PROCESOS TÓXICOS 2024 - Diego Alberto Moreira

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I - Los procesos tóxicos

Los vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como amos.

Confucio

Dr. Diego Alberto Moreira

[email protected]

En este aná lisis, mi objetivo es examinar en profundidad las características


singulares de una forma de dependencia que afecta significativamente a la sociedad
argentina contemporá nea: la adicció n al fentanilo. Comprender el impacto de ésta
adicció n en los sujetos y en el lazo social es crucial para formular estrategias
preventivas y tá cticas terapéuticas eficaces. Ademá s, es importante considerar las
implicaciones metapsicologícas, econó micas, tó picas y diná micas que conllevan, así
como su influencia en la estructura familiar, educativa y laboral.

La adicción al fentanilo

En 2022, Argentina se vió sacudida por una tragedia en la Provincia de


Buenos Aires: al menos 24 personas fallecieron y má s de 80 necesitaron atenció n en
terapia intensiva tras consumir una sustancia comercializada como “cocaína”. Las
autoridades confirmaron que estaba “envenenada o contaminada”, lo que provocó
una alerta epidemioló gica y una intensa bú squeda para rastrear el origen de la
droga adulterada. Este evento resalta la peligrosa incertidumbre que rodea el
consumo de sustancias ilícitas y la importancia de medidas preventivas en salud
mental.

La sustancia implicada en la tragedia de Buenos Aires era clorhidrato de


cocaína adulterado con carfentanilo, un opioide sintético derivado del fentanilo y
varias veces má s potente que la morfina. Este aditivo, utilizado para sedar grandes
mamíferos como los elefantes, aumenta drá sticamente el peligro de sobredosis y
muerte, constituyendo una severa amenaza para la salud pú blica. La presencia de
carfentanilo en drogas ilícitas subraya la urgencia de fortalecer las estrategias de
prevenció n y control de sustancias.

El fentanilo y el carfentanilo, opioides sintéticos, se prescriben médicamente


para el manejo del dolor severo, pero su producció n ilegal y mezcla con drogas
callejeras como heroína, cocaína y metanfetamina, ha llevado a una crisis de
sobredosis en nuestra época. Estas sustancias ilegales, a menudo disfrazadas de
medicamentos legítimos, pueden ser letales incluso en dosis mínimas, lo que
representa un riesgo mortal inmediato y una preocupante tendencia en el abuso de
sustancias.

El fentanilo, un potente opioide sintético, induce una serie de efectos que


incluyen relajació n y euforia, así como un pronunciado alivio del dolor. También
puede causar sedació n profunda, confusió n mental, somnolencia, mareos, ná useas y
vó mitos. Ademá s, puede provocar retenció n urinaria, constricció n de las pupilas y,
en casos graves, depresió n respiratoria que puede ser fatal.

Ahora bien, resultó sorprendente y casi incomprensible que, tras ser dados
de alta por los hospitales y clínicas y a pesar de las claras advertencias sobre los
riesgos de esa droga, numerosas personas reincidieran en su consumo. Existe una
compulsió n inconsciente hacia la ingesta, un impulso repetitivo y masoquista, que
busca un gozo que es a la vez placentero y doloroso, incluso al borde de la muerte o
accediendo a la muerte misma. Este consumo desesperado, en sus manifestaciones
má s extremas, parece carecer de cualquier elaboració n imaginativa o fantasmatica
consciente de autopreservació n. La adicció n, con su poderosa influencia en lo
anímico y el comportamiento, a menudo desafía la ló gica y la prohibició n de la
autoconservació n, llevando a los individuos a repetir patrones destructivos hasta el
gozo final en la muerte.

Caso Pedro:

Un adolescente de 17 añ os, de nombre Pedro, comenzó a experimentar con


drogas en diversas fiestas. Un amigo le ofreció una pastilla que decía ser oxicodona
(clorhidrato de oxicodona, un tipo de analgésico y de opiá ceo), pero en realidad
contenía fentanilo. Pedro no sabía que el fentanilo es 50 veces má s potente que la
heroína y cayó en una sobredosis casi inmediatamente después de consumirla.

Afortunadamente, alguien llamó a emergencias y los paramédicos


administraron naloxona, un medicamento que puede revertir los efectos de una
sobredosis de opioides, salvando la vida de Pedro.

En el á mbito de las adicciones, la desestimació n del sentido erige un imperio


tirá nico, rechazando tanto lo que se percibe como “novedoso” o su memoria, como
también esa porció n del yo que facilita la emergencia de lo nuevo. Segú n Freud
(1927e), este fenó meno no solo impide la incorporació n de experiencias nuevas,
sino también su recuerdo, incluso el segmento del propio yo que posibilita lo nuevo
(Freud, 1927e).

Desde un punto de vista descriptivo y temporal, la definició n clá sica de


adicció n implica la incorporació n compulsiva al organismo de sustancias (tales
como el alcohol, la cocaína, el fentanilo, o la marihuana, por ejemplo), que generan
una sintomatología específica, la psicología legal las considera toxicomanías.
Entre estimulantes y tranquilizantes: el lazo social

Henri Laborit, pionero de la psicofarmacología, reflexiona sobre la aceptació n


de los psicotró picos en la sociedad moderna. Argumenta que estos fá rmacos son
bienvenidos porque la vida contemporá nea, especialmente en las grandes ciudades,
es agobiante. La incapacidad para dormir y la ansiedad generalizada hacen que las
personas busquen alivio en medicamentos tranquilizantes. Aunque se le critica por
facilitar lo que él llama una “camisa química”, Laborit sugiere que sin los
psicotró picos, la presió n social podría haber desencadenado una revolució n en la
conciencia humana, un clamor por un cambio radical. Sin embargo, con la ayuda de
estos medicamentos, la sociedad continú a tolerando lo intolerable.

Las observaciones de Roudinesco (2000) y Moreira (1995) resaltan la


paradoja de que los psicotró picos, al igual que el alcohol, pueden haber sofocado un
deseo hacia el cambio consciente, perpetuando así un status quo problemá tico.
Estas sustancias, al proporcionar un alivio temporal, podrían inhibir la motivació n
para buscar soluciones má s profundas y duraderas a los desafíos personales y
sociales, manteniendo a los sujetos en un ciclo de dependencia y estancamiento.

Aldous Huxley, en “Nueva visita a un mundo feliz” (1984), reflexiona


sobre el uso de tranquilizantes y estimulantes en una sociedad dictatorial. Los
farmacéuticos, bajo ó rdenes, adaptarían sus ventas a las necesidades del régimen:
estimulantes durante crisis nacionales para mantener la alerta, y tranquilizantes en
otros momentos para asegurar la sumisió n. Esta manipulació n farmacoló gica de las
masas, segú n Huxley, evitaría conflictos y mantendría el control del tirano,
sofocando cualquier potencial de rebelió n o disidencia. La visió n de Huxley es una
advertencia sobre el poder de los fá rmacos para moldear la sociedad y suprimir el
cambio social.

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