La Dama Del Dragón
La Dama Del Dragón
La Dama Del Dragón
Para mis Merodeadoras; Belén, Laura y Mar que llenaron de magia mis días.
Para José Ramón y Raquel, que confiaron en la escritora en prácticas que ha escrito
esto.
A Felipe, María José y especialmente Tony, el mago que me enseñó que por
complicado que sea el camino, hay que luchar siempre por tus sueños.
«La gente que lee no tiene una vida: tiene miles» Amy Fernández.
«Si un libro es especial para alguien, vale la pena que lo hayan escrito» Laura Gallego
Prefacio: La trampa.
Un hombre caminaba por entre el follaje del bosque, admirando los vivos colores de
las flores, que parecían competir entre sí por su belleza. Los alegres cantos de los
pájaros, que iban a descansar a su nido después de un largo vuelo. Aunque admiraba la
belleza del bosque, se dirigía a paso rápido hacia el lago de Ávalon, donde su cita le
Merlín sonrió al escuchar la preciosa canción que su amada Viviane cantaba desde su
hogar, el lago de Ávalon. Porque ella era la Dama del Lago, la que había dado a
enamorado.
No tardó en llegar siguiendo la canción que solía cantar su adorada Viviane , y allí la
vio, danzando con gracia sobre la superficie del lago, cuando lo vio no puedo evitar
sonreír e ir a su encuentro.
—Viviane.
Viviane era la mujer más hermosa que sus ojos habían contemplado; tenía la piel
blanca como la espuma del mar, los ojos azules y brillantes como el lago donde vivía,
el cabello negro como la profundidad del lago del que había salido, le caía por la
espalda ondulado.
Merlín la amaba, se había enamorado de ella desde hacía ya mucho tiempo, pero la
seguía queriendo como el primer día. Viviane también lo amaba. Cada vez que tenía
un rato libre, le gustaba ir a verla. O bien para pasar el tiempo, o bien para seguir
enseñándole magia.
Viviane, como La Dama del Lago, tenía la magia, pero Merlín le enseñaba a usarla de
una forma mas compleja y profesional, y ella aprendía muy deprisa. Últimamente
había querido mejorar de una forma sorprendente y no había día que no le pedía una
—Señor, hay algo mas que me gustaría saber ¿Cómo puedo aprisionar a un hombre sin
Merlín la miró perplejo y se negó a acceder a ese deseo en particular, pero Viviane
insistió y volvió a insistir, como Merlín no era capaz de negarle nada a su amada, la
Viviane se inclinó en su oído y comenzó a cantarle una dulce melodía mientras Merlín
Según la leyenda, Merlín reside aún allí; sin envejecer, sin vivir, y sin morir. Y solo
será liberado cuando el rey Arturo regrese o cuando otro mago de corazón puro
destruya el encantamiento.
Capitulo 1: Un sueño extraño.
Un lago de aguas cristalinas. El lago estaba rodeado por un anillo de robles, en algunas
zonas, el agua llegaba hasta las mismas raíces de los árboles, pero también había
pequeños márgenes de tierra entre el bosque y el agua. En medio del lago había una
pequeña isla, pero no se podía distinguir muy bien que había en ella desde su posición.
El lago estaba cubierto de brumas que parecía que una nube se había desprendido del
De las aguas emergió una mano. De pronto sintió que debía coger la mano y encontrar
al dueño de esta…
aquella extraña sensación. Otra vez tenía aquel extraño sueño. Últimamente se repetía
Alargó la mano perezosamente para parar la alarma del despertador y se estiró como
poder remolonear, pero era lunes, lo cual significaba que tendría que volver al
Suspiró mientras iba al cuarto de baño. No sería tan horrible, su única y mejor amiga
consideraban raras. Melinda se había cansado de explicar que no entendía por qué
En el primer trimestre, unos compañeros comenzaron a meterse con ella por llevar
libros que ellos consideraban “de frikis” y cuando le rompieron su querido ejemplar de
“Las ventajas de ser un marginado” la ventana que estaba más próxima a ellos estalló
Recordaba las risas de los chicos que la rodeaban, con su libro entre las manos del
chico que lo sujetaba “Las ventajas de ser un marginado… ¡Cómo tu!” y las risas se
Melinda solo recordó una oleada de rabia y adrenalina recorriendo sus venas antes de
que la lluvia de cristales estallase. Ella no recordaba haber hecho nada, de hecho ni
siquiera sufrió cortes, a diferencia del chico que dañó el libro, que se llevó un corte en
la mejilla (hecho del cual Melinda se alegró), pero los chicos y la chica que la habían
molestado insistieron (de hecho seguían haciéndolo), y aunque dejaron de meterse con
El director llamó a la señora Pond, que más que enfadada parecía horrorizada,
asustada. En casa le hizo prometer que jamás volvería a hacerlo. Melinda siguió
insistiendo en que no había sido culpa suya, pero su madre pegó las hojas del libro
Con el tiempo, Melinda estaba acostumbrada a que esas cosas pasasen, y a dejar de
intentar explicar que ella no tenía nada que ver con ellas. Porque nadie la creería
nunca.
Salvo quizá Diana. Aun no sabía por qué Diana era amiga suya. Y no es que Diana la
desagradase, todo lo contrario: a veces pensaba que Diana era un regalo, pero no
entendía por qué pudiendo haber sido popular, decidió hacerse amiga de “la
Resopló cansada. Odiaba los malditos lunes. Los lunes eran posiblemente un invento
de una mente similar a la de Hitler por lo menos. Diseñados como una especie de
aspirador que absorbía toda tu felicidad y energía. Bah, lunes. En las películas todo el
mundo gritaba cuando había un apocalipsis zombie, pero no escuchó a nadie gritar a
las ocho de la mañana de un lunes corriente. Un lunes era como un apocalipsis salvo
por el pequeño detalle de que la gente no se iba comiendo los sesos de sus semejantes
por ahí.
Dejó de divagar sobre los lunes y empezó a vestirse: camiseta blanca, vaqueros largos
y unas zapatillas a juego con sus ojos azules. Después fue al cuarto de baño para
lavarse la cara y pasarse el cepillo por su cabello negro, largo y ondulado. Se lo dejó
Después de tomar un desayuno compuesto por zumo de frutos rojos y unas cuantas
Se topó con una imagen suya reflejada en la superficie de cristal del espejo, su reflejo
le devolvió la mirada. Melinda tenía la piel pálida. Era delgaducha un poco bajita, los
ojos eran de color azul y el cabello negro le caía por la espalda en forma de ondas.
Se terminó de lavar los dientes y bajó las escaleras precipitadamente, con la mochila
en la mano, se echó por encima su chaquetita de punto de color azul celeste y se echó
la mochila en la espalda.
Melinda sacudió la cabeza mientras cerraba la puerta y echaba a andar. “No vuelvas
tarde” parecía la frase favorita de su madre. Que en seguida se preocupaba por todo.
Caminó por las calles casi desiertas, era temprano y había amanecido un día de color
gris, parecía que iba a llover en cualquier momento, el viento movía las hojas secas de
un color dorado marchito que había por la calle, la calle estaba casi desierta, a
La parada del autobús quedaba una calle mas arriba de su casa, y a ella le gustaba el
Aunque no le gustaba exactamente el paisaje tan gris. Prefería el parque, donde había
El viento fresco de otoño ondeó su pelo y se abrigó más con su chaquetita de punto
azul celeste.
De pronto sintió que alguien la observaba, se dio la vuelta pero no vio a nadie, aun
recelosa, siguió caminando pensando en las asignaturas que daría aquella mañana.
Descubrió a una gata que la observaba con detenimiento con sus ojos verdes, y tenía el
pelaje atigrado, la gata le maulló como saludo. Melinda suspiró más tranquila; una
cosa era que te siguiese un gato y una cosa muy distinta que lo hiciese un sinvergüenza
cualquiera. La gata siempre rondaba por ahí, y Melinda siempre la acariciaba. Suponía
Melinda le sonrió y la gata ronroneó cuando pasó entre sus piernas, Melinda se agachó
junto a la gata y le rascó detrás de las orejas, después se volvió a poner en pie y echó a
andar, no quería llegar de nuevo tarde, sintió como la gata la seguía, como cada
mañana hasta la parada del autobús, aceleró un poco el paso para no perder el autobús,
arrancaba.
—¡Mel!—exclamó una voz conocida, Melinda se giró a tiempo para ver sentándose a
Diana era una chica de cabello largo y color miel, sus ojos eran del mismo color, era
—¿Qué pasa, Mel?—preguntó Diana sonriente, con sus ojos color miel muy abiertos y
soñadores.
extrañeza al ver a su amiga más contenta y despierta que de costumbre a aquellas horas
—¿No puede una estar contenta sin motivo?—inquirió con una pequeña risita.
Diana rodó los ojos, pero después suspiró dibujando una sonrisa.
Diana.
—Tampoco hace falta que estés muy pendiente de mi—dijo Melinda, curvando las
—Lo haré.
sola que iba a sentirse cuando Diana se marchase a España. En clase de matemáticas,
Melinda estuvo dibujando en la última página de su cuaderno el lago con el que había
estado soñando. Dibujaba bien, pero Diana dibujaba infinitamente mejor, su amiga le
enseñó su dibujo de un lobo aullando a la luna, cuando casi había finalizado la clase.
El lobo era tan real que Melinda casi podía escucharle aullar.
A Diana le encantaban los lobos, era una de las cosas que más dibujaba. En su
pintaba menguante o directamente no la pintaba. Melinda no sabía por qué, ella nunca
operaciones de la pizarra.
—Pues si—respondió haciendo como que lo más interesante del mundo eran las
Melinda dejó por un momento de fingir que era una alumna aplicada. Las matemáticas
—¿Qué?
—Nada—respondió Diana.
—En ese caso, no tendrán ningún problema en el examen del miércoles—repuso con
Diana formó una media sonrisa socarrona. Como queriendo decir que no tendría
ningún problema. En parte porque ella el miércoles no estaría presente, pero no lo dijo.
Melinda sin embargo, sabía que el examen estaba más que suspenso, aunque aun así
tendría que pedir ayuda para estudiar… ¿A Diana? No. No iba a estar molestándola en
España. Pero entonces ¿a quien? Su madre era veterinaria, pero por lo que sabía era
casi tan mediocre como ella en cuanto a matemáticas se refería. Y su padre había
Cuando sonó el timbre que finalizaban las clases, Melinda suspiró tranquila, aunque
contacto todos los días, Melinda se estuvo preparando para echarla de menos y leer en
—Pásatelo muy bien—dijo Melinda, aun sin soltarse, aspirando la colonia de vainilla
—Y yo a ti, Caperucita.
Diana rió por el mote. Melinda la llamaba así desde que descubrió la pequeña obsesión
Finalmente se separaron y Diana fue calle arriba, mientras que Melinda fue arrastrando
Una lata de refresco salió volando de una patada que Melinda le propinó, mientras
Un maullido llamó su atención, Melinda se dio la vuelta y vio a la gata que había visto
—Ah, hola, otra vez—saludó acariciándole la cabeza, de pronto la gata se puso tensa.
—Así que tu eres Lady Merein—dijo una voz escalofriante a sus espaldas.
moreno y ondulado, una sonrisa que daba muy mal rollo y vestía con una ropa extraña,
Seguramente ese hombre estaba loco, y tuvo la sensación de que resultaría peligroso,
luz verde azulado bastante siniestro, Melinda estaba tan conmocionada que solo podía
dar un par de pasos hacia atrás mientras aquel loco avanzaba hacia ella con una sonrisa
de lo más siniestra. Hizo el brazo hacia atrás, e iba a lanzarle el rayo cuando de pronto
Melinda observó con los ojos como platos como el hombre cayó al suelo con un
quejido, se giró y casi se quedó sin respiración cuando vio quien estaba detrás de ella
Era un chico de su edad, un poco más alto que ella, tenía los ojos de color castaño
—¿¡TU!? —gritó confundida, tenía la garganta seca y los ojos dilatados al máximo.
—¡Corre!—ordenó él, miraba serio al hombre que se levantó del suelo y le miró con el
—¡No creáis que esto ha acabado!—gritó el hombre, y ante los ojos atónitos de
Las piernas le temblaron y se le doblaron, pero el chico la sujetó para que no cayese.
señalarlo con un dedo acusador— ¡Tu! ¿¡Como demonios has hecho eso!? ¿Quién era
lados, como si esperase una emboscada—mira, te prometo que te lo voy a contar todo.
Melinda no se movió.
Melinda le miró ceñuda. Conocía a ese chico. Iba con ella en clase. Su nombre era
Leon Copperfield.
confiar en él y se dejó llevar, apenas era consciente de a donde iban, estaba demasiado
1) Estaba loca.
2) Estaba soñando.
Melinda volvió a la realidad para encontrarse una casa que estaba alejada de las demás,
sin saber por donde habían ido, sabía que estaban cerca del parque. La casa estaba
protegida con una verja de hierro negro, al atravesarla sintió algo extraño.
—La verja no es lo que parece—explicó Leon—tiene un encantamiento protector, aquí
Melinda no entendió mucho, pero aun así no dijo nada, solo se dejó conducir hasta
dentro de la verja, las paredes de la casa eran de color blanco, había un camino de
prestó especial atención, se encontraba en una sala de estar fresca, alegre y de lo más
moderna. Había mucha luz que provenía de los ventanales que daban al jardín. Leon la
—No, estoy bien—cortó Melinda, suponiendo que “estar bien” significase ser atacada
—Lo primero que debes saber, es que la magia existe—empezó a explicar el chico—
—La época del rey Arturo ocurrió hace mucho tiempo—hizo notar ella— ¿Merlín
Melinda lo miró con los ojos como platos, esperando que todo fuese una broma, pero
cuando te digo que entiendo como te sientes. Pero es de vital importancia que me
Melinda descartó la opción de que fuese una broma, esos efectos no podían ser otra
—Mira, si me dices toda la verdad, te prometo que haré todo lo posible para intentar
creerte.
primero que tienes que saber es que la magia existe—repitió—de la misma forma que
Dama del Lago, también llamada Lady Viviane , ella fue discípula de Merlín y
Nimue.
—Si, pero pensaba que solo era fantasía—se justificó ella—siempre me gustaron las
historias de Merlín, y mi madre me las contaba cuando era pequeña y leí mucho sobre
Merlín sigue encerrado en esa prisión mágica, y que solo podrá liberarse cuando el rey
Dejó que las palabras calasen sobre Melinda, que estuvo unos segundos reflexionando
asintió sin saber a donde quería llegar con exactitud—La última parte de la leyenda,
dice que Merlín solo será liberado cuando Arturo regrese o por otro mago de corazón
puro.
—No es del todo correcto. Según la leyenda, Morgana y otras nueve le llevaron a la
—No me digas que has leído tanto sobre Merlín y no sabes que es Ávalon—dijo Leon
en un tono mordaz—Ávalon es la isla mágica, que está en algún lugar entre las islas
británicas. La Dama del Lago, sin ir más lejos es del lago de Ávalon.
—Sé lo que es Ávalon—asintió Melinda—pero aun no me has dicho que tiene que ver
conmigo.
—Ah, claro. Bueno, como decía, las únicas formas de liberar a Merlín según la
leyenda son que Arturo vuelva o que un mago poderoso rompa el hechizo. Existe una
profecía en la que anunciaba que llegarían al mundo las elegidas. Una de ellas, Lady
Ariella, sería la que liberaría de su sueño al rey Arturo, mientras que Lady Merein, es
la elegida para romper el hechizo y liberar a Merlín. Mi misión, es buscaros a ti y a
—Todo está muy bien excepto por un pequeño detalle—hizo notar ella—en primer
—Pues claro ¿Crees acaso que te iban a dejar tu nombre real mientras que te están
poderes.
hombro derecho.
—Creo que te has confundido, mi hombro no tiene ninguna marca, te habrás dado
¿Comprendes?
había tejido, para demostrar que no tenía nada en el hombro, los ojos de Leon se
iluminaron.
estrella de cinco puntas si se unían. Ahora no tenía mas remedio porque las líneas que
—Porque al igual que tu magia, llevaba dormida mucho tiempo, pero ahora esta
eres Lady Merein, la elegida, y la que liberará a Merlín de su prisión. Y yo soy Sir
Leon de Ávalon, y he viajado hasta aquí para encontrarte, protegerte y guiarte. Nuestra
—Y si quieres alguna prueba más de que eres Lady Merein, la has tenido hace un
—Es un mago oscuro, también llamado Caballero de las Tinieblas, trabaja para La
Dama del Lago. Nadie sabía que eras tu, debí suponer que me seguirían, maldita sea—
¿Me estás diciendo que en toda tu vida nunca te ha pasado algo inexplicable, sobre
todo cuando no tenías control sobre tus emociones?—inquirió Leon con una ceja
alzada—No me hagas recordar el incidente con las ventanas del instituto el año
pasado.
Melinda se calló y recordó como desde su infancia ocurrían cosas que no sabía como
ocurrieron, pero que no tenía otra explicación que no fuese por arte de magia. Aquellos
sucesos le hicieron ser una niña solitaria, hasta que conoció a Diana.
Como aquella vez que estuvo soñando con algo, no recordaba el que, pero cuando
abrió los ojos su habitación estaba envuelta en llamas. Recordó que en aquel momento,
deseó con todas sus fuerzas que el fuego se extinguiese y así lo hizo, no dejando
En aquel y otros casos, la niña no fue castigada por su madre, pero si que recordaba
contarnos cosas incluso más interesantes. Pero ahora no. Puede que Sephordes haya
perspectiva de que quisieran matarla—todo esto… es muy raro. Pero no tiene otra
—La gente loca es, en ocasiones, más inteligente que las personas que están cuerdas—
con atención, si quieres seguir con vida, no tienes mas remedio que hacerme caso. No
hables con nadie que no conozcas. A partir de ahora nada ni nadie es lo que parece.
Prohibido irte sola sin vigilancia, y a partir de ahora, vendrás conmigo para entrenar.
De pronto, un cuerpo peludo y atigrado entró por la puerta tan campante, Melinda
observó incrédula a la gata que solía andar por su calle, la misma que había visto antes
—Te dije que no todo era lo que parecía ¿verdad? Pues esta es Bella—presentó el
Leon asintió.
—La Dama del Lago la transformó en gata cuando ella se negó a jurarle lealtad.
—Ella puede proyectar su voz mentalmente a quien quiera, pero no te quería dar un
Bella se acercó a Melinda y ella le acarició su suave pelaje, pensando que un día ella
Leon, sarcástico.
Melinda frunció los labios, molesta.
que lo dude. Por lo que veo, tu madre sabía de tus poderes pero no se ha molestado en
enseñarte a usarlos. Es un trabajo que va a recaer sobre mí. Y será mejor que nos
demos prisa.
preocupes. Tan solo voy a enseñarte lo básico para defenderte. Por si lo llegas a
necesitar.
Capitulo 2: Lecciones de magia.
Leon la condujo por el pasillo. Antes no le había prestado atención, no era nada
especial y un poco estrecho, el suelo era de parquet bien cuidado, aunque no había
mucha luz. Junto a la entrada había un espejo y debajo una mesa de madera muy
bonita que tenía una lámpara y una figura de un gnomo con su barba y su sombrero
puntiagudo, había un cuadro en que estaba representado el rey Arturo junto a sus
—La mesa redonda simbolizaba que ningún hombre era más importante que el otro. El
compadeció el chico, pero se puso mas serio para decir—bueno, ahora tampoco es
verdad. La gente dice que hay que ver para creer ¿verdad? Pues entonces te voy a traer
un espejo para que empieces a creer en ti. Voy a repetir la pregunta y quiero que estés
Leon sonrió.
adelante.
Melinda pasó a la habitación y se quedó impactada, era una sala con tan solo una
ventana que daba al bosquecillo que había junto al parque, estaba mas o menos
iluminada, había una mesa de trabajo con dos sillas, varias estanterías llenas de libros,
tarros y objetos raros, había un bonito un armario de madera tallado mas allá, cerca de
este había un maniquí de paja, también había una chimenea apagada, junto a ella había
un caldero. Las paredes eran de un color rojo oscuro que hacían que la habitación
Melinda curvó una comisura de los labios hacia arriba, recordando aquel día. Entonces
“Teniendo en cuenta que estoy atrapada en un cuerpo gatuno, bien” Melinda la miró
compadeciéndose de Bella.
“No, aunque me duela” admitió tristemente, luego saltó del suelo y subió de un salto a
la mesa “espero que derrotes a La Dama del Lago, se lo merece la muy arpía”
preocuparse.
“¿No creerías que todo iba a ser tan fácil?” preguntó mentalmente la gata “No te
tan poderosa.
—Yo quiero aprender magia, pero no estoy segura de querer hacer algo tan… drástico.
“¿De que te sirven los dones y talentos si no tienes un propósito para ellos?”
Melinda miró a la gata que en un momento de su pasado fue una chica, sabía que
Ya no era solo ella, ahora además estaban Bella, el rey Arturo, Merlín,…
“Puedo sentir tu poder, Melinda, es muy fuerte. Yo sé que puedes, todo Ávalon confía
en ti.”
Leon entró de nuevo con un libro de tapas duras y de cuero marrón y se lo puso en las
manos a Melinda.
De pronto cayó una gran pila de libros en los brazos de la chica, haciendo que perdiese
Leon asintió.
Él hizo un gesto con las manos mientras murmuraba unas palabras que no pudo
escuchar bien y los libros se apilaron en la mesa en orden, después desaparecieron para
dejar un libro mucho mas gordo y de aspecto viejo, con tapas duras y gruesas de cuero
color marrón oscuro, las páginas eran de pergamino que olía a libro viejo (uno de los
mejores olores del mundo), tenía dos cierres hechos con una especie de correa, en la
portada estaba representado un signo extraño en plateado que había visto antes en
alguna parte.
información sobre ciertas criaturas, algo de historia mágica, incluso recoge varios tipos
Melinda pasó un dedo por encima del signo que estaba en relieve.
significado, pero los druidas lo usaban mucho. Debes mantener el libro y tus poderes
en secreto—le ordenó mas que le aconsejó—tienes que ser muy discreta. La magia no
—Porque todo el mundo querría soluciones a sus problemas, y los magos seríamos
expuestos en ferias, programas de televisión,… Hay algunos magos que ganan dinero
haciendo trucos, pero esos son casos a parte… Además, se me ocurre que tu madre no
te dijo nada de tus poderes para no llamar la atención. Para protegerte. Tienes que
Melinda había abierto el libro por la parte de hechizos y leía algunos al azar, estaban
—Bien, ahora vamos a empezar de verdad. Deja el libro que la primera lección la
—Tenemos mucho que aprender, pero ahora mismo nuestra prioridad es que aprendas
unos minutos antes—bien, para los principiantes, una de las formas mas sencillas de
hacerlo, es usando tu propia energía, que puedes usar como arma lanzándola o usarla
Para crear una, empieza colocando las manos juntas, como si fueses a aplaudir, bien,
La chica hizo exactamente lo que le pedía, con impaciencia por hacer magia.
—Ahora viene lo más difícil. Tienes que sentir la energía que fluye por tu cuerpo—
calló unos instantes mientras la chica cerraba los ojos y ponía empeño en hacer lo que
¿Sientes calor o algún cosquilleo?—la morena asintió sin abrir los ojos y Leon sonrió
de tanto tiempo sin ser usada, entonces apareció una pequeña luz dorada entre sus
manos, Melinda abrió los ojos y la miró con asombro, pero entonces esta parpadeó y
—Lo has hecho bastante bien—la animó Leon—no sale todo a la primera. Es cuestión
“Vamos, tu puedes hacerlo” la animó Bella, que subida en la mesa, lo observaba todo
Melinda respiró hondo, cerró los ojos y volvió a intentarlo, los tres pudieron notar la
energía de Melinda, ahora mas despierta que antes, de pronto, la morena sintió un
cosquilleo en sus palmas pero no se atrevió a abrir los ojos, lo que hizo fue fruncir el
ceño un poco y concentrar aun mas su energía, notó una suave brisa revolverle el
Casi suelta un grito de alegría y asombro. En sus manos había una bola de energía de
color dorado.
Melinda no estaba segura de cómo lanzarla, se dejó guiar por su instinto y la tiró como
si fuera una pelota, para su sorpresa, el monigote explotó dejando rastros de paja por la
—Muy bien, aprendes rápido—la felicitó Leon—ahora vamos a ver los escudos.
Melinda estaba eufórica y deseando de aprender, los escudos fueron más difíciles que
las bolas de energía, los primeros se desquebrajaron apenas unos segundos después de
crearlos.
—¿Lo tienes?—preguntó Leon con una bola de energía entre sus manos.
Melinda respiró hondo y alzó sus manos otra vez, concentró su energía y de sus manos
salió una especie de humo plateado que se transformó en una sólida barrera aunque
invisible frente a ella, asintió cuando creyó que estaba bastante reformada y Leon creó
una Psiball bastante mas rápido de lo que Melinda lo había echo y la lanzó, el escudo
—No pasa nada—le aseguró—la parte positiva es que al menos tienes buenos reflejos.
un poco ¿vale?
La euforia y alegría de Melinda por haber conseguido hacer las Psiball, se había
Melinda rodó los ojos y cogió el viejo libro de hechizos. Buscó entre las hojas hasta
—¡Igniculum!
Una llama salió disparada de las manos de la chica, con el objetivo de impactar en otro
maniquí, la bola de fuego impactó, Leon la observaba con los ojos muy abiertos, a
—Eso… ha sido…
Leon, algo conmocionado—si hubiese salido mal, podrías haber quemado la casa, o a
nosotros.
—¿Qué lo sientes?—la mirada de Leon no era de enfado, más bien algo de admiración
—la mayoría tarda mucho tiempo en usar los hechizos del fuego tan pronto.
—No te lo tomes tan mal, ya te he dicho que nadie nace sabiendo magia.
—Pero… es que esto es importante, como mínimo tendría que saber hacer el escudo
Será mejor que te acompañe a tu casa. ¿Qué te parece si quedamos esta tarde para
empezar a entrenar?
—Creo que no tengo opción, además… creo que todo esto de la magia es bastante
interesante—sonrió.
Leon sonrió ampliamente y se levantó del sofá, Melinda le siguió y salieron a la calle
con el.
—Ahí lo tienes, Merein, Merlín estaba tratando de ponerse en contacto contigo desde
donde quiera que estuviese. Dicen que desapareció en el lago de Ávalon. Tus poderes
comienzan a despertar, pero tendremos que trabajar duro para que te conviertas en una
experta.
Melinda reflexionó sobre aquello. Ella era la elegida de Merlín. ¡Merlín! El mago mas
famoso y poderoso del mundo trataba de ponerse en contacto con ella, una simple
chica de doce años de Londres que no había tenido ni idea de magia (y seguía sin
asustada.
Melinda sin dejar de sonreír—la estrella de cinco puntas a sido desde siempre el signo
de la magia, pero en la Edad Media, como se pensaba que la magia era obra del diablo
y como muchos brujos tenían este símbolo en amuletos y cosas por el estilo,
terminaron creyendo que el símbolo era algo demoníaco y los satánicos, los muy
crédulos adoptaron el símbolo. La gente debería aprender a tener todos los datos antes
Melinda consideró usar sus poderes. Por primera vez en su vida. Lo haría
Leon paró de pronto, Melinda también se detuvo, extrañada, cuando vio que a Bella se
atacar.
—Bella ¿Qué…?
“No hay tiempo, Leon, debemos ir a casa de Melinda. Ahora” cortó la muchacha,
“Melinda, no quiero mentirte, pero ojala me equivoque... creo que los Caballeros de
Melinda abrió los ojos cuando la sensación de mareo se desvaneció, corrió hacia la
casa sin esperar a Bella o a Leon y atravesó el camino hasta la puerta como un rayo.
Sacó las llaves del bolsillo de su pantalón y comenzó a buscar con desesperación la
llave de aquella puerta, pero con los nervios y las prisas no pudo meter la correcta en
la cerradura. Cuando por fin fue capaz, abrió la puerta de par en par, esperando que
Habían llegado tele transportados con un colgante mágico, mientras Leon la buscaba,
Bella le había explicado, con la cabeza baja, que ella había sido la encargada de crear
el encantamiento protector y por eso se había dado cuenta de que habían intrusos.
Estaba a punto de entrar, cuando Leon llegó a su lado sin aliento por la carrera.
para discusiones.
Leon pasó por delante de ella y caminó hacia delante con una esfera de energía entre
sus manos, Bella se le adelantó pasando por entre sus piernas, con el pelaje
preparando mentalmente todos los hechizos que había aprendido ojeando el libro unos
minutos antes, mientras acumulaba energía dentro de ella, preparada para atacar de un
momento a otro.
Caminaban lentamente y en total silencio por el pasillo de entrada, de momento era
estrecho, pero había un punto en el que se ensanchaba al llegar a las escaleras, se hacía
La tensión se podía cortar con un cuchillo, en la casa no había ruido alguno, lo que
Entonces se escuchó la voz de uno de ellos, que resonaba por toda la casa como si
—Milady, seré muy breve: tengo algo que os pertenece, una persona a la que queréis
Melinda sintió crecer la ira en su interior con una rapidez asombrosa, Leon la sujetó
elegida de Merlín.
penetrantemente, una mirada intensa, que hasta le dio un vuelco el corazón—no solo
por Ávalon.
“No les hará nada” le aseguró Bella “lo importante ahora, es que sigamos el plan”
Melinda apareció por la puerta de la sala de estar, en su rostro había ira tratando de
manos con unas cuerdas. Al verla, su madre intentó gritar, pero estaba amordazada,
Melinda supuso que trataba de que se fuera. Pero estaba todo decidido.
Junto a ella, había seis Caballeros de las Tinieblas, tres de ellos vestían con armaduras
medievales del color del carbón, tenían cascos del mismo color que les cubrían el
rostro, pero no sus sonrisas maliciosas. Otro de ellos, vestía una túnica negra cuya
capucha le tapaba el rostro, cosa que le hacía más misterioso. Un poco más apartado de
todos ellos, con una expresión más macabra que la de sus compañeros, era un hombre
alto y fornido, vestía con pieles de animales que no supo identificar, llevaba una
Y al frente de todos ellos,…El hombre con el que se había topado hacía unos minutos.
Aquel del que Leon la salvó. ¿Cómo había dicho que se llamaba Leon? No lo
recordaba.
—Primero vos, Lady Merein. Muy inteligente los señuelos de las demás casas, pero ya
Melinda no sabía de qué estaba hablando. Su tono de voz, era divertido sin dejar de ser
hacia ella.
Ante los ojos asombrados de todos los presentes, la chica se desvaneció en el aire, en
medio de una nube de humo, antes de que los caballeros pudiesen reaccionar, de detrás
del humo ya habían salido Leon y Bella. La gata creó una onda energética que dirigió
contra los tres Caballeros de Las Tinieblas, Leon, por su parte, había conjurado una
bola de hielo y la había lanzado hacia Sephordes, este la esquivó y lanzó una mirada de
odio a Leon.
—Eso parece—respondió el chico antes de levantar un escudo, para que el ataque del
Melinda aprovechó que no le prestaban atención para entrar en la sala de estar, el plan
Su madre la miraba con los ojos muy abiertos, se debatía y trataba de hablar, quizá
para disculparse por no haberle contado nada, quizá para insistir en que huyera. No lo
sabía. Melinda se llevó un dedo a los labios para indicar silencio y que más tarde
hablarían.
Las cuerdas eran demasiado fuertes, de modo que levantó su dedo índice y murmuró:
—Igniculum.
En la yema de su dedo, apareció una pequeña llama de fuego, sonriendo porque le
hubiese salido bien el hechizo, la acercó a las cuerdas, estas se fueron soltando poco a
poco.
suelo de dolor.
En ese momento se dio cuenta del error que había cometido, todos habían parado de
luchar para mirarla, Leon y Bella con una expresión de horror, el grupo de Sephordes
la miraba triunfante.
—Parece que la presa ha venido a nosotros—sonrió el hombre de las pieles, con una
sonrisa macabra. Como la sonrisa del lobo antes de saltar sobre la oveja.
Capitulo 4: Una pequeña ayuda lobuzna.
Merein, y os dejaremos con vida. Es un trato muy generoso para dos traidores como
vosotros.
“¡Jamás!” gritó Bella para todos esta vez, después miró a Leon “cambio de plan, ya
Delante del chico apareció una esfera de luz, que se dirigió hacia sus enemigos, antes
incluso de que llegase a su destino, Leon se había puesto en pie y cogió el colgante que
Melinda sabía lo que era en realidad, lo habían usado para aparecer delante de su casa:
—¡No hay tiempo!—gritó Leon mientras Bella lanzaba varias ondas energéticas, que
impedía a sus enemigos avanzar, Leon cogió el brazo de Melinda y cogió el medallón,
pero antes de que Leon pudiese pronunciar la fórmula de tele transporte, una onda
mágica les tiró hacia atrás, Melinda se levantó y vio más allá a Sephordes con los
brazos alzados, y delante de ellos, al hombre que vestía con pieles, sonriendo de una
forma macabra.
rodó para estar lejos de su alcance, el hombre lanzó otro cuchillo y Melinda se puso de
Entonces Melinda creó una bola de energía y se la lanzó, su enemigo la esquivó con
facilidad.
—¿Es todo lo que sabes hacer?—preguntó arrastrando las palabras con su voz grave,
Una llama salió disparada de las manos de la chica, con el objetivo de impactar en el
cuerpo corpulento de aquel hombre, la bola de fuego estalló en cuanto estuvo cerca de
rodó por el suelo mientras observaba a Melinda con un brillo distinto en los ojos, esta
vez la miraba con un poco de respeto, sin dejar de ver una presa.
—Nada mal para ser tu primera pelea—aprobó el hombre poniéndose en pie con una
media sonrisa que daba malas vibraciones—pero necesitas algo más que un poco de
Esta vez no tuvo tiempo para apartarse, el cuchillo le dio en la ceja, partiéndosela,
De pronto sintió un dolor muy agudo donde el rayo la había impactado, el dolor se fue
suelo.
dolor indescriptible.
Sephordes rió a su lado. El Cazador la observaba por el rabillo del ojo mientras elegía
pared.
“¿Estás bien?” preguntó la voz telepática de Bella, había sido ella quien la había
librado de su atacante, en una pequeña pausa que tuvo en su lucha contra los tres
Melinda se llevó una mano a la cabeza mientras se ponía de pie y observó el caos que
se había desatado:
El hombre de los cuchillos estaba inconsciente junto a la pared, su salón estaba casi
ágilmente contra los tres Caballeros de las Tinieblas, su madre seguía atada, intentando
soltarse.
Melinda se dirigió hacia ella tan rápido como pudo, aunque seguía aturdida por lo que
“Por mi culpa.” pensó mientras esquivaba un hechizo perdido de alguien que estaba
peleando.
Justo cuando iba a agacharse de nuevo junto a ella para soltarla, hubo una explosión
que la lanzó hacia atrás con fuerza, junto a Leon y Bella. Los tres chocaron contra la
pared de la sala de estar, levantaron la cabeza doloridos y se toparon con la fría mirada
de Sephordes.
Melinda le miró horrorizada, después giro la cabeza hacia su madre. Le había fallado,
“Leon, usa el colgante” dijo de pronto la voz telepática de Bella, esta vez solo Leon y
prometió la chica.
de Melinda.
Leon aprovechó que todas las miradas estaban puestas en la madre de Melinda, y
deslizó su mano con cuidado al colgante que llevaba al cuello, dudó un instante antes
La gata que antes había sido humana, al notar la señal de su primo, se lanzó hacia
delante, atacando la cara de Sephordes con sus garras, Leon agarró del brazo a
chico encapuchado alzó la mano hacia ellos y con una onda mágica les envió a la
escudo, el cual segundos más tarde, les salvó de unos dardos de hielo muy afilados.
Melinda se levantó con dificultad, un dolor intenso y agudo le recorrió el brazo cuando
movió la muñeca, Leon agarró de nuevo su brazo y volvió a repetir la fórmula, pero
cuando estaba a punto de terminar, los tres Caballeros a la orden de Sephordes se les
echaron encima, Melinda no tuvo tiempo a darse cuenta de lo que sucedía, porque de
pronto tuvo una gran sensación de mareo y cerró los ojos, mientras sentía que todo
daba vueltas.
Cuando la sensación de mareo paró casi de inmediato, abrió los ojos para encontrarse
ocurrido.
Melinda se giró y descubrió con horror que los tres Caballeros de las Tinieblas,
—¡Igneris impetum!—gritó Leon, y una gran bola de fuego apareció entre sus manos,
Uno de los caballeros sacó su espada de la vaina, la espada era de color negro, al igual
que la armadura de su portador, y cuando la bola de fuego llegó hasta él, alzó la espada
—¡Scandere hedera!
Cerca de los pies de los caballeros, empezó a crecer con rapidez una hiedra que se
enredó en los pies de estos y siguieron creciendo por sus piernas con rapidez.
Los caballeros cogieron sus espadas y comenzaron a cortar la hiedra, no sin dificultad.
—Bien hecho.
Uno de los ataques se perdieron cuando el objetivo de este lo esquivó, pero el otro
un árbol y quedándose sin sentido bajo este, de las ramas calló nieve que lo cubrió un
poco.
Melinda no respondió, se limitó a esquivar una esfera oscura y resopló con cansancio.
El cansancio estaba empezando a afectarle tanto a ella como a Leon. Y sin embargo,
atravesarla con ella, Melinda levantó ambas manos, creando un escudo que detuvo el
porque el escudo le hubiese salido, soltó un grito de dolor cuando un dolor agudo,
Leon se giró como un resorte al escuchar el grito, y al ver al caballero con la espada y
a Melinda detrás del escudo, con un gesto de dolor y sujetándose la muñeca, montó en
cólera y le lanzó al caballero una honda de energía con toda la fuerza de la que fue
capaz.
El caballero no tuvo tiempo de apartarse y calló al suelo, inmóvil. El caballero que aun
quedaba en pie, aprovechó la distracción del chico, pero cuando fue a lanzarle una
estocada mortal, una sombra saltó desde las sombras de los árboles, haciendo que su
Lo que estaba atacando a su enemigo, era una criatura que Melinda no había visto
jamás:
Parecía un lobo, pero era algo mas pequeño, tenía un pelaje espeso de color blanco
grisáceo, pero lo que más llamaba la atención, eran las grandes alas como las de una
cigüeña pero el doble de grandes: blancas desde el nacimiento de las alas, en el lomo,
hasta el comienzo de la última fila de plumas, que eran de color negro como la noche.
Aquella especie de lobo alado, estaba atacando al Caballero de las Tinieblas con
garras, dientes y aletazos, entonces el guerrero se lo quitó de encima con una esfera
oscura como la misma noche, el lobo alado salió disparado unos cuantos metros hacia
Cuando el único caballero en pie se dio cuenta de que estaba en desventaja, ya que sus
dos compañeros estaban fuera de combate, se alejó un par de pasos y les miró con
odio.
—No creáis que esto termina aquí—les advirtió antes de desaparecer en el aire, en
medio de un humo negro, segundos mas tarde, el humo se llevó a los otros caballeros.
—¿Dónde estamos? ¿Qué vamos a hacer? ¿Dónde están Bella y mi madre? ¿Por qué
—Sephordes las ha capturado—respondió con voz queda—en cuanto a tus otras dos
cruzados mientras ellas están con Sephordes! ¡Tenemos que ir a ayudarlas! ¿Quién
—Es demasiado arriesgado. —Negó el chico. —Lo mejor que podemos hacer es
ocultarnos.
—Escúchame—pidió Leon exasperado—estoy tan preocupado por ellas como tu, pero
morir, Merein. Si te mueres, La Dama del Lago habrá ganado, entonces matará a tu
madre y a Bella.
—No les va a pasar nada—cortó él—La Dama del Lago los encontrará demasiado
importantes como para matarlas, ya que son personas muy cercanas a nosotros.
mirada—lo único que podemos hacer ahora, es curarte, buscar un lugar para pasar la
Delante de ellos, había un pequeño hombrecillo, que les llegaba a ambos por la cadera.
Tenía aspecto de anciano barbudo y bonachón, vestía con unos pantalones marrones
sujetos con un cinturón a su ancha cintura, llevaba una camisa de tela de color azul
oscuro y un gorro rojo muy largo acabado en punta, además de calzar unas botas
marrones de cuero. Sus brazos eran demasiado largos, y las piernas cortas, estaban
dobladas en las articulaciones, como si hubiesen endurecido con la edad. Su tez era
A pesar de no ser una experta en el mundo feérico, sabía que lo que tenían delante era
un gnomo, parecía recién sacado de un cuento, tan irreal, que por un momento pensó
que los seres feéricos podían llegar a ofenderse con rapidez—¿sería tan amable de
El hombrecillo la observó con el ceño fruncido mientras cruzaba sus brazos sobre el
pecho.
me conoces.
pasado?
también.
El gnomo observó a Melinda con sus pequeños ojos negros abiertos de par en par.
Y antes de que Melinda pudiese ponerse aún más roja, Onoreok hizo una reverencia,
—Ya era hora de que aparecieseis, Lady Merein, os hemos estado esperando con
impaciencia.
Onoreok asintió.
—Su madre le puso Melinda por alguna razón. Para protegerla, seguramente.
Elaine?
—¡Elena!—casi gritó Melinda, furiosa sin saber exactamente por qué—¡Se llama
Melinda abrió la boca para replicar, pero Onoreok alzó un diminuto índice para
silenciarla.
—Tengo que volver a por algunas cosas—respondió Leon, tanteó en su cuello hasta
encontrar el grueso hilo que sujetaba el colgante, tiró de el hasta que este apareció.
necesito llevarme de ahí cosas que nos harán falta, además esta el hecho de que no
saben donde vivo, pero si llegan a descubrirlo y van a mi casa, tendrán una larga serie
de pistas que les proporcionará una información preciosa sobre ti y sobre lo que
estábamos haciendo. Cosa que les puede ayudar a encontrarnos otra vez.
que no les hagan nada a tu madre y a Bella. Tú tendrías que continuar la búsqueda de
Ariella—se volvió hacia Onoreok, que había estado en silencio y sin intervenir durante
la conversación—¿puedes cuidármela?
a su amigo.
sobre la herida.
Melinda asintió, se puso el pañuelo sobre la ceja para parar la sangre y se dio la vuelta
para seguir a Onoreok, pero de pronto vio en el suelo al extraño lobo alado que los
había ayudado en la pelea. Ella ahogó una exclamación ahogada y echó a correr en su
Melinda y Onoreok se dieron cuenta, aliviados, que el lobo respiraba, y que solo se
van siempre en pequeñas manadas suelen actuar como lo haría un lobo normal, solo
pelaje suave y grisáceo del lobo con cuidado, porque le dolía casi cualquier
movimiento, este levantó la cabeza y la miró con sus ojos negros—Hola, bonito.
—Es una hembra—le corrigió Onoreok—mejor nos la llevamos de aquí: nunca se sabe
La simargl pareció comprender, se puso de pie con cuidado y echó a andar con ellos,
hilera de árboles del bosque—mi casa solo es detectable por mi y a quien yo invite a
venir.
Melinda se quedó decepcionada, ella había esperado algo parecido a una cabaña
un saquito de cuero.
Melinda observó con curiosidad su interior y se dio cuenta de que era un fino polvo
dorado, cambió de mano para sujetarse el pañuelo y metió su mano izquierda cogió un
poco con extrañeza y se lo tiró por encima, aunque por si acaso cerró los ojos.
De pronto sintió como si de pronto encogiese, cuando abrió los ojos, tuvo la impresión
de que los árboles del bosque habían crecido y bastante, cuando miró a Onoreok para
decírselo, se dio cuenta con asombro, de que eran del mismo tamaño.
Melinda cogió más polvos y con un poco de dificultad, la loba alada se hizo de su
tamaño.
Onoreok empezó a andar hacia el tronco, Melinda le siguió con paso vacilante,
Melinda ahogó una exclamación de asombro y miró con los ojos como platos por
centímetros, adelantó una mano, esperando tocar el tronco… pero no tocó nada mas
sólido que el aire, aun mas sorprendida, dio un paso hacia delante, y de pronto todo lo
que veía delante cambió, como si se hubiese colado por una ventana a otro mundo:
Ahora se encontraba en la entrada de una casa, con los muebles de madera, junto a la
puerta había un perchero del que habían colgados algunos abrigos, en el fondo a la
derecha, habían unas escaleras de madera que subían al piso superior, y ambos lados
habían varias puertas, también de madera. Confusa, se limpió sus botas negras en la
alfombrilla que tenía bajo sus pies. Onoreok la miraba desde la mitad del pasillo con
una expresión divertida, Melinda no pudo hacer nada más que sonreír.
La pura verdad es que Melinda estaba confusa, cansada y muy preocupada. Y que
comer en aquel momento era algo fuera de lugar. Sin embargo, en lugar de gritar y
—Todo esto es muy extraño. Esta mañana solo… Solo era yo. Todo era normal. Y
ahora…
La simargl siguió al gnomo cojeando, movía las alas para equilibrarse mejor.
Melinda les siguió a Onoreok hasta una puerta que estaba junto a las escaleras, la loba
Aquella sala, invitaba a la tranquilidad y el sosiego, había dos sillones de tela morada
bastante mullidos, Onoreok le indicó que se sentase en uno de ellos, había una pequeña
mesa junto a los sillones, y varias estanterías llenas de libros, tarros, amuletos,…
Onoreok cogió sin vacilar un tarro que contenía varias hojas de aloe vera, otro tarro
Lo primero que hizo, fue examinar la herida de su pata, que tenía varias gotas de
sangre fresca, Melinda lo observó con lástima y acarició a la simargl por detrás de las
Onoreok cogió una hoja de aloe vera y la cortó por la mitad con el cuchillo de plata,
pata, mojando la herida con la sabia de la hoja, la simargl gimió un poco, pero Melinda
la tranquilizó. Después, cogió la venda y se la pasó por debajo de la pata del animal,
Melinda creyó que iba a vendarla, pero antes de eso, cogió el tarro con el líquido
transparente y le echó unas gotas por encima, antes de que el gnomo terminase el
vendaje, Melinda había visto que la herida estaba empezando a cicatrizar, recordó que
algún profesor había dicho que el aloe vera tenía propiedades cicatrizantes entre otras,
de horas.
El gnomo buscó una pequeña gasa y la mojó con algunas gotitas del líquido
transparente, después se la puso a Melinda sobre la herida de la ceja. Escogió una tirita
e inteligentes.
—Luper—decidió.
El gnomo asintió.
—Bueno, Leon tardará aun un rato en regresar, y apostaría mi brazo derecho a que
mía desde hace mucho tiempo, y cuando el chico nació, me pidieron que le educase un
poco. Le enseñé todo lo que sabe de magia. También a su prima, a la buena de Bella.
—Es una organización secreta, creada por Merlín—explicó Onoreok—él sabía que
algo así sucedería. Que alguien con poderes oscuros tomaría el poder, que los dragones
desaparecerían,… Y que solo las Elegidas podrían fin a todo. Merein y Ariella. Las
hacen.
Melinda reflexionó unos segundos.
—Un momento, Merlín vivió hace muchos siglos. ¿Cómo puede haberle conocido?
—Los gnomos somos casi tan ancianos como las estrellas mismas—respondió
nadie hubiese dicho que se convertiría en el mago más grande de todos. La vida da
muchísimas vueltas, impulsadas por el destino, el cual siempre tiene una gran sorpresa.
Merlín siempre fue alguien especial, tenía la capacidad de hablar con los dragones y
tenía de su parte la simpatía de los seres feéricos. Entre todas las personas y seres que
muy sabio, pero hasta las personas más sabias pueden sentirse perdidas y buscar
ayuda. Sobre todo se lo pedía a Kilarth. Supongo que habrás oído hablar de él.
≪Es posible que te hayas fijado en la bandera de Gales, donde aparece un dragón. El
≪La leyenda habla de dos dragones: el dragón rojo y el dragón blanco, este último era
uno al otro. Pero sus peleas provocaban desgracias entre los habitantes, y el rey Llud,
que por ese tiempo era el rey de Gran Bretaña, quiso ponerle remedio. Buscó consejo y
≪La solución que encontró Llefelys fue construir un hueco en el centro de Gran
historia de los mundaries, porque en realidad, lo que hicieron fue convencer a un Señor
del Dragón para que atrajese a los dragones al lugar. Los tres cayeron en la trampa,
ejecutar, pero escapó y se ocultó para siempre. Nadie supo nunca más de él≫
—Eran una especie de magos muy poderosos, que podían comunicarse con los
dragones. Merlín era uno de ellos, por eso podía comunicarse con Kilarth. Pero
construyó un gran castillo sobre aquel lugar, los temblores de debajo de la tierra
≪Merlín llegó al castillo y aconsejó liberar a los dragones. Después de tanto tiempo
dragón rojo, que peleaba por defender las tierras. A partir de entonces, el dragón se
—Kilarth era un dragón joven por entonces, y siempre se sintió orgulloso de estar en la
bandera. Aunque le molestó que en lugar de dorado, lo pusiesen rojo. A veces Merlín
Los ojos del gnomo parecían estar viendo algo a miles de kilómetros, pero con un
todos los dragones. Pero dicen que capturó a Kilarth como muestra de su poder, capaz
de dominar unas criaturas tan poderosas como los dragones—Onoreok escupía las
palabras con rabia—pero nadie sabe donde está. Algunos dicen que está en su antigua
prisión. Otros sostienen que está en el palacio de Viviane bajo las aguas del lago donde
Merlín le construyó un palacio. Otros dicen que también fue ejecutado—soltó una
carcajada burlona—la mayoría cree eso, pero los que sabemos lo grande y poderoso
que fue Kilarth, sabemos que no pudo ser derrotado por ella. Debe estar en alguna
parte, debilitado quizás, o encerrado, como todos los demás. Esperando el momento de
—¿Cómo todos los demás? —Repitió Melinda—¿Eso quiere decir que hay más
—Todos los demás murieron, debilitados. Los que escaparon están ocultos o murieron
por la caza o contaminación de los humanos, pero nunca nadie ha visto la ejecución de
Kilarth.
—¿Entonces que has querido decir con “como todos los demás”?
una pipa de madera de color marrón y negra, muy elegante—como hizo con Merlín,
Arturo, Morgana,…
Luper.
Capitulo 6: El colgante del dragón.
Onoreok dio una larga calada a su pipa, y soltó el humo hacia un lado, después se
quedó mirando hacia delante, pero sus ojos no parecían mirar a Melinda, sino al
pasado.
hijo de Arturo?
—En esta época están todos enfermos. La madre de Mordred es Morgana, y su padre
dicen que fue un caballero de Camelot, o incluso un hechicero, nadie lo sabe a ciencia
cierta, pero te aseguro que Arturo no es—parecía muy indignado con esa idea—La
verdadera trama de esta historia, comienza cuando Mordred creció, y fue a Camelot,
para reclamar sus derechos como heredero. Arturo y Ginebra habían tenido una niña…
—Claro que no se supo, las historias de los mundaries cambian mucho a lo largo de los
desconocidas, la gente pensó que no eran nada más que habladurías. Arturo y Ginebra
estaban rotos de dolor. Como Arturo ya no tenía heredera al trono, y Mordred era su
medio sobrino, Morgana y Mordred pensaron que podría reclamar el trono. —Dio otra
famosa batalla de Camlann—Onoreok dio otra calada un poco mas larga y después
soltó el humo con lentitud y con aire ausente—Arturo mató a Mordred, pero este le
afligió una herida mortal antes de caer. Antes de morir, Merlín lo llevó al lago de
Ávalon, allí Arturo tiró su espada y estaba casi muerto cuando de pronto, apareció en
el lago una barca, donde iban Morgana, arrepentida por todo, Morgause, Lady Elaine y
algunas doncellas más… También Lady Viviane, la Dama del Lago. Subieron a Arturo
—Pero si Viviane quería poder… ¿Por qué no le dejó morir directamente? —preguntó
ella.
quizá por aquel entonces, el poder no le interesaba, o solo trataba de guardar las
apariencias ¿quién sabe lo que pasa por esa mente retorcida?—dio otra calada—lo que
si sé, es que días más tarde, Merlín fue al lago, para visitar a Viviane, de la cual estaba
profundamente enamorado, se suponía que Viviane también lo estaba, pero lo que hizo
aquel día, fue sonsacarle el hechizo para encerrar a un hombre, sin cadenas, sin muros,
encerró para siempre. Nadie ha sabio nunca donde con exactitud. Yo mismo quise
ayudarle, pero a parte de Merlín y Viviane, la bruja más poderosa que conocíamos era
Lady Morgana, pero cuando mis compañeros y yo nos aproximamos en la barca, hacia
la isla de Ávalon donde llevaron a Arturo, algo no nos dejó continuar. Un hechizo muy
potente. Fue cuando nos dimos cuenta de que incluso Morgana estaba encerrada, por lo
tanto, La Dama del Lago se proclamó reina absoluta de Ávalon.—Dio otra calada a la
pipa—Camelot cayó y sus ruinas nunca fueron encontradas. Nunca más se supo de
Arturo, Merlín, Morgana u otro de ellos. Ni siquiera se sabe que ocurrió con la reina
Ginebra, con Lancelot o La Mesa Redonda. La Dama del Lago buscó caballeros y
aliados para servirla. Entre algunas familias nobles, encontró varios aliados, pero no
todas las familias se doblegaron a su voluntad, como fue el caso de la pobre Bella—
añadió con pesar. Melinda se mordió el labio inferior con angustia, recordando a Bella.
Hubo un rato de silencio en el que Melinda reflexionaba sobre todo lo que Onoreok le
había contado.
—Pero hay alguien que si—respondió por fin en un tono bajo, como si temiese que
esperaba tu llegada.
Melinda lo miró con el ceño levemente fruncido, pero no se atrevió a preguntar el por
qué.
—Merlín me dio su colgante, días antes de la traición de Lady Viviane, para que lo
decir, pero cuando La Dama del Lago lo encerró, comprendí muchas cosas, Merein.—
Onoreok dio otra calada—Comprendí que Merlín se intuía lo que iba a pasar, y que
había elegido a alguien para que lo sucediese y lo liberase. Y esa persona tendría que
tener esto.
Se levantó del sillón y se dirigió con paso lento a la estantería que estaba más alejada
de la puerta, el gnomo sacó de detrás de unos libros una vieja caja de madera y la llevó
casi con adoración y con mucho cuidado hasta la mesa. Melinda lo observó sin saber
Onoreok puso la mano sobre la caja y esta brilló un momento antes de abrirse.
Entonces, Onoreok retiró el paño viejo y lleno de polvo, y ante sus ojos, apareció un
precioso colgante con un dragón dorado, cuyas alas estaban extendidas, volando.
Melinda sintió de pronto una extraña atracción hacia el colgante, Onoreok sonrió al
—No seas tonta, Merlín quiso que este colgante fuese para ti—señaló—dijo que en su
Melinda se sintió cohibida, ella no quería ser tan importante, ni que la tratasen de un
modo especial. Pero sabía que no tenía remedio: todos confiaban en que derrotaría a
La Dama del Lago. Se remangó la chaqueta por el hombro para descubrir su marca. Le
—Sabía que vos la tendríais. Pero no sabía que sería tan perfecta—comentó—¿Puedo?
Melinda asintió, y el gnomo pasó un dedo por encima de su marca, como si la quisiera
Melinda sabía que sería una pérdida de tiempo negárselo. Estaba convencido de que
solo ella podría llevarlo y se lo puso con cuidado en la mano izquierda para poder
ponérselo.
—¿Y por qué no lo habías dicho antes? —preguntó Onoreok un poco gruñón—anda,
Onoreok buscó el líquido que había usado para curar a Luper, y una venda por la mesa,
después puso la venda bajo la mano, después echó una gotita con cuidado. Mientras le
vendaba la mano derecha con cuidado, Melinda sintió como el dolor iba
—En una hora te la podrás quitar. Las lágrimas de fénix tienen un resultado inmediato,
pero mucho me temo que las lágrimas que yo conservo han estado mucho tiempo aquí
—dijo Onoreok, después cogió el colgante y se lo colocó por detrás, el dragón quedó
colgando en su pecho.—Merlín dijo que este colgante sería para su elegida, y que este
sentarse.
Melinda asintió, se sintió muy especial y sostuvo el dragón dorado entre sus manos un
del asiento.
lado. Cuando estaban en la entrada de la casa, Onoreok pasó por la puerta como si tal
cosa, Melinda se preguntó de pronto lo que pasaría, pero no tuvo tiempo de sacar
De pronto se encontró fuera de la casa, un viento frío la recibió y ella se abrigó aun
más en su chaqueta. Entonces se dio cuenta de que tanto ella como Luper habían
Leon estaba a fuera, sin ningún signo de violencia o de haber sido atacado, y sujetaba
las riendas de dos briosos caballos, uno de ellos era castaño rojizo con las crines
negras y largas. A su lado, piafó un caballo negro azabache, con una mancha blanca
segundos, dando paso a un gran alivio. Pero en vez de expresar su preocupación en voz
caballo negro—además, los vamos a necesitar. Mis padres me los regalaron cuando
en el vendaje.
—Nada serio—respondió—Muchas gracias por todo—dijo Melinda girándose hacia
Onoreok.
—No hay de que. Supongo que ahora iréis en busca de Ariella—respondió el gnomo—
un tono solemne. Melinda supuso que era alguna especie de fórmula para desearles
suerte.
El gnomo dio media vuelta y al rato desapareció de la vista, dejando a Melinda y Leon
—Lo primero, debemos encontrar algún lugar para acampar y pasar la noche—
respondió mientras subía a la silla del caballo y deslizaba los pies por los estribos—
Melinda subió al caballo con cuidado de su mano, y algo insegura, era evidente que
hacía tiempo que no montaba, pero aun así se esforzó por acordarse de cómo coger las
riendas, cosa que le fue un poco difícil con la venda en la mano, se fijó atentamente en
—¿Lista?—preguntó Leon.
Ella asintió, entonces ambos espolearon a los caballos y comenzaron a andar a un trote
ligero.
A Melinda le quemaban algunas preguntas en la garganta, inquietudes y dudas que la
—No, por suerte mi casa sigue oculta. Aunque no sé por cuanto tiempo.
Melinda.
comprobar si estamos allí. Y no creo que sean muy amables. Y si nos quedamos con
difícil.
Melinda no lo dijo en voz alta, pero le pareció que aquel plan era absurdo, no podían
seguir buscando a una persona de la que no sabían ni siquiera que aspecto tenía.
Entonces Leon paró de pronto a su caballo, obligando a Melinda a detener el suyo, sin
comprender.
Miró a Leon, esperando con temor que dijese que les seguían, pero al seguir su mirada,
tan solo se encontró con Luper, que les seguía cojeando desde el suelo. Se sintió
—Tampoco veo en que nos perjudica. Y ya te he dicho que es una no uno. Además te
favor… deja que venga con nosotros y no tendrás que ocuparte de ella, te juro que la
cuidaré yo.
Leon la miró a los ojos un momento, aquellos ojos de color azul que lo miraban
—Muy bien, pero déjala subir a tu caballo por lo menos, cojeando no va a llegar a
ninguna parte.
—Haz el favor de subirla al caballo de una vez, no tenemos todo el día—le cortó Leon,
—Ven, Luper—la llamó palmeando con suavidad la grupa del caballo azabache, con la
mano buena.
La simargl pareció entender las indicaciones de Melinda, porque replegó las alas
grisáceas y las batió hasta que se elevó en el aire. Melinda observó el prodigio con
verdadero asombro, mientras la loba alada se situaba detrás y replegaba las alas. Leon,
que había observado a otros simargl, no se impresionó tanto como ella, pero admiró la
sobresaltada, entonces cayó en la cuenta de que el caballo podría asustarse. Pero para
su sorpresa, solo giró la cabeza, y tras comprobar que no ocurría nada malo, el caballo
Melinda lo imitó, y su caballo se movió, llevando a ella y Luper, que iba acomodada
en la grupa.
Capitulo 7: Un refugio más grande en el interior.
Melinda seguía algo conmocionada por todo lo que había pasado tan de repente, tuvo
que admitir que el paisaje era uno de los más bellos que había visto en su vida, aunque
tenía la impresión de que realmente había visto uno muchísimo mejor, o puede que dos
incluso.
En seguida pensó que allí en medio faltaba un castillo, podía visualizar uno grande y
majestuoso, desde cuyas almenas se pudiese ver la ciudad, los campos, y los bosques
de alrededor.
Evocó en su mente aquella misma mañana, cuando que toda su aventura había
Siendo justa consigo misma, en el fondo siempre supo que ella no pertenecía del todo
al mundo “normal”, pero jamás se habría imaginado que tendría que ver con todo
aquello.
Cuando era pequeña, solía soñar con una mujer que jugaba con ella, que le cantaba,
reía y bailaba para ella. Se sintió sorprendida un momento de pensar en aquello. Había
echo tanto tiempo desde que había tenido aquellos sueños, que no se había acordado de
ellos,… Hasta aquel momento, mientras cabalgaba detrás de Leon, en busca de una
sueños.
Se esforzó en buscar en su mente. Ahora que por fin había encontrado aquellos
Casi sin darse cuenta comenzó a tararear una canción, que estaba segura no haber
escuchado nunca.
—Creo que este es un buen lugar para descansar por hoy—la sobresaltó de pronto la
voz de Leon.
Detuvo a su caballo de pronto, al ver que el chico había detenido el suyo y miraba al
No encontró nada en especial, al haber nevado, todo el bosque estaba cubierto de una
capa de blanco, que le impedía fijarse en los detalles, por lo que aquel pequeño claro le
Era un pequeño claro, suficiente para una tienda de campaña grande, pero no
—Está bien—accedió la chica sin ningún tipo de queja. Estaba deseando bajar a estirar
las piernas.
Leon le sonrió y pasó una pierna por encima de la silla de montar, entonces saltó al
Luper no se quedó atrás, y se puso de pie en la grupa, entonces saltó al suelo con las
alas extendidas para detener la caída, luego se estiró un poco y fue cojeando para
Melinda, algo más insegura, se bajó del caballo despacio y sin saltar como había echo
Leon, sintió un hormigueo en las piernas y supo que iba a tener unas buenas agujetas.
demás, fue con paso decidido y el bulto bajo el brazo hacia el pequeño claro, antes de
que Melinda pudiese preguntar que estaba haciendo, Leon tiró la tela grande sobre la
nieve.
No fue capaz de articular palabra, hasta que en el pequeño claro solo quedaba una
mirada.
—Repíteme eso cuando entres—replicó el chico, sin poder evitar una sonrisa burlona.
Al final, la morena decidió entrar en la pequeña tienda, acompañada por la loba alada,
Era como entrar en una cabaña de madera, muy parecida a la casa de Onoreok.
No parecía que tuviese el aspecto de una pequeña tienda desde el exterior. Nada más
entrar, se encontraba en una sala de estar pequeña, donde había dos butacas junto a la
chimenea, que por el momento permanecía apagada. Detrás de las butacas, había una
—¿Qué era lo que habías dicho?—preguntó Leon burlonamente nada más entrar,
cargado con un par de mochilas que dejó sobre la mesa con cuidado—¿Algo de que no
—¡Eh! Esto es el libro—exclamó incrédula señalando el gran tomo que Leon le había
dado.
A pesar de que solo habían transcurrido unas horas desde aquel suceso, parecía que
Recordó con una molesta presión en el pecho a su madre, atada y aterrorizada, junto a
Bella, la cual la había acompañado durante mucho tiempo a la parada del autobús, en
manos de los Caballeros de las Tinieblas, y ahora de La Dama del Lago, la cual no
Leon debió darse cuenta de lo que estaba pensando su amiga, de modo que trató de
¿Encenderías la chimenea?
Ella asintió y buscó en el libro hasta que encontró el hechizo que consideró que
Melinda lo miró extrañada, pero después salió a fuera mientras observaba como
Al salir, la recibió un soplo de viento, especialmente frío, lo que le hizo abrigarse aun
Los caballos estaban atados a una rama baja, no llevaban más equipaje pero seguían
Melinda se acercó a los caballos y los desató, al reconocerla el caballo negro, relinchó
suavemente, ella sonrió sin poderlo evitar y le dio una palmadita amistosa en el cuello,
Los guió por las riendas hasta su nuevo refugio, cuyo aspecto por fuera era una tienda
de campaña pequeña y simple, con las paredes de tela eran de un verde militar.
Llegó con los caballos hasta la puerta y se asomó a ella sin dejar de sujetar las riendas,
vio a Leon con un libro, al parecer de hechizos, lo leía y murmuraba algunas palabras
de vez en cuando, al notar su presencia, levantó la vista de las páginas y le indicó con
Ella meneó la cabeza incrédula y sonrió levemente, entonces entró llevando al caballo
La cuadra plegable estaba cerca de la puerta, por lo que casi no tuvo problemas a la
hora de maniobrar los caballos para meterlos en la cuadra, que tenía suficiente espacio
Leon entró para ayudarla a desensillarlos, entonces Melinda se dio cuenta de que no
Puedes ponerle el nombre que te apetezca. Ambos son una adquisición reciente, están
—Claro que puedes—dijo Leon saliendo del establo como si tal cosa—Míralo de esta
igual, pero también se regalan caballos, palomas mensajeras,… En fin, que los regalos
para la elegida de Merlín no se van a quedar en unas simples flores. Además sería de
le hiciera mucha gracia que apareciese con un caballo, si es que se volvían a ver, pero
como Leon había dicho, sería una falta de educación, además le había empezado a
coger cariño.
Capitulo 8: La visión.
El chico salió de la tienda, y Melinda decidió que debería hacerle caso, pero a pesar de
que el libro contenía hechizos que le servirían para rellenar el bebedero, no tenía ni
idea de donde conseguir comida para caballos. Pensó en ello mientras llenaba el
bebedero de los caballos con magia, entonces reparó en las puertas que había al fondo
de aquella pequeña sala de estar. Había tres puertas, Melinda llegó hasta ellas
observándolas con curiosidad. No creía que Leon se fuese a enfadar por echar un
vistazo.
descubrimiento, cerró la puerta y abrió la siguiente, que daba a una pequeña cocina.
equivocó, porque aquella última puerta daba a un dormitorio, con una litera para tres y
poco más.
Cerró la puerta y se dirigió a fuera en busca de su amigo, para que le indicase de donde
sacar la comida.
Al salir lo vio de espaldas a ella, pero se dio cuenta de que estaba muy concentrado,
tenía los brazos extendidos a sus lados, con las palmas abiertas.
Murmuraba palabras que Melinda no llegó a escuchar bien, entonces, apareció una
La chica no quería interrumpirlo, de modo que se quedó allí callada mientras su amigo
Al cabo de un rato, Leon se giró hacia ella, en su rostro había determinación y una
pequeña sonrisa.
—Ya está—informó satisfecho—ahora mismo podrían pasar La Dama del Lago,
su lado.
—Me gustaría pensar que mañana por la tarde podríamos irnos, como muy tarde. Pero
nunca se sabe.
—¿Y hacia donde tenemos que ir?—preguntó ella empezando a sentir una extraña
donde vamos, ni donde está Ariella, ni nada! ¡No tenemos ninguna pista! ¡Estamos
buscando a alguien que no sabemos como es, mientras que Bella y mi madre están
Leon se paró y la miró, pero en vez de enfado o réplica, en su mirada había cansancio,
—Yo llevo buscándote a ti y a Ariella casi desde los doce años—respondió sin
En otro momento, Melinda habría replicado, pero la revelación del chico la había
—El dormitorio está en una puerta, al fondo de la sala de estar. Ve a descansar un rato
—le indicó.
Melinda no se molestó en decirle que ya lo sabía, y se metió en la tienda reflexionando
Se acostó sobre la litera baja sin quitarse la ropa, se tapó con la sábana y la manta y al
Escuchó un rugido a lo lejos. No parecía ser de ningún animal como el león, la pantera
Guiándose por el sonido, el animal que rugía debía estar en aquel lugar.
¿Dónde estaba? Se encontraba al pie de una montaña caliza, árida y rocosa, hasta la
mitad de su altura, tenía una forma cónica regular, en la superficie plana, en el centro,
—Merein… Merein…
Despertó de pronto en la cama, tan agotada como si hubiese estado corriendo por todo
el bosque.
Parpadeó un par de veces hasta que consiguió convencerse a si misma de que seguía en
llevó la mano hacia el colgante, pero no estaba iluminado como en su sueño, tan solo
resquicio de luz, observó a Leon sentado junto a la chimenea, de espaldas a ella. Tenía
Se sentía culpable por haberle gritado de aquel modo, Leon no tenía la culpa de nada,
Abrió un poco más la puerta y salió a la sala de estar, se acercó hacia el chico con un
poco de timidez, por si Leon se había enfadado y no quisiese hablar con ella.
Le escuchó maldecir por lo bajo y por un momento, pensó que se había dado cuenta de
que había salido de la habitación, pero luego se dio cuenta de que su disgusto era por
Leon sujetaba un cuenco de agua, algo le decía que no era agua corriente. Le recordaba
al líquido que Onoreok había usado para curar a Luper y a ella misma.
Para su sorpresa, no parecía enfadado, movió su mano una vez más por encima de la
superficie del agua y esta se ondeó, creando pequeños remolinos de colores morados y
verdes.
Melinda observó atentamente el agua, con curiosidad, pero al cabo de unos segundos,
de Leon.
—Trato de localizar a Ariella con las aguas del lago de Ávalon. Tienen propiedades de
—No digas eso—pidió Melinda—sigo pensando que es una idiotez buscar a alguien
que no sabemos quien es. Pero tú has estado años buscando y tu esfuerzo ha
Leon levantó la mirada para mirarla, curvó la comisura del labio, formando una media
sonrisa divertida.
—¿Te das cuenta de que hemos intercambiado los papeles? —preguntó con diversión.
interés.
lugar extraño.
—No.
procedió a contarle el sueño con pelos y señales. Leon la escuchó pensativo, sin
interrumpirla, sacando sus propias conclusiones, cuando terminó, Leon seguía con aire
pensativo, Melinda no quiso interrumpirlo, y se quedó esperando con expectación a
—Yo tampoco, pero ata cabos: Las aguas me enseñan que estás soñando, y tú tienes
visiones sobre lugares donde nunca has estado. Quizá la clave no esté en el agua, sino
en tus sueños—dedujo—la primera vez que tuviste una visión de Ávalon ha sido hoy,
—Si, pero tu has tenido una visión en sueños, que es lo mismo pero dormida—se
puedes ver el futuro en sueños. Y solo sé de dos personas con ese don.
Melinda lo miró subiendo un poco las cejas. ¿Ella vidente? Era una tontería; si tuviese
poderes para ver el futuro, habría conseguido hace mucho tiempo los números de la
lotería, las preguntas de los exámenes o habría evitado lo que había sucedido apenas
unas horas en su casa, pero no lo dijo en voz alta para no molestar a su amigo.
—Morgana y Viviane.
miedo.
—Pero… yo no soy vidente. No he adivinado ningún futuro, solo he visto dos sitios en
mi mente.
—Puede ser que lo tuyo sea una rama de videncia más desconocida. Algo parecido a la
clarividencia.
—Es el don de poder ver algo que esté a mucha distancia, pero en el presente. Puede
—¿Y si te dijese que son la única pista que tenemos?—preguntó entonces el chico—
—No lo sé, puede que sean una pista o puede que no. Pero no he visto a ninguna chica
en ellas, solo veía una mujer en el lago, pero eso fue solo las primeras visiones. No
creo que lleven a alguna pista que nos ayuden a descubrir el paradero de Ariella.
era extraño.
Leon sacó una bola de cristal de la mochila y dejó esta última en el suelo.
de la tele?
—¿Te refieres a esos programas que se echan por la tele donde aparecen mujeres
mundaries a las tantas de la mañana, ganando dinero haciéndose pasar por brujas de
verdad, y las cuales casi todas se hacen llamar “Morgana”? —preguntó el chico
—Ah, ¿y para que necesitas una bola de cristal?—preguntó Melinda con curiosidad.
como funciona?
—Es fácil, tan solo tienes que apoyar las manos encima y pensar en el sueño.
Ella sabía perfectamente para que lo había sacado Leon, y también sabía que sueño
quería ver su amigo, de modo que cogió con cuidado el revelador de sueños y colocó
las palmas de sus manos sobre la superficie de cristal, teniendo especial cuidado con su
sueño.
Escuchó de nuevo un rugido a lo lejos. No parecía ser de ningún animal como el león,
Guiándose por el sonido, el animal que rugía debía estar en aquel lugar.
Se encontraba de nuevo al pie de una montaña caliza, árida y rocosa, hasta la mitad de
su altura, tenía una forma cónica regular, en la superficie plana, en el centro, enclavado
—Merein… Merein…
Abrió en los ojos, cuando lo hizo, vio sin dar crédito la imagen de la montaña en la
Leon estaba sentado en la butaca de al lado, tenía una expresión que no supo describir,
Pero Leon siguió callado un buen rato, justo cuando se cansó y estaba a punto de
Melinda se giró para mirarlo, asombrada, él la enfocó con los ojos y continuó
hablando.
sonrisa.
—En Australia.
—Lo siento pero no—negó con la cabeza, haciendo que su pelo castaño se moviese de
un lado a otro—estuve allí en una vez, la montaña de Aremi Vuur es famosa entre los
nuestros. Pero jamás pensé que... bueno, no estamos seguros de lo que hay allí,...
—¿De que estás hablando? —preguntó Melinda frunciendo el ceño, sabiendo que se
guía hacia Aremi Vuur—la miró a los ojos intensamente—¿Qué sacas en claro de todo
esto?
—¿Qué nuestra Ariella, la que va a despertar al mismísimo rey Arturo, vive en una
—No, no creo que Ariella viva ahí. Aremi Vuur es en realidad un volcán que lleva
iluminarse—pero quizá allí encontremos algo útil, muy útil en realidad—la miró un
Merlín.
Capitulo 9: De leyendas y profecías
—No puedo estar seguro, Merein, pero si las leyendas son ciertas…
Leon suspiró.
—¿Y por que no me las cuentas, para variar?—preguntó—estoy harta de que todos
guardase, y un día lo entregase a su sucesora. Dijo que fue un par de días antes de que
Melinda asintió y el chico cogió el dragón entre sus manos, y lo observó atentamente,
las últimas personas que habló con Merlín antes de la traición de Viviane. Merlín debía
—respondió mientras sus ojos se volvían hacia las llamas de la chimenea, perdido en
importante no son las leyendas. La profecía habla de dos chicas: Lady Ariella y Lady
muchacha que, según la profecía, despertará al rey Arturo, empuñará Excalibur, y hará
resurgir Camelot. Lady Merein, liberará a Merlín y derrotará a La Dama del Lago, para
—Porque Camelot, Ávalon, y tantos otros reinos, son leyendas en este mundo, pero en
dimensión.
—Es complicado de explicar—dijo él—Ávalon, por decir uno, está en una dimensión
distinta a esta, en este mundo, hay entradas al nuestro, pero ninguna localización
exacta. Por eso los mundaries han oído hablar tanto de nuestros mundos… pero nunca
con Excalibur?
—La espada reposa en el fondo del lago de Ávalon, donde La Dama del Lago la
interesada.
encontremos a Ariella, pero si has tenido esa visión, no se me ocurre otra cosa que no
me contaste, La Dama del Lago lo dejó durmiendo junto al lago de Ávalon y lo atrapó
¿Qué otra cosa podría provocar al colgante? Aunque esté quien esté, o encontremos lo
que encontremos, lo que está claro es que no va a ser fácil llegar. Va a ser muy difícil
—La historia de Aremi Vuur, se remonta a tiempos muy antiguos, de cuando Merlín
aun estaba por aprender a hablar. Cuentan que esa montaña es nada más y nada menos
que El Templo del Fuego. Los aborígenes rendían culto a la diosa del fuego allí,
dejándole en los pies de la montaña flores y ofendas. Pero nadie se atrevía a escalar la
Melinda abrió los ojos al máximo, pero trató de disimular delante de Leon.
—¿El Templo del Fuego?—preguntó como si la última parte no le hubiese puesto los
pelos de punta.
—Dicen que su interior está lleno de tesoros y criaturas extraordinarias. Pero que
nadie, salvo quizá el propio Merlín y algunos afortunados, han entrado nunca. Dicen
—¿Y quieres que entremos en El Tempo del Fuego, lleno de trampas y guardianes?—
joven.
expresión seria y decidida—dices que estas harta de ir dando palos de ciego. Bien,
Melinda respiró hondo. Lo quisiera o no, no podía dar marcha atrás, ahora todos,
—¿Cuándo empezamos?
Capitulo 10: La Sala de las Ilusiones
enseñarte algo.
Melinda asintió y le siguió. Leon la guió hasta una puerta que antes no estaba ahí.
Melinda supuso que la habría añadido a parte, como los establos de los caballos.
Cuando pasaron, Melinda esperaba ver una habitación como donde había estado
charlando con Onoreok, lleno de plantas, pociones y cosas así, pero se llevó un chasco
Melinda obedeció sin decir una palabra y se quedó mirándole, esperando instrucciones.
—Hoy vamos a hacer muchas cosas—empezó Leon—para empezar, quiero que cierres
—¡Eh!
Melinda lo fulminó con la mirada antes de cerrar los ojos y se centró solo en las
—Tu mente va a hacer un largo viaje, hacia una época antigua, donde los dragones
volaban libremente, los caballeros engendraban grandes leyendas con sus aventuras, y
donde la magia era algo tan real como el aire que respiramos. Imagina ese lugar.
Melinda imaginó inconscientemente el lago con el que aquella mañana había estado
soñando, las aguas del lago que centelleaban con el brillo del sol, el viento se colaba
por entre las hojas de los majestuosos robles creando música natural. Rodeándolo,
Se sentía como si estuviese allí, respiraba aquel aire tan puro y limpio de
contaminación, los aromas de las flores llegaban hasta ella envolviéndola, sentía la
energía de la magia, latiendo en cada rincón del bosque, aquel lugar le hacía sentirse
libre, como si una parte de ella hubiese estado añorando aquel lugar durante mucho
tiempo.
“Que realismo” pensó maravillada cuando las sensaciones se hicieron mas intensas.
Melinda asintió.
—¿Sientes el lugar?
—Pues ya puedes abrir los ojos—dijo Leon en un tono de voz suave y un poco mas
bajo.
Melinda abrió los ojos y casi se cayó hacia atrás al observar la sala.
Lo que antes había sido una sala totalmente vacía, ahora era un bosque, exactamente
como el que había estado imaginando, tenía la mandíbula desencajada al ver incluso
los pájaros sobre las ramas, el olor de las flores ahora era mas real que nunca, las aguas
del lago centelleaban por el brillo del sol un poco mas allá. Melinda miró hacia arriba
y se quedó con la boca totalmente abierta al descubrir que ya no había techo, cuando
miró hacia el suelo, descubrió sorprendida que ya no era de madera, sino tierra
—¿Dónde estamos? ¿Qué ha pasado con la sala? ¿Cómo hemos llegado aquí?—el
torrente de preguntas que salían de la muy asombrada Melinda, salió de su boca con
rapidez e incredulidad.
—No nos hemos movido de la tienda—respondió Leon, estaba a su lado, de pie y con
Melinda evocó las visiones que había tenido aquella mañana en la que se conocieron y
Melinda paseó su mirada de nuevo por el paisaje tan maravilloso, ni siquiera se había
atrevido a soñar nunca con una maravilla así, todo parecía tan perfecto,… Entonces
saliese volando, espantado— ¿Me estás diciendo que no nos hemos movido de la
tienda, pero de pronto estamos en el Lago de Ávalon? ¿Qué pasa, lo has empaquetado
paciencia—no era una sala vacía por capricho, es una sala especial llamada Sala de las
Ilusiones, esta sala se puede transformar en el lugar que tu desees. Pero no es un lugar
—Pues es muy real—comentó ella fijándose de nuevo en las altas copas de los árboles.
Leon suspiró fingiendo paciencia forzada, detrás de la cual se escondía otra sonrisa.
—Lo que trato de explicar, es que podremos simular ataques o situaciones en las que
—Creo que será mejor que empecemos con el entrenamiento ¿No crees?—preguntó el
chico.
Había un hombre alto y fornido, vestía con pieles de animales que no supo identificar,
envainada. Sin saber exactamente el por qué, a Melinda le daba escalofríos. El hombre
debió detectar su mirada, porque miró hacia donde ella estaba, aunque Melinda se
escondió rápidamente.
traído yo. Igual que el lago, es solo una ilusión creada por mi mente, no es real, pero
—¿Qué luche contra él?—repitió alarmada—oye, no es por nada, pero… ¿¡Estás mal
—Pero…
—¿Quién anda ahí?—preguntó la voz grave del hombre, escucharon sus pasos
—Es la ocasión perfecta para que me demuestres lo que has aprendido en el libro de
hechizos.
—Pues ya puedes empezar—indicó el chico y dicho esto, la empujó de detrás del árbol
—¡Ahora!—gritó Leon.
Melinda estaba muy nerviosa, aquel tipo daba miedo. Sus ojos, oscuros como la más
Melinda consiguió apartarse a tiempo, trató de recordar los hechizos que había estado
con el corazón latiendo con fuerza, casi amenazando con salirse del pecho.
—¡Usa la magia!—gritó Leon.—¡De todos modos, recuerda que nada de esto es real!
Melinda asintió casi imperceptiblemente y se ocultó detrás de otro árbol para apartarse
Bien, Melinda, esto es solo una ilusión. No puedes causar verdaderos desastres, ni le
Sintió de nuevo la energía fluir y notó aquella sensación estática tan familiar de nuevo
Melinda respiró hondo de nuevo para salir de su escondite, al ver al cazador, tiró la
expulsado un par de metros hacia atrás, la miró con odio pero después sonrió burlón:
Melinda se limitó a volver a hacer que la energía fluyese hasta sus manos, estaba
creando la forma definitiva, cuando otro cuchillo salió disparado de las manos de aquel
hombre que parecía sacado de una película de miedo, Melinda lo vio venir como a
cerca, solo pudo poner los brazos por delante, en un intento desesperado de que el
En un principió pensó que era debido a que estaba en La Sala de las Ilusiones, pero
después abrió los ojos y descubrió con una creciente euforia que no era por eso.
sólida que impidió que el rayo la dañase, miró a Leon llena de entusiasmo.
Momento que aprovechó este para coger la ballesta que llevaba y lanzarle una flecha
De pronto se encontró tirada en el suelo de madera en una sala totalmente vacía, con
Melinda se llevó la mano al pecho, en realidad no se había hecho daño, pero sentía una
pequeña molestia donde el ataque de El Cazador le había impactado. Miró a Leon con
una gran sonrisa en su cara, aun muy contenta porque estuviese avanzando.
regla. Ni ninguna.
Sala de las Ilusiones, era para que practiques para una pelea real. El tiempo se acaba,
—Lo siento—se disculpó la chica bajando la mirada, después la subió con una tímida
sonrisa para decir—al menos he conseguido que me salgan los escudos ¿no?
—La verdad es que esta sala es genial—comentó Melinda con una sonrisa— ¿podré
El sonido de los cascos de los caballos golpeando la tierra era lo único que se
escuchaba, y el polvo que levantaban al pasar parecía dorado bajo el ardiente sol.
Melinda cerró los ojos un momento para sentir la escasa brisa que removía sus
cabellos azabaches.
Hacía dos semanas que había tenido aquella extraña visión, y sabía que tenían que
haberse puesto en camino mucho antes, pero aquellas dos semanas, Leon las había
pudiesen necesitar, además de analizar todos los peligros a los que probablemente se
despertaba, sentía un extraño anhelo que le hacía tener unas terribles ganas de partir de
una vez hacia Aremi Vuur. En aquellas dos semanas, Melinda había aprendido a
recordaban bien.
Melinda estaba en la Sala de las Ilusiones, pero en lugar del lago, estaban en un campo
Esta vez, luchaba contra tres de ellos a la vez. Leon le había dado clases de lucha
En vez de dolor, sentía cierta molestia donde le habían dado y se estaba cansando.
—Flexiona un poco más los codos, tienes los brazos muy rígidos. Un golpe y te los
Melinda obedeció y después de parar una estocada que iba directa a su cabeza, intentó
buscar dicho hueco, pero otro de los Caballeros le asestó un golpe con la espada en la
nuca, que aunque no le hacía mucho daño, la tiró al suelo. Tuvo que rodar para
esquivar la espada que se clavó en el suelo, rápida y, de haber sido real, letal.
de sudor y muy cansada. Llevaba seis días luchando con la espada, y aunque Leon le
aseguraba de que estaba mejorando, Melinda solo sentía gran cansancio al terminar.
Melinda alzó el arma y decidió tomar la iniciativa, pero el Caballero la rechazó con
—¡Apartarte!—gritó Leon.
Melinda obedeció y tan solo un segundo más tarde, una espada se clavó en el
Caballero que la estaba atacando, y cayó al suelo. Melinda se giró y vio a otro
Caballero de las Tinieblas que sacaba la espada del cuerpo de su compañero, tan solo
Pero esa pequeña ventaja no le sirvió de nada. Unos instantes más tarde, los dos
Melinda sintió que la rabia le ascendía por la garganta y salía en forma de grito.
De sus dedos surgieron llamas de fuego que tuvieron como objetivo los cuerpos de los
Melinda se miró las manos pasmada. No había conjurado el fuego y aquello había sido
asombroso.
Leon la miró con los ojos abiertos al máximo, las llamas se extendieron alrededor de la
chica, que observó como el fuego se alzaba rodeándola, pero no llegaba a chamuscar la
Una lengua de fuego avanzó hacia ella y Melinda alzó las manos instintivamente, para
Leon había estado vigilando de cerca sus entrenamientos, atento a cualquier habilidad
normales, en vez de tener que entrenarla para algo como derrotar a La Dama del Lago.
Vuur, pues había muchos hechizos protectores que volvían los colgantes de tele
transporte inútiles.
Su única manera de llegar, había sido tele transportarse cerca de la montaña, lo más
cerca que habían podido llegar, había sido a unas cuantas horas a caballo. Habían
salido un par de horas antes del amanecer, y el sol había bajado un poco desde el punto
más alto, pero a ninguno les había molestado demasiado, ni siquiera a los caballos o a
Luper, el hechizo térmico les permitía mantener su cuerpo a una temperatura normal.
Llevaban poco más de medio día cabalgando a medio galope, apenas habían cruzado
Melinda estuviese tratando de recordar como hacer los hechizos desilusionadores, que
hechizos de pelea, defensa y habían intentado que le saliesen los de invisibilidad, pero
fastidio.
Ambos esperaban que con los de mimetismo fuese suficiente, en caso de que tuviesen
que usarlos.
Pero no todo iban a ser los hechizos, Leon había vaciado la casa de Londres a
conciencia.
En la mochila llevaba cuerdas, una ganzúa especial para abrir todo tipo de cerraduras,
función extrasensorial, y tantos otros artefactos que Bella había guardado en la casa.
Bella… su prima, su amiga, volvía a estar en las garras de esa arpía de mujer. Sintió
sus manos crisparse de ira sobre las riendas, las cuales sujetaba con firmeza.
en sus pensamientos, Leon suspiró imperceptiblemente. A veces sentía que por culpa
Volvió a mirar a Melinda, la chica seguía pensativa, y la simargl volvía a viajar sobre
habían despertado aquella mañana, había estado muy silenciosa y decidida ¿en qué
estaría pensando?
comer algo.
Melinda y Leon detuvieron sus monturas poco a poco y desmontaron, Luper se puso
en pie sobre la grupa con cuidado, con las patas tambaleando ligeramente. Leon la
había terminado cogiendo cariño a la simargl, incluso jugaba con ella mientras
objetos que le tiraba, pero de momento no habían muchos resultados. Luper saltó al
suelo extendiendo las alas y aterrizando en el suelo de arcilla rojiza con suavidad. A
veces se maravillaba de lo inteligente que podía llegar a ser, además, podía entender lo
que le decía.
pero Leon les dejó un recipiente con avena, para que recuperasen fuerzas.
Una vez terminada su labor de servir la comida a los caballos y aflojarles la cincha de
la silla para que estuviesen más a gusto. Se volvió hacia Melinda, que lo esperaba
Melinda se permitió sonreír; sabía que ahí dentro no había nada de comida, pero el
chico la haría aparecer—¡Aquí hay algo! Y parece una… ¡si! Es una rica manzana.
Leon sacó la mano con una manzana de un color rojo muy apetitosa, sonriente y se la
Melinda terminó por reírse y aceptar la manzana, Leon se irguió aun más sonriente.
—Menos mal que te has reído, empezaba a pensar que había dejado de ser gracioso—
dijo sacando de la mochila un trozo de carne crudo que le tiró a Luper al aire, la loba
pero tu eres un caballero, se supone que puedes hacer lo que te de la gana ¿no?
Leon dejó de sonreír y se puso serio de pronto en sus ojos apareció una sombra de
Leon suspiró con cansancio, aunque Melinda no sabía si era por el hecho de que para
hacer aparecer comida era necesaria mucha energía, o porque no le hacía ninguna
sabrás que Bella y yo procedemos de una de las familias nobles más importantes de
Ávalon. Como cualquier hijo de nobles, con apenas ocho años, comenzó mi
instrucción para ser caballero. Pese a que todo apuntaba a que terminaríamos siendo
todos Caballeros de las Tinieblas, muchas familias, incluyendo la mía, nos sacarían de
no por La Dama del Lago. Nosotros seríamos nombrados en secreto por los
días, puede que una semana, no se sabe con exactitud. El caso es que Merlín estaba
muy cambiado: ahora tenía el aspecto de un hombre joven, de edad similar a la suya
volvía a estar con su amada Viviane. Merlín les reunió a todos, incluyendo a Viviane
para hablar de algo que nunca contaron. Después, Merlín se llevó a los caballeros a la
Fuente de la Juventud…
costaba imaginarse a Merlín como un hombre joven—vallamos por partes. ¿Dices que
—Es curioso—suspiró Leon—cada vez que cuento algo, tengo que contarte una
historia más enrevesada y luego otra historia más, y otra, y otra…—le dio un mordisco
dices: un mito. Pero, es un mito para la mayoría de las personas. Muy pocos conocen
beber Merlín de sus aguas, rejuveneció de una manera extraordinaria. Resolviendo así
el problema de diferencia de edad entre los dos. Claro que eso es un cuento chino, no
se quien lo empezó, pero seguramente no podía aceptar que La Dama del Lago
estuviese actuando con maldad, luego La Dama del Lago, aprovechó para decir que le
—Ninguna. Es todo un cuento para que en Ávalon no se vuelvan contra ella: algunos
se lo tragaron, y piensan que ella sigue siendo la Viviane que ama a Merlín—le
a la fuente para que no envejeciesen, y por tanto, ellos pudieran seguir en Camelot,
ayudando a Ginebra. Claro que no tuvieron ocasión: cuando Merlín fue encerrado,
Ginebra había desaparecido, y con ella Camelot. Los caballeros solo pudieron
esconderse, y ayudar a la rebelión contra La Dama del Lago desde las sombras,
nombrando nuevos caballeros para formar un ejército que ayude a Las Elegidas en su
batalla.
Leon le dio unas palmaditas en la espalda y la chica pudo terminar de tragar el trozo de
—Exactamente—le confirmó.
—Dijiste que ibas a ser nombrado caballero por los Caballeros de la Tabla Redonda.
¿Qué pasó para que no te nombrasen?—preguntó con curiosidad, aunque también para
—Ah, eso…—en el rostro del chico, había una expresión apenada—la mañana del
dejado de enfocar a Melinda, parecía que miraba más allá, metido en sus recuerdos—
estaba a punto de tirar la toalla, después de tanto tiempo intentando descubrir donde
estabais Ariella y tu. Pero entonces, las aguas del lago empezaron a ondular mucho.
viaje que hice con mi padre hace mucho tiempo, pero esa es otra historia. El caso, es
que volví a casa, hice el equipaje, sabiendo que mi destino era encontrarte y protegerte.
Por la tarde, fui con algunos de mis compañeros de la academia, que se graduaban
conmigo e iban a ser investidos caballeros, como yo. Pero ninguno nos llegamos a
fueron apresados, junto a los caballeros por traición. Cuando volví a casa para recoger
mi equipaje, mis tíos estaban allí, muy alterados. Me había extrañado no ver a Bella en
la academia para graduarse, pero entonces me enteré por qué. Al parecer, Bella no
había querido jurarle lealtad a La Dama del Lago, y la había convertido en una gata.
El chico hizo una pausa, en la que Melinda cerró los ojos un momento, recordando a la
valiente Bella, que ahora estaría atrapada junto a los Caballeros de la Tabla Redonda,
—Bella y yo nos tele transportamos a Londres sin perder tiempo, mi padre tenía una
casa allí, de cuando viajaba allí por asuntos de negocios. Nos la prestó para que nos
escondiésemos allí. Las últimas noticias que recibí de Ávalon, fueron que La Dama del
Lago había dado órdenes de busca y captura de todos aquellos que aún no le habíamos
El silencio cayó sobre ellos como si fuese una manta, cubriéndolos y sumiéndolos en
profundos pensamientos.
—Seas caballero, criado, noble o incluso un idiota. Creo que no podría haber conocido
Melinda le sonrió también y después cerró los ojos, pensó detenidamente en un par de
Cuando abrió los ojos, había dos donuts de chocolate encima de una servilleta, ambos
—Idiota.
Melinda, que era una chica muy madura, le sacó la lengua y también cogió su donut
correspondiente.
Luper los miró con carita de pena: ya se había terminado su filete crudo y se había
Luper hizo desaparecer aquel trozo en apenas un par de segundos, sin masticarlo casi,
—Malditos sean los lobos alados y manipuladores como tú—le dijo a Luper.
—Pues será mejor que te acostumbres, en Ávalon, el caballo sigue uno de los medios
magia nos sobra y nos basta. Aunque a quien le parece fascinante y a veces la
entonces sacó de uno de ellos una brújula dorada, la consultó un momento en total
entonces se la enseñó.
Parecía una brújula normal, a pesar de ser de oro, incluso tenía los cuatro puntos
cardinales: Norte (N) Sur (S) Este (E), y Oeste (W), con su correspondiente aguja.
Pero en medio había una especie de pantalla pequeñita, que en aquel momento, estaba
mientras que en la parte de abajo, estaba representada una luna en cuarto creciente y
varias estrellitas. En aquel momento, el sol y las nubes estaban levemente iluminadas,
distancia que estás del lugar al que quieres ir, o cuando estas perdido, te dice a donde
ir. Es una brújula mágica, como ya habrás visto, son las habituales en Ávalon.
había hecho Leon apenas unos segundos antes. Entonces en la pantalla, como si una
Aremi Vuur
—Será mejor que nos pongamos en marcha, nos queda una hora antes de llegar—dijo
pantalones, Luper estiró las alas lo máximo posible y después las batió levemente en el
aire, después siguió a los jóvenes hasta los caballos, trotando alegremente tras ellos.
Los dos apretaron de nuevo la cincha alrededor de los vientres de los caballos.
—No lo se, nadie ha entrado nunca allí. Pero creo que habrán guardianes, elementales
segundos más tarde sobre la grupa de Thor, que soltó un pequeño relincho antes de
—Sea lo que sea a lo que nos vallamos a enfrentar. Tengo la sensación de que nada va a ser lo mismo—
le confesó Leon.
Capitulo 12: Otra ayuda lobuzna.
Llevaban galopando durante casi una hora cuando la vieron de lejos. Aremi Vuur
majestuosa una montaña de unos veintidós metros de altura, de forma algo extraña y
singular.
Clavaron los talones en los flancos de los caballos y se aproximaron a todo galope
hacia la montaña, las colinas apenas eran elevaciones onduladas y arenosas en la tierra.
Era imposible confundir el inactivo volcán, no solo era la única montaña visible, sino
que además, ambos sintieron una energía poderosa procedente de la montaña, que nada
pero no habían tardado mucho en dejar atrás las primeras ondulaciones arenosas. Ya
—¡Ahora es cuando tienes que tener los ojos muy abiertos!—avisó Leon galopando un
poco por delante, con su yegua castaña rojiza— ¡Las leyendas dicen que los
guardianes del Templo no eran muy amables con los que trataban de entrar!
La única respuesta que obtuvo, fue la de varias gargantas soltando un grito de guerra
mientras algo más de una veintena de hombres con armaduras oscuras iban hacia ellos,
ellos!
Pero los Caballeros de las Tinieblas se les echaron encima. Leon espoleó a su caballo
aullido de Luper.
Melinda sabía que no tenía opción y sujetó las riendas con una mano, mientras que con
Antes de que catorce Caballeros de las Tinieblas tuviesen tiempo de lanzar una
estocada, una enorme pantalla de fuego les salió encuentro a los caballeros oscuros,
Luper saltó al suelo al tiempo en el que Melinda comenzaba a pelear contra uno de los
caballeros, enviándole ondas energéticas para que lo aturdiesen, la loba alada batió las
alas con fuerza y se elevó por encima de los soldados, localizó a un soldado que iba a
atacar por detrás a Leon y sin pensarlo, se tiró en picado hacia él, con las fauces
abiertas.
Leon dio una patada a su atacante, cuyo caballo había huido espantado, y este cayó al
suelo, al darse la vuelta, descubrió a Luper atacando a uno de sus enemigos, sonrió con
—¡Subvolo!
El arma se elevó y Leon la mandó tan lejos como pudo, pero no tuvo tiempo de
felicitarse.
Con su acero detuvo un filo que brilló a unos centímetros de su pecho, de una
estocada, su atacante cayó al suelo, derrotado, pero no le dio tiempo para apreciar su
pérdida, porque vinieron más. Luper atacó al caballero de armadura negra que estaba
Melinda notó como el cansancio comenzaba a hacer mella en ella unos minutos
pequeños huracanes, y raíces que trepaban por los tobillos de sus atacantes. Pero las
Una bola de fuego estalló en medio del grupo de Caballeros de las Tinieblas, dos de
los cinco que habían caído en aquel último ataque se pusieron en pie y volvieron,
Melinda hizo crecer unas cuantas raíces trepadoras, que no tardaron en envolver casi
por completo a sus atacantes. Sabía que aquello no duraría mucho, pero le daba unos
Leon también comenzaba a sentir el cansancio, apenas tenía un segundo para respirar.
—Scandere hedera—murmuró con la mano extendida hacia los caballeros que estaban
Estos casi quedaron cubiertos por las fuertes enredaderas que crecieron a una
velocidad de vértigo. Luper gruñó y atacó a uno de los soldados que se acercó,
Luper lo tiró al suelo, pero este le dio un fuerte empujón, quitándosela de encima, sin
embargo, la loba alada no parecía dispuesta a rendirse, de modo que se lanzó de nuevo
a su presa, este la esperaba con la espada en la mano, Luper cayó sobre él, pero el
caballero oscuro se puso en pie, satisfecho. Observó como la loba alada sacudió la
cabeza un poco, confusa, llevó el hocico hasta su costado herido, del cual comenzaba a
Melinda resopló con cansancio, aquello no era tan sencillo como en las películas, Leon
estaba teniendo más problemas para rechazar a los hombres de La Dama del Lago, con
tantos hombres y tanta lucha de espadas, a penas podía defenderse con ataque mágicos,
Melinda aprovechó para ayudarle ahora que sus contrincantes estaban bloqueados.
Por supuesto, no había matado a ninguno, no tenía la suficiente sangre fría como para
así, lanzó una bola de luz sobre algunos de los soldados que estaban comenzando a
Horrorizada, se dio cuenta de que el soldado que estaba junto a Luper, alzó su espada,
De sus manos surgió una masa ígnea que disparó contra aquel hombre, no tuvo tiempo
los Caballeros de las Tinieblas liberado de sus enredaderas, llegó hasta ella, con la
espada alzada.
La chica trató de evitar el impacto, pero no pudo evitar que la hoja le hiciera una
herida en su hombro izquierdo, que comenzó a teñirse de rojo, Melinda dejó escapar
un quejido de dolor y le asestó una patada, cogiendo desprevenido al caballero, aunque
este no llegó a caer al suelo, tan solo dio un paso atrás, pero en seguida volvió a la
Un segundo más tarde, el Caballero de las Tinieblas era expulsado hacia atrás,
llevándose por el camino a otro de sus compañeros, impulsado por la fuerza de una
bola de energía.
armadura y hundió su espada cerca del hombro del Caballero de las Tinieblas, que dejó
escapar un grito de dolor, pero sin embargo no se rindió, volvió a enarbolar su arma
con maestría; aquel niñato no era rival para sus años de experiencia. Admitía que era
como pupilo si no fuese un rebelde. Pero las órdenes de La Dama del Lago y de
Pero necesitaban a la chica con vida, y desde luego, aun no había fallado en ninguno
Aprovechando que otro de sus compañeros había entretenido al chico, se acercó por
detrás y lo tiró de su montura, sin darle tiempo a reaccionar, el otro caballero se quedó
un segundo paralizado, pero cuando se dio cuenta de que el chico estaba en el suelo,
estaba a tan solo un par de centímetros de su mano, sin embargo, el chico no podía
alcanzarla, aquel hombre tenía su pie hundido sin piedad en el estómago, mientras un
reguero de sangre, manaba de un punto por debajo de su hombro, consecuencia de la
Vio brillar el filo de una espada, pero entonces escuchó el relincho de su fiel yegua,
Calíope se alzó de manos, y agitando los cascos en el aire, golpeó con ellos a ambos
inferior.
Un rayo de color azul brilló en su mano un segundo antes de que lo dirigiese contra los
descanso.
fuego y algún que otro bloque de hielo. Apenas quedaban hombres en pie, que se
haberla arrastrado a aquella pelea. Debió suponer que no era tan sencillo, pero
En sus manos brillaron dos rayos de hielo, que congelaron a los soldados más cercanos
a Melinda.
Quiso seguir ayudándola, pero algunos soldados que se enfrentaban a ella se giraron a
Se secó el sudor de la frente y trató de reunir las fuerzas que le restaban, miró a
Melinda antes de enfrascarse en una nueva pelea a pie. Su amiga estaba tan agotada
Apenas les atacaban seis hombres, pero estaban al límite de sus fuerzas, Leon
comprendió que había sido una estupidez enfrentándose a ellos, y que debieron haber
buscado otra alternativa antes que luchar ellos solos, como la invisibilidad. Jamás
debió…
contra el que peleaba cayó al suelo, y después otro y otro, y otro. Leon levantó la vista,
junto a todos los que quedaban de pie, abrió los ojos como platos cuando vio a su
salvadora: Era una chica de su edad, cabello rubio ceniza, largo y plagado de un
montón de pequeñas trenzas, aunque desde allí no podría distinguir el color de sus
ojos, adivinó que serían de color miel. Llevaba un arco plateado y un carcaj de flechas
a su espalda.
Melinda se quedó sin respiración, sabía perfectamente quien era esa chica:
Diana Wolf.
Diana lanzó más flechas que impactaron en los tres hombres restantes, estos cayeron al
suelo.
Melinda apenas fue consciente de aquel hecho, ni se acordó de que Luper estaba
Ella solo tenía ojos para la chica del arco, que descendió a tierra, Diana le devolvió la
—Diana…—la interrumpió ella, aun sin creerse lo que estaba viendo—Tu me has
mentido.
—Melinda, yo no quería…
éramos amigas.
enfadada.
—Bueno… No soy de Ávalon. Además tú no me has dicho nunca que eras Merein—
—¿Cómo iba a decírtelo si tuve que huir?—preguntó Melinda, iba a añadir algo, pero
Leon, se le adelantó.
calculadora, parecía que estaba resolviendo un rompe cabezas. —No, claro que no, eso
es algo que tú sabías, pero al igual que tu verdadera naturaleza, nunca abriste la boca
sobre ello.
—Me refiero a que el olfato nunca falla ¿verdad? ¿Dónde está tu manada?
¿Olfato? ¿Manada? ¿De que demonios estaba hablando Leon? Entonces en su mente
estalló un recuerdo como una burbuja de jabón: Todos los dibujos de lobos de Diana.
—Apuesto a que tu olfato te llevó a Merein ¿Verdad?—dijo Leon—¿Por qué iba una
indignada.
—Mel, yo…
un puñal—Pero eso solo fue al principio, descubrí quien eras y quise conocerte, me
caíste bien y te convertiste en mi mejor amiga por como eras, no por quien eras.—Se
apresuró a añadir.
—¿¡Por qué nunca me dijiste quien era!?—Gritó— ¡Por lo menos podrías haberme
menos mi obligación! ¡Tan solo tenía que cuidar de ti, no revelarte tu identidad!
—¿Cuidar de mí?—preguntó Melinda, extrañada—¿No habías dicho que te acercaste
por curiosidad?
—Y así fue. —Confirmó Diana, bajando la voz, miró a su alrededor, a los soldados
un campamento, es tarde.
—No hay tiempo—negó Melinda, recordando por qué habían ido allí—tenemos que
—¿Y que hacemos con esto?—preguntó Diana, señalando a los Caballeros de las
Tinieblas.
volverán a atacar, o irán a hablar con la Dama del Lago, y entonces tendremos un gran
comunicarse con nadie, hasta que mañana decidamos que hacer con ellos. Eso puedo
hacerlo yo, Melinda, ve montando el campamento, y busca algo para curar esas
heridas.
Fue entonces cuando Melinda se dio cuenta del horrible aspecto que tenía su amigo:
buscar por alrededor a la loba alada, que había sido atacada y no había tenido ocasión
de ayudar.
—¡¡LUPER!!—chilló angustiada.
suelo, se agachó junto a ella y vio horrorizada la herida de su costado, la loba alada
gimió por lo bajo, Melinda acarició su cabeza y su cuello mientras se le aguaban los
examinó la herida de Luper—es una herida superficial, nada grave, nada que no se
—Ya te dije que las aguas de Ávalon tienen varias propiedades mágicas—le recordó
Leon.
Diana destapó con cuidado el frasquito y se lo acercó a la loba alada, echó un par de
gotas en su costado, y la herida comenzó a cerrarse por si sola, hasta que tan solo
los ojos para disfrutar de la caricia, Diana se giró para mirar a Melinda y Leon—Ya
Diana le devolvió el frasco a Leon, pero permaneció junto a Luper. Le puso una mano
presentando y tranquilizándola.
Leon sacó por fin unas varas de de madera enrolladas en una tela de color verde
oscuro, sin ningún miramiento, lo tiró hacia arriba y este se desenvolvió solo a gran
velocidad. Antes de que tocase el suelo, la tienda estaba montada y se sostenía por si
sola.
—Vamos, metamos a Luper y a los caballos dentro—dijo Leon echando una mirada
empezar a oscurecer.
Melinda no replicó, aunque quería terminar con aquello cuanto antes, sabía que
cansada. Agarró a Thor de las riendas con el brazo intacto y se presionó la herida del
hombro izquierdo para detener la sangre. Metió el caballo en la cuadra que estaba
castaña rojiza, el chico empezó a revisar que los caballos no hubiesen sido heridos.
Luper no parecía débil, pero Melinda insistió en llevarla dentro haciendo levitar la
manta sobre la que había tumbado a la simargl, más tarde, Leon y ella curaron sus
Mientras Melinda buscaba algo con lo que preparar la cena, sentía que desde fuera de
la tienda había una gran actividad mágica, que no tenía nada que ver con que Leon
Sentía la magia de Aremi Vuur, y como algo dentro de la propia montaña, la llamaba
en silencio.
Más tarde, Melinda estaba poniendo la mesa para cenar, cuando la noche cayó sobre
ellos y las primeras estrellas comenzaban a aparecer, Leon entró en la tienda, parecía
—He levantado una barrera a su alrededor, por si acaso, llené el sitio con Plantas del
Sueño…
—Ups.
—Son unas plantas mágicas que se defienden soltando un gas somnífero, no les
causará ningún daño a los secuaces de La Dama del Lago, pero no podrán despertar
—¿Cómo nos encontraste?—preguntó Leon entonces con recelo a Diana, que estaba
junto a la chimenea, con Luper, habían estado charlando mentalmente hasta entonces,
Diana bajó la mirada hacia sus pies, con culpabilidad. Parecía un cachorrillo al que
Melinda chasqueó la lengua con disgusto: estaba enfadada con su amiga, pero odiaba
verla triste.
—Anda, ven aquí—la invitó Melinda, separando una silla junto a ella en la mesa.
Diana le sonrió con timidez y fue a sentarse rápidamente.
—No hay nada que perdonar. Me costará un poco acostumbrarme, eso es todo.
—Si ya habéis terminado el momento emocional, me gustaría que nos contases todo.
Melinda le dirigió una mirada envenenada al principio, pero cuando terminó la frase,
de la oreja.
pueblecito de montaña, protegida de tal forma que no sale en los mapas. Nosotros lo
llamamos El Valle.
Leon sirvió agua en tres vasos y los repartió, Diana tomó agua para poder seguir
—Están el mayor; Nau, después va Thana, después yo, luego los trillizos: Nico, Odd y
diecinueve, Thana diecisiete, yo tengo quince, los trillizos tienen doce, Kayra diez y
manada se está organizando. Han mandado a gente para contactar con Onoreok, yo
llegué antes y me indicó por donde habíais ido. Se supone que yo debería estar con mis
licántropos desde hace siglos. Así que evacuaron a los jóvenes mientras que los
adultos están tratando de contactar con las manadas más cercanas, como la de
Cardiff.»
«Cuando me enteré de que le habían detectado en tu casa, corrí allí para ver que había
pasado y si estabas bien, pero cuando llegué no había nadie, solo signos de pelea.
Rastreé tu olor, pero se perdía en medio de ninguna parte, también detecté el olor de
—No hueles como el resto de los mundaries. Te calé desde primer curso—sonrió
—No estuve seguro hasta que te he visto peleando con nosotros. Estuve a punto de
pensar que eras una mundarie. Aunque el apellido Wolf es revelador. Y también está el
hecho de que tu oído es más delicado y siempre parece que vas a explotar cuando
Melinda se giró para mirar a Leon, que estaba cenando tranquilamente unas patatas
asadas que Diana había traído, mientras escuchaba la historia de la licántropa, sin
sorprenderse demasiado
visto?
—Sabes que no puedes ganar esta batalla, hay más nombres para leoncitos como tú
—Lo que Simba quiere decir—continuó Diana ignorándole—es que deberías reponer
fuerzas. Mañana vas a necesitar toda la energía posible, y si os he traído la cena es para
Por toda respuesta, Melinda comenzó a cenar mirando a la licántropa, aun sonriente
—Después de conocerte, volví a casa, le conté a mi madre que me había echo amiga
de una maga, pero que era como si no fueses consciente de ello. Mi madre me prohibió
que te contase nada, por si acaso no eras Merein, y porque pensó que sería arriesgado.
«Con el tiempo, fui confirmando de que no eras una mundarie más. Tú no eras
consciente del todo, pero hacías cosas, que no podían ser obra de una niña mundarie.»
—Sin pensármelo dos veces, cogí una mochila y metí en ella lo esencial, y me fui a
casa de Onoreok, pero habían pasado ya un día, y tuve que seguiros, no fue fácil, sobre
todo al principio, porque como habían pasado varias horas, no pude rastrearos con mi
olfato. De modo que no me quedó más remedio que buscar una manada de lobos.
—¿La manada de Luper? —preguntó Melinda mirando a la loba que descansaba junto
a la chimenea.
—O lo que queda de ella—Diana bajó la cabeza con tristeza—El Cazador los masacró
—Me costó un poco, porque hacía tiempo que no hablaba con ninguno—siguió Diana
compañía con un cachorro, pero empezó a llover y perdí el rastro. Después de que
hubiesen pasado casi una semana y media, volví a encontrarlo, y para cuando conseguí
asombró de que Diana hubiese sabido con exactitud cuando tiempo habían quedado en
vosotros no habíais dado ninguna pista sobre vuestro destino. Me parecía disparatado.
¿Qué tendríais que hacer vosotros en el mismísimo Templo del Fuego? No tenía una
Calló un pesado silencio en la tienda, tan solo interrumpido por el crepitar del fuego y
—Solo me falta preguntar por qué habéis venido aquí—respondió la chica con
sencillez.
—Será mejor que vallas a dormir—dijo Leon, que había permanecido en silencio casi
Melinda no discutió, aunque el tono de Leon había intentado ser amable, la verdad es
que no le había faltado cierto desagrado, les dio las buenas noches y se dirigió a la
Diana despertó a Melinda cuando los primeros rayos del sol comenzaron a salir
Tuvo que hacer cuatro intentos para poder despertarla, la joven se había pasado la
noche sin poder pegar ojo. Las visiones la habían visitado al menos tres veces aquella
—Vamos, Mel—dijo Diana con una pequeña sonrisa, tendiéndole un cuenco con leche
Melinda gruñó algo que sonó como un “gracias” y se sentó en la mesa que había en la
junto a Leon, este terminó dándole una magdalena murmurando algo sobre lobos
manipuladores. La loba alada se alejó hasta la alfombra que había junto a la chimenea,
se la llevó a la boca.
Por mucho que baje la temperatura por la noche, esto tuvo una temperatura agradable.
—No fue por eso.
ahí dentro?
—No estoy seguro, pero el dragón siempre ha sido el símbolo de Merlín, Arturo y
Camelot—respondió Leon.
—¿Crees en serio, que La Dama del Lago puede colocar visiones a una persona con la
chocolate.
de una forma o de otra, sé que no podré continuar mi viaje sin entrar en Aremi Vuur.
—Pues yo no he estado siguiéndoos el rastro dos semanas enteras para irme ahora—les
sonrió Diana.
—Eso he dicho.
—Lo sé.
Ambas sonrieron.
—¿Y por mi no te preocupas?—preguntó Leon con cierto tono de fastidio—pues
menuda amiga.
—Creía que estaba bastante claro—respondió, llevándose una taza de café con leche a
los labios.
Melinda sonrió un poco, sin poderlo evitar. Aunque no le gustaba la idea de que sus
amigos se pusieran en peligro de aquella forma. Admitía que le daba miedo estar sola
en aquella extraña aventura, y que sus amigos se arriesgasen tanto por ella, no podía
Luper, Diana, Melinda y Leon miraron la gran Aremi Vuur, y escalaron con la mirada
Solo su sombra infundía respeto, aquel lugar tenía algo mágico que despertaba algo en
El aura de aquel lugar era misterioso, aunque sin dejar de despertar cierto temor.
Melinda y Diana asintieron poniendo una mano sobre una de las asas de sus mochilas,
cerca, se dieron cuenta de que unos metros antes de la cima, había una superficie
Esta vez, solo asintió Diana, que colocó una mano sobre el cuello de Luper.
Diana asintió y se agachó junto a Luper. La loba bajó un poco la cabeza en señal de
respeto hacia ella. Diana le sonrió y le acarició la cabeza. Entonces expandió su mente
Luper, necesitamos que nos ayudes. Luper ladeó la cabeza y alzó las orejas peludas,
poniendo atención.
Después de un momento, la loba alada ladró y agitó las alas, elevándose en el aire.
—¡Muy bien, Luper!—exclamó Diana, entonces cogió la cuerda que le pasó Melinda y
Luper batió las alas con energía y ascendió con la cuerda recogida en un lazo.
Los tres se quedaron en tierra, observando a Luper hasta que el sol, que había salido
hacía un par de horas, les impedía mirar, y bajaron la mirada hasta el pie de la
montaña.
Melinda aun no se podía creer que su mejor amiga le hubiese ocultado aquello durante
Diana parecía ausente, aun concentrada en el lazo que tenía con Luper. Dándole
—Es diferente.
contaste quien era yo, al principio me pareció una autentica locura, pero luego
recordé…
—¿Qué?
—Verás… Cuando era pequeña, me costaba mucho hacer amigos, porque siempre
pasaban cosas raras cuando estaban conmigo. Yo tenía olvidada toda esa época, pero
aquella tarde recordé como nadie quería jugar conmigo, incluso me llamaban
“bruja”—recordó—y entonces apareció Diana. Con ella, dejaron de pasar tantas cosas
por fin me sentía alguien normal… Lo último que esperaba es que ella también
—Tiene sentido—admitió con voz queda—ahora resulta que todo el mundo sabía que
—Ya está programada normalmente, en caso de que nos perdamos, nos dirá como
continuar.
Melinda solo asintió, tragó saliva y miró a la montaña que se erguía ante ellos. Diana
—Dicen que en su interior, se esconde la llave de la sabiduría, pero que el camino está
plagado de trampas y criaturas que guardan el tesoro. Cuentan que la mismísima Dama
Melinda reflexionó sobre ello. ¿La llave de la sabiduría? ¡No podía ser otro que
Merlín! Merlín era el hombre más sabio de su época, todos lo sabían, y sus sueños
indicaban que el colgante del mago la conducía hacia allí. Quizá la Dama del Lago
Cuanto más lo pensaba, más sentido tenía. Se ajustó la mochila a su espalda. Si Merlín
estaba dentro, su misión era rescatarlo, y eso haría. Merlín derrotaría a La Dama del
Lago y entonces…
Melinda no lo sabía, pero no pudo seguir pensando en ello, porque de pronto cayó una
Diana, Melinda y Leon miraron hacia arriba; Luper había puesto la cuerda, que era
auto enrollable y se ató sola en un saliente que sobresalía del techo de la cueva.
Cuando estuvo listo, Luper se elevó en el aire e hizo una pirueta que les hizo sonreír
un poco, Diana se adelantó y les dedicó un saludo militar antes de coger la cuerda con
la mano libre y esta empezó a subirla arriba, de una forma que no era muy rápida pero
La vieron como hacía que la cuerda que había subido se enrollase y se atase en un
saliente al lado de la primera cuerda. Cuando comprobó que estaba bien asegurada,
Ambos respiraron hondo y agarraron con ambas manos una cuerda cada uno. De
pronto, las cuerdas comenzaron a subir a una velocidad que no era muy rápida, pero
igualmente a Melinda le dio vértigo, miró a Leon con los ojos azules abiertos al
—Son cuerdas trepadoras, llevamos una cada uno en nuestra mochila—le recordó.
Melinda se aferró con fuerza a la cuerda, los nudillos se habían vueltos blancos, y no
Leon buscó sus ojos con la mirada, cuando los encontró le dijo:
—La valentía no significa no tener miedo. Significa seguir adelante a pesar de tenerlo.
Una vez, hace varios años, Calíope se encabritó y escapó al bosque. Me habían avisado
muchas veces que no fuese al bosque solo, porque habían monstruos sueltos. Pero
tenía que recuperar a mi yegua, así que fui y volví a casa con ella.
Camelot, las mujeres y los hombres son considerados iguales. Aquí, por lo visto,
cambiaron ciertas historias y por eso no sale ninguna historia de mujeres entre los
—¿Belladona?
—Todos la llamamos Bella—asintió Leon, en sus ojos había tristeza—no soporta que
la llamemos por su nombre completo. Aunque Belladonna fue una guerrera muy
valiente y es un honor que la hayan llamado como ella. Murió en la batalla contra
Mordred.
En ese momento, llegaron al nivel del suelo del llano de la montaña y soltaron el trozo
de cuerda al que se habían aferrado, Melinda se quitó los guantes que se habían puesto
todos por la mañana y Leon se echó una de las cuerdas a la mochila mientras Diana se
encontraban. Se acercó a la pared de piedra que tenían enfrente, Luper trotó hasta su
lado. Leon estudió la pared mientras las dos chicas estaban junto al borde, sin moverse,
mirando con atención los movimientos de su amigo. La pared rocosa era casi lisa, echo
Entonces la mano de Leon dio con algo. Pasó la mano de nuevo por la piedra y se dio
Diana y Melinda se acercaron con curiosidad mientras Leon pasaba la mano por la
pared, quitando más polvo y descubriendo el mensaje entero. Estaba en una lengua que
Melinda no conocía.
Aremi Vuur, pero si aprecias tu vida, darás media vuelta. Si te atreves a continuar, aquí
comienza el viaje. Piénsalo bien antes de cruzar el umbral, puede que no encuentres la
salida.”
—Pues no se como se puede entrar aquí,… —De pronto el símbolo de la pared que
Melinda gritó tratando de agarrarse a algo, entonces se abrió una trampilla justo debajo
Pero no obtuvo respuesta, todo volvía a estar tranquilo, aunque el agujero por donde
Pensaba que caería en el suelo, sin embargo comprobó mientras un grito se escapaba
Melinda miró a su alrededor, estaban en algún lugar dentro de la montaña, todo estaba
Diana iba a contestar algo, pero otro cuerpo calló al suelo con un quejido.
Las chicas iban a ayudarlo a levantarse, pero el cuerpo peludo de Luper aterrizó
Melinda y Diana comenzaron a reírse, a su pesar, Leon resopló desde el suelo y Luper
—Cállate—casi gruñó él, después, como había echo Melinda miró alrededor—Bueno,
Leon se acercó a la pared rocosa que más cerca tenía y comenzó a examinarla.
Las dos chicas estaban totalmente calladas, Luper se colocó junto a Leon y comenzó a
husmear la pared junto a él, Leon chasqueó la lengua con disgusto y se descolgó la
—También lo llamamos iluminador, cada una tenéis uno en vuestra mochila, si queréis
—En serio, deberíais atender más en clase—dijo el chico sin apartar la mirada,
lanzado algún hechizo de este tipo, esto habría explotado con nosotros dentro.
—Menos mal que Simba es un poco empollón ¿verdad?—sonrió Leon de medio lado.
—Pues tenemos que encontrar la manera de salir de este sitio, y buscar lo que se
—Me parece que la única entrada es por la que hemos llegado—dijo Diana al no
acercarse. Luper estaba olfateando unos huesos que eran demasiado grandes como
—Eso parece—asintió Leon, no mucho más contento que ella con el descubrimiento.
Luper gruñó con las orejas pegadas al cuello a alguna parte de la oscuridad, cuando
Era un enorme escorpión grande como un camión. Sus pinzas chasqueaban cuando el
Diana miró a Luper, y la smilarg retrocedió con ellos hacia la pared más cercana,
—¿Cómo derrotamos a esa cosa?—preguntó Diana mientras soltaba una flecha que
hielo.
Leon sacó la espada que le había quitado a uno de los Caballeros de las Tinieblas, cuyo
acero estaba muy afilado y el mango de la espada era negro como el carbón.
Lanzó una estocada hacia un costado de la criatura y esquivó por los pelos el aguijón.
Luper fue la primera en intervenir. Batió sus alas y atacó la cara del monstruo. El
aguijón cayó sobre ella. O eso habría hecho si Melinda no hubiese alzado un escudo
Diana se acercó con su arco y trató de herir a la criatura, mientras que Melinda hacía
crecer unas enredaderas que inmovilizaron sus patas e hicieron tropezar a la criatura.
Leon aprovechó el tropiezo de la criatura para lanzar una nueva estocada en las tripas
del escorpión, que chilló de dolor mientras le brotaba una sangre verdosa amarillenta y
viscosa. Una de las patas hizo que el chico saliese disparado y se estampase contra la
—¡Leon!—gritó Melinda.
El escorpión lanzó un nuevo chillido y lanzó el aguijón donde estaba Melinda. Diana
Se apartó de ella y aulló echando hacia atrás la cabeza, sonaba exactamente igual que
guiñó un ojo antes de que su cara se alargase en un hocico. Antes de que Melinda se
diese cuenta, en el lugar donde había estado su amiga había una loba de pelaje del
color de la miel, cuyos ojos del mismo color le sonrieron divertidos antes de echar a
correr hacia el gran escorpión. Luper se encaminó tras ella, Diana aulló de nuevo y la
simargl la coreó.
El escorpión las estaba esperando y lanzó contra ellas su aguijón, pero las dos lobas se
enredaderas alrededor de las patas del escorpión y se aseguró de que las pinzas de la
Luper batió las alas y se posó en la espalda del escorpión, bajo las órdenes de la loba
de color miel, que trepó también a la espalda y hundió las zarpas en ella.
El escorpión intentó moverse, pero Melinda estaba concentrada en que las enredaderas
siguiesen inmovilizando las patas, y parte del cuerpo, para que no pudiese dar la vuelta
o algo por el estilo. Entonces el escorpión levantó el aguijón y las lobas se reunieron
en el punto donde debía estar el corazón, esperaron hasta el último momento para
Diana y Luper saltaron de su espalda y corrieron hacia donde estaba Melinda, mientras
—¿Y Simba?
—No me des las gracias, Simba—dijo Diana mientras buscaba en su mochila y sacó
un pañuelo y se lo tendió.
Leon gruñó por lo bajo mientras aceptaba el pañuelo y se secaba la sangre.
—Bueno, ahí estaba la primera prueba—dijo Melinda, que cogió su piedra de luna,
Pasaron junto al cuerpo del escorpión con recelo, pero no se movió y pasaron al otro
lado, del lugar de donde había venido. Había un hueco en la pared, Melinda alzó su
—Yo iré delante—decidió Leon—no sabemos si hay más escorpiones por aquí.
Diana estaba recuperando las flechas del cuerpo del escorpión, se acercó con Luper
rápidamente.
Leon empezó a subir primero, con la espada de nuevo en la vaina que tenía ajustada a
Luper, que subían detrás del chico, con sus propias piedras en la mano.
—Creía que solo podías transformarte en lobo cuando era luna llena—dijo Melinda.
—En realidad, puedo hacerlo si me concentro. Nos entrenan desde cachorros para
—Es el tercero al mando. Nos enseña a los cachorros cosas como la transformación,
lucha,…
—Ah, bueno—dijo Melinda, intentando pasar por alto que no eran las típicas cosas
Diana suspiró.
—Controlar tu lado lobuzno en luna llena es complicado. Hay algunos adultos que aun
—¿Y no hay ninguna otra cosa que podáis hacer para controlaros? ¿Os quedáis todos
que controlan las transformaciones. Un lobo adulto es demasiado fuerte para unas
simples cadenas. Y ni hablar de una puerta de nada. Así que normalmente tenemos
otros métodos.
—¿Cuáles?
—Normalmente, cada casa cuenta con una sala especial para las transformaciones.
Aunque en casa somos muchos. También usamos pociones para que no se duerma
nuestra parte racional y estar conscientes en el cuerpo del lobo. Aunque es muy difícil
contactar con un mago que haga una poción en condiciones. Y no es barata. Además
los magos no suelen ayudar a los licántropos, ni a los vampiros, ni nada por el estilo.
un niño. Mi madre cuando era una adolescente. La manada les encontró y los acogió,
—Los niños de dos padres licántropos pueden heredar ciertas características como el
gusto por la carne poco hecha, cierta afinidad con los lobos,… aunque algunos se
tus padres tienen dos opciones: o te dan en adopción para que alguien lo críe, o Peter te
Melinda la miró horrorizada. Diana se subió un poco la camiseta por el costado para
—Mi padre es el segundo al mando y no tiene elección. Así que un par de años
como le temblaban ligeramente las manos, posiblemente, por el recuerdo del mordisco
—por eso no nacen muchos en la manada. Y la mayoría de los que nacen son
perdimos a Oliver. ¿Recuerdas que te dije que tenía un hermano que lo había atacado
Melinda cerró los ojos un momento, tratando de asimilarlo. Ella había conocido a la
familia de Diana, y se llevaba bien con sus hermanos. Sabía que a sus padres aun les
dolía la muerte de Oliver, que había muerto con apenas cinco años de edad, era el
menor después de Kayra. Diana le había dicho que cuando su padre estaba paseando
con el pequeño, un perro enorme y salvaje les atacó y Oliver había muerto. Ahora que
—Peter es el alfa, el líder, si mi padre se hubiese revelado contra él, hubiesen venido a
Melinda continuó subiendo en silencio. Los pensamientos de Diana estaban muy lejos
de allí.
No hablaron más durante mucho tiempo, no sabían si había pasado una hora o quizá
menos, mientras subían, cada uno en sus propios pensamientos. Cuando Melinda creía
Melinda y Diana se pusieron a ambos lados. Las escaleras se habían acabado, lo cual
la subida tan brusca y vertical que acababan de realizar. Melinda se dio cuenta de que
avanzando, aunque se había descolgado el arco y había colocado una flecha, Luper
Caminaron por el túnel un largo rato, a medida que avanzaban, la luz se hacía más
intensa.
La luz provenía de una pradera llena de verde y mullida hierba verde. Había un cielo
azul sobre sus cabezas, y un río de aguas cristalinas donde se reflejaba el color dorado
del sol. Aunque era extraño, porque no veían el sol, pero la pradera estaba tan
volcán?
—No hay otro camino—dijo Melinda—enfrentémonos a lo que quiera que hay que
—No se, Mel, igual Simba tiene razón…—dijo Diana, tensando la cuerda del arco un
poco.
—No podemos dar media vuelta, solo seguir adelante—dijo Melinda—es el único
camino.
Diana le fulminó con la mirada, le dio la espalda, mirando hacia la pradera y cerró los
ojos. Se concentró en los olores que percibía en el aire… Pero no detectó nada que
delatase un peligro.
—Nada.
—Bueno… Quizá no sea nada malo. A lo mejor es un lugar donde descansan algunos
tiraba hacia atrás, mientras que estiraba las alas, impidiendo pasar a Diana y Melinda.
Pero Luper no parecía por la labor. Leon consiguió soltarse y avanzó hacia la pradera,
Diana y Melinda pasaron entre las plumas de la loba alada y alcanzaron a Leon. Luper
soltó un potente ladrido y trató de detenerles, pero cuando el pie de Leon, Diana y
—¿Quiénes sois?—inquirió.
Se detuvo en medio de la frase. ¿Quién era? Sabía que debía tener un nombre… Puede
que hasta dos… Pero por alguna extraña razón no conseguía recordar su vida antes de
entrar en la pradera.
—Yo… Tenía algo que hacer—dijo el chico de pelo castaño, tenía una expresión
—Ya sé a que hemos venido—dijo la chica del arco después de un rato en silencio.
Los otros dos miraron el lugar. Había un árbol lleno de apetitosas manzanas rojas, el
Los tres llevaban un rato descansando bajo la sombra del árbol. Las chicas se
entretenían recogiendo flores y haciendo una cadena con ellas. El chico había cogido
el arco y las flechas de la chica y disparaba a las manzanas más altas, a veces le daba a
Habían encontrado un extraño lobo con alas, que parecía querer algo, pero ninguno de
Esta asintió y empezó a tararear mientras seguía añadiendo flores a su cadena. La chica
morena caminó hacia las aguas, que parecían doradas. El lobo alado empezó a ladrar
nerviosamente a su alrededor.
Se agachó junto a las aguas. Cuanto más las miraba, más sed tenía. Posiblemente le
pasaba lo mismo al chico que seguía disparando flechas hacia las manzanas. Se agachó
un poco más para recoger el agua con las manos, pero algo se deslizó hacia delante de
pronto.
La chica se dio cuenta de que llevaba un colgante. Lo observó mejor. Era un dragón.
Abrió mucho los ojos al darse cuenta de que había recordado algo. A partir del hilo del
colgante y el tal Onoreok, siguió tirando hasta que recordó que ella era Melinda Pond,
también conocida como Merein, la elegida de Merlín. Estaba en Aremi Vuur, que
según Leon era una montaña en Australia oculta para los mundaries gracias a antiguos
y poderosos hechizos. Había viajado allí con Luper, Leon y Diana, en busca del
Luper ladró mientras movía su cola como un ventilador. Sin embargo sus amigos la
—¡No! ¡Te llamas Diana, y eres mi mejor amiga!—exclamó Melinda, se giró hacia el
amiga. Merein.
Leon y Diana la miraban como si les estuviese explicando que su abuela hacía skate.
para que los que llegan aquí no quieren irse!—exclamó entendiéndolo de golpe—
¡Pensadlo! ¿Dónde está el sol? ¿Por qué el agua tiene ese color? ¡Es su color natural,
punto bastante alejado del río, con impaciencia, y los tres llegaron junto a ella.
Melinda soltó un grito de espanto y se apartó del agua, pero en sus retinas seguía la
están demasiado lejos para que las alcancen, y como los magos que llegan aquí no
recuerdan que tienen magia, nadie puede bajarlas. Y como les entra hambre, van al río
a llenar el estómago. Pero el agua debe tener alguna especie de veneno. Por eso no
vuelven.
Leon arrancó unas briznas de hierba y las lanzó al agua dorada. En cuanto entraron en
retrocedieron instintivamente.
Melinda señaló con la palma de la mano las flechas que se habían clavado en las
manzanas.
—Subvolo.
Las manzanas, con las flechas clavadas en ellas, se elevaron hasta que se
suelo de golpe, Diana arrancó las flechas y las devolvió a su carcaj rápidamente, Leon
y Melinda la ayudaron.
—No parecen venenosas… Quizá deberíamos llevarlas con nosotros, por si nos hacen
falta.
Las chicas estuvieron de acuerdo siempre y cuando saliesen rápidamente de allí. Leon
atrás la hierba.
Después de la experiencia en la pradera del Olvido (así la había llamado Leon), habían
seguido caminando por el túnel que seguía ascendiendo lentamente. Habían recobrado
fuerzas descansando en la pradera, pero al cabo de un rato, sentían otra vez cierto
fuego, Melinda y Leon sacaron otra vez sus piedras de luna que iluminaban el camino.
—Eso son cosas de mago—dijo Diana—además, ser licántropa tiene ciertas ventajas.
cuál sería la siguiente prueba cuando el camino que tenían delante se iluminó otra vez
Los tres se miraron y después fijaron la vista en Luper, pero la simargl no parecía
Estuvieron unos minutos caminando cuando de pronto vieron unas criaturas que
Eran cinco. Tenían una belleza violenta y majestuosa, eran lagartos grandes de torso
erguido de color negro como el carbón y manchas amarillas, de sus cuerpos salía cierto
resplandor rojizo, con cuatro patas terminadas en cuatro garras, alas cortas, cola
alargada afinándose hacia el extremo y la cabeza dragontina, una de ellas sacó una
—Salamandras—murmuró Melinda.
Basta de charla. Han derrotado al escorpión y pasado La Pradera del Olvido-Así que
Las cinco abrieron sus fauces y sisearon como serpientes, Diana se estremeció y agarró
¿Merlín? Preguntó una de las salamandras ¿De que diablos hablas, niña?
Las salamandras se aproximaron con interés, Diana seguía estirando hacia atrás, pero
Melinda tenía la certeza de que solo iban a echar un vistazo y pese a los tirones de su
amiga, no se movió.
Las salamandras miraron el colgante que Melinda se había sacado del cuello y lo
tendió delante.
al crepitar del fuego y siseos que hicieron que Diana apretase con más fuerza la
muñeca de su amiga.
hemos decidido que antes de que os llevemos a vuestro destino, vais a pasar por la
última prueba.
Esta prueba no es física, Niña de la Luna replicó la salamandra de voz sabia es una
prueba necesaria. Si tu y tus amigos sois puros de corazón y vuestras intenciones son
Justo cuando lo dijo, el muro detrás de ellas se abrió hacia ambos lados, al otro lado
oscuridad. La siguió Diana, mirando a las salamandras con recelo, y después pasó
—¿Leon?—llamó—¿Diana? ¿Luper?
Pero nadie respondió. De pronto unas chispas bailaron a sus pies, y se expandieron
como lenguas de fuego escarlata formando un sendero que la conducía hacia delante,
Delante de ella el fuego se estrechaba cuando apareció una entrada flanqueada por
nuevo a sus amigos, pero el silencio fue la única respuesta que obtuvo, de modo que se
las difulcaciones? ¿Por qué solo había un camino? Y lo más importante… ¿Dónde
Sacudió la cabeza y olfateó el aire en busca de algún olor que le revelase algún posible
—¿Hola?—gritó Leon, su voz rebotó en las paredes de cristal, pero nadie respondió—
Luper olfateó a su lado. Leon miró hacia arriba, pero el techo estaba justo donde
La loba alada cerró los ojos, después de un momento le devolvió la mirada a Leon y
descarada de la niña volvió a imitarla. Era ella. ¿Por qué su reflejo tenía tres años?
Estaba perdiendo el tiempo. Lo que tenía que hacer era llegar al final del laberinto y
encontrar a sus amigos, además de demostrar de alguna manera que tenía un corazón
Caminó aunque miraba de reojo a su reflejo. A medida que iba avanzando, se dio
cuenta de que iba creciendo mientras iba viviendo su vida. Era como una película de
su vida. Se vio a si misma moviendo objetos sin tocarlos siquiera, incendiando las
cortinas de la cocina, montando en bici sin las rueditas de atrás por primera vez,
Y con ella, había una mujer. La mujer tenía el cabello castaño, ondulado y largo. Sus
ojos verdes brillaban con cariño. Abrazaba a Melinda, le contaba un cuento antes de
dormir, le curaba las heridas que se hacía, se asustaba cuando Melinda hacía algo fuera
Melinda miró a su alrededor, pero su madre no estaba allí con ella. Sintió el deseo de
volver atrás para ver si podría ver a su padre, su nacimiento… Pero de pronto escuchó
un ladrido.
—¡Luper!—exclamó.
Y después de una última mirada a su madre, echó a correr siguiendo el sonido de su
voz.
Se había quedado mirando su vida a través del cristal. Se había visto dando sus
primeros pasos, transformándose por primera vez, jugando con sus hermanos…
Se había quedado mirando al niño pequeño que estaba con ella, Thana y Nau.
Era un niño de pelo castaño y rizado, sus grandes ojos grises miraban con curiosidad el
peluche de lobo que Thana movía para él. Sus pequeñas manitas agarraron un mechón
de pelo de Diana. Nau le revolvió el pelo a Diana con cariño y le dijo algo, Diana
Alzó la cabeza de pronto, las lágrimas brotaban de sus ojos desde hacía un rato, al
Un aullido respondió al suyo y bajó la cabeza. Miró al cristal, cuyo reflejo se había
Una lágrima más resbaló por su rostro, se dio la vuelta y echó a correr buscando a
Luper, mientras se limpiaba las lágrimas con el antebrazo, dejando tras de sí una
profunda tristeza.
madera con Bella. Luper ladró, se dio la vuelta y la vio echar a correr delante de él.
—¡Espera!—gritó siguiéndola.
Echó a correr todo lo rápido que le permitían sus piernas, Luper había echado a correr
y no parecía tener intención de parar. Leon estaba considerando comprarle una correa,
cuando llegó a una difulcación y alguien se chocó con él, casi tirándolo al suelo.
—¡Din!—exclamó Melinda.
—Oye, que Caperucita solo me lo llama Mel—replicó la licántropa, que estaba encima
—¡Luper!—rió contenta.
—Pues si, la verdad, a ver si te estiras y nos traes unas patatas fritas o…
—Vale, vale…
—No os vais a creer lo que he visto—empezó Melinda—en el cristal… Era como una
—Y yo—coincidió Leon
Delante de ellos, había un camino que en lugar de tener un gran cristal, estaba lleno de
pensativo.
—Es… No es nada—dijo Leon evitando mirarla, sus mejillas se habían teñido de rojo.
Melinda miró el espejo. Estaba de pie delante de un lago. Su madre le sonreía desde el
reflejo, también estaban ahí Diana, Leon, Luper,… Estaba también la misteriosa mujer
con la que soñaba cuando era pequeña. Y junto a ella, había un hombre. Su pelo era de
color negro azabache, y sus ojos claros le sonreían. Supuso que era su padre y se
quedó embelesada.
Diana se puso a su lado, pero ella no vio al padre de Melinda, ni lo que quiera que
Delante de ella había un niño de cabello castaño y rizado, que le sonreía con cariño.
Diana lo vio borroso un momento antes de que las lágrimas cayesen de nuevo por su
rostro.
Alguien le puso la mano en el hombro, Leon la miraba con sus ojos castaños. Pero no
era una mirada de odio, como las primeras veces, o de fastidio como cuando le llamaba
Simba. Era una mirada amable. La primera que recibía del chico.
Diana asintió. Besó su otra mano y la apoyó en la mejilla del niño, que le sonrió y le
alejarse.
—Gracias.
Melinda y Diana se miraron. Leon lo había dicho convencido, pero había vacilado un
poco. Diana abrió la boca, pero Melinda negó con la cabeza y siguieron caminando.
Pasaron por delante de más espejos: uno les mostraba un lugar. Melinda vio el lago,
Diana veía el bosque y Leon veía Ávalon. Otro espejo les mostraba su imagen de
adultos, otra de jóvenes, en otro espejo, Melinda vio un dragón, Diana se vio a si
—¿Y por qué tu eres un caballo, leoncito? —preguntó Diana, que se había animado un
poco.
adelantándose.
finalmente se adelantó.
—He… fallado. Todo esta perdido, hay destrucción y muertos… Mis padres…
hombro.
averiguarlo.
real.
Era ella, pero al mismo tiempo no lo era. Su cabello negro contrastaba terriblemente
con su piel, que estaba más pálida que nunca. Sus ojos ya no eran azules, sino rojos
como la sangre. Llevaba un vestido de color negro algo provocativo, pero lo que de
A su espalda había ruinas humeantes, el humo y las llamas se adivinaban tras ella.
Melinda tuvo que poner toda su fuerza de voluntad para retirar la mirada. Lo que
acababa de ver la horrorizaba… Y por otra parte le atraía. Iba a decir algo cuando la
pared se abrió hacia los lados, Luper ladró y pasó al otro lado, donde las salamandras
satisfacción.
Lo que has visto, Merein, es tu mayor miedo, el de convertirte en una tirana como La
Dama del Lago. Lo que demuestra que no quieres convertirte en eso, por lo tanto, has
superado la prueba.
Vamos la cortó otra de las salamandras será mejor que os llevemos a lo que estáis
buscando.
preocupaba. Estaba segura de que él podría saber que era lo que le había pasado con el
Sobre sus cabezas, se escuchó la roca crujir y moverse, al alzar la cabeza, vieron como
bajaba una plataforma de piedra redonda, por los bordes estaba rodeado con llamas de
fuego de un color azulado. Las salamandras pasaron por el fuego sin ningún
miramiento, pero el fuego se hizo a un lado para dejar pasar a Luper, Leon, Melinda y
Escucharon un chasquido y la sala se iluminó con las llamas que flotaban en el aire a
Las salamandras salieron entre las llamas, en cuanto la última de ellas pasó, el fuego se
Aunque las paredes fuesen rocosas, estaban decoradas con símbolos de fuego,
mármol y sus pisadas resonaban casi al ritmo del crepitar del fuego.
Cuando llegaron al final del túnel, las salamandras se detuvieron junto al dibujo de la
Tras esta puerta está lo que buscas, Merein resonó la voz de una de las salamandras.
No dudamos de la pureza de corazón de tus compañeros aclaró otra pero solo tu tienes
Melinda se giró para mirar a Leon y Diana, que estaban junto a Luper.
Melinda se adelantó hacia el dibujo del dragón, iba a preguntar como iba a pasar
cuando de pronto sintió un tirón del colgante; el dragón se había elevado hacia el
dibujo, se había iluminado como una chispa candente. Parecía que el dibujó estalló en
llamas doradas, que recorrieron la pared y se hicieron a los lados para dejarla pasar.
—Lux.
De su mano surgió la luz que le iluminó mejor unas escaleras que tenía delante,
Las palabras de las salamandras resonaban en su mente a medida que iba subiendo los
escalones.
“Tras esta puerta está lo que buscas, Merein” “… solo tu tienes la llave, y solo a ti te
Yo soy Merein, y estoy destinada a entrar a ver al prisionero. Pensó Melinda mientras
sentía que el corazón le daba un vuelco El prisionero. Ese solo puede ser Merlín.
Cuando llegó a lo alto de las escaleras, se dio cuenta de que se hallaba en una cueva
volcánica. La luz se filtraba por un agujero en algún punto que se perdía en la altura
del techo. Aremi Vuur era un volcán inactivo, y adivinó que había encontrado la
Aquella cueva debió ser creada durante su época de erupciones volcánicas. La lava
expulsada por el volcán había fluido hacia abajo y cuando la superficie fría se hubo
altura del suelo, había unas escaleras que bajaban hasta el suelo de la caverna, un
riachuelo surcaba una parte del suelo cavernoso, aunque el agua no era dorada como
en la Pradera del Olvido, sino cristalina y pura. Aunque si que había algo dorado en el
Entonces escuchó de nuevo aquella llamada, la voz de sus visiones, que parecía
Justo aquí.
La masa dorada se movió y se alzó hasta quedar cara a cara con Melinda.
—Pero… —Melinda tenía los ojos muy abiertos y lo miraba con confusión—tu… Eres
un dragón.
Gran descubrimiento, el tuyo dijo con sarcasmo ¿Alguna otra observación aguda?
—Yo…
Al principio solo había distinguido un borrón dorado, pero cuando sus grandes ojos de
color dorado la miraron con un brillo especial, era una mezcla entre curiosidad y
alegría. La poca luz que se filtraba desde la chimenea hacía que las escamas de color
dorado brillasen como si fuesen una armadura de luz, su cuerpo era musculoso y
esbelto, sin olvidar su enorme tamaño. Tenía una cabeza ancha en la parte posterior
que se hacía más estrecha a medida que se acercaba al hocico, de una forma
ligeramente triangular. Replegó unas enormes alas anchas y cubiertas de piel fina.
Tenía un cuello largo y fuerte, unas potentes patas traseras que le ayudaban a tomar
impulso para volar. Contaba con una cola extensa y fina. No presentaba muchas
de que su cuerpo se había posado a varios metros por debajo de Melinda, la cabeza
sobresalía ligeramente por encima, haciéndola sentirse como una pequeña mosca en
comparación.
¿Qué el prisionero de Aremi Vuur era Merlín? Bueno, pues es evidente que no
Melinda detectó la amargura en su voz creí que te había dicho quien era. El camino
—¿Y por qué yo? ¿Por qué entre todos los magos que podrían ayudarte me llamaste a
¿Solo una aprendiza tu, Merein? No me hagas reír. Tienes un poder que se perdió
hace siglos, un poder que el mismo Merlín poseía, pero después de su desaparición,
Eran personas que nacían con este don. No lo aprendían en ninguna parte. Los
Señores del Dragón tenían un lazo con los dragones, que les permitía comunicarse
con nosotros, entre otras cosas. Pero ya solo quedo yo de toda mi especie.
Melinda cayó y estuvo a punto de replicar cuando recordó lo que vio en el laberinto, en
Como última Dama del Dragón, puedes recurrir a mí en caso de ayuda, igual que yo
he recurrido a ti.
Movida por el instinto, alzó la mano hacia el dragón, Kilarth adelantó su hocico y
Melinda sintió una corriente energética que le recorrió la mano y después todo el
como un tatuaje.
Los ojos del dragón brillaron, Melinda le devolvió una mirada asombrada.
Melinda sintió una especie de lazo que la unía con Kilarth, sintió una profunda alegría
y a la vez su sufrimiento.
Aunque poseas grandes poderes, no puedes romper mis cadenas, Merein alzó sus
patas superiores con un tintineo de metal y Melinda pudo apreciar los enormes grilletes
Esa espada reposa en lo más profundo del fondo del lago de Ávalon. Pero no es
propiedad de Viviane . Debes encontrar a Ariella. Solo ella puede reclamar la espada.
Que no te das cuenta, pequeña Dama del Dragón respondió dejando de reírse ¿No lo
—Pero si le encerraron hace miles de siglos ¿Cómo va a saber donde vive una chica
pelo.
—No nos habrá mandado a una dirección falsa; necesita que Ariella consiga a
cautivo más tiempo. Además, no le puede mentir a la Señora del Dragón, aquí presente
—Las salamandras nos prometieron que nos llevarían directamente a ver a Kilarth—le
—No deberíamos ir por la calle con una loba con alas—replicó Melinda—y las
—Peor todavía.
—¿No te gustan los gatos?—preguntó Leon en tonillo burlón—¿Por qué no me
sorprende?
—Son unos estirados—alzó la cabeza orgullosa y apretó el paso para ponerse al otro
lado de Melinda.
gris. Había una torre no muy alta donde estaba la entrada a la mansión, con un
perrera.
manos—estábamos buscando a…
—El señor y la señorita Pendrake no se encuentran en casa—informó la asistenta
Pendrake?
—Eh… Preferimos verles en persona. ¿Sería tan amable de decirnos a donde han ido?
Leon le agradeció la información y la asistenta volvió dentro, los tres se miraron entre
si.
Las gradas estaban a rebosar de gente, Leon, Diana y Melinda encontraron un sitio en
la cuarta fila.
—Ni idea.
Justo en ese momento, los uno de los chicos tocó con el sable el pecho de su oponente,
ganando el asalto.
—Después del primer asalto de cinco tocados de la categoría masculina, vamos con la
categoría femenina.
Los dos chicos se quitaron las caretas y se dieron la mano, entonces cada uno marchó a
De los banquillos se levantaron dos chicas que ya tenían las caretas puestas, lo único
que distinguían desde allí era que una de ellas era más alta y tenía el pelo corto de
color castaño, y la otra era más baja y rubia. Contuvieron el aliento mientras ambas se
La hoja de la espada brilló intensamente reflejando la luz del sol. La joven que la
empuñaba llevaba puesta una armadura, y una cascada de pelo rubio le caía sobre la
espalda.
que has…?
Una muchacha rubia, cabalgaba sobre un caballo blanco, llevaba puesta una armadura
y mientras que con la mano izquierda sujetaba las riendas, en la mano libre sostenía
una espada.
Tras ella, un ejército de caballeros galopaba enarbolando sus espadas, mientras cientos
para luchar.
Entonces ambos ejércitos chocaron con fuerza, mientras el aire se llenaba de gritos de
—Ya voy.
Los pasos de la asistenta se alejaron hasta hacerse inaudibles para ella, se relajó y se