Dengue 2
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conocimiento acumulado en el transcurso de los últimos años, esta arbovirosis continúa siendo
hoy uno de los principales problemas de salud mundial y constituye uno de los mayores retos
de salud pública en el milenio actual.
La infección, causada por cualquiera de los cuatro serotipos del virus del dengue y transmitida
al hombre por la picada del mosquito Aedes aegypti, su principal vector, puede cursar en forma
asintomática, producir el cuadro clásico de la enfermedad (dengue) --de evolución benigna-- o
el cuadro grave y a menudo fatal (dengue hemorrágico/síndrome de choque del dengue,
DH/SCD), caracterizado por el incremento en la permeabilidad vascular, hemorragias,
hemoconcentración y trombocitopenia.
En el editorial que dio inicio a la serie sistemática, "El dengue, un problema creciente de salud
en las Américas", Gustavo Kourí analizó la situación epidemiológica mundial del dengue y la
carga que representa esta enfermedad (1). Según la Organización Mundial de la Salud (OMS),
más de 100 países --en los que viven 2 500 millones de personas-- informan de casos de
dengue, de ellos más de 500 000 son de DH/SCD y alrededor de 25 000 personas fallecen por
esa enfermedad anualmente. En este editorial se destacan los cuatro elementos básicos para
controlar el dengue: la voluntad política, la coordinación intersectorial, la participación activa
de la comunidad y el fortalecimiento de las leyes sanitarias.
La reducción de la mortalidad por dengue, otra de las prioridades de los sistemas nacionales de
salud, es el objeto del artículo "La prevención de la mortalidad por dengue: un espacio y un
reto para la atención primaria de salud"(4). En este artículo, Eric Martínez se basa en su amplia
experiencia y la información disponible más actualizada para analizar y desentrañar los mitos y
los errores que provocan una mayor mortalidad por esta enfermedad y se hace hincapié en la
necesidad de identificar tempranamente los signos clínicos de alarma que permiten aplicar
más oportunamente el tratamiento establecido y evitar el desarrollo de las formas más graves,
como el DH/SCD. Basado en la experiencia de cuatro países (Brasil, Cuba, El Salvador y
Tailandia) se concluye que la calidad de la atención médica, el acceso oportuno de la población
a los servicios de salud, la prevención, y la promoción y educación sanitaria de la comunidad
son los aspectos fundamentales para reducir la mortalidad por dengue. En cuanto a la
formación del personal de salud, el adiestramiento de los médicos y paramédicos en la
aplicación de una clasificación clínica sencilla y dinámica y el establecimiento de normas
terapéuticas adecuadas y acordes a cada etapa de la enfermedad constituyen pilares
fundamentales para la reducción de la mortalidad. Como complemento, pero no de menor
importancia, se destaca la necesidad de educar a la población, reordenar los servicios y
garantizar los recursos médicos necesarios. La adecuada información de la población permite
que se puedan identificar más rápidamente los síntomas de la enfermedad, que la familia y la
comunidad participen en su autocuidado correctamente y que se soliciten más
tempranamente los servicios de atención médica. Por su parte, el reordenamiento del sistema
de atención médica para mejorar el diagnóstico y el tratamiento de todos los casos, así como la
observación del paciente grave, deben también incidir positivamente en la disminución de la
mortalidad (4).
Según explica Hombach (5), en la actualidad se cuenta con varias vacunas candidatas
(recombinantes, vivas atenuadas y quiméricas de clones infecciosos) en diferentes fases de
ensayos clínicos y preclínicos. Se espera que en los próximos cinco años se cuente con una
vacuna aprobada contra el dengue que haya demostrado su eficacia en estudios multicéntricos
realizados en diferentes regiones geográficas, especialmente en Asia y las Américas. En estos
momentos se analiza cuáles pueden ser los mejores sitios para estos estudios, se definen los
correlatos inmunológicos de protección y se evalúan las estrategias adecuadas de vacunación.
En un muy documentado artículo (8), Scott Halstead analiza cómo la diversidad genética de las
poblaciones asiáticas y americanas puede ser la base de las diferencias epidemiológicas
observadas entre ambas regiones. Mientras en el sudeste asiático se notificaron 1,16 millones
de casos de dengue hemorrágico --principalmente en niños-- en un lapso de cinco años, en
nuestra Región se informaron 2,8 millones de casos de dengue --principalmente en adultos-- y
solo 65 000 casos de dengue hemorrágico. Esta información es crucial para elaborar estrategias
apropiadas de lucha contra el dengue en los contextos nacional, regional y mundial.
La estrategia propuesta por la OMS en 1995 para frenar la transmisión del dengue (9), basada
en la centralización y la coordinación de los esfuerzos nacionales, se vio reforzada en 2002 con
la aprobación de una resolución sobre la prevención y control del dengue y del dengue
hemorrágico, aprobada en la 55.(a) Asamblea Mundial de Salud (9). La estrategia internacional
propuesta consta de cinco elementos fundamentales:
Un año después, durante la 44.(a) Reunión del Consejo Directivo de la OPS, esta estrategia
tomó forma mediante la resolución CD44.R9, que estableció los métodos para implementar los
procesos de cambio en los programas nacionales (11) mediante la implementación de las EGI-
dengue nacionales y la creación de un grupo regional de trabajo técnico en dengue.
El sinergismo logrado por la implementación de las EGI-dengue nacionales y los planes COMBI-
dengue ha elevado sustancialmente el impacto positivo de los recursos dedicados a la lucha
contra esta enfermedad, por lo que se espera que estas iniciativas contribuyan a reducir eficaz
y eficientemente la morbilidad, la mortalidad y la carga social y económica causada por los
brotes y epidemias de dengue.
* disponer de nuevas herramientas y estrategias para el control más eficaz del vector y una
mejor vigilancia epidemiológica
* contar con políticas de salud que contribuyan a reducir los factores de riesgo en la
transmisión del dengue y la evolución de la enfermedad a formas más graves.
La situación actual en nuestra Región es compleja, no obstante existen las bases para detener
la tendencia creciente del dengue y revertirla. La mayoría de los países cuentan con programas
de prevención y control --aunque con diferentes grados de desarrollo--, existe una red de
laboratorios con capacidad diagnóstica y se cuenta con varios centros colaboradores de la OPS,
cuya gestión puede y debe tener un mayor impacto en el enfrentamiento del dengue y de otros
agentes patógenos, mediante un trabajo coordinado. Finalmente --y de la mayor importancia--,
el actual fortalecimiento de los sistemas de salud pública en varios de los países de la Región y
la creciente voluntad política son factores decisivos para lograr la integración, la
intersectorialidad y la prioridad necesarias para enfrentar al dengue. Las condiciones creadas y
la estrategia establecida pueden y deben permitir alcanzar la meta de detener la expansión
creciente del dengue en la Región y progresivamente comenzar a reducir la morbilidad, la
mortalidad y el impacto social y económico de la enfermedad en las Américas.
REFERENCIAS
(1.) Kourí G. El dengue, un problema creciente de salud en las Américas. Rev Panam Salud
Publica. 2006;19(3):143-5.
(3.) San Martín JL, Brathwaite-Dick O. La Estrategia de Gestión Integrada para la Prevención y el
Control del Dengue en la Región de las Américas. Rev Panam Salud Publica. 2007; 21(1):55-63.
(4.) Martínez E. La prevención de la mortalidad por dengue. Rev Panam Salud Publica. 2006;
20(1):60-74.
(5.) Hombach J. Vaccines against dengue. Rev Panam Salud Publica. 2007;21(4):254-60.
(6.) Bisset JA, Marquetti MC, Portillo R, Rodríguez MM, Suárez S, Leyva M. Factores ecológicos
asociados con la presencia de larvas de A. aegypti en zonas de alta infestación del municipio
Playa, Ciudad de La Habana, Cuba. Rev Panam Salud Publica. 2006;19(6):379-84.
(7.) Añez G, Balza R, Valero N, Larreal Y. Impacto económico del dengue y del dengue
hemorrágico en el estado de Zulia, Venezuela, 1997-2003. Rev Panam Salud Publica. 2006;
19(5):314-20.
(8.) Halstead SB. Dengue in the Americas and Southeast Asia: do they differ? Rev Panam Salud
Publica. 2006;20(6):407-15.
(9.) World Health Organization. Strengthening implementation of the global strategy for
dengue fever/dengue haemorrhagic fever prevention and control. Report of the Informal
Consultation. Geneva: WHO; 1999. (WHO/CDS/DEN (IC)/2000.1).
(11.) Pan American Health Organization. 44th Directing Council. Resolution CD44.R9. Dengue.
Washington, D.C.: PAHO; 2003. Hallado en: http://www.paho.org/english/gov/cd/cd44-r9-
e.pdf. Acceso el 8 de marzo de 2007.
(12.) Kroeger A, Nathan M. Dengue: setting the global research agenda. Lancet.
2006;368:2193-5.
(13.) Troyo A, Porcelain SL, Calderón-Arguedas O, Chadee DD, Beier JC. Dengue en Costa Rica: la
brecha en la investigación científica local. Rev Panam Salud Publica. 2006;20(5):350-60.
Mirta Roses Periago (1) María G. Guzmán (2)
[1] Directora, Oficina Sanitaria Panamericana, Washington, D.C., Estados Unidos de América.
http://new.paho.org/journal/index.php