Traumas y Estresores

Investigación documental
“Traumas y estresores: repercusiones psicopatológicas
en niños y adolescentes”
Nombre
Psicología
Semestre #4
Docente:
Psic. José M. Quiroz Ch. MGRH
Psicología clínica infantil
Instituto Comercial Bancarios
División de Estudios Superiores
Licenciatura en Psicología
Junio, 2024
Administración de Servicios de Abuso de Sustancias y Salud Mental. (s.f.). Entendamos
el estrés traumático infantil y cómo ayudar. Administración de Servicios de Abuso de
Sustancias y Salud Mental. https://www.samhsa.gov/child-trauma/entendamos-el-estres-
traumatico-infantil-y-como-ayudar
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Madrid-México-Porto Alegre. Editorial Médica Panamericana.
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Revista cúpula 33 (1), 33-53.
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Baigorri. T, Myers. L y Kichc. R. (2019). Exposición prolongada (PE) para el estrés
postraumático: su uso en pacientes con duelo prolongado, trastorno límite de la
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Argentina de la salud mental. (3a ed.).
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Bienestar Emocional. (2021). Estresores. Bienestar Emocional.
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%20entiende%20por%20estresores%2C%20los,la%20que%20no%20tiene%20recursos.
Centro Idea. (s.f.) Características del estrés postraumático y estrés agudo. Centro Idea.
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1. Introducción teórica
La infancia y la adolescencia son conocidas como etapas cruciales en la vida de cualquier
ser humano, ya que en ellas se desarrollan las bases de la personalidad, se comienzan a establecer
las relaciones sociales y las habilidades para enfrentar la vida. Sin embargo, cuando estos
procesoshttps://centroidea.com.ar/caracteristicas-del-estres-postraumatico-y-estres-agudo/
se ven interrumpidos o perturbados por traumas y estresores, el equilibrio emocional y
el desarrollo saludable pueden ponerse en riesgo.
Por lo anterior, es que la presente investigación busca explorar la complejidad de las
repercusiones psicopatológicas de los traumas y estresores en niños y adolescentes, abarcando

desde elhttps://centroidea.com.ar/caracteristicas-del-estres-postraumatico-y-estres-agudo/
trastorno de estrés postraumático (TEPT) y otros trastornos relacionados con traumas y
factores de estrés.
Además de comprender las manifestaciones psicopatológicas de estos hechos, también se
examinarán los factores de riesgo y de protección, que pueden tratar significativamente su
impacto.
Otro de los objetivos es ofrecer información útil que pueda ayudar a fomentar la noción
de herramientas para el diagnóstico, intervención y prevención efectiva, claro refiriéndonos a
distintos tipos de terapias y modelos propuestos que intenten explicar la relación entre los
factores estresores y la salud mental; ya que la identificación precoz de las señales de alarma, un
apoyo emocional adecuado y el acceso a recursos terapéuticos son herramientas clave en la

recuperación y reducción del impacto negativo de los factores ya mencionados en el bienestar de
esta población. Por último, este estudio pretende contribuir a la creación de entornos más seguros
y comprensivos donde los menores de edad puedan desarrollarse de forma más eficaz y alcanzar
su máximo potencial.
2. Definiciones
Con el propósito de contextualizar esta investigación, es esencial definir qué son los
traumas, el estrés y los estresores; inicialmente, Freud definía el trauma psíquico como un
quiebre en la barrera a los estímulos, o una fisura de las defensas protectoras frente a ellos. Más
tarde, agregó que este concepto está caracterizado por la sensación de total impotencia y
desvalimiento.
De manera más reciente, Montagud (2021), considera que el trauma infantil hace alusión
a una herida emocional a consecuencia de un suceso doloroso o angustioso vivido durante la

niñez, en donde estos traumas son como lesiones que van a repercutir de forma negativa en la
personalidad del individuo y que requieren de todo un proceso para poder ser superados.
Actualmente se conoce que los niños no necesariamente tienen que experimentar
directamente el evento traumático, puesto que pueden desarrollar un trastorno de estrés incluso si
sólo sonhttps://centroidea.com.ar/caracteristicas-del-estres-postraumatico-y-estres-agudo/
testigos de un evento traumático que le ocurre a otros (ya sea presencialmente o por
medios de comunicación) o se enteran de que le sucedió a alguien cercano.
Cabe aclarar que el trauma se relaciona más a la respuesta que el individuo tiene sobre el
o los detonantes, que en sí por el suceso que lo originó, y que existen diferentes tipos del mismo,
como lo son:
● Trauma agudo o simple: originado por la exposición a una sola
experiencia de esta índole, vinculada a un lugar o momento
determinados. Pueden ser traumas médicos, por desastres naturales
o humanos.
● Trauma crónico: causado por la vivencia de una experiencia traumática de
forma seguida, como por ejemplo, algún tipo de violencia.
● Trauma complejo o poli-victimización: se trata de la exposición a varias
experiencias traumáticas, que suelen ser complicadas e insidiosas, como
las catástrofes, adversidades naturales o humanas; e incluso las

victimizaciones interpersonales que son causadas por comportamientos de
uno o más individuos que violan las normas sociales.
Investigaciones recientes, indican que las personas, extrañamente se ven expuestas a una
sola experiencia traumática, sino que frecuentemente se trata de una repetición o acumulación de
ellas.
Por otro lado, el estrés se puede definir como el estado de preocupación o tensión mental
causado por una situación complicada y que se trata de una respuesta natural a las amenazas y a
otros estímulos (Organización Mundial de la Salud [OMS], 2023). Respecto a los estresores, el
sitio Bienestar Emocional (2021), menciona que “Se entiende por estresores, los estímulos,
condiciones o tipos de situaciones que generan estrés. En general, las situaciones estresantes son
aquellashttps://centroidea.com.ar/caracteristicas-del-estres-postraumatico-y-estres-agudo/
que demandan al individuo que ponga en marcha alguna actividad para la que no está
preparado o para la que no tiene recursos”.
Estos estresores no se limitan únicamente a ser extraordinarios como los mencionados
anteriormente, sino que también pueden ser propios de la vida cotidiana. Ya sean como
situaciones socio-familiares (el nacimiento de un nuevo hermano, tener una familia numerosa);
socio-laborales o académicos (alta exigencia, fracaso escolar); e incluso las propias tareas y
transiciones del desarrollo (iniciar en una escuela, un embarazo).
Dentro de los síntomas, signos y comportamientos que estos factores pueden generar, se
encuentran las perturbaciones del sueño, ansiedad, depresión, irritabilidad, regresiones, dolores
de cabeza o de estómago, problemas en el área escolar (baja o nula concentración en las

actividades), disociación, evitar lugares o situaciones que traen de vuelta los recuerdos, pérdida
del interés en cosas que antes se solían disfrutar; imágenes recurrentes que no pueden evitarse,
entre otros (Standford Medicine Children's Health, s.f.).

En pocas palabras, se ha logrado entender a todo lo anterior como un evento intenso,
severo e inesperado que supera las capacidades y mecanismos de defensa y adaptación, poniendo
al individuo en una situación vulnerable ante incluso situaciones cotidianas.

3.Epidemiología y/o etiología

La epidemiología del trastorno de estrés postraumático (TEPT) en niños y adolescentes es
un área de interés importante en la salud pública y la investigación epidemiológica. El
Departamento de Asuntos de Veteranos de los Estados Unidos (2023), estima que alrededor del
7.8% de la población desarrollará TEPT en algún momento de su vida. Esta estadística cobra
especial importancia cuando se examina su influencia en los niños y adolescentes. Los eventos
traumáticos que pueden desencadenar TEPT abarcan desde situaciones de violencia
interpersonal, con una amplia variedad acorde al ambiente, cultura, sexo y edad, hasta desastres
naturales.
De acuerdo con el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos
(2024) y la Administración para Niños y Familias, Oficina de Head Start, el trauma y las
experiencias adversas en la infancia pueden tener un impacto significativo en la salud mental de
los niños y adolescentes. Estas experiencias pueden incluir exposición a violencia doméstica,
abuso, negligencia, o eventos traumáticos como desastres naturales. La prevalencia de estas
experiencias adversas en la infancia puede variar según el entorno socioeconómico, cultural y
familiar en el que se encuentren los niños.

Según la investigación del Child Mind Institute (2024), se estima que aproximadamente
el 4% de los niños y adolescentes en los Estados Unidos han experimentado algún tipo de trauma
que podría aumentar el riesgo de desarrollar TEPT. La prevalencia del TEPT en adolescentes
puede variar según factores como el entorno socioeconómico, cultural y familiar en el que se
encuentran.
Es fundamental comprender que el TEPT no solo afecta la salud mental de los
adolescentes, sino que también puede tener consecuencias significativas en su funcionamiento
diario, sus relaciones interpersonales y su rendimiento académico. Los síntomas del TEPT
pueden manifestarse de diversas formas en los adolescentes, incluidos los cambios de humor, la
evitación de situaciones que les recuerden el trauma y las dificultades para concentrarse en la
escuela.https://centroidea.com.ar/caracteristicas-del-estres-postraumatico-y-estres-agudo/
Además, desde una perspectiva epidemiológica, es esencial abordar adecuadamente el
trauma en la población infantil y adolescente proporcionando intervenciones terapéuticas
efectivas. Esto incluye acceso a servicios de salud mental, programas de prevención del TEPT y
estrategias de apoyo comunitario. La investigación epidemiológica continua es necesaria para
comprender mejor la prevalencia, los factores de riesgo y los resultados del TEPT en la
población infantil y adolescente, lo que puede informar políticas y prácticas de salud pública
dirigidas a esta población vulnerable.
Ejemplo de Caso
Walter, un niño de 8 años que vive en una comunidad rural, presenció un terremoto
devastador que destruyó su hogar y escuela. Además, Walter ha sido testigo de violencia
doméstica en su familia. A raíz de estos eventos, comenzó a mostrar síntomas de TEPT,
incluyendo pesadillas recurrentes, evitación de cualquier cosa que le recordará el terremoto y
dificultades para concentrarse en la escuela. Con el tiempo, su rendimiento académico disminuyó

y se volvió más retraído socialmente. Gracias a la intervención de un programa local de apoyo
psicológico, Walter recibió terapia cognitivo-conductual que le ayudó a manejar sus síntomas y
mejorar su bienestar emocional.
En este caso podemos reconocer la importancia de tratar el TEPT en niños que han
pasado por eventos traumáticos significativos que pueden impactar la vida de un niño y
desencadenar síntomas y complicaciones para su desarrollo, esto solo destaca y refuerza la
necesidad de implementar intervenciones efectivas y accesibles en infantes vulnerables al TEPT.

4.Desarrollo evolutivo
4.1 Trastorno de apego reactivo
El trastorno de apego reactivo (TAR) se desarrolla en los primeros meses de vida debido
a la negligencia o carencia social, es decir debido a la falta de atención por parte de los
cuidadores y los problemas de apego pueden comenzar mucho antes de que el trastorno sea
diagnosticado.
Entre los 9 meses y los 5 años, los signos de apego ausente y comportamientos
emocionales inusuales son más evidentes, aunque pueden variar según las habilidades cognitivas
y motoras del niño, lo que podría dificultar su expresión e incluso reconocer o identificar el
trastorno. De acuerdo con el DSM-V (2014), sin el tratamiento adecuado, el trastorno reactivo de
apego puede continuar durante varios años y tener consecuencias de por vida. (P. 267).
Así mismo, no está claro si el trastorno puede aparecer en niños mayores de 5 años ni
cómo se diferencia de su aparición en niños más pequeños, por eso es importante diagnosticar
con precaución a los niños de 5 años en adelante. De igual manera, detectar y tratar este trastorno
en los niños desde una edad temprana, ayuda a prevenir los problemas emocionales y de
comportamiento a largo plazo, requiriendo una evaluación cuidadosa.
4.2 Trastorno de relación social desinhibida
El trastorno de relación social desinhibida (TRSD) al igual que el trastorno de apego
reactivo se desarrolla en los primeros meses de vida debido a la negligencia social, incluso
mucho antes de que se diagnostique. Si bien el abandono después de los 2 años no suele
asociarse con este trastorno, el abandono temprano puede dar lugar a signos de TRSD, que
tienden a ser estables con el tiempo, especialmente si el abandono persiste.
De acuerdo con Psicopedia (s.f.), “en la niñez temprana, el comportamiento social
desinhibido y la falta de reserva para acercarse a los adultos extraños se acompañan de conductas
de búsqueda de atención.” Al igual que, los niños con TRSD llegan a mostrar familiaridad verbal
excesiva y expresiones emocionales poco genuinas, esto normalmente se puede ver cuando los
niños interactúan con los adultos.
Durante la adolescencia, las relaciones entre amigos, familia, conocidos, etc., se ven
afectadas por comportamientos desinhibidos, es decir comportamientos espontáneos y sin

preocupación, lo que en ocasiones puede llegar a ocasionar conflictos entre la persona con TRSD
y las personas de su entorno. Del mismo modo, este trastorno puede manifestarse desde el
segundo año de vida hasta la adolescencia, con variaciones en la forma en que se presentan. Es
importante considerar que en diferentes culturas, los niños pueden mostrar reservas para
interactuar con desconocidos a una edad temprana, es decir suelen expresarse menos y evitan ser
ellos mismos.
4.3 Trastorno de estrés postraumático
El trastorno de estrés postraumático puede afectar a personas de todas las edades, incluso
desde el primer año de vida. Según el DSM-V (2014), “los síntomas generalmente comienzan
dentro de los primeros 3 meses después del trauma aunque puede haber un retraso de meses, o
incluso de años, antes de que se cumplan los criterios para el diagnóstico”. (P. 276).
De igual manera, se dice que este trastorno puede llegar a ser más común entre las
mujeres que en los hombres, ya que son las más propensas a experimentar situaciones
traumáticas, como algún tipo de violencia.

Por otro lado, la duración y la gravedad de los síntomas varían entre las personas.
Algunos pueden recuperarse por completo en tres meses, mientras que otros pueden
experimentar síntomas durante más de un año, incluso décadas. En ocasiones los recuerdos del
trauma original, el estrés adicional o nuevos traumas pueden ocasionar la reaparición de los
síntomas con mayor intensidad.

En los niños, la forma en que expresan los síntomas puede ser diferente según su edad.
Los niños pequeños pueden experimentar sueños aterradores sin relacionarlos directamente con
el trauma e incluso pueden revivir la experiencia traumática a través del juego. Por otro lado,
debido a la edad en la que se encuentren, tienen limitaciones o aún no saben cómo expresar bien
lo que sienten, pueden llegar a tener cambios de humor.

Los adolescentes también pueden experimentar cambios de humor, comportamiento
evasivo o agresivo, y pueden tener dificultades en las relaciones sociales y en la escuela, incluso
pueden llegar a experimentar esa sensación de que no encajan en ninguna parte.

En personas mayores, el trastorno puede manifestarse de manera diferente, con menos
síntomas de excitación o evitación, pero con una percepción negativa de la salud, visitas
frecuentes al médico y pensamientos suicidas.
4.4 Trastorno de estrés agudo

De acuerdo con Centro Idea (s.f.), en cuanto al desarrollo del trastorno de estrés agudo, se
menciona que no se puede diagnosticar a partir de los tres días después de haber vivido un
suceso traumático y el trastorno puede llegar a convertirse en un trastorno de estrés
postraumático (TEPT) o ser una respuesta temporal que desaparece en un mes. Del mismo modo,
la formahttps://centroidea.com.ar/caracteristicas-del-estres-postraumatico-y-estres-agudo/
en que una persona puede revivir el trauma varía dependiendo de la edad que tenga la
persona.
Por otro lado, los niños pequeños pueden llegar a tener pesadillas relacionadas con el
trauma, aunque no siempre pueden ser capaces de vincular el contenido de sus sueños con el
suceso traumático que experimentaron. Así mismo, los niños menores de seis años pueden llegar
a revivirhttps://centroidea.com.ar/caracteristicas-del-estres-postraumatico-y-estres-agudo/
la experiencia traumática a través del juego, ya que es la parte simbólica de lo que viven
y es donde ellos pueden ser más expresivos.
4.5 Trastorno de adaptación

Según Molas (2019), “las alteraciones en el trastorno de adaptación comienzan dentro de
los tres meses después del inicio de un factor o factores de estrés y no dura más de seis meses
después de haber finalizado el agente estresante o sus consecuencias.”
Si la situación estresante es repentina, como darse de baja de la escuela, los síntomas
suelen aparecer rápidamente, a los pocos días, y duran pocos meses. Sin embargo, si la situación
o sus efectos continúan, el trastorno de adaptación puede prolongarse y convertirse en un
problema en el futuro, es decir a largo plazo.
De manera general, estos trastornos relacionados con traumas y factores de estrés, como
tal no podrían prevenirse pero sí se podría reducir el riesgo de desarrollarlo, por medio de un
ambiente seguro por parte de los padres, donde los niños puedan estar cómodos y que sus
necesidades básicas estén satisfechas completamente. Así como también consultar a especialistas
en el área de la salud mental al notar alguna alerta, podría existir la posibilidad de evitar que se
desarrollen los trastornos mediante una intervención u observación temprana en los traumas que
el niño o adolescente haya experimentado.

5.https://centroidea.com.ar/caracteristicas-del-estres-postraumatico-y-estres-agudo/
Modelos psicológicos explicativos de la relación entre estresores y salud mental
Durante mucho tiempo, en investigaciones y estudios realizados por múltiples autores
que hicieron aporte a la psicología, gracias a sus teóricas y modelos que permitieron tener una
mejor solución para cada caso específico, se implementaron herramientas y modelos que pueden
ayudar a las personas a poder llevar la situación, ya que en muchas ocasiones los individuos
pueden https://centroidea.com.ar/caracteristicas-del-estres-postraumatico-y-estres-agudo/
generar diversas situaciones en las que el estrés puede conducir a consecuencias
psicopatológicas, es por ello que se llevó a cabo una recapitulación de los modelos más
relevantes.
5.1 Modelos transaccionales del estrés.

5.1.1 Modelo de Lazarus y Folkman (1984)
El modelo de Lazarus y Folkman (1984), es un modelo de orientación cognitivo-
conductual, de acuerdo entre la persona y el ambiente, frente a una resolución de una situación
estresante en donde el objetivo principal es mantener la salud y el bienestar personal.

De acuerdo a Mentes abiertas, psicología (2024), se evalúan de manera primaria y
secundaria.
La evaluación primaria se refiere a esta etapa, en donde una persona evalúa si una
situación es relevante para sus objetivos y si representa una amenaza o un desafío. Si se

considera amenazante, puede desencadenar una respuesta de estrés (Mentes abiertas, psicología,
2024).
La evaluación secundaria se realiza después de la evaluación primaria, en donde una
persona realiza una evaluación más detallada de sus recursos y habilidades para enfrentar la
situación. Esta evaluación determina la intensidad y la naturaleza de la respuesta de estrés
(Mentes abiertas, psicología, 2024).
De igual forma se emplean dos funciones de afrontamiento de acuerdo a Gonzales y
Montoya (2015), son: a) actuar, gestionar o modificar el problema, y b) regular la reacción
emocional que se genera en la transacción. las estrategias de afrontamiento centrado en el

problema busca modificar las condiciones estresantes que se centren en el problema, muestran
que la estrategias de afrontamiento centradas en la emoción buscan evitar minimizar o aceptar y
tómame distancia de esta, también se centra en modificar la percepción del individuo, para evitar
las quejas y autoacusaciones. (p.288).
5.1.2 Modelo de paneles de Moos (1993).

El modelo de paneles de Moos (1993), se basa en el modelo anterior, sin embargo esta es
más amplio, ya que se van considerando los (paneles) que se incluyen, el cual está conformado
por 5 paneles.
Los cuales son: El sistema ambiental del individuo (panel 1) comprende los estresores
vitales cotidianos y los recursos sociales del individuo. El sistema personal (panel 2) incluye las
características sociodemográficas y los recursos personales del sujeto. Estos dos grupos de
variables se influencian entre sí y a la vez influencian la vivencia de las crisis agudas y las
transiciones vitales propias de la experiencia individual (panel 3). Estos tres paneles, a su vez,
repercuten en la salud y el bienestar del individuo (panel 5) a través de la valoración cognitiva de
tales experiencias vitales y las estrategias de afrontamiento empleadas (panel 4). Por tanto, desde
este modelo se considera que la salud mental del individuo depende de la interacción entre todas
las variables anteriormente descritas. La apreciación de la situación estresante y las estrategias de
afrontamiento median entre las crisis y la salud mental. En esta mediación pueden emplearse
estrategias cognitivas, conductuales, de aproximación y de evitación (González y Montoya,
2015, p.289).
5.1.3 Teoría de la conservación de los refuerzos de Hobfoll (2001).
La teoría de la conservación de los refuerzos de Hobfoll (2001) considera que la pérdida,
la amenaza inminente de pérdida de recursos o el fracaso en la obtención de recursos son el
principal componente del proceso de estrés (González y Montoya, 2015, p. 289).

De igual manera este modelo enfatiza el valor de la búsqueda de soluciones colectivas
para la resolución de situación del estrés, así mismo en la influencia de la cultura y la comunidad
del proceso de estrés, a comparación de los modelos anteriores, este modelo acepta que son los
recursos personales, sociales, económicos y ambientales los que guían al proceso del estrés más
que el proceso de la evaluación cognitivas, este modelo se basa más en el afrontamiento en un
sentido social.
5.1.4 Modelo ecológico-transaccional de Cicchetti y Lynch (1993)

El modelo Modelo ecológico-transaccional de Cicchetti y Lynch (1993), propone un
modelo ecológico transaccional para analizar la relación entre el maltrato hacia niños, la
violencia comunitaria y el funcionamiento de los niños. Mediante una prueba empírica
concluyen que hay una influencia mutua entre los niños y sus contextos (Mulero y Montero,
2020).
Es importante mencionar que los factores de riesgo pueden influir directamente sobre el
individuo, pero también sobre eventos que suceden en los diferentes subsistemas. Los factores de
riesgo aumentan la probabilidad de un desarrollo deficiente, mientras que los factores protectores
disminuyen el riesgo de ese resultado (Mulero y Montero, 2020).
5.1.5 Modelo de Horowitz (1977)

El modelo de Horowitz (1977), hace referencia a la escala de impacto del suceso de
Horowitz que permite identificar y caracterizar factores internos relacionados a la respuesta de
estrés post traumático al igual que diferentes aspectos de las experiencias metacognitivas y La
entrevista semiestructurada qué brinda información relacionada con los estresores (Universidad
Autónoma de Manizales, 2022).

Es importante señalar que explica las fases consecutivas que se dan en el transcurso del TEPT de
acuerdo a la estructura del modelo.
5.1.6 Modelo de Foa (Foa, Steketee y Rotbaum, 1989)

El modelo de Foa (Foa, Steketee y Rotbaum, 1989), se centra en la explicación sobre en
cómo se puede llegar a producir una preocupación y la evitación del TEPT, sin embargo, otros
autores lo afirman que el TEP surge debido al desarrollo de una estructura de temor interna que
provoca la conducta de escape y evitación.

De igual forma este modelo se emplea para explicar la psicopatología postraumática, por
qué algunos se recuperan en forma espontánea y otros no, y por qué algunos responden mejor
que otros a los tratamientos.
En este modelo, se considera que aquellos que desarrollan un TEPT codifican el trauma
en su memoria como una red asociativa disfuncional (o estructura del miedo) que contiene
representaciones de estímulos presentes durante y después del trauma (por ej., olores,
características físicas del agresor), respuestas conductuales de evitación o respuestas fisiológicas
excesivas que ocurren durante el trauma (por ej. miedo, paralizarse), y significados asociados a
estos estímulos o respuestas (culpa por una acción realizada, desconfianza en los demás,
significados de peligrosidad o incompetencia) ( Enciclopedia argentina de salud mental, 2019).

5.1.7 Modelo de Lang (1984)
Acerca del modelo de Lang (1984), que hace inclinación a la asociación que hay entre las
emociones y la memoria del individuo para una mejor explicación entre la relación del estrés y la
ansiedad.
Este modelo evalúa tres tipos de respuesta relacionadas con la ansiedad: cognitiva,
comportamental y fisiológica. Antes de que se conceptualiza este modelo se creía que las
emociones y otros procesos psicológicos eran siempre de carácter interno, esto es, que solo se
daban de forma mental o cognitiva.

No obstante, con la aparición del modelo de Lang se fue extendiendo la idea de que para
aproximarnos a algún problema, en especial los trastornos de ansiedad, se deben evaluar tanto los
aspectos internos, como el pensamiento del paciente, además de lo que su organismo refleja tanto
fisiológica como comportamentalmente, siendo esta la idea fundamental del triple sistema de
respuesta. Además, se defiende que, aunque relacionadas, unas respuestas no tienen por qué ir a
la par dehttps://centroidea.com.ar/caracteristicas-del-estres-postraumatico-y-estres-agudo/
las demás, esto es, no las esferas de lo cognitivo, conductual y fisiológico se
manifiestan con la misma intensidad. (Montagud, 2020).
5.2 Modelo basado en la teoría del apego de Bowlby (1969, 1973, 1980)
En cuanto al modelo basado en la teoría del apego de Bowlby (1969, 1973, 1980), hace
referencia a aquello modelos internos que se forman con las emociones, experiencias y las
expectativas que el infante va construyendo a partir de la interacción que tiene con el cuidador
principal o la figura de apego, la creación del vínculo del infante y el cuidador en los primeros
meses de vida permiten que el niño se sienta en un espacio de seguridad y confianza, que más
adelantehttps://centroidea.com.ar/caracteristicas-del-estres-postraumatico-y-estres-agudo/
le permitirán al niño explorar el mundo con más confianza y seguridad, para así crecer y
desarrollarse de una manera adecuada.
Con respecto al vínculo que se va creando del infante hacia el cuidador, este permite que
el niño desarrolle habilidades como el control de los impulsos o la regulación de las emociones.
Hay que destacar que las experiencias traumáticas en edades tempranas como la muerte
del cuidado principal, experiencias de abusos o tratos negligentes, pueden llegar a influir la
calidad y estabilidad del apego, por otro lado si el cuidador no cumple y satisface las necesidad
del niño, este no tendrá la capacidad para formar relaciones significativas y la confianza hacia los
demás no existiría.
Es verdad que todos los factores que interfieren con el establecimiento de un apego
emocional seguro en las etapas tempranas pueden predisponer a un trastorno de apego reactivo o
a un trastorno de la relación social desinhibida. (González y Montoya, 2015, p. 291).

Si bien se sabe que de lo contrario, si el cuidador principal satisface las necesidades del
bebé, estos serán clave para el establecimiento del vínculo u otro, el apego seguro puede ser
como un elemento protector frente a las situaciones estresantes que el infante podría presentar.
5.3 Modelo biológico

Desde una perspectiva bio neurológica, el impacto que tienen las emociones y
experiencias traumáticas se explica por todas las reacciones y cambios a nivel de transcripción y
metabolismo celular, y por las alteraciones en la función y estructura cerebral que de ellas se
derivan. Ante cualquier situación potencialmente peligrosa, el cerebro activa un estado de alerta
y prepara el cuerpo para actuar, incrementando la producción de las hormonas del estrés como la
adrenalina y el cortisol. (González y Montoya, 2015, p. 291).
En lo que da lugar a estar hormonas para ejercer múltiples efectos sobre diversos
órganos, incluido el cerebro dando lugar a una respuesta ante la situación del estrés, como el
aumento a la fuerza muscular, activando la oxigenación cerebral, modulando positivamente la

memoria y ejerciendo efectos sobre el sistema inmunitario, es importante aclarar que ante
situaciones crónicas de estresores este sistema se estanca y por ende la persona queda en un
estado de vigilancia constante ante cualquier otra situación que se le presente, por lo tanto en el
entorno puede presentar respuestas de lucha o de huir, también da a la posibilidad de tener una
respuesta alternativa como la disociación.

En general se considera el TEPT como un resultado en la alteración biológica y
psicológica del individuo, ya que el impacto que puede presentar a una situación de estrés
conlleva a una alteración en algunas áreas del cerebro implicadas en la percepción y la respuesta
del estrés.
Aunque las alteraciones indicadas se dan a cualquier edad, sus repercusiones pueden
resultar más críticas en determinadas etapas del desarrollo cerebral, como la primera infancia o la
adolescencia. Esto es debido a que existen unos períodos críticos en los que el cerebro es más
susceptible a las experiencias vividas. Esta plasticidad del cerebro se considera altamente
adaptiva, ya que permite el desarrollo, crecimiento y aprendizaje. Sin embargo, cuando las
experiencias son traumáticas y desreguladoras, esta sensibilidad pone en riesgo el desarrollo
futuro. A diferentes edades, existen determinadas áreas cerebrales que están más activas y
determinadas funciones que están siendo organizadas. (González y Montoya, 2015, p. 291).
Es por eso que dependiendo la experiencia del suceso traumático puede afectar de una
manera diferente según la estructura y la función que en el momento se esté desarrollando.

6. Evaluación y diagnóstico y/o diagnóstico diferencial
6.1 Identificación de Síntomas y/o Señales
Las manifestaciones de síntomas de estrés en la infancia pueden diferir de las adultas,
además de las variaciones culturales. Sin embargo se pueden describir determinadas señales del
estrés enhttps://centroidea.com.ar/caracteristicas-del-estres-postraumatico-y-estres-agudo/
los niños de acuerdo a su edad. La UNICEF (s.f.), menciona que estos síntomas son
temporales y normales, pero su persistencia es un indicador de que el niño requiere apoyo de un
especialista. Especialistas consideran estas reacciones como parte de las valoraciones del estrés.
Algunas de las reacciones comunes del estrés en las distintas edades según el Portal de
crianza de UNICEF (s.f.) son:

Edad Reacciones comunes del estrés según el portal de crianza de UNICEF (s.f.)
0-3 años
Mayor irritabilidad, mayor hiperactividad, mayor intensidad de temores, mayor
frecuencia de rabietas y llantos, etcétera.

4-6 años
Necesidad de estar cerca de los adultos, alteraciones en los hábitos
alimenticios o del sueño, mayor irritabilidad, mutismo, dificultades en la
concentración, deseo de asumir papeles adultos, presencia de ansiedad,
regresión del comportamiento, entre otros.

7-12 años
Retraimiento, temores exagerados, irritabilidad, agresividad, agitación,
deterioro de la memoria y atención, síntomas psicosomáticos, alteraciones de la
alimentación o del sueño, evocación frecuente del suceso, juegos repetitivos,

sentimiento de culpa, principalmente.
13-17 años
Preocupación exacerbada por los demás, sentimientos de culpa y vergüenza,
tristeza intensa, conductas de riesgo, agresividad, comportamiento

autodestructivo y conflicto con la autoridad, entre otros.
Presente en
Se refiere a dolencias físicas (fatiga, molestias estomacales, debilidad
todas las
muscular, dolores de cabeza, etc.)
edades
Señales de Retraimiento, mutismo, agresividad, desorientación, regresión del desarroll lo

alerta o, mojarse o ensuciarse etc.
preocupantes
Por su parte, el Manual Merck (2023), menciona que los síntomas del trastorno por estrés
agudo y del trastorno por estrés postraumático usualmente son una combinación de los siguientes
síntomas: de intrusión, de evitación, efectos negativos sobre la cognición o el estado de ánimo,
excitación o reactividad alterada, y disociativos.
6.1.1 Síntomas de intrusión

En este grupo se incluyen los sueños o recuerdos recurrentes, involuntarios y angustiosos
(aunque en niños mayores de 6, los sueños no podrían estar relacionados con el trauma);
reacciones disociativas (reexperimentación del trauma, en niños puede ser a través del juego) y la
angustia a estímulos internos o externos similares al trauma.
6.1.2 Síntomas de evitación

De manera persistente “frena”, evita, recuerdos y sentimientos relacionados con el trauma
(Manual Merck, 2023). Como una especie de bloqueo condicionado a la rememoración del
trauma.
6.1.3 Efectos negativos sobre cognición o estado de ánimo

Presenta complicaciones para recordar aspectos significativos del evento traumático;
distorsión del pensamiento de causas y consecuencias del evento traumático; las emociones
positivas disminuyen y las emociones negativas aumentan; falta de interés general (incluyendo la
reducción de la expectativa de futuro); aislamiento social y sensación subjetiva estar entumecido
sentimentalmente.
6.1.4 Excitación o reactividad alterada

Se pueden presentar temblores, respuestas exageradas, dificultades para relajarse y
concentrarse, conciliación o interrupción del sueño (en ocasiones por pesadillas) y
comportamiento agresivo e insensato.
6.1.5 Síntomas disociativos

Se entiende como la sensación de separarse del cuerpo de uno mismo y sentir que el
mundo no es real.
6.2 Análisis de acontecimientos traumáticos y del impacto psicológico del trauma

Kaminer, Seedat y Stein (2005), afirman que el diagnóstico de TEPT y Trastorno por
estrés agudo (TEA) tienen dos rutas de evaluación: un diagnóstico excesivo o insuficiente
cuando las evaluaciones no se llevan a cabo de manera exhaustiva o experta.
A su vez, Di Bartolo (2023), reitera que el cerebro de los niños y adolescentes víctimas
de algún trauma debe entenderse en tres términos: una edad cronológica, una edad emocional y
una edad experiencial (por ejemplo, ocho años, ha vivido cosas de un adulto de 30, pero
emocionalmente tiene tres porque su desarrollo se detuvo por experiencias traumáticas). Por tal
motivo, las evaluaciones de acontecimientos traumáticos y el impacto psicológico deben
adecuarse a las exigencias del contexto del menor, en este caso, considerando las tres edades.
Siguiendo las recomendaciones de González y Montoya, las evaluaciones psicológicas y
screening infanto-juveniles deben medir los eventos traumáticos y los síntomas de TEPT, y en
caso de identificar los síntomas se recomienda llevar a cabo una evaluación formal para el
diagnóstico de TEPT, además de “la severidad de los síntomas y el grado de disfuncionalidad”;
asimismo, resaltar la inclusión de los padres o cuidadores en la evaluación (2015). Y tomar en

consideración el diagnóstico diferencial con otras condiciones o alteraciones mentales similares
al TEPT o TEA (González y Montoya, 2015).
6.3 Instrumentos para la evaluación de traumas y estresores

González y Montoya (2015), proponen tipos de pruebas para valorar los acontecimientos
del trauma. Las pruebas que analizan un amplio espectro de acontecimientos potencialmente
traumáticos, que en ciertos casos incluyen sucesos estresantes no-interpresonales (desde
catástrofes ambientales hasta enfermedades propias o familiares, situaciones socioeconómicas o
demográficas (pobreza, comportamientos de risgo en la familia como el abuso de sustancias o

antecedentes penales, familia numerosa o asuencia de padres, etc.) y situaciones de violencia
interpersonal (maltrato infantil, abuso sexual, acoso escolar, etc.).
Algunas de las pruebas en esta categoría son las pruebas de LITE (Lifetime Incidence of
Traumatic Events) de Greenwald y Rubin (1999), la de SV (sucesos de vida) de Lucio-Gómez-
Maqueo y Durán (2003), el CTQ (Childhood Trauma Questionnaire) de Bernstein y Fink (1998)
y Bernstein et al. (2003), y el IECI (Inventario de estrés cotidiano infantil) de Trianes, Blanca,
Fernández-Baena, Escolar y Maldonado (2011).
Las pruebas sobre estresores específicos suele analizar tipos de victimiazaciones, como el
acoso escolar, el abuso sexual, la adopción o la victimización relacional. Algunos ejemplos son
el ASEShttps://centroidea.com.ar/caracteristicas-del-estres-postraumatico-y-estres-agudo/
(Abusive Sexual Exposure Scale) de Spaccarelli (1995), el AVE (Acoso y violencia
escolar) de Piñuel y Oñate (2006) (González y Montoya, 2015).
Por último, las pruebas que evalúan victimizaciones interpersonales de distintos tipos
como maltrato infantil, delitos comunes o violencia sexual; González y Montoya (2015),
mencionan como ejemplo el JVQ (Juvenile Victimization Questionnaire) de Hamby et al. (2004)
y Finkelhor, Hamby, Ormrod y Turner (2005) o el CEVQ (Childhood Experiences of Violence
Questionnaire) de Walsh, MacMillan, Trocmé, Jamieson y Boyle (2008).
González y Montoya (2015), proponen los cuestionarios mixtos miden los
acontecimientos traumáticos y la disponibilidad de recursos para enfrentarlos, así como las
repercusiones clínicas referidas o los síntomas. Algunos ejemplos son el LISRES-Y (Life
stressorshttps://centroidea.com.ar/caracteristicas-del-estres-postraumatico-y-estres-agudo/
and social resources inventory - Youth form) de Moos y Moos (1990) y el UCLA-RI
(The UCLA Reaction Index) de Rodriguez, Steinberg y Pynoos (2014).
Ulloa et al. (s.f.), apuntan a las entrevistas diagnósticas para el TEPT. La entrevista
semiestructurada K-SADS-PL (Kiddie Schedule for Affective Disorder and Schizophrenia for
School-Age Children-present and Lifetime version) evalúa de manera integral la psicopatología
infanto-juvenil desde el nacimiento hasta el momento actual, usando los criterios del DSM-5.
La Escala Infantil de Síntomas del Trastorno de estrés Postraumático CPSS (Child PTSD
Symptom Scale) identifica la existencia de síntomas de TEPT infanto-juveniles con una historia
de trauma, utilizando criterios del DSM-IV. Está compuesta por 17 reactivos con escala Likert
sobre lahttps://centroidea.com.ar/caracteristicas-del-estres-postraumatico-y-estres-agudo/
frecuencia de la manifestación de los síntomas del trastorno, y los últimos 7 reactivos
están dirigidos a la interferencia de los síntomas en el funcionamiento de la persona, este es
respondido por el niño o adolescente (Ulloa et, s.f.).
Asimismo, Ulloa et al., sugieren la Escala de Trauma de Davidson que “ determina la
frecuencia y gravedad de los síntomas de TEPT” (s.f.) en individuos a partir de los 13 años.
Por último, Kaminer, Seedat y Stein (2005), destacan la importancia de considerar la
etapa del desarrollo en la que se encuentra el paciente. Dado el caso de un adolescente, sería más
sencillo aplicar los criterios diagnósticos que comúnmente son aplicados en adultos. Mientras
que los niños pequeños podrían presentar dificultades para expresarse y dificultar la evaluación
patológica. Es tarea del especialista clínico analizar cuidadosamente los pensamientos y

sentimientos del niño para encontrar síntomas de los trastornos TEPT o TEA. De igual forma, en
estos casos es necesario contar con informes de quienes conviven con el menor.
6.4 Diagnóstico diferencial

Di Bartolo (2023), asegura que aquellos niños o adolescentes con algún trauma
comparten características con otros niños neuro divergentes por la composición cerebral. Y
conforme su desarrollo pueden recibir diagnósticos incongruentes si no se considera el
diagnóstico diferencial. El diagnóstico debe apuntar no solo a las distinciones entre trastornos
relacionados con el estrés y el trauma, sino también con trastornos que parten de otras
neurodivergencias.
El diagnóstico diferencial se realiza considerando una revisión escrupulosa del historial
clínico, más resultados de pruebas, para distinguir un trastorno de otro. De acuerdo a Miller
(2023), el historial informa si el niño o adolescente estuvo expuesto a algún trauma, la

cronología de los síntomas y antecedentes familiares de otros trastornos. Tal y como se menciona
en el Manual Merck (2023), la principal característica para el diagnóstico de TEPT y TEA, serán
los antecedentes de exposición a un evento traumático, acompañado de los síntomas
mencionados anteriormente que alteren el funcionamiento del niño.

El diagnóstico diferencial del TEPT debe contemplar los síntomas semejantes con otros
trastornos y el haber experimentado un evento traumático es la clave para la distinción del TEPT
entre otros diagnósticos.
● Trastorno por estrés agudo (TEA): solo requiere 9 de los 14 síntomas del TEPT.
● Trastorno adaptativo (TA):en el TA, el factor estresante no llega al grado de ser
un evento traumático, y por lo tanto no cumple con todos los síntomas específicos
del TEPT.
● Trastorno por Déficit de atención e hiperactividad (TDAH): se debe revisar los
antecedentes familiares, porque los síntomas de TDAH se presentan toda la vida

al contrario de TEPT (cronología de los síntomas, es decir si estos aparecieron
antes o después del trauma). Miller (2023), sostiene que el TDAH no suele ser
confundido con frecuencia por los síntomas similares, ocasionando un diagnóstico
erróneo o en ocasiones tener ambos trastornos. Los síntomas compartidos son la
hipervigilancia (en casos de TEPT se debe a la incesante sensibilidad a las señales

de amenaza), revivir eventos traumáticos (los pensamientos intrusivos alejan del
presente y pueden el niño o adolescente pueden verse distraídos), visión negativa
de los demás (la percepción de estar bajo amenaza puede ocasionar
comportamientos impulsivos y hostiles hacia los demás), y dificultad con las
funciones ejecutivas.
● Trastorno negativista desafiante (TND): si las conductas negativas solo se
presentan cuando un estímulo detona ansiedad, debe descalificarse TEPT.
● Trastorno de ansiedad generalizada y fobia específica: la ansiedad persistente “no
se relaciona con la exposición a un evento traumático” (Guías Clínicas del
Hospital Psiquiátrico Infantil Dr. Juan Navarro, s.f.).

7. Tratamiento
Si bien, se habla de su inclusión como categoría diagnóstica y patológica del Manual
Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM) ya que es relativamente reciente el
Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT). Es cierto que con el paso del tiempo su definición ha
sido modificada debido a la diversificación de la sintomatología y a las especificaciones, que han

concluido a una ampliación de estresores; estímulos/situaciones y amenazas para la
supervivencia, por lo que la colectividad se ha encaminado a desarrollar los síntomas y a
pertenecer como usuarios de un tratamiento psicológico.
Partiendo de esta pequeña introducción, estudios y medios recientes le han dedicado gran
parte del tiempo a identificar los modelos biológicos más objetivos para confrontar este aspecto,
no sólo https://centroidea.com.ar/caracteristicas-del-estres-postraumatico-y-estres-agudo/
para identificar los índices sino también para el abordaje de un tratamiento eficaz y
multidisciplinario.
Los estudios más precisos se llevan a cabo en contextos del acercamiento cognitivo-
conductual por su alta confiabilidad y validez a lo largo de los años, por ello, la valoración
empírica sugiere este el mayor respaldo para abordar las patologías de estresores. A
continuación, se presentan los principales tipos de acercamiento para el tratamiento de estos
modelos.
7.1 Terapia cognitivo-conductual centrada en el trauma (TCC-CT)

A lo largo del tiempo el cognitivismo ha dedicado gran parte a complejizar, comprender
y ampliar abordajes psicoterapéuticos de la psicología. De esta manera, se introduce la TCC que
ampara de forma sólida la sintomatología del trauma y la modificación de las conductas ante el
estímulo detonante. De forma inherente, los principales tratamientos para los síntomas están
ampliamente involucrados en los padres, cuidadores y otros participantes del círculo social que
impactan en el proceso terapéutico de la persona
Es así como se presenta la Terapia cognitivo-conductual centrada en el trauma (TCC-
CT). De acuerdo con la investigación de Sheldon-Dean, H. (2022), se centra en interpretar la
combinación de las habilidades básicas de la TCC con la terapia de exposición mediante la

técnica https://centroidea.com.ar/caracteristicas-del-estres-postraumatico-y-estres-agudo/
de narración del trauma. Al mismo tiempo que, González y Montoya (2015), conversan
la dinámica en el que el paciente, es expuesto a la memoria de la experiencia traumática con el
fin de ayudarlo a reordenar dichas memorias acompañado de emociones y sentimientos de aquel
momento, construyendo una narración cronológica del suceso, siempre que el profesional lo
asista de manera activa. Por lo tanto, su objetivo según Sheldon-Dean, H. (2022), es desvincular
paulatinamente aquella carga emocional negativa al procesar el recuerdo sin que el individuo se
sienta angustiado al recordarlo.
La TCC-CT ha demostrado ser una de las más funcionales para el trauma por su
estructuración y su eficacia para el funcionamiento cotidiano de los individuos expuestos.

Además, permite obtener buenas herramientas, estrategias y actividades para gestionar las
reacciones traumáticas durante el tratamiento.
7.2 Terapia EMDR

Por sus siglas EMDR la técnica de desensibilización y reprocesamiento con movimientos
oculares es un método terapéutico relativamente nuevo que muestra gran eficacia al postular sus
grandes resultados que demuestran los cambios en el proceso de almacenamiento de recuerdos y
en las respuestas físicas y emocionales relacionadas al evento estresante/traumático.

Según González y Montoya (2015), postula la dinámica de este modelo el cual permite
dirigir la información tras ser bloqueado en la memoria motora del individuo o que se encuentre
inoperante, esto a través de imágenes, estímulos sensoriales o pensamientos. Además, demanda
el objetivo de acceder a la información por medio de estimulación sensorial.

Mientras tanto, Sheldon-Dean, H. (2022), manifiesta la dinámica de esta técnic, refiere:
tanto que el profesional va realizando la estimulación bilateral al paciente le pedirá que que siga
con sus ojos el movimiento de sus dedos (en caso de pacientes que prefieran estar con los ojos
abiertos), o dando pequeños toquecitos en sus manos (en caso de que se prefiera estar con los
ojos cerrados) o a través de tonos auditivos, de esta manera, logrando estimular el procesamiento
adaptativo de la información que conformamos de manera biológica. Pero ¿cómo sucede esto?
González y Montoya (2015), explican que mientras el ser humano descansa se producen los
movimientos oculares rápidos: el estado REM, el cual permite la estimulación cerebral del
reprocesamiento con más carga mental que pudo presentarse en memoria del suceso.
7.3 Terapia basada en el vínculo

Las teorías del apego relatan establecer una relación emocional que permita señalar la
regulación, proximidad e intimidad que fomente una base segura y de confianza. Además, es una
forma innata de los seres humanos para crecer fuertes lazos afectivos según en determinadas
personas.
De esta manera, Gonzales y Montoya (2015), plantean la teoría del vínculo de Bowlby,
el cual nos habla de un programa que se centra en aumentar la habilidad, disponibilidad y
sensibilidad emocional de los padres/ cuidadores para detectar eficazmente las necesidades y
amenazas de sus hijos. Básicamente, esta teoría fomenta los ambientes seguros, crea
condiciones/herramientas para que el menor pueda expresarse de forma sana, brinda significados
y explicaciones a las conductas y aumenta la empatía y moralidad del cuidador.
Mientras que, la Revista Cúpula (2019), se centra en la teoría del apego el cual propone
patrones consistentes positivos en base a figuras de apego que configuran en la persona un
ambiente de seguridad y confianza. De manera puntual, este modelo rescata importantes

aportaciones de la teoría propuesta por Bowlby, partiendo del mismo enfoque terapéutico que
modelaba el mismo autor. Sin embargo, parecen tener en común el posicionamiento del
profesional, pero con postulados de aproximaciones terapéuticas como, por ejemplo: el
Tratamiento Basado en la Mentalización, Psicoterapia Centrada en la Transferencia, Terapia de
Esquemas, el trabajo con las defensas y la Terapia Focalizada en emociones.

Hoy en día, se han desarrollado nuevos tratamientos para el abordaje del TEPT, estos
modelos presentan ser una base sólida que evidencia su eficacia en niños y adultos, de los cuales
grandes aportaciones terapéuticas son pospuestos por Sheldon-Dean, H. (2022). A continuación,
se mencionan las más sobresalientes:
7.4 Intervención para estrés traumático infantil y familiar (CFTSI)

Es un tratamiento a corto plazo que se centra para prevenir el desarrollo evolutivo da la
sintomatología de los traumas complejos, su principal función es ayudar en base a herramientas
pragmáticas para los niños y cuidadores para comunicarse y vincularse entre sí, de manera que,
logren comprender y manejar sus reacciones ante el trauma.
7.5 Terapia de exposición prolongada

Es una herramienta que permite la idea de experimentar emociones difíciles en un
entorno seguro y de apoyo, de forma que esté acompañada de un terapeuta para la valoración de
las emociones. Las personas con TEPT pueden enfrentar sus temores relacionados con el trauma
en lugar de evitarlos y que con el paso del tiempo disminuya progresivamente.

7.6 Terapia de procesamiento cognitivo
Se trata de un procedimiento estructurado y prolongado que se centra en identificar y
modificar aquellas creencias distorsionadas/inexactas que la persona le adjudicó al evento

traumático. De esta manera, se utilizan diversas técnicas como la escritura, en la que el cliente
relata detalladamente el suceso para identificar los estímulos detonantes y educar sobre el TEPT.
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Investigación documental

“Traumas y estresores: repercusiones psicopatológicas

Psic. José M. Quiroz Ch. MGRH

Psicología clínica infantil

Instituto Comercial Bancarios

División de Estudios Superiores

el estrés traumático infantil y cómo ayudar. Administración de Servicios de Abuso de

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Madrid-México-Porto Alegre. Editorial Médica Panamericana.

Aguilar, Sandí. (2019). Intervenciones psicoterapéuticas basadas en la teoría del apego.

Revista cúpula 33 (1), 33-53.

Baigorri. T, Myers. L y Kichc. R. (2019). Exposición prolongada (PE) para el estrés

postraumático: su uso en pacientes con duelo prolongado, trastorno límite de la

personalidad con riesgo suicida, y crisis no epilépticas psicógenas. Enciclopedia

Argentina de la salud mental. (3a ed.).

Bienestar Emocional. (2021). Estresores. Bienestar Emocional.

La infancia y la adolescencia son conocidas como etapas cruciales en la vida de cualquier

el estrés traumático infantil y cómo ayudar. Administración de Servicios de Abuso de

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postraumático: su uso en pacientes con duelo prolongado, trastorno límite de la

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Argentina de la salud mental. (3a ed.).

Bienestar Emocional. (2021). Estresores. Bienestar Emocional.

el desarrollo saludable pueden ponerse en riesgo.

Por lo anterior, es que la presente investigación busca explorar la complejidad de las

repercusiones psicopatológicas de los traumas y estresores en niños y adolescentes, abarcando

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American Psychiatric Association. (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los

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Bienestar Emocional. (2021). Estresores. Bienestar Emocional.

Además de comprender las manifestaciones psicopatológicas de estos hechos, también se

examinarán los factores de riesgo y de protección, que pueden tratar significativamente su

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Sustancias y Salud Mental. https://www.samhsa.gov/child-trauma/entendamos-el-estres-

American Psychiatric Association. (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los

trastornos mentales (DSM-5) (5ª ed.). (pp. 265-287). Buenos aires-Bogotá-Caracas-

Madrid-México-Porto Alegre. Editorial Médica Panamericana.

Aguilar, Sandí. (2019). Intervenciones psicoterapéuticas basadas en la teoría del apego.

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Baigorri. T, Myers. L y Kichc. R. (2019). Exposición prolongada (PE) para el estrés

postraumático: su uso en pacientes con duelo prolongado, trastorno límite de la

personalidad con riesgo suicida, y crisis no epilépticas psicógenas. Enciclopedia

Argentina de la salud mental. (3a ed.).