2 Pedro y Judas para Ti Muestra
2 Pedro y Judas para Ti Muestra
2 Pedro y Judas para Ti Muestra
#2Pedro&JudasParaTi
Traducido con el debido permiso del libro 2 Peter and Jude for You
© Miguel Núñez, 2022 publicado por The Good Book Company.
Las citas bíblicas han sido tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional
(NVI) © 1999 por Biblica, Inc. Las citas marcadas con la sigla RVC han sido tomadas de
La Santa Biblia, Versión Reina Valera Contemporánea © 2009, 2011 por Sociedades
Bíblicas Unidas; las marcadas con la sigla NBLA han sido tomadas de La Santa Biblia,
versión Nueva Biblia de las Américas © 2005 por The Lockman Foundation; las
marcadas con la sigla NTV han sido tomadas de La Santa Biblia, Nueva Traducción
Viviente © 2010 por Tyndale House Foundation. Usado con permiso de Tyndale House
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Poiema Publicaciones
[email protected]
www.poiema.co
ISBN: 978-1-955182-11-9
Impreso en Colombia
SDG221
CONTENIDO
Prefacio de la serie 7
Glosario151
Bibliografía157
PREFACIO DE LA SERIE
Estos libros no son comentarios. No asumen que el lector conoce los idio-
mas originales de la Biblia ni que tiene un alto nivel de conocimiento bíbli-
co. Las referencias a los versículos estudiados en cada capítulo se señalan
con negritas para que puedas encontrarlos fácilmente. Las palabras que
no son de uso cotidiano o que se usan de manera diferente fuera de la
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Prefacio de la serie
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INTRODUCCIÓN A 2 PEDRO & JUDAS
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Introducción a 2 Pedro & Judas
La verdad y la iglesia
El pastor y teólogo John Stott una vez escribió: “Los mayores agitadores de
la iglesia (tanto ahora como antes) no son los de afuera, no son aquellos
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Introducción a 2 Pedro & Judas
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Introducción a 2 Pedro & Judas
Bosquejos y autoría
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Introducción a 2 Pedro & Judas
d.C., sobre la base de “los burladores” a la que se refiere 2 Pedro 3:3 que
vendrían en el futuro y que son mencionados en Judas 18” (Norman L.
Geisler, A Popular Survey of the New Testament [Un estudio popular del
Nuevo Testamento], p. 305).
Aquí un breve bosquejo de Judas:
5. Contendiendo por la fe (v 1-7)
6. Condenación para los falsos maestros (v 8-16)
7. Certeza de la salvación hasta el final (v 17-25)
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2 PEDRO 1 V 1–11
1. CÓMO EVITAR
TROPEZAR
En el primer capítulo de su carta, Pedro comienza ayudándonos a ver
cómo correr bien la carrera de la vida cristiana. Las palabras finales de
esta primera sección dicen, “Si hacen estas cosas, no caerán jamás, y se
les abrirán de par en par las puertas del reino eterno de nuestro Señor y
Salvador Jesucristo” (2P 1:10-11).* Esto es a lo que Pedro nos está llevan-
do a través de 1:1-11.
Pedro escribe con un sentido de urgencia e intensidad. Es importante
saber por qué. Lo que estaba sucediendo en ese momento era que los
falsos maestros estaban buscando alejar a los verdaderos discípulos de su
Salvador. Pedro está desesperado por asegurarse de que los creyentes no
siguieran ese camino peligroso. Quiere que ellos lleguen a esta gran bien-
venida de “puertas abiertas de par en par” que les espera si permanecen
fieles a su Señor.
En 2 Pedro 2:20-22, Pedro hablará sobre cómo estos falsos maestros
habían negado el mandamiento santo. Aparentemente, por lo que podía
observarse en la superficie, estos apóstatas habían experimentado la sal-
vación, o, al menos, habían estado involucrados en algún tipo de encuen-
tro que los llevó a creer que estaban en un estado de salvación. En otras
palabras, superficialmente parecía que habían aceptado a Jesús como su
Señor. Sin embargo, incluso después de haber disfrutado de las bendi-
ciones del Señor, se habían vuelto a involucrar en la corrupción y en los
placeres de este mundo. Pedro se refiere a estas personas como ciegos:
como quienes se habían olvidado de la purificación de sus pecados, la
cual habían experimentado en el momento en que creyeron (1:9).
* Todas las referencias a los versículos de 2 Pedro y Judas que se estudian en cada capítulo aparecen
en negrita.
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2 Pedro 1 v 1-11
Tan pronto como comenzamos a leer, nos damos cuenta de que el autor
se identifica a sí mismo por su primer nombre, lo que era común en las
cartas del primer siglo: “Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo” (1:1).
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2 Pedro 1 v 1-11
Simón, que era su nombre original, viene del idioma hebreo; era un nom-
bre muy común y conocido en Israel en el primer siglo. Pero el mismo Cris-
to le cambió el nombre Simón por el nombre griego Pedro, que significa
“piedra” (también es llamado “Cefas”, que en arameo tiene el mismo
significado). Aquí se usan ambos nombres – “Simón Pedro” – lo cual no
era inusual en ese tiempo.
Pedro se llama a sí mismo “siervo y apóstol de Jesucristo”. “Siervo”
es la traducción del griego doulos, que literalmente significa “esclavo”.
Pedro se está refiriendo a sí mismo como esclavo de Jesucristo. Pero no
necesariamente está tratando de mostrar humildad. Más bien, la palabra
“esclavo” transmite una idea de pertenecer a otra persona, en este caso a
nuestro Señor Jesucristo. En el antiguo Israel, la palabra a veces era usada
para los esclavos que podrían haber salido libres durante el Año de Jubi-
leo (ver Levítico 25) pero que decidieron quedarse con su dueño por amor
(Éx 21: 5-6). Tal vez este es el tipo de esclavitud que Pedro tenía en mente.
La palabra “apóstol” denota aquellos elegidos por Cristo y a quienes
se les encargó la responsabilidad de dirigir la iglesia primitiva. Pedro no
está tratando de demostrar superioridad sobre nadie al usar esta palabra.
Más bien, está enfatizando que tiene la autoridad para escribir esta carta.
Después, Pedro identifica a su audiencia: “a los que por la justicia de
nuestro Dios y Salvador Jesucristo han recibido una fe tan preciosa como
la nuestra” (2P 1:1). Pedro está consciente de que, aunque es un apóstol,
– el resto de nosotros que ha creído como él – ha recibido una fe de la
misma calidad y calibre: “como la nuestra”..
A su vez, Pedro explica cómo recibimos nuestra fe: “por la justicia de
nuestro Dios y Salvador Jesucristo”. En otras palabras, no hemos recibido
la fe por medio de nuestras obras o nuestros propios méritos. Más bien,
hemos recibido esta fe como un regalo de gracia de parte de Jesucristo
mismo, quien fue a la cruz y derramó Su sangre por nosotros. Esto nos
distingue de cualquier falso maestro que dice que la salvación se obtiene
a través de algún conocimiento especial que otros no tienen (como creían
los gnósticos en el primer siglo) o a través de obras por nuestro propio
mérito. Como verdaderos discípulos de Jesucristo, practicamos las obras
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2 Pedro 1 v 1-11
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ser capaces nosotros de vivir una vida de fe ahora que hemos recibido una
revelación más amplia y “mejores promesas” (Heb 8:6)? Hablando con
franqueza, comparados con Job, Moisés, Jeremías y Daniel —por men-
cionar solo algunos— somos unos cobardes.
Considerando lo que hemos aprendido en los primeros cuatro versí-
culos de esta carta, podemos ver dos razones por las que los creyentes
comprometen su caminar cristiano:
# Dejan de crecer en el conocimiento de Dios (2P 1:3).
# Olvidan las poderosas promesas a las cuales se refiere Pedro (1:4).
Dios sabe muy bien el efecto que tiene sobre nosotros el conocimiento
de Él y el entendimiento de Sus caminos. Conocer mejor a Dios es crecer
en nuestra semejanza a Cristo.
Así que debemos preguntarnos: ¿Estoy creciendo? ¿O me estoy estan-
cando? ¿Qué tan reales son las promesas de Dios para mí?
Recuerda, a través del poder y las promesas de Dios somos partícipes
de la naturaleza divina de Dios y podemos escapar “de la corrupción que
hay en el mundo debido a los malos deseos” (1:4). Esa realidad hace toda
la diferencia.
1. Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para una vida piadosa.
Entonces, ¿por qué crees que a los creyentes les cuesta tanto vivir una
vida de obediencia?
3. ¿De qué promesas de Dios dudas? ¿Por qué? ¿Cómo podrías apro-
piarte de esas promesas hoy?
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2 Pedro 1 v 1-11
PARTE DOS
Si alguna vez hubo alguien que fue capaz de advertir a los cristianos sobre
cómo evitar tropezar, fue el apóstol Pedro. Como escribe el comenta-
rista de la Biblia Warren Wiersbe: Pedro “tenía una tendencia, en sus pri-
meros años, a sentirse demasiado confiado cuando se acercaba el peligro
y a ignorar las advertencias del Maestro. Se adelantó cuando debió haber
esperado; se durmió cuando debió haber orado; habló cuando debió
haber escuchado. Era un cristiano valiente, pero descuidado” (The Biblia
Exposition Commentary [Bosquejos expositivos de la Biblia], p. 436). Este
fue el apóstol que negó a su Señor tres veces, que desconoció a su mejor
amigo. Nadie está mejor equipado, para advertir a otros sobre los peli-
gros de tropezar o caer, que alguien que ha pasado por esa experiencia.
Pedro mismo, un veterano del fracaso humano, quiere evitar que estas
experiencias le sucedan a sus hermanos y hermanas en la fe. Le preocupa
la posibilidad de que los falsos maestros puedan desviar del camino a los
verdaderos creyentes, y por eso en 1:5-11, les da a sus lectores la clave
para terminar bien su carrera.
Pedro comienza llamando la atención sobre la responsabilidad que te-
nemos en nuestro proceso de crecimiento: debemos “esforzarnos” (1:5).
Muchos cristianos creen que una vez son hijos de Dios, Él hará todo por
ellos. Pero ese no es el caso. El grado en que Dios está cerca de ti – y por
“cerca” no me refiero a qué tan cerca está geográficamente, sino cuánto
se manifiesta en tu vida – depende de tu grado de obediencia a Su volun-
tad. Por esta razón Santiago nos dice: “Acérquense a Dios, y Él se acercará
a ustedes” (Stg 4:8ª).
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(2P 1:5): esto es, excelencia moral. Hemos sido dotados con el poder de
Dios, la Palabra de Dios y el Espíritu de Dios para crecer en nuestra san-
tificación. Claro, nunca alcanzaremos la perfección moral de este lado
de la eternidad. Pero es posible vivir una vida que no se caracteriza por el
pecado sino por la justicia (2P 2:24). La excelencia moral significa caminar
con integridad de corazón; cuando pecamos (no si pecamos), tratamos
nuestro pecado con humildad y arrepentimiento, confiando en la gracia
de Dios, quien nos trajo no solo la convicción de pecado, sino también
el deseo de arrepentirnos.
Si la excelencia moral no está presente en nosotros, es posible que
seamos,
# Un no cristiano
# Un cristiano que no ha crecido en el conocimiento de Dios
# Un cristiano que se ha olvidado de las valiosas promesas de Dios
# Un cristiano que está en rebelión y no está sometido al Espíritu
# Un cristiano que sufre de pereza espiritual
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En esta sección de la carta, Pedro nos está guiando paso a paso. Nunca
debemos dejar de subir la escalera del crecimiento, y por eso Pedro nos
dice a continuación: “al entendimiento, [añade] dominio propio” (1:6).
Esto significa tener control sobre nosotros mismos y sobre nuestros
impulsos.
A través de la historia, tanto creyentes como no creyentes han recono-
cido la importancia del dominio propio o autocontrol. Aristóteles, un fi-
lósofo griego que vivió cuatro siglos antes de Cristo, escribió: “El hombre
desenfrenado hace cosas que sabe que son malas, bajo la influencia de
la pasión, mientras que el hombre con dominio propio, sabiendo que sus
deseos son malos, se niega a seguirlos por principio” (citado en Wiersbe,
2 Peter, p. 438).
Pero debería quedarnos claro que el dominio propio es un fruto del
Espíritu (Gá 5:22-23); no viene naturalmente como resultado del esfuer-
zo humano. Para poder tener dominio propio, debemos estar llenos del
Espíritu. (Cuando hablamos de estar llenos del Espíritu, nos referimos a
estar bajo Su control. El Espíritu nunca tiene más o menos poder en noso-
tros. Más bien, decide si se manifiesta en mayor o menor grado, depen-
diendo de nuestro grado de obediencia).
En este punto la escalera de virtud de Pedro se ve así: fe + virtud +
entendimiento + dominio propio. Pero esto es aún muy corto para él.
No es suficiente para ayudarnos a correr la carrera sin tropezar. Por lo
tanto, agrega después “la constancia” a la lista (1:6). Otras traducciones
utilizan la palabra “paciencia”. En su comentario sobre la carta de Efe-
sios, William Barclay nos dice que la paciencia “soporta los insultos y las
injurias sin amargura y sin quejarse. Es el espíritu que puede soportar a
las personas desagradables con gracia y a los necios sin enojo” (Galatians
and Ephesians [Gálatas y Efesios], p. 160).
Para tener una idea del significado de esta palabra, debemos entender
que es un término que a menudo se refiere a Dios, quien ha sido paciente
con la humanidad desde la caída. En sus cartas, Pablo, por ejemplo, nos
llama a ser pacientes con otros como Dios lo ha sido con nosotros (Col
3:12-13; Ef 4:2); esto es un gran reto. Esta paciencia significa resistir y ser
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vecino, sino que derrama lágrimas por el pecado de otros, así como Cristo
lo hizo cuando iba a Jerusalén (Lc 19:41).
¿Cuál es el interés de Pedro de que desarrollemos estas cualidades? Él
da la respuesta en 1:8: “porque estas cualidades, si abundan en ustedes,
los harán crecer en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo, y evitarán
que sean inútiles e improductivos”. Estas virtudes, en diferentes grados,
deben ser parte de nuestra vida como cristianos si queremos reflejar el
carácter de Dios y ser usados por Él. De lo contrario, pareceremos como
un árbol sin fruto y medio marchito. Un cristiano que no da frutos por lo
general tiene un estilo de vida caracterizado por las preocupaciones y los
placeres de este mundo. ¿Recuerdas cuando Jesús pasó junto a la higuera
y la maldijo por no dar fruto (Mt 21:18-19)? La higuera representaba a Is-
rael. La maldición de Jesús nos permite ver que pronto traería juicio sobre
la nación por no dar fruto. Pero nosotros también deberíamos tomarnos
esta advertencia en serio. Un cristiano improductivo que no da fruto no
puede terminar bien; él o ella no tienen lo necesario para llegar al final.
Pedro no espera que seamos unos cristianos perfectos. Más bien, nos
dice que “si abundan”, estas cualidades, es decir que debemos crecer
en cada una de ellas. Un nuevo cristiano que tiene muy poco dominio
propio, por ejemplo, no necesariamente carece de fruto. Lo que importa
es que él o ella estén creciendo en esa área. El crecimiento puede ser
gradual, pero si ese cristiano está “esforzándose” por conocer a Cristo y
por representarlo bien, él o ella ciertamente dará fruto.
No te conviertas en infructuoso
Sin embargo, debemos escuchar esto como una advertencia. ¿Cuáles son
las implicaciones para el creyente que no está interesado en ser más como
Cristo? Pedro también responde a esta pregunta: “En cambio, el que no
las tiene [estas cualidades] es tan corto de vista que ya ni ve, y se olvida de
que ha sido limpiado de sus antiguos pecados” (2P 1:9).
Cuando los cristianos fallamos en exhibir el carácter de Cristo, estamos
olvidando que cuando nacimos de nuevo, fuimos hechos limpios de los
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2 Pedro 1 v 1-11
pecados de nuestra antigua vida. Hemos olvidado lo que Cristo hizo por
nosotros. Por esta razón, Pedro se refiere a dichos cristianos como ciegos
o cortos de vista. Ellos están cerrando sus ojos a la luz y a la obra de Cris-
to. Sin darse cuenta, han entregado su voluntad al dominio de Satanás.
Los cristianos infructuosos e improductivos son aquellos que terminan
cayendo porque han prestado atención a todo tipo de falsos maestros.
Una fe tan débil es tierra fértil para que estas semillas de engaño crezcan
rápidamente. Por el contrario, recordar lo que Cristo hizo por nosotros
a través de Su vida, muerte y resurrección produce gratitud, que es un
motivador poderoso para la obediencia. ¿Por qué regresarías a tu antigua
vida si tienes una visión clara de todo lo que Cristo es y lo que ha ganado
para ti?
Pedro termina esta parte de su carta dándonos la siguiente recomen-
dación: “Por lo tanto, hermanos, esfuércense más todavía por asegurarse
del llamado de Dios, que fue quien los eligió. Si hacen estas cosas, no
caerán jamás, y se les abrirán de par en par las puertas del reino eterno de
nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (1:10-11).
La clave aquí, a la luz de todo lo que hemos dicho, se encuentra en
1:10: “Si hacen estas cosas, no caerán jamás” (énfasis añadido). Como
ya dijimos, si alguna vez hubo alguien que podía hablar de los tropiezos y
cómo evitarlos, fue el apóstol Pedro: sí, el impulsivo Pedro…
# El que habló fuera de lugar,
# El que se creía más capaz que el resto de los apóstoles,
# El que negó y desconoció a su Señor.
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que el Espíritu del Señor está en nosotros. Y si esto es así, entonces un día
se nos abrirán “de par en par” las puertas (v 11) del trono eterno de Dios.
1. Enumera las cosas que Dios te ha provisto para ayudarte a vivir como
un cristiano. ¿Cuáles son algunas formas en las que puedes usar estas
cosas?
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2. RECUERDA LO QUE
HAS APRENDIDO
En su libro Finishing Strong [Terminando fuerte] (pp. 15-16 ), Steve Farrar
cuenta la historia de una conversación que tuvo un joven, que recién ter-
minaba la universidad, con su futuro suegro, el Dr. John Beck, después de
la cena. El Dr. Beck era un ministro con experiencia y compartió con su fu-
turo yerno algunas lecciones que había aprendido a lo largo de los años.
Le dijo al joven de unos 20 años, valiéndose de su experiencia que, “Apro-
ximadamente solo uno de cada diez hombres que comenzaba a servir al
Señor a tiempo completo, todavía estaba sirviendo a los 65 años”. Eso fue
impactante para el joven. Se fue a casa, tomó su Biblia y en una página
en blanco escribió los nombres de 24 jóvenes que conocía que estaban
ardiendo de pasión por el Señor. Más tarde relató que cuando llegó a los
53 años, solo había tres nombres que no había tenido que tachar. Eso es
uno de cada ocho, es decir, muy cercano al uno de cada diez que había
escuchado de su suegro. Y estos hombres ni siquiera habían alcanzado la
edad mencionada por el Dr. Beck. ¡Qué triste realidad!
Pedro y Judas sabían que en la vida cristiana lo más importante no es
cómo comenzamos, sino cómo continuamos hasta el final. Esto es ex-
tremadamente importante para esta generación a la que ni siquiera le
gusta la palabra “pecado”. Preferimos pensar de nosotros mismos que
somos personas buenas; pero debemos tomar en serio la posibilidad de
extraviarnos. Quiero exponer el caso de esta posibilidad de la manera
mas enfática posible , para que podamos comprender mejor la intensidad
de las palabras de las cartas que estamos estudiando. Tanto Pedro como
Judas estaban angustiados, cargados y, en ocasiones, incluso enojados
por la forma en que ciertos impostores se estaban infiltrando en la iglesia.
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Esperamos que hayas disfrutado de
esta pequeña muestra del libro 2 Pedro y Judas para ti.