Reseña Las Otras Evita Barry

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Almirón, Alma; Sánchez Maidana, Guillermo

Se hace la Evita: las otras dos


primeras damas peronistas (2021)
de Carolina Barry (comp.)

Guay: Revista de lecturas

2021, vol. Diciembre

Almirón, A.; Sánchez Maidana, G. (2021). [Reseña de] Se hace la Evita: las otras dos primeras damas
peronistas (2021) de Carolina Barry (comp.). Guay: Revista de lecturas, Diciembre. En Memoria
Académica. Disponible en: https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.13140/pr.13140.pdf

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HISTORIA
CAROLINA BARRY

Se hace la Evita: las otras dos


primeras damas peronistas (2021)
de Carolina Barry (comp.)
Si pensamos en cualquier escenario político actual, las representaciones masculinas
siguen siendo predominantes, aun habiendo tenido a dos mujeres en la presidencia de
nuestro país, otras en cargos políticos de importancia, un fuerte movimiento feminista que
ha luchado por la igualdad en todas las esferas de la sociedad y que obtuvo avances
significativos en el terreno político. Listas de partidos, gabinetes gubernamentales, cámaras
de senadores, de diputados, sindicatos, gobernaciones, intendencias; las mujeres continúan
teniendo una participación minoritaria, cuantitativa y cualitativamente, en la política.
Ahora bien, si nos situamos más de 70 años atrás, ¿cuál era el lugar de las mujeres en ese
entonces? ¿Cuáles eran sus posibilidades? ¿Qué oportunidades laborales, de vida, de
estudio, podías tener siendo mujer? Las respuestas son bastante acotadas: maestra y/o
universitaria si tenías determinado status social y el apoyo necesario, y si pertenecías a la
clase trabajadora tu futuro posiblemente no iría más allá que ser madre, esposa, ama de
casa u obrera. Fue allí, en ese contexto extremadamente adverso y complejo, que Eva Duarte
de Perón, y miles de mujeres más, conformaron cuadros de poder político sin precedentes
en la región ¿Dónde quedaron esas mujeres? ¿En dónde están escritos sus nombres?
¿Quiénes fueron? Se hace la Evita. Las otras primeras damas peronistas libro compilado por
Carolina Barry y publicado por Omnívora Editora nos cuenta la historia política y biográfica
de algunas de ellas, de esas otras primeras damas, esas “Evitas” que multiplicadas por todo
el país y siguiendo el ejemplo de la persona que les dio la oportunidad de llegar -o siquiera
de pensar- en acceder a un lugar de influencia y poder, ocuparon espacios impensados hasta
entonces.
En las páginas introductorias Barry problematiza y reflexiona sobre el rol que cumple una
primera dama, los marcos jurídico-institucionales de su accionar y las reglas a seguir por
quienes tienen que interpretar ese papel. En Se hace la Evita Barry retoma clasificaciones
hechas sobre ellas: la primera dama acompañante, la protocolar, la que realiza acción social
de ayuda a vulnerables y la involucrada en política. Agrega a estas el concepto del “poder
bifronte”, en el cual, sin abandonar necesariamente el rol clásico, las primeras damas logran
un liderazgo a la par de sus maridos, con quienes componen matrimonios gobernantes.
Sobre estos ejemplos irán los estudios de caso del libro. Además, Se hace la Evita tiene la
bondad de ser un libro federal, al relatar las historias de distintas primeras damas
provinciales, plantea una perspectiva descentralizada que se consolida al observar el origen
de autoras pertenecientes a diversas casas de estudio del país. El libro consta de una
introducción de la compiladora y ocho capítulos que abordan historias de las provincias de
Buenos Aires y San Juan a cargo de Barry, Córdoba por Marina Inés Spinetta, Corrientes por
María del Mar Solís Carnercier, Mendoza por Mariana Garzón Rogé, Santiago del Estero por
María Mercedes Tenti y de las ciudades de Bahía Blanca por José Marcilese y Junín por
Karina A. Muñoz.
Cuando pensamos en el peronismo histórico lo habitual es que las imágenes que se
aparecen en nuestra mente nos trasladen a la Plaza de Mayo repleta de gente, a
trabajadores con sus pies en la fuente, un Perón dando discursos en el balcón de la Casa
Rosada, una Evita rodeada de descamisados, entre otras. Por fuera del ámbito académico
sigue siendo poco habitual pensar un peronismo “periférico”, debido a eso, es interesante
ver cómo a través de las historias de las “Evitas”, se construye y articula otro tipo de
peronismo, vemos la manera en que se tejían redes de lealtades al presidente y su
compañera, y también tensiones con ellos. Los abordajes federales, por esto, nos habilitan a
pensar ya no en el si no en los peronismos como una experiencia plural y transformadora
que encuentra en los estudios situados en otros territorios, tradiciones, realidades,
experiencias; un necesario y revitalizador enfoque.
La lectura de los trabajos compilados nos permiten encontrar cuatro momentos claves en
las experiencias de estas primeras damas y sus peronismos locales. Primero, el surgimiento
de la acción política de las protagonistas al calor de la llegada de Perón a la presidencia, y el
ascendente protagonismo que tendrá Eva en la acción social directa, cristalizado por
ejemplo en el funcionamiento de la Obra de Ayuda Social de la Gobernación de Buenos
Aires, los Centros de Ayuda Social en Córdoba, la Obra Social Mendoza, La Agrupación
Femenina 4 de Junio de Junín o la Comisión de Ayuda Social de Santiago del Estero, que
harán un trabajo similar a la Fundación Eva Perón allí donde el Estado y la propia FEP aún no
habían llegado. En segundo lugar, con la sanción de la ley de sufragio femenino en febrero
de 1947, vendrá un momento de reconfiguración de los centros cívicos femeninos -creados
previamente- que se expanden, multiplican y se abocan a la tarea de empadronar a las
futuras votantes. Hasta ese momento era habitual el uso de los nombres de gobernadores y
sus esposas en los centros, como el caso del centro cívico femenino Ruperto Godoy
(gobernador de San Juan) o el nombramiento de las primeras damas y sus esposos como
presidentes honorarios de estas organizaciones, antecedentes de las unidades básicas. Pero
esta costumbre ya no será válida, a partir de allí dichos centros pasarán a ser llamados
Centros Cívicos María Eva Duarte de Perón y se abandonaran esas tradiciones previas.
El tercer momento transversal a las historias abordadas es fundamental ya que
representa un quiebre en las trayectorias políticas de estas mujeres (y sus maridos): la
creación del Partido Peronista Femenino en 1949. Es a partir de este punto que la toma de
decisiones y el armado del partido es centralizado en Eva y Perón, quitándoles autonomía a
los matrimonios gobernantes locales, imposibilitando explícitamente la influencia política
mediante el envío de delegadas censistas elegidas personalmente por Evita. Y decimos
explícitamente, porque había una directiva que planteaba la prohibición del nombramiento
de las primeras damas como presidentas honorarias, o de cualquier actividad política que
pudieran llegar a tener. Esto podría tener como causa el hecho de un cierto temor al
crecimiento de figuras que opacaran a los líderes, se puede ver, por ejemplo, cómo en el
ámbito sindical Perón fue muy celoso de permitir el desarrollo carismático de algún
representante y en esos años fueron habituales las intervenciones en dichos espacios, pero
principalmente es mencionado el temor de que las primeras damas fueran utilizadas por
sus maridos con fines políticos. El Partido Peronista Femenino era independiente de la rama
masculina del peronismo, y de los hombres en sí. Estaba íntegramente conformado por
mujeres, y además, los cargos más altos jerárquicamente hablando, los ocupaban mujeres
de la clase obrera, elegidas personalmente por Eva. La conformación de esta nueva
organización femenina fue letal para las primeras damas porque más allá de lo
anteriormente mencionado, también significó la desarticulación de los centros cívicos
femeninos que ya estaban en funcionamiento o su puesta bajo la órbita del PPF. En la
mayoría de los casos -como puede ser el de la primera dama bonaerense- fueron ellas las
encargadas de realizar esta tarea, y no se resistieron a volver a un rol más tradicionalmente
opaco. Entre las principales búsquedas en la disolución de estas organizaciones previas al
PPF estaba la “eliminación” de los caudillismo locales, aunque la recopilación del libro
muestra que esta voluntad tenía sus límites, como en el relato sobre Haydeé Ponti en
Santiago del Estero, figura con pretensiones similares a las otras biografiadas, pero
favorecida en su proyección personal por el momento particular en el cual su marido accede
al poder, meses antes de la muerte de Eva, que le permitirá mantener vigencia.
Este último parteaguas abre el ‘después’ en la trayectoria de las biografiadas, acierto del
libro el agregar a las breves descripciones de ese momento de las vidas de las protagonistas,
pistas propias de las memorias íntimas, familiares, sobre páginas que en gris oscuro marcan
el fin de los capítulos, y de las experiencias políticas de las “Evitas”, igualmente grises. La
primera dama de San Juan que, viuda, recurre a la enseñanza de cocina regional para
mantener a su familia y de quien nos comparten una receta, la primera dama correntina
que luego de alejarse de su rol, de la política y enviudar busca disfrutar de otros placeres
más personales como los viajes, el caso de la primera dama mendocina que alejada del
poder y atravesada por la tragedia familiar deposita en una carta la esperanza de visitas
ante una grave enfermedad que la aqueja en soledad, o el de la dama de Bahía Blanca que
luego de padecer con su marido la persecución antiperonista pos golpe opta por el suicidio
ante el irrenunciable compromiso de su compañero con una tarea que le resultó tan ingrata.
Las “Evitas” biografiadas que se construyeron con Eva y no solo a partir de ella, comparten
hasta en estos momentos cierto destino con la líder del movimiento, que expresaba en
fecha cercana a su inmortalidad no sólo no haber querido nada para ella sino también
haber dejado jirones de su vida en el camino. El nombre de Eva, volviendo sobre ese
discurso, fue ciertamente levantado como bandera, será tiempo de preguntarnos si no hay
otros nombres que también merecen ser levantados como tal.
De la lectura de Se hace la Evita rescatamos lo positivo en que se investigue y se releven
históricamente las biografías y experiencias de las mujeres que formaron parte de esta
excepcionalidad que tuvo lugar en los años del primer peronismo. La revitalización de la
biografía en sí como género que tiene un gran potencial en la construcción del pasado, más
allá del familiar, sobre todo en sujetos que podrían caer en el olvido. Todas las mujeres que
estaban, y las que no estaban, dentro del Partido Peronista Femenino, fueron invisibilizadas
por la historia, y también por la historia del peronismo. Entre ellas hubo quienes tuvieron la
capacidad de dar discursos ante auditorios llenos, despertando las pasiones políticas de
otras miles, encabezaron propuestas, ocuparon espacios y transformaron vidas. El libro es
una oportunidad para pensar también disputas y transformaciones críticas del peronismo,
es un libro que desnuda el interior del movimiento y lo que ocurría en sus márgenes. Toda
lectura como a la que nos entregamos, plural, que genera preguntas, que abre los debates,
que no sea condescendiente, que invite a realizar una lectura crítica, nos parece sumamente
valiosa.
ALMA ALMIRÓN

Es estudiante avanzada de Ciencias Antropológicas en la Facultad de Filosofía y


Letras de la UBA.

GUILLERMO D. SÁNCHEZ MAIDANA

Es profesor en Historia en enseñanza media, maestrando en Historia Argentina y


Latinoamericana por la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.

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