Taller Danza Selva Africana para Grados 10 y 11
Taller Danza Selva Africana para Grados 10 y 11
Taller Danza Selva Africana para Grados 10 y 11
Taller para Estudiantes de 10° y 11° Grado: Selva Africana y su Legado Cultural
Introducción:
En este taller, exploraremos la rica tradición y el legado cultural de Selva Africana, una
comparsa emblemática del Carnaval de Barranquilla. A través de lecturas y actividades
creativas, los estudiantes podrán adentrarse en la historia, el arte y la importancia de esta
manifestación cultural.
Llevando consigo a África, las máscaras, el maquillaje y los disfraces reflejan su arte, su
cultura y su folclor; en las calles de Galapa un pedazo de tradición africana vive con
nosotros. “…la importancia de Selva es la representación que llevan los animales, o sea que
vamos de acuerdo a lo que es la fauna africana”, afirma José Llanos.
Sobre la Vía 40, ambientada por una temperatura que ronda los 38 grados centígrados y un
cielo azul despejado, los felinos salieron de un taller y ahora danzan al compás de ritmos
provenientes de África, llevándose los aplausos de la multitud.
¡Lo lograron! Convirtieron el ‘cumbiódromo’ en una Selva Africana, el nombre de esta
comparsa conformada por, aproximadamente, 80 bailarines, entre niños, adolescentes y
jóvenes que personifican al animal y enriquecen la tradición de las ‘carnestolendas’.
Ellos mueven sus hombros, contonean sus caderas y dan pasos ensayados previamente, ni
uno más, ni uno menos, mientras llevan en su piel los trazos de una brocha con los colores
amarillo, negro y naranja.
Donde todo empieza, en esta población ubicada a 15 minutos de Barranquilla por la vía de
la Cordialidad, están el hombre y sus hijos, embadurnados de pintura y rodeados de
tumultos de icopor, cartón, troncos de madera, lija y una ponchera azul que almacena
almidón de yuca. En otras mesas están los moldes y el papel maché.
No es más que una fábrica donde se respira cultura pura y se crean diseños con resultados
asombrosos. Por eso, interrumpir al artesano en ese momento clave sería una afrenta hasta
con la fiesta.
Alrededor de él hay un corre – corre, dos de sus hijos se pasan pinceles, traen tijeras, llevan
papel y no es para menos: el principal desfile arranca en 48 horas y tienen un pedido de 50
figuras de guacamaya.
A José Francisco se le ‘prendió el bombillito’: “¡Eso es!”, exclamó. Hizo un corte y quedó
satisfecho. De inmediato se dispuso a contar cómo se le ocurrió todo esto, desde que tenía 7
años de edad.
Como con el molde del tigre, acomoda el escenario, no omite ningún detalle, lo rodea una
decena de máscaras de tigres y, hasta que terminó de acomodar la última a la perfección,
procedió a echar el cuento.
Selva Africana nace a través de las máscaras, como artesano, yo siempre elaboraba las
“Selva Africana nace a través de las máscaras, como artesano, yo siempre elaboraba las
máscaras para el Carnaval de Barranquilla, pero quise llegar con algo innovador, algo
creado, entonces imaginariamente me fui al África, a estudiar parte de su hábitat, que era lo
que hacían los animales de la fauna africana, comencé a dar sobre ese estudio y lo proyecté
en Barranquilla”, dice Llano.
Sentado en esa silla plástica blanca, pero con manchas de pintura roja y verde, recuerda que
entró al mundo de las artesanías en el ir y venir del colegio. En el trayecto, detenía su andar
por quedarse viendo el trabajo de los mayores.
“Durante todo el año estamos trabajando, porque aquí en el taller nos visitan muchas
personas de todas las partes del país. A través del grupo, hemos participado en la Feria de la
Máscara, que se realiza en el Estado de Zulia, hemos ido dos veces a representar al
Carnaval de Barranquilla y a Colombia en el Encuentro Internacional de la Máscara Ibérica,
que se celebra en Belén (Portugal)”, expresa con orgullo el director de Selva Africana.
Más de 25 Congos de Oro para la comparsa
Mientras mira cómo su celular no deja de sonar, Llano mantiene su concentración y señala
que la participación de la comparsa en la fiesta declarada patrimonio Oral e Inmaterial de la
Humanidad le ha significado más de 25 Congos de Oro desde 1980. Todos, ubicados en la
parte más alta de una vitrina que recibe a los visitantes en la sede de la comparsa.
Al fin y al cabo son detalles que los han llevado a mostrarse ante el mundo, como la vez
que Shakira se presentó en el Súper Bowl, en Estados Unidos, con las creaciones de José
Francisco.
José Llanos fue Rey Momo del Carnaval.
FOTO:Vanexa Romero / EL TIEMPO
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O las veces que diferentes personalidades del país han llegado a conocer los orígenes de las
máscaras del Carnaval, como el expresidente Iván Duque y la actual primera dama de la
Nación, Verónica Alcocer, quien fue el año pasado a conocer todo el proceso. A ellos se les
entrega la máscara dorada del Torito.
Mientras que anualmente reciben la visita de las designadas reinas del Carnaval.
Aprovechan el momento e izan la bandera de la comparsa. Es un acontecimiento que se
celebra en todo el municipio, según relata.
“Carnaval sin máscara no es Carnaval. Ya vamos a cumplir los 50 años y sí se puede decir
que vamos a seguir, porque no es que me sienta cansado, sino que una de las cosas, cuando
fui Rey Momo, fue haber llegado a hacer un proyecto de emprendimiento con las nuevas
generaciones, especialmente con los niños, porque el artesano de esa época moría y se
llevaba el saber. Eso lo estuve pensando, que no podía ser así, sino darle todo ese
emprendimiento a la nueva generación”, sostiene.
Precisamente ese legado que deja José Francisco Llanos está en sus hijos, quienes no se
conformaron con la experiencia empírica heredada de su padre y se formaron para integrar
el equipo en el taller, como un proyecto que va de generación en generación.
Uno de ellos es Luis Demetrio Llanos. Estudió artes plásticas en la Facultad de Bellas Artes
de la Universidad del Atlántico y hoy en día ha actualizado la técnica del papel en los
diseños de las máscaras.
“Confeccionamos más de 1.000 máscaras y no se venden solo desde enero, tú sabes que en
la costa desde el 1° de enero ya es Carnaval, entonces hay pedidos desde mucho antes,
desde septiembre. Todo lo que es ‘Bre’, ya eso es precarnaval, desde que escogen a la reina
del Carnaval de Barranquilla empieza la gente a llamar”, manifiesta el joven artesano.
Luis Demetrio Llanos estudió en la Universidad del Atlántico.
FOTO:Vanexa Romero / EL TIEMPO
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No obstante, Luis Demetrio señala que Selva Africana ya no solo tiene un taller
artesanal, sino también artístico, pues además de hacer máscaras de cebra, gorila, tigre y
guacamaya, también le suman macro figuras, esculturas, carrozas, tocados y maquillaje.
Este año estamos trabajando lo que es una paleta de colores más amarillos, naranja y
rojos
Por lo anterior, el proceso para hacer realidad estas creaciones constan de varios pasos
durante tres días. En el caso de la técnica del papel maché, la especialidad de José Llanos,
juntan el almidón de yuca, con el papel de harina o de azúcar, lo rasgan y se pegan por
carpas para producir un grosor y así la copia de una figura.
Ya con estos ingredientes, se elabora la figura en barro, se aplica la vaselina para que no se
pegue el papel, se empapela, se desmolda y se pinta, según los colores característicos de la
máscara tradicional, así como los detalles adicionales, como los colmillos o los cachitos, si
son toritos.
En el caso de los tocados, se le agregan las plumas. Mientras que, con las artesanías en
madera, se suman otras técnicas, como el icopor, la resina, la fibra de vidrio. Terminan
siendo estructuras de mayor tamaño, que se usan para decoraciones.
“Trabajamos con las paletas de colores. Cada año hacemos cambios. El año anterior
hicimos unas panteras con manchas y eran con tonos dorados, púrpuras, fucsia y morado.
Este año estamos trabajando lo que es una paleta de colores más amarillos, naranja y rojos.
El vestuario es más estilo africano”, cuenta el artista plástico.
Este es el resultado de un proceso en el que los integrantes de Selva Africana ponen todo su
empeño.
FOTO:Vanexa Romero / EL TIEMPO
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Para cumplir con la cantidad de pedidos, generan desde 15 hasta 20 empleos. Incluso,
aquellos bailarines que no cuentan con los recursos para el vestuario, obtienen su propio
ingreso empleándose en el taller de la comparsa para la que bailan.
En todo caso, a través de este ejercicio de Selva Africana, continúa viva la tradición de los
artesanos galaperos, quienes por estos días ven su arte desfilar en la Vía 40 sin parar. O
como dice José Francisco Llanos, “Carnaval sin máscara no es Carnaval”, para luego un
rugido lanzar.
Conclusión:
Este taller fomenta el aprendizaje activo y la apreciación por las manifestaciones culturales
que enriquecen nuestra identidad colectiva.