Proceso Del Lenguaje

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PROCESO DEL

LENGUAJE.
Se llama desarrollo del lenguaje (o
adquisición de la lengua materna)
al proceso cognitivo por el cual los
seres humanos adquieren la capacidad
de comunicarse verbalmente usando
una lengua natural.
Este desarrollo se produce en un
período crítico, que se extiende desde
los primeros meses de vida hasta el
inicio de la adolescencia.
En la mayoría de seres humanos el
proceso se da principalmente durante
los primeros cinco años,
especialmente en lo que se refiere a la
adquisición de las formas lingüísticas
y de los contenidos.
Durante estos primeros años tiene lugar a
mayor velocidad de aprendizaje y se
adquieren los elementos básicos y sus
significados, y hasta la preadolescencia se
consolida el uso, la inferencia pragmática y
la capacidad para entender enunciados no-
literales (irónicos, sarcásticos, etc.).
Los primeros años, constituyen el período
fundamental aunque el desarrollo del
lenguaje se prolonga mucho más allá de los
primeros años.
La actividad del habla se asienta en 3 tipos de
procesos:

1. Procesos cognitivos y motivacionales.


2. Procesos lingüísticos y gramaticales.
3. Procesos comunicativos e instrumentales.
PROCESOS COGNITIVOS Y
MOTIVACIONALES:
No son exclusivos o específicos de la actividad
lingüística. Estos procesos o facultades mentales
horizontales  no son todavía lenguaje en sentido
estricto.
Para que el proceso de comunicación sea eficaz se
tienen que utilizar combinaciones de signos que
puedan ser descifrados e interpretados
adecuadamente por sus interlocutores.
Esto da paso al segundo procesos.
PROCESOS LINGÜÍSTICOS Y
GRAMATICALES:
Para comunicar lo que deseamos no utilizamos series
aleatorias de palabras, sino que construimos oraciones
significativas y gramaticalmente aceptables, por lo
tanto en el proceso de producción del lenguaje tan
importante como señalar la participación de facultades
mentales de las llamadas horizontales, será analizar en
que forma los sujetos, al codificar y producir sus
mensajes, aplican un tipo de conocimientos muy
específico.
Los procesos anteriores (cognitivos y
gramaticales) pueden ser necesarios, pero no
suficientes para caracterizar la producción
verbal.
El sujeto habla para algo: informar, peguntar,
pedir, o para contactar con otros, lo que daría
paso al siguiente proceso:
PROCESOS COMUNICATIVOS E
INSTRUMENTALES
La actividad del habla es, además de un procesos cognitivo y
lingüístico, una actividad instrumental y de interacción social.
Las personas generalmente hablan en contextos interactivos con el
objeto de producir cientos efectos sobre sus interlocutores; para
ello construyen y emiten las formas lingüísticas que consideran
más eficaces en cada ocasión, es decir, en función de cuál es el
contexto comunicativo, quién es el interlocutor y cuál el motivo
o propósito de la conversación, los sujetos aplican un estilo u
otro de lenguaje y utilizan unas formas lingüísticas u otras.
Por todo ello la producción del lenguaje debe ser interpretada
como un proceso comunicativo con repercusiones sociales.
DIMENSIÓN FORMAL
 Adquisición del vocabulario y sintaxis (aspecto formal):
durante sus primeros meses, el niño presta atención a
algunos sonidos, reacciona a la voz y a la cara y produce
actividades bucofonatorias que aparecen en los estados
de vigilia. Es lo que se conoce como balbuceos.
 Para algunos investigadores, estos sonidos se producen
como consecuencia de ejercicios motóricos
incontrolados.
 Por el contrario, para otros son la base del desarrollo de
las posteriores habilidades que conducen al habla. Los
niños, en sus balbuceos, profieren sonidos parecidos al
lenguaje, pero carentes de sentido.
Pueden pertenecer a cualquier idioma, ya que no es
incluso aproximadamente el año cuándo se hacen
selectivos, y emiten sólo aquéllos que corresponden
a su lengua materna.
Para algunos autores, las primeras vocalizaciones son
articulaciones profundas de la cavidad bucal
difíciles de analizar, ya que la oposición
consonante/vocal no puede ser discriminada.
Funcionalmente, no son vocales ni consonantes;
articulatoriamente, son combinaciones simultáneas.
A partir de los seis meses se produce un balbuceo
constante, con control auditivo, curvas de
entonación, ritmo y tono de voz variados e imitación
mutua de sonidos.
La simple repetición deja paso la una nueva modalidad
de intercambios. Se inicia la etapa de la ecolalia.
En este período se puede distinguir entre expresiones
vocales y verbales.
Las primeras hacen referencia a sonidos sin
significación, y las segundas anticipan los repertorios
de sonidos correspondientes a la lengua materna.
Entre los 12-18 meses, tiene lugar un profundo desarrollo
fonológico (los primeros fonemas: /m/, /p/, /b/, /t/, /d/, /l/, /n/ y
las vocales); aparecen las primeras palabras, que suelen ser
monosílabos reduplicados (mama, papa, tata) y palabras
onomatopéyicas, es decir, designan los objetos por el ruido que
hacen (guauguau = "perro"). Estas primeras palabras, que
normalmente son sustantivos, responden a estados afectivos y
tienen un significado más amplio que la simple referencia. Con
ellas se expresa todo el significado de una frase. Esta es una
característica del vocabulario infantil; son las llamadas palabras-
frase, que dan nombre la esta etapa: período holofrásico u
holofrástico.
Así, como por ejemplo, puede decir papa, cuándo ve su
padre, cuándo su padre sale o cuándo ve un objeto que le
pertenece. Su articulación de los fonemas del lenguaje
aun no es la correcta, y pueden aparecer confusiones
(dopo por roto, ti por sí, etc.), y omisiones, por no
pronunciar todas las sílabas (pato por zapato, ota por
pelota). Su comprensión es mejor que su expresión;
comprenden más lenguaje del que pueden usar. Utilizan
el lenguaje, fundamentalmente, para pedir algo que
satisfaga sus necesidades o para reclamar la atención del
adulto.
A partir de los dieciocho meses se produce un considerable
aumento de vocabulario, construye frases de dos elementos,
estorbe la emergente gramática y la lengua adquiere nuevos
usos.

El tipo de lenguaje se define como estilo telegráfico. Estas


primeras combinaciones de dos palabras están formadas,
fundamentalmente, por sustantivos y verbos, como por
ejemplo: quiero agua. No utilizan las llamadas palabras
funcionales: artículo, preposición, verbo auxiliar, etc.
Incluyen sólo las palabras esenciales: un sintagma nominal y
un sintagma verbal.
En el tercer año (período del lenguaje constituido) continúa el
desarrollo léxico (hasta aproximadamente 1000 palabras) y
fonológico: sonidos, sílabas complejas, aspecto y tiempo verbal,
pronombres (aunque conviene distinguir entre los personales y
los de tercera persona: estos últimos se adquieren más tarde y,
aunque antes de los tres años ya pueden estar utilizando
pronombres personales, posesivos, reflexivos y demostrativos,
en realidad la mayoría no se adquieren hasta pasar esta edad),
adverbios (como los de lugar y cantidad; los de tiempo son más
tardíos), algunas preposiciónes y artículos (que implican la
integración de la información de género, número y carácter
específico o referente del nombre).
A partir de los cuatro años aparecen las
subordinadas causales y consecutivas, se
dominan las inflexiones, continúa el desarrollo
léxico, aumentan las preguntas y juegos de
palabras, se concluye el desarrollo fonológico
principal y la frase se incrementa en longitud y
complejidad.
A los cinco años se observa un considerable aumento de
léxico y una complejidad sintáctica (subordinación,
marcas formales, comprensión de la pasiva, etc.), pero
no cambios cualitativos relevantes.
El niño ya adquirió las principales estructuras
gramaticales de su lengua, lo que no quiere decir que la
adquisición del lenguaje haya finalizado, sino que se
prolonga al largo de toda la escolaridad primaria e
incluso en la secundaria, dado que tiene que aprender a
usar su lengua en diferentes contextos y situaciones
comunicativas.
A pesar de tener adquiridas las reglas básicas, no es hasta
los 8 ó 9 años cuándo este proceso se puede dar por
conseguido.