Antibióticos Aminoglucósidos

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Br.

Neoswy Rodriguez

Los aminoglucósidos son productos naturales o derivados semisintéticos de compuestos


producidos por una variedad de actinomicetos del suelo.
Los aminoglucósidos: gentamicina, tobramicina, amikacina, netilmicina, kanamicina,
estreptomicina, paromomicina y neomicina se usan principalmente para tratar infecciones causadas
por bacterias aerobias gramnegativas.

Estructura
Se compone de:

Aminoazúcares unidos por enlaces glucosídicos a un alcohol cíclicohexagonal con grupos amino
(aminociclitol).

Por tanto, su denominación correcta sería “aminoglucósidos aminociclitoles”. No obstante, en la


práctica se utiliza sólo el primer nombre para designar a este grupo de antibióticos.

Según que el componente aminociclitol sea la estreptidina o la


desoxiestreptamina, se clasifican en dos grandes grupos
1. El primero está compuesto sólo por la estreptomicina.
2. El segundo es más amplio e incluye a la mayoría de los
compuestos utilizados en la práctica clínica actual.

Un compuesto peculiar es la espectinomicina, cuya estructura está


compuesta solamente por aminociclitol sin componente
aminoglucósido.

• Son sustancias de carácter básico, con peso molecular entre 445


y 600 Da.
• Su actividad antimicrobiana es inhibida por un pH ácido y por
cationes divalentes, de manera que no actúan bien en las secreciones bronquiales, abscesos,
necrosis tisular y grandes cantidades de detritos orgánicos.
• Los aminoglucósidos son inactivados químicamente por los betalactámicos. La inactivación
afecta más a gentamicina y tobramicina que a netilmicina, amikacina o isepamicina y parece
más intensa con las penicilinas anti-Pseudomonas.
Como la inactivación requiere varias horas in vitro, parece que la relevancia clínica de este
fenómeno es limitada. No obstante, se recomienda que en la práctica clínica no se mezclen
aminoglucósidos y betalactámicos en el mismo frasco de infusión ni se administren dosis
sincrónicas.

Farmacocinética
• Administración
Los aminoglucósidos no se absorben por el tracto gastrointestinal, de manera que hay que
administrarlos por vía parenteral. Por vía intramuscular se absorben totalmente.

Se obtiene la concentración máxima (Cmáx) sérica entre 30 y 90 min.

 Por vía intravenosa se recomienda administrarlos mediante perfusión durante 15-30 min, y si la
dosis es elevada (caso de monodosis), el tiempo de perfusión se debe incrementar hasta 30-60
min para evitar la aparición de bloqueo neuromuscular.

No se recomienda su administración en las cavidades pleural y peritoneal por la posibilidad de


absorción rápida y toxicidad

• Distribución
Se distribuyen libremente en el espacio vascular y de forma relativamente libre en el líquido intersticial
de la mayoría de los tejidos, debido a su escasa unión a proteínas y alto nivel de solubilidad.

El volumen de distribución es de 0,2-0,3 l/kg.


 Atraviesan escasamente las membranas biológicas con la excepción de las células tubulares
renales y las del oído interno, que muestran una cinética de captación de aminoglucósidos
saturable.
 Una hora después de su administración, la concentración urinaria es entre 25 y 100 veces superior
a la plasmática y se mantiene elevada durante varios días.
 La administración en aerosol consigue en la secreción bronquial mayor concentración que la
administración parenteral.
 Atraviesan mal la barrera hematoencefálica,de manera que cuando se desea conseguir niveles
adecuados en el líquido cefalorraquídeo se recomienda la administración intraventricular o
intratecal. En el recién nacido la difusión a través de la barrera hematoencefálicaes mejor.
 Difunden bien al líquido sinovial, consiguiéndose niveles sólo algo menores que los plasmáticos.
La inyección subconjuntival proporciona niveles adecuados en el humor acuoso, pero ni la
administración parenteral ni la subconjuntival consiguen niveles eficaces en el humor vítreo, por
lo que, en caso de endoftalmitis, hay que recurrir a la administración intravítrea
• Excreción
Todos los aminoglucósidos son excretados por filtración glomerular sin alteración metabólica previa.

Más del 90% de la dosis administrada se recupera sin modificar en la orina durante las primeras 24
h; el resto es lentamente reciclado en la luz tubular y puede ser detectado en la orina durante un
tiempo superior a 20 días.

 Gentamicina, tobramicina y netilmicina alcanzan concentraciones rinarias de 100 y 300 g/ml tras
dosis intramuscular de 1 mg/kg e intravenosa de 2 mg/kg, respectivamente.
 Tras una dosis de 7,5 mg/kg de amikacina, por vía intramuscular o intravenosa, la concentración
urinaria llega hasta 700-800 mg/ml.
 La semivida sérica de gentamicina, tobramicina y netilmicina es de 2 h con función renal normal
y la de amikacina entre 2 y 3 h. Se acorta en caso de enfermedad febril y se prolonga en caso de
deterioro de la función renal.

Farmacodinámica
Los aminoglucósidos muestran un patrón de actividad bactericida que es dependiente de la
concentración del antimicrobiano, pero no del tiempo de exposición de las bacterias. Por tanto, el
objetivo del tratamiento con aminoglucósidos debe ser incrementar al máximo la Cmáx administrando
la dosis más alta posible que permita el límite de toxicidad.

 Los estudios clínicos han comprobado que existe una relación directa entre la Cmáx del
aminoglucósido y la respuesta terapéutica en el tratamiento de la bacteriemia y la neumonía por
bacilos gramnegativos y que existe una graduación dosis-respuesta entre el cociente entre
concentración máxima y concentración inhibitoria mínima (Cmáx/CIM) y la respuesta clínica.

 Asimismo, se ha constatado que un cociente Cmáx/CIM 10 consigue el máximo efecto bactericida


y disminuye la selección de subpoblaciones resistentes.

• Efecto postantibiótico
La duración de éste es variable según el tipo de bacteria; en los aminoglucósidos oscila entre 0,5 y 7,5 h
y, en general, la presencia de neutrófilos tiende a doblar la duración del efecto postantibiótico frente a
bacilos gramnegativos.

Existe una correlación entre el incremento de la dosis de aminoglucósidos y mayor duración del efecto.
• Resistencia adaptativa y selectiva
Consiste en una menor capacidad de penetración del antimicrobiano al interior de la bacteria y aparece
en bacterias que sobreviven tras la exposición a concentraciones de antibiótico menores que la
Concentración inhibitoria mínima.

 El tratamiento con dosis elevadas de aminoglucósido, para conseguir Cmáx/CIM ∼ 10, ayuda a
evitar esta resistencia adaptativa al lograr un mayor efecto bactericida inicial y suprimir la
supervivencia de mutantes con CIM elevada.
 Esta ausencia de aparición de bacterias resistentes durante el tratamiento es una de las grandes
ventajas de los regímenes con dosis elevadas de aminoglucósidos
 Del perfil FC/FD expresado se derivan una serie de ventajas que apoyan el uso de los
aminoglucósidos a dosis elevadas y con intervalos prolongados (administración en monodosis).

La monodosis permite maximizar el cociente Cmáx/CIM y subsiguientemente aumentar la actividad


bactericida, conseguir una inhibición bacteriana más prolongada a través del efecto postantibiótico,
impedir el desarrollo de resistencia bacteriana y reducir la potencial toxicidad.

• Mecanismo de acción y resistencias


La acción de los aminoglucósidos comprende una interacción inicial con la superficie externa de la
membrana celular bacteriana, transporte a través de la membrana interna y, finalmente, la unión a la
subunidad 30S de los ribosomas, que inhibe la síntesis de proteínas, conduciendo finalmente a la
muerte del microorganismo.

Los mecanismos defensivos que desarrollan los microorganismos frente a los aminoglucósidos son de
tres tipos:

• Modificación enzimática de la molécula


• Alteración de la difusión
• mutación ribosómica que origina menor afinidad por la subunidad 30s (demostrada en
estreptomicina).

De todos ellos, la modificación enzimática es el mecanismo más frecuente.

Los enterococos muestran una resistencia intrínseca a los aminoglucósidos debida a un transporte
deficitario a través de la membrana bacteriana. Esta resistencia se denomina de bajo nivel y puede ser
soslayada asociando al aminoglucósido un antimicrobiano con actividad frente a la pared bacteriana
(betalactámicos o glucopéptidos), provocando entonces un sinergismo bactericida frente a enterococos

Esta bacteria puede mostrar además resistencia adquirida, cuya forma más preocupante es a través de
inactivación mediante la enzima bifuncional (AAC-6)-2´´/APH-2´´), que origina una resistencia de alto

nivel frente a gentamicina y todos los otros aminoglucósidos relacionados, con la excepción de
estreptomicina.
Además, la resistencia de alto nivel frente a estreptomicina puede ser por mutación ribosómica o por
inactivación enzimática de una adeniltransferasa. La resistencia de alto nivel se traduce en la anulación
del sinergismo bactericida entre el aminoglucósido y betalactámicos o glucopéptidos, de ahí su gran
importancia clínica.

• Indicaciones clínicas
A pesar de la introducción en las últimas décadas de antimicrobianos potentes y menos tóxicos, los
aminoglucósidos siguen desempeñando un papel importante en el tratamiento de infecciones causadas
por bacilos gramnegativos, enterococos y estreptococos.

Aunque se han empleado como fármaco único en el tratamiento de la pielonefritis, su uso más habitual
es en combinación con betalactámicos para obtener sinergia en las infecciones graves por bacilos
gramnegativos y, más en segundo plano, combinados con agentes que actúan contra la pared bacteriana
(betalactámicos o glucopéptidos) para conseguir sinergia en las infecciones enterocócicas de
tratamiento difícil como la endocarditis.

Además, en nuestro medio se emplea estreptomicina, asociada a doxiciclina, como fármaco de primera
línea para el tratamiento de la brucelosis y como fármaco de segunda elección en la tuberculosis, en el
caso de que el tratamiento estándar plantee dificultades. La kanamicina aún puede desempeñar un
papel en el tratamiento de ciertos casos de tuberculosis resistente a múltiples fármacos en combinación
con otros antibióticos.
• Dosificación
Los aminoglucósidos se administraron clásicamente mediante la pauta de multidosis a pacientes con
función renal normal; gentamicina, tobramicina y netilmicina cada 8 h y amikacina cada 12 h. Diversos
estudios han ido demostrando en las dos últimas décadas que también es eficaz la pauta de monodosis,
que utiliza intervalos de 24 h.

• Efectos adversos
Los aminoglucósidos son muy bien tolerados por vía intravenosa e intramuscular y no suelen provocar
reacción inflamatoria local. No obstante, todos excepto espectinomicina, comparten una capacidad
potencial para provocar toxicidad renal, ótica y bloqueo neuromuscular.

Nefrotoxicidad: Con una incidencia que oscila entre el 5 y el 25%, la nefrotoxicidad es debida a la
reabsorción parcial de los aminoglucósidos por las células del epitelio del túbuloproximal. En la mayoría
de los pacientes se manifiesta como una insuficiencia renal no oligúrica, siendo muy rara la necesidad
de diálisis. La lesión tubular es reversible y en algunos pacientes se produce recuperación de la función
renal a pesar de continuar la administración del aminoglucósido. Aumentan el riesgo de nefrotoxicidad
la edad avanzada, la hipovolemia, la nefropatía preexistente, la hepatopatía asociada, dosis elevadas,
administración en multidosis, tratamiento prolongado y uso concomitante de otros fármacos
nefrotóxicos. Los niveles séricos de

La administración en monodosis parece ser útil para reducir la nefrotoxicidad. Por otra parte, la
nefrotoxicidad aparece más frecuentemente cuando los aminoglucósidos se administran durante las
horas de reposo nocturno, quizás en relación con la menor ingesta alimentaria
Ototoxicidad: pueden causar toxicidad ótica que, en ocasiones, es irreversible. Las alteraciones
auditivas son consecuencia de la destrucción de las células ciliadas externas del órgano de Corti y las
vestibulares son expresión de las lesiones causadas en las células ciliadas de la cúpula de las crestas
ampulares radicadas en los conductos semicirculares.

En el estadio inicial de la toxicidad auditiva, el daño se limita a los niveles más altos de frecuencia (4.000
a 8.000 Hz) y no afecta a las frecuencias utilizadas en una audición conversacional, aunque el paciente
puede referir sensación de ruido y embotamiento auditivo. Los cambios tóxicos son generalmente
reversibles en esta fase. Si la toxicidad continúa ya se afectan las células ciliadas internas del ápex
coclear, y se afectan entonces los niveles más bajos de frecuencia y la audición conversacional. En esta
fase tardía el déficit suele ser permanente o sólo parcialmente reversible.

La toxicidad vestibular suele seguir un curso paralelo a la auditiva y se manifiesta por vértigo, náuseas,
mareo y nistagmo, aunque es frecuente que quede encubierta por los mecanismos compensatorios
visuales y propioceptivos. Los síntomas se acentúan en la oscuridad o con los ojos cerrados y pueden
atenuarse con el paso del tiempo

El mecanismo exacto de la destrucción de las células ciliadas en ambas formas de ototoxicidad es


desconocido.

La incidencia de pérdida de audición oscila entre 2 y 25%.

Bloqueo neuromuscular: Puede ser provocado por todos los aminoglucósidos y, aunque poco
frecuente, suele ser grave y en ocasiones fatal. Se manifiesta como debilidad de la musculatura
respiratoria, parálisis flácida y midriasis. Ocurre asociado a enfermedades o fármacos que interfieren
con la transmisión neuromuscular y se relaciona con la perfusión intravenosa rápida y con la irrigación
peritoneal terapéutica (ya en desuso). Hipomagnesemia, hipocalcemia y los bloqueantes de los canales
del calcio aumentan el riesgo. Además de medidas de soporte, el tratamiento requiere la administración
de gluconato cálcico intravenoso.

Seudosepsis: Un síndrome de hipotensión, taquicardia, fiebre y escalofríos se asoció durante 1998 y


1999 a la pauta de monodosis con gentamicina en un hospital de Los Ángeles. Se descartó
contaminación bacteriana de los lotes del fármaco y se pensó inicialmente que podía ser debido a
endotoxina, aunque posteriormente se atribuyó a impurezas contaminantes. Actualmente no se
adscribe ya a la pauta de monodosis, pero la Food and Drug Administration norteamericana sugiere estar
atentos a cualquier reacción asociada al uso de gentamicina
Gentamicina
La gentamicina es un agente importante para el tratamiento de muchas infecciones bacilares
gramnegativas graves.
Es el aminoglucósido de primera elección debido a su menor costo y actividad confiable contra todos
los aerobios gramnegativos menos resistentes.
Las preparaciones de gentamicina están disponibles para administración parenteral, oftálmica y tópica.
La dosis intramuscular o intravenosa que suele recomendarse de sulfato de gentamicina, cuando se usa
contra organismos gramnegativos conocidos o sospechosos como un agente único o en terapia de
combinación para adultos con función renal normal, es de 5-7 mg/kg al día administrados en 30-60 min.

En los pacientes con disfunción renal, el intervalo puede extenderse. En los pacientes que no son
candidatos para la administración de intervalo prolongado, se recomienda una dosis de carga de 2 mg/kg
y luego de 3-5 mg/kg al día, administrada en dosis divididas cada 8-12 h. Es posible que se requieran
dosis en el extremo superior de este rango para alcanzar las concentraciones terapéuticas en pacientes
con trauma o quemaduras, en aquellos con choque séptico, en pacientes con fibrosis quística y otros en
quienes la eliminación del fármaco es más rápida o el volumen de distribución es mayor de lo normal.
La gentamicina se absorbe lentamente cuando se aplica de manera tópica en una pomada y algo más
rápidamente cuando se aplica como una crema. Cuando el antibiótico se utiliza en grandes áreas de la
superficie del cuerpo desnudo, como puede ser el caso en quemados, las concentraciones plasmáticas
pueden alcanzar 4 μg/ml, y 2 a 5% del fármaco suele aparecer en la orina.

Tobramicina
La actividad antimicrobiana, las propiedades farmacocinéticas y el perfil de toxicidad de la tobramicina
son similares a los de la gentamicina.
La tobramicina puede administrarse por vía intramuscular, intravenosa o por inhalación.

La tobramicina también está disponible en soluciones y ungüentos oftálmicos.


La actividad superior de la tobramicina contra P. aeruginosa la convierte en el aminoglucósido preferido
para tratar las infecciones graves que se conoce o se sospecha que han sido causadas por este
organismo, normalmente en combinación con un antibiótico betalactámico antipseudomónico.
A diferencia de la gentamicina, la tobramicina muestra poca actividad en combinación con la penicilina
contra muchas cepas de enterococos. La mayoría de las cepas de E. faecium son altamente resistentes.
La tobramicina no es efectiva contra las micobacterias. Las dosis y las concentraciones séricas son
idénticas a las de la gentamicina.

Amikacina
El espectro de la actividad antimicrobiana de la amikacina es el más amplio del grupo.
Debido a su resistencia a muchas de las enzimas que inactivan los aminoglucósidos, la amikacina
desempeña un papel especial en el tratamiento inicial de infecciones bacilares gramnegativas
nosocomiales graves en hospitales donde la resistencia a la gentamicina y la tobramicina se ha
convertido en un problema importante.
La amikacina es activa contra la mayoría de las cepas de Serratia, Proteus y P. aeruginosa, así como
contra la mayoría de las cepas de Klebsiella, Enterobacter y E. coli que son resistentes a gentamicina y
tobramicina.
La mayor resistencia a la amikacina se encuentra entre las cepas de Acinetobacter, Providencia y
Flavobacterium y las cepas de Pseudomonas distintas de P. aeruginosa; todos éstos son patógenos
inusuales.

La amikacina es menos activa que la gentamicina contra los enterococos y no debe usarse para este
organismo. La amikacina no tiene actividad contra la mayor parte de las bacterias anaerobias
grampositivas.

Es activa contra M. tuberculosis, lo que incluye cepas resistentes a la estreptomicina y micobacterias


atípicas. La dosis recomendada de amikacina es de 15 mg/kg/d en una sola dosis diaria o dividida en dos
o tres porciones iguales, que debe reducirse en el caso de los pacientes con insuficiencia renal.
El fármaco se absorbe rápidamente después de la inyección intramuscular, y las concentraciones
máximas en plasma se aproximan a 20 µg/ml después de la inyección de 7.5 mg/kg. La concentración
12 h después de una dosis de 7.5 mg/kg es de 5-10 µg/ml. Una dosis de 15 mg/kg una vez al día produce
concentraciones máximas de 50-60 µg/ml y una concentración mínima de menos de 1 µg/ml. Para el
tratamiento de infecciones por micobacterias, se usan esquemas de administración tres veces a la
semana, con dosis de hasta 25 mg/kg .
Al igual que los otros aminoglucósidos, la amikacina causa ototoxicidad, pérdida de la audición y
nefrotoxicidad.

Estreptomicina
La estreptomicina se usa para el tratamiento de ciertas infecciones inusuales, por lo común en
combinación con otros agentes antimicrobianos.
Por lo general, tiene menos actividad que otros miembros de la clase contra los bacilos aerobios
gramnegativos.
La combinación de penicilina G (bacteriostática contra enterococos) y estreptomicina es eficaz como
terapia bactericida para la endocarditis enterocócica, aunque normalmente se prefiere la gentamicina
por su menor toxicidad.
Se debe usar estreptomicina en lugar de gentamicina cuando la cepa es resistente a esta última y tiene
una susceptibilidad demostrable a la estreptomicina, lo que puede ocurrir porque las enzimas que
inactivan estos dos aminoglucósidos son diferentes.
La estreptomicina se puede administrar mediante inyección intramuscular profunda o por vía
intravenosa. La inyección intramuscular puede ser dolorosa y desarrollarse una masa suave caliente en
el sitio de la inyección.
El rango de dosis de la estreptomicina para la mayoría de las indicaciones es de 15-25 mg/kg al día o
divididos en dosis dos veces al día.
Durante el tratamiento inicial para la tuberculosis, se administra con frecuencia en una sola dosis diaria
de 1 000 mg, lo que resulta en concentraciones séricas máximas de cerca de 50-60 y 15-30 µg/ml, y
concentraciones mínimas de menos de 1 y 5-10 µg/ml, respectivamente. La frecuencia de dosificación
puede reducirse a dos o tres veces por semana después de la fase inicial de tratamiento de la
tuberculosis.
La estreptomicina ha sido reemplazada por gentamicina en la mayoría de las indicaciones, porque la
toxicidad de la gentamicina es sobre todo renal y reversible, mientras que la de la estreptomicina es
vestibular e irreversible. La administración de estreptomicina puede producir disfunción del nervio
óptico, lo que incluye escotomas, que se presentan como una ampliación del punto ciego.
Entre las reacciones tóxicas menos comunes a la estreptomicina se encuentra la neuritis periférica
Neomicina
La neomicina es un antibiótico de amplio espectro.
Los microorganismos susceptibles por lo general son inhibidos por concentraciones de 10 µg/ ml o
menos.
Las especies gramnegativas altamente sensibles son E. coli, Enterobacter aerogenes, Klebsiella
pneumoniae y Proteus vulgaris. Los microorganismos grampositivos que se inhiben incluyen S. aureus y
Enterococcus faecalis. Mycobacterium tuberculosis también es sensible a la neomicina. Las cepas de
Pseudomonas aeruginosa son resistentes a la neomicina.

El sulfato de neomicina está disponible para administración tópica y oral.


La neomicina se comercializa en la actualidad en muchas marcas de cremas, ungüentos y otros
productos, sola y en combinación con polimixina, bacitracina, otros antibióticos y una variedad de
corticosteroides.
La neomicina se usa ampliamente para la aplicación tópica en diversas infecciones de la piel y las
membranas mucosas. La administración oral de neomicina (por lo general en combinación con
eritromicina base) se ha empleado sobre todo para la “preparación” del intestino para cirugía.
La neomicina administrada por vía oral se absorbe poco en el tracto GI: aproximadamente 97% de una
dosis oral de neomicina no se absorbe y se elimina sin cambios en las heces. La porción que se absorbe
se excreta por el riñón; la ingestión diaria total de 10 g durante 3 días produce una concentración
sanguínea inferior a la asociada con la toxicidad sistémica si la función renal es normal.

Los efectos tóxicos más importantes de la neomicina son ototoxicidad y nefrotoxicidad; como
consecuencia, el fármaco ya no está disponible para administración parenteral. El bloqueo
neuromuscular con parálisis respiratoria también se ha producido después de la irrigación de heridas o
de cavidades serosas. Las personas tratadas con 4 a 6 g/ día del fármaco por vía oral a veces desarrollan
un síndrome similar al esprue, caracterizado por diarrea, esteatorrea y azotorrea. También puede haber
proliferación excesiva de levaduras en el intestino.

Kanamicina
La kanamicina es uno de los aminoglucósidos más tóxicos, y hay pocas indicaciones para su uso.
Sólo se indica para el tratamiento de la tuberculosis extensamente resistente a los medicamentos, e
incluso en esta condición, por lo general se prefieren alternativas menos tóxicas

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