El Magisterio (Notas) Monsivais
El Magisterio (Notas) Monsivais
El Magisterio (Notas) Monsivais
htlm
Carlos Monsivis
L
o que sigue es un intento de crnica
sobre los maestros de educacin
bsica en el siglo XX mexicano.
Desde 1958, de modo constante, admiro y
me preocupan los avatares de un sector
fundamental en el pas, alejado de la
estima y el estmulo que merece.
Necesariamente, por el tiempo a la
disposicin, en estas notas me centro ms
en las impresiones que las
puntualizaciones. Y slo reitero mi
intencin: rendir homenaje a la
reciedumbre, el valor, la generosidad del
profesorado mexicano, y su lucha por
evadir las prisiones del 15 de mayo, ese
da del olvido de los 364 o 365 restantes
del ao. Si para los gobiernos el magisterio
ha sido la abstraccin que oculta el trmite
minimizable, y para la sociedad el aparato
borroso a cargo de los nios, para la
historia de Mxico son uno de los factores centrales en la explicacin de avances
y retrocesos. Es hora de atender nuestras deudas profundas con los maestros de
primaria.
1921-1924
EL LAICISMO
Desde hace medio siglo los grupos en el poder juzgan a los profesores
inmodificables, dciles, socialmente invisibles, las correas transmisoras del
conocimiento elemental que son necesarias pero (como mtodo) prescindibles
(como gremio). Entre 1920 y 1940 el sentido misionero le sirve
extraordinariamente -con alto costo para los maestros- a la integracin de la
nacin y del Estado. Pero en el gobierno de Manuel vila Camacho, con Jaime
Torres Bodet como Secretario de Educacin Pblica, ya estorban la mstica y sus
practicantes. La unificacin sindical y la burocratizacin reiteran que pas el
tiempo de calificar a los maestros de nervio de la nacin o constructores de la
Patria. Si son importantes -dicen las autoridades con otras palabras-, lo son en
niveles discretos, como servidores pblicos al tanto de su humilde condicin
presupuestal, laboral, ideolgica. Si no los persiguen los cristeros con machetes
desorejadores, que se abstengan de prdicas. Termina el apstol y aparece el
burcrata de la Federacin.
Con todo, en ese sexenio tiene lugar la campaa de alfabetizacin ms
importante del siglo XX, en cuanto a sus alcances. An si no cubre
suficientemente el pas y es mnima su presencia en las zonas rurales, esta
campaa aprovecha la fiebre de modernidad y la conciencia prevaleciente: ser
analfabeta, ms que una limitacin, es un arcasmo. Todava se cree en la
educacin cvica, y los profesores se empean en formar ciudadanos tiles,
aunque sepan del autoritarismo en el poder que todo lo cancela o empequeece.
S, desde 1940, nadie demanda de los maestros el sacrificio salarial, es porque el
rgimen cree o quiere hacer creer que reciben lo justo. Esto exige un paso previo:
la desacralizacin de la enseanza, elevada a planos religiosos por los liberales
del siglo XIX y los radicales en el Constituyente de 1917. Si persiste la fe ritual en
los resultados de la escolarizacin (El ttulo profesional es el seguro contra el
desempleo), se extingue cualquier confianza en los proveedores directos de esa
magia, el conocimiento. Es rpida la disolucin del aura de los profesores, a
quienes se considera instrumentos mecnicos del proceso educativo. Cmo
creerlos imbuidos de la mentalidad superior, viendo su aspecto, sus modos de
vida, su aplastamiento administrativo?
A los profesores, y a la educacin en general, la SEP los somete al pesado
criterio-de-los-sexenios, la clave de la renovacin en la inmovilidad. Este es el
mensaje: antes de este sexenio slo desastres han ocurrido, empecemos desde
cero. Le interesa realmente al gobierno la calidad de la enseanza? A juzgar por
los hechos, sta es para las clases gobernantes un asunto menor. Cada
Secretario desconoce primero y critica con furia acto seguido, lo que le antecede.
Se ha hecho muy poco, el presupuesto es mnimo, los planes de enseanza son
intiles o probadamente insuficientes, hay inercia y descuido... pero ya est aqu
el Salvador con su proyecto infalible!!! Los maestros ganan cada vez menos, y la
burocracia rapaz del SNTE presiona y exige la adhesin incondicional, el servicio
poltico (o incluso) el papel de fuerzas de choque, la eliminacin de las
pretensiones de poseer derechos. Paulatinamente se califica a la educacin zona
de desastre y se descree de las ventajas de la alfabetizacin.
El ataque a la imagen magisterial tiene un resultado obvio: cada vez ms,
slo quienes no pueden evitarlo (por vocacin o por falta de oportunidades) eligen
el magisterio como estacin terminal. Los jvenes insisten en verle como estacin
de paso. Y a los maestros de las misiones rurales y de filiacin cardenista, los
substituyen quienes por fuerza se amoldan a las ordenanzas de la vida
institucional. La nueva imagen propuesta: el maestro, un semiprofesionista, sin
derechos polticos, sin genuinas opciones de transformacin acadmica,
condenado a repetir con inercia creciente la informacin parcial que un comit
seleccion en su beneficio. Se traza la imagen de un sector informe, sin derechos,
que transmite un haz de conocimientos fragmentados con mnemotecnia vacilante,
za la bandera algunos das del ao, asiste a festivales tristsimos y vota por quien
se le diga. Esto, en la capital: en el resto del pas, la funcin de los maestros es
distinta, y en los pueblos lo son, con frecuencia, lderes naturales. Por eso, el PRI
se empea en hacer de los profesores su base persuasiva o ejecutiva. Lo que va
del pizarrn al relleno de urnas.
EL MAGISTERIO Y LA MODERNIDAD