Teoria Economia2
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Sectores Productivos
Las empresas son unidades productivas que se dedican a una gran diversidad
de actividades, desde la empresa agraria productora de trigo, la empresa automotriz
fabricante de autos, hasta la empresa oferente de transporte de pasajeros. De acuerdo
a la actividad que desarrollen las unidades productivas se clasifican en unidades
del sector primario, del sector secundario o del sector terciario.
• El sector primario incluye las unidades productivas que se encargan de las
actividades relacionadas con la explotación directa de los recursos
naturales. Ejemplos de ello son las compañías pesqueras, agropecuarios, de
explotación minera, etc.
• El sector secundario Está formado por aquellas empresas que realizan
actividades que transforman materia bruta en materias primas o bienes
intermedios en bienes terminados. Por ejemplo, un molino que transforma
trigo en harina, una acería que transforma mineral de hierro en acero, una
automotriz que utiliza acero para fabricar autos o una panadería que transforma
harina en pan, etc.
• El sector terciario Está compuesto por unidades productivas que se encargan
de prestar servicios a la comunidad. Como servicios consideramos prestaciones
que no tienen una expresión material, son inmateriales. Como empresas de
colectivos que ofrecen transporte, clínicas y hospitales que ofrecen atención
médica, escuelas y universidades que ofrecen educación, empresas telefónicas
que ofrece comunicaciones, etc.
Un indicador que se puede obtener teniendo en cuenta estos tres sectores está
dado por su participación en el total de lo producido por un país en un período de
tiempo: del cien por ciento de la producción cuánto aporta el sector primario, cuánto el
secundario y cuánto el terciario. En general, en los países subdesarrollados el sector
primario tiene una incidencia mayor que en los países desarrollados. En cambio en los
países desarrollados es más relevante el sector secundario. A su vez, en los últimos
años se observa una creciente participación del sector servicios, fenómeno
generalizado tanto en países subdesarrollados como desarrollados, pero obviamente
de características muy diferentes. En un país subdesarrollado el sector servicios está
formado por cuentapropistas, vendedores ambulantes, entre otros, mientras que su
composición en los países desarrollados incluye actividades de alta sofisticación, como
por ejemplo servicios bancarios, de atención médica, etc.
Si se observa históricamente la participación de los distintos sectores en la
producción de la Argentina, se nota que a principios del siglo XX el sector primario
generaba la mayor parte de la producción del país; en las décadas del ‘40 y ‘50 el sector
secundario fue creciendo hasta superar al primario y en los últimos 30 años se ha
operado un crecimiento vertiginoso del sector terciario.
Con relación al desarrollo de un país el aporte de cada uno de los sectores en la
producción total (PBI), es un buen indicador para conocer las características de cada
país.
Clasificación de bienes
En economía, el concepto de bienes hace referencia a aquellos elementos
físicos que, de alguna manera, satisfacen necesidades humanas. Hay una amplia
tipología de bienes ateniendo a sus características. A continuación veremos sus
clasificaciones:
1) Según su Carácter:
• Bienes libres: Son de ilimitado acceso, de ahí su nombre. Esto significa que su
acceso es libre y todo el mundo puede acceder a él. Un ejemplo de bien libre es el
oxígeno, el aire.
• Bienes económicos: Son bienes a los que no todo el mundo puede acceder, dadas
sus características. Por ejemplo, el petróleo, comida, vivienda, etc.
2) Según su Naturaleza:
• Bienes de capital: Son bienes que se utilizan para la producción de otros bienes, es
decir, que no satisfacen directamente ninguna necesidad de las personas. Por
ejemplo, maquinarias, herramientas, etc.
• Bienes de consumo: son los que se dedican directamente a satisfacer una
determinada necesidad, como la mermelada o un lavarropa. A su vez, éstos se
clasifican en:
• Bienes de consumo duraderos: Permiten un uso prolongado en el tiempo, por
ejemplo, un televisor
• Bienes de consumo perecederos: Desaparecen una vez consumidos (una
manzana).
3) Según su Función:
• Bienes Intermedios: Son bienes que se utilizan para producir otro tipo de
bienes. Es decir, su vida no está acabada en el ciclo productivo. Por ejemplo, la
harina, ya que después se utilizara para producir el pan.
• Bienes finales: Dichos bienes ya están preparados para ser consumidos. Por
ejemplo, el pan.
4) Según su propiedad
• Bienes Privados: Un bien es privado si el consumo de ese bien priva de su
consumo a otras personas. Por ejemplo, una gaseosa
• Bienes Públicos: son aquellos bienes en los que el consumo de cada persona
no evita que las demás personas también los consumen. Por ejemplo, el
alumbrado público o las rutas.
Agentes Económicos
Se llama agentes económicos a los principales actores que intervienen en el
funcionamiento de una economía, es decir, a las familias, a las empresas y al
Estado.
Los agentes económicos trabajan de forma sistémica y conjunta en la economía
general de una sociedad, ya que se relacionan estrictamente con la producción,
distribución y el consumo de bienes y servicios. A continuación veremos cada uno de
ellos:
1) Familias: Es un agente económico que consume bienes y servicios buscando
satisfacer sus necesidades, ahorra y ofrece trabajo. La familia se entiende como un
grupo de personas que viven juntas, aunque pueden tener un solo individuo o más que
no necesariamente tengan parentesco. Las familias tienen una doble función en la
economía. Por un lado, son parte de los consumidores (demandan) bienes y servicios
producidos. Por el otro, son propietarios de los medios de producción a través de los
cuales se producen (ofertan) los bienes.
2) Empresas: Las empresas combinan los factores productivos (tierra, trabajo, capital)
para producir los bienes y servicios , es decir, crean valor y riqueza mediante
distintos procesos de produccion. Esto lo hacen demandando trabajo de las familias por
un salario, capital por intereses y Tierra por una renta.
La motivación de las empresas es maximizar su ganancia con la actividad
Económica que desempeñan. Ofrecen los bienes y servicios, que son resultado de su
actividad económica, a los consumidores que pueden ser las familias, otras empresas o
el estado.
3) El estado: Tiene una gran importancia en la realidad económica de la mayoría de
los países. El Estado puede ofertar bienes y servicios como productor a través de
las industrias nacionales y demandar bienes de las empresas y trabajo de las
familias para proveer bienes publicos, como por ejemplo, rutas o seguridad.
El Estado determina el nivel de impuestos que cobra a los otros
agentes económicos para luego usar en su gasto público. También puede regular
precios, establecer leyes, limitar el consumo de ciertos bienes, establecer
aranceles, etc.
También por medio de la política monetaria modifica la cantidad de dinero disponible
en la economía y las tasas de interés, lo que tiene impacto directo en los precios de la
economía (inflación), en el consumo de las familias, la producción de las empresas y el
crecimiento económico de la economía.
• Las empresas y las familias pagan impuestos al Estado para que este funcione.
• Las empresas brindan bienes y servicios a las familias y al Estado.
• Las familias ofrecen su trabajo a las empresas y al Estado, a cambio del pago de
salarios.
• El Estado brinda diferentes subvenciones, bienes y servicios, tanto a las familias
como a las empresas.
Los Mercantilistas
La primera corriente de pensamiento económico está dada por los mercantilistas.
Su concepción hace hincapié en la acumulación de metales preciosos que
identificaban como riqueza. Consideraban muy importante comprar, vender y
comerciar, y a través de estas actividades acumular riqueza que estaba
representada por los metales preciosos. Se desarrolló durante los siglos XVI, XVII
y XVIII.
El mercantilismo adoptó distintas formas según las características de cada país. Si
el objetivo era obtener oro y plata, existían naciones muy beneficiadas como España y
Portugal que, a través del monopolio del intercambio con sus colonias en América,
podían conseguir esos metales preciosos.
En cambio, países como Inglaterra y Francia que no poseían colonias extensas
debían apelar a otras armas para conseguirlos, de allí la intensificación del comercio. Se
debía intentar adquirir las mercancías a costos mínimos y vender con un margen que le
produjera una ganancia ¿Qué significaba para un país comprar barato y vender caro?
Representaba comprar materias primas y transformarlas en productos manufacturados
y vender, exportar, esos productos. Significaba también comprar bienes con escaso o
ningún valor agregado, que tenían poco trabajo incorporado, y vender productos
manufacturados, que, al haberle aplicado un mayor valor agregado a través del proceso
de producción, se podrían vender más caro.
Si un país importaba materias primas, debía abonarlas con oro y plata, que es lo que
cobraba a su vez el que las exportaba. El que exportaba más de lo que importaba
acrecentaba sus existencias de oro y plata.
Los Estados que no podían acceder directamente a tales metales a través de sus
colonias y que por ello necesitaban propiciar el comercio, acudían a medidas
proteccionistas para sus industrias. Se comienza a vislumbrar la intervención del
Estado, tratando de que se importen materias primas y no productos manufacturados
y, además, exportar esta clase de bienes, con el objeto de incrementar los stocks de
metales, es decir, los Estados tomaban medidas para trabar la importación de bienes
manufacturados para que sean elaborados en el país y luego se los exporte.
España y Portugal, que comenzaron como países ricos por los metales traídos desde
sus colonias, perdieron esa ubicación porque sus adquisiciones de productos
manufacturados fueron excesivas, no se preocuparon en incentivar sus industrias y, por
consiguiente, el oro y la plata terminaban yendo de América a España y de España a
Francia e Inglaterra.
Los Fisiócratas
Durante los siglos XVI y XVII surgió otra corriente de pensamiento económico
denominada Fisiocracia, que significa el gobierno de la naturaleza. Los
fisiócratas, que tuvieron su preponderancia en Francia, sostuvieron que la
riqueza no estaba dada por el oro y la plata, sino por el trabajo de la tierra; es
este proceso el que genera riqueza. La mayor parte de la población de Francia vivía
y trabajaba en el campo y subsistía con lo producido allí. Además, la producción del
campo permitía vivir a la gente de la ciudad, por lo cual consideraban que el trabajo
agropecuario generaba un excedente que era transferido al resto de la sociedad a
través de impuestos y diezmos a la iglesia que pagaban los productores agrícolas.
Los fisiócratas rompieron con la creencia mercantilista de que la riqueza
provenía del comercio y llevaron la economía al estudio de la producción como
creadora de riqueza.
El punto de partida de esta concepción es la división del trabajo en dos categorías,
uno productivo y otro estéril. El primero consiste únicamente en el trabajo capaz de
crear un excedente, es decir, algo que excede a la riqueza que se consume para poder
producir. Cualquier otro trabajo es estéril. El exponente más saliente de esta doctrina fue
el economista francés François Quesnay (1694-1774) fundador de la escuela
fisiocrática.
La tierra la poseen los terratenientes pero la cultivan los agricultores que la tienen
en arriendo, los cuales son así la clase verdaderamente productora. El producto que
ellos crean tiene que servir no solo para la satisfacción de sus propias necesidades
sino también de las necesidades de los propietarios de la tierra, incluyendo al rey, la
iglesia y la clase estéril: artesanos, comerciantes, etc.
La fisiocracia fue expresión del liberalismo europeo, se sostuvo el “dejar hacer, dejar
pasar”, lo que significaba dejar hacer a cada persona la profesión que prefiriese y dejar
pasar libremente las mercaderías (principalmente los granos) entre países. Ninguna
intervención estatal a favor de la industria que no creaba valor era necesaria. Los
fisiócratas plantearon la existencia de un orden natural, un orden formado por el
soberano, los agricultores, los artesanos y los comerciantes. A este orden divino no
había que entorpecerlo, se debía dejar funcionar libremente, ya que en él actuaba cada
individuo buscando su interés particular y esa búsqueda implicaba que la sociedad en
su conjunto obtuviese el mayor bienestar posible.
Proponían la implementación de un impuesto único directo sobre la renta de la tierra
porque era el origen de toda la riqueza.
Los Clásicos
El último cuarto del siglo XVIII está lleno de sucesos que parecen pregonar la
fundación de una nueva era en la organización económica y política. Entre los
cuales podemos mencionar la Revolución Industrial, la Declaración de la
Independencia de Estados Unidos en 1.776 y la Revolución Francesa en 1.789.
En este contexto aparece Adam Smith (1723-1790). Su teoría, a diferencia de
las doctrinas anteriores que fomentaban un sector productivo, la producción, sin
distinción, es el medio para la satisfacción de las necesidades. Además,
considera al trabajo como el originador del valor de los bienes.
Sostenía que se debía lograr la mayor eficiencia en la producción, lo cual se
conseguía a través de la división social del trabajo. La división del trabajo implicaba un
aumento de la productividad (mayor cantidad de bienes producidos por hora/hombre
trabajada) y así se lograba una mayor riqueza.
La división del trabajo también alcanzaba a las naciones, ya que cada una de éstas
debía producir lo que obtenía de manera más eficiente, con lo cual todas se favorecían
porque ninguna utilizaba recursos en producciones que no efectuasen eficientemente.
Por otro lado, Adam Smith consideraba que la economía funcionaba como la
naturaleza, que existía un orden natural, con sus propias leyes, al cual no había
que entorpecer, había que dejarlo funcionar libremente. Tanto los oferentes como
demandantes intentaban lograr su mejor situación, que se reflejaba en los mercados que
actuaban como una “mano invisible” que equilibraba los intereses de todos y, como
consecuencia, se lograba el interés social. En este punto coincide con los fisiócratas, ya
que comparte el “dejar hacer-dejar pasar” y la no intervención del Estado en las
cuestiones económicas, más allá de los tres deberes que le confiere al gobierno: la
administración de Justicia (respeto de los derechos de propiedad), la Defensa (ataques
externos y seguridad interna) y algunas obras públicas que ningún individuo llevaría a
cabo (puentes, puertos, etc.). Fuera de eso, el mercado sería el más eficaz para asignar
y distribuir los recursos.
En el mercado, cada individuo, siendo uno entre muchos, no puede ejercer una
influencia significativa. Sin embargo, la suma de todas las acciones individuales
determinará los precios. La libre competencia tiende a optimizar la asignación de
recursos en la economía.
Otro pensador clásico fue David Ricardo (1772-1823). Este economista inglés
sostuvo que la riqueza está dada por el trabajo. Para él, el valor de los bienes estaba
determinado por el trabajo que demandó su elaboración.
Sostuvo que había un conflicto en la distribución de la riqueza generada por los
distintos sectores que participaban en su obtención, es decir, la distribución entre
empresarios, terratenientes y trabajadores de la riqueza obtenida en la producción.
La puja de los tres sectores consistía en lo siguiente: los trabajadores pretenden un
mayor salario, los terratenientes, que son los dueños de la tierra, quieren una renta
mayor y los dueños del capital un mayor beneficio. Ricardo observaba que la
economía crece cuando los empresarios obtienen ganancias y las reinvierten. Por
lo que afirmaba que el gobierno debía favorecer a los capitalistas en perjuicio de
los terratenientes, a los cuales calificaba como parásitos ya que no realizaban
ninguna actividad productiva; solamente recibían ingresos por ser propietarios de
la tierra.
En cuanto al comercio exterior, Ricardo siguió los preceptos del liberalismo,
sentando las bases de la teoría clásica del comercio internacional sustentada en el
concepto de las ventajas comparativas y la ganancia del intercambio. En un sistema de
comercio perfectamente libre, cada país destina naturalmente los factores a la
producción que realiza relativamente de manera más eficiente.
A partir de los clásicos que definen el cuerpo de la ciencia económica, surgen
en siglo XIX dos corrientes de pensamiento totalmente diferenciadas: por un lado,
el marxismo y, por el otro, los neoclásicos.
El Marxismo
Karl Marx (1818-1883), economista y filósofo alemán, publicó en 1867 “El
Capital”. En él, desarrolló una crítica a la concepción económica de ese momento
(los clásicos) y, paralelamente, analizó y explicó las desigualdades de la
economía capitalista. Los economistas clásicos sostenían que el capitalismo era
un orden natural definitivo, mientras que para Marx era un orden histórico y
transitorio.
Marx criticó la concepción de riqueza que existía en esa sociedad; para él, en el
capitalismo lo que importa es más el dinero que se obtiene por la venta del producto
que la necesidad que ese bien satisface. En cambio, él consideraba más importante el
valor de uso de los bienes y las necesidades que éstos satisfagan.
Otra crítica que Marx efectuó a la sociedad capitalista es sobre el origen de la
ganancia, porque él sostenía que la ganancia es una magnitud que el capitalista le
quita al trabajador. El inicio de esta concepción la podemos encontrar en Adam Smith y
en David Ricardo quienes proponían que el valor de un bien estaba determinado por el
trabajo que tenía incorporado. Si se utilizan dos elementos para producir un bien: una
máquina y un trabajador, entonces el resultado es un bien cuyo valor va a estar dado
por lo que aportó la máquina y por lo que aportó el trabajador más los insumos
utilizados. Ahora bien, ¿cuánto aporta la máquina al valor del bien? Marx sostenía que
la máquina le confería valor al bien en la magnitud que la máquina se desgasta en la
producción de ese bien. Por ejemplo, la máquina vale $100, luego de producir vale
$99, el desgaste fue de $1, eso es lo que aportó la máquina al valor del bien. Por otro
lado, el resto del valor que tuviese ese bien es trabajo que hubiere realizado ese
operario para producirlo. Entonces, el valor del bien va a estar dado por el desgaste del
capital, el trabajo humano y el valor de los insumos utilizados. Obviamente, si el
dueño de la máquina se queda con lo que ésta aportó, que en el ejemplo es $1, no
gana nada, recupera el desgaste de la misma; para ganar se tiene que quedar con
parte de lo que aportó el trabajador.
Siguiendo con el ejemplo, si el valor de venta del bien fuera $3: Si el propietario de la
máquina se queda con $2, le quita $1 del salario al trabajador, la diferencia entre lo que
realmente le corresponde al dueño de la máquina por el desgaste ($1) y el peso que
toma de ganancia, es la plusvalía.
Para explicarlo de otro modo, podríamos decir que un obrero mientras trabaja ocho
horas en una fábrica, produce de riqueza lo que cobra como salario en cuatro horas. Es
decir, en cuatro horas producirá el valor de lo que le cuesta al empleador su fuerza de
trabajo. Por lo tanto, las otras cuatro horas genera valor de más (plusvalor), que es la
parte que se queda el capitalista y que va a constituir su ganancia. Entonces, Marx
sostiene que la ganancia del capitalista está originada en la plusvalía, en la
porción que le quita el empresario al trabajador.
Además, sostiene que hay una constante competencia o puja entre capitalistas y
trabajadores por la ganancia, no solo lucha entre capitalistas y trabajadores sino
también entre capitalistas: cada uno quiere tener mayor proporción del mercado a costa
de los otros. Para competir, el objetivo es disminuir el costo, y uno de sus costos es lo
que le paga al trabajador y por lo tanto intentará aumentar la plusvalía respecto de lo
que paga como salario
En ese afán de conseguir mayor porción del mercado, se busca la mayor
productividad y la reducción de los costos a los efectos de aumentar la plusvalía. Para
aumentar la productividad se incorporan cada vez más máquinas y como consecuencia
de esto el factor trabajo es reemplazado, la demanda de trabajadores disminuye
mientras que la oferta aumenta. Se genera entonces una gran cantidad de
desocupados, que Marx llamó “ejército de reserva” (todos aquellos trabajadores que
perdían su empleo) y esto provoca una caída del salario por el excedente de oferta de
trabajo. Por lo tanto, va a aumentar la plusvalía y, como consecuencia de ello, el
problema social. La situación comentada va a provocar una crisis en el sistema
capitalista ya que los empresarios van a extraer la plusvalía a los trabajadores, les
hacen producir los bienes, pero no van a poder realizarla, esto es, no podrán vender
estos productos ya que la propia dinámica del sistema ha generado una gran cantidad
de desocupados y quienes tienen empleo reciben salarios de subsistencia. El no poder
vender los productos lleva a parar la producción y, por lo tanto, a aumentar la
desocupación y se producirían crisis causadas porque el capitalista se apropia de la
plusvalía a los trabajadores.
Otra cuestión tratada por Marx es considerar también histórico el concepto de
ganancia en la sociedad capitalista, porque en otro tipo de sociedad van a tener
importancia otros objetivos y no el de la ganancia. El hombre se va a mover por otros
intereses y no por el de obtener ganancia.
Marx, a raíz de observar el funcionamiento del sistema capitalista, concluye que
dicha sociedad va a desaparecer y se operará el surgimiento de una nueva. En
ella, las personas se organizarían de otra manera para desarrollar los procesos
de producción, distribución y consumo (socialismo y comunismo). Marx sostuvo
que el capitalismo es una forma histórica, no es una forma natural de organización de
la producción, distribución y consumo como pensaban los clásicos. Para Marx el
capitalismo es una forma histórica más, como lo había sido el feudalismo, por lo que
va a desaparecer por su propia crisis y los factores productivos van a pasar a manos
de la comunidad, lo que denominó propiedad social de los medios de producción.
También sostiene que va a desaparecer el Estado ya que éste en una sociedad
capitalista interviene para conciliar, para atenuar la crisis y en definitiva para apoyar al
capitalista. Por lo tanto, en una sociedad sin explotadores ni explotados, pierde su
función principal que es defender los intereses de los capitalistas
Los Neoclásicos
Paralelamente a las ideas de Marx, durante el siglo XIX, surge la corriente
neoclásica. Esta corriente de pensamiento económico va a retomar varias de las
ideas centrales del pensamiento clásico. Con relación a ello, considera al mercado
como el ámbito natural en el cual se canalizan las inquietudes de los agentes
económicos. El mercado es la mejor forma de asignar los recursos que una
sociedad tiene, es a través de éste que se organizan los procesos de producción,
distribución y consumo. En él participan distintas fuerzas: por un lado, la oferta
compuesta por todos aquellos productores o vendedores de bienes y por el otro, la
demanda compuesta por los compradores de esos bienes. Con la interacción de estas
fuerzas se da como resultado el precio de los distintos bienes.
Es la vieja idea de la mano invisible sostenida por Adam Smith. El mercado, en su
funcionamiento natural, logra llegar a una situación de equilibrio, por lo tanto, no es
recomendable la intervención del sector público en las cuestiones económicas porque
lo único que lograría es apartar la economía de ese equilibrio. La aparición de la Teoría
Neoclásica resultó totalmente funcional a la doctrina política liberal.
Para satisfacer sus necesidades, el ser humano se vale de recursos (factores
productivos), ellos tienen una característica común: son escasos, no son infinitos, pues
si lo fueran no existiría el problema económico. El problema existe porque se tiene
una cantidad de recursos determinada, en comparación con las necesidades
infinitas. La escasez es la principal determinante de los precios en el mercado.
Entonces toma relevancia la cuestión de la utilización de los recursos, es importante la
eficiencia en el uso de estos, tratando de aprovechar los recursos sin malgastarlos.
Por otra parte, el consumidor trata de maximizar la utilidad que le redunda poseer
bienes que satisfacen sus necesidades y gustos. Trata de maximizar la utilidad de la
canasta de bienes que él puede comprar, de una combinación de los bienes que están
disponibles, asigna su ingreso de manera que le reporte la mayor utilidad.
El mecanismo que contribuye a la mejor asignación de bienes entre
consumidores y recursos entre productores es el mercado. En el mercado
confluyen, por un lado, todos los oferentes de bienes y servicios y, por otro,
todos los consumidores o demandantes de dichos bienes o servicios. En el
mercado se efectúa una infinita interacción entre oferentes y demandantes que
determina los precios de los bienes de acuerdo con la puja entre la oferta y la demanda,
hasta llegar al precio de equilibrio de cada bien o servicio; y cuando esto ocurra en
todos los mercados se alcanzará el equilibrio general de la economía. El mercado revela
los gustos o preferencias de los consumidores.
Estos consumidores tienen un nivel de ingreso y ejercen sus gustos y preferencias
yendo al mercado a comprar, esto tiene un impacto en el aparato productivo, ya que los
empresarios producirán lo que los consumidores prefieran. Si, por ejemplo, los gustos o
las preferencias por determinado bien disminuyen y aumentan las preferencias por otro,
el primero deja de ser producido y quedan libres de uso factores productivos. ¿Qué
pasa con el bien que es objeto del aumento de las preferencias? La consecuencia es el
aumento de su precio a raíz del aumento en su demanda. Los empresarios que venden
un determinado bien si su precio aumenta, tiene mayor ingreso, ganan más. Ahora, si
aumentan sus ingresos, otros empresarios que estaban dedicados a otra actividad
intentarán participar en el mercado donde se obtiene más ganancia. Usarán los factores
liberados por la producción del bien que ahora tiene menos demanda. Así, las
preferencias de los consumidores decidieron el traspaso de factores productivos desde
la producción de un bien a la producción de otro.
Para que este mercado funcione de esta manera, debe existir un supuesto
fundamental: la competencia perfecta. Simplificando, por ahora, podemos decir que en
un mercado hay competencia perfecta cuando por el lado de la oferta existen muchos y
pequeños producto- res, tan pequeños, que ninguno de forma independiente pueda
afectar el precio del bien y, por el lado de la demanda, los consumidores, también
muchos y pequeños de manera tal que tampoco ninguno por su cuenta pueda afectar el
precio. El precio del bien cambia cuan- do la sociedad cambia sus preferencias sobre
dicho bien. El mercado de un bien refleja los gustos del consumidor, esto ocurre porque
es el consumidor a través de la manifestación de sus preferencias quien va a
determinar qué bienes se van a producir. Y, por lo tanto, van a influir también en la
asignación de recursos entre las distintas actividades. A esto último, que las decisiones
de los consumidores determinan la asignación de factores productivos entre las
distintas actividades productivas posibles, los neoclásicos lo llaman soberanía del
consumidor.
Teoría Keynesiana
Los economistas neoclásicos sostenían que a través del mercado se
alcanzaba una situación de equilibrio para la economía en general, incluido el
mercado de trabajo, con lo cual se logra el pleno empleo. John Maynard Keynes
(1883-1946), economista inglés, sostuvo que dicha situación es solamente un
caso particular de su teoría general y un caso extremo en la economía real.
Las ideas de Keynes deben ser entendidas en el contexto de la crisis de 1929 en
donde la retracción de la demanda, causada por la preferencia de la gente por atesorar
y por los bajos niveles de ingreso, provocó un exceso de bienes en los mercados. Los
empresarios, al aumentar su stock, decidieron detener la producción con lo que el
problema se agravó ya que la demanda volvió a disminuir y se entró en un círculo
vicioso.
Su teoría trata las distintas situaciones posibles con respecto al empleo: pleno
empleo, desempleo amplio y alternativas intermedias, mientras que la teoría neoclásica
se limita al caso particular de pleno empleo.
Parte de las diferencias entre la Teoría Neoclásica y la Teoría de Keynes surge de
la conclusión de que el empleo total es lo normal para una y que lo normal es el empleo
incompleto para la otra.
La Teoría de Keynes se refiere a los cambios del volumen del empleo y de la
producción en el sistema económico en su conjunto, en contraste a la Teoría
Neoclásica que analiza a partir de la empresa o desde el consumidor individual. Los
conceptos básicos de la Teoría de Keynes son los volúmenes de demanda total,
consumo social, inversión social y ahorro social. Para Keynes conclusiones que son
válidas para la unidad (empresa o consumidor) pueden no serlo para el sistema
económico en su conjunto.
En una sociedad caracterizada por una gran desigualdad en el reparto de la riqueza,
la capacidad económica de la comunidad para consumir es limitada. Los ricos tienen
más ingresos que lo que desean consumir y los pobres tienen tan poco ingreso que su
capacidad para el consumo está restringida a límites muy estrechos; como
consecuencia, hay una capacidad productiva por encima de lo necesario para producir
bienes de consumo.
Keynes afirma que el empleo depende de la demanda efectiva. El empleo fluctúa,
ante todo, porque fluctúa la inversión. El paro se origina, primordialmente, por una
insuficiencia de inversión. Si la inversión puede ser influida por la política económica,
también puede serlo el empleo total. Un nivel elevado de empleo depende de un nivel
elevado de inversión. Keynes, entonces, propone que el sector público realice
inversiones para sostener la demanda y generar empleo, en donde lo más
importante es que el sector público invierta y lo secundario el destino de la
inversión y cómo se financie.
Ante un gasto inicial del sector público no solo obtienen empleo algunos obreros
directamente en la construcción de nuevas escuelas, ferrocarriles, etc., sino que los
obreros así empleados gastan su dinero en los productos de las fábricas ya construidas;
aumentando así el empleo en estas otras actividades. Este mecanismo de propagación
del gasto es lo que Keynes llamó efecto multiplicador.