PLG 1 Año 10.8

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El alm oha dón de


Horacio Ouiroga

Un matrim onio de recién casado s vive l t

una fel icidad apac ible y silenciosa, hasta que la salud (,1 '
de la muj er co mi enza J fl aqu ea r y nadi e compre nde el motivo ...

Su lun a de miel fue un largo esca lofrío.


Huh1n, 11 11ool1 cnl y umida, el ca.rácter duro de su marido
En ese extraño nido de amor, Alicia pasó todo el otoño.
No obstante, había concluido por echar un velo sobre sus
lwlc) sus :,onn<ias nlllorias do novia. El.la lo quería mu- antiguos sueños, y aún vivía dormida en la casa hostil,
el10, sm etnbargo, a veces con un li.gero estremecim iento sin querer pensar en nada hasta que llegaba su marido.
C'llnndo volv iendo do noche juntos por la calle, echaba No es raro que adelgazara . Tuvo un ligero ataque de
unn fu, t1vn llli rada a In ali.a estatura de Jordán, mudo influenza* que se arrastró insidiosam ente días y días ;
r\(' sclo lwc1;1 1111n l1ora . Él, por ::;u parte, la amaba profun- Alicia no se reponía nunca. Al fin una tarde pudo salir
cln rncnt.o, sin darlo ;:i conoce r. al jardín apoyada en el brazo de él. Miraba indiferente a
Dura n to t. ros meses - se habían casado en abril- vi- uno y otro lado. De pronto Jordán, con honda ternura, le
v1e1on un a dicha es pecial. pasó la mano por la cabeza, y Alicia rompió enseguida
S111 dttda llubiera ella deseado menos severidad en en sollozos, echándole los brazos al cuello. Lloró larga-
c'so ngicto cielo de amor, más expansiva e incauta ter- mente todo su espanto callado, redoblando el llanto a
11L11 n; pe ro el im pasible semblante de su marido la con- la menor tentativa de caricia. Luego los sollozos fueron
tcntn siemp re . retardándos e, y aún quedó largo rato escondida en su
La casa en qu e viví.an influía un poco en sus estre- cuello, sin moverse ni decir una palabra.
mecimiento s . La blancura del patio silencioso - frisos, Fue ese el último día que Alicia estuvo levantada.
columnn s y estatuas de mármol- producía una otoñal Al día siguiente amaneció desvanecid a. El médico de
1inprüs ion de palacio encantado. Dentro, el brillo gla- Jordán la examinó con suma atención, ordenándo le
cial ele! estuco*, sin el más leve rasguño en las altas calma y descanso absolutos.
paredes, a.firmaba aquella sensación de desapacible
f11 0 . Al cruzar de una pieza a otra, los pasos hallaban
estuco. Masa de yeso blanco que se emplea para hacer
cico en tod a la casa , como si un largo abandono hubiera molduras y relieves en muros.
sc,nsibili zado su resonancia. influenza. Gripe.

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. . miró con ext ravío, miró la alfomb ra , vo1VJó .
; ~ Allcta 1o .
y des pué s de largo rato de estupe facta con.
-No se -le dijo a Jordan en la puerta de calle. con .
a mirar 1o. ., ,
la voz todav1a baja-. Tiene una gran de bilidad que no . se seren ó. Sonno Y tomo entre las suyas la
frontac10n , . .,
me e>.-. plico. y sin vonuto s . nada ... Si mañ ana s e des- arido acanc1 andola tembla ndo .
mano d e s U m ' ,
pierta como hoy. llamem e ensegu ida. su s alucina ciones mas p orfiada s , hubo un an.
En t r e
Al otro d1a Alicia seguia peor. Hubo consult a . Cons- o en .la alfomb ra sobre los dedos , CJUe
tropo1•de*, apoyad
tatose una anemia de marcha agud1sima, completa- tenía fijos en ella los OJOS .
mente inexpli cable. Alicia no tuvo mas desmay os . pero Los médicos volvieron inútilm ente. Había allí delante
se iba \·isible mente a la muerte . Todo el dia el dormito- de ellos una vida que se acabab a, desang rándose día
rio estaba con las luces prendid as y en pleno silencio . a dia, hora a hora, sin saber absolu tament e cómo. En
Pas abans e ho ras sin 01r el menor ruido. Alicia dor- la última consult a Alicia yacía en estupo r mientras ellos la
mitaba . Jordan vivrn casi en la sala. tambié n con toda pulsaba n, pasánd ose de uno a otro la muñec a inerte. La
la luz encend ida. Paseab a.se sin cesar de un extremo a observa ron largo rato en silencio Y siguier on al comedor.
otro. con incansa ble obstina cion. La alfombra ahogab a -Pst ... -se encogi ó de hombr os desalen tado su mé-
sus pasos . A ratos entrab a en el dormitorio y proseguía dico-. Es un caso serio ... poco hay que hacer. ..
su mudo vaiven a lo largo de la cama. mirand o a su mu- -¡Solo eso me faltaba ! -resop ló Jordán . Y tambori-
jer cada vez que can1ina ba en su dirección.
leó brusca mente sobre la mesa.
Pronto Alicia comenz ó a tener alucinaciones, confu-
Alicia fue extingu iéndos e en subdeli rio* de anemia,
sas y flotant es al principio, y que descen dieron luego a
agravado de tarde , pero que remitía siempre en las
ras del suelo. La joven , con los ojos desmes uradam ente
primera s horas . Durant e el día no avanza ba su enfer-
abierto s . no hacía sino mirar la alfomb ra a uno y otro
medad , pero cada mañan a amane cía lívida, en síncope
lado del respald o de la cama. Una noche se quedó de
casi. Parecía que únicam ente de noche se le fuera la
repent e mirand o fijament e. Al rato abrió la boca para
vida en nuevas alas de sangre . Tenía siempre al des-
gritar. y sus narices y labios se perlaro n de sudor.
- ¡Jordán ! ¡Jordán ! -clan1ó , rígida de espanto , sin pertar la sensac ión de estar desplo mada en la cama
dejar de mirar la alfomb ra. con un millón de kilos encima . Desde el tercer día este
Jordán corrió al dormitorio , y al verlo aparece r Alicia hundim iento no la abando nó más . Apena s podia mover
dio un alarido de horror. la cabeza . No quiso que le tocaran la cama, ni aun que
- ¡Soy yo , Alicia , soy yo! le arregla ran el almoha dón. Sus terrore s crepusculares
avanza ron en forma de monstr uos que se arrastraban
hasta la can1a y trepab an dificul tosame nte por la colcha.

# ~ J
Perdió luego el conoci miento . Los dos días finales
deliró sin cesar a media voz . Las luces continu aban
fúnebr emente encend idas en el dormit orio y la sala.
En el silencio agónic o de la casa no se oía más que
1

el delirio monóto no que salía de la cama, y el rumor


ahogad o de los eterno s pasos de Jordán .
Alicia murió, por fin . La sirvien ta, que entró despues
ª deshac er la cam a , sola ya, miró un rato extrañada el
almoha dón.
-¡Seño r ! -llamó a Jordán en voz b aja- . En el alrno·
had . l1ªY manch as que parece n de sangre .
on
Jo rd án se acercó rápida ment e y se dobló a sn \'e:' t:'1
Efe t ivamen
· O
c te, sobre la funda a ambos ]actos •
hueco que hat ia · d . , . e ve1 r.:1
eJado la cabeza d e Alicia, s
man chitas oscura s.
~ '

antropoide A .
subdelir io · ~~lal con fo rma semejan te a la huma _ª·
11

· D~hno tranqu ilo en e l que e l enfermo dice


P a Ia b ras IIlcoh
bando e· erentes al s er interrog ado . JI
· lllta con Ia que se solí ~
-Parecen picaduras -murmuró
f Análisis literario
1. Indiquen con una X las frases que no
la sirvienta después de un rato de
inmóvil observación. describen lo sucedido en el cuento.
-Levántelo a la luz -le dijo Jordán. O a. Jordán está preocupado por Alicia .
La sirvienta lo levantó, pero enseguida lo dejó caer, y O b. Alicia es acosada por un fantasma .
se quedo mirando a aquel, lívida y temblando. Sin saber O c. El doctor cree haber encontrado la cura
por qué, Jordan sintió que los cabellos se le erizaban.
para Alicia.
-¿Que hay? -murmuró con la voz ronca. Nivel
O d. Alicia tiene pesadillas y delirios.
-Pesa mucho -articuló la sirvienta, sin dejar de
temblar.
Jordan lo levantó ; pesaba extraordinariamente. Sa-
O e. La criada es la verdadera culpable de la
muerte de Alicia.
1h
lieron con él, y sobre la mesa del comedor Jordán cortó O f. Un parásito se alojó en el almohadón de
funda y envoltura de un tajo . Las plumas superiores plumas de Alicia.
volaron, y la sirvienta dio un grito de horror con toda
la boca abierta, llevándose las manos crispadas a los
2. Expliquen en su carpeta el motivo por el cual
bandós*. Sobre el fondo , entre las plumas , movien-
la salud de Alicia empeoraba durante las noches.
do lentamente las patas velludas , había un animal
monstruoso , una bola viviente y viscosa. Estaba tan
hinchado que apenas se le pronunciaba la boca.
Noche a noche , desde que Alicia había caído en 3. Señalen con una ✓ la explicación correcta
cama, había aplicado sigilosamente su boca -su trom-
del final del cuento.
pa, mejor dicho- a las sienes de aquella, chupándole
la sangre. La picadura era casi imperceptible. La remo-
O a. Alicia es acosada por un fantasma que
ción diaria del almohadón había impedido sin duda su habita la casa y muere de terror.
desarrollo, pero desde que la joven no pudo moverse, Ü b. El doctor encuentra la cura para la Nivel
la succión fue vertiginosa. En cinco dias , en cinco no-
ches , había vaciado a Alicia.
Estos parásitos de las aves , diminutos en el medio
enfermedad de Alicia.
Ü c. El insecto es un monstruo cuya existencia
resulta inexplicable.
cP
habitual, llegan a adquirir en ciertas condiciones pro-
Ü d. La causa de la muerte de Alicia no se revela.
porciones enormes . La sangre humana parece serles
particularmente favorable, y no es raro hallarlos en los
Ü e. La enfermedad y muerte de Alicia son
almohadones de pluma. provocadas por un parásito.

-fü.lEBl·i•l1OM!fhí,ww- . . _---
1
4. Señalen en el cuento tres indicios de la causa
Nació en Salto, Uruguay, y falleció en Buenos de la muerte de Alicia.
Aires . Fue periodista, profesor de castellano Y
literat ura, y tamb ién trabajó como fotógrafo, t 5. En su carpeta, reescriban el siguiente
ent re otras profesio nes a las que se dedicó.
• fragmento como un narrador testigo.
Reconoci do como uno de los maestros del cuento
Nivel

1
la t inoame ricano, sus histo ri as muchas veces son
sombrías y muest ran un enfrentamiento entre
el homb re y ta natu raleza . Se lo ha asoc iado al
padre de l cuento mod erno, Edga r All an Poe .
Alicia murió, por fin. La sirvienta, que entró
después a deshacer la cama, sola ya, miró un rato
extrañada el almohadón.
- ¡Señor! - llamó a Jordán en voz baja- . En el
r:
1
Lo qur no ~e conore . Pasó gran partr almohadón hay manchas que parecen de sangre.
de su vid a en la se lva mi sione ra junto
con sus hijo s, y de est e pai sa je obtu vo
1
6. Propongan un nuevo título qu e no mencione la
inspirac ión para mu cho s de sus relat os.
ca usa de la muerte de Alici a.

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