Delito de Cuellos Blancos

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TEORÍA

CRIMINOLOGÍA
DEL DELITO DE
CUELLO BLANCO

 FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS


 GRUPO CINCO
Contenido
INTRODUCCIÓN......................................................................................................................4
1.- ASPECTOS GENERALES:.................................................................................................5
1.1. Origen...............................................................................................................................5
1.2. Justificación criminológica del delito de cuello blanco.....................................................9
1.3. Teorías de la personalidad del autor................................................................................11
1.4. Teorías de la asociación diferencial.................................................................................12
2.- SUTHERLAND Y EL DELITO DE CUELLO BLANCO....................................................................14
2.1. ¿Es un delito el delito de “cuello blanco”?..........................................................................16
2.2. Características de la Teoría del delito de cuellos blancos....................................................17
Conclusiones..............................................................................................................................18
Bibliografía.................................................................................................................................19
INTRODUCCIÓN

El delito de cuello blanco es un concepto que hace referencia a los delitos cometidos por

personas de alto estatus social, económico o político, que utilizan su posición

privilegiada para cometer actos ilícitos con el fin de obtener ganancias o beneficios

personales. Estos delitos suelen ser de naturaleza financiera, empresarial o corporativa,

y se caracterizan por la sofisticación y complejidad de las estrategias utilizadas para

llevarlos a cabo.

El término "cuello blanco" fue acuñado por el sociólogo estadounidense Edwin

Sutherland en la década de 1940 para referirse a los delitos cometidos por personas

respetables y de clase alta, en contraposición a los delitos violentos cometidos por la

clase trabajadora. Desde entonces, el concepto ha evolucionado y se ha ampliado para

incluir una variedad de delitos financieros y económicos, como el fraude, la corrupción,

la evasión fiscal, el lavado de dinero y la malversación de fondos, entre otros.

En este sentido, el delito de cuello blanco se ha convertido en un fenómeno global que

afecta a diferentes sectores de la sociedad y tiene repercusiones económicas y sociales

significativas. A pesar de sus implicaciones, los delitos de cuello blanco suelen ser

menos visibles y menos castigados que los delitos tradicionales, lo que ha llevado a un

aumento en su prevalencia y gravedad en todo el mundo.

En esta introducción, se explorará en mayor profundidad el concepto de delito de cuello

blanco, su origen, características, impacto y algunas medidas para prevenir y combatir

este tipo de delitos.


1.- ASPECTOS GENERALES:

1.1. Origen

La obra de Sutherland fue reveladora en cuanto al estudio de la conducta

criminal al poner en evidencia que los ricos, los poderosos, los empresarios, etc., en

otras palabras, aquellos que habitualmente no encajaban con el perfil del delincuente

común en el que se basaban las teorías criminológicas tradicionales, también cometían

delitos.

La criminalidad de cuello blanco, o el conocimiento de unas conductas sociales

de gran lesividad sobre las cuales anteriormente no se había profundizado, al menos en

su dimensión político criminal, aparece vinculada a una concepción particular de

Estado.

Como antecedentes, tenemos a la obra del sociólogo americano Ross, quien en

inicios del siglo XX, ya que denunciaba la práctica de comportamientos criminosos por

parte de grandes empresarios y ejecutivos que, en su afán por aprovechar al máximo los

recursos, explotaban a sus trabajadores y a los que categorizaba como “criminaloides” o

“cuasicriminales”. Esta clase de comportamientos, en ocasiones más lucrativos que los

propios crímenes, no producían un tajante rechazo social, aunque en ocasiones eran

censurados por las normas Como característica personal específica, los criminaloides de

ROSS no se encontraban motivados por un “impulso maligno”, como lo designaba el

decir de la época en el caso de la delincuencia común, sino por una insensibilidad moral

(Carlos, 1998). Los cuasidelincuentes no son personas antisociales por naturaleza, sino

que simplemente son egoístas, ambiciosos, estarían obsesionados con el éxito a

cualquier precio, y prefieren “aprovecharse del público anónimo” en lugar de

seleccionar víctimas individuales. Una interesante cuestión que se encuentra en la obra

del sociólogo anteriormente citado es la idea de que, para justificar sus conductas
antisociales, el criminaloide invoca a una especie de pseudo darwinismo social: ellos

prevalecen porque son más aptos y mejores que aquellos que no pueden ascender en la

escala social. Curiosamente, este mismo argumento es recurrentemente utilizado por los

postulados más radicales del neoliberalismo capitalista para explicar la desigualdad

social que genera el sistema económico (Siegfried, 2001).

Recordemos que la escuela de Chicago publicó estadísticas delictivas que

mostraban que el delito, según se entendía comúnmente y se medía oficialmente, se

centralizaba en sujetos con una clase socioeconómica baja. La conducta criminal, así

concebida, incluía solamente aquellas categorías que se encontraban en lo que hoy

denominaríamos delincuencia común (homicidio, asalto, atraco, robo, hurto, delitos

sexuales y contra la salud pública, etc.). Las estadísticas oficiales no mostraban un alto

índice de delincuencia entre las clases sociales más altas de la sociedad, principalmente

aquellas que ostentaban el poderío económico. De ahí que la primera formulación del

delito de cuello blanco fue precisamente utilizada como el opuesto de la criminalidad

común o callejera (Manzanero, 1998).

El contexto en el que se desarrolló este concepto fue especialmente propicio para

que su estudio captara la atención social. Es de relevancia indicar que Estados Unidos se

caracterizaba por el clima social de urbanización. En dicho país las diversas

manufacturas –principalmente la industria del automóvil- provocaron un gran

desarrollo, el cual contribuyó a la formación de suburbios y guetos compuestos por una

amplia gama de culturas. Todo esto produjo en los habitantes fuertes sentimientos de

desorganización social, producto de la creciente concentración industrial y trajo consigo

la formación de expresiones de criminalidad organizada, hasta ese momento

desconocida, compuestas por corrupción administrativa, prostitución y negocios ilegales

en torno a los alcoholes en ese momento prohibidos.


El sociólogo SUTHERLAND indica que “El delito de "cuello blanco" puede

definirse, aproximadamente, como un delito cometido por una persona de respetabilidad

y status social alto en el curso de su ocupación. (…) Lo significativo del delito de

"cuello blanco" es que no está asociado con la pobreza, o con patologías sociales y

personales que acompañan la pobreza”.

El término delincuente de cuello blanco es utilizado por el autor para referirse a

una persona de la clase socioeconómica superior que viola las leyes promulgadas para

regular su ocupación profesional. El término se usa en un sentido más general para

referirse a la clase asalariada que viste bien en el trabajo, como los administrativos de

los grandes almacenes.

En pleno auge de desarrollo industrial los Estados Unidos se caracterizan por el

clima social de urbanización, lo cual produjo en los habitantes fuertes sentimientos de

desorganización social, producto de la creciente revolución industrial aparece el

fenómeno de la acumulación del dinero, de la producción incontrolada, el deseo de

alcanzar la riqueza. En aquel escenario se desplegaba una gran ciudad industrial en

progresivo crecimiento acelerado en donde se daban cita los problemas urbanos, la

miseria, el fraude, las salas de baile de las taxi-dance, las apuestas truncadas en las

carreras de canes, el contrabando de licores y el gangsterismo, con los centros de trabajo

social, las asociaciones filantrópicas, las ligas contra la depravación y el vicio, y

también las agencias públicas y privadas de colocación con ello Chicago pasó a ser el

paradigma de las ciudades sin ley, el epicentro del Imperio del crimen, el símbolo por

antonomasia de las ciudades peligrosas. Chicago, la ciudad del crimen organizado era al

mismo tiempo una ciudad fascinante por la diversidad de una población caracterizada

por la multiculturalidad y por la afluencia incesante del dinero y de la fuerza de trabajo.

La alianza ente los poderes públicos corruptos y las mafias dio paso a la impunidad, las
cárceles se llenaban de pequeños y pobres rateros, mientras los grandes delincuentes se

paseaban desafiantes acompañados de las autoridades de la ciudad, que ellos mismos

habían contribuido a elegir, esta ciudad, que hizo posible el nacimiento y desarrollo de

la sociología norteamericana, y en la que se inscribe la obra de Sutherland entre 1913 y

1919.

La fórmula de Sutherland es novedosa, y bipolar porque sirve tanto para explicar

la crimogénesis del pobre y la etiología del crimen del rico esa fórmula, esa ecuación se

aplica a los ricos y los pobres, cómo llegó a descubrirlo sencillo, dudaba que el delito

tuviera una procedencia antropológica; es más se dice que agudizó sus críticas contra el

determinismo biológico, el individualismo extremo de psicólogos y psiquiatras, y

también contra las explicaciones económicas del delito que tendían a identificar el delito

con la pobreza; es por eso que durante 25 años invirtió gran parte de su tiempo

investigando en los juzgados, en los tribunales de justicia norteamericanos, buscaba los

casos celebres, delitos que no estaban criminalizadas, ni penalizadas, como problemas

de los grandes perjuicios al Estado.

“Investigó casos relativos a bolsas de valores, bancos, seguros en quiebra, tráfico

ilícito de armas, compañías petrolíferas, compañías de transportes, corporaciones,

empresas, ferrocarriles, servicios públicos, asuntos políticos. Concluyó que el delito de

cuello blanco existía y que su modus operandi consiste en manipular informes

financieros, sobornar para obtener contratos estatales y leyes favorables, desfalcos,

malversaciones fiscales, falsas declaraciones de los stocks en clasificación de

mercancía, tergiversación en anuncios y ventas, prebendas en los contratos militares o

contratos de obras públicas; si es verdad existían juicios pero era en el área civil y con

una comodidad que ni siquiera se permitía en el proceso la comparecencia del

Presidente de la compañía sino sus abogados, en una capacidad infinita de maniobra,


para lograr el entendimiento. Los médicos no se encontraban al margen de la

delincuencia de cuello blanco al practicar tratamientos innecesarios y envío de pacientes

a clínicas, hospitales que entreguen el porcentaje más alto y no el cirujano más

capacitado; los servicios ilegales al hampa, informes o testimonios fraudulentos.

La categoría de delitos de cuello blanco alcanzó en los años treinta un gran auge,

que poco a poco fue convirtiendo esta nueva concepción en una fecunda instancia

crítica contra toda aquella actividad delictiva cometida por la clase social que por regla

casi general se había escapado del control formal. Es posible entonces afirmar que la

concepción inicial de la criminalidad de cuello blanco se encuentra ampliamente ligada

con el nuevo proceso del Estado intervensionista norteamericano de las décadas

posteriores a la crisis de 1929-30, ya que esta clase de delito se constituyó en una

violación a las nuevas reglas del juego del estado de los monopolios y de las primeras

corporaciones multinacionales; siendo de esta forma su naturaleza claramente

ideológica. La primera afirmación pública del término delito de cuello blanco la realiza

en la década de los años treinta, el sociólogo Edwin H. Sutherland Sutherland, quién,

contra las corrientes imperantes en la época, promulgó la existencia de una especial

clase de delincuentes perteneciente a las clases sociales elevadas, que como tales,

ostentaban una especial posición de poder en la sociedad, dando origen así al término

“Delito de cuello blanco”

1.2. Justificación criminológica del delito de cuello blanco

El delito de cuello blanco se justifica debido a que representa un grave

incumplimiento de la ley que resulta en perjuicios económicos significativos para la

sociedad. Este tipo de delitos suelen ser cometidos por personas de alto estatus social,
como empresarios, políticos o profesionales, quienes abusan de su posición de poder y

confianza para cometer actos fraudulentos, de corrupción o de malversación de fondos.

Además, el delito de cuello blanco suele tener un impacto más duradero y

perjudicial que otros tipos de delitos, ya que pueden afectar a un gran número de

personas y provocar daños económicos a largo plazo en la sociedad. Por ejemplo, casos

de fraudes financieros, evasión fiscal o corrupción política pueden tener consecuencias

graves en la estabilidad económica y en la confianza de los ciudadanos en las

instituciones.

En este sentido, la justificación del delito de cuello blanco radica en la necesidad

de proteger los intereses de la sociedad y garantizar la igualdad de todos ante la ley. Es

importante que estas conductas sean sancionadas de manera ejemplar para prevenir su

repetición y promover la transparencia y la ética en todos los ámbitos de la sociedad.

El delito de cuello blanco se refiere a aquellos delitos cometidos por personas de alto

estatus social o económico, generalmente en el ámbito empresarial, financiero o

político. Esta categoría de delitos se caracteriza por la utilización de la posición de

poder y privilegio de los perpetradores para cometer actos ilícitos que causan daño a la

sociedad en general.

Desde una perspectiva criminológica, el delito de cuello blanco es especialmente grave

debido a varias razones:

1. Impacto social y económico: Los delitos de cuello blanco suelen tener un

impacto significativo en la sociedad, ya sea a través de estafas financieras que

afectan a inversores y consumidores, corrupción que debilita las instituciones

públicas, o contaminación ambiental que pone en peligro la salud de la


población. Estos delitos pueden tener consecuencias a largo plazo en términos de

desigualdad, pobreza y deterioro del tejido social.

2. Impunidad: Los perpetradores de delitos de cuello blanco suelen estar bien

posicionados en la sociedad, lo que les otorga un alto grado de impunidad. La

falta de sanciones efectivas y proporcionadas contribuye a la perpetuación de

este tipo de delitos, ya que los perpetradores no enfrentan las consecuencias

legales de sus acciones.

3. Daño moral: Los delitos de cuello blanco también generan un daño moral en la

sociedad, al socavar la confianza en las instituciones y en el sistema de justicia.

Esto puede tener efectos negativos en la percepción de la legalidad y la

legitimidad de las autoridades, lo que a su vez puede fomentar la desconfianza y

la alienación social.

En resumen, la justificación criminológica del delito de cuello blanco radica en su

impacto social y económico, su impunidad y su capacidad para infligir daño moral en la

sociedad. Es fundamental abordar este tipo de delitos de manera efectiva para prevenir

su ocurrencia y garantizar la protección de los derechos y la seguridad de la población.

1.3. Teorías de la personalidad del autor

Si bien es una de las argumentaciones esgrimidas sobre la etiología de la delincuencia

de cuello blanco, debemos advertir que éstas han sido fuertemente criticadas y han sido

prácticamente descartadas como justificativas. Su base teórica la desarrollan a partir de

las características psíquicas de quien es considerado delincuente. En este orden de ideas

se destaca el "Psicodrama de Mergen" que describe la estructura psíquica del

delincuente de cuello blanco. Sus caracteres principales son:


Materialismo: sólo da valor a los bienes materiales. Es un auténtico maníaco, su tensión

patológica se libera con la ganancia siendo su psicología similar a la del jugador.

 Egocentrismo (propio del estado primario), no alcanzan a lograr afectividad, esta

soledad la compensan mostrándose caritativos y generosos.

 Narcisismo: los hace soberbios, insensibles y se traduce a su situación social,

ropas, dinamismo y audacia. Inteligencia. - Peligrosidad: porque no valoran

límites éticos.

 Hipocresía: son fríos y se muestran generosos. - Neuróticos: falta de conciencia

de culpabilidad, se debe a que estos actos no provocan reacción social, por lo

que no son considerados como delito.

1.4. Teorías de la asociación diferencial

La teoría de la asociación diferencial, postulada por Edwin H. Sutherland, rompe

con el modelo consensual y orgánico de la sociedad, debido a que considera que las

organizaciones sociales se encuentran pulverizadas. Cada una posee una jerarquía de

valores propia. Según esta teoría la conducta criminal es aprendida mediante la

comunicación social, en el interior de un grupo restringido donde se establecen

relaciones personales (igual que cualquier otro modelo de comportamiento).

Estas asociaciones tendrán más o menos preponderancia en la formación del

individuo de acuerdo a la frecuencia, duración, anterioridad, intensidad con que se

entablen. La formación criminal comprende tanto la enseñanza de técnicas para cometer

infracciones simples o complejas, como la de aquellas necesarias a fin de "orientar las

tendencias impulsivas" a nivel racional como de actitud.


Esto estará en función de la interpretación favorable o desfavorable que se

realice de las disposiciones legales. Siendo predominantes estas últimas. Se destaca en

esta teoría una concepción distinta de norma jurídica, debido a que no es interpretada

como "medio de protección de intereses particulares" sino como "regla de juego”.

Le quita, de esta forma todo sustento axiológico y le otorga un carácter neutral.

El conjunto de valores a partir de los cuales se manifiesta el comportamiento criminal

no explica su razón de ser, sino que depende de los contactos específicos a los que el

sujeto esté expuesto en su ambiente social o profesional. Por todo lo explicado esta

teoría fue considerada ideal a fin de determinar los factores que conllevan a la

formación y desarrollo del crimen organizado. Si bien sus postulados innovadores

causaron fuerte impacto en la criminología de su tiempo, no tardaron los autores en

comprobar las severas falencias teóricas que ella conlleva.

En primer término se advierte una visión determinista del actuar humano, será

delincuente aquel que "aprendió del ambiente las técnicas, las motivaciones y los

valores que llevan a violar la ley penal". El necesario proceso de aprendizaje está

determinado por el azar, es decir depende directamente de las determinaciones

favorables o desfavorables de la violación de la norma penal. Por otra parte, si bien

asume la pluralidad de códigos normativos, sólo le asigna un sentido negativo, producto

de un proceso degenerativo de desorganización de la sociedad.

Algunos criminólogos consideran que la criminalidad económica fue la

respuesta a la implementación de nuevas reglas de juego en el proceso acumulativo. La

nueva disciplina jurídica estuvo determinada por el incentivo a los procesos de

concentración económica caracterizado por la formación de monopolios y

multinacionales. De este modo se premiaba cierto tipo de actividad empresaria y se

desestimaba otro. En este sentido, parece una contradicción entre el capital como
inteligencia colectiva con tendencia a la autodisciplina y el capital como anarquía,

representado por el capitalista individual que busca el beneficio individual y se aparta

de la disciplina impuesta por el capital en su conjunto.

2.- SUTHERLAND Y EL DELITO DE CUELLO BLANCO

 Concepto

El concepto de “Delito de Cuello Blanco”, tal y como ya se indicó, fue ideado y

presentado por Sutherland en la reunión anual organizada por la American Sociological

Society que tuvo lugar en Filadelfia, en diciembre de 1939. En dicha oportunidad

Sutherland llamó la atención hacia una criminalidad alejada de la conocida

convencionalmente la cual identificó con el término ya referido, incluyendo en la misma

toda aquella actividad delictiva llevada a cabo por la clase socio económica alta en

el curso o en relación con su actividad profesional o "aquellos ilícitos penales

cometidos por sujetos de elevada condición social en el curso o en relación con su

actividad profesional.

No obstante es importante mencionar que este tipo de delitos se han vuelto cada vez

más comunes en la sociedad actual, debido a que los grandes criminales ya no son

aquellos que hacen una verdadera masacre, ahora son aquellos que están con un

sombrero y detrás de un escritorio. Por su estatus socioeconómico, son llamados de

cuello blanco

El objeto de estudio seleccionado causó en su tiempo un impacto revolucionario, pues

permitió vislumbrar claramente las falencias o contradicciones intrínsecas al sistema de

control formal, obligando a afrontar ciertos problemas de fondo de la criminología

como lo son la real distribución de la conducta desviada entre las distintas capas

sociales con la consecuente ruptura con la ficción que consideraba al delito como
patrimonio exclusivo de las clases sociales menos privilegiadas y el convencimiento de

la existencia de una “cifra negra” de la delincuencia así como de una aplicación

diferenciada y selectiva de la ley penal.

Si bien han sido muchas las críticas que han versado sobre la terminología propuesta por

Sutherland ya que se ha indicado que “la denominación de delitos de cuello blanco

adolece de ciertos perjuicios neopositivistas al intentar acuñar un supuesto tipo de autor

de base unitaria, inexistente y de notoria agresividad ideológica al presentar al criminal

profesional como el gran delincuente de dicha época”, lo cierto del caso es que tal

terminología aunque acuñada en los Estados Unidos, rápidamente se extendió a muchos

otros países del orbe, llegándose a afirmar por parte de muchos que para la criminología

supuso una conmoción similar a la causada en el año de 1876 por la obra de Lombrosso.

La característica central de este tipo de delito consiste en su carácter clasista, siendo en

esta a criterio de la criminóloga Lolita Aniyar de Castro, donde se encuentra su mayor

importancia, al provocar una revolución en el objeto de la criminología tradicional.

En este punto existen muchas dificultades debido a la amplia gama de criterios, para

encontrar una definición al tipo de delincuencia que nos ocupa, llamándosele a este tipo

de delitos de muy diversas formas dentro de las que destacan: criminalidad de los

negocios, criminalidad económica, criminalidad de los Barones capitalistas criminales,

criminalidad de los señores y criminalidad de los empresarios, entre otras.

Una de las terminologías que podemos resaltar consiste en la de los llamados delitos

ocupacionales, dentro de los cuales se ha querido hacer mención como elemento

fundamental de los mismos, la comisión de dicha conducta delictiva por parte de

profesionales. Otros denominan delitos de cuello blanco a aquellos delitos contra la

propiedad que son especialmente difíciles de probar.

El Derecho Penal por su parte ha identificado este tipo especial de delincuencia con los

delitos económicos, denominando con tal terminología a todas aquellas acciones


tendientes a menoscabar los intereses socioeconómicos de la colectividad, lo cual sin

embargo ha sido criticado señalando que la utilización de un término tan vago y tan

amplio como lo es la criminalidad económica, ejercerá un fenómeno diluyente en el

carácter clasista que de forma inicial tenía el concepto de delito de cuello blanco

propugnado por Sutherland, debiendo incluirse así dentro de dicha criminalidad, todos

aquellos delitos acaecidos dentro del mundo de los negocios.

Otros autores por su parte defienden que este tipo de delincuencia a diferencia de la

criminalidad convencional no es definida de conformidad con el interés protegido, sino

más bien en cuanto al sujeto activo que lo comete, debiendo por lo tanto entenderse

como aquellos delitos cometidos por personas respetables y de alto nivel social en el

desarrollo de sus ocupaciones.

Algo fundamental consiste en la inclusión que se ha efectuado dentro de esta forma

especial de criminalidad a los delitos cometidos por los funcionarios públicos en el

ejercicio de sus funciones, primordialmente a aquellos que ostentan altas cuotas de

poder. En este caso el elemento del poder económico es sustituido por el poder político,

siendo básico para que sea catalogado como un delito de cuello blanco, que la acción y

la posición de poder sea utilizada para facilitar la comisión de un delito económico de

alto nivel y que además represente un verdadero poder político, no siendo por lo tanto

aplicable a aquellos delitos cometidos por funcionarios públicos de menor jerarquía.

Es necesario resaltar que contraria a la tesis ya referida de Solís Zúñiga, muchos autores

propugnan por incluir dentro del estudio de esta especial criminalidad, aquellas acciones

que son causantes de un intenso daño social.

Sutherland: En su libro presentado en 1939, abarca y desarrolla tres grupos temáticos.

El problema del delito de cuello blanco: señala que no debe acotarse el campo de

estudio a los hechos relacionados con la pobreza y sus patologías relacionadas, debido a

que de este modo se deja afuera un conglomerado de relevantes conflictos.


Considera que uno de los principales inconvenientes con los que se encuentra quien

intente estudiar este tipo de delitos está dado porque las explicaciones comunes resultan

inválidas debido a que las estadísticas están viciadas. La cifra "negra" de la delincuencia

y su problemática se entiende fundamentalmente en estos supuestos.

Por otra parte los sujetos activos de estos delitos son personas de clase socioeconómica

alta, con poder económico y político, e influencias en los órganos encargados de la

administración de justicia. Ésto las torna menos vulnerables ya sea porque escapan a la

detención o a la condena o bien porque pueden contratar abogados más hábiles, para su

defensa. Asimismo los operadores jurídicos se muestran muy parciales a la hora de

encargarse de este tipo de delitos. Consagran 4 beneficios a su favor como que no son

arrestadas por la policía, generalmente no son sometidas a tribunales penales y no van a

la cárcel.

Se advierte que los ámbitos en los que se cometen son bastante diversos, puede darse en

la política, en la medicina, en la industria, en el comercio, etcétera. Sin embargo a pesar

de todo lo dicho se sabe que los costos financieros son mucho más altos que los de otros

delitos.

2.1. ¿Es un delito el delito de “cuello blanco”?

Sutherland enmarca a los delitos comunes y a los de cuello blanco en un único concepto

de delito. La característica fundamental del delito es que es una conducta prohibida por

el Estado contra la que éste reacciona por medio del castigo al menos como último

recurso (El estado prevé tanto el hecho como la sanción).

Por esta razón considera que los actos cometidos por estos autores son delitos, pero que

por la implementación de procedimientos especiales, se elimina o minimiza el estigma

delictivo. Unido a ello existen factores de aplicación diferencial:


1- Los juicios a hombres de negocios combinan miedo y admiración,

homogeneidad cultural con legisladores, jueces y funcionarios.

2- Se tiende a no usar métodos penales: probation, trabajo de casos, política

educativa en las prisiones.

Sentimiento relativamente desorganizado del público hacia esta clase de delitos, sus

efectos son difusos y que los medios masivos no expresan sentimientos morales

organizados.

Por supuesto, la respuesta a la cuestión planteada depende de la teoría jurídica que se

utilice. Desde un punto de vista positivista solo sería delito aquella conducta descrita

por la ley y varios de los comportamientos que se comenten en el ámbito de las finanzas

no están tipificados como delitos, o solo lo han sido muy recientemente, como sucedió

con el delito de tráfico de influencias o administración desleal, por ejemplo.

¿Por qué van a querer infringir las normas aquellos que lo tienen todo? Sólo los

marginados de la sociedad pueden querer arrebatar a los demás sus bienes. Geis se

ocupa de la motivación del delito de cuello blanco:

Como sucede con la mayoría de conductas criminales, la suya es llevada a cabo para

lograr algo que desean, algo que creen que no puede ser obtenido legalmente, al menos

no sin un grado de dificultad, aunque el desafío y la euforia también pueden ser factores

de motivación... Una ventaja considerable de contar con una determinada posición y con

poder consiste en que éstos permiten a su poseedor infringir la ley de modos más

refinados que los disponibles a los ciudadanos de a pie, especialmente para aquellos que

de algún modo se hallen desposeídos o enajenados [...] La observación más común

sobre el delito de cuello blanco cometido por parte de aquellos que parecen estar tan

acomodados que no necesitan infringir la ley, es que su motivación es la avaricia.


La avaricia, como pecado capital, es la motivación que se observa en estos negocios

que, como la droga, anima a tener cada vez más sin importar cómo, ni cuáles son las

consecuencias de sus actos.

2.2. Características de la Teoría del delito de cuellos blancos.

En el ámbito de la sociología criminal, según la teoría de la asociación diferencial, las

notas características de la delincuencia de cuello blanco se establecieron en:

1. El delito de cuello blanco es cometido por un delincuente de cierta

respetabilidad.

2. El delincuente de la delincuencia de cuello blanco pertenece a un estatus social

elevado.

3. El delincuente comete el delito en el ejercicio de su profesión.

4. El hecho constituye una violación de la confianza depositada en el agente.

El delincuente de la delincuencia de cuello blanco, es un sujeto interrelacionado con

otros individuos sometidos a necesidades y valores centradas en el dinero y el consumo,

de forma que aprende el comportamiento criminal por interacción personal con los

miembros del grupo en los que prevalecen las interpretaciones desfavorables a la Ley

frente a las favorables a la Ley.

Las notas más características de la “delincuencia de cuello blanco” se centraron en que

el hecho se comete en el ejercicio de la profesión y en el abuso de la posición de

confianza que negocio ofrece ese lugar profesional a la sociedad, distinguiéndose

posteriormente del “delito de cuello azul”, que serían aquellas delitos también

realizados desde una posición profesional, constitutivos de estafas e ilícitos

patrimoniales, si bien, realizados por la clase trabajadora (fontaneros, electricistas,

camioneros…).
Las características de la “delincuencia de cuello blanco” se obtuvieron del estudio de las

actuaciones de un grupo de setenta sociedades mercantiles que conformaban algunas de

las mayores empresas norteamericanas de los años treinta.

Conclusiones

 El delito de cuello blanco es un concepto que hace referencia a los delitos

cometidos por personas de alto estatus social, económico o político, que utilizan

su posición privilegiada para cometer actos ilícitos con el fin de obtener

ganancias o beneficios personales.

 la justificación del delito de cuello blanco radica en la necesidad de proteger los

intereses de la sociedad y garantizar la igualdad de todos ante la ley. Es

importante que estas conductas sean sancionadas de manera ejemplar para

prevenir su repetición y promover la transparencia y la ética en todos los

ámbitos de la sociedad.

 La teoría del delito de cuellos blancos en su concepto en si es toda aquella

actividad delictiva llevada a cabo por la clase socio económica alta en el curso o

en relación con su actividad profesional o "aquellos ilícitos penales cometidos

por sujetos de elevada condición social en el curso o en relación con su actividad

profesional.

 Las notas características de la delincuencia de cuello blanco se establecieron en

que es cometido por un delincuente de cierta respetabilidad, el delincuente de la

delincuencia de cuello blanco pertenece a un estatus social elevado, el

delincuente comete el delito en el ejercicio de su profesión, el hecho constituye

una violación de la confianza depositada en el agente.


Bibliografía

 Carlos, A. J. (1998). Teoría Sociológica . Buenos Aires: Editorial del Belgrano.

 Manzanero, R. (1998). Introducción a la Criminología.

 Siegfried, L. (2001). Teorías de la Criminalidad. España: editorial Siglo XXI.

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