Clase 1 Neurociencia y Aprendizaje

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Clase 1 Neurociencia y Aprendizaje

Actividad

1) Realizar un mapa conceptual teniendo en cuenta todos los conceptos sobre Neurociencias y
aprendizajes

¿Qué es la Neurociencia?
Nuestro cerebro nos define, procesa el mundo que nos rodea y determina cómo respondemos a los estímulos.
En el cerebro suceden procesos como enamorarse de alguien, ser capaz de reconocerte a ti mismo, o que un
olor te recuerde a un lugar. Pero también tiene disfunciones provocadas por enfermedades, lesiones o
deficiencias de desarrollo que afectan al órgano que nos hacen incluso perder el sentido de la propiocepción o
nuestra capacidad para comunicarnos. Todos estos procesos tienen que ver con la neurociencia
La definición oficial de neurociencia es “ciencia que se ocupa del sistema nervioso y de cada uno de sus diversos
aspectos y funciones especializadas”. Se podría decir que la neurociencia surge con el objetivo de comprender el
funcionamiento y la estructura del sistema nervioso desde distintas aproximaciones, mediante metodologías y
técnicas diversas.

El desarrollo de la neurociencia necesita la combinación de varias consideraciones:


- La colaboración de multitud de disciplinas para desentrañar los entresijos del cerebro y del sistema nervioso.
Disciplinas como la química, la fisiología, la psicología, la farmacología, la genética, la ingeniería de varios
ámbitos, más recientemente, la informática…
- Los nuevos descubrimientos hacen que no debamos hablar de sólo una neurociencia, sino de varias
neurociencias que trabajan sobre cosas tan variadas como estructuras cerebrales, sinapsis entre neuronas y
procesos mentales. Pero también de emociones, enfermedades neurológicas y mentales.
- La neurociencia actual sólo se entiende relacionada con las nuevas tecnologías. Con ellas, la observación del
cerebro es más minuciosa que nunca, podemos ser humanos mejorados gracias a las interfaces cerebro-
máquina e incluso crear máquinas con sentimientos gracias a la inteligencia artificial. El desarrollo de la
computación, el big data, la llegada de la realidad virtual, la nanotecnología y las máquinas de secuenciación
genética, entre otras tecnologías, están re-definiendo esta ciencia.

Sobre de la Neurociencia
La neurociencia es el estudio del sistema nervioso. El sistema nervioso está compuesto por el cerebro, la médula
espinal y las redes de células nerviosas sensitivas o motoras, llamadas neuronas, en todo el cuerpo. El objetivo
de la neurociencia es comprender cómo funciona el sistema nervioso para producir y regular emociones,
pensamientos, conductas y funciones corporales básicas, incluidas la respiración y mantener el latido del
corazón.
Los neurocientíficos estudian el sistema nervioso en muchos niveles diferentes. Examinan las moléculas, las
células nerviosas, las redes neurales y la estructura del cerebro, de forma individual y en conjunto, y cómo estos
componentes interactúan para realizar diferentes actividades. Estos científicos estudian cómo se desarrolla y
funciona un sistema nervioso típico, como así también los trastornos y las enfermedades que causan problemas
al crecimiento o funcionamiento del sistema nervioso.
Por ejemplo, cuando alguien lee estas palabras, su cerebro envía señales a los músculos del ojo para ayudarlo a
seguir la línea de texto. Al mismo tiempo, los ojos cambian las palabras en señales que viajan a través de las
neuronas hasta el cerebro. El cerebro decodifica estas señales para “leer” las palabras. Luego, el cerebro busca
en la información almacenada ─incluidas las memorias─ para darle significado a las palabras por sí solas, y luego
darle significado a lo que las palabras dicen en conjunto. El proceso completo ocurre casi de forma instantánea,
que es una prueba más de que el sistema nervioso es maravilloso.

¿Qué Aporta la Neurociencia al Mundo del Aprendizaje?

La neurociencia es el conjunto de disciplinas científicas que estudian el sistema nervioso, con el fin de acercarse
a la comprensión de los mecanismos que regulan el control de las reacciones nerviosas y del comportamiento
del cerebro. Existen múltiples disciplinas como la neuroanatomía, neurofisiología, neurofarmacología,
neuroquímica… etc. Es por ello que la neurociencia debe ser estudiada de manera integrada y complementaria
con el fin de comprender la complejidad del cerebro.

Aprendizaje y Neurociencia
Aprender es, en esencia, ser capaz de sobrevivir. El hombre aprendió cómo hacer fuego para calentarse y
cocinar la carne y, así, enfermar menos. Aprendió a cultivar la tierra para asegurar alimento
independientemente de la suerte en la caza y construyó viviendas que resistieran a la lluvia y el frío.
Aprendiendo el hombre se forjó un futuro y solo así aseguró la continuidad de la especie.
El cerebro sigue siendo un gran desconocido, pero hace 30 años aún lo era más. Los avances en neurociencias
han permitido comprender cómo funciona el cerebro y ver el importante papel que la curiosidad y la emoción
tienen en la adquisición de nuevos conocimientos. En la actualidad se ha demostrado científicamente que, ya
sea en las aulas o en la vida, no se consigue un conocimiento al memorizar, ni al repetirlo una y otra vez, sino al
hacer, experimentar y, sobre todo, emocionarnos. Las emociones, el aprendizaje y la memoria están
estrechamente relacionadas. Desde el punto de vista de la neurociencia educativa, cabe destacar que la
inteligencia es un concepto multidimensional, por eso un mismo ambiente de aprendizaje debe llevar a los niños
a explorar, pensar y expresar sus ideas a través de una variedad de diferentes códigos.

La Neurociencia y la Educación
Por lo que concierne a la neurociencia en la educación, hoy día hay diversas pruebas de cómo un ambiente de
aprendizaje equilibrado y motivador requiere a los niños de un mejor aprendizaje. Es por ello que los niños
aprenden “socialmente”, construyendo activamente la comprensión y los significados a través de la interacción
activa y dinámica con el entorno físico, social y emocional con los cuales entran en contacto.
La neuroeducación recomienda que durante los primeros años de vida los niños estén en contacto con la
naturaleza y no se les fuerce a permanecer sentados y quietos mucho tiempo, pues a esas edades es cuando se
construyen las formas, los colores, el movimiento, la profundidad… con los que luego se tejerán los conceptos.
Para poder madurar, es decir, crear nuevas redes de neuronas, el cerebro necesita experiencias nuevas. De los
10 a los 12 años, en cambio, el cerebro está específicamente receptivo a aprender aptitudes, por lo que es el
momento de potenciar la comprensión de un texto y de que aprendan a razonar de forma matemática. Y, en la
adolescencia, el cerebro es plenamente emocional y choca con el actual modelo educativo que en esta etapa les
obliga a aprender biología, física, química… materias totalmente racionales.
Por poner un ejemplo, muchas personas han olvidado el nombre de los Reyes Magos o la fórmula para calcular
la velocidad de caída de un cuerpo pero, en cambio, recuerdan lo divertidas que eran las clases de ese profesor
en especial que despertaba su interés con ejercicios prácticos e historias sobre cada tema. Fue él quien
consiguió despertar tu atención e interés, y por el que decidiste estudiar lo que después estudiaste… La emoción
es fundamental en el aprendizaje, para quien enseña y para quien aprende. Ese profesor hizo que la información
en clase la captásemos por medio de nuestros sentidos y para que después pasara por el sistema límbico o
cerebro emocional antes de ser enviada a la corteza cerebral, encargada de los procesos cognitivos. Dentro del
sistema límbico, la amígdala tiene una función esencial: es una de las partes más primitivas del cerebro y se
activa ante eventos que considera importantes para la supervivencia, lo que consolida un recuerdo de manera
más eficiente.
Por último, la empatía (el acercamiento emocional) es la puerta que abre el conocimiento y con él la
construcción del ser humano. Además se ha descubierto que, al contrario de lo que se creyó durante mucho
tiempo, el cerebro no es estático, sino que existen periodos críticos en los que un aprendizaje se ve más
favorecido que otro. Por ejemplo para aprender a hablar el cerebro está más receptivo desde que uno nace
hasta los siete años. Pero esto no quiere decir que después no pueda adquirir el lenguaje: la plasticidad del
cerebro permitirá hacerlo aunque cueste más. Este descubrimiento de la existencia de periodos de aprendizaje
abre nuevos debates sobre el sistema educativo y la necesidad de replantearse un nuevo modelo acorde con
esta predisposición cerebral a adquirir nuevos contenidos concretos por etapas.
La cantidad de jóvenes desmotivados que no quieren continuar sus estudios o creen que lo que están
aprendiendo no sirve para nada es alarmante. Y la única forma de combatirla es a través de maestros que
enseñen a los niños a afrontar nuevos retos, que transformen el cerebro de sus alumnos aprovechando todas las
herramientas que ofrece la neuroeducación para enseñar mejor. Algunos expertos afirman que si las clases
fueran más vivenciales podrían impartirse más conocimiento en menos tiempo. Los docentes deberían
aprovechar lo que se conoce del funcionamiento del cerebro para enseñar mejor. Los niños deben
entusiasmarse por lo que están aprendiendo.

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