El Establecimiento Del Federalismo en Mexico 1821 1827 888764
El Establecimiento Del Federalismo en Mexico 1821 1827 888764
El Establecimiento Del Federalismo en Mexico 1821 1827 888764
EL COLEGIO DE MÉXICO
EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO
EN MÉXICO, 1821-1827
CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS
EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO
EN MÉXICO, 1821-1827
EL COLEGIO DE MÉXICO
352.072
E791
El establecimiento del federalismo en México, 1821-1827 / Josefina Zorai-
da Vázquez, coordinadora. - México : El Colegio de México, 2003.
ISBN 968-12-1109-X
Ilustración de portada:
Colección de constituciones de los Estados Unidos Mexicanos,
Régimen constitucional 1824, tomo 1,
editado por Mariano Galván Rivera, 1824.
Fondo Reservado, Biblioteca Nacional.
Fotografía de Ernesto Peñaloza Méndez;
diseño de Irma Eugenia Alva Valencia
ISBN 968-12-1109-X
Impreso en México
CONTENIDO
A manera de introducción 15
7
8 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
15
16 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
Todavía es una idea extendida que el federalismo mexicano fue una simple co
pia del norteamericano, casi seguro como resultado de la tesis sostenida por
varios diputados durante el Congreso Constituyente de 1824. Para fray Servan
do Teresa de Mier, su establecimiento rompería con el centralismo en que ha
bía vivido la Nueva España. A pesar de su profundo conocimiento de la “cons
titución” histórica, Mier no advirtió que todo había conspirado contra la
práctica centralista. La misma extensión territorial de los reinos de ultramar y
la distancia que los separaba de su metrópoli, junto a la falta de comunicacio
nes, obstaculizaron los intentos centralizadores de la Corona.
La accidentada orografía americana que había propiciado la diversidad
cultural indígena, fundamento de la nueva sociedad, promovió el regionalis
mo. Aun cuando la conquista se extendió desde la vieja México-Tenochtitlan,
convertida después en capital administrativa del virreinato y centro de intere
ses comerciales y sociales, diversas circunstancias favorecieron el regionalismo,
entre ellas el acomodo de los funcionarios españoles en las élites provinciales.
Así, las mismas reformas centralistas (tanto borbonas como gaditanas) choca
ron con el regionalismo.
El desarrollo de la Nueva España permitió que adquiriera cierta identi
dad, afirmada en la apropiación del pasado mexica y el fervor guadalupano.
A pesar de la importancia adquirida por la ciudad de México, la geografía y la
realidad socio-económica y cultural se conjugaron para contrarrestar el cen
tralismo. Algunas reformas borbónicas,1 entre ellas la nueva división política
en intendencias en 1786, fortalecieron el regionalismo aunque sus finalidades
eran diferentes. Pero fueron la acefalía del trono, la lucha independentista y
la revolución gaditana las que terminaron por desmantelar la administración
de tres siglos. Al mismo tiempo, la contrarrevolución favoreció el surgimien
to de poderes militares que, apoyados por las élites provinciales, constituyeron
las fuerzas que sostendrían el federalismo.
Las contribuciones de los estudiosos del siglo xvm han dado cuenta del
19
20 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
Para el siglo xvi, España había unificado los diversos reinos surgidos de la re
conquista medieval y había logrado imponer el absolutismo, pero sin borrar la
idea del rey como servidor de leyes que sólo las comunidades podían modifi
car, convicción que obstaculizaría los intentos para centralizar el poder y uni
formar las instituciones. Como esta tradición pasó a América, los territorios
conquistados se consideraron comunidades que se incorporaban a la Corona
española,4 tanto que el virreinato de Nueva España se consideró constituido
por diversas entidades particulares: Reino de México, Reino de Nueva Galicia,
Nuevo Reino de León, etc., y base para que el Ayuntamiento de la ciudad de
México insistiera en 1771 en que, como reinos dependientes de la Corona, los
americanos eran iguales a los peninsulares.5
ña, había sugerido reunir las Cortes para discutir la constitución, aprovechan
do que Fernando VII había ordenado a la Junta Suprema de Gobierno convo
carlas a fin de “proporcionar los arbitrios y subsidios necesarios para atender
la defensa del reino”. Pero el Emperador se decidió por una Junta de Notables
que diera “su opinión sobre la carta constitucional”, que había redactado para
conciliar “la santa autoridad del Soberano con las libertades y privilegios del
pueblo”.14
La Asamblea incluyó a seis miembros americanos, elegidos de entre los
que residían en España; entre ellos estaban el novohispano José del Moral y el
granadino Francisco Antonio Zea. De los 150 convocados, sólo 91 llegaron a la
Asamblea, que empezó a reunirse el 14 de junio. El proyecto, sometido al exa
men de los ministros españoles Azanza y Urquijo, incorporó también algunas
observaciones del consejero de la Inquisición y de tres miembros de Castilla.
Una vez revisado, se presentó a la Asamblea el 20 del mismo mes.
Los diputados hispanoamericanos constituyeron un grupo aparte por el in
terés que tenía Napoleón en no perder los reinos de ultramar. Zea le planteó
ajosé las aspiraciones autonomistas americanas. El novohispano Del Moral, ca
nónigo de la catedral de México, presentó un Memorial en que solicitaba para
los reinos americanos la igualdad de derechos y liberar la agricultura, la indus
tria y el Comercio.15 De esa forma, el texto corregido del proyecto, que incluía
las reformas para América, se promulgó el 8 de julio. La Carta, adaptada a las
condiciones españolas era moderada. Garantizaba ciertos derechos ciudada
nos, pero las facultades de las Cortes se limitaban a deliberar y aprobar las le
yes; de acuerdo con los comentarios de los funcionarios españoles, no tocó a la
Inquisición, a las órdenes monásticas ni los derechos feudales.16 En cambio, el
artículo 87 garantizó que “los reinos y provincias españolas de América y Asia
gozarán de los mismos derechos que la Metrópoli” y que estuvieran represen
tados por 22 diputados.17 De acuerdo con la petición americana de “cláusulas
precisas que garantizaran la igualdad”, los artículos 27 y 50 mantuvieron un mi
nisterio independiente y una sección del Consejo de Estado para Indias, “con
seis diputados americanos con voz consultiva”. El título X se dedicó a “los rei
nos y provincias de América y Asia” que, en su nombre, ratificaba la pretensión
americana de no ser “colonias”.18 Aunque la Carta tuvo apenas vigencia en al
guna área ocupada,19 sin duda fue un precedente que influyó en la agenda de
las Cortes reunidas en el marco de la guerra de independencia española.
los vastos y preciosos dominios que España posee en las Indias, no son propiamente
colonias o factorías como las de otras naciones, sino una parte esencial e integrante de la
Monarquía Española.22
25 "Representación”, 1811.
26 Guridi sostuvo que “la unión del Estado consiste en el Gobierno o en sujeción a una auto
ridad soberana, y no requiere oirá unidad. Es compatible con la diversidad de religiones [...], con la
de territorios, como en los nuestros, separados por un inmenso Océano”. Chust, 1999, p. 133.
27 Citado en Breña, 2002, § 7.
26 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
dad. para representar a la nación?7 Los jefes del ejército, atrincherados en Puebla,
le concedieron al Congreso sólo el carácter de convocante e intentaron formar
un gobierno provisional, pidiendo a las provincias enviar representantes.
El Congreso, por su parte, se consideró titular de la soberanía de la na
ción38 y se negó a convocar uno nuevo. Apenas alcanzó un quorum el 30 de
marzo, asumió el poder total y al día siguiente, sin considerar la abdicación de
Iturbide, nombró un triunvirato para ejercer como Supremo Poder Ejecutivo
provisional. El 8 de abril declaró anulados el Plan de Iguala y los Tratados de
Córdoba, decisión objetada por algunos diputados, dado que era incongruen
te que un Congreso, convocado sobre aquellas bases, lo anulara.39
En la negociación con los generales, el Congreso logró que reconocieran
su autoridad, pero las diputaciones provinciales insistieron en la necesidad de
convocar nuevas elecciones, y se enfrentaron a un Congreso decidido a impo
ner su autoridad. Consciente de la importancia de mantener la unidad ante el
peligro de la reconquista española, Lucas Alamán, nombrado secretario de Re
laciones el 14 de abril, se empeñó en cumplir con esa urea.
La crisis política amplió la politización de la población. Un intenso inter
cambio de noticias entre autoridades civiles y militares provinciales radicalizó
la retórica de algunas diputaciones provinciales. La diputación provincial de
Guadalajara encabezó el desafío a las autoridades centrales, seguida por Zaca
tecas, Oaxaca y Yucatán, y después por Michoacán, Guanajuato, Querétaro,
San Luis Potosí y Puebla. La crisis también permitió que las diputaciones asu
mieran faculudes que no les concedía la Constitución vigente de 1812, como
lo reconocía Prisciliano Sánchez en su “Pacto Federal de Anáhuac: “en virtud
de la revolución, [las diputaciones] tomaron por necesidad y conveniencia pú
blica para hacer la salud de la patria {ley superior a todas las escritas) un carácter
distinto de aquel con que se hallaban investidas”, hecho que consideraba jus
tificado pues, ante el fracaso del Imperio, la soberanía había revertido al pue
blo, del que las diputaciones'eran representantes.40
La diputación de Guadalajara desconoció la autoridad del Congreso y del
ejecutivo interino. Zacatecas, Oaxaca y Yucatán también lo hicieron. Para el 18
de abril, comisionados de siete provincias demandaban la convocatoria de un17
17 Por ejemplo, cuando la diputación de Guadalajara decidió que Prisciliano Sánchez y Ca
yetano Portugal se trasladaran a Puebla, expresó que sería para “acordar ron los demás diputados
de otras Provincias del Imperio [...] para suplir interinamente la representación nacional". “La diputa
ción provincial acuerda enviar a [...] a Puebla para que se pongan en contacto con los demás di
putados que, con la protección del ejército del general Echávarri, suplen a la representación na
cional." Muría, 1973, p. 33.
”* Dictamen de, la Comisión especial de convocatoria para un nuevo Congreso, 1823 (abril 12): “El
Congreso ni tiene ni ha tenido nulidad legal c/ue lo inhabilite para constituir a la Nación, ni tuvo ni
tiene incapacidad”.
S9 Ferrer Muñoz, 1995, pp. 140-141.
40 Memoria sobre el estado actual de la administración pública del estado deJalisco. 1974, p. 60.
30 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
45 “Exposición que sobre las provincias de Sonora y Sinaloa suscribió don Carlos Espinosa de
los Monteros", Arizpe, 29 de febrero de 1823.
46 El jefe político de Zacatecas acompañando copia de lo acordado por la diputación provin
cial para contener los males que se figuran amenazar a la patria. Zacatecas, 18 de junio, 1823, ac.n,
Gobernación, caja 48, f. 4.
32 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
la nación y pasó por alto la existencia de estados libres y soberanos, por lo que de
claró: “la nación mexicana se compone de las provincias comprendidas en el terri
torio del virreinato llamado antes Nueva España, en el que se decía capitanía gene
ral de Yucatán y en el de las comandancias de Provincias Internas de Oriente y
Occidente". El concepto de nación tenía diversas acepciones; para Ramos Ariz
pe, la nación la constituían el territorio y los habitantes, pero la mayoría sola
mente “la reunión de los habitantes,47 tal y como se describirían la mayoría de
los estados en sus constituciones.
En cuanto a la soberanía, también hubo diferencias. Algunos, como Juan
de Dios Cañedo, insistían en su indivisibilidad y la hacían residir en los estados,
que sólo delegaban ciertos atributos en la federación. El Congreso optó por una
soberanía compartida por el gobierno federal y estados libres, soberanos e inde
pendientes en lo tocante a su gobierno interior, que Barragán interpreta como resul
tado de un compromiso y no una simple copia de la Constitución norteameri
cana, pero la fórmula es semejante, aunque el compromiso estadunidense se
había generado entre colonias que siempre habían sido autónomas y que crea
ban una unión, que antes no existía.
A pesar de que las inquietudes habían disminuido, Jalisco continuó
siendo núcleo de preocupación para el ejecutivo provisional y el Congreso.
El temor al poder de convocatoria de los generales Luis Quintanar y Anas
tasio Bustamante, sumado a noticias de movimientos sospechosos del ex em
perador, llevaron al periódico El Sol a pedir que se declarara traidores a los
que proclamaran, de algún modo, Emperador a Iturbide. En sesión secreta,
el Congreso discutió el 16 de abril la proposición de El Sol, lo que derivó en
la redacción del decreto publicado el 2 de mayo, que declaraba a don Agus
tín fuera de la ley, en el momento que tocara suelo mexicano.48 Es posible
que la acusación a Bustamante y Quintanar resultara de una venganza o de
la paranoia despertada el año anterior. Parece haberse originado en una co
municación de Negrete desde Zamora, confirmada después por otra de
Juan Pablo Anaya desde San Luis Potosí,49 que afirmaban que en Jalisco se
preparaba la dictadura de Iturbide. El insistente rumor hizo a Bustamante
publicar un manifiesto en que negaba los cargos y exigía pruebas. Juzgaba
absurdo la afirmación de que don Agustín estuviera por desembarcar en
San Blas,50 pero no faltaron delatores que hasta detalles dieron del plan.51
Por tanto, el Supremo Poder Ejecutivo, en ese momento encabezado por
Guerrero y Domínguez, ordenó al general Bravo partir con tropas y autori-
59 No fue sino hasla el Congreso Constituyente de 1842 cuando empezó a precisarse la con
notación que “debía” darse a la palabra federal, si se tenía en mente el modelo norteamericano.
En el proyecto de la mayoría (no de los tres presentados) se aclaraba que el federalismo que se sos
tenía en México, era “la causa contra la que lucharon vigorosamente Washington, Adams, Hamil-
ton [...] y que veían en ella al germen de la división". Citado en Reyes Heroi.es, 1974, m, p. 362.
60 Aiamán, 1946, ni, pp. 246-247.
61 En cambio, la Sección 8 de la Constitución de Estados Unidos, concedió al Congreso facul
tad “para establecer y recaudar contribuciones, derechos, impuestos y exenciones, para pagar las
deudas y proveer la defensa común y bienestar general de los Estados Unidos, pero todas las con
tribuciones, derechos, impuestos y exenciones serán uniformes en todo el territorio de los Esta
dos Unidos”.
62 Tocqueville, 1956, p. 146.
EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO, 1812-1827 35
***
67 Para Mora, “la constitución mejicana está llena de imperfecciones; por un lado es falta y
por el otro redundante, y muchas de sus disposiciones son obra de la preocupación y de ciertos
errores demasiado comunes en los pueblos nuevos. Si hemos de hablar francamente, la verdade
ra y única ventaja de este código consiste en la adopción del sistema federativo”. Criticaba en pri
mer lugar que estableciera “la invariabilidad de ciertos artículos de la constitución" y, en segundo
lugar la intolerancia religiosa, el fuero religioso y la unión de la Iglesia y el Estado; consideraba ne
fasto, haberle dejado “al congreso general una autoridad sin límites, de la cual se ha abusado sin
interrupción, decretando sin cesar facultades estraordinarias y espidiendo leyes de excepción". Lamen
taba que el Ejecutivo carezca del derecho de “hacer gracia”; que no se haya adoptado el juicio por
jurado y la ausencia del "precioso ejercicio del derecho de ciudadanía” (un voto directo, ejercido
sólo por propietarios), etc. Mora, 1986, i, pp. 314-345.
38 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
68
Aguilar, 2001.
LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA TERRITORIAL.
DE LA NUEVA ESPAÑA A LA PRIMERA
REPÚBLICA FEDERAL, 1786-1827
39
40 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
rante muchos años hacia la historiografía política como por la falta de formas
de exploración que combinen la geografía con la política en una perspectiva
histórica. Seguramente, en los próximos años se le prestará más atención, por
que es indispensable investigar con mayor rigor la relación estrecha entre la
organización política territorial y los intereses de las élites.1
Este estudio se plantea revisar un periodo fundamental en la organización
política del territorio de la Nueva España y las primeras décadas del México
independiente. Sus alcances están delimitados por las interrogantes formula
das, así como por la información consultada. He concentrado mis esfuerzos
en revisar, por una parte, ordenamientos elaborados durante el siglo xvm,
como la Ordenanza de intendentes de 1786; por otro, el periodo que se pue
de denominar constitucional de 1812 a 1824, que va de la Constitución de Cá
diz, pasando por la de 1814, el Acta Constitutiva, la Constitución de 1824, y
llega finalmente a las constituciones estatales, incluidas las tardías de 1827, del
Estado de México y de Coahuila-Tejas.
De ninguna manera elaboré un trabajo de corte constitucional y jurídico,
por razones de formación. Lo que he procurado es trazar un hilo conductor
que me acerca a una visión de aproximadamente 40 años de la historia, sobre
todo institucional, de la organización del territorio, pero con el antídoto de los
cuestionainientos y dudas planteados durante el periodo colonial, y posterior
mente en los debates parlamentarios en los que se pueden apreciar las dispo
siciones constitucionales de los legisladores.
El texto consta de tres apartados. En el primero abordo la cuestión terri
torial novohispana, con énfasis en el siglo xvm y particularmente la implan
tación del sistema de intendencias. Más que una descripción, me interesó
ilustrar cómo se concibió el territorio y se pretendió administrarlo, así como
los criterios con que se dividió y jerarquizó. Por último, establezco algunas
continuidades durante el periodo constitucional en cuanto al ordenamiento
del espacio político.
En la segunda parte, reviso la impronta de la arquitectura constitucional
gaditana en el territorio. En este contexto analizo el modo en que la represen
tación y la territorialidad adquieren una dimensión inédita y las divisiones, un
significado político. De este modo se crea un armazón que estructura al con
junto de la monarquía en las provincias y los municipios.
Por último, en la tercera parte, analizo las continuidades del constitucio
nalismo de 1812, sin perder de vista las huellas de la organización colonial.
Así, en la Constitución de 1814 y en el Acta Constitutiva y la Constitución de
1824 se aprecia la influencia del modelo gaditano, respecto de la organización
territorial. También repaso los principales puntos de vista externados en los
debates sobre el Acta y la Constitución de 1824, relacionados con el asunto te
rritorial.
1 O’Gorman, 1979. Moreno Toscano, 1971. Gerhard, 1986. Moreno Espinosa, 1995.
DE LA NUEVA ESPAÑA A LA PRIMERA REPÚBLICA FEDERAL, 1786-1827 41
Fílente: Edmundo O’Gorman, Historia de las divisiones territoriales de México. México: Porrúa, 1968.
4 Pietschmann menciona, por ejemplo, que en cuanto a las audiencias su delimitación es bas
tante imprecisa. Humboldt, como otros especialistas, trató de fijar los límites sin coincidir del to
do, por lo que hasta la fecha no son del todo precisos. Pietschmann, 1996, pp. 82-91.
DE LA NUEVA ESPAÑA A LA PRIMERA REPÚBLICA FEDERAL, 1786-1827 43
las cuales se les delegaban poderes. La diferencia entre ambas no se puede ex
plicar y tampoco se les designó de una u otra forma.
Según Pietschmann, en el siglo xvm se pueden distinguir en el conjunto de
la Nueva España los siguientes reinos y provincias: Reino de la Nueva España,
Reino de la Nueva Galicia, Reino de Nueva Vizcaya, Provincia de Yucatán, Nue
vo Reino de León, Colonia del Nuevo Santander, Provincia de Coahuila, Provin
cia de Sinaloa, Provincia de Sonora, Provincia de Tejas, Provincia de Nayarit, Pro
vincia de la Vieja California, Provincia de la Nueva California y Reino de Nuevo
México.5 Sobre cada una de las divisiones mencionadas, señala el autor, no se co
noce su delimitación precisa y cada una tenía su propia subdivisión. Las del cen
tro mantuvieron una parte importante de las subdivisiones prehispánicas, por lo
que no se introdujo un nuevo esquema de división. En cambio, en el Norte se hi
cieron pocas subdivisiones y sólo se practicaron a medida que se poblaron.
Por otra parte, a inicios del mismo siglo xvm también había capitanías ge
nerales y gobiernos: gobierno y capitanía general de la Nueva España, gobier
no y capitanía general de Yucatán, gobierno y capitanía general del Nuevo
Reino de León, gobierno de Nuevo México, gobierno de Coahuila y gobierno
de Sonora, todos subordinados a la jurisdicción de las autoridades virreinales
y el gobierno y capitanía general de Nueva Galicia, así como el gobierno y ca
pitanía general de Nueva Vizcaya, que formaban el territorio de la Audiencia
de Guadalajara.
En este panorama de divisiones territoriales no se puede dejar de mencio
nar la división eclesiástica, que organizó el territorio de acuerdo con las jerar
quías de la Iglesia, es decir, obispados, provincias monásticas y el ramo judicial
de aquélla.
No debe sorprender este entramado complejo, característico de la organi
zación territorial novohispana. En la metrópoli, la administración del territo
rio también era complicada. Si se revisa la historia política administrativa du
rante los siglos xvi y xvii, se aprecia que imperó un proyecto corporativo donde
cada división territorial era un área sobre la que se ejercía un dominio, sin que
ninguna significara lo mismo, y se integraron como un cuerpo en que cada ór
gano ejercía su función y los territorios conservaban su independencia, coor
dinados desde la Corona.6
Más allá de las complicaciones de la terminología, se debe tener presente
la convivencia simultánea de las mencionadas divisiones eclesiásticas, adminis
trativas y políticas que provocaban roces y conflictos por delimitar sus áreas de
influencia y prerrogativas. Lo anterior generó un panorama territorial confu
so y enredado, por lo que en el siglo xvm se introdujeron otras formas de ad
ministración para uniformar los criterios de gobierno y de control político.
Los resultados distaron de estar a la altura de lo esperado.
9 Desde mediados del siglo xvm, las autoridades sentían gran preocupación por la frontera
septentrional de la Nueva España, amenazada por las incursiones de indios y los intereses expansi
vos de Inglaterra, Francia y Rusia. Así, se propuso la creación de una comandancia general indepen
diente del virreinato y la ocupación de la Alta California. La comandancia la aprobó el Reyen 1769,
y en 1776 se nombró un gobernador y comandante general de la Provincias Internas (Sonora, Sina
loa, Nueva Vizcaya y las Californias). En la Real Ordenanza de 1776, se agregaron Coahuila, Texas
y Nuevo México. Para 1787, la comandancia de las provincias internas de Occidente quedó integra
da por California, Sonora, Nuevo México y Nueva Vizcaya, así como por las cuatro provincias inter
nas de Oriente: Coahuila, Tejas, Nuevo Reino de León y Nuevo Santander, con las jurisdicciones de
Parras y Saltillo. Al crearse las intendencias, funcionaron dos estructuras territoriales paralelas.
Aunque formalmente la comandancia no competía con la jurisdicción de aquéllas porque el co
mandante y sus subalternos sólo tenían autoridad sobre asuntos de guerra y defensa del territorio,
y en lo que se refiere a la justicia, la policía y la hacienda eran responsabilidad del intendente. No
obstante, se complicó la administración en los territorios que estuvieron incorporados simultánea
mente a ambas jurisdicciones. Commons, 1993, pp. 209-216. O’Gorman, 1979, pp. 15-19.
10 Commons, 1993, pp. 20-21 y p. 120. Pietschmann sostiene que se ignora cuáles fueron las
ideas que guiaron el proyecto. A su juicio, se puede suponer que se eligieron las ciudades más im
portantes desde el punto de vista económico y que no se tomaron en cuenta criterios de orden te
rritorial y demográfico. Pietschmann, 1996, p. 120.
46 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
Fuente: Edmundo O’Gorman, Historia de. las divisiones territoriales de México. México: Porrúa, 1968.
16 Commons, 1993, p. 44. La falta de unidad territorial no se indica en O’Gorman pero los
mapas incluidos en “Historia de las divisiones político-administrativas", 1990, son de gran utilidad.
17 Commons, 1993, p. 183.
18 Martínez Baracs, et.al., 1991, t. x, pp. 151-197.
50 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
19 Assauourian íí aL, 1991, t. vm, pp. 141-177. Sin poder compararse el autonomismo de Tlax
cala con la situación que privaba en la península, la fundamentación recuerda a las de los distin
tos reinos que componían la España metropolitana, reconocidos y respetados durante la implan
tación de las intendencias y muchos de los cuales perviven aún en la España del siglo XXL
20 Es de llamar la atención que en la propuesta de Revillagigedo, que no se llevó a la prácti
ca, se incluían territorios que se convirtieron en estados de la federación, como Tabasco, Queré
taro y Chihuahua. La propuesta de Oriente la retomó Calleja en 1814. Commons, 1993, p. 84. A las
autoridades superiores les interesó disponer de un mapa que se le encomendó a la administración
de Revillagigedo. El resultado fue uno que contenía a la mayor parte del territorio de la Nueva Es
paña y que sin duda contribuyó a un conocimiento cada vez más detallado e indispensable en las
labores de gobierno y administración. Pietschmann, 1996, p. 163.
21 Commons, 1993, p. 111. Instruccción Reservada, 1831, p. 211.
DE LA NUEVA ESPAÑA A LA PRIMERA REPÚBLICA FEDERAL, 1786-1827 51
La primera década del siglo xix fue particularmente convulsa para la Monar
quía española como consecuencia de la invasión francesa a la península, la
aprehensión del monarca, su abdicación en favor de Napoleón y la resistencia
popular que desató. En la Nueva España estallaron movimientos insurreccio
nales independentistas. Estos sucesos y sus respuestas alteraron el panorama y
obligaron a cambiar el modelo imperante de funcionamiento político. El ca
mino constitucional fue la respuesta más significativa a la profunda crisis que
sufría, elaborada por los grupos políticos más perceptivos del Imperio. Como
solución se planteó el cambio en las formas de participación, teniendo la re
presentación como uno de los principales pivotes para incorporar a los ciuda
danos a la vida pública y establecer una monarquía moderada, donde una par
te importante de la capacidad de decisión radicaba en las Cortes. El intento
mostró la capacidad de adaptación del mundo hispánico a la modernización
política.
La Constitución de 1812 trajo cambios, pero también continuidades en la
concepción del territorio y las formas de organizado. En cuanto a la delimita
ción del territorio, en el artículo 10 se definió a “las Españas” y consideró que
la América septentrional comprendía a la Nueva España con la Nueva Galicia
y la península de Yucatán, las provincias de internas de Oriente y las provincias
internas de Occidente.27 Como se aprecia, se retomaba la antigua división, se
gún la cual se conservaba la figura de provincias sin definirlas. Se ignoraba así
al sistema de intendencias, mencionando que se elaboraría una división más
adecuada mediante una ley constitucionals cuando la situación política lo per
mitiera. El asunto quedó pendiente indefinidamente. En cuanto al gobierno
interior, se tomaron en consideración como unidades territoriales las provin
cias y los pueblos, con los ayuntamientos y los jefes políticos como responsables
de su administración. Así, el territorio se organizó en dos ejes fundamentales:
las provincias y las municipalidades, entidades territoriales y político-adminis
trativas compuestas por poblaciones de dimensiones variadas. De este modo se
mantenía el propósito de contar con un orden administrativo uniforme y ra
cional, a partir de una gestión que terminara con ópticas particulares y contri
buyera a una eficaz recaudación fiscal.
Sin embargo, la nueva división del territorio conllevó la representación,
un ingrediente adicional que fue una de las novedades relevantes de la época.
De este modo, la representación y la demarcación político-administrativa, jun
to con la población, fueron los componentes fundamentales de la arquitectu
ra constitucional puesta en marcha. Las provincias del Imperio se convirtieron
en unidades del gobierno con la voz y el voto de los ciudadanos. Otra innova
ción fue la creación de las diputaciones provinciales, electas por el conjunto de
los ciudadanos con derecho de voto, al igual que nuevos ayuntamientos tam
bién electos. La diputación encargada de promover la prosperidad, encabe
zada por un jefe superior, estaría formada por un presidente, el intendente y
siete ciudadanos electos.28 Las diputaciones se originaron en las juntas provin
ciales, creadas en España como una respuesta a la invasión francesa. Una vez
29 Las siguientes son las características fundamentales que se deben destacar en el nuevo ré
gimen local: por un lado, una organización territorial uniforme y escalonada; por otro, el inten
to de articular cierta independencia basada en el reconocimiento del carácter “natural” del mu
nicipio con la unidad del Estado. De Castro, 1979, p. 16.
30 Junto con las Cortes, las diputaciones dieron inicio al parlamentarismo en el ámbito his
pano e hispanoamericano. Su continuidad en el México independiente fueron los congresos ge
nerales y estatales. Incluso varios diputados provinciales participaron en las Cortes o fueron desr
pués miembros del legislativo de sus estados o del general. De Gortari, 2001.
DE LA NUEVA ESPAÑA A LA PRIMERA REPÚBLICA FEDERAL, 1786-1827 55
territorio cobrara fuerza y era una forma de prevenirlo, tema que retomarían
en parte el Acta Constitutiva y la Constitución de 1824.
35 Benson, 1955, p. 84. De Gortari, 1994. “Entre 1812 y 1824, miles de municipalidades cons
titucionales se formaron en todo el territorio mexicano, particularmente en el centro y el sudes
te”. Thompson, 1995, p. 75.
DE LA NUEVA ESPAÑA A LA PRIMERA REPÚBLICA FEDERAL, 1786-1827 57
36 Se apega a la convocatoria de las Cortes españolas. Los electores de provincia eran los de
México, Guadalajara, Veracruz, Puebla, Nueva Vizcaya, Sonora, Valladolid, Oaxaca, Zacatecas, San
Luis Potosí, Guanajuato y Mérida. Sobre convocatoria a ('.orles, (17 de noviembre de 1821), 1876.
37 Las provincias son: California Alta, California Baja, Coahuila, Durango, Guanajuato, León
(Nuevo Reino de), México, Nuevo México, Michoacán, Oaxaca, Puebla, Querétaro, San Luis Po
tosí, Santander, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tejas, Tlaxcala, Veracruz, Yucatán y Zacatecas. Se advier
te que con las provincias de Guatemala y Chiapas se espera que permanezcan unidas a México y
que en tal caso se procederá con censos adecuados. Bases para las elecciones del nuevo Congreso (17
de junio de 1823), 1876.
33 Rodríguez, 2001, pp. 285-320,
58 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
43 Ley para establecer las legislaturas particulares en las provincias que han sido declaradas estados de
la federación mexicana y que no las tienen establecidas (8 de enero de 1824), 1876. Ley para establecer las
legislaturas de las estados internos de Occidente, interno del norte e interno de. oriente. (4 de febrero de
1824), 1876.
44 Petitet, 1998, pp. 62-76.
DE LA NUEVA ESPAÑA A LA PRIMERA REPÚBLICA FEDERAL, 1786-1827 63
Fuente: Edmundo O’Gorman, Historia de las divisiones territoriales de México. México: Porrúa, 1968.
48 Mateos, Ibid. “Sesión del 12 de abril de 1824”, pp. 93-94. Uno de tantos ejemplos se rese
ña de la siguiente forma: “[...] la primera Secretaría de Estado acompañado de varias actas en
donde se acredita haber prestado juramento al Acta Constitutiva de los pueblos y corporaciones
entre otros: Tecpan, el Mineral de San Lorenzo, San Juan de Acapetlahuaya, Tulancingo, Hueju-
DE LA NUEVA ESPAÑA A LA PRIMERA REPÚBLICA FEDERAL, 1786-1827 65
da, Pachuca, Sinacantepec, San Nicolás Actopan, Toluca.Jilotepec, Santa Cruz Tlaxcala, Orizaba,
Jalapa, Córdova, San Cristóbal de Alvarado, Veracruz, Tacubaya, Apan, Zimapan, Ixtlahuaca, Tlal-
nepantla, Otumba, Ixmiquilpan. El convento de San Agustín de esta ciudad, la oficina de propios
y arbitrios de la misma, la dirección general de aduanas, el colegio de escribanos, el consulado
de Veracruz, la administración de correos y de tabacos de Oaxaca, la de rentas de Tulancingo, el
rector del colegio de abogados, el párroco y demás eclesiásticos de Tulancingo, el colegio de San
Ildefonso.
66 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
En el debate del artículo 7o. del Acta, que pasó a ser 5o. constitucional,
una parte importante de la discusión se encaminó a aumentar el número de
estados. Amén de los argumentos de los legisladores, los pronunciamientos de
los grupos interesados, enviados al Congreso y dados a conocer por otros con
ductos, estuvieron presentes. Según parece, la estrategia fue dividir los estados
internos, convirtiendo las provincias que los formaban en estados indepen
dientes. El resultado fue exitoso, aunque es imposible afirmar que las aspira
ciones de los diferentes grupos provinciales se unieran para lograrlo. Más
bien, coincidieron en la meta de contar con un territorio soberano como el es
tablecido en el Acta y sancionado en la Constitución. Un ejemplo lo señaló
Mier al sentar que una serie de ayuntamientos de Nuevo León se manifestaba
porque la provincia se convirtiera en estado. Un debate importante surgió al
elegir la ciudad que sería la capital de las Provincias Internas de Oriente. A su
vez, la Diputación Provincial de Coahuila, protestó porque la de Nuevo León
quería formar un solo estado con Tejas. Al diputado Florentino Martínez, de
Durango, le preocupaban los límites entre Durango y Chihuahua, por lo que
solicitó que se respetaran los señalados por el Congreso anterior. Peticiones
de diversa índole manifestaron los intereses de las provincias por delimitar su
área de influencia territorial.
El camino se fue abriendo con la discusión de varios dictámenes. Uno se
refería a que Nuevo León fuera estado de la Federación, otro a que Coahuila
y Tejas formaran otro, mientras este último estuviera en posibilidades de cons
tituir un estado. Uno más a favor de que Chihuahua fuera estado. A favor de
que Nuevo León se convirtíera en estado, se recogen diversos argumentos uti
lizados que apoyaban los de Mier en su primera participación, en la que soste
nía que las provincias de Nuevo León y Coahuila deseaban formar un solo es
tado, ya que sus habitantes estaban emparentados y habían vivido bajo un
mismo gobierno y una misma Diputación Provincial. Si bien el Congreso había
determinado que Tamaulipas'fuera un Estado separado, Nuevo León, unido
con Coahuila y Tejas, formaba otro distinto. Explicaban el gran dolor y senti
miento causado por tal decisión, puesto que Nuevo León tenía más población
que Tamaulipas, además de contar con colegios, conventos, comercio y rique
zas, razones de más peso para formar un estado. Mier se había referido a las es
tadísticas preparadas para las Cortes españolas en la década de 1820 confirma
das por el cabildo eclesiástico, en las que se constaba que Nuevo León tenía
más de 70 mil habitantes, Tamaulipas 51 y Coahuila 45 mil, aunque le daban
igual número de representantes que a Coahuila, con casi el doble de pobla
ción, y a esta úlúma se le agregaba Tejas por ser limítrofe. Tales diferencias de
trato les parecían inexplicables a los habitantes de Nuevo León. Aunque no
podía compararse con la de México, Monterrey presumía de ser una bonita
ciudad y no tenía rival entre cuatro provincias.
Rejón argumentó que en Nuevo León, a diferencia de Tlaxcala, no había
oposición de la población a que se convirtiera en estado, además de contar con
68 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
instituciones educativas, con lo que contaba de luces suficientes para poderse go
bernar medianamente. Añadió que su agricultura era próspera, como lo mostra
ba el aumento de los diezmos cobrados, y era “necesario advertir también, que
de ninguna manera convenía la reunión de Tejas y Coahuila con Nuevo León,
por las rivalidades que tienen sus habitantes entre sí, y nunca podrían ser felices,
con esa especie de guerra civil que se va aumentando más cada día”. Sobre el dic
tamen de Coahuila y Tejas, Lorenzo de Zavala, diputado yucateco, preguntó por
la distancia entre ambas, a lo que Ramos Arizpe contestó que eran inmediatas,
aunque si se refería a los principales lugares donde serían las elecciones, reque
riría considerar el territorio en toda su extensión, “comenzando por la parte de
Coahuila, hacia el Oeste o límites de Durango, hasta los Estados Unidos [y es]
una extensión bastante considerable de cuatrocientas y tantas leguas. Pero si se
examina la extensión que tiene Tejas, se ve la población cargada sobre Coahui
la al mediodía de su territorio: de suerte que mi provincia extiende el suyo has
ta el río Medina. La capital de Tejas, dista del Saltillo 200 lenguas de excelentes
y buenos caminos. La población de mi provincia se acerca a 8 o 9 leguas por el
citado río [...] No me parece que es suma la extensión: mayor la tienen entre sí
Sonora y Sinaloa, y desde Nuevo México a Chihuahua, es mayor ciertamente
que de Tejas a Saltillo. No nos hemos de olvidar de la facilidad con que nuestros
paisanos se montan a caballo y andan ciento y tantas leguas”.
Los argumentos fueron convincentes para que el Congreso decidiera a ha
cer de Nuevo León un estado de la Federación y otro, de Coahuila y Tejas. El
dictamen indicaba que Tejas podría ser un estado y, cuando lo considerara per
tinente, podía solicitarlo al Congreso general que tomaría la decisión.49
Otro caso del que se dispone información es el de Chihuahua, Durango y
Nuevo México. Durante el debate del dictamen de la comisión de Constitu
ción sobre el Estado Interno del Norte, se mencionó que el ayuntamiento de
la ciudad de Durango, la Diputación de la provincia y los diputados en el Con
greso habían solicitado que en caso de que Durango no fuera la capital, la pro
vincia formara un estado libre e independiente. La argumentación considera
ba que parecía muy grave que la cabeza del Estado del Norte fuera Chihuahua,
por las ventajas que Durango tenía sobre aquélla, con lo que Chihuahua, junto
con Nuevo México, tendría seis votos y Durango solamente cinco, lo que le
permitiría imponerse siempre. De ser Chihuahua la capital, para los de Duran
go sería más gravoso que ir a México, por lo que, si no se les declaraba estado,
solicitaban se les convirtiera en territorio. Añadían que Durango reunía los re
quisitos para convertirse en estado: un territorio grande, fértil en frutos, rico
en metales, una población de 150 000 almas, personas industriosas en las artes
y varones capaces por su ilustración y prudencia para gobernar. La comisión,
a su vez, señaló que Chihuahua había presentado argumentos sólidos para que
49 Se declaran estados de la federación a Nuevo león y a Coahuila con Tejas (7 de mayo de 1824).
1876, p. 706.
DE LA NUEVA ESPAÑA A LA PRIMERA REPÚBLICA FEDERAL, 1786-1827 69
las tres provincias formaran el Estado del Norte con capital en Chihuahua. Ar
gumentaba que Chihuahua tenía 112 000 habitantes y que su capital podría es
tar en el Valle de San Bartolomé, propuesta que parecía repugnante para los
diputados de Durango, que señalaban que dicho acuerdo no favorecía a
los 40 000 pobladores de Nuevo México. Ante tal situación, los de Chihuahua
se inclinaron por convertirse en estado. Según el relato, la comisión meditó el
asunto y visto los trastornos que podían crearse con una unión forzada y que
Nuevo México era territorio fronterizo y lejano, consideró de gran necesidad
tenerlo “cerca de sí y en su mismo seno”, y decidió convertir a Durango y Chi
huahua en estados y a Nuevo México en territorio. Quedó la duda del p< rqué
de tal decisión aparentemente salomónica.
Los debates y negociaciones que sostuvieron los legisladores sobre los te
rritorios se llevaron seguramente a cabo tras bambalinas y los desconocemos;
pero aun así aumentó el número de territorios del Acta Constitutiva. Se aña
dió Nuevo México y luego Tlaxcala. Éste fue el caso más sonado por pasar de
estado a territorio por decisión del Congreso. Los argumentos esgrimidos re
pitieron los expresados en los debates del Acta, pero más polarizados y virulen
tos. Llama la atención el interés que suscitó la cuestión, tanto que fue una de
las controversias reseñadas con mayor detalle. Uno de los alegatos más cono
cidos fue la oposición abierta de poblaciones como Huamantla a que Tlaxca
la se convirtiera en estado. La comisión se preocupaba por conocer la volun
tad de los pueblos y la capacidad económica de Tlaxcala para sostener una
administración estatal. La gravedad que alcanzó el debate llevó a buscar suje
tos neutrales para resolver la disputa. Se mencionó a los electores secundarios
como los más adecuados, pero otros preferían a los miembros del Congreso lo
cal o a los ayuntamientos. Se discutió también si el voto debería ser del conjun
to de los interesados y si éste tendría que ser secreto y en sobre cerrado.
Se acordó dejar en suspenso la cuestión Tlaxcala, por el enfrentamiento
provocado entre las fuerzas locales. La diputación apoyaba que Tlaxcala fuera
estado. Por otro lado, varios pueblos y grupos de hacendados se oponían o
apoyaban que se integrara a Puebla. Abundaron las acusaciones de apoyos fic
ticios u obligados, y de negativas de asumir los costos de sostener un aparato
administrativo. Lo que se puede afirmar es que las élites no pudieron ponerse
de acuerdo, a diferencia de las que lograron la aprobación del Congreso y que,
apoyadas en el acuerdo del Acta, aprovecharon que se había dejado abierta la
posibilidad de formar otros estados. Por tanto, el artículo 7o. del Acta, 5o. de
la Constitución, incluyó como estados: las Chiapas, Chihuahua, Coahuila y Te
jas, Durango, Guanajuato, el Estado de México, Michoacán, Nuevo León, Oa
xaca, Puebla de los Angeles, Querétaro, San Luis Potosí, Sonora y Sinaloa, Ta
basco, las Tamaulipas, Veracruz, Jalisco, Yucatán y las Zacatecas y los territorios
de la Alta California, la Baja California, Colima, y Santa Fe de Nuevo México.
Se advirtió que una ley constitucional fijaría el carácter de Tlaxcala que, como
ya se mencionó, se convirtió en territorio en noviembre de 1824. La Constitu
70 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
ción incluyó finalmente 19 estados y cinco territorios, dos estados más que en
el Acta Constitutiva. En total 24 unidades territoriales, a las cuales se les aña
dió el Distrito Federal, caso analizado en el siguiente apartado.50
5U En 1825 se elaboró un mapa que contiene el conjunto de estados y territorios. Sin duda,
se preparó aprovechando los conocimientos de la geografía del país y los recursos técnicos desa
rrollados en la segunda mitad del siglo xvm. Bueno, 1990 (Mapa de la República mexicana) (1825).
DE LA NUEVA ESPAÑA A LA PRIMERA REPÚBLICA FEDERAL, 1786-1827 71
CONCLUSIONES
77
78 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
vincia y de vigilar el cobro de todas las rentas reales, impuestos, tributos, estan
cos y diezmos. Por último, como responsable del ramo de Guerra, era el encar
gado de la subsistencia, economía y policía de las tropas, así como de suminis
trar a ésta sus haberes en dinero y su manutención en víveres.
En esta unificación administrativa y de competencias, decididamente de
preeminencia monárquica, se abolieron las alcaldías mayores y los corregi
mientos, a excepción del de Querétaro.
Esta división en cuatro grandes competencias de gobierno interior sería
asumida por la Diputación provincial creada por la Constitución de Cádiz. Es
por ello que tanto la demarcación de las intendencias en cuanto al territorio
y población —aunque con alguna variación, pero sobre todo en la consolida
ción de un sistema cada vez más autónomo de competencias administrativas
y políticas en que subyacían los intereses económicos— se legará a una es
tructura provincial. La diferencia angular será de legitimidad, soberanía y re
presentación. La intendencia sentó las bases referenciales en el Estado abso
luto en Nueva España; las Cortes fijarían las bases liberales del Estado
nacional hispano en Cádiz, con un eje fundamental en la provincia. Pero ha
gamos notar que mientras que en la primera la legitimidad era sólo Real, la
representación era estamental y la soberanía le correspondía al Rey; respec
to a la segunda, la legitimidad seguiría siendo monárquica, aunque compar
tida con la Constitución, la representación popular y la soberanía nacional.
Como se ve se trata de cambios notables y revolucionarios. Y por último, en
la República mexicana de 1824, si las intendencias legaron su base adminis
trativa a la provincia, ésta se la trasladará al Estado y, si bien con los paráme
tros de legitimidad que ahora recaerán en un Estado republicano, la repre
sentación seguirá siendo popular mientras que la soberanía será compartida
entre el Estado federal y los estados: otro cambio.
Con esta estructura político-administrativa tomada de la Monarquía es
pañola, la Regencia convocó elecciones a Cortes tras el decreto del 14 de fe
brero de 1810 en la “Instrucción para las elecciones de América y Asia”. El
decreto instruía que todos los ayuntamientos de partido de la capital tenían
derecho a elegir un diputado. Recordemos que para el caso novohispano
eran ¡238! Las elecciones se celebraron mediante juntas electorales de parro
quia, de partido y luego provinciales, que finalizaron con la elección de un
diputado por cada 50 000 habitantes. Esa representación se completó con los
diputados de las juntas provinciales y de las ciudades con voto, todas los cua
les formarán la totalidad de los representantes propietarios en Cádiz. Lo
cierto es que este decreto tuvo dos consecuencias esenciales: en primer lu
gar, los diputados se sentían representantes de la entidad de poder que les
había elegido, es decir, en la mayor parte, del ayuntamiento. De ahí que mu
chos tuvieran una concepción territorial y legitimista local, provincial más
que nacional. Por lo anterior, el sentido y la idea global de la construcción
del Estado se fraguaría en las propias Cortes y por tanto no deben extrañar
FEDERALISMO AVANT IA LLTTRE EN LAS CORTES HISPANAS, 1810-1821 81
No viendo yo en este Congreso más que Diputados españoles, aspiraría á ser teni
do por liberal si no quisiera acabar para siempre con el federalismo, y ser tenido en
este momento por conciliador de intereses al parecer opuestos. Se trata actual
mente de uno de ¡os puntos más esenciales.7
6 Este sistema de suplencia ocasionó algunos inconvenientes, ya que los electores apenas eran
177. Este reducido número de electores, el método utilizado para su elección y los inconvenientes
que ocasionaba el decreto para la elección de españoles peninsulares en América provocará que
los diputados americanos, e incluso las propias Cortes en su conjunto, sean acusados de ser poco
representativos. Y no sólo entre los insurgentes americanos, sino también por ciertos diputados es
pañoles. Como veremos más adelante, el Consulado de México, desde parámetros coloniales, en
la Representación que hizo a las Cortes el 17 de abril de 1811, manifestaba su inconformidad en
cuanto a la elección de estos diputados, a los que no reconocía su potestad. De la misma opinión,
si bien desde una perspectiva insurgente, era Fray Teresa Servando de Mier. C/ Mier, 1813.
7 Diario de sesiones de Cortes, 9 de enero de 1811, p. 329. En adelante nsc.
FEDERALISMO AVANT LA LETTRE EN LAS CORTES HISPANAS, 1810-1821 83
B Chust, 1999.
9 Bias, 1997.
10 Proposiciones r/ue hacen al Congreso Nacional tos diputados de América y Asia, Imprenta de Fran
cisco de Paula Peris, Madrid, 1811. Es de hacer notar que en la Colección del Diario de Sesiones de Cor
tes, reimpreso en 1870, no se encuentren registradas tales proposiciones.
Es de observar que estas reclamaciones autonomistas coincidieran con el conocimiento en
Cádiz de la insurgencia de Miguel Hidalgo. Véase también las once proposiciones en Perez Guil-
hou, 1981.
11 Chust, 1999.
12 dsc, 9 de enero de 1811, p. 327.
84 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
te, Nettie Lee Benson. Es aquí donde la revolución hispana adquiere su total
dimensión transoceánica y, por tanto, una explicación más completa.
Fueron los diputados novohispanos quienes tomaron la iniciativa en el de
bate sobre la cuestión nacional americana, al constituir la mejor representa
ción del continente. Plantearon claramente la unión administrativa de Améri
ca a la Monarquía española como provincias, lo cual equivalía a mantener
niveles de administración autónomos, en los aspectos políticos, administrativos
económicos —libertad de comercio, de cultivo, de industria, etc.—. Si bien la
propuesta tenía precedentes —los planes del conde de Aranda entre otros—,
en esta ocasión la diferencia era cualitativa. No era una reformulación del Es
tado absolutista en política colonial lo que se dilucidaba ahora, sino la revolu
ción liberal. Lo importante, insistimos, es que esta revolución nació con di
mensiones, parámetros y problemática hispanos. Era la mayor parte del Estado
hispano lo que se pretendía reformar y, sobre todo, revolucionar. Otra cosa se
rán su resultado, sus contradicciones, su desenlace. Por eso, al intervenir Gu
ridi y Alcocer, un diputado por Tlaxcala, reclamaba molesto, de los peninsula
res la asunción de esta integración:
Es pues preciso calmar con ella los ánimos y abstenernos de aquellas expresiones
que pueden zaherirlos y que leerán en nuestros Diarios. Tal es decir fue ignoran
cia crasísima de lajunta central declarar á las Américas partes integrantes de la Mo
narquía, no pudiendo ser la parte mayor que el todo. La providencia fue sapientí
sima en lo político, y ningún error tiene en lo físico, pues no son partes de la
Península, sino de la Monarquía, que se compone de ésta y de aquélla.13
Resuba la pregunU: ¿Si América era una parte, España era otra, cómo se
organizaría el Esudo, quién tendría la soberanía, la represenUción? La legiti
midad en general no se cuestionó, era la del Rey. Pero Fernando VII, Rey, hi
jo, nieto de reyes absolutos, ¿acepuría esU igualdad que suponía la pérdida de
América como parte de su Patrimonio Real? Parecía difícil.14
18 de enero. El año, 1811. Se realizó la voución de esU primera propues-
u de los americanos. CincuenU y seis dipuudos vouron a favor, 64 en contra.
Más de 20 peninsulares eran partidarios de la proposición americana y prosi
guió el debate. La cuestión nacional americana apenas había empezado. Los
novohispanos tuvieron una sensación de fracaso, los peninsulares de incerti
dumbre. Agustín Argüelles se sinceraba en la Cámara:
17 Ibid., p. 1688.
18 Existen múltiples pruebas de que la mayor parte de los diputados no conocían el texto
constitucional no sólo porque la Comisión de Constitución avanzó solamente dos terceras partes
de la totalidad, sino porque muchos diputados sólo preparaban sus intervenciones a partir de los
artículos que se debatían. La excepción, clara, fueron Ramos Arizpe y Guridi y Alcocer. Ello que
da demostrado en las discusión de los artículos 22 y 29.
19 Ibid., p. 1688.
88 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
El Sr. Guridi y Alcocer dijo: que desde que fue individuo de la comisión de consti
tución en las cortes de España propuso se dijese que la soberanía reside radical
mente en la nación, para esplicar no sólo que la soberanía es inagenable e impres
criptible, sino el modo con que se halla en la nación, pues que esta conserva la raíz
de la soberanía, sin tener su ejercicio.23
24 Ibid., p. 1742.
25 Ibid., p. 1743.
FEDERALISMO AVANTLA LETTRE EN LAS CORTES HISPANAS, 1810-1821 91
[...] con que si se teme que el Rey ó sus Ministros influyan en las Cortes, siendo
éste un cuerpo tan numeroso, y cuyos individuos debemos suponer que están do
tados de grandes virtudes, ¡con cuánta más razón es de temer que los jefes de las
provincias, que representan parte del poder ejecutivo, hayan de influir poderosa
mente en los ayuntamientos!27
[...] los ayuntamientos son esencialmente subalternos del Poder ejecutivo: de ma
nera, que solo son un instrumento de éste [...] pero al mismo tiempo, para alejar
el que no se deslicen y propendan insensiblemente alfederalismo, como es su natural tenden
cia, se hace necesario ponerles el freno del jefe político, que, nombrado inmediatamente
por el Rey, los tenga á raya y conserve la unidad de acción en las medidas del go
bierno. Este es el remedio que la Constitución, pienso, intenta establecer para apartar elfe
deralismo, puesto que no hemos tratado deformar sino una Nación sola y única.'29
[...] y yo no veo cómo podrá esperarse que se admita con más, ni menos que se
defienda con energía una Constitución que, respecto de semejantes artículos, es
odiosísima, envidiosa de la justa igualdad que deben conservar las leyes, para
que todos, á proporción de su capacidad y de su mérito, aspiren á mejorar su
suerte.32
3U Sesión del 11 de octubre de 1811 sobre la creación de ayuntamientos en las Provincias In
ternas Orientales. En la discusión del proyecto constitucional, la comisión lo presentó con el nú
mero 308.
31 dsc, 11 de octubre de 1811, p. 2048.
32 Ibid., p. 2596.
FEDERALISMO AVANT LA LETTRE EN LAS CORTES HISPANAS, 1810-1821 95
Por último, hay que resaltar una propuesta, más que interesante, de Ra
mos Arizpe: la venta de tierras baldías y realengos por parte de los munici
pios.33 El objetivo de su enajenación era la conversión de estas tierras en pro
piedad privada pero, como en otras ocasiones importantes, la comisión de
Constitución dictaminó con el silencio.
El 12 de enero de 1812 se comenzó a discutir otro aspecto trascendental.
Al igual que los municipios, los americanos pretendieron utilizar las diputa
ciones provinciales para poner en marcha su autonomismo. Éstas se configu
raban como auténticas plataformas representativas y soberanas, con compe
tencias económicas, militares, sociales y educativas, capaces de desarrollar los
deseos y las aspiraciones del criollismo autonomista. El debate discurrió en
términos parecidos al de los artículos sobre los ayuntamientos. Ramos Arizpe
ya había presentado su “Memoria” sobre la organización de las Provincias
Orientales. Ésta serviría como base a la comisión de Constitución para redac
tar los puntos básicos de los artículos sobre la diputación provincial. Mas la di
ferencia entre la interpretación de los peninsulares y los americanos respec
to a la diputación era cualitativa. Mientras Ramos Arizpe y muchos de sus
compañeros americanos la reivindicaban con competencias autonomistas, los
peninsulares la proyectaban como instrumento administrativo centralizador
para controlar las veleidades autonomistas e incluso federalizantes de los mu
nicipios.
A nuestro modo de ver, la mayor parte de las interpretaciones de la histo
riografía española sobre el carácter centralista de la Constitución doceañista
y del liberalismo peninsular no explican satisfactoriamente el problema. Y si
lo mencionan, lo hacen desde una inmanente tendencia del liberalismo espa
ñol hacia el centralismo per se. El liberalismo peninsular fue marcadamente
centralista en los orígenes del Estado nacional debido a la oposición antagó
nica contra la dispersión de la organización administrativa de la Monarquía
absoluta, pero también por. la presión del autonomismo federalizante de los
novohispanos en unas Cortes que no eran peninsulares ni americanas, sino
hispanas.
Resumiremos los aspectos más trascendentes del tema que hemos tratado
en otro estudio.34 Al igual que los municipios, para las diputaciones se preveía
tjue el Jefe político, un funcionario de designación Real, fuera su presidente.
Éste fue el primer punto de disputa entre americanos y españoles. Benson35 ya
argumentó que el nombramiento de un Jefe político al frente de cada diputa
ción supuso que las competencias del virrey quedaran reducidas territorial
mente a una provincia y constreñidas políticamente por la diputación. Ramos
Arizpe emprendió un encendido discurso contra la competencia de supervi-
ss Ibid., p. 2601.
34 Chust, 1995.
35 Benson, 1955, p. 20.
96 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
sor del Jefe Superior y del intendente en la institución provincial pues consi
deraba a la diputación como el poder legislativo y soberano legítimo capaz de
respetar los intereses provinciales frente a los nacionales. Así, el diputado por
Coahuila interpretaba esta figura real como un control por parte del gobier
no central en cada una de las provincias del Estado y, aún más, como un con
trol del propio Monarca. Por eso provocó soberanamente a los liberales penin
sulares. Sus recelos hacia estos dos funcionarios, especialmente hacia el
primero, eran fundados y no ocultó su malestar:
Ahora bien: apliquemos estos tan liberales principios. ¿Podrá la prosperidad inte
rior de las provincias dejar de depender del impulso del Gobierno, teniendo éste
en la Diputación dos agentes inmediatos de grande influjo con voz y voto? Seria de
lito el pensarlo. ¿Dejará de tener ocasión el Gobierno por estos dos sus agentes de
subrogarse equivocadamente en lugar del interés personal? ¿Se hallará inmediato
interés que solo cabe en los vecinos de las provincias? Formándose esos cuerpos de
esos dos jefes con voto, ¿podrán llamarse formados por la elección libre de las pro
vincias, ó que en el fondo se merecerán la confianza que los demás individuos, y
tendrán esos conocimientos locales que se proclaman como necesarios para la
prosperidad interior?36
Cuba. Con todo, era ostensible la diferencia respecto a la península, que con
taba con 31.87
Pero la problemática no era sólo cuantitativa sino también cualitativa. Gu
ridi y Alcocer insistía, como ya lo había hecho en la cuestión municipal, en el
carácter soberano que la elección popular confería a los diputados provinciales:
En esta ocasión no estuvo solo. Leiva, que pasaba por defensor del centra
lismo y que manifestaba su oposición al “provincialismo”, confiaba en que las
diputaciones fueran las instituciones capaces de profundizar en el autonomis-
mo americano, sin necesidad de llegar a un federalismo.
La cuestión federal estaba planteada, una vez más, por los novohispanos.
Las reacciones de los liberales españoles bordearon en la violencia verbal. Así
volvió a surgir la imbricación que antes veíamos entre planteamientos federa
les y sentimientos antimonárquicos. La respuesta a las objeciones de los repre
sentantes americanos la hicieron los líderes del liberalismo español. El conde
de Toreno no ocultaba sus temores a que una descentralización, con base en
las diputaciones provinciales, condujera inevitablemente al federalismo prime
ro, y luego a la independencia:
Prescindo de si para una Monarquía tan extensa es el más adecuado; [el sistema
constitucional que se esta aprobando] ésta no es la cuestión, ni mi objeto el tratar
de ella. La comisión no ha intentado formar un federalismo, y siguiendo este rum
bo, en caso de dar facultades a las Cortes ordinarias, no deberían ser para aumen
tar su número, según quieren algunos señores, sino solamente para disminuirlo si
lo tuvieren por conveniente. Esto prescriben los principios, de los cuales es conve
niente no nos apartemos.59
57 Las provincias establecidas en la península tras el decreto de 23 de mayo de 1812 sobre di
putaciones eran las siguientes: Aragón, Asturias, Avila, Burgos, Cataluña, Córdoba, Cuenca, Extre
madura, Galicia, Granada, Guadalajara con Molina, Jaén, León, Madrid, La Mancha, Murcia, Na
varra, Palencia, las tres provincias vascas, Salamanca, Segovia, Sevilla, Soria, Toledo, Valencia,
Valladolid, Zamora, las islas Baleares y las islas Canarias.
58 dsc, 13 de enero de 1812, p. 2618.
59 Ibid., 12 de enero de 1812, p. 2608. Las cursivas son nuestras.
98 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
40 Ibid., p. 2618.
FEDERALISMO AVANT LA IETTRE EN LAS CORTES HISPANAS, 1810-1821 99
Ramos Arizpe se opuso al artículo desde otra perspectiva, puesto que la co
misión del proyecto lo había redactado de tal forma que dejaba a un contingen
te de ciudadanos fuera de la posibilidad de ser diputados provinciales al exigir
que sus rentas provinieran de “bienes raíces”, de la industria o del comercio. Es
tos ciudadanos eran los intelectuales orgánicos de la burguesía, encuadrados
sociológicamente dentro de las denominadas profesiones liberales. Ramos Ariz
pe pedía la eliminación de esa exigencia, ya que era una de las vías de acceso
político de abogados, médicos, letrados, profesores, etcétera.
El número de sesiones que celebrarían las diputaciones provinciales tam
bién fue motivo de discusión pues quedaron establecidas en noventa al año co
mo máximo. Ramos Arizpe lo cuestionó y puso en duda la viabilidad de todo
el proyecto de diputaciones si no se reformaba, ya que la consideraba una tra
ba de la comisión encaminada a impedir un desarrollo completo de la institu
ción provincial.41 El diputado por Coahuila presentó sus propuestas por escri
to; en ellas reclamaba que las sesiones se prolongaran al menos durante seis
meses, y en ello fue apoyado por Castillo, un aliado secular. No obstante, no
prosperó su propuesta.
Tras intensos y prolongados debates, la Constitución se sancionó en la pe
nínsula el 19 de marzo de 1812 y se juró en Nueva España el 30 de septiembre
del mismo año. Las celebraciones duraron más de una semana. Sin embargo,
el virrey Venegas bloqueó su aplicación en suelo novohispano, pues reducía su
poder a Jefe político de la provincia de México, con lo que su campo de acción
político-militar quedaba muy constreñido. Venegas suspendió la libertad de
prensa y anuló las elecciones municipales de noviembre de 1812, aduciendo
irregularidades cometidas. Además, encarceló a presuntos colaboradores de la
insurgencia, como el oidor Jacobo de Villaurrutia y el escritor y periodista Jo
sé Joaquín Fernández de Lizardi. Temeroso, Carlos María Bustamante, se refu
gió en las filas de la insurgencia. Ello no impidió que en las restantes provin
cias novohispanas se realizaran las elecciones. Venegas fue sustituido el 4 de
marzo de 1813 por el general Calleja, quien remprendió el proceso electoral
donde había quedado suspendido.
41 Ramos Arizpe explicó así su oposición a la Cámara: “El plan es bueno y sabio; pero estas
trabas y limitaciones que se ponen á la Diputación de que no tenga más que 90 sesiones, echa por
tierra el proyecto. Las gentes sensatas dirán que no hay talento en las Cortes para calcular y pro
curar el bien de la Nación en grande".
Ibid., 14 de enero de 1812, p. 2623.
100 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
José María Couto, José Antonio Cristo, Francisco Fagoaga, Manuel Gómez Pe
draza, José Francisco Guerra, José María Gutiérrez de Terán, José María Her
nández Rico, Francisco Molinos del Campo, Tomás Murphi, Andrés del Río,
Andrés Sabariegos y Eusebio Sánchez Reras; Valladolid de Michoacán, Antonio
María Fraga, Juan Nepomuceno Gómez Navarrete, José Mariano Michelena y
Antonio María Uraga; Nuevo Reino de León, Juan Bautista Valdés; Yucatán,
García Moreno, Manuel García Sosa, Juan López Constante y Lorenzo Zavala;
Chiapas, Fernando Antonio Dávila; Sonoray Sinaloa, Francisco Delgado y José
María Quirós y Millán; Oaxaca, Patricio López y José María Murguía; Puebla,
Ignacio Mora, José María Puchet y Félix Quío y Tehuanhuey; Tlaxcala, José Ma
riano Moreno; Nueva España, José María Montoyayjosé Miguel Ramos Arizpe.
Por lo que respecta a la problemática americana, las Cortes de 1820 comen
zaron con una propuesta similar a las de 1810. Los cubanos Benítez y Zayas
plantearon el 15 de julio de 1820 la desigual representación entre peninsulares
y americanos, ya que éstos sólo tenían 30 escaños, un tercio de la representación
que les correspondería. Pedían que se admitieran como diputados a aquellos
que lo habían sido en la legislatura de 1814 y que estuvieran en la península,
que no se sancionaran los decretos relativos a América mientras no estuvieran
al menos dos terceras partes de los diputados americanos y que se elaborara una
ley para proceder al nombramiento de suplentes. Otra vez se abordaba el tema
de la representación nacional. El escrito era categórico pues en su preámbulo
afirmaba que “las Cortes generales y ordinarias de la Nación no pueden decir
se legalmente constituidas faltando la representación de la América, que es par
te integrante y la mayor de la misma Nación”.42 La lectura de las propuestas
enervó los ánimos de los liberales peninsulares. Como en 1810 y 1811, los ame
ricanos pedían una igualdad de representación nacional, volviendo a la cues
tión nacional americana en las Cortes. Un mes después se oyeron en la Cámara
los mismos argumentos, de los liberales peninsulares, de la década anterior. In
tervino Miguel Cortés, diputado por Aragón:
La situación política de Méjico reclama la atención del Congreso, [...] Los esfuer
zos de los pueblos de América son iguales á los de la Península por su adhesión á la
Constitución; pero no sé si los esfuerzos de las autoridades entorpecerán los de los
pueblos hasta el punto de excitar una revolución donde no la hay ni la quieren.45
Dos reflexiones. Ramos Arizpe, con toda la razón, no confiaba en las actua
les autoridades peninsulares, todas ellas nombradas por un monarca que le ha
bía encarcelado durante seis años, había derogado su obra constitucional y ha
bía devuelto a Nueva España a su condición colonial. Esto no invalidaba, como
veremos, la confianza en la legislación y la Constitución redactada desde 1810.
Al contrario, era la que él y sus compañeros de diputación liberal, peninsula
res y americanos, habían logrado construir. Sin embargo, en estas primeras se
manas de legislatura, ¿estaría pensando ya en una propuesta autonomista más
allá de la planteada en 1810-1814? Durante los seis años de cárcel había teni
do tiempo para pensarlo.
Como segundo punto, hay que hacer hincapié en la nomenclatura em
pleada por este diputado. Para el Ramos Arizpe de 1820, Nueva España había
pasado a ser “Méjico”. Conociéndolo, no podía ser un desliz lingüístico; al con
trario, era una precisión conceptual. Se estaba fraguando un autonomismo di
ferente y un nacionalismo particular que ya no era el americano, que se singu
larizaba, cada vez más, con el mexicano. El término Nueva España hacía
referencia a tiempos coloniales, absolutistas y antiliberales. México reclamaba
44 Al respecto, Giraldo manifestaba que “siendo los individuos de que se compone el Con
greso todos Diputados de la Nación española indistintamente, y no de las respectivas provincias,
poco importaba que el Sr. Robira asistiese ya como Diputado de Valencia, ya como Diputado de
Cádiz, pues el hacer semejantes distinciones inducía en cierto modo al federalismo”, dsc, 5 de ju
lio de 1820, p. 9.
45 Ibid., 8 de septiembre de 1820, p. 893.
104 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
Esta medida, á mi juicio, que halla un apoyo en el modelo que le ofrece el depar
tamento de Hacienda, mejora y facilita en extremo la dirección y el pronto y buen
despacho de los negocios de Ultramar, evitando su complicación con los de la Pe
nínsula, y además los retrasos perjudiciales que nacen de no estar presentes ó in
mediatos los interesados de aquellas remotas provincias y estarlos los de estas.47
El Gobierno sabe, desde hace tiempo, que los rusos han fijado un establecimiento
marítimo, fortificado quizá con 100 cañones, en el puerto de Bodega, á 25 leguas
de distancia de San Francisco, última población de la Alta California. Este suceso
debe llamar demasiado la atención de las Cortes, si es que quieren conservar aque
llos países unidos á España.49 50
En lo antiguo solo podíamos temer los débiles ataques de algunas tribus de indios
vecinos; pero en el día, en que naciones civilizadas, emprendedoras y fuertes, y que
además están en su juventud, las rodean, debe mirarse esto con más considera-
• * 50
cion.
Por lo mismo debe llamarse mucho la atención de las Cortes el fomentar la pobla
ción cuanto sea posible hacia la línea de demarcación de los Estados-Unidos, por
que ella debe ser el antemural de Méjico.51
Pero el secretario de Hacienda hizo una petición. Arizpe debería tener, pa
ra ser capital de la diputación, un jefe político y un intendente “para que ten
ga [la diputación] todos sus elementos”. Recordemos que la capital de estos te
rritorios era Chihuahua, donde residía el mando político, económico y
también... militar. Hábil, muy hábil, Ramos Arizpe. “El pleito está ganado por
mi parte”, dijo éste, e inició su discurso. De prepotente podríamos considerar
lo. De ninguna manera, hacía tres días que se había aprobado la propuesta de
separación del mando militar de las intendencias que lo tenían vinculado, por
ve era sustituir al virrey Apodaca por un hombre que participara de los planes
autonomistas. Este no fue otro que Juan O’Donojú. Su nombramiento en fe
brero de 1821 fue otra de las piezas clave de la estrategia como encargado de
llevar a la practica todas las reformas que se estaban aprobando. Ramos Ariz
pe y los demás compañeros de diputación mexicanos sabían muy bien la im
portancia de tener en México autoridades de su confianza y conformes a sus
principios liberales y autonomistas. Por ello, Ramos Arizpe, cansado del entor
pecimiento que tanto en América como en la península se ponía al proyecto
autonomista americano, hastiado de ver cómo, reiteradamente, se frenaba la
aplicación de los decretos en América, estalló en la Cámara con toda una de
claración de intenciones:
tengamos el derecho de decir que es por ingratitud; pero que no pueda alegar nin
gún pretesto contra nosotros, y mas bien podamos nosotros llamar á los america
nos ingratos, que ellos á nosotros apellidarnos injustos.55
Y en eso... llegaron las noticias del Plan de Iguala a las Cortes el 4 de junio de
1821. Se suspendió la discusión prevista para ese día, para leer en la Cámara el
informe‘del virrey sobre los planes de Iturbide, derivados de los informes de
los comandantes de Puebla y Querétaro Ciríaco de Llano y Domingo Luaces,
respectivamente. El virrey dio a conocer el Plan y los hechos, demandó medi
das concretas y no escatimó calificativos peyorativos contra el ahora “traidor”
de la Monarquía:
Pero este jefe pérfido é ingrato, olvidado de sus deberes, y abusando del modo más
inaudito de la confianza que deposité en él, ha levantado las banderas de una nue
va revolución bajo de especiosos pretestos, divulgando unos planes quiméricos é
inconciliables con la dignidad, decoro é intereses de la Nación y del Rey.57
lena fue muy clarificador y categórico. Sin embargo, aunque admitió el triun
fo de las propuestas americanas en cuanto a la parte legislativa, resultó decep
cionante la puesta en práctica de los decretos y de la propia Constitución:
Por ello, abogaba por decretar medidas “radicales” como única solución a
los problemas que tenía el desarrollo de la Constitución, la elección de los di
putados en América, el sistema de suplencias y la representación nacional y
provincial. Esta “debía consistir en una medida que estableciese las bases de
una unión indisoluble y combinase intereses al parecer muy disímiles”.59
Pedía preparar un buque que llevara a México las medidas urgentes que
estudiaba una comisión del Congreso. Navarrete apoyó a Michelena. Evocan
do su trato personal con Iturbide, relató pormenorizadamente las causas de la
sublevación. La estrategia estaba definida: conseguir medidas “radicales” ante
una situación extrema y comunicarlas urgentemente a México para, con ello,
pacificarlo. Al decir de Navarrete:
Y yo aseguro que con solo que se les diga esto suspenderán sus procedimientos,
que no llevan por objeto la independencia absoluta, ni son efecto de un espíritu
de orgullo ni de venganza de lo pasado; no, Señor: lo que quieren es lo que los es
pañoles han querido, que es su felicidad. ¿Qué es lo que quisieron los españoles?
¿Qué es lo que se propuso el Sr. Quiroga? Dijo: el Rey, mal aconsejado, nos ha des
truido el sistema constitucional, y con el nos ha quitado nuestra libertad y nuestra
felicidad; pues vamos a recobrarle. Esto mismo dicen los americanos; pero es ne
cesario que se observe y ponga en planta la Constitución, porque si no, los Dipu
tados no vendrán, y se disolverá, y acabará todo.60
58 Idem.
59 Idem.
60 dsc, 4 de junio de 1821, p. 2048.
FEDERALISMO AVANT LA LETTRE EN LAS CORTES HISPANAS, 1810-1821 111
¿Cómo pueden los diputados de Nueva España, por ejemplo, dar leyes á provincias
que no conocen ni han visto, ni saben sus costumbres, sus virtudes, sus vicios, sus
usos, sus preocupaciones, su situación, las relaciones que tienen ó pueden tener,
ni el carácter de sus habitantes?61
¿pueden los americanos apetecer un sistema de gobierno mas liberal, mas bien
constituido, mas económico, mas análogo á las ideas del siglo y al genio america
no? Parece que no se puede perfeccionar mas una monarquía moderada.62
Por el hecho de arreglarse Nueva España bajo el plan que deseamos, queda en ap
titud para desplegar todos sus recursos sin el menor embarazo, y para caminar al
alto grado de prosperidad de que es susceptible; no queda expuesta á las convul
siones de una república, y aparece precavida por todos los medios imaginables de
los avances de un poder ejecutivo, que teniendo sobre sí la censura del rey y en ca
so preciso también de las Cortes, no puede durar sino en tanto que sea bueno.63
Por estas razones, pues, debe creerse que los americanos tendrán un interés por
conservar esta clase de gobierno: no es esta una mera teoría: á la vista del congre
so está el ejemplar del Canadá, que teniendo en su mano ligarse con los Estados
Unidos, no lo ha intentado, porque ha juzgado mejor el gobierno de que ahora
tratamos, aunque no lo posee en tanta perfección como aquí se propone: los mis
mos Estados Unidos no se hubieran separado de la metrópoli, si esta no los hubie
ra atacado injustamente en los derechos que aquí se aseguran á las Américas.64
nían que hubiera tres secciones de las Cortes en América, una en Nueva Espa
ña, incluidas las provincias internas y Guatemala, una segunda en el reino de
Nueva Granada y las provincias de Tierra Firme y una tercera en Perú, Buenos
Aires y Chile. Las capitales donde se reunirían serían México, Santa Fe y Lima,
tendrían las mismas competencias que las Cortes generales y sus diputados las
mismas competencias y las mismas facultades que las generales en su territorio,
a excepción de la política exterior. Yjunto al poder Legislativo, la propuesta
consideraba la creación de un poder Ejecutivo que actuara por delegación del
Rey en “un sugeto nombrado libremente por S.M. Entre los más distinguidos
por sus cualidades, sin que se excluyan las personas de la familia real”, se es
tablecerán cuatro ministerios —gobernación, hacienda, gracia y justicia, y
guerra y marina—, un tribunal supremo de justicia y un consejo de Estado en
cada una de las secciones. Por lo que hace a los aspectos económicos, se esta
blecían las reglas para que el comercio entre la península y América se consi
derara interior entre provincias de toda la monarquía, teniendo los mismos de
rechos los americanos que los peninsulares para ocupar los cargos públicos. La
Nueva España se comprometería a entregar en seis años 200 millones de rea
les para contribuir a pagar la deuda exterior, a contribuir con los gastos de la
Marina con 40 millones de reales anuales y a pagar toda la deuda pública con
traída en su territorio. Para dicho pago, el plan establecía que las rentas del Es
tado y las fincas de su territorio quedaran como hipoteca. Por lo que respecta
a las otras secciones, quedaba para un futuro próximo ponerse de acuerdo pa
ra el pago de las cantidades. Lo anterior prueba que el Plan estaba diseñado y
pensado por Michelena y los mexicanos, y que se extendió por pura estrategia
a los demás territorios americanos. Entre los mexicanos se encontraban Mi
chelena, Gómez Pedraza, Quirós y Millán, Uraga, Cortázar, Fagoaga, Zavala,
Gómez de Navarrete, Alamán, Quio Tecuanhuey y Ramos Arizpe. Sin embar
go, éste la retiró en el último momento.
Cuando apareció Ramos Arizpe en la cuestión, subió a la tribuna para pro
poner el 26 de junio un pliego de propuestas que, en síntesis, coincidían con
las presentadas por Michelena el día anterior, con algunas particularidades y
modificaciones. En primer lugar, y creemos importante el hecho, las 16 pro
puestas iban referidas exclusivamente a México. Es decir, Ramos Arizpe no las
vinculaba a un plan global para toda la América sino sólo al territorio mexica
no, llamándolo por este apelativo, en contraste con el anterior documento en
el que se mantenía Nueva España. No era la única diferencia de nomenclatu
ra. A Fernando VII le atribuyó el calificativo de “Rey de las Españas”. Desde Cá
diz, no se había vuelto a distinguir con ese título que hacía referencia a las di
versas particularidades dentro de la Monarquía. Una segunda diferencia, más
notoria, es que en el artículo 5o., Ramos Arizpe proponía que entre la delega
ción que asumiera el poder Ejecutivo se excluyera a los familiares de Fernan
do VII. Como se ve, éste no había olvidado los seis años de cárcel. Pero no só
lo era un resentimiento pretendido. Era una provocación. Ramos Arizpe sabía
114 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
muy bien que, en caso de aceptar el plan de Michelena, cosa hipotética, el Rey
nunca aceptaría un plan en que sus herederos no controlaran una América
constitucional. Ramos Arizpe planteaba ya los límites de la separación. ¿Traba
jaba ya en pos de una República federal mexicana? Estamos aún en 1821, pue
de ser que fuera así. Ramos Arizpe lo explicaba así:
1 Congreso. Sesión del 7 de marzo de 1823, /tetas Constitucionales, 1980, v, pp. 3-8.
2 Ibidem, pp. 4-7.
3 Existen muchas obras sobre este periodo. Una buena síntesis y análisis del Imperio de Itur-
bide se puede encontrar en: anna, 1990.
115
116 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
México 29 19 20 21
Jalisco 10 7 8 7
Puebla 13 9 15 17
Michoacán 13 8 5 5
Oaxaca 10 7 9 9
Yucatán - 7 3 6
Guanajuato 6 3 8 7
San Luis Potosí 1 2 3 3
Veracruz 6 5 3 3
Zacatecas . 3 4 4 4
Querétaro 1 1 3 2
Nueva Vizcaya 5 10 - -
Durango - - 2 2
Chihuahua - - 2 2
Tamaulipas 1 1 1 1
Tlaxcala 1 1 1 1
Colima - - 1 1
Nuevo México - - 1 1
Baja California - 1 - 1
Alta California - 1 1 -
Coahuila - 1 1 -
Texas - 1 1 -
Coahuila y Texas - - - 2
Sonora y Sinaloa - 3 - 4
Sonora - - 1 -
Sinaloa - - 1 —
Nuevo León - 1 1 1
El Sur - - 1 -
Tabasco - - 1 -
Chiapas - 3 - -
Guatemala - 10 - -
Totales 99 105 97 100
Fuente: Actas Constitucionales Mexicanas (1821-1824).
En su cuna se manifestó desde luego el espíritu de que estaban animados los parti
dos. Se nombró presidente a D. Hipólito Odoardo, uno de losjefes de la oposición,
y de los más obstinados enemigos de Iturbide. Odoardo era ministro de la audien
cia, de algunos conocimientos en jurisprudencia, y con pretensiones de hombre de
profundo saber en política; [...] Aquello era ya mucho para el congreso, cuya ma
yor parte se componía de abogados medianos, de estudiantes sin carrera, de mili-
Iturbidistas: Toribio González, Martínez de los Ríos, Miguel Guridi y Alcocer, Manuel Gutié
rrez y Pedro Celis.
Republicanos: Servando Teresa de Mier, Carlos María de Bustamante, Valentín Gómez Fa
rías, Prisciliano Sánchez, Francisco García, Lorenzo de Zavala e Ignacio Godoy.
12 Instalación del Congreso, 24 de febrero de 1822, Actas Constitucionales, 1980, II, pp. 8-9. Las
cursivas son mías.
120 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
tares sin muchas luces, y de clérigos canonistas y teólogos. Muy pocos eran los que
podían decir con exactitud que poseían conocimientos en algún ramo.
VACÍO DE PODER
Que una vez hecho el reconocimiento del expresado cuerpo, como en el que resi
de la representación nacional, por lajunta de Puebla y tropas adheridas a la Acta
de Casa Mata, cesó el motivo de la división que por desgracia experimentamos por
algunos días, y la razón también porque S.M.I. conservó a su inmediación y fuera
de la corte las tropas que quisieron seguirle; ya la persona del Emperador, ni la in
vestidura que la nación le concedió no deben ser un obstáculo ni un pretexto pa
ra realizar los planes que se crean más convenientes a la felicidad de la patria y a
sus mayores progresos.17
16 “Firmeza de los poblanos con la Comisión de México”, México, marzo 21 de 1823, en Bus
tamante, 1981,1.1, vol. 1, pp. 196-199. La resolución fue firmada por el Marqués de Vivanco, en pri
mer término. Negrete y Echávarri no firmaron so pretexto de que iban a alcanzar a sus divisiones.
17 Secretaría de Relaciones.- Excmos. Sres diputados del Soberano Congreso, México 20 de
marzo de 1823, en Bocanegra, 1982, i, pp. 194-195.
IR Congreso. Sesión del 29 de marzo de 1823, Actas Constitucionales, 1980, V, pp. 84-92.
122 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
mayo de 1822; que delegaba el Poder Ejecutivo en tres personas que se alter
narían en el poder cada mes según el orden de su nombramiento; y que el 31
nombraría a los generales Nicolás Bravo, Guadalupe Victoria y Pedro Celesti
no Negrete miembros del Supremo Poder Ejecutivo; el 1 de abril nombró su
plentes para este poder a Mariano Michelena y Miguel Domínguez.19
Una vez nombrado el gobierno, tocaba al Congreso tomar en considera
ción la abdicación de Iturbide del 20 de marzo. Para tal efecto, el Congreso
nombró una comisión para abrir dictamen, formada por Becerra, Osores, Es
pinosa, Horbegoso, Zavala, Múzquiz, Castro y Herrera. La comisión presentó
su dictamen de ocho artículos el 7 de abril. Por los tres primeros se declaraba
la coronación de Iturbide como obra de violencia y de la fuerza, y de derecho
nula; de consiguiente declaraba ilegales todos los actos emanados del empera
dor, y sujetos a confirmación del Congreso; en consecuencia, no se podría dis
cutir sobre la abdicación. Por los cuatro artículos siguientes se determinaba la
salida de Iturbide, bajo qué condiciones y tratamiento hacia su persona; el ar
tículo 8o., declaraba que no podía ligarse a la nación mexicana a ninguna ley
o tratado y en consecuencia consideraba no subsistentes el Plan de Iguala y los
Tratados de Córdoba, quedando la nación en absoluta libertad para constituir
se en la forma de gobierno que quisiera.20
La discusión dio lugar a dos decretos: uno sobre la nulidad de la corona
ción de Iturbide y otro sobre la insubsistencia del Plan de Iguala y los Tratados
de Córdoba. Al primer decreto se agregó que también se declaraban nulos la
sucesión hereditaria y los títulos emanados de la coronación. En el segundo se
especificaba que no subsistirían el Plan de Iguala, los Tratados de Córdoba ni
el decreto del 24 de febrero de 1822, en lo que se refería a la forma de gobier
no que establecían ni en los llamamientos a la corona; por un segundo artícu
lo quedaban vigentes las tres garantías y demás disposiciones de los tres docu
mentos anteriores, que no se opusieran a la libertad de la nación para
constituirse como lo deseara.21
Los dos decretos del 8 de abril de 1823 fueron un triunfo para el partido
republicano. Los borbonistas fueron rebasados con la insubsistencia del Plan
de Iguala, los Tratados de Córdoba y el decreto del 24 de febrero de 1822, obli
gándolos a recomponer su situación política bajo los principios republicanos.
Los iturbidistas permanecerían realineados con los republicanos federalistas,
ligados al movimiento por la autonomía de las provincias, que además del im
pulso propio contarían con un nuevo apoyo arrollador.
SOBERANÍA Y PODERES
22 Congreso. Sesión del 30 de marzo de 1823, en Actas Constitucionales, 1980, V, pp. 101-105.
124 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
Josefina Zoraida Vázquez señala dos aspectos de tensión entre las provincias
y el centro, expresadas en el Plan de Casa Mata: el intento de Iturbide por
establecer impuestos directos e imponer préstamos forzosos, y el carácter
corporativo que habían adquirido las elecciones, lo que hacía temer a las
provincias la tiranía del centro. Según la autora, el Plan de Casa Mata resol
vía el problema de la soberanía al declarar que: “reside esencialmente en la
nación”.26 (Copia literal de la primera parte del artículo 3o. de la Constitu
ción gaditana).
El artículo 9o. del Plan abría la puerta al decir que: “En el ínterin contes
ta el Supremo Gobierno de lo acordado por el Ejército, la Diputación provin
cial de esta Provincia, será la que delibere en la parte administrativa si aquella
resolución fuese de acuerdo con la opinión”.27 La respuesta del gobierno al
25 Decreto sobre Convocatoria, México 21 de mayo de 1823; Decreto sobre impresos alar
mantes, México, 31 de mayo de 1823; Decreto sobre arrestos por fama pública, México, 28 de
agosto de 1823; Decreto sobre facidtades extraordinarias, México, 2 de octubre de 1823; Ley.
Sobre Salteadores de caminos, México, 27 de septiembre de 1823. CL 425. Aguilar, 2000, pp.
78-94.
24 Decreto. Núm. 94. Formación del Supremo Tribunal Provisional de Justicia, México, 23 de
junio de 1823. CL 425. Las cursivas son mías.
25 Constitución de Cádiz. Artículo 171, en Tena Ramírez, 1981, p. 80.
26 Vázquez, 1993, pp. 18-19.
27 Acta de Casa Mata, en Bustamante, 1981,1.1, vol. 1, pp. 135-136. Existen diversas versiones
EL CONGRESO NACIONAL DE LA AUTONOMÍA DE LAS PROVINCIAS AL COMPROMISO FEDERAL 125
movimiento de Casa Mata fue muy débil y creó un vacío de poder entre febre
ro y abril de 1823, que fue ocupado por las diputaciones provinciales. El mis
mo enunciado de soberanía sugería que, a la falta de un gobierno central, el
poder regresaba a la sociedad, a sus órganos legítimos de representación: los
ayuntamientos y las diputaciones provinciales.28
Como señala Timothy Anna, el Plan de Casa Mata no fue un plan en con
tra de Iturbide ni del imperio. Como no era un plan contra el orden estable
cido, se propagó con gran rapidez. Ni los firmantes del Plan ni Iturbide capta
ron el impacto destructivo del artículo 9o.: “En febrero, fue aceptado por las
ciudades de Veracruz (el día primero), Oaxaca (el 8), Puebla (el 11), Toluca
(el 18), Querétaro y Guanajuato (el 23), y Guadalajara y la ciudad de México
(el 26). En Marzo lo aceptaron Zacatecas (el día primero), San Luis (el 2), Va
lladolid (el 3), las provincias de Yucatán y Campeche (el 4), Durango (el 5),
Saltillo (el 9), y la provincia de Nuevo Santander (el 10). La mayoría de las pro
vincias abolieron de inmediato los préstamos forzados de Iturbide, impuestos
especiales y papel moneda”.29
El Plan contenía una ambigüedad. El artículo primero daba a entender la
pronta reinstalación del Primer Constituyente, mientras que los artículos se
gundo y“tercero expresaban claramente la convocatoria y formación de uno
nuevo. Así el Congreso, al reunirse desde el 7 de marzo, enfrentaría el movi
miento de autonomía de las provincias y decidiría si finalmente constituía a la
nación o convocaba a un nuevo Congreso.
Una junta formada en Puebla por representantes del Ejército Libertador,
nombre adoptado por el ejército de Casa Mata, y autoridades locales descono
ció al Congreso el 7 de marzo y pidió a las provincias que enviaran represen
tantes a Puebla con el objeto de determinar la mejor manera de restablecer la
representación nacional. Dos días después, la misma junta haría una manifes
tación expresa de este desconocimiento.30
Esto obligó al Congreso a enviar comisionados, como hemos visto ante
riormente, para convencer al Ejército y a los poblanos de que el Congreso es
taba constituido y actuaba con plena libertad. El resultado fue que la Junta de
Puebla aceptó reconocer al Congreso.31
Instalado legalmente el Congreso, el 2 de abril de 1823, nombró una comi
sión compuesta por Carlos María de Bustamante, Javier Bustamante, Mariano
del Plan de Casa Mata. En algunas, el artículo 9o. aparece como el 10o. y hay cambios notables co
mo en la versión de los Planes en la Nación Mexicana, donde en lugar de que la soberanía reside
esencialmente en la nación dice exclusivamente.
28 Vázquez, 1993, pp. 19 y ss.
29 anna, 1990, pp. 193-194.
30 Benson, 1980, pp. 118-119.
51 Vid. supra. La doctora Benson explica en su obra que existe confusión con respecto a las
tres juntas. Lo que queda claro es que no asistieron representantes de las provincias, aunque no
precisa si los miembros de las dos primeras son los mismos de la tercera.
126 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
40 Congreso. Sesión del 10 de junio de 1823, en Historia Parlamentaria, 1983, pp. 79-83.
41 Congreso. Sesión del 17 de junio de 1823, op. cit., pp. 135-138. Decreto. Bases para las elec
ciones del nuevo congreso, México, 17 de junio de 1823. CL 425.
42 “Exposición de la diputación provincial de Guadalajara a los habitantes del nuevo Estado
de Jalisco, y plan de gobierno provisional del mismo Estado”, en Bocanecra, 1892, i, pp. 260-267.
43 Decreto. Ampliación de atribuciones a las Diputaciones provinciales, México, 11 de julio
de 1823. CL 425.
EL CONGRESO NACIONAL DE LA AUTONOMÍA DE LAS PROVINCIAS AL COMPROMISO FEDERAL 129
FEDERACIÓN O DISOLUCIÓN
Congreso de 26%. Sin embargo, 70% del Congreso Constituyente votó a fa
vor del federalismo y, según Quinlan, al menos 50% de los diputados de ca
da región lo apoyaron. Esto explicaría por qué, no obstante el peso de los
estados de México y Puebla, el Congreso, en su mayoría, estuviera por el fe
deralismo.55
Los diputados reunidos en el Segundo Congreso Constituyente pertene
cían a la generación de hombres nacidos a finales del siglo xvm. De súbditos
del rey de España se habían convertido en ciudadanos mexicanos. Conocían
una amplia gama de autores y teorías políticas, que iban desde la filosofía po
lítica española tradicional hasta los planteamientos más novedosos del consti
tucionalismo liberal.56 La revisión minuciosa de las discusiones de este Congre
so despierta una fuerte impresión contra lo que frecuentemente se dice, pues
la principal obra de los constituyentes fue construir una nueva organización
política, sin romper con el pasado.
Al abrirse las sesiones del Segundo Congreso Constituyente, la situación
del país era alarmante. Los estados actuaban con plena autonomía. Algunos
habían organizado un gobierno interno, sin esperar la reunión del Congreso
y la Constitución correspondientes. Asimismo, el Poder Ejecutivo se había for
talecido, pero las ausencias de los propietarios causaban inestabilidad. Miche
lena gobernaba y Domínguez servía de comparsa. El partido iturbidista no es
taba muerto y sus principales agentes se refugiaban en Guadalajara al amparo
de Luis Quintanar y Anastasio Bustamante, lo que daba mayor impulso a las
pretensiones autonomistas de esta provincia. El único aspecto positivo en esta
borrasca era el pronunciamiento generalizado en la opinión pública, desde los
meses anteriores, en favor del sistema federal, como único medio capaz de
constituir a la nación y evitar el naufragio.57
En una situación tan conflictiva, el Congreso no podía cometer el mismo
error de su antecesor. La Comisión de Constitución formada por Ramos Ariz
pe, Arguelles, Mangino, Vargas y Huerta presentó el proyecto de Acto Consti
tutiva, en la sesión del 20 de noviembre de 1823.58 Este documento presenta
ba las bases o principios generales para constituir a la nación. La idea era que
rápidamente se pudiera contar con los principios para formar el nuevo siste
ma, sin tener que esperar a la discusión y sanción de toda la constitución. De
esta forma, la constitución podría discutirse con más calma, una vez que que
dara constituida la nación. Por lo tanto, algunos de los debates más importan
tes sobre el federalismo se dieron cuando el Congreso revisó el proyecto del
Acta Constitutiva, entre el 20 de noviembre de 1823 y el 31 de enero de 1824.59
a extensos votos y discursos, a favor y en contra, entre los que destacan el céle
bre del padre Mier, conocido posteriormente como la Profecía de la Federación.
A favor se dijo que la voluntad general estaba expresada por el federalis
mo, el cual traería ilustración al pueblo, según el ejemplo de los Estados Uni
dos. Al adoptar este sistema, las provincias remotas serían mejor atendidas y
desaparecerían todos los males del gobierno español centralizado, hasta llegar
a los grados más altos de la libertad. En contra, los diputados argumentaron
que no se podía pasar desde la opresión más ominosa hasta el grado más alto
de libertad. El federalismo iba a tener un efecto contrario al de los Estados
Unidos, los empleos aumentarían y el ejemplo de Colombia era muy ilustrati
vo de lo que podía pasar. Los mexicanos no tenían costumbres políticas para
un sistema tan perfecto y lo que estaba unido se iba a separar. Volvió a aflorar
el conflicto entre confederalistas y unionistas. Gómez Farías pidió: “que se con
siderase a las provincias como que están separadas y van a unirse, y no al con
trario, porque ciertamente no hay tal unión, falta un pacto fundamental”. Ca
yetano Ibarra contestó al primero: “que no se hallaba la nación en un estado
natural, como se había sostenido, porque existía el derecho de propiedad y
otros muchos, y todas las relaciones sociales que no pueden subsisitir en aquel
estado”. El 16 de diciembre se dio la votación: los términos república representa
tiva popular fueron aprobados por unanimidad; la palabra federal, con la oposi
ción de 10 diputados.67
Los artículos 7o. y 8o. estaban relacionados. Por el primero se enumera
ban los estados que integraban la federación y por el segundo se otorgaba al
Congreso facultad para formar nuevos estados. El problema territorial era bá
sico para definir con propiedad el sistema federal. En la discusión del artículo
7o. surgió un problema teórico importante: la comisión sólo proponía estados
de la federación, no consideraba los territorios. Si se admitía la figura jurídico-
política del territorio, el pacto federal no sería el resultado de la voluntad de
los estados para federarse o confederarse. En otras palabras, la existencia de
los territorios afirmaba la posición de quienes creían que la nación era ante
rior y prexistente a la federación. Sólo así podían existir entes políticos no so
beranos dentro de un sistema federal. Los confederalistas percibieron con cla
ridad esta situación, y tanto en esta discusión como en la de la Constitución se
opusieron a que hubiera muchos territorios. Según ellos, eso iba en perjuicio
del sistema federal y favorecía la centralización del poder.68
El problema teórico sobre los territorios volvió a aparecer cuando se dis
cutió en la Constitución cómo iban a estar representados en el Congreso Ge
neral. La comisión propuso que cada territorio nombrara para la Cámara de
Diputados un delegado que tuviera voz, pero no voto. El diputado Rejón dijo
que sólo los estados soberanos podían tener diputados, porque aquéllos eran
los que formaban la federación. Gómez Farías invocó el ejemplo de los Estados
Unidos para apoyar el dictamen, porque no se trataba de los derechos que se
debían a cada individuo en la sociedad, sino de los que correspondían a las
personas morales de que se componía la federación. En contra se dijo que los
territorios no merecían menor consideración sólo por haber cedido a la socie
dad una mayor suma de derechos que los estados. El diputado Ortiz de la To
rre, de Baja California, dijo: “que la razón de que los estados por serlo tienen
el derecho de elección, no es suficiente, pues en tiempo del gobierno español
y aun después de hecha la independencia, las provincias elegían sus diputados,
sin hallarse todavía en el rango de estado”.69 Los días siguientes continuó la
discusión. Cañedo afirmó que la unión federal era de estados y no de territo
rios y por tanto estos últimos no deberían tener diputados; insistió en la nece
sidad de seguir la pauta de los Estados Unidos y no meterse a compositores
cuando apenas sabían los signos de la música. El punto de vista contrario lo de
fendió el diputado Solórzano: “que residiendo la soberanía en toda la nación,
y siendo parte de ella los territorios, no se les debería negar el derecho de ejer
cer esa soberanía en la elección de sus representantes”.70 Triunfó la corriente
por la soberanía nacional. El Congreso aprobó dos nuevos artículos que susti
tuyeron al anterior. Se desechó el término de delegado y se aprobó que los te
rritorios con más de 40 000 habitantes nombraran un diputado con voz y voto
en la formación de las leyes y decretos y, si el territorio no alcanzaba esa pobla
ción, nombraría un diputado que tendría voz en todas las materias.71
El artículo 8o. permitió al Congreso modificar la división territorial del
país. El Constituyente hizo lo que pudo siguiendo los reclamos de las provin
cias para convertirse en nuevos estados o territorios. El 18 de noviembre de
1824, el Congreso sancionó el decreto sobre el Distrito Federal. Bustamante es
cribe sobre el particular: “En cuanto a la división de estados, se pulsaron tam
bién muchas dificultades, porque no teníamos la correspondiente estadística
de cada uno de ellos: así es_, que ignorábamos su población, sus rentas y recur
sos”.72 En el Anexo presento el proceso de formación de los estados y territo
rios entre noviembre de 1823 y diciembre de 1824.
¿Por qué Ramos Arizpe y la comisión llegaron a esta situación de com
promiso, que también se reflejará en la Constitución? En primer lugar, los es
tados autonomistas belicosos no habían sido todos, sino principalmente cua
tro: Jalisco, Zacatecas, Oaxaca y Yucatán; segundo, sus fines autonomistas
nunca llegaron a considerar un separatismo o la idea de la secesión; tercero,
el Segundo Congreso Constituyente había sido convocado bajo la fórmula de
Cádiz, única practicada en México, y que apuntaba a la unidad; cuarto, en el
Congreso los confederalistas eran sólo 26% del total y un buen número de fe
deralistas concebían el federalismo en términos más moderados; quinto, la
comisión tomó en cuenta las observaciones del gobierno, como explícita
mente lo manifiesta el preámbulo del Acta, y el gobierno estaba a favor de un
sistema unitario: Michelena y Bravo, que dominaron el Poder Ejecutivo, y los
ministros Lucas Alamán y Manuel Mier y Terán coincidían en sus puntos de
vista en favor del centralismo o de un federalismo moderado. Finalmente,
México no había sido reconocido como nación independiente, la amenaza
de España y la Santa Alianza eran reales y los iturbidistas no habían desapa
recido de la escena política.73
Este espíritu de conciliación entre la unidad nacional y la soberanía esta
tal se puede apreciar en un acontecimiento muy significativo. La Comisión ha
bía propuesto, en el artículo 15 del proyecto, la formación de un senado cons
tituyente, integrado por dos senadores de cada estado, para que revisara y
sancionara la Constitución.74 En la sesión del 2 de enero, “a propuesta de la
comisión se suspendió tratar del artículo 15 por haber manifestado que le era
preciso redactarlo y presentarlo de otro modo, y se pasó a la discusión del ar
tículo 16”.75 Nunca volvió a aparecer este artículo en la discusión. La idea de
trás de este senado constituyente sería seguramente la de dar más peso a los
estados en la sanción de la constitución, dado que en el Senado habría una re
presentación igual por cada estado, mientras que en el Congreso, muchos es
tados quedaban subrepresentados por su escasa población. Este artículo 15 se
ría un equivalente del séptimo de la Constitución estadunidense: “Bastará la
ratificación de las convenciones de nueve estados para que esta Constitución
quede establecida entre los que la ratifiquen”.76 Prevaleció la idea de la uni
dad gaditana y la sanción quedó reservada al mismo Segundo Congreso Cons
tituyente.
Diciembre y enero, los dos meses de discusión del Acta Constitutiva, fueron
de continuos sobresaltos para el gobierno y el Congreso. El 12 de diciembre
hubo una asonada en Querétaro; el 22, Echávarri en Puebla organizó un mo
vimiento para declarar estado a la provincia. El gobierno movilizó tropas al
mando de Manuel Gómez Pedraza y Vicente Guerrero para meter al orden a
los poblanos.77 También hubo una revolución en Cuernavaca en contra de los
españoles. El gobierno movilizó a Vicente Guerrero, nuevamente, para pacifi
car la zona. Finalmente, el 23 de enero hubo un levantamiento del general Jo
sé María Lobato, que conmocionó a la ciudad de México y a las autoridades.
7S Alamán, 1852, v, pp. 811-812; “Proyecto del Acta Constitutiva", en Bustamante, 1981, 1.1,
vol. 2, p. 193.
74 “Proyecto del Acta Constitutiva, art. 15”, en ibidem, p. 196.
75 Congreso. Sesión del 2 de enero de 1824. Acta Constitutiva, 1974, p. 436.
76 “Constitución de los Estados Unidos”, en Morris, 1986, p. 99.
77 “General Echávarri en Puebla. Acta de Federación del Estado libre de Puebla de los Án
geles", en Bocanegra, 1892, l, pp. 131-137.
EL CONGRESO NACIONAL DE LA AUTONOMÍA DE LAS PROVINCIAS AL COMPROMISO FEDERAL 137
Una de las principales presiones que sufrió el Constituyente fue, sin duda, la
amenaza latente de Iturbide. En la sesión del 15 de marzo, la comisión de le
gislación puso a discusión un dictamen en el que se pedía al gobierno averi
guar las causas y el objeto de Iturbide para viajar a Londres; también sugería
la suspensión del pago de la asignación económica decretada por el Congreso
anterior a favor de Iturbide.84 En la sesión del 17, el Congreso siguió discutien
do el decreto sobre suspender la pensión al héroe de Iguala. La discusión fue
intensa y es interesante observar que los principales defensores del libertador
fueron dos de los federalistas más radicales, ambos de Jalisco: Cañedo y Portu
gal. Este último dijo: “[...] no manchemos nuestra reputación republicana, ne
gando a D. Agustín de Iturbide, aunque haya dejado la Italia, esa ruindad, que
debemos ver como el único recurso que tiene para vivir y como una recompen
sa señalada a sus servicios”. Sin embargo el decreto fue aprobado por 36 votos
contra 33.85
El 3 de abril, la comisión integrada por Marín, Guerra, Vélez, Jiménez y
Rodríguez presentó al Congreso un nuevo dictamen sobre Iturbide, reducido
a dos artículos: “lo. Se declara traidor a D. Agustín de Iturbide siempre que se
presente en cualquiera punto de nuestro territorio; 2o. Igualmente se decla
ran traidores a la federación a cuantos cooperen directa o indirectamente por
escritos encomiásticos, o de cualquier otro modo a favorecer su regreso a la re
pública mexicana”.86 Los debates fueron vehementes. La oratoria ardiente de
Bustamante fue combustible propicio para desatar las pasiones: “Dormimos:
pero comenzamos a desperezar y a levantar la garra. Para que venga D. Agus
tín de Iturbide a restablecer su trono, pasará por muchas cabezas, y primero
por la mía”.87 Ese mismo día se votó el artículo lo. y así desaparecieron los de
fensores de Iturbide. Sólo Guridi y Alcocer y Martínez de Vea votaron en con
tra. Terminada la votación, los diputados Barbabosa y Paz propusieron que
después de la palabra traidor se añadiese y fuera de la ley. Zavala pidió que se ex
plicase el sentido de la adición. Barbabosa contestó que el estar fuera de la ley
significaba que no era necesario usar las fórmulas legales para aplicar la pena
al que se halla en aquel caso. El Congreso aprobó la adición.88 El artículo 2o.
fue modificado y el decreto fue sancionado por el Congreso hasta el 23 de
abril.89
84 Congreso. Sesión del 15 de marzo de 1824, Historia Parlamentaria Mexicana, 1983a, pp.
154-158.
85
Congreso. Sesión del 17 de marzo de 1824, en ibidem, pp. 162-167.
86
Congreso. Sesión del 3 de abril de 1824. Actas Constitucionales, 1980, vu: 38-39.
87 Idem.
88 Idem.
89
Decreto del 23 de abril de 1824. Proscripción de D. Agustín de Iturbie, Dubián y Lozano,
1876, i: p. 705.
EL CONGRESO NACIONAL: DE LA AUTONOMÍA DE LAS PROVINCIAS AL COMPROMISO FEDERAL 139
EL COMPROMISO FEDERAL
prestigio del general Washington, a quien se debía el éxito del ejecutivo unita
rio. Finalmente se aprobó el Ejecutivo depositado en una persona, pero con
fuertes restricciones.102
La Constitución depositó el Poder Ejecutivo en el presidente de los Estados
Unidos Mexicanos. También habría un vicepresidente para suplirlo. La elec
ción de ambos la realizarían las legislaturas de los estados a mayoría absoluta de
votos, y las calificaría la Cámara de Diputados. Si no alcanzaban la mayoría ab
soluta de votos, la elección la realizaría el Congreso votando por diputaciones.
Para ser presidente, se requería ser ciudadano mexicano por nacimiento, tener
35 años de edad y residir en el país. El presidente no podía reelegirse para el
periodo inmediato. Ambos durarían cuatro años en su cargo. El presidente po
día hacer propuestas de ley al Congreso y tenía el derecho de suspender la pu
blicación para hacer observaciones dentro de diez días hábiles, pero el Congre
so podía pasar sobre esta prerrogativa.103
La Constitución otorgó 21 atribuciones al presidente. La décima le permi
tía disponer de la fuerza armada y de la milicia activa para la seguridad interior
y la defensa del exterior. La undécima establecía la capacidad de disponer de
la milicia local para la seguridad interior y la defensa exterior de la Federación.
Sin embargo, el constituyente impuso la restricción de que, para recurrir a ella
fuera de sus respectivos estados o territorios, necesitaba el consentimiento del
Congreso General, el cual calificaría la fuerza que se utilizaría.104
La décima atribución fue atacada por los diputados confederalistas. Rejón
pidió que el Congreso aprobara previamente esta atribución. Juan Cayetano
Portugal opinó que hacía peligrar el sistema federal y los estados podían per
der su soberanía. Portugal expresó: “[...] debemos limitar la extensión de es
te terrible artículo, haciendo del congreso general un poder intermediario en
tre los estados y el presidente de la república, investido de la facultad de
disponer del ejército para la seguridad interior de la federación”. Bustamante,
dijo en contra que faltaría el secreto y habría demora cuando se necesitaba ac
tuar con prontitud.105 Los confederalistas perdieron la partida, pues los cons
tituyentes no admitieron la intervención del Congreso para este asunto.106
La Constitución señaló cinco restricciones a las facultades del presidente:
lo, mandar en persona al ejército, sin previo consentimiento del Congreso o
el Consejo en sus recesos, por el voto de las dos terceras partes de sus indivi
duos presentes y, cuando esto sucediera, el vicepresidente se haría cargo del
gobierno. 2o. Privar a ninguno de su libertad ni imponer pena alguna, pero
por la seguridad de la Federación podía efectuar arrestos, pero poniendo en
48 horas a los arrestados a disposición del tribunal o juez competente. 3o. Ocu
par la propiedad de ningún particular o corporación, y si fuera necesario por
el bien público, con la autorización del Senado, indemnizando debidamente
a los afectados. 4o. Impedir las elecciones. 5o. Salir de la República en su en
cargo y un año después.107
La acción del presidente se vería aún más reducida por la formación de un
Consejo de gobierno, vigente durante el receso del Congreso General y com
puesto por la mitad de los senadores, uno por cada estado. Una de las princi
pales funciones del Consejo sería hacer observaciones al presidente para el
mejor cumplimiento de la Constitución.108
El Congreso establecería el número de secretarios para el despacho de los
negocios del gobierno. El presidente nombraría libremente a los encargados.
Pero los artículos' 118 y 119 ponían nuevas restricciones al encargado del Eje
cutivo: todas las leyes y todos los decretos deberían firmarlos los encargados
del ramo correspondiente, sin lo cual no serían obedecidos, y los secretarios
eran responsables de los actos del presidente que autorizaran con su firma.109
El proyecto del Poder Judicial comenzaría a discutirse el 9 de agosto. El
debate no introduciría cambios esenciales en el documento que se convertiría
en el título V de la Constitución. El Poder Judicial residiría en una Suprema
Corte de Justicia, en los tribunales de circuito y en los juzgados de distrito. A
su vez, la Corte Suprema la integrarían once ministros distribuidos en tres sa
las y en un fiscal. Para ser ministro se necesitaba estar instruido en la ciencia
del derecho, tener 35 años, ser ciudadano mexicano por nacimiento o nacido
en cualquier parte de la América española con una vecindad de cinco años. La
Constitución disponía que las legislaturas de los estados eligieran a los indivi
duos de la Suprema Corte a mayoría absoluta de votos. El cargo era a perpe
tuidad y sólo podrían ser removidos de acuerdo con las leyes.110
En la discusión, varios diputados estuvieron en contra de la perpetuidad de
los ministros, de la edad requerida, que en el proyecto pedía 40 años, y de la
condición de ser abogados, como también lo disponía el proyecto. Otros con
gresistas estuvieron a favor de la elección de los ministros por parte del Poder
Ejecutivo. El Congreso aprobó la perpetuidad, pero con la posibilidad de re
mover del cargo a los ministros de acuerdo con las leyes. La edad causó contro
versia, pues el Constituyente desechó los 40 años y otra propuesta de 30 años,
quedándose con la edad de 35. Sobre ser abogados, unos diputados afirmaban
que era indispensable para el mejor acierto en las decisiones. Los confederalis
tas pensaban que el requisito no era necesario y bastaba ser versados en la cien
cia jurídica, ajuicio de las legislaturas. En el último punto, algunos diputados
111 Congreso. Sesiones de los días 9, 10, 11, 12, 16 y 18 de agosto de 1824; Constitución Fe
deral, 1974, pp. 644-666.
1,2 Arnoi.d, 1996, p. 26.
113 Artículos 137 y 138.
114 Artículos 145 y 147 a 154.
115 Barragán, 1978, p. 279.
EL CONGRESO NACIONAL: DE LA AUTONOMÍA DE LAS PROVINCIAS AL COMPROMISO FEDERAL 145
nes de los estados. Dos de ellas eran importantes para su relación con el gobier
no federal: organizar el gobierno y administración interior, sin oponerse a la
Constitución y Acta Constitutiva; y, guardar y hacer guardar la Constitución y
leyes generales de la unión y los tratados con las potencias extranjeras.116
El título VII determinaba la forma en que se debería observar, interpretar
y reformar la Constitución; el artículo 171 establecía que jamás se podían re
formar los artículos referentes a la libertad, independencia, religión, forma de
gobierno, libertad de imprenta y división de los poderes de la Federación y de
los estados.117
La Constitución de 1824 fue un documento de compromiso. Incorpora
ba la idea del federalismo norteamericano, en algunos aspectos, pero dentro
de una matriz de fuerte sabor gaditano. Había sido un producto neto de la si
tuación política de 1823 y 1824. Los gobiernos de los estados tendrían amplias
facultades en su organización interna y un juego político importante en la
elección de los poderes de la unión. El confederalismo no triunfó en el Cons
tituyente. Se impuso una mayoría en favor de un federalismo apoyado en la
unidad de la nación. La tradición de Cádiz hizo su trabajo. Finalmente, para
que no hubiera malos entendidos, el artículo 165 dispuso: “Sólo el congreso
general podrá resolver las dudas que ocurran sobre inteligencia de los artícu
los de la Constitución y del Acta Constitutiva”.118
COLONIZACIÓN
IGLESIA Y ESTADO
121 Congreso. Sesión del 30 de julio de 1824, Constitución Federal, 1974, pp. 602-603.
122 Congreso. Sesión del 5 de agosto de 1824, Ibidem, pp. 624-625. Ley. Decreto del 18 de
agosto de 1824, sobre colonización, Dubián y Lozano, 1876, i, pp. 712-713.
125 Congreso. Sesión del 17 de abril de 1823, Mateos, 1878, ii, p. 271.
124 Para un estudio detallado sobre el patronato puede consultarse: Reyes Heroles, 1974, i,
pp. 275-318; Pérez Memen, 1977, pp. 209-270.
125 Reyes Heroles, 1974,1: 278.
EL CONGRESO NACIONAL: DE LA AUTONOMÍA DE LAS PROVINCIAS AL COMPROMISO FEDERAL 147
artículo 110 señalaba como atribución del presidente, en contradicción con las
dos disposiciones anteriores: “Conceder el pase o retener los decretos concilia
res, bulas pontificias, breves y rescriptos, con consentimiento del congreso ge
neral, si contienen disposiciones generales; oyendo al senado, y en sus recesos
al consejo de gobierno, si se versaren sobre negocios particulares o gubernati
vos; y a la Corte Suprema de Justicia, si se hubieran expedido sobre asuntos
contenciosos”. La fracción III del artículo 137 prescribía como atribución de la
Suprema Corte de Justicia consultar sobre pasar o retener las bulas pontificias,
breves y rescriptos expedidos en asuntos contenciosos.130
El Congreso actuó con mucha prudencia al abordar el tema del patrona
to. Prueba de ello es que el proyecto sobre el Poder Legislativo, comenzado a
discutir el 1 de abril de 1824, no consideraba la fracción XII del artículo 50.
Fue hasta la sesión del 23 de septiembre, pocos días antes de sancionar la
Constitución, cuando se introdujo la adición de un buen número de artículos.
En consecuencia, dada la premura del tiempo, esta atribución del Congreso
en materia de patronato fue aprobada sin discusión.131
Pese a la tibieza del Congreso en esta materia, la Constitución expresaba
con claridad que el único autorizado para arreglar el patronato en todo el país
era el Congreso nacional y, de esta manera, los estados no debían intervenir en
los asuntos concernientes al patronato. Nuevamente, en lo formal, se había im
puesto la visión federalista basada en la unidad nacional, sobre el punto de vis
ta confederalista.
Sin embargo, una cosa era la ley y otra la realidad. Jalisco reclamaría el de
recho de ejercer el patronato en su territorio durante los últimos meses de
existencia del Congreso Constituyente. Otros estados seguirían los pasos de
Jalisco en los años posteriores. El artículo 7o. de la Constitución de Jalisco
otorgaba al gobierno del estado la facultad de dotar el culto. Esto trajo como
consecuencia un conflicto muy serio con las autoridades eclesiásticas que se
negaron a jurar la Constitución del estado, pidiendo al Congreso la deroga
ción del artículo 7o., aduciendo, entre otros argumentos, que era contrario al
Acta Constitutiva y a la Constitución Federal. La respuesta del Constituyente
fue de compromiso. El Congreso sancionó, en la sesión secreta extraordina
ria del 1 de diciembre de 1824, el siguiente decreto: “El artículo 7 de la Cons
titución del Estado de Jalisco debe entenderse sin perjuicio de la facultad 12a.
Del artículo 50 de la Constitución General de los Estados Unidos Mejicanos,
en cuyo sentido, sin protesta alguna aquel Venerable Cabildo prestará el jura
mento a dicha Constitución".132
130 Constitución de 1824, Artículos So., 154, 50 fracción XII, 110 fracciones XIII y XXI, 137
fracción III, en Tena Ramírez 1981, pp. 161-195.
131 Congreso. Sesiones del 1 de abril y 23 de septiembre de 1824, Actas Constitucionales,
1980, VIH, pp. 1-11; Constitución Federal de 1824. Crónicas, 1974, p. 783.
132 Congreso. Sesión secreta extraordinaria del 1 de diciembre de 1824, en Historia Parlamen
taria, 1982, p. 270.
EL CONGRESO NACIONAL: DE LA AUTONOMÍA DE LAS PROVINCIAS AL COMPROMISO FEDERAL 149
138 Decretos del 1, 4 y 23 de diciembre de 1824, Dublán y Lozano, 1876, i, pp. 746-763. Los
primeros ministros fueron: presidente, Miguel Domínguez, vicepresidente, Juan Ignacio Godoy y
por orden de antigüedad José Isidro Yáñez, Manuel de la Peña y Peña, Juan José Flores Alatorre,
Pedro Vélez, Juan Gómez Navarrete, Francisco Antonio Tarazo, José Joaquín Avilés, Antonio Me-
néndez, Juan Raz. Sólo Domínguez, Yáñez y Peña y Peña obtuvieron la mayoría absoluta de votos
de las legislaturas.
139 Bustamante, 1981, t. n p. 70.
140 Decreto del 16 de noviembre de 1824. Arreglo de la administración de la Hacienda Pú
blica. Decreto del 23 de diciembre de 1824. Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso
General, Dublán y Lozano, 1876, i, pp. 740-743 y 749-762.
141 Artículo 50, fracs. XVIII y XIX.
EL CONGRESO NACIONAL: DE LA AUTONOMÍA DE LAS PROVINCIAS AL COMPROMISO FEDERAL 151
cuencia, desde el mes de julio, el Congreso había tratado el tema. En esa oca
sión, todo comenzó con un ofrecimiento del gobierno de Querétaro para que
los poderes federales se instalaran en la ciudad del mismo nombre. Pocos
asuntos fueron debatidos con tanta pasión.
El 22 de julio, la comisión especial encargada para designar el lugar don
de debían residir los poderes federales presentó su dictamen. Este proponía
que el estado de Querétaro se convirtiera en el asiento de los poderes federa
les. El argumento básico del dictamen, admitiendo que no contaban con da
tos estadísticos, era proponer a Querétaro por ser el centro de la población del
país.142
El gobierno dio una opinión contraria por tres razones: carencia de dine
ro, que aunque lo hubiera había necesidades más urgentes por atender; Que
rétaro no era un lugar conveniente por no estar bien comunicado con el ex
terior; sería muy peligroso trasladar los poderes, cuando todavía se vivía en
crisis e inestabilidad. Por otra parte, los ejemplos de Francia e Inglaterra de
mostraban que no era necesaria la centralidad geográfica o poblacional.143 El
secretario de Hacienda expresó al Congreso que los archivos se perderían, que
México era el centro de los capitalistas a los cuales podía recurrir el gobierno
para una emergencia. También explicó que el principal recurso del gobierno
federal serían las aduanas marítimas, y desde Querétaro sería muy difícil con
trolarlas.144
Los confederalistas apoyaron el traslado. El diputado Vélez dijo que no se
necesitaba mucho dinero para el traslado, que la existencia de los capitalistas
y aristócratas que todo lo corrompen con el dinero era una razón en favor del
traslado. Vélez pensaba que habría más atención a la frontera norte, a las tri
bus bárbaras, a Texas y a los Estados Unidos. Querétaro, al decir de Vélez, com
binaba la centralidad entre población y territorio. La voluntad general estaba
expresada: Jalisco, Zacatecas lo querían, y el Estado de México deseaba que la
capital saliera de la ciudad de México. El diputado Vélez condimentó su dis
curso con las diatribas comunes hacia la ciudad de México: influjo funesto pa
ra la libertad, lugar de las intrigas y las facciones políticas y hábitos y costum
bres perniciosas de sus habitantes. O expresiones más fuertes como las que
recogió en un discurso vindicativo de la ciudad de México González Caralmu-
ro: “Babilonia de confusión, Sodoma que se consume en el fuego de sus pasio
nes".145
El discurso más interesante fue el del padre Mier. Él hizo una apología de
la ciudad de México. Criticó la nortemanía de los diputados. La ciudad de Mé
xico tenía el prestigio de 600 años de historia. Habló de sus recursos, atracti
142 Congreso. Sesión del 22 de julio de 1824, Actas Constitucionales, 1980, X, pp. 4-7.
143 Ibidem, pp. 8-16.
144 Ibidem, pp. 17-20.
145 Ibidem, pp. 20-35.
152 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
146 Congreso. Sesión del 23 de julio de 1824, Actas Constitucionales, 1980, x, p. 15.
147 Ibidem, pp. 34-37.
148 Congreso. Sesión del 30 de octubre de 1824, Historia Parlamentaria, 1982a, p. 313.
149 Decreto del 18 de noviembre de 1824. Se señala México con el distrito que se expresa pa
ra la residencia de los supremos poderes, Dublán y Lozano, 1876, i, p. 743.
150 Zavala, 1845, l, p. 237.
EL CONGRESO NACIONAL DE LA AUTONOMÍA DE LAS PROVINCIAS AL COMPROMISO FEDERAL 153
Federal y una ley posterior dispondría que las rentas del Distrito Federal per
tenecían a la Federación.151 Los confederalistas perdieron la lid cuando el
Congreso rechazó el traslado de los poderes. Sin darse cuenta, los diputados
del Estado de México cavaron su tumba cuando votaron en contra del trasla
do, pues seguramente no imaginaban que iban a perder a la codiciada ciudad.
El Congreso cerraría las sesiones el 24 de diciembre de 1824. El presiden
te del mismo, en una alocución dijo: “El congreso ha cumplido su importante
y sublime misión. Todo está consumado 152 Visiones contrarias de la épo
ca nos han quedado sobre este Constituyente: Bustamante anotó en su Diario:
“Viernes 24 de diciembre de 1824 (Buen Tiempo). Yo no hallo voces con que
mostrar mi júbilo al ver disuelta una corporación plagada de más de 30 hom
bres anarquistas, intrigantes, bajos, ignorantes y fanáticos [,..]”.153 Por el con
trario, el mejor comentario que podía recibir este Congreso lo dejó escrito Lu
cas Alamán: ‘Justo es decir, en elogio del constituyente, que de cuantos
congresos ha tenido la nación, no solo fue el único que hizo mucho en poco
tiempo, sino también que supuesta la base de federación que se vio obligado
a admitir, es el que ha obrado con más tino que el que han mostrado el que lo
precedió y los que le han seguido”.154
151 Decreto que declara que las rentas del Distrito Federal pertenecen a la Federación, Ro
mero,1870, p. 86.
152 Congreso. Sesión del 24 de diciembre de 1824, Historia Parlamentaria, 1982a, p. 474.
155 Bustamante, 1981, t. ii, p. 172.
154 Aiamán, 1852, v, p. 815.
154 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
Este trabajo reseña los acontecimientos políticos que tuvieron lugar en Yuca
tán entre la proclamación de la independencia en septiembre de 1821 y la san
ción de la primera constitución estatal en abril de 1825. Durante estos casi
cuatro años, en medio de dificultades y conflictos, se fijaron las bases que fun
daron el Estado Libre y Soberano de Yucatán como parte de la naciente Repú
blica Federal Mexicana.1 ¿Cuáles fueron los principales momentos de este
proceso? ¿Qué implicaciones tuvieron en la península la aceptación del Plan
de Casa Mata y del sistema republicano y federalista entre 1823 y 1825? ¿Cuá
les fueron las características específicas del modelo de unión federal que pro
pició Yucatán al momento de constituirse la federación?
La adopción del Plan de Casa Mata y el reconocimiento del Acta Constitu
tiva de la federación enfrentaron obstáculos en la península. El nacimiento del
estado yucateco y su integración a la federación estuvieron marcados por una
dimensión conflictiva, pese a que Yucatán fue una de las primeras provincias
del Imperio mexicano en declarar su adhesión al Plan, y en promover el fede
ralismo.2 Por ejemplo, desconoció la declaración de guerra a España de fines
de 1823, y objetó el Acta Constitutiva de 1824, convirtiéndose desde entonces
en un problema para las autoridades y para la representación política nacio
nal, por lo que su posición fue calificada por un contemporáneo como “cri
men de lesa federación”. Las raíces y razones de estos “crímenes” son la mate
ria de estas notas para analizar el modelo de federalismo que propiciaba el
gobierno de la península entre 1823 y 1825.
* Agradezco a los responsables del Proyecto de Rescate de Fuentes, Actas de Diputaciones
Provinciales, que se desarrolla en el Instituto de Investigaciones José María Luis Mora, y a la Direc
ción y coordinación de investigaciones de esa institución haberme facilitado el acceso a la consul
ta de las Actas de la Diputación de Yucatán, 1813-1821.
1 Historiadores regionales han estudiado ampliamente este periodo, pero desde otras pers
pectivas. Véase García Quíntamela, 1986. También la completa investigación de Campos García,
1999. Agradezco a Alicia Tecanhuey y a sus colegas de la Benemérita Universidad Autónoma de
Puebla haberme facilitado este documento.
2 Véanse Barraián y Barracan, 1978 y 1984; Benson, 1980, Vázquez, 1993. Se considera aquí que
el principio político que fundamenta el modelo confederacionalista es “la subordinación del órgano
central al poder de los estados”, según Lucio Levi, “Confederación”, en Bobrio, 1983, i; pp. 290-293.
155
156 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
Para la primera década del siglo xix, Yucatán se encontraba, como otros espa
cios de los reinos de España en América, en pleno proceso de cambio político,
económico y social. Las reformas borbónicas habían generado modificaciones
en la organización y la jerarquía administrativas, así como en las estructuras so
ciales y económicas, lo que agudizó los conflictos al interior de la provincia y
profundizó la apertura mercantil de la provincia.
Aunque la península gozaba de una situación privilegiada y estratégica,
también era vulnerable por sus costas abiertas al Caribe, su cercanía a Cuba, las
Antillas británicas y la península de la Florida,6 lo que la converü'a en zona fron
teriza y bastión frente a los ingleses introducidos temporalmente en Laguna de
Términos y Walix, razón de las funciones defensivas de Campeche y Bacalar.7
La gobernación de Yucatán se había convertido en 1786 en la Intendencia
de Mérida de Yucatán, dividida en tres provincias: Mérida, Campeche y Tabas
co.8 Tabasco contó con un gobernador propio, de manera que el intendente
gobernaba sólo de hecho Mérida y Campeche.9 Yucatán era además el núcleo
del Obispado de Yucatán, que abarcaba la provincia de Tabasco, y la del Petén-
Itzá.10 La intendencia, “con su población española amontonada en escasos
centros urbanos”, se dividió en quince partidos, y en 1789 contaba con 364 621
habitantes y, para 1806, con 388 752.11 Los más poblados eran: Mérida, Sierra
4 Véanse Barragán y Barragán, 1978, pp. 136, 202 y ss., y la crítica de Vázquez, 1993; p. 27.
5 Entre ellas: diarios de debates, acuerdos y actas de la Diputación provincial, de la legislatu
ra local y del Congreso nacional, correspondencia del gobierno peninsular, y de la secretaría de
relaciones interiores y exteriores del gobierno nacional, colecciones de leyes, folletos y panfletos.
6 Esta situación vulnerable fue advertida por los visitadores que envió José de Calvez en 1766.
Véase su informe en: Documentos para la historia de Yucatán, 1938, xl-xlv, pp. 27-29. Véase también
García Quintanilla, 1986, p. 166.
7 Klein, 1994, cuadro 4.11, pp. 124-125.
8 Tanck, 1998.
9 Pérez Mallaina-Bueno, 1978; pp. 5-6.
10 El Obispado de Yucatán, 1895, il, p. 957.
. 11 Farriss, 1992; p. 541. Según Campos García, 1999, p. 18.
158 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
Alta (Tekax y Ticul), Sierra Baja, Valladolid, Beneficios Altos y Beneficios Ba
jos, Camino Real Bajo y Camino Alto, Costa, y Tabasco.12 Entre 1680 y 1720,
Mérida había sido la única tesorería real en el área; después se crearon las de
Campeche y Tabasco y, en la década de 1770, la Del Carmen. La de Campeche
incrementó notablemente sus ingresos entre 1760 y 1809 (casi 50% respecto
de la de Acapulco).13
La ordenanza de intendentes confirmó como cabeza de la intendencia a
Mérida14 y asignó al gobernador-intendente la autoridad militar y política pro
vincial, debido a la situación militar estratégica de la península; también esta
bleció subdelegaciones con jurisdicción de hacienda, policía, guerra y justicia.
Esto, sumado a la creación de un Teniente de Rey en la ciudad de Campeche
en 1744, despojó a los alcaldes de los cabildos de Campeche, Mérida y Vallado-
lid de sus jurisdicciones de policía, justicia y defensa militar sobre la población
externa de las comarcas circundantes, ahora bajo control de los subdelegados,
y fraccionó el territorio que habían administrado.15
Esta nueva división administrativa no sólo tuvo un fuerte impacto en las ju
risdicciones de los cabildos mencionados y su control sobre la población indí
gena rural, sino también en las jerarquías y el funcionamiento de las repúbli
cas indígenas. La creación de las subdelegaciones significó que sus oficiales
—caciques o Batabs— responsables del gobierno indígena, por primera vez de
jaban de depender en México de un lejano virrey, pasando a rendir cuentas
ante agentes de la Corona que residían en sus propios pueblos y que les arre
bataban su jurisdicción judicial.16 Las jerarquías indígenas se deterioraron aún
más por causa de la competencia, entre las élites de los cabildos, los subdele
gados y el intendente, por el control jurisdiccional.17
Desde la segunda mitad del siglo xvm, estas reformas a la organización ad
ministrativa fueron de la mano de nuevas disposiciones sobre el comercio. En
1770 se extendió la libertad de comercio de 1765 a la península y en 1778
Campeche alcanzó categoría de “puerto menor”. En 1811, las Cortes abrieron
12 Para el primer dato, véase Pérez Malí aína Bueno, 1978; p. 22; para el segundo, Farriss,
1992, apéndice 1, pp. 594-596, basado en censos y padrones parroquiales. Las elecciones para las
Cortes de Cádiz, por otra parte, se realizaron sobre la base de una población de medio millón; sie
te diputados, uno por cada 70 000 habitantes. Pérez Mallaina Bueno, 1978; p. 23.
13 Klein, 1994, cuadro 4.1; pp. 90-91.
14 En octubre de 1777 se había otorgado a Campeche la categoría de ciudad. Sierra, 1998;
p. 58.
15 La creación del cargo de Teniente de Rey, que suplantaba al intendente en casos de vacan
cia, despojó al Ayuntamiento de Campeche de sus jurisdicciones de administración y justicia, pe
se a que éste solicitó que el nuevo cargo se entendiera sólo en lo militar. El gobierno municipal
de Campeche se restableció apenas en 1812, después de haberse jurado la constitución de Cádiz.
Véase Historia del Ayuntamiento, 1991, pp. 16-17.
16 Farriss, 1992, p. 542.
17 Patch, 1994, describe este proceso como la “competencia por las subdelegaciones". Véase
también Campos García, 1999, pp. 4-38, y Rugelev, s/f.
RAÍCES y RAZONES DEL FEDERALISMO PENINSULAR, 1821-1825 1 59
a Sisal como puerto menor, lo que originó conflictos con Campeche, que ve
nía siendo “la cabeza económica" de la península.
En el orden hacendario, los borbones dispusieron el envío de un situado
que desde México entregaba anualmente 150 000 pesos a la península para
que sufragara los gastos militares.18 Este situado llegó a la península entre 1793
y 1808, pero las autoridades locales continuaron reclamándolo como una ne
cesidad imperiosa todavía durante los inicios del periodo independiente, co
mo se verá.
Las reformas del periodo borbónico propiciaron la consolidación de las
élites mercantiles de la península, y el surgimiento de tendencias autonomis
tas en lo mercantil, que perduraron durante la primera mitad del siglo xix.19
Desde fines de la última década del siglo xvm, los comerciantes peninsulares
comenzaron a solicitar un consulado de comercio independiente del de Vera-
cruz, con sede en Mérida o en Campeche, reflejo de sus tendencias a la auto
nomía mercantil.20 Esta demanda fue una constante entre 1799 y 1818. Otros
ejemplos de autonomismo mercantil y político fueron las peticiones a Cortes
del diputado Miguel González Lastiri (8 de agosto de 1811) y el “Reglamento
de los derechos bajo los cuales debe hacerse el comercio libre de esta provin
cia de Yucatán con las potencias amigas y neutrales, adoptado por la Excma.
Diputación de ella y mandado a observar por el Sr. Intendente Jefe Superior
Político en decreto de 5 de abril de 1814, en el entretanto determina el gobier
no de la Nación”, ratificado en la metrópoli en 1817. Ambos documentos son
importantes, porque formulan planteamientos que las autoridades de la pe
nínsula presentarían unos años después como demandas ante las autoridades
de la naciente federación.
Lastiri presentó como diputado a Cortes un conjunto de peticiones que
permanecerían después de la independencia en la agenda de reclamos del go
bierno peninsular.21 Fueron notables sus peticiones contra los estancos, y a fa
vor del comercio libre y la apertura a la importación de productos, que poste
riormente en 1814 se concretarían en el mencionado “Reglamento por la libre
importación...”, documento que por sus disposiciones librecambistas sobre el
22 Este reglamento de 1814 autorizó la libre importación de harina de maíz y de trigo sin pa
go de derechos en barcos españoles cualquiera fuese su origen (lo que beneficiaba a la marina
campechana y a la cubana) y de harinas no españolas con un bajo derecho de introducción, y la li
bre importación de artículos extranjeros españolizados vía La Habana. Fijaba la libre exportación
de palo de tinte, que podría concurrir directamente a puertos británicos desde Yucatán. Según
García Quintanilla, 1986; pp. 175-176, además el reglamento fijó un impuesto diferencial de sali
da del palo para navios españoles y extranjeros, lo que satisfizo las presiones de la administración
real en Mérida, al mismo tiempo que a los comerciantes campechanos. Después de la independen
cia, estas demandas prosiguieron; por ejemplo: continuó pidiendo la excepción del estanco del ta
baco y, además, en julio de 1822 la diputación consiguió se le permitiera a Yucatán la libre impor
tación de harinas por el lapso de dos años. Decreto de 11 de julio de 1822, Congreso nacional, LAF.
425. También University of Texas at Auslin-Yúcatecan Documents (en adelante uta-yd), Rollo 7, Co
lonial Diputaciones Provinciales, volumen i, exp. 15, 9 de noviembre de 1820, “Exposición que ha
ce la diputación provincial sobre los inconvenientes de reponer el abolido estanco del Tabaco”.
23 Afrmímrtj de estadística... gobierno de Yucatán, 1827; Ibarra, 1998; pp. 350-365. Véase Patch,
1985, especialmente el cuadro, p. 38, donde muestra cómo en Campeche predominó la agricul
tura del maíz, arroz y caña de azúcar, mientras en los partidos cercanos a Mérida se expandió la
hacienda ganadera, cuyo principal motor era la demanda externa, principalmente de Cuba. Tam
bién Gúemez Pineda, 1991 y 1994.
24 Campos García, 1999, i, p. 83^
RAÍCES YRAZONES DEL FEDERALISMO PENINSULAR, 1821-1825 1 61
tes en su mayoría de Jamaica.25 Los debates sobre este asunto ilustran la diferen
te percepción que tenían los comerciantes de Mérida y de Campeche sobre los
intereses mercantiles de la economía peninsular pero, además, esta discusión so
bre el comercio de telas adquiere una significación notable si se mira desde una
perspectiva política.26 Primero, la Diputación discutió la posibilidad de suspen
der la aplicación de la orden real mientras las Cortes no dispusieran otra cosa, ac
tuando así como un filtro de las decisiones reales, para atender las necesidades y
conveniencias de la península.27 Segundo, resaltan los aspectos de continuidad
entre estas demandas de autonomía mercantil con las mantenidas durante 1823
y 1824: las demandas por las “libertades territoriales” se fueron convirtiendo en
el sustrato de una cultura política articulada en torno a la defensa de la sobera
nía territorial y de la autonomía política, administrativa, fiscal y militar.28
LA INDEPENDENCIA EN LA PENÍNSULA
por lo que se creó una comisión para estudiar “la extensión que se daría a esta
facultad administrativa”.59
Para el 25 de abril, la Diputación acordó condiciones para reconocer al go
bierno provisional: que se convocara a un nuevo congreso constituyente y que
no se nombrara ningún empleado federal antes de la sanción de una constitu
ción. Además, declaró a Yucatán en “estado de naturaleza”, lo que implicaba
una afirmación de soberanía. Estas resoluciones revivieron los conflictos con
el Ayuntamiento de Campeche, a la sazón conformado por grupos iturbidistas,
el cual cuestionó las amplias funciones que se había adjudicado la Diputación,
así como sus críticas contra el Congreso nacional.60
El 29 de mayo de 1823, en reunión conjunta extraordinaria de notables lo
cales, cuerpos mercantiles, eclesiásticos y militares de Mérida, la Diputación y
el Ayuntamiento de esa ciudad analizaron la propuesta de la Comisión de es
tablecer un cuerpo colegiado ejecutivo, elegido popularmente bajo las dispo
siciones de Cádiz, que convocara un congreso provincial constituyente y ejer
ciera interinamente el gobierno. El diputado por Campeche, Miguel Duque
de Estrada y Crespi, se opuso amparado por el Plan de Casa Mata, y se retiró.61
Sin representación de Campeche, se nombró una Junta Provisional Guberna
tiva integrada por Tiburcio López, Pablo Lanz, Francisco Fació, Simón Ortega
y Raimundo Pérez, quienes juraron “sostener la república federada de esta
provincia, sin permitir en ella otra forma de gobierno”.62 Así, la reunión de 29
de mayo acabó fundando un estado independiente.63 No hubo entonces ma
yor discusión sobre el significado de tales declaraciones. Campeche mantuvo
su oposición a lajunta y a las condiciones fijadas para reconocer al gobierno
en México, con lo que se sentaron las bases para un nuevo cisma administrati
vo en la península.64
Lajunta Provisional fue investida ese mismo 29 de mayo con funciones ad
ministrativas, y obligada a convocar a elecciones para un congreso constituyen
59 Ancona, 1879, m; pp. 266-267. Esta comisión estuvo integrada por Pedro Almeida, Pablo
Moreno, Manuel Carvajal, Manuel García Sosa y Juan de Dios Cosgaya. Véase Actas Constituciona-
les Mexicanas, 1981, vill. Introducción de Juan Barragán, p. xxxi.
60 agn, Gobernación, S/S, 5974, 41, f. 90 y 92, “Acta del Ayuntamiento de Campeche, 5 de
mayo de 1823”. Sobre la desafección de los campechanos a la República, véase nota 104.
01 agn, Gobernación S/S,'43, 9, f. 134-141, “Viva la República federada de Yucatán. Acta de
lajunta General de las corporaciones, autoridades, Jefes y Electores de Partido, 29-30 de mayo de
1823”; Gobernación, S/S, 44, 22, f. 1.
62 Ancona, 1879, iii, p. 279.
63 Ibid., p. 269. El dictamen se fundamentó así: “Yucatán se había adherido al Imperio por un
acto espontáneo de su voluntad, tenía entonces el indisputable derecho de apartarse de él, cuan
do se disolvía [...] era conveniente que la provincia tuviera un gobierno emanado del sufragio po
pular, que pudiese ejercer los derechos de soberanía en las circunstancias difíciles que atravesaba
el país”.
M agn, Gobernación S/S, 59/4, 41, f. 88-91v, “El Ayuntamiento de Campeche se pronuncia
sobre las disposiciones de la diputación provincial en Mérida de 27 de abril", 5/5/1823.
168 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
65 Actas constitucionales mexicanas, 1981, vm, p. xxxi. Según este autor, lajunta habría sido el
30 de mayo y no el 29.
66 “Informe del Presidente de lajunta electoral de provincia, 28 de julio de 1823”. En: Ma
nifiesto... Yucatán, 1824, Anexo núm. 3; pp. 8-10.
67 “Acta de la sesión Extraordinaria de la Excma. Diputación Provincial, 29 de mayo de
1823". En: Manifiesto... Yucatán, 1824, Anexo 2; p. 1; “Viva la República Federada de Yucatán. Ac
ta de lajunta General de las Corporaciones, Autoridades, Jefes y Electores de partido, 29 de ma
yo de 1823, Mérida”, agn, Gobernación, 43, 9.
68 Manifiesto... Yucatán, 1824, A. núm. 2; p. 6 (cursivas mías).
69 agn, Gobernación, 43, 9, f. 6-7.
RAÍCES YRAZONES DEL FEDERALISMO PENINSULAR, 1821-1825 1 69
¿Qué significaba esta demanda de “pactos de absoluta justicia con los de
más estados independientes? ¿Qué implicaba “confederarse” para el Congre
so yucateco? ¿En qué consistía la defensa de la soberanía del estado de Yuca
tán? ¿Cómo la afectaba la pugna de las soberanías dispersas en ese territorio?
Para entender estas posiciones, es necesario explorar los primeros pasos del
gobierno estatal, revisar la coyuntura en que se planteó el cisma entre Campe
che y Mérida durante 1824, y acercarse a las polémicas entre las autoridades
yucatecas y el Congreso nacional.
70 Los diputados de este Primer Congreso estatal fueron: Francisco Genaro de Cicero, José
Felipe de Estrada, Perfecto Sáinz de Baranda, Pedro Manuel de Regil, Agustín López de Llergo,
Miguel de Errazquín y Joaquín García Rejón, Miguel Duque de Estrada (según la fuente, “todos
ellos de Campeche”), y los emeritensesjosé Tiburcio López Constante, Eusebio Antonio Villamil,
Pedrojosé Guzmán, José Ignacio Cervera, Manuel José Milanés, Pablo Moreno, Juan de Dios Cos-
gaya, Manuel Jiménez Solís, José Ignacio Cáceres, Pedro Almeida, Pedro de Souza, Juan Nepomu-
ceno Rivas, Manuel Rodríguez de León, Juan Evangelista de Echánove y Rocha, José Antonio Gar
cía, José María Quiñones, Pablo Oropeza y José Francisco de Cicero. De Cicero y Oropeza
aparecen en un informe de 1823 como suplentes, junto con José Felipe Capetillo, Benito Aznar,
Nicolás Caravallo, Joaquín Ruiz de León, yjuan Pablo Talavera. Véanse El Congreso del Estado...",
1990, p, 2, e “Informe del C. Presidente de lajunta electoral de provincia y de los electores de par
tido”, 28 de julio de 1823. En: Manifiesto... Yucatán, 1824, Anexo 3.
71 El Congreso del Estado..., 1991; p. 5, Lanz, 1905; p. 168. En febrero 19 se suprimió la jefatu
ra política, y el 5 de marzo, la Diputación. Sin embargo, no se ha logrado encontrar información
sobre las actividades de la diputación durante los seis meses que coexistió con la legislatura. Enci
clopedia Yucatanense..., 1947, tu; p. 439.
72 Manifiesto... FucaZán, 1824, Anexo núm. 2, 27/8/1823.
170 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
En febrero de 1824 se inició un conflicto muy grave entre las autoridades del
recién creado estado en Mérida y el Ayuntamiento de Campeche, que afectó
no sólo el orden y la estabilidad internos, sino también las relaciones con el go
bierno provisional y el Congreso nacional. Los detonantes fueron la declara
ción de guerra a España, que afectaba de forma diferencial a las élites de Mé
rida y Campeche (8 de octubre de 1823), y la publicación del Acta Constitutiva
(31 de enero de 1824), la cual fijaba las bases para la conformación de una
unión federal y subordinaba la aprobación de las constituciones estatales a la
proclamación y sanción de una constitución nacional.73 A partir de mediados
de febrero de 1824, el cisma administrativo alcanzó incluso el enfrentamiento
militar. No sólo era un asunto interno, pues la política interna y las relaciones
con el gobierno nacional eran dos polos del conflicto que se retroalimenta-
ban: estaban enjuego las soberanías dispersas en el territorio provincial, así co
mo la articulación entre las esferas del poder estatal y federal.74
Las noticias sobre la declaración de guerra intranquilizaron a la población
de Campeche, cuyo comercio con Veracruz era importante, y el nerviosismo se
agravó cuando la rechazaron las autoridades en Mérida.75 La llegada del Acta
Constitutiva atizó el conflicto ya abierto. Mientras el Ayuntamiento y losjefes
de los batallones destacados en la plaza de Campeche exigían su publicación
inmediata, la legislatura estatal, a pesar de esa oposición, suspendió su publi
cación y nombró una comisión para revisarla. Sólo publicó el artículo 5o., que
adoptaba como sistema de gobierno de la nación la “república representativa
popular federal”. Este acto implicaba desconocer las decisiones del Congreso
nacional, e impugnar las bases que establecía el Acta Constitutiva (impugna
ción sintetizada en un dictamen especial de la legislatura, véase sección iv de
este trabajo).76
La élite campechana, alentada por el movimiento de Lobato en México, y
por los perjuicios mercantiles y peligros defensivos de la presencia española en
San Juan de Ulúa, pretendía proclamar la “unión general con México” y apro
bar el Acta Constitutiva. Pero la legislatura peninsular había declarado a fines
de 1823 que Yucatán “no debe cerrar sus puertos a España ni a ninguna otra
potencia que no ataque su emancipación” y manifestado al Congreso constitu
73 Esta declaración de guerra se debió al reinicio de hostilidades por parte de los españoles
que se mantenían ocupando San Juan de Ulúa, Veracruz.
74 Para una interpretación diferente de las causas y etapas de este conflicto, véase el sugeren-
te trabajo de Campos García, 2001.
75 Las autoridades en Mérida se escudaron en que, si bien no habían declarado la guerra a
España, habían creado una contribución extraordinaria, “una contribución de guerra en que los
contribuyentes resultan asegurados en sus derechos y libres de una dominación extranjera", el 12
de diciembre de 1823. En: Manifiesto... Yucatán, 1824, Anexo núm. 19.
7,1 Sobre este punto véase más adelante.
RAÍCES Y RAZONES DEL FEDERALISMO PENINSULAR, 1821-1825 1 71
yente en México (enero 1824) que la península requería del comercio con La
Habana si el gobierno federal no contribuía con aportaciones a la hacienda es
tatal, como se había solicitado a las Cortes en 1821.77
Mientras en Mérida se posponía el asunto, los campechanos decidieron
desobedecer a las autoridades provinciales. El 15 de febrero de 1824, el Ayun
tamiento de Campeche convocó a una junta “extraordinaria” de los cuerpos
de la ciudad, la ciudadanía y la milicia, que declaró la “unión general de bases
con México”, la guerra a España y la destitución de españoles de los puestos
públicos.78 Como consideraron que las decisiones de la legislatura beneficia
ban a unos cuantos comerciantes interesados en el intercambio con Cuba, y
que los emeritenses buscaban reforzar su control sobre las autoridades de la
provincia, los campechanos intentaron conseguir apoyos en un comunicado
dirigido a “Todos los partidos del estado yucateco”,79 lo que sugiere que en el
fondo del conflicto se desarrollaba una pugna entre las dos principales élites
del estado por el control político de los pueblos. En respuesta, el 18 de febre
ro el Congreso en Mérida garantizó a “todos los pueblos” el orden contra cons
piraciones y la seguridad de los españoles avecindados, al tiempo que invistió
a lajunta provisional con facultades extraordinarias.80 El 23 de marzo envió al
comandante José Segundo Carvajal a restablecer el orden, pero estalló un mo
tín.81 En ese confuso contexto, las acciones del Congreso y del Ejecutivo pare
cen haber buscado la continuación del comercio con Cuba y el control políti
co y administrativo del territorio.
Pese a todo, la rebeldía campechana amenazaba extenderse por todo el es
tado, y el 1 de marzo lo secundaba el ayuntamiento de Calkini, pueblo que
unos días antes había sido declarado villa.82 *Después
* * * * de enviar un oficio para
77 Sesión secreta ordinaria del 9 de agosto de 1824. Historia parlamentaria mexicana; 1982, p. 222.
78 "Acta celebrada por el R. Ayuntamiento, autoridades yjefes de Campeche, el 15 de febre
ro de 1824, y que fuera convocada por el Alcalde lo. y el Presidente del Ayuntamiento Don Anto
nio Estrada’’. En: Manifiesto del (iongreso..., Anexo 22; “Manifiesto de las ocurrencias en Campeche
el domingo 15 de febrero’’, en: ibidem, Anexos 23, 25 y 35; “Artículo comunicado, firmado en Cam
peche con fecha de febrero de 1824”, en ibidem, Anexos 26 y 27. Los europeos fueron destituidos
por ser sospechosos de mantener vínculos de espionaje con La Habana. Véase también la reunión
de jefes militares en “Junta de los jefes y oficiales de la guarnición de Campeche, 21/2/1824. En:
Manifiesto... Yucatán, 1824, Anexo núm. 24.
79 “Comunicado Campeche”, febrero de 1824, Manifiesto... Yucatán, 1824, Anexo 27.
80 En: Manifiesto... Yucatán, 1824, Anexo núm. 28; Peón, 1896, l, “Decreto para consolidar la
garantía de la unión y restablecer la confianza y seguridad públicas”, 18/2/1824.
81 uta-yd, Rollo 36, Congreso; Sesiones Secretas, volumen 1, sesión del 23/2/1824.
82 Desde Mérida salió una columna militar que destituyó al Ayuntamiento de Calkiní en re
presalia, cuyo jefe preguntó desde allí: “sobre las funciones que tendría la guarnición allí reuni
da, ya que si es para la defensa de la soberanía de la nación frente a cualquier ataque externo su
adhesión al gobierno sería sin condiciones, pero si [...) tiene como fin reprimir la decisión que
tomó el poblado de unirse a Méjico en los términos que prescribe el acta constitutiva, entonces de
fenderé con fuerza esta decisión”. “Oficio del ciudadano Comandante de la división que dice ha
llarse en la villa de Calkiní”, 6/3/1824, en: Manifiesto... Yucatán, 1824, Anexo núm. 32.
172 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
88 “Oficio sobre las medidas tomadas para restablecer el orden en la plaza de Campeche".
En: Manifiesto... Yucatán, 1824, Anexo núm. 33. Según decreto aprobado en sesión secreta de la le
gislatura, 8/3/1824, en uta-vd, Rollo 36, sesiones secretas, 1. El documento afirmó que la guerra
estaba declarada de derecho, pero que se había tolerado “de hecho, y sólo por el tiempo necesa
rio para hacerla con ventaja, la comunicación con sus puertos, que cesará con la mayor brevedad”.
84 Fue nombrado por el Congreso después de la renuncia de tres de los miembros de lajun
ta Provisional Gubernativa.
85 “El Comandante General del estado Libre de Yucatán a sus habitantes", 29/5/1824; agn,
Gobernación, 71, 8, lf.
8,1 El gobernador Francisco Antonio Tarrazo solicitó que se dictara una ley federal “que arre
gle la conducta que deben observar los comandantes de armas con los gobiernos de los Estados
Soberanos", agn, gobernación S/S, 76, 1; f. 1-8; junio de 1824. El reclamo del gobernador provo
có una moción del diputado Rejón ante el Congreso nacional el 23 de julio de 1824 sobre la ne
cesidad de normar el problema de los comandantes militares. Véase Actas Constitucionales mexica
nas, 1981, x; pp. 1-3.
87 Compendio, 1825; p. 35.
88 “Para romper Yucatán su comercio con Cuba, la federación cuyos demás estados no se ha
llan en situación tan precaria, debe sostener a éste y asegurando en él su socorro, sin el cual que
daría expuesto a perecer sin recurso, podrá sin comprometer su existencia concurrir más abierta
mente que ahora a la guerra [...]” Peón, 1896, i, “Orden sobre la suprema resolución de declarar
y publicar la guerra”, 26 de junio 1824.
RAÍCES YRAZONES DEL FEDERALISMO PENINSULAR, 1821-1825 1 73
Pero: ¿Era tan relevante el comercio de la península con Cuba? ¿Cuál era
la importancia del comercio campechano con Veracruz, frente a otros puer
tos, como los de Estados Unidos y Gran Bretaña? Los datos disponibles son
muy incompletos por ahora para formular una ponderación y sólo permiten
afirmar que el comercio de Campeche era más diversificado y voluminoso
con los puertos del golfo, Estados Unidos y Europa, que el desarrollado por
Sisal.90
¿Cómo se superó el conflicto interno entre las dos ciudades? El 16 de no
viembre de 1824, el Congreso del estado publicó, finalmente, la declaración
de guerra a España, el 17 juró la constitución federal, y el 6 de abril de 1825
hizo lo mismo con la primera constitución del estado, en presencia del gober
nador Santa Anna, quien renunció días después. Así parecía cerrarse un ciclo.
Santa Anna, por otra parte, desarrolló sus propios proyectos durante su
estancia en la península.91 En octubre de 1824 intentó intervenir militarmen
te en un conflicto en Tabasco. Luego planeó una intervención militar en Cu
ba para “liberarla” del poderío español, lo que alarmó a las autoridades fede
92 Zavaia, 1985; 1.1; p. 297. Menciona que Sania Anna habría reunido unos 500 hombres, y
que un grupo independentista de cubanos presentó el asunto al Congreso, a favor del “ejército
protector de la libertad cubana". Véanse también Bustamante, 1985, vi; p. 231, y especialmente
Chávez Orozco, 1930; pp. 4-12. La expedición comenzó a planearse desde mediados de 1824. Pa
ra comienzos de 1825, ya había en Campeche una flota de embarcaciones preparándose para ese
destino a instancias de Santa Anna. Véanse los discursos de Santa Anna en agn, Gobernación,
164/40, f. 1-27.
M Menéndez, 1935, pp. 153-157, 164-167, intenta mostrar que el gobierno federal estuvo in
formado por Santa Anna, y que lo dejó obrar para que no se hiciera publicidad sobre los proble
mas que causaban los comandantes en las zonas alejadas, y porque preveía su fracaso. Chávez
Orozco, 1830, p. 9, presenta pruebas de que el gobierno cuestionó a Santa Anna pero que lo de
jó hacer, por ese mismo motivo, para luego despojarlo de sus funciones como comandante.
94 Menéndez, 1935, 98 y ss.
95 Lanz, 1905, p. 173.
96 Menéndez, 1935, Apéndice.
97 Véase una interpretación sobre su gestión en Campos García, 2001; pp. 69 y ss.
98 Ancona, 1879, ni, p. 310. Según Sotelo Regil, 1963, i, pp. 287-292, el caso de Santa Anna
se discutió en el Congreso en abril de 1825.
RAÍCES Y RAZONES DEL FEDERALISMO PENINSULAR, 1821-1825 1 75
104 En las Actas de la Excma. Diputación, 1813-1821, años 1820-1821, se puede ver cómo el se
guimiento de la venta de los bienes de comunidad y cofradías fue una de las principales activida
des de la Diputación provincial durante esos años.
105 En marzo se autorizó al Ejecutivo a allanar propiedades y arrestar personas, y en mayo se
prohibieron las reuniones públicas. Peón, 1896; t.
106 Se dispuso que “en consideración a las particulares circunstancias en que se hallan los in
tereses públicos de este Estado, y con el fin de precaver los irreparables perjuicios que experimen
taría" [...] que se siguiera admitiendo en la península azúcar, café y aguardiente de Cuba, a la es
pera de que resolviese el Congreso sobre las peticiones de Viicatán.
RAÍCES Y RAZONES DEL FEDERALISMO PENINSULAR, 1821-1825 177
112 En su capítulo it, “Del territorio de Yucatán”, art. 7, dispuso: “de este territorio [el de la
antigua intendencia con exclusión de Tabasco] se hará oportunamente una división más igual y
más favorable a sus pueblos respectivos que la de los actuales partidos". Todavía cinco años des
pués de que la Diputación se había abocado a ello, estaba pendiente una delimitación y reorgani
zación territorial.
118 La comisión estuvo integrada por José Tiburcio López Constante, Pedro Almeida, Pedro
de Souza, Pablo Moreno, Miguel de Errazquin y Eusebio Antonio Villamil, diputados que respon
dían a los intereses de Mérida, a excepción de Errazquin, Enciclopedia Yucatanense, 1947, iii; p. 442.
Lamentablemente, r.o disponemos de los debates del constituyente estatal, sino sólo de los acuer
dos, por lo cual no se han podido identificar las distintas posiciones sobre los puntos clave de la
Constitución. Según el sugerente trabajo de Campos García, 2001, se elaboró una primera consti
tución que estuvo lista en julio de 1824, antes de la sanción de la federal, que desafortunadamen
te no hemos localizado aún. Un aspecto clave de la misma habrían sido sus disposiciones tendien
tes a reducir la injerencia política de la corporación militar en la península, y la eliminación del
fuero militar. Sin embargo, estas disposiciones se eliminaron de la constitución finalmente apro
bada en abril de 1825.
114 Enciclopedia Yucatanense, 1947, m; p. 443.
115 El artículo 137 del capítulo xvi, decretó que el Senado seria integrado por el vicegober
nador, el tesorero y cuatro senadores electos por voto popular, con la función principal de “dar su
voto consultivo" sobre los “asuntos arduos”, a petición del gobernador. El artículo 137 del capítu
lo xvi, decretó que el Senado sería integrado por el vicegobernador, el tesorero y cuatro senado-
RAÍCES Y RAZONES DEL FEDERALISMO PENINSULAR, 1821-1825 1 79
res electos por voto popular, con la función principal de “dar su voto consultivo" sobre los "asun
tos arduos", a petición del gobernador, Constitución... Yucatán, 1825; 79 páginas. Años después,
cuando en enero de 1832 se discutió una reforma de la constitución estatal, se dispuso que este
cuerpo se denominara “Consejo de Gobierno” ya no “senado”. UTA-YD, Rollo 36, sesiones Secretas,
vol. 4, exp. 1, enero 1832.
116 Enciclopedia yucatmse, 1947, p. 445.
117 Los pueblos del interior de la provincia, privados de sus ayuntamientos constitucionales,
tendrían, entre 1824 y 1841, la obligación de contribuir como cuerpos en proporción a su riqueza
o población, por mediación de sus jerarquías étnicas. Constitución... Yucatán, 1825, Capítulo xxi,
“De las contribuciones”, art. 218, p. 72.
180 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
118 “El Soberano Congreso a la provincia de Yucatán, expone los principios que han Gober
nado al Congreso respecto de las demás provincias que han dado el mismo paso", 1/8/1823. agn,
Gobernación, 43, 9, f-2-4.
119 “Réplica al Congreso”, 10 de septiembre de 1823. En: Manifiesto... Yucatán, 1824, Anexo
núm. 6, pp. 15-17; uta-yd, Rollo 20, sección B, Congreso, 1823-1824, Acuerdos, vol. 2, exp. 1: Libro
de Acuerdos del Augusto Congreso Constituyente, expedidos en los meses de agosto y septiembre de 1823, Se
sión del 10 de septiembre.
129 UTA-YD, rollo 20, sección B, Congreso, 1823-1824, Acuerdos, I, Libro de acuerdos de la Junta
RAÍCES Y RAZONES DEL FEDERALISMO PENINSULAR, 1821-1825 181
Provisional Gubernativa, despachos de 30 de mayo de 1823 al 7 de julio de 1824, Sesión del 5 de junio,
“Decreto de Convocatoria...”. Esta solicitud se repetiría en febrero de 1824, cuando fueron envia
dos los diputados Crescencio Rejón, Pedro Tarrazo, José María Sánchez, Lorenzo de Zavala, Joa
quín Casares y Armas y Fernando Valle al Congreso Constituyente en México: agn, Legajos Gober
nación, 44, 29, f., l-4v.
121 El poder se consideró como “las cláusulas esenciales que deberán observar como bases
firmes e inalterables en desempeño de su augusta función”..., Actas constitucionales mexicanas, 1981,
vni, introducción de Juan Barragán; p. lxvii.
122 Declaró que “la constitución federativa que acuerden y formen con los demás Diputados
en Congreso Constituyente, no tendrá fuerza de ley en la Nación hasta que los Estados Federados
por una mayoría que deberá determinarse [...] no presten su espontánea ratificación". “Decreto
de 11 de septiembre de 1823, Mérida", en Manifiesto... Yucatán, 1824, Anexo núm. 7; Peón, 1896,
l; septiembre de 1823.
123 Sobre este punto, véase Guerra, 1999, pp. 37-38, quien muestra las diferencias entre la
concepción unitaria de la soberanía, que conduce más fácilmente a considerar la nación como
una entidad abstracta y a los diputados sólo como sus representantes, frente a la visión plural, que
considera a los diputados como “procuradores de los pueblos” y sujetos a mandatos imperativos.
124 Historia Parlamentaria mexicana, 1982a, sesión del 6/2/1824; pp. 21-22.
125 Historia parlamentaria mexicana, 1982, p. 160. Sobre el dictamen de la comisión: agn, Go
bernación S/S, 71, 13, f. 1-3: “Dictamen de la comisión especial, nombrada para examinar las ocu
rrencias de Yucatán con motivo de la declaración hecha por el Supremo Gobierno de la Federa
ción, para continuar la guerra con España, que se imprime de orden del Soberano Congreso, por
Antonio Gama, Lorenzo de Zavala, José Ignacio Espinosa y Teresa de Mier". Consideró que no
existía duda de que la cuestión de paz y guerra pertenecía exclusivamente a la federación, y no a
los estados, y propuso que el Ejecutivo tomase las providencias del caso. Historia parlamentaria me
xicana-, 1983, sesión del 10 de febrero de 1824; p. 37.
126 La comisión propuso dos mociones, que fueron debatidas sin resolverse en sesión secre
ta el 30 de septiembre de 1824: que el ejecutivo estatal hiciera efectiva la declaración de guerra en
la península, y que el tesoro federal cubriera el deficiente de la hacienda peninsular, con consen
timiento del Congreso nacional. Historia parlamentaria mexicana, 1982, sesión del 30/9/1824, p.
252, e Historia parlamentaria mexicana, 1982a, sesión del 23/10/1824; pp. 277-280.
182 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
127 “La legislatura no pierde ocasión de usurpar las facultades del congreso de la unión [esto]
se opone a la constitución en la que sólo se da al presidente de la república la facultad de suspen
der las leyes y decretos [...]”, Sesión del 23/10/1824, Historia parlamentaria mexicana, 1983, p. 278.
128 Menéndez, 1935, Apéndice.
129 Sotelo Regil, 1963, i; pp. 292-297 (este autor inserta la propuesta completa, publicada en
El Sol, septiembre 2 y 6 de 1824); Betancourt Pérez-Sierra Vii.iarreai., 1989; p. 110. El fundamen
to de Joaquín Casares y Armas era que, al establecerse dos gobiernos independientes que respon
dían a dos culturas políticas diferentes en Mérida y Campeche, se evitaría la secesión de Mérida y
su unión con Cuba, se pacificaría la región y se afianzaría la unión con México. La propuesta fue
rechazada sin discusión especial por 43 votos contra 24. Representación dirigida al Soberano Congreso
Constituyente por el diputado Joaquín Casares y Armas, 1824.
130 “Vindicación de los ex diputados Tarrazo, Rejón y Casares, 29 de diciembre de 1824”. En:
Menéndez, 1935; p. 231.
131 Quinlan, 1994; pp. 183-185. Sin embargo, el autor afirma que la situación en Yucatán es
taba lejos de ser grave.
132 Sesión del 2/12/1824. Historia Parlamentaria Mexicana-, 1982a, pp. 427-430.
133 En el Congreso en México, en sesión secreta del 23 de diciembre, el diputado Rejón so
licitó a la Comisión sobre Yucatán “que consultase las medidas que debían tomarse para evitar la
escisión respecto de la federación que algunos individuos del estado de Yucatán planean, para
unirse a la isla de Cuba”, Historia parlamentaria mexicana, 1982, sesión del 23/12/1824, pp. 285-287.
Véase sobre este punto también Aguiiar Rivera, 2001; pp. 127-130.
RAÍCES Y RAZONES DEL FEDERALISMO PENINSULAR, 1821-1825 1 83
esas facultades al Ejecutivo, y se formó otra comisión para analizar el asunto yu
cateco.134
No fueron éstas las únicas polémicas suscitadas por Yucatán. Su solicitud
de “excepciones” provocó debates sobre el federalismo fiscal y mercantil: ¿Có
mo compatibilizar intereses tan diversos en la legislación? ¿Tenían validez
constitucional las “excepciones” o eran en realidad privilegios? Los diputados
yucatecos expusieron la situación especial del comercio peninsular, y su depen
dencia de la importación de alimentos, que les llevaba a demandar que las ren
tas del comercio quedaran bajo jurisdicción estatal. Cuando se elaboró el “Dic
tamen de la Comisión de Hacienda sobre clasificación de rentas generales de
la federación y particulares de los estados”, en marzo de 1824, se tomó en
cuenta esa situación. Así, el artículo 13 de la propuesta estableció: “En la penín
sula de Yucatán no se comprenderán en las rentas generales los derechos de
exportación impuestos a los efectos del país”.135 Pero esto afectaba indirecta
mente a otros estados que no dispondrían de esos “privilegios”.136 Rejón, dipu
tado por Yucatán, afirmó que el Acta Constitutiva no establecía el principio de
la igualdad absoluta entre los estados, sino la proporcional, y apoyó el artículo
13 por la “triste y particular situación de Yucatán”. Finalmente, éste se aprobó,
pero se resolvió que en el caso de los productos importados por puertos yuca
tecos se cobrase 25% el ingreso a otros puertos del país.
Un nuevo episodio de dudas en torno a Yucatán lo suscitó la primera Cons
titución estatal, pues algunos de sus artículos chocaban con la Constitución fede
ral. Por ejemplo, la competencia del congreso estatal para otorgar cartas de ciu
dadanía a extranjeros (capítulo iii, art. 8o., inciso 2o.) , y el juramento obligado
para los funcionarios y representantes (capítulo x, artículo 65), que no se atenía
al establecido en la carta federal. También resultaba conflictiva la aclaración de
que no se perseguiría por causas de religión, junto con la declaración de la reli
gión católica como religión de Estado (capítulo vi, artículos 11 y 12) y, asimismo,
que el gobernador fuera investido con el ejercicio del patronato en el estado, ar
tículos que traspasaban competencias de la federación a lajurisdicción estatal.137
154 Integrada por Vélez, Demetrio Castillo, Gómez Farías, Francisco García y Víctor Márquez,
Quinlan, 1994; p. 184. Sobre el tema de las facultades extraordinarias y poderes de emergencia,
véase el inteligente trabajo de Aguilar Rivera, 2001,
185 agn, Hacienda Public^, Folletería, 31, 3, Dictamen de la Comisión de sistema de hacienda sobre
clasificación de rentas generales de la federación y particulares de los estados, leído en Sesión pública del Sobe
rano Congreso, quien lo mandó a imprimir. México, 1824; pp. 9 y 12.
136 Actas constitucionales mexicanas, 1980, ix; Sesión del 6 de mayo de 1824, pp. 405 y ss.; to
mo x, sesión del 10 de junio de 1824, pp. 2 y ss. Un problema lo planteó el comercio de rexpor-
tación desde puertos yucatecos a puertos del golfo. Hubo diputados que plantearon que se deja
ba así abierta la puerta al fraude, a la injusticia con los demás estados. Otros se centraron sobre
el privilegio que establecía el artículo 13, solicitando que se extendiera a Texas y a Puebla.
137 “Esto atenta, o cuando menos previene, a la facultad reservada al Congreso general que
es la duodécima, artículo 90 de la Constitución Federal, para [...] arreglar el ejercicio del Patro
nato en toda la Federación", ac.n, Gobernación, 85-5, 12, f. lv, agosto 1825.
184 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
REFLEXIONES GENERALES:
EL FEDERALISMO SEGÚN YUCATÁN
140 Belungerj, 1998; p. 105, afirma que la diferencia entre confederación y federación reside
en que “la primera asociación se formaría con un pacto de delegación temporánea de soberanías
preexistentes y por lo tanto inherentes a los sujetos confederados, mientras que en la segunda las
dos esferas de la soberanía —aquélla de los estados y aquélla de la federación— se constituirían
contractualmente al mismo tiempo, volviendo ilegítimo el procedimiento de la secesión".
141 El “Dictamen de la Comisión del Augusto Congreso...” fue firmada por diputados que re
presentaban los intereses de Mérida: Pablo Moreno, Juan de Dios Cosgaya, Manuel Jiménez yjo-
sé Antonio García.
142 Como principio general, afirmaba que “los Estados que le componen, como conservan
su soberanía e independencia en lo interior, no deben dar a las autoridades supremas de la nación
más poder que el necesario para conservar la unión entre los Estados, y defender su independen
cia y libertad política” (art. 3). “Dictamen de la Comisión del Augusto Congreso, nombrada para
presentar las observaciones convenientes sobre los artículos de la Acta constitutiva del Soberano
Congreso Mejicano, presentado el 29 de marzo y aprobado en sesión de 2 de abril de año corrien
te, s.p.i”. Las citas textuales que se incluyen a continuación corresponden a esta misma fuente, sal
vo aclaración.
186 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
143 El dictamen impugnaba las facultades del Congreso para establecer contribuciones como
“opuestas al sistema federal”, así como las del Ejecutivo federal para nombrar funcionarios de ha
cienda en los estados. Para información sobre el problema del contingente, y la conducta de Yu
catán sobre este impuesto, véase el valioso trabajo de Castañeda Zavala, 2001.
144 La legislatura percibía que el Acta dejaba fuera de la órbita del gobierno estatal la orga
nización de la milicia activa y de las fuerzas del ejército, al contrario de lo que estaba intentando
el gobierno peninsular. Campos García, 1999, i; pp. 124 y ss., refiere cómo éste se hallaba discutien
do un proyecto de reorganización militar provincial, que redistribuía el territorio en cuatro co
mandancias: Mérida, Campeche, Bacalar y El Carmen, con jurisdicciones sobre la milicia activa y
la milicia cívica, entre noviembre de 1823 y enero de 1824. Esto puede seguirse en Peón, 1896, i;
noviembre 1823, enero de 1824.
14j En la mayor parte de la historiografía regional tradicional. Véase una versión más “refor
mada" y sugerente de esta tesis en García Qlintaniua, 1986.
RAÍCES YRAZONES DEL FEDERALISMO PENINSULAR, 1821-1825 1 87
Jaime Olveda
El Colegio deJalisco
189
190 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
nos americanos. Las diputaciones provinciales fueron una de las grandes refor
mas de la Constitución gaditana que iba transformar las relaciones de poder.
En la provincia de Guadalajara, la diputación se instaló el 20 de septiem
bre de 1813 y de inmediato pidió al virrey el envío de todos los asuntos pen
dientes de la provincia para darles solución. Aunque su existencia fue muy irre
gular, por la vigencia misma de la Constitución, la diputación logró reforzar
tanto la conciencia regional como el sentido de pertenencia. Un testimonio fe
haciente del profundo espíritu provincialista nacido durante la Colonia y for
talecido por la diputación fue el Memorial Petitorio enviado por el ayuntamien
to y el cabildo eclesiástico de Guadalajara al Rey, en 1817, para pedir que esta
ciudad se convirtiera en capital de una capitanía general y en sede de un arzo
bispado con el propósito de nivelar su condición con la ciudad de México, sin
que se entendiera que la provincia pretendía separarse de la Nueva España.2
En su segundo periodo (1820-1823), la diputación de Guadalajara realizó
un intenso trabajo en beneficio de la provincia: aprobó los gastos de varios pue
blos, promovió la construcción de obras públicas e instaló ayuntamientos en los
lugares que tenían un mínimo de mil habitantes. Cuando los promotores del
Plan de Iguala buscaron el apoyo de las élites regionales, la diputación privile
gió los asuntos concernientes a la independencia de la provincia y su relación
con el nuevo centro político. En ese momento, los grupos de poder vieron en la
figura de Agustín de Iturbide el lazo que podía volver a unir las partes integran
tes de la Nueva España. El libertador, por.su parte, procuró que las provincias se
reconocieran como parte de una nueva unidad. La aceptación casi general del
Plan de Iguala y el optimismo que generó la consumación de la independencia
lograron que las provincias lo admitieran sin mayores cuestionamientos.
La confusa relación que se dio entre las regiones y el emperador, el ejerci
cio de la soberanía y la representación fueron temas que volvieron a debatirse
cuando se reunió el primer congreso constituyente. A causa del faccionalismo,
en la discusión de estos puntos clave afloró una diversidad de ideas y criterios
que produjo enfrentamientos y retraso en los acuerdos.3 Entre los representan
tes de Guadalajara, por ejemplo, había iturbidistas (Andrade, Farías, Moreno),
borbonistas (Mendiola, Castañeda) y republicanos (Valdés, Covarrubias, Sán
chez). Además, unos eran militares (Andrade, Anaya y Castañeda), religiosos
(González y Portugal), hacendados (Cañedo y Moreno) y otros pertenecían a
la nueva clase que irrumpió en el escenario político (Valdés, Farías, Covarru
bias y Sánchez). Al decir de José María Bocanegra, en este congreso se generó
la idea de arrebatarle “a la capital de México el poder absoluto que ejerció so-
2 López, 1979.
s Los representantes de la provincia de Guadalajara fueron Toribio González, José Antonio
Andrade, Mariano Mendiola, Juan Martiarena, Bernardo J. Benítez, José Ignacio Cañedo, Antonio
J. Valdés, Juan Pablo Anaya, José María Ramos Palomera, Santiago Alcocer, José María Portugal,
Valentín Gómez Farías, Diego Moreno, Joaquín Castañeda, Lino Fregoso, José María Covarrubias
y Prisciliano Sánchez. Pérez Verdía, 1910, p. 192.
JALISCO: EL PRONUNCIAMIENTO FEDERALISTA DE GUADALAJARA 191
bre las provincias”.4 5Los diputados borbonistas y republicanos, que a toda cos
ta pretendían acabar con el gobierno imperial, extendieron sus inquietudes a
sus respectivas regiones, donde encontraron apoyo.
Al derrumbarse el Imperio, se rompió la endeble alianza suscrita por los
grupos de poder al consumarse la independencia, por lo que volvió a cuestio
narse en quién recaía la soberanía y a plantearse la imperiosa necesidad de es
tablecer un nuevo pacto.3 La diputación expresó que el reconocimiento a
Iturbide y la incorporación de la provincia al Imperio habían sido actos de ne
cesidad y prudencia, “mas nunca de pacto y de expresa voluntad”.6 Como en
ese momento afloraron el regionalismo, los intereses económicos, las particu
laridades geográficas y las diferentes identidades, fue muy difícil que se llega
ra a un consenso pacífico e inmediato.7 A 8 partir de entonces, la diputación de
Guadalajara se declaró independiente de cualquier autoridad y asumió la re
presentación de la provincia. Su fuerza no pudo ser disputada por ninguna
otra instancia, ni siquiera por la Audiencia.
Durante los primeros meses de 1823 aparecieron dos proyectos que pro
ponían formas asociativas acordes con los criterios modernos. Francisco Seve
ro Maldonado presentó el Contrato de asociación para la república de los estados
unidos de'Anáhuac? modelo que combinaba elementos tanto de la república
central como de la federal, y Prisciliano Sánchez, su Pacto federal de Anáhuac, el
cual se ajustaba a los principios federalistas. Ambos autores, inspirados en el
pensamiento ilustrado de Rousseau, Locke y Montesquieu, subrayaban la sobe
ranía popular y los derechos del hombre, repudiaban el despotismo y promo
vían el ideal de una sociedad contractual e igualitaria, formada por ciudadanos
libremente asociados. Para crear la nueva unidad, insistían en la necesidad de
que las provincias suscribieran un pacto, ya que éste era “la base de toda obe
diencia justa entre los hombres”.9 Al mismo tiempo que defendían un localis
mo radical, Maldonado y Sánchez difundieron el discurso integrador que bus
caba fundar la nación.10
tos dos puntos los que captaron la simpatía de los grupos locales.20 Habrá que
agregar que la gran adhesión que alcanzó el pronunciamiento se debió a que
los generales promotores habían reconocido la representatividad de las dipu
taciones y la de los ayuntamientos de las capitales provinciales. Los oficiales del
ejército destacado en Guadalajara, hasta entonces fieles a Iturbide, reunidos
en el Hospicio el 26 de febrero, declararon su adhesión al Plan de Casa Mata.21
Por conducto de un impreso, José Antonio Andrade, comandante en jefe del
Ejército de Guadalajara, trató inútilmente de explicar que el movimiento care
cía de una base social; para calmar los ánimos, aseguró que la rebelión no ten
dría mayores alcances porque el emperador había enviado comisionados a ne
gociar con los sublevados, pero reconoció que habían surgido “disidencias
sensibles en algunos pueblos” de la provincia.22
La diputación provincial de Guadalajara,23 convencida de que al apoyar el
Plan de Casa Mata defendía la autonomía y apresuraba la convocatoria para in
tegrar el nuevo congreso, respondió a la invitación del Ejército Libertador, pa
ra lo cual envió a Prisciliano Sánchez y a Juan Cayetano Portugal como represen
tantes ante lajunta que formaron los generales y las autoridades de Puebla.24
La diputación y el ayuntamiento se mantuvieron firmes en la exigencia de
la convocatoria de un nuevo congreso, al igual que otras provincias.25 El 9 y 12
de mayo de 1823, la diputación dio un paso decisivo en este sentido al hacer
pública su decisión de suspender la aplicación de los decretos y las órdenes
emitidas por el Congreso General y el Supremo Poder Ejecutivo, mientras no
se convocaran a nuevas elecciones. Además, se erigió en la primera autoridad
de la provincia e instó a las demás a conformar una confederación.26 El dipu
tado Antonio J. Valdés, representante de Jalisco ante el congreso reinstalado,
advirtió que el movimiento republicano de Guadalajara podía cundir a otros
lugares si se retardaba la convocatoria, y votó porque los comicios se efectua
ran lo antes posible.27 Estos acuerdos preocuparon sobremanera a los miem
bros del Supremo Poder Ejecutivo, quienes en lugar de afirmar que con esta
decisión las autoridades de Guadalajara se apartaban de la obediencia del go
bierno general, la interpretaron como un intento de separación del territorio
nacional para constituirse en una unidad política independiente.
las provincias dictan sus leyes particulares o económicas, promueven por sí mismas
todas las fuentes de la abundancia, crian [sic] sus fondos de las contribuciones, que
con conocimiento y equidad consideran necesarios; se escusan [sic] de ocurrir a
largas distancias en reclamación [...].36
33 En las postrimerías del siglo xvih, los espacios económicos ya se encontraban bien delimi
tados y controlados por las élites locales.
34 Connaughton, 1992, p. 68. Véase también ahdn. Xl/481.3/49. “Decreto relativo a la orga
nización de las Milicias nacionales, 8 de julio de 1821”.
35 En 1823, el ayuntamiento estaba integrado, fundamentalmente, por miembros de las fa
milias pertenecientes a la élite de origen colonial: Pedro Nazario de Zea, José Miguel Pacheco, Jo
sé María Foncerrada, Manuel de la Canal Castillo Negrete, José María Echauri, José Cayetano Bo-
badilla, José María Vizcarra, José Crispín Velarde, etc.
36 Proclama, 1823.
37 ahdn. XI/481.3/593. En un oficio que envió el comandante de Jalisco, Joaquín Parres, al
ministro de Guerra y Marina el 14 de 1829, le decía que desde 1823 existía en el estado el deseo
de separarlo de la federación.
198 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
fundían en este sentido, declaró que “el Estado de Jalisco se gloria de corres
ponder a la grande Nación Mexicana, y está dispuesto a sacrificarse todo por
la felicidad de esta Patria común, por consolidar su independencia y verdade
ra libertad, y por evitar que vuelva a ser oprimida por algún ambicioso, ora
sea estranjero [sic], ora sea alguno de sus hijos”.38
Ambas declaraciones revelan, por un lado, la presencia de una idea funda
dora de Estado, la voluntad de crearlo y la existencia de un sentido de perte
nencia a una nación en ciernes pero, por otro, que Guadalajara era un centro
de poder con la fuerza y la experiencia suficientes para autogobernarse. La
coexistencia de factores aglutinantes y disolventes contribuyó para que las dis
cusiones fueran muy complejas, tensas y desgastantes. Puede apreciarse que si
bien las autoridades de Guadalajara defendieron a ultranza la autonomía, al
mismo tiempo reconocieron formar parte de México, lo que permite pensar
que se trataba de un sentimiento nacional embrionario mezclado con otro de
carácter regional. El análisis del discurso sugiere que las dos ideas estuvieron
presentes; ambas afloraron al mismo tiempo y se mezclaron, pero poco a po
co se generalizó la idea de que la soberanía debía recaer en la nación y, como
ésta era indivisible, no podía distribuirse entre los componentes.
Las tesis de los federalistas de Guadalajara indican, entre otras cosas, que
la idea acerca de los vínculos que debían mantener las provincias con el cen
tro político se había modificado de acuerdo con las nuevas ideas políticas. La
influencia de la Constitución de Cádiz y las ventajas de un autogobierno incli
naron a las élites locales a favor del federalismo. Prisciliano Sánchez, uno de
los defensores de la autonomía, subrayó en una parte del Pacto Federal que las
provincias querían convertirse en estados soberanos para gobernarse a sí mis
mas, “sin subordinación a otra autoridad". Pero al mismo tiempo aclaró que es
ta condición de las nuevas entidades en nada debilitaba la fuerza nacional,
porque en el federalismo “rueda siempre un sólo eje y se mueve por un resor
te central y común”.39
Llama la atención que las propuestas políticas del grupo de Guadalajara
tendían más bien a un modelo de confederación, ya que desde un principio as
piraban a convertir a la provincia en una entidad libre y soberana, dispuesta a
delegar al gobierno general sólo “ciertos atributos de la soberanía”; es decir,
los relacionados con la represenUción externa y las que tuvieran que ver con
la protección del territorio confederado.40 Una confederación se forma con
entidades libres y soberanas que, por conveniencia común, sólo delegan una
parte mínima de su soberanía al centro de unión. En este modelo, los estados
integrantes se unen y el órgano que los integra sólo se atribuye la defensa del
exterior, en Unto que en una federación se esublece un compromiso prescri-
38 Contestaciones, 1823.
39 Sánchez, 1974, pp. 55 y 57.
40 Carmagnani, 1993, p. 400; “Manifiesto”, 1823.
JALISCO: EL PRONUNCIAMIENTO FEDERALISTA DE GUADALAJARA 199
to en una constitución entre las entidades soberanas, las cuales quedan inte
gradas a un gobierno común. Tal como lo ha señalado Josefina Zoraida Váz
quez, el federalismo mexicano resultó más radical que el norteamericano.41
En el discurso político, ambos términos se usaron de manera indistinta.
Esto puede apreciarse en los proyectos propuestos por Francisco Severo Mal-
donado y Prisciliano Sánchez, y en los numerosos manifiestos publicados por
la diputación provincial y por Luis Quintanar. En el impreso que distribuyó es
ta corporación para hacer público su pronunciamiento por el federalismo, es
pecificó que “el Estado de Xalisco es libre, independiente y soberano de sí
mismo, y no conocerá otras relaciones con los demás estados o provincias que
los de fraternidad y confederación”.42 En las actas de adhesión al federalismo,
algunos ayuntamientos hicieron uso del término confederación, como en los
casos de Compostela y Lagos.43 Cuando el congreso local explicó al vicegober
nador el significado de la segunda parte del artículo 7o. constitucional, seña
ló que, “declarada la soberanía de los estados de la confederación mexicana,
es indudable que ellos deben ejercer respecto de la disciplina exterior de la
Iglesia la misma autoridad que tienen todos los estados soberanos del orbe ca
tólico [.,.]”.44
En el'discurso federalista, la ciudad de México fue presentada como una
metrópoli tirana, apabullante e insensible a las demandas de las provincias
que, por encontrarse en estado natural, tenían el derecho de constituirse
conforme a sus propios intereses. “Es el yunque en el que se forjan las cade
nas de nuestra esclavitud”, llegó a afirmar un militar de Guadalajara.45 A par
tir de febrero de 1823, los habitantes de esta ciudad dejaron de ver a la de Mé
xico como centro de poder, sólo le reconocieron una jerarquía igual a las de
las demás capitales provinciales, apreciación que preocupó mucho a quienes
se interesaban en construir las bases del Estado nacional. Los líderes tapatíos
reiteraron hasta el cansancio que lo que querían el Congreso General y el Su
premo Poder Ejecutivo era reducir a todas las regiones a la obediencia abso
luta del centro.
En estos puntos de vista se basó el Supremo Poder Ejecutivo para acusar a
algunos líderes regionales de instigar y manipular a los habitantes. Varios im
presos de la ciudad de México pusieron de relieve las diferentes “artimañas” a
las que recurrían los grupos de poder local para manejar la voluntad popular.
Un autor anónimo sostenía que las diputaciones provinciales se estaban exce
diendo en sus facultades, al haberse convertido en las máximas autoridades de
sus respectivas jurisdicciones y al presionar a todos los sectores de la población
1,4 El Iris deJalisco del 21 de julio de 1824 publicó algunos de los artículos que formaban par
te del Derecho de Gentes. En los que se apoyaron los federalistas fueron: lo. Los pueblos se ha
llan unos respecto de otros en el estado de naturaleza; y tienen por vínculos la moral universal. 2o.
Los pueblos son respectivamente independientes y soberanos, cualquiera que sea el número de los
individuos que los compongan, y la extensión del territorio que ocupen. Esta soberanía no puede
enajenarse. 5o. Cada pueblo tiene derecho para organizar las formas de su gobierno. 6o. Un pue
blo no tiene derecho para mezclarse en el gobierno de otro pueblo. 15o. Un pueblo puede em
prender la guerra por defender su soberanía, su libertad y su propiedad.
65 Al atrevido e impolítico, 1823.
66 “El General”, 1824.
67 “El ciudadano", 1824. José María Bocanegra también afirmó que Guadalajara fue “el cen
tro de los federalistas”. Op. cit., p. 221.
68 Para evitar que la anarquía se desatara, se llevó a cabo una junta en Celaya, a partir del 1
de julio de 1823, a la que asistieron representantes de Valladolid, Querétaro, San Luis Potosí y
Guanajuato.
89 Colección, 1826, p. 14.
204 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
constituyente, que era el que debía constituir al país. Según Alamán, reconocer
la erección de estas dos provincias en estados libres y soberanos, “sin pactar an
tes las condiciones de la unión”, era tanto como precipitar el país a la anarquía.70
Aunque Oaxaca fue la primera provincia que se erigió en estado y se ma
nifestó a favor del federalismo, el pronunciamiento de Guadalajara sirvió de
modelo a otras provincias como Zacatecas, Durango, Saltillo y Querétaro. La
claridad de sus planteamientos, las bases en las que justificó su declaración y
las ideas políticas difundidas por el grupo ilustrado convencieron a otras élites
regionales para adoptar el federalismo antes de que lo hiciera el Congreso. La
diputación y Luis Quintanar remitieron a las demás capitales provinciales co
pias de las exposiciones, los bandos, los acuerdos y otros documentos en los
que justificaban el derecho de sus ciudadanos de constituirse como quisieran.
La difusión de estos impresos fue muy amplia; por ejemplo, varios ejemplares
del Voto general de los pueblos llegaron hasta Guatemala y al Nuevo Santander
(Tamaulipas). Resulta evidente el activo intercambio de documentación, pues
otras provincias también remitieron sus resoluciones conforme a los argumen
tos tapatíos.71 Los vínculos de los federalistas de Guadalajara con otros grupos,
para obtener su apoyo, remite a las relaciones existentes desde la Colonia y a
las redes comerciales.
Sobre todas las provincias, Guadalajara encontró una aliada natural en la de
Zacatecas. Desde la proclamación del Plan de Casa Mata, las dos acordaron brin
darse “todo género de auxilios y obrar de total conformidad”. Las dos diputacio
nes sostuvieron que sólo el respeto a la autonomía estatal podía garantizar la
unidad nacional, y expresaron estar dispuestas, incluso, a desobedecer las órde
nes generales cuando éstas fueran contrarias al sistema que habían adoptado.72
El pronunciamiento de Guadalajara, considerado como prematuro, gene
ró una nutrida correspondencia entre el Supremo Poder Ejecutivo y las auto
ridades locales, en la que el primero exigía explicaciones al respecto. En sus
respuestas, la diputación y Quintanar aclararon que no pretendían “provocar
el rompimiento de la patria ni disolver los vínculos que unen a todas las pro
vincias”.73 Los acuerdos alcanzados el 5 de junio diluyeron cualquier duda re
lacionada con el argumento que manejaba el Supremo Poder Ejecutivo, en el
sentido de que el grupo federalista pretendía separar a Guadalajara del terri
torio mexicano. Las autoridades provinciales declararon que mientras se for
maba el nuevo congreso, reconocerían como centro de unión a la ciudad de
México, así como al Supremo Poder y al congreso en funciones, pero sólo en
su carácter de convocante.74
82 Colección, 1874, p. 208. Desde 1808, los ayuntamientos comenzaron a recibir información
sobre los acontecimientos políticos. Remitir impresos fue un medio al que recurrieron las autori
dades para politizar a la sociedad.
83 El Iris deJalisco, 17, 19, 21, 23 y 25 de junio de 1824.
84 Bustamante había recibido este nombramiento de parte de Quintanar el 4 de marzo, con
el acuerdo del Congreso Constituyente. Colección, 1874, p. 155.
85 Olveda, 1976, pp. 41-42. Los discursos fueron reproducidos en El Ins deJalisco, el 25, 28 y
30 de junio; el 2, 5, 9, 12, 14 y 16 de julio.
8I> El Iris deJalisco, 14 de julio de 1824.
87 Ibid., 3 de mayo de 1824.
208 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
bernador provisional para que llegara a un acuerdo con el ejército a fin de evi
tar un enfrentamiento que a nadie beneficiaba. El 11 de junio, Quintanar se
reunió con Bravo en la hacienda del Cuatro, cercana a esta ciudad, y firmó un
convenio mediante el cual Jalisco se comprometió a obedecer el Acta Consti
tutiva, las leyes generales y el sistema representativo federal; Bravo, a su vez, a
no tomar represalia alguna contra las autoridades jaliscienses.88 En vista de
que el Congreso General no reconoció este arreglo, Bravo aprehendió a Quin
tanar y a Bustamante, los separó de sus cargos y los envió presos a Acapulco.
Para asegurarse de que la captura de estos dos militares no ocasionara una
reacción entre los miembros de la élite local, Bravo permaneció en Guadala
jara hasta los primeros días de 1825.
La expedición militar y la presencia de Bravo en la ciudad ayudaron pa
ra que el Supremo Poder Ejecutivo recuperara el poder y para que disminu
yera en Guadalajara la pasión federalista. Entre el 17 de junio de 1824 y el 24
de enero de 1825, y mientras se convocaban a elecciones para elegir al primer
gobernador constitucional, el Poder Ejecutivo fue cubierto provisionalmen
te por federalistas moderados: José María Castañeda, Rafael Dávila y Juan Ne
pomuceno Cumplido.
El federalismo fue adoptado, tal y como lo han señalado varios autores,
por la presión que ejercieron las provincias, algunas de ellas ya transformadas
en estados libres desde antes de que se redactara el Acta Constitutiva. Por eso,
no es del todo exacto sostener, como lo aclara José Barragán, que el Acta y la
Constitución de 1824 hayan creado a los estados para que a su vez éstos dieran
lugar a la federación mexicana.89
El federalismo prescrito tanto en el Acta Constitutiva como en la Consti
tución General de 1824 no fue el que propusieron la diputación, el jefe polí
tico y el ayuntamiento de Guadalajara, el cual tenía tantos confederalistas. Es
te federalismo procuró conciliar la unidad nacional con la autonomía de los
estados y trató más bien de crear jurisdicciones que poderes políticos. No
obstante, los miembros del Congreso Constituyente local consideraron que,
con esta forma de gobierno, los estados sacudían “el polvo de su antiguo en
vilecimiento” y recobraban “la majestuosa actitud que le es propia”.90 Entre
octubre y noviembre de ese año, meses en los que se juró la observancia de
la Constitución General, así como la particular, el federalismo fue presenta
do en el discurso político como una panacea, como la llave mágica que podía
abrir la puerta que conduciría al progreso. El 18 de este último mes, día en
que se firmó la Constitución local, el presidente del Congreso vaticinó muy
emocionado:
Desde este día queda fijada para siempre la suerte de Jalisco, y se van a consolidar
los cimientos y las bases más duraderas del edificio de su independencia, de su li
bertad y de su felicidad. Jalisco no volverá a ser colonia de la España, ni estará su
jeto al capricho y despotismo del tirano de aquella desgraciada nación y de sus
mandarines de Méjico [sic].91
día siguiente de haberse nombrado a los legisladores, los mismos electores otor
garían su voto a favor de un individuo para ocupar el cargo de gobernador, en
el año en que se presentara el caso. El Ejecutivo se depositó en un gobernador
que cubriría un periodo de cuatro años. Para aspirar a este cargo, se necesita
ba ser mayor de 30 años, haber nacido en cualquier entidad federativa y tener
una vecindad en el estado de cuando menos cinco años. Podían votar en ambas
elecciones los ciudadanos jaliscienses mayores de 21 años que tuvieran un em
pleo o un modo honesto de vivir, y estuvieran al corriente en el pago de las con
tribuciones. La ciudadanía se perdería cuando no se cumplieran estos requisi
tos, se cometiera un delito, se sufriera una sentencia o se admitiera algún
empleo o condecoración de un gobierno extranjero.97
El Poder Judicial quedó a cargo de los tribunales estatales que ejecutaron
la ley sin interpretarla ni suspenderla. De acuerdo con la Constitución y el Re
glamento para la administración de la justicia, en todo caso juzgado no podría
haber más de tres instancias, y se fijaba la forma en que debían tratarse los ca
sos civiles y criminales.
El gobierno político de cada cantón recayó en un jefe de policía —nom
brado por el gobernador conforme a la terna propuesta por el senado—, cu
yo periodo era de cuatro años.98 Cada cantón dispuso también de unajunta de
policía encargada de vigilar la observancia de la Constitución, la inversión de
los fondos municipales, los permisos a los ayuntamientos para hacer gastos ex
traordinarios y la promoción del desarrollo económico.99
Los ayuntamientos se instalaron en todos los pueblos que tuvieran más de
mil habitantes. Estas corporaciones se establecieron en 133 poblaciones, de las
cuales 30 correspondieron al cuarto cantón (Sayula), que fue el que contó con
el mayor número.100 Los cabildos estuvieron integrados por alcaldes, regidores
y síndicos, electos cada año por las juntas electorales municipales.101 En los lu
gares con menos de un millar de habitantes, se nombró a un comisario de po
licía y a un síndico procurador. Llama la atención que se haya facultado a los
ayuntamientos para crear su respectivo fondo municipal y para formar sus pro
pias ordenanzas, conforme a las disposiciones marcadas por el senado, las cua
les debían ser aprobadas por el Congreso.102
La hacienda pública, formada por las contribuciones que debían cubrir
los habitantes de Jalisco, serviría sólo para que el estado cumpliera con la par
te que le correspondía “de los gastos generales” y para cubrir los particula
res.103 La elaboración del presupuesto estatal quedó a cargo del Congreso, cu
yos diputados calcularon anualmente la carga fiscal necesaria. Por el momento
se mantuvieron las alcabalas, ante la imposibilidad de establecer contribucio
nes directas.104 Finalmente, como los otros estados, Jalisco también institucio
nalizó las milicias cívicas, o sea, la fuerza militar encargada de la defensa de la
autonomía y del federalismo.105
Conforme al régimen federal y a la Constitución particular de 1824, a fi
nales de ese año se celebraron las elecciones para elegir gobernador y a los di
putados que integrarían el primer congreso constitucional, comicios en los
que pudo observarse la presencia del faccionalismo. Prisciliano Sánchez fue el
candidato del nuevo grupo que irrumpió en el escenario político tras la con
sumación de la independencia, mientras que Rafael Dávila fue postulado por
los tradicionalistas. Las elecciones fueron muy reñidas, tanto que los dos con
tendientes obtuvieron igual número de votos, por lo que el congreso consti
tuyente tuvo que tomar la decisión. Finalmente, los diputados declararon a
Sánchez gobernador constitucional, quien tomó posesión el 24 de enero de
1825.106 Cuatro días más tarde, quedó legítimamente constituido el primer
congreso constitucional, en el que predominaron diputados con poca expe
riencia política y parlamentaria, a excepción de Juan José Romero, Urbano
Sanromán, José María Castillo Portugal, Antonio Pacheco Leal y Pedro Ta-
més.107
Prisciliano Sánchez defendió con vigor el federalismo prescrito en la Cons
titución de 1824. Reconoció que la novedad de esta forma de gobierno plan
teaba muchos problemas, por lo que exhortó a los jaliscienses a respetar las le
yes y los reglamentos para bien de las instituciones republicanas. Por medio de
circulares se dirigió a los ayuntamientos para explicarles cómo deberían inter
pretar la Constitución y otras disposiciones.
Por último, hay que señalar que la Constitución particular de Jalisco fue
de las pocas que se adjudicó el derecho de administrar todo lo relacionado
con la Iglesia. El artículo 7o. de la Constitución estatal reconoció, de acuerdo
con la general, a la católica como religión de Estado, pero decretó que éste fi
jaría y costearía “todos los gastos necesarios para conservación del culto”, a pe
sar de que el artículo 50 de la Constitución general reservaba al Congreso de
la federación, “arreglar el ejercicio del Patronato en toda la federación”. La va
guedad de la ley y las protestas del Cabildo Eclesiástico de Guadalajara provo
caron una de las primeras tensiones del sistema federal. El presidente Guada
lupe Victoria logró que las autoridades pospusieran la vigencia del artículo
7o.,108 en tanto el Congreso General expedía un decreto el 18 de diciembre de
1824 en el que dispuso no hacer variación alguna en lo relativo a rentas ecle
siásticas, mientras no se arreglara el ejercicio del Patronato en toda la federa
ción.109
El pacto federal suscrito en 1824 no resultó suficientemente sólido para
dar nacimiento a un Estado nacional fuerte y tampoco pudo evitar las tensio
nes entre las entidades y el gobierno federal, pero salvó la integridad de la na
ción. Asimismo, las entidades federativas no cumplieron con el contingente
asignado para el sostenimiento del gobierno general, o no lo enviaron comple
to ni con puntualidad,110 lo que incidió en la debilidad del gobierno federal.
Por último, algunos estados también se negaron a aplicar ciertas leyes genera
les por considerar que afectaban su autonomía. Todo esto limitó el funciona
miento del federalismo, y a partir de 1829 entraría en la crisis que terminaría
con su vigencia en 1835.
108 Los miembros del cabildo eclesiástico sostuvieron que las pretensiones del gobierno civil
estaban inspiradas en la doctrina del padre Laborde y en la del concilio de Pistoya, ambas conde
nadas por los papas Benedicto XIV y Pío VI. Colecáón, 1874, pp. 359-363.
109 El diputado jalisciense, Juan Cayetano Portugal, sostuvo en el Congreso General que no
había equidad en la asignación del contingente. Véase el trabajo de Reynaldo Sordo.
110 Colecáón, 1874, pp. 155-156.
SOBERANÍAS EN PUGNA:
DEL UNIONISMO AL FEDERALISMO RADICAL.
ZACATECAS, 1821-1825
Mercedes de Vega
Secretaría de Relaciones Exteriores
1 Según Octavio Hernández, “en Estados Unidos, el dilema entre Confederación y Estado
Federal fue un problema jurídico de organización política. En México, en cambio, el conflicto en
tre federalismo y centralismo, tuvo raíces sociales y su solución se convirtió en bandera de parti
do". Hernández, 1974, p. xviii.
215
216 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
Junto a estas redes de alcance nacional había otras instancias de poder re
gional y local, como las diputaciones de minería, que con frecuencia se enfren
taban al Tribunal. Aunque su función era económica, se convirtieron en gru
pos de presión política que defendían intereses provinciales y estrictamente
locales, pues las hubo en Zacatecas, Sombrerete, Pinos, Fresnillo y Asientos de
Ibarra. En esta institución se ventilaban y defendían asuntos con carácter local
pero que, por su naturaleza, invadían el terreno nacional a través del Tribunal
de Minería. De nuevo nos encontramos en un punto de cruce de los ámbitos
nacional y local, que en el orden económico propició la vinculación de las par
tes a un todo con límites aún difusos.
Zacatecas era una provincia poco poblada. En 1810 tenía alrededor de 140 mil
habitantes y, para 1826, en la ciudad capital vivían 15 800. El componente mes
tizo de la población zacatecana representaba alrededor de 85%.7 La sociedad
era profundamente desigual y estratificada. Los medios de producción estaban
concentrados en un reducido grupo. En las capas superiores estaban los gran
des mineros empresarios capitalistas, muchas veces emparentados con hacen
dados latifundistas. Luego seguían los ipineros, hacendados y comerciantes
medios que carecían del dinamismo económico de las capas superiores; de es
te grupo saldrían numerosos miembros de las instituciones políticas del perio
do independiente temprano.8 Como contraparte de la élite estaban, por un la
do, los pequeños propietarios, comerciantes menores, profesionistas liberales,
administradores, capataces, burócratas segundones y artesanos; por otro, la in
mensa mayoría de la población diferenciada por sus actividades pero igualada
por la pobreza.9
La guerra de independencia dejó prácticamente ileso el aparato producti
vo de Zacatecas. La casa de moneda mantuvo sus operaciones y la acuñación
sostendría el crecimiento en el nivel nacional entre 1822 y 1838.10 La transfe
7 Pérez Toledo, en prensa, “La población”; Pérez Toledo y Klein, 1992; Garner, 1970, pp. 90-
92. En orden de importancia, integraban la población productiva de los distritos mineros los ope
rarios de las minas, artesanos, comerciantes, prestadores de servicios, agricultores y profesionistas.
En las zonas agrícolas que se concentraban al sur de la provincia predominaban quienes se dedi
caban a tal actividad.
8 Los grandes empresarios capitalistas acapararon los cargos públicos del periodo virreinal
tardío, con excepción del ayuntamiento capitalino del bienio 1808-1809 y del de 1820, el cual de
mostraría la intensa movilidad social que estaba ocurriendo en la sociedad zacatecana a raíz de la
salida de algunos de los peninsulares más poderosos, como Apezechea, cuyas propiedades pasaron
a nuevas manos, en algunos casos a las de sus mismos administradores.
9 Las categorías de la élite zacatecana de finales del virreinato vigentes en el momento de la
independencia han sido tomadas de Langue, 1999, pp. 330-346.
10 Velasco Áviia, 1988, pp. 39-40 y 44; Cross, 1976, pp. 17 y 22.
SOBERANÍAS EN PUGNA: DEL L'NIONISMO AL FEDERALISMO RADICAL. ZACATECAS, 1821-1825 219
5 agn, Historia, vol. 417, f. 352-358, “Instrucciones del Ayuntamiento de Zacatecas a Miguel
de Lardizábal y Uribe, Diputado por la Nueva España ante la Supremajunta Gubernativa de Es
paña e Indias", Zacatecas, 13 de marzo de 1810.
16 Guerra, 1993, p. 212. La propuesta zacatecana se formuló con motivo de la entrega de ins
trucciones a Miguel de Lardizábal y Uribe, representante de la Nueva España ante lajunta Guber
nativa de España e Indias que gobernaría en nombre de Fernando VII.
17 Castañeda, 1984, p. 147 y De Vega, 2001.
18 Aguilar, 2000, p. 31.
9 Q- Sordo, en este volumen. Es probable que estas facciones hayan estado presentes en mu
chas otras provincias, pues el Congreso nacional reflejaba lo que ocurría en ellas. Las tres faccio
nes tuvieron presencia en Zacatecas.
SOBERANÍAS EN PUGNA: DEL UNIONISMO AL FEDERALISMO RADICAL. ZACATECAS, 1821-1825 221
20 agn, Gobernación, caja 13, exp. 7, f. 1-3, el intendente jefe político de Zacatecas sobre nuli
dad de elecciones de algunos individuos del ayuntamiento, Zacatecas, 1822; fs. 53-55, poder del
ayuntamiento de Zacatecas a Vicente Barraza y Manuel de Aranda, Zacatecas, 21 de marzo de
1822; caja 40, exp. 4, de José Monter a la Regencia, Zacatecas, 2 de marzo de 1822.
21 Biac, Archivo de Hernández y Dávalos, 15-5.1895, de Manuel González Laris al ministro de Re
laciones José Manuel de Herrera, Zacatecas, 8 de octubre de 1822; agn, Gobernación, sin sección, ca
ja 40, exp. 4, representación de jóse Monter a la Regencia, Zacatecas, 2 de marzo de 1822; caja 36,
exp. 9, f. 48-57, de Domingo Velázquez a Manuel González Laris, Zacatecas, 11 de octubre de 1822.
222 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
26 Bocanegra, t. 1, 1986, pp. 60-62, 65 y 66; Actas constitucionales, t. 2, vol. 1, pp. 159-167, 284
y 285, y t. 4, vol. 3, 1980, pp. xviii y ss.
27 Chust, 1999, pp. 222-225.
224 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
28 agn, Gobernación, sin sección, caja 46, exp. 18, de Domingo Velázquez ajosé Manuel de He
rrera, Zacatecas, 17 de enero de 1823.
29 Vázquez, 1999, p. 13.
30 Altz, Fondo legislativo, Congreso 1822, f. 57-61, sesión de la diputación provincial del 1 de
marzo de 1823.
SOBERANÍAS EN PUGNA: DEL UNIONISMO AL FEDERALISMO RADICAL. ZACATECAS, 1821-1825 2 25
garse la Constitución general, lo cual implicaba un proceso que iba del todo a
las partes, de la unidad nacional al vínculo de las partes entre sí.42 La sobera
nía nacional estaba por encima de las soberanías provinciales.
Para Jalisco y Zacatecas, la garantía de la unión era el proceso inverso: só
lo la “autonomía estatal” aseguraría la unidad de la nación; sólo el reconoci
miento de las soberanías estatales, no renunciables en aras de la nación, per
mitiría la subordinación de los estados a los intereses generales, por lo que se
organizarían internamente según el sistema federal sin vulnerar a la nación; y
desobedecerían las órdenes de México si eran opuestas a él o a los fines parti
culares de los estados. Argumentaron que la instalación de sus congresos pro
vinciales era “un acto indispensable de su soberanía”, con lo que estas sobera
nías particulares entraban en pugna con la soberanía nacional, la cual estaba
a su vez, para el Ejecutivo, por encima de las primeras pues le correspondía
constituir a la nación, definir y distribuir las competencias de los poderes ge
nerales y luego las de los estados, en ese preciso orden.43
Luego de limar las diferencias, Bravo firmó en Lagos, con los comisiona
dos de las diputaciones provinciales de Zacatecas yjalisco, los Tratados que lle
van ese nombre. El ejercicio de la soberanía era la esencia de los acuerdos: las
provincias no renunciarían a ella pero aceptaron compartirla con la nación; la
instalación de los congresos provinciales no excluiría al Congreso nacional, de
positario de la soberanía nacional, ni significaba desobediencia a los poderes
generales, pero éstos debían organizar el gobierno popular representativo fe
deral; asimismo, se sujetarían a las bases de la federación y a la Constitución ge
neral de los estados federados.44 Admitieron la cesión de soberanía a condi
ción de que se estableciera el federalismo, exigencia que finalmente habían
aceptado los voceros del gobierno nacional.
Los Tratados se firmaron en Lagos el 15 de agosto de 1823 con la interven
ción de Luis Quintanar, gobernador de Jalisco, los comisionados de la Diputa
ción Provincial de esta provincia, los de la de Zacatecas y los de Bravo.45 Zaca
tecas yjalisco procederían a elegir sus congresos, elaborar la constitución
42 agn, Gobernación, sin sección, caja 43, exp. 9, leg. 43, Correspondencia de Nicolás Bravo
con Luis Quintanar, jefe político y capitán general de Jalisco, en la que se tratan los asuntos de la
proclamación de la república federal en Jalisco y Zacatecas, julio-septiembre, 1823 [en adelante,
Correspondencia de Bravo coh Quintanar], de Bravo a Quintanar, 8 de agosto de 1823.
4S ac.n, Gobernación, sin sección, caja 43, exp. 9, Correspondencia de Bravo con Quintanar,
Juan Domínguez, José Domínguez y Mariano Villaurrutia a Bravo, 14 de agosto de 1823.
44 agn, Gobernación, sin sección, caja 43, exp. 9, Correspondencia de Bravo con Quintanar, ac
ta suscrita por los comisionados de Bravo y de las diputaciones de Jalisco y Zacatecas, Lagos, 15 de
agosto de 1823.
45 Los comisionados de la diputación jalisciense fueron Pedro Vélez y Juan Cayetano Portu
gal; los de la diputación zacatecana, Juan José Román y Santos Vélez, antiguo diputado al primer
Congreso constituyente; los comisionados de Bravo, Juan Domínguez, José Domínguez y Mariano
Villaurrutia. agn, Gobernación, sin sección, caja 43, exp. 9, Correspondencia de Bravo con Quinta
nar, Lagos, 15 de agosto de 1823.
230 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
EL FEDERALISMO EN MARCHA
47 acn, Gobernación, caja 2, leg. 25, exp. 47, “Reglamento para el gobierno provisional del es
tado de Zacatecas", 12 de julio de 1823.
48 Los diputados propietarios al primer congreso del estado fueron los licenciados Ignacio
Gutiérrez de Velasco, José Miguel Díaz de León, Miguel Laureano Tovar y Domingo Velázquez, el
doctor Juan José Román, Pedro Ramírez, Juan Bautista de la Torre, Juan Bautista Martínez, Fran
cisco Arrieta, José María Herrera y el presbítero Mariano Fuertes de Sierra. Los suplentes fueron
Domingo del Castillo, Eusebio Gutiérrez, el licenciado José María García Rojas y Eugenio Antonio
Gordoa. Aguila Mexicana, 8 de noviembre de 1823.
49 AHZ, Congreso del Estado, Comisión de Gobierno, Zacatecas, 10 de noviembre-20 de noviem
Congreso del Estado, Libro de actas de sesiones extraordinarias del Congreso constitu
ahz,
yente, noviembre de 1823-abril de 1825, Zacatecas, 30 de diciembre de 1823.
SOBERANÍAS EN PUGNA: DEL UNIONISMO AL FEDERALISMO RADICAL. ZACATECAS, 1821-1825 2 33
1 “La Provincia de Oaxaca, rinde al Rey seguramente más de un millón de pesos anuales en
los diversos ramos de que se compone en ella el Real Erario. Por esto y por otros títulos merece
consideración [...]". Véase “Instrucción del Ayuntamiento de Oaxaca", en Archivo General de la
Nación (en adelante agn), Historia vol. 417, 18 de octubre de 1809.
2 Véase Sánchez Silva, 1998, pp. 46-48.
237
238 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
5 Véanse Hamnett, 1976; Tavlor, 1976; Pastor, 1987 y Sánchez Silva, 1998.
4 Sobre el repartimiento, véanse Pastor, 1985 y Sánchez Silva, 1993.
5 Sobre el Repartimiento en la Intendencia de Oaxaca, consúltese agn, Industria y Comer
cio, exp. 20.
6 Hamnf.tt, 1976, p. 155 y “Apéndice 8”, pp. 247-252 y Sánchez Silva, 1992.
7 “Instrucción del Ayuntamiento de Oaxaca”, en ac.n, Historia vol. 417, 18 de octubre de 1809.
8 agn, Industria y Comercio, vol. 6, exp. 10, 1818.
9 El cabildo de la ciudad apuntaba que “sería conveniente, que el medio real de Hospital,
que pagan todos los Indios Tributarios quedase a beneficio del de esta Ciudad, supuesto que á él
viene a Medicinarse todo el que quiere, sin que en lo sucesivo se remita á las Caxas Generales de
México, á donde por la dilatada distancia ninguno ocurre". Véase “Instrucción del Ayuntamiento
de Oaxaca”, en agn, Historia vol. 417, 18 de octubre de 1809.
EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN OAXACA, 1823-1825 239
ciudad de Oaxaca para la causa del Rey, los cabildos civil y eclesiástico le hicie
ron llegar un comunicado en que le manifestaban su completa adhesión al
monarca hispano y consideraban la entrada las tropas realistas a la ciudad co
mo su salvación, ante “el terror que el insurgente le ha causado”.13 Pero más
allá de estas actitudes “gatopardescas” de la élite local, la presencia de Morelos
en tierras oaxaqueñas fue otro de los elementos que los hizo reflexionar sobre
la necesidad de participar en los nuevos tiempos si querían seguir controlan
do la intendencia.
Un tercer momento clave se presentó con los efectos de la política iturbi
dista. Al igual que en el resto del país, Agustín de Iturbide gozó de un gran
prestigio en Oaxaca. Sin embargo, poco a poco su popularidad se fue deterio
rando hasta llegar a ser insostenible y tener como corolario su deposición y,
poco tiempo después, su trágica ejecución.
En el nivel local, el iturbidismo ofrece algunos rasgos sintomáticos que
permiten observar cómo los grupos de poder transitaron paulatinamente de
la adulación a su total rechazo y su posicionamiento como una de las provin
cias que encabezaron el movimiento para establecer el sistema republicano fe
deral. Así, en un principio la élite local aceptó que desde 1822 Iturbide nom
brara como gobernante de la provincia a su mismo ahijado, don Manuel Iruela
Zamora; al poco tiempo, y cuando el iturbidismo endureció sus actos de go
bierno con préstamos, impuestos y papel moneda dictados de manera forzosa,
ellos cayeron en la cuenta de que no había mucha diferencia entre las medi
das centralizadoras borbónicas de finales del siglo xvm y el gobierno imperial
comandado por Iturbide I.14 Sintomáticamente, a la par de la caída de Iturbi-
de, su ahijado fue depuesto en Oaxaca.
Los hechos mismos favorecieron la consolidación del regionalismo: la au
sencia del rey en 1808 y sus consecuencias, la iniciación de la guerra de inde
pendencia y la revolución española, que culminó con la Constitución de Cádiz
de 1812 en la extensión de las libertades y la ciudadanía de amplios sectores de
la población, y la concesión de formas de representatividad municipal y pro
vincial, los efectos del gobierno de Morelos en la provincia, la restitución de la
constitución gaditana en 1820 y, finalmente, el desencanto de las élites provin
ciales con la política iturbidista. Todos estos procesos se concatenaron con el
fin del dominio español, para que los grupos de poder regional esgrimieran
que era necesario establecer nuevas reglas para “refundar la nación”. Así las co
sas, los vemos, junto con nuevos actores políticos, descollar en el estableci
miento del federalismo, los procesos electorales y la promulgación de la Cons
titución Política local en 1825.
20 Impreso del 31 de enero de 1822 que da noticia de que el día 29 fue instalada la Excelen
tísima diputación de la provincia de Oaxaca en Archivo Histórico Municipal de San Andrés Zau-
tía, Etla, Oaxaca, Expediente 2, varios impresos de 1822; Rodríguez, 1999, p. 18.
21 Inicialmente, el autor que desde 1932 destacó el papel preponderante del cabildo capita
lino fue Jorge Fernando Iturribarría. Recientemente, tanto Hensel como Rodríguez han destaca
do lo mismo pero añadiendo otros elementos que complementan la interpretación: Señalan que
Nettie Lee Benson se equivocó al suponer que en Oaxaca había sido la diputación provincial la
que comandó el proceso. Véanse Rodríguez, 1999, pp. 56 y 57, notas 87 y 108, respectivamente;
Hensel, 1999, pp. 230-231, y Benson 1994, pp. 178-179, e Iturribarría, 1982.
22 En Oaxaca, una expresión popular dice que “los oaxaqueños todo lo enredan, incluso el
queso", al cual se llama quesillo.
2S Debido a la apertura gaditana y su restitución en 1820, hubo efervescencia en diversas par
tes de la provincia: Huajuapam, la Costa, el Istmo de Tehuantepec, entre los más importantes. Pa
ra Huajuapam, véase Martínez, 1999, pp. 24-62; la información de los otros lugares en agn, Ayun
tamientos, Oaxaca, 1820; sobre los procesos electorales puede consultarse Guardino, 2000.
24 “Art. 312. Los alcaldes, regidores y procuradores síndicos se nombrarán por elección en
los pueblos, cesando los regidores y demás que sirvan oficios perpetuos en los ayuntamientos, cual
quiera que sea su título y denominación”. Véase Constitución, 1812, p. 94.
25 Sobre este aspecto, las discusiones que se dieron entre julio y agosto de 1820 resultan ilus
trativas. Véase Archivo Histórico Municipal de la Ciudad de Oaxaca (en adelante ahmco), Libro de
Actas de Cabildo, 1824.
EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN OAXACA, 1823-1825 2 43
ción, y más á propósito al sistema referido, los poderes que se confieran á los
representantes por este Estado, se reducirán á obrar de conformidad con la
opinión general y expresado pronunciamiento de los pueblos que van a repre
sentar [,..]”.37
Los acuerdos finales de El Carrizal fueron la piedra de toque de esta ma
nera de ver las cosas. En la parte expositiva se anota que ambos contendientes
“han sabido formar unos convenios que conciban las circunstancias de la Na
ción, con el pronunciamiento de Oaxaca”. Para concluir que “la citada conci
liación de los intereses generales, á que con el más cordial afecto y decidido
empeño ha propendido este Estado, por considerar en él verdadero triunfo de
la gran Nación mexicana”.38
¿Cómo debemos caracterizar el movimiento soberanista oaxaqueño de
1823? Todo indica que, con la excepción de las ideas de “separatismo radical”
esbozadas en el anónimo del 25 de mayo, el discurso mantuvo el tono de bus
car un nuevo pacto de gobernabilidad, en donde se “refundara” la nación con
la igualdad de todas las provincias, incluida la de México como una más, y se
reconociera a las provincias el derecho a autogobernarse en su régimen inte
rior. Rodríguez la interpreta como una actitud conciliatoria de don Florencio
del Castillo, al escribir el 8 de agosto de 1823 al gobierno nacional sobre la ins
talación del Congreso provisional y pedirle la “unidad nacional”; pero esta for
ma de actuar es más bien la constante que la excepción en Oaxaca. En suma,
creo que del Castillo resumía el sentir del movimiento soberano federalista
“oajaqueño”: “Este Congreso se halla íntimamente convencido de que no de
be de dejar de existir ni un solo día, un Gobierno central, así para que haya
unidad y sistema en las provincias que miran el bien general de la Nación co
mo para evitar la anarquía y disolución de todos los Estados asociados”.39
40 Las principales familias de Oaxaca eran los López Ortigoza, los Murguía y Galardi, los Itu-
rribarría, los Esperón, los Mañero Embides, los Ramírez de Aguilar, los Mantecón y los Goytia.
Véase Hamnett, 1990, pp. 51-52 y 56-65.
41 Hensel, 1999, p. 236.
42 Rodríguez, 1999, p. 10.
49 Sobre los López Orügoza y el mayorazgo de la familia Ramírez de Aguilar desde el siglo
xvi, consúltese Taylor, 1972, en particular el capítulo IV.
248 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
si algo distinguió a la élite oaxaqueña fue “[...] su capacidad de variar sus po
siciones políticas según las cuesüones del día y con el paso del tiempo”.44
Más que los individuos como tales, el análisis se debe centrar en la pugna
por el control de las instituciones políticas y la definición por cuál de ellas de
bería ser la hegemónica. En Oaxaca, en los años de 1823 a 1825 hubo miem
bros de la “élite tradicional” tanto en el cabildo de la ciudad como en la dipu
tación provincial y luego en el Congreso Provisional, y viceversa. También en
ambas instituciones aparecieron los nuevos actores, muchos de ellos profesio
nistas, clero y miembros de las fuerzas armadas. Esta circunstancia hace que
sea importante estudiar las pugnas entre instituciones.
Entre 1822 y 1824 he encontrado diez momentos de confrontación entre
las instituciones del “antiguo régimen” y las “nuevas”: entre el cabildo de la ciu
dad y la diputación provincial; entre ésta y lajunta Provisional de Gobierno;45
entre el cabildo de la ciudad y el cabildo eclesiástico; entre el congreso local y
el cabildo de la ciudad; entre el jefe de las operaciones militares y varias insti
tuciones (cabildo de la ciudad, congreso y gobernador del estado) Para ilus
trar el punto, veamos algunos ejemplos.
El 24 de abril de 1822, la Regencia señalaba que recibió carta de la diputa
ción provincial de Oaxaca, en la cual se queja “con mucho disgusto de las desa
venencias y odiosas contestaciones que han mediado entre ustedes y esa Exma.
corporación [cabildo de la ciudad] [...]”. La Regencia les pedía resolver sus
pugnas y “que se arreglen escrupulosamente á sus atribuciones bien detalladas
en la Constitución Española que aún rige: en el reglamento de Ayuntamientos
y Diputaciones y en otros decretos posteriores bien conocidos en todos [... ] ”.46
En 1824, las pugnas entre el Congreso local y el cabildo citadino fueron
más frecuentes. Con fecha 20 de noviembre de 1824, el gobernador del esta
do, José Ignacio de Morales, transcribe correspondencia del Congreso del es
tado para pedirle que se relacionen los varios ramos que con el nombre de mu
nicipales cobra anualmente el Ayuntamiento, con el objetivo de que esta
institución tuviera con que cubrir sus necesidades, “sin apuros y escaceses, que
en el día lamenta; el H.C. quiere, que efectivamente se le pase una Nota de los
ingresos, que en la actualidad disfruta el Ayuntamiento: otra de sus gastos fijos;
y un cálculo prudencial de los extraordinarios anuales lo que de orden de su
Soberano decimos á V.E. con los fines indicados”.47 Todo indica que el objeti-
48 “Correspondencia del gobernador del Estado, José Ignacio de Morales, al Muy Ilustre Se
ñor Justicia y Regimiento de esta Capital”, en ahmco, Libro de Actas de Sesiones, 3 de diciembre
de 1824, ff. 190-190v.
49 “Correspondencia del gobernador del Estado, José Ignacio de Morales, al Muy Ilustre Se
ñor Justicia y Regimiento de esta Capital" ahmco, Libro de Actas de Sesiones, 7 de diciembre de
1824, fs. 200-201.
M “Correspondencia del gobernador del Estado, José Ignacio de Morales, al Ilustre Ayunta
miento de esta Capital” y “Respuesta del Ayuntamiento al gobernador del Estado” en ahmco, Li
bro de Actas de Sesiones, 10 y 14 de diciembre y de 1824, respectivamente, ff. 204-205 y 214-215v.
250 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
dureza con que el señor coronel D. Antonio de León me escribe, sin prestarse
a recibir cantidades parciales hasta el complemento del total”.56
Después de unajunta de las “fuerzas vivas”, Murguía y Galardi consigue el
dinero, y lo entrega a De León. Pero entre la solicitud y la entrega, los hechos
reflejan la lucha por el control político local: ante la amenaza de invasión, tan
to el gobernador como la mayoría de los miembros del Congreso local huyen
de la ciudad de Oaxaca. Por cinco días, el Congreso suspende sus sesiones; el
gobernador por dos, situación que el cabildo de la ciudad aprovecha para re
tomar la bandera y ser la única institución que hace frente a la crisis. El hecho
acarreó diversas reacciones: el gobierno nacional pidió aclarar la “desapari
ción de facto” de los poderes constituidos, a lo que algunos miembros del Con
greso precisaron que no había sucedido tal “[...] procurando desde el lugar
donde residía mantener el orden y evitar que las tropas del sedicioso León to
mara por la fuerza el dinero que solicito [y] que en medio de las circunstan
cias mas apuradas [la Asamblea] había sabido resistir á las injusticias del anar
quista León defendiendo los principios de la justicia y formando la opinión
publica,..”, ya que tanto ellos como el mismo gobernador gozaban del dere
cho de ejercer su mando en cualquier lugar donde radicaran.57 Además, varios
legisladores y prominentes integrantes de la élite, encabezados por el secreta
rio del congreso, José María López Ortigoza, y por José Esperón y Manuel En-
cisó, criticaron severamente que el cabildo citadino se hubiera abrogado dere
chos que no le correspondían al querer hacerse pasar por depositario de la
representación del estado.58
Ante la gravedad de la crisis, el gobierno nacional volvió a enviar tropas al
mando del general Guadalupe Victoria. Al igual que en 1823, se llegó a un
acuerdo a fines de agosto.59 Después de recibir el dinero, las tropas de De
León salieron de Etla para Huajuapam, población en la que pasaron por las ar
mas al receptor de alcabalas, el español Cayetano Machado. Como resultado
de estos excesos, al capitular De León ante Victoria, los culpables materiales
fueron fusilados. Como en su confesión afirmaron haber recibido órdenes de
los hermanos De León, ambos fueron encarcelados. Antonio de León saldría
indultado hasta 1826, lo que allanó el camino para que otros actores, de orien
tación civilista, discutieran y aprobaran la primera constitución política oaxa-
queña.
LA LEGISLACIÓN PROVISIONAL
60 En ambos casos se habla en plural, debido a que en las “Bases” se trata tanto del goberna
dor como del Secretario del Despacho; en la , del gobernador y del vicegobernador. Véase Colec
áón, 1851, pp. 25 y 78-79.
EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN OAXACA, 1823-1825 253
66 Decreto del gobernador Murguía y Galardi sobre la cuota que toca al estado para el ejér
cito permanente en ahmco, Libro de Actas de Sesiones, 20 de septiembre de 1824, ff. 577-579.
67 Véase ahmco, Libro de Actas de Sesiones, 15 de septiembre de 1824, ff. 580-581. Decreto
XXIV. 25 de septiembre de 1824. Reglamenta el modo en que deberán cubrir los pueblos del es
tado el cupo de reemplazos para el ejército permanente.
68 ahmco, Libro de Actas de Sesiones, Sesión del 28 de febrero de 1824, ff. 145-146v.
09 “Correspondencia del gobernador Murguía y Galardi a la Ilustre Junta y Regimiento de es
ta Ciudad", en ahmco, Libro de Actas de Sesiones, 7 de octubre de 1824, ff. 596-596v.
EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN OAXACA, 1823-1825 2 55
era mayor y viceversa: el centro y sus pueblos debían 66.17%; Ejutla, 13.88%;
Tehuantepec, 7.52%; Zachila, 5.23%; Jamiltepec, 1.85%; Teposcolula, 1.58%;
Huajuapan, 0.34% y Teotitlán también 0.34%.73
Una nueva ley sería decretada hasta el 28 de septiembre de 1826, y así se
mantenía vigente la contribución directa decretada el 20 de agosto de 1824
por el Soberano Congreso constituyente, con algunas precisiones. Entre las
más importantes destaca la consignada en el artículo 19 que tenía la preten
sión de que los declarantes evitaran ocultar sus propiedades o salarios, ya que
a la letra decía: “A los habitantes del Estado, no se garantizan más haberes que
los que declaren tener ante las juntas de clasificación”.74
Estas continuidades y matices inspiran un tema que debería ser investiga
do: evaluar con cifras precisas cuál fue la participación fiscal para saber la par
ticipación de los pueblos en contraste con las zonas urbanas. Este análisis nos
daría mayores elementos para entender las penurias financieras de los prime
ros gobiernos republicanos en Oaxaca.
A la luz de este doble proceso deben entenderse las ideas que se utilizaron
en el contexto oaxaqueño al redactarse la primera constitución política local.
De entrada, todas las constituciones de los estados de la república y la federal
misma tuvieron como base la de Cádiz de 1812, con mínimas ideas del consti
tucionalismo norteamericano. Así, todas reconocieron el catolicismo como re
ligión de Estado; todas aceptaron sus procedimientos para llevar a cabo las
elecciones políticas y, en algunas, como la oaxaqueña, se incluía entre los re
quisitos para ser elector de parroquia o elector primario, “saber leer y escribir,
pero este requisito no se observará sino desde el año de mil ochocientos cua
renta”,85 que modificaba el artículo 25 de la constitución de Cádiz, el cual pun
tualizaba que, para no perder los derechos de ciudadanía, “desde el año de mil
ochocientos treinta deberán saber leer y escribir los que de nuevo entren en el
ejercicio de los derechos de ciudadano”.86
Era natural que se reflejara una mezcla de las teorías existentes, y el mis
mo fenómeno se dio en todas las nuevas naciones hispanoamericanas. En este
sentido, para el caso de Oaxaca existe un texto titulado “El Congreso Consti
tuyente a los habitantes del Estado”, que es la parte de motivos precedente a
la constitución misma, una pieza clave en este orden de ideas.87 La primera
sección de la constitución local se refiere a “quiénes son los miembros del es
tado y de los deberes que deben gozar”; como parte central y de acuerdo con
la tradición gaditana define a la religión católica como “religión de estado” y
precisa que no se aceptaría la práctica de ninguna otra.88 Este hecho, que a los
ojos del liberalismo radical resulta un contrasentido, era, además de un ele
mento de unidad nacional y estatal, una necesaria transacción entre el “Anti
guo Régimen” y el asentamiento del liberalismo en su expresión más pura con
el correr de los años.89 También se fijan los principios republicanos básicos, te
«o -g| Congreso Constituyente a los habitantes del Estado", en Constitución Política del Estado
Libre, de Oaxaca, 1825, p. iv.
91 Véase Hamnett, 1984, pp. 309-310.
92 “El Congreso...”, p. v.
9S ¡bid.., pp. vi-vii.
94 Ibid., pp. vii-viii.
260 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
A fines del siglo xix, el padre José Antonio Gay se preguntaba inteligentemen
te, ¿por qué cuando más control tenían los realistas del territorio oaxaqueño
y los insurgentes estaban reducidos a cero, se consumó la independencia en es
ta provincia el 31 de julio de 1821? Una pregunta similar puede plantearse pa
ra el establecimiento del federalismo en Oaxaca entre 1823 y 1825: ¿por qué
los grupos tradicionales de poder, encabezados por la élite mercantil, que con
trolaban el cabildo de la ciudad capital, institución que dirigió el proceso, op
taron por el sistema federalista republicano? Aunque la respuesta tiene varias
aristas, concluiré con las que considero más relevantes.
Oaxaca, como integrante del imperio español, se vio afectada por el largo
proceso de transición del “Antiguo Régimen” al estado moderno que se verifi
có en el mundo occidental. Así, las élites tradicionales locales, que en un prin
cipio se opusieron a las reformas borbónicas e incluso lucharon por que el sis
tema español retomara su forma previa a 1786, poco a poco cayeron en la
cuenta de que tenían que ponerse al día si es que deseaban seguir comandan
do la provincia. De entrada, debido a la extensión de la ciudadanía a amplios
sectores sociales y a las nuevas formas de representación municipal y provincial
tuvieron que aceptar la presencia de nuevos actores e instituciones políticas.
Sin embargo, optar por el sistema federal se convirtió, parafraseando a Brian
Hamnnett, en el mejor camino para poder dirimir sin “perturbaciones exter
nas” sus cuestiones domésticas.
FEDERALISMO Y ANARQUÍA,
MUNICIPALISMO Y AUTONOMÍA:
GUANAJUATO, 1820-1826
* Agradezco al doctor Jaime Rodríguez los comentarios hechos a una versión anterior de es
te artículo.
263
264 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
una de las demandas con mayor arraigo en las provincias, Iturbide, junto con
el resto de los integrantes de lajunta Provisional Gubernativa, determinó el 8
de noviembre de 1821 crear nueve diputaciones provinciales, entre las cuales
estaba la de Guanajuato, y que se convocara a elecciones de diputados para
enero del siguiente año.
En diciembre de 1821, se llevaron a cabo en las distintas poblaciones gua-
najuatenses las elecciones para elegir a los integrantes del cuerpo representa
tivo provincial. Finalmente, en marzo de 1822 la diputación se instaló y comen
zó a sesionar. Vale la pena destacar que, a lo largo de 1822, los diputados de
Guanajuato se ciñeron a las atribuciones que la constitución de Cádiz confería
a las diputaciones provinciales y cumplieron a la letra con lo dispuesto por el
artículo 335 de la carta gaditana. Enviaron al jefe político sus dictámenes sobre
la solicitudes de varias poblaciones que demandaban erigir su propio ayunta
miento. Dieron parte sobre las anomalías que habían registrado en el manejo
de los propios y arbitrios de los cabildos. Recomendaron al jefe político cobrar
nuevos impuestos para fomentar la educación entre la población local, y pro
pusieron que se mejorara la recaudación de las alcabalas y de la pensión rústi
ca. Así, entre febrero de 1822, en que se instaló, hasta febrero de 1823, fecha
en que se adhirió al Pian de Casa Mata, la Diputación informó, propuso, reco
mendó, consultó y sugirió al jefe político lo que consideraba importante para
mejorar el buen gobierno de la provincia de Guanajuato. En ese lapso de tiem
po, este órgano representativo local dependió del ‘jefe superior de la provin
cia”. El jefe político, en efecto, fue el encargado de administrar y gobernar
Guanajuato durante esos meses. Primero Fernando Pérez Marañón, y después
Domingo Chico, dos funcionarios muy relacionados con Iturbide y con los
grupos políticos y económicos provinciales, fueron los responsables de ejecu
tar, organizar y vigilar la buena marcha de los diversos aspectos relacionados
con la administración pública de Guanajuato. También correspondió al jefe
político ser “el gozne” entre Guanajuato y el gobierno imperial, como señaló
Chico. La “autoridad superior de la provincia” llevó a cabo lo ordenado por los
ministerios de Hacienda, Guerra y Relaciones Interiores, además de que infor
mó continuamente al Emperador sobre las actividades de los grupos políticos
guanajuatenses.6
Sin embargo, el Plan de Casa Mata vino a trastocar, entre otras cosas, esta
relación de dependencia entre el jefe político y la Diputación Provincial a tal
punto que esta institución local se convirtió, a partir de marzo de 1823, en el
“gobierno supremo de esta provincia”. El 23 de febrero de 1823, los diputados
y el jefe político se adhirieron al Plan de Casa Mata, a los pocos días de que és
te había sido proclamado. Varias circunstancias facilitaron que la Diputación
de Guanajuato respaldara tan rápido a los militares. Seguramente, Luis de Cor
6 blag-aai, correspondencia de diversas autoridades con Iturbide en distintos meses del año
de 1822.
266 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
7 Serrano, 1993.
8 Anna, 1992, p. 114.
9 Anna, 1992, y Tenenbaum, 1989.
10 ahgto, Artas de la diputación provincial, 7 de marzo de 1823.
11 Ibid., 8 de marzo de 1823.
12 agn, Gobernación, sin sección, 49, exp. 14, Diputación al Ministro de Relaciones, Guana
juato, 18 de abril de 1823.
FEDERALISMO Y ANARQUÍA, MUNICIPALISMO Y AUTONOMIA: GUANAJUATO, 1820-1826 2 67
las autoridades locales en caso de que Iturbide movilizara tropas contra Gua
najuato.13 Por último, los diputados guanajuatenses ordenaron a los emplea
dos de la hacienda imperial no enviar a la ciudad de México ninguna cantidad
recaudada por el gobierno imperial en Guanajuato; en particular, las ganan
cias del estanco del tabaco y del impuesto minero se destinarían a pagar los
destacamentos militares que se levantarían en unos días más.14José María Fer
nández logró que la diputación aprobara una enmienda que fijaba que “la Na
ción”, esto es, Guanajuato, vigilaría la recaudación de los impuestos y graváme
nes de la provincia.15
Así, entre febrero y abril de 1823, la diputación se convirtió, al interior de
Guanajuato, en “supremo gobierno”: desplazó al jefe político, fue reconocida
por Otero como la encargada de organizar las tropas provinciales y también
del ejército, y se transformó en la instancia fiscalizadora de la hacienda públi
ca. Al exterior, la Diputación también fue la responsable de fijar la postura de
Guanajuato ante los acontecimientos y las negociaciones que se sucedieron
después de marzo de 1823. En particular, designó a Ignacio Obregón como re
presentante de la provincia ante lajunta de Puebla, a quien se le instruyó pa
ra que abogara porque se llamara a elecciones de un nuevo congreso, y por
consiguiente, que no se reconociera a lajunta nacional constituyente, ya que
“es un órgano extraño al sistema constitucional".16 Desde mediados de marzo,
los diputados de Guanajuato defendieron la reunión de un nuevo congreso
constituyente y que se eligiera con distintas bases electorales a los diputados
nacionales.
y San Luis Potosí. La máxima autoridad militar de las provincias no sería el po
der ejecutivo, ni tampoco el Ministerio de la Guerra, sino Barragán.
Cortázar se había excedido en Querétaro. Así fue como la Diputación de
Guanajuato calificó el plan de Querétaro, cuando se reunió el 16 de junio pa
ra evaluar “el estado de confusión provocado por las movilizaciones a favor de
la república federal popular”. Los diputados provinciales consideraban que se
habían cometido excesos en muchas partes del país, y por muchas institucio
nes. Si bien coincidían con la corporación de Guadalajara en la necesidad de
convocar al nuevo congreso, no eran del mismo sentir sobre las medidas que
tendían a enfrentar a las provincias con el poder ejecutivo.22 Los diputados
guanajuatenses temían que los “excesos” provocaran una guerra civil y, en par
ticular, “la caída de la ciudad de México”, es decir, el que las provincias y los
militares no reconocieran más al gobierno nacional como centro de unión
del país.
Para prevenir la “anarquía”, la Diputación Provincial de Guanajuato acep
tó la invitación hecha por la Diputación de Valladolid para que en la ciudad de
Celaya se reunieran los representantes de esas dos provincias, más los de San
Luis Potosí y Querétaro. El mismo 26 de junio, la Diputación guanajuatense
designó a Benigno Bustamante como su representante. El principal objetivo
del comisionado ante lajunta de Celaya sería “uniformar la opinión de esas
cuatro provincias y dirigirla hacia un centro común para evitar los horrores de
la anarquía”. Seguramente se consideraba como el centro común al congreso
constituyente, ya que se ordenaba a Bustamante trabajar a favor de que se re
conocieran las “órdenes que el actual (congreso nacional) dictare [...] serán
obedecidas por los casos ejecutivos y del momento". En este sentido, el comi
sionado también debía abogar para que las provincias “no se anticipen a for
mar sus [constituciones] particulares, sino que aguardarán a que el futuro con
greso como constituyente-de la nación expida según corresponda”. Así, para la
Diputación de Guanajuato las prioridades eran, primero, reconocer al congre
so nacional actuante como la autoridad legítima; segundo, esperar la reunión
del congreso constituyente, y dejarlo en libertad para establecer la forma de
gobierno más conveniente al país, y por último, que las provincias elaboraran
sus propias constituciones sin entrar en contradicción con la constitución ge
neral. Bustamante podría reconocer a Miguel Barragán como jefe de las tropas
de las cuatro provincias, pero con la única encomienda de mantener la tran
quilidad pública y supeditarse a lajunta de Celaya.
Luis de Cortázar no vio con buenos ojos la postura de la Diputación de
Guanajuato en contra del predominio de los militares dentro de la unión de
las cuatros provincias. Maniobró para que los oficiales de las milicias organiza
das en las poblaciones guanajuatenses se adhirieran al Acta de Querétaro. Co
mo lo reconoció Mariano Villaurrutia, oficial de la milicias de San Miguel, el
25 Guerra, caja 1, exp. 25, Vilaurrutia al jefe político, San Miguel, 22 de junio de 1823.
ahgto,
24 AHGTO,libros correspondencia del jefe político, 1823, Alamán a Manuel de Cortázar, 27 de
junio de 1823 y agn, Gobernación, sin clasificar, caja 1822, caja 6, Manuel de Cortázar a Lucas Ala
mán, Guanajuato, 30 de junio de 1823.
25 acn, Gobernación, sin clasificar, legajo 67, exp. 1, Acta de lajunta de Celaya, 10 y 11 de julio.
FEDERALISMO YANARQUÍA, MUNICIPALISMO Y AUTONOMÍA: GUANAJUATO, 1820-1826 271
codiciado por lo cuantioso de sus diezmos”.34 Las otras razones fueron que Va
lladolid atentaba contra el derecho público “que enseña que en un sistema fe
derado todos los Estados deben ser iguales, y que Valladolid aspira a ser mayor
que Querétaro y que otros muchos otros”. Además, Guanajuato no necesitaba
unirse a otros estados: “su agricultura y sus minas apenas tienen semejanza en
la federación”. Por el contrario, unirse a Valladolid implicaría que continuara
la extracción de recursos de Guanajuato. Con el sistema federal, los legislado
res guanajuatenses estaban seguros de que “sus” recursos fiscales sólo benefi
ciarían a “su” estado.
La otra providencia que impulsaron las élites políticas de Guanajuato pa
ra que funcionara el sistema federal, fue ordenar a sus representantes ante el
congreso constituyente nacional apoyar medidas que aseguraran que no resur
giría un poderoso gobierno nacional que les disputara la autonomía y las “li
bertades” ganadas a la caída de Iturbide.35 Entre estas medidas vale la pena
destacar en este momento la publicación de la ley del 24 de agosto de 1824
que deslindaba las rentas que correspondían recaudar y administrar a los esta
dos y al gobierno federal. En la ley se estipulaba que el gobierno federal per
cibiría el contingente fiscal de los estados, los derechos de exportación e im
portación, la acuñación de monedas, el monopolio de la sal, el derecho sobre
los bienes nacionales y la producción, venta y distribución del tabaco en rama.
Cada estado, por su parte, cobraría las alcabalas, los derechos sobre el oro y la
plata, las contribuciones individuales, los impuestos sobre el pulque y las pe
leas de gallos, dos novenas partes de los diezmos y la manufactura de tabaco,
así como la venta de cigarros y puros.
La puesta en marcha de la ley de agosto de 1824, y la consiguiente división
de las rentas nacionales entre el gobierno federal y el estatal, fue un proceso di
fícil en Guanajuato. En particular, el contingente, a lo largo de la primera repú
blica federal, fue un tema-candente de las relaciones entre el gobierno nacio
nal y las autoridades del estado de Guanajuato.36 En julio de 1824, el congreso
nacional constituyente asignó a Guanajuato un monto de 218 750 pesos como
contribución federal. El congreso de Guanajuato, en octubre de 1824, no acep
tó el monto asignado como contingente, ya que la tesorería estatal había reci
bido como rentas públicas “un cadáver con la obligación de darle vida en muy
pocos días”.37 Los cortos y “rateros” ingresos estatales impedían cumplir sus
obligaciones y en estas circunstancias sólo quedaba suspender los sueldos de la
burocracia estatal, endeudarse con la tesorería nacional y “no se podrá poner
en sistema su hacienda, y sin fondos, sin recursos y sin gobierno, verá con do
lor el congreso que sus comitentes perecen en una disolución acaso inevitable”.
Para evitar esta catastrófica situación, los diputados estatales propusieron sus
pender el contingente hasta que se organizaran las rentas del estado y se recu
perara la minería, esa “Diosa de la abundancia que se vino a sentar entre noso
tros”, y que con el impulso del capital extranjero aumentaría su producción. Si
se concedía esa suspensión, Guantyuato podría pagar sus rentas y sus deberes
con la federación. Las presiones de los diputados de Guanajuato y de los otros
estados surtieron efecto en corto tiempo. A principios de 1825, el gobierno fe
deral redujo durante un semestre la tercera parte del contingente.
El control sobre el estanco también generó un duro enfrentamiento entre
los diputados del congreso guanajuatense y el gobierno federal.38 La ley de di
visión de rentas de agosto de 1824 estipulaba que el Ministerio de Hacienda
vendería a los gobiernos locales tabaco en rama cultivado en las villas de Vera-
cruz, y a los estados que no contaran con fábricas tabacaleras les remitiría ci
garros y puros de la factoría de la ciudad de México. Sin embargo, en octubre
de ese año los diputados García de León y Palacios se quejaban de que el go
bierno federal no había cumplido su responsabilidad. Hacía un año que Gua
najuato no recibía ni un solo cajón de tabaco, con lo que los ingresos estatales
eran insuficientes para pagar la administración pública. Los diputados propu
sieron dos soluciones. Primero, contratar directamente con las villas producto
ras del tabaco en rama, aun cuando se lesionaran los derechos del gobierno fe
deral.39 Y segundo, que el estado pagara únicamente la tercera parte de su
contingente fiscal. El diputado Incapié justificó estas medidas acusando a Fran
cisco Arrillaga, ministro de Hacienda, de “evitar [que] los estados cuenten con
recursos bastantes para que no puedan cumplir con el cupo señalado ni sus
gastos, y para que su forma de gobierno llegue a ser central”.40 Este argumen
to anticentralista determinó la votación, y todos los diputados aprobaron remi
tir al presidente de la república una enérgica protesta contra “las aviesas" in
tenciones del ministro de Hacienda.
A los pocos meses, el gobierno federal envió a Guanajuato una gran can
tidad de libras de tabaco en rama y cajas de cigarrillos y puros. Esta medida in
dica el grado de éxito con que las élites políticas de Guanajuato impusieron al
gobierno federal los términos de negociación sobre el estanco; amenazando
con no pagar el cupo fiscal, una de las principales entradas de la hacienda na
cional, el congreso de Guanajuato consiguió la entrega del tabaco.
Hasta aquí he resaltado que la Diputación de Guanajuato respaldó el esta
blecimiento del federalismo con el fin de afianzar su control sobre las contri
buciones recaudadas en la provincia de Guanajuato. Entre 1823 y 1824, las éli
tes guanajuatenses identificaron el federalismo con la autonomía fiscal. Para
lograr esta autonomía, por igual se enfrentaron al gobierno nacional que a las
autoridades civiles y eclesiásticas de Valladolid. Otros factores vinculados con
la estructura de poder al interior de Guanajuato determinaron también el es
tablecimiento del federalismo en esta provincia-estado. A continuación me
concentraré en destacar y en explicar cómo se vincularon la multiplicación de
los ayuntamientos, la organización de las milicias cívicas y las pugnas entre los
vecinos principales y los patricios urbanos con el establecimiento del federalis
mo en Guanajuato.
MUNICIPALISMO Y FEDERALISMO
A finales del siglo xvm, en Guanajuato funcionaba una estructura fiscal dirigi
da y organizada por los funcionarios reales desde la ciudad capital de la pro
vincia. En cada uno de los suelos impositivos en que se dividía esta parte del
Imperio, se ubicaban funcionarios de la real hacienda que recaudaban las con
tribuciones que gravaban el comercio, la agricultura, las “industrias” y, sobre
todo, la minería. Los recursos eran concentrados en las cajas de la intenden
cia, desde donde se pagaban los gastos del gobierno provincial, y también des
de donde se enviaban recursos a las autoridades novohispanas. La guerra de
independencia anuló este centralizado sistema fiscal. En primer lugar, la gue
rra ocasionó una gran desorganización de la burocracia de la real hacienda.41
Los funcionarios tuvieron que huir acosados por los insurgentes. Se concentra
ron en las ciudades de Celaya, Guanajuato y Querétaro, y muy lentamente pu
dieron regresar a las poblaciones guanajuatenses para cobrar los impuestos
acumulados y los que estaban por venir. Pero lo que más afectó a la estructura
impositiva fue que la guerra contrainsurgente obligó a los funcionarios virrei
nales a incentivar la activa participación de las autoridades de las ciudades, de
las villas y de los pueblos en la distribución, recaudación y administración de
los recursos destinados a pagar a los militares y a la burocracia real. A partir de
1811, se ordenó a grupos políticos y económicos de estas poblaciones organi
zar las llamadas juntas de arbitrios, que tenían como principal objetivo asumir
parte de las labores de la burocracia regia: recaudar las gabelas; evitar la eva
sión, el contrabando y la demora en el pago de las contribuciones de los súb
ditos; vigilar el buen funcionamiento de las cajas foráneas; graduar la riqueza
de los habitantes de la provincia; levantar las listas de contribuyentes, distribuir
las cuotas, y administrar los recursos recibidos y enviarlos a las tesorerías res
pectivas. En 1819, el intendente informó al virrey que la capital ya no recibía
dinero de las poblaciones de la provincia.42 Así, para 1820, a consecuencia del
financiamiento de la guerra, las juntas de arbitrio de las ciudades, villas y pue
46 ahgto, Secretaría, 29, exp. 7. Folleto “El gobernador del estado de Guanajuato a las mu
nicipalidades del mismo", diciembre de 1824.
47 ahgto, Archivo, Libro de correspondencia entre el gobernador y el congreso, agosto de
1824.
48 ahug, Libro de Acus de lajunta de hacienda, 24 de febrero de 1827.
278 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
49 Blanco, 1988, Chust, 1987, Orto, 1991, Serrano, 1993, y Serrano, 2001.
50 Reglamento para la Milicia Nocional. Puebla, Imprenta Nacional, 1823.
51 ahgto, Guerra, caja 3, exp. 10, ayuntamiento de León al gobernador, 23 de agosto de
1824; ahgto, Guerra, caja 14, exp. 1, ayuntamiento de Silao al gobernador, 5 de marzo de 1827, y
ahgto, Guerra, caja 19, exp. 18, Luis Gonzaga de la Canal al gobernador, San Miguel de Allende,
24 de febrero de 1827.
FEDERALISMO Y ANARQUÍA, MUNICIPALISMO Y AUTONOMÍA: GUANAJUATO, 1820-1826 2 79
los varones de entre 18 y 40 años, que se eligiera a la plana mayor de los bata
llones y regimientos cívicos e incluso que se dotara de armas a los distintos des
tacamentos milicianos. Estas medidas, como señalaba Antonio Viveros, secre
tario del poder ejecutivo, habían rendido frutos: en julio de 1826, las tropas
cívicas estaban establecidas y funcionando en todas las municipalidades de
Guanajuato, tanto en las ciudades como en las villas y los pueblos.52 Había “so
bre las armas” 6 453 soldados y 1 530 oficiales de infantería, así como 916 dra
gones y 162 capitanes de caballería.
Por su parte, las “Compañías Auxiliares del Ejército de las Tres Garantías”
fueron convocadas por Iturbide en abril de 1821 en momentos en que era ne
cesario movilizar a la mayor parte de la población para defender al estratégico
Bajío y conservar, la seguridad de los campos y de las ciudades.53 Como se esta
blecía en su reglamento, los auxiliares se encargarían de la seguridad interior
de las poblaciones guanajuatenses, vigilarían los caminos y los campos, eligi
rían a sus propios oficiales, gozarían de fuero militar y dependerían directa
mente del comandante general del ejército. Como es evidente, estos cuerpos
militares cumplían similares funciones que las milicias, con la salvedad de que
no estaban supeditados a los ayuntamientos, sino a la comandancia general,
autoridad militar que dependía del Ministerio de la Guerra. Fue notable la
fuerza militar que alcanzaron los auxiliares, gracias a que Iturbide nombró co
mo su jefe superior a Gaspar López, quien contaba con un amplio conocimien
to de las provincias de Michoacán y de Guanajuato, donde había sido un acti
vo comandante de las guerrillas contrainsurgentes.
A partir de 1823, y sobre todo después de la promulgación de la Constitu
ción federal, los ayuntamientos de las poblaciones guanajuatenses reaccionaron
violentamente ante el funcionamiento de los auxiliares, y exigieron continua
mente su abolición. Los integrantes de los cabildos acusaron a los regimientos
auxiliares de ser cuerpos separados de la sociedad y perniciosos al equilibrio so
cial al regirse por sus propias leyes, de ser “una clase absolutamente privilegia
da y que forman una sociedad aparte” y, sobre todo, de perjudicar el “buen or
den, pues con el pretexto del fuero cometen miles de yerros, y con él mismo se
escudan para hacer lo que se les antoja”.54 Pero en especial, a partir de la pro
mulgación de la Constitución de 1824, los síndicos y regidores añadieron un
nuevo argumento para exigir la abolición de los “despreciables tenientecillos”:
la Constitución de la república estipulaba que sólo dos instituciones militares
deberían funcionar en el país, la cívica y la permanente, por lo que era inadmi
52 acn, Gobernación, sin sección, caja 87, “Estado general que manifiesta la fuerza de mili
cia cívica de infantería y caballería que hay en el Estado”, Antonio Viveros, Guanajuato, 21 de ju
lio de 1826.
53 ahdn, Histórico, exp. 20, f. 155, Reglamento para las Compañías Auxiliares del Ejército de
las Tres Garantías”, Silao, 21 de abril de 1821.
54 ahgto, Guerra, 2, exp. 21, José María Reynoso al gobernador, Silao, 16 de agosto de 1824
y ahgto, Guerra, caja 5, exp. 12, ayuntamiento de Salvatierra al gobernador, 19 de enero de 1825.
280 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
sible “una tercera especie de tropas que no tiene lugar en la nueva estructura
de milicias”.55 El gobernador Carlos Montes de Oca respaldó las demandas de
los cabildos con los mismos argumentos. En repetidas ocasiones exigió al Mi
nisterio de Relaciones Interiores que se cumpliera la Constitución federal, la
que sólo reconocía dos fuerzas militares en la república, y sostuvo que los des
tacamentos auxiliares entorpecían las funciones propias de los cabildos, ya que
por gozar de fuero militar no podían ser juzgados por los jueces de letras.56
Además, informó que para 1826 ya estaba organizada la milicia cívica, única
corporación con atribuciones para vigilar la paz pública, por lo que eran inne
cesarios los auxiliares.57
Los comandantes generales de Guanajuato reaccionaron con igual vehe
mencia a favor de los auxiliares. Soldados de la patria. Fundadores del México
independiente. Beneméritos de la federación. Los generales Pedro Otero y
Francisco Moctezuma, que ocuparon el cargo en distintos momentos entre
1823 y 1827, utilizaron los mismos calificativos a favor de los auxiliares. Inclu
so Otero, que se había mostrado tan cooperativo con el Congreso de Guana
juato, se mostró inflexible en este punto. Ambos generales coincidieron tam
bién en las razones que justificaban la existencia de estos cuerpos militares. En
1823, el gobierno nacional necesitaba a los auxiliares en un momento en que
era indispensable que tuviera a la mano todas las fuerzas militares para enfren
tar a las provincias autónomas, como la de Jalisco. En mayo de 1824 se unieron
a las fuerzas militares enviadas por el gobierno nacional en contra del estado
de Jalisco. Pero los auxiliares no sólo eran útiles para mantener unida a la re
pública, también eran necesarios para conservar la paz pública al interior de
Guanajuato. Otero y Moctezuma resaltaban que era bien sabido que la guerra
de independencia había heredado un clima muy poco propicio para la estabi
lidad social del estado: pululaban los ladrones, varias comunidades indígenas
de Celaya amenazaban con sublevarse, se pedía la expulsión de los españoles.
En una palabra, “durante la guerra se [habían] corrompido todas las clases”.58
En estas condiciones, los soldados auxiliares eran muy necesarios para preser
var la paz social y colaborar con las autoridades civiles para frenar las “pasio
nes”.59 El Ministerio de la Guerra respaldó a los comandantes generales de
Guanajuato. En su breve Memoria correspondiente a 1824, el general Manuel
de Mier y Terán habló extensamente sobre los auxiliares del ejército. “Existe
en varios estados, pero con mayor fuerza en el de Guanajuato, una clase de mi
licia, recomendable por los servicios que ha prestado y la aptitud que se mira
para proseguirlos”.60 El gobierno nacional apreciaba sobremanera el servicio
61 Para una caracterización socioeconómica y política de los patricios y de los vecinos prin
cipales, véase Serrano, 2001.
282 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
cuatro urbes eran las capitales de sus villas, poblaciones y congregaciones “va
sallas, agregadas y sujetas”. Este dominio se materializaba en distintos aspectos
del gobierno de la provincia.62 Aquí vale la pena destacar que los patricios que
controlaban los ayuntamientos de esas cuatros ciudades tenían el “privilegio,
la exención y el derecho particular” de elegir procuradores que representaran
a toda la provincia, es decir, a las ciudades y a sus poblaciones “agregadas” an
te las autoridades virreinales y metropolitanas. Eran los “voceros de las provin
cias”. Las autoridades virreinales e imperiales reconocieron en repetidas oca
siones la preminencia de los patricios de esos cuatro cabildos sobre el “cuerpo
político” de la intendencia, como sucedió en 1809 cuando se eligieron los di
putados que representarían a la Nueva España ante lajunta superior de la mo
narquía.63 El 18 de abril de 1809, la corporación municipal de Guanajuato,
junto con el intendente Riaño y los representantes de los cabildos de Celaya,
León y San Miguel, se reunió en unajunta de cabildo para cumplir con la con
vocatoria a elecciones de lajunta suprema.64 En el cabildo de Guanajuato se
eligió a tres procuradores de la provincia ampliamente vinculados con los pa
tricios de la capital, de Celaya, de San Miguel y de León: el intendente Juan
Antonio de Riaño, el secretario de la intendencia, Fernando Pérez Marañón,
y el licenciado José María de Septién y Montero, regidor perpetuo de Guana
juato, diputado de minería y dueño de haciendas en León y en Celaya.65 Los
munícipes de la ciudad de Guanajuato se reunieron de nueva cuenta en di
ciembre de 1809 para elaborar las instrucciones que el diputado Miguel de
Lardizábal y Uribe, procurador de la Nueva España, llevaría ante lajunta Cen
tral.66 Las redactaban “por sí, en representación de los demás Cabildos sufra
gáneos de las Ciudades, Villas y lugares comprendidos en su demarcación”.
Esta preminencia de los ayuntamientos de Guanajuato, Celaya, León y San
Miguel comenzó a cambiar a raíz del restablecimiento de la Constitución de
Cádiz en 1820. A partir de ese año, las Cortes españolas establecieron que to
dos los ciudadanos de las parroquias y de los partidos serían los encargados de
elegir a los diputados provinciales y a Cortes. En el caso de la provincia de Gua
najuato, la legislación gaditana se tradujo en que los patricios urbanos, que a
finales del periodo novohispano habían designado a los procuradores de la
provincia ante las autoridades superiores, compartieron la prerrogativa de ele
gir a los diputados con los vecinos principales de las villas y de los pueblos. Esas
cuatro ciudades dejaron de ser las únicas "voceras” de la provincia. Ahora se
sumaron las villas y las poblaciones. En las elecciones de diciembre de 1820,
62 Para mayores detalles sobre la jerarquía territorial de Guanajuato a finales del siglo xvm y
en la primera década del siglo xix, véase Serrano, 2001.
63 agn, Historia, 418, f. 14, Junta Suprema, 22 de enero de 1809 y Guerra, 1993, pp. 190-191.
M Ibid., ff. 73v, Acta del ayuntamiento de Guanajuato, 18 de abril de 1818.
65 Ibid., s.f, Relación de los sujetos electos por las provincias del virreinato para el sorteo de
diputados a la Supremajunta Central, septiembre de 1809.
“ Ibid., 417, exp. 2, ff. 295, Instrucciones de Guanajuato, 12 de diciembre de 1809.
FEDERALISMO Y ANARQUÍA, MUNICIPALISMO YAUTONOMÍA: GUANAJUATO, 1820-1826 2 83
67
Serrano, 2001.
284 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
69
ahcd, Diario, 1826, 16 de enero de 1826.
286 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
rra de independencia, y esta región fue una de las últimas en ser “pacificadas”
por las tropas realistas. En 1823, las élites políticas de Guanajuato tenían muy
frescos sus recuerdos sobre las “huestes” de Hidalgo. Todavía consideraban
que en ese año seguían montadas sobre un polvorín. Desde esta sensación de
pánico se juzgaron los movimientos de los militares encabezados por Barra
gán, y sobre todo, el pronunciamiento antigachupín de Gaspar López. La
guerra civil de nueva cuenta estaba a la vuelta de la esquina, y las élites gua
najuatenses trataron de evitar que se derrumbara el gobierno de la ciudad de
México, colaboraron para contener a los militares y rechazaron el secesionis
mo de Guadalajara. Todo por evitar la anarquía.
Es muy probable que el sentimiento autonomista haya surgido durante la
guerra de independencia. No encuentro similitudes entre Guanajuato y otras
regiones de Nueva España, como sería el caso de la intendencia de Guadalaja
ra, en donde los sentimientos autonomistas eran muy claros por lo menos des
de finales del siglo xviii. En cambio, la provincia de Guanajuato estaba muy vin
culada a la ciudad de México: primero, por la economía minera, y después,
por las fértiles tierras abajeñas. Sin embargo, la guerra de independencia des
pertó las pasiones autonomistas. Entre 1810 y 1820, las élites gunajuatenses se
sintieron acosadas por el gobierno de la capital del virreinato, ya que éste les
exigió continuamente entregar “su” dinero para sostener la “buena causa”. Du
rante esos años, los mineros, los labradores y los comerciantes locales se que
jaron continuamente de que el gobierno de la ciudad de México “sangraba in
terminablemente” sus capitales. En este sentido, no es extraño que las élites
políticas guanajuatenses identificaran federalismo con autonomismo fiscal. Si
go pensando que las élites guanajuatenses apoyaron al federalismo como un
medio para evadir lo que el diputado Incapié calificó en 1824 como las plagas
de la Colonia: los préstamos extraordinarios y los gravámenes directos a sus ri
quezas recaudados durante la guerra de independencia. Por consiguiente, las
élites de Guanajuato, entre otros motivos, respaldaron la independencia de
México y la caída del Imperio de Iturbide para evitar que el costo del gobier
no colonial e imperial continuara gravitando sobre su riqueza a través de prés
tamos extraordinarios e impuestos directos. Las élites vieron en el sistema fe
deral un medio muy oportuno para liberarse de sus altas obligaciones fiscales
y para evitar las demandas de recursos del gobierno nacional, ya que en este
sistema se delimitaban con rigor las esferas de jurisdicción fiscal del gobierno
nacional y las rentas de donde obtendrían sus ingresos.70
El municipalismo fue el factor que más tarde llegó a la historia de Guana
juato. La multiplicación de los cabildos al cobijo del restablecimiento de la
Constitución de Cádiz en 1820 favoreció que estas instituciones se convirtieran
en actores centrales en el orden político postindependiente. Quedó en sus ma
nos la organización de las milicias cívicas y la distribución, recaudación y, en
70 Serrano, 2001.
FEDERALISMO YANARQUÍA, MUNICIPALISMO Y AUTONOMÍA; GUANAJUATO, 1820-1826 2 87
muchos casos, la administración de las rentas propias del estado. Además, los
diputados del Congreso fueron elegidos por todos los ayuntamientos. Milicias,
fiscalidad y representación política. No es extraño, entonces, que los cabildos
marcaran la estructura y el funcionamiento en Guanajuato del sistema federal
en una doble vertiente: por una parte, influyeron notablemente en las múlti
ples relaciones entre el gobierno nacional y los poderes ejecutivo y legislativo
de Guanajuato; y por otra, determinaron el área de influencia, por lo menos
fiscal y militar, de la federación al interior del estado.
MICHOACAN: DE PROVINCIA NOVOHISPANA
A ESTADO LIBRE Y SOBERANO
DE LA FEDERACIÓN MEXICANA, 1820-1825
Los estudios recientes generalmente explican mejor los factores históricos y po
líticos que propiciaron la caída del imperio de Iturbide e inclinaron la balanza
a favor de la adopción del federalismo en México.1 Empero, aún hay mucho
que esclarecer sobre las circunstancias y el papel que cumplieron las provincias
mexicanas en este proceso. Este trabajo está destinado a describir y analizar la
participación de la provincia de Valladolid de Michoacán en los acontecimien
tos que culminaron con la adopción del federalismo, dilucidando la actuación
de los órganos de gobierno de la provincia, sus actores políticos, y mostrando
las características sobresalientes de las instituciones establecidas, como parte de
las adecuaciones que exigía el sistema adoptado.
1 Barragán, 1978; Vázquez (coord.), 1995; Carmagnani (coord.), 1996; Ferrer Muñoz, 1995.
2 Véase mapa 1; Vázquez, 1995, p. 52.
289
290
EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
ribán, que no estaban comprendidos en una lista que al parecer había girado
el Jefe Político.26 Las Actas de la Diputación Provincial reflejan una relación di
fícil con los ayuntamientos, y ésta es quizá el asunto que más ocupó la atención
de este organismo.27 A tal grado de desesperación se llegó, que la Diputación
acordó dirigirse al Congreso General para exponer “los inconvenientes que en
concepto de la Diputación se siguen de la multitud de Ayuntamientos”.28
de Casa Mata, pero no el jefe político que, al iniciar el mes de enero de 1823,
enviaba una circular a las distintas corporaciones para ordenar que “[...] se cui
de muy particularmente de recoger todos los papeles que se dirijan a alterar la
tranquilidad de los pueblos, con motivo de los acontecimientos de Santa Anna
o que contengan expresiones indecorosas contra la sagrada persona de S.M.I”.32
El 7 de enero de 1823, el Cabildo de Valladolid recibió el oficio deljefe po
lítico, en el que se recomendaba vigilar los papeles que difundía Santa Anna
para incitar a la rebelión, ordenar recogerlos en caso de tener conocimiento
de los mismos, y enviarlos al gobierno.33 Es probable que el Plan de Veracruz
circulara entre el vecindario y sobre todo entre los contingentes del ejército,
sin embargo sólo hasta el mes siguiente se localizan referencias al plan. El 18
de febrero de ese año, el Ayuntamiento de la capital recibió formalmente el
Plan de Veracruz; en el acta de la sesión se consigno que, para cumplir con la
orden deljefe político “[...] se abrió un pliego cerrado que vino por el correo
con el sello de la Villa de Córdova y se encontró ser un plan formado por el
brigadier Santa Anna y don Guadalupe Victoria y, con arreglo a lo que esta
mandado, se encargue el señor presidente alcalde de la la. elección de pasar
dicho impreso con el oficio correspondiente al señor intendente jefe políti
co".34 El acta de Cabildo muestra que el Ayuntamiento de la ciudad capital no
prestó mayor atención al citado plan.
El acta de Casa Mata se firmó el 1 de febrero de 1823, y al parecer se divul
gó en la provincia con rapidez. Todo parece indicar que en un principio los
cuerpos políticos de la capital no manifestaron una postura clara frente a él; a
pesar de no ir claramente en contra del Emperador, es de suponer que alentó
los viejos conflictos entre los enemigos de los Huarte y, por ende, de Iturbide
y sus opositores políticos. En la documentación municipal encontramos que la
Diputación celebró sesión extraordinaria el 24 de febrero para examinar la si
tuación, “considerando que la medida más prudente es oír el voto y opinión
de las corporaciones, prelados, diputados y jefes militares y de oficina de esta
ciudad”.35 Se demuestra así que la Diputación no quiso por sí sola adoptar una
postura, sino que buscó consensos con los estamentos tradicionales, al viejo es
tilo del quehacer político. En función de este acuerdo, José María Ortiz Iz
quierdo, Secretario de la Diputación, se dirigió al Ayuntamiento para invitar a
esta corporación a asistir a una reunión. El Cabildo designó en su representa
ción al alcalde Isidro García de Carrasquedo, al regidor Mariano Ruiz de Chá
vez y al procurador general Benigno Antonio de Ugarte; además, la corpora
ción felicitó a la Diputación por invitarla a la reunión, considerando que tal
decisión “era un acierto y una muestra de prudencia y circunspección con la
[...] que habiendo aceptado en todas sus partes la Acta de Casa Mata por los jus
tos y sólidos fundamentos que son bien notorios y se ha manifestado al público,
quedaron separados desde entonces del Gobierno de México, tomando a su cargo el de esta pro
vincia por el voto y reconocimiento espontáneo de sus habitantes y por ser conforme a los prin
cipios de derecho público y a lo que han practicado las otras provincias [...].41
nización de la hacienda pública, todo ello dentro del marco de un sistema ju
rídico federal. Tuvo que resolver sobre la marcha peticiones y cuestiones diver
sas, entre las que destacaban la organización de los ayuntamientos, la nueva
conformación de los órganos de justicia, las relaciones del Estado con la Igle
sia Católica y el cobro del diezmo, los bienes de las comunidades indígenas, el
carácter federado del Estado y la cuestión de la soberanía. Esta diversidad de
asuntos explica su intensa actividad legislativa entre abril de 1824 y julio de
1825, periodo en el que se elaboraron leyes constitucionales reglamentarias pa
ra estructurar aspectos básicos de la nueva situación política: el poder judicial,
la hacienda pública, los ayuntamientos y la organización territorial del Estado.
Una de sus primeras medidas fue la creación de un organismo encargado
de la justicia, que era una necesidad derivada del sistema adoptado en Cádiz y
en el Acta Constitutiva de la Federación Mexicana: la división del poder. Este
principio impedía que las autoridades político-administrativas desahogaran los
asuntos jurídicos como antiguamente lo hacían; ya la Diputación Provincial se
había declarado incompetente para atenderlos y gestionaba una Audiencia.65
Con la adopción del federalismo, la cuestión exigía medidas urgentes, al desa
parecer la relación con la Audiencia de México como órgano de apelación, en
cargado de revisar los asuntos que se le presentaran en revisión. Aunado a ello,
la inseguridad pública y el aumento considerable de ladrones y bandidos su
brayaba la urgencia. Frente a voces como la de José María Jiménez, que propo
nían como solución al bandolerismo la aprehensión de los delincuentes sin
ninguna formalidad legal y la aplicación de la pena de muerte a través de un
juicio sumario y breve, la mayoría de los congresistas, con una clara idea cons
titucional y legal que les imponía la división del poder, optaron por crear el 29
de mayo de 1824 el Superior Tribunal de Justicia de Michoacán.66 Esta deci
sión marcó una definición jurídico-política de gran importancia en el contex
to del nuevo orden constitucional. De tal forma, el cuerpo legislativo recono
cía que la impartición de justicia no era una facultad de su competencia y la
depositaba en un órgano judicial específico, que por otro lado había sido una
aspiración de la élite vallisoletana.
Un aspecto delicado de la relación entre la federación y estados miembros
de la misma era el relativo a la distribución de recursos fiscales, cuestión que a
lo largo de los primeros años del federalismo generó controversias, discusiones
y no pocos problemas. Los criterios bajo los cuales se estableció la asignación
a las partes los estableció el Congreso general el 4 de agosto de 1824.67 Ante la
urgente necesidad de recursos para el funcionamiento del aparato republica
no, el Congreso Constituyente local declaró en diciembre de 1824 como ren
tas del Estado: 1. el tabaco, 2. el papel sellado; 3. la alcabala; 4, la contribución
había sido perjudicial para los pueblos en general y sus habitantes en particu
lar. El diputado Pastor completaba esta visión crítica al acusar a los ayunta
mientos de “excesos y arbitrariedades”, por lo que era partidario de su refor
ma. Lloreda proponía reducir al mínimo el número de Ayuntamientos,
limitando igualmente la cantidad de alcaldes y regidores, para lo cual propo
nía se considerara para su establecimiento únicamente las cabeceras de parti
do en que estaba dividido el Estado, creando en los pueblos estructuras subal
ternas que él llamaba secciones.72 Como una muestra del consenso de la élite
en la reducción de ayuntamientos, se puede señalar que en las actas de sesión
no se consigna ninguna intervención de algún diputado a favor de mantener
la integración de los ayuntamientos con los requisitos provenientes de Cádiz.73
Las Actas no consignan intervenciones a favor de conservar la conformación
de acuerdo con el texto gaditano.74
¿Por qué esta actitud respecto a la disminución de los ayuntamientos? Era
cierto que en la mayoría de los pueblos había escasez de individuos capaces y
suficientes para ocupar los cargos, lo que impedía su adecuado funcionamien
to, pero parece translucirse un temor hacia el comportamiento y la participa
ción política de los pueblos, muy deficientes para llevar la administración públi
ca municipal y en el manejo de los negociosjudiciales, pero para sus habitantes
representaban un espacio de poder peligroso para mantener la hegemonía de
ciertos círculos de la élite política.
El Congreso aprobó el 24 de enero de 1825 una ley para el establecimiento
de ayuntamientos, que estipulaba su integración en aquellos pueblos que tuvie
ran, por sí solos o en la comarca, 4 000 habitantes. Estableció requisitos diferen- »
ciados para ejercer el derecho a sufragar para poder integrar los cabildos muni
cipales. Para el segundo aspecto se estableció ser ciudadano en el ejercicio de
sus derechos, mayor de 25 años o 18 siendo casado, vecino del distrito del ayun
tamiento, con residencia de un año, ánimo de permanecer en él y contar con
un capital o industria de qué subsistir. Los impedimentos parecían ir más allá de
los criterios gaditanos, pues no podía formar parte del Ayuntamiento quien es
tuviese a sueldo o jornal de alguna persona. El Congreso aprobó el mismo día
un reglamento para el establecimiento y la organización de los ayuntamientos.75
Amén de reducirlos, la élite procedió a establecer como mecanismo de control
autoridades intermedias. Así se dividió el estado en departamentos, a cargo de
un prefecto para el gobierno político-económico de los mismos, el único con
ducto entre el gobernador y el Ayuntamiento. La Prefectura tendría las funcio
nes de vigilancia de los ayuntamientos y proveer su fomento económico.76
tiempo de liberar a los indígenas del tributo, la regencia acordó “la distribu
ción de las tierras entre los indios para que éstos tuvieran un patrimonio per
sonal y salieran del estado de abatimiento y miseria al que los había sujetado
la falta de propiedad individual”.78 Después de aprobada la Constitución, las
Cortes resolvieron en diversas ocasiones la dotación de propiedad individual a
los indígenas. El 9 de octubre de 1812 establecieron expresamente criterios ge
nerales para ese repartimiento, dejando en facultad a las diputaciones provin
ciales para intervenir en dicho reparto.79 Por su importante población indíge
na era difícil que Michoacán, que tenía cantidades significativas de tierra, se
sustrajera a estas tendencias. El Congreso abordó en diversas ocasiones el tema
a propuesta de ayuntamientos que deseaban utilizar los productos de los mis
mos. En general prevaleció la opinión sostenida por Lloreda, en el sentido de
“que estos bienes eran una verdadera propiedad de los naturales, oponiéndo
se por lo mismo a que al gobierno se le diese una orden absoluta para que de
terminara de ellos".80
El 10 de junio de 1825, la Comisión de Gobernación propuso, la extin
ción de la administración del ramo de Bienes de Comunidad. El Congreso
acordó el 11 de junio de 1825: “que los bienes conocidos con el nombre de
comunidad son exclusivamente de los indios; y de ningún modo pertenecien
tes a los fondos municipales”, y se aprobó que “el gobierno de acuerdo con
el Consejo dicte las providencias convenientes para que conforme a las leyes
se haga el repartimiento de todos los expresados bienes, en dominio particu
lar entre los indios de los pueblos”.81 Las disposiciones reglamentarias de tal
acuerdo fueron elaboradas por el primer y segundo congresos constituciona
les del estado.
Para los fines del presente trabajo, conviene subrayar la discusión que se
dio sobre el carácter del estado y los alcances de su soberanía en el texto cons
titucional. El tema de la naturaleza jurídica de la entidad fue abordado en el
seno del Congreso Constituyente, motivo de discusión al proponerse el enca
bezado de la Ley Fundamental del Estado como “Constitución Política del Es
tado Libre y Federado de Michoacán” y al analizarse el proyecto del artículo
primero, que estipulaba que el “Estado de Michoacán es libre, soberano e in
dependiente en todo lo que toca a su gobierno y administración interior”.82 La
La idea de que existe una ley suprema especial y de que el poder debía some
terse a ciertas reglas viene de muy antiguo. En el caso español, esta concep
ción había tenido un momento relevante en el pensamiento de la escuela de
Salamanca, y un exponente brillante en Francisco Suárez.94 Este proceso cul
minaría en el pensamiento del siglo xvii, al asumir que una constitución escri
ta debe fijar los límites jurídico-políticos al ejercicio del poder, garantizar los
derechos y libertades, y finalmente, estructurar el Estado, configurando insti
tuciones a través de la Supremacía de la Constitución.95
La concepción de la Constitución escrita como fenómeno jurídico y polí
tico está asociada al pensamiento que concibe que la garantía de los derechos
una fracción que exceda de la mitad de esta base, la que sólo podrá variarse en
caso que ella no diere el número de quince, que será el ínfimo de que deberá
constar el Congreso. Por cada dos propietarios se nombrará un suplente; si hu
biere fracción, no se tomará en consideración”.102
El poder ejecutivo se depositó en un individuo con la denominación de
gobernador, con un vicegobernador; ambos durarían cuatro años en sus car
gos. Su elección recaía en el Congreso, de una terna elaborada por lajunta
Electoral del estado al día siguiente de haber hecho el nombramiento de dipu
tados. El presidente remitía la terna con la documentación respectiva a la di
putación permanente del Congreso o directamente a éste, en caso de que es
tuviese reunido. La Constitución estableció un Consejo de Gobierno como
órgano de consulta del poder ejecutivo, “compuesto de cuatro consejeros elec
tos por el pueblo, y el vicegobernador, que será su presidente con voto en to
das sus deliberaciones”.103 En sentido estricto, era un organismo de vigilancia
del gobernador, pues entre sus atribuciones destacaba la de velar por el cum
plimiento de la Constitución y las leyes. Este Consejo de Gobierno se renova
ría cada dos años por mitad de sus miembros, y era electo por la misma Junta
Electoral que elegía el Gobernador.
El gobierno de los departamentos recaía en un prefecto, dependiente di
rectamente del gobernador, quien tenía la facultad de nombrarlos de acuerdo
con el Consejo de Gobierno. Las atribuciones de los prefectos serían regla
mentadas por una ley, pero la ley fundamental dejaba claramente asentado
que deberían ser “el conducto de comunicación de las órdenes del gobierno,
pasándolas a los subprefectos y éstos a los Ayuntamientos o tenientes y por la
misma serie inversa volverán las contestaciones sin que sea lícito variarla, si no
es caso de queja contra alguna de las referidas autoridades; entonces podrán
ocurrir por el orden prescrito a la más inmediata hasta el gobernador”.104
Los ayuntamientos, considerados en el artículo 103 que establecía que ha
bría “ayuntamientos compuestos de alcaldes, regidores y síndicos a cuyo cargo
estará el gobierno y régimen interior de los pueblos,105 deberían formarse en
localidades con un mínimo de 4 000 habitantes, bien fuera por sí solas o con
tando a los pobladores de su respectiva comarca. Eran obligatorios en las cabe
ceras de partido, aun cuando no contaran con los 4 000 habitantes. La Consti
tución remitía los detalles a una ley reglamentaria pero especificaba que los
alcaldes serían renovados anualmente, en tanto que los regidores y los síndicos
lo harían por mitad cada año, con excepción de aquellos lugares en donde
existiese uno, el que sería renovado cada año.106
CONCLUSIÓN
INTRODUCCIÓN
Los cambios políticos en el Imperio español durante la segunda mitad del siglo
xviii y los primeros años del siglo xix significaron una verdadera revolución po
lítica y no pueden mirarse desvinculados del propio proceso metropolitano. La
tradición de los ayuntamientos y las redefiniciones de autoridad y demarcacio
nes que produjo el establecimiento del sistema de intendencias derivaron en la
concepción de la igualdad territorial, y repercutieron en los movimientos de in
dependencia en América y en la creación de sistemas de gobierno republicanos.
El reconocimiento que hizo lajunta Central Suprema y Gubernativa del
Reino en la península en enero de 1809, de que las Indias no eran colonias si
no parte integrante de la monarquía española, por lo que convocaba a los re
presentantes americanos,2 señaló el inicio de una rica experiencia política tan
to para los españoles como para los americanos que acudieron a España. La
convocatoria a Cortes de febrero de 1810 coincidió con la efervescencia polí
tica en América, y desembocó en el proceso de independencia.
El legado de los representantes americanos que estuvieron presentes en
las Cortes hispanas influyó decididamente en el rumbo de las nacientes nacio
nes. La práctica política de Cádiz fue trasladada a la América hispana.3
1 Archivo Histórico del Estado de San Luis Potosí, en adelante aheslp, fondo Secretaría Ge
neral de Gobierno, en adelante scc, 1823. 13, 2 f. Es importante hacer notar que este fondo do
cumental está en proceso de reorganización, por lo que es probable que haya cambiado la locali
zación de los documentos que se citan en el presente trabajo.
2 Benson, 1994, p. 15. Chust, 1999, pp. 32-35.
’ Chust, 1999, pp. 46-59.
319
320 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
4 La industria en San Luis Potosí en el primer cuarto del siglo xix fue principalmente textil,
de curtiduría, vinícola y minera. Monroy, 1991, p. 20.
LAS APUESTAS DE UNA REGIÓN: SAN LUIS POTOSÍ YLA REPÚBLICA FEDERAL 321
lítica su papel de mediación con las provincias circundantes y los poderes ge
nerales asentados en la ciudad de México.
5 Constitución Política de la Monarquía Española. 1812. Art. 335. En: Mateos, 1997,1, p. 35.
322 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
19 Emilio del Castillo Negrete, México en el siglo xix. 1875-1891, XV, 45 en: Calvillo, 1974,1,
p. 218.
20 aheslp, sgg, 1822, febrero. Copia del acta del Ayuntamiento de la Hedionda. Pueblo de
la Hedionda. Febrero 4, 1822. 1 f. La provincia de San Luis Potosí tenía 145 557 habitantes, dis
tribuidos aproximadamente en 50 ayuntamientos, de acuerdo con el cálculo que hizo la Dipu
tación Provincial para la elección de diputados al Congreso Constituyente, aheslp, sgg, 1823, ma
yo (6), 1 f. Instrucción que la Diputación Provincial de San Luis Potosí dirige a los partidos y
demás pueblos que comprende la provincia, a efecto de facilitar las próximas elecciones de di
putados para el Soberano Congreso que ha de constituir a la Nación. Borrador. Tan sólo los re
sidentes en lajurisdicción del ayuntamiento de San Luis Potosí ascendían a 12 416 personas.
aheslp, sgg, 1823, mayo (6), 1 f. José Ildefonso Díaz de León a los conciudadanos. San Luis Po
tosí, julio 31, 1823.
LAS APUESTAS DE UNA REGIÓN: SAN LUIS POTOSÍ YLA REPÚBLICA FEDERAL 325
21 aheslp, scc, 1822, febrero. “Asuntos ó indicaciones que hace el Ayuntamiento Constitucio
nal del Pueblo de Tlaxcalilla para gobierno de los señores diputados a cortes por esta provincia de
San Luis Potosí". Tlaxcalilla, febrero 25, 1822, 2 f.
22 aheslp, scc, 1822, febrero. “El Ayuntamiento de Cedral [...] hace a sus diputados los si
guientes encargos [...]”. Congregación de Santa María del Cedral, febrero 26, 1822, 2 f.
25 aheslp, scc, 1822, febrero. “Instrucción que el presidente del ayuntamiento del Real y Mi
nas de Santa María de Ramos dirige [...] al señor capitán Don Hernando Zerratón, diputado
nombrado [...]”. Real de Santa María de los Ramos, febrero 14, 1822, 2 f.
24 aheslp, scc, 1822, febrero. “Instrucción que el Ayuntamiento de Guadalcázar dirige al se
ñor jefe político superior de esta provincia y comandante de armas de él, para inteligencia de los
señores diputados al Congreso Constituyente”. Guadalcázar, febrero 22, 1822. 2 f. El Ayuntamien
to consideraba que los habitantes de esa demarcación pagaban sumas muy elevadas por ello: vein
te pesos por un casamiento, diecisiete pesos, cuatro reales por entierro de adulto...
25 aheslp, scc, 1822, febrero. “El Ayuntamiento de Santa María del Río al teniente coronel
Juan María de Azcárate. Comandante general y jefe superior político de la Provincia”. Santa Ma
ría del Río, febrero 9, 1822, 2 f. “El Ayuntamiento del Valle de San Francisco a los diputados a cor
les de la Provincia de San Luis Potosí”. Valle de San Francisco, febrero 9,1822.2 f. “El Ayuntamien
to del Valle de Matehuala al Comandante general, Jefe Político Superior”. Matehuala, 13 de
febrero, 1822, 4 f. “El Ayuntamiento de Rioverde a los diputados". Rioverde, febrero 14, 1822, 4f.
“El Ayuntamiento de Santiago del Río a los diputados a cortes para la Provincia de San Luis Poto-
326 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
ce
CM
CQ
r-H
<N
CM
00
O
Qm
.a
□
-3
C
<Z>
'O
.2
’u
C
o
Elaboró : Anto nio Almazán Caden a.
LAS APUESTAS DE UNA REGIÓN: SAN LUIS POTOSÍ Y LA REPÚBLICA FEDERAL 32 7
sí”. Santiago del Río, febrero 15, 1822, 1 f. “Instrucción que el Ayuntamiento de Guadalcázar diri
ge al señor Jefe político [...] para inteligencia de los señores diputados al Congreso Constituyen
te”. Guadalcázar, febrero 12, 1822, 2 f. “Asuntos ó indicaciones que hace el Ayuntamiento Consti
tucional del Pueblo de Tlaxcalilla para gobierno de los señores diputados a corles por esta
Provincia de San Luis Potosí”. Tlaxcalilla, febrero 15, 1822, 2 f. “El Ayuntamiento de Cedral [...]
hace a sus diputados los siguientes encargos [...]". Congregación de Santa María del Cedral, fe
brero 26, 1822, 2 f. “El Ayuntamiento del pueblo de Tancanhuitz [...] a los diputados a las cortes
constituyentes del Imperio Mexicano Tancanhuitz, febrero 28, 1822, 4 f. sgg, 1822, marzo-
abril. “Instrucción que el pueblo de San Agustín de Xilitla [...] remitió al señor [efe Superior con
las noticias correspondientes para el gobierno de los señores diputados a cortes". Xilitla, abril 16,
1822, 2 f. “Instrucción que el pueblo de San Miguel del partido de la capital de San Luis Potosí
[...] y dirige por conducto del Señor jefe Superior Político de esta Provincia don Juan María de
Azcárate a los señores diputados de ella". Pueblo de San Miguelito, abril 25, 1822.
26 AHESLP, sgg, 1822, febrero. "El Ayuntamiento de Rioverde a los diputados". Rioverde, febre
ro 14, 1822, 4 f.
328 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
27 aheslp, sgg, 1822, febrero. “El Ayuntamiento del pueblo de Tancanhuitz [...) presenta a los
señores diputados a las Cortes Constituyentes del.Imperio Mexicano, de las cosas que deben refor
marse para el mayor fomento y utilidad de la nación". Tancanhuitz, febrero 28, 1822, 4 f. Esta re
presentación del ayuntamiento de Tancanhuitz fue constante al menos durante la década 1820-
1830. Libro 3 de las sesiones de la Excelentísima Diputación Provincial... Sesión 23, abril 3, 1821.
aheslp, sgg, 1822, 24. Carta de José Velarde, alcalde constitucional de Tancanhuitz, al gobernador
José Ildefonso Díaz de León. Tancanhuitz, noviembre 12, 1825. aheslp, sgg ,1825, enero (5), 2 f.
28 Para principios de 1823, los pobladores de Tamapache y Tanjoso solicitaron se les separa
ra de la misión de Aquismón pues querían erigirse en ayuntamiento, para lo que contaban con las
familias necesarias y con los terrenos de cultivo suficientes. Los pobladores de estas comunidades
se quejaban de los maltratos que recibían de las autoridades de Aquismón que les mandaban ha
cer muebles, tablones, sillas o bateas, sin pagar el justo precio por ellos; asimismo, los obligaban a
contribuir con medio real para la escuela, y sus hijos e hijas no podían disfrutar de ese beneficio.
aheslp, sgg, 1823, 2. “Sobre separar de la misión de Aquismón las de Tamapache y Tanjoso y que
éstas creen su Ayuntamiento”. Tamapache, marzo 12 de 1823, 7 f. Otros grupos en la Huasteca co
rrieron con mejor suerte; tal es el caso de los que lograron establecer el ayuntamiento de Tampa-
cán. aheslp, sgg, 1824. Borrador de Ojiaos del Gefe Superior Político de San Luis Potosí. Año de 1824, 41
f. “Al Ayuntamiento de San Martín”, enero 26, f. 8v.-9f.
29 Hacia 1823, la provincia de San Luis Potosí contaba con 52 ayuntamientos: San Luis Po
tosí, Santiago del Río, Tlaxcalilla, San Miguel, Tequisquiapan, San Juan de Guadalupe, San Sebas
tián, San Cristóbal, Soledad de los Ranchos, Cerro de San Pedro, Pozos, Guadalcázar, Rioverde,
Armadillo, Valle de San Francisco, Santa María del Río, Salinas, Mexquitic, Tierranueva, Venado,
Hedionda, Matehuala, Cedral, Catorce, Charcas, Villa de Valles, Tamuín, Cuayalab, Tanlajás, San
Antonio, Tampamolón, San Martín, Tancanhuitz, Xilitla, Coxcatlán, Huehuedán, Axtla, Tamazun-
chale, Valle del Maíz, Alaquines, La Palma, Ojo Caliente, Ramos, San José de los Montes Alaqui-
nes, San Nicolás Tolentino, Villa de Santa Elena, Gamotes, Pastora, Pinihuán, Lagunillas y San Ni
colás de los Montes, aheslp, sgg, 1823.
LAS APUESTAS DE UNA REGIÓN: SAN LUIS POTOSÍ YLA REPÚBLICA FEDERAL 329
dro Serratón yjosé Joaquín Gárate.30 De ellos destacó por su participación en los
debates del primer Congreso, Ramón Esteban Martínez de los Ríos, quien con
frecuencia apoyó las iniciativas presentadas por Valentín Gómez Farías, diputado
por Zacatecas, y de Prisciliano Sánchez, diputado por Guadalajara.31 Fue coautor
con Toribio González y Antonio J. Valdés del proyecto de Reglamento Político de
Gobierno del Imperio Mexicano que se presentó a la ya reducida representa
ción, llamada Junta Nacional Instituyente, el 31 de diciembre de 1822, estableci
da por el Emperador después de la disolución del Congreso.32 El debate sobre
este proyecto, que era en realidad el proyecto de Constitución de la que carecía
el “Imperio Mexicano”, no fructificó porque el día asignado para aprobarlo, el 6
de febrero de 1823, se recibieron en la ciudad de México las noticias de la pro
clamación del Plan de Casa Mata del primero de ese mismo mes. En el mes de
febrero, Martínez de los Ríos participó junto con el general Pedro Celestino Ne
grete, el canónigo Mariano Nicolás Robles, Juan José Espinosa de los Monteros
y el jefe político de Puebla, Carlos García, en la comisión del maltrecho gobier
no de Iturbide para buscar un acuerdo con los militares que habían firmado el
acta de Casa Mata. Martínez de los Ríos había sido diputado de lajunta Institu
yeme.33
30 Mateos, 1997, I, pp. 228-231, 258, 289, 312, 323, 325, 340, 346, 418, 553, 555, 575. En la
Convocatoria se le asignaron siete diputados a la provincia de San Luis Potosí, en razón de contar
con diez partidos; en éstos se incluyó a las villas de Parras y el Saltillo, que en realidad correspon
dían a la provincia de Coahuila. El jefe político y la Diputación Provincial de San Luis Potosí con
sultaron al Congreso sobre la conveniencia de suspender la asistencia de los diputados electos Ale
jandro Serratón y Carlos Flores, en virtud de que la provincia de San Luis Potosí sólo tenía ocho
partidos; sin embargo, como el primero había presentado ya sus credenciales se le admitió en el
seno del Congreso; el diputado Flores no se presentó y pidió licencia por estar enfermo. Sesiones
del 11, 12, 14 y 21 de junio de 1822, en: Mateos, 1997,1, pp. 552-575.
51 Actas del Congreso Constituyente Mexicano, 1822, en: Mateos, 1997,1.
52 Calvillo, 1974,1, p. 301; Barragán, 1994, pp. 102-113.
w Calvillo, 1974,1, p. 329.
330 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
No sabiendo esta Diputación Provincial cuál es la investidura con que viene a esta
Provincia el Señor Brigadier Don Antonio López de Santa Ana, ni tampoco si lo ha
ce con acuerdo del Gobierno que nos rige; pues el oficio que VS inserta en el suyo del
día 19 deja en duda de los medios con que se propone consumar la grandiosa obra
de nuestra regeneración, que es el principal objeto del Soberano Congreso [...].38
34 Los integrantes de la Diputación Provincial de San Luis Potosí desde 1822 y hasta 1824, en
que se estableció el primer Congreso Constituyente del estado, de San Luis Potosí fueron: José Il
defonso Díaz de León, Francisco Justo García, José Eufrasio Ramos, Juan José Domínguez, Apoli-
nario Azpeitia, Rafael Delgado, José Pulgar, José María Guillén, Luis Barragán, José Antonio Be
cerra, Francisco Reyes, Ignacio Lozano, Macario Guerrero, Marcelino Martínez, Juan García
Diego, Lorenzo Obiegón y Manuel Ortiz de Zarate. Benson, 1994, pp. 236-252. aheslp, sgg, 1823,
septiembre. Acta que se levantó el 1 de septiembre de 1823 por la Exma. Diputación...
35 La adopción del federalismo tiene múltiples facetas. No sólo es a partir de las diputacio
nes provinciales como señala Benson, o del Plan de Casa Mata como indica Barragán. Los matices
regionales que revelan los ayuntamientos muestran una realidad más compleja.
3,1 aheslp, sgg, 1822, 11. Libro 9o. de Sesiones ríe la Exma. Difmtaáón Provincial. 2o. del Año de
1823, f. 4142.
37 Id. Carta de Francisco Arce a la Diputación Provincial. San Luis Potosí, 19 de abril de 1823,
f. 41-42.
38 Ibid. Carta de la Diputación Provincial al comandante Francisco Arce. San Luis Potosí, 21
de abril de 1823, f. 43.
39 Arce indicó a la Diputación que Santa Anna salió con su guarnición de Veracruz con el ob
jeto de recuperar “los reales" que llevaba el ministro Herrera a los Estados Unidos, id., f. 74.
LAS APUESTAS DE UNA REGIÓN: SAN LUIS POTOSÍ YLA REPÚBLICA FEDERAL 331
40 aheslp, sgg, 1823 (3), 2 f. Copia del Acta original que obra en el Libro de Acuerdos del
Ayuntamiento del Valle de San Francisco, 31 mayo de 1823.
41 AHESi.p, sgg, 1824, 22. Libro 9o... Carta de la Diputación Provincial del Nuevo Reyno de León,
Coahuila y Texas a la Diputación Provincial de San Luis Potosí. Monterrey, abril 4 de 1823, f. 47v.
42 La Diputación Provincial del Nuevo Reyno de León, Coahuila y Texas envió a la de San
Luis Potosí copia de las resoluciones más significativas para ella. Un ejemplo de esto son las ins
trucciones que elaboraron, a principios de abril de 1823, Juan Nepomuceno de la Peña yjosé Ma
ría Paras y Ballesteros por encargo de la Diputación, para los comisionados a lajunta de Puebla
(Servando Teresa de Mier y Noriega y Melchor Eca y Míizquiz). Las instrucciones contienen 27
puntos; el primero de ellos es la negativa a la reposición del Congreso extinguido en el mes de oc
tubre de 1822, aheslp, sgg, 1824, 22. Libro 9o... f. 49-56.
43 Ibid., Carta de la Diputación Provincial del Nuevo Reyno de León, Coahuila y Texas a la
Diputación Provincial de San Luis Potosí, Monterrey, 18 de abril de 1823, f. 95.
332 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
44 Ibid.
45 aheslp, sgg, 1322, 11. Libro 9o... Carta dejóse Ignacio García Illueca a la Diputación Pro
vincial de San Luis Potosí. México, 28 de abril de 1823, f. 119.
46 aheslp, scc, 1822, 11. Libro 10 de.Sesiones de la Exma. Diputación Provincial. 3o. del año de 1823,
f. 155-159.
47 Barragán, 1994. Advierte las distintas posturas de las provincias para alcanzar este régimen
federal, aunque no incluye el caso de San Luis Potosí, pp. 135-163.
48 “Se necesitan 200 muías de carga y 80 bagages de silla, en cuya virtud hará V.S. recoger en
ese pueblo y las haciendas de su territorio, todas las que de una y otra clase se encuentren y entre
garlas inmediatamente al Señor oficial que conduce éste”, aheslp, sgg, 1823 (11). Libro Borrador de
Oficios deljefe Político. 131 f. Comunicaciones a los ayuntamientos de Guadalcázar, Rioverde, Arma
dillo, Valle de San Francisco, Santa María del Río, San Luis Potosí, abril 22-30, 1823, f. 20f.-21f.
49 aheslp, scc, 1823, 3. Carta de Antonio López de Santa Anna a Ildefonso Díaz de León. San
Luis Potosí, 30 de mayo de 1823.
LAS APUESTAS DE UNA REGIÓN: SAN LUIS POTOSÍ YLA REPÚBLICA FEDERAL 333
La prudencia de Díaz de León evitó una ruptura a pesar de que Santa An
na permaneció en San Luis Potosí de abril a julio de 1823. La capital potosina
era un sitio estratégico desde el cual podía acechar a las autoridades estableci
das en la ciudad de México, aprovechando la incertidumbre y el descontento
de las provincias que se iban inclinando por el federalismo. La ubicación geo
gráfica de la ciudad de San Luis Potosí y sobre todo ese almacén de alimentos
y de tren militar en sus zonas aledañas explican su estancia, así como la cerca
nía a Zacatecas, Guadalajara y las Provincias Internas de Oriente. La posibili
dad de una salida militar ante la indecisión del Congreso General estaba laten
te, y Santa Anna esperaba encabezarla y representar esa opción.
La política asumida por las autoridades locales hacia el jefe militar vera
cruzano se fue desgastando al paso del tiempo. Para evitar una fractura mayor,
la Diputación Provincial se trasladó a la cercana población de Mexquitic sin
que el jefe político, Díaz de León, dejara de atender las demandas de Santa
Anna. La aceptación final del primer Congreso Constituyente de convocar
nuevas elecciones, ofreció un alivio.
El jefe político Díaz de León mandó publicar el decreto del Soberano
Congreso que ordenaba convocar las elecciones para una nueva representa
ción nacional y desanimar a los que tuvieran deseos de imitar la postura ra
dical de Guadalajara. Santa Anna organizó unajunta popular en la que ofre
ció su fuerza para apoyar cualquier determinación y ésta fue la misma de la
diputación provincial, es decir, representar ante el Soberano Congreso las
razones que había para la nueva convocatoria. Los vecinos que concurrieron
a dicha junta exhortaron “a la obediencia de los supremos poderes para te
ner un centro de unión en las peligrosas circunstancias en que nos halla
mos”.50
La correspondencia entre el jefe político Díaz de León y el Ministro de Re
laciones, Lucas Alamán, fue continua y abundante en los meses de mayo, junio
yjulio de 1823. Las autoridades de San Luis favorecían el establecimiento de
una república federal, pero por la vía política, no militar; por ello manifesta
ron su apoyo al Supremo Poder Ejecutivo. Alamán dio a conocer a Díaz de
León el respaldo del Supremo Poder Ejecutivo por su conducta.51 También la
Junta Nacional Instituyeme reconoció los aciertos del jefe político y la Diputa
ción Provincial de San Luis Potosí.52
En junio, Díaz de León le hizo saber a Santa Anna los problemas que pro
vocaba su presencia en la provincia. El jefe político potosino le reprodujo la
opinión manifestada por el ex comandante de Monterrey, Pedro Lemus, y el
vocal de la Diputación Provincial, Antonio Becerra, para que la oficialidad de
5J AHESLP, SGG, 1823. Libro Borrador de Oficios delJefe Político. Carta de Díaz de León a Santa An
Art. lo. Que sobre asegurarse la unión estrecha entre las cuatro provincias dichas se
procure la de las limítrofes invitándolas a que manden sus comisionados a lajunta.
2o. Que el punto donde esta Junta se instale sea el céntrico de las federadas,
sino es que haya algún inconveniente que ajuicio de la mayoría sea grave, o al es
tablecerse en otra parte produzca conocidas ventajas.
3o. Que para la garantía de esta federación se forme un ejército de todas las
provincias unidas de las tropas que las circunstancias hagan considerar necesarias
acordándolo con los jefes militares, quienes determinarán los puntos que sus sec
ciones deban ocupar para ocurrir pronto a salvar la parte amenazada.
4o. Que este ejército será sostenido con proporción a la.parte con que deba
cooperar cada Provincia con respecto a sus circunstancias.
61 aheslp, sgg 1823 (13). Proyecto de Instrucciones para los Comisionados a lajunta de las
cuatro Provincias que van a formar una federación especial... San Luis Potosí, junio 17, 1823, 2 f.
seo, 1822, 11. Libro 10... f. 281.
62 Armijo fue nombrado a fines de mayo de 1823 por el Supremo Poder Ejecutivo como co
mandante general de la Provincia de San Luis Potosí.
6S “Al lo. En atención a que mientras no calmen las desavenencias que se han suscitado en
tre los brigadieres Armijo y Santana no estará bien asegurada la unión entre las cuatro provincias
actualmente federadas, los comisionados llevarán copias de actas y oficios y tendrán presentes
cuantos más documentos sean necesarios para la ilustración de la materia en un asunto que tiene
en tanta agitación a esta Provincia, y expuesta a males de tal tamaño y que pueden trascender a las
vecinas y hermanas para que aquella junta tome los acuerdos correspondientes al común bien y
tranquilidad. Y que se examine el plan del Sr. Santana en especial su artículo 13.
Al 3o. Que los comisionados lleven facultades bastantes para confirmar o elegir en caso ne
cesario losjefes primeros del ejército garante de las cuatro Provincias o de las demás que quieran
unirse sin olvidarse que para elegir a otros que no sean hijos de algunas de las Provincias confede
radas es necesario que su pericia, su probidad, su liberalismo y demás virtudes sobresalgan mucho
a las de los patricios.
Al 4o. Que para el sostenimiento de este ejército persuadidos de que las rentas establecidas
bien manejadas son bastantes para cubrir el presupuesto respectivo, después de reducidas a su de
ber unas tropas que en injustas desavenencias están robando los caudales que consumen con da
ño de la Patria misma que los mantiene; puedan tomar las medidas que juzguen más a propósito
para que las rentas se manejen sin fraude y no sirvan en adelante de recursos para fomentar los
vicios y excesos de los manipulantes.
Al 5o. Que discutan sobre la convocatoria ya decretada y decidan su cumplimiento con las
adiciones que parezcan necesarias en atención a que muy poco huelen sus artículos a bases de re
pública federada según la voluntad general y así lo que promete el decreto de 21 de mayo en con
sideración a que las instrucciones de las sobredichas provincias convienen sustancialmente con las
que estaban ya aprobadas y las adiciones anteriores a excepción del número de comisionados que
no va más de uno de aquéllas y de su calidad que los de ellas son individuos vocales de sus Dipu-
LAS APUESTAS DE UNA REGIÓN: SAN LUIS POTOSÍ Y LA REPÚBLICA FEDERAL 337
En esos primeros días de julio de 1823, Santa Anna abandonó San Luis Po
tosí y comunicó a la Diputación Provincial que ya no tenían motivo sus opera
ciones militares, en virtud de haber cesado las hostilidades de Guadalajara, y
el Congreso, de acuerdo con la voluntad de las Provincias, estaba decidido a
trabajar las “Bases de República Federada”.66
raciones Provinciales habiendo ya electo dos está conforme a la primera invitación de Valladolid
y siendo ambos de igual confianza de esta Corporación cuando aquéllas no convengan en elegir
otro podrán acordar los dos de San Luis entre sí cuál se retire.
Últimamente, así de lo que resuelvan en esta materia como de cualquier otro asunto que de
mande pronto conocimiento de esta Corporación, podrán usar de correos extraordinarios cuan
do la espera de los ordinarios entorpezca de algún modo la marcha de negocios tan interesantes.
aheslp, sgg, 1823 (13) San Luis Potosí, 25 de junio de 1823, 2 f.
64 aheslp, sgg, 1823 (4). Carta de Alamán a Díaz de León. México 27 de junio de 1823, 2 f.
65 aheslp, sgg, 1822, 11. Litro 10... Sesión Extraordinaria, San Miguel Mexquitic a 4 de julio
1823, f. 25-31.
66 Id. Carta de Santa Anna a la Diputación Provincial. San Luis Potosí, 4 de julio de 1823, f.
36-37. Meses más tarde, el jefe militar veracruzano expuso su propia interpretación de esos acon
tecimientos en una carta personal dirigida a Díaz de León, motivada por la exposición al Sobera
no Congreso de la Diputación Provincial que publicó el periódico El Aguila Mexicana el 9 de sep
tiembre de 1823. Santa Anna, con profundo enfado, expresó que no era la valiente, generosa y
liberal provincia de San Luis la que lo denigraba, sino la Diputación provincial, acreedora al des
precio público por su conducta, por haberse conducido “groseramente contra un ciudadano, cu
yos sacrificios innegables en todas épocas, están grabados con su sangre en el suelo que lo vió na
cer [...]”. La acusaba de haber deseado solamente: “Monumentos de buen gusto y que sus
nombres se escribieran con letras de oro”, como alusión a la felicitación dirigida por el cuerpo le-
338 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
gislativo. Se felicita por que sus disposiciones militares nunca contaron con el apoyo de dicha cor
poración a la que nunca necesitó para nada. Sin embargo, se duele de los insultos, ahora que ha
sido despreciado por el Gobierno, en el que lo califican como criminal por haber atentado con
tra la soberanía nacional, por haber desobedecido al Supremo Poder Ejecutivo, por haberse eri
gido en legislador de la nación, por haber afligido con agresiones a los pueblos de la provincia
cuando trabajaba en generalizar la opinión a favor de un gobierno popular representativo. Alar
deaba de tener tropa brillante, numerosa, contenta y decidida al apoyo de las provincias pronun
ciadas por el sistema federativo, por lo que no temía ni a la Diputación provincial, ni al general Ar
mijo ‘cuyos recursos miserables no eran otros que calumniarme en sus escritos y mandar esparcir
el terror hacia mi persona entre las sencillas familias de los ranchos, contándoseles que Santa Ana
era judío, que no estaba bautizado, que iba robando y forzando mujeres, que sus tropas eran de
gachupines, francmasones, y herejes, y que como a tales huyeran de ellos sin prestarles atención
ni auxilios'. Desistía de su empresa por que el Congreso expidida la convocatoria, lo que daba
prueba de y subordinación a las primeras autoridades. Pedía que la Diputación señale ‘los males
que recibieron esos pueblos de mi malhadado plan (como ellos dicen) y dijeran cuales fueron las
decantadas agresiones que hice en mis marchas sobre ellos'. Finalmente pedía a Díaz de León re
nunciar a las 'rivalidades odiosas que desacreditan a esa loable y benemérita provincia, al paso que
denigran a V.S. que como miembro principal de esa Junta debía ser el modelo de la justicia, de la
moderación y la política’. Esta carta es una interesante pieza retórica, pues muestra la habilidad
de Santa Anna para defender sus puntos de vista y acciones, haciendo parecer al jefe político y a
la Diputación de San Luis Potosí faltos de entendimiento y cortos de luces para apreciar el verda
dero sentido y alcance de sus propuestas, aheslp, sgg, 1823 (15). Carta de Santa Anna a Díaz de
León, México, noviembre 19 de 1823, 5 f.
67 aheslp, sgg, 1823 (4). Carta de Alamán a Díaz de León. México a 5 de julio de 1823, 3 f.
68 Calvillo, 1974,1, p. 430.
LAS APUESTAS DE UNA REGIÓN: SAN LUIS POTOSÍ YLA REPÚBLICA FEDERAL 339
69 El 1 de julio se reunieron en Celaya los generales Pedro de Otero, Luis de Cortázar, Mi
guel Barragán, quien además tenía la representación del general Armijo yjosé María Toro como
representante de Santa Anna y el coronel José María Márquez. Los artículos aprobados fueron: lo.
Para evitar la anarquía, se reconoce como punto central de unión al Supremo Poder Ejecutivo,
mereciendo sus individuos la confianza de la nación, sin que se haya pensado nunca sustraerse a
su obediencia. 2o. Las tropas de dichos jefes reunidos se obligan a sostener a toda costa, la opinión
de las provincias en que se hallan, explicadas por sus comisionados nombrados ya al efecto. 3o. La
resolución se comunicará a dichos comisionados de Valladolid, Querétaro, Guanajuato y San Luis
Potosí para que reunidos a la mayor brevedad manifiesten con toda libertad cuál sea la opinión de
sus comitentes. 4o. Se reconoce en lajunta como general en jefe de las tropas residentes en las ci
tadas cuatro provincias al ciudadano brigadier Miguel Barragán. El Aguila Mexicana, 2 de agosto
de 1823; El Sol, 12 de julio de 1823, en: Calvillo, 1974,1, pp. 429-430.
70 El Águila Mexicana, 2 de agosto de 1823; El Sol, 12 de julio de 1823 en: Calvillo, 1974, I,
p. 431.
71 aheslp, sgg, 1823. 13, Copia del acta de la sesión de la Diputación Provincial correspon
diente al 21 de julio de 1823, 1 f.
72 aheslp, sgg 1823. 13, Carta de Francisco García a Lucas Alamán. San Luis Potosí a 8 de
agosto de 1823, 2 f.
73 Ibid.
340 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
78 Ibid. Carta de Díaz de León ajosé Márquez. San Luis Potosí a 10 de septiembre de 1823, f. 80.
79 Se le decía: “[...] Reconocer un yerro de opinión es propio de almas grandes. A V.S. no
hacen falta prendas para hacer una declaración de tal naturaleza. Hágala pues y con ella dé un tes
timonio de la rectitud de intención que asegura, y un día de placer a los buenos ciudadanos, a los
amantes del orden, a sus compañeros de armas, a sus amigos y a su digna familia cuya suerte ex
pone si como no es de creerse insiste en llevar adelante su plan". Ibid. Es pertinente hacer notar
la autoridad de estos tres personajes. Todos participaron en la guerra de Independencia y Agui
rre además fue electo diputado a las Cortes de Cádiz en 1820. Muro, 1973, I, p. 174. Tomás Var
gas además fue diputado por San Luis Potosí al Segundo Congreso Constituyente.
80 Una porción importante del territorio de la provincia de San Luis Potosí estuvo bajo laju
risdicción del obispado de Michoacán hasta la erección de la propia diócesis potosina en 1854.
81 aheslp, scc, 1823. 11. Carta de Luis Gonzaga Gordoa ajosé Ildefonso Díaz de León, Méxi
co, diciembre 24 de 1823, 1 f.
342 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
dades. Junto con estas indicaciones, el jefe político enviaba un ejemplar del
proyecto de bases para la Constitución publicado por el Congreso y un “cua-
dernito en que se halla la Constitución de los Estados Unidos de Norteaméri
ca que, con el mismo fin y el de que se ilustren los pueblos en sus verdaderos
intereses, ha publicado el Supremo Poder Ejecutivo”. La comunicación de
Díaz de León buscaba mantener informadas a las autoridades de la Huasteca,
invitándolas a sumarse a la perspectiva del nuevo orden federal.
El ayuntamiento de la Villa de Valles del 14 de julio de 1823 respondió a
diferencia de los demás, advirtiendo de los riesgos que implicaba llevar a la
práctica la formación de la Provincia de Huasteca. Convenía porque la pro
puesta podría sacar a la Huasteca del abatimiento, el desprecio y la miseria, y
señalaba que tal vez “la nota que V.S. nos acompaña por demarcación de la
Huasteca, ya está en la mente de nuestros representantes”, pero encontraba
obstáculos que no podrían vencerlo ni tener los auxilios necesarios para lo
grarlo. Al considerar que en la demarcación de la Provincia Huasteca queda
ban comprendidos dos puertos marítimos, percibía las ventajas y peligros que
entrañaba, principalmente por no tener “reconocida y garantizada nuestra in
dependencia por las potencias de Europa”, ya que no contaría con los recur
sos humanos y económicos para defenderlos. Pedía esperar la instalación del
nuevo Congreso, el resultado de la adopción del sistema republicano federa
do, y que el gobierno estableciera las correspondientes relaciones exteriores,
y entonces “nos decidimos desde ahora al voto solicitado por V.S. cuando lle
gue esta época tan feliz tan deseada”.86 La carta de la Villa de Valles expresaba
los límites políticos de la propuesta del Ayuntamiento de Huejuda al propio in
terior de la región huasteca, y parte de las preocupaciones nacionales funda
mentales: recursos, orden y defensa.87
La clase gobernante de la provincia de San Luis Potosí no podía aceptar
la separación de la región huasteca. Las grandes propiedades,88 el control del
comercio proveniente de Pánuco y Tampico y la producción de tabaco, que
era uno de los ingresos más apreciados por las autoridades, representaban im
portantes intereses económicos. El estanco del tabaco y la producción minera
del altiplano eran vitales para las exiguas arcas del naciente estado.
La importancia de la renta del tabaco provocaría una disputa por sus ingre
sos entre el gobierno de la federación y los estados, pues se acordó cobrar a los
estados los tabacos que éste les remitiría a ocho reales por cada libra neta, pu
diéndoles revender éstos a once reales la libra neta de tabaco y quedándose con
la diferencia.89 La importancia de ese ingreso iba a repercutir en los mismos
86 “ aheslp, scc, 1823 (15). Copia de la carta que envió el ayuntamiento de Villa de Valles al
de Huejutla. Villa de Valles, agosto 20 de 1823, 2 f.
87 Vázquez, 1996, p. 17.
88 Márquez, 1986.
89 Mateos, 1997, II, p. 651. Sesión del 15 de enero de 1824.
344 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
En enero de 1824. Díaz de León mandó publicar la ley de convocatoria a las elec
ciones de la primera legislatura de San Luis Potosí que debería renovarse cada
dos años.91 Esta convocatoria señalaba las fechas para la realización de las juntas
primarias o municipales, las secundarias o de partido, y para la elección de los Di
putados del Congreso del Estado, que estaría compuesto de 13 diputados propie
tarios y cinco suplentes. Los diputados propietarios electos fueron: el doctor Pe
dro de Ocampo, cura de la Hedionda (elector por el pueblo de Venado); el
presbítero José María Guillén (elector por Guadalcázar); el presbítero José Ra
fael Pérez Maldonado (elector por San Luis Potosí); Manuel Ortiz de Zárate
(elector por la Villa de Valles);92 el licenciado José Sotero de la Hoyuela (elector
por Charcas); José Miguel Barragán (elector por la Villa de Valles); Mariano Es-
candón (elector por Rioverde); José María Núñez de la Torre; José Ignacio Soria
(elector por San Luis Potosí); el licenciado Antonio Frontaura y Sesma (elector
por San Luis Potosí); Francisco Miguel de Aguirre; el doctor Manuel María de
Gorriño y Arduengo (elector por San Luis Potosí), y José Pulgar (elector por San
Luis Potosí). Los suplentes: Francisco Antonio de los Reyes (elector por Santa
María del Río); el presbítero Diego de Bear y Mier, cura del Armadillo; el capi
tán Alejandro Zerratón; José Ignacio López Portillo, yjosé Eufrasio Ramos (elec
tor por San Luis Potosí) 93 Entre éstos, podemos reconocer cinco sacerdotes, dos
abogados, dos militares, y al menos un propietario. Varios de ellos tenían ya ex
periencia política: Núñez de la Torre había representado a la provincia de Gua
najuato en la Diputación Provincial de San Luis Potosí instalada el 17 de noviem
bre de 1820.94 Pulgar, Ramos y Guillén habían formado parte de la Diputación
90 “El alcalde constitucional de Cedral pide que el fiel de tabacos de ese punto extraiga un
cigarro a cada cajilla para cubrir los gastos del maestro de escuela y del secretario de aquel ayun
tamiento”. No se autorizó, aheslp, sgg, 1825 (4). Carta del tesorero Juan Guajardo al gobernador
Díaz de León. San Luis Potosí, julio 11, 1825, 1 f.
91 aheslp, sgg, 1824, enero. Expediente relativo al acta levantada por la Diputación Provin
cial ó convocatoria para elecciones de las Legislaturas Constituyentes de este estado. Enero de
1824, 10 f.
92 Manuel Ortiz de Zárate yjosé Miguel Barragán fueron vecinos de la Villa del Maíz y miem
bros de la oligarquía local, y su elección como representantes del partido de Villa de Valles mues
tra la estrecha relación de este grupo político de la región media (Valle del Maíz-Rioverde), con
los intereses de la huasteca potosina, particularmente con los de Villa de Valles.
95 aheslp, sgg, 1824, febrero. Expediente relativo a elecciones para diputados... 243 f., f.
214-218.
94 Benson, 1994, p. 236.
LAS APUESTAS DE UNA REGIÓN: SAN LUIS POTOSÍ YLA REPÚBLICA FEDERAL 345
95 Ibid, p. 242.
96 Ibid, p. 252. Aguilar, 2000, pp. 155-156.
97 aheslp, sgg, 1824, septiembre. Carta de los diputados José Miguel Barragán y Francisco Mi
guel Aguirre ajosé Ildefonso Díaz de León, gobernador del estado de San Luis Potosí. San Luis
Potosí, septiembre 6, 1824. 1 f.
98 aheslp, sgg, Imp. 1824-1. Circular núm. 9. San Luis Potosí, septiembre 22, 1824. 1 f. sgg.
Imp. 1824-2. Circular núm. 14. San Luis Potosí, noviembre 11, 1824. 2 f.
99 Quien también había sido miembro de la Diputación Provincial de San Luis Potosí en
1823. Benson, 1994, p. 252.
190 Originario de Jalisco, se le identifica en San Luis Potosí al menos desde 1819. Nombrado
por Iturbide en noviembre de 1822 como secretario del gobierno político de la provincia de San
Luis y destituido por la Diputación Provincial por haberse ausentado de la ciudad de San Luis
cuando ésta se pronunció por el Plan de Casa Mata, aheslp, sgg, enero de 1823. Borrador de Ofi
cios del Jefe Político, 1823, 131 f. Carta de José Ildefonso Díaz de León a Lucas Alamán, Ministro
de Relaciones, junio 10, 1823, f. 44.
101 aheslp. sgg. Imp. 1824-1. Circular de José Ildefonso Díaz de León. San Luís Potosí, sep
tiembre 29, 1824, 1 f.
102 Motilia, 1990, pp. 30-31.
346 EL ESTABLECIMIENTO DEL ÍEDERALISMO EN MÉXICO
tiene casi a igual distancia el estado de Monterrey, por el oriente y poniente los de
Tamaulipas y Jalisco, por los del sur está en contacto con los de Guanajuato, Que
rétaro y Michoacán [,..].103
109 Pedraza, 1975, p. 60. Art. 265. “Todo potosinense tiene derecho a representar al Congre
so, o al Gobierno del Estado, para reclamar la observación de la Constitución; así como también
tiene la obligación más estrecha de observarla religiosamente en todas sus partes". Art. 266. “Cual
quier infracción de Constitución hace responsable personalmente al que la cometa; y el Congre
so, de preferencia, deberá tomar en consideración las que le representen. Las leyes prescribirán
el modo de hacer efectiva la responsabilidad de estos infractores”. Ibid., p. 61.
LAS APUESTAS DE UNA REGIÓN: SAN LUIS POTOSÍ Y LA REPÚBLICA FEDERAL 349
diputados, electo por los ciudadanos del estado, y al que corresponde formar
la ley, revocarla o reformarla. El poder ejecutivo estaría depositado en un go
bernador designado por las elecciones, y el poder judicial, en un tribunal su
premo de justicia y en los demás que establezca la constitución y al que corres
ponde la aplicación de las leyes civiles y criminales.110
La Constitución de San Luis Potosí fortalecía la hacienda pública del es
tado al asignar al Congreso su competencia para dictar las contribuciones ne
cesarias, así como examinar, aprobar o reprobar y anotar las cuentas de los
caudales públicos del estado. Le correspondía variar y reformar el método
de la administración y recaudación de las rentas particulares del estado,
crear nuevos empleos en los ramos de hacienda o suprimir algunas plazas. La
hacienda pública del estado la constituían las contribuciones establecidas
por ley y exigidas conforme al reglamento de sus respectivos ramos. Prohibía
establecer contribuciones que, después de cubrir el presupuesto de gastos or
dinarios del estado, produzcan un exceso de un tercio anual del mismo pre
supuesto, para el contingente asignado para los gastos de la confederación,
y de los que el Estado necesita para cubrir los suyos. La imposición de las
contribuciones así como su derogación son competencia del Congreso del
estado.111
Uno de los conceptos más relevantes fue el de la ciudadanía. En su primer
artículo, la Constitución establece que el estado de San Luis Potosí es la reu
nión de los habitantes nacidos o avecindados en su territorio con las calidades
que exija su constitución. Distingue entre potosinense y ciudadano potosinen-
se. Los primeros son todos los nacidos en el territorio del estado, o en cual
quiera de los demás de la República Mexicana, radicados en él. Los españoles,
y cualesquiera otros extranjeros residentes en el estado antes del pronuncia
miento de Iguala, o los que avecindados entonces en otro de la República y se
hallaren establecidos en éste al tiempo de publicarse la presente constitución,
que hayan jurado la independencia de la nación, y su constitución general. To
dos los demás que hayan obtenido carta de naturaleza del congreso del estado,
o que se avecindasen en alguno de sus pueblos, después de obtenerla del con
greso general, o de alguno de los particulares de la federación. Los esclavos de
potosinenses que no hubiesen nacido en el territorio del estado o los redimi
dos por potosinenses, luego que unos y otros adquieran su libertad: y los ex
tranjeros que además de la manumisión tuviesen las calidades y el tiempo de
residencia que la ley exija para su naturalización.
Los ciudadanos potosinenses son aquellos que reúnen todas las caracterís
ticas mencionadas anteriormente y se encuentran casados o con más de 21
años cumplidos. Sólo éstos pueden elegir o ser elegidos para los empleos del
estado.
110 Ibid., arts. 4, 24, 27, 28, 147, 154, 182, 212 y 219.
111 Constitución... San Luis Potosí, 1826, arts. 114, x-xiii; 250-259.
350 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
Luis Jáuregui
Instituto de Investigaciones DoctorJosé María Luis Mora
I. ANTECEDENTES
351
352 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
León al movimiento, después del incidente en las Norias de Baján, llevó a que
se designara un gobernador provisional, que murió a los pocos días. En abril
de 1811, Francisco Antonio Farías, síndico procurador de Monterrey, presen
tó al ayuntamiento un plan para hacer frente a esta situación. De acuerdo con
éste, se formó una junta provisional gubernativa que fue reconocida por el vi
rrey Venegas y gobernó hasta marzo de 1813, cuando Fernando de Uribe (al
calde mayor de Monterrey) asumió el cargo de gobernador.4
Desde 1814, las Provincias Internas de Oriente formaron su propia dipu
tación provincial. Este cuerpo, y el que se eligió en 1820, sesionó en Monte
rrey, aunque nunca fue reconocido por su presidente, Joaquín Arredondo, co
mandante general de aquella región desde 1813.5 En vista de que, al menos en
la forma, la diputación pretendía restarle autoridad, éste nunca asistió a las se
siones, aunque había establecido su cuartel general en la ciudad de Monte
rrey.6 Apenas se enteró de que la abrogación de la Constitución de 1812 disol
vió lajunta7 y, a partir de entonces, Arredondo gobernó las Provincias Internas
de Oriente “en un estado casi de independencia del virreinato”.8
No resulta trivial asentar que Arredondo estableció el cuartel en Monte
rrey pues, pocas semanas después, el decreto del 23 de junio de 1813 determi
naría que “el jefe político tendrá su residencia ordinaria en la capital de la pro
vincia [...] en los días señalados por la Constitución [...] a cuyas sesiones
deberá asistir como individuo presidente”.9 Esto da la idea de que, desde el es
tablecimiento de las diputaciones provinciales, la ciudad de Monterrey se per
filaba como capital. Tenía derecho por ser sede diocesana y del Seminario Con
ciliar, y tenía bajo su “influencia” a un mayor número de ayuntamientos que
Saltillo, su contrincante en la pugna que a partir de entonces se iniciaría por el
asiento de la diputación provincial. Saltillo también tenía derechos a ser capi
tal, ya que su fundación era unos años más antigua, es posible que contara con
mayor población y tenía una mayor jerarquía que Monterrey en cuestiones de
tesorería de Real Hacienda, administración de tabacos, alcabalas y correos.10
La segunda diputación de las Provincias Internas de Oriente se eligió en
octubre de 1820 y quedó instalada, igualmente en Monterrey, el 20 de noviem
bre siguiente.11 Aunque sí quedó instalada, esta segunda diputación no cele
bró sesión formal alguna, quizá por la oposición de Arredondo, quien la disol
vió definitivamente en los primeros días de julio de 1821. Es probable que es
ta última diputación fuera sólo “de transición”, toda vez que, como lo estipula
el artículo 80 de la Constitución de Cádiz, el segundo domingo de marzo de
1821, Arredondo celebró junta electoral de provincia que eligió a la que aquí
llamaremos “tercera diputación provincial”.12 En los últimos meses que Arre
dondo ocupó la jefatura política, intentó desplazar a los oficiales y caudales de
la tesorería nacional establecida en Saltillo desde 1817,13 acto que sugiere que
efectivamente deseaba que la cabecera de la diputación provincial estuviera en
Monterrey, más que nada para debilitar la posición de Saltillo y sus pretensio
nes, muy cercanas a concretarse, de establecer allí una intendencia.14
La tesorería nunca se desplazó a Monterrey, y cuando Arredondo dejó la
comandancia en manos de Gaspar López en agosto de 1821, éste situó el man
do en Saltillo, lo que presagiaba que, como comandante militar y, por lo tan
to, jefe político, la diputación provincial se trasladaría a esta ciudad. En los úl
timos días de 1821, la tercera diputación nororiental terminó su gestión: en el
acto de clausura, entregó a Gaspar López los archivos de la diputación.15
La cuarta diputación de las Provincias Internas de Oriente debió quedar
instalada a inicios de marzo de 1822. Su gestión duraría ese año y el siguiente.
Sin embargo, tanto Saltillo como Monterrey emprendieron una sorda lucha
durante 1822 por el asiento de la diputación ante el primer congreso constitu
12 Tena Ramírez, 1987, p. 69; Gaspar López a Agustín de Iturbide, Monterrey, 11 de agosto de
1821, ahdn, exp. XI/481.3/109, ff. 142-145.
15 Alamán, 1985, v. 5, pp. 238-239.
14 El intento de establecer una intendencia en la porción nororiental del virreinato novohis
pano, con asiento en Saltillo, resultaba de la propuesta que hiciera Ramos Arizpe en 1811 y 1812
y de su consecuente orden por parte de las Cortes en septiembre de 1813. La petición de Ramos
Arizpe respondía a una necesidad geopolítica resultante de las discusiones que mantenía España
con Estados Unidos sobre el destino de la península de la Florida. En 1815, Calleja suspendió la
orden de creación de la intendencia. Sin embargo, dado el gran poder que Arredondo tenía en
la región, la propuesta no fue resucitada sino hasta 1817 por Apodaca y el intendente de San Luis
Potosí. Para cuando el asunto se resolvió dos años después, habían muerto los dos posibles inten
dentes. Durante el segundo periodo constitucional, se reforzó en 1820 la necesidad de establecer
la intendencia, lo que motivó al decreto de abril de 1821 y el nombramiento como intendente en
Saltillo del recaudador de alcabalas de Guadalajara. La promulgación del Plan de Iguala y la ad
hesión a éste por parte de las Provincias Internas de Oriente fueron en parte la causa de que se
suspendiera de manera definitiva el proyecto de la intendencia nororiental con asiento en Salti
llo. Hamnett, 1978, pp. 209-210.
15 La profesora Benson afirma que, “muy a disgusto de los regiomontanos", Gaspar López es
tableció su cuartel en la ciudad de Saltillo. Esto significó que los archivos de la diputación fueron
trasladados a esa ciudad. Benson, 1997, p. 106. Sin embargo, eventos futuros indican que de hecho
permanecieron en Monterrey. Al respecto, véase Francisco de Mier y Noriega a los diputados del
congreso del estado, Monterrey, 5 de agosto de 1824, acnl, caja 1, correspondiente a 1824, “Do
cumentos varios del Primer Congreso Constituyente". Por otro lado, el padre Mier afirma, en car
ta de agosto de 1822, que lo que López se llevó a Saltillo fue el parque y la imprenta “uno y otras
muy míos pues me costó la expedición de Mina ciento veinte mil pesos". Diez Cartas, 1940, p. 36.
354 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
yente. Lo único que resultó de esta pugna fue que Nuevo Santander aprove
chara para solicitar su separación de las Provincias Internas, y que Gaspar Ló
pez no instalara la diputación ya elegida.16 La discusión sobre el establecimien
to de la diputación provincial en Nuevo Santander, que se había formado a
fines de enero, y del Nuevo Reino de León, Coahuila y Texas culminó los días
20 y 21 de junio. Fue entonces cuando se determinó que los representantes de
Nuevo Santander pasaran a Monterrey a formar parte de la diputación provin
cial nororiental, aunque sin afectar la formación de la diputación en el ahora
estado de Tamaulipas.17 La sugerencia de que estos representantes pasaran
(provisionalmente) a Monterrey respondió, según Mier, a la necesidad de de
terminar y distribuir las dietas de los diputados.18
En julio y en agosto, se volvió a discutir en el congreso constituyente la ne
cesidad de establecer en Monterrey una diputación provincial nororiental. El
resultado fue siempre el mismo: todas las propuestas eran remitidas al “opio de
la comisión”.19 El 7 de octubre de 1822, el Primer Congreso Constituyente
emitió dos leyes: la que establecía la diputación de Nuevo Santander y la que
determinaba que la sede de la diputación de Nuevo León, Coahuila y Texas
fuera la ciudad de Monterrey.20 En esta última decisión pesaron varios elemen
tos de importancia. Por una parte, se había determinado que el pago de las
dietas de los diputados al constituyente lo harían las diputaciones; de ahí que
el apoyo a la sede regiomontana llegara tanto de los diputados neoleoneses
(Servando Teresa de Mier yjuan Bautista de Arizpe) como de uno de los dipu
tados coahuilenses (Antonio Elozúa de Monclova) y del diputado por Texas
(Refugio de la Garza).21 Por otro lado, se trataba de evitar que Gaspar López
continuara ejerciendo el poder como lo había hecho Arredondo.22 El decreto
se publicó el 25 de febrero de 1823, unos cuantos días después de promulga
do el Plan de Casa Mata. La razón de la tardanza la sugirió meses antes el pro
pió Mier, y ésta era que en la región había una “reunión monstruosa del bas
tón y la espada en un mando”.23
33 La propuesta de Querétaro llevaba implícita la idea de una reunión en esta ciudad de re
presentantes provinciales. Por una parte, el objeto era “que [se] adoptaran las medidas conducen
tes al restablecimiento de un gobierno nacional". Por otra, esta reunión, propuesta por Michele
na, debía decidir si las provincias allí representadas irían a Puebla a lajunta propuesta por esta
diputación el 4 de marzo anterior. La negativa de la diputación regiomontana a discutir el oficio
de San Luis Potosí fue, en parte, la razón de que la reunión de Querétaro no se llevara a cabo. Ben
son, 1997, pp. 138-139.
34 Acta de lajunta Provisional Gubernativa (que pudiera considerarse “acta de instalación de
la diputación provincial de Nuevo León, Coahuila y Texas”), Monterrey, 31 de marzo de 1823, agn,
Gobernación: sin sección, caja 43, exp. 3, ff. 182-185.
35 El poder ejecutivo votado por el congreso restaurado el 28 de marzo de 1823 era provisio
nal “mientras se arregla el gobierno que ha de permanecer en la nación”. Diez cartas, 1940, p. 5.
358 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
optaran por unirse en una gran junta gubernativa de las tres provincias.36 En se
gundo lugar, los documentos indican que la diputación provincial que quedó
instalada el 31 de marzo estuvo formada por los mismos miembros de lajunta
provisional gubernativa establecida el 6 de marzo anterior.37 Por esta última ra
zón, en la sesión de instalación, el ayuntamiento de Monterrey propuso que la
nueva corporación considerara la posibilidad de convocar a una ‘junta general
de las provincias”, a lo que la nueva diputación respondió que lo discutiría am
pliamente. Por el mismo motivo, el ayuntamiento solicitó a Servando de Mier
(diputado por Nuevo León en el congreso restaurado) que propusiera ante el
congreso nacional que lajunta regiomontana fuese disuelta. Por tanto, Mier so
licitó ante el congreso “que [se reinstale] la diputación provincial de las tres
provincias [... ] con los individuos que de antemano estaban nombrados [... ] cesando
luego las actuales juntas gubernativas de aquellas provincias”.38 La solicitud pa
só a la comisión de gobernación, que resolvió el entuerto señalando que el de
creto del 14 de octubre había declarado “que se instale una diputación en Mon
terrey compuesta de los que se nombren".39 Aquí queda clara la posición del padre
Mier y del ayuntamiento de Monterrey, e incluso de los comisionados de lajun
ta general de Monclova.40 Es decir, que la nueva diputación no sea “nombrada”
(si así convenía) como estipulaba el Plan de Casa Mata en su artículo tercero, si
no que se restableciera la que ya había sido elegida. Esto denota la posición ra
dical de quien la había formado —Ramos Arizpe—, contra la moderación al
cambio que proponían el padre Mier y la comisión de gobernación, que respon
día a cuestiones prácticas, pues era necesario disolver cuanto antes las juntas for
madas a la sombra del Plan de Casa Mata y la única manera de hacerlo era reins
talando las diputaciones provinciales electas para el periodo 1822-1823.
56 Puede ser que Miguel Ramos Arizpe abandonara la nueva diputación porque no podía ser
presidente de ella, en vista de que la ley estipulaba que el jefe político no podía ser eclesiástico. Al
respecto, véase el dictamen de la Comisión de Gobernación del Congreso restaurado del 9 de abril
de 1823, agn, Gobernación: sin sección, caja 43, exp. 11, ff. 1-7.
37 Compárese “Acta de lajunta provisional", Monterrey, 31 de marzo de 1823, agn, Goberna
ción: sin sección, caja 43, exp. 3, ff. 182-185, y La diputación provincial del Nuevo Reino de León,
Coahuila y Texas a García Illueca, Monterrey, 16 de abril de 1823. agn, Gobernación: sin sección, ca
ja 43, exp. 9, ff. 180-182.
58 Servando Teresa de Mier al congreso restaurado, México, 2 de abril de 1823, agn, Goberna
ción: sin sección, caja 45, exp. 11, [sin cursivas en el original]. La frase subrayada es la clave de la pe
tición del ayuntamiento de Monterrey, pues lo que esta corporación deseaba era que se reinstalara
el cuerpo provincial que ya había sido electo en 1822 (y que ejercería sus funciones en 1822 y 1823).
59 Dictamen de la Comisión de Gobernación, México, 9 de abril de 1823, agn, Gobernación:
sin sección, caja 43, exp. 11.
40 A lajunta Provincial Gubernativa de Monterrey fueron enviados dos comisionados de la
“junta de Coahuila"; es decir, lajunta establecida en Monclova. Esta junta era considerada, tanto
por lajunta como por la diputación establecida en Monterrey, como la capital de la provincia de
Coahuila. Al respecto, véase Representación de Víctor Blanco yjosé Francisco Madero, comisio
nados por la Junta de Monclova ante la de Monterrey, 26 de marzo de 1823, agenl, apopm, 1823, ca
ja 1, exp. 57.
NUEVOLEÓN, 1823-1825:DELPLANDECASAMATAALACONSTITUCIÓNESTATAL 359
Una vez instalada la diputación, se enviaron invitaciones para que los vo
cales de las otras provincias ocuparan sus asientos en esta junta. A Monterrey
llegaron los diputados de Texas (uno) y de Coahuila (también uno, por el par
tido de Monclova). Sin embargo, de acuerdo con el decreto del 14 de octubre
de 1822 (reinterpretado por la comisión de gobernación el 9 de abril de 1823)
a la provincia de Coahuila le correspondían dos asientos adicionales en la di
putación instalada en Monterrey.41
Los vocales faltantes de Coahuila correspondían a la ciudad de Saltillo y a
la villa de Parras, que no reconocían la autoridad de la corporación. Agustín
Viesca, quien marchaba de Parras a Monterrey para ocupar su cargo en la dipu
tación, suspendió su viaje precisamente porque aquella villa se había adherido
políticamente al ayuntamiento de Saltillo,42 hostil a la diputación regiomonta
na, porque esta junta “se dirige a reconocer una autoridad que no tiene”. Inclu
so impugnó el decreto, base de su fundación, “por prevenirse en el mismo la
nueva elección de individuos y no la reunión de los que se habían nombrado”.
En todo caso, señalaba el ayuntamiento de Saltillo, si las provincias se habían se
parado de la autoridad del gobierno nacional, ¿por qué obedecer un decreto
expedido en tiempos del gobierno anterior? El caso de Saltillo ilustra muy bien
cómo los ayuntamientos reasumieron el gobierno después de la caída del régi
men de Iturbide; prueba de ello fue la orden que se dio al jefe político de que
toda la correspondencia dirigida (que necesariamente pasaba por Saltillo) de
bía entregarse al cabildo civil.43 De forma similar, prohibió al tesorero de las ca
jas nacionales que franqueara dinero fuera del territorio del partido.44
Entretanto, en la zona sur de la provincia de Coahuila, Ramos Arizpe conti
nuaba su labor para la integración de las cuatro provincias en una gran junta ge
neral. En esta labor, debe señalarse que Miguel Ramos Arizpe contemporizó en
mucho con la posición de lajunta regiomontana y sus aliados monclovenses.45
46 Decreto del Soberano Congreso Constituyente, México, 22 de abril de 1823, acn, Goberna
ción: sin sección, caja 53, exp. 7 [sin cursivas en el original],
47 Diez cartas, 1940, pp. 9-10.
48 Diez cartas, 1940, pp. 9-10.
49 Cossío, 1925, p. 43.
NUEVOLEÓN, 1823-1825: DEL PLAN DE CASA MATA A LA CONSTITUCIÓN ESTATAL 361
50 Cossío, 1925, p. 38. Sobre la conjunción del mando político y militar en la persona de Fe
lipe de la Garza, véase García' Illueca a Felipe de la Garza, México, 5 y 8 de abril de 1823, agenl,
Fondo colonial. Ramo: Ministerio de Relaciones Interiores y Exteriores, caja 1. El ayuntamiento de Monte
rrey a Lucas Alamán, Monterrey, 9 de mayo de 1823, agn, Gobernación: sin sección, caja 43, exp. 9,
ff. 268-270. Además, señala Lorenzo de Zavala, De la Garza era “uno de los vecinos más ricos y de
mayor influencia en las Provincias Internas de Oriente”, Zavala, 1985, libro 1, p. 143.
51 El ayuntamiento de Monterrey a Lucas Alamán, Monterrey, 9 de mayo de 1823, agn, Go
bernación: sin sección, caja 43, exp. 9, ff. 268-270. El cubano Pedro Lemus era protegido de Ramos
Arizpe. A pesar de las recomendaciones de este último, fray Servando no lo había considerado pa
ra que comandara la provincia porque “¿Quién es ese forastero para compararse con Felipe [de
la Garza]?”. Cossío, 1925, pp. 37, 85.
52 Para el caso de Echandia, véase Benson, 1997, p. 132n. Para el caso de Crespo, véase Acta
del ayuntamiento de Monclova, Monclova, 9 de marzo de 1823, agec, Siglo xix, c. 3, f. 6, e. 1.
5S De éstas, la de las Provincias Internas de Oriente y de Occidente la ocupaba Anastasio Bus
tamante, quien desde abril de 1823 pasó a la comandancia general de Jalisco. Alamán, 1985, v. 5,
p. 760. Además, si ya no había capitanías generales y nunca se había establecido la intendencia sal-
tillense, queda claro que la única autoridad de la región era De la Garza, más aún cuando losje
fes políticos particulares habían visto muy disminuida su autoridad por el establecimiento de las
'juntas provisionales” en diversos puntos de la provincia.
362 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
54 Cabe señalar que “separar” aquí significa la posición federalista que defendía Ramos
Arizpe.
55 El ayuntamiento de Monterrey a Lucas Alamán, Monterrey, 9 de mayo de 1823, agn, Go
bernación: sin sección, caja 43, exp. 9, ff. 268-270. Lajunta a la que se refiere el cabildo civil regio-
montano es la que se formó en Saltillo el 24 de abril de 1823. Al respecto, véase el trabajo de Ce
cilia Sheridan en este volumen.
56 Felipe de la Garza a García Illueca, Soto la Marina, 10 de mayo de 1823, agn, Gobernación:
sin sección, caja 43, exp. 9, ff. 71-72. Al igual que su aliado Alamán, el padre Mier estaba convenci
do de que De la Garza “lo remediará todo y no sucumbirá a las seducciones de los saltilleros”. Cos-
slo, 1925, p. 34.
57 Lucas Alamán a Felipe de la Garza, México, 14 de mayo de 1823, acn, Gobernación: sin sec
ción, caja 43, exp. 9, f. 84.
58 Esto y lo que sigue de: El ayuntamiento de Saltillo a Felipe de la Garza, Saltillo, 1 de junio
de 1823, agn, Gobernación: sin sección, caja 43, exp. 9, ff. 255-262.
59 El argumento saltillense se basa en que el decreto del 14 de octubre de 1822 había surgi
do de las discusiones del Primer Constituyente de 20 y 21 de junio. Éstas, y el decreto, se habían
decidido en la ciudad de México sin pedir opinión a las Provincias Internas de Oriente. Más aún,
se había utilizado el decreto para que los habitantes de esta región retiraran su apoyo a De la Gar
za cuando éste se rebeló en agosto de ese año.
NUEVO LEÓN, 1823-1825: DEL PLAN DE CASA MATA A LA CONSTITUCIÓN ESTATAL 363
que todos habían acordado que, al adoptar el Plan de Casa Mata, se corta
ba toda relación con el gobierno imperial y se “reasumían] [...] todos sus
derechos para depositar el ejercicio de su respectiva soberanía en quien le
pareciese más conveniente”. Por tanto, Saltillo se sintió con derecho a deci
dir si obedecía o no a la diputación de Monterrey, decisión fundamentada
en elementos ampliamente expuestos por el ayuntamiento salúdense. Pri
mero, la diputación provincial instalada en Monterrey se había arrogado
más atribuciones de las que le otorgaba la Consútución, en especial atribuir
se, como cuerpo, toda la autoridad del jefe superior políúco. En segundo lu
gar, el decreto del 25 de febrero (que repetía el decreto del 14 de octubre
de 1822) venía firmado por Valle, que era unto ministro como diputado, lo
que, de acuerdo con la constitución, era ilegal, y, por tanto, los decretos por
él firmados. La tercera razón, fue que si la ley estipulaba que las provincias
nombraran nuevos diputados, ¿por qué Monterrey llamó a los diputados elec
tos en enero de 1822?60 Este argumento del ayuntamiento salúdense no lo
colocaba en una de las dos opciones, sino que reclamaba que la diputación
regiomontana interpretaba las leyes cuando, constitucionalmente, eso era
competencia del poder legislativo.
Por Unto, Saltillo no se unió a la dipuución provincial instalada en Mon
terrey por ser producto de la arbitrariedad y no ser consuluda sobre si desea
ba obedecer a esa corporación. Peor aún, cuando en aquella ciudad se inten
tó esublecer la junu conciliatoria,61 con el concierto de los pueblos de la
mayor parte de la provincia, la dipuución regiomonuna le negó su apoyo e in
cluso la obstaculizó para evitar que funcionara. No obsunte, el ayunumiento
de Saltillo comunicó a De la Garza su adhesión a la legalidad emanada del
Plan de Casa MaU, misma que le daba derecho a denunciar que, desde la ciu
dad de México, se buscaba dominar a las provincias nororienules mediante la
división y atribuyendo anarquía a la región, y sólo porque no había sujeción
servil hacia la capital del país. La acusación de Salúllo tenía fundamento. En
la correspondencia del padre Mier con Bernardino Cantú, de la dipuución
provincial, y con el ayunumiento de Monterrey se observan varias consisten
cias. El dominico no deseaba la unión de Monterrey y Salúllo y que, en el ca
so de no separarse, esu úlúma no prevaleciera sobre aquélla. Mier comunica
además las reacciones del congreso general a la posición política de Salúllo y
de Ramos Arizpe “que no obedece al congreso”, reacción provocada por él, se
gún sus propias palabras: “Ramos Arizpe escribe a sus amigos que yo he pedi
69 De la Garza a Lucas Alamán, Monterrey, 6 de junio de 1823, agn, Gobernación: sin sección,
caja 43, exp. 9, f. 276.
70 No conozco las razones concretas de Ramos Arizpe para desear una gran provincia, pero
era su aspiración desde tiempos de las Cortes de Cádiz. Una zona muy despoblada requería de
unión para sostenerse económicamente. Quizá pensaba en un esquema similar al de la diputación
provincial pero en un régimen federal; es decir, un jefe político superior en Monterrey yjefes po
líticos subalternos en Saltillo, Monclova, Béjar, Aguayo, etc. Podría pensarse que el argumento de
Ramos Arizpe fuera similar, en el nivel de las cuatro provincias nororientales, al que, en el nivel
nacional, tenía el padre Mier.
71 De la Garza a Lucas Alamán, Monterrey, 27 de junio de 1823, agn, Gobernación: sin sección,
caja 43, f. 217.
72 De hecho, se hablaba de un proyecto de constitución para estas provincias que se había
escrito en Topo de los Ayala. Cossío, 1925, pp. 39 y 89.
366 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
de esta virtual independencia a las disposiciones del congreso general y del Su
premo Poder Ejecutivo era, según De la Garza, la amenaza que representaba
Santa Anna “tan próximo a estas provincias”. La diputación provincial asenta
da en Monterrey aceptó la propuesta del jefe político.80
De la Garza dio varias razones para formar esta junta general regiomonta
na. En realidad, el país se desmoronaba y prueba de ello era que, además de
lajunta nororiental, las tropas de Santa Anna en San Luis Potosí representa
ban una amenaza, a lo que se sumaba la virtual “unión” de Michoacán, Queré
taro, Guanajuato y San Luis Potosí ante la actitud dilatoria del congreso para
convocar a uno nuevo, y la casi total separación de las provincias de Yucatán,
Oaxaca, Jalisco y Zacatecas.81 El congreso general favoreció este desorden. Por
una parte, la idea de fray Servando de separar las tres provincias para arreglar
sus problemas Sólo radicalizó su posición con respecto al centro, sobre todo
porque Ramos Arizpe continuaba en la región y se había aliado a De la Garza
para mantenerlas unidas. Por otra, el 12 de junio el congreso emitió un de
creto para urgir que se establecieran las legislaturas provinciales; aunque no
tengo testimonio de que en las Provincias Internas de Oriente se intentara
instalar dicho cuerpo, Benson hace mención de que, con este propósito, se re
dactaron las bases de una constitución.82 Este decreto, poco analizado, toda
vez que llama más la atención que en esa fecha el congreso votara a favor de la
república federal,88 es parte de una estrategia del gobierno general para dismi
nuir el descontento o reducir las posibilidades de que se establecieran “proce
dimientos aislados de las provincias”, como los llamaba el ministro Alamán.84
Por último, cualquier error cometido por el congreso desde su reinstalación
quedaba sin solución, pues con el decreto de convocatoria del 17 de junio ese
parlamento quedaba totalmente neutralizado.85
>
ta [Nuevo León] y Nuevo Santander para formar un estado soberano bajo el concepto de que
cuando alguna de ellas crea tener los elementos necesarios para poder formar por sí sola el con
greso provincial de todas ellas, se lo concederá sin otro trámite". Aquí valdría citar lo que varias sema
nas después publicara la diputación de Veracruz: “nadie niega el derecho de las provincias a deci
dir qué forma de gobierno contribuirá mejor a su prosperidad; amparándose en tal derecho, todas
han manifestado públicamente su aceptación a la forma federal de gobierno; pero sólo algunas, de
safortunadamente, se habían apresurado demasiado a establecer gobiernos federados sin consul
tar primero con el gobierno nacional ni esperar a que éste actuara”. Citado en Benson, 1997, p. 211.
80 “Esta corporación adopta como urgente y necesaria la medida del gobierno interior de las
provincias bajo un gobierno que las comprenda a todas”. La diputación provincial en Monterrey
a Lucas Alamán, Monterrey, 30 de junio de 1823, agn, Gobernación: sin sección, caja 43, exp. 9, ff.
246-247.
81 Benson, 1997, pp. 200-201, 204-205. Oaxaca incluso regresó al congreso general el decreto
de convocatoria del 17 de junio, Bustamante, 1981, t. 1, v. 2, p. 10 (asiento del 8 de julio de 1823).
82 Benson, 1997, pp. 197-198.
83 Barracán, 1994, pp. 171-172.
84 Véase nota 90 arriba.
85 Se trata de una idea de Mier quien señala; “En el hecho de dar la convocatoria nos despo
jamos de la capacidad de constituir". Diez cartas, 1940, p. 14.
368 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
ta y en tres etapas. El resultado fue que cada una de las tres provincias tendría
un diputado propietario y otro suplente en el congreso constituyente. Los di
putados al segundo congreso fueron fray Servando Teresa de Mier, por la pro
vincia de Nuevo León, Miguel Ramos Arizpe, por la de Coahuila, Erasmo Se-
guín, por Texas, y Pedro Paredes, por Tamaulipas.90
90 Moreno Valle, 1975, pp, 896-897. Para la composición de la “cuarta” diputación provincial
establecida en Monterrey, véase el anexo 1.
91 De la Garza a Lucas Alamán, San Carlos, 16 de agosto de 1823, ac.n, Gobemaáón: sin secáón,
caja 43, exp. 8, ff. 214-215.
92 En general, las elecciones se celebraron ordenadamente. José Antonio Rodríguez a Lucas
Alamán, Monterrey, 29 de agosto de 1823, agn, Gobemaáón, sin secáón, caja 43, exp. 8, ff. 223-224.
93 Las elecciones primarias se celebraron el 8 de agosto; las secundarías el 14. Alessio Robles,
1940-1946, v. 1, p. 153. Las elecciones provinciales se realizaron después de la primera semana de
septiembre. Felipe de la Garza ajosé Antonio Rodríguez, s.c., 6 de septiembre de 1823, agn, Go
bemaáón, sin secáón, caja 43, exp. 8, f. 229.
370 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
* * *
Fuente: Peter Gerhard, The North Fronlier of New Spain, Princenton University Press, New Jersey,
1982, p. 347. Digitalizado y corregido en el Laboratorio de Sistemas de Información Geográfica,
Coordinación de Servicios de Cómputo, El Colegio de México.
102 A esto, Mier —refiriéndose a Ramos Arizpe— le dice a su amigo Cantú: “¡Grandísimo ig
norante! Esa es lajurisdicción que se señala al ayuntamiento de una ciudad, la cual es mayor que
la de una villa y en eso se distingue, [así como] en el mayor número de regidores. De otra suerte,
se seguiría así que ni Monterrey era la capital de Nuevo León, ni México [la] del virreinato”. Cos
sío, 1925, p. 65.
108 Ramos Arizpe califica a Monterrey de “levantisca" porque, cuando Francisco de Mier y
Noriega fue designado jefe político, en contra de Echandia, se levantó un tumulto que se dijo que
fue simulado por Bernardino Cantú. Mier afirma que en realidad fue armado por los que no de
seaban obedecer al gobierno. Cossío, 1925, pp. 65-66.
104 Fray Servando con frecuencia apuntaba que nada se hacía en el congreso sin que se le
consultara. Afirma que él designó a Miguel Domínguez para el Supremo Poder Ejecutivo, e inclu
so llega a decir que Alamán fue hechura de él. Esto puede o no ser cierto, lo que sí es indiscuti
ble, y muestra el poder del diputado neoleonés, es que el influyente ministro de guerra, Manuel
Mier y Terán, era uno más de sus sobrinos. Cossío, 1925.
105 Miguel Ramos Arizpe a la diputación del estado de Coahuila, México, 8 de mayo de 1824,
agec, Siglo xix, caja 4, f. 2. e. 4.
374 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
106 Véase decreto del Congreso General Constituyente, México, 17 de junio de 1823 y 8 de
enero de 1824, agn, Gobernación: sin sección, caja 52, exp. 12.
107 En el ceremonial de instalación destacan varios aspectos. Por una parte, se entregó el ar
chivo de la diputación, que tantos dolores de cabeza diera en marzo y abril del año anterior. Por
otra, el gobernador fue designado y no electo, porque las elecciones para gobernador se realiza
rían conjuntamente con las de presidente de la república y congreso de la unión. Por último, a pe
sar del conato de conflicto que se dio entre la milicia cívica y la permanente, esta última fue la en
cargada de cuidar la soberanía y legalidad de la nueva corporación, como lo estipulaba la ley.
Sesión del 1 de agosto de 1824, acnl, caja 1, correspondiente a 1824, “Borradores de las actas de
sesiones públicas del primer congreso constituyente del estado de Nuevo León".
108 Véase, por ejemplo, “Encargo a la comisión para la elaboración del decreto número 3",
Monterrey, 3 de agosto de 1824, acnl, caja 1 correspondiente a 1824: “Documentos varios del pri
mer congreso constituyente".
109 Agustín López de Llergo yjosé Francisco Cicero a los diputados secretarios del H. Congre
so del Estado de Nuevo León, Mérida, 24 de septiembre de 1824, acnl, caja 1,1824: “documentos”.
110 Al respecto, véase Francisco de Mier y Noriega, jefe político de la extinguida diputación
provincial, a los secretarios del congreso recién instalado, Monterrey, primeros días de agosto,
acnl, caja 1, 1824: “documentos”.
NUEVO LEÓN, 1823-1825: DEL PLAN DE CASA MATAA LA CONSTITUCIÓN ESTATAL 375
116 Sesiones del 16 y agosto y 23 de septiembre de 1824, acnl, caja 1, 1824: “Borradores”.
117 La comisión de constitución no estaba segura si había realizado bien su trabajo; por lo
que sugirió que este primer “bosquejo de proyecto” se imprimiera para que "los sabios hicieran las
correspondientes reflexiones para su complemento y reflexión”. La comisión solicitó al pleno del
congreso se votara para que se enviara a la ciudad de México y que se distribuyera por conducto
de Simón de la Garza, senador por Nuevo León. Sesión del 14 de octubre de 1824, acnl, caja i,
1824, “Borradores”.
119 Sesión del 23 de octubre de 1824, acnl, caja 1, 1824: “Borradores”.
119 Sesiones del 11 y 18 de octubre y 17 de diciembre de 1824, acnl, caja 1, 1824: “Borrado
res”. Para la elaboración de la constitución del estado de Nuevo León, los diputados del primer
congreso recurrieron a leyes y reglamentos de otros estados. Estos eran colocados en la mesa del
salón de sesiones para que fueran consultados por los diputados. Con cierta frecuencia, el cuader
no de borradores de las actas del primer congreso neoleonés refiere a estas fuentes provenientes
de Oaxaca, Yucatán, Estado de México, Veracruz, Jalisco, el congreso general y el periódico El Sol
de la ciudad de México.
120 El artículo correspondiente en la constitución fue: “Art. 5. Puesto que el fin de toda so
ciedad política, no es más que el bienestar de los individuos que la componen, el objetivo del go
bierno es procurar a los individuos de mayor suma posible de goces y alivios, a costa de la menos
suma posible de padecimientos y sacrificios”. Colección de constituciones, 1988, p. 68.
NUEVO LEÓN, 1823-1825: DEL PLAN DE CASA MATA A LA CONSTITUCIÓN ESTATAL 377
121 Para ser ciudadano era necesario: haber nacido en el estado; estar avecindado; ser mili
tar avecindado o militar insurgente; ser americano español con tres años en un pueblo del esta
do, con familia, bienes raíces o industria útil. La ciudadanía se perdía por rendir lealtad a otra na
ción o por sentencia de pena corporal. La ciudadanía se suspendía por incapacidad física o moral;
por ser deudor quebrado; por ser deudor del erario público; por no tener modo conocido de vi
vir; por estar involucrado en un proceso criminal; por no tener 21 años, excepto los casados, que
lo eran a los 18, y por no saber leer ni escribir a partir de 1840 (artículos 15, 17 y 19). Colección de
constituciones, 1988.
122 Véanse artículos 25 y 79 de la Constitución Federal, en Tena Ramírez, 1987, pp. 171, 179.
378 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
123 El artículo 227 de la Constitución señalaba: “Se nombrará cada año popularmente en el do
mingo segundo de diciembre, según la forma prescrita por la ley, todo el ayuntamiento”. [Sin cursi
vas en el original]. Colección de constituciones, 1988, p. 133.
124 Annino, 1995a, pp. 32-33.
125 Ibid., p. 48.
126 Ibid., p. 32.
NUEVOLEÓN, 182S-1825: DEL PLAN DE CASA MATA A LA CONSTITUCIÓN ESTATAL 379
lso Altos funcionarios eran los diputados del congreso, el gobernador, el secretario de go
bierno, los individuos de lajunta consultiva y magistrados de la audiencia.
131 Vázquez, 1993, p. 27.
NUEVOLEÓN, 1823-1825: DEL PLAN DE CASA MATA ALA CONSTITUCIÓN ESTATAL 381
IX. CONCLUSIÓN
Sin desdeñar la herencia colonial, los meses transcurridos desde el Plan de Ca
sa Mata hasta la promulgación de la constitución estatal definieron la existen
cia de los estados que anteriormente habían formado las Provincias Internas
de Oriente. Aquella gran extensión de territorio tenía muchas razones para
permanecer unida, siendo las principales su despoblamiento, el problema co
mún de las incursiones bárbaras, la necesidad de sostenerse económicamente
para hacer frente a las existencias de una federación y las amenazas del expan
sionismo norteamericano.
La aspiración de una sola provincia era de Ramos Arizpe, en su deseo de
que sé implantara en México el sistema federal. En un principio, en la prima
vera de 1823, los políticos en la ciudad de México no estaban convencidos de
que lo mejor para el nuevo país fuera el federalismo, y mucho menos apoya
ban la idea de que en la región noroeste (geopolíticamente importante desde
las postrimerías de la Colonia) se formara una gran provincia. Por otro lado,
las oligarquías locales de Monterrey y Saltillo —apoyadas por el padre Mier y
Miguel Ramos Arizpe, respectivamente— se enfrascaron en una sorda lucha
por lograr el asiento de la capital provincial/estatal; una lucha en la que cada
grupo se apoyó en la legalidad o ilegalidad de lajunta regiomontana estable
cida el 31 de marzo de J823.
La exposición que se hizo en este trabajo de la pugna entre ambas ciuda
des permitió analizar el proceso mediante el cual se adoptó el sistema federal
en aquella región. A final de cuentas, pareciera como si dicho sistema hubie
se resultado de una componenda entre dos posiciones. Ramos Arizpe defendía
un federalismo radical: el padre Mier deseaba un sistema más moderado e in
cluso el centralismo: el resultado final favoreció la posición del coahuilense. El
padre Mier deseaba que las Provincias Internas de Oriente se dividieran en
tres estados; Ramos Arizpe aspiraba a formar una sola gran provincia: en este
caso el primero salió triunfante.
¿Acaso perdió el dominico, toda vez que su “triunfo” sólo fue de alcances
“provinciales”? Considero que no fue así; ciertamente en los últimos días de
mayo y el mes de junio de 1823 el gobierno general debió “ceder” a lo que exi
gían las provincias (y que era más de lo que exigía el Plan de Casa Mata). En
el caso de las Provincias Internas de Oriente, ya pronunciadas por el sistema fe
deral, la “cesión” del gobierno no fue suficiente pues —instigadas por Ramos
382 EL ESTABLECIMIENTO DEL ÍEDERALISMO EN MÉXICO
INTRODUCCIÓN
1 Annino, 1995 p. 177, afirma al respecto que “la primera experiencia electoral desencade
nó un incontenible y masivo proceso de transferencia de poderes del Estado a las comunidades lo
cales, en particular a los pueblos, llevando así a su extremo la desintegración del espacio político
virreinal”. Costeloe, 1996 pp. 27-28, plantea una visión totalmente opuesta al sostener que antes
de la Constitución de 1824, y especialmente entre 1821 y 1824, la “apatía popular" era una cons
tante del ambiente político.
2 Hernández y Dávalos, 1985, p. 572.
385
386 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
14 Archivo Municipal de Saltillo, 1998, “Memoria presentada a las Cortes por D. Miguel Ra
mos Anzpe, diputado por Coahuila, sobre la situación de las Provincias Internas del Oriente, en
la sesión del día 7 de noviembre de 1811”.
15 Cuello, 1990 p. 182.
16 Respecto a la amenaza de Estados Unidos de América, véase Alessio Robles, 1979 p. 54, y
Cuello, 1990, p. 183.
17 Al respecto, véase De Gortari, 1994.
18 Benson, 1980, pp. 29-30; Alessio Robles, 1979, p. 67.
EL PRIMER FEDERALISMO EN COAHUILA 391
25 De Gortari, 1994.
26 acec, F S.XIX, c2, e5.
27 agec, F. S.XIX, c2, fl.ell.
28 agec, F. S.XIX, c2, el7.
394 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
mar tropas “en obsequio de la libertad que se ve amenazada por los enemigos
de la emancipación”.33
Una proclama de Anastasio Bustamante, del 19 de mayo de 1822 a los “Ha
bitantes de las Provincias Internas de Oriente y Occidente”, puso fin a los te
mores por la rebelión de Chihuahua. La coronación de Agustín I, “padre de
la Patria” que ahora enarbolaba el “cetro de plumas del águila de Anáhuac” y
asegura paz y concordia. El comandante general de las Provincias Internas,
con fuerte apoyo en Bustamante y del propio gobierno general, manifestó no
tolerar sedición alguna en contra de la “libertad nacional”, y repudió el levan
tamiento de Santa Anna, convencido de que las fuerzas militares regionales es
tarían a disposición del Emperador ante cualquier desobediencia. Crespo re
cibió la noticia con mesura, pero circuló a todos los ayuntamientos la noticia
de la proclamación del Plan de Casa Mata.
El cobro de contribuciones directas para mantener las fuerzas militares na
cionales se convirtió en grave problema y, a causa de la sequía de los meses an
teriores, los ayuntamientos se resistían a pagarlas. La formación de las milicias
nacionales quedó pendiente por falta de armas, sillas y caballos suficientes.
Crespo negoció con el gobierno general el envío de armas y logró obtener 300
fusiles, distribuidos entre Saltillo, Monclova y Río Grande, pero los pobladores
antepusieron el trabajo del campo a la organización militar.
La Diputación quedó en suspenso hasta febrero de 1823, en que se publi
có el decreto del Congreso del 14 de octubre de 1822, que ordenaba su ins
talación en la ciudad de Monterrey.34 Con la abdicación de Iturbide, Gaspar
López fue materialmente arrojado del territorio de su mando y sustituido por
el brigadier Felipe de la Garza y, para fines de abril, se derogaban los acuer
dos tomados para establecer una intendencia y una Audiencia en Saltillo,
manteniéndose la Diputación en Monterrey.35 El decreto de febrero suavizó
las diferencias políticas.entre Saltillo y Monterrey ante la necesidad de resta
blecer la Diputación, y el 6 de marzo de 1823, la necesaria alianza para man
tener su representatividad las llevó a jurar el Plan de Casa Mata y crear una
Junta Provisional de gobierno. Días después, Crespo se presentó ante el Ayun
tamiento de Monclova para discutir el “Plan de Monterrey”, que lo proponía
como presidente, y logró su adhesión. Otros ayuntamientos consideraron la
instalación de lajunta demasiado “repentina”.36 En las negociaciones surgió
de nuevo la necesidad de unión de las cuatro provincias, “cuanto es notorio
el choque de los intereses de aquella provincia [Monterrey] respecto a ésta
[Coahuila] y de su capital con este lugar [Saltillo] ”, y consideraron priorita-
Por eso expuse al Congreso que ya no era menester otra cosa sino la orden que in
cluyo de reinstalar la Diputación de las tres provincias [...] Posteriormente he vis
to una carta particular de Monterrey, en que avisan que, medio amotinados, sus ve
cinos disolvieron la Junta, porque conocieron que el señor Ramos Arizpe, ciego
como siempre de su Saltillo, quería llevarse allá el Gobierno y reinstalaron la Dipu
tación Provincial que tomó luego el mando político. Que el Saltillo no quiso enviar
sus miembros ni quiere reconocer a Monterrey ni a Monclova [...] No reinará el
Saltillo, ¡vive Dios!, antes será comprendido en el Nuevo Reino de León.47
44 “Decreto del Congreso Nacional Constituyente”, México, abril 21 de 1823, ams, pm, c68,
el3.
45 José Ignacio Sánchez Navarro era cura de Saltillo y primo de José Melchor Sánchez Nava
rro, propietario de un latifundio en el área de Monclova; José Miguel Ramos Arizpe y Domingo
de Letona formaban parte de la misma familia.
46 ams, pm, c68, el3, abril, 1823.
47 Día Cartas, 1940, pp. 9-12.
398 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
como esa villa [Saltillo] no ha ido de conformidad con el voto de los pueblos de la
Provincia y aún se han suscitado puntos y desavenencias que aunque no pasa de
asuntos de familia, serían desagradables sus consecuencias; prescindiendo de todo,
quiere y desea esta Junta conservar la más estrecha unión con sus hermanos de la
Villa del Saltillo y al intento asegura a V.S. que está pronta a dejar los pasos corres
pondientes a una verdadera reconciliación, dejando a la discreción de V.S. propo
ner los medios que conozca más a propósito para verificarlo.52
52 Firma como presidente de lajunta, Antonio Crespo: ams, pm, c68/1, el9.
55 Benson, 1980, p. 170.
54 Ibid., p. 171.
56 Ibid., p. 166.
56 agec, F. S.XIX, c3, f.4, e.6; agec, F. S.XIX, c3, f.7, el9; agec, F. S.XIX, c3, f.8, e9.
400 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
79 agec, F.JPB, el, el5, 2F. Ai.essio Robles, 1979,1, pp. 200-206. El trabajo de Vázquez, 1993a,
trata ampliamente el problema de la esclavitud en la leyes de colonización, así como aspectos de
difícil resolución en cuanto a los nuevos pobladores texanos.
80 agec, F.JPB, el, e.27, 2F.
81 agec, F. SXIX, c4, f3, e8, 5f, 24 de noviembre de 1825.
82 acec, F. S.XIX, c2, f3, e6, 2F, 16 de abril de 1825.
85 agec, F. S.XIX, c2, f9, e7,2f, 11 de junio de 1825.
84 agec, F. S.XIX, c2, 02, elO, 9f, 14 de julio de 1825.
406 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
85 AGEC, F. S.X1X, c3, fio, e8, 2F, 29 de octubre de 1825. agec, F. S.XIX, c3, fll, e5, 2f, 31 de
octubre de 1825.
86 ams, pm, c71, e22.
87 ams, pm, c71, e22.
88 A partir de aquí, las citas sobre el proceso contra sediciosos refieren al documento del ams,
pm, c71, e22.
EL PRIMER FEDERALISMO EN COAHUILA 407
tan grande para Texas”. Esto permitió que se conservaran los esclavos de los
primeros 300 colonos introducidos por Austin, a condición de que fueran li
berados al cumplir 16 años (Austin pretendía que fuera a los 25). Al final, el
artículo 13 optó por la libertad de vientre: que nadie nacía esclavo a partir de
la publicación de la Constitución y seis meses después no se permitiría la in
troducción de esclavos al territorio. El primer Congreso Constitucional de
Coahuila tuvo que expedir una ley el 15 de septiembre de 1827 para aclarar las
dudas que surgieron con respecto a la situación de los esclavos en Texas.
La Constitución distinguió entre coahuiltexanos y ciudadanos coahuilte-
xanos. Para ser ciudadano se requería, además de la residencia, si eran extran
jeros, una carta de naturalización expedida por el Congreso. La calidad de
ciudadano podía perderse por admitir empleo de gobierno extranjero, ser
sentenciado, vender el voto o comprar el ajeno, ya fuera en las asambleas po
pulares o en cualesquiera otras, por residir cinco años fuera de la federación
sin permiso del gobierno o por no saber leer y escribir, a partir de 1850.
De acuerdo con la Constitutución federal, el gobierno se dividió en tres po
deres, con supremacía del legislativo. Este se integró con 12 diputados propie
tarios y seis suplentes, uno por cada 7 000 habitantes. En marzo se publicó la
convocatoria para elegir a los que constituirían el Congreso que debía inaugu
rarse el 1 de julio de 1827, para concluir sus trabajos en 1832. Los partidos de
Saltillo, Parras y Monclova tendrían una representación de tres diputados cada
uno, dos Texas y Río Grande; Saltillo eligiría dos diputados suplentes y el resto
uno. Se mantuvieron las elecciones indirectas establecidas por las Cortes de Cá
diz. La votación se realizó por escrutinio secreto, mediante cédulas “que echa
rá cada elector en una urna colocada sobre una mesa al pie de un crucifijo”.
Al día siguiente de la elección de diputados, las juntas electorales de cada
partido nombrarían un gobernador y un vicegobernador, tres consejeros pro
pietarios y dos suplentes, en los mismos términos en que se eligían los diputa
dos. Con base en la Convocatoria del 23 de marzo de 1827, el 28 de mayo se
eligió al gobernador y al vicegobernador. Saltillo, Parras y Río Grande votaron
a favor de José María Viesca para gobernador y Víctor Blanco para vicegober
nador. Monclova, por su parte, eligió ajosé María Letona como gobernador y
al mismo Víctor Blanco como vicegobernador. El partido de Texas sufrió el
contratiempo de que los electores Miguel Lobo y Román de Letona se nega
ron a firmar el acta, por insuficiencia de cualidades de uno de los elegidos. Fi
nalmente, seis días más tarde, los votos favorecieron a Viesca y a Blanco.92
El artículo 156 mantuvo el requisto gaditano de mil almas para establecer
un ayuntamiento. En el decreto número 27, el Congreso definía la forma de
elección y el número de alcaldes y representantes para los nuevos ayuntamien
tos de acuerdo con el número de habitantes. Los pueblos de 1 000 a 3 000 ha
bitantes elegirían un alcalde, dos regidores y un síndico; los de 3 000 a 6 000
A MANERA DE CONCLUSIÓN:
CONSTITUCIONES DE LOS NUEVOS ESTADOS DE ORIENTE
x
•o
X
1)
q
•8
5b
q £
W .2
rt c
o S
•c 7
«i
2 o
1 8
í
Z o-
X X
C g
2 S
be O.
S S q X c
■q trj
o
u
CM
5
c
o
'8
CU
X) -rt
s/3
’O rt
O
Q. ü
g £
£ Q-
O
cC
i
U
X
o
Sí
'
$
I
ir
&•
ü O
c 7
—
2 *
§
§
í 3
§
Cl
.b
S
T3 ’O
1I
n
•ls-
c
ü
3
o
q
X
o
5
x
’O
c
I
o,
be
g
C
x
3
£
(J
u.
q
S
x
C
u
t/3
cC
W
§
S
w
“
bé
—
Tj CC
E
w u
t/3
2
1 i
X
2
O 1/33
£ a
K E
’O
q
.S--3
3
*
t/3
E
q
11
’O
O
"O
O-
a.
~• £
3
8
73
3
q
Xi
o
r
3
5
•—
.2
cr 'Eb x
o
o
*-
*3
£
t/3
tí
U.
3
O
o
5
a
'5-
CU
c/3
q
( .
cu 3
x 2
x
XI X)
s *c
o q
°
c
,§
o ’2
O
q
3
x
%
41
3
.g
a
'K '5.
■3 >.
£
2
£
£
3
■3 L 2
£
q
q
ss
o
x
8
tí
a
*o
2
.o
o
£
X
2
x
3
S
x
•3 3
x 2
£
CU t/3
q
s.
3
2 ’o C
-3 u 2
2 o 2
o
■o
c ■« 2
o T3
- o
o. 3
I- 3 =
« ’S
3 o
§ 8
o
o SS
3
$p
““ o
o .a
§ rt
I 1
o ¿
E 2¿
a. -k
a .3
I E
Ü o.
fe -O .
flj
e
s a
S '§ .2 ~
Q- ?
cJ
s
—
X>
w
’-
•-
T3
X)
§ S
E ~
,0
c
O
X)
*-i
bO
1
i
□ 2
*0 —
EZP
o
o
•C .
c u
U C
3 <J
M
H
O
¿J
3
u
§
3
•!
¿7
'S 5 M
o g o o
U a. w tj
§ = 1 gj
h_^
2 0
Sob re vagos. .. cu id ar q u e se ej er ci te
______________________________________________ _______________________________ la polí ti ca . ______________
Fu nc io na rios Pr ov eer to do s lo s em ple os de l estado . No mb rar al je fe de ha cie nd a. No mbr ar al se cr etar io de de sp ac ho
No mbr ar al se cr etar io, de l de sp ac ho de l go bi er no ,
de l go bie rn o que no pued e ser
un ec lesiá sti co .
COAH UILA NUE VO LE ON TAM AUL IPAS
Tema_______________________ 11/0 3/1 827 _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ 5 1 8 2 5 ________________________________ 6/0 5/1 825 ______________________
Milic ias N o pued e ma nda r en pe rs on a la milic ia Jefe na to de la m ilicia cív ica . Co man da r en je fe la m ilicia del es tado
cívi ca sin co ns en tim ie nt o de l co ng re so . y di sp on er d e el la para el gob ie rn o
______________________________________________________________ in te rior y exter ior . ____________________
o
c
3
Ü
ra
3
c
Z
3
O
s
’C
.0
C
C
I
Q.
£X|
3
C
33
V)
s fe
O
O
X)
'1
-5?
3 fc
33
o 3
Vi At
►s
33
O
u
O
15
D
E
&
o
S-s'
'O
¿,3 W 3
js '5. a :§
U 5 Hj q.
Je fe s de de pa rt am en to El go be rn ad or no m br a a lo s je fe s ........ El go ber nad or no m br a a lo s je fe s
y de pa rt id o de de pa rt am en to de ac ue rd o co n la tern a de de pa rt am en to de ac uer do co n la ter na
_____________________________ pr op ue sta po r el co ns ej o de go bie rn o. ________________________________________________ pr op ue sta po r el co ns ej o de gob ie rn o.
2 2
c E 3
8 '2 c
1 i g-í ti
3 2
O2 .2(J o a § ’S
c c
»! u I '2 c
o . O O 3 II o
O ’O T3 cr ü
£ c ’S 3 2 s
« :2 § c 3 :?
§ g —X) — 3 2 2
'« E .2« 5 £
’O £ O ’C bo g>
C
P" I* □ —
CL ’S g ¡3
—o uS 6 £
w Já « X A o ’O
S X u E S
2 .2
'C
3
’O
3
c
o
U
8 -3
g «
o .£
3 E ■3
*c fi
T K ’S
8g O ftj
_2¿ *
Ó 3« SoA
.u X
r «
S o. o
1P
8 6Í
.§0-0
ll'S
Sh
(
rt
tí0)
AUTONOMÍA Y DECISIÓN FEDERALISTA
EN EL PROCESO DE CREACIÓN
DEL ESTADO LIBRE Y SOBERANO DE LAS TAMAULIPAS
La colonia del Nuevo Santander se fundó al mediar el siglo xvm por necesida
des estratégicas de la corona española, pues había que impedir que Nueva Es
paña fuera vulnerada por Francia o Inglaterra, cuando los conflictos europeos
amenazaban la correlación geopolítica en América. En tal virtud, la creación
de esta provincia recayó en un peninsular novohispanizado, José de Escandón,
quien más al estilo de los conquistadores de la era de los Habsburgo, mantuvo
desde su origen y por veinte años un gobierno de carácter patriarcal.1 Las nue
vas villas quedaron al mando de capitanes, allegados al favor de Escandón, que
actuaban como justicias mayores.
Este modelo de gobierno terminó en 1766, al ser relevado Escandón, cu
ya presencia iba en contra de las nuevas tendencias reformistas de los Borbo
nes. A partir de entonces, el gobierno recayó en burócratas militares, de carác
ter rotativo y profesionalizados en su oficio, sin intereses o aspiraciones
locales. Para fines del siglo xviii y con el objeto de cumplir con la obligación
de contribuir al sostenimiento del estado español, la provincia dejó de gozar
de la excepción en el cobro de alcabalas y otros impuestos, y se formalizaron
sus obligaciones militares hacia la nueva comandancia de las Provincias Inter
nas de Oriente. Esta institución militar se había creado para reforzar la segu
ridad del septentrión frente a enemigos posibles o incursiones de indios de las
praderas, recrudecidas en esta época. Al militarizarse la injerencia militar, se
suprimió la escasa representación de los vecindarios en los llamados “medios
cabildos”. Como observaría Miguel Ramos Arizpe, al formar las milicias del
Nuevo Santander, Félix Calleja había creado una compañía en cada villa, y
“queriendo o sin querer afianzar el despotismo militar sobre aquellos desgra
ciados pueblos [...] quedó plantado un nuevo sistema de justicia y gobierno,
por el que se hace juez perpetuo en cada lugar al capitán de las milicias, regi
dores externos, al teniente y subteniente, y procurador perdurable al primer
sargento”.2
Este esquema de gobierno prevaleció hasta la guerra de independencia,
1 Zorrilla, 1989.
2 Ramos Arizpe, 1942, p. 17.
417
con el gobernador en turno investido con “absolutas facultades”.3 La adminis
tración de la provincia dependía en el caso de la hacienda pública de la inten
dencia de San Luis Potosí, mientras que las pocas apelaciones a lajusticia se ca
nalizaban a la Audiencia de México.
La guerra de independencia generó profundos cambios en el esquema de
gobierno en Nuevo Santander. Como en todas las Provincias Internas de
Oriente, en las milicias hizo eco el grito de Dolores difundido por sus emisa
rios. Descabezado el gobierno en los primeros meses de 1811, para el mes de
abril el dominio realista había vuelto a imperar al derrumbarse los insurrectos.
Pero esta vez el mando de la provincia quedó delegado directamente al poder
militar, particularmente al brigadier Joaquín de Arredondo, quien en 1813 asu
mió el mando de la comandancia de las Provincias Internas de Oriente, ejer
ciendo su poder a todo el conjunto regional del noreste de la Nueva España.4
No obstante el férreo control de Arredondo, hacia 1812-1813 una coyun
tura equilibró su poder casi omnímodo, al crearse la Diputación Provincial de
las Provincias Internas de Oriente, como consecuencia directa de la participa
ción del doctor Miguel Ramos Arizpe en las Cortes de Cádiz. Oriundo de Coa
huila, había fungido como párroco de Aguayo y Real de Borbón en el Nuevo
Santander, al ser marginado por las autoridades del obispado de Linares. Ra
mos Arizpe expuso en las Cortes en una extensa Memoria una visión integral de
los problemas de estas provincias, propuso soluciones y logró que las Cortes
erigieran una diputación para las Provincias Internas de Oriente, establecida
en Monterrey; ésta era una de las seis de Nueva España, promulgada la Cons
titución de 1812 por el virrey Venegas el 30 de septiembre de 1812. La Diputa
ción se integró por representación proporcional al número de sus habitantes.
Así, Coahuila, el Nuevo Reino de León y el Nuevo Santander tuvieron dos di
putados y Texas sólo uno. Por el Nuevo Santander acudieron Hilarión Gutié
rrez y Pedro Paredes y Serna, dos rancheros prominentes, el primero de la vi
lla de Escandón y el segundo de las villas de Presas del Rey y Altamira. A pesar
de haber sido decretada su erección y nombrados sus diputados, la Diputación
se instaló hasta el 21 de marzo de 1814, por la resistencia que ofreció el briga
dier Joaquín de Arredondo, para quien algunos de los diputados le eran odio
sos y no estando dispuesto tampoco a ver restringida su autoridad.5
La vida institucional de la Diputación Provincial fue muy breve ya que, a su
retorno, Fernando VII restableció el absolutismo, pero fue un legado importan
te para las élites emergentes de las provincias, pues habrían ensayado por vez
primera el juego político de un cuerpo de representación popular gestado del
consenso y voluntad de las localidades, una experiencia inédita. Además, el es
tablecimiento de ayuntamientos constitucionales con una composición eminen-
’ Ibid., p. 16.
4 Herrera Pérez, 1992, pp. 43-78.
5 Benson, 1980, pp. 28-30.
AUTONOMÍA YDECISIÓN FEDERALISTA EN IA CREACIÓN DEL ESTADO DE LAS TAMAULIPAS 419
temente civil hizo que los vecindarios de las villas accedieran a tomar decisiones
más allá de la administración de justicia y de la defensa. Esto fue muy palpable
en Nuevo Santander, que había crecido en los últimos años en población y ri
queza, tanto que para fines del siglo xvm en las villas del norte de esta provincia
se recaudaban más diezmos que en otras regiones de las Provincias Internas de
Oriente. Esta prosperidad parece haberse originado en Nuevo Santander en
una distribución más equitativa del valioso activo de que se disponía en esta par
te del septentrión: la tierra. Esto es importante, pues en el Nuevo Reino de León
la tierra estaba acaparada desde mediados del siglo xvn por propietarios ausen
tistas y en Coahuila por una sola familia, mientras que en Texas su remota ubi
cación y el peligro de los indios de las praderas dificultaban su poblamiento.
Por otra parte, en el Nuevo Santander había la posibilidad de vincularse
con el mundo exterior a través de la navegación marítima, cuestión que ha
bían vislumbrado personajes como Félix Calleja y el segundo conde de Revilla
gigedo, quienes habían sugerido la apertura de un puerto de altura en el lito
ral de las Provincias Internas de Oriente. En plena guerra de independencia,
Arredondo pedía habilitar un puerto en la bahía de Brazos de Santiago, tal co
mo ocurría en la barra de Tampico,6 donde se había movilizado el comercio
marítimo, con ganancias para los comerciantes de Altamira de 11 millones de
pesos en oro en sólo tres años de operación.7 El ayuntamiento de la congrega
ción del Refugio, en cuya vecindad se localizaba la bahía de Brazos de Santia
go, propuso formalmente en 1814 a la Diputación Provincial que se le permi
tiera la navegación marítima de altura en este lugar.8
En términos políticos, el epílogo colonial para el conjunto de la Nueva Es
paña, por la rebelión liberal de Riego en 1820, obligó a Fernando VII a reim
plantar las Cortes. Esto se tradujo en una ya experimentada movilización polí
tica, que chocó nuevamente con la resistencia de Arredondo, quien intentó
impedir el restablecimiento de la Diputación. No obstante, para noviembre de
1820 se eligieron diputados; representó al Nuevo Santander el doctor Eusta
quio Fernández, quien ocupó la secretaría, y el coronel Felipe de la Garza, di
putado de las Provincias Internas de Oriente ante las Cortes españolas.
Los hechos se precipitaron cuando el jefe realista Agustín de Iturbide defec
cionó a favor de la independencia y que logró incorporar en su esquema a los
insurgentes, logrando pactar la unión con Vicente Guerrero, el jefe más repre
sentativo de este grupo. Así, el Plan de Iguala, proclamado en febrero de 1821,
se extendió como reguero de pólvora por todo el virreinato. En Nuevo Santan-
Con poco más de 67 mil habitantes y apenas 70 años de vida, Nuevo Santander
era una provincia completamente integrada y bien diferenciada del Nuevo
Reino de León y Coahuila, las más antiguas de las Provincias de Oriente, a las
que casi igualaba en densidad demográfica e importancia económica, hecho,
evidente para los propios observadores como el agudo analista Ramos Arizpe:
Esta opulenta provincia casi no existía hasta medio siglo último pasado, tiene en el
día más de sesenta mil habitantes en haciendas de agricultura, [e] innumerables
estancias de cría de ganados.10
pusieron a los ranchos y haciendas a crecientes ataques de los indios de las pra
deras.11 La inseguridad había deprimido la productividad de las provincias
que perdieron durante la década de la guerra alrededor de un millón y medio
de pesos por concepto de ganado. La agricultura también se afectó, tanto que
en el Nuevo Reino de León los cien pesos que costaba un día de agua de rie
go antes de la perturbación se elevaron a mil.12 Esto causó un desabasto y un
incremento de precios y de impuestos, como bien se palpó en Saltillo.13 Tam
bién escaseó la moneda “mexicana”, por lo que las monedas provisionales acu
ñadas en Monclova, Chihuahua y Zacatecas circularon ampliamente en el no
reste, con el consecuente efecto inflacionario al descontarse un porcentaje de
su valor en transacciones comerciales.14 Y es que a fin de cuentas, la guerra de
independencia había trastocado el sistema comercial de las provincias, sujeto
a la feria de Saltillo, puesto que la apertura real al comercio de la barra de
Tampico planteó nuevas realidades y la presencia de un tal Marcos Ibargoitia,
administrador de las aduanas del Nuevo Santander a contrapelo de la adminis
tración alcabalatoria de la Nueva España, lo que produjo un escándalo con
acusaciones de contrabando y dilapidación de recursos de la Corona, sin que
nada pudieran hacer las autoridades del virreinato por “tan larga distancia
[paraj remediar el trastorno y desarreglo en que se halla toda aquella exten
sa administración”,15 a pesar de algunas medidas del virrey Venegas intentan
do regularizar la situación.16
Roto el vínculo colonial y luego de una década de crisis económica y de
contingencias de guerra, las Provincias Internas de Oriente, y en particular
Nuevo Santander, visualizaban el libre comercio exterior como efecto tangible
de la nueva libertad política. Así, de manera pragmática, los intereses de la
provincia se volcaron a promover la apertura comercial y su autodefinición po
lítica, sin enfrascarse en la disputa por el dominio político, como Monterrey y
Saltillo.
Para ello se aprovecharon dos coyunturas favorables: el bloqueo español
sobre el puerto de Veracruz y la vigencia del decreto expedido por las Cortes en
1820, que aprobaba la apertura de varios puertos en el litoral de las Provincias
Internas de Oriente. Pronto comenzaron a funcionar los puertos del Refugio,
Soto la Marina y Tampico (en un principio a través de Altamira), aun antes de
que las nuevas autoridades mexicanas reglamentaran su funcionamiento. La
11 VizcayaCanai.es, 1976.
12 Berlandier, 1850, p. 241.
15 Para el caso de Saltillo, los impuestos se incrementaron desde finales del siglo xvm y muy
sensiblemente con la guerra de independencia, Cuello, 1989, pp. 137-169.
14 “Orden del gobierno de Santander para que se acepten las monedas provisionales de Chi
huahua, Monclova y Zacatecas, Protocolo de órdenes hecho por D. Antonio de Montemayor, año
de 1823, Alejandro Prieto Colletion, wallet 2, NLB-LAL-UTx.
15 Jáuregui, 2000, pp. 6-7.
16 Instrucción y reglamento, 1817.
422 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
apertura de los puertos creó dos activos ejes de comercio entre el litoral del
Nuevo Santander y el interior del país, particularmente articulados en las ciu
dades de Monterrey y San Luis Potosí.
En efecto, la súbita dinámica mercantil del litoral del Nuevo Santander fue
más rápida que las reacciones del gobierno nacional. No obstante, la regencia
y el ministerio de hacienda adelantaron una primera instrumentación del co
bro de derechos a la extracción de plata por la aduana de Pueblo Viejo y Tam
pico (ambos en Veracruz),17 sobre todo al documentarse su contrabando, co
mo ocurrió en febrero de 1823 con una conducta de plata en Zacatecas,
destinada a embarcarse por El Refugio o Tampico.18 Además, desde abril de
1822 había fondeado frente a la barra de Tampico la corbeta británica Jay, con
26 cañones y 130 hombres de tripulación, para “abrir el registro de platas” en
este punto del golfo de México.19
Ante tales evidencias, el diputado del Nuevo Santander ante el congreso
nacional —nombrado extraoficialmente—, José Antonio Gutiérrez de Lara,
planteó que los barcos que entraran a la “barra común” de Tampico (Pueblo
Viejo, Veracruz) y Altamira (Nuevo Santander) fueran “libres a desembarcar
en uno u otro puerto”, según sus intereses y consignaciones. Pedía establecer
una aduana en Altamira y fabricar en Pueblo Viejo los almacenes necesarios y
habitaciones para empleados del resguardo, autorizándose al ayuntamiento
del primer punto sufragar esos gastos tomando el dinero con un recargo de
5%. Y que, una vez pagada la alcabala en puerto, no cobrara más en ninguna
otra parte de la provincia, dando curso corriente a la moneda acuñada en Za
catecas y a otras, de igual peso y ley;20 esto para evitar los serios peijuicios a la
economía con la circulación de hasta once tipos de monedas.21
El fin del autoritarismo realista permitió establecer de facto un intercam
bio mercantil terrestre con los Estados Unidos, a donde se conducía ganado
caballar. Esta movilidad comercial, identificada como rasgo esencial del libe
ralismo en boga, estimuló también los deseos de autonomía política y de
adopción de nuevos modelos de gobierno, a la vista por la vecindad geográfi
ca del norte. En tal virtud, en 1821 el doctor Eustaquio Fernández planteó
una solicitud al Congreso general de libre comercio de muías con los Estados
25 Extracto del expediente en que tres de las Provincias Internas de Oriente piden Diputa
ciones Provinciales, Gobernación, legajo 25, exp. 12, 1823, acn.
26 Exposición de la comisión de Justicia al Congreso general, sesión de enero 2 de 1822, pp.
165-166; oficio del ministerio de Relaciones Interiores al Congreso general, sesión de enero 10 de
1822, p. 182; informe de las comisiones de convocatoria al Congreso general, sesión de febrero 12
de 1822, p. 230; solicitud de la villa del Saltillo al Congreso general, sesión de febrero 9 de 1822,
p. 221; todos en Mateos, 1877.
27 Representación del Ayuntamiento de San Carlos al Presidente y Regente del Imperio, San
Carlos, marzo 30 de 1822, iih-uat.
AUTONOMÍA YDECISIÓN FEDERALISTA EN LA CREACIÓN DEL ESTADO DE LAS TAMAULIPAS 427
tañas, donde permaneció como ermitaño hasta que recibió una amnistía.28
AI recibir el nombramiento como diputado del Nuevo Santander, Gutiérrez
de Lara se abocó a gestionar el reconocimiento de la diputación provincial.
El 20 de marzo de 1822 firmó al Congreso, una solicitud a la comisión de
Constitución, a fin de que se declarase “bien instalada” la diputación de San
tander.29
Analizado el documento, el 22 de abril se dio lectura en el Congreso al dic
tamen para la instalación de una diputación provincial para el Nuevo Santan
der, con independencia de la que funcionaba en Monterrey, acordándose que
quedara en la mesa para la instrucción de los diputados.30 Ello provocó que el
diputado de Nuevo León, Juan Bautista de Arizpe, se pronunciara en el Con
greso a favor de formar una diputación para su provincia de origen y otra más
para Coahuila y Texas. Pero después dio marcha atrás y se pronunció por la di
putación que ya funcionaba en Monterrey, como representante de todas las
Provincias de Oriente.31
El asunto avanzó, y el 20 de junio de 1822 la comisión de poderes leyó una
representación de las villas de Parras y Saltillo para que se les completara su re
presentación, porque equivocadamente se habían atribuido sus partidos a la
provincia de San Luis Potosí, dictaminándose que se volviera a reunir lajunta
electoral de Coahuila, para nombrar un diputado propietario y otro suplente.
Ante esta resolución, el diputado Arizpe aseguró no oponerse a ese dictamen,
puesto que en las Provincias Internas de Oriente se tomaba como base para la
elección el número de habitantes o el número de partidos, debía concedérse
les doble representación; pues para las Cortes de España se les habían desig
nado dos diputados a las cuatro provincias, con lo que se excluía una tercera
parte de su población, en razón de la exclusión de las castas, a las que ahora se
debería tomar en cuenta. Además recalcó que si el Congreso aprobaba el dic
tamen, se revocaría el decreto que había asignado un diputado a cada una de
dichas provincias, debiendo hacerse extensivo al Nuevo Reino de León y al
Nuevo Santander, porque si por la sola consideración de tener Coahuila tres
partidos se le concedía doble representación, en igual caso se hallaba el Nue
vo Santander, aun por encima de su propia provincia, por estar dividido en
cuatro partidos.32
Ante la contrariedad de posturas, el vicepresidente del Congreso opinó
que debería tenerse presente la moción de Arizpe para cuando las provincias
aludidas reclamasen por sí mismas. Mas las cosas se precipitaron con la lectu
ra de un dictamen de la comisión de gobernación, el cual proponía conceder
28 Saldívar, 1943.
29 Solicitud al Congreso general, sesión de marzo 20 de 1822, Mateos, 1877, p. 312.
50 Dictamen sobre la solicitud de la provincia del Nuevo Santander al Congreso nacional, se
sión de abril 22 de 1822, Mateos, 1877, p. 372.
81 Benson, 1980, pp. 78-79.
52 Sesión de junio 20 de 1822, Mateos, 1877, p.,572.
428 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
” Ibidem.
M Sesión de junio 21 de 1822, Mateos, 1877, p. 576.
55 Benson, 1980, pp. 79-80.
AUTONOMÍA Y DECISIÓN FEDERALISTA EN LA CREACIÓN DEL ESTADO DE LAS TAMAULIPAS 429
tiéndose agredido ante los intentos del gobierno imperial de poner un coto a
su creciente poder en el Nuevo Santander. Y es que no fue una mera causali
dad que De la Garza trasladara el gobierno de la provincia a la villa de Soto la
Marina, su solar natal, pero también el punto de acceso al mundo exterior a
través de la barra de Santander, donde comenzaron a arribar navios mercantes
extranjeros, cuyo comercio pretendía controlar y como base de poder econó
mico. A este pequeño puerto, como en el de Refugio, los comerciantes nortea
mericanos eran los principales interesados para sus mercancías, entre las que
se contaron algunos ejemplares de literatura política de la época, como la pro
pia Constitución de los Estados Unidos.
Sujeto a presiones para acotar su mando, De la Garza aprovechó la disolu
ción del Congreso por Iturbide para manifestar su encono contra el Imperio,
mediante una representación suscrita en Soto la Marina el 26 de septiembre
de 1822, apoyada por la Diputación Provincial, los electores provinciales, ofi
cialidad, tropa y vecinos prominentes.36 El documento exigía la liberación de
los diputados presos y garantías para la reinstalación del Congreso y entera li
bertad para sus labores. Por su directa responsabilidad en esta crisis, también
se picjió se diera de baja al cuerpo ministerial y juzgado conforme a la ley, su
primiendo los tribunales militares y de seguridad pública y liberándose a todos
aquéllos condenados por la circular del 27 de agosto. Y finalmente se planteó
en esta representación que el gobierno imperial respetara las leyes fundamen
tales adoptadas provisionalmente.37
La infidencia de Felipe de la Garza, si bien exoneró a Iturbide de una
responsabilidad directa, proyectó una sombra amenazadora contra la debili
tada monarquía. Las autoridades imperiales intentaron una negociación. Pa
ra tal efecto acudió al Nuevo Santander el presbítero Miguel Ramos Arizpe,
quien como también se oponía a la monarquía, acabó por apoyar al jefe re
belde, y llegándose a decir que él había sido el inspirador de este levanta
miento.38 Declarado fuera de la ley, Garza fue encarado militarmente por el
gobierno a través de Anastasio Bustamante, a la sazón comandante de las
36 Para el diputado por el Nuevo Santander ante el congreso general, José Antonio Gutiérrez
de Lara, quien era proclive a Iturbide, la rebelión en el Nuevo Santander no tenía razón de ser, ya
que, por el contrario, la provincia había recibido importantes concesiones del gobierno imperial,
al decir: “no, no se diga en la historia que Santander fue la cuna de la ingratitud. Disponéos a re
cibir los beneficios de un gobierno paternal y muy interesado en vuestro bien. Ya el soberano Con
greso os ha concedido la Diputación Provincial. El augusto gobierno imperial dentro de poco os
mandará el decreto y os concederá también la apertura de vuestros puertos, para que turnéis con
las naciones cultas en comercio, artes, ciencias y uséis incontestablemente vuestros sagrados dere
chos”; la última idea, precisamente, destaca la aspiración latente en la provincia en hacer desapa
recer las trabas al comercio exterior, identificando esta acción como una acto de necesaria liber
tad, Proclama del Diputado de Santander ante el Congreso Nacional, México, octubre 22 de 1822,
Bachiller José Antonio Gutiérrez de Lara, ahg.
57 Riva Palacio, 1963, pp. 83-84.
38 Ramos Arizpe, 1942, p.xliii.
430 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
Yo convengo de luego en que las luces no hicieron aquí [el Nuevo Santander] los pro
gresos que en otros Estados. Abrumados con el peso de la tiranía, los habitantes de
este Estado apenas cuidaron de su conservación. Sin relaciones, sin establecimientos,
no ya científicos sino aun de las primeras letras, no pudieron adquirir ilustración [... ]
[sin embargo], apenas se promulgó el año de 20 la Constitución española, cuando el
aldeano más inculto citaba con oportunidad los textos que favorecen a la libertad y
seguridad individual. A cada paso se observó desde entonces en los juzgados que ya
no se dejan conducir a antojo ajeno. Reflexionan, dudan, comparan, instan, y es pre
ciso el convencimiento para que cedan. De esto se concluye que los tamaulipenses sa
ben las relaciones que han de tener las leyes y los objetos de estas relaciones.51
cido “por su virtud y conocimientos, [quien] sostuvo una lucha obstinada con
tra el partido de la oposición [San Carlos], [logrando] con su elocuencia con
servar la soberanía del departamento [provincia] en paralelo con los demás es
tados que compusieron la Confederación Mexicana”.54
En los acuerdos de Aguayo se planteó igualmente y por vez primera la per
muta del nombre de la provincia del Nuevo Santander por el de Las Tamauli
pas, en honor a las dos sierras costeras del centro de la entidad. El cambio en
trañaba algo más que una referencia geográfica, tenía que ver con la creación
de un nuevo símbolo de identidad local, cuya nomenclatura remitía a los orí
genes precolombinos y se contraponía deliberadamente al nombre de la pro
vincia de clara filiación hispánica, es decir, se pretendía mexicanizarlo y mar
car su impronta de identificación, para dar mayor seguridad a sus habitantes
ante el proceso de diferenciación política en el que se encontraba inmersa la
entidad dentro del contexto regional del noreste, ya que aún estaban latentes
las tendencias para que permaneciera íntegra la antigua unidad colonial de las
Provincias Internas de Oriente.55
Como preparativos para formalizar la estructura federal, la Diputación
Provincial formó una comisión para diseñar el número de partidos y por tanto
el numero de electores primarios y secundarios que deberían de tener, según
los lincamientos de la Constitución de Cádiz en materia electoral. Seis fueron
los partidos (San Carlos, Santander, Mier, Altamira, Aguayo y Tula) con 67 434
habitantes, y todos ellos con una población más o menos proporcional que
rondaba los diez mil habitantes cada uno. A esa base poblacional le correspon
día un elector primario por cada 500 personas, de tal forma que el número de
electores primarios era casi el mismo para cada uno de los partidos (alrededor
de 20), los que al final alcanzaban un elector secundario en lo individual, esto
es, seis en total.56
Y en cuanto a las directrices políticas por seguir, dada la convocatoria pa
ra elegir al congreso constituyente nacional, el nuevo jefe político de la pro
67 Convocatoria del Gobierno Político de SanUnder, s.l„ octubre 6 de 1823, Zorrilla, 1978,
pp. 37-39.
58 Opinión del jurisculto e historiador Juan Fidel Zorrilla, ibid., p. 35.
59 Torre, 1986, p. 112.
60 Saldívar, 1945, p. 304.
61 Torre, 1986, p. 112.
AUTONOMÍA YDECISIÓN FEDERALISTA EN LA CREACIÓN DEL ESTADO DE LAS TAMAULIPAS 437
ción Provincial radicada en Monterrey aún apelaba a que se respetaran las ju
risdicciones administrativas coloniales como la base legítima para erigir una
nueva entidad federativa, que en todo caso debería ser “Estado Interno de
Oriente”. Sin embargo, ya para entonces la propia praxis política, que se había
seguido al interior de las distintas provincias del noreste para resolver sus pro
pios asuntos, volvió obsoletos estos propósitos. La consecuencia fue que la an
tigua unidad colonial acabó por fracturarse completamente, al ser reconocido
Nuevo León en lo individual como estado de la federación el 7 de mayo y po
co después Coahuila-Tejas.
62 Felipe de la Garza al ministro de Guerra, Soto la Marina, agosto 13 de 1824, Riva Palacio,
1984, pp. 107-109.
438 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
65 Sin duda, un libro de indispensable consulta para conocer cada uno de los pormenores
de este dramático suceso histórico es el de Zorrilla, 1969.
64 Extracto de las sesiones del Congreso General en que se declaró a D. Agustín de Iturbide
fuera de la ley, Riva Palacio, 1984, p. 106; véase además el capítulo “Satanización y muerte”, Anna,
1991, pp. 231-254.
65 Felipe de la Garza al Ministro de Guerra, Soto la Marina, agosto 13 de 1824, Riva Paiacio,
1963, pp. 107-109.
AUTONOMÍA Y DECISIÓN FEDERALISTA EN LA CREACIÓN DEL ESTADO DE LAS TAMAULIPAS 439
66 Felipe de la Garza al ministro de Guerra, Padilla, julio 19 de 1824, Zorrilla, 1969, p. 131. ,
67 Extracto de las sesiones del Congreso del estado de Tamaulipas, reunido en la villa de Pa
dilla, relativas a la ejecución de D. Agustín de Iturbide, Alamán, 1885, pp. 802-811. Para los acto
res directos de este drama en Tamaulipas no existió el menor remordimiento por la aplicación de
la sentencia, a la que inscribieron en un acto político que favorecía la consolidación de la repúbli
ca federal. Así lo demostraron las actitudes de Felipe de la Garza y la mayoría de los congresistas
locales; incluso, para un contemporáneo, la posición de De la Garza y los diputados no daba lugar
a dudas; “antes de entrar en sesión [la legislatura] se formó un conciliábulo dirigido por Garza en
que se fijó definitivamente la suerte del mártir de la patria; de manera, que ya cuando se entró en
el acuerdo, no fue más que a confirmar el crimen maliciosamente meditado por la Garza", Torre,
1986, p. 123. Para el gobernador Gutiérrez de Lara tampoco hubo nada que lamentar, como lo de
mostró al decir: “comencé con efecto a ejercer las funciones peculiares del empleo y en su mismo
principio me estrené con el gravísimo y notable acaecimiento del ex emperador Yturbide, a quien
hice morir cristiana y militarmente con puntual arreglo a la Ley de la materia y a la sentencia de
finitiva del honorable Congreso que lo condenó a sufrir esta pena. Los movimientos y trastornos
desastrosos de la tranquilidad pública en toda la nación que se precavieron con la ejecución de es
ta medida son tan naturales y obvios, que estaría por demás especificarlos y encarecerlos", Breve
apología, 1827, p. 22.
68 Breve apología, 1827.
440 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
de imprenta y por tanto la libre expresión de las ideas. En contraste con estos
amplios conceptos de libertad, la Constitución ratificó a la católica como reli
gión tolerada en su territorio.70
La sistematización del poder judicial mereció largos debates del Congre
so Constituyente. En principio se dispuso la formación de un tribunal suple
torio de justicia, que haría las veces de máximo órgano en la materia en tanto
no se estableciera la Corte Suprema; con ello se daba por finalizado el anti
guo sistema que canalizaba la apelación de los asuntos judiciales a la Audien
cia de México. Se prohibió la interpretación sesgada de las leyes penales y se
nombraron funcionarios judiciales, especificando sus funciones.71 En la Cons
titución se suprimió el tribunal provisional supletorio al crearse la Corte Su
prema de Justicia y se determinó que, dado el ejercicio de la soberanía, todos
los negocios judiciales deberían decidirse dentro del estado hasta su último
recurso y en ningún caso podría haber más de tres sentencias definitivas. El
poder judicial se estructuró depositando su nivel primario en los alcaldes de
los pueblos, que actuarían como jueces conciliadores; pero en problemas de
índole judicial y civil era necesaria la participación de jueces calificados de
primera instancia. Para ello, en las cabeceras de los departamentos, se insta
larían a partir de 1828 juzgados de primera instancia, autorizándose su com-
plementación con ‘jueces de hecho” —tipo jurado popular—, para determi
nar si un reo era o no autor del delito que se le imputaba. Igualmente se
contempló la asistencia en cada cabecera de departamento de un “asesor le
trado”, mismo que apoyaría, con base en el estudio de los casos y las leyes, las
decisiones del juez de primera instancia. En el tercer nivel, la Corte Suprema
quedó dividida en tres salas, las dos primeras compuestas por un magistrado
y dos colegas y la tercera por tres magistrados, con funcionamiento colegiado.
Según este sistema, las dos primeras salas veían casos de segunda y tercera ins
tancia de apelación en materia penal y civil, así como casos de índole fiscal,
mientras que a la tercera le correspondía atender recursos de fuerza de los tri
bunales eclesiásticos, problemas de competencia de los jueces de primera ins
tancia, consultas por deudas, nulidad de sentencias ejecutorias y revisión de
asuntos de todos los juzgados.
La Constitución de 1825 determinó que en materia de tributación fiscal se
creara un modelo de recaudación basado en el principio proporcional “a los
haberes de los contribuyentes”, con la existencia de una sola contribución di
recta. El texto aludió a la instrucción pública sistematizada en toda la entidad
a través de escuelas de primeras letras. También se elevó al rango constitucio
nal la formación de las milicias del estado. Cabe señalar que al parecer el mo
delo de inspiración de este texto fue la Constitución del estado de Jalisco, ex-
pedida en noviembre de 1824, siendo además una de las primeras siete que se
promulgaron en el país.72
A través de su obra legislativa, el Congreso para consolidar las institucio
nes, se autoreglamentó,73 creó la secretaría del despacho como órgano de asis
tencia directa del ejecutivo del estado, cuya firma autorizaba las resoluciones
de éste.74 Desde luego, los municipios merecieron especial atención median
te una ley que especificaba las características de su composición, funciones y
los mecanismos electorales para su integración.75 Por la Constitución de 1825,
los ayuntamientos serían creados en pueblos en cuya comarca hubiese 2 000
habitantes, mientras que en los que tuvieran menor cantidad tendrían un me
dio cabildo compuesto por un alcalde o más y un síndico procurador.
La mecánica electoral ocupó la atención del Congreso Constituyente, tra
tando de establecer normas para los procesos de elección de representación
popular en todos los niveles de gobierno que, en gran medida, reproducían el
sistema establecido en la Constitución de Cádiz, es decir, con base en los elec
tores primarios y secundarios de partidos. Para ello, la circunscripción territo
rial aumentó de seis a 11 los partidos a partir de 182476 (véase cuadro 2).
El Estado de México era uno de los más importantes dentro de los 19 estados
que formaban la federación en 1824. Su extenso territorio (120 800 km12) con
servaba los límites de la antigua Intendencia de México: al norte, San Luis Po
tosí, al sur, el océano Pacífico, al este, Veracruz, Puebla y Oaxaca, y al oeste
Querétaro y Michoacán. Era la entidad federativa más poblada del país, con
1 300 000 habitantes, 21% de la población total, y contaba con una mayoría in
dígena (77%).' Disfrutaba de la tercera parte de la riqueza nacional, con sus
haciendas productivas y una minería que había sido próspera, reducida en for
ma drástica por la guerra de independencia.
Los once años de la guerra afectaron profundamente a la Provincia de Mé
xico, particularmente a la zona sur y la circundante a la ciudad de México. Fo
ro de batallas y de lucha de guerrillas hasta 1821, en que el Ejército Trigaran-
te, desde Texcoco, exhortó a los habitantes de la capital a aceptar el Plan de las
Tres Garantías para conservar la emancipación mexicana.2 Aunque no sufrió
combates, su capital, la ciudad de México, simpatizó con el movimiento insur
gente a través de grupos como los Guadalupes, que aspiraban a la autonomía'
que venía pidiendo su ayuntamiento. Ése fue un triunfo moral de los insurgen
tes, sin enfrentamiento abierto con el orden colonial.3 Para octubre de 1821,
las ciudades y los pueblos con ayuntamientojuraron el Plan de Iguala y los Tra
tados de Córdoba, que fundaban el nuevo estado soberano.4
Terminada la guerra, fue evidente la ruptura de la estructura política vi
rreinal y de sus redes económicas. En la Provincia de México se conjuntaron
1 Además de los indígenas, le seguían en importancia los mestizos (10%), españoles (8.1%)
y mulatos (4.9%). A finales del siglo xvm, su población constituía seis ciudades, una villa, 1 228
pueblos, 824 haciendas, 871 ranchos y 31 reales de minas. “Conformación del Estado de México
de Gerardo Fuentes”, en Baranda, 1987, vol. I, p. 124. Jarquín y Herrejón, 1995, p. 87. Miño Gri-
jalva, 1987, p. 173.
2 Baranda, 1987, vol. I, pp. 43-84.
3 Guedea, 1992, pp. 127-171.
4 “Proclamación de la Independencia en la provincia de México de Javier Romero Quiroz”,
en Baranda, 1987, vol. I, pp. 81-84.
15
446 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
12 Condumex, fondo CCLXXV, carpeta 24, legajo 1173, docs. 8172-8176. Macune, 1978, p.
186, Anexo A. Los diputados electos por la Provincia de México al primer Congreso Constituyen
te, que legislaron del 24 de febrero al 31 de octubre de 1822 y del 7 de marzo al 30 de octubre-de
1823, fueron: Propietarios: Juan José de Acha, José Mariano Aranda, Francisco Barrera Carragal,
Nicolás Campero, Vicente Carbajal, Manuel Carrasco, Manuel Cotero, oidor José María Fagoaga,
Antonio Eduardo Galicia, José Gorostieta, Cayetano Ibarra, Martín Inclán, Francisco Lombardo,
Miguel Muñoz, Melchor Múzquiz, José Ignacio Nájera, Joaquín Obregón, oidor Hipólito Oduar-
do, brigadier Juan Orbegoso, Francisco Ortega, Agustín Paz, Marqués de San Juan de Rayas (José
Mariano Zardaneta), Juan Antonio Rivas, doctor y maestro Joaquín Román, Francisco Manuel
Sánchez de Tagle, Juan de la Serna Echarte y Manuel Tejeda; suplentes: licenciadoJosé Ignacio Es
pinosa, licenciado José María Iturralde y capitán Pablo Obregón. Véase el capítulo de Reynaldo
Sordo Cedeño en esta publicación.
15 Anna, 1991, pp. 121-122, 147-149. Gaceta del Gobierno Imperial de México, 31 de agosto de
1822, pp. 686-687.
14 Gaceta del Gobierno Imperial de México, 14 de diciembre de 1822, “Una carta de un oficial de
la división del brigadier Lobato a un amigo de la capital”. Se expuso en la carta: “Acabamos de re
cibir una iniciativa donde Santa Anna asegura que todos los jefes y personas sensatas están de
DEL IMPERIO AL FEDERALISMO. ESTADO DE MÉXICO, 1823-1827 449
rio de Colombia, Miguel Santa María. Los insurgentes del sur de la provincia
se inclinaban por la república, proclamada ya por algunos oficiales del Ejérci
to detenidos en dos fragatas, en Acapulco.15 El gobierno imperial desestimó
la fuerza del movimiento, calificándolo como una simple “búsqueda de la
anarquía”.16
Vicente Guerrero, capitán general de las provincias del sur, y Nicolás Bra
vo no se unieron al movimiento el 13 de enero de 1823; al decir de éste último:
“Ni pretendemos República, ni queremos designar la forma de gobierno que
nos adapta; somos conformes con cualquiera y aun con el mismo establecido,
siempre que sea legitimado por la Nación”.17 En varios puntos de la Provincia
de México tropas imperiales se fueron adhiriendo bajo el lema ¡Viva la libertad!
Al Mariscal José Antonio Echávarri, capitán general de las provincias de
Veracruz y Puebla, se le había ordenado someter a Santa Anna, pero su lenti
tud permitió que las logias masónicas determinaran un nuevo acuerdo subver
sivo firmado en Casa Mata el 1 de febrero de 1823. El nuevo plan exigía la elec
ción de un nuevo Congreso de acuerdo con el sentir de las provincias. Aunque
el plan era obra de oficiales realistas, logró el apoyo de antiguos insurgentes re
sidentes en diversas localidades de la Provincia de México (Cuautla, Chalco,
Yautepec, Mexcala, Amecameca y Toluca), por lo que Anastasio Bustamante
atribuyó el movimiento a la desorganización del Ejército, sugiriendo un au
mento de la caballería para contener los pelotones de rebeldes que proclama
ban el republicanismo.18
El Plan de Casa Mata respondía al anticentralismo provincial. Puesto que
las Diputaciones Provinciales pretendían su autonomía, hubo un amplio apo
yo a su artículo décimo, que precisaba que cada una mantendría el control ad
ministrativo de su respectiva provincia. La Diputación Provincial de México,
residente en la capital del Imperio, lamentó la desestabilización de la monar
quía, pero el 26 de febrero se adhirió al plan puesto que mostraba hostilidad
hacia el Emperador y su gobierno. Deseosa de evitar una guerra civil, lo exhor
tó el 1 de marzo de 1823 a reinstalar el Congreso como única solución. El po-
acuerdo con él, y que en ambas costas y en las sierras de Jalacingo y Tesiutlán, al mando del coro
nel D, Francisco Gómez se ha proclamado el republicanismo, que cuenta con un pie de ejército
bien armado y mandado [... ] A mi jefe el Sr. Lobato le dice que proclame el republicanismo aquí,
como lo han hecho otros jefes o marche a unirse con él a Veracruz”.
15 agn, Gobernación, s/s, caja 48, exp. 11, docs. 10-11, “Oficio de Francisco Borgoa al Minis
tro de Guerra para informarle sobre la conspiración de algunos oficiales, 28 de septiembre de
1822. Contestación del Ministro de Relaciones Interiores, 3 de diciembre de 1822”.
16 Condumex, Fondo CCLXXV, Carpeta 25, Leg. 1201, doc. 8271-8273, “Carta de Manuel
del Carmen de Ortega a Iturbide, 21 de diciembre de 1822”.
17 Condumex, Fondo CCLXXV, Folios 265-702, 1820-1824, caja II, carpeta 24, leg. 1153,
doc. 8083, “Carta de Nicolás Bravo al brigadier Antonio Berdejo, 13 de enero de 1823”.
18 Condumex, fondo CCLXXV, carpeta 26, legajos 1278-1279, docs. 8572 y 8575. Condumex,
fondo CCLXXV, carpeta 25, legajo 11221, doc. 8366, “Cartas diversas para informarle a Iturbide
sobre los movimientos militares que se realizan para contrarrestar la oposición”.
450 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
der del Emperador se reducía a la ciudad de México, gracias a los esfuerzos del
ayuntamiento por guardar el orden, resguardar los escasos recursos económi
cos y atender los servicios públicos.19
Las razones para adherirse al plan fueron múltiples. Cada provincia tenía
la propia, pero todas respondían a una aspiración de autogobierno; según An
na, “el meollo del asunto no era sólo la devolución del poder a las regiones, si
no también la creación de un congreso que de manera más directa e inmedia
ta reflejara las demandas e intereses de las regiones”.20 Como se adhirieron al
plan el Marqués de Vivanco en Puebla, la mayoría de las Diputaciones Provin
ciales y el general Pedro Celestino Negrete, Decano del Consejo del Estado,
enviado por Iturbide para mediar con los sublevados, convenció al Emperador
de restablecer el Congreso el 4 de marzo. No obstante, como no se normalizó
la situación, abdicó la corona el 19 de marzo de 1823.21 El desconocimiento de
los Tratados de Córdoba por las Cortes españolas, la bancarrota, la inexperien
cia política, la división de proyectos políticos y el resentimiento insurgente ha
bían derrotado al Imperio.
El Plan de Casa Mata no mencionó un cambio en la forma de gobierno, y
fue lajunta Nacional Instituyente la que interpretó que en su intención esta
ba sustituir el Imperio por la república. De todas maneras, como dice José Ba
rragán, el federalismo mexicano se inició en el Acta de Casa Mata, que era la
“negación y anulación del propio Iturbide y su Imperio”. Cuatro hechos deri
varon de ella: la reinstalación del Congreso, la convocatoria para elegir un
nuevo Congreso Constituyente, las proclamas de soberanía e independencia
de varias provincias, y la limitación de poderes impuesta a algunos diputados
del segundo Constituyente.22
El Congreso reinstalado se negó a ser convocante, y a fines de abril nombró
un triunvirato para ejercer el Supremo Poder Ejecutivo después se ocupó de la
renuncia de Iturbide, que calificó de innecesaria puesto que había sido ilegal la
existencia misma del Imperio. Derogados el Plan de Iguala y los Tratados de
19 Benson, 1994, pp. 133s-137. Macune, 1978, pp. 15 y 193-194. Los integrantes de la Diputación
Provincial de México entre el 9 de octubre de 1821 y el 4 de marzo de 1822 fueron: el mariscal de campo
Manuel Soto Riva como Jefe político Superior, Ramón Gutiérrez del Mazo como Intendente, co
ronel Pedro Acevedo, licenciado José María Arteaga, licenciado Juan Wenceslao Barquera, licen
ciado José Ignacio Espinosa, licenciado Francisco Ignacio Mimiaga, licenciado Mariano Primo de
Rivera y el capitán Pedro Pablo Vélez. Los integrantes de la Diputación Provincial de México entre el 5
de mano de 1822 y el 3 de agosto de 1823 fueron: el mariscal de campo Anastasio Bustamante como
Jefe Político Superior, Ramón Gutiérrez del Mazo como Intendente, Marqués de San Miguel de
Aguayo, licenciado Florentino Conejo, licenciado Benito José Guerra, Francisco Javier de Heras,
Manuel de Heras Soto Conde de Casa de Heras, doctor José María Luis Mora y mariscal de cam
po Luis Quintanar. Lira, 1974, pp. 17-20.
20 Anna, 1991, p. 195.
21 Gaceta del Gobierno Imperial de México, 15 de marzo de 1823, pp. 135-138; 4 de marzo de
1823, pp. 111-112. Cuevas, 1947, pp. 381-385.
22 Barragán, 1978, p. 113.
DEL IMPERIO AL FEDERALISMO. ESTADO DE MÉXICO, 1823-1827 451
25 Historia parlamentaria mexicana, 1983, p. 21, discurso del señor Terán, diputado por la pro
vincia de Chiapas, pronunciado en la sesión del 21 del presente mayo [1823],
24 Hale, 1985, pp. 8435.
25 Benson, 1994, pp. 148-149. “Circular del Gobierno Político Superior a los Ayuntamientos
de su Provincia, 10 de diciembre de 1823", en Colín, 1976, p. 3.
26 Macune, 1978, p. 17.
27 bcem, Actas de sesiones de la Diputación Provincial de México, tomo IV, 1822-1823, oficio del
2 de mayo de 1823. bcem, Actas de sesiones de la Diputación Provincial de México, tomo IV, 1822-
1823, Impresos de Guadalajara, 23 de mayo de 1823. Macune, 1978, pp. 193-194, Los integrantes de la
Diputación Provincial de México entre el 4 de agosto y el 22 de septiembre de 1823 fueron: Francisco Molinos
del Campo como Jefe Político Superior, José Alejo Alegría como Intendente, Marqués de Apartado,
licenciado Florentino Conejo, brigadier Manuel Gómez Pedraza, licenciado Benito José Guerra, Fran
cisco Javier de Heras, doctor José María Luis Mora yjacobo de Villaurrutia. Los integrantes de la Dipu-
452 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
tación Provincial de México entre el 23 de septiembre y el 31 de diciembre de 1823 fueron: Francisco Molinos
del Campo como Jefe Político Superior, José Alejo Alegría como Intendente, José Ignacio Alvarez, ma
yor de ingenieros Ignacio Echandia, licenciado Benito José Guerra, doctor José Francisco Guerra, li
cenciado Pedro Martínez de Castro, Antonio Velasco de la Torre y licenciado Pedro Verdugo.
28 Hale, 1985, p. 85.
29 Lira, 19/4, pp. 30-31.
50 “Diputados electos por la Provincia de México el 7 de septiembre de 1823 al segundo Con
greso Constituyente que funcionó del 7 de noviembre de 1823 a finales de diciembre de 1824. Pro
pietarios: Lie. Juan Manuel Asorrey, Lie. Francisco Barreda, Lie. Carlos María Bustamante, Tte.
Cnel..José María Bustamante, Lie. Luciano Costorena, Br. Luis Cortázar, Lie. José Ignacio Espino
sa, Lie. Antonio Gama, Cirilo López Anaya, Lie. Bernardo González Angulo, Br. Ignacio González
Caralmuro, Lie. Basilio Guerra, José María Hernández Chico, Cayetano Ibarra, Francisco Lombar
do, Tte. Cnel. Ignacio Mora, Lie. Francisco Patino, José Agustín Paz, Br. Epigmenio de la Piedra,
Juan Rodríguez, Lie. Felipe Sierra. Suplentes: Lie. Ignacio Alva, Francisco Arce, José Castelazo, Ca-
nónigojuan Manuel Irizarri, Lie. José María Iturralde, Dr. Casimiro Liceaga y Manuel Ochoa”. Ma-
cune, 1978, pp. 19-20, 186-187, Apéndice A.
81 Velázquez, 1977, pp. 13-72.
82 bcem, Secretaría de la Diputación Provincial, exp. 210, tomo 14,1823, “Felicitación al Con
greso de la nación por su instalación".
DEL IMPERIO AL FEDERALISMO. ESTADO DE MÉXICO, 1823-1827 453
33 Benson, 1994; p. 221. Barragán, 1978, p. 204. Vóftse el capítulo de Reynaldo Sordo Cede-
ño en esta publicación.
34 bcem, Secretaria de la Dipuución Provincial, año 1823, tomo 11 (exps. 1 a 70), tomo 12
(exps. 71 a 133), tomo 13 (exps. 134 a 189) y tomo 14 (exps. 191 a 234). Secretaría de la Diputa
ción Provincial, año 1824, tomo 15 (exps. 1 a 54).
35 Hale, 1985, pp. 85-86.
36 “Melchor Múzquiz promulga el decreto expedido por el Supremo Poder Ejecutivo nom
brado provisionalmente por el Soberano Congreso Constituyente de México, 10 de enero de
1824”, en Colín, 1976, pp. 4-5.
454 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
Moctezuma, Ignacio Mendoza, doctor José María Luis Mora, José Ignacio de Nájera, Baltasar Pé
rez, coronel Francisco de las Piedras, Pedro Valdovinos, Antonio Velasco de la Torre, Joaquín Vi
lla y doctor Manuel Villaverde; y como suplentes: coronel Antonio de Castro, doctor José Antonio
Magos, licenciado José Nicolás de Oláez, José Pérez Valdovinos, licenciado Mariano Velázquez de
León Tamariz, Manuel yjosé Calixto Vidal. Macune, 1978, p. 195, Apéndice E.
40 El 9 de septiembre de 1824 se nombró para ministros del Tribunal Superior de Justicia a
Jacobo Villaurrutia, Manuel de Campo Rivas, Juan José Flores Alatorre, José Domingo Rus, José
Francisco Nava e Ignacio Alva, y como fiscal al licenciado Tomás Salgado, que renunció el 15 de
febrero de 1825 y fue sustituido por Ignacio María Olloqui. Gaxiola, 1975, p. IX.
41 Colección de Decretos y Ordenes del Congreso Constituyente, 1991, pp. 5-6, “Sobre la organización
provisional del gobierno interior del Estado de México, compuesto de los partidos que compren
día la provincia de este nombre, 2 de marzo de 1824”.
42 La comisión redactora del proyecto de la ley provisional para el gobierno interior estuvo
integrada por: José María Luis Mora, Alonso Fernández, José MaríaJáuregui.José Ignacio Nájera,
Pedro Martínez de Castro y Mariano Caseta. Baranda, 1987, vol. I, p. 122.
456 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
45 Colección de Decretos y Órdenes del Congreso Constituyente, 1991, pp. 19-30, “Sobre el juramen
to y publicación de la Ley Orgánica Provisional, 6 de agosto de 1824”. Gaxiola, 1975, p. VIH.
44 Colección de Decretos y Órdenes del Congreso Constituyente, 1991, pp. 30-130.
46 Actas del Congreso Constituyente del Estado Libre de México, 1826, tomo II, p. 423, “Sesión de 5
de junio de 1826”.
46 Colección de Decretos y Órdenes del Congreso Constituyente, 1991, pp. 105-138, “Constitución Po
lítica del Estado Libre de México, 14 de febrero de 1827". bcem, tomo 22, exp. 18, año 1825, “Le
gado el caso de que se forme la Constitución del Estado, 9 de diciembre de 1825”.
DEL IMPERIO AL FEDERALISMO. ESTADO DE MÉXICO, 1825-1827 457
tración y gobierno interno, pero sujeto a los poderes federales. Como gobier
no republicano, representativo y popular estaría dividido para su ejercicio en
los tres poderes electos por los ciudadanos o sus representantes. Algunas nor
mas generales no se habían considerado en la Constitución federal, como la
condena de la esclavitud, la valoración del trabajo honesto, la supresión de los
títulos nobiliarios y empleos o privilegios hereditarios. El estado asumió la pro
piedad de muebles e inmuebles vacantes en su territorio y de bienes intestados
sin herederos. No reconoció autoridades nombradas por poderes externos al
estado y, lo más notable (aunque procedente desde los borbones), suprimió en
“lo sucesivo las adquisiciones de bienes raíces por manos muertas”.47 Esta cláu
sula tan preciada por Mora, fue justificada como una de las causas más impor
tantes de la pobreza y un obstáculo para la prosperidad, al concentrar bienes
urbanos y rurales en manos de regulares y clero secular. El mismo título espe
cificó los requisitos para que los vecinos se convirtieran en ciudadanos: los na
turales o naturalizados que gozaran de la categoría de vecino, sin haber sido
procesados criminales, ni deudores a los caudales públicos o vagos, sirvientes
domésticos, analfabetos, menores y eclesiásticos.
El segundo título se dedicó al Poder Legislativo investido en una sola cá
mara; integrada por 21 diputados elegidos indirectamente en tercer grado. És
ta se repondría de manera parcial cada dos años, uno por cada 50 000 perso
nas. El tercer título correspondiente al Poder Ejecutivo; dividida en dos partes,
la primera correspondía al “Gobierno del Estado”, confiado a un gobernador
y un consejo (teniente gobernador y cuatro consejeros) elegidos por el Con
greso, funcionarios encargados de hacer cumplir las leyes estatales y federales,
cuidar de la tranquilidad y orden públicos y velar por el buen funcionamien
to de la milicia local. La segunda parte del título se dedicó al “Gobierno polí
tico y la administración de los pueblos”, encargado a prefectos, subprefectos y
ayuntamientos.
El título cuarto legisló el poder judicial encargado a un Tribunal Superior
de Justicia (seis magistrados y un fiscal), elegido por el Congreso, y a jueces le
trados y conciliadores. El título quinto reglamentó la hacienda pública. Las
contribuciones dictaminadas por el Congreso se concentrarían en la Tesorería
General; una contaduría general glosaría las cuentas de los caudales públicos
y el Congreso decidiría el presupuesto anual de gobierno. El título sexto se re
firió a la instrucción pública, en manos del Instituto Literario, y por lo menos
una escuela de primeras letras en cada municipalidad. Estableció también es
te título la obligatoriedad de observar la Constitución, ya que no podría ser
modificada antes de 1830.48 La Constitución del estado no precisó en quién re
47 Actas del Congreso Constituyente del Estado Libre de México, 1826,p.435, “Sesión del 6 de junio
de 1826".
48 Colecáón de Decretos y Órdenes del Congreso Constituyente, 1991, pp. 105-130, “Constitución Po
lítica del Estado Libre de México”, 14 de febrero de 1827.
458 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
5 bcem, Primera Legislatura, tomo 37, exp. 267, año 1827, “Memoria del Gobernador del es
tado presentada al Congreso Constitucional”, bcem, Primera Legislatura, tomo 47, exp. 325, año
1828, “Memoria del Gobernador del estado sobre los ramos de su administración”.
M Costeloe, 1975, pp. 79-80, 463; Gaxiola, 1975, p, xiv.
59 bcem, Primera Legislatura, tomo 38, exp. 313, 1827, “"Renuncia al cargo de Gobernador
el C. Melchor Múzquiz, 7 de marzo de 1827”. bcf.m, Congreso Constituyente, tomo 26, exp. 20, “So
bre la nulidad de las elecciones celebradas en Toluca, 1 y 2 de octubre de 1826".
DEL IMPERIO AL FEDERALISMO. ESTADO DE MÉXICO, 1823-1827 461
60 Actas del Congreso Constituyente del Estado Libre de México, 1825, tomo V. p. 546, sesión del 29
de octubre de 1825.
61 Lira, 1974, p. 43.
62 Ibid., pp. 4849.
63 Huitrón, 1976, p. 38, cita a Lorenzo de Zavala. Véase el capítulo de Reynaldo Sordo Ce-
deño en esta publicación, en su apartado sobre “El Distrito Federal”.
462 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
64 Actas del Congreso Constituyente del Estado Libre de México, 1825, tomo V, p. 531, sesión del 26
de octubre de 1825. ahem, C.048.29,1825, C. 117, G.6, “Manifestación escrita sobre la creación del
Distrito Federal, 21 de mayo de 1825”.
65 Lira, 1974, pp. 62-63, “Exposición del Ayuntamiento Constitucional de México al Congre
so General, octubre 27 de 1824”.
66 De Gortari, 1988, vol. I, pp. 110-113.
67 Lira, 1999, pp. 340-350.
DEL IMPERIO AL FEDERALISMO. ESTADO DE MÉXICO, 182S-1827 463
68 ahem, C.003.2, 1825, Co. 20, “Exposición que el Congreso del Estado de México ha dirigi
do a la Cámara del Senado, haciendo las proposiciones que sobre el asunto de Distrito Federal ha
bía hecho a la Cámara de representantes, mayo 19 de 1825”.
69 Colín, 1976, 99. 71-72, “ Decreto del Congreso de la Unión, 14 de abril de 1826”.
70 Ibid., p. 91, “Proclama a los habitantes del Estado de México, su Congreso Constituyente,
14 de febrero de 1827”.
71 De Gortari, 1988, vol. I, p. 116, “Sesión extraordinaria del Congreso Constituyente del Es
tado Libre de México, 17 de mayo de 1825”; ColIn, 1976, p. 91, “Proclama a los habitantes del Es
tado de México, su Congreso Constituyente, 14 de febrero de 1827".
464 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
72 McGowan, 1999, pp. 103-127. En el proceso político territorial del federalismo, sitúa las
constantes “desmembraciones” territoriales, que sufrió el Estado de México, desde 1821 a 1871.
78 Macune, 1999, pp. 141-147.
74 Vázquez, 1998, pp. 113-126.
75 Casillas, 1993, pp. 93-99; Marroquín, 1993, pp. 103-110. Véase el capítulo de Reynaldo
Sordo Cedeño en esta publicación, en la parte de “Iglesia y Estado”.
DEL IMPERIO AL FEDERALISMO. ESTADO DE MÉXICO, 1825-1827 465
V. SITUACIÓN FINANCIERA
79 bcem, tomo 16, exp. 80, “año de 1824, “Sobre que se piense en el sistema de Hacienda, lo
económico, gubernativo y contencioso”.
80 bcem, Primera Legislatura, tomo 37, exp. 267, año 1827, “Memoria del Gobernador del es
tado presentada al Congreso Constitucional”; bcem, Primera Legislatura, tomo 47, exp. 325, año
1828, Memoria del Gobernador del estado sobre los ramos de su administración”.
81 Marichal, 1994, pp. 101-105.
82 Ibid.,pp. 109-110, 150 y 160.
DEL IMPERIO AL FEDERALISMO. ESTADO DE MÉXICO, 1825-1827 467
con que cada estado colaboraba para sostener a la federación, aprobado por
el Congreso Constituyente en mayo de 1824. Al Estado de México le corres
pondía cubrir anualmente $975 000 (casi la tercera parte del total de sus per
cepciones), que fueron cubiertos desde finales de 1824 hasta abril de 1826, en
que se declaró exento de tal contribución por la pérdida de ingresos alcabala-
torios de la ciudad de México. Retomó la obligación al restablecerse el federa
lismo, en 1846.83
La recaudación alcabalatoria se recuperó, entre 1829 y 1834, en que alcan
zó en promedio $400 000 anuales, representando entre 40 y 60% de los ingre
sos líquidos recaudados por la hacienda pública estatal. Esta recuperación no
disminuyó el distanciamiento entre el Estado de México y la federación por
cuestiones financieras.
88 Colección de Decretos y Órdenes del Congreso Constituyente, 1991, pp. 44-53, decreto 36, “Para la
organización de los ayuntamientos del estado", 9 de febrero de 1825.
89 Actas del Congreso Constituyente del Estarlo Libre de México, 1826, tomo IX, p. 434, sesión del
23 de enero de 1827.
90 bcem, Congreso Constituyente, tomos 16 a 21, exps. 55 al 362, año de 1824; tomos 22 al 25,
exps. 1 al 211, año de 1825; tomos 26 al 30, exp. 1 al 226; año de 1826.
91 Actas del Congreso Constituyente del Estado Libre de México, 1826, tomo Vil, p. 457, sesión del
9 de junio de 1826.
92 Actas del Congreso Constituyente del Estado Libre de México, 1826, tomo VII, pp. 459-460, Sesión
del 8 de junio de 1826.
93 Memoria en que el gobierno del Estado libre de México..., 1826. Véase mapa “División territorial
del Estado de México, 1826”.
Fuente: Memoria en que el Gobierno del Estado Libre de México..., 1826, anexos 1, 2 y 20; Me Gowan,
1990, pp. 62-64 y 72-76. Digitalizado y corregido en el Laboratorio de Sistemas de Información
Geográfica, Coordinación de Servicios de Cómputo, El Colegio de México.
94 bcem, Primera Legislatura, 1827, exp. 170, t. 34, “Expediente instruido por el ayuntamien
to de Tecpan sobre reducción de sus terrenos por ser muy basto el que hoy ocupa". Hicieron pe
ticiones el prefecto de Acapulco, el subprefecto de Zacatula, el prefecto de Taxco y el prefecto de
México.
95 Birrichaca, 1999, pp. 313-328.
96 Pacheco Chávez, 1999, pp. 245-262.
DEL IMPERIO AL FEDERALISMO. ESTADO DE MÉXICO, 1823-1827 4 73
legal.97 Cuando estaban sujetos a otro, consideraban que reunían los requisi
tos para tener su propio ayuntamiento y algunos se quejaron de desatención
de sus ramos administrativos.98 Entre las irregularidades electorales que altera
ron a muchos pueblos y ayuntamientos, destacaron la injerencia de militares y
curas en las votaciones y la elección de personas analfabetas, por lo que solici
taron la anulación de las elecciones.
Las normas liberales dictadas para los gobiernos de los ayuntamientos en
el Estado de México continuaron con la tarea, iniciada en Cádiz: delimitar las
funciones y obligaciones de los ayuntamientos, y precisar los límites territoria
les. Parcialmente, los diputados lograron sus propósitos, y la organización mu
nicipal contribuyó, junto con la conformación de los poderes estatales, a esta
blecer los pilares de la maquinaria política estatal.
CONSIDERACIONES FINALES
97 ahem, C.171.22, 1813, v. 19, exp. 10, "Pueblo de San PedroTultepec al gobernador del Es
tado de México”, 1 de octubre de 1833. ahem, C.075.1, 1831, v. 149, exp. 9, “Oficio del prefecto de
Tulancingo al alcalde de Acaxochitlán”, 23 de agosto de 1831.
98 bcem, Primera Legislatura, 1827, exp. 291, t. 37, “El prefecto de Tulancingo manifestando
la nulidad del ayuntamiento de Huehueda”. También pidieron anulación de elecciones los habi
tantes de Tulancingo y de San Bartolo Huehueda. bcem, Piimera Legislatura, 1827, exp. 292, t. 37,
“Los vecinos del pueblo de Ecatzingo sobre establecer ayuntamiento separándose de Ozumba”.
Lechuga Barrios, 1999, pp. 299-311. Enfrentamiento entre el ayuntamiento y el pueblo de Jilote-
pee, los habitantes pidieron ser considerados como personas capaces de decidir en asuntos polí
ticos, poder formar parte del ayuntamiento, pagar contribuciones justas y acatar el reglamento de
Guardia Nacional.
474 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
1 Para la caracterización y problemas del periodo, véanse Barragán, 1984; Vázquez, 1993;
Vázquez, 1994; Vázquez, 1999; Guerra, s.f.
2 bn, Fondo Lafragua, t. 315, “Estado general de la Puebla según el censo formado en el año
de 1794”, Puebla, enero 1 de 1824.
475
476 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
s Condumex, Colección Puebla, microfilm, rollo 46, 1648-1855, “Proclama que hacen reim
primir algunos patriotas de Puebla a beneficio de sus conciudadanos para el acierto en su próxi
ma elección", 1812.
4 agap, Leyes y Decretos, t. 2,1820-1821, ff. 21-24, “Representación que hace á SM las Cortes
el Ayuntamiento de la Puebla de los Ángeles para que en esta ciudad, cabeza de provincia, se es
tablezca Diputación provincial, como la dispone la constitución", 13 de julio de 1820.
5 Condumex, Colección Puebla, microfilm, rollo 46, 1648-1855, “Representación que hace
al Soberano Congreso de Cortes lajunta Electoral de la Provincia de la Puebla de los Ángeles en
VE para que en ella se establezca la Diputación Provincial conforme al artículo 325 de la Consti
tución Política", Puebla, 18 de septiembre de 1820, impreso el 23 de septiembre.
6 Gómez Haro, 1910, p. 139; Castro Morales, 1987, p. 33.
INTERESES Y FUERZAS REGIONALES EN PUEBLA, 1823-1 825 4 77
vincia, activa a través del periódico La Abeja Poblana, que defendía la libertad de
imprenta y los derechos declarados en la Constitución de 1812 y que rápida
mente evolucionó a favor del independentismo? Voz derrotada por la mode
ración que en buena medida impuso el jefe político y comandante militar, Ci
ríaco del Llano, al acuartelar las fuerzas a su mando, con el pretexto de cuidar
la quietud y tranquilidad durante la elección de los diputados de la provincia.7 8
Sin embargo, la obediencia y moderación imperaban con dificultades. Des
pués de nombrar ajoaquín de Haro y Portillo diputado por Puebla a la Diputa
ción Provincial de la Nueva España, para no dejar espacios vacíos, la inquietud
fue creciendo. Cuando el ideal independentista se plasmó en el Plan de Iguala,
las autoridades municipales exhortaron a la población a guardar “constante el
orden, la unión y fraternidad con que hasta aquí os habéis conducido”.9 Ya en
agosto, el ayuntamiento poblano volcó su simpatía hacia la causa de Iturbide. El
cambio se originó esencialmente en la acumulación de tensiones e inconformis
mos surgidos por las resoluciones liberales en la península, la alarmante deser
ción de cuerpos del ejército realista en la provincia ante las fuerzas insurgentes
comandadas por Nicolás Bravo yjosé Joaquín Herrera desde abril, y las garan
tías ofrecidas por ellos para mantener la unión de los españoles y americanos.10
La variación fue impulsada también porque se prometió concretar de inmedia
to las aspiraciones locales. El 2 de agosto de 1821 ingresaron a Puebla las fuer
zas de Iturbide para jurar el Plan de Iguala, después de capitular la ciudad. Así,
el ayuntamiento, único nivel de gobierno que se mantuvo en pie después de la
capitulación, recibió de Iturbide la autorización de instalar la diputación pro
vincial y establecer provisionalmente el consulado “a reserva del gobierno”.11
16 agap, Leyes y Decretos, t. 3, 1823, ff. 104-105, “Disposiciones para evitar la conspiración con
la mira de establecer el republicanismo o la entrega del Trono a un extranjero”; “Manifiesto de la
Primera Secretaría de Estado, Sección de Gobierno”, 27 de agosto de 1822; Anna, 1991, p. 166.
17 Bustamante, 1981, t. 1, vol. 1, p. 119.
18 ahdn, exp. XI/481.3/255, Movimiento de tropas de la Capitanía General de la Provincia
de Puebla, f. 8, Juan Fonseca al Sr. Coronel Don José Rafael Muñiz, comandante militar de Izúcar,
31 de enero de 1823; ff. 17-20, correspondencia del Marqués de Vivanco con el Ministro de Gue
rra y con los comandantes de Atlixco e Izúcar entre el 30 de enero y 4 de febrero de 1823.
19 Condumex, Miscelánea Varios Autores, núm. 8, folleto 2, “Manifiesto dirigido por la Exce
lentísima Diputación Provincial de la Puebla a los pueblos de su comprensión”, 6 de julio de 1822.
20 hjnt-bl-buap, Colección Periódicos Poblanos del siglo xix, microfilm, rollo 297, La Abeja Po
blana, t. 1, núm. 48, 25 de octubre de 1821, “Felicitación que hace el Ayuntamiento constitucional
de S.Juan de los Llanos a la Excma. Diputación provincial de esta ciudad", 19 de octubre de 1821.
480 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
21 El resto eran José María Oller, cura de Tlacotepec; Juan Nepomuceno Troncoso, cura de
Molcajac; Juan Wenceslao Gasea, de Tochtepec; José María Lobato, vecino de Cuyoaco, José Ma
riano de Santa Cruz, cura de Chila yjosé Vicente Robles, vecino de Huamuxtitlán. Im Abeja Pobla
na, 1.1, núms. 39 y 42, 23 de agosto y 6 de septiembre de 1821, citado por Castro Morales, 1987,
pp. 34-35.
22 Paleta, 1990; Condumex, Miscelánea Varios Autores, núm. 8, folleto 101, “Lista de los se
ñores diputados”, 1822.
25 agap, Leyes y Decretos, t. 2, 1820-1821, ff. 112-114, Diputación Provincial de Puebla, 16 de
noviembre de 1821.
24 Anna, 1991, especialmente pp. 63-67.
INTERESES YFUERZAS REGIONALES EN PUEBLA, 1823-1825 481
de las autoridades que instauraba el poder de las provincias. Según este escri
to, el Congreso Nacional debía formarse por diputados provinciales elegidos
en demarcaciones de 70 000 almas o fracción de 35 000, electos por sistema in
directo en tres niveles. El Ayuntamiento, lajunta de Partido y lajunta Superior
de Provincia, además de ser las instancias de elección, se constituían en nive
les jerarquizados de la nueva estructura gubernativa. Fue particularmente im
portante que la propuesta poblana despojara a los diputados nacionales de la
representación libre; éstos podían ser relevados si, ajuicio de Junta Superior,
actuaban en contra de los intereses provinciales. La condición de delegados de
los diputados se reforzó con otro artículo provincialista: ningún acuerdo cons
titucional o contributivo sería ley si no era aprobado por las dos terceras par
tes de las autoridades provinciales.30
La propuesta provincialista de los poblanos, fuertemente influida por la
convocatoria a Cortes de 1810, no fructificó.31 Las adhesiones de algunas dipu
taciones mostraron que éstas se reconocían como máxima autoridad en sus
respectivas jurisdicciones y que respondían con una idea distinta al desconoci
miento del centro. Unos sólo desconocían a Iturbide, unidos por sus coman
dantes yjefes políticos en tanto se reinstalaba el congreso disuelto en 1822;
otros querían un nuevo congreso.32 No sabemos cuántos coincidían con Bus
tamante en considerar la propuesta poblana desatinada y alentadora de rivali
dad entre las diputaciones, “queriendo hacer la de Puebla, de legisladora”.33
La orden de Iturbide de reinstalar al congreso para negociar con los cuerpos
insubordinados fue determinante.
En ese escenario, José María Morán, designado general en jefe del Ejér
cito Libertador a su llegada a Puebla,34 buscó pronunciar los rasgos civilistas
de la insurrección militar. Con el apoyo de la diputación provincial convocó
al ayuntamiento a designar representantes para discutir la orden de reinsta
lación del Congreso; más tarde, extendió su invitación al cabildo catedrali
cio y a los párrocos de la ciudad, con la consideración de que era urgente la
ampliación de la diputación provincial de Puebla, porque “gobernaba en cir
cunstancias delicadas”.35 Las sesiones de la diputación ampliada comenza-
56 Entre los asistentes militares y políticos se encontraban Pedro Celestino Negrete, Maria
no Paredes y Arrillaga, Juan José Miñón, Manuel Crescencio Rejón, Manuel de Mier y Terán, Joa
quín de la Sota, José Antonio de Echávarri, José María Ponce y Rincón, Santiago Moreno y Vica
rio, José Ignacio Iberri, José María Malo, José María González Arévalo, Gregorio de Arana,
Domingo Noriega, José Vicente Orantes, José María de la Llave, Ignacio Zaldívar y Tomás Perey-
ra. Castro Morales, 1987, pp. 81-87.
57 agap, Libro de Cabildos 92-1, ff. 254-255 y 260, Acta, 7 y 10 de marzo de 1823; accp, Libro
Capitular, 1822-1824, vol. 60, ff. 192-193, Acta, 12 de marzo de 1823; Castro Morales, 1987, p. 81.
58 agap, Impresos Varios, t. 1822-1823, sección negra, ff. 166-168, “Acta impresa de Cabildo”,
15 de marzo de 1823; Bustamante, 1980, 1.1, vol. I, pp. 196-198; bn, Fondo Lafragua, f 395, “Fir
meza de los Poblanos con la comisión de México”, 17 de marzo de 1823.
59 Mateos, 1977, t. II, pp. 154-155, 159-160, sesión extraordinaria de 25 de marzo de 1823;
Bustamante, 1981, t. 1, vol. 1, pp. 199-206.
484 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
tad de los pueblos. [...] Está muy bien que no depongamos las armas hasta
que obre tan sólo la razón, pero que mientras tanto, en todos los pueblos de
esta basta Nación no se oiga mas que una voz, la voz armoniosa y dulce del
Congreso”.40
Sin embargo, la rebeldía de las autoridades provinciales se hizo valer.
Recibieron notificaciones del funcionamiento del congreso y de su resolu
ción de cesar al emperador.41 Después, en ulterior consulta sobre las facul
tades del congreso, la diputación defendió la idea de que el congreso resti
tuido tenía por única tarea convocar a otro. Sus argumentos fueron los de
1821. El número de diputados por partido era arbitrario, a la vez que era la
base de su ilegitimidad y fundamento de una representación desmesurada
de las provincias, “que con menos habitantes neutralizaron el voto de las que
tienen más”.42 El principio debía ser el de población. La diputación agregó
en su extensa representación que el congreso venía obrando por “actos de
usurpación”, ya que había fallado en su tarea de acordar un pacto entre las
provincias, “pronunciado después de una madura deliberación y claro con
vencimiento de la conveniencia y utilidad general que debía traer á todas las
partes estipulantes”; con Casa Mata, indicaba el documento, se renovaba la
oportunidad para que la nación suscribiera dicho pacto y no ignorase a las
diputaciones provinciales, órganos con derechos propios e irrenunciables
para revisar y examinar la constitución, vigilar a sus diputados para que no
abandonen los intereses de sus comitentes y para removerlos cuando así lo
exigiera el bien público. Demandaban, por tanto, la convocatoria para ele
gir un nuevo congreso.
La ratificación poblana mostraba que en la diputación maduraban con
vicciones confederalistas republicanas, alejadas cada vez más de las inclina
ciones monárquicas del ayuntamiento, que paulatinamente enmudeció
frente a los acontecimientos. La subsistencia de puntos de vista tan encon
trados daría de nueva cuenta al jefe político y comandante general una fuer
za que de otra manera no hubiera tenido. En los siguientes meses, los pode
res civiles quedaron a expensas del titular de la jefatura política y de una
incómoda presencia de los restos del ejército rebelde. No hubo otro perio
do en el que la debilidad de las autoridades civiles se hiciera más patente
que en ése.
Entre abril y agosto de 1823 estallaron dos querellas en las que se enfrentaron
el ayuntamiento, la diputación provincial y el jefe político. La primera tuvo lu
gar en abril por el cobro de la contribución extraordinaria aprobada el 18 de
febrero de 1823 para sostener a la tropa movilizada, que permanecía en Pue
bla, a fin de que la patria “recuperase el uso libre de su soberanía”. Al princi
pio, la respuesta de los vecinos fue favorable al pago del gravamen,43 pero la
actitud cambió cuando se derogaron los artículos referentes a la forma de go
bierno suscrita bajo el Plan de Iguala, los Tratados de Córdoba y el decreto del
24 de febrero de 1822. De ello, la diputación provincial hizo responsable al
ayuntamiento, pues éste justificaba que la población no lo proveyera con el ar
gumento de que la manutención del ejército era una obligación de todos los
mexicanos. El Soberano Congreso, al ser consultado, ordenó a la diputación
mantener la contribución en tanto se estudiaba el caso de que se generalizara
a todas las provincias.44
El Congreso General y del Supremo Poder Ejecutivo continuaron emi
tiendo disposiciones al respecto debido a que el ayuntamiento mantuvo su
posición en un debate que duró unos meses más. Por tanto, en mayo el gene
ral Echávarri se trasladó a Puebla con el décimo regimiento de caballería pa
ra poner orden y asumir plenos poderes. Investido de estas facultades, el ge
neral requirió del ayuntamiento un listado de los vecinos que se negaban a
contribuir, “para que dicte las providencias que me parezcan justas”.45 Parale
lamente, procedió a reorganizar las fuerzas armadas locales y a desarticular
uno de los pilares en que podía sostenerse cualquier rebeldía del ayuntamien
to: los cuerpos de provinciales organizados a principios de 1823 para sostener
el imperio de Iturbide, Esta disposición fue el segundo motivo de conflicto.
Echávarri convocó a formar los cuerpos de milicia para ejecutar el Reglamen
to de Milicia Nacional. Pero el ayuntamiento se mostró reticente a colaborar
en el alistamiento voluntario y se apoyó en que algunos solicitantes cumplían
funciones públicas que no debían descuidar. También se negó a equiparlos
con los fusiles empleados por el Segundo Regimiento de Provinciales, solici
tados por el capitán general, con el argumento de que no habían sido adqui
43 agap, Leyes y Decretos, t. 3, f. 138, “José María Morán, Marqués de Vivanco a nombre de
la Diputación Provincial informa al Público”, 18 de febrero de 1823; Libro de Cabildos 92-1, f. 230,
Acta, 4 de marzo de 1823; accp, Libro Capitular, 1822-1824, vol. 60, f. 188, Acta, 22 de febrero de
1823. La contribución fue apoyada por los miembros de la Iglesia.
44 Condumex, Colección Puebla, microfilm, rollo 46, 1648-1855, José María Calderón al
Ayuntamiento de Tepango, transcribiendo misiva del Excmo. Sr. Ministro José Ignacio García
Illueca, 18 de abril de 1823.
45 agap, Libro de Cabildos 92-1, ff. 317,347, 369, 442 y 468, Acta, 3, 10 y 19 de abril, de 7 y 13
de mayo de 1823.
486 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
ridos con fondos públicos, por lo que no podía disponer de ellos por ningún
motivo.46
El secretario de Estado de Guerra y Marina replicó al ayuntamiento orde
nándole proveer interinamente al coronel Juan José Codallos las armas y car
tucheras que debían existir de los regimientos provinciales, en tanto llegaba al
gobierno el armamento comprado, para formar y armar al Octavo Regimien
to de Infantería. Pero el ayuntamiento no abandonó su actitud y acordó
se conteste á su señoría que la citada orden se obedece, pero que no se cumple, por cuan
to fue expedida sin conocimiento de este Ayuntamiento y ser diametralmente
opuesta á las ordenes con que se halla de armar sus Milicias Nacionales para las
cuales dió precisamente el publico, y el Ayuntamiento para los fusiles que sirvieron
á los Provinciales, y que sobre todo vá el Ayuntamiento á representar á S.A.S.47 48
El apoyo legal de las acciones del ayuntamiento era suficiente para desafiar
al gobierno nacional; tenía la férrea voluntad de afirmar su autoridad y digni
dad en su jurisdicción, y no perdía oportunidad en hacerlo. En la toma de po
sesión de Antonio Flon, heredero del Conde de la Cadena, como jefe político,
el gobierno municipal le hizo jurar defender la independencia nacional repre
sentada en el soberano congreso mexicano, obedecer las leyes por éste emiti
das y “[...] cumplir exactamente con las obligaciones de su empleo: gobernar
la Provincia según las leyes y guardar á este Eximo. Ayuntamiento sus fueros".
Semejante tono contribuyó a que los intercambios se tornaran enérgicos.
El secretario de Guerra y Marina respaldó al capitán general para exigir la en
trega del listado de los contribuyentes morosos y disolver nuevos cuerpos de
provinciales, por el conocimiento que se tenía “de la organización de conspi
raciones y movimientos efectuados por los enemigos de la libertad en la ciu
dad”.49 La resistencia del ayuntamiento sólo se doblegó una vez que la tropa
de la guarnición exigió el pago del adeudo de sus haberes con las armas en
la mano. En agosto, la indisciplina de la tropa fue tan alarmante que la pro
pia diputación provincial denunció ante el congreso que el comandante ge
neral y algunos oficiales habían creado un clima de persecución, faccionalis
mo y enfrentamiento “propios de las tiranías”. Los militares se ampararon en
una supuesta acusación: en Puebla se fomentaban anárquicas ideas y de ahí,
“[...] suponen al estado y la ciudad en desgobierno y dominada por los mo
narquistas”.50
46Ibid., ff. 511. 519 vta. y 559, Acta, 13 y 28 de mayo de 1823 y 19 de junio de 1823.
47Ibid., f. 547, Acta, 5 de junio de 1823.
48Ibid., f. 529, Acta, 2 de junio de 1823. Las cursivas son nuestras.
49Ibid., ff. 519, 547, 605, 607 y 622, Acta, 28 de mayo, 5, 14, 23 y 26 de junio de 1823.
50 agap, Libro de Cabildos, ff. 658 y 618, Acta, 12 y 18 de junio de 1823; Impresos Varios, t.
1823-1824, sección negra, ff. 21-28, “Representación que la Diputación Provincial de Puebla hizo
al Soberano Congreso”, 12 de agosto de 1823.
INTERESES YFUERZAS REGIONALES EN PUEBLA, 1823-1825 487
[...] y sólo se mostraría en opinión contraria a otro Plan cuando se tratase de ins
talar república, pues la divisa de estos individuos es y será religión, independencia,
unión y obediencia al soberano congreso, que esperan ver restituido, de que depende la
exaltación de nuestra fe y la libertad americana.51
51 ahdn, exp. XI/481.3/258, ff. 57-58, El Batallón Imperial de Comercio de Puebla a Vivan
co, 12 de febrero de 1823. Las cursivas aparecen en el documento.
52 agap, Libro de Cabildos 92-1, ff. 633-635, 645, Acta, 26 y 30 de junio de 1823; Impresos Va
rios, 1823-1824, f. 36, “Pasos dados para activar la Milicia Nacional. Informe de la comisión", 2 de
septiembre de 1823.
58 agn, Gobernación, sin sección, 1823, c. 48, E. 12, exp. 39, tranquilidad pública, ff. 105-109,
Diputación Provincial al Serenísimo Señor Ministro, Puebla, 31 de agosto de 1823.
54 bn, Fondo Lafragua, t. 127, “Aviso al público”, Puebla, Liberal de Moreno Hermanos, 19
de septiembre 1823.
488 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
no de San Martín fueron las figuras más reconocidas. El primero era miembro
de una prominente familia de funcionarios reales en el ramo de Hacienda y
del obispado de Puebla que continuaba gozando de gran prestigio. Marín,
abogado, asesor del Consulado y diputado provincial en 1813, 1821 y 1823, se
distinguiría por conocer de cerca la evolución de las demandas provinciales.
Por último, habría que subrayar también la elección del lectoral del cabildo
de Oaxaca, José Mariano de San Martín, distinguido por su pasado insurgen
te, sus reflexiones sobre las relaciones Estado-Iglesia y el papel de los curas en
la insurgencia.55
Todos ellos participaban de las corrientes en el congreso que discutían el
Acta Constitutiva. Los diputados poblanos eran mayoritariamente federalistas,
salvo Carpió que votó en contra y Mangino cuyo voto no fue registrado, pero
que era abierto enemigo de la independencia de los estados. Entre los federa
listas aparecen siete diputados encabezados por Jiménez y Casullero, que vota
ron en contra de la soberanía de los estados, oponiéndose a los cinco diputados
que la favorecieron: Marín, De la Llave, Barbosa, Gasea y Copea. La propuesta
de adición formulada por De la Llave nos hace inferir que sus posiciones eran
más cercanas al federalismo del compromiso que al confederalismo.56
Las deliberaciones del Segundo Congreso Constituyente renovaron la dis
cusión en Puebla. La diputación provincial retomó los artículos 5o. y 6o. del
Acta Constitutiva de la Federación, así como el acuerdo del 8 de diciembre
que denegó a los “congresos provinciales” mandato imperativo sobre los dipu
tados, y con base en ellos se dispusieron a no esperar más los tiempos del con
greso general y defender sus intereses provinciales. Como en marzo anterior,
la Diputación convocó al cabildo eclesiástico, al ayuntamiento, al consulado,
a lajunta de Revisión, a los alcaldes ordinarios, a los párrocos de la ciudad, al
gobernador de la Mitra y a los oficiales representantes de todos los cuerpos de
armas para formar el estado federado y republicano, nombrar nuevo gobier
no provisional y redactar las Bases Constitucionales del futuro estado de Pue
bla.57 José María Morón y el cura José María Troncoso entraban a escena en
un pronunciamiento de corte confederalista y se erigieron cabeza del movi
miento, según denuncia de Manuel Gómez Pedraza —interesado en remover
al segundo del Sagrario para remitirlo a la ciudad de México— y de varios mi
55 El resto de los diputados fueron Mariano Barbosa, Alejandro Carpió, José Mariano Casti
llero, Mariano Tirado Gutiérrez, Juan de Dios Moreno, José María Pérez Dunslaguer e Ignacio Zal-
dívar. Mateos, 1877, t. II, sesión extraordinaria, 29 de octubre de 1823; Condumex, Miscelánea Va
rios Autores, núm. 8, folleto 101, “Junta Electoral de la Provincia, Lista de los señores diputados,
1822; Moreno Valle, 1975, p. 895; Benson, 1994, pp. 73, 242 y 253; Ibarra, 2001.
56 Mateos, 1877, t. II, sesiones extraordinarias, 16 y 17 de diciembre de 1823; Benson, 1994,
pp. 223-224; Quinlan, 1994.
57 ahdn, 1823-824, exp. XI/481.3/283, fs. 87-89, “Sesiones de los días 24 y 25 de diciembre
de 1823”; “Acta de Federación del Estado Libre de la Puebla de los Ángeles”, 23 de diciembre de
1823 citado en Castro Morales, 1987, pp. 129-131.
INTERESES YFUERZAS REGIONALES EN PUEBLA, 1823-1825 489
litares.58 No fue errada la apreciación de que Troncoso era uno de los curas
más influyentes y capacitados para redactar, con José María Montoya, Juan Ne
pomuceno Estévez Rayadillo y Manuel Posada, las Bases Constitucionales.59
Pero esta vez los confederalistas se enfrentaron a la resistencia del cabildo
eclesiástico que, en abierta oposición, se abstuvo de participar en las reuniones
por no explorar la voluntad de la provincia. Este fue el primer pronunciamien
to sobre asuntos políticos emitido por el cabildo catedralicio después del Plan
de Casa Mata, con el que intentó abandonar la prescindencia política autoim-
puesta. El ayuntamiento se sumó a la protesta, precisando que aceptaba el go
bierno popular, representativo y federado, pero que juzgaba necesaria la con
sulta de la voluntad general de todos los partidos.60
Las resistencias no fueron obstáculo para avanzar. Los confederalistas con
taron con amplio respaldo de los artesanos afectados por la noticia de la llega
da de la legación inglesa y el rumor de la inminente firma de un tratado de co
miso, que suponían iba a amparar la introducción de efectos extranjeros.61 Era
creciente el temor a la cercana ruina de las fábricas de ropa de la ciudad que
amenazaba a la provincia y a su economía, deteriorada desde principios del si
glo como había informado Manuel de Flon, Conde de la Cadena.62 Los estudio
sos de la historia económica local confirman que la economía poblana padecía
de un lento crecimiento por el peso de las deudas de los productores, la falta de
mano de obra, el agotamiento de los suelos, el cierre definitivo de algunos cir
cuitos mercantiles, la apertura de nuevas ferias comerciales, la competencia nor
teamericana en la venta de las harinas en el Caribe y la excentricidad de los cir
cuitos mercantiles abiertos por el auge minero del siglo xviii. Estas dificultades
se tornaron críticas con la guerra de independencia, que lesionó al único sec
tor no afectado por la prolongada crisis, la industria poblana, ya que paralizó la
región algodonera de la costa del Pacífico, que la nutría de materia prima.63 * 65
58 agn, Justicia Eclesiástica, t. 35, Legajo 18/1824, f. 356. "El Ministro de Justicia al Reveren
do Obispo de Puebla”, 19 de enero de 1824; ahdn, 1823-1824, exp. XI/481.3/284, ff. 73-76, Decla
ración de Juan Miangolarra, 19 de febrero de 1824.
59 ahdn, 1823-1824, exp. XI/481.3/283, ff. 87-89, “Sesiones de los.días 24 y 25 de diciembre
de 1823”, Puebla, Imprenta Nacional y de Gobierno.
60 agn, Justicia Eclesiástica, t. 35, leg. 10/1824, f. 369. “Declaración del Cabildo Catedralicio",
29 de diciembre de 1824; agap, Impresos Varios, t. 1822-1823, sección negra, ff. 122-123. “Compor
tación que tubo la comisión del Excmo. Ayuntamiento del año anterior, en las sesiones que cele
bró la Diputación Provincial desde 22 al 25 de diciembre dirijidas a poner en práctica y en toda su
plenitud el artículo quinto de la acta constitutiva del Soberano Congreso”, 25 de diciembre de
1823; Castro Morales, 1987, pp. 129-131; Tecuanhuey, 2001.
61 ahdn, 1823-1824, exp. XI/481.3/283, f. 49, Echávarri al Ministro de Guerra y Marina, 25
de diciembre de 1823; exp. XI/481.3/283, ff. 39-40, 'Testimonio del coronel Estremera, del II Ba
tallón de México", s/f.
82 Flon, 1804, p. 39.
65 Garavac.lia y Grosso, 1987, pp. 73-124; Cetes Bello, 1999, pp. 107-133; Hamnett, 1990, pp.
170-171.
490 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
M ahdn, exp. XI/481.3/282, ff. 2-4, Carta anónima, s/f.; Bustamante, 1981,1.1, vol. 2, p. 142.
65 Ibid., 1823-1824, exp. XI/481.3/284, ff. 94-97, “Proyecto de Bases constitucionales del Es
tado Libre, Independiente y Soberano de Puebla”, 24 y 25 de diciembre de 1823, en particular
artículo VIII; Manifiesto de los ministros del Poder Ejecutivo del Estado de Puebla”, Antonio
Vázquez Aldana yjosé María Calderón", 27 de diciembre de 1823, citado en Castro Morales,
1987, p. 137.
INTERESES YFUERZAS REGIONALES EN PUEBLA, 1823-1825 491
66 Diputados propietarios: general José María Calderón, coronel Patricio Furlong, coronel
José Velázquez de la Cadena, teniente coronel José María Añorve, maestrescuelas Francisco Pablo
Vázquez, prebendado José Manuel Couto, José María Oller y Luis Mendizábal, licenciados Juan
Nepomuceno Castillo Quintero, José María Montoya y Carlos García, ex intendente de la provin
cia. Así también Antonio Díaz Guzmán, Félix Necoaechea y Manuel Estopier. Suplentes: capitán
Rafael Adorno y los presbíteros Antonio María de la Rosa, Mariano Paz y Sánchez, Mariano Gar-
nelo y el señor Manuel Ríos Castropol.
67 Renunciaron: Montoya, Mendizábal, Vázquez, Del Castillo Quintero, Estopier, Velásquez
de la Cadena, Añorve y Paz y Sánchez. Colección... Puebla, 1827, pp. 6-8, 15, 44, 45, 50, 52, 55, 62;
El Caduceo de Puebla, t. II, núm. 70, 8 de septiembre de 1824.
68 agap, Leyes y Decretos, t. 3, f. 236, Decreto, 22 de marzo de 1824.
w El Caduceo, t. 1, núm. 1, 1 de abril de 1824, citado en Castro Morales, 1987, p. 160.
70 Colección de los Decretos y Órdenes..., “Facultades del Gobernador”, 25 de septiembre de
1824; agap, Leyes y Decretos, t. 3, f. 281, Decreto, 2 de octubre de 1824.
492 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
71 El Caduceo, t. VIII, núm. 27, 27 de enero de 1826, “Palabras del presidente del Congreso y
del gobernador del Estado en la última sesión del primer congreso".
72 Colección de los Decretos y Órdenes..., “Ley que prescribe el modo de proceder contra asesi
nos y ladrones”, 9 de julio de 1824; Castro Morales, 1987, pp. 175-192.
7S El Caduceo de Puebla, t. II, núm. 40, “Manifiesto del Congreso Constituyente del Estado Li
bre y Soberano de la Puebla de los Ángeles a los habitantes de su distrito”, 9 de agosto de 1824.
74 agap, Leyes y Decretos, t. 3, ff. 241-254, Decreto, 14 de julio de 1824.
75 El Caduceo de Puebla, t. III, núm. 57, 26 de noviembre de 1824.
INTERESES YFUERZAS REGIONALES EN PUEBLA, 1823-1825 493
Por un ingenioso artificio, las secciones del territorio, llamadas estados, concentraron en
un solo punto cierta cantidad de fuerza, cierta porción de su soberanía que una en su raíz
y en su fuente es, sin embargo, divisible y de hecho se divide para el ejercicio de los di
versos poderes que la componen: el cúmulo de fuerzas parciales formando una
masa respetable y poderosa, aseguró la subsistencia de los estados contra toda tentati
va extraña y doméstica.76
76 El Caduceo de Puebla, t. II, núm. 33, “Manifiesto del Congreso Constituyente del Estado Li
bre y Soberano de la Puebla de los Ángeles a los habitantes de su distrito”, 2 de agosto de 1824.
Las cursivas son nuestras.
77 agn, Gobernación, sin sección, 1823, c. 48, E. 12, exp. 39, tranquilidad pública, ff. 105-109,
Diputación Provincial al Supremo Poder Ejecutivo, 31 de agosto de 1823.
78 El Caduceo de Puebla, t. III, núm. 43, 12 de noviembre de 1824; t. III, núm. 60, 29 de noviem
bre de 1824.
79 accp, Libro Capitular, 1824-1826, v. 61, ff. 62, 66, 90, 92 y 93, Acta, 14 de junio, y 6, 9 y 11
de septiembre de 1824.
80 El Caduceo de Puebla, t. III, núm. 63, “Discurso de Patricio Furlong durante la discusión del
art. 8o. del Reglamento provisional del Consejo”, 1 de septiembre de 1824.
81 agap, Leyes y Decretos, t. 3, f. 259, Decreto del Congreso del estado por el que se impone
una contribución directa, 12 de agosto de 1824.
82 El Caduceo de Puebla, t. III, núm. 15, 15 de octubre de 1824, “Reglamento para el gobierno
y administración de rentas del Estado, 9 de octubre de 1824”.
494 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
8S accp, Libro Capitular, 1824-1826, vol. 61, f. 105, Acu, 19 de octubre de 1824; f. 137, Acta,
25 de enero de 1825.
84 agap, Leyes y Decretos, 1823-1824, t. 3, f. 259, Decreto, 12 de agosto de 1824”; El Caduceo
de Puebla, t. II, número 35, 4 de agosto de 1824.
85 El Caduceo de Puebla, t. VIH, núm. 41, 10 de febrero de 1826.
86 agap, Impresos Varios, 1849-1850, ff. 246-282. Memona... Puebla, 1826.
INTERESES YFUERZAS REGIONALES EN PUEBLA, 1823-1825 4 95
no percibía el ramo decimal. Estos datos sugieren que el congreso velaba por
no desacreditar el sistema de gobierno que había respaldado, a la vez que bus
caba compensar las pérdidas que resultaron por la inoperancia inmediata de
algunos rubros cuyos caudales seguían fluyendo hacia el centro. En este tema,
el ejercicio de la soberanía absoluta por el estado fue provisional, y resultó ser
un medio eficaz para la negociación entre ambas instancias.
En otro tema financiero de importancia, la renta del tabaco, se buscó el
acuerdo y la coordinación entre intereses. Para ello, en diciembre de 1824, se
estableció una división de responsabilidades entre el estado y la federación. El
estado no se haría cargo de la existencia del inventario, la federación debía en
tregar tabaco labrado en buen estado y el gobernador debía celebrar un con
venio especial con la federación para establecer los términos de pago por el ta
baco recibido. Como después del convenio se establecerían normas de venta,
no se modificó de inmediato el sistema de renta. Hacia mayo de 1825, el con
greso estableció las facultades de vigilancia y organización del expendio y los
procedimientos de transición de la administración federal a manos estatales.93
Estos arreglos no provocaron conflictos abiertos con la federación, pero sí
tensión por la competencia desigual que iba enfrentar la fábrica del tabaco de
Puebla. La producción procedente de la ciudad de México pondría en desven
taja y afectaría los intereses de las mujeres dedicadas a torcerlo. Además, Anto
nio de la Rosa recordaba que el viejo sistema de procesamiento tropezaba con
el “roce de diversas clases de mujeres, propensas al desorden”; pero había que
sostenerlo, porque si “ese producto debía quedar para México, quedase más
bien para el estado”. Ese argumento localista llevó al estado a limitar sus pedidos
a tabaco en rama,94 y, dados los problemas en la fabricación local del tabaco, el
congreso acordó observar el reglamento por seis meses o un año, “[en los que]
ya se verá si puede continuarse esa negociación, y si no, los pueblos se conven
cerán de que hechas las tentativas todas, que en el caso se podían hacer, el gobier
no se ve prensado a abandonarla".95 La inclinación de los legisladores a conceder
el estanco a particulares, cuestión que aprobaron hacia 1830,96 se cimentó des
de 1825. Era inconveniente sostener el estanco porque la renta causaba deudas:
se adeudaban $47 586 por tabacos recibidos de la federación, que no se habían
vendido por estar podridos, por lo que las utilidades habían sido “cortísimas”.97
Las dificultades en el cobro de algunos impuestos estatales y el compromi
so de los diputados de sostener el sistema federal dejaron claro que la mejora
del tesoro público dependería directamente de reactivar la economía. La pará
93 Ibid., t. III, núm. 91, 30 de diciembre de 1824; acap, Leyes y Decretos, t. 3, f. 320, Decreto
sobre renta del tabaco, 29 de abril de 1825.
94 El Caduceo de Puebla, t. III, núm. 91, 30 de diciembre de 1824; Colección de los Decretos y Ór
denes..., 1827, “Arreglo de las rentas del Tabaco en el Estado”, 13 de abril de 1825.
95 El Caduceo de Puebla, t. IV, núms. 83 y 84, 21 y 24 de marzo de 1825.
96 Serrano, 1998, p. 215.
97 Memoria... Puebla, 1826.
INTERESES YFUERZAS REGIONALES EN PUEBLA, 1823-1825 497
lisis comercial se encaró con la reparación y apertura de los caminos de las ru
tas comerciales más importantes.98 En este renglón, los diputados poblanos fue
ron más agresivos; intentaron que el congreso general habilitara dos puertos en
territorio estatal (Tuxpan y Ayuda), para tener acceso directo al mar, cuya im
portancia era para ellos capital “porque ¿quién desconoce el soplo de vida que
se comunicará a nuestra agricultura y comercio, si á la Puebla se llega a conce
der los puertos?”.99 La ruptura de la dependencia con Veracruz, que se avizo
raba, revivió rivalidades. Los veracruzanos reaccionaron de inmediato; en se
sión del 7 de sepúembre, el congreso de aquel estado dijo haber recibido las
representaciones de los ayuntamientos poblanos de Tuxpan, Tepezinda, Ta-
miahua, Tamapacha, Tihuatlan y Amadan, en las que exponían su deseo de se
pararse de Puebla para anexarse a Veracruz. El congreso poblano pidió enton
ces no dar curso a las peticiones hasta ser escuchado.100 Es decir, hasta negociar.
La petición de los ayuntamientos segregacionistas complicó otra iniciativa
que el congreso poblano defendía entonces ante el congreso general, relativa
a la ampliación de las fronteras estatales. Era intención de los diputados am
pliar el territorio estatal absorbiendo Tlaxcala, cuya condición jurídica se re
solvió prácticamente a fines de 1824. Pero ésta tenía similares ambiciones; el
año anterior, al instalar su diputación, Tlaxcala había gestionado la incorpora
ción de algunos partidos de las provincias de México y de Puebla (Huejotzin
go, Huauchinango y Zacadán), que le permitieran alcanzar estatura de estado.
Fracasado este proyecto, el congreso poblano buscó anexarse Tlaxcala con el
apoyo del ayuntamiento de Apizaco. El interés por la anexión radicaba en la
supresión de obstáculos jurisdiccionales para los contactos entre la capital del
estado y Xicontepec, Zacatlán y Huauchinango, y de esa manera agilizar sus
circuitos mercantiles y monopolizar las rutas que comunicaban con la ciudad
de México. Los diputados explicaban que “formando un solo estado en Puebla
[los tlaxcaltecas] participarán de todos los beneficios que deben resultar de la
unidad de gobierno y en sus providencias de todo género”.101
Pero las pretensiones de expansión de Puebla fueron amenazadas en octu
bre, al ingresar al congreso general la propuesta que modificaba el camino de
México a Veracruz, para cruzar por los llanos de Apan, excluyendo a la ciudad
de Puebla.102 *Ello puso a los poblanos a la defensiva. Puebla, decían los dipu
tados, era el “único lugar”, el “centro natural” de provisión de recursos y auxi
lios, cuya eliminación de la ruta tendría por consecuencia aumentar leguas de
105 Colecáón de los Decretos y Órdenes.... 1827, Decreto, 6 de octubre de 1824; El Caduceo de Pue
bla, t. III, núm. 13,13 de octubre de 1824, “Opiniones de los miembros de lajunu”.
104 El Caduceo de Puebla, t. III, núm. 72, 11 de diciembre de 1824.
105 bn, Fondo Lafragua, t. 859, Decreto del Congreso General Constituyente, 16 de octubre
de 1824.
106 Condumex, Colección Puebla, microfilm, rollo 46, 1648-1855, “Manifiesto del nuevo
Consulado de Puebla a los habitantes de su Provincia con inserción de los oficios que han prece
dido a su instalación”, Imprenu Liberal de Moreno Hermanos, 7 de septiembre de 1821.
107 El Caduceo de Puebla, t. II, núm. 25, 25 de julio de 1824; agap, Leyes y Decretos, 1823-1824, t.
3, f. 285, Decreto, 9 de noviembre de 1824.
108 Thompson, 1989, pp. 196-197; Smith, 1976, pp. 54-63.
109 Desconocemos cómo se distribuyeron los recursos y cuándo fueron recibidos. El Caduceo
de Puebla, t. II, núms. 5 y 10, 5 y 11 de julio de 1824.
INTERESES YFUERZAS REGIONALES EN PUEBLA, I82S-1825 499
de las causas de crisis del sector agrícola, con la orden a los ayuntamientos de
apoyar la contratación, suprimir los días de carnaval como feriados y cumplir
con el decreto para que los vagos, malentretenidos y sin oficio se destinaran a
las haciendas de labor y a los obrajes.110 Paralelamente discutieron un decreto
de “Repartición de ejidos de la ciudad”, que ordenaba la distribución de aque
llos inmediatos al pueblo, en venta o censo perpetuo, en terrenos no mayores
al que basten para la siembra de cinco fanegas de maíz, dando preferencia a
los introductores o inventores de máquina o industria útil.111
Otras resoluciones buscaban impulsar la tecnificación y el proteccionismo.
El afán de tecnificación de las actividades productivas en el estado se inició en
el sector minero, generalizándose a todos los ramos de la economía. Como era
de esperarse, los diputados promovieron la protección de la producción arte
sanal local mediante un impuesto de 3% sobre los aforos hechos en las adua
nas al tiempo de la introducción de efectos extranjeros.112 Aunque todos eran
partidarios de fomentar la capitalización, en los primeros años hubo opiniones
que favorecían dar prioridad a los empresarios mexicanos sobre los extranje
ros, por la desconfianza que despertaron las condiciones del empréstito inglés
de 16 millones, pues “la usura que se exigirá por los caudales nacionales, jamás
llegaría al exceso de la que se fija por los extranjeros”.113
Las disposiciones del congreso estatal denotaban el empeño por asumir
plenas facultades para establecer un gobierno fuerte, imponer la tranquilidad
y convertirse en el núcleo que velara por los intereses y soberanía del estado.
Asimismo, revelan su disposición para expandirse hasta donde lo permitieran
otros actores. Aun cuando recurrió provisionalmente a la revisión unilateral de
normas federales, en casos posteriores se apoyó en la soberanía absoluta para
fortalecer un gobierno estatal centralizado.
A la par del bandidaje, la creciente hostilidad contra los españoles despertó in
tranquilidad. Este asunto era vital en Puebla no sólo porque en la provincia ra
dicaba el segundo grupo en importancia de españoles, sino por la publicación
de hojas volantes que exigían su separación de cargos públicos y, más tarde, su
110 Ibid., t. III, núm. 2, 1 de octubre de 1824; t. IV, núm. 47, 29 de enero de 1825; agap, Leyes
y Decretos, t. 3, f. 299, Decreto, 5 de febrero de 1825.
111 El Caduceo de Puebla, t. IV, núm. 53, 22 de febrero de 1825.
112 AGAP, Leyes y Decretos, t. 3, f. 344, Decreto, 28 de diciembre de 1825; El Caduceo de Pue
bla, t. VIII, núms. 29, 30 y 31, 28-31 de enero de 1826. Las acciones incluyeron la formación de cua
dros técnicos en el extranjero; Colección de los Decretos y Órdenes..., 1827, “Se gravan los efectos ex-
trangeros", 12 de enero de 1825.
1,5 El Caduceo de Puebla, t. IV, núm. 79, 20 de marzo de 1825.
500 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
expulsión. Los antiespañoles juzgaban que no era temerario hacer esa petición
en tanto España abandonara su hostilidad hacia la independencia; se trataba
de un asunto de justicia evitar que los españoles “sepan los secretos de nuestro
gabinete y manden nuestras armas”.114 La circulación de estos escritos fue pa
ralela a acciones rebeldes como la de José María Lobato y sus réplicas en
Chiautla, Izúcar, Cuautla de Amilpas, Jonacatepec, Tehuacan y en la región
central Puebla-Tlaxcala a lo largo de 1824 y 1825.115
Este tema afectó la formación de cuerpos armados. A pesar de que la ta
rea de alistamiento no fue fácil, pues los informes de 1823 y 1824 indican que
la milicia padecía “mucho atrazo” por “el desafecto y desaire público”, los es
fuerzos no cejaron. Desde mediados de 1824 se intensificaron las exhortacio
nes primero del gobernador y, después, de la comisión de milicia cívica del
ayuntamiento dirigidas a la población para formar “la Nación Armada”.116 Des
pués de un intenso trabajo, el estado ya contaba en 1826 con un total de 5 714
milicianos, entre oficiales, sargentos, pitos y tambores, cabos y soldados. El go
bierno dedicó “sus mejores esfuerzos” al arreglo del fondo de exentos de va
rios pueblos y a reunir las armas existentes, pero cuidando excluir a los jorna
leros, porque “con infracción de la ley y en perjuicio de la agricultura estaban
en la milicia”.117
El interés de los jornaleros de participar en los cuerpos armados llevó a
los diputados a afirmar el control sobre los mandos. Se concedió al goberna
dor la facultad de nombrar a los oficiales, después de considerar la terna
propuesta por los ayuntamientos y de recibir la aprobación del congreso.
Descartaron que los milicianos participaran en la elección, contraviniendo
el reglamento nacional que establecía el nombramiento “de modo popular”.
Para soslayar cualquier crítica, encontraron en la intervención del congreso
estatal la fórmula para hacer prevalecer el espíritu de la norma: se impedía
la elección de “los menos aptos” e inmorales, y “populariza en todo lo posi
ble [la designación], porque el Congreso tiene la representación popu
lar”.118 Igual cuidado fue puesto al formar los cuerpos de activos. Puebla de
bía contar con dos batallones de infantería y ocho regimientos de caballería
para cubrir la cuota de 930 elementos, elegidos por sorteo de entre todos los
1,4 bn, Fondo Lafragua, t. 127, Pablo de Villavicencio, “Ligeras preguntas del Payo del Rosa
rio al que quiera responderlas”, Puebla, Liberal Moreno Hermanos, 1824.
115 Castro Morales, 1987, pp. 175-186.
116 acap, Impresos Varios, 1823-1824, fs. 91-92, “Manifiesto que el excelentísimo Ayuntamien
to de Puebla de los Angeles hace del informe presentado por la comisión en Cabildo Extraordi
nario, que para oírla celebró el 1 de febrero", 5 de febrero de 1824; Leyes y Decretos, t. 3, f. 238,
“Manuel Gómez Pedraza á sus habitantes", 31 de marzo de 1824; Impresos Varios, 1820-1860, f. 15,
“Conciudadanos”, Ignacio Fuentes yjosé Antonio Villarreal, 7 de abril de 1824.
117 Memoria... Puebla, 1826.
118 acap, Leyes y Decretos, t. 3, f. 318, Decreto, 21 de mayo de 1825; El Caduceo de Puebla, t.
IV, núms. 60 y 63. 1 y 4 de marzo de 1825.
INTERESES YFUERZAS REGIONALES EN PUEBLA, 1823-1825 501
119 agap, Leyes y Decretos, t. 3, f. 301, “El Gobernador resuelve que los aportes para milicia
activa sean los siguientes”, 18 de febrero de 1825.
120 Intervención del diputado García, El Caduceo de Puebla, t. IV, núm. 62,3 de marzo de 1825.
121 Colección de los Decretos y Órdenes..., 1827, “Providencias para la formación de la Milicia Ac
tiva del Estado”, 4 de febrero de 1825, arts. 12 y 14.
122 Ortiz, 1997; Annino, 1995.
123 Colección de los Decretos y Ordenes..., 1827, “Constitución Política del Estado Libre y Sobe
rano de Puebla"; 7 de diciembre de 1825, arts. 132 y 133.
124 El Caduceo, t. III, núm. 55, 24 de noviembre de 1824; Memoria presentada al Congreso...
125 Serrano, 1998a.
126 agap, Impresos Varios, 1849-1850, ff. 132-168, Ley Provisional del Gobierno Político, 20 de
abril de 1826.
127 El Caduceo de Puebla, t. III, núm. 62, 1 de diciembre de 1824; t. IV, núm. 46, febrero de
1825. Las cursivas son nuestras.
502 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
Poder Ejecutivo del Estado (electo por el congreso) poderes muy amplios para
el funcionamiento de la administración estatal, con facultades ya otorgadas du
rante la época inmediata anterior: proponer proyectos de ley, ser el jefe de ha
cienda pública estatal, disponer de la milicia cívica y fuerza de policía, vigilar el
funcionamiento de la justicia y nombrar, suspender y remover empleados. No
obstante, los legisladores no contradijeron la constitución general en el tema
de la supremacía del congreso, único depositario de la voluntad popular. Ade
más .aplicaron la tradición pactista en el derecho de “acción popular" contra el
gobernador, para los actos de traición a la independencia, forma de gobierno,
cohecho, soborno, obstrucción a las elecciones de diputados o a su reunión.128
Se trataba, entonces, de un centralismo liberal al interior del estado, que
consagraba en la Constitución a los ciudadanos los derechos de libertad, igual
dad, propiedad y seguridad, aunque limitaba la libertad al disfrute pacífico y
la independencia privada. La libertad de opinión quedó garantizada sólo a los
diputados y miembros del consejo de gobierno en el desempeño de su cargo
o en las discusiones y observaciones que hicieren a las leyes, en su carácter de
oradores; es decir, la ejercida en los ámbitos estatales y por funcionarios o re
presentantes en tanto tales. De esta manera, en materia política los derechos
se reducían al voto, conformando una comunidad política de restringida “par
ticipación política sin actitudes cívicas”.129 La extensión de la igualdad ante la
ley quedó restringida por los fueros del clero y el ejército, pero comprendió el
nacer libre, prohibir la introducción de esclavos al estado y cancelar los títulos
y distintivos de nobleza. Se asignó a los tribunales ser autoridades únicas para
aplicar la ley, y los litigios sobre la propiedad, bien precioso que proteger, fue
ron rodeados de disposiciones que evitaran los abusos de autoridad.130
Entre septiembre de 1824 y marzo de 1825, al interior del congreso impe
raba la opinión de que el gobernador debía ejercer el Real Patronato e inter
venir en el nombramiento del obispo, la provisión de piezas eclesiásticas (go
bierno de la Mitra, provisorato, juzgado de capellanías y obras pías, vicarías
foráneas, curatos, vicarías de pie fijo, coadjuntorias y juzgados eclesiásticos), y
excluir a aquellos individuos “que puedan perturbar la tranquilidad pública
cuya vigilancia le está especialmente encomendada”.131 Trataban de poner en
ejercicio la exclusiva, aduciendo la costumbre practicada por los reyes de Espa
ña, el derecho natural y la razón de Estado:
siendo casi general la creencia de que el clero tiene el mayor influjo, no hay más
remedio que concederle al gobierno la facultad de excluir al individuo de él, que
A MANERA DE CONCLUSIÓN
505
506 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
este proceso, varios de sus miembros fusionaron sus capitales con las nuevas in
versiones o bien optaron por comenzar a retirarlos, enviándolos al castillo de
San Juan de Ulúa y de allí a Cuba y a la península.2
En cuarto lugar, la inexistencia de un líder local que pudiera encabezar la
dirección de la provincia, pues José Joaquín de Herrera sólo tenía cierta in
fluencia en las villas, Santa Anna en las costas del Sotavento, Manuel Rincón en
el puerto de Veracruz, Guadalupe Victoria entre los pueblos de indios y mesti
zos del centro de la provincia y Miguel Barragán en la región de Tuxpan. Pa
ra 1823, la sociedad veracruzana se encontraba dividida en las regiones que
existían, con grupos sociales diversos y con unos líderes políticos cargados de
la vieja cultura colonial. En este contexto, los ayuntamientos y la Diputación
Provincial (después el Congreso) eran las únicas instituciones que de alguna
manera podían representar intereses tan diversos.
En quinto lugar, al ubicarse en la provincia el principal puerto marítimo y
comercial, y el monopolio federal de la producción del tabaco, la comunica
ción entre los gobiernos general y estatal obligaba a mantener una estrecha re
lación de colaboración. Tanto el comercio con el exterior como el tabaco apor
taban la mayor parte de los ingresos de la hacienda pública. Por otra parte, la
verdadera defensa militar de la nación la hacían los propios habitantes de las
poblaciones costeras, y no otras fuerzas. En consecuencia, quien gobernara la
república necesitaba del apoyo del gobierno de Veracruz, pero no sucedió así.
Los grupos de poder locales aceptaron de manera tibia a Iturbide y después, el
primer gobierno constitucional se mostraría también antagónico al presiden
te de la república, Guadalupe Victoria, tanto que el gobernador Barragán par
ticipó en 1827 en el “pronunciamiento de Montano” para derrocarlo.
I. LA REVOLUCIÓN GADITANA
4 asiimm, caja 93, del Conde del Venadito al Secretario de Estado y del Despacho Universal
de la Guerra, México, 30 de septiembre de 1819.
s ashmm, caja 92, de Pedro Rebolledo al Comandante Militar del Puente del Rey, Paso de
Ovejas, 31 de diciembre de 1820; ashmm, caja 92, de Rafael Borja al Comandante militar de Xala-
pa, 31 de diciembre de 1820; ashmm, caja 92, de Francisco de Arrillaga a Rafael Borja, Paso de Ove
jas, 1 de enero de 1821; ashmm, caja 92, dejuan Orbegoso al virrey Conde del Venadito, Xalapa, 2
de enero de 1821; dejuan Orbegoso al Conde del Venadito, 4 de enero de 1821; caja 92, Manifies
to de Guadalupe Victoria, enero de 1821. Cf. Escobar Ohmstede, 1998; Ducey, 1999.
6 acdn, exp. III/1-33, hoja de servicio de José Joaquín de Herrera; Alamán, t. 5, 1985, pp. 172-
177; ahdn, exp. 174, ff. 9-10, de Santa Anna a Iturbide, Alvarado, 25 de abril de 1821; exp. 109, f.
200, Capitulación celebrada entre Juan de Orbegoso y Antonio López de Santa Anna, Xalapa, 29
de mayo de 1821; exp. 174, f. 25, Circular de Antonio López de Santa Anna, Xalapa, 1 de junio de
1821; exp. 174, f. 18, Certificado de la averiguación realizada por Ignacio Menocal y Luis Fernán
dez del Campo, Xalapa, 1 de junio de 1821.
7 Cf. Fowler, Ortiz Escamilla, 2000.
8 Según Dávila, salió de la plaza para evitar trastornos al vecindario y pensaba permanecer
508 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
tre los evacuados estaban las tropas del general por Francisco Novella que sa
lían rumbo a La Habana.9
Aunque Iturbide mantuvo al inicio de su gobierno comunicación con je
fes militares como Santa Anna, Manuel Rincón yjoaquín Leño, y le apoyaron
grupos sociales de Orizaba, Córdoba y Xalapa, no significa que tuviera el ple
no control de la provincia, pues carecía de acceso a las rentas nacionales, a los
más importantes rubros comerciales y al principal sistema de defensa. Tampo
co pudo colocar a sus generales en los principales puestos administrativos.
Después del triunfo del Plan de Iguala, por medio de las elecciones muni
cipales se expresaron los distintos grupos políticos. Los cabildos se renovaron en
un ambiente de mucha tensión, sobre todo en los centros urbanos donde resi
dían personas desafectas a Iturbide. En el puerto de Veracruz hubo ‘juntas pri
vadas para tratar de elecciones de electores de partido contrarias a la Constitu
ción”. Santa Annajuzgó que el proceso había estado viciado “por haberse hecho
dueños de las elecciones populares unos cuantos individuos que se congregaron
en casa de un tendero apellidado Rosas, donde se hicieron las listas, y son un pa
dre Gil, el presbítero Merino, don Jorge Ojeda, don Rafael Velad y otros”, quie
nes se encargaron de que los electores nombraran un ayuntamiento “desprecia
ble y risible al público”. Por tanto, las elecciones eran anticonstitucionales y los
elegidos eran desafectos a la independencia, todos partidarios de Victoria.10
En Córdoba, el ayuntamiento se declaró leal a Iturbide y enemigo acérri
mo de Guadalupe Victoria, habiendo procedido a la quema pública del “Plan
de gobierno republicano”.11 Las desavenencias se expresaron también en
1823. En Orizaba, la elección del ayuntamiento obligó a Manuel Alvarez y Ra
fael Argüelles a rendir declaración “por las escandalosas expresiones que ha
bían vertido públicamente contra la persona de Su Majestad y principalmente
acerca de su elevación al trono”.12 En Xalapa, el gobierno consideró que los
en el castillo hasta que hubiera una resolución del rey. Entre sus deberes estaba “sostener a toda
costa los derechos nacionales y en la de serme indispensable proveer a la subsistencia de todos los
leales individuos que con el perseguido pabellón español se alberguen en esta fortaleza", ahdn,
exp. 206, ff. 42-43, de José Dávila a Manuel Rincón, Castillo de San Juan de Ulúa, 10 de noviem
bre de 1821; exp. 13772, ff. 1-5, de Antonio López de Santa Anna a Iturbide, Xalapa, 18 de junio
de 1821; exp. 206, ff. 29-30, de Manuel Rincón a Iturbide, Veracruz, 27 de octubre de 1821; exp.
206, f. 38, de Iturbide a Manuel Rincón, México, 2 de noviembre de 1821; exp. 215, f. 16, de Echá
varri al Ministro de Guerra y Marina, cuartel sobre Veracruz, 18 de enero de 1822; exp. 208, de An
tonio Medina, “Indice de los documentos relativos al estado de las negociaciones de San Juan de
Ulúa". México, 12 de marzo de 1822.
9 ashmm, caja. 100, de Francisco Novella al Ministro de la Guerra, La Habana, 17 de noviem
bre de 1821.
10 Blac, hd, 15-1.1537, de Santa Anna a Iturbide, Xalapa, 9 de febrero de 1822.
11 aiimc, Acta de Cabildo, 4 de enero de 1823.
12 acn, Gobernación, s/s, caja 38, exp. 12, de Francisco Manuel Hidalgo al Ministro Manuel
Herrera, Córdoba, 15 de enero de 1823; Gobernación, leg. 1936-2, del Ayuntamiento de Veracruz
al Supremo Poder Ejecutivo, Veracruz, 18 de agosto de 1823.
EL FEDERALISMO VERACRUZANO, 1820-1826 5 09
13 acn. Gobernación, leg. 1936-2, exp. 7, de jóse Govantes al Secretario de Estado, Xalapa, 5
de febrero de 1823.
14 Cf. Herrejón Peredo, 1985.
15 “La coexistencia de Veracruz de dos formas de intercambio, una sujeta al reglamento de
1778 —en algunos años vulnerada por la guerra casi hasta la parálisis— y otra irregular —que cre
ció espectacularmente gracias a la propia guerra y que permitió que algunos veracruzanos alcan
zaran un éxito mercantil sorprendente—, se desarrolló dentro de un ámbito en el que fue muy di
fusa la frontera entre lo legal y lo clandestino, lo que generó naturalmente una política
ambivalente”. Souto, 1999, p. 80.
16 Ludlow, 1998, pp. 85, 105.
510 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
17 ahdn, exp. 206, f. 21, de Manuel Rincón ajosé Dávila, Veracruz, 7 de noviembre de 1821;
exp. 206, f. 31, de José Dávila a Manuel Rincón, Castillo de San Juan de Ulúa, 7 de noviembre de
1821; exp. 206, f. 27, de José Dávila a Manuel Rincón, Castillo de San Juan de Ulúa, 7 de noviem
bre de 1821. exp. 206, f. 32, de Rincón a Dávila, Veracruz, 8 de noviembre de 1821; exp. 206, ff.
40-41, de Rincón a Dávila, 8 de noviembre de 1821. Finalmente, la correspondencia y bienes trans
portados por “El Voluntario" se recibieron en la casa de Colmeneros y Cosío.
18 ahdn, exp. 206, ff. 42-43, de Dávila a Rincón, Castillo de San Juan de Ulúa, 10 de noviem
bre de 1821.
19 ahdn, exp. 208, ff. 45-47, de José María Migoni a Iturbide, Veracruz, 13 de octubre de 1822.
20 ahdn, exp. 206, ff. 49-50, de Rincón a Dávila, Veracruz, 13 de noviembre de 1821.
21 ahdn, exp. 208, ff. 45-47, dejosé María Migoni a Iturbide, Veracruz, 13 de octubre de 1822.
22 Cf. Souto, 1996; también “El perfil de un grupo privilegiado: los comerciantes de Veracruz
y sus negocios con los Estados Unidos en la última etapa colonial".
EL FEDERALISMO VERACRUZANO, 1820-1826 511
río que comprendiera”.23 Esta noticia no tardó mucho tiempo en llegar a Ve
racruz, pero los desajustes políticos y sociales causados por el Plan de Iguala y
sus consecuencias aplazaron la creación de la diputación hasta marzo de 1822.
Antes de esta fecha, la provincia había formado parte de la Diputación de Nue
va España.24
La Diputación Provincial de Veracruz sesionó a lo largo de nueve meses,
del 2 de marzo al 11 de diciembre de 1822, tiempo en el que atendió asuntos
relacionados con la erección de ayuntamientos de la provincia, contribucio
nes, arbitrios, cuentas de ingresos y egresos, problemas de tierras, pensiones,
asistencia social, elecciones y censos de población, entre otros.
Los viejos ayuntamientos, a excepción de Veracruz, fueron respetuosos con
la Diputación; pero se vieron imposibilitados a acatar lo dispuesto en cuestio
nes financieras, ante la renuencia de los nuevos ayuntamientos para cubrir las
cuotas asignadas. Por ejemplo, en agosto de 1822, el tesorero de Córdoba no
sabía cómo lograr que los pueblos del partido hicieran la entrega completa de
la contribución señalada por la Diputación. En tales circunstancias, el cabildo
acordó enviar a los diputados “una lista de los pueblos deudores y sus cantida
des, para que diga en qué términos se han de compeler a las entregas o que es
ta cabecera dará lo que le pertenezca y que vuestra excelencia se entienda con
los pueblos”.25 Otro ejemplo es el caso del Ayuntamiento de Chocamán, que
mostró desacuerdo con que el mayordomo Francisco López, de la hacienda de
Monte Blanco, cobrara la renta de los arrendatarios, en tanto no hubiera un
pronunciamiento del Supremo Gobierno sobre la pertenencia de dichas ren
tas: si lo eran del de Córdoba o del recién formado de Chocamán. La Diputa
ción resolvió que lo recaudado se depositara en un juzgado hasta que se defi
niera la situación. El trasfondo de la negativa era el deslinde de tierras.26
La Diputación también atendió la petición de los cosecheros de tabaco de
Córdoba para que el Estado interviniera ante la “insubordinación de los mo
renos que tienen en sus labores” que, aun pagándoles el jornal acostumbrado,'
no estaban dispuestos a trabajar. En este caso, la Diputación dispuso que fue
ra el Ayuntamiento el encargado de “proteger con eficacia a los hacendados
para el adelanto de la agricultura de la que depende en mucha parte la felici
dad y riqueza del imperio”.27
Si bien el Ayuntamiento de Veracruz había sido uno de los principales
promotores de la Constitución Gaditana, no aceptó la injerencia de la Diputa
de donde a más de librarse por ahora esta fortaleza del bombardeo y sitio que la
amenazaba, he logrado preservar a Veracruz de su ruina, y que desde aquella ciu
dad se hayan extraído para esta fortaleza, o embarcado en las dos fragatas Fama y
Veloz Mariana en plata, alhajas, frutos y otros efectos por el valor de cerca de un mi
llón de pesos; en una palabra cuanto había de algún precio en aquella ciudad que
de otra manera habría sido perdido en virtud de las providencias de Iturbide.39
57 ahdn, exp. 208, ff. 107-108, de Echávarri al Ministro de Guerra, Veracruz, 24 de noviem
bre de 1822.
38 Cf. Fowler y Ortiz Escamilla, 2000.
39 ashmm, caja 100, de Francisco Lemaur al Secretario de Estado, Castillo de San Juan de
Ulúa, 22 de diciembre de 1822.
EL FEDERALISMO VERACRUZANO, 1820-1826 5 15
40 ashmm, caja 100, de Francisco Lemaur al Secretario de Estado, Castillo de San Juan de
Ulúa, 22 de diciembre de 1822.
41 ashmm, caja 100, dejóse Antonio de Echávarri a Francisco Lemaur, Xalapa, 10 de diciem
bre de 1822.
42 ashmm, caía 100, de Antonio Fraga a Francisco Lemaur, San luán de Ulúa, 14 de diciem
bre de 1822.
45 ashmm, caja 94, de Francisco Lemaur a Santa Anna, Castillo de San Juan de Ulúa, 3 de di
ciembre de 1822; ahmv, caja 138, vol. 183, “Actas de Cabildo. 1822”, Actas de Cabildo de 4 de di
ciembre de 1822, pp. 187-188; Condumex, de Alejo García Conde ajuan Cruz Cabañas, México,
1 de enero de 1823; ashmm, caja 94, de Francisco Lemaur al Secretario de Estado y del Despacho
de la Guerra, Veracruz, 12 de diciembre de 1822.
516 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
baste decir que en su robusta juventud, al estallar por primera vez la guerra de la
independencia se hallaba estudiando en un colegio de la capital de donde deser
tó, y haciendo primero ensayo de su persona para endurecerla en los trabajos de
la guerra, la siguió después con la mayor constancia, y al dejar las armas en el tiem
po que apareció todo pacificado, más bien que acogerse a un indulto se redujo a
vivir escondido por más de dos años en una cueva, alimentándose solo de plantas
silvestres. Sencillo en su porte, y sin aparente ambición y de entendimiento algo
cultivado parece que le anima solo el delirio de ver el gobierno de su país indepen
diente del de España; y habiendo llevado este solo objeto en su antiguo alzamien
to, trató siempre bien a sus prisioneros, aunque no se daba cuartel en la guerra
que entonces se hacía. Su constancia nada común entre sus paisanos, la firmeza en
sus principios y la opinión de valiente le adquirieron un crédito sobre todo en es
ta provincia del que necesitaba Santa Anna para su partido y fue lo que le hizo ce
der a Victoria el mando superior. Tuvo este el particular del Puente del Rey duran
te la guerra con Echávarri y se defendió con brío en cuantos asaltos le dieron,
sufriendo con ellos no pequeña mortandad de imperiales. Así que todos se pacifi
caron, Victoria por su carácter superior vino a residir a Veracruz donde llegó el 17,
y apenas recibidos los aplausos y festejos que le hicieron, y de que se da noticia en
los diarios de esta ciudad, procuró manifestarme la deuda de su reconocimiento,
escribiéndome de su puño la carta confidencial que copio en número 1 y a que del
propio modo de contestación.49
48 ashmm, caja 101, de Francisco Lemaur al Secretario del Despacho, Castillo de San Juan de
Ulúa, 8 de marzo de 1823. Según Lemaur, a Iturbide “siempre se le resistiría en esta provincia do
minando en ella Guadalupe Victoria y Santa Anna personalmente enemigo irreconciliable el últi
mo de Iturbide y el primero del emperador y de su gobierno, siéndole por ahora intolerable la
idea de cualquiera que no sea el republicano. Así que no extendía mis agencias de mediador más
que hasta conseguir que estas se quedasen con sus tropas mandando en la provincia, y por Vera-
cruz se socorriese a las de Echávarri con dinero como se ha hecho, subsistiendo en lo demás el
uno y los otros en sus peculiares profesiones políticas".
49 ashmm, caja 101, de Francisco Lemaur al Secretario del Despacho, Castillo de San Juan de
Ulúa, 8 de marzo de 1823.
518 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
biesen jurado defender el Plan de Casa Mata.50 Uno de ellos fue el jefe supe
rior político e intendente de la provinciajosé Govantes, quien prefirió renun
ciar al cargo. A Echávarri se le hizo fácil cubrir las vacantes con dos de sus alle
gados: como intendente, Antonio Carvajal y, como jefe político, el coronel
Juan Codallos. Pero la Diputación Provincial le recordó que la decisión viola
ba el Artículo lo. del Plan de Casa Mata,51 52 por lo que Echávarri, después de
haber “meditado que para evitar competencias éra más conveniente a la feli
cidad de la patria que estuviera reunido el gobierno político en esa Excelen
tísima Diputación, como previene el Artículo lo. de la acta en la parte admi-
nistrativa .
Según Lemaur, al perder Echávarri y su grupo el liderazgo del movimien
to de Casa Mata, pensaron en modificarlo y formar unajunta militar que des
de Puebla dirigiera y ordenara las operaciones militares. Para ello, en Xalapa
trataron de seducir a las tropas, “algo progresaron en su intento, pues varios
soldados llegaron a gritar vivas al emperador y otros que componían la misma
guardia de Echávarri desertaron un día; mas habiendo sido detenidos en Hua-
mantla por el paisanaje y restituidos al ejército, produjo este suceso un cambio
favorable en los ánimos, convencidos los soldados de serle contraria al llama
do emperador la opinión pública”. Después de este suceso, los instigadores de
sistieron de sus propósitos.53
Se suponía que Echávarri marcharía a Puebla, que era la sede de la capi
tanía general de las provincias de Puebla, Veracruz y Oaxaca, donde cedería el
mando al marqués de Vivanco, por ser criollo y para evitar las imputaciones de
Iturbide. Enseguida convocarían a “los antiguos diputados a Cortes en Tehua
can para que en sus primeras sesiones declarasen rebelde a Iturbide, y de este
modo acabar de perderlo en la opinión pública”. Su plan tampoco fructificó
por la reacción de los “léperos contra los españoles que en la noche temieron
ser asaltados en sus propias casas”.54 Así, la opinión pública se fue inclinando
hacia la independencia definitiva y hacia el sistema republicano como forma
de gobierno.
A pesar de los cambios en la correlación de fuerzas, las diferencias en
tre la Diputación Provincial y el Ayuntamiento de Veracruz no cesaron. En
mayo de 1823, Guadalupe Victoria trató de reconciliarlos antes de abando
nar la provincia para ocupar su cargo en el Supremo Poder Ejecutivo; para
ello convocó a una reunión entre los miembros de ambas corporaciones. El
problema afloró cuando hubo que definir el sitio que debían ocupar éstos
en lajunta:
Además de las diferencias entre las dos corporaciones, “el mortífero clima
de Veracruz” también influyó para que la Diputación Provincial cambiara de
residencia, de lo contrario la provincia iba a quedar sin representación, pues
sería necesario elegir a “todos los diputados veracruzanos, o exponer a mu
chos individuos beneméritos a ser víctimas de aquel temperamento”. Ya desde
enero de 1823, Iturbide había favorecido Xalapa como sede y, finalmente, el
Congreso general se inclinó por esta villa.56 Una vez instalada, la Diputación
reformó el sistema de aranceles y los derechos marítimos, y estableció la con
tribución personal. También solicitó a los ayuntamientos noticias estadísticas
sobre población.57
Casa Mata también dio pie al inicio de las negociaciones entre los gobier
nos español y mexicano.58 Desde el 13 de febrero de 1822, las Cortes habían
acordado se nombrasen
55 agn, Gobernación, leg. 1936-2, del Ayuntamiento al Supremo Poder Ejecutivo, Veracruz,
18 de agosto de 1823. Los miembros del ayuntamiento en esta fecha eran Ramón de Garay (co
merciante), José de la Lama (comerciante), Manuel José de Elguero (comerciante), Fausto Ace
do, José Antonio de Cevallos (comerciante), Manuel María Pérez, Manuel de Villa, Feliciano José
Morán, Pedrojosé Echeverría (comerciante), Antonio Gutiérrez, Jaime Sesena, Teodoro de An-
tuñano (comerciante) y Jorge de la Serna (comerciante).
56 ahmx, Actas de Cabildo, Xalapa, 7 de enero de 1823; Acta de Cabildo, Xalapa, 20 de febre
ro de 1824; ahmc, vol. 1, estante 7, del Ayuntamiento de Xalapa al de Córdoba, 27 de julio de 1823;
del Ayuntamiento de Córdoba al de Xalapa, 2 de agosto de 1823; de Eulogio de Villaurrutia al
Ayuntamiento, Veracruz, 29 de julio de 1823.
57 Rivera, 1869, tomo II, p. 306.
58 ahsre, v. 1-F 2183, de Juan Ramón Osés a Guadalupe Victoria, Castillo de San Juan de
Ulúa, 20 de abril de 1823.
520 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
fi'f ahdn, exp. 209, ff. 2-10, correspondencia del gobernador Eulogio Villa Urrutia con el Mi
nistro de Guerra, agosto de 1823.
65 ahdn, exp. 206, ff. 95-96, de Rincón a Iturbide, Veracruz, 15 de diciembre de 1821.
60 ahdn, exp. 209, ff. 38-39 correspondencia entre Eulogio de Villa Urrutia y Lemaur, Vera-
cruz, 14 de septiembre de 1823. Los americanos también fortificaron la punta de Mocambo con
cuatro piezas de artillería y 100 hombres encabezados por el coronel José María del Toro. En cam
bio, la ciudad estaba resguardada apenas por 446 soldados del ejército y 311 milicianos.
67 ahdn, exp. 209, f. 28, de Victoria al Gobierno de Veracruz, Xalapa, 10 de septiembre de
1823; exp. 210, f. 11, de Victoria al Ministro de Guerra, Veracruz, 15 y 22 de octubre de 1823. En
tre éstos se encontraban Manuel Grijalva (diputado electo para el siguiente Congreso), Cayeta
no Canaleta, Ignacio Candaya, José Guilbert, Francisco Emparán con su familia, Pedro Carazo,
Manuel Martínez Sampeiro, Vicente Uriarte con su familia, Joaquín Tajonar, Joaquín Gómez,
Francisco Uriarte, Manuel Larumbe e hijos, Pedro Campos y Francisco Fonteche. La mayoría de
ellos se embarcaron con rumbo a La Habana. A todos ellos se les incautaron sus propiedades en
México.
68
ahdn, exp. 209, f. 67, de Victoria al Ministro de Guerra, Xalapa, 26 de septiembre de 1823;
522 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
ff. 89-90, de Eulogio de Villa Urrutia al Ministro de Guerra, Veracruz, 27 de septiembre de 1823;
exp. 210, ff. 135-146, “Diario de las ocurrencias entre la plaza y el Castillo de San Juan de Ulúa”,
Veracruz, 1 de noviembre de 1823; exp. 209, ff. 87-88, de Victoria ajosé Joaquín de Herrera, Ve
racruz, 30 de septiembre de 1823.
69 bdn, Memoria de Marina, Ministro José Joaquín de Herrera, México, 7 de noviembre de
1823.
70 Marichal, 1998, p. 178.
71 Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Veracruz, Xalapa, 3 de junio de
1825.
72 agn, Gobernación, s/s, Contestación de la Diputación Provincial de Veracruz a la Excelen
tísima de Guadalajara, Veracruz, 16 de agosto de 1823.
EL FEDERALISMO VERACRUZANO, 1820-1826 523
de 1822. Los operativos militares eran burlados con mucha facilidad por los ban
doleros, que tenían a su favor un pleno conocimiento del terreno; por tanto, el
bando de policía y buen gobierno del 30 de mayo de 1824 incorporó a los ayun
tamientos en el proceso de vigilancia, obligados a informar sobre la tranquilidad
y seguridad de sus poblaciones y del movimiento de personas. Los dueños de po
sadas debían registrar la procedencia y los destinos de los huéspedes, y notificar
a la autoridad. Las tiendas y bodegas tenían que cerrar a las 9 de la noche y, una
hora después, nadie podía caminar por la calle o portar armas prohibidas; a los
herreros se les impidió fabricar y vender armas. En los centros urbanos se esta
bleció una policía de barrios y se levantó un padrón de población.77
Un año después, el Congreso Constituyente dictó una nueva ley para el
arreglo de las policías urbana y rural, y estableció el sistema de pasaportes. Ca
da cabeza de familia debía tener “una boleta de seguridad, firmada por el al
calde del pueblo”. Los centros urbanos quedaron divididos en cuarteles y és
tos en manzanas. Los alcaldes expidieron pasaportes sólo a personas conocidas
por su modo honesto de vivir. Los habitantes del campo podían aspirar a un
pasaporte siempre y cuando demostraran poseer una propiedad con un valor
superior a 100 pesos. Como sin pasaporte no se podía transitar de un lugar a
otror hacerlo resultaba en ser procesado como vago y remitido al batallón de
Tres Villas. Para guardar la seguridad en el campo, se organizó una “policía ru
ral”, dependiente de los hacendados o administradores.78
Para cubrir el contingente de sangre del batallón de Tres Villas, se recurrió
a las levas, que fueron ampliamente impugnadas por los habitantes. Indígenas
y no indígenas elevaron por igual peticiones al Congreso para ser eximidos del
alistamiento. Pero como los pueblos tenían que cumplir con el mandato, en
viaron a indeseables, y no a vagos entendidos como aquéllos sin “modo de vi
vir conocido; pero de ninguna manera criminales ni hombres perniciosos”.79
Esta inestabilidad explica la medida tomada por el Congreso veracruzano
de circunscribir los cuerpos de milicia cívica sólo a las cuatro capitales de los
departamentos y bajo las órdenes de la autoridad superior. El gobierno prefi
rió consolidar la milicia activa (un ejército de reserva) bajo el mando del go
bernador y comandante militar en turno.80
El 26 de mayo de 1825, días antes de promulgarse la Constitución, el
81 “Ley para la organización, policía y gobierno interior del Estado, citada en Blázquez-Cor-
zo, 1997,1.1, pp. 280-291.
82 “Estadísticas del Estado Libre y Soberano de Veracruz de 1831”, citado en Blázquez, 1986,
tomo 1.
83 agev, Colección de decretos (número 13), Xalapa, 12 de julio de 1824.
84 ahmo, f. 1, GOB. 1814, de José A. Quevedo al Ayuntamiento de Orizaba, Veracruz, marzo
de 1814; agev, Colección de Decretos, 4 de febrero de 1825.
85 Constitución política del estado de Veracruz de 1825, en Rivera, 1985, tomo III, pp. 339-340.
86 Constitución política del estado de Veracruz de 1825, en Rivera, 1985, tomo III, pp.
339-340.
EL FEDERALISMO VERACRUZANO, 1820-1826 52 7
bienes cuyo valor fuera acorde con el rango que iban a ocupar en las juntas
electorales. En busca de una representación territorial y por un proceso elec
toral indirecto, los ayuntamientos reunían lajunta primaria, a la que seguía la
de cantón, para terminar con lajunta final en la ciudad de Xalapa.87 De todo
este proceso resultaba una especie de junta de notables de 12 personas (un re
presentante por cada cantón), encargada de elegir a los representantes para el
Congreso General y del estado. A este último le correspondía elegir al gober
nador, al vicegobernador y al presidente del Tribunal de Justicia, y valorar pa
ra presidente y vicepresidente de la república.
Este complejo sistema electoral limitaba la posibilidad de representación
a las clases populares. Para que una municipalidad tuviera representación en
lajunta final, debía elegir a los propietarios de mayor ingreso, los cuales com
petían con los otros propietarios del cantón. De tal manera, a lajunta final de
Xalapa llegaban los representantes de las oligarquías regionales de cada can
tón, quienes elegían a los miembros del poder legislativo, máximo órgano de
gobierno. La ley electoral ponía gran énfasis en el perfil que debían tener los
electores de los representantes y no de los representantes mismos.
Entre las facultades otorgadas a los jefes de departamento, y que la Cons
titución de 1812 había delegado a las diputaciones provinciales y a los ayunta
mientos, están el repartimiento de tierras en los pueblos y la reubicación en
poblados de los habitantes dispersos en el campo, así como otorgar títulos a
“maestros y maestras de primeras letras, boticarios, sangradores, albéitares y
parteras”.
Por lo que se refiere a la fiscalidad, los legisladores dictaron las leyes que
consideraron pertinentes para resolver problemas inmediatos. A partir del de
creto de clasificación de rentas nacionales elaborado, por el Congreso Consti
tuyente Mexicano el 4 de agosto e 1824,88 el estado debía pagar un contingen
te a la federación, pero se adjudicó dos novenos de los productos decimales
que antes pertenecían a la Corona; el noveno y medio destinado a los hospita
les, la mesada eclesiástica de todos los curatos y las partes vacantes mayores y
menores y la media anata de los beneficios de los diezmos.89 De acuerdo con
la ley de agosto de 1824, el estado de Veracruz conservó el monopolio del pa
pel sellado y la contribución directa y provincial que ya había sido impuesta
87 agev, Colección de decretos, 13 de agosto de 1824. El ciudadano activo debía tener una
propiedad raíz de un valor de 100 pesos o en su defecto un empleo, profesión o industria; el elec
tor primario una de por lo menos 200 pesos, o en su defecto tener un empleo, profesión u oficio
que le redituara 120 pesos anuales, o bien profesar alguna ciencia o tener un grado científico, y
los montos para el elector secundario aumentaban a 500 y 300 pesos respectivamente. El proceso
electoral concluía con lajunta final en la ciudad de Xalapa, que era presidida por el gobernador.
A ella correspondía elegir a diputados a pluralidad de votos. Por cada 12 000 personas, se elegía
un diputado. Con la elección del congreso local terminaba el proceso electoral.
88 Cf. Marichal, 1998; Serrano Ortega, 1998, y Jáuregui, 1998.
89 Vázquez, 1994, p. 15, agev, Colección de decretos (número 14), 12 de julio de 1824.
528 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
90 En Papantla, el Ayuntamiento pensaba hacer uso de la fuerza para obligar a la gente a pa
garlo. ac.ev, Colección de decretos, orden de 25 de mayo de 1824. Al Ayuntamiento de San Andrés
se le hizo un descuento de 50% de la cuota que debía pagar, es decir, 40 pesos, ac.ev, Colección de
decretos, orden de 29 de julio de 1824.
91 agev, Colección de decretos (número 34), Xalapa, 11 de enero de 1825.
92 ac.ev, Colección de decretos (núm. 35), Xalapa, 11 de enero de 1825.
9S agev, Colección de decretos, orden de 26 de enero de 1825.
94 agev, Colección de decretos, núm. 40, Xalapa, 4 de febrero de 1825.
95 agev, Colección de decretos, órdenes de 25 de mayo y 29 de octubre de 1824; 14 de ene
ro, 4 de febrero y 17 de junio de 1825. Al pueblo de San Andrés Tuxtla se le tuvo que hacer un des
cuento de 50%, por lo que tuvo que pagar tan sólo 40 pesos. En Papantla, el Ayuntamiento fue im
potente para cobrarla y el Congreso ordenó obrar “según las facultades que la ley atribuye en el
caso”. Lo mismo ocurrió en Ixtaczoquitlan, Zongolica, Acayucan, Cosoleacaque y Huimanguillo.
96 agev, Colección de decretos, orden de 22 de julio de 1824.
97 Serrano Ortega, 1998, p. 205.
EL FEDERALISMO VERACRUZANO, 1820-1826 5 29
nal con los cosecheros”.98 Por estas razones, durante la guerra el gobierno vi
rreinal había autorizado la siembra de este cultivo al partido de Xalapa.99
La desastrosa administración del estanco del tabaco la ilustra un cuento
de febrero de 1823. El comandante general de la provincia Echávarri había
intentado colocar en la plaza de Veracruz parte del tabaco almacenado en
Orizaba y Córdoba. Sin ningún reparo, el Ayuntamiento porteño rechazó la
orden con el argumento de que de nada serviría hacerlo pues “el mayor con
sumo de tabaco en esta plaza es del de La Habana: por lo mismo suplico a
Vuestra Excelencia le mande dar otro destino en otras provincias donde cier
tamente se proporcionará su consumo y salida sin el obstáculo que se presen
ta en ésta”.100
En 1824, el gobierno federal amplió las zonas de cultivo de tabaco a Chia
pas, Yucatán y Tabasco, y concedió a todos los estados el derecho de establecer
fábricas propias para procesar el tabaco en rama.101 Por su parte, el gobierno
de Veracruz conservó las plantaciones de Xalapa y Coatepec, lo que fue inter
pretado como una violación al pacto federal. La Legislatura local argüyó, sin
embargo, que la Ley general del 9 de febrero de 1824 establecía claramente
que Tas siembras de este fruto permanezcan según se hallaba establecido an
tes dé nuestra feliz emancipación”, por lo que consideraba no haber motivo
para que la Federación excluyera a los antiguos cosecheros de labores tan be
néficas.102
El rubro más renuble cedido por el Congreso nacional al gobierno de Ve
racruz fue el derecho sobre el “palo del tinte”, que represenuba más de 50%
del total de las recaudaciones. Por desgracia, por decreto de 10 de mayo de
1826, pasó a manos de la federación, sin que se redujera el pago del contingen
te que ascendía a la cantidad de 97 875 pesos.103 Esta situación se reflejó en los
informes de los gobernadores.
mitiera arrendar las tierras comunales bajo el argumento de que no había ley
que prohibiera a los miembros de los cabildos municipales arrendar tierras
del común.108 A petición del Ayuntamiento de Tlalixcoyan, el Congreso resol
vió que, a todas las personas poseedoras de solares de comunidad que duran
te dos años no los hubiesen cultivado, se les suprimieran sus derechos sobre
la tierra, la que sería entregada a otra persona.109 En Tlapacoyan surgieron
problemas por el uso de terrenos entre los llamados naturales y los de ra
zón.110 En poblaciones de mestizos, éstos se hicieron pasar por indígenas pa
ra lograr el beneficio del reparto agrario. Tal fue el caso del Ayuntamiento de
Paso de Ovejas, que solicitó al Congreso la donación de un fondo legal para
el pueblo y resultó que “ni su población era de indios, ni los terrenos que pre
tenden son realengos o nacionales”.111 Las iniciativas para liberar los campos
también afectaron a los extranjeros propietarios de fincas urbanas y rústicas,
a quienes se les exigió que en el plazo de un año pusieran a trabajar sus tie
rras pues, de no hacerlo, el gobierno quedaba autorizado para rematar la pro
piedad.112
El objetivo gubernamental de hacer desaparecer el régimen de propie
dad comunal afectó también a las costumbres, tradiciones y valores de las
cqmunidades. En Orizaba, el Ayuntamiento negó a los naturales la licencia
para realizar “una danza en la fiesta del patrono San Miguel; y consideran
do este cuerpo que tan ridicula pretensión es originada de los deseos que
aun tienen muchos indígenas para continuar con las distinciones que fue
ron en tiempos anteriores el signo del envilecimiento en que estuvieron su
mergidos, y que tan abiertamente pugnan con la recta razón y actual siste
ma republicano”.113 El servicio personal se consideraba como un mal social
que fomentaba la “holganza y vicios consiguientes”, por lo que fue suprimi
do. Y como también había que terminar con la vagancia, se mandaba apre
hender a “vagos, ociosos y malhechores”, y ocuparlos en los trabajos de obra
pública.114
La impartición de justicia trataba a los indígenas, todavía en 1826, como
“menores de edad” y sus causas se juzgaban conforme a las leyes coloniales.
Esta medida era totalmente opuesta a los designios del Congreso que, a toda
costa, deseaba “dar resolución conveniente que impida estas odiosas distin
ciones”.115
Raymond Buve
Universidad de lAden (Países Bajos)
533
534 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
A fines del siglo xvm, el gobierno de Tlaxcala era administrado por un Ca
bildo de Naturales y un gobernador político y militar español.4 Su territorio
tenía aproximadamente 3 000 km cuadrados y una población de 60 000 ha
bitantes.5 Comparado con las intendencias de Puebla (740 000 habitantes)
LOS ANTECEDENTES
la vuelta del siglo xix, resultó una espada de doble filo para Tlaxcala. Por un
lado, la resistencia tlaxcalteca al poder imperial mexica serviría de ejemplo a
las provincias mexicanas que intentaron desafiar a un gobierno central emer
gente en la década de 1820; por otro, el papel daxcalteca en la conquista, le
confirió el calificativo de “traidor”.
Una segunda influencia derivó de una considerable autonomía que la Co
rona concedió a las cuatro casas señoriales de la alianza. Los pueblos y señoríos
de la antigua Tlaxcala, y algunos más, constituyeron una entidad político-admi
nistrativa, gobernada por un cabildo indígena que consistía exclusivamente de
miembros de los linajes caciquiles de los cuatro señoríos. El sistema adminis
trativo del Cabildo tenía una estructura española, pero incorporaba a los prin
cipales en sus cargos de control sobre tierra, trabajo y hombres. Esta conside
rable autonomía quedó plasmada en las ordenanzas de su gobernación, justicia
y regimiento (1545), posteriormente elevadas al rango de ley en la Recopilación
de leyes de los Reynos de Indias (1681).8
Sin embargo, a lo largo de los siglos xvi y xvii, el monopolio de la nobleza in
dígena sobre las tierras y puestos gubernamentales no pudo mantenerse frente
al interés de españoles, indios macehuales y mestizos. En el siglo xviii, casi la ter
cera parte de la población no era indígena, y controlaba la economía; la nobleza
indígena tlaxcalteca se había empobrecido y su gobernador indígena había sido
degradado a agente fiscal del gobierno virreinal e instrumento del gobernador
español. El aparato administrativo del Cabildo pasó a manos de españoles y mes
tizos. Fue natural que las cabeceras de segunda categoría, dominadas en parte
por españoles, quisieran independizarse de un cabildo ya desprestigiado.
Sin embargo, el cabildo de Tlaxcala logró contrarrestar tanto los intentos
secesionistas como el decreto de 1787, que incorporó a Tlaxcala en la Intenden
cia de Puebla. El gobernador español de Tlaxcala y el cabildo nunca aceptaron
el nuevo carácter de subdelegación de Puebla y lograron que el rey reafirmase,
entre 1790 y 1793, por una serie de ordenanzas, la autonomía tlaxcalteca, sus
prerrogativas de elegir sus propias autoridades y su dependencia directa de la
autoridad virreinal. Este éxito se debió al carácter de Ley de Indias de los privi
legios concedidos, y a la intención del virrey Revillagigedo de subordinar las in
tendencias y provincias a un gobierno virreinal más centralizado. En mi opi
nión, hay que destacar que la pequeña élite (no indígena) capitalina tenía un
fuerte interés en continuar en su papel administrativo-fiscal y comercial de su
ciudad y, por tanto, consideraba necesario defender los privilegios capitulares,
sobre todo frente a la intendencia de Puebla.9
La actitud del cabildo frente a la insurgencia no ha sido investigada a fon
do hasta ahora. Era de esperar que tanto el Cabildo de Naturales de Tlaxcala
REPRESENTANTES TLAXCALTECAS
Y LA REVOLUCIÓN LIBERAL EN ESPAÑA
10 Guedea, 1996, pp. 41, 60-62; Hamnett, 1986, cap. 6; Reyes, s.f.
11 Véase Brading, 1991, pp. 574-5, Rendón, 1996, pp. 67-68; García Verástegui y Pérez Salas
(comps.), 1990, vol. 11, pp. 104-105; Benson, 1994, pp. 44-46; Chust, 1999, pp. 32-34, 42-13 y ff.;
Costeloe, 1989, pp. 31-38; p. 32; Chust, 1999, pp. 32-42.
12 Chust, 1999, pp. 63, 133-134, 205-206, 218-234, cit. p. 227.
538 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
16 Robins, 1996, pp. 87-112, esp. 98-100; Lista de integrantes del cabildo de Tlaxcala de 1808
a 1822, Flores Hernández, 1998, pp. 123-137.
17 Robins, 1996, pp. 87-109.
1H Robins, 1996, pp. 102-106; Lista de integrantes del cabildo..., pp. 128-129.
19 Annino, 1995, p. 219.
540 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
casaron ante el decreto del virrey Félix María Calleja de fines de 1814, que resta
bleció el sistema antiguo. El cabildo indígena se impuso de nuevo y probablemen
te con cierta rigidez. Pero con el decreto de marzo 1820, “que se proceda en to
dos los pueblos de la Monarquía a la elección de los alcaldías y de ayuntamientos
constitucionales”,20 resultó, según Annino, en 42 ayuntamientos tlaxcaltecas. Es
to parece poco factible, porque el censo de la Diputación Provincial de febrero
de 1824 consigna 24 ayuntamientos con sus respectivos nombres. Son en realidad
todas las cabeceras reconocidas de primer, segundo y tercer orden de los siete
partidos de la provincia. Pero es probable que hubiera una serie de iniciativas más
que fracasara por no responder a las condiciones constitucionales mínimas.21
La élite no indígena capitalina de 1813 regresó ahora al poder municipal
e intentó a lo largo del periodo 1821-1824 consolidar su autoridad en el nivel
provincial, haciendo suyas las preocupaciones del antiguo Cabildo, es decir, la
misión de guardar la integridad territorial y la autonomía política-administra
tiva de la entidad, temas estrechamente vinculados con sus intereses capitali
nos. Como veremos en adelante, el ayuntamiento de Tlaxcala acaparaba las
iniciativas para contraestar las ambiciones de Puebla de sujetar la provincia, un
papel lógico, porque Tlaxcala, aún sin diputación propia en 1820-1821, sólo
tuvo un diputado (Guridi) en la Diputación provincial de la Nueva España. El
ayuntamiento logró que el virrey garantizara la costumbre de que el goberna
dor político y militar formara parte del cabildo indígena; ahora el alcalde pri
mero sería el jefe político de la provincia en ausencia del gobernador. Con la
independencia, el gobernador español González del Campillo dejó el mando
de la provincia en manos del primer alcalde del ayuntamiento José María Ava-
los. Los tres jefes políticos que había tenido Tlaxcala entre la Independencia
y 1824 fueron simultánea (2) o anteriormente (1) miembros del ayuntamien
to de la ciudad y se identificaban plenamente, con el grupo que deseaba pre
servar a todo trance la autonomía de la provincia.22
(1822-1824)
según creo, de que éste fuera el caso de Tlaxcala, como ejemplifica el proceso ga
ditano en San Pablo Apetatidán. Originalmente, San Pablo era sujeto de un pue
blo de indios, pero obtuvo su independencia en 1776, y alrededor de 1800 ya era
pueblo cabecera de tercer orden, con aproximadamente 1 300 habitantes y una
base económica fundada en el comercio, el transporte y la artesanía; un pueblo
con una cabecera marcadamente mesüza y tres pueblos “sujetos” indígenas.
En diciembre de 1822, de acuerdo con la convocatoria expedida por la
Junta Provisional Gubernativa del 17 de noviembre de 1821,23 los habitantes de
San Pablo eligieron por primera vez su colegio electoral y más adelante su pri
mer ayuntamiento constitucional. En 1823 y 1824 repitieron este procedimien
to. Del total de unos 325 habitantes con derecho a voto, sólo votó un promedio
de 39, equivalente a 12%. Los electos, un alcalde, un procurador síndico y seis
regidores formaban parte de un reducido grupo de vecinos principales que se
repartieron, por negociación y consenso, los cargos ediles, incluyendo los de re
presentación de los pueblos sujetos. La sociedad tardocolonial apetatitlaca in
terpretaba la Constitución liberal siguiendo las pautas corporativas-familiares
de antaño, esto es, de tierra, sangre y patrón. El alcalde, sucesor del goberna
dor de indios retuvo, por tanto, una amplia escala de facultades ahora extrale
gales constitucionalmente, y quedaba como el primer responsable para resol
ver toda clase de conflictos y problemas. En enero de 1824, el conflicto entre
unionistas y autonomistas —como se verá más adelante— involucraba también
a San Pablo. Cuando el ayuntamiento de Huamantla solicitó el apoyo del de
Apetatidán, el comerciante más poderoso del lugar, Faustino Zamudio, apoyó
a Huamantla, pero el ayuntamiento no quiso compartir las críticas huamantla-
cas a la Diputación. Mientras tanto, el Acta Constitutiva, sancionada el 31 de ene
ro de 1824, declaraba a Tlaxcala estado soberano, razón de sobra para jurarla
con festejos y pompa. Pero en los meses posteriores, el alcalde mostró sus cre
cientes reservas frente a las intervenciones de esa Diputación en cuanto a la mi
licia, y dudas en cuanto a las consecuencias financieras de una Tlaxcala sobera
na, por lo que se dirigió independientemente de la Diputación al Congreso.24
LA DIPUTACIÓN PROVINCIAL
2S Castro, 1985, vol. 1; Sordo, 2001. Contribución a este libro; Benson, 1994, pp. 95-96.
24 Nelen, 1998, Cap. 60-102, 158-160; Sordo, 2001; El Águila Mexicana. .. domingo 5 de sep
tiembre 1824, cit. en Flores Hernández, 1998, p. 112.
25 Por Tlaxcala fue electo el eclesiástico Agustín Roxano y Mudarra, pero nunca pudo salir
hacia España por falta de fondos y la abolición de la Constitución. Véase Berry, 1985.
542 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
AUTONOMISTAS Y UNIONISTAS
29 Sordo, 2001, acerca del decreto electoral; de los catorce diputados juntos de las dos dipu
taciones 5 eran labradores fuertes, 4 eclesiásticos, varios comerciantes. Benson, 1994, pp. 143,154;
Lira y Ortega, 1965, p. 33; en Flores Hernández, 1998, se dice que estaba integrada la diputación
en febrero de 1822 y que solo pudo trabajar de mayo hasta fines de octubre de aquel año, pero las
fuentes mencionadas no dan este dato.
50 Cit. en representación Gobierno político de Huamantla al Mió. de Guerra y Marina, el 27
de diciembre de 1857 asdn XI/481.3 exp. 3802, f. 179.
544 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
ción encontró cada vez más apoyo entre obrajeros, comerciantes y eclesiásticos
de los ayuntamientos del centro de Tlaxcala. Los primeros temieron, sobre to
do, que se impusieran contribuciones pesadas para poder sustentar un estado
soberano. Algunos clérigos temieron además que una Tlaxcala soberana se se
parara de la mitra de Puebla, y todos resintieron los intentos claros de imposi
ción por parte de la mayoría autonomista en la Diputación.31
mente veían las cosas desde otra perspectiva.34 Creían que un estado liberal fe
deral tal vez garantizaría mejor sus intereses, pero el tema abrumador para
ellos no era el de un México federal o su grado de federalización, sino el futu
ro de “su” Tlaxcala en la nación que estaba por definirse. El prestigio de Guri
di en 1822 y 1823 se igualaba al de importantes iturbidistas como el obispo Joa
quín Pérez Martínez de Puebla y el educado eclesiástico Miguel Valentín, cura
de Huamantla, diputado suplente por Puebla y portavoz de los tlaxcaltecas que
querían unirse a Puebla.35 La defensa de la autonomía de Tlaxcala parecía es
tar garantizada en manos del prestigioso y experto Guridi y Alcocer, ex dipu
tado gaditano y novohispano, y ex presidente del Congreso Constituyente.36
Guridi, al igual que la diputación provincial con su jefe político Joaquín de las
Piedras y el ayuntamiento constitucional de Tlaxcala, eran conscientes de las
fuerzas unionistas, encabezadas por Huamantla. Vinculadas a intereses pobla
nos, constituirían una amenaza seria para un Tlaxcala soberano en los años del
debate sobre la definición del Estado-nación mexicano.
Ya en el verano de 1821 —momento clave en el que Guridi ejerció en la
Diputación provincial de la Nueva España un papel en la transferencia del po
der—, el ayuntamiento constitucional de Tlaxcala dirigió una representación a
esta Diputación para solicitar “que esta provincia no esté sujeta á la de Puebla”.
En 1822 y 1823 aparecieron varias iniciativas poblanas que pedían la unión de
Puebla y Tlaxcala, y que exponían argumentos históricos y estadísticos parajus-
tificarlas. El más conocido fue un Bosquejo de Tlaxcala en el periódico tradicio
nal de la élite criolla, El Sol, que fue ampliamente distribuido en el mismo Con
greso Constituyente, cuando la Comisión de Constitución había presentado, el
20 de noviembre de 1823, su propuesta de Acta Constitutiva. En ésta, Ramos
Arizpe seguía la línea de las Cortes españolas de 1820 y proponía la incorpora
ción de Tlaxcala a Puebla ante su falta de recursos y territorio, argumento pro
cedente del informe del Intendente Manuel de Flon (1804), que iba a ser re
petido ad nauseara a lo largo de 1823 y 1824 por los partidarios de la unión.37
La mayoría autonomista de la Diputación provincial de Tlaxcala respon
dió el 25 de noviembre con una representación al Congreso para pedir que, en
vez de agregar Tlaxcala a Puebla, se ampliara el territorio para adecuar sus re
cursos y territorio. La mayoría autonomista en la Diputación provincial susti
Para las facciones locales, sólo existían tres opciones en el debate constitucio
nal a fines de 1823: solicitar el rango de estado soberano de la federación,
unirse al de Puebla o formar parte de un estado más grande y recién creado,
que incluyera, además de Tlaxcala, partidos de Puebla y de México. La prime
ra opción la sostuvieron los autonomistas y la segunda, los unionistas, pero la
tercera la abrazaron al principio las dos facciones. Para los unionistas, un
nuevo estado más amplio y con una capital fuera del actual Tlaxcala resulta
ría en la tan ansiada degradación de la ciudad y el centro indígena de Tlax
cala. Los autonomistas veían esta opción desde otra perspectiva, no como la
creación de un nuevo estado, sino como la ampliación del Tlaxcala actual y
coa la misma capital. Ambas facciones tuvieron que abandonar esta opción
cuando quedó claro que ni la Comisión de Constitución ni el Congreso Sobe
rano la concederían. Restaba la opción de luchar por un estado soberano o
unirse a Puebla. Lógicamente, ni los unos ni los otros pensaban a fines de
1823 en un territorio, porque el Acta Constitutiva original no contemplaba
los territorios.42
Los argumentos en contra de la soberanía tlaxcalteca estaban en su origen
basados en los de De Flon (1804), que fueron ampliados con argumentos
constitucionales gaditanos y esterotipos corrientes acerca de los indios, en par
te incorporados al indigenismo histórico de la época. Los privilegios de Tlax
cala no podrían subsistir ya por la insuficiencia de recursos naturales y huma
nos para sostener un estado soberano. Así, se mencionaban su pobreza, su falta
de comunicación con las grandes rutas comerciales, su falta de ilustración y de
disciplina, la lamentable situación de su gobierno durante siglos, y el que los
actuales gobernantes no pudieran reclamar los privilegios abolidos por la
Constitución de 1812. Estos argumentos fueron presentados, primero en el ya
citado Bosquejo, y después en representaciones de los tres diputados provincia
les unionistas y de los ayuntamientos de Huamantla y de Tlaxco al Soberano
Congreso.43 Según los unionistas, la Diputación provincial nunca había infor
41 Comparar Quinlan, 1994, p. 206-07 con Gracia, 1990, vol. 11, pp. 135-139.
42 Más de la tercera parte de los diputados presentes eran de los estados de Puebla y Méxi
co. Sordo, 2001.
45 Bosquejo, 1823; Díaz Varela, 1824b; Díaz Vareia, 1824a, el 17 de marzo de 1824; Nepomu
ceno, 1824.
548 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
47 Representación Dip. Prov. Tlax. al Soberano Congreso 1 de marzo de 1824 en Lira y Or
tega,1965, p. 53; una idea compartida por William Prescott, “A feudal mountaneous republic,
whose hardypeasants were more free than other peoples of Anahuac” cit. en Brading, 1991, p. 632.
48 Citas Lira y Ortega, 1965, pp. 30-31; Representación Diputación Provincial de Tlaxcala al
Soberano Congreso 25 de noviembre de 1823 cit. en Lira y Ortega, 1965, pp. 35-36.
49 Sordo, 2001, cuadro 1; Lira y Ortega, 1965, pp. 32-34. Querían anexar los partidos de
Apam, Calpulalpam y Hueyacocotla de México, Huejotzingo, Huauchinango, Teleta y Zacatlán,
Nopalucan y Ixtacamaxtiüán de Puebla.
550 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
59 El Águila Mexicana, cotidiano político y literario, México, año 2, núm. 251, 21 de diciembre
1823 y una reacción por los separatistas en El Sol, diciembre 31 de 1823.
M Benson, 1994, pp. 220-225; Robins, 1996, p. 102; Castro Morales, 1993, vol. III, pp. 232-
233; Bosquejo, 1823 cit.: El autor nunca ha sido identificado, pero los autonomistas tlaxcaltecas su
pusieron que fueran los tres diputados separatistas y el cura de Huamantla, Miguel Valentín; Re
presentaciones de la Dip. Prov. de Tlaxcala al Soberano Congreso, del 25 y del 29 de noviembre
de 1823 cit. en Lira, 1965, pp. 35-41. Varias fechas en Lira parecen equivocadas y me conformé con
los de Benson; Representación del Ayuntamiento Constitucional de Huamantla al Soberano Congreso Cons
tituyente, de 15 de enero de 1824. México, Editorial el Águila 1824; los diputados separatistas fue
ron el pbro. Manuel Bernal de Ixtacuixtla, el hacendado de Huamantla Gabriel Illescas y el de
Tlaxco, Antonio Díaz Varela.
s5 Carta del ayuntamiento de Huamantla dirigido al de Apetatitlán del 2 de febrero de 1824
en Archivo Municipal de San Pablo Apetatidán cit. en Nelen, 1998, pp. 159-60.
56 Dip. Prov. de Tlaxcala al ayuntamiento de Huamantla, 3 de febrero 1824. Los ayuntamien
tos que apoyaron por fin a los unionistas eran Cuapiaxtla, Ixtenco, Zitlatepec, Huamanda, Tlax
co, Apetatitlán, Yauquemehcan, Tzompantepec, Teda, Ixtacuixtla, Santa Cruz Tlaxcala y, por un
üempo, Teolocholco. Lira y Ortega, 1965, pp. 38-68 no menciona todos estos ayuntamientos, pe
ro el diputado Díaz Varela de Tlaxco si, Díaz Varela, 1824a, cit. Pero hay que avisar que Lira era
un liberal de la época de la Reforma y odiaba a los hacendados (conservadores) y el clero de los
partidos de Tlaxco y Huamanda que habían apoyado al Plan de Tacubaya (1857).
57 Chust, 1999, p. 73.
552 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
CONCLUSIÓN
Sordo observa en su estudio que el Congreso hizo lo que pudo para responder
a los reclamos de las provincias para convertirse en estados o territorios.59 Pe
ro en el caso de Tlaxcala, éstos eran profundamente contradictorios y podían
amenazar intereses de sus poderosos vecinos. El proceso constitucional que
degradó a Tlaxcala a la categoría de territorio fue producto neto de la situa
ción política de 1824,60 es decir, un irresoluble nudo gordiano de conflictos lo
cales e interprovinciales presentados al segundo Congreso Constituyente, mis
mo que se mostraba temeroso ante las pretensiones y soberanías de estados
ambiciosos. Es factible que, ante lo intratable del caso y el poder de Puebla, el
Congreso decidiera finalmente no aceptar la propuesta de la Comisión de
Constitución presidida por Ramos Arizpe, el chantre de la catedral de Puebla,
que aconsejaba incorporar a Tlaxcala a ese poderoso estado y decidió conver
tirla en territorio administrado desde la ciudad de México, ahora Distrito Fe
deral, e independiente del igualmente poderoso Estado de México.
Frente a esta opción, aparentemente se dividieron los caminos del dipu
tado Guridi y la Diputación. Guridi reconoció que a Tlaxcala le faltaban, por
ahora, condiciones para adquirir la categoría de estado. Su superficie era la
de'una prefectura, sus recursos de todos modos reducidos y la división inter
na irreconciliable, representada por los ayuntamientos que parecían mostrar
la necesidad de una administración ajena. Es posible que en la decisión inter
vinieran también los sentimientos antitlaxcaltecas. ¿Estuvo el Congreso pre
sionado por la “traición” o por el ejemplo que su supuesta resistencia prehis
pánica pudiera ofrecer a Jalisco? ¿Se irritó ante la avalancha de perspectivas
irreconciliables en las representaciones de la Diputación, de los ayuntamien
tos y los vecinos principales?
Apoyado por la facción autonomista en la Diputación provincial, el ayunta
miento de la ciudad de Tlaxcala se siguió considerando heredero del privilegio
de autonomía que había tenido su provincia e intentó defenderlo a todo trance,
porque la pérdida afectaría sus intereses capitalinos. El control de los ayunta
mientos era clave para ambas facciones. No hay ni la menor duda acerca de la es
trategia autoritaria de la facción autonomista en la Diputación: eliminar a los di
putados inconformes y “convencer” a los ayuntamientos, acusando al rebelde de
Huamanda de “insubordinación”. Los vocales inconformes, desprovistos de su
base institucional, encabezaron el movimiento unionista desde el ayuntamiento
de Huamanda, tuvieron su representante al Congreso en el diputado poblano y
cura de Huamantla y lograron manipular a la mitad de los ayuntamientos, teme
rosos de contribuciones pesadas e irritados por una diputación, más reciente
que ellos, y que se perfilaba tan intervencionista como el anüguo cabildo.
59 Sordo, 2001.
60 Sordo, 2001.
554 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
61 Buve, 1997.
LAS PROVINCIAS DE SONORA Y SINALOA, 1821-1825:
EL CAMINO HACIA EL FEDERALISMO
1 Por ejemplo, Benson, 1980. Para la referencia completa de los textos utilizados, véase la bi
bliografía general de este libro.
555
556 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
2 En este trabajo se retoman algunas ideas y partes del capítulo V de Hernández Silva, 1995.
LAS PROVINCIAS DE SONORA YSINALOA, 1821-1825 55 7
3 Félix María Calleja al ministro de la Guerra, México, agosto 18 de 1814, citado en Alamán,
1985, t.IV, p. 475.
4 Anna, 1991, pp. 69-70.
5 “Acta de independencia del imperio mexicano. México, septiembre 28 de 1821”, en Lemoi-
ne, 1987, p. 333.
LAS PROVINCIAS DE SONORA YSINALOA, 1821-1825 559
nerales sobre las provincias, el poder militar que se iba extendiendo por todos
los confines novohispanos y el fortalecimiento de las élites regionales como
grupo social hegemónico.
La medicina monárquica y del hombre fuerte y necesario tuvo efectos con
trarios. Los grupos provinciales se levantaron en contra del Imperio iturbidis
ta apoyados por los sectores militares y eclesiásticos afectados. A escasos meses
de haberse proclamado emperador, los grupos provinciales y amplios sectores
del ejército se levantaron en contra del Imperio; la amplia y sorprendente coa
lición que había logrado reunir Iturbide en 1821, para fines de 1822 se había
tornado en su contra.
Las élites regionales habían iniciado la lucha por el control político de sus
provincias. Esta opinión fue la que prevaleció en la mayoría de los grupos re
gionales y en el sentir de un gran sector del nuevo congreso constituyente, for
mado en su mayoría por individuos con esta tendencia. Iturbide tuvo que ab
dicar en marzo de 1823 al no contar con el suficiente apoyo para sostenerse.
El ejército y los grupos regionales que lo habían apoyado habían triunfado. El
siguiente paso fue cambiar los fundamentos con los que se había iniciado la
nación. Se requería un proyecto que hiciera realidad las aspiraciones de los
grupos provinciales para alcanzar el control de sus espacios de poder. Así na
ció el federalismo y por ello cayó el efímero Imperio de Iturbide.
tara “las acciones y derechos de estas provincias, del mismo modo que lo ha
rían los vocales que componen este cabildo secular o ayuntamiento”, y pro
moviera “todo cuanto fuere útil, favorable y conveniente a estas enunciadas
provincias y capital según y conforme se propone y solicita”.6 La Instrucción
presentaba, de manera somera, la situación económica política y social de la
Intendencia dentro de una concepción política tradicional.
Según los conceptos de Antiguo Régimen, Arizpe, ciudad-capital de la inten
dencia, se arrogaba personalidad y derechos propios ante las autoridades del Im
perio, para tratar de representar no sólo a su distrito, sino autonombrarse vocera
de las provincias de Sonora y Sinaloa en negocios que les incumbían.7 Sus pro
puestas se dirigían a obtener una mayor autonomía al interior de la estructura de
la América septentrional (audiencia propia, obispado para cada provincia, aper
tura de Guaymas como puerto libre para realizar comercio, instalación de un co
legio seminario, establecimiento de una oficina de quinto y ensaye), y obtener
concesiones por parte de la Corona para desarrollar y promover su economía (fo
mento a la minería, exención del pago de derechos sobre mercancías en Guay
mas, dotación de tierras a todo aquel que deseara cultivar algodón, etcétera).
Los conceptos y la acción política derivaban del pensamiento tradicional.8 *
La autonomía defendida por Arizpe no rebasaba los límites e intereses de las
élites de los poblados representados. La Instrucción era un ejemplo al hablar
por toda la intendencia, aunque en realidad planteara los problemas y necesi
dades que afectaban a su entorno. La idea de considerarse como parte diferen
ciada de un todo con personalidad y derechos propios estaba presente. Este
reclamo de autonomía de los ayuntamientos sonorenses también se hizo evi
dente en las constantes pugnas que tuvieron con el intendente, subdelegados
y entre sí. Los conflictos principales surgieron entre la esfera del gobierno lo
cal (representada por los ayuntamientos) y la del gobierno general (represen
tada por las autoridades de Ja intendencia).10 Se trataba de un conflicto entre
6 "Poder que otorgan Jas Provincias de Sonora y Sinaloa y su capital Arizpe a Miguel de Lar-
dízabal y Uribe. Arizpe, marzo 12 de 1810", en acn, Historia, 417, ff. 197-200.
7 Miranda, 1978, pp. 324-325.
8 Guerra, 1993, pp. 177-225; Pérez-Mauaina, 1978, pp. 227-240, destaca como las peticiones
del ayuntamiento de Mérida en las Cortes de Cádiz iban dirigidas a tener una mayor autonomía
respecto al control que las autoridades virreinales ejercían sobre esa intendencia.
0 “Instrucción que la Ciudad de Arizpe, capital de las Provincias de Sonora y Sinaloa, remite
al Exmo. Sr. Don Miguel de Lardizaval y Urive, vocal de la América Septentrional, cerca de la Su
prema Junta Gubernativa de España e Indias. Arizpe, 1810”, en ac.n, Historia, 417, ff. 201-222, rep-
tida en ff. 236-255. En Hernández Suva, 1991, se dio a conocer la existencia de este documento en
el agn y su importancia como el primer documento político de una de las élites sonorenses. En el
capítulo 4 de este trabajo hemos analizado estos pedimentos. Una síntesis de la Instrucción en Vl-
dargas del Moral, 1993, pp. 135-148, lo mismo que en Guerra, 1993, pp. 217-219, quien en la p. 214
afirma que el documento de Arizpe, junto con los de Oaxacay San Luis Potosí fueron los informes
más detallados sobre las provincias y con instrucciones precisas de lo que deseaban obtener.
10 Carmagnani, 1993, p. 409.
LAS PROVINCIAS DE SONORA V SINALOA, 1821-1825 561
11 Al vincular estos cambios políticos con el ascenso de las élites regionales y los cambios eco
nómicos sufridos por Sonora en los inicios del siglo xix, se cambia esa imagen de desarticulación
que Chiaramonte, 1993, p. 108, observa para el virreinato de Río de la Plata, o la de desintegración
que Tutino, 1990, p. 188 y ss., plantea para el México independiente.
12 Chiaramonte, 1993, p. 109. El peligro de que sucediera esto era evidente entre los legisla
dores de aquel entonces. Lorenzo de Zavala, en una intervención parlamentaria de 1823, lo puso
de relieve: “Nada enjuicio de la comisión es más temible en el día, que esa separación simultánea
de las provincias, queriendo formar cada una estado separado de la metrópoli [...] se reduciría la
nación al triste estado de las provincias de Buenos Aires, entregadas al capricho de la aristocracia”
(citado en Reyes Heroles, 1982,1.1, pp. 371-372). Nótese la vinculación que hace De Zavala entre
disgregación provincial y lo que llama aristocracia.
560 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
tara “las acciones y derechos de estas provincias, del mismo modo que lo ha
rían los vocales que componen este cabildo secular o ayuntamiento”, y pro
moviera “todo cuanto fuere útil, favorable y conveniente a estas enunciadas
provincias y capital según y conforme se propone y solicita”.6 La Instrucción
presentaba, de manera somera, la situación económica política y social de la
Intendencia dentro de una concepción política tradicional.
Según los conceptos de Antiguo Régimen, Arizpe, ciudad-capital de la inten
dencia, se arrogaba personalidad y derechos propios ante las autoridades del Im
perio, para tratar de representar no sólo a su distrito, sino autonombrarse vocera
de las provincias de Sonora y Sinaloa en negocios que les incumbían.7 Sus pro
puestas se dirigían a obtener una mayor autonomía al interior de la estructura de
la América septentrional (audiencia propia, obispado para cada provincia, aper
tura de Guaymas como puerto libre para realizar comercio, instalación de un co
legio seminario, establecimiento de una oficina de quinto y ensaye), y obtener
concesiones por parte de la Corona para desarrollar y promover su economía (fo
mento a la minería, exención del pago de derechos sobre mercancías en Guay
mas, dotación de tierras a todo aquel que deseara cultivar algodón, etcétera).
Los conceptos y la acción política derivaban del pensamiento tradicional.8
La autonomía defendida por Arizpe no rebasaba los límites e intereses de las
élites de los poblados representados. La Instrucción era un ejemplo al hablar
por toda la intendencia, aunque en realidad planteara los problemas y necesi
dades que afectaban a su entorno. La idea de considerarse como parte diferen
ciada de un todo con personalidad y derechos propios estaba presente.9 Este
reclamo de autonomía de los ayuntamientos sonorenses también se hizo evi
dente en las constantes pugnas que tuvieron con el intendente, subdelegados
y entre sí. Los conflictos principales surgieron entre la esfera del gobierno lo
cal (representada por los ayuntamientos) y la del gobierno general (represen
tada por las autoridades de la intendencia).10 Se trataba de un conflicto entre
6 “Poder que otorgan las Provincias de Sonora y Sinaloa y su capital Arizpe a Miguel de Lar
dizabal y Uribe. Arizpe, marzo 12 de 1810", en ac.n, Historia, 417, ff. 197-200.
7 Miranda, 1978, pp. 324-325.
K Guerra, 1993, pp. 177-225; Pérez-Mallaina, 1978, pp. 227-240, destaca como las peticiones
del ayuntamiento de Mérida en las Cortes de Cádiz iban dirigidas a tener una mayor autonomía
respecto al control que las autoridades virreinales ejercían sobre esa intendencia.
9 “Instrucción que la Ciudad de Arizpe, capital de las Provincias de Sonoray Sinaloa, remite
al Exmo. Sr. Don Miguel de Lardizaval y Urive, vocal de la América Septentrional, cerca de la Su-
prema Junta Gubernativa de España e Indias. Arizpe, 1810”, en agn, Historia, 417, ff. 201-222, rep-
tida en ff. 236-255. En Hernández Silva, 1991, se dio a conocer ta existencia de este documento en
el agn y su importancia como el primer documento político de una de las élites sonorenses. En el
capítulo 4 de este trabajo hemos analizado estos pedimentos. Una síntesis de la Instrucción en Vl-
dargas del Moral, 1993, pp. 135-148, lo mismo que en Guerra, 1993, pp. 217-219, quien en la p. 214
afirma que el documento de Anzpe, junto con los de Oaxaca y San Luis Potosí fueron los informes
más detallados sobre las provincias y con instrucciones precisas de lo que deseaban obtener.
19 Carmagnani, 1993, p. 409.
LAS PROVINCIAS DE SONORA YSINALOA, 1821-1825 561
11 Al vincular estos cambios políticos con el ascenso de las élites regionales y los cambios eco
nómicos sufridos por Sonora en los inicios del siglo xix, se cambia esa imagen de desarticulación
que Chiaramonte, 1993, p. 108, observa para el virreinato de Río de la Plata, o la de desintegración
que Tutino, 1990, p. 188 y ss., plantea para el México independiente.
12 Chiaramonte, 1993, p. 109. El peligro de que sucediera esto era evidente entre los legisla
dores de aquel entonces. Lorenzo de Zavala, en una intervención parlamentaria de 1823, lo puso
de relieve: “Nada enjuicio de la comisión es más temible en el día, que esa separación simultánea
de las provincias, queriendo formar cada una estado separado de la metrópoli [...] se reduciría la
nación al triste estado de las provincias de Buenos Aires, entregadas al capricho de la aristocracia”
(citado en Reyes Heroles, 1982,1.1, pp. 371-372). Nótese la vinculación que hace De Zavala entre
disgregación provincial y lo que llama aristocracia.
562 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
tas.17 La discusión sobre la soberanía pareció no tener fin y sólo a fines de 1823
se resolvió con la declaración de que la soberanía residía “radical y esencial
mente en la nación”, pero que los estados ostentaban una soberanía “en lo que
exclusivamente toque a su administración y gobierno interior”. La próxima
Constitución debía definir las órbitas de competencia de cada una de estas es
feras de poder.18 Con ello se había resuelto el conflicto jurídico, pero no la po
sibilidad real del establecimiento del confederacionismo. Para enfrentar la po
sición radical de los grupos políticos de Xalisco, que se había diseminado por
diversas provincias, el gobierno general movilizó al ejército. En junio de 1823
fracasó un primer intento conciliatorio ante la persistencia de la rebeldía tapa-
tía, que parecía conjugarse con una conspiración monarquista. El gobierno ge
neral decidió terminar con el problema por medio de las armas y las autorida
des de Xalisco fueron sometidas en junio de 1824; un mes más tarde, Iturbide
era aprehendido y fusilado.
El pacto que legitimaba de nueva cuenta a la nación mexicana había surgi
do de un enfrentamiento. Resultó de un acuerdo fundamentado en la derrota
de uno de los contendientes. La correlación de fuerzas sancionó una soberanía
en la que cada una de las partes contrayentes retenía para sí lo que anhelaba;
una, la representatividad nacional; la otra, el control político de su entidad.
Aunque se ha puesto poco énfasis en el desenlace de estos acontecimien
tos, el asedio militar a Xalisco terminó con el intento restaurador y también
con la posibilidad confederacionista. Con ello se pudo dar paso a la constitu
ción de la nación mexicana en una república federada.
SONORA Y EL FEDERALISMO
En los primeros años del proceso formativo de la nueva nación, los notables oc
cidentales fueron a la zaga de los acontecimientos generales; lo mismo sucedió
en su evolución política e ideológica. Desde el inicio del proceso de consuma
ción de la independencia, las élites sonorenses se mantuvieron a la expectati
va. Caminaban conforme se movía el péndulo de las predilecciones políticas.
Las propuestas de los políticos de las provincias occidentales se ajustaron siem
pre al sentir de las corrientes predominantes. No fueron de los representantes
17 Dentro de esta polémica, fray Servando Teresa de Mier lanzó el llamado “discurso de las
profecías políticas”, por el cual se le ha tildado de centralista. Lo que pedía el padre Mier era un
federalismo atemperado que lograra mantener la unión de los estados en un todo que contuvie
ra las fuerzas centrífugas que amenazaban con disgregar a las provincias (Alessio Robus, 1974, pp.
121-144). Para la discusión en el congreso sobre soberanía, véase Reyes Heroles, 1982,1.1, pp. 392-
427. Barragán, 1978, pp. 149-163, trata el problema de la reasunción de los atributos de la sobera
nía provocados por el movimiento federalista de Guadalajara.
18 “Acta constitutiva de la federación” [1824], facsímil del original y versión paleográfica en
Lemoine, 1987, pp. 379-380.
LAS PROVINCIAS DE SONORA YSINALOA, 1821-1825 565
clamo se extendía a todas partes y ejerció presión sobre el congreso, tanto que
apareció como peligro de desmembración en esos momentos. El primer cons
tituyente, para calmar los ánimos, amplió las facultades de las diputaciones en
la inspección de rentas públicas, el nombramiento de funcionarios provincia
les y la presentación de propuestas para la terna de losjefes políticos.24
Al decir de Lucas Alamán, las diputaciones provinciales eran máquinas po
derosas que orquestaban el movimiento federalista, aunque esto merece una
acotación. Nettie Lee Benson ha subrayado la importancia de las diputaciones
en el establecimiento del federalismo, lo que fue cierto en Guadalajara, Zacate
cas, Yucatán, Oaxaca y San Luis Potosí, donde una élite regional predominaba
sobre el todo provincial. En estos casos, las diputaciones fueron el caballo de
Troya que echó abajo al régimen anterior.25 Pero en Sonora y Sinaloa, las élites
representaban únicamente a las regiones o localidades que controlaban. No ha
bía una que al tiempo de la consumación independenústa fuera hegemónica y
dominara a las demás. Por esa carencia se estableció una sola diputación para
Sonora y Sinaloa, agravando la representaúvidad de la región. La disgregación
regional característica de la estructura provincial y la falta de un centro o cen
tros rectores preponderantes en su interior ocasionó que las representaciones,
que iban más allá de lo local, no pudieran encarnar los intereses, algunas veces
contradictorios, de todas las regiones. Por ello, la diputación provincial de Sono
ra y Sinaloa no ostentó ese encargo tan decisivo en el concierto occidental. Fue
ron otros los elementos que empujaron a estas provincias hacia el federalismo.
24 Aiamán, 1985, t.V, pp.764-765. No conozco el decreto de ampliación de facultades para las
diputaciones provinciales. Nakayama, 1992, p. 81, dice que el decreto daba “amplio control y vigi
lancia sobre el manejo y administración de los caudales públicos de sus respectivas provincias, in
clusive la de suspender a los empleados de hacienda cuando éstos abusaran o no cumplieran con
sus deberes. Otra facultad [...] era la de presentar en terna los nombramientos de los empleados
de orden público, de hacienda y de la judicatura, exceptuándose solamente los de los miembros
de las audiencias, los de losjefes políticos y los de los secretarios de éstos”.
25 Benson, 1980,‘p. 85 en adelante.
26 Vázquez, 1993, p. 15.
LAS PROVINCIAS DE SONORA YSINALOA, 1821-1825 567
27 “Jura de! Plan de Iguala [en Rosario] ”, en Nakayama, 1982, pp. 32-36. Chirlín “hizo ver la
falta [al coronel Tarbe] de no haber acordado con las autoridades y que para impedir que el or
den público padeciese alguna alteración y todo quedase asegurado, pasase los oficios correspon
dientes” al ayuntamiento del lugar (p. 33).
568 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
28 “Serie de los sucesos notables relativos a los diferentes sistemas de gobierno que han rei
nado desde el primer grito de independencia en el pueblo de Dolores, acaecidos en el territorio
del mineral del Rosario. Rosario, noviembre 11 de 1826”, en Nakayama, 1982, pp. 30-31.
29 “Testimonio del Acta de la reunión convocada el 12de julio de 1823 y documentos que la
provocaron. Rosario, julio 16 de 1823”, en Nakayama, 1982, pp. 37-44.
30 Es conocida la visión tradicional sobre este periodo histórico de México, en que se da des
medida importancia a la actuación del ejército. Esta óptica parece estar presente, sobre este acon
tecimiento, en Vidargas df.l Moral, 1993, p. 429, y Nakayama, 1992, p. 75.
51 Este movimiento federalista no tuvo éxito. En los mismos días en que se fraguaba el mo
vimiento en Rosario, el congreso general expidió un decreto por medio del cual las dos provincias
LAS PROVINCIAS DE SONORA YSINALOA, 1821-1825 5 69
¿CONFEDERACIÓN O FEDERACIÓN?
quedaron separadas y con derecho a elegir a su diputación provincial. Es muy posible que la me
dida haya tratado de contrarrestar la creación de otra entidad independiente, como había sucedi
do con Xalisco, Yucatán y Zacatecas. Al conocerse la noticia, Urrea trató de salvar su pellejo polí
tico y obligó a los firmantes del "Plan de gobierno provisional” a que se retractaran. Todos lo
hicieron menos el padre Chirlín (Nakayama, 1992, p. 81).
52 Para las definiciones de confederación y federación que desarrollo, tomo como apoyo el
artículo de Lucio Levi sobre confederación (Levi, 1981, pp. 349-353).
570 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
Más que una asociación entre estados definidos, el pacto federal de 1823-1824
parece ser una reorganización estructural de provincias que para lograr el con
trol sobre su gobierno interior y lograr su progreso económico decidieron fe
derarse en entidades definidas por el todo.
No fueron representantes de estados libres y soberanos los que constituye
ron la república representativa popular federal mexicana. Fueron las provin
cias las que decidieron asociarse y convertirse en estados federados. En las ba
ses para elegir a los miembros del segundo congreso constituyente, aunque
mañosamente se llamó a los diputados representantes de la nación elegidos
por los ciudadanos de la misma, queriendo con ello quitar el mandato de re
presentatividad y delegación que hicieron las entidades convocadas en ellos, se
tomó a las provincias como base territorial para contar la población y el núme
ro de diputados correspondientes y no a los estados, que estaban descontentos
ss “Constitución federal de los Estados Unidos Mexicanos", en Tena Ramírez, 1987, pp. 167-
195. Para las facultades del congreso general, véase la sección quinta del Título III {pp. 173-176);
para las atribuciones del presidente, véase sección cuarta del Título IV (pp. 182-184); para las atri
buciones de la Suprema Corte de Justicia, véase la sección tercera del Título V (pp. 188-189), y so
bre las reglas generales a las que se sujetaran todos los estados y territorios en administración de
justicia, véase la sección séptima de este mismo título (p. 190).
34 Ibid,, pp. 191-192.
572 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
se fijó un principio general, a saber, que ni fuesen tan pocos que por su extensión
y riqueza pudiesen en breves años aspirar a constituirse en Naciones independien
tes, rompiendo el lazo federal, ni tantos, que por falta de hombres y recursos vinie
se a ser impracticable el sistema.37
Duda mucho [esta comisión] de haberse aproximado al acierto; pero sí está resuel
ta a oír en la discusión con respeto y deferencia a los Señores Diputados, y aun pa
ra evacuar todo error, ha dejado la puerta abierta para que la Constitución gene
ral, con mejores datos y luces más claras, sea donde se fije definitivamente este
punto.39
gunos casos las delimitaciones de las nuevas entidades satisficieron a los pode
res provinciales. En otros, los parámetros chocaron con las realidades regiona
les engendradas por los procesos económicos y sociales, lo que originó luchas
entre grupos de notables. Estos espacios históricos se vieron envueltos en una lu
cha desgastante para apropiarse del poder provincial de unas entidades creadas
bajo pautas organizativas extrañas a las que se habían fraguado y estructurado.
Los grupos provinciales impusieron el federalismo, pero entre ellos existían je
rarquías fundadas en su poderío económico y hegemonía provincial. A esto se
sumó, en algunas ocasiones, la buena representación que lograron de sus in
tereses en la tribuna parlamentaria al elegir individuos versados en las cuestio
nes jurídicas y políticas. Todos estos factores resultaron cruciales en la delimi
tación de fronteras.
La presión de los grupos provinciales y su fuerza y debilidad determinaron
el ajuste de fronteras y conformación de entidades federativas. En el primer ca
so, la hegemonía provincial, la presencia alcanzada en las pugnas contra el go
bierno general y el influjo de sus representantes se combinaron para obtener
buenos resultados. Esta faceta de la historia constitutiva de México no ha sido
estudiada con detenimiento. Por éjemplo, Coahuila (representada por Miguel
Ramos Arizpe) retuvo para sí la provincia de los Tejas, acontecimiento de gra
ves consecuencias para el futuro cercano de la bisoña nación; las élites de Mé
rida (representadas por Manuel Cresencio Rejón) matuvieron su hegemonía
y control sobre los grupos económicos de Campeche; Zacatecas (representada
por Valentín Gómez Farías y Francisco García Salinas) continuó ejerciendo
predominio sobre los grupos de Aguascalientes; la oligarquía de Guadalajara
(representada por Juan de Dios Cañedo yjuan Cayetano Portugal), que tantos
dolores de cabeza había dado al gobierno general, aunque perdió Colima,41
conservó el dominio sobre los prósperos grupos de Tepic y San Blas; Puebla
(con 17 diputados, entre ellos Rafael Mangino) consiguió detener la resolu
ción final del carácter político administrativo de Tlaxcala.
El otro lado de la moneda lo representaron los grupos regionales que, al
no tener la prestancia de los anteriores, tuvieron que conformarse con lo deci
dido por el congreso constituyente. El nulo dominio de su entorno provincial,
41 Al constituirse el Estado libre y soberano de Xalisco en 1823 incluyó entre sus partidos a
Colima. Por la división de intendencias en 1786, la provincia de Colima pasó a pertenecer a la de
Valladolid. Antes de esto, Colima estaba sujeta a lajurisdicción de la audiencia de Nueva Galicia.
La pugna por Colima se dirimió haciéndola territorio. En 1828, Xalisco volvió hacer el intento pa
ra recuperarla sin conseguirlo. En 1836, con la división centralista, pasó a formar parte de Michoa
cán; en 1847 volvió a ser territorio y fue hasta 1857 en que se le concedió la dignidad de estado
(“Colima”, en Enciclopedia de México, 1978, t. 2, pp. 577-579).
LAS PROVINCIAS DE SONORA Y SINALOA, 1821-1825 5 75
su languidez respecto a las demás élites del concierto nacional, y su escasa ex
periencia en tribunas parlamentarias fueron las razones de los que desfavore
cieron y tuvieran que asumir sus consecuencias. Éste fue el caso de Tlaxcala,
Tepic y Tehuantepec, y de Sonora y Sinaloa.
Para las élites regionales de Sonora y Sinaloa estaba claro, desde antes de la in
dependencia, que las dos provincias deberían formar entidades independien
tes entre sí. Sus mismos representantes ante el primer congreso constituyente
estaban por la división. Tanto la Memoria de 1822 firmada por Juan Miguel
Riesgo, Salvador Porras, José Francisco Velasco y Manuel José de Zuloaga, co
mo la Exposición de 1823, de Carlos Espinoza de los Monteros, apoyaban tal re
solución.44
Sin embargo, para mediados de 1823, los representantes de Sonora y Si
naloa optaron por sostener el establecimiento de una sola entidad. En la Ex
posición firmada por Simón Elias González, Juan Bautista Escalante y uno de
los Iriarte para apoyar el sistema federalista, manifestaron la necesidad de que
las dos provincias hicieran un solo cuerpo tanto por su identificación como
porque la unión les garantizaba ventajas materiales y espirituales.45 El cambio
de opinión sólo puede explicarse por la lectura que hicieron los representan
tes de los acontecimientos en que se vieron envueltos en el año de 1823, tan
decisivos para el futuro mexicano. La mayoría de las provincias se habían mo
vilizado a favor del federalismo y algunas se habían declarado estados libres y
soberanos, con lo que pudieron presionar más al gobierno general. Ante ese
panorama, los representantes juzgaron conveniente que esas dos provincias
presentaran un frente común y respetable ante el concierto nacional, además
de que la reunión de los caudales de las dos garantizaba un futuro promisorio.
En el escrito aludido se argumentó que más valía una corporación autorizada
que cincuenta sin este atributo y que la división reduciría los recursos y provo
caría anarquía administrativa.46
Como se puede observar, fueron varios los elementos que llevaron al esta
blecimiento del Estado de Occidente. Las circunstancias inmediatas prevale
cieron sobre las razones históricas. No se atendió a la dinámica regional que
en su desarrollo había formado nuevos espacios históricos que reclamaban un
reconocimiento y una nueva delimitación político-administrativa. Los repre
sentantes de las dos provincias se dejaron arrastrar por los sucesos de momen
to y no guardaron una posición previsora y atenta a las expectativas de sus éli
tes regionales.47
48 El intendente García Conde decía en 1813 que Ta de Sinaloa se halla enteramente aban
donada y muy retirada de la vista de los jefes". García Conde, 1951, p. 146.
49 “Ley para establecer las legislaturas constituyentes de los Estados Internos de Occiden
te, Interno del Norte e Interno de Oriente. México, febrero 4 de 1824”, citada en Nakayama,
1992, p. 82. Esto es otra prueba de la injerencia y el poder del gobierno general sobre algunas
de las entidades que le iban a constituir.
578 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
Es obligación del Estado proteger por leyes sabias y justas la igualdad, libertad,
propiedad y seguridad de todos sus habitantes, aunque sean extranjeros o tran
seúntes. Por tanto se prohíbe absolutamente la esclavitud en todo su territorio, así
como el comercio o venta de indios de las naciones bárbaras; quedando libres co
50 Colecáón de los decretos. Agradezco al maestro José Marcos Medina Bustos haberme facilita
do fotocopia de este impreso.
51 “Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos”, en Tena Ramírez, 1987, p. 191.
52 “Instituciones político-jurídicas en Sinaloa”, artículo citado en Nakayama, 1992, p. 131.
LAS PROVINCIAS DE SONORA YSINALOA, 1821-1825 5 79
58 Sobre las pugnas de las élites de Sinaloa, véanse Voss, 1982, pp. 45-47, y 1990, p. 138; Na
kayama ,1983, pp. 177-181, y 1992, pp. 85-131. En este trabajo no se atiende esta pugna; sólo trata
de lo que concierne al proceso histórico sonorense.
59 El obispo pidió la suspensión como diputados de José Francisco de Orrantía y Antonio
Fernández Rojo, eclesiásticos ambos. El asunto llegó hasta el gobierno general (Nakayama, 1992,
pp. 85-90).
60 A fines de 1824, el obispo escribió una carta pastoral titulada Defensa de la soberanía del
Altísimo (Espíritu Santo, 1824), en donde fundamentaba que la soberanía estaba en Dios y no en
los pueblos. El escrito levantó ámpula en el estado (por ejemplo, Quiroz, 1825) y en la ciudad
de México. El Aguila Mexicana, enero 30 de 1825, comentó el documento; Fernández de Lizardi,
1925, fustigó al obispo; el Payo del Rosario se lanzó no sólo contra la pastoral sino contra el obis
po, como lo había hecho en otras ocasiones (Villavicencio, 1825 [a, b y c]). También hubo de
fensores del punto de vista de fray Bernardo, como el anónimo aparecido en la capital del país
titulado Aiótanme en la plaza y no quiero que lo sepan en mi casa (Anónimo, 1825). Sobre este asun-
LAS PROVINCIAS DE SONORA YSINALOA, 1821-1825 581
Durante la primera mitad del siglo xix, la Iglesia no fue un factor político
determinante en Sonora.61 No fue así con el poder militar. Aún está por ha
cerse un estudio sobre el ejército como elemento político del México inde
pendiente, pues el papel de la corporación castrense en la organización polí
tica mexicana no ha quedado definido. Antonio Annino esbozó la hipótesis
de que la estructura militar tuvo como función en este periodo formalizar las
jerarquías sociales y que los pronunciamientos eran fuentes que racionaliza
ban su actuación política, regulando el conflicto y garantizando los pactos en
tre los grupos en disputa. Según esta interpretación, el ejército era una espe
cie de protector por encima de las élites en pugna.62
El ejército como cuerpo garante y concertador del orden interior del país
era un mandato constitucional;63 sin embargo, parece ser que la práctica real
del ejército iba mucho más allá de esto. Un estudio sobre la actuación de los
comandantes militares en los estados podría ayudar a deslindar la cuestión.
Los comandantes militares, nombrados por el gobierno general, provocaron,
desde los primeros años de vida independiente, conflictos en las provincias de
Sonora y Sinaloa. Mariano Urrea se negó a entregar su mando, desde 1823
hasta finales de 1824, a pesar de que, por tres ocasiones, el gobierno general
había nombrado a otros jefes. Estos hechos pusieron en peligro el desarrollo
constitucional de la nueva entidad.64 El gobierno general tuvo que enviar, a so
licitud del diputado del congreso constituyente Martínez Vea, un comisionado
para dirimir la situación.63
Los intereses personales de los jefes militares no fueron el único impedi
mento para que el ejército funcionara como mecanismo regulador. La ambi
ción individual estaba acompañada de la circunstancia de que los comandantes
militares forjaron alianzas con alguna de las élites regionales o, como el caso es
pecífico de Sonora, formaban parte de una de ellas. Estos dirigentes castrenses
to, véanse Nakayama, 1992, pp. 110-122; Nakayama, 1983, p. 178; Nakayama, 1980; Olea, 1946;
Olea, 1987, pp. 59-60.
61 Vázquez, 1989, pp. 205-210, principalmente, lanzó la hipótesis de que la Iglesia quedó anu
lada como factor político de peso durante las primeras décadas del México independiente.
62 Annino, 1984, pp. 13 y 14.
63 El presidente podía disponer de la fuerza armada para la seguridad interior de la federa
ción. Véase atribución X de la Sección cuarta del Título IV en “Constitución Federal de los Esta
dos Unidos Mexicanos”, en Tena Ramírez, 1987, p. 183.
64 En 1823 se negó a entregar el mando a don Antonio Narbona; en febrero de 1824 hizo lo
mismo con Simón Elias González. El 9 de abril de 1824 llegó una solicitud de Urrea al congreso
general para que se le conservara en su destino o se le diera retiro (Aríai constitucionales mexicanas,
1980, t. VIII, p. 95). Afines del mismo año, no sólo rehusó a dar el puesto a [osé Figueroasino que
se levantó en armas. El nuevo comandante Figueroa pudo sofocar el pronunciamiento. En junio
de 1825 fue aprehendido Urrea y se le acusó de haberse nombrado “rey de Sonora” y de preten
der separar a esta parte de toda la nación (Almada, 1990, p. 713).
65 El asunto se ventiló en sesión secreta (Muro, 1982, p. 195). Sobre este tema, véase Naka
yama, 1992, pp. 83-85.
582 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
66 Mariano Urrea era miembro de una de las familias prominentes de Álamos. Antonio Nar-
bona y Simón Elias González pertenecían a la élite de Arizpe. En una carta del obispo de Sonora
se hace evidente que la insubordinación de Urrea estaba apoyada en los intereses de grupos regio
nales: “no me mueve fin particular, ni esta carta lleva otro objeto que hacer ver a usted el errado
concepto en que acaso fundan sus planes aquellos sujetos que por desgracia lo rodean" (“Fray Ber
nardo del Espíritu Santo al Mariano Urrea. [Culiacán], marzo 18 de 1824, citado en Nakayama,
1992, p. 83). Esta característica facciosa y parcial de los comandantes militares en Sonora se acer
ca más a la actividad que presenta Vázquez, 1989, pp. 210-213, para la actuación del ejército en es
ta época. En esta misma parcialidad se movieron comandantes venidos de fuera como José Figue
roa y Mariano Paredes y Arrillaga.
67 Sobre José Figueroa, véase Alamada, 1990, p. 247. Llegó a ser tal el influjo de este militar
que, por decreto del 5 de septiembre de 1828, la Legislatura de Occidente cambió el nombre del
pueblo de Altar por el de Villa Figueroa (ibid., p. 43). Sobre la rebelión yaqui, véase Hernández Sil
va, 1991a.
CHIAPAS, ENTRE CENTROAMERICA
YMÉXICO, 1821-1826
583
584 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
AUTONOMÍA Y SEPARATISMO
das desde 1762, volvieron a unirse, y la gobernación del Soconusco quedó tam
bién incorporada a su jurisdicción. Gracias a la centralización administrativa
del territorio chiapaneco, a la creación, de hecho, de una nueva entidad, la in
tendencia de las Chiapas, Ciudad Real recuperó y sobrepasó su anterior jerar
quía. Desde el siglo xvi había sido el centro político de la provincia; desde en
tonces era también cabeza de obispado, y sus vecinos principales se preciaban
de su rancio abolengo de encomenderos y conquistadores. Ahora contaba
nuevamente con su propio ayuntamiento, y era sede de un gobierno con ma
yores facultades judiciales y administrativas. Puesto que en Chiapas existía so
lamente una república de españoles, el recién restablecido ayuntamiento se
convirtió en el principal espacio de actividad política, no sólo de la élite coleta
sino también de sectores cuyos intereses estaban afincados en otras regiones o
cabeceras de partido de creciente importancia económica, como Tuxda y Co-
mitán. Incluso cuando se estableció un ayuntamiento en esta última pobla
ción, la segunda en importancia de Chiapas, éste quedó supeditado directa
mente al de la cabecera; y como los ayuntamientos constitucionales no fueron
instalados sino hasta finales de 1820, y la diputación provincial sólo se institu
yó después de proclamada la independencia, el ayuntamiento de Ciudad Real
disfrutó largo tiempo de una posición privilegiada como representante exclu
siva de los intereses provinciales, así como también tuvo enorme injerencia en
el manejo de los recursos fiscales generados localmente.3
Los recientes estudios de Alma Margarita Carvalho y Michael Polushin4
han subrayado el importante papel que desempeñaron en la configuración po
lítico-territorial de la intendencia de Chiapas el ayuntamiento coleto, el cabildo
eclesiástico y la provincia dominica, así como la burocracia que vino a sustituir
el antiguo aparato de los alcaldes mayores, a la cual se incorporaron con pres
teza numerosos elementos de la élite coleta. Ciertamente, su interacción no
siempre fue armoniosa ni estuvo exenta de contratiempos o conflictos, pero si
algo caracterizó en general la vida política chiapaneca en este periodo que
comprende, entre otras cosas, la crisis española de 1808 y la guerra civil en el
vecino virreinato novohispano, fue el alto grado de cohesión de la élite local.
En esto influyeron, sin duda, ciertas características particulares de la sociedad
chiapaneca; por ejemplo, el reducido número de la población española, lo cual
hacía indispensable su unidad frente a una abrumadora mayoría de población
indígena, o el que debido a su propia condición marginal dentro del Reino de
Guatemala, Chiapas no atrajera demasiado el interés de funcionarios ni inmi
grantes de origen europeo. De hecho, hacia principios del siglo xix la mayor
parte de los funcionarios, empleados de la tesorería, subdelegados, jefes mili
tares, frailes, curas y miembros del cabildo eclesiástico eran chiapanecos, o bien
novohispanos como el obispo Sanmartín (1818-1821), o guatemaltecos como el5
6 Taracena, 1999, pp. 42, 74; Carvalho, 1994, pp. 142-143; Polushin, 1999, pp. 117-125; Ro
dríguez,1984.
588 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
6 Carvaliio, 1994, p. 172; Robl.es, 1813; Representación de Fernando Antonio Dávila, Ma
drid, 8 de julio de 1814, en bahd, v. V, núm. 1-2, 1994.
7 Informe.
CHIAPAS, ENTRE CENTROAMÉRICA YMÉXICO, 1821-1826 5 89
12 Acta del ayuntamiento, Ciudad Real, 28 de octubre de 1821, en Romero, 1877, p. 56.
15 Acerca de la anexión de Centroamérica a México, véanse Wortman, 1976, Rodríguez, 1984
y Vázquez Olivera, 1997.
CHIAPAS, ENTRE CENTROAMÉRICA Y MÉXICO, 1821-1826 591
mero estableció una magnífica relación con los dirigentes coletos, misma que
iba a adquirir una especial relevancia en los años posteriores (por lo pronto lo
eligieron entre sus diputados al Congreso). En sus informes a Iturbide, el an
tiguo insurgente enfatizó la necesidad de “redondear” el territorio mexicano,
incorporando para siempre esa provincia situada estratégicamente “á la espal
da de Tabasco y Yucatán”, y que a la vez colindaba con el istmo de Tehuante
pec, opinión coincidente con los criterios de la propia Junta Provisional Gu
bernativa, y que sin duda influyó en las subsecuentes disposiciones del
gobierno imperial con respecto a Chiapas.15
El 16 de enero de 1822, en respuesta a las gestiones de Solórzano, la Re
gencia decretó que esta provincia quedaba “incorporada para siempre” al
Imperio mexicano.16 No fue éste el caso de Honduras, Nicaragua o Quezalte-
nango, ni de la propia Guatemala, cuyas autoridades finalmente decidieron
anexarse al Imperio a principios de ese mismo mes, pues aunque se les otorgó
reconocimiento de fado como provincias del Imperio, su incorporación sólo
fue sancionada de manera formal seis meses más tarde, por medio de una re
solución legislativa que abarcaba a toda la audiencia en su conjunto.17 Desde
luego, el Congreso consideró necesario ratificar la anexión de Chiapas. Sin
embargo, aquel primer decreto simbolizó mejor que nada el carácter del pac
to bilateral establecido entre los ayuntamientos chiapanecos y la Regencia me
xicana. A lo largo de 1822, este vínculo representó enormes ventajas para una
y otra parte. Chiapas fue la plataforma desde la cual el general Filisola organi
zó su avance hacia el centro de Guatemala. Varios meses estuvo estacionado en
Ciudad Real, donde contó con el apoyo irrestricto de las autoridades provin
ciales, que lo aprovisionaron y le proporcionaron hombres para engrosar su
contingente. Incluso tropas chiapanecas se sumaron a la campaña que lanzó
en febrero de 1823 contra los republicanos de San Salvador. Aparte de ciertos
gastos, la presencia militar mexicana no representó mayores contratiempos pa
ra el gobierno local; por el contrario, contribuyó a consolidar la ruptura con
Guatemala pues evitó por completo cualquier posible represalia de su antigua
capital. Tampoco en materia administrativa la administración local la sujeción
al Imperio significó un menoscabo para la autonomía de la provincia. Desde
la proclamación de la independencia se habían suspendido las remisiones de
numerario a la Tesorería guatemalteca, pero no se reorientaron en dirección
a México. Igualmente fue respetada la Diputación Provincial y permanecieron
en sus cargos todos los empleados y los jefes militares. Ningún funcionario me
xicano puso pie en la provincia durante aquellos meses. Para cubrir la vacan
te que dejara la renuncia del intendente Batres hacia principios de 1822, Itur-
15 Mier y Terán a Vicente Filisola, Oaxaca, 3 de enero de 1822, en Valle, 1936, p. 110;Azca-
RATE, 1932.
16 Decreto de la Regencia, Romero, 1877, p. 63.
17 Artoí 1822, v. 2, p. 232.
CHIAPAS, ENTRE CENTROAMÉRICA YMÉXICO, 1821-1826 593
18 José Manuel Herrera a Filisola, México, 5 de noviembre de 1822, en Valle, 1936, p. 416;
La DP a Iturbide, Ciudad Real, 24 de noviembre de 1822, agn Gobernación s/s caja 28.
594 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
22 Carvalho, 1994, p. 169. De Vos, 1988, p. 37, GarcIa de León, 1985, v. 1, pp. 142-144.
596 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
25 Sobre la facción comiteca se conoce muy poco. Acerca de lino de sus dirigentes, el fraile
dominico Ignacio Barnoya, véase Barnova, 1970.
CHIAPAS, ENTRE CENTROAMÉRICA Y MÉXICO, 1821-1826 597
24 Entre los dirigentes mal llamados “pro guatemaltecos” puede mencionarse a los hermanos
Manuel y Marcial Zebadúa, de Tuxtla, Matías Ruiz, de Comitán y al dominico español fray Igna
cio Barnoya.
598 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
25 Decreto de lajunta Suprema, Ciudad Real, 31 de julio de 1823, conocido como “decreto
de bases”, en Larráinzar, 1996 p. 88.
26 Alamán a lajunta de Chiapas, 9 de julio de 1823, ahsre, exp. 2-11-2669; Alamán a Filisola,
México, 30 de julio de 1823, en Romero 1877, p. 279. Esta instrucción era acorde con los esfuer
zos realizados por el Supremo Poder Ejecutivo en aras de contener la oleada de pronunciamien
tos federalistas que agitaba el país. Por esos mismos días partía hacia Jalisco un ejército al mando
de los generales Nicolás Bravo y Manuel Negrete para imponer obediencia a las autoridades de di
cha provincia.
CHIAPAS, ENTRE CENTROAMÉRICA YMÉXICO, 1821-1826 599
27 Cfr. Vázquez Ol ivera, 2000. Resulta significativo que tanto la incorporación de Chiapas co
mo el proyecto de Tehuantepec fueron impulsados simultáneamente entre 1823 y 1824 por los
mismos dirigentes y operadores políticos dentro del gobierno y el Congreso mexicanos; entre
otros, Lucas Alamán, Manuel Mier y Terán, Tadeo Ortiz de Ayala, Carlos María de Bustamante, Lo
renzo de Zavala yjavier Bustamante.
28 Águila Mexicana, 3dejuliode 1823; Águila Mexicanay El Sol, 20-22 de octubre de 1823. Ma
teos, 1878 v. 2, p. 552. Desde el restablecimiento del Congreso, la noción de que independiente
mente de lo que pasara con las demás provincias centroamericanas Chiapas podía seguir siendo
parte de México se había ido asentando de manera aparentemente casual, en resoluciones legis
lativas de diversa índole. Por ejemplo, el 29 de marzo, una lista oficial de las provincias represen
tadas en el Congreso contemplaba separadamente a “Chiapas’’ y a las “Provincias de Guatemala”,
y más claro aún, el 9 de mayo, cuando el Congreso decretó la sustitución de las capitanías por co
mandancias generales y se hizo la enumeración respectiva, Chiapas figuraba en la lista. Diario 1823
v. 4, pp. 87 y 444.
600 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
unidas” como la propia debilidad de dicho gobierno determinaron que sus es
fuerzos resultaran fallidos; su encargado de negocios en México fracasó en ob
tener el apoyo de los ministros británico y norteamericano, y por más que se
esforzó no pudo contrarrestar la propaganda de Alamán ni tampoco revertir
la opinión mayoritaria de los legisladores en favor de la incorporación de
Chiapas.33
Con el propósito de supervisar conjuntamente el escrutinio de lajunta Su
prema, el secretario Alamán propuso a Centroamérica que ambas repúblicas
enviaran sendos comisionados y situara cada una un contingente militar en sus
linderos con Chiapas. Sin embargo, el gobierno de Guatemala se negó tajan
temente a ello, tal vez porque prefería no tener injerencia alguna en dicho
proceso para más tarde poderlo impugnar por la vía diplomática; además, en
un gesto de franca hostilidad, la Asamblea Nacional centroamericana aprobó
de inmediato la incorporación del Soconusco. El gobierno mexicano dispuso
entonces ejecutar de manera unilateral su propia iniciativa, gesto que terminó
de consolidar la posición de sus partidarios en Chiapas. Si bien aquellas tropas
tardarían casi un año en aproximarse al territorio chiapaneco, el solo anuncio
de su envío, así como el arribo en agosto del general Javier Bustamante, comi
sionado mexicano, contribuyeron a coartar cualquier posible reacción de los
ayuntamientos inconformes. El resultado del escrutinio se daba por desconta
do. De haberse mantenido el criterio de un voto por partido, el triunfo habría
correspondido a los partidarios de Centroamérica, pero de acuerdo con el sis
tema adoptado el resultado fue favorable a México por 96 829 “votos” contra
60 400. Sobre esta base, el 14 de septiembre de 1824 lajunta Suprema decre-
55 Cfr. Toussaint el al., 2001, cap. 1, y Vázquez Olivera, 2001. Las gestiones de Alamán estu
vieron acompañadas por un esfuerzo sistemático de información y propaganda. Puntualmente, el
secretario enviaba al Congreso cuanta noticia recibía procedente de Chiapas y Guatemala, en par
ticular los informes de Filisola, que también publicaba de manera regular en ElSoly El Águila Me
xicana. A su vez, éstos abrieron sus páginas a cartas de lectores y remitidos anónimos, reales y su
puestos, así como a una cantidad inusitada de noticias sobre Centroamérica. Muchas de estas
inserciones aludían a los problemas que perturbaban el escenario político centroamericano, lo
cual apuntaba a desacreditar a las autoridades de la república “rival” ante la opinión mexicana. To
do esto constituyó un importante insumo para las discusiones y las resoluciones parlamentarias
con respecto a Chiapas. Los manejos de Alamán fueron tan obvios que llegó a recibir reproches
en el mismo Congreso. Véase, por ejemplo, el reclamo de Manuel Cresencio Rejón en la sesión
del 18 de octubre de 1823. Águila Mexicana núm. 190, 21 de octubre de 1823. Como ejemplo ex
tremo de aquella campaña “periodística” puede mencionarse el esfuerzo por desacreditar la ca
pacidad intelectual del representante centroamericano en México, Juan de Dios Mayorga, el mis
mo día que se publicaba uno de sus vehementes alegatos contra la actitud asumida por el
gobierno mexicano. El Sol núm. 128, 20 de octubre de 1823. A su vez, dinero de por medio, Ma
yorga también tuvo acceso a la prensa mexicana, lo cual aprovechó para desarrollar una tenaz
contracampaña, igualmente copiosa. De este modo, tanto El Sol como El Águila dedicaron un es
pacio inusitado a las noticias sobre Chiapas y Centroamérica. De hecho, durante el segundo se
mestre de 1823 y buena parte de 1824, ningún otro tema de interés nacional, excepto los debates
del Congreso, recibió semejante cobertura por parte de estos periódicos capitalinos.
CHIAPAS, ENTRE CENTROAMÉRICA Y MÉXICO, 1821-1826 603
EL ESTADO 19 DE LA FEDERACIÓN
S4 Aquino y Corzo, 1994, pp. 244-267. Se inclinaron por México, Ciudad Real, Llanos (Comi
tán) , Huistán, San Andrés y Simojovel; por Centroamérica, Tuxtla, Tonalá, Ixtacomitán, Tapachu
la, Palenque y Tila. Ocosingo se abstuvo. Las cifras del escritunio son exageradas pues el padrón
utilizado inflaba la población de la provincia en cerca de 30 por ciento.
85 Carvai.ho, 1994, pp. 177-178, 252, 273.
36 Esta conclusión se desprende de examinar la trayectoria política de más de cien persona
jes chiapanecos entre 1808 y 1833. Base de datos elaborada por el autor.
37 Según señalaba a Anales de septiembre el general Bustamante, "los pueblos, y aun los in
dividuos han quedado en estado de naturaleza. No hay organización ni autoridades [... ] todas las
contribuciones han cesado absolutamente y á los empleados en todos los ramos de la administra
ción pública se les debe el sueldo de más de ocho meses”. Bustamante a Alamán, 23 de septiem
bre de 1824, agn, Gobernación s/s 76/4.
604 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
46 Hacia finales de aquel año, luego que Alamán dejó la Secretaría de Relaciones, Bustaman
te, hombre de su confianza, perdió casi por completo contacto con el ejecutivo federal, aunque
extrañamente el nuevo secretario se negó de manera reiterada a aceptar su renuncia.
47 agn, Gob. s/s 98/4, 98/6.
CHIAPAS, ENTRE CENTROAMÉRICA Y MÉXICO, 1821-1826 607
[...] se verá girar por todas partes sus cacaos de excelente calidad, su café tan bue
no como el de Moca, que es el más celebrado, su vaynilla, sus azúcares, su palo de
tinte incomparable, sus morales que surten un amarillo primoroso, su pita suavísi
ma ó ixtle, apta para todo género de cordage, su algodón, su añil ó indigo, su achio
te, que suple muy bien por el azafrán y lo excede en virtudes, su pimienta que es la
mejor que se conoce, sus maderas exquisitas, sus gomas; y con particularidad la elás
tica nombrada por allá ule, sus plantas medicinales, como la cañafístola, zarza parri-
609
610 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
lia, xalapa, el güiro, y una especie de quina llamada copakhi de singulares propieda
des, sus tintas finísimas que se extraen de varias plantas desconocidas por la Europa,
su xabon vegetable que por varias experiencias hechas a mi visita, no solo asea la ro
pa, sino que la preserva de la polilla, su finísimo almidón extraido de la yuca nom
brada mansa, pues no usan allá de la brava; y su aromático, suavísimo, y deleitoso ta
baco, sembrado a hurto por prohibido; y en cuyo lugar se abastecen las tercenas del
pésimo de Yucatán, para que allí se convierta en basuras con no poco perjuicio del
erario, y con el del público á quien se le vende lo que no se le había ofrecido, y á un
precio exhorbitante; véanse sino las ordenanzas de su estanco: por fin se verán girar
su arroz y diversas clases de frexol ó judihuelo de un gusto suave y agradable. Y pre
gunto ahora: todo este manantial inagotable de riquezas al paso de la redundaría en
bien de los Tabasqueños ¿no le rendirá a la Nación ventajosísimas utilidades?1
1 Cárdenas, 1979. En todo el texto se respeta la ortografía empleada en las fuentes originales.
2 Archivo General de la Nación (agn, en adelante) Grupo documental Ayuntamientos, vol. 183.
5 Ibid.
LA FEDERACIÓN DESDE TABASCO 611
Para entonces, nadie tenía la certeza de que el monarca Fernando VII hu
biera sido restituido desde su forzado abandono del poder en 1808 a conse
cuencia de la invasión napoleónica a España; mas su regreso al trono en 1814
restableció el absolutismo, canceló el régimen constitucional y sometió a los di
putados y partidarios de las Cortes a prisión o a vivir vigilados y con grandes di
ficultades. En Tabasco hubo varios movimientos de rebeldía en contra de Es
paña, como el del desprestigiado Atanasio de la Cruz, que tomó Huimaguillo
el 12 de febrero de 1816. El movimiento tuvo pocos alcances ya que, habiendo
sido procesado y condenado junto con otros infidentes, fue absuelto por Real
Gracia el 25 de enero de 1817.4
José Eduardo de Cárdenas se había reincorporado a su iglesia en Cundua-
cán y desde allí alcanzó a ver el final del proceso de la independencia, antes de
morir en los últimos días de 1821. Los municipios de Cunduacán, Macuspana
y Huimanguillo se unieron con rapidez al Plan de Iguala. El llamado “Glorio
so sistema independiente” se proclamó en Villahermosa el 5 de julio, hecho
que encontró a la provincia ya por entonces con una hacienda, un erario y un
tesoro en situación de penuria. Esa debilidad económica imposibilitaba la ad
ministración de cualquier gobierno. Por las acuosas tierras de esa provincia lle
gó Juan Nepomuceno Fernández Mantecón al mando de entre 300 y 400 vera
cruzanos, enviados a proclamar la independencia por Antonio López de Santa
Anna, comandante de sureste, quien desde Córdoba les había hecho un llama
do el 28 de julio de 1821:
Santa Anna y Agustín de Iturbide, primer Jefe del Ejército Imperial de las Tres
Garantías, que el 30 de septiembre se deshicieron en elogios sobre la actua
ción de Fernández Mantecón.
En el mismo año, la Soberana Junta Suprema Provisional Gubernativa di
vidió el territorio del naciente país en seis capitanías generales, y Tabasco que
dó integrada a la que formaban Veracruz, Puebla y Oaxaca. De acuerdo con
la Constitución de Cádiz, se eligió el Ayuntamiento Constitucional de Villaher-
mosa, integrado por diez personas y un secretario, entre ellas Francisco Beian-
curt y Peralta, Marcelino Margalli, Ramón Albares y Atanasio de la Cruz Díaz.6
Establecido el Soberano Congreso Constituyente el 24 de febrero de 1822,
pronto tuvo un enfrentamiento con el regente Iturbide, que no obstante sería
declarado emperador después del motín popular del 18 de mayo y el voto ma-
yoritario del Congreso. Este movimiento capitalino no podía prever la reac
ción de las provincias. En Tabasco, tocó a Manuel María Leyton proclamar
emperador a Agustín de Iturbide en una ceremonia realizada en la Plaza ma
yor de Villahermosa el 10 de junio de 1822; José Rincón hizo el elogio al em
perador:
9 No deja de ser sintomático que apenas el 23 de enero de 1823, Rincón diera muestras de
su profunda adhesión al Imperio al denunciar a Atanacio Arochena quien, habiendo llegado de
Chiapas, era “un emisario de los republicanos, crueles enemigos de su propia patria” y aprovecha
ba para reiterar su fidelidad al “magnánimo emperador Agustín lo. y Gobierno Monárquico mo
derado adoptado por el memorable Plan de Iguala", agn, Gobernación, vol. 56, exps. 6, 1 y 2.
10 agn, Gobernación, vol. 44, exp. 17, ff. 1.
614 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
EL APRENDIZAJE REPUBLICANO
El tercero afirmaba:
Dichosa Habana, dichoso pueblo que los recordó el lucero del alba y han procla
mado a nuestro enviado Fernando Séptimo por Rey. Alerta, alerta tabasqueños,
La nube del imperio y sus proclamas nos tienen fiscalizados con las sangrías, con
tribuciones de los pies a la cola nos han pelado. Se acabaron las minas, se acaba
ron las contribuciones, se acabo la autoridad, ese Congreso quedará bajo el domi
nio español, Viva Fernando, viva España, vivan los americanos, viva la religión,
vivan los sacerdotes con religión.16
Las sospechas recayeron sobre don José María Alpuche e Infante, cura de
Cunduacán, acusado de subversión y de querer separar la provincia de Tabas
co del gobierno de México para agregarla al de Yucatán.19 Se le acusó de ha
ber actuado junto con otros cuatro presbíteros, consultado con el Vicario in ca-
pite Prebendado don José Fulgencio Quiroga, si debería continuar las preces
en la colecta por el ex emperador: aparentemente, ese motivo hizo abrir cau
sa contra el prelado. Don José Rincón, en su carácter de Jefe político, se encar
gó de apresar y expatriar al acusado y separar al párroco de su jurisdicción,
apoyado en la resolución del juzgado eclesiástico (sin oír ni al promotor fiscal
de la Curia o al reo), aun cuando los legisladores no estuvieron de acuerdo, ya
que Rincón no contaba con atribuciones para ello, según expresaron al minis
tro de Justicia y Negocios Eclesiásticos, don Pablo de la Llave, el 24 de noviem
bre de 1823.20 El asunto expresa la paradoja de legisladores que rechazaban la
herencia colonial pero conservaban los fueros eclesiásticos y militares.21
Se llegó a creer que la publicación de los pasquines podría estar vincula
da al hecho de la voluntad de algunos tabasqueños de unirse a Yucatán, pues
to que aceptaba la adhesión a México pero como república. En una reunión
realizada en el Ayuntamiento de Villahermosa, José Rincón preguntó a cada
vocal si sabía de la existencia de un movimiento de pueblos que desearan unir
se al gobierno republicano de Yucatán. La respuesta fue de completa negativa,
pof haber jurado al Soberano Congreso Mexicano y al Supremo Poder Ejecu
tivo, Mostraron también su lealtad a la Diputación Provincial y a los ayunta
mientos, por lo que hicieron conocer tal postura.22
El 14 de enero de 1824, en Tabasco se declaró, por su forma de gobierno,
republicano, representativo, popular y federal en el marco del derecho im
prescindible de la independencia. Significaba el éxito inmediato de la ten
dencia que pugnaba por la existencia de estados libres y soberanos, inspirados
en la federación de Estados Unidos de América, en oposición a un gobierno
centralizado. Prevalecía también la orientación gaditana que hacía residir la
soberanía radical y esencialmente en el pueblo, que daba fundamento a la na
ción, pero delegada en representantes, puesto que no podía autogobernarse
en masa. La federación planteaba problemas, de los cuales uno de los princi
pales recaía en las dos soberanías, la de la nación y la de los estados. Por ello
es importante entender cómo triunfó la posición que garantizaba soberanía
a los estados, bajo la tesis de que éstos eran soberanos, por lo que la nación lo
participa y cede y “[...] así es como nace el pacto federal, de manera dialécti
ca, de un forcejeo doctrinal, mejor dicho político, puesto que la inmensa ma
19 Aunque no existen pruebas sólidas, se decía entonces que surgían opiniones de que Yuca
tán y Chiapas debían formar un solo centro de gobierno separado de México. Gil. ySaknz, s.f., p. 184.
20 El Águila Mexicana, suplemento, núm. 263, 2 de enero de 1824.
21 Hamnett, 1994.
22 El acta del ayuntamiento fue rescatada por Manuel Mestre Gbigliazza y se puede consul
tar en Arias, el al, 1985, pp. 129-130.
618 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
yoría tienen una misma noción acerca de la soberanía; precisamente por esta
razón se produce la oposición fundamental entre quienes la reservan a la na
ción y quienes la quieren para los estados”.23
Sin embargo, el Congreso Constituyente hizo la declaratoria de la Federa
ción el 7 de febrero, comunicada por José Antonio Rincón mediante una cir
cular en la que expresaba a las corporaciones políticas del estado hasta el últi
mo grado “[...] cuáles son los heroicos sentimientos de los Supremos Poderes
en favor de la Patria, único objeto que ha llamado siempre sus Paternales mi
ras para hacer felices a los estados de la federación y elevarlos a su propio en
grandecimiento”.24 Desde el 1 de febrero, el Supremo Poder Ejecutivo había
dado a conocer el protocolo dirigido a las autoridades y corporaciones para ju
rar el Acta Constitutiva.25 El Jefe político de la Provincia de Tabasco también
dio a conocer la suprema disposición del 8 de enero para establecer las legis
laturas de los estados y, por lo tanto la suya propia.26
El 21 de marzo de 1824 se hizo publica por todo el territorio tabasqueño
el Acta Constitutiva de la Federación Mexicana.27 En Villahermosa se reunie
ron, por la Diputación Provincial, los señores vocales Agustín Ruiz de la Peña,
Antonio Serra y Aulet y Rafael Álvarez, propietarios, y suplentes Francisco Díaz
del Castillo, Rafael Fernández y Pedro López, y el Comandante General, Jefe
Supremo Político, coronel José Rincón, y por el Ayuntamiento de la capiul,
Marcelino Margalli, Manuel Martí, José Valdéz, Juan Javier, José María Ruiz,
Marcelino Gil, José del Rosario Ortiz, Estevan Fernández y Andrés Joaquín Ló
pez. También estuvieron el administrador general de Correos, Pedro José Fer
nández, los empleados de Hacienda Nacional, Lorenzo Ortega y Santiago Sal
dívar y el teniente vicario incápite Manuel Antonio Tello. Todos se dirigieron
a la Capilla auxiliar de Nuestra Señora de la Concepción, donde se celebró la
publicación del acu. Después de canUr un solemne Te Deum, hubo toque de
campanas y cuatro descargas de artillería. El Jefe político y el primer vocal de
la Excelentísima Dipuución Provincial juraron obedecer el AcU Constitutiva
de la Federación Mexicana. Después hicieron lo pertinente, el Ilustre Ayunta
miento y demás autoridades presentes.28 Para formar el Congreso Constituyen
te esuul, contribuyeron unto la Dipuución Provincial (formada apenas hacía
un año) como el Ayunumiento de Villahermosa.29 Los dipuudos fueron ele-
gidos sin que sepamos la fecha exacta ni el procedimiento, pero instalado co
mo Congreso, de acuerdo con la ley correspondiente y el Acta Constitutiva de
la Federación Mexicana. De acuerdo con el artículo lo., se declaró instalado
legítimamente y en plena actitud de ejercer sus funciones. Expidió la ley orgá
nica y, entre otras cosas, decretó que don Pedro Pérez Medina, jefe político ce
sante y primer vocal de la ex Diputación Provincial, continuara en sus funcio
nes hasta que el mismo Congreso nombrara al Ejecutivo del estado.
Como diputado al Segundo Congreso Constituyente, Tabasco eligió al
presbítero José María Ruiz de la Peña, a quien correspondió solicitar la ratifi
cación de la calidad de estado, propuesta que fue aceptada.30 El 8 de mayo de
1824, el Congreso estatal eligió a Ruiz de la Peña como gobernador. Dado que
el comandante don José Antonio Rincón se negó a prestar juramento de obe
diencia al H- Congreso del Estado y, además, se colocó en lucha abierta contra
el gobernador, tanto que éste tuvo que trasladarse a Cunduacán, en el centro
de la región de La Chontalpa, el 26 de mayo. Después de un enfrentamiento,
Rincón fue capturado y encarcelado. Su fama como militar dejaba mucho que
desear, su “carácter agrio” y su “dureza” en el trato a los demás lo habían con
vertido en un verdadero “tirano”. Las familias más distinguidas de Villahermo
sa, cansadas de sus excesos, le tendieron la trampa. Con la noticia de que su pa
dre había muerto, organizaron la emboscada que lo condujo a prisión. Pero su
hoja de servicios contradice estas aseveraciones, pues por entonces contaba
con 46 años de edad y se le reconocía su labor en el regimiento de infantería
de línea en Veracruz de 1816 a 1821; temprano se había adherido al Plan de
Iguala y el primer jefe del Ejército Trigarante le había encargado la organiza
ción de la primera y segunda divisiones de la Costa Norte, desde esa fecha has
ta el 14 de octubre de 1823, en que se le nombró al Cuerpo Nacional de Inge
nieros y Estado Mayor General del Ejército; el 17 de septiembre de 1825 se le
otorgó el cargo como coronel efectivo del 6o. batallón permanente por despa
cho del presidente de la República.31
de cargos, entre ellos Santiago Duque de Estrada, Fernando María de los Toyos,
Juan Esteban Campos, Manuel José Hernández, Rudencio María Hernández y
Manuel Ayala. El primer decreto proclamó al Congreso constituyente del “Es
tado libre independiente y soberano de Tabasco, elegido con arreglo a la ley de
su instalación y a la Acta constitutiva de la federación mexicana”, y establecía la
organización provincial del gobierno interior del Estado, compuesto por todos
los partidos que comprendía la provincia. Se instalaba legítimamente y con ca
pacidad para ejercer sus funciones. Los diputados se consideraban inviolables
por sus opiniones y dictámenes. Se adoptó al mismo tiempo la forma de gobier
no de una república representativa popular y federal, dividida en tres poderes;
legislativo, ejecutivo yjudicial, residiendo el primero en el Congreso. Entre sus
funciones más importantes estaba establecer el detalle provisional del gobierno
interior y la capacidad de sancionar la constitución particular del estado, luego
de que se sancionara y publicara la general de la nación. Asimismo, establece
ría todo lo concerniente al sistema de su hacienda. Por el artículo 5o.; “El Con
greso nombrará el Poder ejecutivo cuyo encargo se ejercerá por una sola per
sona con el título de gobernador del Estado”. Sus funciones serán las ordinarias
que ejerce ese poder en toda la nación. El Congreso nombrará también un vi
cegobernador que “[...] sólo entrará en funciones por ausencia, enfermedad
o muerte; y en tal caso, tendrá las mismas facultades que el gobernador del Es
tado”. El artículo 9o. mencionaba que los ayuntamientos, así como las corpora
ciones y autoridades tanto civiles como militares y eclesiásticas, continuarían en
las funciones que les estaban encargadas, con arreglo a las leyes que regían.32
Una serie de decretos inició la institucionalización del nuevo gobierno. El
decreto número tres trasformó la secretaría de la Diputación Provincial en Con
greso del Estado33 y el número cinco determinó que a todos los decretos los
acompañaría la leyenda: “El gobernador del estado nombrado por el Congre
so Constituyente a todos los que presenten vieren y entendieren sabed”.34 El
número siete acordó que el tratamiento que recibiría el gobernador del estado
será de “Excelencia”35 y el ocho fijó que todos los empleados, autoridades, cor
poraciones propias del estado, civiles y militares debían presentar juramento de
obediencia al Congreso Constituyente, y la forma en que se cumpliría median
te esta fórmula de juramento: “¿Reconocéis la soberanía e Independencia del
Estado de Tabasco en orden a su gobierno interior, representada por su congre
so constituyente elegido con arreglo a la acta constitutiva y ley de convocatoria?
Si reconozco. ¿Juráis obedecer y observar las leyes y decretos que de él emanen?
Si juro. Si así lo hicieréis Dios os lo premie, y si no el Estado os la demande”.36
32 agn, Gobernación, leg., 43, exp. 17, veáse también: Colección... Tabasco, 1825.
33 agn, Gobernación, leg. 43, exp. 3.
34 agn, leg. 43, exp. 5.
35 agn, leg. 43, exp. 4.
36 agn, leg. 43, exp. 28.
LA FEDERACIÓN DESDE TABASCO 621
41 Rodríguez, 1993a.
42 El decreto respectivo es interesante por la claridad del discurso que lo justifica: “El Con
greso Constituyente del Estado de Tabasco, consecuente en protejer los principios de una justa li
bertad y de precaber los abusos introducidos por la antigua dominación, haciendo efecto comer
ciable de la especie humana, ha tenido a bien sancionar lo siguiente como punto constitucional:
Art. 3o.: El Estado está obligado a conservar y protejer por leyes sabias yjustas la libertad, igualdad,
propiedad y seguridad de todos sus individuos; por lo mismo prohíbe la introducción de esclavos
en su territorio y declara libres a los hijos que nacieran de los que actualmente existen en él”. AGN,
Gobernación, leg. 43, exp. 18.
LA FEDERACIÓN DESDE TABASCO 623
Aunque las juntas municipales las elegían todos los ciudadanos en ejer
cicio de sus derechos, para ser elector municipal la edad aumentaba a 25
años o a 21, en caso de ser casados. Las juntas electorales estarían compues
tas por todos los electores municipales, uno por cada ayuntamiento, reuni
dos en la capital. Los diputados al Congreso del estado serían uno por cada
ayuntamiento. Para ser electo gobernador o vicegobernador (que sólo entra
ría en funciones en ausencia del titular), se requería reunir cuando menos
las dos terceras partes de los votos, y si ningún candidato reunía ese núme
ro, los que hubieran reunido la mayor votación competirían en un segundo
escrutinio; en este se declararía electo aquel que obtuviera la mayoría. El pe
riodo era de cuatro años y se permitía la reelección sólo después de transcu
rrido un lapso igual.
El Congreso podía determinar que se realizara “nueva elección” en caso
de fallecimiento del gobernador y vicegobernador o por cualquiera otra cau
sa que les imposibilitara continuar en sus funciones. Se encargarían de las elec
ciones las juntas electorales compuestas por todos los electores municipales,
reunidos en la capital el cuarto domingo del mes de junio, que serían presidi
das por el Jefe de policía, quien también ocuparía el cargo de vicegobernador.
Procedían a la elección de los diputados al Congreso del Estado, uno por ca
da ayuntamiento de partido (11) y un suplente por cada tres. Para ser electo
diputado, se requería ser ciudadano en ejercicio de sus derechos, haber cum
plido 25 años y haber nacido o tener residencia mínima de cinco años en cual
quiera de los pueblos del estado.
Para ser gobernador o vicegobernador, se requería igualmente ser ciuda
dano con todos los derechos, contar con 30 años de edad y haber nacido en el
estado o en cualquier otro, con ocho años de residencia. Los postulantes de
bían reunir cuando menos las dos terceras partes de los votos. De no lograrse
este requisito en la primera votación, se iba a una segunda en la que los dos
que hubiesen obtenido el mayor número de votos se presentaban y quedaba
electo el que obtuviera la mayoría simple. De haber empate, se dejaba a la suer
te y el segundo lugar era electo vicegobernador.43
Un punto de gran interés era el de la formación de los ayuntamientos
constitucionales que cuidarían la “policía, salubridad y gobierno interior” de
los pueblos. Se establecía que estarían compuestos “de uno hasta tres alcaldes,
de dos y hasta doce regidores, y de uno a tres procuradores síndicos, según el
número de ciudadanos en el ejercicio de sus derechos de que se componga el
pueblo y su comarca”. Cada ayuntamiento tendría un “secretario perpetuo ele
gido por él mismo a pluralidad absoluta de votos y dotados de los fondos del
común”. Ordenaba, además, que tanto “las juntas como los ayuntamientos se
rán elegidos popularmente por los ciudadanos” y que “las juntas de policía se
rán renovadas en su totalidad cada año”. En todos los pueblos, se establecerían45
45 Pina, 1998.
624 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
44 Constitución política del Estado Libre de Tabasco, formada por su Congreso Constituyente en febre
ro de 1825, Impresa en Campeche por el ciudadano Carlos M. Florez, firmada en Villahermosa,
capital del Estado de tabasco, por Manuel Ayala y Domínguez, Presidente; Juan Dionicio Marcin,
Juan Esteban Campos, Juan Mariano de Sala, Rudencio María Hernández Bayona, Manuel José
Hernández, Santiago Duque de Estrada; Manuel Antonio Ballester y Agustín Mazó, secretarios.
45 agn, Gobernación, leg., exp. 19.
46 Ibid.
47 ac.n, Gobernación, leg. 43, exp. 22.
48 Vázquez, 1993, p. 16.
LA FEDERACIÓN DESDE TABASCO 625
LA VIDA POLÍTICA
gos”. Por eso consideraba urgente que “las autoridades deben fijar su atención
en todas sus operaciones, si es que aspiran a sostener a la independencia y la
república federada, y que finalmente es preciso se aleje, cuanto sea posible, y
se separe de los puestos de influencia a esos hombres que deben inspirarnos
justas desconfianzas. Así piensan y pensarán siempre los verdaderos indepen
dientes”.51 El gobernador Ruiz fue despojado de su cargo yjuzgado en la ciu
dad de México por órdenes del general Manuel Mier y Terán, secretario de
Guerra.52 *
Por ese motivo, la Constitución fue jurada por el vicegobernador Pedro
Pérez Medina el 27 de febrero de 1825,55 según las disposiciones del Congre
so que no había olvidado ningún detalle. Se ordenó preparar papeletas de
convite a todas las corporaciones y empleados civiles, militares y eclesiásticos.
A las 3 de la tarde, en la sala constitucional prestarían juramento el Secretario
de gobierno, el Ayuntamiento de la capital, el vicario incápite, el administra
dor principal de rentas y el comandante del batallón de la milicia local. Habría
después un solemne paseo del Palacio del Estado a la plaza principal, donde
“concluida la lectura se harán vítores, primero por el Soberano Congreso Ge
neral, segundo por el Honorable Congreso del Estado, y tercero por la Cons
titución General de la Federación y por la particular del estado. Y concluido
esto se retirarán los concurrentes al lugar destinado para continuar el regoci
jo”; éste concluyó frente a “una mesa de refresco” preparada por el Ayunta
miento.54
La de Tabasco fue la cuarta constitución promulgada en el país, precedi
da por la de Jalisco que la proclamó el 18 de noviembre de 1824, y la de Oa
xaca y de Zacatecas que lo hicieron el 10 y 17 de enero de 1825, respectiva
mente. El Congreso del estado se concentró en reorganizar su territorio para
deslindarse del que correspondía a Veracruz, Chiapas y Yucatán. Para el 25
de marzo se habían estructurado los tres departamentos: el de la capital, con
su cabecera en Villahermosa con 21 pueblos y un total de 17 646 almas; el de
la Sierra, con cabecera en Teapa, con 13 pueblos y 20 412 habitantes; y el de
la Chontalpa con cabecera en Cunduacán, con 15 pueblos y 16 774 almas.
No obstante, el Congreso, a fin de prevenir cuestionamientos, propuso que
a cada pueblo se le otorgaran “por cada rumbo mil varas de tierra en circun
ferencia”. También establecía que “El territorio de cada pueblo del partido,
será el mismo que ha reconocido; pero si hubiere alguno dudoso en esta de
marcación por no haberla tenido, será su territorio la mitad de la distancia
que hay de uno a otro”. Dejaba la posibilidad de que en caso de inconformi
dad el ayuntamiento del partido nombrara una comisión en su seno para di
rimir la discordia.55
El estado se extendía territorialmente a lo que había sido la provincia del
mismo nombre, compuesto por los pueblos cabecera que para entonces tenían
las siguientes características:
Nacajuca 10 11 1 354
De la Sierra Teapa 1 2 1 116
Tacotalpa 3 4 1 088
Jalapa 4 5 871
Macuspana 3 4 998
De la Chontalpa Cunduacán 6 11 . 2 252
JalPa 9 10 1 396
Villahermosa 9 301 10 10 10
Usumacinta 2611 31 70 0
Nacajuca 5 674 20 70 10
Teapa 5 802 0 87 0
Tacotalpa 5 423 3 34 0
Jalapa 4 573 10 39 0
Macuspana 4614 16 131 16 ,
Cunduacán 9 987 14 42 422
Jalpa 6 787 12 7 103
Fuente: Manuel Mestre Ghigliazza, Documentos para la historia de Tabasco, México, Universidad Juá
rez Autónoma de México, 1984, tomo I, pp. 292-294.
55 agn, Gobernación, leg. 43, exp. 32-33-34 y Martínez Assad, 1996, pp. 21-23. Santa Anna
arrebataría a Tabasco en 1854 casi todo el partido de Usumacinta y el territorio de la isla del Car
men. En cambio, posteriormente se sumó Huimaguillo, que había pertenecido a Veracruz.
628 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
CONCLUSIÓN
56 agn, Gobernación, leg. 43-A, exp. 1 y Colección... Tabasco, 1827, tomo III, p. 57.
57 Publicado por la Oficina del Estado dirigida por el C.C.M. Flores, agn, Gobernación, leg.
43-A, exp. 3.
LA FEDERACIÓN DESDE TABASCO 629
FUENTES PRIMARIAS
ARCHIVOS
631
632 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
FONDOS
BOLETINES
REVISTAS
Historia Constitucional
Historia Mexicana
Historias
Ibero-Amerikanisches Archiv
Journal of Latín American Studies
Memorias de la Academia Mexicana de la Historia
Relaciones. Revista Americana de Ciencias Sociales
Revista Coahuilense de Historia
Revista Mexicana de Sociología
Siglo XIX. Revista de Historia
The Américas
Quarterly of the Texas State Historical Association
HEMEROGRAFÍA
La Abeja Poblana
El Águila Mexicana
El Caduceo de Puebla
Correo Americano del Sur
La Cucarda, Oaxaca, 1851
El Diario de Michoacán
El Diario de Yucatán
Diario Redactor de México
Gaceta del Gobierno Imperial de México
Gaceta Diaria de México
El Iris deJalisco, 1824-1825
La Oposición
Periódico Constitucional de Mérida Yucatán
El Sol. Diario Político y Literario
La Voz de la Verdad, Oaxaca, 1899
La Zona de Luz
Acta Constitucional
1823 Acta Constitucional presentada al Soberano Congreso Constituyente. Por su
Comisión, el día 20 de noviembre de 1823. México: Imprenta del Su
premo Gobierno.
Acta Constitutiva
1824 Acta Constitutiva de la Federación Mexicana. México: Imprenta del Su
premo Gobierno.
634 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
Actas de la Excma.
1813-21 Actas de la Excma. Diputación Provincial de Yucatán. México: Instituto
Mora. Proyecto rescate de fuentes, Actas de las Diputaciones Provin
ciales.
Archivo
1942 Archivo de la historia de Yucatán, Campeche y Tabasco. México: Impren
ta Aldina, Robredo y Rosell, tomo I.
Archivo Histórico Diplomático
1986 Guadalupe Victoria: correspondencia diplomática. México: Secretaría de
Relaciones Exteriores.
Archivo Municipal de Saltillo
1998 El federalismo y otros temas. Saltillo: Gobierno del Estado de Coahuila
de Zaragoza.
Arreglo de Tribunales
1813 Decreto de las Cortes generales y extraordinarias del reino sobre arreglo de tri
bunales y sus atribuciones. México: Manuel Antonio de Valdez [docu
mento en Biblioteca Nacional, Colección Lafragua, vol. 1517, docu
mento 8].
Ayuntamiento de Zacatecas
s.f. El Ayuntamiento de Zacatecas acompaña a su oficio del 29 de enero último
las listas de los individuos electos diputados a cortes y vocales para la Dipu
tación Provincial. Por D. Alejandro Valdés, Impresor de Cámara del
Imperio.
Bando de Luis Quintanar
1823 Bando de Luis Quintanar, Condumex, Bandos Jalisco, núm. 1.
Bases
1876 “Bases para las elecciones del nuevo Congreso (17 de junio de 1823),
en Dublán y Lozano, tomo I, pp. 651-657.
Blázquez, Carmen .
1986 Estado de Veracruz. Informes de sus gobernadores, 1826-1986. México: Go
bierno del Estado de Veracruz.
Bosquejo estadístico
1823 “Bosquejo estadístico de la célebre ciudad de Tlaxcala y su territo
rio", en El Sol. Diario Político y Literario, núm. 177, 8 de diciembre de
1823.
Carta del gobernador de Puebla al deJalisco
1823 Carta del gobernador de Puebla al deJalisco. Puebla: Reimp. en la Of. de
Juan Cabrera. Condumex, Miscelánea Varios Autores, núm. 9, doc.
60 bis.
Carta de Quintanar a Lucas Alamán
1823 Carta de Quintanar a Lucas Alamán, secretario de Relaciones Exteriores e
Interiores, en la que manifiesta su firme decisión de apoyar el federalismo.
acej, legajo 1823.
636 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
Comprensión
1876 “Comprensión del territorio de la provincia de Querétaro” (22 de
agosto de 1822), en Dublán y Lozano, tomo I, p. 666.
Congreso
1823 Voto particular del señor Gómez Farías, como individuo de la comisión espe
cial nombrada por el Soberano Congreso para examinar la cuestión de si se
debe o no convocar un nuevo congreso. México: Imprenta Nacional, en
Palacio.
1824 Dictamen sobre previsión de beneficios eclesiásticos y ejercicio del patronato Ín
terin se arregla este punto con la Silla Apostólica. México: Imprenta del
Supremo Gobierno, en Palacio.
1825 Voto particular que sobre el punto del patronato eclesiástico presentó al Sobe
rano Congreso Constituyente de la Federación Mexicana el Sr. Diputado José
Miguel Ramírez. México: Imprenta del Supremo Gobierno, en Pala
cio.
Crónicas del Acta Constitutiva
1974 Crónicas del Acta Constitutiva. México: Cámara de Diputados.
Crónicas de la Constitución Federal
1979 Crónicas de la Constitución Federal de 1824. México: Secretaría de Go
bernación, 2 vols.
Decreto Constitucional
1876 “Decreto constitucional para la libertad de la América mexicana,
sancionado en Apatzingán, 22 de octubre de 1814", en Dublán y Lo
zano, tomo I, pp. 433-451.
Demarcación
1876 “Demarcación del territorio de la provincia de Chihuahua". Decre
to del Congreso General del 27 de julio de 1824, en Dublán y Loza
no, tomo I, p. 710.
Diario de sesiones
1823 Diario de sesiones del Congreso Constituyente de México. México: Oficina
de Alejandro Valdés.
Diario de las sesiones
1821 Diario de las Sesiones de la SoberanaJunta Provisional Gubernativa del Im
perio Mexicano. México: Oficina de Alejandro Valdés.
1980 “Diario de las sesiones del Congreso Constituyente de la federación
mexicana. Sesiones del mes de junio y julio de 1824”, en Actas Cons
titucionales.
Dictamen
1822 Dictamen de la Comisión de Hacienda, sobre una contribución predial. Mé
xico: Imprenta Imperial.
1822a Dictamen de la Comisión Especial de Convocatoria para un nuevo Congreso.
México: Imprenta del Águila.
1823 Dictamen que sobre la renta del tabaco ha presentado al Soberano Congreso
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA 637
Instrucción reservada
1831 Instrucción reservada que el conde de Revillagigedo dio a su sucesor en el
mando, Marqués de Branáforte, sobre el gobierno de este continente en el
tiempo que fue virrey. México: Imprenta a cargo del C. Agustín Guol.
Juicio... Arizpe
1986 Juicio político en España contra Miguel Ramos de Arizpe. México: Senado
de la República, 2 tomos.
Libro de Actas... Jalisco
1975 Libro de Actas del Honorable Congreso del Estado deJalisco. (1 deenero-31
de mayo de 1824), Guadalajara: Poderes de Jalisco.
Manifiesto... Xalisco
1823 “Manifiesto que hace la diputación provincial del estado libre de Xa
lisco del derecho y conveniencia de su pronunciamiento en repúbli
ca federada”, en Colecáón, 1874.
Manifiesto... Yucatán
1824 Manifiesto del Congreso del Estado Libre de Yucatán a los habitantes de los Es
tados de la Gobernaáón mexicana. Mérida: Oficina Republicana del Sol.
Mateos, Juan A.
s.f. Historia parlamentaria. México: Partido Revolucionario Institucional,
tomo II.
1877 Historia Parlamentaria de los Congresos Mexicanos, 1822-1824. Primera
Epoca. México: V.S. Reyes, tomo II.
1878 Historia Parlamentaria de los Congresos Mexicanos. México: Imprenta de
J.E de Lara.
1997 Historia Parlamentaria de los Congresos Mexicanos. México: LVI Legisla
tura. Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión-Miguel An
gel Porrúa, 13 vols.
1997a “Debates de la Constitución de 1824”, en Mateos, tomo II, pp. 5-498.
Memoria administrativa
1835 Memoria Administrativa de 1835. Oaxaca: Gobierno del Estado.
Memoria en que el gobierno del Estado Libre de México
1826 Memoria en que el gobierno del Estado Libre de México da cuenta de los ra-
mos de su administraáón al Congreso del mismo estado, a consecuenáa de su
decreto de 16 de diáembre de 1825. México: Imprenta a cargo de Rivera.
Memoria presentada al Congreso Primero Constituáonal de Puebla
1826 Memoria presentada al Congreso Primero Constituáonal de Puebla de los An
geles por el secretario del despacho de gobierno sobre el estado de la administra
áón pública. México: Imprenta a cargo del ciudadano Martín Rivera.
Memoria provisional
[1823] Memoria provisional, presentada al Soberano Congreso por el Ministerio de
Haáenda en 2 dejunio de 1823. México: Imprenta Nacional del Supre
mo Gobierno, en Palacio, 16 pp. (firmada por Francisco de Arrilla
ga el 31 de mayo de 1823).
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA 639
ESCRITOS DE LA ÉPOCA
Al atrevido
1823 Al atrevido e impolítico escritor que impugna la heroica resolución de Guada
lajara en constituirse república federada. México: Imp. Liberal.
Aiamán, Lucas
1823 Memoria que el Secretario de Estado y del Despacho de Relaciones Esteriores e
Interiores presenta al Soberano Congreso Constituyente. México: Imprenta
del Supremo Gobierno.
1849 Historia de México desde los primeros movimientos que prepararon su Inde
pendencia en el año de 1808 hasta la época presente. México: Imprenta de
J.M. de Lara, 5 vols.
1852 Historia de México desde los primeros movimientos que prepararon su Inde
pendencia en el año de 1808 hasta la época presente. México: Imprenta de
J.M. de Lara, 5 vols.
1885 Historia de México. Con una noticia preliminar del sistema de gobierno que
regía en 1808 y del estado en que se hallaba el país el mismo año. México:
Imprenta de Victoriano Agüeros y comp., Editores.
1938 Historia de México desde los primeros movimientos que prepararon su Inde
pendencia en el año de 1808 hasta la época actual. México: Publicaciones
Herrerías, 3 vols.
1942 Historia de México. México: Jus, 5 vols.
1946 “Examen imparcial de la administración del general vicepresiden
te D. Anastasio Bustamante. Con observaciones generales sobre el
estado presente de la República y consecuencias que éste debe
producir", en Documentos diversos (inéditos y muy raros). México: Jus,
vol. III.
1985 Historia de México desde los primeros movimientos que prepararon su Inde
pendencia en el año de 1808 hasta la época presente. México: FCE-Instituto
Cultural Helénico, 5 vols. (facsímil de la edición de 1850).
Anónimo
1825 Azótanme en la plaza y no quiero que lo sepan en mi casa. México: s.e.
Aviso público
1823 Al aviso público. Guadalajara: s.e.
Baranda, Joaquín
s.f. Recordaciones históricas. México: La Europea, tomo I.
Bf.rlandier, Luis, y Rafael Chovel
1850 Diario de la Comisión de Límites que puso el Gobierno de la República bajo
la dirección delExmo. Sr. General de División D. Manuel Mier y Terán. Mé
xico: Tipografía dejuan M. Navarro.
Bocanegra, José María
1892 Memorias para la historia de México independiente, 1822-1836. México:
Imprenta del Gobierno Federal, 2 vols.
642 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
Rivera, Manuel
1869 Historia antigua y moderna de Xalapa y délas evoluciones del Estado de Ve
racruz. México: Imprenta de Ignacio Cumplido, 3 vols.
Robles, Mariano
1813 Memoria histórica de la provincia de Chiapa, una de las de Guatemala, pre
sentada al Augusto Congreso por... Cádiz: Imprenta Tormentaria.
Rocafuerte, Vicente
1984 Bosquejo ligerísimo de la Revolución de Megico desde el grito de Iguala has
ta la proclamación imperial de Iturbide, su autor Vicente Rocafuerte, un ver
dadero americano. México: Luz María y Miguel Angel Porrúa (edición
facsimilar de la de 1822).
Romero, Matías
1870 Memoria de Hacienda y Crédito Público, correspondiente al cuadragésimo
año económico. México: Imprenta del Gobierno, en Palacio.
1877 Bosquejo histórico de la agregación a México de Chiapas y Soconusco Méxi
co: Imprenta del Gobierno, en Palacio.
Sierra, Justo
1977 Evolución política del pueblo mexicano. México: unam.
Tocqueville, Alexis de
1956 La democracia en América. México: fce.
1995 La democracia en América. Madrid: Alianza (Libro de bolsillo, 788).
Villavicencio, Pablo [El Payo de Rosario]
1825 El gallo se anda durmiendo y los coyotes velando. México: Oficina de Ma
riano Ontiveros.
1825a El loco de Tamaulipas y segunda parte del Coyote a perro inglés, voy al coyo
te ocho a tres. México: Oficina liberal del C. Juan Cabrera.
1825b En Mixcalco y en mi casa he de hablar del mismo modo. O sean respuestas del
Payo del Rosario al Pensador Mexicano, sin miedo, sin adulación, ni respe
tos humanos. México: Oficina liberal del C. Juan Cabrera.
Zamacois, Niceto de
1879 Historia de México, desde sus tiempos más remotos hasta nuestros dias. Bar
celona: J.F. Parres y Compañía, tomo XI.
Zavala, Lorenzo
1845 Ensayo Histórico de las Revoluciones de México desde 1808 hasta 1830. Mé
xico: Imprenta a cargo de Manuel N. de la Vega, 2 vols.
1918 Ensayo Histórico de las Revoluciones de México desde 1808 hasta 1830. Mé
xico: Imprenta de Hacienda, vol. I.
1923 Idea del estado actual de la capital de Yucatán (folleto publicado por pri
mera vez en La Habana por su autor en el mes de octubre de 1820).
Mérida: Talleres tipográficos “La Revista de Yucatán”.
1985 Ensayo Histórico de las Revoluciones de México desde 1808 hasta 1830. Mé
xico: FCE-Instituto Cultural Helénico (facsímil de la edición de 1845).
FUENTES YBIBLIOGRAFÍA 647
LEGISLACIÓN
Álvarez, Francisco
1912 Anales legislativos de Campeche, 1812-1910. Mérida: Colegio de San Jo
sé Artes y Oficios, vol. I.
Blázquez, Carmen, y Ricardo Corzo
1997 Colección de leyes y decretos de Veracruz, 1824-1919. México: Universidad
Veracruzana.
Colección
1829 Colecáón de Ordenes y Decretos de la Soberana Junta Provináal Gubernati
va y Soberanos Congresos de la Naáón Mexicana. México: Imprenta de
Galván, tomo III.
Colecáón de constituáones
1828 Colecáón de constituáones de los Estados Unidos Mexicanos. México: Im
prenta de Galván, 3 vols.
1988 Colecáón de constituáones de los Estados Unidos Mexicanos. Régimen Cons
tituáonal. México: Miguel Ángel Porrúa, 3 vols. (facsímil de la edi
ción de 1828).
Colecáón de los decretos
‘ 1813 Colecáón de los decretos y órdenes que han expedido las Cortes generales y ex
traordinarias. Cádiz: Imprenta Nacional, 9 vols.
Colecáón... Jalisco
1874 Colecáón de los decretos, árculares y órdenes de los poderes legislativo y ejecu
tivo del estado deJalisco. Guadalajara: Tip. de M. Pérez Lete, tomo I.
1826 Colecáón de los decretos y órdenes del honorable congreso constituyente del es
tado libre deJalisco. Guadalajara: Urbano Sanromán.
Colecáón... México
1991 Colecáón de Decretos y Órdenes del Congreso Constituyente del Estado Libre
y Soberano de México (1990-1993). Toluca: LI Legislatura, tomo I (edi
ción facsimilar).
Colecáón... Oaxaca
1851 Colecáón de Leyes y Decretos del Estado de Oaxaca, 1823-1851. Oaxaca:
Gobierno del Estado de Oaxaca.
Colecáón... Ocádente
s.f. Colecáón de los Decretos expedidos por el honorable Congreso Constituyente
del Estado Libre de Ocádente, desde el 12 de septiembre de 1824 en que se ins
taló, hasta el 31 de octubre de 1825, en que cerró sus sesiones. México: Im
prenta del gobierno del Estado de Occidente.
Colecáón... Puebla
1827 Colecáón de los Decretos y Órdenes más importantes que expidió el Congreso
Constituyente del Estado de Puebla en los años 1824 y 1825. Puebla: Im
prenta del Gobierno, Calle del Hospicio.
648 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
Colección... Tabasco
1825 Colección de los decretos del honorable constituyente del Estado libre de Tabas
co, expedidos desde el 3 de mayo del año de 24, hasta 17 de diciembre del mis
mo. México: Imprenta del Gobierno a cargo de C. José M. Corrales,
tomo I.
Colección... Tabasco
1827 Colección de las soberanas resoluciones y decretos, expedidos por el honorable
Congreso del Estado Libre de Tabasco, en el año de 1826. México: Imprenta
del Gobierno, a cargo del ciudadano Trinidad Flores, tomos III y IV.
Colecáón... Tamaulipas
1860 Colecáón de las leyes, decretos y árculares del estado de Tamaulipas dada por
orden del Gobierno del Estado. Tampico: Imprenta de J. Dufrat.
Constituáón
1876 “Constitución de los Estados Unidos Mexicanos”, en Dublán y Loza
no, tomo I, pp. 719-737.
Constituáón... española
1812 Constituáón política de la Monarquía Española. Promulgada en Cádiz el 19
de marzo de 1812. Cádiz: Imprenta Real.
Constituáón... Estado de México
1988 “Constitución del Estado de México” (26 de febrero de 1827), en Co
lecáón de constituáones.
Constitución Federal
1974 Constituáón Federal de 1824. Crónicas. México: Cámara de Diputados.
1997 Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos sanáonada por el
Congreso General Constituyente, 4 de octubre de 1824, en Villegas
(coord.).
Constituáón Federal de los Estados Unidos Mexicanos
1987 Constituáón Federal de los Estados Unidos Mexicanos, en Tena Ramírez,
pp. 167-195.
Constitución política
1876 “Constitución política de la monarquía española” (18 de marzo de
1812), en Dublán y Lozano, tomo I, pp. 349-379.
Constitución... Oaxaca
1825 Constituáón Política del Estado Libre de Oaxaca. México: Imprenta de El
Águila.
Constitución... Ocádente
1988 Constitución política del Estado Libre de Occidente en Colecáón de
Constituáones de los Estados Unidos Mexicanos. Régimen constituáonal
1824, edición facsimilar de la de 1828. México: Miguel Ángel Porrúa,
tomo III.
Constituáón... San Luis Potosí
1826 Constituáón del Estado Libre de San Luis Potosí. México: Imprenta de El
Águila.
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA 649
Constitución... Tabasco
1825 Constitución Política del Estado Libre de Tabasco, formada por su Congreso
Constituyente en febrero de 1825. México: Imprenta en Campeche.
Constitución... Tamaulipas
1825 Constitución política del Estado Libre de Las Tamaulipas sancionada por su
Congreso Constituyente en 6 de mayo de 1825. Ciudad Victoria: Impren
ta del Congreso del Estado, a cargo del C. Contreras.
Constitución... Yucatán
1825 Constitución política del Estado Libre de Yucatán, sancionada por su Con
greso constituyente en 6 de abril de 1825. Mérida: Impreso en la Oficina
del Sol.
Constitución... Zacatecas
1825 Constitución política del estado libre de Zacatecas. Sancionada por su Con
greso Constituyente en 17 de enero de 1825. Guadalajara: Imprenta de la
viuda de Romero.
Dublán, Manuel, yjosé María Lozano
1876 Legislación Mexicana o colección de las disposiciones legislativas desde la in
dependencia de la República. México: Imprenta del Comercio, a cargo
de Dublán y Lozano, hijos, 34 vols.
‘Ley... internos
1876 “Ley para establecer las legislaturas de los estados internos de Occi
dente, interno del norte e interno de oriente” (4 de febrero de
1824), en Dublán y Lozano, tomo I, pp. 697-698.
Ley para establecer
1876 “Ley para establecer las legislaturas constituyentes particulares en las
provincias que han sido declaradas estados de la federación mexica
na y que no las tienen establecidas" (8 de enero de 1824), en Dublán
y Lozano, tomo I, pp. 690-692.
Nava, Pedro R.
1958 Las más importantes leyes y decretos de la legislatura de Nuevo León. Mon
terrey: s. p.i.
Ordenanza
1988 “Ordenanza del Noroeste”, en Moyano Pahissa y Velasco Márquez,
tomo I., pp. 255-257.
Peón, José María, e Isidro Gondra
1896 Colección de leyes, decretos y órdenes del Augusto Congreso del Estado Libre de
Yucatán. Mérida: Imprenta de Lorenzo Seguí, 2 tomos.
Real Ordenanza
1984 Real Ordenanza para el establecimiento e instrucción de intendentes de ejér
cito y provincia en el reino de la Nueva España. México: unam.
Rivera Galván, Mariano
1985 Colección de Constituciones de los Estados Unidos Mexicanos. México: Mi
guel Angel Porrúa, 2 vols.
650 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
BIBLIOGRAFÍA GENERAL
Acereto, Albino
1907 Evolución histórica de las relaciones entre México y Yucatán. México: Mú-
11er.
Aguiiar Rivera, José Antonio
2000 En pos de la quimera. Reflexiones sobre el experimento constitucionalista
atlántico. México: fce-cide.
2001 Elmanto liberal. Los poderes de emergencia en México, 1821-1876. México:
UNAM.
Alcocer Bernes, José Manuel
1991 Historia del Ayuntamiento de Campeche. México: Ayuntamiento de Cam
peche.
Alessio Robles, Vito
1940-1946 Coahuila y Texas desde la consumación de la independencia hasta el tratado
de paz de Guadalupe Hidalgo, s. p. i., 2 vols.
1974 Elpensamiento delpadreMier. México: Departamento del Distrito Federal.
1979 Coahuila y Texas desde la consumación de la independencia hasta el tratado
de paz de Guadalupe Hidalgo. México: Editorial Porrúa, tomo I.
Ai.isky, Marvin
1980 “The Relations of the State of Yucatán and the Federal Government
of México, 1823-1978”, en Moseley y Terry, pp. 245- 263.
Ai.mada, Francisco
1990 Diccionario de historia, geografía y biografía sonorense. Hermosillo: Go
bierno del Estado de Sonora.
Almada Bay, Ignacio, yjosé Marcos Medina Bustos
2001 Historia panorámica del Congreso del Estado de Sonora, 1825-2000. Méxi
co: Cal y Arena-Congreso del Estado de Sonora.
Ancona, Eligió
1879 Historia de Yucatán desde la época más remota hasta nuestros días. Mérida:
Imprenta de M. Heredia Argüelles, tomo III.
FUENTES YBIBUOGRAFÍA 651
Anna, Timothy E.
1981 La caída del gobierno español en la ciudad de México. México: fce.
1986 España y la independencia de América. México: fce.
1990 El imperio de Iturbide. México: Consejo Nacional para la Cultura y las
Artes-Alianza Editorial.
1991 “La independencia de México y América Central”, en Bethell, pp.
41-74.
1992 El imperio de Iturbide. México: Consejo Nacional para la Cultura y las
Artes-Grijalbo.
Annino, Antonio
1984 “El pacto y la norma. Los orígenes de la legalidad oligárquica en Mé
xico", en Historias, no. 5, pp. 3-31.
1995 “Cádiz y la Revolución territorial de los pueblos mexicanos, 1812-
1821”, en Annino (coord.), pp. 177-226.
1995a “Prácticas criollas y liberalismo en la crisis del espacio urbano colo
nial”, en Montalvo Ortega (coord.), pp. 17-63.
1997 “Ciudadanía versus gobernabilidad republicana en México. Los orí
genes de un dilema”, en Sábato (coord.), pp. 62-93.
Annino, Antonio (coord.)
1995 Historia de las elecciones en Iberoamérica, siglo xix. México- Buenos Aires: fce.
Aquino, Jesús, y Arturo Corzo Gamboa
1994 La independencia de Chiapas y sus anexiones a México (1821-1824). Tux
tla Gutiérrez: Universidad Autónoma de Chiapas.
Arias, María Eugenia, et al
1985 Tabasco. Textos de su historia. México: Instituto Mora-Gobierno del Es
tado de Tabasco, vol. 1.
Arnold, Linda
1996 Política y justiáa. La Suprema Corte mexicana (1824-1855), trad. dejosé
Luis Soberanes y Julián Bunster. México: unam.
Artola, Miguel
1996 Enciclopedia de historia de España. Madrid: Alianza Editorial.
Assadourian, Carlos, et al
1991 Tlaxcala. Textos de su historia. Siglos xvii-xviij. México: Gobierno del Es
tado de Tlaxcala-Conaculta, 8 vols.
Azcárate yLezama, Juan Francisco
1932 Un programa de política internacional México: Secretaría de Relaciones
Exteriores (Archivo Histórico Diplomático de México, ser. II, núm. 37).
Balmori, Diana, et aL
1990 Las alianzas de familias y la formación del país en América Latina. Méxi
co: fce.
Baños Ramírez, Otón (comp.)
1995 Liberalismo, actores y política en Yucatán. Mérida: Tratados y Memorias
de Investigación, Universidad Autónoma de Yucatán.
652 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
Breña, Roberto
2002 ‘José María Blanco White y la independencia de América: ¿Una pos
tura pro-americana?”, en Historia Constituáonal 3 (junio, 2002),
http: //he.rederis.es
Brioso y Candiani, Manuel
1941 La evoluáón del pueblo oaxaqueño. Desde la Independenáa hasta el Plan de
Ayutla, 1821-1855. México: Imprenta “A su orden".
Bueno, Miguel
1990 “Desarrollo histórico del levantamiento cartográfico, I”, en Atlas na-
áonal de México, México: unam, vol. 1.3.1
Buisson, Inge, et aL
1984 Problemas de laformaáón del Estado y de la naáón en Hispanoamérica. Co
lonia: Bohlau Verlag.
Buve, Raymond
1997 Autonomía, religión y bandidaje. Tlaxcala en la antesala de la guerra de re
forma, 1853-1857. México: cehm Condumex.
Calvillo, Manuel
1974 La República Federal mexicana: gestación y naámiento. México: Departa
mento del Distrito Federal, 7 vols.
Campos García, Melchor
1995 “La influencia de la tradición jurídica española en el separatismo yu
cateco”, en Baños Ramírez (comp.), pp. 23-56.
1999 “Autonomía y separatismo en Yucatán. Las opciones de una revolu
ción incompleta, 1840-1848”. Tesis de doctorado en Historia. Pue
bla: Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Instituto de
Ciencias Sociales y Humanidades.
2001 “Faccionalismo y votaciones en Yucatán, 1824-1832”, en Historia Me
xicana, 40:1, julio-septiembre, pp. 59-102.
Canudas Sandoval, Enrique
1993 El fin del dominio español. El caso de los infidentes tabasqueños. México:
Mss.
Cañedo Gamboa, Sergio, et aL
2000 Cien años de vida legislativa. El Congreso del estado de San Luis Potosí:
1824-1924. San Luis Potosí: El Colegio de San Luis-H. Congreso del
Estado de San Luis Potosí, LV Legislatura.
Cárdenas, José Eduardo de
1979 Memoria a favor de la provináa de Tabasco. Ediáón facsimilar de la de Cá
diz, año 1811. México: Consejo Editorial del Gobierno de Tabasco.
Cardoso Galué, Germán
1973 Michoacán en el Siglo de las Luces. México: El Colegio de México.
Carmagnani, Marcello
1983 “Finanzas y Estado en México, 1820-1880", en Ibero-Amerikanisches Ar
chiv, vol. 9, núms. 3-4, pp. 299-317.
FUENTES YBIBLIOGRAFÍA 655
Costeloe, Michael P.
1975 La primera república federal de México (1824-1835). Un estudio de los par
tidos políticos en el México independiente México: fce.
1989 La respuesta a la Independencia. La España imperial y las revoluciones his
panoamericanas, 1810-1840. México: fce.
1996 La primera república federal de México. Un estudio de los partidos políticos
en el México independiente. México: fce.
Cross, Harry
1976 *The Mining Economy of Zacatecas, México, in the Nineteenth Cen-
tury”. Tesis de doctorado. Berkley: University of California.
Cuéllar Valdés, Pablo
1975 Historia de la ciudad de Saltillo. Saltillo: s.p.i.
Cuello, José
1988 “The Economic Impact of the Borbon Reforms and the late Colonial
Crisis of Empire at the local level: The Case of Saltillo, 1777-1817",
en The Américas, vol. 44:3, pp. 301-323.
1989 El norte, el noreste y Saltillo en la historia colonial de México. Saltillo: Ar
chivo Histórico de Saltillo.
1990 El norte, el noreste y Saltillo en la historia colonial de México. Saltillo: Ar
chivo Histórico de Saltillo.
Cuniff, Roger
1985 “Reforma electoral en el municipio”, en Benson (coord.), pp. 67-98.
Dealey, James Q.
1900 “The Spanish Sources of the Mexican Constitution of 1824", en
Quarterly of the Texas State Historical Association, III, 3.
De Castro, Concepción
1979 La Revolución liberal y los municipios españoles. Madrid: Alianza Edito
rial-Alianza Universidad (núm. 249)
De Gortari Rabiela, Hira
1993 ‘Territorio y población de la Nueva España de fines del siglo xvn al
México independiente”, en El poblamiento de México. Una visión histó-
rico-demográfica. México en el siglo xix. México: Secretaría de Goberna
ción-Consejo Nacional de Población.
1994 “El federalismo en la construcción de los estados", en Rodríguez O.,
pp. 209-222.
2001 “Los inicios del parlamentarismo. La Diputación provincial de Nue
va España y México: 1820-1824 Régimen Interior”, en Guedea, 2001.
De Gortari Rabieia, Hira, y Regina Hernández Franyuti (comps.)
1988 Memoria y encuentros: La ciudad de México y el Distrito Federal (1824-
1928). México: Instituto Mora-Departamento del Distrito Federal,
vol. I.
Df. ia Torre Viliar, Ernesto
1994 Estudios de historia jurídica. México: unam.
658 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
Floyd, Troy S.
1961 “The Guatemalan Merchants, the Government and the Provincia
nos”, en Hispanic America Historical Review, n. 1, vol. 4 (febrero), pp.
103-125.
Fowler, Will, yjuan Ortiz Escamilla
2000 “La revuelta del 2 de diciembre de 1822: una perspectiva regional”,
en Historias, núm. 47, septiembre-diciembre, pp. 19-37.
Gamas Torruco, José
1975 El federalismo mexicano. México: sep (SepSetentas, 195)
Garavaglia, Juan Carlos, yjuan Carlos Grosso
1987 “La región Puebla-Tlaxcala y la economía novohispana, 1680-1810”, en
Puebla de la colonia a la revolución. Estudios de historia regional, pp. 73-124.
García Conde, Alejo
1951 “El gobernador intendente de Sonora informa sobre las proposicio
nes naturales y políticas de los territorios de la gobernación de su
cargo y consulta las providencias que le parecen oportunas para pro
mover la felicidad de sus habitantes”, en Revista Mexicana de la Histo
ria, t. X, pp. 143-171.
García García, Raúl
1997 Tamaulipas: historia de un gran estado de la República mexicana. México:
Gernika.
García de León, Antonio
1985 Resistencia y utopía. México: Ediciones Era, 2 vols.
García Martínez, Bernardo
1985 Historia de México. México: Editorial Everest Mexicana.
García Quintanilla, Alejandra
1986 “En busca de la prosperidad y de la riqueza: Yucatán a la hora de la
Independencia”, en Siglo XIX. Revista de Historia. Monterrey: Facul
tad de Filosofía y Letras, Universidad Autónoma de Nuevo León, I:
1, enero junio; pp. 165-188.
García Verástegui, Lía, y María Esther Pérez Salas (comps.)
1990 Tlaxcala, textos de su historia. México: Instituto Mora-Gobierno del Es
tado de Tlaxcala, 11 vols.
Garner, Richard Lyle
1970 “Zacatecas 1750-1821. The Study of a Late Colonial City”. Tesis Doc
toral. Ann Arbor: University of Michigan Press.
1972 “Problemes d’une ville miniére mexicaine a la fin de l’époque colo-
niale: prix et salaires á Zacatecas (1760-1821)”, en Cahiers des Améri-
ques Latines, núm. 6, julio-diciembre, pp. 75-111.
Gaxiola, Francisco Javier
1975 Gobernantes delEstado de México. Múzquiz-Zavala-Olaguíbel, edición fac
similar de la de 1899 preparada por Mario Colín. México: Biblioteca
Enciclopédica del Estado de México.
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA 661
Guerra, Franfois-Xavier
1988 México del Antiguo Régimen a la Revolución. México: fce.
1992 “La difusión de la modernidad: alfabetización, imprenta y revolu
ción en Nueva España”, en Guerra (coord.), pp. 275-318.
1999 “Reflexiones sobre la génesis del ciudadano en América Latina”, en
Sábato (coord.), pp. 33-61.
s.f. “La ruptura de la monarquía hispánica. Vivencias y discursos ameri
canos”, mimeo.
Guerra, Franfois-Xavier (coord.)
1992 Modernidad e independencias. Ensayos sobre las revoluciones hispanas. Ma
drid: Mapfre.
Guerra, Franfois-Xavier, Annick Lemperiére, et aL
1998 Los espacios públicos en Iberoamérica, ambigüedades y problemas. Siglos xviii-
xix. México: FCE-Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroame
ricanos.
Guía de documentos...
1976 Guía de documentos impresos del Estado de México (1824-1835). México:
Biblioteca Enciclopédica del Estado de México, tomo I.
Guidi, Emilio, y Carmen Blázquez
1992 El poder legislativo en Veracruz, 1824-1917. México: Gobierno del Esta
do de Veracruz.
Gutiérrez Cruz, Sergio
1997 “La provincia chiapaneca ante la independencia mexicana", original
inédito.
1998 Encrucijada y destino de la provincia de las Chiapas (1821-1824). México:
Conaculta (Biblioteca Básica del Sureste).
Guzmán Pérez, Moisés
1994 LaJunta de Zitácuaro 1811-1813: hacia la institucionalización de la insur
gencia. Morelia: Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo,
Instituto de Investigaciones Históricas.
1996 Miguel Hidalgo y el gobierno insurgente en Valladolid. Morelia: Universi
dad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Biblioteca de Nicolaítas
Notables.
Hale, Charles A.
1972 El liberalismo mexicano en la época de Mora, 1821-1853. México: Siglo
XXI Editores.
1984 El liberalismo mexicano en la época de Mora, 1821-1853. México: Siglo
XXI Editores.
1995 El liberalismo mexicano en la época de Mora, 1821-1853. México: Siglo
XXI Editores.
Hamnett, Brian R.
1965 Roots of Insurgency. Mexican Regions, 1750-1824. Cambridge: Cambrid
ge University Press.
FUENTES YBIBUOGRAFÍA 663
1998 “Aspecto fiscal de Nueva España en la segunda mitad del siglo xviii”,
en Jáuregui y Serrano (coords.), pp. 27-65.
1999 “Legalización del espacio: la ciudad de México y el Distrito Federal,
1874-1884”, en Connaughton, et aL (coords.), pp. 323-350.
Lira, Andrés (selección y prólogo)
1997 Lucas Alamán. México: Ediciones Cal y Arena.
Lira y Ortega, Miguel
1965 Historia de la erección del Estado de Tlaxcala. México.
Lockhart, James, e Ida Altman (eds.)
1976 Pmnnces o/Early México. California: University of California Press.
López, Eucario
1979 “El Memorial Petitorio, 1817”, Boletín del Archivo Histórico de Jalisco,
vol. III, no. 3, septiembre-diciembre, pp. 5-11.
López Gutiérrez, Gustavo
1942 Chiapas y sus epopeyas libertarias. Historia general. Tuxtla Gutiérrez: s/e,
3 vols.
López Sánchez, Hermilo
1960 Apuntes históricos de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México. Méxi
co: s/e, 2 vols.
Lovett, Gabriel H.
1965 Napoleón and the Birth of Modem Spain. I. The Challenge to the Oíd Order.
Nueva York: New York University Press.
Lotola, Rosy, y Carlos E. Ruiz Abreu
1999 Fuentes documentales coloniales para la historia de Nuevo León. San Nico
lás de los Garza: Universidad Autónoma de Nuevo León-Gobierno
del Estado-AGN.
Ludlow, Leonor
1998 “Élites y finanzas públicas durante la gestión del Estado indepen
diente, 1821-1824”, en Serrano yjáuregui (coords.), pp. 79-114.
MacuneJe, Charles
1978 El Estado de México y la Federación Mexicana. México: fce.
1998 “El federalismo”, en Historia General del Estado de México. Zinacante-
pec: El Colegio Mexiquense, vol. 4, pp. 137-162.
1999 “El impacto del federalismo en las relaciones entre Iglesia y el Esta
do en México, 1824-1835. El caso del Estado de México”, en Irache
ta Cenecorta (coord.), pp. 141-164.
Machorro Narváez, Paulino
1938 Don Francisco Severo Maldonado. Un pensador jalisciense del primer tercio
del siglo xix. México: Editorial Polis.
Marichal, Carlos
[ 1994] “La hacienda pública del Estado de México desde la Independencia
hasta la República Restaurada, 1824-1870”, en Marichal, Miño y Ri-
guzzi, vol. I, pp. 101-190.
668 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
Matute, ÁJvaro
1981 México en el siglo xjx. Fuentes e interpretaciones. México: unam.
Me Gowan, Gerald
1996 “Las prefecturas: una historia para el futuro”, en Montes de Oca Na
vas e Iracheta (coords.), pp. 115-135.
1999 “Cómo el Estado de México perdió su capital”, en Iracheta Cenecor-
ta (coord.), pp. 103-127.
Ménedez, Carlos
1935 La huella del general don Antonio de Santa Anna en Yucatán. Mérida: Ti
pografía Yucateca.
Miño Grijalva, Manuel
1987 “La consolidación y el ocaso del sistema colonial”, en Rosenzweig, et
a¿, pp. 141-190.
1988 “Población, tensiones agrarias y luchas por la Independencia”, en
Jarquín Ortega (coord.), pp. 91-108.
Miquel i Vergés, José María
1985 La Independencia mexicana y la prensa insurgente. México: Comisión Na
cional para la celebración del 175 Aniversario de la Independencia
• Nacional y 75 Aniversario de la Revolución Mexicana, inehrm.
Mimiaga, Ricardo
1990 “Fuentes primarias impresas sobre el Estado de Occidente (1824-
1831)”, en XTV Simposio de Historia y Antropología de Sonora. Hermosi-
11o: unisón, vol. I, pp. 245-268.
Miranda, José
1959 “El liberalismo mexicano y el liberalismo europeo”, en Historia Mexi
cana, VIII:4 (32), pp. 512-523.
1978 Las ideas y las instituciones políticas mexicanas. Primera parte, 1521-1820.
México: unam.
Monroy, María Isabel
1991 Pueblos, misiones y presidios de la Intendencia de San Luis Potosí. 1819.
San Luis Potosí: Archivo Histórico del Estado de San Luis Potosí-Aca
demia de Historia Potosina.
Montalvo Ortega, Enrique (coord.)
1995 El águila bifronte. Poder y liberalismo en México. México: Instituto Nacio
nal de Antropología e Historia.
Montes de Oca Navas, Elvia, y Pilar Iracheta (coords.)
1996 Estado de México, tras la huella de su historia. Zinacantepec: El Colegio
Mexiquense-Ayuntamiento Constitucional de Toluca.
Moreno Espinosa, Roberto
1995 La administración territorial en México, antecedentes históricos. México:
Instituto de Administración Pública del Estado de México-Universi-
dad Autónoma del Estado de México.
670 EL ESTABLECIMIENTO DEL FEDERALISMO EN MÉXICO
1999 “La actitud corporativa y la idea de nación entre los comerciantes del
Consulado de Veracruz”, en Connaughton, et aL
Staples, Anne
1976 La Iglesia en la primera república federal mexicana (1824-1835), trad. de
Andrés Lira. México: sep (SepSetentas 237).
Tanck de Estrada, Dorothy
1997 Pueblos de indios y educación en el México colonial, 1750-1821. México: El
Colegio de México.
Taracena Arrióla, Arturo
1992-1993 “Reflexiones sobre la Federación Centroamericana, 1823-1840”, en
Revista de Historia, núm. 2, Instituto de Historia de Nicaragua, p. 4-12.
1999 Invención criolla, sueño ladino, pesadilla indígena. La región de Los Altos,
1740-1850. 2*. ed., Guatemala: Centro de Investigaciones Regionales
sobre Mesoamérica.
Tarello, Giovanni
1995 Cultura jurídica y política del derecho. México: fce.
Tavera Alfaro, Xavier
1982 'Juan José Martínez de Lejarza”, en Humanistas novohispanos de Mi
choacán. Morelia: Universidad Michoacana de San Nicolás Hidalgo,
Biblioteca de Nicolaítas Notables, núm. 15., pp. 159-181.
Taylor, William B.
1972 Landlord and Peasant in Colonial Oaxaca. Stanford: Stanford Univer
sity Press.
1976 “Town and country in the Valley of Oaxaca, 1750-1812”, en Lockhart
y Altman (eds.), pp. 63-96.
Tecuanhuey, Alicia
2001 “Los miembros del clero en el diseño de las normas republicanas”,
en Clérigos, políticos y política en Puebla. Las relaciones Iglesia-Estado en los
siglos xix y xx. Puebla: ics-huap.
Téllez Guerrero, Francisco, y Elvia Brito Martínez
1989 “Las finanzas municipales. Ciudad de Puebla 1820-1890”, en Contre
ras (comp.), pp. 29-48.
Tenenbaum, Barbara
1989 “Taxation and tyranny: Public finance during the Iturbide regime,
1821-1823”, en Rodríguez, pp. 201-214.
1998 “Sistema tributario y tiranía: las finanzas públicas durante el régimen
de Iturbide, 1821-1823”, en Jáuregui y Serrano (coords.), pp. 209-
226.
TEPASKE.John
1989 “The financial desintegration of the Royal Government of México”,
en Rodríguez, pp. 63-84.
1998 “La crisis financiera del virreinato de Nueva España a fines de la co
lonia”, en Jáuregui y Serrano (coords.), pp. 90-109.
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA 679
EL COLEGIO DE MÉXICO