Un Llanto en El Cielo2.0

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Un Llanto en el Cielo: (Apocalipsis 5:1-14)

INTRODUCCIÓN:
Lo que nos dice las Escrituras es que en el cielo no habrá ni más llanto, ni dolor ni
tristeza, sin embargo, con gran sorpresa nos encontramos en este pasaje a un hombre
llorando en el cielo; ese hombre es Juan, y la razón de su llanto quebrantado es porque
cuando el ángel preguntó “¿quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?” no se
encontró a nadie, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra digno de abrirlo.
El llanto de Juan era justificado. Su dolor ante la impotencia de no encontrar a alguien
digno de confianza para dirigir los destinos del mundo tuvo que ser desconsolador. No
hallar a alguien en el cielo que abriera el libro era como quedar desamparado frente al
destino de la humanidad. ¿Quién es digno?, sigue siendo la pregunta a responder.
Los tiempos de hoy no difieren mucho de los tiempos de la iglesia del primer siglo
sometida a persecución por judíos y gentiles, especialmente por el imperio romano.
¿Qué sucederá con nuestro mundo? ¿Qué nos pasará a nosotros y a nuestros hijos en
este mundo? ¿Está Dios todavía a cargo? ¿Por qué parece que las cosas están fuera
de control y sólo empeoran? ¿Dónde estás Dios? Bueno, es aquí es donde este capítulo
tiene su vigencia e importancia.
Note que ahora Juan no está en la tierra, ha sido arrebatado. Ahora tiene una nueva
visión para ver las cosas desde la perspectiva del cielo. Desde allí se le dice que
trasmita la visión de lo que va viendo. Me gusta esto, porque no es una cadena de
televisión que lo va anunciar o algún otro medio de comunicación moderna.
Veamos la escena. Acordémonos que Juan está viejo y ahora es más sensible, por eso
llora tanto. Pero su llanto se calmó cuando supo quién era digno de abrir el libro y sus
sellos. ¿Por qué uno de los ancianos detuvo aquel llanto celestial?
I. “NO LLORES” DIOS ESTÁ EN CONTROL (5:1-4)

1. Un rollo en la mano derecha del que está sentado y sellado. No hay en las Escrituras
una manera mejor de representar la soberanía de Dios sobre la historia que a través de
este pergamino escrito y sellado. El destino final de la humanidad no está en las manos
de Satanás, sino en la mano derecha del que está sentado en el trono.

La mano derecha se refiere a su autoridad. En este caso su autoridad para mostrar al


que abra el libro los resultados de los juicios que vendrán sobre la tierra.
Este rollo está lleno de palabras que Juan podía ver escritas tanto en el interior como
en el exterior del pergamino (Ezequiel 2:10). La escritura en ambos lados indica la
naturaleza detallada e importante de los juicios.
Los sellos nos informan que mientras este plan ha sido resuelto en los eternos consejos
de Dios, se ha ocultado y sólo uno, debidamente autorizado, puede abrirlo para leerlo y
ejecutarlo.
Con esto comenzamos a ver que el período de la gracia y la larga paciencia de
Dios ha llegado a su fin. La pregunta que hizo el ángel a fuerte voz y que puso en
silencio a todo el cielo, la analizamos así:

a. El instrumento escogido fue un ángel, no fue un profeta, sacerdote o pastor.


b. La potente voz llenó absolutamente todo lo de arriba y lo de abajo
c. No hubo respuesta inmediata. Nadie ni siquiera en el cielo era digno de abrirlo

2. Las únicas lágrimas permitas en el cielo.


El continuo llanto de Juan reflejó su tristeza de que el futuro reino de Dios y su juicio
final parezcan indefinidamente postergados porque nadie tenía autoridad suficiente
para abrir el rollo.
¿Significaba esto que no se corregirían los errores de la tierra? ¿Significaba esto que
los justos nunca serán vindicados y que los impíos quedarán impunes? Juan entendió
que, si los propósitos de Dios fracasan, entonces toda la vida carece de sentido. Si
nadie puede abrir el rollo, ninguno de los propósitos de Dios vendrá a pasar.
La triste verdad es que sin Cristo habrá solo llanto. Entonces, tiene que haber alguien
que pueda abrirlo. Pero la verdad eterna, vista de esta manera tan majestuosa y de
gran potencia y gozo celestial nos dice que Dios sigue estando en control de todo y que
su postura sentada en el trono es una indicación de señorío y poder universal a quien
todos los demás poderes, incluyendo potestades y principados están sujetos. Él está
en control total.
II. “NO LLORES” JESUCRISTO HA VENCIDO (5: 5-7).
1.-Él es el león de la tribu de Judá. Los 24 ancianos representan a la iglesia redimida y
levantada en el cielo. He aquí la profecía cumplida en Jesús como el esperado Mesías
que provendría del linaje de David. Y si bien es cierto que Jesús se nos revela como un
Cordero inmolado, también es el León de la tribu de Judá. Había logrado la victoria
sobre todos los enemigos de Dios y por lo tanto tenía la autoridad para abrir el rollo y
liberar su contenido.
El título "la raíz de David" significa que el Mesías vendría a través del linaje de David
como un hijo mayor de David (Lucas 1: 32-33) 16 El que vino después de David como
descendiente de David y ahora también estaba delante de él como la Raíz (Apocalipsis
22:16).
Como el Ungido de Dios, solo Jesús poseía la autoridad necesaria para esta tarea. Él
venció a Satanás, el pecado y la muerte para poder implementar los propósitos de Dios
para el futuro que este rollo reveló. Sólo Cristo puede llevar a cabo los propósitos finales
de Dios en la tierra.
2.-Un cordero en lugar de un león v. 6. Imagínese la escena en el cielo. Con gran
expectativa Juan espera ver salir un a un majestuoso león para confirmar lo dicho por
el anciano, pero de repente ve algo totalmente distinto. No ve a un león sino a un
cordero.
Es un cordero asesinado, de pie, con siete cuernos y siete ojos, y siete ojos. Toda una
simbología para hablarnos de un cordero triunfante y todopoderoso. No rechaces la
gracia de Dios, amigo mío. Llegará un momento en que todos los hombres deben tratar
con el "León", ya sea como Aquel para quien hemos visto y trabajado y orado o Aquel
a quien hemos rechazado.
Ahora, en un momento dramático, Jesucristo, el Cordero, se acerca audazmente al
trono de Dios. En 5: 7, Jesús ejerce su soberanía al venir y tomar el rollo de la mano
derecha del Padre. Esto simboliza una transferencia de autoridad del Padre al Hijo para
revelar el futuro y ejecutar el juicio.
Ahora Juan no solo ha dejado de llorar, sino que va de asombro en asombro. En el
primer capítulo tuvo una visión tan poderosa de Jesús que cayó como muerto. Ahora la
visión es mostrarle por qué Jesús es el cordero sacrificado y el León triunfante.
III. “NO LLORES” PORQUE AHORA LA TIERRA LO ALABARÁ (5:8-14)
1. Postrarse en su presencia. Olvidamos con frecuencia que lo primero que debe
producir mi alabanza al Señor es postrarme en su presencia. Este concepto se usa de
una manera indiscriminada, y aunque motivamos a la gente a manifestar su postración
a través de algún acto físico, la verdad es que la motivación mayor debe ser de corazón.
Por supuesto que la postración tiene su vehículo de expresión a través de alabanza. En
el caso específico de los ancianos, ellos ejecutaron su alabanza a través del
inconfundible sonido del arpa (Sal. 150:3-6; 71:22).
No vemos a menudo el arpa dentro de tantos instrumentos musicales con los que
alabamos a Dios, pero lo cierto es que en la Biblia nos encontramos a menudo con esto.
Las oraciones ofrecidas son probablemente todas las peticiones sin
respuesta que la gente ha orado pidiendo a Dios que juzgue la injusticia, Incluyendo:
"Venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo" (5:10, 6:10, 8: 3-5,
Mateo
6:10, Lucas 18: 7-8).

2. Cantar en su presencia (Apocalipsis 9-10). Las razones son porque tú fuiste muerto
y has comprado, para Dios con tu sangre, a hombres de toda tribu, lengua, pueblo y
nación. Tú los has hecho un reino y sacerdotes para nuestro Dios; y ellos reinarán sobre
la tierra.
Como resultado de la autoridad del Cordero de Dios para avanzar el plan de Dios de
los siglos, las criaturas vivientes y los ancianos cantaron un cántico nuevo (Apocalipsis
14: 3).
Esta canción representa una nueva alabanza por la liberación que está por suceder.
En esta canción, el Cordero recibe el honor como digno en vista por su muerte cruenta,
de allí que sea cordero inmolado. Si esta canción es entonada por aquel universo de
voces, no será extraño pensar que la iglesia, la Novia y pronto Esposa del Cordero, se
unirá a semejante alabanza. Hasta me atrevo pensar que lo que oyó Juan es el anticipo
de lo que sucederá cuando estemos con él en esa gloria.
IV. “NO LLORES” TODO EL CIELO LO RECONOCERÁ (Apocalipsis. 5:11-12).
1. Todo el cielo desatado en alabanza. Esta frase literalmente significa 10,000 veces
10,000. Aquí significa miles sin número, una multitud incontable. Así que hay millones
multiplicados derramando sobre los miles de millones de fieles ya contados. Este
asombroso número excede los límites del lenguaje humano y nuestra capacidad de
comprender.
Miles de miles de millones están en este coro celestial adorando en el cielo al muy
amado Cristo. Estos números que Juan oye y escribe nos revelan la naturaleza del cielo
y el reconocimiento de la creación.
Resulta sorprendente oír a la misma creación ser parte de aquella adoración universal
y siendo seres inanimados, cantar al Señor, diciendo: “Al que está sentado en el trono,
y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos”.
No habrá un reconocimiento y privilegio más alto y sublime que ser parte de esta
alabanza celestial.
2. Los siete reconocimientos para un solo hombre (Apocalipsis 5:12). Isaías
profetizó que el niño que nacería tendría cinco títulos: Admirable, consejero, Dios
Fuerte, Padre Eterno y Príncipe de Paz (Isaías 9:6). Pero observe ahora los
reconocimientos de los que Cristo es objeto.
Los ángeles usan siete expresiones (el número perfecto es significativo) para indicar la
maravilla que se concentra en el Cordero. Estas características de las cuales Jesús
es digno (poder, riquezas, sabiduría, fortaleza, honor, gloria, bendición), son
cosas que Él ya poseía en el cielo.
Por lo tanto, el canto de alabanza, que los ángeles están entonando, implica que
es digno de romper los sellos y abrir el rollo. Esta canción es el poder terrenal, la
riqueza, la sabiduría, el poder, el honor, la gloria y la bendición que nuestro Señor
es digno de recibir.
CONCLUSIÓN:
Uno de los 24 ancianos detuvo el llanto del anciano Juan al decirle que, si hubo
alguien digno de tomar el libro, leerlo y abrir los sellos y mirarlos. Que este mundo
no quedaría finalmente a la deriva por Dios sigue en total control de él, pero por
la más grande razón y que es que Cristo ha triunfado y ahora está en el cielo como
Cordero Inmolado, pero de pie.
Pero, sobre todo, está como el León de la tribu de Judá y pronto vendrá, ya no
como el cordero manos y humilde, sino como el León triunfante y victorioso, para
juzgar a todos sus enemigos.
El sacrificio de Cristo visto en esta visión de Cordero inmolado (con su rostro
ensangrentado) nos dice que esa cruenta muerte sirvió para comprarnos de todas
lenguas, naciones y tribus y convertirnos en reyes y sacerdotes.
Eso le da a él doble título de propiedad por cuando ahora somos su pueblo creado
y tenemos derecho a la salvación. Por lo tanto, unámonos adorarle ahora y
después por toda la eternidad. Recibámosle ahora como Cordero para no
enfrentar la furia de él como León, porque él sigue al mando del mundo y viene
otra vez.

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