Tarea de La Criminologia Sobre Teoria Criminologica

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Teorias criminologicas

La Anomia
Teoría de la Reacción Social o Etiquetamiento (Labeling Approach)
Teoría de la Asociación Diferencial y Teoría del Aprendizaje
La Teoría de Las Ventanas Rotas
Teoría del Patrón del Delito
Teoría General de la Delincuencia o del Autocontrol
Teoría de la Subcultura Delincuente
Teoría Integradora
Introducción
Definitivamente el estudio de la delincuencia, sus motivos y consecuencias han sido objeto de
estudio en cualquier sociedad, y aunque estos estudios estén delimitados por sus propios
contextos, sirven de base o dan pie a su migración a otros contextos.
Claramente las teorías representadas en la criminología crítica son un ejemplo de ello, ya que
desde principios del siglo pasado hasta la fecha han evolucionado y mostrado la pertinencia de
sus resultados, por ello que acá se presentan una serie de estas teorías, sus postulados y parte
de esos resultados obtenidos.
Pudiendo con lo anteriormente indicado, hacernos una idea de su importancia en el proceso de
estudio de la criminología.
La Anomia
Concebida en sus inicios como el rechazo o la no aceptación de la norma, es una teoría que
expresa el fenómeno patológico de desorganización social, que se da cuando las normas no
satisfacen al individuo, produciéndose un vacío de normas, o cuando el individuo no esta
integrado a la sociedad, no se considera atado a las regulaciones sociales que para el han
dejado de funcionar súbitamente (para el o para su grupo).
Actualmente se puede conceptualizar La Anomia como la falta de normas o incapacidad de la
estructura social de proveer a ciertos individuos lo necesario para lograr las metas de la
sociedad.
Como abanderados en esta teoría nos encontramos con Emilio Durkein en sus obras División del
Trabajo Social (1893), Las Reglas del Método Sociológico (1895) y El Suicidio (1897), como
precursor y Robert K. Merton en su obra Teoría Social y Estructura Social (1938) quien desarrollo
y amplió el trabajo de Durkein.
E. Durkein.
Su enfoque acerca de la anomia se encuentra distribuido entre sus obras, es por ello que para
entender esta teoría hay que hacer un recorrido por las mismas, en tal sentido tenemos:
División del Trabajo Social: Durkein expresa que con la división patológica del trabajo, se
destruye la solidaridad social, el apoyo fraterno y la cooperación. Es decir, que la división del
trabajo significa una diferenciación de la cooperación, que repercute directamente sobre las
formas de solidaridad. Es por ello que en las sociedades con una gran diferenciación de
funciones (sociedades industrializadas), se comprueba un debilitamiento de la conciencia
colectiva y una mayor acentuación de las diferencias individuales. Teniendo entonces que la
Anomia es en sí, es el estado de desintegración social originado por el hecho de que la división
del trabajo, obstaculiza cada vez mas un contacto lo suficientemente eficaz entre los obreros,
siendo barrera para una relación social satisfactoria.
El Suicidio: en esta obra se puntualiza que en las épocas de prosperidad económica y de
depresión aumentan los casos de suicidios. Cuando las necesidades de las personas no pueden
ser satisfechas con los medios disponibles, estas personas incurren en el suicidio.
Catalogándolos de la siguiente manera:
Los suicidios altruistas, representados por aquellos que se suicidaban en pro de la sociedad o el
bien común.
Los egoístas, llevados acabo por aquellos individuos encerrados en ellos mismos, en sus propias
insatisfacciones individuales, aislados, en una integración ineficiente, lo que los lleva a este acto.
El Anómico, que es cuando las normas han dejado de satisfacer al individuo y su falta de
integración a la sociedad lo lleva a esta tendencia.
Las Reglas del Método Sociológico: se partió de las premisas de que la criminalidad es normal y
que la criminalidad es un hecho social que debe ser explicado socialmente. Con ello se comenzó
a explicar que el comportamiento desviado es de importancia, debido a que da comienzo al
estudio de que la criminalidad y el delito, como el comportamiento desviado en general,
pudiese ser observado, comprobado y se convirtiera en una categoría del conocimiento
sociológico, pasando del plano individual, al plano social.
En síntesis, para Durkein, la anomia es el fracaso o ausencia de un sistema de convicciones
morales arraigadas colectivamente para una persona o grupo social.
Robert K. Merton.
Para Merton, la inquietud de que esta teoría a través del desarrollo de una interpretación social
del comportamiento desviado (criminal), de que la desviación y el crimen son inherentes a
cualquier sociedad y que la fuente de las conductas desviadas y del delito es la misma sociedad,
se avoco a la tarea de una sistematización del concepto de anomia.
Este autor, introduce en la teoría el factor cultural, separando la estructura cultural de la
estructura social. Teniendo entonces que la estructural cultural entiende las concepciones
generales de objetivos y las normas, según las cuales los hombres se orientan; y la estructura
social, consiste en el sistema de relaciones sociales que son de varias maneras determinantes
para cada uno como miembro de la sociedad.
De lo anterior se puede entonces expresar que la estructura cultural esta representada por el
grupo de normas que regulan el comportamiento de un grupo o de la sociedad; y la estructura
social, constituida por los roles y el estatus social, es en donde se genera la anomia, se destacan
dos elementos: objetivos y medios. Los objetivos que vienen dados por la estructura cultural y
los medios que permiten alcanzarlos se encuentran inmersos en la estructura social y que se
encuentran a disposición de todos los miembros de la sociedad.
Se tiene entonces que cuando existe equilibrio entre los objetivos y medios, las sociedades son
relativamente unificadas y estables, aunque cambiantes (situación ideal) y que cuando las
aspiraciones culturales prescritas y los caminos socialmente estructurales para llegar a ellos se
encuentran disociados, se generan conductas anómalas. Llevando al individuo expuesto a dicha
disociación a aceptar o rechazar los fines o los medios, según sea el caso.
Se puede entonces expresar, de todo lo desarrollado hasta ahora del pensamiento de Merton
puntualizar las siguientes situaciones problemáticas:
Desequilibrio cultural entre fines y medios: objetivo e instrumento.
Universalismo en la definición de los fines, extensión a todos los ciudadanos.
Desigualdad al acceso a las oportunidades: limitaciones a bajo nivel social.
Disfunción: entre valores y normas.
Como respuestas a esas diferentes situaciones problemáticas, Merton destaca cinco formas
adaptativas del hombre al medio social:
a) Innovación: el sujeto ve a través de medios ilícitos o delincuenciales una buena forma de
conseguir sus objetivos. Es la única forma criminal de todas. Merton defiende que la mayoría
son de clase baja.
b) Conformidad: el individuo cree que debe conseguir los objetivos con los medios lícitos
exclusivamente. Esta respuesta es la mayoritaria dentro de la sociedad.
c) Ritualismo: se renuncia a conseguir las metas y objetivos socialmente descritos como
exitosos. Es una desviación no delictiva, que suele darse en clases medio-bajas.
d) Apatía: también se denomina retraimiento; es un alejamiento de los valores culturales de la
sociedad en cuanto a objetivos de éxito y a los medios no lícitos. Suelen dar lugar a alcohólicos,
mendigos, vagabundos, etc.
e) Rebelión: un grupo o colectividad pone en duda los valores establecidos. Estas personas
anteriormente han intentado lograr los éxitos sin desviación pero han fracasado
Teoría de la Reacción Social o Etiquetamiento (Labeling Approach)
La Teoría de la reacción social, Teoría del etiquetado, Teoría del etiquetamiento o labeling (en
inglés Labeling theory) es una de las teorías microsociológicas de la sociología de la desviación
desarrollada durante la década de 1960 y 1970 que postula, en relación con las teorías de las
relaciones sociales, que la desviación no es inherente al acto concreto sino que es una
manifestación de la mayoría social que califica o etiqueta negativamente los comportamientos
de las minorías al desviarse de las normas culturales estandarizadas de la mayoría. La teoría ha
prestado especial atención a distintos colectivos o minorías que habitualmente sufren el
etiquetado o calificación negativa por su desviación de la norma mayoritaria social (grupos de
personas en situación de discapacidad física, psíquica o mental, criminales, homosexuales,
niños, ancianos, minorías raciales, etc.)
Para Becker citado por García (p. 500), "el fenómeno del etiquetamiento, es una manifestación
de relación de poder, donde se comprende la conducta del desviado y también está constituida
por la acción de otros, que son aquellas personas que elaboran las reglas de cuya violación fue
encontrado culpable", es decir, que el comportamiento desviado es creado por la sociedad en el
sentido, en que grupos sociales ocasionan ese comportamiento, porque forman reglas, cuya
violación constituye un comportamiento desviado.
Las normas, como reglas del comportamiento que son elaboradas por los grupos sociales, se
caracterizan por si una persona viola estas normas grupales es considerada como desviadas
desde el punto de vista del grupo. La misma situación perversamente desde el punto de vista
del etiquetado como desviado, pueden ser o son considerados como extraños, aquellas
personas que elaboraron las reglas, de cuya violación fue encontrado culpable. Siendo estos los
puntos de vista del que impone la etiqueta y del etiquetado.
En el etiquetamiento, la proposición de mayor interés es la clasificación de la acción humana y
un individuo como desviado o conformista. No sólo le interesa el esquema de las normas, pues
le interesa también el proceso de calificación, y el proceso de interacción, en cuyo desarrollo,
unos hombres le atribuyen a otros la condición de personas desviadas. Por la aplicación de las
normas son definidos como desviados los violadores de las mismas.
Por todo lo antes expuesto, Becker concluye "que el comportamiento desviado (del
etiquetamiento), es creado por la sociedad en el sentido, en que grupos sociales ocasionan ese
comportamiento, porque forman reglas, cuya violación constituye un comportamiento
desviado".
La teoría del "etiquetado" presenta las siguientes características:
a) Consiste en un cambio de enfoque dentro de las teorías del proceso social, no se interesa por
las causas del delito sino que analiza las situaciones postdelictivas, es decir, cuando el
delincuente es castigado y "etiquetado" como criminal.
b) La actividad criminal no existe como tal, ningún comportamiento humano, por desviado que
sea, se convierte en delito sino en virtud de la actividad de las instancias de control formal (si
alguien roba y no es detenido no puede ser calificado de ladrón).
c) No existe una distribución uniforme de la delincuencia entre la población, la realidad
carcelaria tampoco es representativa de la objetiva medida de la criminalidad. El estatus social
es el filtro que selecciona discriminatoriamente el adjetivo de "delincuente".
d) Proceso de estigmatización: el individuo interioriza el rol de delincuente como consecuencia
del "etiquetado", lo cual le aboca hacia la carrera criminal. Es la denominada desviación
secundaria.
Esta teoría se denomina también de la reacción social ya que, atendiendo a la estigmatización o
efecto criminógeno, la sanción se base en dos conceptos:
La calificación de una conducta como desviada la hace la propia sociedad cuando una conducta
se aparta de lo socialmente establecido.
La reacción social es el proceso generado tras el etiquetado. Es una estigmatización que
aumenta cuando el individuo, además de haber delinquido, ingresa en prisión. Es apartado de
su contexto social y sometido a otro que va a influir en él.
Tras ser etiquetado, el individuo ingresa en el grupo penitenciario, asume nuevos roles que le
provocan cambios de distinta naturaleza, ese nuevo entorno acentúa su estigmatización. El
etiquetado de delincuente aboca al sujeto a la carrera delictiva.
El aporte hecho por Lemert, se fundamenta en la bifurcación que hace de la desviación,
indicando la existencia de una desviación primaria y de una desviación secundaria. En tal
sentido tenemos que:
La desviación primaria no provoca efectos singulares en la estructura sociológica, si no están
acompañados de reacciones de reprobación, condena y aislamiento, que conducen al individuo
a reelaborar la percepción de sí mismo y de su rol social.
La desviación secundaria, asume una importancia significativa, porque se convierte en el
mecanismo de justificación y de defensa frente a las actitudes reprobatoria de la colectividad.
Para Lemert, citado por García (p. 502) "el camino de la desviación y del delito en la sociedad
pluralista, dependen más de las posibilidades, de que los institutos de control social reaccionen
contra estos, tiene la sola reacción del público".
Escuela de la Desorganización Social de Chicago.
Las investigaciones criminológicas, encaradas a nivel científico y sistemático, se inician
precisamente hacia 1920, en la Universidad de Chicago. Se llevan a cabo con el objetivo de
estudiar los fenómenos de desorganización social que acompañan a los grandes cambios
económicos y urbanísticos de la ciudad y planificar, sobre estos fundamentos, las reformas
sociales pertinentes. La así llamada "Escuela Criminológica de Chicago" tiene su sede en el
Departamento de Sociología de dicha universidad, el cual fue creado en 1880.
En 1914 ingresa en el plantel de profesores de dicha casa el periodista y sociólogo Robert Ezra
Park. Este notable investigador, reúne a su alrededor un equipo de sociólogos, colegas y
discípulos suyos, que son quienes llevan adelante la serie de trabajos criminológicos que hace
célebre a la escuela. Las áreas socioeconómicas, las pandillas adolescentes y las subculturas que
tenían en jaque a la ciudad, fueron sin duda sus temas predilectos. Sin embargo, también se
distinguieron por el estudio de los distintos patrones de las carreras criminales, así como por el
diseño de tablas de predicción, relativas a la libertad bajo palabra.
De esta manera, inician y plasman la pujante tradición ecológica, que virtualmente va a
acaparar los mayores afanes investigativos de la sociología norteamericana e incluso de la
inglesa. Esta orientación encarna fundamentalmente el positivismo y el cientificismo de Comte y
Spencer, no el de Emilio Durkheim. Sus estudios, comúnmente comprendidos bajo la
denominación de Social Surveys, se caracterizan, en efecto, por las siguientes notas: son
empíricos, concretos, detallados, de limitado alcance, de corte antiteórico, y ejecutados con una
metodología meticulosa que privilegia la cuantificación y codificación de datos casi hasta la
exageración.
Otro de los grandes exponentes de esta escuela fue Edwin Sutherland, con su teoría de la
Asociación Diferencial y Teoría del Aprendizaje.
Teoría de la Asociación Diferencial y Teoría del Aprendizaje
La Teoría de la Asociación Diferencial de Sutherland, parte de una concepción culturalista de la
desorganización social, según la cual, constituía el síndrome de la ruptura de los viejos cánones
culturales y en este ámbito, donde comienza a formarse los nuevos valores, aparecen
comportamientos desviados y criminales opuestos y negadores de los otros.
Esta teoría trata de explicar con la ayuda diferencial de los grupos, el proceso por el cual una
persona se hace criminal. Una persona se hace criminal cuando aprende más modelos de
favorecer la infracción de la ley, que modelos que la desaprueban.
Sutherland estudio al ladrón profesional y observo que el hurto profesional no era una actividad
individual y aislada, sino que era algo que se aprendía en contacto con otras personas (en
relación con otros ladrones que muestran como hacerlo: cuál es la técnica a usar y, al mismo
tiempo proporcionan ciertas actitudes que justifican la criminalidad del acto).
Este autor insiste sobre la dimensión grupo y sobre la dimensión aprendizaje que existen, según
afirma, porque el ladrón profesional existe (el ladrón profesional no será un ladrón profesional
si, de alguna forma, no estuviera en contacto con otros ladrones profesionales).
Se aprecia, entonces, que lo de "diferencial" significa que (en la mayoría de los casos) un
individuo se vuelve delincuente al estar más frecuentemente en relación con modelos
criminales que con modelos no criminales (Sutherland, no habla de individuos, sino de modelos,
es decir: ejemplos, palabras, actitudes, valores).
Para explicar esta teoría, se tiene que:
a) El proceso del cual resulta el comportamiento criminal no difiere en nada del proceso que
conduce al comportamiento normal (el individuo hace su aprendizaje del crimen en el seno de
una familia y de diversos grupos, es decir, aprendía el mismo título que él no criminal).
b) El comportamiento criminal está implicado en el sistema de la sociedad (hecho de
asociaciones de tipos diversos grupos), al igual que lo está el comportamiento normal; cada uno
está comportamiento forma parte de una misma sociedad se tiene subgrupos, su pandillas, sus
planes de sus asociaciones, más o menos accidentales; todos y cada uno de ellos son
estructurados conforme a una escala de valores que sus miembros respetan.
c) La personalidad criminal funciona en el seno de este sistema, las asociaciones se crean a
partir de los intereses propios de una cierta categoría de individuos; y la personalidad criminal
está involucrada ahí, o título que no está una personalidad normal en las asociaciones que
persiguen un fin normal; ahora bien, como las asociaciones tienen un fin cultural que les es
propio, el valor de la cultura criminal estimula en forma positiva la conducta criminal.
d) Las diferencias individuales no juegan papel alguno en el futuro de la persona criminal, sino
en la medida en que su participación en la cultura criminal sea más estrecha (un niño está más
predispuesto al crimen, más por su medio familiar deficiente que por su herencia o por los
efectos de su organismo). Se concluye de aquí, que una integración satisfactoria en una buena
sociedad, reduciría considerablemente la influencia de los factores criminógenos personales (en
una delicada cuestión de equilibrio entre las fuerzas pro y antisociales de orden individual y
colectivo).
e) Los conflictos de intereses provocados en las asociaciones diferenciales son los mismos que
se encuentran en el origen de toda especie de asociación (el ser humano prácticamente no
puede realizar nada sólo por sus propios medios, sino que, para ello, necesita relacionarse con
otros que tengan objetivos comunes).
f) El nacimiento de asociaciones en competencia más o menos violenta, puede conducir a la
desorganización de la sociedad por el debilitamiento de los valores comunitarios (a un cierto
grado, el disgregamiento cultural crea una subcultura, integrada alrededor de valores
propuestos o diferenciales a los de la comunidad; hecho que puede favorecer al surgimiento de
la subcultura criminal).
La teoría de las ventanas rotas
En criminología, la teoría de las ventanas rotas sostiene que mantener los entornos urbanos en
buenas condiciones puede provocar una disminución del vandalismo y la reducción de las tasas
de criminalidad.
Una buena estrategia para prevenir el vandalismo, dicen los autores del libro, es arreglar los
problemas cuando aún son pequeños. Repara las ventanas rotas en un período corto, digamos
un día o una semana, y la tendencia es que será menos probable que los vándalos rompan más
ventanas o hagan más daños. Limpia las aceras todos los días, y la tendencia será que la basura
no se acumule (o que la basura acumulada sea mucho menor). Los problemas no se intensifican
y se evita que los residentes huyan del vecindario.
Entonces, la teoría hace dos hipótesis: 1) que los crímenes menores y el comportamiento
antisocial disminuirán, y 2) que los crímenes de primer grado, como resultado, se prevendrán.
Las críticas a la teoría tienden a enfocarse únicamente en la segunda hipótesis.
fue aplicada por primera vez a mediados de la década de los 80 en el metro de Nueva York, el
cual se había convertido en el punto más peligroso de la ciudad. Se comenzó por combatir las
pequeñas transgresiones: graffitis deteriorando el lugar, suciedad de las estaciones, ebriedad
entre el público, evasiones del pago del pasaje, pequeños robos y desórdenes. Los resultados
fueron evidentes. Comenzando por lo pequeño se logró hacer del metro un lugar seguro.
Posteriormente, en 1994, Rudolph Giuliani, alcalde de Nueva York, basado en la teoría de las
ventanas rotas y en la experiencia del metro, impulsó una política de 'tolerancia cero'. La
estrategia consistía en crear comunidades limpias y ordenadas, no permitiendo transgresiones a
la ley y a las normas de convivencia urbana. El resultado práctico fue un enorme abatimiento de
todos los índices criminales de la ciudad de Nueva York. La expresión 'tolerancia cero' suena a
una especie de solución autoritaria y represiva, pero su concepto principal es más bien la
prevención y promoción de condiciones sociales de seguridad.
No se trata de linchar al delincuente, ni de la prepotencia de la policía, de hecho, respecto de
los abusos de autoridad debe también aplicarse la tolerancia cero.
No se trata tampoco de la pena de muerte ni del ojo por ojo ni siquiera de bajar la edad penal,
sino más bien un conjunto de ideas que debidamente aplicadas deberían resultar en un
beneficio para cualquier sociedad.
No es tolerancia cero frente a la persona que comete el delito, sino tolerancia cero frente al
delito mismo.
Se trata de crear comunidades limpias, ordenadas, respetuosas de la ley y de los códigos básicos
de la convivencia social humana.
Teoría del Patrón del Delito
Brantingham propusieron en 1994 una integración de teorías sobre el ámbito físico y la
motivación del delincuente, denominándola la teoría del patrón delictivo. ... Esta teoría se
fundamenta en conocer cómo el entorno físico, las pautas sociales y el comportamiento de las
víctimas aumentan las oportunidades para el delitoEsta teoría trata de dar explicación al hecho
de que la distribución de los delitos en los escenarios urbanos no es uniforme ni aleatoria, sino
que presenta patrones claramente identificables particularmente, estos autores estuvieron
influenciados por el enfoque de las actividades rutinarias, planteando que la distribución del
delito se asocia a la distribución de las actividades claves de la comunidad, y se relaciona con la
familiaridad que el infractor tiene con ciertos espacios urbanos y no con otros. De modo que el
delito ocurrirá en unas localizaciones concretas impredecibles, que están definidas por la
intersección entre las oportunidades para el delito que ofrecen las actividades rutinarias de los
ciudadanos y el conocimiento que el infractor tiene de esos lugares.
Estos autores señalan que incluso los infractores habituales pasan la mayor parte del día
realizando otras actividades no delictivas. Asumen que los patrones de movimientos de los
infractores en el espacio y en el tiempo son iguales a los de cualquier otra persona y seguido las
personas que en algún momento cometen un delito pueden tener también un empleo y una
familia y salen a comer y a comprar como todo el mundo. Al mismo tiempo, el resto de la
población está inmersa en sus actividades habituales y se desplaza entre ellas. Por tanto, los
elementos que dan forma a las dinámicas de las actividades ilegales de nuestras ciudades,
también dan forma a las dinámicas de las actividades delictivas.

Esta teoría, se divide en cuatro puntos claves, los cuales permiten una mejor comprensión de
la misma a través del estudio de estos elementos:
Disminución de la distancia.
Se trata de un patrón bien establecido empíricamente en la criminología, que viene
detectándose desde los años 50, y que hace referencia al hecho de que la mayoría de
infractores cometen una gran cantidad de los delitos relativamente cerca de su hogar.
Este patrón se debe tomar en cuenta para determinar cómo sería el área de búsqueda de
objetivos/víctimas de un único factor. El área de mayor intensidad búsqueda es la más cercana
al lugar, decayendo la intensidad de búsqueda al aumentar la distancia. Esto es lógico por el
gasto y el esfuerzo necesario para viajar más lejos. Además, el infractor dispone de un mayor
conocimiento espacial y sobre posibles objetivos y rutas de escape en las zonas que frecuenta.
Hay que señalar que inmediatamente alrededor del hogar suele haber lo que se denomina una
zona de seguridad, una pequeña zona en la que apenas delinquiría el infractor puesto que si
podría ser reconocido.
Espacios de actividad y conocimiento.
Normalmente, un individuo (sea o no infractor) conoce bien las zonas en que reside y los
lugares en que desarrolla actividades, así como los caminos para desplazarse entre esos lugares.
Es decir, conoce bien ciertos modos, y las rutas que emplea para desplazarse entre los nodos. El
conjunto de nodos que habitualmente visitamos, junto con el conjunto rutas por las que nos
desplazamos, constituyen el espacio de actividad. Las áreas que quedan dentro de nuestro
campo visual cuando estamos en el espacio de actividad constituyen el espacio de
conocimiento. Fuera de estos lugares, hay otras muchas zonas de la ciudad que la persona no
conocen detalles, y que por tanto, están fuera de su espacio de conocimiento.
Patrón de delitos para un individuo.
Combinando el conocimiento sobre la tendencia a delinquir en las zonas conocidas, en áreas
relativamente pequeñas alrededor del hogar u otros lugares clave, con los conceptos de
espacios de actividad y conocimiento; la teoría establece que un patrón plausible de actividad
delictiva sería en zonas cercanas a sus espacios de actividad.
Hay que tomar en cuenta, que en esos lugares deben existir objetivos atractivos para el
delincuente, y que infractor y objetivo han de coincidir en el espacio y en el tiempo, así que los
patrones de actividad de infractores y víctimas tienen que coincidir en esos mismos puntos y
que la víctima sea evaluada como un buen objetivo.
Generadores y atractores del delito.
Otro aspecto que determina cómo sería el patrón delictivo, en una ciudad o comunidad, es la
localización de dos tipos de lugares: los generadores del delito y los atractores del delito, los
cuales podemos representar de la siguiente manera:
Lugares generadores del delito: son lugares en los que coinciden gran número de personas por
razones relacionadas sin motivaciones criminales, pero los que pueden acabar ocurriendo
delitos. Por ejemplo, estadios deportivos o un concierto musical. Algunas personas que no
fueron al lugar con intención de cometer un delito pueden acabar haciéndolo, al presentárseles
la oportunidad (tal vez observa una cartera desatendida ocurra una agresión como
consecuencia del consumo excesivo de alcohol).
Lugares atractores del delito: son zonas concretas que representan oportunidades conocidas
para el delito y a las que los infractores acuden con la intención de cometer un delito concreto.
Por ejemplo, zonas de ocio nocturno, ciertos transportes públicos, estacionamientos etc. Los
infractores pueden recorrer grandes distancias para llegar a estos emplazamientos propicios
para la comisión del delito.
Teoría General de la Delincuencia o del Autocontrol
La Teoría del Autocontrol es una perspectiva en Criminología que trata de explicar la
distribución del delito entre personas, grupos y sociedades, suponiendo que el comportamiento
humano es, de por sí, problemático, tratando de comprender cuáles son las fuerzas que obligan
a los individuos a comportarse de una forma acorde a las normas sociales (Gottfredson y
Hirschi, 1990). Por tanto, y según estos autores, cualquier persona ha tenido, en alguna ocasión,
la tentación de llevar a cabo comportamientos que la sociedad califica como negativos: ante la
posibilidad de que su conducta pueda verse expuesta públicamente, inhiben esa tentación, a
diferencia de aquellos que tienen poco que perder, que se dejarán tentar en mayores
proporciones. La base de este comportamiento se ubica en las vinculaciones que los seres
humanos establecen con sus padres o cuidadores en los inicios de la vida, los cuales se
desarrollan hacia la tendencia de regular el comportamiento individual en función de las
consecuencias negativas que acarrea
Partiendo de que el control social es el conjunto de prácticas, actitudes y valores destinados a
mantener el orden establecido en las sociedades, y aunque a veces el control social se realiza
por medios coactivos o violentos, el control social también incluye formas no específicamente
coactivas, como los prejuicios, los valores y las creencias. En tal sentido estos autores,
dimensionan al control social en su teoría se la siguiente manera:
Las relaciones sociales: las relaciones sociales fuertes fomentan la conformidad. Por el
contrario, para aquellos individuos que no se sientan muy vinculados con su familia, amigos o
compañeros de trabajo, los costes de la conducta desviada son mayores.
La estructura de oportunidades: quienes cuentan con más oportunidades legítimas para
satisfacer sus intereses tendrán más ventajas en la conformidad. Los que tienen poco control o
reducida confianza en el futuro tienen más posibilidades de presentar pautas de conducta no
convencionales.
La implicación: una fuerte implicación en actividades lícitas (trabajar, estudiar, practicar
deportes) inhibe el comportamiento desviado. La ausencia de actividad en estas facetas
cotidianas puede suponer terminar empleando el tiempo en actividades no legítimas.
Las creencias: los individuos que aceptan y asumen las pautas morales preponderantes en la
sociedad en la que se inscriben y que respetan la autoridad tendrán más facilidad para reprimir
las tentaciones, que los que se muestran más disconformes a estas pautas morales.
Teoría de la Subcultura Delincuente
Albert Cohen, propulsor de la Teoría de la Subcultura Delincuente, postula que los niños son
delincuentes porque la escuela recoge los valores de la clase media. Al tratar de alcanzar esas
metas el niño no puede, por tanto, la escuela les crea frustración y baja autoestima.
Cohen desarrolló su teoría de las Subculturas Delictivas colocando como objeto de su análisis a
la delincuencia juvenil, específicamente el grupo integrado por jóvenes de sexo masculino cuyas
familias pertenecen en su mayoría a la clase obrera. Su actividad en el grupo se va a caracterizar
porque el delito es para ellos una actividad que les produce placer, satisfacer el ocio y les
permite elevar su status dentro de su grupo (Delincuencia Expresiva); ese placer es originado en
el daño que ocasiona al semejante (Delincuencia Maliciosa), y en producir temor a los otros
grupos en vista de desafiar el orden jurídico establecido (Oposición a las Normas Dominantes).
Por otro lado, los delitos que comete el grupo serán de la más variada índole (Versatilidad);
todos ellos ejecutados sin mucha planificación (Búsqueda de Placer a Corto Plazo), pero
caracterizados por una plena solidaridad con los otros miembros del grupo (Énfasis en la
Autonomía del Grupo), contrariamente a las relaciones con los otros grupos con los cuales
tienden a ser hostiles y resistiéndose a toda la gama de instituciones, como la escuela y la
familia, que perseguirán regular su comportamiento.
Según Cohen la subcultura criminal se caracteriza por:
1) Es gratuita (no lucrativa; en el sentido de que los propios hechos criminales no persiguen la
obtención de un beneficio económico sino otros objetivos), maliciosa (por cuanto la satisfacción
deriva precisamente de la disconformidad de los otros), destructiva (porque se enorgullece de
hacer aquello que es incorrecto según los estándares de las clases medias).
2) Una actitud valorativa ambivalente, cuando menos respecto a las normas de la cultura oficial.
Hedonismo inmediato porque la subcultura propugna una satisfacción inmediata frente a la
postergación del placer que caracteriza la actitud de las clases medias. Espíritu de grupo en
cuanto intolerancia de toda restricción o limitación que trate de ejercerse desde el exterior de la
propia subcultura.
3) La subcultura criminal es una subcultura de grupo y no una solución privada, individual.
Admite la existencia de una pluralidad de tipos de delincuentes juveniles, algunos de los cuales
vendrían determinados no ya por factores subculturales, sino psicogenéticos. Pero su enfoque
es sociológico, a Cohen no le preocupa por qué un joven pasa a formar parte de una
determinada subcultura, sino por qué existen las subculturas criminales y cuál es la génesis de
las mismas.Según Cohen, dicho conflicto admite tres opciones:
Adaptación (college boy): El college boy trata de asumir valores culturales y sociales de las
clases medias, a pesar de las insalvables carencias escolares, sociales e incluso lingüísticas para
adaptarse al estilo de vida de aquellas.
Transacción o pacto (corner boy): El corner boy representa la respuesta más común, de
acomodación social.. No rompe frontalmente con la sociedad oficial, pacta y convive con ella.
Acepta las limitaciones que derivan de su pertenencia de clase y trata de aprovechar las
oportunidades del medio. Es fiel a los valores de su grupo, pero no opta de modo manifiesto por
la vía del delito.
Rebelión frente a los valores de las clases medias (delinquent boy): El delinquent boy resuelve
su frustración de estatus enfrentándose de forma abierta a los valores convencionales de las
clases medias. Como dice Cohen, la subcultura delincuente no acepta "pactar". No tolera
ninguna ambigüedad.
Teoría Integradora
Estas teorías intentan integrar los diferentes conocimientos acumulados por las distintas teorías
criminológicas para conseguir un mejor y más completo conocimiento de la delincuencia. La
integración requiere determinar los factores asociados a la delincuencia. Es decir, Parten de
integrar y relacionar los factores individuales con los factores sociales y los factores
estructurales.
El punto de partida en su teoría viene inspirado en encontrar una explicación de la delincuencia,
integrando los aspectos más relevantes de cinco grandes teorías: la teoría de las culturas, la
teoría de la desigualdad de oportunidades, la teoría del aprendizaje social, la teoría del control y
la teoría de la asociación diferencial.
Mediante esta teoría, Farrington trata de explicar cómo se produce la delincuencia juvenil (para
ello intentar aplicarla a las variedades más comunes de delincuencia juvenil masculina). En su
opinión la delincuencia se produce mediante un proceso de interacción entre el individuo y el
ambiente, que él divide en cuatro etapas (a la que posteriormente añade una quinta), dichas
etapas son:
1) En la primera etapa, surge la motivación. Esto sugiere que los principales deseos que
actualmente producen actos delictivos son deseos de bienes materiales, de prestigio social y
búsqueda de excitación. Estos deseos pueden ser inducidos culturalmente o puede responder a
situaciones específicas y seguido puede ser que el deseo de búsqueda de excitación sea más
grande entre jóvenes de familias pobres porque la excitación es más altamente valorada por la
gente de clase baja que por la gente de clase media, porque los jóvenes pobres llevan una vida
más aburrida o porque son menos capaces de posponer gratificaciones inmediatas a favor de
metas a largo plazo.
2) En la segunda etapa, se busca el método legal o ilegal de satisfacer sus deseos. Es muy
sugerente que algunas personas (sobre todo los jóvenes de clase baja) tengan menos
posibilidades o capacidad de satisfacer sus deseos mediante métodos legales o socialmente
aprobados, y por ello tiendan a elegir métodos legales o desaprobados socialmente. La relativa
incapacidad de los jóvenes pobres para alcanzar metas u objetivos mediante métodos legítimos
puede ser, en parte, porque tienden a faltar a la escuela y, por tanto, tienden a llevar
comportamientos erráticos y empleos de bajo nivel y seguido la falta a la escuela resulta, a
menudo, una consecuencia de la falta de estímulo intelectual proporcionado por sus padres en
un entorno de clase baja, y a la falta de énfasis en conceptos abstractos.
3) En la tercera etapa, la motivación para cometer actos delictivos se magnifica o disminuye por
las creencias y actitudes interiorizadas sobre el significado de infringir la ley, que han sido
desarrolladas mediante un proceso de aprendizaje como resultado de una historia de
recompensas y castigos seguido la creencia de que la delincuencia es mala o una firme
conciencia tiende a desarrollarse sus padres se muestran a favor de las normas legales, se llevan
a cabo una estrecha supervisión sobre los niños, y si castigan los comportamientos socialmente
desaprobados usando disciplinas de cariño y orientación. Por el contrario, la creencia de la
delincuencia es tiende a fortalecerse si los niños han sido expuestos a actitudes y
comportamientos favorables a la delincuencia, especialmente por miembros de su familia y sus
amigos.
4) La cuarta etapa supone un proceso de decisión en una situación particular que se verá
afectada por los factores situacionales inmediatos. Si la motivación para cometer el acto
delictivo sobrevive a la tercera etapa, que esta se convierta en realidad, en cada situación,
dependerá de los costes, beneficios y probabilidades del posible resultado.
5) Las consecuencias del delinquir influyen en la tendencia criminal y en los cálculos costo-
beneficio de futuros delitos.
Farrington, en base a los resultados obtenidos luego de la aplicación práctica de su teoría en el
London Longitudinal Project, concluye que los jóvenes pertenecientes a familias de clase baja
serán especialmente propensos a cometer actos delictivos porque no podrán alcanzar
legalmente sus metas u objetivos (en parte por su tendencia a faltar a la escuela) y,
posiblemente, porque valoran altamente algunas metas. Los niños que han sido maltratados
por sus padres tendrán más probabilidad de cometer delitos porque no tienen adquiridos
controles internos sobre comportamientos desaprobados socialmente, mientras que los niños
pertenecientes a familias criminales y los que tienen amigos delincuentes tienden a desarrollar
actitudes en contra del sistema y a creer que la delincuencia tiene justificación.
También se concluyó que la delincuencia alcanza su nivel máximo entre los 14 y los 20 años de
edad, porque los jóvenes (especialmente aquellos de clase baja que abandonaron la escuela)
tienen fuertes deseos de excitación, cosas materiales, y estatus entre sus iguales, pocas
posibilidades de satisfacer estos deseos legalmente, y poco que perder. Por el contrario después
de los 20 años, los deseos se atenúan o se vuelven más realista, al más posibilidades de adquirir
esas metas más limitadas legalmente y los costos de la delincuencia son mayores.
Conclusión
Luego del estudio de todo este compendio teórico, se puede observar el como todos y cada uno
de estos autores, desde los inicios del siglo pasado han venido tratando de interpretar el porqué
de la delincuencia.
Observamos también que estas teorías, se abocaron al problema de la delincuencia desde
varios ángulos, como por ejemplo los factores sociales, educativos, familiares y culturales, entre
otros. Pero llegando a las mismas conclusiones (basadas en la población y muestra específica
para cada uno de ellos), propias de las naturalezas teóricas en sus estudios.
Desde el punto de vista criminológico, son una herramienta vital a la hora de referenciar u
obtener los basamentos teóricos necesarios para llevar a cabo cualquier estudio o investigación
en esta área, permitiendo así la comprensión de todos y cada uno de los posibles escenarios
que se puedan presentar, basados en rangos de edades, con textos socioeconómicos
determinados y hasta de factores geográficos.
Particularmente, el estudio de todas estas teorías en su conjunto permitirá solventar cualquier
vacío hipotético, dejado por el uso o aplicación de una sola teoría.

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