Fisioterapia para Paciente Hipertenso.
Fisioterapia para Paciente Hipertenso.
Fisioterapia para Paciente Hipertenso.
HIPERTENSO
La presión arterial no es más que la elevación
de la presión sistólica y/o diastólica que con
toda probabilidad representa la enfermedad
crónica más frecuente de las muchas que
azotan a la humanidad; su importancia reside
en el hecho de que cuanto mayor sean las
cifras, tanto de presión diastólica como sistólica,
más elevadas son la morbilidad- mortalidad y
esto es así en todas las poblaciones estudiadas,
en todos los grupos de edad en ambos sexos,
League (1991).
Dentro de los factores de riesgo se
reconocen algunos de carácter
genético y otros psicosocial. Entre
los primeros se destacan la edad,
el sexo, la raza, los antecedentes
familiares de esta patología y en el
segundo se observan aquellos
comportamientos que hacen a la
persona más vulnerable a padecer
el trastorno, tales como hábitos
inadecuados de alimentación,
tabaquismo, alcoholismo,
sedentarismo y estrés.
El ejercicio físico regular
contribuye a combatir todos estos
factores y más aún, al actuar
directamente sobre el corazón y
los vasos sanguíneos, es uno de los
elementos más eficaces para
prevenir la aparición y la
progresión de la enfermedad. En
las personas que ya han sufrido
una enfermedad cardíaca, se ha
comprobado que el ejercicio
colabora en el tratamiento,
mejorando la calidad y cantidad de
años vividos, popov (1988).
El programa de ejercicios físicos para la rehabilitación de
pacientes hipertensos que se desarrolla actualmente en
las áreas terapéuticas ha demostrado la eficacia de su
aplicación para el mantenimiento de la salud y su
incidencia en sus estados físicos como se demostró en
los estudios realizados por el doctor Hernández
González, Reinol en el (2003) en la Influencia de un
programa de rehabilitación integral en pacientes
hipertensos – obesos, pero no son suficientes los
estudios sobre la forma de favorecer el mejoramiento de
la salud, las condiciones espirituales y sociales en estas
personas y que pueden ser tratadas a través de la Cultura
Física Terapéutica.
En las encuestas realizadas se conoció que
los hipertensos clasificados como grado II
manifiestan que durante la práctica de los
ejercicios se fatigan con facilidad y no
pueden ir al ritmo de los clasificados como
grado I, que asumían su enfermedad como
una alteración situacional y pasajera no
vieron la hipertensión arterial como una
enfermedad de la cuál se derivan
diferentes consecuencias, al no trabajarse
en el área cognitiva, existe un pobre
conocimiento, por parte de los pacientes,
sobre sus padecimientos, antecedentes
familiares con esta y otras patologías
crónicas asociadas, la incidencia que tienen
los ejercicios físicos en el mejoramiento de
las mismas.
Los pacientes hipertensos.
Además de reducir la ingesta total
de grasa, se pide a los pacientes
que reduzcan el porcentaje de
grasas saturadas y eviten los
ácidos grasos trans. Los niveles
elevados del aminoácido
homocisteína parecen aumentar
el riesgo de arteriopatía. El ácido
fólico, una vitamina B, reduce los
niveles de homocisteína. Si se
necesita perder peso, se anima a
los pacientes a visitar a una
nutricionista que elabore una
dieta razonable.
Se anima a los
pacientes a aumentar
gradualmente su
actividad de fondo
como caminar hasta
alcanzar un objetivo de
30 a 40 minutos (sin
incluir el
calentamiento y la
recuperación activa)
cuatro veces por
semana.
. El American College of
Sports Medicine y la
American Heart Association
recomiendan que todos los
que tengan más de 40 años
y dos o más factores de
riesgo se someten a una
PTE antes de iniciar un
programa de ejercicio
aeróbico o de fuerza. El
propósito de la PTE es
identificar la presencia de
una isquemia latente.
Si no hay isquemia, la
prescripción típica de ejercicio
aeróbico podría consistir en:
. Intensidad: 70 al 85 por
ciento de la FCmáx como zona
de entrenamiento aeróbico.
. Duración: 30 a 40 minutos en
la zona de entrenamiento
aeróbico; calentamiento
apropiado de 5 a 10 minutos;
y período de recuperación
activa.
. Frecuencia: tres a cuatro
veces por semana.
La FC máxima se puede
calcular restando a 200 la edad
de la persona; sin embargo, no
es una ciencia exacta para
todas las personas y no puede
ser precisa si la persona toma
algún medicamento cardíaco,
como B bloqueantes, que
pueda reducir la FC máxima.
También se anima a realizar
trabajo suplementario de
resistencia a intensidad
moderada, con monitorización
inicial de la FC y la TA.
La modificación de los otros factores de riesgo de EC
también es clave para el éxito de cualquier intervención
de prevención primaria. Se anima a los pacientes a
identificar factores de riesgo y a buscar medios para
modificarlos. Hay muchos programas públicos para dejar
de fumar o programas supervisados médicamente que
pueden buscar los pacientes. Los programas para el
tratamiento del estrés también son variados y se pueden
adaptar a las necesidades individuales. El uso correcto y
constante de medicamentos para controlar los factores
de riego-como antihipertensivos,
antihipercolessterolémicos, hipoglucemiantes,
ansiolíticos y antidepresivos—es crucial para el éxito de
cualquier programa.
Intervención de fisioterapia para pacientes con ICC