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Tras la Guerra Civil (1914-18) se instauró en España un régimen autoritario que dejó
el control absoluto del poder político en Francisco Franco durante casi 40 años. Los
fundamentos ideológicos franquistas fueron: Nacional-patriotismo, visión unitaria y
tradicionalista de España (jerarquía, autoritarismo y virilidad); Nacional-Catolicismo,
la Iglesia legitimó la dictadura a cambio del control de la vida social (estricta moral
católica) y educación; Nacional-sindicalismo, único partido: FET de las JONS (Falange
Española Tradicionalista de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista) y sus filiales
OJE (Organización de las Juventudes Españolas: falange juvenil), Sección femenina, y
SEU (Sindicato Español Universitario); militarismo (prestigio militar); tradicionalismo,
valores tradicionales (Catolicismo, Imperio…); rasgos fascistas (exaltación de
símbolos); rechazo de conspiración judeo-masónica-comunista, que introdujo la
democracia y lucha de clases; y antiliberalismo, culpan a liberales de los males de
España y rechazan al parlamentarismo, división de poderes y partidos políticos.
Recibió apoyo social del Ejército, fuerzas policiales, Iglesia, clase dominantes
(terratenientes, burguesía financiera e industrial), clase media, pequeña burguesía
rural y de pequeñas ciudades provincianas y campesinado propietario minifundista y
conservador. Las “familias del régimen” dieron apoyo político tratando de influir en las
decisiones de Franco fueron: Ejército (prestigio y poder político); Falange (control
social y económico); Iglesia (muchos dirigentes del Opus Dei); monárquicos (carlistas
y donjuanistas), tecnócratas (defienden modernización dentro del régimen); y
franquistas puros (almirante Carrero Blanco), eran el núcleo duro (búnker) y defienden
la inalterabilidad del régimen.
La derrota de Alemania y el fin de la II Guerra Mundial supuso para el franquismo una etapa de aislamiento y
rechazo internacional. La ONU condenó el régimen de Franco, ya que había sido impuesto por la fuerza apoyado
por las potencias fascistas derrotadas. Además, Francia cerró la frontera con España y la ONU recomendó a los
países la retirada de sus embajadores de Madrid. Aún así, Franco y sus seguidores van mantenerse con el objetivo
de perpetuarse en el poder y van a denunciar la condena internacional, presentada a la opinión pública como una
maniobra extranjera para desprestigiar a España.
La continuación del franquismo después de la II Guerra Mundial, provocó que España no se beneficiase de la
ayuda norteamericana del Plan Marshall (1947) y fue excluida de la nueva alianza defensiva occidental, la
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), constituida en 1949. La situación internacional de la Guerra
Fría permitió el acercamiento de España al bloque occidental, promoviendo la imagen de país anticomunista. Así, a
finales de los cuarenta la presión internacional disminuyó y se inició un acercamiento hacia Estados Unidos. Para
ello, Franco decidió remodelar gobierno, donde adquirió mayor importancia el nacionalcatolicismo en detrimento de
los falangistas. En este momento, un militar clave para la continuidad del régimen, Luís Carrero Blanco, fue
nombrado subsecretario de la presidencia. Este acercamiento a Estados Unidos culminó en 1953 con la firma del
acuerdo militar hispanonorteamericano en donde los dos países se comprometían a la ayuda mutua en caso de
conflicto. Los estadounidenses obtuvieron en España el derecho a establecer y utilizar una seria de bases
militares en territorio español. A cambio, España recibió material bélico y ayuda económica (465 millones de
dólares en 4 años). Además, el acuerdo con EEUU le sirvió a España para volver a establecer relaciones
diplomáticas y comerciales con los países del bloque Occidental.
Además, la ruptura del aislamiento exterior se completó con la firma de un Concordato con el Vaticano (1953)
importante para el reconocimiento internacional del régimen de Franco y poco después con la entrada en la ONU
(1955) gracias al respaldo del Gobierno norteamericano. Por el contrario, todos los intentos del régimen
franquista por acceder a las instituciones europeas más importantes (como la CEE) fracasaron por la ausencia de
libertades democráticas en España.