El Gobierno y La Administración Pública
El Gobierno y La Administración Pública
El Gobierno y La Administración Pública
Para que al Estado le sea posible llevar a cabo las funciones dictadas por la
Constitución, le es necesario contar con una serie de medios materiales y personales. La
Administración Pública constituye el principal instrumento empleado por el Gobierno para
desempeñar estas tareas. Por lo tanto, esta representa una organización compleja cuya
finalidad es gestionar la acción del Estado. A su vez, la Administración Pública está sometida
a un régimen jurídico particular.
Las bases de dicho régimen jurídico quedan plasmadas desde el artículo 103 al
artículo 107 del Título IV la Carta Magna. Junto a las mismas, existen una serie de
consideraciones que debemos tomar en cuenta al momento de adentrarnos en estos principios
constitucionales.
Dentro de esta categoría, distinguimos entre los entes de base corporativa y los de
base institucional. En el primer caso, las Corporaciones Públicas poseen una estructura
basada en el elemento personal. Por otro lado, los Organismos Públicos (art. 88 y ss. LRJSP)
tienen naturaleza institucional y como objetivo el cumplimiento de un determinado fin
público de tipo administrativo (Organismos autónomos) o empresarial (Entes públicos
empresariales) (art. 43 LOFAGE). Algunos ejemplos de este tipo de administraciones son los
entes encargados de la administración sanitaria, de la seguridad social o relacionados con la
actividad económica-empresarial del Estado.
Los órganos que representan los poderes del Estado, como las Cortes Generales, el
Tribunal Constitucional y el Consejo General del Poder Judicial necesitan de un aparato
administrativo independiente del de la Administración del Estado. Otros ejemplos de ello es
el Poder Judicial, que se ve asistido por la Administración de Justicia; y otros órganos
establecidos en la Constitución como el defensor del Pueblo y el Tribunal de Cuentas.
Así como en el ámbito estatal, a nivel autonómico; las Asambleas Legislativas de las
Comunidades Autónomas o los órganos de fiscalización similares al Defensor del Pueblo o al
Tribunal de Cuentas, poseen también sus estructuras administrativas propias.
3. Los Principios Constitucionales de la Administración
o La Adm. Pública, parte del poder ejecutivo, debe ser objetiva, siguiendo las
directrices gubernamentales y las leyes para garantizar justicia y evitar arbitrariedades
al ejecutar la política gubernamental dentro de límites legales.
o El principio de eficacia (Art. 103.1 CE) requiere que la Administración sea efectiva,
logrando resultados concretos respetando el Estado de Derecho y los límites legales,
ejemplificado en normativas como las facultades de expropiación. Es vital que la
eficacia administrativa respete los principios del Estado de Derecho y no excuse
acciones fuera de la ley.
o El principio de participación ciudadana en la Administración es esencial en
democracia. Reglas para que los ciudadanos sean escuchados en leyes, accedan a
archivos y participen en procedimientos. La Administración debe informar, pero la
publicidad puede tener límites por otros valores constitucionales. Transparencia
administrativa regulada por la Ley de Transparencia y Buen Gobierno.
o En lo referente al principio de responsabilidad de la Administración, esta debe
responder por daños causados a ciudadanos en su ejercicio, aún sin responsabilidad
personal de empleados. E igualmente garantiza el Estado de Derecho, asegurando el
cumplimiento de obligaciones y compensación por perjuicios.
Se explica que los funcionarios, como servidores del gobierno y encargados de los
intereses públicos, tienen un conjunto específico de leyes que regulan su estatus. En la
Constitución Española, el Título IV establece algunas reglas generales para el estatuto legal
de los funcionarios públicos.
El Art. 103.3 CE indica que el régimen de funcionarios se establece por ley, siguiendo
el principio de legalidad en la administración. Las normas deben crearse por leyes, pudiendo
complementarse por normas de menor rango.
Existen reglas especiales para ciertos órganos del Estado, como las Fuerzas Armadas
y los Cuerpos de Seguridad, debido a las funciones específicas que realizan. El artículo 107
de la Constitución establece el Consejo de Estado como un órgano administrativo importante.
4. El control de la Administración
La Administración Pública está sometida a distintos controles, en especial, el control
político y el control jurídico.
En cuanto al control político, son las Cortes Generales las que se encargan de
controlar al Gobierno y, por lo tanto, este control se proyecta también en la Administración.
En cuanto al control jurídico, tal y como dice el art. 9.1 CE, la Administración, al ser
un poder público, está sometido a la Constitución y al ordenamiento jurídico. Este control
jurídico se divide en controles jurisdiccionales y controles no jurisdiccionales.
Según el art. 106.1 CE, son los Tribunales los que se encargan de controlar la potestad
reglamentaria y la legalidad de la Administración. Concretamente, el control jurisdiccional se
ve reflejado en el orden contencioso-administrativo.
El Defensor del Pueblo, según el art. 54 CE, es el alto comisionado de las Cortes
Generales, y se encarga de supervisar la actividad de la Administración y de defender los
derechos consagrados en el Título Primero de la CE. El Defensor del Pueblo está regulado
por la ley orgánica 3/1981 de 6 de abril, y su función principal es defender los derechos de
los ciudadanos que se han visto vulnerados por la Administración Pública o empresas que
prestan servicios públicos. El Defensor del Pueblo recibe las quejas de los ciudadanos de
forma gratuita (ya sean españoles, extranjeros, menores de edad...) mediante una consulta en
persona, una carta o a través de su web, donde tendremos que explicar nuestro problema y
aportar la documentación necesaria para que el Defensor del Pueblo trabaje ante las
instituciones y organismos públicos y defienda esos derechos no reconocidos. Hay que
destacar que el Defensor del Pueblo solo puede actuar en el ámbito público, es decir, frente a
problemas relacionados con la Administración, y este problema no puede estar en trámite
judicial.
Nace en lugares escandinavos, que luego será aceptado por la mayoría de los estados
democráticos. La UE también tiene y las CCAA también (síndico de agravios en CV).
Defensa y protección DDFF de particulares, pero cuando se ven dañados por parte de
la administración (actividades, normas…). Puede concluir interviniendo el recurso de amparo
La competencia del Tribunal de Cuentas es general para toda España y cubre todas las
actuaciones de la Administración Pública. Sin embargo, también existen instituciones
homólogas en algunas Comunidades Autónomas para el control contable el sector público
autonómico.
Aunque el Tribunal de Cuentas depende de las Cortes Generales (pues ejerce sus
funciones por delegación de las Cortes), también posee jurisdicción propia relativa al
enjuiciamiento contable de las infracciones detectadas en las cuentas del Estado y del sector
público. Las funciones principales del Tribunal de Cuentas son examinar todas las cuentas
públicas, auditar la Cuenta General del Estado y comprobar las cuentas de los partidos
políticos, todo esto con el objetivo de mejorar y optimizar la gestión económica del sector
público.
Por otra parte, la jurisdicción propia de carácter contable del Tribunal de Cuentas se
ejerce sobre quienes manejan bienes públicos. Es por eso que puede exigir responsabilidad
contable a quienes causen daño a los presupuestos públicos por actuar en contra de la ley. Sin
embargo, hay que destacar que el Tribunal de Cuentas se limita exclusivamente a la
jurisdicción contable y no tiene competencias en la jurisdicción contencioso-administrativa ni
en la ordinaria penal.
Al igual que las Fuerzas Armadas, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad se encuentran
también bajo un régimen jurídico particular y, ya que dependen del Gobierno, su organización
jerárquica no se encuentra fuera de las pautas de funcionamiento ordinarias establecidas en la
Constitución.
Es de vital importancia destacar la STC 55/90. En esta se expresa cómo las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad son fundamentales para velar por el orden público, pero ya que
cuentan con el uso legítimo de la fuerza y de medidas de coacción, pueden tener lugar
situaciones en que peligre la libertad y seguridad de los ciudadanos, así como derechos y
bienes constitucionales de la persona.