Actividad Nº3
Actividad Nº3
1.- Teniendo en cuenta los principales aspectos que destaca el vídeo para comunicarse con
personas con Alzheimer, ¿qué principios se deben seguir en la comunicación con estas
personas en el día a día?
La persona con demencia de tipo Alzhéimer presentará una dificultad creciente para el diálogo
y la comprensión a medida que se agrave la enfermedad (afasia).
Cuando las dificultades que presenta la persona con Alzheimer ya limitan mucho la expresión y
comprensión de la información, es muy importante esforzarnos al máximo para entender lo
que la persona trata de decirnos, pues la percepción por parte de la persona usuaria de que las
personas de su entorno no comprenden lo que él trata de expresar puede dar lugar a
problemas de comportamiento.
Para facilitar la comunicación con la persona con demencia de tipo Alzheimer, debemos tener
en cuenta los siguientes aspectos:
Siempre que nos dirijamos a la persona usuaria con demencia de tipo Alzheimer lo haremos de
frente y despacio, para que nos vea y le dé tiempo a reconocernos; de otro modo puede
sentirse amenazado o asustado y reaccionar de forma agresiva.
Para hablar con él, siempre nos situaremos a su altura (si está sentado nos sentaremos frente a
él o nos agacharemos de rodillas), de forma que le podamos mirar a los ojos y utilizar el
lenguaje no verbal de nuestras expresiones faciales para proporcionarle seguridad y afecto. Y
siempre debemos sonreír, la sonrisa contagia otra sonrisa.
- Mirarle, pues es la mejor manera de demostrar que estamos atentos y que intentamos
comunicarlos.
Es preferible dirigirnos a la persona usuaria sin gritar, también es necesario que no haya ruidos
que le distraigan, de modo que nosotros no tengamos que alzar la voz para que nos oiga.
Usaremos las imágenes para mantener una conversación. Una revista puede ayudar a que
reconozca un objeto del que no recuerda el nombre. Mantendremos el contacto físico y
trabajaremos con recuerdos o imágenes que le sean agradables.
- Acercarles objetos que tengan un valor sentimental y que le haga conectar con alguna
emoción.
Para ello recurriremos a la comunicación no verbal, pues las personas con Alzhéimer pueden
entender las caricias y abrazos mejor que las palabras. Sosteniéndoles las manos, pasándoles
el brazo alrededor de sus hombros o incluso utilizando una crema de manos o en el momento
de la higiene, así le podemos transmitir nuestro mensaje cuando las palabras ya no le lleguen y
potenciaremos la comunicación a través de las emociones.
Sin embargo, puede haber personas a las que antes de contraer la enfermedad no les gustase
que las tocaran, por lo que ahora pueden mostrar rechazo al contacto físico. Por ello es
importante conocer a la persona usuaria y tener en cuenta este aspecto.
Este tipo de comunicación adquiere mayor importancia aun cuando la persona se encuentra ya
en una fase tan avanzada que no es capaz de articular palabras ni de comprender las que
escucha, y cuando sólo es capaz de percibir el tono de voz y los gestos; por ello es tan
necesaria la comunicación no verbal. Debemos vigilar cada uno de nuestros gestos, así como
los de él.
Cuando la persona con demencia de tipo Alzheimer muestre más dificultad para comunicarse,
no debemos caer en el error de hablar nosotros por él, ya que así contribuiremos a que la
pérdida del lenguaje sea más rápida. Hay que tratar por todos los medios de evocar las
palabras en su mente, ya sea recurriendo a fotos, objetos, etc., para ir poco a poco
construyendo la frase que él nos quiere decir.
Es importante simplificar nuestro discurso mediante frases cortas, claras y sencillas, pues si
empleamos una oración larga o con un léxico complicado el enfermo habrá olvidado el
principio, antes de que hayamos terminado la frase. Y no nos comprenderá. Además,
evitaremos que se agote por el esfuerzo que supone tratar de entender frases largas y
complicadas, que seguramente no va a lograr comprender.
Para ello les motivaremos para que se expresen y si fuera necesario les ayudaremos a hacerlo,
pero nunca acabaremos sus frases ni le diremos las palabras que buscan. Le ayudaremos
cuando no encuentre la palabra adecuada ofreciéndole una idea, pero tratando de no
corregirle cuando se equivoque - si hemos detectado el error es porque hemos comprendido
lo que nos quería decir, que es, al fin y al cabo, lo importante -.
- Es de vital importancia incentivar a la persona para que se comunique, por lo que debemos
prestar atención tanto al lenguaje verbal como al no verbal, que en muchos casos será más
relevante.
Y es que ya desde las fases iniciales su lenguaje se irá viendo afectado con una pérdida
progresiva de vocabulario, por lo que es preferible ayudarle a conservar una determinada
cantidad de palabras familiares para él
Comunicación eficaz entre el cuidador y la persona con demencia de tipo Alzhéimer y que le
permitan expresarse, aunque sea de forma básica, que tratar de mantener un lenguaje rico
con un amplio vocabulario
El tono de voz con el que nos dirigimos al paciente puede ser determinante para facilitar la
comunicación. Un tono de voz bajo proporcionará sensación de calma y permitirá que ponga
atención en el contenido del discurso. Una voz chillona, por el contrario, le hará sentirse
incómodo y pensará que estamos enfadados con él.
Ante una reacción agresiva mantendremos la calma y les hablaremos con voz tranquila y no
nos alejaremos.
- Proponer actividades que puedan realizar y les haga mantenerse activos en la medida de lo
posible.
Es una persona adulta, que ha vivido su vida y que probablemente ha tenido que superar
numerosos problemas y dificultades a lo largo de los años, por ello debe tener todo nuestro
respeto, y a pesar de que ahora se muestre más vulnerable y necesite muchos cuidados
debemos garantizar siempre la dignidad de la persona por encima de cualquier cosa.
Las AVD son actividades que tenemos que realizar un gran número de veces a lo largo del día.
Si tuviéramos que concentrarnos en cada una de ellas, nos supondría un gran esfuerzo, por
esto es por lo que las convertimos en rutinas, en actividades automatizadas. Esto es lo que
ocurre en las personas con Alzheimer.
- Mantener un horario constante de comidas e higiene, así como una misma secuencia de
ejecución de las AVD. es recomendable mantener los hábitos que se tenían antes de la
aparición del Alzheimer.
- Mantener un entorno lo más estable, seguro, sencillo, facilitador y adaptado posible, tanto
físico como familiar.
- Facilitar el acceso a todos los recursos del hogar para el desempeño de las AVD en el hogar, a
través de guías cromáticas, nominación de utensilios, alimentos…
- Estimular la repetición de actividades cotidianas. Las rutinas son gran aliado para las personas
con Alzheimer, pues facilitan la previsión de lo que va a suceder a lo largo del día.
- Ejercicios físicos básicos y cognitivos diarios. Debemos procurar que mantengan una buena
condición física para contribuir a mantener lo máximo posible la autonomía.
- Estimular el habla y relaciones sociales, puesto que reducen el deterioro cognitivo ya que
favorecen la reserva cognitiva.
- Buscar actividades de ocio y tiempo libre más motivadoras y participativas para el enfermo,
basándose en los intereses del ciudadano y en sus vivencias pasadas.
- Mantener una orientación temporal-espacial constante, para ello podemos usar calendarios y
ayudas externas
Y muy importante: Siempre guiarle en la ejecución de todas las tareas, facilitarle herramientas,
darle tiempo suficiente y animarle y felicitarle por ello, es todo un logro y una satisfacción
valerse por sí mismo.
PROFESIONAL:
Planificar de manera TERAPEUTA OCUPACIONAL
realista y ajustar las expectativas
Presentar propuestas concretas
PLANIFICACIÓN Adaptar a gustos e intereses
Adaptar según la fase de la enfermedad en que se encuentre el grupo
El bienestar de los enfermos de Alzheimer u otra demencia depende en gran medida de cómo
se le cuide y de la adecuación del entorno a sus necesidades; con ello no sólo contribuiremos a
su bienestar físico y psíquico, sino que también cuanto más tiempo sea autónomo, mejor
calidad de vida tendrá el enfermo y necesitará menos cuidados.
Adoptar una actitud positiva y adecuada facilitará la relación con el enfermo, además de
mejorar la autoestima y motivación de éste. Para lograrlo tenga debemos tener en cuenta las
siguientes recomendaciones:
- A medida que avanza la enfermedad, no sólo cometerá errores, sino que será más lento en su
ejecución, pero le dejaremos que siga haciéndolo por sí mismo, aunque tarde en hacerlo o lo
haga mal. Si realizamos nosotros la actividad, perderá la capacidad y ya no la podrá recuperar.
Reforzaremos verbalmente la ejecución, lo importante es que lo siga haciendo, no que lo haga
perfecto.
- Jamás haremos comentarios negativos o despectivos delante de otros. Hay que tener en
cuenta que la persona con demencia tiene dificultad en entenderle debido a sus limitaciones y
el deterioro de sus capacidades propio de su enfermedad y que también está haciendo un
esfuerzo por entendernos.
Lo haremos con frases sencillas y cortas (cuanto más avance la enfermedad, más simples
tendrán que ser) y acompañaremos la frase de un gesto si así facilitamos que nos entienda. No
daremos varias órdenes a la vez, de una en una; sin prisa al hablar y con un tono bajo de voz,
que le proporcionará una sensación de calma.
- Le motivaremos con frecuencia para que hable. Es de vital importancia incentivarle para que
se comunique. El no hablar es un signo de aislamiento que no es beneficioso para la persona
con demencia. Debemos intentar mantener la capacidad de comunicación el mayor tiempo
posible, mostrando interés siempre en lo que nos dice.
- No cambiaremos el estilo de vida de la persona con demencia, sino que se lo haremos más
sencillo, más cómodo. La rutina es esencial ya que les proporciona seguridad, por lo que no
cambiaremos sus horarios, ni sus hábitos, ni sus cosas de sitio.
- Debemos adaptarnos a su ritmo y no al revés.
- Utilizaremos preguntas sencillas, de forma que la cuestión se responda con un “si” o un “no”
o dando opciones. Evitaremos las preguntas abiertas que requieren un proceso de
pensamiento abstracto y una organización del lenguaje muy elaborado.
- Los cambios son imprevisibles, sobre todo en el comportamiento, y las medidas o soluciones
que funcionaban ayer puede que no funcionen hoy.