ser

149
Conversación con Mónica Mendoza

chofer en base a nuestra experiencia. Lo mismo con un montón de


muchachos que se ganan la vida instalando gas.

Matías Farías (MF): Muy interesante escucharte porque de algún


modo en tu relato están buena parte de los problemas de la Argentina
reciente, especialmente el problema del trabajo. Cómo producir sala-
rio allí donde el capital se retira y se fuga. Hoy se lo llama salario so-
cial, pero ya en el 2001 estaban pensando esto. Segundo punto, cómo
se construye poder popular. La intervención que ustedes hacían en
esos colectivos con los jóvenes, los voceros, es una intervención cul-
tural que en algún sentido adelanta las discusiones que tienen lugar
con la –así conocida– Ley de Medios, porque convertir a un colectivo
en un canal de comunicación popular alternativo es una idea, para su
tiempo, de avanzada, aunque en diálogo con otras ideas que estaban
planteando otras organizaciones culturales. Me quedé pensando en
la paradoja de que toda esta movida y organización popular de algún
modo se resiente justo en el período en que se despliega un gobierno
nacional y popular. Los límites de este gobierno quedaron clarísimos
en lo que venís contando. Ahora bien: ¿hubo alguna dimensión de
este proyecto que le permitió a la organización, si no crecer, al menos
ingresar en un campo de acción que antes no estaba disponible?

MM: Sí, no puedo decir que no. Conocí muchísimos compañeros den-
tro del kirchnerismo, muchísimos compañeros de múltiples proce-
dencias. Mi mejor amigo y compañero es chileno, su papá estuvo con
Allende, imaginate. Con mi hermana discutimos mucho porque yo
soy admiradora del Che, aunque también soy crítica, como feminista,
del comunismo. Me gusta mucho Fidel, creo mucho en la Cuba libre.

150
Mutual Primavera

Mi hermana en cambio cree que Cuba es un régimen, porque los cu-


banos no pueden salir de la isla. Hay peleas mortales en la familia,
una grieta interna.

MF: ¿Podríamos decir que el kirchnerismo permitió que esas distin-


tas procedencias de las que hablás pudieran reagruparse? Como si
hubiera tendido un hilo para de algún modo hilvanar lo que de otro
modo hubiera quedado deshilachado…

MM: No, creo que el que cosió eso fue Néstor. Cristina es una lí-
der indiscutida, pero el que estaba acá era Néstor. Cuando armó
la transversalidad nos juntó a todos, yo estaba muy cascoteada y
renegada del peronismo, pero él nos dio lugar a todos. Y lo más im-
portante de todo: nos abrió lugares en los distritos, acá mismo, con
el intendente. Hay una realidad de la cual estoy orgullosa y es que
el intendente nos tiene que bancar a nosotros, no al revés. Él nos
tuvo que aceptar en la estructura, y hoy tengo un lugar pero por un
trabajo autogestivo que hicimos.

MF: Dentro de ese trabajo autogestivo está el Jardín de Infantes, ¿no


es cierto?

MM: Sí. Contamos con el Centro de Desarrollo Integral, creado en


2009, al que asisten 150 niñes, en un rango que va desde los 45 días
a los 5 años. Funciona al lado de la Mutual, antes era una delegación
municipal. Es un Jardín que no promueve binarismos, aunque nos
cuesta un montón que los padres lo entiendan. La primera vez que le
dijimos que los chicos no tienen ni rosa ni celeste y que iban a tener un

151
Conversación con Mónica Mendoza

baño compartido, casi nos queman el salón. Los padres, los chicos nada
que ver. Los juguetes, por ejemplo, están mezclados, las nenas pueden
jugar con los de los varones. Tampoco tiene divisiones por edades, ni la
obligación de formar en fila. Plantamos la bandera argentina, la ban-
dera de ceremonia, pero también la Whipala, un día vino un miembro
de la comunidad Qom para contarles a los chicos el significado de sus
colores. Festejamos, por supuesto, el Día de la Pachamama.
Este año este proyecto está complicado. Porque somos un Jardín co-
munitario sin subsidio. El jardín cobra 1000 pesos por mes, pero en
el jardín los chicos desayunan, almuerzan, están 8 horas. Y de este
aporte salen los salarios de las docentes. Hay un trabajo muy grande
de las jóvenes que se recibieron en el Instituto Juana Manso, y que
hoy son nuestras maestras jardineras. El año pasado ganaron un
premio del Consejo Escolar porque los chicos jugando salen del Jar-
dín sabiendo leer. Y aprenden jugando.
Articulamos con las dos escuelas del barrio para acompañar el pa-
saje de jardín al nivel primario. Es una experiencia donde se arma
quilombo, los chicos se mezclan, no hacen filas entre nenas y nenes.
Entonces las maestras de primaria se enojan con nosotros, tuvimos
una charla alrededor de este asunto. Cuesta mucho, pero las cosas
se van modificando. Una vez, hace tiempo, estaban las maestras del
Jardín organizando una fiesta, me llamaron a mí para que vea la
decoración: habían puesto al Pato Donald, Mini y Mickey. ¡Casi me
muero! “¡Ahí va Zamba!”, dije, y empezamos a cambiar todo. Tuvimos
que hacer un trabajo para que se entienda lo que queríamos transmi-
tir. Y así el año pasado, como decía, sacaron un premio por el modo
en que el Jardín prepara a los chicos para el primer grado.
Eso nos puso en cierta dificultad, porque todos quieren enviar a sus
niñes al Jardín. Pero en estos años abrieron un jardín público en el
152
Mutual Primavera

Barrio Primavera, con el que estamos articulando para ver si po-


demos, al menos, llevar algunas de las cosas que hacemos nosotros
ahí. La verdad que la directora de este nuevo jardín está abierta a
los cambios: que no haya filas de varones y mujeres, que exista pre-
disposición a asumir una perspectiva de género ya en el nivel inicial.
Que no haya juguetes con connotaciones bélicas, algo que nosotros
rechazamos rotundamente.

MF: ¿Desde el inicio de la Mutual ustedes militan la perspectiva de


género?

MM: Siempre trabajamos en esa línea porque somos mujeres. Re-


cuerdo ir a los talleres mecánicos de la escuela de oficio y pedir que
saquen los almanaques, llegamos a entendernos con ellos. Lo que
nunca logramos es que ellos acepten y reconozcan cuándo nosotras
teníamos razón. Son muy orgullosos. Tengo tantísimos ejemplos en
los talleres mecánicos, cuando había que reparar un colectivo y apa-
recían posiciones distintas sobre la causa de un desperfecto mecá-
nico. Les costaba una enormidad a los varones reconocer cuándo yo
tenía razón sobre la causa. Era un feminismo que ejercíamos en la
vida cotidiana, no era un feminismo académico.

MF: ¿Y qué otros proyectos culturales generaron en estos años?

Hubo uno que nos dio mucho, la primera pizza libre del Barrio Prima-
vera. Todos los miércoles y sábados a la noche hacíamos pizza libre
con show. Para el show invitábamos a cualquier artista del barrio. Así
toque el bombo. Era todo un éxito, la gente se enteraba que había un

153
Conversación con Mónica Mendoza

artista y llenaba el lugar. En esa pizzería nace ese grupo de teatro que
estudia con el Culebrón Timbal, Los Patos Negros. Tenían una obra
con un personaje que se llamaba el intendente “Asha” y el otro perso-
naje se llamaba “Curatuti”. En la obra del “intendente Asha” los per-
sonajes reclamaban por las calles que estaban en tal mal estado y la
ambulancia que no entraba al barrio. Se enojó el intendente, que nos
mandó a decir que levantemos la obra. Pero nosotros le respondimos
que no estábamos en la época de la dictadura, que no cabía censura
alguna y que la obra era parte de nuestro proyecto de teatro, de nues-
tra pizzería, y en definitiva nuestro modo de invertir. La obra fue tan
popular, la veía todo el mundo, todos los sábados la pizzería se llenaba
de gente. Luego, llevamos distintas obras de teatro a escuelas, la mi-
tad de lo recaudado iba para la cooperadora de cada establecimiento.
En esa misma época, 2009, 2010, inauguramos un centro, El Cruce,
donde teníamos un lavadero, un lubricentro y una gomería enorme,
cinco puestos de trabajo: el mecánico, el gomero, el aceitero, el tapi-
cero, el lavador de auto, una cadena de producción al servicio del con-
sumo. Presentamos ese proyecto y fue aprobado. Y trabajamos con
eso mucho tiempo. Eso también fue el kirchnerismo, la posibilidad
de que esas cosas funcionen. Pero con sus límites, pues a nosotros lo
que nos falta es que nos enseñen a trabajar con deudas en el banco
como trabajan todas las empresas, sin que esas deudas superen el ca-
pital que tenemos invertido. Porque nosotros trabajamos al contado
y al día, y al no tener ningún tipo de jefe, la Mutual es consumidor
final, no podés deducir ninguna carga impositiva. En consecuencia,
no tenemos proyección financiera. A lo pobres no nos gustan las deu-
das, nos pesa. Pero la paradoja es que para tener éxito en el mundo
financiero, con el concepto de la economía social, tenés que endeu-

154
Mutual Primavera

darte, tenés que expandir el proyecto, generar puestos de trabajo. Y


el banco tendría que sostener ese esfuerzo, sin embargo nadie nos ha
enseñado cómo manejar este asunto.

MF: ¿Y con el microcrédito?

MM: Si, tuvimos microcrédito. Fuimos los primeros y los únicos acá
en José C. Paz en usar el microcrédito, con eso implementamos pro-
gramas como “Mejor Vivir”, refaccionamos viviendas. También con
el Procrear. Sí, con estas líneas pudimos sostenernos durante un
buen tiempo.

MF: ¿Y cuál es la situación actual de la Mutual?

MM: Este año se terminó el colchoncito que había dejado el kirch-


nerismo. Siempre fuimos una organización receptora de mercadería
(alrededor de 1500 bolsas de mercadería por mes), que distribuíamos
en más de 6 comedores. Paradójicamente, este gobierno nos cortó ese
envío, en realidad no el gobierno, sino Daniel Arroyo (ministro de De-
sarrollo Social), porque dice que la mercadería tienen que verificarla
antes de mandarla, no sé, nosotros no bancamos mucho a Arroyo. Y
nos hemos quedado sin mercadería. La Mutual se abrió en el contexto
de la pandemia. El Jardín está sufriendo mucho, la gente no paga, está
instalado el concepto del capitalismo según el cual solo si hay servicio
hay pago. Se está perdiendo la idea de pagar para que lo colectivo sub-
sista y para que en el día de mañana podamos seguir juntos este reco-
rrido común. Con todo, a partir de varias iniciativas de los asociados y
con las cuotas sociales que se pagan estamos sosteniendo el servicio de

155
Conversación con Mónica Mendoza

internet de la Mutual, la luz y el gas social, las reparaciones. El edificio


es nuestro, nosotros lo compramos, la casa donde estamos es nuestra.

MI: Cuando estuve en la Mutual me llevé una impresión muy fuerte


con relación a la convicción feminista de todas. Eran muchas, mu-
chas compañeras, y me pareció que esa convicción venía de mucho
tiempo atrás, que había una voz colectiva que hablaba no desde la
época, no desde las reivindicaciones del kirchnerismo, sino de larga
data. Mujeres que crecieron con esa convicción, no que adoptaron esa
convicción ¿Puede ser que esta inscripción comunitaria de la Mu-
tual les haya permitido trabajar en esta dirección en relación con los
vínculos, con los modos de organizarse, en fin, que les haya dado y
reforzado esa impronta?

MM: Sí, yo creo que siempre fuimos una organización muy respetuo-
sa de lo ancestral…

MI: ¿Qué quiere decir eso?

MM: Que tenemos claro de dónde venimos. Y eso tiene mucho que ver
con que somos todos del interior de la provincia, del interior del país.
En estos territorios todavía subsiste la importancia de la procedencia,
por eso nosotros hacemos tanto hincapié en la Pachamama, en nues-
tra Madre Tierra, en aquellos componentes ancestrales que respetan
la imagen de la mujer más allá incluso de que sea dadora de vida.
Reivindicamos también la historia de las mujeres en la política argen-
tina: Juana Azurduy, Macacha Güemes, Madres y Abuelas de Plaza
de Mayo. En base a este posicionamiento, Mutual Primavera ofrece

156
Mutual Primavera

un ejemplo de lo que puede ser un matriarcado, y en algún punto nos


adelantamos a la agenda de hoy. Porque nosotras miramos al barrio,
lo pateamos, lo tocamos, ¿viste? Sabemos lo que les pasa a las mujeres
del barrio. Tenemos esa impronta y para nada nos avergüenza mos-
trar lo que sentimos. Fuimos las primeras que salimos a barrer con las
escobas la calle, como acto simbólico que mostraba nuestra voluntad
de barrer con las injusticias del patriarcado. Todo el mundo nos decía:
ahí están las locas. Y esto lo hicimos hace ocho años atrás, y salíamos
con los cascos de trabajo a pegar en cada pared “nuestro cuerpo es
nuestro”, “nosotras decidimos sobre nuestros cuerpos”, “somos las due-
ñas de nuestros cuerpos”, “somos mujeres deseantes”, “somos lindas”,
“nos gustamos como somos”, pegamos esos carteles en todos los postes
de las luces del barrio. Y atrás de nosotras se animó otra, y otra. A tan-
tas compañeras tuvimos que levantar en este tiempo, fue tan fuerte lo
que sufrieron, lo que lloraron y las tuvimos que levantar, tuvimos que
levantarnos. Ese entramado de levantarse, bajar, levantarse, bajar,
es el que está todo el tiempo ahí. Ahora estamos un poquito tristes
porque no nos estamos viendo mucho, nos estamos extrañando mucho
porque somos muy toqueras, de abrazarnos…

MI: Una de las últimas preguntas. Si tuvieras que pensar en algún


momento inolvidable de la organización, ya sea porque fue muy bueno
o muy malo, no importa, un momento de intensidad, ¿cuál elegirías?

MM: Sí, es fácil. Ese 31 de julio, cuando nosotros volvíamos derrota-


dos porque nos habían roto todo, porque estábamos ya en el horno,
ese día volvimos a Primavera y encontramos que en cada esquina del
barrio los pibes armaron barricadas, se plantaron diciendo que si no

157
Conversación con Mónica Mendoza

entraban los colectivos de la Mutual, no entraba ningún colectivo al


barrio. Ese momento para mí fue impresionante. Y cuando llegamos
a la sede de la Mutual, que en ese momento estaba en el otro lado,
nos encontramos a toda la gurisada que nos esperaba y nos daba un
vasito de mate cocido caliente (porque hacía mucho frío) con un alfa-
jor, ¿viste? Fue un momento impresionante: ver que todos los vecinos
se movilizaban (al otro día hubo una marcha a favor de la Mutual),
que de las escuelas salían los docentes con el guardapolvo puesto ca-
minando hacia la Municipalidad, fue un acontecimiento.

MI: Una última pregunta, en el libro entrevistamos a distintas organi-


zaciones sociales: Culebrón Timbal, Sofovial, Cantamañanas, Saturno
5, Tinkunaco, entre otras. ¿Cómo pensás que se inscribe Primavera en
este grupo de organizaciones? ¿Cómo sentís que Mutual Primavera se
integra en ese abanico de organizaciones sociales, culturales?

MM: Creo que nosotros nos diferenciamos fundamentalmente de esas


organizaciones en un punto: construir poder popular para gobernar,
en eso nunca fuimos hipócritas. Nosotros queremos gobernar, porque
entendemos que no podemos seguir siendo gobernadas, y en este pun-
to no creo que las demás organizaciones piensen lo mismo. Y al mismo
tiempo, algo que tenemos en común con Red El Encuentro, es que so-
mos todas mujeres. No sé si cambiaron ahora. Creo que estas son las
diferencias. Nosotros podemos y debemos, y así lo hacemos, atender
las urgencias, pero para poder gobernar hay que mirar, planificar y
tener en claro lo que quiere nuestra gente, lo que necesita nuestra
gente. Por eso nos interesa la cultura, que es un derecho que tenés que
ir inculcando y construyendo. La cultura es mucho más que un cine en

158
Mutual Primavera

el barrio con los pibes. Lo digo porque a veces hay dirigentes en José C.
Paz que se piensan porque ponen un cine gigante, muy hermoso, que
costó mucho dinero, todo el mundo lo tiene que aplaudir y tiene que ir
a verlo. Y eso no es cultura, eso es preventa. Hoy nos sacamos 150 mi-
llones de fotos y mostramos la cantidad de pibes que hay, ¿quién no va
a venir? Como el Día del Niño, el Día del Niño es una locura. Solo fotos
hacen y eso no es el Día del Niño. Hablen un poco de las infancias, de
los cambios de las infancias. Discutamos qué significa ser un niño hoy,
qué es un infante, cómo se respeta esa niñez, su forma. Nosotras cree-
mos que hay que dar estas discusiones, teniendo vocación de poder.
Creo que esa es la diferencia.

El turismo social es una de las tantas iniciativas que lleva adelante


Mutual Primavera.
Fuente: archivo de imágenes Mutual Primavera.

159
Saturno 5
CONVERSACIÓN CON FERNANDO MONTEMARANI*
Ricardo Esquivel (RE): ¿Cómo y cuándo empezó Saturno 5?

Fernando Montemarani (FM): El 23 de marzo de 2014 grabamos la


primera sesión, por eso tomamos esa fecha como nuestro cumplea-
ños. Desde ahí no paramos. Empezamos con dos camaritas, tranqui,
sonido básico, mínimo indispensable, en una ubicación acá arriba, en
casa. Grabamos una sesión que quedó muy bien.
Prácticamente no teníamos luces ni micrófonos, no teníamos nada. En
estos años ya habremos hecho treinta o cuarenta sesiones y tenemos
más de mil videos. De hecho, a lo largo de 2019, grabamos todos los
fines de semana. Todos los fines de semana teníamos algo para hacer.
Entonces, volviendo al inicio, empezamos el 23 de marzo de 2014, acá
en casa, en San Miguel. Me acuerdo que ese día vino también mi her-

* La conversación original tuvo lugar en 2018 y su versión escrita fue revisada en


noviembre de 2020. Participaron en la conversación original Ricardo Esquivel (Equi-
po de investigación de “Cartografía socioeconómica de la cultura en el noroeste del
Conurbano Bonaerense”), Fernando Montemarani y Mariela Maldonado (Saturno 5).
Agradecemos a Fernando Montemarani la cuidada revisión y colaboración en la edi-
ción de la versión escrita de esta conversación.

163
Conversación con Fernando Montemarani

Saturno 5 combina la renovación de lenguajes musicales


y audiovisuales con lógicas de trabajo colectivo.
Fuente: Mariela Maldonado. Archivo de imágenes Saturno 5.

mano a hacer cámara… y no teníamos más cámaras. Éramos nosotros


dos nada más, fue un día complejo. Después empezamos a hacer vivos:
caíamos en una fecha, grabábamos y editábamos. Al otro día ya estaba
todo subido y así empezaron a surgir cosas: una acá, otra allá…
Por suerte, conocemos muchísimas bandas y eso nos abrió el pano-
rama. Después vino la etapa de armar el estudio, necesitábamos un
espacio físico donde estuviera todo instalado, como para llegar y gra-
bar sin tener que armarlo todo cada vez. Además, las instalaciones
eléctricas de las casas no resisten enchufar mil quinientos aparatos.
Lo ideal era tener un lugar con condiciones mínimas: una parrilla de
luces ya puestas, cantidad necesaria de cable para enchufar equipos

164
Saturno 5

y consolas… Así que empezamos a armar eso y el 15 de octubre de


2016 grabamos una sesión e inauguramos el estudio. Fue una sesión
increíble de un baterista solista, Fran Jaime (se puede ver en la web
de Saturno 5). El 22 de octubre fue la primera fecha y seguimos hasta
mediados del año siguiente, después tuvimos que cerrar ese lugar y
nos mudamos acá a San Miguel, mientras los fines de semanas ha-
cíamos fechas o grabábamos sesiones. Además, hacíamos los spots
para un programa de radio y la preproducción del documental de Wi-
lly Pérez para participar en el FAN [Festival Artístico Noroeste] de
2017. A fines de ese año grabamos los tres cortos del primer taller de
video. Ahora ya estamos terminando el segundo taller, lo que implica
grabar seis cortos con seis guiones aprobados; y también estamos con
un taller de fotografía (el segundo).
La propuesta del taller de video es que vos vengas con tu idea y noso-
tros te ayudamos a que aprendas a hacer un guión y dirijas tu corto.
Esa es la premisa del taller, y que todos los compañeros participen en
el corto de los demás: como equipo de producción, asistente, cámara,
sonido, lo que sea.
Yo creo que esa dinámica hace que todos aprendan un montón. De
hecho, los chicos del taller del año pasado participan en las grabacio-
nes de los cortos que se vienen ahora: Patricia, que fue directora de
los cortos del año pasado, ahora va a ser asistente de dirección. Eso
hace que el equipo vaya creciendo mucho y contamos con un mon-
tón de gente que está involucrada. Y es importante porque, como
siempre digo, uno por ahí tiene ganas de grabar, escribir un corto o
una película, pero no cuenta con los medios para llevarlo adelante.
Entonces la idea del taller de video de Saturno 5 es eso, es poner las
herramientas y el equipo a disposición de alguien que quiere hacer

165
Conversación con Fernando Montemarani

algo. Porque si no, uno nunca materializa esas cosas que tiene en la
cabeza. Acá los guiones que se escriben son discutidos y aprobados
por todo el equipo, el escritor cuenta con el apoyo de sus compañeros
y también colaboran los participantes del taller de fotografía.

RE: Antes de que ustedes formaran Saturno 5, ¿ya trabajaban en


esto?, ¿les gustaba?, ¿habían estudiado o eran autodidactas?

Mariela Maldonado: Nos conocemos desde hace treinta años, éra-


mos compañeros de escuela, pero dejamos de vernos durante mucho
tiempo. Cuando nos reencontramos yo ya era fotógrafa y había hecho
mucha fotografía en vivo, mainstream para el circuito comercial. La-
buraba de sacar fotos, me gusta la fotografía en vivo, me gusta la mú-
sica, entonces uní mis dos pasiones. A mí me iba bien con mi carrera,
pero también se me pasaba por la mente la idea de hacer Saturno 5.

FM: Yo soy egresado del ISER [Instituto Superior de Enseñanza Ra-


diofónica]. Estudié producción y dirección de radio y televisión en la
década de los noventa. Trabajé en canales de TV, Canal 7, América,
Torneos y Competencias… Hice producción en casi todos esos cana-
les. Pasé por los formatos más diversos: desde un show hasta un no-
ticiero, deportes, exteriores, novelas… La verdad es que nunca jamás
estuve a gusto con nada de eso, porque es un mundillo muy extraño,
son productos paupérrimos, con contenidos nefastos…, trabajaba
para las propuestas de otros y trabajaba, no sé, para un segmento,
para un público que realmente no pide demasiado y no es muy exi-
gente: la televisión. Y yo creo todo lo contrario, creo que la televisión
es una herramienta fabulosa, pero también es muy nefasta y produce

166
Saturno 5

una cantidad de mierda al mismo tiempo. Y ser parte de todo eso no


es muy satisfactorio, sino todo lo contrario, sentís que estás hacien-
do cosas que realmente no aportan nada. Uno a los 20 lo ve de una
manera, a los 25 ya te empieza a molestar y a los 30 te tenés que ir;
si no, terminás haciendo cualquier cosa. Lo que pasa es que a veces
te pagan muy bien, estás cómodo. Pero yo creo que hace muy mal a
la salud laburar ahí: tenés el bocho partido, la cabeza hecha mierda,
es un medio que hace pelota a la gente. Y yo laburé en una época que
fue muy jodida, la década del noventa, fue muy jodida. Había poco la-
buro, era una carnicería, no había guita, te pagaban mal, a veces no
te pagaban o por ahí estabas suspendido por tiempos muy largos sin
laburar. Y esa televisión resultadista dependía del trabajo, entonces
era una vida bastante de mierda.
En 2004 dejé de trabajar en tele, porque era el productor de trece pro-
gramas, prácticamente manejaba un canal que se dedicaba a la ven-
ta directa. Era horrible, pero bueno… era televisión. Básicamente, yo
venía laburando en eso, ya era grande, había un montón de chicos
laburando conmigo y me daban ganas de decirles “chicos, larguen y
busquen otra carrera, pónganse un kiosco”, porque era bastante pesi-
mista, con respecto al futuro que tenían esos pibes. De hecho, no me
equivoqué: aunque en la década pasada el campo laboral se abrió mu-
chísimo, ahora se está cerrando. En la década pasada hubo muchísimo
trabajo audiovisual, muchísimas productoras, una inyección de guita
importantísima… Después hay que ver si se manejó bien o mal, eso es
otra cuestión, pero en estos años se está cerrando todo, con la excusa
de que no vale la pena hacer cultura en los medios, etcétera, etcétera.
A mí me parece paupérrimo ese pensamiento, también sé que es una
excusa: la realidad es que la guita no la quieren repartir y punto. No

167
Conversación con Fernando Montemarani

reparten la guita, los pibes se quedan en la calle, la idea es bajar los


costos laborales, porque Macri dijo que el laburo es un costo.
En cambio, la lógica de Saturno 5 es muy distinta a ese modelo de
negocios de la televisión de los años noventa, porque nosotros por lo
general elegimos a las bandas, les proponemos hacer una sesión o
invitarlos a las fechas para que toquen, y ahí cuando vienen, en las
fechas les pagamos con lo recaudado, entonces es como que no entien-
den qué hacemos...

RE: Es como que la gente no entiende cómo trabajan, como si dijeran


“¿cuál es la trampa, cómo hacen todo esto?”

FM: Y, claro, porque si no se hacen las cosas de otra manera, caemos


en la misma trampa del circuito comercial y somos esos patrones que
nosotros detestábamos cuando trabajamos cuando éramos pibes. Yo
toqué algunos años, sé cómo es el circuito de la música y cuáles son
las cosas que no quiero repetir. Quiero un ciclo de música en el que se
cumplan determinadas condiciones, así que si vamos a grabar un cor-
to, no le voy a pedir a un amigo que pague la producción de ese corto.
Cuando laburamos, estamos a la par de ese pibe que está dirigiendo
su primer corto: me pongo al lado y voy ayudándolo, porque quiero
que el corto sea su idea. Porque aunque sea una producción de Sa-
turno 5, quiero que él dirija, aprenda y se equivoque, pero que sepa
que hay un montón de gente ayudándolo. Y lo mismo nos pasa con la
música. Entonces, nos preguntan “¿ustedes hacen esto y la guita la
ponen ustedes?”. No, la ponemos entre todos. A veces sacamos más
guita en una fecha y la ponemos en otra cosa. Nosotros no queremos
repetir el mismo esquema del sistema/circuito comercial, tampoco

168
Saturno 5

nos gusta que nos digan “productora audiovisual”, pero de alguna


manera hay que llamarla, como Saturno 5 Audiovisuales. Ni siquiera
el logo dice “productora”, tratamos de esquivar esas cosas. Tampoco
nos enmarcamos en algo puntual, porque no somos solamente eso.
Siempre hacemos cosas nuevas, queremos hacer una revista, parti-
cipar en un programa de radio, hacer un programa de tele (aunque a
veces no nos den los tiempos). Al principio, Saturno 5 era música en
vivo: cubríamos música en vivo, no hacíamos videoclips, ni nada de
eso; ahora hacemos algunos videoclips, porque los piden, y a veces es
interesante hacerlos porque sabemos que hay amigos a quienes, si no
los ayudamos nosotros, les cuesta muchísimo (porque algunos les pi-
den cuarenta, cincuenta lucas, y nosotros se los hacemos por cuatro).

RE: ¿Y cómo consideran ustedes si algo está buenísimo o no? ¿Tienen


alguna referencia estética?

FM: A mí me parece que es muy difícil de definir el gusto estético:


lo que está bueno y lo que no, es medio personal de cada uno, pero
en el mundillo del arte hay gente que va a aceptarte y gente que no;
hay gente que produce un efecto deseado y hay gente que busca cosas
nuevas, que experimenta… Y a mí me interesa eso. No ir a ver al tipo
que reproduce el efecto deseado (ese que escuché en The Cure hace
cuarenta años). Yo quiero a alguien que trate de superarse, que ten-
ga inquietud, que apueste, que se arriesgue. Eso me parece artístico,
todo lo demás son productos de mercado. Y si es algo artístico, por
más que a mí no me guste (porque hay productos artísticos que a mí
no me gustan pero considero que son logros interesantes), no le voy a
cerrar la puerta. Eso sí, siempre y cuando pertenezcan al mundo del

169
Conversación con Fernando Montemarani

rock, porque el límite es ese. Yo tengo un problema personal, a mí me


gustaba mucho Divididos, pero cuando empezaron a hacer folklore,
me agarró un ataque de nervios, porque a mí me gustaba la oscu-
ridad de sus primeros dos discos, toda esa crudeza… Fui a verlos a
Cemento… Y cuando empezaron a tocar con el charango y el bombo,
me agarró un ataque de locura. Y ahí fue cuando la pegaron. Enton-
ces, eso del gusto estético y qué elegimos, primariamente tiene que
ver con lo genuino: yo escucho algo y digo “esto está bueno”, porque
siento que es nuevo, distinto, no es una imitación.

RE: Sospechamos por qué se llaman Saturno 5, pero ¿quieren expli-


car un poco el nombre?

FM: Por la canción, el tema de Inspiral Carpets, porque es un tema


significativo para mí, yo lo ponía todas las mañanas, en una época
oscura, cuando me levantaba… ¿Viste cuando no tenés ganas de ir a
laburar o a estudiar, cuando tenés los huevos llenos de todo? Ponía el
tema bien fuerte y me ponía las pilas, es por eso. No hay nada oculto.

RE: Estuvimos hablando de los objetivos de Saturno 5, ¿creen que


cambiaron a lo largo de esta experiencia? ¿Se profundizaron? ¿Pien-
san que el público al que se dirigían sigue siendo el mismo?

FM: Nunca tuvimos estrategia de marketing, jamás pensé en un pú-


blico. Es más, si a un par de amigos míos les está gustando, joya,
estoy contento. Y no nos pusimos objetivos, en un momento nece-
sitamos un lugar para grabar y lo buscamos; pero nunca fuimos de
tener objetivos. Lo que sí sabíamos era que íbamos a hacer cosas y

170
Saturno 5

tal vez empezamos a crecer en direcciones que ni nos imaginábamos,


pero no es que decimos “el año que viene tenemos que hacer cuatro
películas”. Es más bien lo que surja.

MM: Yo creo en la idea de hacer proyectos, de concretar y no limitar-


te porque no tenés la mejor cámara, por ejemplo. Con los alumnos yo
hago mucho hincapié en que no hace falta una súper cámara para
poder ser fotógrafo, eso es muy importante, y me cuesta hacerlo en-
tender, porque ellos creen hay que tener una Nikon.

FM: Yo estuve quince o veinte años sin hacer nada, porque después
de trabajar donde trabajé y ver la cantidad de equipamiento que se
necesitaba para llevar adelante algo, pensaba que no se podía hacer
nada sin fierros, sin guita para pagar a la gente, etc. Eso provoca que
no hagas nada y esa es la gran trampa que te impone el mercado: el
mercado te condiciona y te dice que vos no podés hacer nada, porque
no tenés los requerimientos técnicos. Pero en realidad, lo que impor-
ta es el hecho artístico, que es mucho más importante que la mejor
cámara del mundo, el mejor estudio del mundo… Porque ese hecho
artístico, que vos no grabaste en el momento, se perdió. Por eso es
tan importante el archivo y todos se desviven por tener material de
archivo. No digo que hay que estar grabando todo el tiempo a todo
el mundo, no soy un fisgón, lo que quiero decir es que si vos pensás
“uy, con esta camarita berreta no voy a grabar este corto”, tal vez no
lo grabes nunca en tu vida. Porque hay que atrapar la visión de ese
momento y aprovechar la energía para hacer cosas, porque la vida te
atropella y después terminás súper ocupado con tu familia o porque
tenés que cuidar a tus viejos o con el laburo que te come diez o doce

171
Conversación con Fernando Montemarani

horas por día, y entonces llega el fin de semana y no tenés ganas


de hacer un carajo, obviamente. Todo está pensado para que vos no
hagas un carajo, y un grupo minúsculo de “entendidos” que tiene las
herramientas te dice “esto se hace así”, te habla desde ahí arriba y
te desanima. Pero ese pequeño grupo tiembla cuando los que tienen
ideas se ponen a hacer algo. Entonces, un libreto bien escrito o una
idea es mucho más importante que todo lo demás.
Eso sí, el mercado te va a condicionar todo el tiempo, y entonces surgen
todas esas categorías que detesto, autogestivo, independiente, emer-
gente, lo-fi, hazlo tú mismo… Son todas categorías que bajan el precio.
Utilizar esas categorías es un problema en el que no hay que caer:
estar peleando contra el sistema pero usando las categorías que el sis-
tema te impone es una contradicción. Es un peligro. Para mí, eso está
mal: si vos querés luchar contra algo que te condiciona, no tenés que
usar esas categorías, le tenés que dar la espalda. Por eso nosotros nos
alejamos del mainstream, del circuito comercial… Nosotros apostamos
mucho más a un encuentro en una sociedad de fomento, por ejemplo.
Hay una idea que sintetiza todo lo que pienso, desde cuando estudiaba
y me quedó grabada: imaginá un círculo, todo lo que está adentro es lo
aceptado por el mercado, entonces, lo interesante es lo que está afue-
ra. Porque si está adentro es lo “aceptado” y lo que está afuera tiene
algo mucho más interesante para contar porque no está condicionado
por el medio al que pertenece, es libre, cuenta desde el dolor, desde lo
marginal, es libre y es arte. Por eso, hay que ir a los barrios, a la socie-
dad de fomento, a la casa de un pibe que hace una fecha. Para mí, ahí
están los artistas. En Palermo vas a ver todos los fines de semana a
los mismos de siempre tocando una música pasteurizada, descremada
como el yogurt La Serenísima, todos con el mismo mensaje, la misma

172
Saturno 5

pose, la misma pilcha… En el escenario son todos unos campeones, y


a mí unos tipos que son campeones no me representan, porque yo soy
un fracasado en la medida que acepto ese juego. Entonces, yo quiero
ver un luchador, alguien que vive intensamente, arriba de un escena-
rio, no a un campeón. Por eso voy a los barrios a ver a los pibes que
proponen otra cosa, que no tienen un mango, ni mucho apoyo. Y esto lo
hago desde hace más de treinta años. Lo entendí de grande, me costó
hacerlo y me da lástima haber perdido tanto tiempo.

RE: Si tuvieran que elegir un momento en la historia de Saturno 5,


un momento que recuerdan como un momento de felicidad que de
algún modo también da cuenta del proyecto artístico que vienen de-
sarrollando: ¿qué momento elegirían?

MM: Nosotros siempre registramos el festival Don Atiego, que se


hace en Escobar una vez al año y arrancamos saliendo de acá a las
10 de la mañana, a las 11 llegamos a Escobar y desde que llegamos
hasta que nos vamos laburamos a lo loco. Son veinte bandas y las
grabamos y foteamos a todas. Y cuando vuelvo a mi casa estoy cansa-
dísima, pero sumamente contenta. Y creo que eso es la satisfacción:
cuando me doy cuenta de lo que genera todo lo que hacemos, hasta
dónde llega lo que hacemos, que corra, que la gente se interese, que
haya gente mirando un video tuyo en cualquier lugar. Y también, me
gusta cuando viene alguien y me dice “loco, gracias a la sesión que
hicimos me pasó esto, esto y esto…”. O cuando les ves la cara de con-
tentos a los músicos que están tocando… Y ves como que dicen “están
haciendo todas estas cosas por nosotros”. Eso está buenísimo, eso es
lo importante. Porque en las fechas metemos un montón de energía

173
Conversación con Fernando Montemarani

y de recursos, hay un montón de gente laburando y nos suele pasar


que nunca nadie se queja de absolutamente nada. Nadie se queja, ni
siquiera la gente que labura con nosotros… Laburamos un montón y
después terminamos todos cansados, pero muy contentos. Se da como
una comunión de alegría cuando terminamos.
Cuando las cabeceras de Cablevisión levantan nuestros videos de
YouTube, yo le mando una foto al pibe que ve su propio video y no
lo puede creer. Los pibes de Perú son de Campana y nos mandaron
una foto de la tele, de un show de Perú en TV, en José C. Paz, que
nosotros grabamos. Ellos salen en la tele y te mandan una foto, como
diciendo “loco, qué grande, lo logramos”. Y nuestro material capaz no
tiene el mejor audio, la mejor imagen, pero que lo suba alguien en
un cable, de Campana, Quilmes o Luján está buenísimo, ¡es zarpado!
Nos han llegado fotos de teles desde todos lados: “Lo estoy viendo en
Moreno”, “che, ¿estos son de ustedes?”, “salió Saturno en Telered”.
Bueno, esas cosas son lindas…

RE: ¿Y cuál fue el mayor desafío que tuvieron con Saturno 5?

FM: Creo que fue cuando hicimos algo juntos con Siwomat, una ban-
da de Berlín que vino y tocó en el living de casa, hizo una gira y, para
terminar, tocó en el living de Saturno 5. Para nosotros fue maravi-
lloso, muy hermoso eso. Pero la adrenalina que te genera, que todo
salga bien, que no falle nada, porque no sabés qué puede pasar…
Y también me parece un desafío cuando le damos la cámara a al-
guien que está aprendiendo y hay que grabar en vivo y le decimos lo
que tiene que hacer y lo dejamos solo… Es todo un tema, ¿viste? Vos
ves la cara de cagazo de ese sujeto, es alucinante, es como cuando de-

174
Saturno 5

butás en Primera y está toda la tribuna gritándote… Creo que los dos
tenemos alma de profesores. Queremos que se metan, que se equivo-
quen… Y si sale mal, sale mal. Nosotros siempre nos equivocamos,
pero siempre se puede rever, en la edición se arregla.

RE: Saturno 5 da para rato, porque están haciendo lo que les gusta,
son libres… ¿No tuvieron algún momento en el que dijeron que quizás
era mejor terminar, cerrar un proyecto que demanda tanta energía?

FM: Lo que pasa es que Saturno 5 fue creciendo y ya no es de los dos,


no es que no nos hacemos cargo de las cosas, pero hay un montón de
gente que dice “queremos hacer esto”, así que vamos para adelante. Y
nadie está diciendo “¿cuánta plata hay?” o “¿cuánto vamos a perder?”.
Y hay gente que quiere ir para adelante y es genial. Hay gente de
50 años y de 20, eso está buenísimo también. Todo el mundo con las
mismas pilas… es raro que pase eso: todos con pilas, todos quieren se-
guir… Obvio que tenemos discusiones o bajones, pero nada grave. Esto
va a seguir en la medida en que podamos hacerlo. Siempre se remontó.
Durante la pandemia (2020) hicimos 26 programas de 50 minutos du-
rante 6 meses. Un programa semanal retratando todo lo que pasa a
nuestro alrededor con el fin de difundir lo que los artistas durante el
confinamiento estaban haciendo, Fue una apuesta muy interesante.
Trabajamos cada uno desde su casa. Pao, Chapu y Guido grababan
los copetes, apertura y cierre de cada programa desde CABA, en San
Miguel se producía y editaba. Todos aportamos para llevar adelante
este programa que contó con la participación de más de 250 artistas.
Fue nuestro cable a tierra durante el encierro y fue muy placentero.

175
Conversación con Fernando Montemarani

Nos conectamos con muchos artistas de muchos países y pudimos


seguir trabajando mientras el mundo estaba en stop.
En el 2021 pensamos dedicarnos a la producción de cortos de stop
motion para lo que estamos montando un estudio con todo lo necesa-
rio para la realización. Es un nuevo desafío.

Sin pan y sin trabajo según Saturno 5.


Fuente: Mariela Maldonado. Archivo de imágenes Saturno 5.

176
Las organizaciones
del NO
CONVERSACIÓN CON FERNANDO MONTEMARANI*
ASOCIACIÓN CIVIL EL ENCUENTRO

Zuviria 4683, José C. Paz (CP 1665)


TE: 02320-430677
[email protected]
YouTube: youtube.com/channel/UC5tSSG0xQKR6c-22Sk_lHwA
Facebook: Red El Encuentro

ASOCIACIÓN MUTUAL PRIMAVERA

Nueva Granada 559, José C. Paz (CP 1665)


Tel 1141901699
[email protected]
Facebook: Mutual Primavera

179
ASOCIACIÓN CIVIL SOCIAL Y CULTURAL “EL CULEBRÓN TIMBAL”

París 4846, entre Gabriel Mistral y Coronel Escalada,


Cuartel V, Moreno (CP 1744)
Tel 02320-452423 / Tel móvil 1163718758 / 1144346627
[email protected] / [email protected]
www.elculebrontimbal.com.ar
Twitter: @MnemoraP
IG: elculebrontimbal
Facebook: ElCulebronTimbal/Asociación Civil Social y Cultural
“El Culebrón Timbal”

CANTAMAÑANAS

Tel 11 6695-9822
[email protected]
www.cantamanianas.com
Twitter, Facebook e IG: @edcantamanianas

FM TINKUNACO

San Salvador y Carabobo, barrio San Atilio,


José C. Paz (CP 1665)
Tel 1166905002
[email protected]
www.fmtinkunaco.com.ar
Twitter: @RadioTinkunaco
IG: fmtinkunaco
Facebook: RadioFMTinkunaco

180
Las organizaciones del NO

SATURNO 5

[email protected]
YouTube: youtube.com/channel/UC6y6LIkqVv8A_0NoDQF31mQ
Twitter: @saturno5video
IG: @saturno5audiovisuales
Facebook: saturno5audiovisuales

SOCIEDAD DE FOMENTO DEL VIDEO ALTERNATIVO (SOFOVIAL)

Casacuberta 1764, San Miguel (CP 1663)


TE 4465-2139
[email protected]
sofovial.blogspot.com
YouTube: youtube.com/channel/UC82zHIKX3OC02DiGBT68q3g
Facebook: Sofovial

181
Este libro reúne entrevistas a compañeras y compañeros de Culebrón
Timbal, Sofovial, FM Tinkunaco, Red El Encuentro, Editorial Cantamaña-
nas, Mutual Primavera y Saturno 5, siete colectivos que han contribuido
a definir una cartografía política y cultural singular del conurbano bo-
naerense, con base en el NO. Se trata de una cartografía indiciaria, no
exhaustiva, que invita a las y los lectores a seguir las huellas de otras
redes que, en conjunto, dinamizan la trama social de esta región de la
provincia de Buenos Aires.
Realizadas entre 2017 y 2020, las conversaciones permiten reconstruir
la trayectoria de organizaciones culturales con una fuerte impronta au-
togestiva y comunitaria, que se expande hacia la educación popular y la
contención social. Aunque diversos, estos proyectos se interconectan
y retroalimentan en la resignificación del espacio territorial y la dimen-
sión comunitaria, bajo la premisa común “hacer con otros”.
En síntesis, las voces que recoge este libro dan cuenta de una cultura
popular activa y compleja, robustecida por la reflexión crítica colectiva
sobre sus propias prácticas. Secuencias en las que conviven las inter-
venciones vanguardistas, el fragor de las murgas, la reelaboración del
cine de la base, la comunicación comunitaria en clave freireana, el femi-
COLECCIÓN HORIZONTES I+D+i

nismo popular y los más sutiles acordes modernistas del rock.


A lo largo de varias décadas, estos colectivos nutrieron de símbolos una
tradición popular situada, al mismo tiempo que propiciaron la construc-
ción de formas de acción nuevas basadas en el reconocimiento entre
iguales/diferentes y los cuidados comunitarios.

I+D+i
Instituto de Estudios para el Desarrollo
Productivo y la Innovación (IDEPI)

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