Liderazgo Espiritual en La Complejidad. X Quinza

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LIDERAZGO ESPIRITUAL EN LA COMPLEJIDAD

Xavier Quinzà, SJ

"Se trata de lograr un nuevo modo de interrelación, sin supremacías, en el que unos y
otros, desde sus respectivos niveles, aprendan a escucharse y a corresponsabilizarse
para mejor alentar y realizar la misión. Todo ello reclama un liderazgo corporativo
que anime el discernimiento y contribuya a dar al superior herramientas para decidir
conforme al mayor bien y provecho de las almas" (Adolfo Nicolas, General de la
Compañía de Jesús, carta de 21.06.2014)

LIDERAZGO APOSTÓLICO CORPORATIVO

Persona de discernimiento

Es aquella persona que sabe escuchar sus deseos más propios, que
conecta con ellos. Que busca producir algo nuevo en la toma de
decisiones. Que conoce sus afectos desordenados y con lucidez y
generosidad actúa con rectitud de intención en la búsqueda de Dios,
para colaborar con alegría y poner por obra cauces oportunos para su
amor. Si quien lidera la institución nos es persona de discernimiento,
se hace muy difícil que este modo de proceder dé verdaderos frutos.

Vivir, inspirar, liderar

Para liderar necesitamos tener un pensamiento que sepa prever las


circunstancias oportunas, adquirir la capacidad de influir
positivamente en otros y una personalidad que es capaz de asumir
incertidumbre y devolver a los demás un fuerte sentido de confianza.
Liderar es una habilidad que se desarrolla, unos recursos que se
cultivan, que no son innatos, sino que piden una exigencia personal
grande. La capacidad de innovación es una de las mejores cualidades
del líder, creatividad busca soluciones donde otros ven solamente
problemas.
Quizá lo más importante a trabajar es la conexión con su
interior, estar atentos a los movimientos, a la escucha de su corazón:
lo que producen los acontecimientos en cada uno.
También es clave avanzar en el conocimiento propio: conocer
las inclinaciones y también los engaños en los que nos podemos
atrapar. Es decir todo lo que proporciona sabiduría y una libertad
decidida (lo más importante!). Muy importante es poseer una
autoridad moral, en coherencia de vida y disponibilidad de
colaboración, de “hacerse querer…”

Mirar y entender la vida desde dentro


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El talante espiritual adecuado para un líder es ser una persona
orientada y motivada desde las propias experiencias configuradoras
de su vida. Que no vive de ideales preconcebidos o de verdades
aprendidas sino experimentadas. Una persona madura que ha sabido
descubrir el propio lugar en la vida, con una visión propia: captar lo
que está pasando desde el interior.
Para entender la vida se hace imprescindible tener una
conciencia cierta de la presencia de Dios, que actúa en todo lo que
pasa. Don de descubrir la fuente… Dos rasgos de esta experiencia
interior: Dios se comunica y Dios engendra vida. Entender y vivir que
el amor que es la música del mundo: vivimos desde la libertad y
generosidad.
Para entender la vida debemos abrirle caminos a la Gracia:
nuestra forma de liderazgo está subordinada a la obediencia interior.
Permanecer a la escucha de la voz de Dios y colaborar con nuestra
aceptación. Cuatro elementos configuradores: amor, confianza, luz
compartida y colaboración

Conocerse a sí mismo, punto de partida

El cultivo personal de nuestro interior es la mejor forma de


capacitación para ayudar a los otros, saber cuáles son tus fortalezas y
cuáles tus debilidades. Conocerse bien a sí mismo es una actividad
humana compleja: exige un cuidadoso equilibrio entre reflexión
personal y contraste con otros.
Es muy importante conocer cuáles son las necesidades que
están detrás de nuestros sentimientos, porque estos son una primera
evaluación de lo que nos pasa, pero se deben discernir. Con
frecuencia suelen ser el brillar, quedar bien con todos, mantener la
imagen, dejar huella, convencer a los demás, angustia por hacer bien
las cosas, deseo de poder, manipular…
Hace falta captar muy bien las resonancias interiores de lo que
nos sucede afuera: dejar fluir… sesgos subjetivos, incertidumbres,
serenidad ante los conflictos. Aprender a lidiar con los fantasmas
personales (irreales, pero activos!) y hacer frente a los verdaderos
problemas!
Conviene que ahondemos en la inteligencia emocional:
aprender a autorregularnos, saber manejar y orientar las reacciones
emocionales.

Ser referente, cuidar el equilibrio personal, tener intención


recta

Para ser un referente para los demás deberemos ir puliendo las


motivaciones del corazón: serenidad afectiva que se gana y nos libera
de apegos. Pero no es nunca una conquista acabada, es una tarea de
cada día, siempre en búsqueda de una mayor libertad (cada día y en
cada ocasión)

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Practicar la sospecha sobre uno mismo y nuestros propios
deseos no mostrados. Somos maestros en cebar el propio “ego” y ello
se convierte en un gran obstáculo. Liderar exige una “separación
amistosa”, sin compulsión, sobre los elementos que nos inflan el yo.
Cinco características que preparan para ser personas de
discernimiento: ser una persona agradecida, con deseos de
generosidad gratuita; ser una persona lúcida y cuidadosa de libertad
interior, buscando liberarse tanto de miedos como de apegos a la
propia imagen; libre de fundamentalismos y maniqueísmos, capaz de
trabajar con mediaciones concretas; responsable y autónoma pero
que se deja acompañar, aconsejar; humilde que busca confirmación,
evalúa y sabe que se puede equivocar.

TALLER 1

 ¿Qué experiencias tienes de las personas que te han influido?


 ¿Te sientes vocacionada para la responsabilidad y servicio de
superiora? ¿En qué signos lo percibes?
 ¿Estás en contacto con tus emociones, cómo las expresas y
gestionas? ¿Conoces y analizas tus pasiones y tus fantasmas, y no te
mantienen bloqueada? ¿Sabes autorregular tus movimientos
interiores?
 ¿Tienes facilidad para aprender de otros, de las circunstancias…?
 ¿Sabes traducir desafíos potenciales en retos agradables?
 ¿Qué te mueve o motiva para desempeñar tu responsabilidad?
 ¿Eres persona equilibrada, libre, responsable y autónoma?

COMPETENCIAS DEL LIDERAZGO CORPORATIVO LOCAL

Vincularse, comunicar, dar crédito y estima a los otros

El liderazgo apostólico corporativo es un trabajo de construir un


sujeto apostólico, un “cuerpo para la misión”. Nunca está bien
enfocadas del todo, por eso las relaciones con los otros se tienen que
ir creando. Es propio del líder crear cohesión y solicitar acuerdos.
Sabe que no se basta a sí mismo, que son las personas las que
deben responsabilizarse de la misión. Sin ellas no es nada: su función
es eminentemente relacional. No es unipersonal, las iniciativas
precisan de la aceptación, innovación y bondad de todos. Sus
opiniones, su contraste, el equilibrio conforma cada equipo. Se trata
de fomentar el pluralismo que va haciendo concordar a las personas
diferentes.
Esto es crucial por dos motivos: a) no producimos bienes
materiales sino que vivimos y transmitimos valores, horizonte,
motivación. El liderazgo corporativo lo que pretende es la
transformación personal, desde una transmisión de valores
encarnados en las conductas, en las personas. b) dicha configuración

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sólo se puede lograr si ya se vive en el equipo: aunque de modo
incipiente. Autenticidad y coherencia desde las que vivimos.

Cuidar a las personas, valorarlas, apoyarlas

El liderazgo corporativo quiere formar un cuerpo, un nosotros. Y


trabaja en la constitución de un cuerpo unido, que precisa de cuidado
y acompañamiento, no sólo en el fervor, sino también en el conflicto.
Es la ayuda de uno a otro lo que puede hacer que Dios y la persona
se encuentren y colaboren. Es necesario que se produzca el contraste
que se lleva a cabo a partir de las resonancias interiores, esto es lo
que produce nuestro actuar (misión).
Se trata de cuidar a las personas con las que trabajamos como
seres amados y queridos por Dios. El liderazgo corporativo consiste
en el equilibrio entre la puesta en práctica de valores y prioridades
(misión) y una manera de relacionarnos con los demás positiva y
creativa.
Necesitamos habilitar las destrezas relativas a la escucha y la
empatía: habilidades de comunicación y diálogo interpersonal. Ayudar
al perfeccionamiento del liderazgo con un talante afectivo y amistoso.
Cuidar el clima de trabajo: dar espacio para las relaciones en
que se hacen presente los valores: apoyo y valoración mutua, interés
sincero y respeto, reconocimiento. Manejo positivo de los conflictos,
asumir la discrepancia, etc.

TALLER 2

 ¿Eres accesible a las hermanas personalmente? ¿Crees que sienten tu


apoyo, tu respaldo, tu empatía, tu afecto…?
 ¿Buscas que cada persona dé lo mejor de sí misma?
 ¿Te sientes capaz de recibir sus aportaciones, incluso las críticas?
 Construir equipos, ¿cómo lo planteas, revisas, cuidas?
 ¿Fomentas el debate de temas de fondo?
 ¿Buscas el equilibrio entre intereses y deseos de todos y los valores
de la Congregación?

LIDERAZGO PARA EL “MAGIS”: EL MÁS DE LA MISIÓN

Orientar, planificar, recordar criterios

El objetivo último del liderazgo apostólico es impulsar una misión que


sea orientadora, vinculante y atractiva. Se trata de habilitarnos para
unas nuevas competencias: estratégicas y de gestión.
Liderazgo apostólico no sólo ofrece orientaciones de forma
(modo de proceder), sino que exige contenidos concretos: modos más
efectivos de promover la misión propia y de hacerla crecer en mayor
exigencia y efectividad evangélica.

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Deberemos avanzar en la toma cotidiana de decisiones, lo que
supone planificación: pensamiento estratégico dirigido hacia el
horizonte apostólico; que se construye con la participación de todos
los implicados. Incluye momentos de reflexión y de discernimiento y
procesos de colaboración y participación en corresponsabilidad.
La base de la planificación está en la elaboración de criterios
que se comparten, que inspira y cuida el líder, que son transversales
a la hora de elegir y determinar las acciones: bien más universal,
donde otros no pueden estar, lo más duradero y/o urgente, lo que dé
más fruto y genere un bien mayor con menos riesgo…

Cambiar para un mayor servicio, el más de la misión

Entre las variadas características del liderazgo apostólico corporativo


podríamos destacar las cuatro siguientes:
Pasión: transmitir un “plus” en las personas de los equipos
(religiosos+ laicos). Mística, fuego interior: valor para vivir y hacer el
bien con autenticidad. Derroche de vida interior que convence y
arrastra: dinámica ardiente (encarnación)
Creatividad: para buscar lo mejor, elaborar los problemas,
buscar soluciones en novedad, no conformarse con cualquier cosa.
Cultivar los afectos, ver en profundidad: darle cauces del Espíritu.
Capacidad de apreciar lo germinal, lo que está apuntando…
Aprendizaje: aprender a…aprender! Extraer lo operativo, actitud
de proactividad en cada circunstancia. Discernimiento continuo,
sinceridad con la propia historia. Toma de postura ante conflictos,
aprendizajes colectivos.
Perseverancia: nada valioso se puede conseguir sin constancia,
sin mantenerse en el tiempo. Seguir la “luz primera” ante las
resistencias y obstáculos. Volver a ella. Mantenerse activos en la
dirección asumida. Mantener el rumbo con firmeza y navegar con
prudencia en la dificultad.

Quien lidera tiene que ejercitarse en el discernimiento en


común

El ejercicio del liderazgo apostólico supone un ejercicio continuado de


toma de decisiones. Decidimos a partir de prácticas que buscan
acercarnos cada vez más a la visión que orienta nuestro apostolado.
Son elementos transversales, presentes con acentos varios en todas
las cuestiones.
Destacamos cinco capacidades:
Habilitar proceso de consulta y discernimiento orante, con un
método: Requiere información y transparencia sobre las cuestiones;
precisa tiempos de reflexión (oración) donde cada persona busca lo
mejor y trabaja la limpieza de intención; son necesarios espacios de
calidad para que todos se expresen y sean escuchados, porque todos
tienen el mismo valor en este momento; precisa poner en juego la
cabeza y el corazón, la razón y los afectos equilibrados, las
motivaciones del corazón.
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Facilitar un estilo de organización de reuniones que se
construye sobre la metodología propia del discernimiento orante:
acogida y respeto, libertad interior, facilitar las voces de todos.
Evidenciar la diferencia de posturas.
Sabio manejo de las opiniones diversas, incluso del conflicto
como ocasión de creatividad. No ocultar las diferencias, permitir que
animen el debate, sin buscar perdedores, sino convergentes. Fijar
plazos, que no sea una discusión insana, o lo sea lo menos posible: es
misión del líder…
Fomentar la creatividad. Hace falta elaborar propuestas
valiosas, romper con rutinas anteriores, prácticas que se han
demostrado inviables. Desaprender destrezas que ya no sirven, esto
es clave.
Cuidar que los criterios de las decisiones graves (y también de
las menores!) sean siempre los mismos: hacer el bien mayor, que
alcance el mayor número de personas, que pretenda el servicio a los
que viven peor, que se atienda a lo más urgente, a aquello que nadie
quiere o puede hacer.

TALLER 3

 ¿Qué líneas del Carisma y misión fomentas como prioritarias?


 ¿Cómo recreas en tu servicio los criterios generales de la
Congregación y los transmites? ¿Utilizas y mantienes a menudo estos
criterios a la hora de decidir o te dedicas a apagar fuegos en lo
inmediato?
 ¿Creas vínculos que promuevan una visión común?
 ¿Te ves con libertad interior, intención limpia e ilusión y deseo del
mayor servicio?

METODOLOGÍA

- Reflexión personal
- Trabajo de grupo para compartir vivencias
- Socializar las resonancias compartidas

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