Responsabiidad Penal TDAH
Responsabiidad Penal TDAH
Responsabiidad Penal TDAH
LA RESPONSABILIDAD PENAL
DE LAS PERSONAS CON
TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN
E HIPERACTIVIDAD
(TDAH)
Este libro ha sido sometido a evaluación por parte de nuestro Consejo Editorial
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© Los autores
Madrid
ISBN: 978-84-1377-336-0
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Índice
I. INTRODUCCIÓN.................................................................................. 13
II. TIPOLOGÍA............................................................................................. 16
1. Evolución tipológica .................................................................... 16
2. Criterios diagnósticos.................................................................. 19
III. PREVALENCIA....................................................................................... 23
IV. ORIGEN................................................................................................... 25
V. DETECCIÓN .......................................................................................... 29
1. Relevancia diagnóstica................................................................ 29
2. Diagnóstico diferencial y comorbilidad clínica...................... 30
VI. INTERVENCIÓN.................................................................................... 34
I. FIJACIÓN DE LA CUESTIÓN.............................................................. 39
VI. CONCLUSIONES................................................................................... 57
V. CONCLUSIONES................................................................................... 99
V. CONCLUSIÓN....................................................................................... 156
Bibliografía............................................................................................................... 393
1. Introducción
1
Como pone de relieve MORILLAS FERNÁNDEZ, D.L.: “Imputabilidad y trastorno
por déficit de atención e hiperactividad”, Revista Internacional de Doctrina y Jurisprudencia, nº 3
(2013), p. 2.
62 María José Jiménez-Díaz
2
MORILLAS FERNÁNDEZ, D.L.: “La responsabilidad penal de las personas con TDAH
desde una perspectiva práctica”, en El trastorno por déficit de atención e hiperactividad y su reper-
cusión en la responsabilidad penal (J. Peris Riera –Dir.–), Dykinson, Madrid, 2017, p. 81; PERIS
RIERA, J. M.: “TDAH y responsabilidad penal: anomalía o alteración psíquica y su valoración a
efectos de imputabilidad”, en El trastorno por déficit de atención e hiperactividad y su repercusión en la
responsabilidad penal (J. Peris Riera –Dir.–), Dykinson, Madrid, 2017, p. 66.
3
Ibidem cit., p. 66 y nota 1 en esa misma página.
4
MORILLAS FERNÁNDEZ, D. L.: “Valoración del grado de inimputabilidad de las
personas con trastorno por déficit de atención e hiperactividad”, Revista de Derecho, Empresa y
Sociedad (REDS), nº 13, 2018, p. 83.
5
Al respecto vid. en esta obra MORILLAS FERNÁNDEZ, D. L.: “Delincuencia, respon-
sabilidad penal y trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad en España”, pp. 321 y ss.
Imputabilidad de las personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) 63
6
Disponible en internet: https://www.who.int/es/news-room/detail/17-06-2018-who-releases-
new-international-classification-of-diseases-(icd-11).
64 María José Jiménez-Díaz
7
Para una revisión de sus orígenes y posterior reconocimiento en el DSM-III, DSM-IV
y DSM-IV-TR (este último, antecesor del actual DSM-V), vid. AGUILAR CÁRCELES, M. M.: El
trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Aspectos jurídico-penales, psicológicos y crimino-
lógicos, Dykinson, Madrid, 2014, pp. 34 y ss.
8
Ibidem cit., p. 494.
9
En 1989 el Ministerio de Sanidad publicó la 1ª edición en castellano de la CIE-9-MC. Con
su 9ª edición en 2014 se cumplieron 25 años de su uso en España. La CIE-9 se dejó de actualizar en
su fuente original en 2013, dejando paso a la CIE-10. En España, el grupo técnico que se encarga
de consensuar las reglas que unifican los criterios de la codificación clínica es la Unidad Técnica de
Codificación del Sistema Nacional de Salud, en funcionamiento desde 1984, integrada por todos exper-
tos de todos los Servicios de Salud. En enero de 2016 entró en vigor para la codificación clínica una
nueva clasificación de diagnósticos y procedimientos, la CIE-10-ES. Esta nueva clasificación supone
un importante cambio cualitativo y cuantitativo en la codificación clínica que implica el aprendizaje
y adopción de una nueva metodología para la codificación de diagnósticos y procedimientos. Con
objeto de facilitar dicho aprendizaje, para garantizar la precisión y exactitud en la asignación de có-
digos se elaboró por dicha Unidad Técnica, el Manual de Codificación. CIE-10-ES Diagnósticos, Unidad
Técnica de Codificación CIE-10-ES, Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, 2016, en
cuya Presentación (pp. 8 y 9) se manifiesta lo anteriormente indicado. Disponible en internet:
https://www.mscbs.gob.es/estadEstudios/estadisticas/normalizacion/CIE10/UT_MANUAL_
DIAG_2016_prov1.pdf
Imputabilidad de las personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) 65
país, el uso del DSM es casi exclusivo en los programas de formación de psi-
cólogos e igualmente en la práctica profesional, de forma que apenas se utili-
za aquella. Así lo afirma Gualberto Buela-Casal (Catedrático de Personalidad,
Evaluación y Tratamiento Psicológico de la UGR y director de la AEPC) en
varias de las preguntas de la entrevista que realiza a Geoffrey M. Reed (direc-
tor de la Clasificación de los trastornos mentales y del comportamiento de la
Clasificación Internacional de Enfermedades, CIE-11, OMS) 10. Para este últi-
mo, la afirmación de que en distintos países, entre ellos España, apenas se utili-
za el texto de la OMS, refleja una subestimación del grado en que se usa la CIE
a nivel global. Ciertamente, nos dice, “el DSM ha sido más usado en la investiga-
ción y por lo tanto tiene mayor representación en publicaciones. Sin embargo,
encontramos el patrón opuesto en la práctica clínica. El Gobierno de España
está obligado a presentar sus estadísticas de salud a la OMS usando la CIE”.
Por lo que se refiere al ámbito jurídico-penal, tanto la doctrina especializada
en esta materia como la jurisprudencia, se decantan por el empleo del DSM, tan-
to en lo que se refiere a su denominación (es común referir el trastorno en estu-
dio como trastorno por déficit de atención e hiperactividad –TDAH– y no como
trastorno hipercinético -o, específicamente, trastorno de la actividad y de la aten-
ción- 11) como en sus criterios diagnósticos. Debe quedar claro, que las diferencias
de tratamiento en una y otra clasificación no se ciñe únicamente a su nomencla-
tura, sino que las mismas presentan un carácter sustancial, como por ejemplo, los
mencionados criterios diagnósticos (más estrictos en la CIE-10 que en el DSM-V)
o las distintas presentaciones o subtipos en los que se clasifica al trastorno 12.
Siguiendo a la doctrina y jurisprudencia mayoritaria, como ya ha quedado
patente por la denominación empleada hasta el momento, en este trabajo se
utilizará como base el DSM-V.
10
Disponible en: http://www.infocop.es/view_article.asp?id=3922.
11
Algunos especialistas proponen la denominación de “Síndrome de Déficit de
Atención e Hiperactividad (SDAHA) por entender que en realidad es mucho más que un
trastorno, es un síndrome de dimensiones enormes que alcanza una gran cantidad de facetas
(PASCUAL-CASTROVIEJO, I.: “Trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)”,
Protocolos Diagnóstico Terapeúticos de la AEP: Neurología Pediátrica, 20, p. 140).
12
Extensamente AGUILAR CÁRCELES, M. M.: El trastorno por déficit…, cit., p. 71 y ss.
13
El Libro Blanco se desarrolló con motivo de una mesa redonda europea sobre TDAH
celebrada en Bruselas el 27 de noviembre de 2012, con la participación de médicos, asociacio-
66 María José Jiménez-Díaz
19
PASCUAL-CASTROVIEJO, I.: “Trastornos por déficit…”, cit., p. 140.
20
Los datos que se presentan a continuación han sido extraídos del siguiente texto: Guía
de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-5™, American Psychiatric Publishing, Washinton,
DC-London, England, 2014, pp. 33 y ss.
68 María José Jiménez-Díaz
23
HERVÁS ZÚÑIGA, A. y DURÁN FORTEZA, O.: “El TDAH y…”, cit., p. 643.
24
FIGUEROA, A.; DÍEZ, C.; SOUTULLO, C.: “Trastornos por déficit de atención
e hiperactividad y del comportamiento disruptivo”, en Lecciones de Psiquiatría (F. Ortuño
Sánchez-Pedreño –Dir.– y R. Martín Lanas –Coord.–), Editorial Médica Panamericana, 2009,
p. 455. También en SAN SEBASTIÁN CABASÉS, J.; SOUTULLO ESPERÓN, C.; FIGUEROA
QUINTANA, A.: “Trastorno por déficit…”, cit., p. 58.
25
FIGUEROA, A.; DÍEZ, C.; SOUTULLO, C.: “Trastornos por déficit…”, cit., pp. 455
y 456. Para un amplio catálogo de comorbilidades, vid. BROWN, T., Comorbilidades del TDAH:
manual de las complicaciones del trastorno por déficit de atención con hiperactividad en niños y adultos,
Barcelona, Elsevier Health Sciences Spain, 2010, pp. 97 y ss.
26
HERVÁS ZÚÑIGA, A. y DURÁN FORTEZA, O.: “El TDAH y…”, cit., p. 644.
27
Nomenclatura propia del DSM-V. La utilizada en el DSM-IV-TR, más extendida en los
trabajos científicos, se refiere a tipos, y es la siguiente: tipo combinado, tipo con predominio del
déficit de atención y tipo con predominio hiperactivo-impulsivo.
70 María José Jiménez-Díaz
28
QUINTERO, J. y CASTAÑO DE LA MOTA, C.: “Introducción y etiopatogenia del tras-
torno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)”, Pediatría Integral, 2014, XVIII (9), p. 605.
29
Para una amplia explicación de cada uno de ellos, ibídem, cit., pp. 603 y ss.
30
FIGUEROA, A.; DÍEZ, C.; SOUTULLO, C.: “Trastornos por déficit…”, cit., p. 460.
31
SAUCEDA GARCÍA, J.M.: “Trastorno por déficit de atención con hiperactividad: un
problema de salud pública”, Revista de la Facultad de Medicina de la UNAM, vol. 57, nº 5, 2014, p.
16. Disponible en internet: https://www.medigraphic.com/pdfs/facmed/un-2014/un145c.pdf.
32
Vid. QUINTERO, J. y CASTAÑO DE LA MOTA, C.: “Introducción y etiopatogenia…”, cit.,
pp. 604 y 605; FIGUEROA, A.; DÍEZ, C.; SOUTULLO, C.: “Trastornos por déficit…”, cit., pp. 460 y ss.
Imputabilidad de las personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) 71
33
ANDREU, C.; LETOSA, J.; LÓPEZ, M.; MÍNGUEZ, V.: “Implicaciones forenses en
adultos con trastorno por déficit de atención con hiperactividad”, Revista Española de Medicina
Legal, 2015, 41 (2), p. 66.
34
RAMOS-QUIROGA, J. A. y CASAS BRUGUÉ, M.: “¿Prestamos suficiente atención al
déficit de atención con hiperactividad en adultos?”, Atención Primaria, 2009, 41 (2), p. 67.
35
AGUILAR CÁRCELES, M. M.: El trastorno por déficit…, cit., p. 497. Para un análisis más
exhaustivo según la etapa del desarrollo, vid. pp. 81 y ss.
36
ANDREU, C.; LETOSA, J.; LÓPEZ, M.; MÍNGUEZ, V.: “Implicaciones forenses en
adultos…”, cit., p. 66.
37
RAMOS-QUIROGA, J. A. y CASAS BRUGUÉ, M.: “¿Prestamos suficiente atención…”,
cit., p. 67.
38
Ibidem, cit.
72 María José Jiménez-Díaz
Refiere GRATCH que los adultos con TDAH muchas veces son transgre-
sores y no cumplen con las reglas básicas de convivencia 40, lo que lleva a dife-
rentes estudios a observar una mayor frecuencia de conductas delictivas y an-
tisociales en los pacientes que lo padecen, en comparación con sujetos sin el
trastorno 41. Pese a ello, es importante destacar con MORILLAS FERNÁNDEZ
que las variables TDAH y comportamiento criminal no tienen que concurrir
necesariamente, aunque sí se encuentran muy próximas al desarrollo de con-
ductas, al menos, antisociales 42.
Partiendo, pues, de que sufrir TDAH no determina sin más la tendencia
delictiva del sujeto, sin embargo puede establecerse una mayor probabilidad de
riesgo de comisión de ilícitos debido a las manifestaciones que presenta el trastorno 43,
por lo que resulta determinante identificar aquellos factores que pueden con-
tribuir a que aparezca o se incremente la probabilidad de que un sujeto con
TDAH ejecute ilícitos penales. En este sentido podrían mencionarse priorita-
riamente dos: a) padecer el síntoma de la impulsividad; y b) la comorbilidad
con determinados trastornos.
a) Por lo que se refiere al primer factor, el síntoma de la impulsividad es el más
propicio para influir en la posible ejecución de una conducta criminal
39
ANDREU, C.; LETOSA, J.; LÓPEZ, M.; MÍNGUEZ, V.: “Implicaciones forenses en
adultos…”, cit., p. 66. También incluyen asimismo la comorbilidad con el trastorno bipolar,
HIDALGO VICARIO, M. I. y SÁNCHEZ SANTOS, L.: “Trastorno por déficit…”, cit., p. 619.
40
GRATCH, L. O.: El trastorno por déficit de atención (ADD-ADHD). Clínica, diagnóstico y tra-
tamiento en la infancia, la adolescencia y la adultez, 2ª ed., Editorial Médica Panamericana, Buenos
Aires, 2009, p. 158.
41
RAMOS-QUIROGA, J. A.: TDAH en adultos: factores genéticos, evaluación y tratamiento farma-
cológico, tesis doctoral, Barcelona, 2009, P. 43. Disponible en internet: https://www.tdx.cat/handle/
10803/5585;jsessionid=D6170780B18FE2C56C536D1E0D1E691F#page=1.
42
MORILLAS FERNÁNDEZ, D. L.: “Valoración del grado…”, cit., p. 81.
43
MORILLAS FERNÁNDEZ, D. L.: “La responsabilidad penal de las personas con tras-
torno por déficit de atención e hiperactividad”, en Luces y sombras de la reforma penal y procesal
penal en Iberoamérica, La Habana, 2017, p. 153.
Imputabilidad de las personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) 73
49
MUÑOZ RUIZ, J.: “TDAH y delitos contra la seguridad vial: reflexiones sobre las al-
ternativas a la prisión”, en El trastorno por déficit de atención e hiperactividad y su repercusión en la
responsabilidad penal (J. Peris Riera –Dir.–), Dykinson, Madrid, 2017, p. 190.
50
La Fundación CADAH (Fundación Cantabria Ayuda al Déficit de Atención e
Hiperactividad) advierte que el mismo diagnóstico de TDAH puede ser factor de exclusión
de cobertura en algunas compañías de seguro. Vid: https://www.fundacioncadah.org/web/articulo/
tdah-y-el-carne-de-conducir.html.
51
CALATAYUD ESTRADA, M. L. Velocidad de anticipación…, cit., pp. 26 y 27.
52
Vid. http://www.tdahytu.es/conductores-jovenes-con-tdah-como-reducir-los-riesgos/
53
RAMOS-QUIROGA, J. A.: TDAH en adultos:…, cit., p. 44.
Imputabilidad de las personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) 75
54
SAN SEBASTIÁN CABASÉS, J.; SOUTULLO ESPERÓN, C.; FIGUEROA QUINTANA,
A.: “Trastorno por déficit…”, cit., p. 55.
55
MORILLAS FERNÁNDEZ, D. L.: “Valoración del grado…”, cit., p. 82.
56
Así se puso de relieve al analizar los trastornos de la personalidad en un trabajo ante-
rior (vid. JIMÉNEZ DÍAZ, M. J. y FONSECA MORALES, G. M: Trastornos de la personalidad (psico-
patías) Tratamiento científico y jurisprudencial, 2ª ed., CESEJ, Madrid, 2007, pp. 93 y ss.).
57
PINTADO ALCÁZAR, AL.: “Análisis criminológico de la relación TDAH/delincuen-
cia en España”, en El trastorno por déficit de atención e hiperactividad y su repercusión en la responsabili-
dad penal (J. Peris Riera –Dir.–), Dykinson, Madrid, 2017, pp. 159 y 179.
76 María José Jiménez-Díaz
58
PINTADO ALCÁZAR, AL.: “Análisis criminológico…”, cit., p. 173.
59
Según AGUILAR CÁRCELES “la mayor parte de los sujetos con TDAH nunca llegarán
a involucrarse en la carrera criminal” (El trastorno por déficit…, cit., p. 503).
60
RAMOS-QUIROGA, J. A. y CASAS BRUGUÉ, M.: “¿Prestamos suficiente atención…”,
cit., p. 67.
61
AGUILAR CÁRCELES, M. M.: El trastorno por déficit…, cit., pp. 321 y 322.
62
SAUCEDA GARCÍA, J.M.: “Trastorno por déficit de atención…”, cit., p. 14.
Imputabilidad de las personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) 77
1. Introducción
64
ROXIN, C.: Derecho Penal. Parte General, Tomo I, Fundamentos. La estructura de la Teoría del
Delito, traducción de la 2ª ed. alemana y notas por D-M. Luzón peña; M. Díaz y García Conlledo;
y J. de Vicente Remesal, Civitas, Madrid, reimpresión 2006, p. 822.
65
Mostramos nuestro expreso desacuerdo con GISBERT CALABUIG para quien tam-
bién la eximente de miedo insuperable (artículo 20.6.º CP) constituye una causa de inimputa-
bilidad (GISBERT GRIFO, S.; GISBERT GRIFO, M.; GISBERT CALABUIG, J. A. en GISBERT
CALABUIG, J.A.: Medicina legal y toxicología, editor E. Villanueva Cañadas, 7ª ed. Elsevier,
Barcelona, 2018, pp. 1153 y 1166). En nuestra opinión (acorde con la doctrina penal mayori-
taria) dicha eximente, aunque también forma parte del juicio de culpabilidad (de manera que
si concurre determina la exculpación del sujeto, por no afirmarse su culpabilidad) disfruta de
una naturaleza jurídica distinta, cual es la de ser una causa de inexigilidad de conducta adecua-
da a la norma.
66
Por lo que se refiere a la eximente de minoría de edad penal, recogida en el artículo
19 CP y fijada en la actualidad para los menores de 18 años, estimamos con MIR PUIG que
su fundamento actual es doble: por una parte, se basa en la suposición de que antes de cierta
edad no concurre la imputabilidad (niños de corta edad); por otra, respecto de los menores de
mayor edad que pudieran ser efectivamente imputables en los términos clásicos, se funda en la
idea político-criminal de que es más adecuado someterlos a un tratamiento educativo especial
que imponerles un castigo (MIR PUIG, S.: Derecho Penal…, cit., p. 612). Quiere decirse que aun
no constituyendo una causa de inimputabilidad stricto sensu (a diferencia de lo que sucedía
en el anterior CP que sí la consideraba como tal), también lo es “en cierto modo y dentro de
ciertos límites” (MUÑOZ CONDE, F. y GARCÍA ARÁN, M.: Derecho Penal. Parte General, 9ª ed.,
rev. y puesta al día conforme a las Leyes Orgánicas 1/2015 y 2/2015, de 30 de marzo, Tirant lo
Imputabilidad de las personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) 79
Blanch, Valencia, 2015, p. 363). La misma se construye sobre la base de que, normalmente, el
menor de cierta edad, por falta de madurez, carece de capacidad de culpabilidad. Ahora bien,
con objeto de evitar la inseguridad jurídica que generaría un sistema que valorara supuesto
por supuesto la capacidad de culpabilidad de cada menor en función de su madurez mental,
se establece un límite cronológico que fija el momento desde el que el sujeto es considerado
responsable criminal con arreglo al CP (de adultos). Quiere decirse que dicho menor de 18
años no responderá penalmente de sus actos conforme al CP, aun cuando se pruebe que goza
de la necesaria capacidad de culpabilidad, quedando no obstante sujeto a lo dispuesto en la
Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero, reguladora de la responsabilidad penal de los menores
(aplicable a los comprendidos entre 14 y 18 años). Cuando el ilícito penal fuera cometido por
un menor de 14 años, según establece el artículo 3 de la mencionada Ley Orgánica 5/2000,
no se le exigirá responsabilidad con arreglo a la misma, sino que se le aplicará lo dispuesto
en las normas sobre protección de menores previstas en el Código Civil y demás disposiciones
vigentes. En tal caso, el Ministerio Fiscal deberá remitir a la entidad pública de protección de
menores testimonio de los particulares que considere precisos respecto al menor, a fin de valo-
rar su situación, y dicha entidad habrá de promover las medidas de protección adecuadas a las
circunstancias de aquel conforme a lo dispuesto en la Ley Orgánica 1/1996, de 15 de enero.
80 María José Jiménez-Díaz
67
No responderá criminalmente, incluso aun cuando con posterioridad a dicha ejecu-
ción criminal, el sujeto recobre la capacidad de culpabilidad. Por su parte, cuando la inimpu-
tabilidad sobreviene después de la ejecución del acto ilícito, subsiste plenamente la responsa-
bilidad penal del sujeto, si bien tales supuestos deberán ser tratados conforme a lo dispuesto
en los artículos 383 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal y 60 del CP (ej. sujeto que realiza el
comportamiento en una fase inicial de demencia, que aún no le ha privado de la capacidad de
culpabilidad, pero que determina su inimputabilidad en un momento posterior).
68
En la primera eximente se formula en negativo, puesto que el legislador declara que
no cabrá la exención por trastorno mental transitorio cuando el mismo haya sido preordenado
al delito; en la segunda, en cambio, se recoge en positivo, dado que establece cuándo tendrá
lugar la exención, la que exige que el estado de intoxicación plena no haya sido buscado con el
propósito de cometer la infracción o “no se hubiese previsto o debido prever su comisión”.
69
En la causa segunda, la imposibilidad de exención como consecuencia de la preorde-
nación voluntaria al delito solo se prevé para las hipótesis de intoxicación plena y no respecto
de la actuación bajo un síndrome de abstinencia.
Imputabilidad de las personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) 81
3. Causas de inimputabilidad
70
Ej.: sujeto que se emborracha para ser capaz de matar a otra persona.
71
Ej.: persona que es consciente de que cuando se emborracha desarrolla una actitud
muy agresiva bajo la que, de manera incontrolada, es capaz de matar; con previsión o sin ella,
tenía que haber evitando la situación (no emborrachándose).
82 María José Jiménez-Díaz
3.1.1. Introducción
72
Para un exhaustivo análisis de esta eximente, vid. FONSECA MORALES, G. M.: La
anomalía o alteración psíquica como eximente o atenuante de la responsabilidad criminal, Dykinson,
Madrid, 2009.
73
Para un exhaustivo análisis de esta eximente, vid. NÁQUIRA RIVEROS, J.: Imputabilidad
y alteración de la percepción: exención y atenuación de la responsabilidad criminal, tesis doctoral, Granada,
2013. Disponible en internet: https://digibug.ugr.es/bitstream/handle/10481/31344/22777611.
pdf?sequence=1&isAllowed=y
Imputabilidad de las personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) 83
74
Hay autores que defienden que las enfermedades mentales quedarían comprendidas
en la expresión “alteraciones psíquicas” en tanto que el resto de perturbaciones psíquicas que
no constituyan enfermedad mental (pero capaces de producir el efecto psicológico necesario)
se reconducirían a través de la locución “anomalías psíquicas”. En cualquier caso, como se ha
indicado, resulta indiferente esa calificación, habida cuenta de que ambas expresiones se en-
cuentran recogidas en el artículo 20.1.º y dan lugar, de igual forma, a la declaración de inimpu-
tabilidad del sujeto.
75
Se trataba de los retrasos mentales (antiguas oligofrenias) y los trastornos de la per-
sonalidad (antes psicopatías). Los primeros requerían para poder incluirlos en el derogado
art. 8.1.º CP una interpretación correctiva que iba más allá del sentido literal posible de dicho
precepto. Los trastornos de la personalidad eran sistemáticamente excluidos de su ámbito de
aplicación por considerarse que, ni siquiera mediante una interpretación forzada de la eximen-
te, cabía que los afectados fueran considerados enajenados mentales. Sobre la problemática
jurisprudencial de los trastornos de la personalidad, vid. JIMÉNEZ DÍAZ, M. J. y FONSECA
MORALES, G. M: Trastornos de la personalidad…, cit., en particular, pp. 65 y ss.
84 María José Jiménez-Díaz
76
Sorprendentemente, a día de hoy todavía se publican trabajos que emplean una ter-
minología inadecuada y obsoleta. Como muestra valga la referencia a la oligofrenia, sin más
precisión, que la siguiente obra de 2019 realiza al enumerar las enfermedades que pueden cau-
sar una alteración psíquica con incidencia en la imputabilidad: MAGRO SERVET, V.: Manual
práctico sobre eximentes y atenuantes de la responsabilidad criminal y determinación de la pena, Wolters
Kluwer, Madrid, 2019, pp. 37 y 38. Actualmente, lo que antes se conocía como oligofrenia se
cataloga por la CIE-10 como retraso mental y por el DSM-V como discapacidad intelectual.
77
En este sentido MIR PUIG, S.: Derecho Penal…, cit., p. 602.
Imputabilidad de las personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) 85
mer párrafo del artículo 20.1.º, si bien tratándose de las segundas reciben la
denominación de TMT y están sujetas a lo dispuesto en el párrafo segundo
(que impide la exención por su causa cuando han sido provocadas para come-
ter el delito o, al menos, el sujeto hubiera previsto o debido prever su comi-
sión –actio libera in causa–) 78.
Así pues, el TMT no es sino un supuesto de padecimiento de anomalía o
alteración psíquica de carácter temporal. Ahora bien, al igual que en el caso
de las que tienen carácter permanente, para que produzca la exención de
responsabilidad criminal, dicho trastorno temporal debe generar en el sujeto
afectado idéntico efecto psicológico de incapacitación para comprender la ilicitud
del hecho o para actuar conforme a esa comprensión. Quiere decirse que el
efecto psicológico que ha de producir tanto la anomalía o alteración psíquica
duradera como el TMT es el mismo y, por supuesto, en ambos casos, dicho
efecto debe tener lugar en el momento de ejecución del hecho criminal.
Por otra parte, señalar que tradicionalmente se ha venido discutiendo
si el TMT requería o no una determinada base patológica para eximir de res-
ponsabilidad criminal. Existen ciertas perturbaciones temporales que están
motivadas por factores externos al sujeto y que por tanto no presentan nin-
gún fondo patológico, por ejemplo, las producidas por ingesta de alcohol o
drogas. Conforme al anterior CP, cabía aplicar el TMT para estos supuestos
(art. 8.1.º), de forma que, con la antigua regulación, el TMT podía tener un
sustento patológico o, contrariamente, provenir de un factor desencadenante
externo. En la actualidad esta discusión ha perdido su razón de ser debido a
la doble vía abierta por la nueva causa de inimputabilidad recogida en el artí-
culo 20.2.º del actual CP, puesto que de acuerdo con el vigente texto punitivo,
cuando el trastorno temporal tenga su origen en el consumo de determinadas
sustancias (causa externa), podrá quedar exento de responsabilidad criminal
a través de la aplicación de la citada causa del artículo 20.2.º y no tendrá la
consideración stricto sensu de TMT (aun cuando en realidad goce de esa na-
turaleza). Dicha denominación queda reservada para aquellos casos en que
la perturbación transitoria sea producida por una anomalía o alteración psí-
quica de carácter pasajero (artículo 20.1.º), en cuyo caso, la existencia o no
de una base patológica dependerá del tipo de anomalía o alteración psíquica
78
Los supuestos previstos en el artículo 20.2.º (intoxicación plena o síndrome de abstinencia)
son casos de inimputabilidad transitoria, cuya única diferencia radica en la fuente que produce
el episodio de inimputabilidad: que en las hipótesis del artículo 20.1.º procede del padecimien-
to de una anomalía o alteración psíquica de carácter temporal (causas endógenas), en tanto
que en las del artículo 20.2.º tiene lugar por ingestión de determinadas sustancias o como con-
secuencia de la dependencia que ha generado su consumo (causas exógenas). Los mismos, aun
cuando sean casos de inimputabilidad transitoria, no pueden ser calificados técnicamente de
TMT al estar regulados al margen del nº 1 del art. 20 CP.
86 María José Jiménez-Díaz
3.2.1. Introducción
Antes de repasar los posibles supuestos que cabe subsumir en esta exi-
mente, cuya base común ha de ser la existencia de una “alteración en la per-
cepción”, debe aclararse lo que hay que entender por “tener gravemente alterada
la conciencia de la realidad”, puesto que la concreción de dicho efecto psicológico
condiciona, sin duda, el catálogo de alteraciones perceptivas capaces de pro-
ducirlo. Con el término “realidad” se está haciendo referencia a la “realidad
Imputabilidad de las personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) 87
79
El estado puro de ceguera es uno de los que mayores reparos ha ofrecido como causa
de inimputabilidad (CARMONA SALGADO, D.: “Causas de inimputabilidad: alteración de la
percepción”, en Actual doctrina de la imputabilidad penal (F. Pantoja García y F. Bueno Arús –
Dirs.–), Estudios de Derecho Judicial, 110, Consejo General del Poder Judicial, 2007, p. 493.
80
Ibidem, cit., p. 495.
88 María José Jiménez-Díaz
81
En este sentido, ibídem, cit., pp. 503 y 504.
Imputabilidad de las personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) 89
lo 21 82. Tal y como se ha visto supra, ambas causas de inimputabilidad han sido
configuradas conforme a una fórmula mixta que exige un elemento biológico,
que será el causante de que el sujeto sufra el elemento o efecto psicológico determi-
nante de su inimputabilidad. Esto es, según cuál sea la eximente aplicable, la
persona habrá de padecer, al tiempo de ejecutar la infracción criminal, bien
una anomalía o alteración psíquica (artículo 20.1.º), bien una alteración en la
percepción desde el nacimiento o desde la infancia (artículo 20.3.º), que en
cualquiera de los casos ha de afectar de forma plena a su capacidad intelectual
o volitiva, hasta el punto de producirle el efecto psicológico consistente en dar
lugar a su incapacidad para comprender la ilicitud del hecho o para actuar
conforme a esa comprensión (artículo 20.1.º) o una alteración grave de la
conciencia de la realidad (artículo 20.3.º). Solo cuando se den ambos extre-
mos se habrán cumplido los requisitos necesarios para declarar la exención
completa de responsabilidad criminal.
Pues bien, cabrá aplicar la eximente incompleta del artículo 21.1.ª, según
dispone el precepto, cuando no concurrieren los requisitos necesarios para
eximir de responsabilidad criminal, lo que aplicado a las causas en estudio su-
pone que será factible apreciarla cuando se cumpla el elemento biológico (que va-
riará en función de la causa de inimputabilidad que se tome como referente),
pero no concurra de forma plena sino meramente parcial, aunque con una deter-
minada intensidad, el elemento o efecto psicológico. El elemento biológico se exige de
forma necesaria puesto que constituye un requisito esencial de inexorable cum-
plimiento. En cambio, el efecto psicológico, imprescindible por supuesto para
exonerar de responsabilidad de forma plena, se considera requisito no esencial,
de manera que si tan solo se manifiesta de forma parcial, el sujeto responderá
criminalmente, aunque dicha responsabilidad será atenuada de forma cualifi-
cada por aplicación de la primera atenuante del artículo 21 (eximente incom-
pleta). Lo anterior produce como necesaria consecuencia que si el elemento
que falta es el biológico, entonces se exigirá responsabilidad criminal al sujeto
con plena normalidad (no siendo posible aplicar tampoco la exención incom-
pleta), cosa que, por otra parte, resulta lógica, habida cuenta de que si dicho
sujeto no cumple con tal elemento, tampoco tendrá lugar el efecto psicológi-
co que el mismo debe desencadenar, no existiendo base alguna para activar la
aplicación de la eximente que, en cada caso, corresponda.
82
En realidad, la eximente incompleta no funciona solamente respecto de las causas de
inimputabilidad previstas en los tres primeros números del artículo 20, sino que despliega sus
efectos en relación a cualquiera de las eximentes reguladas en tal precepto: legítima defensa
(nº 4.º), estado de necesidad (nº 5.º), miedo insuperable (nº 6.º) y, por último, cumplimiento
de un deber y ejercicio legítimo de un derecho, oficio o cargo (nº 7.º). No obstante, el análisis
de la eximente incompleta en este trabajo se circunscribe, obviamente, a su relación con las
causas de inimputabilidad que están siendo estudiadas.
90 María José Jiménez-Díaz
Tal y como ha sido indicado con anterioridad, puede suceder que el sujeto
no se encuentre incapacitado para comprender la ilicitud del hecho o para ac-
tuar conforme a esa comprensión, pero sí tenga mermadas sus facultades psíquicas
en diferente grado e intensidad. Dependiendo del grado de afectación de las mis-
mas, el texto punitivo ofrece a los tribunales la posibilidad de aplicar, bien la exi-
mente completa que en cada caso corresponda (artículo 20.1.º o 3.º CP), bien
la eximente incompleta prevista en el art. 21.1.ª CP (en relación con cada una
de las causas de inimputabilidad indicadas) o, por último, alguna atenuación
simple, que variará en función de cuál sea la eximente que opere como punto
de partida y que dependerá del elemento biológico presente en cada caso.
Si efectuamos un repaso de las diversas vías existentes, la cuestión queda de la
siguiente forma:
a) Tratándose de la eximente de anomalía o alteración psíquica, si se acre-
dita que el sujeto, cuando ejecutó el acto ilícito, carecía de la capa-
Imputabilidad de las personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) 91
IV. IMPUTABILIDAD Y TDAH
83
Admitiendo la aplicación de la atenuante de arrebato u obcecación en los supuestos
de leve afectación de las facultades psíquicas en un caso de TMT, véase MIR PUIG, S.: Derecho
Penal…, cit., p. 603.
92 María José Jiménez-Díaz
sobre la imputabilidad del sujeto que afectado. Para ello debe recordarse que
la imputabilidad es el conjunto de condiciones o facultades mínimas requeri-
das para poder considerar a una persona culpable (responsable) del compor-
tamiento típico (descrito por la ley como delito) y antijurídico (contrario a
Derecho) que ha realizado. Y que tales condiciones son dos: la capacidad inte-
lectual o cognoscitiva y la capacidad volitiva, suponiendo la primera que el sujeto
tiene capacidad para valorar la licitud o ilicitud de un hecho, en tanto que la
segunda hace referencia a la capacidad del sujeto para manejar su voluntad y
encaminarla al cumplimiento de lo dispuesto por el Derecho.
Conforme a lo anterior, la pregunta sería ¿el sujeto con TDAH goza de la
doble capacidad intelectual/cognoscitiva o volitiva o, contrariamente, ve afec-
tada alguna de ellas (o ambas) como consecuencia del trastorno?
Por lo que se refiere a la capacidad intelectual o cognoscitiva, se trata de de-
terminar si el sujeto, por efecto del TDAH, puede encontrarse en una situa-
ción en la que sea incapaz de conocer que el hecho que realiza es ilícito. La
respuesta ha de ser indubitadamente negativa puesto que el trastorno por dé-
ficit de atención e hiperactividad no comporta deterioro cognitivo alguno, tal
y como se deduce del repaso de los síntomas que se expusieron con anterio-
ridad 84. Ni la inatención, ni la hiperactividad, ni la impulsividad afectan a la
capacidad intelectiva de la persona con TDAH que, por tanto, dispone de las
herramientas biológico-psicológicas necesarias para diferenciar lo lícito de lo
ilícito.
Al respecto, deben realizarse tres reflexiones:
1) Es factible que un sujeto con TDAH presente una afectación de su
capacidad intelectual como consecuencia del padecimiento de otro
trastorno comórbido con aquel. En tal caso, habría que plantear su
posible repercusión en la responsabilidad penal, pero no por efecto
del trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
2) La nula incidencia del TDAH en la capacidad intelectual o cognosci-
tiva del sujeto nos lleva a descartar de forma automática la eximente de
alteraciones en la percepción (art. 20.3.º CP) como institución jurídico-
penal a través de la que reconducir los hipotéticos efectos eximentes
o atenuatorios que pudiera provocar este trastorno. Recuérdese que
dicha causa de inimputabilidad requiere algo que no produce el tras-
torno por déficit de atención e hiperactividad: que el sujeto, como
84
En el mismo sentido, MORILLAS FERNÁNDEZ, D. L.: “Imputabilidad y trastorno por
déficit…”, cit., p. 22; del mismo autor: “La responsabilidad penal de las personas…”, cit., p. 155;
“La responsabilidad penal de las personas con TDAH desde…”, cit., p. 86;; PERIS RIERA, J. M.:
“TDAH y responsabilidad penal…”, cit., p. 73.
Imputabilidad de las personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) 93
85
Para un completo análisis de la jurisprudencia en esta materia, vid. MORILLAS
FERNÁNDEZ, D. L.: “Imputabilidad y trastorno por déficit…”, cit., p. 24 y ss. Del mismo autor,
en trabajos más recientes: “La responsabilidad penal de las personas con TDAH desde…”, cit.,
pp. 88 y ss.; “La responsabilidad penal de las personas…”, cit., pp. 157 y ss.; “Valoración del gra-
do…”, cit., pp. 86 y ss.
94 María José Jiménez-Díaz
vidades tranquilas, tiene dificultad para relajarse, cambia de actividad sin fina-
lizar ninguna, tiene falta de constancia. Se vincula a una movilidad excesiva y
presenta rigidez y falta de coordinación en sus movimientos, lo que determina
frecuentes caídas, una verborrea imparable, dar golpes injustificados, etc.
Por último, el sujeto que presenta impulsividad es impaciente, tiene difi-
cultades para controlar sus impulsos, tiene problemas para esperar su turno,
no reflexiona antes de actuar, interrumpe constantemente a los demás, tie-
ne respuestas prepotentes: espontáneas y dominantes, tiende a “toquetearlo”
todo, suele meterse en conflictos. Se asocia fundamentalmente con la inca-
pacidad del sujeto para controlar sus actos, llegando a exteriorizarse como
agresividad.
Pues bien, el déficit de atención podría afectar al sujeto sobre todo en el
ámbito de los comportamientos imprudentes y/u omisivos derivados de la
inatención (ej.: conductor de camión que transporta sustancias inflamables
que se distrae mientras conduce; ej.: médico que desatiende a su paciente).
El TDAH puede afectar en algunos supuestos a la capacidad de respuesta del
sujeto, por lo que en actividades complejas puede disminuir la capacidad para
atender a todos los estímulos necesarios y provocar desatención a las normas
aplicables (por ej. en algunos casos de conducción de vehículos) 86.
El hiperactivo en sentido estricto es la tipología donde más dificultades se
dan para apreciar una afectación de la imputabilidad, puesto que su vincula-
ción directa con el comportamiento criminal es más compleja por su naturale-
za 87. Podría pensarse en la causación de unas lesiones debido a los movimien-
tos descontrolados y a la falta de coordinación en los mismos.
Resulta evidente que, como ya se indicó supra, el síntoma de la impulsi-
vidad es el más propicio para influir en la posible ejecución de una conducta
criminal por parte del afectado, debido a la incapacidad que le produce para
controlar las acciones inmediatas y la deshinibición que le provoca, lo que
desemboca en la realización de comportamientos irreflexivos. La dificultad
que experimentan para controlar los impulsos les hace tendentes a desarro-
llar conductas agresivas o violentas, pelearse, insultar, realizar conductas de
riesgo como el consumo de drogas o provocar accidentes de tráfico. Este sín-
toma es por tanto el que mayor efecto puede operar sobre la capacidad volitiva
del sujeto en el momento de ejecución del acto ilícito, incidiendo así en su
imputabilidad.
86
ANDREU, C.; LETOSA, J.; LÓPEZ, M.; MÍNGUEZ, V.: “Implicaciones forenses en
adultos…”, cit., p. 69.
87
De esta opinión, MORILLAS FERNÁNDEZ, D. L.: “Valoración del grado…”, cit., pp.
84 y 85.
Imputabilidad de las personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) 95
88
LÓPEZ-PINAR, C. y CARBONELL VAYA, E.: “Imputabilidad de adultos con TDAH: una
revisión de la jurisprudencia española”, Conference: IX Congreso (Inter)Nacional de Psicología
Jurídica y Forense, At Madrid, p. 1. Disponible en internet: https://www.researchgate.net/publica-
tion/320858648_Imputabilidad_de_adultos_con_TDAH_Una_revision_de_la_jurisprudencia_espanola.
89
ANDREU, C.; LETOSA, J.; LÓPEZ, M.; MÍNGUEZ, V.: “Implicaciones forenses en
adultos…”, cit., pp. 68 y 69.
90
ANDREU, LETOSA, LÓPEZ y MINGUEZ afirman que el “TDAH puede afectar al
componente volitivo en las llamadas respuestas de acting-out, reacciones en corto circuito, en las
que el sujeto reacciona de modo impulsivo, con una fuerte descarga emocional” (ANDREU, C.;
LETOSA, J.; LÓPEZ, M.; MÍNGUEZ, V.: “Implicaciones forenses en adultos…”, cit., p. 69).
96 María José Jiménez-Díaz
91
Sintéticamente, los hechos fueron los siguientes: El procesado Juan Pablo se encon-
traba, tras haber tomado unas copas en una taberna próxima, en una bodega de su propiedad
en compañía de dos convecinos, J. Enrique e Ildefonso. En un determinado momento, Juan
Pablo se inclinó hacia adelante para sacar vino de una barrica. Mientras permanecía en esa
posición, dándole la espalda a Ildefonso, y con las piernas un poco separadas, este le agarró con
fuerza los genitales con el propósito de gastarle una broma, y al sentirse dolorido Juan Pablo,
giró bruscamente su cuerpo empujándole con el codo de tal modo que Ildefonso cayó al suelo
golpeándose fuertemente contra el suelo de cemento, con la cabeza, cayendo primeramente de
lado y después de espaldas. Horas más tarde falleció.
92
SILVA SÁNCHEZ, J. M.: “La función negativa del concepto de acción. Algunos su-
puestos problemáticos (movimientos reflejos, actos en corto circuito, reacciones automatizadas
(Comentario a la Sentencia del Tribunal Supremo de 23 de septiembre de 1983)”, Anuario de
Derecho Penal y Ciencias Penales, 1986, fasc. III, pp. 905 y ss.
93
Ibidem, cit., p. 917.
94
Vid. MORILLAS CUEVA, L.: Sistema de Derecho Penal. Parte General, Dykinson, Madrid,
2018, pp. 459 y ss.
95
SILVA SÁNCHEZ, J. M.: “La función negativa…”, cit., pp. 916-917 y nota 50.
Finalmente, el autor citado no propone la aplicación del trastorno mental transitorio dado que
cabría absolver al sujeto por no concurrencia del injusto típico, pues aunque existiría acción
penal, faltaría el tipo objetivo o subjetivo de homicidio consumado o, en última instancia, se
aplicaría la eximente de legítima defensa (Ibidem, cit., p. 933).
Imputabilidad de las personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) 97
de los síntomas del sujeto, lo que requerirá una valoración puntual supuesto
por supuesto.
5) Siguiendo a PERIS RIERA se plantea la posible aplicación de la ate-
nuante 3ª del art. 21 (la de obrar por causas o estímulos tan poderosos que
hayan producido arrebato, obcecación u otro estado pasional de entidad semejante),
cuyo fundamento es la valoración de los estados emocionales pasionales, con
apoyo en que la impulsividad e hiperreactividad provocan impulsivas reaccio-
nes y comportamientos agresivos ante estímulos que los demás sujetos contro-
larían sin dificultad. Sin embargo, podría resultar un inconveniente para su
apreciación la tradicional exigencia de que los estímulos tengan en sí mismos
la entidad suficiente para disminuir la imputabilidad, dado que para quien
sufre TDAH, su reacción no es provocada tanto por la entidad del estímu-
lo como por su predisposición a reaccionar impulsiva o hiperreactivamente.
Como vía de solución se propone la aplicación de la atenuante analógica del
art. 21.7.ª en relación con la del nº 3 98.
6) La concurrencia de TDAH (especialmente en el tipo impulsivo o com-
binado) con otros diagnósticos (como trastornos de la personalidad o abuso
de sustancias) normalmente dará lugar a una mayor afectación de la capaci-
dad volitiva del sujeto 99. En supuestos de comorbilidad, por tanto, es factible
que se alcance un nivel superior de disminución de la imputabilidad y, consecuen-
temente, también de sus efectos atenuatorios 100.
7) La jurisprudencia se ha manifestado en sus diferentes resoluciones
en el sentido indicado de descartar tanto la eximente completa como la in-
completa, apreciando como máximo la atenuante analógica, en supuestos
en los que solo se aprecia el TDAH. Como ha puesto de relieve MORILLAS
FERNÁNDEZ, el Tribunal Supremo sigue las directrices marcadas por las
Audiencias Provinciales que, en su trayectoria al respecto, no han otorgado
un tratamiento uniforme, respecto del que cabe diferenciar dos corrientes:
la tradicional (en la que el TDAH pasaba desapercibido a efectos de imputa-
bilidad) y la corriente actual (que a partir del bienio 2012/2013 comienza a
tomar en consideración el padecimiento de TDAH, aplicando cada vez más
98
PERIS RIERA, J. M.: “TDAH y responsabilidad penal…”, cit., pp.73 y ss.
99
ANDREU, C.; LETOSA, J.; LÓPEZ, M.; MÍNGUEZ, V.: “Implicaciones forenses en
adultos…”, cit., p. 69.
100
De otra opinión LÓPEZ PINAR y CARBONELL VAYA, quienes afirman que el por-
centaje de sentencias en las que no se aprecia ninguna modificación de la responsabilidad por
parte del tribunal sentenciador es similar en aquellos acusados diagnosticados solo de TDAH o
de TDAH con algún trastorno comórbido. A la luz de cuyos resultados concluyen que presentar
TDAH con comórbidos no incrementa la probabilidad de que se aplique una circunstancia
modificativa de la responsabilidad criminal, frente a presentar solo TDAH (LÓPEZ-PINAR, C. y
CARBONELL VAYA, E.: “Imputabilidad de adultos con TDAH…”, cit., p. 1).
Imputabilidad de las personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) 99
V. CONCLUSIONES
101
Vid. trabajos referenciados en nota 85.
102
Cfr. PÉREZ RODRÍGUEZ, C. et al: “Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad
(TDAH): Prevalencia y Características Sociodemográficas en Población Reclusa”, Psychology/
Psicologia Reflexão e Crítica, 28(4), 2015, pp. 698 y ss. En especial, pp. 704 y705.
103
Al respecto vid. en esta obra MACÍAS ESPEJO, B.: “TDAH y delincuencia: un análisis
criminológico”, pp. 269 y ss.
104
ANDREU, C.; LETOSA, J.; LÓPEZ, M.; MÍNGUEZ, V.: “Implicaciones forenses en
adultos…”, cit., p. 69.
100 María José Jiménez-Díaz
miento y poder consolidar unos resultados y conclusiones que sean útiles a los
tribunales en su nada fácil tarea de aplicar el Derecho.
2. La catalogación y evaluación del TDAH debe realizarse conforme a los
manuales internacionales de diagnóstico y de clasificación de las enfermeda-
des mentales más usados por los especialistas (CIE-10 y DSM-V), dado que re-
cogen la etiología, rasgos y criterios clasificatorios que se han consensuado a
nivel mundial sobre cada uno de los diferentes trastornos mentales. Pese a que
el sistema sanitario español sigue la CIE-10 para el registro de las atenciones en
Salud Mental y Psiquiatría, en el ámbito jurídico-penal, tanto la doctrina espe-
cializada en esta materia como la jurisprudencia, se decantan por el empleo del
DSM-V, tanto en lo que se refiere a su denominación (TDAH), como en sus cri-
terios diagnósticos (más estrictos en la CIE-10 que en el DSM-V), así como en las
distintas presentaciones o subtipos en los que se clasifica al trastorno.
3. El TDAH se cataloga por el DSM-V como un trastorno del neurodesa-
rrollo y se define como un patrón persistente de déficit de atención y/o hipe-
ractividad-impulsividad que interfiere con el funcionamiento o el desarrollo.
Representa un importante problema de salud, entre otras razones, por su alta
prevalencia durante la infancia, ya que afecta al 5-7% de la población escolar,
siendo más frecuente entre los varones.
4. Se caracteriza por presentar síntomas de: inatención, hiperactividad e
impulsividad, presentes antes de los 12 años; en dos o más contextos (casa,
escuela, etc.); con pruebas de que interfieren con el funcionamiento social,
académico o laboral o reducen su calidad; y no se explican por la presencia de
otro/s trastorno/s.
5. El TDAH no suele presentarse puro, sino coexistiendo con otros trastor-
nos diferentes (comorbilidad), lo que dificulta, de un lado, el propio diagnós-
tico del TDAH que se hace más complicado de detectar cuando queda en-
mascarado con los síntomas de un trastorno distinto; de otro, su progreso y
respuesta al tratamiento; y, por último, obstaculiza la determinación de cuál
sea la verdadera incidencia del TDAH en la imputabilidad del sujeto, puesto
que al confluir varios trastornos será complejo separar nítidamente la reper-
cusión de unos y de otros en su capacidad intelectual y/o volitiva.
6. Por lo que se refiere a la clasificación de los tipos de TDAH en función
de cuál sea la conducta prevalente, se diferencian tres presentaciones (o tipos):
combinada, predominante con falta de atención y predominante hiperactiva/
impulsiva.
7. En cuanto la etiología del TDAH, se trata de un trastorno multi-
factorial que no puede explicarse por una única causa, sino que conver-
Imputabilidad de las personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) 101
incompleta (art. 21.1.ª en relación con el art. 20.1.º CP). La modulación penal
de la imputabilidad del sujeto con TDAH se realizará generalmente a través
de la atenuante analógica del art. 21.7.ª (en relación con la eximente incomple-
ta del art. 21.1.ª respecto de la eximente 1ª del art. 20, todos ellos del CP), con
base en una afectación leve de su capacidad volitiva causada por dicho trastorno
(se requiere una valoración puntual supuesto por supuesto). La jurisprudencia
se ha manifestado en sus diferentes resoluciones en el sentido indicado de
descartar tanto la eximente completa como la incompleta, apreciando como
máximo la atenuante analógica, en supuestos en los que solo se aprecia el
TDAH.
18. Se plantea la posible aplicación de la atenuante 3ª del art. 21 (la de
obrar por causas o estímulos tan poderosos que hayan producido arrebato, ob-
cecación u otro estado pasional de entidad semejante), que finalmente se articularía
a través de la atenuante analógica (art. 21.7.ª en relación con la del nº 3), dado
el inconveniente que supone que la reacción del sujeto con TDAH no es pro-
vocada tanto por la entidad del estímulo como por su disposición a reaccionar
impulsiva o hiperreactivamente.
19. La concurrencia de TDAH (especialmente en el tipo impulsivo o
combinado) con otros diagnósticos normalmente dará lugar a una mayor
afectación de la capacidad volitiva del sujeto. En supuestos de comorbilidad,
por tanto, es factible que se alcance un nivel superior de disminución de la imputa-
bilidad y, consecuentemente, también de sus efectos atenuatorios.
20. La prevalencia del TDAH es mayor en la población reclusa que en la
general (en torno al 25%). Conviene profundizar en el análisis del TDAH en el
ámbito penitenciario con objeto de poder avanzar en el conocimiento acerca de
cuál es la verdadera relación entre este trastorno y el comportamiento crimi-
nal. Se aconseja desarrollar actuaciones para tratar el TDAH en la niñez que
ayuden a reducir los problemas que, derivados del mismo, puedan generarse
en la adultez (entre ellos delinquir). Este es el auténtico reto: mitigar los efectos
negativos del TDAH con buenos programas para su detección precoz y la pres-
cripción de un adecuado tratamiento.