Sentencia No. C-083/95
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C-083/95
ANALOGIA
DOCTRINA CONSTITUCIONAL/JURISPRUDENCIA
CONSTITUCIONAL-Criterio Auxiliar
JURISPRUDENCIA CONSTITUCIONAL
Acta No.7
1. ANTECEDENTES
2. NORMA ACUSADA
3. LA DEMANDA.
Manifiesta el demandante, que de conformidad con lo dispuesto en el artículo
230 de la Constitución, los jueces en sus providencias, sólo están sometidos
a la ley, y para efectos de su interpretación cuentan con estos criterios
auxiliares: la equidad, la jurisprudencia, los principios generales del derecho
y la doctrina. Por consiguiente, no les es posible "acudir a las normas que
regulan casos o materias semejantes, vale decir a la analogía, la doctrina
constitucional y las reglas generales del derecho, en la forma expresada en
el artículo 8° de la ley 153 de 1887, sino directamente bajo la forma
supralegal que impone el invocar la equidad, la jurisprudencia, los principios
generales del derecho y la doctrina, dado que las normas que regulan casos
o materias semejantes, no se hallan actualmente consagradas como criterios
auxiliares de la actividad judicial, por lo que acudir a la analogía hoy por hoy
equivale a pretermitir los alcances de la prenombrada disposición
constitucional vigente."
Y agrega, que de ese hecho se deriva otro problema jurídico, pues "en defecto
de la analogía, tampoco se podría acudir, después de la Constitución del 91,
a la doctrina constitucional y a las reglas generales del derecho, o si lo fueran
lo serían no de manera aislada, sino que también se debería acudir a la
equidad, y a la jurisprudencia, para dirimir el caso concreto donde no existe
norma exactamente aplicable".
Por otra parte, señala que la norma constitucional que se estima vulnerada
no es clara, porque "si se da un conflicto entre los diversos criterios auxiliares
de la actividad judicial, que de paso sea dicho se refieren a fuentes del
derecho ampliamente reconocidas, como la jurisprudencia, y la doctrina,
incluye como fuentes formales igualmente a la equidad y los principios
generales del derecho, y decimos fuentes formales porque se hallan como se
dejó visto expresamente consagradas por el constituyente delegado por vía
nada menos que de la ley de leyes". Por lo que se pregunta: "cómo resolver
los eventuales conflictos entre la equidad, y la jurisprudencia, y a su turno
los que se presenten entre estos y los principios generales del derecho, y los
de la doctrina en general, puesto que la norma no habla ya de doctrina
constitucional, sino de doctrina en general?".
Para finalizar, manifiesta que "el art. 230 C.P. en su inciso segundo expresa
los contenidos y alcances del principio de integración a la luz del nuevo
derecho colombiano, los cuales repugnan con los estrechos marcos de las
disposiciones atacadas", además de "contravenir la claúsula general de
integración válida para todas las ramas del sistema de derecho colombiano y
que de suyo permean el concepto de sistema constitucional, ausente del
ordenamiento constitucional precedente, y que obliga a asignar las
consecuencias jurídicas al supuesto jurídico en cuestión. Interpretación
contraria equivaldría a dejar como letra muerta, el inc, 2o. del art. 230 de la
C.P., en la medida que la vuelta por la analogía y en su defecto por la
costumbre a falta de norma expresa, revotaría (sic) contra lo que equivale a
una norma general de la actividad judicial, que por ser aplicable ante el
ejercicio hermenéutico propiamente, cuando existe norma aplicable, con
mayor fuerza y razón lo sería en su ausencia por el principio de la
universalidad del derecho, y su integración".
4. INTERVENCION CIUDADANA
- Y agrega, que por más perfectas que traten de ser las leyes, siempre
quedarán vacíos, pues el legislador no puede regular absolutamente todas las
situaciones que se pueden presentar, y ante esta circunstancia y la
prohibición de rehusarse a administrar justicia, "el juez tiene que encontrar
por sí mismo la norma para la decisión"; y es aquí donde la analogía se
constituye en el medio principal para lograr resolver el conflicto planteado.
Claro está que en materia penal el problema de la analogía cambia totalmente
porque de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 29 de la Carta, el
fundamento de la acción estatal es la propia ley, de ahí el principio "nullum
crimen nulla poena sine lege".
- Para concluir, anota que "la analogía no es mas que el desarrollo de los
principios generales del derecho tales como 'la igualdad jurídica', 'las mismas
situaciones de hecho deben comportar las mismas sanciones jurídicas', y
'donde exista la misma razón, debe ser la misma regla de derecho'. Siendo la
ley una de las principales normas que pertenecen al ordenamiento y la
Constitución la reconoce como fuente válida de derecho; la ley a su turno
admite y autoriza la analogía y la costumbre; entonces, cuando el juez las
aplica no se está saliendo del imperio de la ley".
5. CONCEPTO FISCAL
- Y citando a García Maynez sostiene, que "si bien es posible que en la ley
se encuentren lagunas, el derecho no puede tenerlas. Y es aquí en donde el
principio de la integración normativa, cumple su tarea, justamente
integradora, en el campo del derecho".
- En cuanto a la forma como debe proceder el juez para colmar los vacíos
frente a las fuentes formales del derecho, dice que lo usual es que sea la ley,
la norma que prevea recursos y caminos para llenarlos; de ahí que el primer
paso del juez es apelar a ella, para ver si existen o no reglas de integración.
Si existen, el juez debe acudir a esas reglas y, es aquí en donde la analogía
surge como uno de los métodos de integración más importante del derecho.
En consecuencia, no se infringe el artículo 230 de la Carta, cuando en la
norma acusada se alude a la analogía como método de integración principal
de los textos normativos; "método que junto con la jurisprudencia, la equidad
y los principios generales del derecho, conforman los criterios auxiliares de
la actividad judicial, destinados a que el juez cumpla con su misión esencial
en el marco del ordenamiento jurídico imperante".
- Por otro lado, dice el Procurador que "resultaría extraño al mismo texto
constitucional, que establece categóricamente la exclusiva sujeción de los
jueces a la ley, con miras a garantizar su independencia y por tanto su
imparcialidad, que se descartara la analogía legis, cuando ese mismo texto
ha escogido esa forma más amplia de la analogía, como es la analogía juris,
al determinar como uno de los criterios auxiliares, los principios generales
del derecho".
6. CONSIDERACIONES DE LA CORTE
6.1. Competencia
Por dirigirse la acusación contra un precepto que forma parte de una Ley,
compete a esta Corporación decidir sobre su constitucionalidad, al tenor de
lo dispuesto en el artículo 241-4 del Estatuto Superior.
Que uno y otro sean aptos para el mencionado propósito y en qué medida;
que las reglas creadas mediante uno de esos mecanismos preponderen sobre
las que derivan del otro, o que la validez de algunas de ellas esté
condicionada por la autorización que les confieran las otras, son asuntos
contingentes que cada ordenamiento jurídico resuelve soberanamente.
Por leyes, parece razonable entender -en ese contexto- todas las normas
jurídicas válidamente creadas, sujetas a la Constitución. Y el artículo 230 de
la Carta, dispone:
1
Introducción al estudio del derecho, Porrúa, 1968.
La equidad, la jurisprudencia, los principios generales del derecho
y la doctrina son criterios auxiliares de la actividad judicial".
Ahora bien: la ley 153 de 1887 contiene dos disposiciones, justamente las
acusadas, que se refieren a las fuentes formales de la manera siguiente:
2
La Plenitud del orden jurídico, Ed. Losada, 1936.
3
Teoría Pura del Derecho, Eudeba, 1960.
o no en el ordenamiento elementos que le permitan justificar su decisión. No
es correcto pensar, como a menudo se piensa -verbigratia-, que el juez
colombiano se encuentra constreñido al fallo porque así lo dispone el artículo
48 de la ley 153 de 1887, cuyo texto dice:
Porque decidir, para quien tiene la calidad de juez, no es un mero deber sino
algo más: una necesidad ontológica. Normas como el artículo 48 de nuestra
ley 153 de 1887 se encuentran en casi todas las legislaciones, pero su sentido
no es otro que el de establecer un reproche jurídico a ciertas conductas
judiciales que se estiman indeseables. Pero que el juez tiene que fallar se
deriva no de alguna disposición contingente del derecho positivo sino de lo
que ónticamente significa ser juez. Por eso, lógicamente, en el derecho no
hay lagunas: porque habiendo jueces (y tiene que haberlos) ninguna conducta
puede escapar a la valoración jurídica concreta.
A juicio del demandante, al disponer el art. 230 superior que los jueces sólo
están sometidos al imperio de la ley, y erigir en criterios auxiliares de la
actividad judicial, entre otros, a la doctrina y a los principios generales del
derecho, derogó al artículo 8°, pues señaló a la ley como única fuente
obligatoria. Por la misma razón, anuló entonces el art. 13 de la misma ley
(153 de 1887) que consagraba a la costumbre como fuente subsidiaria. Sobre
este último punto no hay ya nada qué discutir, pues esta Corporación,
mediante decisión que hizo tránsito a la cosa juzgada, declaró la
exequibilidad de dicha norma. (Sentencia C-224 del 5 de mayo de 1994). Se
contraerá, pues, la Sala al examen del artículo 8°.
4
Op. cit.
fuente obligatoria. A ella alude claramente otra disposición, el artículo 4° de
la ley 69 de 1896, para erigirla en pauta meramente optativa para ilustrar, en
ciertos casos, el criterio de los jueces. Así dice el mencionado artículo en su
parte pertinente:
Así mismo, conviene precisar que no hay contradicción entre la tesis que
aquí se afirma y la sentencia C-131/93, que declaró inexequible el artículo
23 del Decreto legislativo 2067 del 91 en el cual se ordenaba tener "como
criterio auxiliar obligatorio" "la doctrina constitucional enunciada en las
sentencias de la Corte Constitucional", mandato, ese sí, claramente violatorio
del artículo 230 Superior. Lo que hace, en cambio, el artículo 8° que se
examina -valga la insistencia- es referir a las normas constitucionales, como
una modalidad del derecho legislado, para que sirvan como fundamento
inmediato de la sentencia, cuando el caso sub judice no está previsto en la
ley. La cualificación adicional de que si las normas que van a aplicarse han
sido interpretadas por la Corte Constitucional, de ese modo deben aplicarse,
constituye, se repite, una razonable exigencia en guarda de la seguridad
jurídica.
c. Las reglas generales de derecho. Se dijo un poco más arriba que cuando el
juez razona por analogía, aplica la ley a una situación no contemplada
explícitamente en ella, pero esencialmente igual, para los efectos de su
regulación jurídica, a la que sí lo está. Esta modalidad se conoce en doctrina
como analogia legis, y se la contrasta con la analogia juris en la cual, a partir
de diversas disposiciones del ordenamiento, se extraen los principios
generales que las informan, por una suerte de inducción, y se aplican a casos
o situaciones no previstas de modo expreso en una norma determinada.
Que a los principios así extraídos se les denomine reglas no constituye una
audacia del legislador colombiano de 1887. Tal nombre pertenece a la más
pura tradición del derecho occidental en su raiz romana. Así lo ilustra, con
rigurosa documentación, el profesor Hernán Valencia Restrepo 5 en su
valioso trabajo sobre los principios generales del derecho. A propósito de la
asimilación hecha por el jurista preclásico Antiscio Labeón (año 45 a.c.) del
término regla al de norma, escribe: "Se debe aclarar que la ...sinonimia (regla
= norma jurídica) no constituyó novedad alguna, en cuanto a la significación
estrictamente jurídica, porque la regla desde siempre se había considerado
extraída del derecho vigente, del derecho positivo y, por lo consiguiente,
parte integrante de éste, es decir, norma jurídica." (subraya la Corte). Y para
ilustrar mejor su aseveración cita la definición de regla dada por Paulo: "La
regla es una proposición que expone brevemente el derecho vigente. No se
toma el derecho vigente de la regla sino la regla del derecho vigente. Así,
5
Nomoárquica, principalística jurídica o los principios generales del derecho, Temis, 1993.
pues, mediante la regla se transmite una breve descripción de las normas
vigentes y, como dice Sabino, es como un resumen del derecho, que si falla
en algo resulta inútil". (Subrayas fuera del texto).
6
Los principios generales del Derecho y la formulación constitucional, Editorial Civitas, 1990.
7
Principios jurídicos y positivismo jurídico, Abeledo-Perrot, 1970.
8
El concepto de derecho, Abeledo Perrot, 1965
Todo lo anterior puede ilustrarse con un ejemplo, referido a nuestro
ordenamiento. Se pregunta: ¿Hace parte del derecho colombiano la regla
nemo auditur propriam turpitudinem allegans?. Es claro que su formulación
explícita no se halla en ningún artículo del ordenamiento colombiano. Pero
¿significa eso que no hace parte de él y, por tanto, que si un juez la invoca
como fundamento de su fallo está recurriendo a un argumento
extrasistemático? No, a juicio de la Corte, por las consideraciones que siguen.
No hay duda de que quien alega su propia culpa para derivar de ella algún
beneficio, falta a la buena fé entendida como la ausencia de dolo, la
conciencia de que el comportamiento que se observa es conforme al derecho,
y los fines que persigue están amparados por éste. Ahora bien: el artículo 83
de la Carta del 91, impone la buena fé como pauta de conducta debida, en
todas las actuaciones, tanto de las autoridades públicas como de los
particulares. Y los artículos 1525 y 1744 del Código Civil, tan anteriores en
el tiempo a nuestra Constitución actual, constituyen sin embargo cabal
desarrollo de ese principio al impedir -el primero- la repetición de lo que se
ha pagado "por un objeto o causa ilícita a sabiendas", y el segundo al privar
de la acción de nulidad al incapaz, a sus herederos o cesionarios, si aquél
empleó dolo para inducir al acto o contrato. Ejemplar es también, en esa
misma dirección, el artículo 156 del mismo estatuto, que impide al cónyuge
culpable, invocar como causal de divorcio aquélla en que él mismo ha
incurrido. Tales disposiciones, justo es anotarlo, eran reductibles inclusive a
la Carta anterior que, no obstante, no consagraba explícitamente el deber de
actuar de buena fe.
Sin duda alguna hay lógica en la ley 153 de 1887, pues sólo agotada la fuente
principal autoriza para acudir a la subsidiaria. Por eso el artículo 13 dispuso:
RESUELVE:
Interpretado el artículo 230 de la C.P. como una unidad, los jueces no sólo
deben atender a la ley o derecho positivo sino precisar su significado en
cada situación concreta con apoyo en los criterios auxiliares de su actividad.
La solución adecuada que el juez debe encontrar en el ordenamiento
jurídico, unido a la sabida complejidad y peculiaridad de la realidad social
y de cada situación concreta, exigen permanentemente del derecho y de sus
operadores la utilización de criterios valorativos y de ponderación. Sólo así,
el mencionado precepto, adquiere relevancia plena como eslabón esencial
del propósito constitucional, confiado a los jueces, de realizar sus
contenidos sustanciales.
Interpretado el artículo 230 de la C.P. como una unidad, los jueces no sólo
deben atender a la ley o derecho positivo sino precisar su significado en cada
situación concreta con apoyo en los criterios auxiliares de su actividad. La
solución adecuada que el juez debe encontrar en el ordenamiento jurídico,
unido a la sabida complejidad y peculiaridad de la realidad social y de cada
situación concreta, exigen permanentemente del derecho y de sus operadores
la utilización de criterios valorativos y de ponderación. Sólo así, el
mencionado precepto, adquiere relevancia plena como eslabón esencial del
propósito constitucional, confiado a los jueces, de realizar sus contenidos
sustanciales.
Fecha ut supra,