La Confrontación Sartre-Bataille

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LA CONFRONTACIN SARTRE-BATAILLE (Implicaciones diversas de lo imaginario)

Joaqun MARISTANY

La penetracin en un autor no viene prefijada por cdigos establecidos; implica, al contrario, una dosis notable de capricho. Logra ms, en ocasiones, un ingreso lateral que el tremendismo inevitable del acceso a la obra objetivamente ms lograda (no creo que ayude a un primer contacto con Nietzsche empezar por As habl Zaratrusta, y s recomendara para iniciarse E l ocaso de los Ldolos, aperitivo ms comestible). Asimismo, yndonos a las polmicas que enzarzan a un autor con otro -las hallamos de toda ndole-, no siempre las ms explcitas coinciden con las ms esclarecedoras. Percibir detrs del rechazo airado un significado escondido bien pudiera ser operacin rentable en cualquier autor. Nos ensea aquella cara no confesada de s y lo que en la ira misma revela complicidad con lo denunciado. De tal suerte considero la relacin Sartre-Bataille (sus relaciones, es sabido, no se distinguieron por su gran cordialidad). Persigo, pues, aquello que polmicas ms explcitas, y por eso ms conocidas y estudiadas (como las habidas con Merleau-Ponty o Lvi-Strauss) no aportan. Se estudiar acadmicamente, es cierto, lo reseable de esta relacin Sartre-Bataille; pero no se engae el lector, mi inters es otro: alumbrar simplemente a Sartre por contraste. Contat-Rybalka en Les crits de Sartre,' consignan con su acostumbrada exactitud el lado sartriano del debate, concretamente la crtica que dirigi Sartre a L'exprience intrieure y la viva Discussion sur lepch tenida en 1944. Faltan -no era esta la intencin de los compiladores- tanto los escritos crticos de G. Bataille sobre Sartre como un estudio de conjunto sobre las dos partes litigantes. He de avisar tambin de los cambios tonales que este trabajo presenta en relacin con otros ensayos dedicados a Sartre (en varios de ellos me apoyo e inspiro). Me tienta -este estudio ocupa slo un recodo en el proyecto- figurarme al autor. Por figuracin entiendo un ir estableciendo coherencias en las intenciones de Sartre, en sus noesis,
M. Contat y M. Rybalka, Les critsde Sartre, Cronologi'a y bibliografa comentada, Pars, Gallimard, 1970, pg. 94.

si utilizo el lenguaje fenomenolgico. Sartre anima diversas intenciones a las que responden, aparentemente tan slo, diversos intencionados (noemas diversos). Expresa la poca -intencin imaginaria-, la piensa -intencin filosfica-, quiere cambiarla -intencin poltica-. Pero cada intencin es sostenida por un mismo cogito o a l circularmente revierte. Detrs del cogito, impregnndolo, alienta un ser vivo a quien difcilmente yo accedo. Resta un trabajo modesto pero estimulante: repercutir en el intento imaginario el reflexivo o poltico y viceversa. Un ensayo de correlacionar intenciones diversas supondr adems de abultar, metdicamente tan slo, el intencionar sobre lo intencionado, una estructura primordialmente circular. Vase por contraste. Siendo importantes los cortes y evoluciones en la obra de Sartre, me interesa ms lo que Sartre de algn modo repite que lo renovado. Sartre utiliza para expresarse la imagen y el concepto; prefiero sorprender las equivalencia de los conceptos en las imgenes o la de stas en los conceptos, etc. Desatiendo bastante, por tanto, las luces que la adicin cronolgica o cada gnero expresivo autnomamente tomado dispersan. La correlacin de intenciones, su circularidad, suponen por mi parte una hiptesis orientadora que, sumindome a m personalmente en complicidad -as siento yo a Sartre-, preside. Acptese como presumible en el transcurso de este ensayo la hiptesis de que L'imaginaire de 19402sea la obra ms frtil respecto a correlaciones y circularidades futuras. L'imaginaire no se resuelve en pura imagen, teatro o novela; ni se aleja en espirales reflexivas, como L'ttre et le nant o la Critique de la raison dialectique; ni se identifica con imaginarios realizados en s mismo o en otros personajes,psicoanlisis existenciak ni se adecua siquiera con los manifiestos o ensaA. J. Arnold y J. P. Pirion Genhe et critique dne autobiographie, University of Virginia. Arhives de Lettres Modernes, 144, 1974) han distinguido con razn el carcter ficticio de Les mots de lo que podra parecer un autoanlisis sartriano. Las crticas sealan alguna analog respecto al ((psicoanlisis existencialn de Flaubert donde diferenciamos difcilmente el documento de la ficcin.

yos de critica, Qu'est-ce que la littrature? o ms que militante, se topa Sartre con otros Situations. Las obras que suceden a L'imaginaicompaeros de ruta: Merleau-Ponty, Lvire, sin embargo, tendrn mucho que ver con Strauss o el propio G. Bataille. la reflexin sobre la imagen, segn mi hiptesis. Desde L'imaginaire, en las complejidades concernientes a la iinagen misma como problema autnomo (primer aspecto), en la NOTICIA DOCUMENTAL DE UNA RELACION valoracin de la imagen en el campo abierto de otras valoraciones posibles, sartrianas o A - La cronologa de textos cruzados entre los dos no (segundo aspecto) o desde su propia y autores es la siguiente: G. Bataille publica en 1943, peculiar tonalidad y desde su gusto imagina- L'exprience intrieure,' a la que sigue una dura y larga tivo -los posee Sartre como cualquier autor recensin. Un nouveau mystique)),de Sartre, en Cahiers Sud del mismo ao (el estudio se insertar en Situations en un complejo afecto-imagen indisociables: du I ) .Contat-Rybalka resumen as el contenido: ((Sartre,en L a nause como clmax- (tercer a ~ p e c t o ) , ~analizando L'exprience intrieure de G. Bataille, ataca el encuentra su lugar natural el debate o con- misticismo sin fe de ste y discute de paso la sociologa traste entre J. P. Sartre y G. Bataille. Lo que de Durkheim as como el psicoanlisis de Freud)).Ql de Sartre contesta Bataille brevemente ((Rponen un proyecto ms amplio4 aparece tal vez ataaue se a Jean Paul Sartre)) (el escrito se encuentra en como capitulo parcial o erudita cuestin apndice del Sur Nietzsche). En 1944 G. Bataille presenta historiogrfica, adquiere aqu, en cambio, a pblica discusin un extracto -Klossowski lo efecta-, de tesis fundamentales de su pensamiento; el inesperada centralidad. texto resumido se encuentra asimismo en Sur Nietzsche Siguiendo caminos ms cronolgicos y el ttulo Le sommet et le dclin)).La subsiguiente evolutivos, los estudiosos sartrianos se em- bajo discusin (se encuentra junto al extracto en Dieu uipecinan a menudo exclusivamente en pre- vant 5), precedida de una comunicacin del P. Danielou, congrega a diversos oyentes creyentes e incrdulos. guntas algo reiterativas: es Sartre realmente marxista?, lo es a medias?, no lo es en Participan en el debate Adamov, Gandillac, Madaule, Massignon, Marcel y Sartre. La intervencin absoluto? Con tales preguntas se discute la Hyppolite, sartriana es abundante: se centra, como la de Hyppolite, continuidad o discontinuidad e incluso con- en dificultades lgicas y terminolgicas, alude tambin, tradiccin de Sartre en su obra -un doble pero marginalmente, a las dificultades ya expuestas en Sartre? Importantes cuestiones son stas; ((Un nouveau mystique)). Bataille clarifica, a raz de la pero minimizan algo esencial: nos hallamos discusin con Sartre, su propia terminologa en una ((Nent,trascendence, immanence))(asimismo en ante un radical, vertiginosamente radical, nota, el apndice del Sur Nietzsche). explorador de nuestra poca, aireado por Cesa toda confrontacin directa, mediando entre varias y nuevas solicitaciones culturales. Mi- ellos tan slo crticas de Bataille y, esto resulta menos litante sin duda, pero explorador, tanto o documentable, alusiones de Sartre a la temtica de
En ((Jalonspour une histoire du concept d'imagination)) La relation critique. Pars, Gallimard, 1970, pgs. 174-196 J. Satarobinski presenta las diferentes coordenadas en las que se incorporan las valoraciones que nuestra cultura ofrece de la imagen. Para el anlisis de las complejidades internas de la imagen, ver segn las tendencias, M. Dufrenne Phnomnologie de Ixperience esthtique, P. Malrieu La construction de I'imaginaire, G. Durand Les structures anthropologiquesde h a g i n a i r e y O. Mannoni Clefspour I'imaginaire ou Z'autre scene. Para la tonalidad imaginativa de Sartre, ver M. D. Boros U n squestre; I'homrne sartien, Pars, Librairie A. G. Nizet, 1968. La doctrina literaria subyacente y, tambin, explcita en la novela sartiana, en G. J. Prince, Mtaphyszque et technique dans Ieuvre romanesque de Sartre, Geneve, Librairie Droz, 1968. En una prxima publicacin, paralela a este artculo, insistir sobre la convergencia de las intenciones en la obra de Sartre.

Bataille. Veamos de nuevo las cronologas. En 1947 aparece el Baudelaire de Sartre que, como es sabido, suscita virulenta polmica en los medios franceses. Participa Bataille con un notable artculo, ((Baudelaire)), que se incluye dentro de un ensayo ms amplio, La littrature etle mal,' de posterior publicacin; tambin en dicho ensayo se encuentra la recensin crtica de Bataille sobre Saint Genetcomdien et rnartyr aparecido en 1952.

'Cito, en la medida de lo posible, la obra de Betaille segn la edicin de las obras completas en curso de publicacin, Pars, Gallimard, 1970-73. ((Laexperiencia interior)) se encuentra en el tomo V. Sur Nietzsche (tomo VI) contiene ((Le sommet et le dclin)) y un apndice, Rponse a J. P. Sartre)), ((Nant, transcendance, immanence)) y el dossier sobre la ((Discussions sur le pch)). M. Contat-M. Rybalka, o). cit., pg. 94. ' G. Bataille, ((Baudelairen y ((Genetn,en La littrature et le mal, Pars, Ides, 1957, pgs. 37-38 y 197-244.

Creo importante observar que en el libro de Sartre sobre Genet se hallan referencias, veladas algunas, pero otras claramente explcitas sobre G. Bataille, y -no lo he visto suficientemente advertido- la temtica que all desarrolla Sartre tiene engran parte como interlocutor a G. Bataille o al menos desarrolla temas ((materialmente idnticos. El esquema de Saint Genet se repite, engrosado, en la arquitectura de L'idiot de lafamille, por tanto podra ampliarse mi observacin anterior -si vale sta- a la ltima obra de Sartre, aunque las alusiones a Bataille sean all an ms veladas. Adase, por ltimo, la referencia a Bataille en Qu'est-ce que la littrature? -la incluye Sartre precipitadamente en el surrealismos- y la nota sobre Bataille, ms las frecuentes tematizaciones del potlach, que se encuentra en la Critique de la raison dialectique dentro de un tratamiento que dialoga con Lvi-Strauss? Por su inters indirecto tal vez ayude cotejar estos escritos con los cruzados entre Sartre y M. Blanchot. Dejo de lado otras referencias aisladas de Sartre a Bataille, como la de los intervius que Contat-Rybalka resead0 o los contactos personales relatados por Simone de Beauvoir en sus Memorias, segn las cuales M. Leiris media en la relacin Sartre-Bataille." Dentro de las pesquisas eruditas sera asimismo interesante dilucidar con exactitud la situacin tanto de Bataille como de Sartre en el ((renacimiento de estudios hegelianos))que protagonizan en Francia A. Kojkve yJ. Hyppolite. Ha escrito Jean Wahl que Sartre asisti a los cursos de Kojeve junto con Bataille. Merleau-Ponty, Lacan, etc.I2 Confieso que mis propias indagaciones en los medios sartrianos no me permiten confirmar la aseveracin de J. Wahl en 10 que atae a Sartre. B - Resulta incmodo resumir o analizar en la polmica enumerada el nico escrito en el que temticamente ataca Sartre aBataille. Las tres partes delartculo13van examinando crticamente el gnero literario de Bataille, sus contenidos, la cuestionabilidad de su experiencia mstica. Poco ayudan a la inteligibilidad de una confrontacin ya que, a mi entender, Sartre muestra notable incomprensin o al menos un tratamiento sumario de Bataille. Explicable resulta el hecho por las circunstancias (an no se ha producido la reactualizacin de ((Qu'est-ce que la littrature?)),Situations 1 1 , Pars, Gallimard, 1948, pg. 318. Critique de 4 raison dialectique, Pars, Gallimard, 1960, pg. 187. L'Etre etle Nunt, Pars, Gallimard, 1943, pgs. 683-85. 'O M. Contat-M. Rybalka, o). cit., pgs., 29-83, 116, 124, 155. " Simone de Beauvoir, La Force de Iage, Pars, Gallimard, 1960, pgs. 656-63. l 2 J. Whal. Tableau de la philosophie francaise, Pars, Gallimard, 1952, pg. 171. La estima que a Betaille le merece, por su esfuerzo de interpretacin hegeliana, A. Kojeve, no se desmiente a lo largo de su obra. La posicin de J. Hyppolite, en ((Situationde l'home dans la Phnomnologie hegelienne)) (Les Temps Modernes, 1947) se aproxima a lo que Sartre realizar por su lado en la Critique. l 3 Sttuations 1, Pars, Gallimard, 1947, pgs. 143-89.

Bataille) y la globalidad de una negativa excesivamente tajante. Lo mismo se repetir en la ((Discussion sur le p c h ~ Sartre ; intenta atenazar el adversario dentro de sus propias categoras doctrinales. Aventuro la opinin de que la confrontacin temtica, si existe, hay que buscarla por parte de Sartre principalmente en la compleja armazn del Saint Genetl' o, anteriormente, en Qu'est-ce que la littrature? En lo que a Bataille respecta s encuentro aumentos temticos explcitos, ya sea en su artculo sobre Baudelaire, ya en el que le sigue sobre el Genet de Sartre y, tambin, en la precisin terminolgica tras la ((Discussion sur le pch)).Aventuro entonces la hiptesis correlativa de que el amontonamiento invectivo que prodiga el artculo de Sartre sobre L'exprience intrieur, por una parte, y el no advertir a Bataille detrs del riguroso desarrollo de Saint Genet, por otra parte, son la causa de que la relacin Sartre-Bataille permanezca desatendida en los estudios sartrianos. En cualquier caso, los dos artculos de Bataille sobreBaudelaire y Genet ah estn, permitiendo un dibujo esquemtico del enfrentamiento al menos por una de las partes: la de G. Bataille.

1 EL ESTATUTO DE LO IMAGINARIO LITERARIO La dificultad de exponer la dualidad Sartre-Bataille desde los dos artculos de Bataille y su nota terminolgica tras la ((Discussin sur le pch)) (lo he argumentado ya), me obliga a una porcin de recursos retric o ~Acptense . nominalmente -su contenido se esclarecer poco a poco- trminos
l 4 Me baso fundamentalmente en la estructuracin de temas anlogos, aunque la interpretacin sea opuesta. El mismo Bataille seala la coincidencia t'emtica, al igual que lo efecta J. Lecarne en Sartre (Les crrtiques de notre temps et Sartre), Pars. Garnier 1973, introduciendo en su antologa el extracto de Bataille sobre el Saint Genet. Por otra parte, entre los autores a los que hace referencia a menudo Sartre (Claudel, Mircea Eliade, Jouhandeau, etc.), no creo que ninguno de ellos permita una confrontacin temtica equivalente. El libro que Sartre cita a veces para apoyar sus tesis, M. Bloch, La societfeudale, Albin Michel, 19 39, le proporciona hechos favorables pero de ningn modo una interpretacin decisiva. En efecto, el adversario Bataille permite la estructuracin a travs de la conjuncin que operan en l M. Mauss y su importante Essatsur le don y la creativa Introduction u la lecture de Hegel de A. Kojkve. En este ltimo Bataille descubre la presencia de Nietzsche. Ms all de las figuras de conciencia)) reales e histricas, el amo siempre ((consume)) y el esclavo ((produce)): las dos actitudes son arquetipos permanentes.

neutrales utilizables, por tanto, en diversa direccin por ambos autores aunque acusen procedencia batailleana. Son estos: transgreston (variaciones suyas se encuentran en ((ayeccin)),((perversin)), ((traicin))y recubren a lavez el trmino maysculo de mal), santidad, soberanh, consumo (correlativo suyo ser la produccin), lo imposible, comunicacin. Tales nominaciones ya en Bataille, principalmente, ya en Sartre, logran formalizacin en registro filosfico mediante la categorizacin batailleana de nada, trascendencia, inmanenczh. En su acepcin expresionista o en la estrictamente tcnica esa terminologa invade, aparentemente slo, los ms heterogneo~ territorios. En un contexto Imaginario hallamos en Bataille y Sartre el !ugar propio de la conducta ((imposible));no queremos saber nada por ahora sobre las rutas de tal imposibilidad. Transportados los trminos al territorio moral, tropezamos con las serias aporas del Bien y del Mal. Si convenimos en asignar a la teologz el lugar absoluto del Bien y del Mal, moral y teologz coincidirn en la ubicacin. Ser preciso advertir, sin embargo, la inversin que opera la modernidad e n ese lugar absoluto. Bataille y Sartre rechazan la verticalidad del lugar absoluto; por ejemplo I'autre (sartrismo) connota exclusivamente a la horizontalidad de los otros. (El corrimiento semntico se dibuja meridiano en un artculo de la primera poca de Sartre, ((Libert cartesienne)), aparecido en Situations I, invirtiendo caprichosamente el itinerario de las Mdztations de Descartes.) Tampoco estorbar remitir la oposicin SartreBataille, con palabras de Bataille (reinterpretando ste a Kojkve), a un lugar cultural de la reflexin filosfica europea. ((En la Fenomenologt del espiritu, Hegel, persiguiendo la dialctica del amo (del seor, del soberano) y del esclavo (del hombre condenado al trabajo), la cual est en el origen de la teora comunista de la lucha de clases, conduce al esclavo a su triunfo, pero su aparente soberana no llega a ser entonces ms que autnomavoluntad de servidumbre; la soberana no tiene para s ms que el lugar de lo imposiaqu obviamente la remisin b l e . ~ Asumo '~
l 5 Lalittratureetlernal, ed. cit., pg. 2 2 8 . La digresin de Bataille sobre la ((dialctica del amo y del esclavo)),a

al lugar cultural, en modo alguno lo discutible de una interpretacin Kojkve-Bataille. Invito s, en el mismo contexto de la cita, a reflexionar sobre la oposicin ((trabajo-soberanan que Bataille establece; tornar a presentarse bajo la dualidad ((produccin consumo)) logrando as el asunto que nos ocupa su transcripcin econmica a ttulo nominal. Como segundo recurso retrico dramatizo en mi exposicin los trminos neutralmente mentados. Dramatizando alternativamente las ideas, intento, a partir de los dos artculos-recensin de Bataille y su nota terminolgica, abordar cotejndolo el circunscrito contenido de los dos largos estudios sart rianos Baudelaire, S a k t Genet com4dien et martyr; apurar as sus profundas divergencias. Valga acotar que Baudelaire o Genet en s mismos no protagonizan, creo, la polmica sino preferentemente en cuanto brillantes pretextos en Bataille y en Sartre; desde luego no cuentan directamente en el examen que establezco. Respecto al inters de lo que Sartre y Bataille escribieran sobre Baudalaire y Genet caben distintas valoraciones segn la perspectiva elegida. Cualquier lector imparcial ha de acusar la superior calidad sartriana de Saint Genet en comparacin con el anterior psicoanlisis existencia1 dedicado a Baudelaire. Para la controversia que me ocupa, con todo, esta diferencia cualitativa es irrelevante por cuanto ya en el artculo de Bataille sobre Baudelaire se establecen las lneas de fuerza de la discusin y sta slo nos importa. Ms relevante ser, para perseguir el paso de una discusin a la siguiente, recordar que Lapart mauditel6 de G. Bataille aparece en 1949 o sea en el intervalo de sus dos artculos y tambin de los dos escritos de Sartre. Por lo dems, hasta 1960 no nos entrega Sartre su meditacin crtica sobre el marxismo, la Critique de la vaison dialectique.
la vez estrechamente ligada al texto de Kojkve pero tambin distante de l, abre a Nietzsche espacios en el centro de la famosa dialctica. Remito para este tema a ((De l'au-deli de Hegel a l'absence de Nietzsche)). de D. Hollier, en Bataille, Pars, 10118, 1970, pgs. 75-107. l 6 Lapart rnaudite, Pars, Minuit, 1949.

a) Alegato contra Baudelaire

de Sartre, su Bien. l designa bajo el nombre de libertad ese estado donde el hombre no posee ya apoyo del Bien tradicional o del Bataille discute a Sartre en su artculo orden establecido.)) Y sigue, ((comparada a ((Baudelaire)) fundamentalmente la valora- esa posicin mayor, l (Sartre) define como cin que deba darse a dos mundos estrecha- menor la posiciri del poeta)).'' Baudelaire mente cercanos, Mal y Poesa. Derivadamen- ((no ha sobrepasado jams la infancia (cita te entender de modo opuesto el significado de Sartre). Analicemos la posicin sartriana histrico de Les fleurs du mal. Siendo en desde la actitud mayor: primado del proyecto Bataille y Sartre el Mal un trmino relativo, histrico, luego, proyecto colectivo (Critisubordinado inexorablemente al Bien -en que). Una vez establecido el Bien se suceden modo alguno evidente por si mismo- nos las aporas y equvocos con el ((otro))3ien encontramos con insolubles equvocos o (Dios). Tanto la negacin absoluta del Bien, aporas para determinarlo; slo se salvan las Satn, como su afirmacin absoluta, el santo, aporas si atendemos a jerarquas previa- carecen de sentido en su objeto y en el acto mente establecidas. La fundamos, afirma de quererlo: ((Quererlo que no se quiere -se impecablemente Bataille, segn nos hablen contina odiando a los poderes malficos-, los propios sentimientos (vase la introduc- no querer lo que no se quiere -ya que el cin a Le sommet et le dclin)), en Sur Bien se define siempre como el objeto y fin Nietzsche). Los sentimientos en ambos auto- de la voluntad profunda.'* Lo absoluto, res se despiertan en un contexto seculariza- remitido ya a conducta infantil en L'esquisse,lg do; se niega el lugar tradicional del Bien, pervive en la imagen psicolgicamente (inDios. Al negarse tal presupueto nos expone- fantilismo biogrfico) e histricamente mos al peligro de marear en terreno ((mate- (infantilismo social). Llamamos a tal imagirialmente)) comn las aporas que del Bien y nera Mal, pero anotando las diferencias del Mal tres morales de sesgo contrario segn las jerarquas consideradas. Resulta presentan: la teolgica o clsica, la hipercris- ser ((Mal))en cuanto remitido a un proyecto tiana (?) -en ella se sita a s mismo Batai- histrico no asumido; resulta serlo tambin lle- y la expresamente a-tea de Sartre. Las en cuanto transgresin imaginaria, inexisaporas afectarn, lo hemos de ver, a la tente, de un orden absoluto fantasmal. Baupoesia; lazo estrecho entre Mal y poesa, delaire vive sumido en perpetuo Mal por pero cun diferentes devienen las vincula- cuanto niega el orden establecido: mundo ciones. Bataille distingue en s mismo y en divino, mundo adulto pero sigue en l conserSartre lo que llama ((actitud mayor)) y ((acti- vndolo. Lo niega absolutamente y de su negatud menor)) sobre la poesa y previamente cin redoblada -su poesia ((tematiza)) el sobre el Mal. Resumo primero la posicin Mal, la Negacin- brotan reflexivamente sartirana. Para Sartre, Z'Autre, mayscula que (trmino inadecuado) redundantes Fleurs du designa a Dios, ha sufrido un corrimiento a mal. As consuma Sartre el proceso de Baudelos otros; sucede ya la inflexin, insinundo- laire, de su poesia. Conducta imposible que se el primado de lo histrico, la anti-fisis, recrea o se autoabastece de su propia irrealiantes de las correcciones que presentar la dad. Mal y poesa, moral y poesa se han inCritique. Ahora bien, aqu centro sus propias disolublemente abrazado a l. aporas, al corrimiento corresponde en Sartre una profanacin -lase trivializacinEn lo referente al significado histrico del lugar absoluto, ya del Bien, ya del Mal. que merecen a Sartre Lesfleurs du mal escasea Por trivializacin entiendo, es correlativo, el desarrollo temtico en la obra; ms tarde que la experiencia absoluta se trasmutar en creencia absoluta, lo contrario de corteza o 1' La littrature et le mal, ed. cit. pg. 39. evidencia que incumbe exclusivamente al l 8 Ibzd. pg. 37. proyecto histrico concienciado o no. Puede l9 Esquisse d n thorie des emotions, Pars, Hermann, Bataille caracterizar as la ((actitud mayor)) 1939.

lo aumentar Sartre en L'idiot de la famiWO estudiando con todo lujo de detalles el siglo XIX (prolonga y corrige Qu'est-ce que la littrature?). Algo, sin embargo, se apunta ya en el Baudelaire. El momento teolgico, momento repetitivo, es asociado por Sartre al Status del nacimiento, el modelo social conformado segn referencias naturalistas, el Feudalismo. Baudelaire, luego Flaubert, protagonizan complicados sucedneos del modelo repetitivo; viven en la equvoca promiscuidad posromntica: el ((arte por el arte (el mal por el mal). Sartre suele apiar a Baudelaire, Flaubert, Mallarm en imposibles pretensiones restauradores. Resumamos la posicin de Sartre. Culmina en el estadio potico una irreal e ineficaz transgresin que se congela -esencializa-, Fleurs du mal. Ha situado Sartre al Mal en el corazn del acto potico. Negacin ((absoluta))de una norma -mal teolgico-, negacin ((relativa)) in-esencial, pues la norma es inexistente y, por ende, coherencia sistemtica de Sartre, mal tico en las nuevas coordenadas de la moral de la historia. De otro modo, poesa y Mal imaginario (teolgico) carecen de consistencia propia subordinndose a la actitud mayor: el proyecto histrico. As dibujada la versin sartriana de la poesa, se nos ofrece el lugar dirimente del debate. Bataille opone paladinamente ((otra)) actitud mayor que viene a ser precisamente la menor de Sartre. Si la libertad es la esencia de la poesa; y si la conducta libre, soberana, merece slo una ((Recherche gmi~sante)), caigo en la cuenta de inmediato en la miseria de la poesa y las cadenas de la libertad ... Cuando el horror de una libertad impotente compromete virilmente al poeta en la accin poltica, abandona l la poe~a.A ~ l un primado de lo histrico, de la accin poltica, contrapone Bataille el primado trgico. El Bien, lo que nos habla L'exprience intrieure, excede el lmite prctico-productivo; lo excede precisamente en cuanto lmite o avaricia del ser que teme excederse. El Mal, actitud menor, se traduce
La situation littraire de I'apprenti-auteur postromantique)), en L'idiotde lafamille, 1 1 1 , Pars, Gallimard, 1972, pgs. 66-445. 2 1 La littrature et le mal, ed. cit., pgs. 40-41.

en el acatamiento del lmite, sea en la aceptacin de una norma teolgica -Bataille cree que la moral clsica se asocia a la ((duracin del ser)),a su conservacin (salvacin)- o de la norma de los procesos productivos. En Bataille, segn esto, la transgresin del lmite, el Mal, es un momento irrebasable donde se cumple la soberana, la imposibilidad. Yo creo que el hombre est necesariamente abocado contra s mismo y que no puede reconocerse, que no puede amarse hasta el fin si no es objeto de una ~ o n d e n a c i n ) ) . . ~ ~ Hemos alcanzado una nueva jerarqua, vase Le sommet et le dclin)). El Bien de la actitud soberana se cumple en la negacin del ((demasiado humano)) nietzscheano y el Mal deviene crepuscular acatamiento del lmite. Si, versin sartriana, identificamos Bien e historia, propugna Bataille la constitutiva imposibilidad histrica. Lafiesta, lapoest, elsacriftcio son lugares de ruptura; arcaismos de permanente presencia. Bataille, lejano de cualquier planteo teolgico, reencuentra lo sagrado. Lapoesia, emergencia de lo sagrado, nos realiza constitutivamente. Cita Bataille un fragmento de Mon coeur mis a nu: A chaque minute nous sommes crass par l'ide et la sensation du temps. Et il n'y a que deux moyens pour chapper A ce cauchemar -pour oublier: le plaisir et le travail. Le plaisir nous use. Le Comentravail nous fortifie. Choisis~ons)).~~ ta Bataille otro conocido fragmento del mismo escrito: ((11y a dans tout homme, & toute heure, deux postulations simultanes, l'une vers Dieu, l'autre vers Satan. L'invocation Bien ou spiritualit, est un dsir de monter en grade: celle de Satan, ou animalit, est une joie de descendre)); y lo asocia al primero: El placer es la forma positiva de la vida sensible; no podemos experimentarlo sin un gasto improductivo de nuestros recursos (((il use))). El trabajo, al contrario, es el modo de la actividad; tiene por efecto la acumulacin -acrecentamientode recrusos (il fortifie) ... Tales consideraciones colocan a la economa en la base de la moral, la colocan en la base de la poesa.24
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Ibid, pg. 43. Ibid, pg. 59. Ibid, pgs. 59-60.

Existe una grandeza histrica en Les fleurs du mal,. radica en haber reivindicado ese indeclinable exceso en plena era industrial, en el momento posromntico, cuando las vinculaciones sociolgicamente restauradoras del romanticismo se liquidan depurndose as su sospechosa vinculacin con la poesa. (La justificacin o el desarrollo sistemtico de esa visin de la historia, a ms de otros importantes asuntos, se encuentran en Lapart maudite; sus avales etnolgicos en el notable libro de Roger Caillois (discpulo de Mauss), L'homme et le sacrdZ5 En Bataille. confluyen, bien lo advierte Sartre, la herencia sociolgica de DurkheimMauss y el hipercristianismo de Nietzsche.

En general se suele caracterizar la importante obra de Sartre Saint Genet desde una perspectiva preferentemente moral. Sera el libro sobre Genet un trnsito brillante, cl negativo de su moral futura, entre L'etre et le nant y la Critique; una especie de fenomenologa de las conductas negativas pero en camino -tema de la traicin- a su propia liquidacin de tales; as lo ven A. G01-z;' M. Contat-RybalkaZ8y L a i n g - C ~ o p e r po,~~ tenciando las inteligentes observaciones de F. Jeanson sobre la figura de conciencia traidora.jO La perspectiva que adopto sobre Saint Genet es radicalmente otra aunque acepte las posturas citadas. A. Rovatti apunt en su prefacio a la traduccin italiana de Saint Genet,jl y hago ma su observacin, otra lectura posible -aplicable en mi opinin al escrito anterior, Baudelaire. Cabe sorprender en Saint Genet, afirma Rovatti, la emergencia y amb) Alegato contra Saint Genet comdien pliacin de los temas antiguos que estudiara et martyr Sartre en L'lmaginaire. A una lectura moral que incluira, cierto, a la imagen como negaEl comentario que Bataille dedica al libro tivo (A. Gorz), prefiero otra directamente de Sartre sobre Genet indudablemente en- imaginaria con evidente carga moral. Precidurece las diferencias entre los dos autores, samente por ofrecer lo imaginario presente las hace ms ostensibles, si bien Bataille no en Saint Genet, como lo ser en L'idiot de la aporta elementos substancialmente nuevos en famille, aumentos considerables sobre lo desu polmica. Una vez abiertas las lneas sarrollado en 1940, podr tener Sartre una divergentes, el hecho de que Sartre vertebre rica confrontacin con Bataille. Dos escritoms su propia postura es lo que permite por res se definen sobre el estatuto y gnesis del contraste o derivacin aumentos temticos imaginario literario. de Bataille sobre nuevas zonas. Como seala Desmenucemos lo que quizs aparece Bataille, en la Introduccin a las Obras completas ilegtima o forzada extrapolacin de temas. de Genet contrapone Sartre dos s o c i e d a d e ~ : ~Cmo ~ las aporas del Bien y del Mal, Baudeuna condenable, la sociedad de consumo)); laire, o el contenido manifiesto del Diable et le y otra a alabar, la sociedad de produccin)). bon Dieuj2 hallan transcripcin en un esqueEs bastante presumible, al menos en esas ma comprehensivo de la imagen? As lo pginas, la alusin a Lapart maudite, aunque se resuelva al revs la cuestin, como tambin 27 A. Gorz, ((Sartre ou de la conscience h. la praxis)), advierte Bataille. Existira por tanto, al me- enLesocialismedz~icile, Paris, Du Seuil, 1967, pgs. 205-1 3. nos, un tema comn a contrastar. Pero hay 2 8 M. Contat-Rybalka, o]. cit., pgs. 243-45. algo ms que la nueva vertebracin sartriana 29 R. D. Laing y D. Cooper, Reason et violence, Londres, Tavistock, 1964. provoca.
R. Caillois, L'homme et le sacrC Pars, Gallimard, 1950. En la introduccin, el autor comparte la responsabilidad de su escrito con Betaille. 26 Las pginas que cita Bataille (1 33-38 y sobre todo 222-31) se refieren a las de la reedicin de la obra en 1970; las pginas de la edicin original en las que Sartre alude al tema son 112-116 y, sobre todo, 186-193.

F. Jeanson, Leprobleme moral et lapense de Sartre, en la reedicin que contiene la nota final Un quidam nomm Sartre)) (Pars, Du Seuil, 1966) y Surtrepar luimeme, Pars, Du Seuil, 1955. )' P. A. Rovatti, Introduzione a J. P. Sartre, Santo Genet comediante et martire, Milano, 1 1Saggiatore, 1972, pg. XX. " Le diable et le bon Dieu, Pars Gallimard, 195 1 (para delimitar esta obra y su relacin con Saint Genet, ver M. Contat-M. Rybalka, o). ccit., pgs. 2 3 1-40).

propongo esquemticamente -he de remitir una vez ms a un ensayo futuro sobre el asunto-. La imagen, veamos, comporta una conducta imposible, una detencin (segn Sartre) en el cambio de la historia. Las aporias morales, tal como las trata Sartre, se resuelven siempre en proyecto o contraproyecto intencionales, incluso el antiproyecto. Tiene que ver, pues, la moral, no resulta difcil advertirlo, con la conducta imposible, con la gnesis imaginaria; se juega la origina.~~ lidad ms pura delpsicoanlistj e ~ i s t e n c i a l La conducta imposible fracasa ante los otros, no fracasa en abstracto imposible; la conducta imposible se resolver siempre en la falsa reciprocidad frente al otro. De pronto, los procelosos anlisis de L'ztre et le nant sobre Le regard))y sus imposibles: sadismo, masoquismo se introducen en el territorio de la imagen. Dicho en forma explosiva, la cuestin imaginaria coincide inevitablemente con la cuestin ertica, aparezca o no la coincidencia. No era fcil advertir esto en L'Imaaginaire; faltaba el proceso del autoanonadarse imaginario (irreal subjetivo) frente al acento que all marcaba el anonadamiento objetivo del imaginante, o sea, la distincin entre percepcin-imagen. Tampoco se adverta en Baudelaire porque escasamente trataba all Sartre no slo el condicionamiento social de Baudelaire sino principalmente su condicionamiento subjetivo. As se engrosa y funde el anlisis de la imagen con el erotismo pues ste es su campo de juego. El aumento temtico es susceptible de nuevas direcciones. Siendo la imagen un equivalente de realidad, no la posee ella en s misma, siguindose por tanto en Sartre su inconsistencia especular, su existir probable (se introduce en la imagen otro trmino de L'etre et le nant, la mauvaisefoz?. Sartre nos dice que ingresar en la imagen equivale a hacerlo simblicam mente^> en la muerte real. Posiblemente acaece el fenmeno porque, en el fracaso ertico subyacente a las imgenes, ((erticamente))abandonamos previamente la realidad, reciprocidad, mediante simbli3 3 S. Doubrovsky, Pour quoi la nouvelle critique, Pars, Mercure.de France, 1966 (el autor desarrolla la originalidad del ((psicoanlisis existencial)) como proyecto crtico).

cas irrealizaciones masoquista y sdica. Aqu se entiende, en esa constitutiva inexistencia del imaginario sartriano, la curiosa adscripcin del teatro respecto a la imagen tan frecuente en la obra de Sartre, vase L'idiotde la famille." (Tematizar la constitutiva teatralidad del imaginario sartriano, brillante esbozo de F. Jeanson, sigue pidiendo una monografa. Con Jeanson considero como el lugar ms apto para ello a una pieza clave, Kean.)35 ErottSmo, teatralidad, muerte devienen insospechadas zonas imaginarias que nos ofrece Saint Genet comeaien et martyr. Hasta dicho escrito, quizs el ms brillante que Sartre haya escrito jams (tercer aumento), no haba tratado el autor las metamorfosis mediante las cuales un hombre a travs de viajes infernales por los otros alcanza su curacin imaginaria o literaria librndose del autismo. Segn Sartre, logra Genet el trnsito. Se adelantan en Saint Genet las alucinantes espirales imaginarias de ese proceso que Sartre perseguir con gran morosidad en su monografa sobre F l a ~ b e r t , ' ~ antes en Les mots. Aldo Rovatti en el prefacio citado apunta que en Satnt Genet encuentran sobre todo Laing y Cooper las posibilidades antipsiquitricas del sartrismo. Por ltimo (cuarto aumento y no agoto el tema), en Saint Genet vincula Sartre con detalle el Imaginario con el imaginario verbal ampliando las sumarias explicaciones que se nos diera en 1940. A ese imaginario verbal lo persigue adems Sartre con inigualable maestra en el psicodrama imaginario que la simple operacin de leer supone (ertica comunicacin imaginaria entre autor y lector). Sigue la confrontacin polmica de Bataille por los nuevos derroteros que Sartre facilita. Coherente con sus propios postula" L'idiot de la famille, ed. cit., 1971, 1, pgs. 662-64, 785-90; 11, pgs. 774-906. Kean, Pars, Gallimard, 1954. Ver F. Jeanson, Sartre par lui-meme, ed. cit. La publicacin de Sartre, un thkatre de situation (textos elegidos y presentados por M. Contat y Rybalka), Pars, Gallimard, 1973, ofrece un material precioso, no utilizado an, que yo sepa, en el estudio del teatro de Sartre. L'idiotdelafamille, ed. cit., 11, segunda parte. Ver las sucesiones expresivas: Del nio imaginario al actor)), Del actor al autor)), Del poeta al artista)).

dos ya expuestos en el artculo sobre Baudelaire niega de nuevo Bataille la actitud mayor que Sartre defiende. Entonces afirmaba Bataille trgicamente la constitutiva, no transitoria por tanto, estructura de la transgreskfn. Bataille afirma -esto aporta novedad al primer artculo- que la transgresin, cuando es soberana, permite el erotismo y la comunicaczj'n; L'erotzSme3' ilustra esas tesis. Afirma, asimismo, que slo la comunicacin mayor, la poesa, evita la soledad. Se cifra todo en esclarecer lo que invoca Bataille por soberania: ((Es el poder de elevarse, en la indiferencia a la muerte, por encima de las leyes que aseguran el mantenimiento de la vida>);38 y ms adelante: ((La soberania (o la santidad) se refiere a una realidad que nutre su belleza de indiferencia a la conservacin (al tiempo) e incluso de la atraccin por la muerte)).3g Consecuentemente, slo le interesa a Bataille si se cumple o no la soberania en la obra de Genet. Contra lo que Sartre sostiene niega Bataille -cruce inevitable de planteos- el logro de la soberanz y de una real comunicacin en la transgresin de Genet. Analizando diversos personajes de su obra novelstica observa Bataille el desliz calculador de la transgresin que Genet opera, su hundimiento ilimitado en lo srdido o el impasse de su transgresin ilimitada. Genet, segn confiesa el propio Sartre, ni puede ni quiere comunicarse con sus lectores: La elaboracin de su obra persigue la negacin Para Bataille el proceso de quienes la leen.40 comunicativo de Genet y su bsqueda calculadora de lo abyecto se relacionan entre s como efecto y causa. Kant en la analt'tica y dialctica de su Critica deljuicio esttico41-esto lo sabe perfectamente Sartre pero lo asume en diversa cosmovisin- se pregunta cmo el placer esttico, siendo particular y subjetivo, logra universalidad, comunicacin. La universalidad de la obra de arte postula a priori la existencia de un ((sentimiento coL'erotisme, Pars, Minuit, 1957. La littrature et le mal, ed. cit., pg. 2 12. 39 Ibid. pg. 2 13. ' O Ibid. pg. 219. 4 1 A. Philonenko, en su introduccin a la traduccin francesa de la obra de Kant, La critiquedu jugement, aborda de manera pertinente el tema de la comunicacin.
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mn)). Previamente caracteriza Kant al placer esttico como placer desinteresado. Desinters, desprivatizacin -lo que nos aisla resultan ser los intereses-, obtiene la admirable comunicacin del arte. Bataille cree como Kant que ((realizar una obra literaria no puede menos de ser operacin soberana)) (jubilosa la llamara Kant). Esto acontece en el sentido de que la obra pide al autor lo mejor de s mismo, exceder su yo pobre. Desde aqu el autor exige al lector; le exige lo que l previamente ha asumido, la negacin del lmite privado. ((Realizar arte equivale a volver la espalda a toda servidumbre como a toda disminucin; supone hablar el lenguaje soberano que, proveniente de la parte soberana del hombre, se dirige a la humanidad ((sentimiento comn que Kant invoca. As, el atractivo que despierta en Bataille la obra de Genet se reduce a su propio fracaso. ((Interesapero no apasiona)). Genet transgrede en actitud menor para obtener bienes menores; de ah la frialdad que se respira en su obra. La distincin que establece Bataille entre yo disminuido y yo soberano reencuentra un lugar clsico en la gnesis de la obra de arte, la relacin obra-autor. ((Unlivre est le produit &un autre moi que celui que nous manifestons dans nos habitudes, dans la socit, dans ;~ en ~otro lugar nos vices)), escribe P r o ~ s t y de la misma obra, Contre Sainte-Bouve, aiade: mientras que el mal escritor (me voit pas sa prope pense, alors invisible a lui, mais se contente de la grossikre apparence qui la masque a chacun de nous a tout moment de notre vie, el escritor verdadero rechaza (des expressions toutes faites, que ce qui en nous vient des autres -et des plus mauvais autres- nous suggere, quand nous voulons parler d'une chose, si nous ne descendons pas dans ce calme profonde oh la pense choisit les mots ou elle se refltera toute e n t i e r e ~ . ~ ~ Bataille, distinguiendo loprofano y lo sagrado, recubre las categoras bergsonianas y proustianas de yo actual - yo virtual que Sarte
La littrature et le mal, ed. cit., pg. 225. M. Proust, Contre Sainte-Beuve, Pars, Pleiade, 197 1, pg. 222. 4 4 Proust, 01. cit., pg. 307.
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aborrece. Sagrada es la poesa para Bataille as como profana es la prosa. ((Lacuestin de la comunicacihz est siempre implcita en la expresin literaria; aqulla o es potica o no existe (no siendo ms que la bsqueda de acuerdos parcial-particulares, o la enseanza de verdades subalternas que Sartre designa al La confluencia religinhablar de prosa).))45 arte ))que hereda en parte los poderes religiosos)), el carcter religioso de la transgresin remitir de nuevo a L'homme et le sacr de Roger Caillois (datos etnolgicos) y tambin a escritos de M. Blanchot como Lapartdu feu, por lo que se refiere a la concepcin de la e~critura.~~ Como ya observ Serge Doubrovsky,'" tal vez e! lugar dbil coincide en Sartre con el fuerte. N o se reduce el ambicioso proyecto sartriano a retornar -victoria o fracaso- a la cuestin de Sainte-Beuve, relacin obraautor? Creo que la lectura ms fe.cunda del gigantesco esfuerzo de L'ldiot de la famille va en tal direccin.

c) Nota terminolgica: nada - trascendencia


- inmanencia
El equvoco subyacente a trminos neutrales corro los elegidos: transgresin, santidad, soberan, cc, +tsumo, lo imposible, comunicacin se habr ya disipado tras lo dicho. Tomemos algn trmino cntrico para comprobarlo: la transgreston, una de cuyas variantes es la traicin. Para Sartre, protagoniza la traicin una figura de conciencia necesaria para la realizacin histrica. En el prefacio al libro de A. Gorz, Le trat"tre,48 ((Des rats et des homLa Littrature et le.rnal, ed. cit., pg. 239. M. Blanchot, Lapartdufeu, Pars, Gallimard, 1949, pgs. 67-80. La relacin Sartre-Blanchot es comentada en el libro de P. Verstraeten, Violence et thique, Pars Gallimard, 1972 (libro que merecera una mencin especial por mi parte aunque lo dejo de lado en la medida que su exposicin es claramente interpretativa). 47 Doubrovsky, utilizando las categoras sartrianas desde un punto de vista muy personal, deja el Contre Saint-Beuue abierto en cuanto lugar inevitable de toda hermenutica, a pesar del esfuerzo sartriano. 48 A. Gorz, Le traztre, Pars, Du Seuil, 1958.
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mes)),49 y an ms si cabe en el admirable texto de Gorz, sabremos a qu atenernos sobre la funcin histrica de la traicin. La notable galera de traidores que desfila en la obra de Sartre dibuja tambin los aspectos abyectos y perversos de la traicin. Genet, el estudio de Sartre sobre l, deviene el ms impresionante fresco de sus horrores. Sartre mismo invoca la traicin en Les mots y reivindica para s la funcin de intelectual-traidor que A. Gorz, sartriano, expone con lucidez ~ ~ pensemos lo en La morale de I ' h z j t ~ i r e .No mismo de G. Bataille aunque el inevitable xodo de la conciencia desgraciada confunda los ecos. La traicin (transgresin) reviste en Bataille contra lo que sucede en Sartre un carcter constitutivo que orienta ms si lo referimos al incesto de Lvi-Strauss, Structures hentaires de laparente; revestido el material etnolgico, valga decirlo, de meditacin filos f i ~ a . Pensemos ~' tambin, por qu no? en la acepcin irregular de las perversiones freudianas, en lo que stas resisten a una canalizacin adulta o histrica. Lo zinposible, otro trmino neutral, ser para Sartre y Bataille la conducta imaginaria. Ahora bien, el estadio imaginario es perfectamente distinguible en teora para Sartre del estadio tico; Bataille en cierto modo, a sabiendas, los confunde y con l muchos contemporneos. Transformacin moderna de lo sagrado, representa el arte una suerte de tica superior. Definamos categoras ms formalizadas: nada, trascendencia, inmanencia, que, objeto de discusin cuando la sesin sobre el pecado (vase ((nota terminolgica))), recibieron aclaracin por parte de Bataille. El manifiesto previo a la discusin, Le somrnet et le dclin -no se enfrenta en su intencin a tesis ni siquiera al interlocutor Sartre-, prevea lo que luego ulteriormente se formula en la discusin. Sartre ataca all tanto en el terreno terminolgico -acepcin de nada- como en lo que considera hibridiamo posteristiano de Bataille. N o nos hablan los msticos tambin de nada? Veamos por el comienzo
Publicado bajo este ttulo en Situations IV. A. Gorz, La rnoraledeI'hi~toire, Pars, Du Seuil, 1959. L'erotzsme, ed. cit., 2.' parte, ((L'enigme de l'inceste, donde Bataille reinterpreta a Lvi-Strauss.
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aportico de su exposicin, previamente a la discusin, cmo Bataille no recuerda en modo alguno a lo que usualmente se expone . ~ ~bien se presenta como moral c r i ~ t i a n a((El en primer lugar como bien de un ser. El mal parece un perjuicio inferido a algn ser, evidentemente. Puede que el bien sea el respeto a los seres y el mal su violacin. Si tales juicios tienen algn sentido, puedo atraerlos de mis sentimientos)) (primera cara). Por otro lado, de manera contradictoria, el bien est ligado al desprecio del ((inters))de los seres por s mismos. Segn una acepcin secundaria pero que interviene en el conjunto de los sentimientos, el mal sera la existencia de los seres en tanto que est implicada su sepa racin^^^ (segunda cara). As se nos habla al introducir Le sommet et le dclin, trminos que prefiere Bataille a bien-mal. La moral de la cumbre responde al exceso sobre el lmite o sea, nueva versin, a la transgresin. El ocaso (el mal) supondra ms o menos en Bataille un miedo a la muerte, al desaparecer; cansancio y retencin o proyeccin del tiempo que es lo que se conserva o pierdo. De ese miedo se originan en Bataille -genealogista de la moral- las seguridades, las leyes, el bien)).No hay en l, se le dijo en el coloquio, tica posible por cuanto Bataille vinculasiempre con el bien)) una recada utilitarista, transaccional, humanista)) de la cumbre. A la transaccin corresponde en Bataille el trmino trascendencia, intermedio entre nada e inmanencia (trmino privilegiado). Con incmoda pero legtima abreviacin -no estudio a Bataille por s mismo-, nada es para m el lmite de un ser. Ms all de los lmites definidos en el tiempo y en el espacio un ser ya no es... Pero este no-ser se me llena lo s de sentido: s que me puedeanz'quz'lu~));~~ en m i fragilidad. Inmanencia deviene el extreSubrayo usualmente, porque, a mi parecer, el P. Danielou n o ha agotado en su respuesta a Bataille las virtualidades que el cristianismo ofrece, exceptuando las que la teologa oficial usualmente expresa. Dostoyevsky, por ejemplo, en Los hermanos Karamazofy en E l idiota propone algo nuevo sobre el tema. Pienso tambin en el ltimo captulo de L'uction, de 1893, de Maurice Blondel. G. Bataille, ed. cit. de sus obras completas Pars, Gallimard, 1970-73 IV, pg. 41.

mo opuesto. En la medida en que capto la extensin de mi ser, su comunicabilidad, rompo la situacin prehegeliana cuando no sorprenda la coincidencia de lo subjetivo y lo objetivo, al mismo tiempo que la fusin del sujeto y el objeto. La experiencia del objeto resulta ambivalente. En cuanto objetivo, yo mismo individuo y me alejo as del continuo animal. Trascendencia, posiblemente, reviste en Bataille un carcter tranlos fetiches, saccional ya que, al ((objetivar)), objetos agigantados, -pueden serlo para Bataille Dios o la polis- confunden engaosamente individuo y gnero. La poesa no, ella simplemente participa. La moral es trascendencia en la medida en que apela al bien del ser edificado sobre la nada del Nuestro (la humanidad tomada como sagrada, los dioses o Dios, El estado).^^^ La moral capitula as para Bataille en perpetuas permutas o transacciones. Si alguien ha frecuentado a Sartre, sabe que nada y trascendencia significan algo radicalmente diverso. Contra lo que algunos han escrito pienso que Sartre posee una acepcin rigurosa de nada pero rica e irisada de distintas variaciones semnticas. En la elipsis de un tratamiento satisfactorio, cuando menos sostengo el monismo de &re-pour-saz' siendo aislable slo en un anlisis posterior la rgida oposicin en-soi -pozrr soi Para mantener el monismo es indispensable el trmino mediador de nada. Coincidira con intrpretes no,~ Audry5'~ en el rechatables -A. G o ~ zC, zo del manido dualismo de Sartre que slo con mltiples reservas se debera parcialmente admitir. Como ilustracin del carcter mediador de nada propongo -aqu sin demostracin rigurosa- relacionarlo con el trmino aristotlico de cn&quis o privacin, diverso, por tanto, de la estricta negacin. Sartre introduce en su categora nada, una inconsistencia o progresiva evanescencia. Ilustrmoslo: un individuo, una familia, una clase ya no son sino la sombra de s mismos y el sujeto interioriza esa experiencia como
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Ibid., V I , pg. 203. Ibid VI, pg. 202. A. Gorz, Le socialisme difficicile, ed. cit. pg. 207, en
C. Audry, Sartre, Pars, Seghers, 1966.

nota.

ausencia. Basta traducir en soi por naturaleza humana o sucedneos: clase-familia y se advierte de qu tratamos. Por tanto, nos hallamos ante una categora relativa: ((privado de)), privativa, erosiva que reencuentra -en nuevo contexto desde luego- la formalizacin aristotlica. La nada de Sartre se opone a la de Bataille se como un contexto de q6urs (r~peticin) - qvurs (tiempo opone a otro de " ~ v n irreversible o histrico). Para Sartre, lahmanencia de Bataille recae en una especie de restauracin naturalista, antihumanista (en ocasiones englobable bajo su despectivo ((ancien rgime))). Sabemos ya lo que piensa Bataille sobre el primero de la trascendencia sartriana. En una palabra: experiencias, contextos, formalizaciones son irreconciliables e indialogables; toda neutralidad terminolgica se disipa,

11. DOS INTERIORIZACIONES DE LO ECONOMICO: RARET Y GASPILLAGE

La dimensin tico-potica arrastra a Sartre y a Bataille a nuevos parajes, a lo que osadamente califica G. Bataille de ((Economa generalizada)) en Lapart maudite. Ambos autores, Bataille en dicha obra y Sartre en la Critique, intentan anclar sus mundos respectivos en suelo econmico. Tomemos en ecepcin muy laxa la economa. Etimolgicamente proviene el trmino del griego administrar la casa o vigilar su duracin. Fisiolgicamente cuida la economia de las funciones orgnicas -Sartre acenta las productivas y Bataille las de consumo-. El uso " 8 . Caillois, op. cit., especialmente pgs. 15-35: etimolgico o el uso fisiolgico de economa ((Rapports gnraux du sacr et du profane)). algo tiene que ver con aquello usualmente 5 9 Para la dificultad del concepto mismo de antropologa econmica actualmente en desarrollo, ver el libro designado como tal, la economa poltica: ciencia que trata de la produccin, desarrollo de M. Godelier, Economie, fetichisme et religion dans la societ primitive. y consumo de los bienes destinados a satisfaPara la complejidad de la nocin de rareza en cer las necesidades humanas. Lo que no Sartre, y solamente a ttulo de ejemplo, ver el captulo ((Necesidad y rareza)) del libro de Vignorelli, Sartre tra define la economia poltica en cuanto tal sern esas necesidades, los usos y la normativa que I'ideologia e la critica, Aut Aut n.O 136-37, 1973, 117-3 1, y el nmero 134 consagrado casi enteratales necesidades postulan. Si a esa ampl- pgs. mente al problema. En estas publicaciones se desarrosima zona -desdibujada aqu- de la exis- llan las observaciones hechas anteriormente por Enzo tencia la asociamos sin mayor anlisis con el Paci.

simple sobrevivir, nos atae el problema y suscita nuestra complicidad. Nueva precisin. Cabe distinguir las infinitas discusiones sobre los fundamentos objetivos de la actividad econmica, sus primeros conceptos especulativos u operativos de la elemental interiorizaczh'n de esa misma realidad que aquellos estudian. Problematizar Sartre y en cierto modo Bataille con R. CailloisS8si la economa arcaica y la economa moderna poseen elementos comunes; hallaremos posiciones dispares en sus trasfondos doctrinales. No se persigue aqu este asunto difcil. Reduzco la oposicin Sartre-Bataille a proporciones ms asequibles y tangibles que continan los asuntos ventilados anteriormente. Cmo se vinculan en Sartre y Bataille, sus imaginarios, con la interiorizacin econmica que sus economas circularmente generan? Ni a Sartre ni a Bataille les corresponden especiales ttulos en Economa Terica; si acaso, reivindican para s otro lugar, la Antropologa Econmica, que subyace en cualquier teora econmica se acepte . ~ ~esa Antroo se niegue el p r e s u p u e ~ t o De pologa destaco yo -a eso me limito- la zitteriorizacin subjetiva. Sin negar, claro est, el fundamento objetivo que otros ya han estudiado en Sartre cuando menos.60 Sartre radicaliza su antropologa econmica en torno a una categora por l acuada, raret. Traducida adecuadamente, raret pide el trmino castellano de ((escasez))pero tal vez otro ms imperfecto, rareza, cubra la amplia oscilacin semntica de lo que Sartre apunta. Rareza (calidad de lo raro) connota por una parte la objetiva acepcin de escaso y por otra subjetivas alusiones a raro o

((enrarecido)),a raro o ((extrao)).Aunque insista yo en la vivencia de lo escaso, raret interiorizada de Sartre, su dimensin subjetiva descansa necesariamente en la objetividad que la funda. Definamos a sta. Tal substancia natural o tal producto manufacturado existe en cantidad insuficiente en un campo social determinado, dado el nmero de miembros de los grupos o de los habitantes de la regin porque no hay bastantepara todos.61Sartre generaliza la escasez objetiva -no llega nunca as, desnuda sta, hasta nosotros sino oculta tras sucesivas mediaciones- al campo de los objetos sobre los que recae: todos; la extiende tambin a las sucesivas situaciones de produccin de objetos ((...dela guerra de nmadas a la huelga)).62 Tal generalizacin en su fundamento y, consecuentemente, en su interiorizacin motiva la inevitable secuela de la escasez. El hombre, organismo biolgico necesitado del exterior, apurado -aqu incide Sartre- por los menguados recursos exteriores, lucha por sobrevivir. La historia campo de juego de la escasez se reparte, por tanto, entre miembros sobrantes, sus muertos, y miembros supervivientes -unos y otros viven la raret en peligro; unos ya han perdido, otros pueden perder, etc ...-. Nos dirigimos as en la evolucin ideolgica de Sartre hacia el fundamento originario del mal y la violencia. No se originan ya stos, pudo sugerirlo L'ztre et le nant, en una condicin pre-natal (pecado original secularizado) sino en la dura situacin exterior, ((proviene (la escasez) de la relacin de interioridad que une al hombre en cuanto organismo prctico, con su entorSupuesto el hecho, as lo delimita Sartre, retengamos tan slo, zafndonos de los escollos tericos de su cara objetiva, cmo vivencia al sujeto humano la escasez cuando, nacido en un contexto histrico social y familiar determinado, debe interiorizarla y asumirla. La rareza, interiorizacin humana de los
Critique de la raison dialectique, ed. cit., pg. 204. Ibid Ibid, pg. 285-86, nota Contat y Rybalka (op. cit., pg. 8 7 ) comentan esta nota indicando que en ella Sartre marca claramente la ruptura y la continuidad entre sus dos grandes construcciones tericas.
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medios escasos, es vivida principalmente como ((extraa))o, si se quiere, enajenacin o alienacin -distintos matices neurticos del imaginario de raret-. Sartre, aludiendo a la triada hegeliana (la triada, no slo la diada est implicada en la raret objetiva o subjetiva), visualiza a sta como la congante intrusin de un tercero (Z'Autre) en los contactos humanos. Desde la fra ajenidad de una cola de autobs a la irritante e impuesta complicidad de los medios audio-visuales, todo advierte de que en cualquier lugar el Otro roba las cercanas. Si me encuentro con alguien soy remitido ipsofacto a distintas y dispersivas alteridades: l no pertenece a mi profesin, al ambiente social en que me muevo, a la generacin que comparto, etc. Quien se haya aterrado algn da de las distintas ajenidades en el espacio y en el tiempo que la existencia urbana comporta -en la urbe moderna concurren otras pequeas ciudades interferidas- comprende perfectamente algn aspecto de la presencia del otro sartriano. He de aadir que el otro condiciona y exaspera, desde luego sin avio sar, la relacin dual: dos personas ((hablan)) manifiesto, mejor gesticulan. Tras el duo>> otra realidad acompaa robando, as lo cree Sartre, la aparente cercana convirtiendo el acto en gesto. En cierto modo, elotro arrastra como en las pesadillas del sueo. Pinsese en cualquier micromundo laboral, basta el de la personal experiencia profesional. (Evito el micro-organismo familiar y sus ramificaciones de parentesco o amistad a las que Sartre extiende el hecho). Las personas se interfieren y tropiezan entre s centrifugadas; cada personaje, pese a los lenguajes correctos que utiliza, ve al otro del grupo como un sobrante suprimible y al mismo tiempo se advierte a s mismo como un posible superviviente. La virulencia, inmediatez y conciencia de esta relacin variar hasta el infinito segn los tiempos, lugares, personajes o interferencias directas o indirectas de ellos entre s. Se ventila aqu nada ms y nada menos que la reciprocidad de los hombres -reciprocidad en la que Hegelb4encierra a amos y esclavos
6 4 La influencia del tema hegeliano es innegable en la Critique como lo fue anteriormente en los anlisis de

(supervivientes y sobrantes de Sartre) afectando a ambos su falsedad-. En realidad slo atisbamos a la reciprocidad, al tercero, en ausencia o en fantasmal agresividad y anonimato. Que al fenmeno aqu descrito lo encerrara Sartre en pocas ms individualistas en un lugar mtico ((el infierno son los otros)), no deja de tener su pizca de verdad. Sartre ha detectado siempre, a propsito del lugar mtico o hiperblico: el infierno, el lmite condenado de la presencia del otro. El lmite traduce simple y llanamente la congelacin de la falsa reciprocidad descrita, su aceptacin de irrevocable. La moral inerte del maniqueismo y del mal radical, -escribe Sartre- o sea, en un contexto de rareza econmica, supone una impotencia sufrida, una manera determinada de descubrir la rareza como destino, esto es, un autntico dominio del hombre por lo circundante material interior izad^.))^^ A la enajenacin en el otro le corresponde -es correlativa- mi propia enajenacin o ausencia. Si en la alienacin exterior la nota predominante acenta lo raro como ((extra o ~en , la interior percibimos lo raro como ((enrarecimiento)).Y es obvio, si contemplo a los otros en espejos giratorios a la larga me advertir como un espejo ms. Toda la autobiografa de Sartre, Les mots (algo nos leemos all a nosotros mismos) gira en torno a la vampirizacin progresiva de una clase, de una familia, los Schwitzer y, de rechazo, de un nio. Usualmente establecen aqu los estudios sartrianos, en la interiorizacin del extraamiento objetivo, el lugar donde confluyen dos anlisis complementarios: el marxista (condicionamiento objetivo) y el freudiano (interiorizacin subjetiva del condicionano (interiorizacin subjetiva del condicionante). La alienacin objetiva repercute en lo que Laing llama ((inseguridad ontolgi~ a , yo 6 ~dividido de los otros y de s mismo, con la evolucin que siga el comienzo neurSartre sobre larnirada y otros temas. Esto no implicaque la relacin Sartre-Hegel deje de ser fuertemente problemtica, como frecuentemente lo es toda relacin de Sartre con la filosofa histrica. CrzYique de la raison dialectique, ed. cit., pgs. 204-2 10. 66 R. D. Laing, The Divided Se& Londres, Tavistock,
1959.

tico. A esta situacin, ya esquizoide y, en cuanto tal imaginaria, nos arrastra al menos como permanente pendiente la vareti Slo el proyecto colectivo, la otra cara de la antropologa sartriana (la dejo, pues importa menos para la existencia imaginaria), trasmuta a la alienacin en proyecto o asuncin liberadora del otro. El sujeto enajenado mediante sucesivas metamorfosis -en los psicoanlisis existenciales de Sartre se suceden un tanto estereotipadas- asume la excisin. Se reaniman los gestos sin substancia de los robots que Sartre nos pinta. Los traidores del destino o sea de la clase establecida, previamente erosionados en sus certezas (esencias), devienen hombres de reciprocidad (existencias), revolucionarios virtuales. No trato esa compleja evolucin; me interesaba slo el negativo imaginario en la economa de los medios escasos. Muy diversa complicidad despierta en nosotros la experiencia batailleana centrada tambin en lo econmico y en lo histrico. Quizs lo raro entendido como extrao y fascinante nos site rpidamente en el centro. Remitida a la experiencia primordial del nacer y del morir, de su limite, la existencia individuada se extraa, se fascina y se aterra de su origen. El sujeto -vase la Thorz'e de la religion6'- se extrovierte en los objetos, en la historicidad. Ahora bien, su vinculacin con el objeto, con lo que llamamos su ((principio de realidad)), va acompaada de una permanente sensacin de fragilidad. Al vnculo objetivo lo sostiene el sujeto mismo que se exterioriza y dura objetivando para sobrevivir; pero el vnculo resulta frgil por serlo el sujeto que lo soporta, es ste en definitivaun sujeto mortal. Todo no est dicho an. El individuo mortal, desde la muerte, encuentra la vida en su inmanencia o continuidad animal. Si bien al morir pierde sus objetos, precisamente entonces percibe la vida que el posesivo sostena y disimulaba: ((sus))objetos. Las lgrimas verdaderas, dice Bataille, son tristes pero con mayor radicalidad recuerdan la vida aludida por la muerte. Tambin -nuevo ejemplo de Bataille referido
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G. Bataille, Thorie de la religion, Pars, Gallimard,

1973.

ahora a la vida urbana-, cuando atravesamos el pavimentado asfalto de una calle percibimos la violacin y consiguiente violencia del objetivar. Cuanto ms presionado est el asfalto mayor olvido del vegetal y, dialcticamente, mayor presin ms que recuerdo del suelo ollado. Llegamos slo a la objetivacin perfecta cuando el cadver logra su perfecta disimulacin de tal. Bataille ilustra su afirmacin mediante una experiencia banal y culinaria. Comemos nuestro pan perfectamente olvidados de sus granos y en mayor lejana confeccionamos un guiso. Distinta oscilacin: lejana-presencia, marcara masticar in situ granos de trigo o, en un lmite mtico, la operacin antropofgica. Para Bataille la fascinacin comporta de una parte la irrealidad del objeto o, si se quiere, la prdida de densidad de la objetivacin misma. Las fiestas o interrupcin del diurno laborar transgreden, despilfarran los objetos. Los sacrificios, sobre todo los antiguos sacrificios e incluso hoy los escasos reductos de religiosidad consuman y queman los productos. Irrealizacin -atencin porque as llama tambin Sartre a la imagen- supone la presencia mayor, la autoconciencia soberana, el principio del gesto. Cierto que el hombre ejerce sus operaciones histricas. Cierto tambin que los objetos, las manufacturas, van reificando

poco a poco la soberana del sujeto. Sin embargo, para Bataille, la experiencia suprema de una economa generalizada es radicalmente distinta de la de Sartre. Bataille opina que la transgresin del objeto, el primado del sujeto, son datos infranqueables. Si no los advertimos directamente, percibimos en cambio los efectos nocivos de su ocultamiento. La historia, la secularizacin de la historia, lleva consigo el autoesclarecimiento de sus cambios o metamorfosis que debemos concienciar. Cmo a partir del sujeto objetivado se establecieron las garantas jurdicas y ticas de la primera objetividad? (Pinsese evidentemente en garantas de produccin) Cmo lo sagrado o sea el sujeto proyectse en objeto absoluto, en Dios, garantizando ste los sucesivos regmenes de produccin? etctera. Las dos perspectivas de Sartre y Bataille aluden a una Economa generalizada, aluden a lo Imaginario. Cada una de esas perspectivas ofrece una explicacin de su contraria. Para Sartre elpotlach, la primera relacin de intercambio que esgrime Bataille pertenece a loprctico-inerte, congelacin de la escasez. Para Bataille, el primado utilitarista de Sartre, su atencin exclusiva por la raret tal vez traduzcan una ms radical escasez o sea aquella que en el objeto se advierte como reverso mortal de la soberania.

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