Primer Parcial Vejez Iacub
Primer Parcial Vejez Iacub
Primer Parcial Vejez Iacub
TÉRMINOS
El envejecimiento es un proceso que acontece desde que nacemos hasta que nos morimos
y que implica el interjuego entre factores biológicos, psicológicos, o sociales que pueden
tener formas diferenciales en cada persona.
Este proceso supone que el sujeto, a lo largo de su vida, toma las características
asociadas a la vejez. Estas resultan variables y se relacionan con la diversidad cultural,
histórica, generacional y subjetiva. Características asociadas a la vejez: el deterioro o la
involución como la maduración y la sabiduría.
La vejez se define de modo instrumental como una significación, que produce un corte en lo
social. Está relacionada al tramo final de la vida, o lo que implique el final del término
laboral, o de reproducción, etc., y conlleva una serie de procesos biológicos y psicológicos
propios. Esta etapa, al ser significada por cada cultura, toma características particulares a
dicho grupo humano que promueven espacios sociales con variantes muy diferentes.
El término vejez es definido como “la cualidad de ser viejo” o también es aplicable a las
personas que han vivido más tiempo que las demás, es decir que surge desde una
comparación con el interior de una comunidad o de un grupo.
Actualmente existen una serie de términos que aluden a esta franja etaria, descrita desde
los 60 en adelante para los países en vías de desarrollo y desde los 65 en adelante para los
desarrollados. Estos son:
● “Tercera edad” asociada a las políticas sociales para los mayores en el siglo XX y a
la jubilación. Los jubilados reciben el dinero que se supone depositaron durante su
vida laboral “activa”, convirtiéndolos así en “pasivos”. La jubilación tendrá otras
consecuencias que forjarán ciertos estilos de vida: el elemento que los caracterizará
será la disposición de tiempo libre, la carencia de roles sociales específicos, y una
disponibilidad económica que les permite un mayor nivel de autonomía. El término
pone un número a esta etapa vital, modificando la noción de vejez pensada como
término de la vida al tiempo que sugiere la construcción de un nuevo estilo de vida,
construyendo un nuevo actor social que emerge como un personaje más activo y
con roles más amplios.
● “Jubilado” reconoce ciertos factores que distinguen a esta población. Determina
cierto estilo de vida y de relación con la sociedad y con el Estado.
● “Adultos mayores” y “personas de edad” utilizados por los organismos
internacionales.
LA CONSTRUCCIÓN DEL CONCEPTO
Cada sociedad construye su propia concepción acerca de lo que significan las edades del
ser humano , una de ellas: la vejez. Sin embargo, las concepciones son múltiples en cada
sociedad y cultura con distinto nivel de validez.
La categoría “edad” es uno de los cortes que realiza una sociedad conformando un
esquema social determinado.
En este caso, nos referiremos a la vejez como una subcategoría que se continúa de la
categoría “edad”. De esta última, se desprenden una serie de funciones y roles sociales
asociados a cada edad, con toda una serie de valoraciones, tanto positivas como negativas.
La edad determina, en el diagrama social de un pueblo, los modos en que una sociedad
considera y habilita posibilidades de trabajo o de goces, usos de poder y saber, etc.,
determinando con ello una serie de valoraciones diversas en relación con un amplio
sistema social, económico y cultural.
IACUB destaca ciertos ejes básicos para la concepción del Curso de la Vida:
1. El envejecimiento como un proceso de diferenciación progresiva: el envejecer es
una realidad de cualquier forma de vida, aunque su complejidad difiere según la especie, el
individuo y la etapa histórica; de allí que existen tantas formas de envejecer como
individuos. A medida que se envejece, la variabilidad interindividual aumenta tanto por
razones genéticas como del ambiente.
2. Reconceptualización del desarrollo y el envejecimiento: el desarrollo y el
envejecimiento deben ser analizados más allá de sus aspectos biológicos, pudiendo
indagarlos desde una perspectiva cultural que vaya más allá de concepciones
unidimensionales, estáticas y limitantes. El desarrollo y el envejecimiento han de entenderse
como procesos simultáneos y permanentes durante la vida, en los cuales se conjugan
ganancias y pérdidas, así como múltiples influencias y orientaciones.
3. Multidimensionalidad, multidireccionalidad, plasticidad y discontinuidad: estos
criterios implican que diferentes factores y sistemas se conjugan e interactúan en
direcciones disímiles en la construcción de la vida de cada persona. Cada curso vital
implica, al mismo tiempo, continuidad y discontinuidad: mientras algunos aspectos se
mantienen, surgen otros nuevos.
4. El envejecimiento como un proceso dinámico y contextual: las múltiples influencias
de las que se compone el envejecimiento conforman una serie de ecología social en la que
resultan determinantes la ubicación estructural, la construcción social de los significados y
las conexiones entre el individuo y lo social.
5. El curso vital modelado por transiciones y trayectorias relacionadas con la noción
de edad: la edad aparece modelada por una estructura social, al tiempo que las vidas
humanas se ajustan al modo en que se considera “adecuado vivir” según la edad. El modelo
de “currículum vital” presenta el modo en que una sociedad construye y propone a los
individuos ciertos principios organizadores del desarrollo de su vida. Son sistemas de
normas que generan los roles por edad y las transiciones en las etapas vitales.
6. Importancia del contexto y de la historia: los modelos contextuales son los más
apropiados para estudiar las trayectorias vitales, dado que estas son cada vez más atípicas.
Existen factores que inciden en el curso vital: expectativas sociales relacionadas con la
edad, influencias históricas y acontecimientos personales únicos.
DE LA DEFINICIÓN A LA IDENTIDAD
Los modos en que se construye una cierta definición, implican un diseño de identidad
socialmente establecida. Toda definición supone el ejercicio de una serie de controles sobre
la trayectoria vital de los individuos, imponiendo normas acerca de lo que significa tener
“cierta edad”. Estas formas de control son parte de las políticas sobre la identidad desde las
cuales se determina lo que se designa por vejez.
Los sistemas sociales prefijan al sujeto, brindándole un rol y un estatus dentro de su medio.
Esto implica un marco de adaptaciones, siempre creativas, que el sujeto realiza en base a
las normas ofrecidas, buscando el reconocimiento del otro.
La identidad puede funcionar como una interfase entre una definición del sujeto enunciado
por predicados sociales y predicados singulares. Dubar lo define como una identidad para sí
y para el otro.
El modo en que una persona vieja se lee a sí misma no es un resultado cierto de los
discursos que se le plantean, aunque estos serán parte del conjunto de descripciones desde
donde el sujeto se narrará. Resulta necesario subrayar la heterogeneidad y especificidad de
los ideales y modelos de individualidad y del envejecimiento que se despliegan en las
diferentes prácticas sociales, los diversos códigos que emergen en las divisiones de género,
etnias o clases sociales, y su articulación con respecto a problemas y soluciones
específicas concernientes a la conducta humana.
Presupuestos relativos a la noción de la gobernabilidad de sí (Rose)
Los modos en que se establecen los significados sobre la vejez son múltiples y disímiles a
lo largo de la historia. Algunos resultan de mayor continuidad y otros aparecen localizados
en determinados momentos históricos.
Existen factores que brindan continuidad, tales como la fragilidad física y la cercanía con la
muerte. Por otro lado, aparecen otros como la jubilación o la noción de edad que resultan
ligados a contextos socio-históricos más limitados. La edad, el género, la educación, clase
social, etnia, generación y cohorte son los que determinan los tipos de vejez.
Prejuicio y estereotipo → marcas sociales que imprimen un sesgo identificador, con altos niveles de
aceptación social, sin que sean verificables desde ciertos códigos científicos, aunque los prejuicios y los
estereotipos son también ángulos desde donde una cierta cultura local, con sus representaciones de la
realidad, critica a otra. Toda cultura carga con representaciones ideológicas, determinadas por políticas de
edad que nos llevan a pensar, investigar y producir la realidad de una determinada manera, sin creer por
ello que nuestras lecturas se encuentran exentas de criterios prejuiciosos y estereotipados.
Existe una serie de falsas creencias acerca de la vejez → una de ellas es el “mito de la modernización”:
consiste en creer que a lo largo de la historia, la vejez había sido apreciada y que la modernidad
denigro el lugar simbólico de los mayores. También se sostiene que antes los viejos vivían en
familias multigeneracionales y ahora en familias nucleares, o que antes los viejos estaban
excluidos de la sexualidad y es ahora que se les empieza a posibilitar un espacio.
La perspectiva de la edad
A lo largo de la historia, la edad tuvo diversos niveles de influencia en la definición de los roles y
las actitudes esperables a nivel social e individual.
“El curso de la vida implica un conjunto de reglas que organizan una dimensión clave de la vida
en una determinada sociedad y en un momento histórico específico” Dicho curso de la vida se
compone de un conjunto de trayectorias vitales, más o menos entrelazadas, donde se desarrolla
la existencia humana.
La modernidad tendió a la estandarización de las edades e intentó hallar en cada grupo etario
diferencias notables y características, donde el trabajo se constituyó como el gran ordenador
social. Así fue que se desarrollaron programaciones rígidas y curriculares donde a la niñez le
correspondía la educación, a la adultez el trabajo y a la vejez la jubilación.
Existe actualmente un cambio en la temporalidad adjudicada a cada edad, así como una
flexibilización respecto de sus límites, lo que permite hallar adolescencias alargadas o
envejecimientos postergados. Estudiar, trabajar o jubilarse se desvanecen de su ordenamiento
por edades y se convierten en una serie de opciones alternas y no consecutivas.
Hoy encontramos dos tendencias opuestas: por un lado, la edad como un criterio fijo y un
mecanismo de control social; por el otro, la edad aparece como un criterio irrelevante que es
parte de un discurso contemporáneo que busca eliminar el peso institucional de las restricciones
ligadas a la edad.
La perspectiva de género
La noción de género surge como otra de las maneras de construir la identidad en lo social. Esta
se define como un conjunto de creencias, valores y representaciones acerca del varón y la
mujer, hetero u homosexual, que suponen roles, formas de expresión de las emociones y los
sentimientos, tipos de actitudes y actividades. Cada una de estas formas se despliegan en
contextos de interacción, mediatizadas por usos jerárquicos del poder.
Estos modelos de identidad son parte de una cultura que se transmite en cada generación
aportando representaciones de género, los cuales a su vez envejecerán de modos diferenciales.
La rigidez de los modelos denominados tradicionales acerca de los roles de género pueden
fragilizarse antes los nuevos contextos que plantea el envejecimiento.
La perspectiva de cohortes
Las cohortes modelan a un sujeto en la juventud, debido a la apertura que se realiza a nuevos
contextos y a múltiples formas de socialización. Se adquieren perspectivas del mundo,
asociadas a valores, creencias y actitudes, que impactarán en esta etapa y se mantendrán el
resto de sus vidas.
Las diferencias en el desarrollo entre personas de diferentes cohortes son de una gran
variabilidad de características, incluso en personas nacidas en la misma época, ya que estas
dependen de las circunstancias históricas particulares, generando trayectorias de edades
específicas que se reflejan en capacidades cognitivas, las ideologías políticas, las
características de personalidad y otras.
Las perspectivas de clases sociales, etnias y los niveles de educación
Cada sociedad construye diferencias y semejanzas entre los grupos etarios, y en el interior de
estas hallaremos otras segmentaciones producidas por los contextos de significación en los que
este sujeto está inmerso. Ser pobre o rico no es simplemente un hecho económico, sino que
implica una serie de vivencias biológicas, psicológicas y sociales que determinan modos
de llegar a la vejez, expectativas de rol, tipos de familia, etc. Contar o no con una jubilación o
un trabajo puede implicar niveles de independencia o dependencia, recursos de atención y
cuidado, y capacidad de seguir desarrollándose, entre otros.
La noción de etnia es otro eje diferenciador → ciertas formas culturales basadas en orígenes comunes
pueden ofrecer mayor o menores posibilidades de ofertas sociales, recursos para concebirse como un sujeto
de determinado rango y escala social, etc.
En el siglo XIX emerge una preocupación biológica y médica por tratar de solucionar las
enfermedades de la vejez, evitar los signos del envejecimiento y alargar el curso vital. Este
enfoque produjo una reducción de interpretaciones acerca del fenómeno del envejecimiento a
un hecho biológico, en el cual todo debía ser visto y constatable en el cuerpo. Las
enfermedades propias de la vejez se vuelven el eje de la temática.
Metchnikoff sugiere que se debía construir un saber (logos) sobre la vejez (geron) que dé lugar
al vocablo “gerontología”. Se produjeron una serie de transformaciones en la percepción social
de la vejez que se condensan en tres criterios esenciales:
1. El cuerpo del viejo fue pensado como un sistema de significación en sí mismo, limitando
a la visión de un interior microscópico donde las metáforas biológicas iban en contra de
cualquier ambigüedad.
2. El cuerpo del viejo se presentó como separado y anormal, es decir, como un punto
diferencial en la anatomía patológica, identificable con síntomas de enfermedad que
requieren una terapéutica especializada profesional.
3. El cuerpo del viejo fue concebido como el de un desfalleciente o moribundo, se lo redujo
a un estado de degeneración.
Uno de los ejes centrales de la gerontología actual reside en calificar como prejuiciosa la
asociación de la vejez con la enfermedad → presenta un cuadro de la vejez distinto, mostrando potenciales
de salud más amplios y nuevas maneras de conceptualizar la temática. La vejez excede en gran medida la
dimensión de salud o enfermedad; la noción de salud se basa en normas rígidas asociadas a la juventud y
existe una lectura moralista que ejerce controles sobre aquellos que tienen cuerpos diferentes a la norma.
La noción de viejismo es un concepto que introdujo Butler en 1969 y que permitió reformular
este conjunto de juicios estigmatizadores, tanto negativos como positivos sobre la vejez.
El viejismo se define como una alteración en los sentimientos, las creencias o los
comportamientos en respuesta a la edad cronológica percibida de un individuo o un grupo de
personas.
Este prejuicio involucra procesos psicosociales por los cuales los atributos personales son
ignorados y los individuos son etiquetados de acuerdo con estereotipos basados en la afiliación
grupal. Como todo prejuicio genera dos actitudes fundamentales:
● una dislocación social, en tanto promueve una pérdida o redefinición de roles sociales
que resultan de un estatus social disminuido y de una decreciente participación social.
● el uso de estereotipos, de creencias, generalmente negativas, basadas en
características excepcionales o inexistente atribuidas de manera categórica a todos los
miembros de un grupo en particular. Esta modalidad lleva a la estereotipia → proceso
psicológico y social a través del cual se ignoran los atributos y las características personales y se
etiqueta a los individuos de acuerdo a estereotipos basados en la afiliación grupal.
Levy y Banaji plantean un punto de vista distinto acerca del viejismo → el factor implícito del
mismo: puede operar sin ser advertido, controlado o con intención de dañar de manera
consciente, lo que se convierte en un factor particularmente complejo. A diferencia de otros
prejuicios, donde los victimarios y las victimas suelen ser claramente reconocibles, y donde el
repudio es explicito.
No existen grupos que repudien y muestren antipatía hacia las personas viejas, como contra
otros grupos minoritarios, e incluso los prejuicios y estereotipos suelen estar tanto en los jóvenes
como en los viejos. La ausencia de un odio fuerte y explicito hacia los viejos y una amplia
aceptación de sentimientos y creencias negativas, produce que el rol de las actitudes y los
conocimientos implícitos acerca de la edad se torne especialmente importante.
La ausencia de un odio fuerte y explícito hacia los viejos, por un lado, amplía la aceptación de
sentimientos y creencias negativas, por el otro, produce que el rol de las actitudes y
conocimientos implícitos acerca de la edad se torna especialmente importante.
Actitudes implícitas de la edad→ (prejuicios automáticos o iccs) sentimientos hacia las personas más
viejas que existen y funcionan sin advertencia cc, intención y control.
↪Los autores utilizan el término “viejismo implícito” para cubrir tanto los estereotipos implícitos
de la edad como los prejuicios.
El edaísmo constituye una forma de discriminación que parece ser aceptable con respecto a
otras, por ejemplo, el racismo.
Actitud → tendencia psicológica que se expresa por la evaluación de un ente específico, ya sea en grado
favorable o desfavorable.
Memoria implícita → revelada cuando las experiencias previas facilitan el desempeño de una tarea que no
requiere una recolección cc o intencional de dichas experiencias.
Actitud implícita → camino trazado por la experiencia pasada no identificada introspectivamente, que
media los sentimientos, pensamientos o acciones hacia los objetos sociales de manera favorable o
desfavorable.
IAT→ test de asociación implícita. Ha sido utilizado para medir actitudes automáticas, estereotipos, y la
identidad de una variedad de dominios, incluida la edad.
Resultados que dio:
⇨ El edaísmo quedó entre las actitudes implícitas negativas más grandes que se haya
observado.
⇨ La actitud explícita demuestra una menor negatividad hacia los más viejos que las mediciones que
revelan las asociaciones implícitas.
⇨ Tanto los participantes mayores como los más jóvenes tienden a tener actitudes implícitas negativas
hacia los más viejos y actitudes implícitas positivas hacia la juventud.
Se descubrió que las percepciones de los individuos más viejos pueden verse afectadas por los
auto-estereotipos implícitos. De esta manera, los estudios sugieren que el viejismo podría tener
un impacto en la cognición de los individuos, en el comportamiento y en la salud de manera
inconsciente.
Los estereotipos existen para protegerse o proteger al propio grupo, los estereotipos del
envejecimiento reflejan las necesidades de los miembros más jóvenes de la sociedad. En la
medida en que los más viejos son percibidos en términos negativos, la conversión se transforma
en positiva: no ser viejo representa salud. Aquellos que no son viejos, son los beneficiarios de
los estereotipos negativos del envejecimiento y permanecen de ese modo hasta llegar a la
vejez.
La investigación sugiere que, como en todas las edades, la gente mayor debería ser
consciente de las visiones negativas hacia su grupo y desarrollar conscientemente una
identidad de la vejez y sus atributos positivos, utilizándolos para compensar los efectos
de la debilidad que trae el viejismo implícito.
Iacub, R., Arias, C. J., Mansinho (2019) “Los cambios socioculturales y la construcción de la
identidad en personas mayores lesbianas y gays en Argentina”
Artículo que tiene por objetivo analizar los niveles de aceptación y expresión de la identidad en
las personas mayores lesbianas y gays a partir de los cambios socioculturales y políticos
sucedidos en Argentina y en su relación con los marcos de la familia, los amigos, el trabajo y los
profesionales de la salud. La investigación se realiza desde la perspectiva del curso de la vida,
ya que articula los hechos sociales con los cambios subjetivos y desde una lectura narrativa
donde se comprenda el significado de la experiencia de vida a partir de una generación que
comparte un contexto de desarrollo histórico, cultural y social.
La identidad se conforma como una estructura narrativa, desde donde emergen y se construyen
significados. Esta posibilidad de narrar permite dar coherencia y sentido a los diferentes hechos
y situaciones del recorrido vital de las personas.
Las narrativas de la identidad sexual representan las historias compartidas de las interacciones
del sí mismo. La historia del “coming out” como una realización de procesos intrínsecos o de
momentos históricos de transformación social.
Las historias gays y lesbianas reflejan narrativas cambiantes de la identidad que se encuentran
enraizadas en procesos culturales y se organizan en marcos identitarios.
La importancia de analizar las narrativas de los protagonistas radica en detectar las marcas y
heridas que puede producir el lenguaje discriminatorio. 3 tipos de heridas de lenguaje con
adultos mayores: discursos no verbalizados (silencios para no ser discriminados), discursos
insinuados (dar por sentado que la otra persona conoce la orientación sexual del interlocutor) y
discursos insultivos (adjetivar y tratar de manera negativa).
La identidad gay puede ser comprendida como una narrativa articulada tanto histórica como
culturalmente, a prácticas sociales asociadas, en este caso, con los cambios políticos y sociales
capaces de transformar las actitudes y prácticas hacia esta temática.
Desde las investigaciones los grupos de entrevistados destacan la importancia de los cambios
en materia de protección de derechos que se sucedieron en la Argentina a partir de los avances
en materia legal. Esto provocando un incremento en la percepción de ciudadanía, asimismo, se
observa el papel de las leyes en el desarrollo de la calidad de vida de las personas LGBT+.
Desconfianza y duda acerca de la profundidad de los cambios y la confiabilidad de las personas.
Narrativismo:
- Entiende la realidad como una construcción basada en relatos.
- Los escenarios son espacios de representación en donde se configuran prácticas sociales
organizadas al modo de proyectos ofrecidos. Las personas encuentran múltiples relatos desde
donde establecerse (teoría de los guiones), con contradicciones en los significados o luchas de
fuerza x lograr el sentido.
- Los relatos sobre la edad y el género organizan escenarios sociales, entramados según
jerarquías de poder, que atribuyen creencias, rasgos de personalidad, actitudes, sentimientos,
valores, conductas y actividades que diferencian a los sujetos.
El objetivo de este artículo es presentar el malestar que generan las exigentes demandas
que plantean los ideales hegemónicos masculinos en los varones adultos mayores,
focalizando la importancia del trabajo, la fortaleza física y el erotismo en dichos relatos.
La masculinidad y la vejez
Masculinidad → construcción social acerca de lo que significa ser varón en determinado tiempo y lugar.
Sus características son fluidas y sensibles a los cambios históricos y culturales. Se propone el análisis de
los factores y tipos de relaciones por medio de los cuales las personas dotan a sus vidas de representaciones
de género. De esta manera, la masculinidad resulta de las posiciones que se adopten en las relaciones de
género, de las prácticas que comprometen con esa posición de género, y de los efectos de dichas prácticas
en la experiencia corporal, en la personalidad y en la cultura.
Connel señala que pocos pueden estar a la altura de la versión hegemónica de la masculinidad,
y esto lleva a que se convierta en una demanda que acarrea un alto costo subjetivo y limita
seriamente al sujeto.
Trabajo y masculinidad
El trabajo es uno de los espacios donde la masculinidad se pone en juego, y por ello la
jubilación puede ser vista como la pérdida de un recurso que permite alcanzar metas atribuidas
a lo masculino.
En este sentido, jubilarse implica perder el escenario principal de logros, competencia agresiva,
búsqueda de estatus y poder, confianza en sí mismos, oportunidades de sentirse
independientes y capaces en un escenario de riesgo y realización.
Los hombres suelen percibir la jubilación como el ingreso al territorio femenino de la familia y
el hogar, y la pérdida del propio, pudiendo dudar sobre la “conducta masculina apropiada”.
● Pérdida de blasones identitarios.
● Pérdida de la función orientadora del relato “ser un trabajador” → el sujeto no sabe hacia dónde
conducirse ni de qué manera.
● Baja autoestima por la pérdida del poder y control que consiguieron con dicho rol.
La fragilidad y la humillación
La dificultad de dar sentido a la propia vida ante una serie de cambios que alejan al sujeto de
ideales masculinos hegemónicos tan potentes lleva a los varones viejos a vivencias de
humillación y vergüenza de sí que pueden manifestarse en conductas dilatorias frente a la
enfermedad y la mayor tendencia al suicidio.
“La conducta masculina tradicional” explica los retrasos o evitaciones en los hombres que
requieren asistencia en salud. Dificultad de exponerse frágiles, confiados y dependientes del
otro, sacrificando de esta manera su potencia y control de la situación.
La erección es una preocupación de toda la vida que puede acentuarse en la vejez por los
factores que disminuyen esta capacidad o la enlentecen. De esta manera, el conjunto de los
cambios esperables en el funcionamiento genital pueden ser comprendidos como agraviantes a
nivel de la identidad masculina. Los varones mayores buscan evitar cualquier fallo, incluso a
costa de abandonar la sexualidad.
Por esta razón el declive relacionado con la edad es considerado un proceso de
desmasculinización.
Conclusiones
La dificultad de sostener una representación de sí que contenga los valores masculinos
mencionados, da como resultado una serie de padecimientos subjetivos.
Las teorías del ciclo vital pretenden evitar ideas unificadoras (como el carácter inevitable de la
dependencia, la pérdida, el deterioro y la enfermedad).
Esta perspectiva permite una mayor sensibilidad a la pluralidad de experiencias en la vejez.
Butler→ definió el término AGEISM como los estereotipos sistemáticos y discriminatorios contra
las personas por el simple hecho de ser viejas. Se refleja en desdén y desagrado, e incluso
evitando el contacto. Dan lugar a estereotipos negativos: fealdad, aislamiento, pobreza,
depresión, inutilidad, enfermedad mental, etc. El mejor antídoto es el que proporciona la
educación.
También se descubrió que la aceptación de los roles tradicionales se correlaciona con índices
de depresión en mujeres de mediana edad.
Si a esto unimos la idea de que las mujeres explican su recién descubierta energía y su
socialización en la vejez en relación con la disminución de sus obligaciones familiares,
podemos concluir que, para las mujeres mayores, librarse de los elementos que el patriarcado
ha considerado fundamentales para su felicidad y realización (ser esposa, madre y ama de
casa) se relaciona con un mayor sentimiento de felicidad, mejora de la autoestima y
bienestar psicológico (en contra de la explicación que ha pretendido demostrar que la vida del
hogar era un refugio de seguridad psicológica para las mujeres).
Carol Gilligan sostiene que es la ética del cuidado y una identidad basada en la experiencia de
interconexión la que puede dar una ventaja en la vejez a las mujeres. Las mujeres se
benefician de los enriquecedores valores expresivos, ven sus vidas significativamente. Los
valores de la vejez se hacen, a lo largo de la vida, cada vez más femeninos.
Fink dice que hay una serie de hechos que están en la base de la consideración de la
menopausia como una enfermedad:
- La falta de una investigación médica de calidad.
- El gran n° de médicos hombres.
- El uso del dx de menopausia para cubrir una amplia gama de quejas de las mujeres
entre los 40 y los 65 años.
Las personas necesitan conducirse con referencias que indiquen rumbos, sentidos y contextos
en los que sientan niveles de seguridad. La inminencia de un cambio puede producir
inseguridad.
La crisis resulta una experiencia que limita, escinde y margina: la persona puede intentar
buscar un retorno a la seguridad ofrecida por el estado anterior, permanecer en una vivencia de
tristeza e inadaptación por la pérdida de lugares o explorar nuevas formas identitarias que no
generan una sensación de exclusión.
La resolución de una crisis ocurre cuando la persona puede hacer una lectura distinta acerca del
modo en que fue construido “su problema”. Esto podría dar lugar a resultados diversos.
La crisis promueve nuevas representaciones de la identidad, por medio de las cuales se forjará
una representación posible de sí mismo, limitando la sensación de exclusión que la experiencia
límite de la crisis había producido.
● Evaluativo:
Focaliza las percepciones y vivencias de las personas de mediana edad, así como la
importancia que le otorgan a los acontecimientos y las experiencias de esta etapa.
Puede hablarse de crisis en la mediana edad sin que eso signifique o lleve a una vivencia
depresogena.
Deberá procesar a través de modelos personales y sociales, la experiencia de envejecimiento
para producir un renovado autoconocimiento.
Es también un “momento paradójico”, ya que al tiempo que se produce una estabilización
económica y afectiva, se daría una ruptura con ese equilibrio que emerge de las preocupaciones
por el sí mismo, como los cambios corporales, las modificaciones físicas; en el rendimiento
psicofísico, el ámbito laboral y otros que suponen una transformación del posicionamiento
personal y en relación con los otros.
ROLES FAMILIARES:
Síndrome del nido vacío→ sensación de desamparo que padecen los padres ante la ida de sus hijxs del
hogar familiar. Hay una tristeza frente a la pérdida, no solo de la cercanía de lxs hijxs sino también de un
rol social asociado a su identidad.
Actualmente, aparece la ida más tardía de los hijos, lo que genera en los padres sensación de
cansancio por tener que ocuparse de éstos en edades que se supone ya deberían haberse ido.
La abuelidad suele aparecer como uno de los logros de esta etapa, ya que se puede recuperar
una posibilidad de vínculo afectivo intenso, renovar la relación con lxs hijxs y sentir que la
vivencia de finitud y de pérdidas físicas se compensa con la continuidad que brindan lxs más
jóvenes. Pero también es posible hallar celos y envidia por perder un espacio.
MENOPAUSIA
Ha aumentado la cantidad de mujeres que ven a la menopausia como un fenómeno neutral o de
transición biosocial positiva. Además de los síntomas a nivel biológico y psicológico, permite
nuevas identidades y elecciones, y la entrada a una fase de la vida con posiciones de género
menos estereotipadas.
● Yo existencial→ percepción emergente de sí mismo con una existencia temporal y dependiente del
propio cuerpo. Estos aspectos físicos y temporales de la identidad van creciendo en su significación
personal. Existe una personificación de la muerte: en la mujer, esta personificación surge en una
representación prospectiva de viudez y en el varón, en la amenaza de la enfermedad. “el siguiente en la fila
soy yo”
● Yo físico→ Se destaca la manera en la que la persona representa los periodos de la vida y el paso del
tiempo a través del cuerpo. Y también se relaciona con las observaciones acerca de cómo la edad física
incide en las posibilidades y la apariencia del cuerpo. El énfasis en verse jóven resulta más problemático
para las mujeres de mediana edad que para los hombres; en ellos los cambios en la salud y el rendimiento
sexual constituyen marcadores de la edad más relevantes.
● Yo temporal→ Hay un aumento en las expresiones lingüísticas sobre referencias temporales y
declaraciones acerca del pasado, y de anticipaciones futuras del yo y de la vida. La memoria anuda el
pasado personal con una perspectiva de futuro. La identidad temporal se conecta con la experiencia del
movimiento a través del curso de la vida y del saber acerca de la mayor proximidad a la fragilidad y la
muerte. Hay también un cambio en la percepción del tiempo, se piensa más en el tiempo que queda por
vivir.
● Yo laboral→ La identidad laboral puede verse amenazada por la mayor comprensión en las
limitaciones de los objetivos, afectando la autoestima y satisfacción vital. La expectativa de retiro laboral
puede afectar por diversas vías: impone límites a la proyección del sujeto, que puede verse como un
trabajador envejecido aún en plena ME. Y a pesar de que a veces la jubilación puede ser anhelada, la
cuestión económica puede resultar muy compleja, con una notoria disminución de ingresos.
● Yo psicológico (Iacub)→ Una mayor conciencia de sí, selectividad, control del entorno, dominio,
competencia y una amplia gama de estrategias cognitivas.
Surge un nivel intersistémico de integración en el cual se produce un gradual alejamiento de los
valores ideales hacia un mayor contextualismo, o sea que las formas de comprender y
comportarse se ajustan a las circunstancias, lo que supone que la reflexividad y el conocimiento
del sí mismo se incrementen.
Hay también un pensamiento posformal como un mecanismo de adaptación para solucionar
problemas, que se desarrolla en la experiencia social y que no suele surgir antes de la adultez
madura. Este pensamiento se relaciona con la búsqueda de un significado de la vida y de las
relaciones con los otros, la creación de una verdad personal y la necesidad de realizar balances.
Teoría de la actividad
(Havighurst) Propuesta que sostiene que la realización exitosa de actividades u ocupaciones en
el desarrollo de la vida brindaría felicidad, y el fracaso de éstas produciría infelicidad y
reprobación social. Esta teoría busca explicar cómo los individuos se ajustan a los cambios
relacionados con la edad.
Las informales serían las más fortalecedoras y contribuirían a una mayor satisfacción de vida
que las solitarias, porque permitirían reafirmar los roles y restablecer miradas positivas sobre el
sí mismo.
Sostiene que gran parte del retraimiento tiene que ver con los prejuicios existentes y que la
continuidad de la actividad depende de motivaciones personales y del ajuste de las actividades
a las posibilidades y los deseos. No es la actividad misma la que es provechosa sino lo que para
el individuo tiene sentido de realización y disfrute.
Teoría de la desvinculación
Trata de explicar el proceso de envejecimiento con base en los cambios en las relaciones que
se producen entre el individuo y la sociedad.
(Cumming) Existe una retirada gradual y natural de los contactos sociales, parte de un proceso
lógico y universal de adaptación a las nuevas circunstancias vitales y a sus mermadas
capacidades sensorio-motrices. Este proceso sería entonces deseado y normal.
Esta retirada tiene fines adaptativos, individual y socialmente, ya que permitiría el recambio
generacional a nivel socioeconómico. Es considerada funcional, prevé el alejamiento de la
persona vieja del mundo productivo, permitiéndole prepararse para la muerte y así facilitaría la
apertura de espacios para lxs más jóvenes y eficientes, logrando el mejor fin social.
Crítica: propone la segregación del grupo poblacional de viejos. Además, las desvinculaciones
resultan ser más un resultado de demandas sociales y políticas que algo natural.
Sneed y Whitbourne proponen dos ejes en los abordajes del sí mismo en la vejez. El
primero, enfatiza el sentido de control que el adulto ejerce sobre su ambiente. El segundo,
se centra en el sí mismo como marco de comprensión de experiencias.
Modelo SOC
Se presenta como un ejemplo de adaptación, ya que a medida que envejecemos es
fundamental optimizar la utilización de los recursos disponibles, sabiéndolos limitados como los
temporales, los naturales y los personales.
Modos de regulación emocional que se producen a partir de los procesos de selección,
optimización y compensación. Modelo madurativo que puede enfocarse a las emociones.
Esto explicaría la reducción de la red social, como el resultado de un cambio motivacional en las
metas sociales. No hay tiempo que perder con personas distintas a las allegadas. Hay una
necesidad de mantener cercanía emocional con otros significativos, conduciendo a interacciones
más selectivas.
Las personas mayores utilizan estrategias más centradas en la emoción, dando diversos
significados al problema, permitiendo comprenderlo de manera más positiva. Se adaptan mejor
a las circunstancias que los rodean a través de una estrategia que brinda un mejor manejo de la
situación.
Los efectos esperables:
● Las personas pueden conocer más sobre los efectos emocionales de los
acontecimientos futuros
● Adaptar las estrategias de regulación emocional a las demandas contextuales
● Realizar menos esfuerzo en el proceso de regulación de las emociones.
Este constructo precisa flexibilidad para incorporar las variaciones que se producen en el
curso vital, y consistencia para orientar la posición del sujeto.
Los desajustes entre las figuraciones de la identidad y los contextos generan una escisión
en la representación del sujeto, a la que se denomina refiguración.
Figuras de la identidad
FIGURACIÓN
Permite considerar los modos en que un sujeto se concibe, se ve y se comprende como
tal. Es el quién de la trama, que se sostiene en un escenario específico y donde los
cambios que acontecen en su vida requerirán ajustes progresivos en uno y otro.
Será el resultado de un esfuerzo que posibilita figurarse como un tipo particular de sujeto,
aun cuando parte de esta figuración no sea consciente.
Puede confundirse con la narración, sin embargo, cobra sentido a partir de definirlo como
una interpretación de la identidad que requiere de relatos, imágenes y prácticas
sociales, sostenidas individual y colectivamente.
Interpretación que se posibilita a través de procesamientos narrativos que permiten ajustar
la identidad ante los cambios sucedidos.
REFIGURACIÓN
Momentos cambiantes, circunstancias vitales, transformaciones, que pueden cuestionar el
quien o el autor de la acción, o del relato, y requiere de una reelaboración identitaria y
una reestructuración de los contextos.
En el envejecimiento las experiencias que marcan diferencias en la identidad pueden
aparecer como no intencionadas, vividas como exteriores al sujeto y no deseadas. El ser
viejo, puede devenir como una categoría negada o mortificante. Incluso una inconsistencia
identitaria, producto de la misma refiguración.
El impacto de los cambios sucedidos tendrá una particular repercusión sobre el entramado
narrativo ya que altera la coherencia y continuidad de los relatos identitarios.
Cuando el cambio sucedido afecta niveles centrales de la identidad, o temas. que pueden
invalidar los supuestos o creencias centrales y volver inconsistente la figuración misma.
Estos pueden refigurar a un sujeto de tal manera que den lugar a síntomas o patologías.
CONFIGURACIÓN
McAdams plantea que la configuración de la identidad se revela en las historias de vida
como la “configuración de un argumento, personaje, escenario, escena y tema” a partir de
un relato que proporciona un marco integrador y dentro del cual varias personificaciones
diferentes pueden encontrar un ámbito narrativo común.
Las configuraciones son posibles a partir de proyectos narrativos que resulten deseables,
controlables y que contengan significados paliativos para lidiar con las dificultades
emergentes. Esto requiere grados de flexibilidad ante los cambios y de consistencia para
mantener elementos característicos del sujeto que faciliten la continuidad.
EL EJE TEMPORAL
Cohler: El sí mismo sería mejor comprendido como “la interpretación más consistente del
pasado entendido desde el presente, del experimentado presente y del anticipado futuro”
Identidad retrospectiva:
Plantea un examen, una revisión, otra mirada, reconsideración, reevaluación, suponiendo una
retroacción. En la vejez, pueden producirse 2:
● Revisión de la vida→ Solo en la vejez se tiene el sentido del ciclo de la vida entero, que implica
mayor cc de la muerte y el comienzo del proceso de revisión.
Puede dar resultados positivos (serenidad, sabiduría o expiación de la culpa) o negativos
(desórdenes depresivos).
Funciones de la reminiscencia:
- Instrumental: recordar metas y objetivos del pasado y el modo en que se llevaron acabo,
reconocer sus dificultades y sus soluciones para aplicarlas a situaciones problemáticas del
presente.
Identidad prospectiva
Alude al futuro, al análisis y estudios sobre las condiciones de la realidad futura, con el fin de
anticiparse a ello en el presente.
El ser humano es autotélico, requiere y genera sus propios objetivos e ideales que le permiten
dotarse de un sentido que organice su vida a futuro. El proyecto, la trascendencia y la
transmisión son formas de dar continuidad al ser, lo sostienen en la ficción de permanencia.
● Proyecto→ deseos, necesidades, valores o intereses que logran una determinada planificación con el fin
de lograr un objetivo vital que permite dotar de sentido la expectativa de futuro.
● Transmisión→ impronta cultural, se transmite de una generación a otra y tiene forma de un legado.
Implica un grado de compromiso con la comunidad más fuerte que la trascendencia.
EL EJE CONTEXTUAL
La identidad aparece enraizada en la práctica social. En este punto, las nuevas actividades se
convierten en productoras de sentidos, en los que un sujeto puede reconstruir 2 funciones
centrales de la identidad:
- Separatividad y diferencia.
- Necesidad de ser parte de un conjunto y de obtener su reconocimiento.
Los contextos son parte de culturas locales, o más amplias, que permiten que el sujeto produzca
una nueva versión de sí mismo, a partir de su inclusión e integración en prácticas sociales
productoras de significado.
Conclusión
Cada una de las formas de configuración ofrece posibilidades de superar la inconsistencia y el
vacío que promueven las refiguraciones, otorgando nuevas modalidades de sentido. También
ofrecen modos de narración de la identidad que inciden efectivamente en los modos de ser y
representarse como adultos mayores.
Estrategia→ modo particular en que una persona elabora situaciones. Ante la emergencia de cierta
dificultad, el sujeto construye alternativas de respuesta para poder seguir adelante.
● Acomodación→ proceso mediante el cual el sujeto produce una modificación en la realidad que le
posibilita la incorporación e implementación de nuevos recursos y mecanismos de control sobre la misma.
Se asocia a un control primario, más logrado sobre la situación, ya que se modifica la realidad a
partir de un conjunto de acciones que lleva a cabo la persona en cuestión.
Al generar estos cambios, la estrategia resulta más exitosa, ya que no sólo se alterna la
persona, sino también la realidad material, generando una retroalimentación.
● Aceptación→ mecanismo psicológico que se pone en marcha frente a una modificación del contexto,
donde el sujeto no busca o encuentra una modificación del mismo, sino un cambio de interpretación.
Implica un control secundario, en el que se activan mecanismos psíquicos, pero que no implican
la modificación de la realidad.
El logro de estas estrategias es menos exitoso en comparación con la acomodación, ya que no
se busca activamente modificar la realidad.
Izard (1991) parte de la teoría de las “emociones diferenciadas” ya que le permite analizar
las particularidades que presentan las emociones básicas o primarias en el desarrollo
humano.
Para esta teoría los estados de ánimo que acompañan algunas emociones no se alteran
con el tiempo. El núcleo cualitativo de dichas experiencias no cambian con la edad, aun
cuando los sentimientos pueden volverse cognitivamente más complejos y elaborados.
Estabilidad, aspecto fundamental del sistema emocional, permite una cierta constancia
tanto a nivel de la identidad como de las relaciones personales. De esta forma el sujeto
puede predecir ciertas actitudes, en tanto que el control afectivo permite anticipar los
estados emocionales del sujeto, del otro y su correspondencia.
TEORÍA SISTÉMICA
Labouvie-Vief sitúa el desarrollo de las emociones a partir de los cambios cognitivos y los
procesos del yo, en tanto que las experiencias emocionales son cualitativamente
reestructuradas a medida que el individuo ya está madurando. Se produce, en
consecuencia, una complejidad creciente que permite nuevas formas de reflexión y se
desarrolla un sí mismo más diferenciado e integrado.
TEORÍA DEL CONTROL
Heckhausen y Schulz sostienen que las fuerzas que motorizan la personalidad son el deseo
de ganar control o de ejercer control sobre uno mismo, en los intercambios con el ambiente.
Por ello, frente a las pérdidas de control de lo físico, cognitivo y social que se pueden
incrementar con la edad, los sujetos buscan optimizar la relación de ganancias y pérdidas,
ajustando los objetivos de manera acorde a sus capacidades, para con ello mantener el
bienestar subjetivo y la satisfacción vital.
La regulación emocional
Los individuos tratan de controlar, de manera consciente o inconsciente, las emociones, asi
como los modos en que las expresan y experimentan.
● Los adultos mayores tienen más confianza en el control que pueden ejercer sobre
sus emociones
● Mayor capacidad de regulación de emociones en los adultos mayores que en los
jóvenes. Utilizan estrategias de control cognitivas que incrementan la probabilidad de
encuentros positivos y reducen los encuentros negativos al mínimo.
● Perciben menos ira en los conflictos interpersonales, se adaptan a los contextos y
son más eficientes para resolverlos.
La reactividad emocional
● Las personas mayores parecen percibir los estímulos positivos de alta activación
como menos placenteros, y las imágenes negativas de alta activación con más
rechazo que los adultos jóvenes.
● En jóvenes y adultos la reactividad emocional es semejante, menor para los adultos.
Cuando las áreas pre-frontales de control están dañadas, como en los pacientes con
Alzheimer, ya no se observa un efecto de positividad. Se incrementa la activación de la
amígdala en respuesta a imágenes negativas.