La Indumentaria de Isabel La Católica y La Retórica Visual Del Siglo XV

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 14

Atalaya

13/2013 Regards mdivaux sur la femme, 2 : corps et reprsentation


Dossier

La indumentaria de Isabel la Catlica y la retrica visual del siglo XV


NANCY F. MARINO

Rsums
Espaol English Franais En 1 4 89 Enrique VII de Inglaterra m and a sus em bajadores a Castilla para concluir las negociaciones sobre la dote disputada de Catalina de Aragn. Entre los em isarios estaba Roger Machado, el heraldo del rey de origen espaol, que escribi un diario sobre su estancia en Medina del Cam po, lugar del encuentro. El propsito del diario era inform ar a Enrique sobre el v alor de la riqueza m aterial de la corte castellana, lo que hizo m ediante la descripcin m eticulosa de la ropa y las joy as de la reina. Por lo v isto, el rey ingls v io estas posesiones com o una garanta de la dote de la infanta ; sin em bargo Isabel parece haberlas v estido com o perform ance de su autoridad y poder com o m onarca reinante en Castilla. A pesar del acuerdo hecho durante esta m isin diplom tica y de las expectativ as de Enrique VII, la corte castellana nunca pag la dote de Catalina. In 1 4 89 Henry VII of England sent his am bassadors to Castile to conclude negotiations on the disputed dowry of Catherina of Aragon. Am ong the em issaries was Roger Machado, the kings herald, who was of Spanish origin and who wrote a diary about his stay in Medina del Cam po, where the m eeting took place. The purpose of the diary was to inform Henry about the v alue of the Castilian courts m aterial wealth, which he did by a m eticulous description of the queens dress and jewels. Apparently the English king saw these possessions as a guarantee of the Infantas dowry ; nev ertheless Isabel seem s to hav e worn them as a perform ance of her authority and power as reigning m onarch in Castile. Despite the agreem ent m ade during this diplom atic m ission and Henry VIIs expectations, the Castilian court nev er fulfilled Catherines dowry . En 1 4 89 , Henri VII dAngleterre dpcha ses am bassadeurs en Castille afin de conclure les ngociations sur la dot de Catherine dAragon. Parm i les m issaires du roi se trouv ait Roger Machado, hraut du souv erain, dorigine hispanique, qui criv it en franais le journal de son sjour Medina del Cam po o la rencontre eut lieu. Le but du journal tait dinform er Henri sur la v aleur de la richesse m atrielle de la cour castillane ce que Machado fit par le biais dune description m inutieuse des v tem ents et des bijoux de la reine. Apparem m ent, le roi v it en ces objets une garantie du paiem ent de la dot de linfante. Cependant, la reine Isabelle sem ble les av oir ports dans une sorte de performance de son autorit et de son pouv oir en tant que souv eraine de Castille. En dpit de laccord conclu pendant ladite m ission diplom atique et des esprances dHenri VII, la cour castillane ne pay a jam ais la dot

de Catherine.

Entres dindex
Keywords : Isabel of Castile ; Catherina of Aragon ; Henry VII of England ; relations with England ; wom ens clothing ; v isual rhetoric Palabras claves : Isabel I de Castilla ; Catalina de Aragn ; Enrique VII de Inglaterra ; relaciones con Inglaterra ; ropa fem inina ; retrica v isual

Texte intgral
1

El 1 3 de diciembre de 1 47 4, el da despus de la muerte de su hermano Enrique IV , Isabel de Castilla sala de la catedral de Segov ia, nuev amente proclamada monarca del reino. Se haba quitado la sarga blanca de luto y v isti para su coronacin un rico brial de seda bordada y las mejores joy as que posea ; delante de ella iba Gutierre de Crdenas, su contador may or, blandiendo una espada desenv ainada 1 . Esta toma de poder tan decisiv a amn de simblica marc el inicio de una campaa publicitaria cuy o fin fue legitimar a la nica mujer reinante en Europa a finales del siglo XV , y la primera mujer reinante en Espaa desde la infortunada Urraca en el siglo XII . El camino que le llev a la corona castellana fue sin embargo tortuoso. Se haba cuestionado la legitimidad del nacimiento de Juana, hija y heredera de Enrique IV , ocasionando un conflicto entre los nobles que defendan su derecho al trono y los que apoy aban a la princesa Isabel. Esta sali v ictoriosa en una guerra civ il que no termin hasta 1 480 2. Sin embargo, la nuev a reina sigui empleando diferentes estrategias para solidificar su legitimidad y asegurar una opinin positiv a de su persona. Hubo quienes no queran v er a una mujer reinar sola, entre ellos el cronista Alfonso de Palencia, quien lament el inconv eniente del sex o del nuev o monarca castellano, enumerando las desv entajas de una mujer que ejerciera el papel masculino de la monarqua 3. No ex traa, entonces, que, desde el primer momento de su proclamacin, Isabel decidiera aprov echarse de su gnero femenino para ganar el respeto y amor de sus sbditos y para establecer su autoridad en Espaa. Por un lado, quiso destacar su papel de esposa y madre, dedicndose a la educacin de sus hijos, su dev ocin a su marido, y su piedad religiosa. Pero, por otro lado, adopt el lema de Fernando Tanto monta , dndole un matiz nuev o, el del poder compartido con l4. Sin embargo, y como pronto v eremos, a pesar de su insistencia en Tanto monta , por lo menos fuera de Espaa se consideraba a Isabel el monarca de Castilla, por encima de Fernando en las cosas tocantes al reino. Y a pesar de su aparente parquedad en cuestiones domsticas, el libro de cuentas de la casa de Isabel es testigo de los gastos ex traordinarios en sus v estidos, joy as, y adornos personales5. Las apariencias le importaban mucho a la reina catlica, y por esta razn aprendi a utilizar su apariencia fsica, su femineidad, como una herramienta propagandstica para establecer su autoridad y supremaca dentro y fuera de Espaa. El cronista Fernando del Pulgar defendi a Isabel de los que decan que ella tena el v icio de pompa demasiada , replicando que () entendemos que ninguna cerimonia en esta v ida se puede hazer tan por estremo a los rey es, que mucho ms no requiera el estado real ; el qual as como es uno e superior en los rey nos, as dev e mucho estremarse e resplandecer sobre todos los otros estados6.

Los cronistas de Isabel le ay udaron a destacarse como reina legtima, editando las crnicas sobre Enrique IV con el fin de corregir la historia de su reinado 7 . Estos historiadores criticaron al desaparecido rey por div ersas razones, entre ellas su negligencia en lo tocante a la Reconquista y su personalidad pasiv a en general, y por su rechazo de la opulencia normalmente asociada con la monarqua y los monarcas. Y es cierto que el gusto sencillo de Enrique le diferenciaba en el entorno real y aristocrtico que marcaba la norma en el siglo XV : prefera v estirse a lo morisco y por lo v isto hua de las festiv idades cortesanas8. En esto, Enrique difera tambin del resto de los monarcas europeos de aquella poca. E. Jane Burns nos indica que () the courtly w orld depends on material extravagance and opulence, reflecting a culture obsessed w ith self-display and ostentation as a form of self-definition among members of the ruling elite 9.

Tan importante fue la v estimenta en ese entorno que lleg a ser una forma activ a de las relaciones sociales. La realeza y los nobles v estan con la intencin de poner de manifiesto su estatus social, una prctica que hizo del adorno personal un sistema semitico complejo segn los cdigos del cual el atuendo personal denotaba no slo el rango social o el linaje, sino tambin la ceremonia celebrada 1 0 . En esta cultura cortesana la aristocracia saba descifrar este tipo de signos segn un conjunto de reglas que regan una interpretacin comn. Estas conv enciones interpretativ as estaban basadas en unos smbolos v isuales : tipos, colores, y cantidades de telas, joy as, y otros adornos personales. Por lo tanto se puede considerar la indumentaria como un tex to , una forma de comunicacin no v erbal pero s muy elocuente. Sin embargo, las sociedades de aquella poca tenan su propio sistema de significantes y significados que saban distinguir y que hoy da no sabramos descifrar perfectamente. Estas seales v isuales crearon en la aristocracia el deseo de destacarse, de competir con los dems linajes. Podemos v er en las crnicas de la poca que, en las festiv idades cortesanas, la cultura material desempea un papel tan importante como los participantes. La ostentacin fue indispensable durante la poca de Juan II de Castilla, siendo las fiestas en V alladolid en 1 428 y la boda del condestable Miguel Lucas de Iranzo dos ocasiones en las que los suntuosos banquetes, las decoraciones, y el atuendo de anfitriones e inv itados llegaron al niv el de competicin entre las familias. Aunque el reinado de Enrique IV empezaba de la misma manera, con fiestas en consonancia con las de la poca anterior, en los ltimos diez aos de su v ida el monarca rechaz el boato a fav or de la sencillez. La hermana de Enrique IV , Isabel, no fue de la misma opinin, aun cuando era todav a princesa. Cuando en 1 47 3 recibi a los embajadores borgoones en Alcal de Henares, lo hizo desde un alto estrado decorado con ricas telas, v estida de un brial de terciopelo v erde, y tabardo de brocado carmes, y un collar muy rico. De sus primeros aos como reina hay otras descripciones en las crnicas de la ropa que v esta para celebrar el nacimiento de su hijo Juan, la conquista de Loja, o el matrimonio de su hija Isabel con el rey de Portugal. Pero quizs el momento ms significativ o por la importancia de su indumentaria y sus alhajas fue la recepcin en 1 489 de los embajadores de Enrique V II de Inglaterra, que v iajaron a Espaa para los desposorios de Catalina de Aragn con el malogrado prncipe de Gales, Arturo. En este encuentro podemos apreciar claramente la importancia de la comunicacin de un mensaje mediante unas clav es v isuales. Para esta v isita la reina Isabel

emple de manera prov echosa sus v estidos, sus joy as, y su lema en una performance de su autoridad personal. Esto corresponde a lo que ha notado Jos Manuel Nieto Soria, que en los encuentros de dimensin internacional, ser posible adv ertir una actitud de mx ima ostentacin cortesana () lo que entra en el captulo de la competencia simblica entre reinos y que tiene como una manifestacin habitual esta actitud de ostentacin que acta como mensaje de poder de un reino frente a sus v ecinos 1 1 . Enrique V II env i una embajada pequea a Castilla para representarle en la cuestin del matrimonio de Catalina y Arturo ; despus, los embajadores se dirigieron a Portugal para la misin secundaria de entregarle al rey Juan II de Portugal la Orden de la Jarretera. Enrique de Inglaterra haba ascendido al trono en circunstancias dudosas, tras haber derrotado a Ricardo III en el campo de Bosworth, donde este muri. Enrique pretenda al trono por ser el ltimo descendiente legtimo de Eduardo III, reclamacin no aceptada por v arias facciones nobles, que se rebelaron contra l a lo largo de v arios aos. Por esta razn, Enrique buscaba oportunidades para legitimar su corona y llenar sus arcas, casi v acas a causa de las constantes batallas1 2. El matrimonio espaol era, por consiguiente, muy atractiv o : representaba no slo la aceptacin poltica por un linaje cada v ez ms importante en Europa, sino tambin una oportunidad econmica. Las negociaciones sobre la dote de Catalina haban empezado en Inglaterra bajo la direccin del embajador espaol, el Doctor Rodrigo Gonzlez de Puebla, y aunque las dos familias reales haban llegado a un acuerdo preliminar de 200.000 coronas de oro a pagar en dos plazos, los Rey es Catlicos seguan mostrando resistencia a lo que consideraban una suma elev ada. Por esta razn fue decidido que el contrato matrimonial sera finalizado en Castilla en presencia de una delegacin inglesa. El Doctor Thomas Sav age, abogado del rey ingls, fue el embajador principal, seguido por Richard Nanfan, armado caballero el da anterior a la salida de Inglaterra. Les acompaaba el Heraldo Richmond, cuy o nombre era Roger Machado, un sbdito francs de probable origen espaol. Era el fav orito del rey y su amigo entraable, que le haba serv ido de heraldo personal desde sus das en el ex ilio en Bretaa. Al ascender al trono en 1 485, Enrique lo nombr Rey de Armas de Norroy 1 3. Aunque el papel pblico de Machado en la delegacin de 1 489 consista en asistir a los actos ceremoniales en compaa de Sav age y Nanfan, queda claro que el rey tambin le haba asignado otro trabajo ms personal : el heraldo escribi para su monarca una memoria de lo que v io durante esta misin, un relato que se centra en la riqueza material de la corte castellana. Machado qued impresionado con el lujo que los Rey es Catlicos ostentaron para la ocasin, pero lo que ms le deslumbr fueron los ex trav agantes v estidos y joy as que luci Isabel durante los quince das de las ceremonias oficiales. Hoy da, esta memoria se encuentra en el Colegio de Armas en Londres (Arundel Ms. 51 , folios x x ix -88). Fue publicada en su v ersin original (el francs algo contaminado por el castellano) y traducida al ingls por James Gairdner en 1 8581 4. Se nota el carcter personal del cuaderno en su letra descuidada, los folios en blanco sin cortar, y las v arias tachaduras. Un aspecto curioso de la memoria es el punto de v ista que Machado utiliza, que cambia segn el tipo de la situacin que narra. Cuando escribe sobre el v iaje desde Inglaterra, sobre las palabras y activ idades de los otros v iajeros, o sobre su propia presencia en los actos ceremoniales, Machado lo hace en tercera persona, refirindose a s mismo como Richmond, su designacin herldica. Pero cuando ofrece opiniones subjetiv as sobre lo que ha observ ado, utiliza la primera persona para ex presar sus impresiones. Por ejemplo, Machado

describe una fiesta de toros en honor a los embajadores ingleses, incluy ndose a s mismo al referirse a ellos en tercera persona. Pero al llegar a la descripcin de la ropa que las damas llev aban aquel da, el y o subjetiv o interv iene en la relacin : Et touchant de les abillements et richesses des dames et damoiselles je ne le vous saroye pas mettre en escript, car je ne le saroie pas escrire en ung an () Et pource je ne saroye tant dire quil ne soit beaucoup plus 1 5.
9

10

11

12

Esta cita demuestra tambin que Machado tena un destinatario en mente al escribir el tex to, a juzgar por el uso de la palabra vous , que sin duda se refiere a Enrique V II. Esto lo hace en otros momentos tambin, como cuando se refiere al discurso que el Doctor Sav age ley delante de los Rey es Catlicos en la primera entrev ista : La quelle prepossicion vous ores sy apres plus plain par escript 1 6. La clase de informacin que Machado relata en su memoria delata sus intenciones y su propsito. No escribe sobre la razn principal de la embajada, las negociaciones finales sobre la dote de la infanta Catalina, que fueron finalizadas v arios das antes de la despedida de los embajadores1 7 . De hecho, slo las menciona de paso y sin especificar sus pormenores. Al contrario, el diario del heraldo Richmond consiste en una observ acin pormenorizada de los aspectos sociales de la v isita a Castilla, y la riqueza material de la corte de Fernando e Isabel. Cualquier lector desinteresado pensara que esta v isita fuera esencialmente ceremonial. Pero esta es la informacin que ms le interesaba a Enrique V II, que en otras ocasiones tambin haba solicitado a sus embajadores datos personales sobre los monarcas que v isitaban1 8. Machado empieza su relato con la historia del v iaje desde Inglaterra y la llegada a tierras espaolas el 1 6 de febrero de 1 489. Despus de pasar por Burgos, V alladolid, y por otras v illas donde los nobles les brindaron su hospitalidad, los embajadores llegaron al lugar que los rey es haban elegido para el encuentro, Medina del Campo. El heraldo no hace ningn comentario sobre esta ciudad, pero entre todos los lugares de la corte itinerante de los Rey es Catlicos (Segov ia, Sev illa, y Granada, entre otras) la eleccin de Medina fue en alguna medida simblica, y a que en esa poca era uno de los centros comerciales ms importantes de Europa, y por lo tanto ev ocaba de manera tcita la gran prosperidad de Castilla. Porque de Castilla se trataba, la Castilla de Isabel, y no del Aragn del rey Fernando. En su memoria Machado se refiere a ellos como les Roys de Castille , una designacin que cree que tiene que ex plicar : Et pource que aunchuns la venture feroint feculte pource que je parle des Roys et que aunchunne gens pourront mussir et dire Comment, ail deus Roys en Castille ? Nenny, mes je escript Roys pource que le Roy est Roy de par la Royne par voye de mariage, et pource ilz se dient Roys et se escripvent en leurs lettre De par le Roy et la Royne , car elle en est la heritire (1 66).

13

Isabel insista en la frmula de nombrar a ambos en todos los documentos que firmaron, acto que coincide con el lema Tanto monta . La ex plicacin de Machado demuestra que las personas de fuera de Espaa consideraban poco comn este tipo de designacin. De hecho, otros v iajeros ex tranjeros del siglo XV y a lo haban comentado. 1 9

14

15

Este reconocimiento de la autoridad ex clusiv a de Isabel puede ex plicar el proceso profesional del heraldo Richmond durante la v isita inglesa a Castilla. Toma nota de los v arios aspectos de la v ida y las normas de la corte : el protocolo de las v isitas oficiales, con sus jerarquas en el uso del espacio regio, y las diferentes activ idades festiv as, como las procesiones, o los saraos, torneos, y toros. Pero entre todas estas noticias se destaca un tema recurrente, un inters especial que se rev ela como la intencin primaria del autor : transmitir al rey Enrique un informe sobre las joy as ex traordinarias y la ropa ex trav agante de la reina Isabel, sealando con cifras especficos el v alor monetario de casi todos estos artculos. Como iremos descubriendo, la indumentaria de la reina catlica tena un v alor tanto simblico como ambiguo : para Isabel su ropa y sus joy as tenan un significado esencialmente social, sirv iendo de una manera de marcar su identidad como reina de Castilla. Como ha sealado Nieto Soria, en este tipo de ocasin uno quiere ofrecer cierta imagen, en parte ficticia, en parte real, del poder que ostenta una monarqua 20 . Para Machado, sin embargo, el v alor de los v estidos y adornos de la reina no fue metafrico sino literal, y a que sus comentarios al respecto se limitan ex clusiv amente a lo monetario. En efecto, se puede llegar a la conclusin de que el heraldo v ea las posesiones de la reina como un av al que garantizase el pago de la dote disputada de Catalina. Su trabajo consista en hacer tangible con palabras precisas algo que era esencialmente v isual e intangible, el espectculo del atuendo de la reina : era v isual, pero no v isible al rey ingls por su ausencia. Es tambin importante sealar que en ningn momento cita el heraldo Richmond las palabras pronunciadas por la reina. stas no interesaban ev identemente, y en todo caso seran ceremoniales y formularias. Todo lo importante e interesante quedaba en el terreno v isual, en la comunicacin no v erbal. El primer encuentro entre los Rey es Catlicos y los embajadores ingleses ocurri en Medina del Campo la noche del 1 4 de marzo. Los monarcas estaban sentados bajo su dosel de estado, hecho de tela de oro y adornado con el escudo acuartelado de armas de Castilla y Len21 , como se puede apreciar en esta miniatura del Cancionero de Pero Marcuello : Fig. 1 . Los Rey es Catlicos bajo su dosel de estado. Cancionero de Pero Marcuello (http://www.spanisharts.com/ b ooks/ literature/ imagenes/ cpm1 g.jpg)

16

17

El dramatismo de llegar desde la oscuridad de la noche a esta cmara iluminada con antorchas, y el espectculo de los rey es puestos sobre un escenario esencialmente teatral, todo esto caus gran impresin en los embajadores. Este encuentro supone la primera alusin de Machado en su diario a la v estimenta. Muy rev elador es el espacio que l dedica a la descripcin de cada persona. Sobre lo que v esta Fernando, escribe menos de una oracin : llev aba puesta una ropa de tela de oro forrada de piel de cebellina (como se aprecia en la fig. 1 )22. Pero a continuacin, Machado emplea ms de trescientas palabras para describir meticulosamente el v estido y las joy as de Isabel. Queda claro que esta primera aparicin de la reina lo dej de lo ms impresionado. Como Fernando, estaba v estida de tela de oro, completamente confeccionada con hilo de oro 23. Sobre el v estido llev aba un brial de tela de oro hecho al modo del pas 24. Se puede apreciar la v erdugada de Isabel en esta ilustracin del y a citado Cancionero de Pero Marcuello : Fig. 2. Isabel I, Cancionero de Pero Marcuello

(http://3.bp.blogspot.com/ -lKk3O8n8JXs/ T0t3L4pw8gI/ AAAAAAAABWg/ 2T2g5M3b9wo/s640/Marcuello.png)


18

Encima del brial, luca una ropa de terciopelo negro, una especie de mantellina con capucha y aperturas en los brazos para que se v iese el v estido dorado (fig. 3)25. Se aprecia esto si nos fijamos bien en el antebrazo izquierdo de la reina tal como es representado en el cuadro La V irgen de los Reyes Catlicos , conserv ado en el Museo del Prado y accesible a trav s de la Galera online de dicho museo (que permite hacer un zoom sobre un detalle como aqu el antebrazo) : Fig. 3. Maestro de la V irgen de los Rey es Catlicos (Museo del Prado, Madrid) (http://www.museodelprado.es/ c oleccion/ galeria-on-line/ galeria-on-line/ o bra/ la-v irgen-de-los-rey es-catolicos/ )

19

En el borde de la mantellina haba adornos de oro macizo, piezas rectangulares del tamao de un dedo, embellecidos a su v ez con piedras preciosas. Alrededor del cuerpo, Isabel cea un cinturn de cuero blanco fayte la mode que les hommes sont acoustum de porter (1 7 1 ). Colgaba del cinturn una bolsa o escarcela guarnecida con un imponente rub balaj del tamao de una pelota, adems de cinco diamantes gruesos como habas. Se aprecia una escarcela semejante en el retrato de Max imiliano II, obra de Antonio Moro, y tambin v isible en la Galera online de dicho museo : Fig. 4. Max imiliano II por Antonio Moro (Museo del Prado, Madrid) (http://www.museodelprado.es/ c oleccion/ galeria-on-line/ galeria-on-line/ o bra/ el-emperador-max imiliano-ii/)

20

En el cuello la reina llev aba un collar de oro con rosas esmaltadas en rojo y blanco, cada una de ellas incrustada con una joy a grande. De cada lado de su pecho colgaba una cinta larga, decorada con ms de cien diamantes balajes, rubes, perlas, y otras piedras de gran v alor. Encima de un hombro tena un manto corto de satn carmes, forrado de armio. Machado concluy e su relacin de estas prendas calculando su v alor en ex actamente la cantidad de la dote de la princesa Catalina que haba sido negociado en Inglaterra : Certes, comme je quide, et ausy comme je pour lors ouy dire je estyme que les abillemens que elle avoit pour lors sur elle estoint dela valleur de ij.c. mille escus dor (1 7 1 ).

21

22

23

Sobre las alhajas de la reina el heraldo comenta que eran la plus riche chose que jamay nulz hommes virent le parayl . Al leer el informe de su heraldo el rey Enrique V II seguramente pudo descifrar los cdigos tanto ex plcitos como implcitos. Slo los tejidos que Machado describe v alan una pequea fortuna, sobre todo la tela de oro. El terciopelo negro de la mantellina tambin rebosaba lujo : los tejedores ms hbiles podan producir menos de diez centmetros al da de este tejido suntuoso. El manto de satn carmes tambin tena un v alor elev ado, debido al hecho de que teir el satn de este color duplicaba su costo 26. Este manto tena bordes de armio, una piel real y la preferida de la reina, que figura v arias v eces en el libro de cuentas de su casa, al lado de su precio elev ado. Adems del mensaje ex plcito sobre la v aloracin de estas prendas, otros

detalles de los adornos de Isabel constituan un mensaje implcito para el rey Enrique. El cinturn de cuero blanco con su bolsa incrustada de piedras lo llev aba puesto alrededor de su cintura, como hacan los hombres ; en la moda femenina las bolsas se llev aban colgadas de cintas y llegaban hasta la rodilla 27 . Al seguir la moda masculina quizs Isabel quisiera hacer alarde de su papel v aronil de monarca ; y al colocar la escarcela lujosa en su cintura donde llamaba la atencin, Enrique poda imaginar metafricamente las riquezas que contena. El rey ingls tambin se habra fijado en los detalles del collar de rosas rojas y blancas. Sera porque esas flores parecan representar la Casa de Tudor, que una la rosa roja de Lancaster con la blanca de Y ork ? Pensara Enrique V II que el collar fue hecho con la intencin de celebrar la unin de sus familias ? Semejante gesto no hubiera sido ex traordinario, pues muchas v eces en la historia los rey es mandaron hacer una joy a importante para representar un enlace matrimonial28. Enrique tena fama de gran aficionado a las joy as y posea una buena coleccin de piedras preciosas que guardaba celosamente. En 1 487 un platero v alenciano describi el collar de esta manera : set balaxos y huyt perles : los set balaxos cascun balaix en sa avellana engastat e cascuna avellana en sa pea, mesa en manera de flor : les huyt perles cascuna en son molinet e meses sobre una rosa, en mig de pea o es, entre balaix y perla, tres peas manera de jous esmaltades de rong yolez y blanch 29.
24

25

Era fcil v er en esta joy a un tributo a los Tudor. Pero si el rey ingls tena la impresin de que el marav illoso collar que luca Isabel esa primera noche bien pudiera acabar en Windsor con Catalina de Aragn, no poda estar ms equiv ocado y a que el collar no fue hecho para esta ocasin. Se trataba del famoso collar de los balajes que haba pertenecido a doa Juana Enrquez, madre del rey Fernando, regalo que este le hizo a Isabel como seal de su enlace con ella 30 . Por si el referido collar no fuera suficiente para marcar las riquezas de la reina, llev aba tambin puesta otra joy a magnfica, las cintas largas y guarnecidas de piedras en cada lado de su pecho. Tambin tenan historia esas cintas, siendo usadas de garanta con el collar de los balajes. Se trata con toda probabilidad del Collar de los Cordones, que constaba de v einticuatro piezas de oro decoradas con v einte balajes, sesenta perlas grandes y treinta de menor tamao, adems de cincuenta pendientes de perlas ms pequeas. El platero v alenciano indica que este collar pesaba siete marcos y cuatro ochav as (ms de 1 7 25 gramos), ms que el collar de los balajes31 . Si las primeras impresiones son importantes, esta fue deslumbrante : la tela de oro del dosel, reafirmada en los v estidos de la familia real y la nobleza, y el despliegue de ricas joy as. Todas esas clav es v isuales representaban claramente la prosperidad de Castilla y la autoridad de su reina. Machado entiende que su trabajo como autor de la memoria de esta v isita es interpretar el v alor monetario de las prendas y alhajas de Isabel, y por eso termina su descripcin cifrando su v alor en unas 200.000 coronas de oro. Es fcil v er que el diario de Roger Machado es tambin, o quiz esencialmente, un libro de cuentas. Durante las dos semanas en Medina del Campo observ a la riqueza material, la describe detalladamente y en trminos hiperblicos, y les asigna precio a muchos de los objetos que v e, sobre todo las joy as que son particularmente mov ibles y se pueden v ender o empear 32. En los banquetes Machado menciona de paso las apetitosas comidas, haciendo hincapi en la v ajilla de plata que se utilizaba para serv irlas. Cuenta el nmero de damas de

26

honor, detalla su ropa, y luego dice ex ageradamente, pero con gran efecto, que tardara un ao en acabar de referirlo todo. Enrique de Inglaterra poda v er en esas cosas no slo la garanta de la dote de la jov en Catalina, sino un posible lote de bienes transferibles a su reino. Nieto Soria ha sealado que las v isitas oficiales de embajadores ex tranjeros eran ocasiones en que se ponan en funcionamiento todos los mecanismos propios de la teatralidad cortesana 33. Esto se puso de manifiesto el 22 de marzo, cuando los Rey es Catlicos honraron a la legacin inglesa con justas y torneos, una celebracin cortesana tpicamente caracterizada por la pompa. En aquella ocasin los monarcas castellanos tenan planeado un espectculo esencialmente teatral, segn podemos inferir de la descripcin que nos ha dejado Machado : Et avoint les dicts Roys ordonns que les dicts enbassadeurs fussent les premiers sur le dict escarravaulx affin quilz vissent les Rois venir tout leurs estas es listes. Et est vray que moult richement et somptueussement vindrent, et estoit beau veyoir (1 7 7 ).

27

Queda claro que los monarcas haban preparado una ex trav agante ex hibicin v isual en la que los embajadores fueron los espectadores de una performance de la grandeza de su corte. Machado recuenta el desfile del Rey , su hijo Juan, y la alta nobleza castellana, todos ricamente atav iados, con su montura adornada de oro y piedras. Pero es otra v ez la reina Isabel la que ms llama su atencin, con su traje de tela de oro debajo de una mantilla de seda carmes y terciopelo negro, ribeteada con perlas y rubes, y la perla grande en su tocado, sobre lo que el heraldo ex clama que il nest homme qui bonnement ne saroit istimer quil pourroit valloir, tant riche estoit (1 7 8). La reiterada e insistente declaracin, durante su estancia en Medina del Campo, que jams ha v isto semejante cosa en la v ida, llev a la fuerte implicacin que en Inglaterra no hay nada igual. Hacia el final de su relacin, Machado declara esto ms ex plcitamente, cuando los Rey es Catlicos hacen a los embajadores regalos v aliosos : On parle de lonner que en fait es enbassadeurs an Angleterre : certes ce nest pas lonner que on fait aulx enbassadeurs au royaulme de Castille, et en especial au temps de ces nobles Roys et Royne (1 81 ).

28

Otra clav e sugerente que Machado v io continuamente en estas dos semanas fue el lema Tanto monta , sobre todo en el dosel de estado bajo el que los rey es recibieron a los embajadores. Aunque estaba a la v ista de Machado en casi todos los momentos, en ninguno le llam tanto la atencin como durante la corrida de toros celebrada unos das despus de su llegada, cuando la reina llev aba el lema como adorno en las mangas de su v estido. Aquel da Isabel v esta un brial de satn v erde y un collar de muchas piedras preciosas que serv an de teln de fondo de unas mangas de terciopelo carmes que llegaban al suelo. En el borde de las mangas largas el heraldo poda leer el lema : et coussu par dessus des grosses lectres dor batu de la longuer donun quart de verge, et estoit son mot ; et sur scheschun lettre garnis de grosses perles, et la plus riche chose que jamais ne fut veu (1 82)34.

29

Las mangas del v estido de la reina llamaban la atencin por v arias razones. En primer lugar, aunque las mangas largas de punta estaban muy de moda en

30

31

32

aquel momento, casi nunca llegaban al suelo, sino slo a la rodilla. Y aunque podan estar ribeteadas, el adorno sola ser unas figuras bordadas con hilo de oro o plata, o simplemente un ribete de tela de color contrastante. Pero fue ex traordinaria la ex hibicin de Tanto monta en letras de oro batido y guarnecidas de perlas, de ms de v einte centmetros de largo. La v estimenta de la reina Isabel aquel da era un acto performativ o de su identidad que inv itaba a los testigos oculares a leerlo real y metafricamente, con los ojos y con las imaginaciones. El nfasis que Roger Machado pone en las pruebas v isibles de la riqueza de la corte castellana sirv e de contraste directo con lo que escribe en su informe sobre la v isita diplomtica a Portugal que tuv o lugar justo despus. Cuando se refiere a los monarcas portugueses, escribe le Roy et la Royne y no les Roys como lo haba hecho al hablar de Fernando e Isabel. Los rey es de Portugal, Juan II y Leonor de V iseu, recibieron a los embajadores de Inglaterra con gran hospitalidad, obsequindolos con div ersiones como msica, danza, y caza, ninguna de las cuales descrita por el heraldo Richmond en trminos de lujo. Si hay algn aspecto de su estancia en Portugal que ms le llama la atencin es la comida, que el heraldo menciona v arias v eces, tratndose siempre de cosas muy sencillas. Recuenta que los monarcas v istieron ricamente para una de las celebraciones, pero no menciona sus trajes ; por lo v isto esto le importaba poco a su lector implcito, el rey ingls. La nica ocasin en la que Machado describe la ropa de alguien es durante la entrega de la Orden de la Jarretera : el rey v esta una capa de satn carmes sobre un jubn de color v ioleta adornado con hilos de oro. Pero lo hace con una segunda intencin : al final de la embajada, el rey portugus le regala al heraldo estas prendas por los serv icios rendidos. De todas formas, la riqueza de la corona portuguesa le importara poco a Enrique de Inglaterra, y a que no haba en juego ninguna alianza matrimonial entre los dos pases. Sin embargo, Enrique V II estara muy consciente del acuerdo entre Juan II de Portugal y los Rey es Catlicos sobre la dote elev ada de la hija de estos, Isabel, para su matrimonio con Manuel, heredero del trono. Para no v erse desestimado en comparacin con los rey es portugueses, el rey Tudor insisti en una fuerte suma de dinero por la unin de Catalina de Aragn con su hijo Arturo 35. Aunque Fernando e Isabel se haban negado a pagar las doscientos mil coronas de oro que el Dr. Puebla haba negociado en Londres, esta es la cantidad que acabaron aprobando en Medina del Campo el 28 de marzo 36. El informe que Roger Machado le escribi a Enrique V II haba de dar la seguridad de que la corona de Castilla dispona de dinero ms que suficiente para cubrir la cantidad estipulada. El heraldo Richmond habra v uelto feliz a Inglaterra, seguro de que el diario que le entregara al rey contena la informacin ev identemente solicitada, una prueba v isual de la riqueza material de Castilla. No comprendera como hoy da creemos comprender que haba un malentendido, un v aco entre el mensaje emitido por Isabel y asumido por l como receptor, causado por la tica de la seleccin de estos adornos y la tica de la interpretacin que les daba l. Lo que es cierto es que en el caso de la reina como emisora de una comunicacin y de Machado como receptor del mismo, se trata de un proceso dinmico que consiste en una serie de opciones y acciones con una intencionalidad pensada y especfica. Estas telas magnificas con incrustaciones de joy as, con su lema en oro batido, y los collares sin par, Isabel las v esta como performance de su identidad, monarca titular del reino de Castilla, y por lo tanto mujer de gran autoridad y riqueza. Lo material es, en efecto, una manifestacin de su poder. Se trataba de una manera de establecer una relacin de poder para con Enrique de Inglaterra, de monarca a monarca.

33

Sin embargo, Roger Machado no deja que su rey llegue a sus propias conclusiones sobre la apariencia fsica de Isabel. Enrique no est presente y no puede v er los trajes, y por eso su heraldo v erbaliza para l los significantes ; por eso se trata de un comentario sobre la imagen y no la propia imagen. Y con sus comentarios Machado slo deja al rey ingls pensar en el v alor material de las cosas. Al comentar la v estimenta de la reina, el heraldo hace v isible lo inv isible de dos maneras : en una manera literal, hace que Enrique v ea o v isualice el atuendo de Isabel ; y en un sentido metafrico, hace v isible el significado oculto de estos objetos. Todas estas riquezas v alan mucho ms que la dote disputada de Catalina, sobre todo las joy as, y sobre todo ese collar de los balajes. Pero Machado manipula su informe, citando ms de una v ez la cantidad de esta dote, para que su rey v ea en estos objetos un av al del resto del pago, una especie de fianza tangible. Por lo tanto se trata de una cuestin de un significante y dos significados, de una interpretacin desafortunada de unos signos no v erbales, que result en un tringulo de mensaje y recepcin entre Isabel de Castilla, Roger Machado, y Enrique V II de Inglaterra. Los factores en juego tenan repercusiones a largo plazo. Desde este momento hasta su matrimonio con Enrique V III, siete aos ms tarde, Catalina v iv i en un limbo econmico. Enrique V II y Fernando se negaron a mantenerla, y al morir Isabel en 1 504 todo lleg a ser ms grav e para Catalina. Fernando pronunci que su dote incumba al reino de Castilla y no al de Aragn, y sin embargo se neg a que se recurriera a las joy as de Isabel para cumplir con las obligaciones contradas. A pesar de lo que el heraldo Richmond haba v isto y descrito en Medina del Campo, al final Enrique V II acab demandando la materializacin de un acto intangible.

Bibliographie
A NDERSON, Ruth Mathilda. Hispanic Costume, 1480-1530. Nuev a York : Hispanic Society of Am erica, 1 9 7 9 . A NGULO IGUEZ, Diego. I sabel la Catlica : Sus retratos y sus joyas . Santander : UIMP, 1 9 51 . A RBELETA MIRA, Letizia. La corona rica y otras joy as de estado de la reina Isabel en I sabel la Catlica : La magnificencia de un reinado . Quinto centenario de I sabel la Catlica, 1504-2004. Madrid : Sociedad estatal de conm em oraciones culturales, 2 004 . A ZCONA,Tarsicio. Juana de Castilla, mal llamada la Beltraneja, 1462-1530. Madrid : Fundacin Univ ersitaria Espaola, 1 9 9 8. BERNIS MADRAZO, Carm en. Las m iniaturas de El Cancionero de Pedro Marcuello , Archivo Espaol de Arte, 2 5, 1 9 52 , p. 1 -2 4 . , Trajes y modas en la Espaa de los Reyes Catlicos . Madrid : CSIC, 1 9 56 . BURNS, E. Jane. Courtly Love Undressed : Reading through Clothes in Medieval French Culture. Filadelfia : Univ ersity of Pennsy lv ania Press, 2 002 . Calendar of Letters, Despatches, and State Papers, Relating to the Negotiations between England and Spain, (1 4 85-1 509 ). Ed. G.A. BERGENROTH . Londres : Longm an, Green, Longm an, and Roberts, 1 86 2 . CARRASCO MANCHADO, Ana Isabel. I sabel I de Castilla y la sombra de la ilegitimidad : Propaganda y representacin en el conflicto sucesorio, 1474-1482. Madrid : Silex, 2 006 . Cuentas de Gonzalo de Baeza, tesorero de I sabel la Catlica. Ed. Antonio DE DEL C ERRO. Madrid : CSIC, 1 9 55-56 .
LA

T ORRE

DANVILA, Manuel. La expulsin de los m oriscos espaoles , Ateneo 2 , 1 889 , p. 56 3 59 0. FERNNDEZ DE CRDOVA MIRALLES, lv aro. La corte de I sabel I . Ritos y ceremonias de una reina (1474-1504) . Madrid : Dy kinson, 2 002 .

FERRANDIS, Jos. Datos documentales para la historia del arte espaol, I I I . I nventarios reales (Juan I I a Juana la Loca) . Madrid : CSIC, 1 9 4 3 . GARCA MERCADAL, J. Viajes de extranjeros por Espaa y Portugal, I. Madrid : Aguilar, 1 9 52 . Historia Regis Henrici Septimi. Ed. Jam es GAIRDNER . Londres : Longm an, Brown, Green, Longm an, and Roberts, 1 858. J ONS, Michael. Les am bassades de Roger Machado, le hraut Richm ond en Bretagne (1 4 9 0) , in 1491 . La Bretagne, terre dEurope. Colloque international de Brest. Brest Quim per : Centre de Recherche Bretonne et Celtique / Socit archologique du Finistre, 1 9 9 2 , p. 1 4 7 -1 6 0. MAY, Florence Lewis. Silk Textiles of Spain. Nuev a York : Hispanic Society of Am erica, 1 97 2. N IETO SORIA, Jos Manuel. Ceremonias de la realeza. Propaganda y legitimacin en la Castilla Trastmara. Madrid : Nerea, 1 9 9 3 . PALENCIA, Alfonso de. Crnica de Enrique I V. BAE 2 57 -2 58, 2 6 7 . Madrid : Atlas, 1 9 7 3 1 7 5. PENN, Thom as. Winter King. Henry VI I and the Dawn of Tudor England. Nuev a York : Sim on and Schuster, 2 01 2 . PULGAR , Fernando del. Crnica de los Reyes Catlicos. Ed. Juan de Mata CARRIAZO. BAE 6 6 , 6 8, 7 0. Madrid : Espasa Calpe, 1 9 4 3 . SUREZ FERNNDEZ, Luis. La Espaa de los Reyes Catlicos (1474-1516) . Historia de Espaa, 1 7 , v ol. 2 . Ed. Ram n MENNDEZ PIDAL. Madrid : Espasa Calpe, 1 9 6 9 . T ORRES FONTES, Juan. Estudio sobre la Cronica de Enrique I V del Dr. Galndez de Carvajal. Murcia : CSIC, 1 9 4 6 . T REMLETT, Giles. Catherine of Aragon. Nuev a York : Walker & Co., 2 01 0. WAGNER , Anthony . Heralds of England : A History of the Office and College of Arms . Londres : Her Majesty s Stationery Office, 1 9 6 7 . WEISSBERGER , Barbara. A tierra, puto ! : Alfonso de Palencias Discourse of Effem inacy , en Josiah BLACKMORE y Gregory S. HUTCHESON (ed.), Queer I beria : Sexualities, Cultures, and Crossings in the Middle Ages and Renaissance. Durham : Duke Univ ersity Press, 1 9 9 9 , p. 2 9 1 -3 2 4 . , I sabel Rules : Constructing Queenship. Wielding Power. Minneapolis : Univ ersity of Minnesota Press, 2 004 .

Notes
1 Sobre la proclam acin de Isabel, v ase Palencia, v ol. 2 , p. 1 55 ; para una interpretacin de los hechos, Weissberger Isabel Rules, p. 4 4 -4 6 . 2 Para la consolidacin del poder de Isabel, v anse los libros de Weissberg y Carrasco. Sobre la v ida de Juana y las cuestiones de su legitim idad, el libro de Azcona. Todos ellos citados en la bibliografa de este trabajo. 3 Palencia, v ol. 2 , p. 1 6 6 -1 6 7 . 4 El hum anista Antonio de Nebrija sugiri el uso del nudo gordiano con el y ugo y el lem a Tanto m onta para Fernando de Aragn. Su significado original es que da lo m ism o cortar o desatar el nudo. 5 Baeza enum era las telas y pieles usadas en la fabricacin de los v estidos de la reina y sus dam as a lo largo de su libro de cuentas. 6 Pulgar, v ol. 1 , p. 7 8. 7 La obra del cronista Lorenzo Galndez de Carv ajal es un buen ejem plo de este tipo de rev isionism o. Se le pidi que corrigiera las crnicas sobre Enrique IV para producir una v ersin nuev a. Galndez cum pli la m isin, enm endando los escritos de por lo m enos dos de los historiadores reales del reinado anterior. Vase Torres Fontes. 8 Sobre los gustos y la supuesta m aurofilia de Enrique IV, v ase Weissberger ( A tierra ). Fernndez de Crdov a reconoce que durante su reinado hubo fiestas y celebraciones, pero que el rey se m antuv o al m argen, abriendo una fractura que los Rey es catlicos intentaron cerrar (p. 2 2 5).

9 Burns, p. 2 6 . 1 0 El trm ino que Burns utiliza para referirse a estas seales de v estim enta es sartorial signifiers (p. 1 2 ). 1 1 Nieto Soria, p. 57 . 1 2 Los prim eros captulos de la nuev a biografa de Enrique VII, escrita por Thom as Penn, detallan las ansiedades de los prim eros aos del reinado del rey Tudor. 1 3 Los datos biogrficos de Machado han sido recogidos por Gairdner (Henrici, p. xxxv iii-xlv ) y Wagner (p. 1 3 7 -1 4 5). 1 4 El texto en francs aparece en las pginas 1 57 a 2 2 2 y en ingls en las pginas 3 2 8 a 3 89 . 1 5 Gairdner, p. 1 82 . 1 6 Ibid., p. 1 7 2 . 1 7 Para los detalles de las negociaciones, v ase Calendar of Letters, v ol. 1 , p. 2 1 -2 4 . 1 8 Despus de la m uerte de su m ujer, Enrique env i a un legado a conocer a Juana de Npoles, sobrina de Fernando de Aragn, y para contestar a v einticuatro preguntas sobre su persona : la apariencia fsica desde la cara hasta los dedos y los pies sus costum bres personales, y la cantidad de dinero que poda heredar. Fue su relativ a falta de recursos lo que le hizo perder inters en casarse con ella (Historia Regis, p. 2 2 2 -2 3 9 ). 1 9 En 1 4 84 Nicolas v on Poppelau qued asom brado por el hecho de que Fernando no pudo firm ar ningn docum ento sin el perm iso de Isabel : Es necesario recordar en este m om ento una extraa paradoja sobre este reino : la reina es el rey y el rey es su sirv iente El rey no puede hacer nada sin el perm iso de la reina ; por otra parte, lo que ella desea l se dispone inm ediatam ente a cum plirlo (Mercadal, p. 3 1 9 ). 2 0 Nieto Soria, p. 1 3 4 . 2 1 Aqu y a lo largo de la relacin de Machado este dosel est om nipresente. Queda claro que el heraldo entiende im plcitam ente su significado com o algo que m arca el espacio regio, y frecuentem ente observ a la posicin de todos los dem s con relacin a este espacio : los infantes a cada lado de los rey es, la aristocracia en un escaln inferior, los em bajadores colocados delante de ellos en el papel de espectadores y no participantes de la accin. 2 2 La prenda m asculina llam ada ropa poda llegar a la rodilla o al suelo, segn la form alidad de la ocasin, y tena un forro de una tela de color contrastante o de piel (Anderson, p. 9 9 ). 2 3 No slo los rey es v estan tela de oro en esta ocasin, sino tam bin sus hijos, los representantes de los linajes nobles, y las dam as de honor de la reina. En su libro sobre las telas lujosas de Espaa, May explica que fueron Crdoba y Sev illa los centros m s im portantes de la m anufactura de la tela de oro y otros paos usados por las elites sociales (v id. May , p. 2 3 6 -2 4 1 ). Entre los regalos que los Rey es Catlicos hicieron a los em bajadores ingleses al final de la v isita figuraron no slo m ulas, caballos, y dinero, sino tam bin telas costosas. 2 4 Esta m oda espaola sera la v erdugada, una falda que cubra un arm azn de v erdugos y que le daba a la dam a la form a de una cam pana. Por lo v isto Juana de Portugal (la segunda m ujer de Enrique IV de Castilla) fue la prim era que us esta v estim enta am plia para ocultar un em barazo ilegtim o en 1 4 6 8. A pesar de sus orgenes un tanto escandalosos, la v erdugada lleg a ser m uy popular en el siglo xv . Catalina de Aragn introdujo la m oda en Inglaterra, desde donde se extendi por casi toda Europa (Bernis, Trajes, p. 3 8-4 0 y Anderson, p. 2 08-1 1 ). 2 5 Bernis conjetura que este tipo de m antellina con los brazos abiertos fue una m oda exclusiv am ente espaola, porque no aparece en las im genes de la ropa de otras cortes europeas (Las m iniaturas, p. 9 ). 2 6 Bernis, Trajes, p. 2 2 . 2 7 Anderson, p. 2 2 1 . 2 8 En el retrato de Catalina de Aragn pintado por Michel Sittow (artista flam enco que fue pintor de la cm ara de los Rey es Catlicos), la infanta llev a puesto un collar en el que la letra K (de Katherine) alterna con rosas rojas y blancas esm altadas, com o las del collar de su m adre. 2 9 Danv ila, p. 580, n. 1 . 3 0 El platero v alor el collar en unos 4 0.000 ducados en el m om ento de

describirlo, con m otiv o de su em peo. Haba sido em peado y a v arias v eces en prenda de las deudas de la Corona de Aragn antes de pasar a m anos de Isabel, y despus fue depositado en Valencia para gastos de la reconquista. No es, com o se ha credo y com o reza la ley enda, el collar que Isabel em pe para la prim era expedicin de Coln, porque en ese m om ento la alhaja estaba fuera de juego, siendo ingresada en Valencia para cubrir los gastos del sitio de Baza. Esto fue en nov iem bre de 1 4 89 , escasam ente ocho m eses despus de la v isita de los em bajadores ingleses. El collar slo fue rescatado por Fernando un ao despus de la m uerte de Isabel, aunque v olv i a depositarlo en 1 508 com o prenda de un prstam o hecho por un genov s para cubrir la dote de Catalina (Angulo, p. 2 7 ). Por lo tanto, la em bajada inglesa quizs fuera la ltim a ocasin en que se v io el collar de los balajes en pblico en v ida de la reina. De las joy as isabelinas no sobrev iv e ninguna (Arbeleta, p. 1 7 01 7 3 ). 3 1 Angulo, p. 3 1 -3 2 . 3 2 One of the m ost telling m arks of the ruling, aristocratic class is its m ov able, detachable luxury goods, which can be traded independently as currency (Burns, p. 2 7 ). 3 3 Nieto Soria, p. 1 3 3 . 3 4 En la fig. 2 se pueden v er unas letras en el borde del v estido de la reina, que dan una idea de este tipo de adorno. 3 5 Sobre las negociaciones de los dos contratos m atrim oniales, v ase Surez Fernndez, v ol. 2 , p. 1 6 2 -1 6 9 . 3 6 El prim er tom o del Calendar of Letters contiene num erosos docum entos pertenecientes a la dote. Las prim eras cartas tienen fecha de m arzo de 1 4 88, un ao antes de la llegada de los em isarios ingleses a Medina del Cam po. Segn el acuerdo final, los Rey es Catlicos pagaran la m itad de la dote a la llegada de Catalina a Inglaterra, y el segundo plazo en el m om ento de su m atrim onio con el prncipe de Gales. Pero nunca se cum plieron las condiciones del acuerdo, y por lo tanto la correspondencia m antenida sobre el tem a continu hasta despus de la m uerte de Enrique VII en 1 509 .

Pour citer cet article


Rfrence lectronique

Nancy F. Marino, La indumentaria de Isabel la Catlica y la retrica visual del siglo XV , Atalaya [En ligne], 13 | 2013, mis en ligne le 13 septembre 2013, consult le 25 mars 2014. URL : http://atalaya.revues.org/907

Auteur
Nancy F. Marino Michigan State University Distinguished Professor Romance and Classical Studies [email protected]

Droits dauteur
ENS ditions

También podría gustarte