Inflamaciones Por Hongos y Parásitos-1

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UNIVERSIDAD ESTATAL DEL SUR DE MANABÍ

Creada el 7 de febrero del Año 2001, según registro oficial


N° 261
FACULTAD CIENCIAS DE LA SALUD
CARRERA LABORATORIO CLINÍCO

MATERIA: CITOLOGÍA

SEMESTRE Y PARALELO: SEGUNDO B

TEMA: INFLAMACIONES POR PARÁSITOS Y HONGOS

ESTUDIANTES:

 SAEZ MAZA LISSETH


 LOPEZ GUTIERREZ HARY KATHARINA
 MANTUANO MOREIRA ERIK
 MEJÍA RENGIFO DEYLEEN
 CORRAL ANCHUNDIA KERLY

DOCENTE: LIC. BARCIA MENENDEZ ROLANDO Mg.

INTRODUCCIÓN
Las inflamaciones causadas por hongos y parásitos representan un conjunto
diverso de condiciones patológicas que afectan a diversos sistemas del cuerpo humano.
Tanto los hongos como los parásitos son organismos microscópicos que pueden causar
una variedad de respuestas inflamatorias en el hospedador.

En el caso de las infecciones fúngicas, los hongos son organismos eucariotas que
pueden colonizar diferentes partes del cuerpo, incluyendo la piel, las uñas, los órganos
internos y el sistema respiratorio. Estas infecciones pueden desencadenar una respuesta
inflamatoria del sistema inmunológico del hospedador, lo que resulta en síntomas como
enrojecimiento, hinchazón, dolor y picazón. Algunos ejemplos comunes de infecciones
fúngicas incluyen la candidiasis, la tiña, la onicomicosis y la candidiasis oral.

Por otro lado, las infecciones parasitarias son causadas por organismos
multicelulares que dependen de un hospedador para sobrevivir y reproducirse. Estos
parásitos pueden infectar una variedad de tejidos y órganos en el cuerpo humano,
desencadenando respuestas inflamatorias locales y sistémicas. Los síntomas de las
infecciones parasitarias pueden variar ampliamente según el tipo de parásito y la
ubicación de la infección, pero pueden incluir dolor abdominal, diarrea, fiebre, fatiga y
pérdida de peso. Algunos ejemplos de parásitos que causan inflamación en humanos
incluyen los helmintos intestinales, como los gusanos intestinales y las amebas.

En el siguiente trabajo se abordarán diversos temas importantes sobre las


infecciones parasitarias o fúngicas, desde como infectan diferentes tejidos y órganos del
cuerpo desencadenando respuestas inflamatorias y sistémicas.

PARÁSITOS
Un parásito es un organismo que vive sobre un organismo huésped o en su

interior y se alimenta a expensas del huésped. A través de esta relación, el parásito

utiliza a otros organismos hospedadores para cubrir sus necesidades básicas y vitales.

Hay tres clases importantes de parásitos que pueden provocar enfermedades en los seres

humanos: protozoos, helmintos y ectoparásitos (1).

 IMPORTANCIA

Los parásitos cumplen funciones muy importantes en los ambientes naturales,

gracias a las cuales los ecosistemas se mantienen saludables. Primero, los parásitos

regulan directamente los tamaños poblacionales de las especies a las que infectan a

través de la mortalidad de los individuos. Aún con los avances médicos, existen

parásitos que generan enfermedades que siguen matando a millones de gente al año

(ejemplo: malaria) (2).

De manera indirecta los parásitos afectan las interacciones que se dan entre los

organismos de una misma especie y entre organismos de diferentes especies en los

ecosistemas. Hay parásitos que pueden alterar el comportamiento o la morfología de los

individuos. Dicho cambio produce alteraciones en las interacciones con otros

organismos, lo que a su vez provoca alteraciones en el funcionamiento de los

ecosistemas (2).

 CLASES DE PARÁSITOS

Los protozoos y los helmintos afectan principalmente al intestino, mientras que

los ectoparásitos abarcan organismos como los piojos y los ácaros, que pueden adherirse

a la piel o escarbar en ella y permanecer allí durante largos períodos. La mayoría de los

protozoos y los helmintos son, por lo general, no patógenos (es decir, no causan

enfermedad), o bien ocasionan enfermedades muy leves. No obstante, algunos sí pueden

producir enfermedades graves en los seres humanos (3).


 PROTOZOOS

Los protozoos son organismos unicelulares microscópicos que pueden ser de

vida libre o de naturaleza parasitaria. Son capaces de multiplicarse en los seres

humanos, lo cual contribuye a su supervivencia y también permite que se desarrollen

infecciones graves a partir de tan solo un organismo (4).

La transmisión de protozoos que viven en el intestino humano a otro ser humano

generalmente ocurre por la vía fecal-oral (por ejemplo, alimentos o agua contaminados

o contacto de persona a persona). Los protozoos que viven en la sangre o tejidos

humanos se transmiten a otros seres humanos mediante un artrópodo vector (por

ejemplo, por la picadura de un mosquito o jején) (4).

Los protozoos infecciosos para los seres humanos pueden clasificarse en cuatro

grupos según su modo de movimiento:

 Sarcodinos, o amebas, p. ej., Entamoeba

 Mastigóforos, o flagelados, p. ej., Giardia, Leishmania

 Cilióforos, o ciliados, p. ej., Balantidium

 Esporozoos, organismos cuya etapa adulta no es móvil, p. ej., Plasmodium,

Cryptosporidium (4).

 HELMINTOS

Los helmintos son organismos grandes multicelulares que por lo general se

observan a simple vista cuando son adultos. Al igual que los protozoos, los helmintos

pueden ser de vida libre o de naturaleza parasitaria. En su forma adulta, los helmintos

no pueden multiplicarse en los seres humanos. Hay tres grupos importantes de

helmintos (helminto deriva de la palabra griega para “gusano”) que son parásitos

humanos: (5)
 Gusanos planos (platelmintos): incluyen los trematodos (duelas) y cestodos

(tenias).

 Gusanos de cabeza espinosa (acantocéfalos): las formas adultas de estos gusanos

residen en el tracto gastrointestinal. Se cree que los acantocéfalos son una forma

intermedia entre los cestodos y los nematodos (6).

 Gusanos cilíndricos (nematodos): las formas adultas de estos gusanos pueden

residir en el tracto gastrointestinal, la sangre, el sistema linfático o tejidos

subcutáneos. Por su parte, los estados inmaduros (larvas) pueden provocar

enfermedades por infección de diversos tejidos corporales. Algunos consideran que

los helmintos también incluyen los gusanos segmentados (anélidos); los únicos

importantes desde el punto de vista médico son las sanguijuelas. Cabe señalar que

esos organismos no se suelen considerar parásitos (6).

 ECTOPARÁSITOS

Aunque el término ectoparásitos puede incluir en un sentido amplio a los

artrópodos hematófagos, como los mosquitos (porque dependen de la sangre de un

huésped humano para alimentarse y sobrevivir), este término suele tener un sentido más

restringido que se refiere a organismos como garrapatas, pulgas, piojos y ácaros, que se

adhieren a la piel o escarban en ella y permanecen allí durante períodos relativamente

largos (p. ej., entre semanas y meses). Los artrópodos son de por sí causantes

importantes de enfermedades, pero son aún más importantes como vectores, o

transmisores, de muchos patógenos diferentes que, a su vez, producen una enorme

morbilidad y mortalidad por las enfermedades que provocan (7).

 Transmisión de parásitos

Los parásitos suelen penetrar en el organismo a través de la Boca o Piel


Los que entran por la boca son deglutidos y pueden permanecer en el intestino o

penetrar por la pared intestinal invadiendo otros órganos, y A menudo, los parásitos

penetran en la boca a través de la transmisión fecal-oral. Algunos parásitos penetran

directamente a través de la piel. Otros se transmiten por las picaduras de insectos (8).

En raras ocasiones, los parásitos se propagan a través de transfusiones

sanguíneas, en órganos trasplantados, a través de punciones con una aguja usada

previamente por una persona infectada o desde una mujer embarazada a su feto (8).

 Prevención de las infecciones parasitarias

A pesar de la considerable inversión e investigación, actualmente solo se

dispone de una vacuna para la prevención de las infecciones parasitarias humanas, y es

para la malaria, la Organización Mundial de la Salud, OMS, recomienda la innovadora

vacuna contra la malaria para los niños en riesgo de padecerlas (9).

En general, las medidas que contribuyen a prevenir la infección por parásitos

consisten en:

 Una buena higiene personal

 Evitar las picaduras de insectos

 Evitar el contacto con agua o suelo contaminados (9).

INFLAMACIONES POR PARÁSITOS

Los parásitos son seres vivos que viven de otros seres vivos, como del cuerpo

humano, para alimentarse y tener un lugar donde vivir. Se pueden contraer por medio de

los alimentos o el agua contaminada, la picadura de un insecto o por contacto sexual.

Algunas enfermedades parasitarias son más fáciles de tratar que otras (10).

La mayoría de las infecciones parasitarias son más frecuentes en las zonas

tropicales y subtropicales y los parásitos intestinales suelen estar vinculados a zonas con
condiciones sanitarias insuficientes. Es posible que una persona que visite estas áreas

adquiera una infección parasitaria de modo inadvertido y, a su regreso, el médico no

diagnostique correctamente la infección. Las infecciones parasitarias pueden surgir en

lugares con condiciones sanitarias deficientes y prácticas no higiénicas (como ocurre en

algunos hospitales psiquiátricos y centros de día) (11).

Las inflamaciones causadas por parásitos, también conocidas como parasitosis

inflamatorias, son el resultado de la interacción entre el parásito y el sistema

inmunológico del hospedador. Los parásitos son organismos que dependen de otros

organismos vivos, conocidos como hospedadores, para sobrevivir, y pueden provocar

una variedad de respuestas inflamatorias en el cuerpo humano. (12)

Estas inflamaciones pueden manifestarse de varias formas, dependiendo del tipo

de parásito y de la ubicación de la infección. Por ejemplo, las infecciones parasitarias

intestinales pueden desencadenar una inflamación localizada en el tracto

gastrointestinal, que puede resultar en síntomas como dolor abdominal, diarrea, náuseas

y vómitos. En casos más graves, la inflamación crónica causada por los parásitos

intestinales puede provocar complicaciones como la colitis ulcerosa o la enfermedad de

Crohn. (12)

La respuesta inflamatoria del cuerpo a la presencia de parásitos puede ser tanto

beneficiosa como perjudicial. Por un lado, la inflamación es una parte fundamental de la

respuesta inmunológica del cuerpo para combatir las infecciones parasitarias, ya que

ayuda a limitar la propagación del parásito y a eliminarlo del cuerpo. Sin embargo, en

algunos casos, la inflamación puede volverse crónica o excesiva, lo que puede causar

daño tisular y contribuir a la patogénesis de enfermedades asociadas con la infección

parasitaria. (12)
El tratamiento de las inflamaciones causadas por parásitos suele implicar el uso

de medicamentos antiparasitarios para eliminar el parásito del cuerpo, así como medidas

para controlar la inflamación y aliviar los síntomas del paciente. Además, es importante

abordar cualquier complicación médica que pueda surgir como resultado de la infección

parasitaria. El diagnóstico y manejo adecuado de las parasitosis inflamatorias requiere

una evaluación integral por parte de profesionales de la salud con experiencia en

enfermedades infecciosas y parasitarias. (12)

LOS HONGOS

Los hongos son un grupo de microorganismos eucariotas, que posee unas

características biológicas que los diferencia tanto del reino vegetal como del animal,

formando un reino propio.

"Los hongos no pueden sintetizar sus propios nutrientes, ya que carecen de

clorofila, lo que les obliga a vivir como parásitos, principalmente de las plantas y, en

menor medida, de los animales. Así pues, los hongos capaces de causar micosis en el ser

humano son, en su mayoría, saprófitos del hombre, y son capaces de convivir de forma

permanente con él sin causar infección, y en determinadas circunstancias pueden

producir infecciones"

"Los hongos tienen escasa capacidad para producir enfermedades en los

mamíferos", según señalan Alexandra Perea Polak y Leandro J. Martínez-Pilar, ambos

de la Academia Española de Dermatología y Venereología. De hecho, "hay descritas

más de 80.000 especies de hongos y, sin embargo, tan sólo medio centenar se han

demostrado capaces de causar infecciones en seres humanos sanos" (13).

La lista podría ampliarse hasta las 300 si consideramos los pacientes inmuno-

deprimidos, es decir, con las defensas naturales alteradas por una razón u otra.
Los hongos patógenos pueden afectar a cualquier órgano, pero las más

frecuentes son las infecciones llamadas micosis superficiales o dermatomicosis.

"Éstas suelen ser de carácter benigno y afectan principalmente a las capas externas del

cuero cabelludo, la piel, las uñas o las mucosas, por igual a ambos sexos, en todas las

edades, aunque algunas de ellas con más frecuencia en la infancia, como las tiñas del

cuero cabelludo y las micosis de las uñas se ven con más incidencia en adultos", detalla

Sánchez Palau (14).

Causas

Entre los factores que influyen en la aparición de los hongos presentes en la piel

se encuentran la humedad retenida en las prendas de vestir y en el calzado de materiales

sintéticos y el contacto con diversas superficies, como la arena, ya que se elimina el

manto ácido y la grasa de la piel, que previene la acción de estos microorganismos

patógenos.

"Las circunstancias más propicias aparecen sobre todo en la época

estival, cuando el calor y la humedad favorecen su incidencia e, incluso, el incremento

de hábitos que facilitan su contagio, como son el uso de piscinas comunitarias,

gimnasios o instalaciones deportivas con sus correspondientes duchas", detalla Sánchez

Palau (15).

Síntomas

Según la experta de Sefac, los signos que manifiestan que el paciente padece

una infección micótica en la piel se dividen en:

 Candidiasis orofaríngea: Generalmente asintomática.


 Intertrigo candidiásico: Las lesiones son en forma de placas eritematosas, con

pústulas y/o vesículas y presentan descamación en las zonas que delimitan el

eritema. El prurito es uno de los síntomas característicos.

 Candidiasis genital: La vulvovaginitis cursa con prurito, secrección vaginal

blanca y espesa y disuria. La balanitis puede acompara la dermatitis del pañal y

causar picor como síntoma (16).

 Onicomicosis: Aparece en las uñas de las manos y suele ir asociado a infección

alrededor de la uña.

 Candidiasis mucocutánea crónica. Afecta a la piel y a las mucosas, formando

pseudomembranas dolorosas con recaídas frecuentes.

 Candidiasis congénita. Afecta a la piel de los recién nacidos e hijos de madres

con corioamnionitis por cándida. Aparece a los seis meses de vida y se presenta

con lesiones difusas en tronco, palmas de las manos y plantas de los pies.

 Dermatofitosis o tiña del cuerpo: Los síntomas aparecen en la piel, excepto en

las palmas, plantas e ingles. Se presenta en forma de placas anulares o

serpiginosas, discretamente pruriginosas, bien delimitadas y con un tamaño que

puede variar desde 1 a 5 cm. El borde de las lesiones es activo y elevado

eritematoso y descamativo con centro claro (17).

 Tiña de grandes pliegues: que suele afectar al área púbica, inguinal, perianal

y7o perineal. Son placas anulares bien delimitadas de centro claro y borde

escamoso elevado, pruriginosas y generalmente unilaterales.

 Dermatofitosis o tiña del cuero cabelludo: Da lugar a la caída del pelo en una o

más zonas, puntos negros en el cuero cabelludo, zonas escamosas y con picazón
y pelo que se rompe cerca de la zona de nacimiento. El pelo se desprende de

forma indolora sin resistencia. Puede ser tiñas no inflamatorias, con escasa

sintomatología, con prurito ocasional y tiñas inflamatorias, como el querion de

Celso, que es la forma más grave, cursando con placas inflamadas, pústulas,

forúnculos y costras dolorosas que pueden ocasionar alopecia cicatricial.

 Dermatofitosis o tiña de la barba: aparece en zonas pilosas de cara y cuello, las

lesiones suelen ser pustulosas e inflamatorias, pústulas, forúnculos y costras

dolorosos, que puede ocasionar alopecia cicatricial (18).

 Onicomicosis o tiña de las uñas: Entre estos se incluyen la presencia de

erupciones circulares o en forma de anillo en la piel, que a menudo están

rodeadas por bordes elevados y rojos. Estas lesiones pueden picar intensamente

y causar irritación.

 Pie de atleta o tiña del pie: Provoca un resquebrajamiento y dolor ubicada entre

los dedos de los pies, picazón y piel en carne viva, descoloramiento y

debilitamiento de las uñas y puede verse afectada la planta del pie (19).

 Dermatofítides. Ocurre en el 5-15% de los pacientes con cualquier tipo de uña y

se presenta en un lugar distante de la infección primaria. Desaparece sin

tratamiento al tratar la lesión fúngica desencadenante.

 Malassezia: Causa una micosis superficial, llamada pitiriasis versicolor, las

lesiones son máculas bien delimitadas, convergentes, cubiertas por una fina

escama pardusca que se descama fácilmente. El color puede varias desde

máculas hipo o hiperpigmentadas a ligeramente eritematosas, que no se


pigmentan tras la exposición solar. Suele ser asintomática, salvo un ligero picor

(20).

INFECCIONES POR HONGOS

Los hongos se reproducen diseminando esporas microscópicas, que suelen estar

presentes en el aire y la tierra, por lo que pueden ser inhaladas o entrar en contacto con

la superficie del cuerpo, principalmente con la piel. Las inflamaciones causadas por

hongos pueden ocurrir en diferentes partes del cuerpo, y son comúnmente conocidas

como infecciones fúngicas o micosis, suelen iniciarse en los pulmones o en la piel.

De la amplia variedad de esporas que se depositan en la piel o que son inhaladas

por los pulmones, la mayoría no causan infección. Algunos tipos causan infección solo

en las personas que presentan alguna de las siguientes características:

 Sistema inmunitario debilitado

 Material extraño, como dispositivos médicos implantado en el cuerpo (por

ejemplo, prótesis articulares y válvulas cardíacas artificiales) (21).

El sistema inmunológico puede verse debilitado cuando las personas toman

fármacos que lo deprimen (inmunodepresores), como antineoplásicos (quimioterápicos)

o fármacos para prevenir el rechazo a un órgano trasplantado, o bien cuando padecen un

trastorno que causa inmunodeficiencia, como el sida. Las personas que pasan muchos

días en una unidad de cuidados intensivos pueden desarrollar un sistema inmunológico

debilitado debido a diferentes procedimientos médicos, trastornos subyacentes,

desnutrición o una combinación de los anteriores (22).

Las infecciones fúngicas pueden afectar únicamente un área del cuerpo

(localizada) o diversas áreas del cuerpo (sistémica).


 Las infecciones fúngicas localizadas

Afectan solo a un área del cuerpo. Suelen afectar la piel y las uñas, la vagina o

la boca y puede ocurrir en personas que tienen un sistema inmunológico normal o

debilitado.

Las infecciones fúngicas localizadas se producen algunas veces cuando la

mezcla de otros microorganismos (por ejemplo, bacterias) que normalmente residen en

ciertas partes del cuerpo (también llamado microbioma) está desequilibrada. Por

ejemplo, es normal que ciertos tipos de hongos (por ejemplo, Candida) estén presentes

en las superficies del cuerpo o en el intestino (23).

Las bacterias que en condiciones normales están presentes en el sistema

digestivo y en la vagina restringen el crecimiento de estos hongos en esas zonas.

Cuando una persona toma antibióticos, pueden ser eliminadas también las bacterias

útiles, lo que favorece que los hongos proliferen de manera incontrolada. El excesivo

crecimiento de los hongos provoca síntomas, que suelen ser leves. Al crecer las

bacterias de nuevo, el equilibrio se restablece y el problema, por lo general, se resuelve.

 Las infecciones fúngicas sistémicas

Afectan órganos como los pulmones, los ojos, el hígado y el cerebro, además,

también pueden afectar la piel. Por lo general ocurren en personas que tienen un sistema

inmunológico debilitado (24). Aquí vamos a encontrar dos tipos:

o Infecciones fúngicas oportunistas

Las infecciones fúngicas oportunistas aprovechan que el sistema inmunitario

está debilitado. Por lo tanto, por lo general afectan a personas cuyo sistema

inmunológico está debilitado por trastornos como el sida o por medicamentos que
deprimen el sistema inmunológico. Las infecciones fúngicas oportunistas se producen

en todo el planeta.

Ejemplos de infecciones fúngicas oportunistas incluyen:

 Aspergilosis

 Candidiasis

 Mucormicosis

Las infecciones por hongos oportunistas pueden ser muy agresivas, propagarse

rápidamente a otros órganos y con frecuencia causar la muerte .

 Infecciones fúngicas primarias

Las infecciones fúngicas primarias pueden aparecer en personas con un sistema

inmunitario normal, a veces con consecuencias graves. Estas infecciones se suelen

producir después de inhalar esporas de hongos, lo que puede dar lugar a la aparición de

neumonía en los pulmones como primer signo de infección (25).

Algunas infecciones fúngicas primarias son más frecuentes en ciertas áreas

geográficas, como en los siguientes ejemplos:

 La histoplasmosis

 La blastomicosis

 La coccidioidomicosis

 Paracoccidioidomicosis

Puesto que muchas infecciones fúngicas primarias evolucionan lentamente, es

posible que pasen meses o años antes de que una persona solicite atención médica.
Normalmente, si el sistema inmunitario está sano, las infecciones fúngicas no se

propagan a los órganos internos del cuerpo (26).

Diagnóstico de las infecciones por hongos

 Cultivo y examen de una muestra

 Análisis de sangre

Si el médico sospecha una infección fúngica primaria, le formula al paciente

preguntas que pueden ayudar a establecer el diagnóstico, como las siguientes:

 A dónde ha viajado y dónde ha vivido, para determinar si puede haber estado

expuesto a ciertos hongos, incluso si la exposición tuvo lugar años atrás

 Si está tomando algún tipo de fármaco que deprima el sistema inmunológico

 Si sufre un trastorno que debilita el sistema inmunológico (27).

El médico obtiene una muestra y la envía al laboratorio para su cultivo y

examen al microscopio. La muestra puede ser de esputo o de sangre, pero, algunas

veces, los médicos deben tomar una muestra de los pulmones. Para tomar una muestra

de los pulmones, los médicos insertan una sonda flexible de visualización (llamada

broncoscopio) a través de la boca hasta las vías respiratorias. Se echa un chorro de

líquido a través de la sonda y luego se succiona, llevándose consigo las células y

cualquier hongo (u otros microorganismos). En algunos casos se necesita una biopsia o

una cirugía para obtener una muestra (28).

Si el diagnóstico no está claro, pueden realizarse análisis de sangre. En estas

pruebas se buscan anticuerpos (que son producidos por el sistema inmunológico de la

persona como respuesta a sustancias extrañas, incluidos los hongos), antígenos


(moléculas de sustancias extrañas que pueden desencadenar una respuesta inmunológica

en el organismo) u otras pruebas de la presencia de hongos.

Las pruebas que detectan material genético en los microorganismos también se

realizan para algunas infecciones fúngicas.

TRATAMIENTO DE LAS INFECCIONES POR HONGOS

 Medicamentos antifúngicos

Existen diversos fármacos que resultan eficaces contra las infecciones fúngicas,

pero la estructura y la composición química de los hongos hace que sean difíciles de

destruir.

Los antifúngicos pueden aplicarse directamente sobre la micosis de la piel o de

otra superficie, como la vagina o el interior de la cavidad oral; también se administran

por vía oral o se inyectan cuando es necesario tratar infecciones más graves, que suelen

requerir un tratamiento de varios meses de duración (29).


ANÁLISIS

Las inflamaciones resultantes de infecciones fúngicas y parasitarias, conocidas


como micosis y parasitosis, constituyen un importante obstáculo para la salud global.
Estos trastornos pueden impactar variadas áreas del cuerpo humano, abarcando desde la
piel y las uñas hasta el cuero cabelludo, los órganos internos y el sistema nervioso.

Para diagnosticar precisamente la micosis o parasitosis se requiere la evaluación


clínica por parte de un médico especialista, junto con pruebas diagnósticas como
exámenes microscópicos de muestras de tejido, cultivos de hongos, análisis de sangre,
pruebas de raspado de piel, exámenes de heces o pruebas de imágenes.

Sus síntomas pueden variar según el tipo de microorganismo involucrado y la


parte del cuerpo afectada. Sin embargo, los síntomas comunes incluyen picazón,
enrojecimiento, inflamación, descamación de la piel, dolor, malestar general, pérdida de
cabello y cambios en la textura de las uñas.

Además, son causadas principalmente por hongos, que pueden ser oportunistas
(presentes en el ambiente o en el cuerpo humano, pero causan infección cuando se da
una oportunidad, como en casos de inmunosupresión) o primarios (que infectan a
individuos sanos). Por otro lado, las parasitosis son causadas por organismos
parasitarios como ácaros, piojos, gusanos y protozoos, que pueden ser transmitidos a
través de contacto directo, agua contaminada, alimentos infectados o picaduras de
insectos.
CONCLUSIÓN

En conclusión, Las inflamaciones causadas por hongos y parásitos representan


una interacción compleja entre el agente infeccioso y la respuesta inmunitaria del
hospedero. Estas condiciones pueden afectar diversos sistemas y órganos del cuerpo
humano, manifestándose con una variedad de síntomas que van desde leves a severos.

En el caso de las inflamaciones por hongos, como la candidiasis, la respuesta


inmune puede desencadenar una serie de respuestas inflamatorias locales o sistémicas,
dependiendo de la susceptibilidad del individuo y la virulencia del hongo implicado. La
inflamación puede manifestarse como enrojecimiento, hinchazón, picazón y dolor en el
área afectada, y en casos más graves, puede progresar a complicaciones sistémicas.

Por otro lado, las inflamaciones causadas por parásitos pueden resultar de la
acción directa del parásito en los tejidos del hospedero, así como de la respuesta
inmunitaria del organismo a la presencia del parásito. Estas inflamaciones pueden variar
desde respuestas locales, como la irritación cutánea por ácaros, hasta inflamaciones
sistémicas graves, como en el caso de enfermedades parasitarias transmitidas por
vectores.

En ambos casos, el diagnóstico y tratamiento adecuados son fundamentales para


controlar la inflamación, prevenir la progresión de la enfermedad y reducir el riesgo de
complicaciones a largo plazo. Además, es crucial abordar los factores subyacentes que
puedan predisponer a la persona a estas infecciones, como la inmunosupresión, el uso
de antibióticos de amplio espectro o la falta de higiene adecuada, para prevenir
recurrencias y mejorar el pronóstico general del paciente.

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8. Cicy.mx; 2018.
2 de la Rosa García MGA/GHA/MRE/S, editor. Infecciones por hongos; 2024.
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