Resumen III D.H
Resumen III D.H
Resumen III D.H
Atención Médica
• Las estrategias de salud pública deben abordar no solo las dimensiones
médicas de la pandemia, sino también las consecuencias inmediatas, a medio y
a largo plazo, sobre los derechos humanos y las cuestiones de género.
Los tratamientos deben ser accesibles a todos, sin discriminación, incluso a los
más vulnerables y marginados.
• Es preciso compilar y publicar datos anónimos sobre la pandemia,
desglosados al menos según el sexo, la edad y la discapacidad.
Medidas de Emergencia
• Los gobiernos tienen que tomar decisiones difíciles en respuesta al COVID-19.
El derecho internacional permite la adopción de medidas de urgencia en
respuesta a amenazas de gran entidad, pero las medidas que limiten los
derechos humanos han de ser necesarias y proporcionales al riesgo estimado, y
deben aplicarse de manera no discriminatoria.
Derecho a la Vivienda
• Cuando se pide a la población que permanezca en sus hogares, es
fundamental que los gobiernos adopten medidas urgentes para ayudar a las
personas que carecen de viviendas adecuadas.
Entre las prácticas idóneas para abordar la situación de los indigentes y las
personas que carecen de viviendas adecuadas figuran la provisión de
alojamientos de emergencia accesible con prestación de servicios para
quienes estén infectados por el virus y deban mantenerse aislados.
Personas Mayores
Las personas de más edad tienen los mismos derechos que cualquier otro
grupo etario y deberían recibir la misma protección durante la pandemia. Debe
prestarse especial atención a los riesgos específicos que afrontan los ancianos,
entre otros el aislamiento y el abandono causados por el distanciamiento físico y
la discriminación por motivos de edad, en el acceso al tratamiento médico.
Los Estados deben adoptar medidas especiales para velar por el acceso a la
información y la igualdad en la prevención y otros aspectos del cuidado sanitario
de todas las personas privadas de libertad y deben examinar de manera
urgente las opciones para ponerlas en libertad, a fin de atenuar el riesgo de
que puedan enfermarse en los centros de reclusión.
Los Estados deben examinar urgentemente las soluciones alternativas al
encarcelamiento, con miras a atenuar el peligro que pesa sobre los centros de
detención; esas alternativas deben tener en cuenta a los reclusos que hayan
cometido delitos de menor cuantía y de índole no violenta.
Las personas que estén detenidas sin base legal deben ser puestas en
libertad, así como las que se encuentren recluidas en centros de tratamiento
forzoso o en programas de rehabilitación por adicción a las drogas.
Debe decretarse una moratoria sobre el encarcelamiento de niños y los Estados
deben poner en libertad a todos los reclusos menores de edad, cuando sea
posible hacerlo con garantías de seguridad.
La situación de las personas con discapacidad y las de edad avanzada que viven
en instituciones es particularmente grave. Las limitaciones del contacto con los
familiares pueden justificarse como parte de las medidas sanitarias de
emergencia.
Información y participación
A menudo los migrantes y refugiados afrontan obstáculos para acceder a los servicios
médicos, entre los que cabe señalar las barreras idiomáticas y culturales, los costos,
la falta de acceso a la información, la discriminación y la xenofobia.
Los migrantes que están en situación irregular pueden ser incapaces de acceder
a los servicios médicos o de aportar información sobre su estado de salud, o
quizá no deseen hacerlo, por miedo a ser detenidos, deportados o multados,
a consecuencia de su situación migratoria.
Los Estados deben aplicar medidas específicas para incluir a los migrantes, los
IDP y los refugiados en los esquemas nacionales de prevención y respuesta al
COVID-19.
Se necesita apoyo internacional urgente para ayudar a los países anfitriones a
mejorar los servicios que ofrecen a los migrantes, IDP y refugiados, así como a
las comunidades locales, y para incluirlos en los dispositivos nacionales de
prevención y respuesta.
Niños.
Antes del brote del COVID-19, aproximadamente uno de cada cinco jóvenes del
mundo carecía de empleo, no estaba escolarizado ni tampoco recibía
formación alguna, y la tasa de paro entre la juventud era tres veces superior a
la del resto de la población en edad laboral.
Los Estados deben velar por que los esfuerzos encaminados a abordar y mitigar
las repercusiones de la pandemia contengan medidas que respondan a la
situación específica de los jóvenes y que refuercen sus derechos, lo que
incluye el derecho a un empleo decente y a la protección social.
En el hogar, las niñas y las mujeres suelen desempeñar la mayor parte de las
tareas domésticas, lo que implica un estrés adicional y aumenta el riesgo de
contraer la infección.
Se necesitan medidas específicas para reducir la repercusión de la crisis sobre
las niñas y las mujeres.
Los servicios de apoyo y los albergues para las víctimas de violencia de género
deben seguir siendo una prioridad, así como la orientación eficaz y la
disponibilidad y accesibilidad de medios para llevar a las víctimas a lugares
seguros. Los mensajes relativos al COVID-19 deben incluir información sobre
los teléfonos y servicios de emergencia.
Pueblos indígenas.
Los Estados deben tener en cuenta que los pueblos indígenas tienen un
concepto diferente de salud, que comprende la medicina tradicional, y deben
consultar y considerar el consentimiento previo e informado de esos pueblos.
Los Estados deben imponer medidas que regulen el acceso de todas las
personas en territorio indígena, en consulta y colaboración con las poblaciones
interesadas, en especial con sus instituciones representativas.
En cuanto a los pueblos indígenas que viven en aislamiento voluntario o en
fase inicial de contacto, los Estados y otros agentes deben considerarlos como
grupos de población especialmente vulnerables.
Minorías.
Los Estados deben aplicar medidas adicionales con el fin de abordar la
repercusión desproporcionada que el COVID-19 puede tener sobre las
minorías, a causa de las zonas remotas donde viven, en las que hay un acceso
limitado a bienes y servicios esenciales.
Los miembros de grupos minoritarios también tienen más probabilidades de
verse excluidos de los cuidados sanitarios por falta de recursos o de
documentación oficial, o por motivos de estigmatización o discriminación.
Debe instarse a los gobiernos que aplican las sanciones a que examinen y retiren de
inmediato las medidas que estorban los esfuerzos de los países para responder a la
pandemia del COVID-19
Trata de personas
La Organización Internacional del Trabajo calcula que alrededor de 1.250
millones de trabajadores perderán su empleo a causa de la pandemia, cifra
que equivale al 38 por ciento de la fuerza laboral del mundo, con lo que muchos
millones de personas quedarán en situación de vulnerabilidad y en riesgo de
sufrir explotación laboral.
Los Estados deberían seguir apoyando la labor de los mecanismos nacionales, entre
otros la provisión de protección y asistencia a las víctimas de la trata
De acuerdo con la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de
Violencia, la perspectiva de género (art. 5º, frac. IX) es una visión científica,
analítica y política sobre las mujeres y los hombres que se propone eliminar
las causas de la opresión de género como la desigualdad, la injusticia y la
jerarquización de las personas basadas en el género.
Para poder cumplir con esta obligación, es de suma utilidad identificar los
niveles y ámbitos de aplicación de la perspectiva de género en la procuración
de justicia, pues esto permite que las autoridades puedan hacerlo de forma
integral.
Dos niveles de aplicación de la perspectiva de género: el nivel técnico, que tiene
que ver con todas las actividades propias de la procuración de justicia, y el
nivel cultural, que es aquel que encontramos en la mentalidad de cada
persona.
Segundo, identificar las situaciones en las cuales están frente a un acto o contexto de
discriminación o violencia de género, para poder atenderlas e investigarlas
diligentemente, y,
Esta ciencia se enfoca en las razones por las que ocurre el crimen: en las
motivaciones que llevan al criminal a cometer el delito y también las relaciones
que ello establece con la sociedad.
Todo con el fin de comprender el crimen y poder ayudar a evitarlo o prevenirlo.
Los Derechos Humanos son entendidos como aquellos que son inherentes al
hombre, los que garantizan que sea digno por naturaleza y que, aunque esa
persona realice actos de irresponsabilidad y con o sin respeto a los demás, no
podrá perder esa dignidad que merece por el simple hecho de existir.
La razón central del cambio ha de verse en los profundos cambios que sufrió, a
su vez, la concepción de la sociedad, la imagen tan interesadamente elaborada
a lo largo del siglo XIX no corresponde, a la realidad social.
Existir una relación entre la criminología y los derechos humanos, ya que esto
permite que se pueda considerar la creación de del problema de la
criminalidad. políticas criminológicas eficaces que puedan velar por la
prevención y ataquen las raíces estructurales
Existe la necesidad de buscar alternativas al castigo y al sistema carcelario y
empezar a apostar por que el fenómeno sea visto desde una perspectiva de
derechos humanos, ya que éstos serán violados siempre que el sistema siga
perpetuando la impartición de justicia como una venganza o como castigo en
vez de como una oportunidad de reinserción
Sociedad actual hay mucha carencia en cuanto a la educación en derechos
humanos, una gran parte de la población no cuenta con la conciencia de que
existen este tipo de derechos y por ello es importante que se hagan todos los
esfuerzos por parte de distintas disciplinas (como en este caso la Criminología),
de promoverlos, y exigir que se lleven a cabo en las esferas gubernamentales.