Codigo Penal Sanchez G

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1

POLICÍA NACIONAL DEL PERÚ

ESCUELA DE EDUCACIÓN SUPERIOR TÉCNICO

PROFESIONAL POLICIAL

HN.CAP.PNP. ALIPIO PONCE VÁSQUEZ

DIRECCION ENFPP/EESTP
EJECUTIVA DE PUENTE PIEDRA

EDUCACION PNP

TRABAJO A. INDIVIDUAL
ASIGNATURA:

TEMA:

DOCENTE:

SECCIÓN: 7-OP

N° ORDEN: 01

PROMOCIÓN: PROTECTORES DE LA DEMOCRACIA

NOTAS
N° APELLIDOS Y NOMBRES ELAB. SUST. PROM.
1
LIMA-PUENTE PIEDRA 2023
2

DEDICATORIA

A NUESTROS MAESTROS QUIENES SON NUESTRO


EJEMPLO PARA LOGRAR NUESTRAS METAS, ASÍ COMO SEGUIR
UNA LABOR HONORABLE, Y HONESTA ENORGULLECIENDO
A LA INSTITUCIÓN Y AL PAÍS
3

INDICE

1. DEDICATORIA……………………………………………………………2

2. INTRODUCCION………………………………………………………..4

3. DELITOS COMETIDOS POR FUNCIONARIOS PIBLICOS…..5

4. DELITO DE COLUSION………………………………………..6

5. DELITO DE PECULADO……………………………………………..7

6. DELITO DE CORRUPCION DE FUNCIONARIOS………….7

7. DELITO DE ENRIQUECIMIENTO ILICITO…………………..9

8. ABUSO DE AUTORIDAD…………………………………………11

9. DELITO DE COHECHO……………………………………………….14

10. CASO…………………………………………………………….18

11. CONCLUSIONES ……………………………………………..19

12. ANEXOS……………………………………………………………20
4

INTRODUCCION

Es aquel que atenta contra la administración de las organizaciones estatales


las cuales buscan satisfacer las necesidades de interés público y lograr los
fines del Estado.

Estas infracciones perjudican al Estado por lo que se consideran "delitos de


corrupción". Por ello, están tipificados en el título XVIII del Código Penal,
desde el Artículo 361 al 426.

Puesto que los delitos de corrupción afectan a la sociedad en su


conjunto, todo ciudadano está legitimado para denunciarlos.

Los delitos cometidos por funcionarios públicos (artículos 376 al 401C)


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DELITOS COMETIDOS POR FUNCIONARIOS


PUBLICOS
También denominados «delitos funcionariales», están regulados en el capítulo
II e integrados por el abuso de autoridad, la concusión, el peculado y la
corrupción de funcionarios.

Una característica esencial de estos delitos es que su autor debe ser un


funcionario o servidor público; es decir, requieren de un «autor especial» que
con su conducta infracciona deberes propios del cargo que ostenta o abusa de
las facultades y atribuciones que ejerce a nombre o por delegación del Estado.
En el artículo 425 el Código Penal, se identifica quienes tienen la condición de
«funcionarios» o «servidores públicos». Dicha disposición legal considera como
tales a los siguientes:

 Los que integran la carrera administrativa.


 Quienes ejercen cargos políticos o de confianza.
 Todo aquel que mantiene vínculo laboral o contractual con entidades
y organismos del Estado, sea cual fuere su régimen laboral
específico. También se asimila a esta categoría a los que realizan
funciones en empresas del Estado o sociedades de economía mixta
integradas en la actividad empresarial del Estado.
 Los administradores y depositarios de caudales o bienes embargados
o depositados por autoridad competente, aún en el caso de que
pertenezcan a personas particulares.
 Los integrantes de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional,
cualquiera que sea su régimen, jerarquía o grado.
 Aquellos otros a los que la Constitución y las leyes también otorgan
tal calidad.
Ahora bien, la intervención de terceros (extraneus) que no tienen la calidad de
funcionarios públicos que exige la ley para ser autor del delito, debe ser
reprimida a título de complicidad o, en su caso, de instigación en relación al
mismo hecho punible funcionarial (unidad del título de imputación). Esta
conexión del partícipe ha sido validada expresamente en el párrafo tercero
del artículo 25 del Código Penal: «El cómplice siempre responde en referencia
al hecho punible cometido por el autor, aunque los elementos especiales que
fundamentan la penalidad del tipo legal no concurran en él».
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La mayoría de los delitos funcionariales contra la administración pública son


dolosos y de realización comisiva. No obstante, en algunos casos se ha
introducido también modalidades culposas (como ocurre en el párrafo cuarto
del artículo 387); pero también delitos de estructura omisiva (como se detecta
en el artículo 377).

La penalidad que contempla la ley para los delitos funcionariales es conjunta y


considera tres clases de penas: privativa de libertad, multa e inhabilitación.
Este último tipo de sanción penal genera la pérdida definitiva del cargo que
desempeñaba el autor del delito, así como la incapacidad para ejercer en el
futuro funciones públicas. Al respecto, el decreto legislativo 1243, del 21 de
octubre de 2016, ha incorporado también una forma de inhabilitación perpetua
con un mínimo de duración de veinticinco años.

En los artículos 401A y 401B, la ley dispone el decomiso de todos los bienes
indebidamente obtenidos a través de la comisión de delitos funcionariales.
Cabe destacar también que, respecto a los delitos cometidos por funcionarios
públicos contra el patrimonio del estado, como la colusión o el peculado, los
plazos de prescripción de la acción penal se duplican y existe la tendencia
legislativa a declararlos imprescriptibles (artículo 80 del Código Penal).
Asimismo, para los autores de esos dos delitos, no es posible la suspensión de
la ejecución de la pena (artículo 57). Ahora bien, son cuatro los delitos contra la
administración pública que tienen una presencia importante en las estadísticas
de la criminalidad nacional. Se trata de los delitos de colusión, peculado,
corrupción de funcionarios y enriquecimiento ilícito. Sus características
fundamentales las detallamos a continuación.
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Delito de colusión

El delito de colusión está tipificado en el artículo 384 del Código Penal y


consiste en la concertación maliciosa que realiza el funcionario público con un
tercero al intervenir con este último en un proceso de licitación, contratación u
otro tipo de operación o negociación en el cual representa a los intereses del
Estado. De esta manera, el autor del delito defrauda la confianza estatal y
compromete o perjudica el patrimonio público. El tercero que participa y se
beneficia del pacto colusorio al no tener la calidad de funcionario público que
exige la ley para ser autor del delito (extraneus) solo es considerado y
reprimido como un cómplice primario.

Delito de peculado

Como delito de peculado, la ley penal nacional califica, en el artículo 387, todos
los actos que constituyen formas de apropiación o utilización ilegal de los
bienes y recursos estatales que recibe, administra o custodia el funcionario
público por razón del cargo que desempeña. Es también un delito que afecta el
patrimonio del Estado. El autor del delito, de esta manera, obtiene un beneficio
ilegal para sí o para un tercero al hacer de su propiedad o ceder sin derecho a
otros tales caudales o efectos públicos. Cuando el valor de los bienes estatales
objeto del delito sobrepasa el equivalente a diez unidades impositivas
tributarias, o cuando ellos estaban destinados a fines asistenciales o de apoyo
social, se configura circunstancias agravantes específicas que determinan una
penalidad más severa.

También en el párrafo final del artículo 387, el Código Penal sanciona


como «peculado culposo» la conducta negligente del funcionario o servidor
público que facilita o permite la sustracción por terceros de dinero u otros
bienes del Estado sobre los cuales ha recibido la responsabilidad de
preservarlos y resguardarlos con diligencia. La ley agrava la pena si los
caudales o efectos sustraídos tenían un destino de asistencia social.

Delito de corrupción de funcionarios

Sin embargo, del amplio catálogo de hechos punibles que afectan el normal y
adecuado funcionamiento de la administración pública, los denominados
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«delitos de corrupción» son los más sensibles a la comunidad nacional e


internacional. En efecto, la corrupción administrativa constituye la más grave y
repudiable expresión del deterioro del Estado y de sus órganos delegados de
poder.

Lamentablemente, la denominada «corrupción de sistema» y la «cultura de la


corrupción» que implican fenómenos psicosociales severos, como la presencia
transversal de las prácticas corruptas en la actividad funcionarial de la
administración pública o la internalización social tolerante de las mismas, no ha
sido ajena a la experiencia histórica peruana y latinoamericana de las tres
últimas décadas.

En efecto, el abuso del poder, la venta de las funciones públicas y el


enriquecimiento ilícito han sido parte importante de acontecimientos recientes
que han llegado a involucrar a las más altas autoridades legislativas, ejecutivas
y judiciales de nuestra región. Esta preocupante realidad ha motivado la
adopción internacional e interna de un conjunto de convenios y leyes que
regulan medidas preventivas y punibles dirigidas a neutralizar la corrupción en
la administración pública. Es importante señalar que estos instrumentos buscan
también comprometer con sus disposiciones, efectos y sanciones a las
actividades comerciales y empresariales del sector privado.

Los delitos de «corrupción de funcionarios» contenidos en el Código Penal


peruano se refieren, sobre todo, a prácticas que configuran formas de oferta,
compra o venta de actos funcionales o disfuncionales que debe practicar un
funcionario público. Se trata de delitos que representan formas activas o
pasivas de soborno y cohecho. Con estas conductas, se afecta la imparcialidad
y el correcto cumplimiento de las funciones y servicios que competen al
funcionario o servidor público.

El autor del delito es tanto el que corrompe al funcionario como el funcionario


que se corrompe. Ambos intervienen en lo que constituye un típico «delito de
encuentro». Sin embargo, la ley penal regula tipos penales y penas diferentes
para cada uno de ellos. En el caso del tercero, se califica su conducta como
una corrupción activa (artículo 397) y, en el caso del funcionario, como una
corrupción pasiva (artículo 393).
9

Cabe señalar que la legislación nacional distingue también «modalidades


especiales de cohecho» cuando se involucra en tales actos a funcionarios y
servidores públicos vinculados con la administración de justicia o a miembros
de la Policía Nacional (artículos 395, 395A, 395B, 396, 398 y 398A); asimismo,
cuando los actos de soborno recaen o comprometen a funcionarios o
servidores públicos extranjeros o de organismos internacionales (artículos
393A y 397A). En el caso de delitos de «cohecho activo», se ha dispuesto
además la aplicación de medidas administrativas, como la multa, la
inhabilitación definitiva para contratar con el Estado, la suspensión de
actividades, etc., para las personas jurídicas que resulten comprometidas con
la realización de dichos ilícitos (artículo 401C del Código Penal y artículo 1 de
la ley 30324).
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Delito de enriquecimiento ilícito

Finalmente, el delito de «enriquecimiento ilícito» se encuentra tipificado en


el artículo 401 del Código Penal. Según esta disposición legal, es punible «el
funcionario o servidor público que, abusando de su cargo incrementa su
patrimonio respecto de sus ingresos legítimos».

El sujeto activo de este delito debe ser necesariamente un funcionario o


servidor público, en cualquiera de las categorías que registra el artículo 425 del
Código Penal. Se trata, por tanto, de un típico delito especial propio o
funcionarial. La intervención de un tercero solo puede ser sancionada como
modalidad de instigación o complicidad.

El enriquecimiento ilícito que sanciona la ley se materializa a través de actos


innominados sucesivos o simultáneos que originan para el sujeto activo un
incremento patrimonial indebido. Como esclarece la doctrina especializada,
este delito consiste en «enriquecerse sin causa justa. Lo justo de un
enriquecimiento es el poder explicar los orígenes de un incremento patrimonial
económico, según la ley y conforme a la ética que son los dos patrones que
medirán esta justicia». Por tanto, «el que el enriquecimiento no sea justificable,
es parte estructural del delito de enriquecimiento ilícito y no una mera condición
para hacer punible tal enriquecimiento» (Ferreyra Delgado, 1985, p. 118).

En consecuencia, el autor del delito lo realiza acumulativamente a través de


diferentes actos irregulares que le van procurando un aumento de sus activos o
una disminución de sus pasivos. Sin embargo, tales variaciones de su
patrimonio no corresponden al incremento o reducción normales, ordinarios y
probables que podrían producirse por efecto de los ingresos o rentas
personales lícitas que aquel genera y posee. Lo punible, entonces, deriva de
aquellas «conductas anormales mediante las cuales el funcionario incrementa
ilícitamente su patrimonio» (Portocarrero Hidalgo, 1996, p. 229). Por ende, toda
modificación positiva o enriquecimiento patrimonial que sea justificado carecen
de relevancia penal: «Lo importante es que el enriquecimiento o incremento
patrimonial del funcionario sea el fruto de actividades ilícitas o injustas»
(Cancino & Toscano de Sánchez, 1986, p. 36).
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Cabe señalar que el enriquecimiento ilícito puede ser paulatino y continuo; sin
embargo, debe generarse necesariamente durante el período de tiempo en que
el sujeto activo ejerce la función pública, vale decir, desde que asume el cargo
hasta que cesa en él. Ni antes ni después de tales momentos será posible un
acto de enriquecimiento ilícito.

El enriquecimiento ilícito no debe, sin embargo, provenir de otros delitos


funcionales, como actos de corrupción pasiva, actos de peculado o actos de
concusión. En buena cuenta, estamos ante un delito de carácter subsidiario.
Solo en la medida en que el enriquecimiento no se deba a la comisión de otro
delito funcionarial, será posible invocar la tipicidad del artículo 401 del Código
Penal. En el derecho extranjero, se suele destacar también lo necesario de ese
presupuesto negativo.

Ahora bien, un problema poco soluble para la doctrina y el derecho comparado


se relaciona con el monto económico que representa el enriquecimiento ilícito.
La discusión gira en torno a determinar si existe necesidad de considerar un
monto mínimo de incremento de activos o disminución de pasivos para poder
sostener la presencia del delito analizado.

Al respecto, el párrafo tercero del artículo 401A del Código Penal establece que
constituye indicio de enriquecimiento ilícito «cuando el aumento del patrimonio
o del gasto económico personal del funcionario o servidor público, en
consideración a su declaración jurada de sus bienes y rentas, es notoriamente
superior al que normalmente hubiera podido tener en virtud de los sueldos o
emolumentos percibidos o de los incrementos de su capital o de sus ingresos
por cualquier otra causa lícita». Similar criterio se adopta en el artículo 41 de la
Constitución de 1993.

En el plano subjetivo, se trata de un delito doloso. El autor del delito debe


saber que está incrementando o disminuyendo su patrimonio de modo indebido
o incoherente con el normal movimiento de su economía personal. Debe
también querer alcanzar dicho aumento o disminución realizando actos idóneos
para ello.

El delito de enriquecimiento ilícito se encuentra sancionado con penas


conjuntas de privación de libertad, multa e inhabilitación. Se contempla
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además una circunstancia agravante específica cuando el autor del delito es un


funcionario que «ha ocupado cargos de alta dirección en las entidades,
organismos o empresas del Estado o está sometido a la prerrogativa del
antejuicio y la acusación constitucional».

ABUSO DE AUTORIDAD
El abuso de autoridad es el acto de aprovechamiento y mal uso del poder
que brinda el ocupar un cargo o función frente a un tercero. Este hecho
alude y resulta ser injusto, por un desmedido uso de facultades inherentes
que se ostentan, gracias a un cargo superior, frente a un individuo que está en
una situación de subordinación.
Para afirmar un delito de abuso de autoridad se debe comprobar que
el sujeto activo, es decir, la persona que lleva a cabo el hecho punible es una
autoridad o funcionario público. Además, es necesario demostrar que el
individuo se aprovecha de las ventajas de su cargo para cometer el delito.

¿Dónde se regula el delito de abuso de autoridad?


En la legislación peruana, el delito de abuso de autoridad está previsto y se
describe en el artículo 376 del Código Penal:

El funcionario público que, abusando de sus atribuciones, comete u ordena un


acto arbitrario que cause perjuicio a alguien será reprimido con pena privativa
de libertad no mayor de tres años.

Si los hechos derivan de un procedimiento de cobranza coactiva, la pena


privativa de libertad será no menor de dos ni mayor de cuatro años.

Artículo 376 del Código Penal


Por lo tanto, en el ámbito penal peruano, este delito doloso de realización
material se configura cuando el funcionario público, en pleno ejercicio de sus
responsabilidades, ordena un acto arbitrario en perjuicio real ante un
administrado.

Asimismo, abarca a los funcionarios encargados de cobranzas coactivas que


cometen actos abusivos en contra de ciudadanos que nada tienen que ver en
el procedimiento coactivo.

Bien jurídico protegido


El bien jurídico protegido, contenido en el ámbito del derecho penal, contempla
el establecer un castigo y medida de protección que no solo abarca a bienes.
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Entiéndase también el controlar aquellos comportamientos que vayan contra


la norma.

Por lo cual, el bien jurídico protegido ante el abuso de autoridad, tipificado en el


artículo 376 del Código Penal, es el correcto funcionamiento de la
administración pública en beneficio de los ciudadanos. Y en defensa del
interés de los ciudadanos frente a los ataques abusivos de los funcionarios
públicos que podrían realizar.

Tipos de sujetos
 Sujeto activo: Es el autor del delito por encontrarse en funciones y
deberes públicos propios a su cargo.
 Sujeto pasivo: Se entiende primeramente como el ciudadano que sufre
las consecuencias del abuso de autoridad, pero también se configura
como sujeto pasivo al Estado por la afectación del comportamiento
abusivo del funcionario público, por ser miembro representante.

El abuso de autoridad en Perú


En el entorno peruano, este acto es un problema social que confluye con
otros delitos que cometen los funcionarios públicos contra la sociedad.
Mayormente, es cometido por aquellos funcionarios encargados de la
seguridad nacional y que cuentan con poder de la fuerza pública que les brinda
el Estado para el ejercicio de su cargo. Como es el caso de los militares,
policías y guardias de seguridad que se extralimitan en cuanto a la
violencia que ejercen sobre las personas particulares, al detenerlas sin
mandato judicial, o bajo flagrancia delictiva.

Además, la ciudadanía observa cómo en el entorno político peruano se han


cometido estos delitos por parte de funcionarios públicos, al efectuar u
ordenar un acto arbitrario de manera indirecta, por intermedio de otras
personas, para lograr satisfacer sus intereses personales, de acuerdo con los
reportes e investigación periodística realizados por la fiscalía del país.

Tipos de abuso de autoridad


En el marco social peruano, existen distintos tipos de abuso de autoridad, los
cuales los encontramos en diversas áreas de las instituciones del Estado.

 Abuso de autoridad en el ámbito administrativo: este tipo de abuso


se da en aquellos funcionarios públicos que ejercen el poder ejecutivo
del Estado o administración pública.
 Abuso de autoridad en el ámbito político: es aquel que se configura
cuando funcionarios públicos vulneran los derechos de las personas a
través de la imposición ilegal de las penas, prohibición de los derechos
de libertad personal o ambulatoria sin contar con mandato expreso,
entre otros.
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 Abuso de autoridad en el trabajo: al realizar los despidos de forma


arbitraria sin causa justa.
 Abuso de autoridad en el ámbito militar y policial: es aquel en el cual
el superior jerárquico, abusando de su poder de mando, comete u
ordena un acto que cause perjuicios a las personas.

Normativa del abuso de autoridad en Perú


Las normas legales nacionales que regulan el abuso de autoridad y el derecho
a la libertad en la legislación del Perú son:

 La Constitución Política del Perú (1993), indicado en el artículo 2,


inciso 24 B, sobre la libertad y la seguridad personal. No se permite
forma alguna de restricción de la libertad personal, salvo en los casos
previstos por la ley. Están prohibidas la esclavitud, la servidumbre y la
trata de seres humanos en cualquiera de sus formas.
 Y en el artículo 44 de la misma se establece que son deberes
primordiales del Estado garantizar la plena vigencia de los derechos
humanos y promover el bienestar general.
 El Código Penal indica, en el artículo 376, la regulación del abuso de
autoridad.

DELITO DE COHECHO
El cohecho, también conocido como soborno, consiste en solicitar u ofrecer
dinero u otro tipo de prestación a las autoridades o funcionarios públicos a
cambio de realizar u omitir una tarea propia de su cargo. A efectos de la
comisión de este delito, es indiferente si el beneficio obtenido u ofrecido es
para el propio funcionario o para un tercero.

¿Qué es el cohecho?

El cohecho es un delito que cometen aquellos que solicitan, aceptan u


ofrecen dinero, regalos o favores a cambio de un acto relacionado con el
ejercicio de la función pública. Está regulado en los artículos 419 a 427 bis
del Código Penal, dentro de los delitos contra la Administración pública.

La autoridad o funcionario público que, en provecho propio o de un tercero,


recibiere o solicitare, por sí o por persona interpuesta, dádiva, favor o
retribución de cualquier clase o aceptare ofrecimiento o promesa para realizar
en el ejercicio de su cargo un acto contrario a los deberes inherentes al mismo
o para no realizar o retrasar injustificadamente el que debiera practicar,
incurrirá en la pena de prisión de tres a seis años, multa de doce a veinticuatro
meses, e inhabilitación especial para empleo o cargo público y para el ejercicio
del derecho de sufragio pasivo por tiempo de nueve a doce años, sin perjuicio
de la pena correspondiente al acto realizado, omitido o retrasado en razón de la
retribución o promesa, si fuera constitutivo de delito.
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Artículo 419 del Código Penal

El bien jurídico protegido en el delito de cohecho es el funcionamiento normal


de los servicios públicos que el Estado está obligado a prestar a los
ciudadanos. Al mismo tiempo, también se protege el buen nombre y el
prestigio de la función y de los servicios públicos.

La actuación del funcionario que comete el delito de cohecho puede consistir


en las siguientes acciones:

 Realizar un acto contrario a los deberes inherentes a su cargo, que


puede ser constitutivo de delito o no.
 Omitir o no realizar un acto que debiera practicarse.
 Dilatar injustificadamente y de forma maliciosa un acto inherente al
cargo.

Tipos de cohecho

En función del sujeto activo, existen dos formas básicas de comisión del
delito de cohecho: el cohecho pasivo y el cohecho activo.

El cohecho pasivo

El cohecho pasivo se recoge en los artículos 419 a 423. Estos preceptos


castigan a la autoridad o funcionario público que acepta dádiva, favor o
cualquier tipo de retribución a cambio de realizar un acto contrario a los
deberes inherentes a su cargo en el ejercicio de sus funciones.

A su vez, dentro del cohecho pasivo se diferencia entre:

1. Cohecho propio. Lo comete el funcionario que obtiene un beneficio


para sí mismo o para otro a cambio de realizar una acción contraria a los
deberes de su cargo en beneficio de un particular o de realizar una
acción propia de su cargo que es contraria a derecho. Es decir, la
actuación del funcionario es contraria a derecho.
2. Cohecho impropio. Aquí el funcionario solicita dádivas o acepta un
ofrecimiento para realizar un acto propio de su cargo o para realizar un
acto no prohibido y que no deba ser retribuido. Es decir, la actuación del
funcionario es adecuada a derecho.
El cohecho activo

El cohecho activo se regula en los artículos 424 y 425 y lo comete el particular


que ofrece o entrega la dádiva, regalo o promesa.

1. El particular que ofreciere o entregare dádiva o retribución de cualquier otra


clase a una autoridad, funcionario público o persona que participe en el
16

ejercicio de la función pública para que realice un acto contrario a los deberes
inherentes a su cargo o un acto propio de su cargo, para que no realice o
retrase el que debiera practicar, o en consideración a su cargo o función, será
castigado en sus respectivos casos, con las mismas penas de prisión y multa
que la autoridad, funcionario o persona corrompida.

2. Cuando un particular entregare la dádiva o retribución atendiendo la solicitud


de la autoridad, funcionario público o persona que participe en el ejercicio de la
función pública, se le impondrán las mismas penas de prisión y multa que a
ellos les correspondan.

3. Si la actuación conseguida o pretendida de la autoridad o funcionario tuviere


relación con un procedimiento de contratación, de subvenciones o de subastas
convocados por las Administraciones o entes públicos, se impondrá al
particular y, en su caso, a la sociedad, asociación u organización a que
representare la pena de inhabilitación para obtener subvenciones y ayudas
públicas, para contratar con entes, organismos o entidades que formen parte
del sector público y para gozar de beneficios o incentivos fiscales y de la
Seguridad Social por un tiempo de cinco a diez años.

Artículo 424 del Código Penal

Excusa absolutoria en el delito de cohecho

El artículo 426 regula la exención de la responsabilidad aplicable a todas las


modalidades del cohecho activo, es decir, el cometido por el particular infractor.

Para quedar exento de pena, el particular tiene que cumplir estos


requisitos:

 Denunciar el hecho a la autoridad en un plazo no superior a dos meses


desde la fecha de los hechos.
 Que se trate de una conducta ocasional, es decir, que no haya
cometido en otras ocasiones alguna de las modalidades del cohecho.

Quedará exento de pena por el delito de cohecho el particular que, habiendo


accedido ocasionalmente a la solicitud de dádiva u otra retribución realizada
por autoridad o funcionario público, denunciare el hecho a la autoridad que
tenga el deber de proceder a su averiguación antes de la apertura del
procedimiento, siempre que no haya transcurrido más de dos meses desde la
fecha de los hechos.

Artículo 426 del Código Penal

¿Las personas jurídicas pueden cometer un delito de cohecho?


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La reforma del Código Penal de 2015 introdujo la responsabilidad penal de las


personas jurídicas según lo dispuesto en el artículo 31 bis. En este caso, las
personas jurídicas serán responsables del delito de cohecho si se comete en
su nombre o por parte de sus administradores o representantes legales.

Las penas para este delito aparecen recogidas en el artículo 427 bis del Código
Penal. Además, el juez podrá imponer las penas recogidas en el artículo
33.7 b) a g), esto es: disolución de la persona jurídica, clausura de locales y
establecimientos, suspensión de actividades, inhabilitación para obtener
subvenciones, prohibición de actividades e intervención judicial.

Cuando de acuerdo con lo establecido en el artículo 31 bis una persona jurídica


sea responsable de los delitos recogidos en este Capítulo, se le impondrán las
siguientes penas:

a) Multa de dos a cinco años, o del triple al quíntuple del beneficio obtenido
cuando la cantidad resultante fuese más elevada, si el delito cometido por la
persona física tiene prevista una pena de prisión de más de cinco años.

b) Multa de uno a tres años, o del doble al cuádruple del beneficio obtenido
cuando la cantidad resultante fuese más elevada, si el delito cometido por la
persona física tiene prevista una pena de más de dos años de privación de
libertad no incluida en el anterior inciso.

c) Multa de seis meses a dos años, o del doble al triple del beneficio obtenido si
la cantidad resultante fuese más elevada, en el resto de los casos.

Atendidas las reglas establecidas en el artículo 66 bis, los jueces y tribunales


podrán asimismo imponer las penas recogidas en las letras b) a g) del apartado
7 del artículo 33.

CASO DE ABUSO DE AUTORIDAD

La denuncia la interpuso el abogado José


Alvarado Rojas, al afirmar que el general PNP
Gustavo Hananel realiza cambios de suboficiales
de manera informal.
El abogado de suboficiales en actividad de la Policía Nacional
en Piura, José Alvarado Rojas, afirmó que denunció penalmente
al jefe de la Región Policial de Piura y Tumbes, general Gustavo
Hananel, por presunto abuso de autoridad al incurrir en la normal
de procedimientos administrativo para el cambio de suboficiales.
18

Además, dijo que le envió una carta notarial para que la autoridad
policial se rectifique en un plazo de 24 horas, al haber referido
que él (José Alvarado) se encontraba inhabilitado en el Colegio
de Abogados de Piura, afirmando que se encuentra habilitado en
el colegio profesional hasta el 31 de marzo del 2014.

Alvarado Rojas indicó que el general Hananel García no respeta


el Decreto Legislativo N° 1149, Ley de Carrera y Situación del
Personal de la Policía Nacional del Perú, que en el artículo N° 28,
precisa que la asignación, reasignación y destaque de los
suboficiales se aprueba mediante resolución de la Dirección
Ejecutiva del Personal.

Sin embargo, “el señor general cambia a los suboficiales a través


de un memorándum y esto no es una resolución, pues esta debe
ser motivada para saber las razones y causas del cambio”, refirió
el abogado.

En su momento, el general Hananel enseñó una resolución que


faculta a los jefes de región a hacer cambios según la Resolución
Directorial N° 3337, del 25 agosto de 2013, indicando que es una
añadidura a la ley y donde se resuelve delegar facultades
administrativas a los jefes de región a nivel nacional para que
expidan resoluciones reasignando y destacando personal de
suboficiales de armas.

Ante lo cual el abogado dijo que se habla de resoluciones, más


no de memorándum que falta a la formalidad del proceso
administrativo.

Alvarado dijo “yo no soy una piedra en el zapato del señor


(Hananel), lo que no se debe permitir es que se abuse de los
19

suboficiales, basta ya con el miserable sueldo del Poder Ejecutivo


que les paga a los suboficiales para que venga la máxima
autoridad de Piura y los viernes, sábado y domingo les quite su
franco”, puntualizó.

CONCLUSIONES
20

ANEXOS

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