Este documento es el boletín informativo número 12-13 del proyecto "La Pintura Mural Prehispánica en México" del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. Incluye varios artículos sobre pintura mural prehispánica en México, como análisis de la iconografía, estudios de murales específicos en sitios como Huapalcalco, la Gran Pirámide de Cholula y Kabah, y reflexiones sobre astronomía maya y los artistas mayas. El boletín provee información actualizada sobre
Este documento es el boletín informativo número 12-13 del proyecto "La Pintura Mural Prehispánica en México" del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. Incluye varios artículos sobre pintura mural prehispánica en México, como análisis de la iconografía, estudios de murales específicos en sitios como Huapalcalco, la Gran Pirámide de Cholula y Kabah, y reflexiones sobre astronomía maya y los artistas mayas. El boletín provee información actualizada sobre
Este documento es el boletín informativo número 12-13 del proyecto "La Pintura Mural Prehispánica en México" del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. Incluye varios artículos sobre pintura mural prehispánica en México, como análisis de la iconografía, estudios de murales específicos en sitios como Huapalcalco, la Gran Pirámide de Cholula y Kabah, y reflexiones sobre astronomía maya y los artistas mayas. El boletín provee información actualizada sobre
Este documento es el boletín informativo número 12-13 del proyecto "La Pintura Mural Prehispánica en México" del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. Incluye varios artículos sobre pintura mural prehispánica en México, como análisis de la iconografía, estudios de murales específicos en sitios como Huapalcalco, la Gran Pirámide de Cholula y Kabah, y reflexiones sobre astronomía maya y los artistas mayas. El boletín provee información actualizada sobre
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Universidad Nacional Autnoma de Mxico
Instituto de Investigaciones Estticas
LA PINTURA MURAL PREHISPNICA EN MXICO Boletn informativo ao VI nmeros 12-13 junio-diciembre 2000 ISSN 1405-4817 1 Ebooks http://www.habitares.co.cc Universidad Nacional Autnoma de Mxico Dr. Juan Ramn de la Fuente Rector Dra. Olga Hansberg Coordinadora de Humanidades Dra. Mara Teresa Uriarte Castaeda Directora del Instituto de Investigaciones Estticas Dra. Beatriz de la Fuente Titular del Proyecto La Pintura Mural Prehispnica en Mxico Lic. Leticia Staines Cicero Cotitular del Proyecto La Pintura Mural Prehispnica en Mxico Boletn informativo La Pintura Mural Prehispnica en Mxico Ao VI, nmeros 12-13, junio-diciembre 2000 Editora Lic. Leticia Staines Cicero Digitalizacin, diseo y tipografa Lic. Ricardo Alvarado Tapia y Teresa del Rocio Gonzlez Melchor Portada: El Tajn, Veracruz. Fragmento de mural con entrelaces azules. Foto Michel Zab, 1998, cortesa de la Exposicin Fragmentos del pasado. Murales prehispnicos. La cenefa en la parte inferior de las pginas interiores, corresponde a uno de los diseos del mural 7, Cuarto 12, de Tetitla, Teotihuacn. Las opiniones expresadas en el Boletn informativo La Pintura Mural Prehispnica en Mxico son responsabilidad exclusiva de sus autores. El Boletn informativo La Pintura Mural Prehispnica en Mxico es una publicacin semestral del proyecto La Pintura Mural Prehispnica en Mxico del Instituto de Investigaciones Estticas de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Circuito Mario de la Cueva, Ciudad Universitaria, C.P. 04510, Mxico D.F. Certificado de reserva de derecho al uso exclusivo del ttulo, Direccin General de Derechos de Autor, Secretara de Educacin Pblica, nmero 003016/96, expedido el 11 de febrero de 1997. Certificados de licitud de ttulo y de contenido, Comisin Certificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas, Secretara de Gobernacin, nmeros, 9888 y 6927 respectivamente, expedidos el 23 de enero de 1997. ISSN 1405-4817. Impreso en el Instituto de Investigaciones Estticas, UNAM, Circuito Mario de la Cueva, Ciudad Universitaria, C.P. 04510, Mxico D.F. Tiraje: 1000 ejemplares. Distribucin gratuita 2 Ebooks http://www.habitares.co.cc ndice Presentacin..................................................................................................... 3 Beatriz de la Fuente Algo ms sobre la iconografa (tercera y ltima parte) ........................... 5 Jorge Angulo Villaseor Pintura mural prehispnica en Huapalcalco ............................................. 9 Enriqueta M. Olgun La pintura mural de la Gran Pirmide de Cholula: los secretos de la Tlachihualtpetl ............................................................ 17 Dionisio Rodrguez Cabrera Teotihuacn y Copn: relacin de pictogramas tempranos Un estudio... .................................................................................................. 23 Linda Lasky Marcovich Historias, hilos y madejas. La integracin plstica de El Palacio de Palenque................................................................................. 32 Laura Pieira Menndez Una pintura mural olvidada de Kabah, Yucatn .................................... 38 Karl Herbert Mayer Alineacin de estructuras arqueoastronmicas en la regin maya: indicio de una astronoma de alta precisin? ........................... 44 Jess Galindo Trejo Qu son los artistas mayas? .................................................................. 52 Alfonso Arellano Hernndez 3 Ebooks http://www.habitares.co.cc Notas Fragmentos del Museo Etnolgico de Berln .......................................... 57 Bernd Fahmel Beyer Murales itinerantes....................................................................................... 59 Tatiana Falcn lvarez Museo de la Pintura Mural Teotihuacana .............................................. 61 Beatriz de la Fuente Noticias ........................................................................................................... 63 4 Ebooks http://www.habitares.co.cc 3 Presentacin Entregamos ahora a los lectores interesados en nuestro Boletn, que tan puntual y acuciosamente edita Leticia Staines, un nmero rico y variado en temas y siempre consecuente con el asunto que nos congrega: La pintura mural prehispnica en Mxico. As, Jorge Angulo ofrece, en su tercera y ltima parte -por necesidad de espacio- su anlisis acerca de la iconografa. La enfoca como una metodologa capaz de conocer el objeto de arte y la refiere, en lo particular, a la pintura. Con la agudeza y conocimiento que lo caracterizan, el doctor Angulo hace mencin del papel de Miguel Covarrubias en el intrincado camino hacia la comprensin del significado de tales objetos. Por su parte la arqueloga Linda Lasky presenta un anticipo de lo que promete ser una investigacin mayor: la temprana relacin de pictogramas entre Teotihuacn y Copn. Con base en la observacin realizada en sus propios trabajos de campo, propone la posibilidad de un sistema de comunicacin por medio de pictogramas entre esas dos ciudades seeras de Mesoamrica. Participante activo del Seminario de La pintura mural prehispnica en Mxico es el becario Dionisio Rodrguez quien dedica sus mayores y mejores esfuerzos al estudio de los renombrados -pero poco investigados- murales en las estructuras interiores de la Gran Pirmide de Cholula en Puebla. El artculo que se publica en este nmero pone de mani f i esto su def i ni da vol untad por i nvesti gar acuci osamente el pasado precolombino. La arqueloga Enriqueta M. Olgun enriquece la escasa informacin que, a la fecha se tena, de los fragmentos de pintura mural de Huapalcalco, Hidalgo. De hecho la mayora de tales noticias proceden de sus trabajos en el sitio. A su cargo est el proyecto de investigacin de esos murales artsticos y arqueolgicos de gran inters. 5 Ebooks http://www.habitares.co.cc 4 Observacin atinada y erudicin son esencia de los artculos y escritos varios de Karl Herbert Mayer. Ahora reporta, en esmerado relato histrico, sobre el fragmento de una pintura mural olvidada de Kabah cuya importancia destaca ya que era a la fecha, la nica que se conservaba dentro de una estructura arquitectnica del Clsico Tardo en la regin Puuc y es similar al estilo del Cdice Madrid. La reflexin filosfica en cuanto a un modo de comunicacin de la obra de arte, en este caso la polivalencia espacial de El Palacio de Palenque da muestra de que Laura Pieira est ntimamente vinculada con su quehacer de investigadora para alcanzar el -o uno- de los mensajes artsticos de este conjunto excepcional. Con la experiencia que se percibe en los aos de investigacin arqueoastronmica, Jess Galindo, plantea el interrogante en torno al posible conocimiento, en el campo astronmico, de los antiguos mayas. Para ello propone el sistema de alineamiento de varias construcciones en distintos sitios mayas. Su reiterada colaboracin ha sido esencial para nuestro Proyecto. Alfonso Arellano, epigrafista y conocedor destacado de la antigua cultura maya participa, en este nmero del Boletn, con una perspicaz y fundamentada reflexin en torno a los artistas mayas. Aqu propone que existen -al menos- tres modos probables de enunciar a los escribas mayas en su contexto original. Beatriz de la Fuente 6 Ebooks http://www.habitares.co.cc 5 En el estudio de las culturas del pasado se ha acostumbrado referirse a las estructuras arquitectnicas, escultricas y pictricas, j unto con otros obj etos suntuarios y utilitarios como obras de arte y, en el caso especfico de Mxico, como obras del arte prehispnico. El mtodo de anlisis que con mayor frecuencia se aplica para registrar, catalogar, clasificar tecnolgica e interpretar estticamente al objeto artstico, se ha basado en el sistema establecido por Erwin Panofsky (1939/1998) 1 quien analiz la iconografa de las primeras etapas del arte cristiano. Ese mtodo constituy una trayectoria que fue seguida por otros investigadores como Meyer Schapiro (1953) quien defini los estilos en el arte y otros ms que siguieron elaborando y modificando la teora original. Entre ellos destacan Salvador Toscano (1944) y Paul Westheim (1956) cuyas observaciones sobre el concepto esttico fueron relacionadas a un contenido simblico, siempre lleno del misterio que se le atribua a esas enigmticas obras de arte. Casi simultneamente el estudio comparativo que Miguel Covarrubias (1957/ 1961) 2 hace sobre el arte prehispnico, conduce a ser visto como el resultado de diversos aspectos socio-polticos en los que se pueden percibir fragmentos de su pensamiento cosmognico, reflejados en la representacin de algunos rituales o de los actos ceremoniales que quedaron grabados, esculpidos o pintados en las obras que ahora llamamos del arte monumental o mobiliar, aunque fuesen del tipo suntuario o utilitario. La aplicacin de nuevas tcnicas heredadas desde los primeros aos de la posguerra a la investigacin arqueolgica, proporcionan datos mas precisos para detectar el Algo ms sobre la iconografa (tercera y ltima parte) Jorge Angulo Villaseor Direccin de Investigacin y Conservacin del Patrimonio Arqueolgico, INAH 7 Ebooks http://www.habitares.co.cc 6 pal eoambi ent e nat ur al , cul t ur al y cronolgico de las culturas en estudio y, con esa nueva fuente de informacin, se consider a las obras de arte como ot r o el ement o r ecuper ado en l as excavaciones que deba quedar sujeto a los diversos anlisis de laboratorio que han sido explicados en otros trabajos que tratan ese tema. Sin embargo, nunca ha dejado de considerarse que esa llamada obra de arte refleja diversos elementos de un si st ema de comuni caci n gr f i co- simblico en el que en forma consciente o subconsci ente, dej aron pl asmados aspect os de or gani zaci n soci o- econmica, as como de la situacin poltica y religiosa que era compartida por la generalidad del grupo cultural que l a pr oduj o y a qui en est aba dirigida. Es decir, que en toda obra de arte de cualquier poca y de cualquier cultura que ha existido en el mundo, quedar on at r apados, l os di ver sos aspectos culturales del gremio local, grupo o soci edad regi onal y hast a de la cultura nacional o universal en donde es engendrada y difundida. En las dos primeras partes de este ensayo (vense los nmeros 8-9 y 10-11 de este Boletn Informativo) se explican, con l a brevedad requeri da por esta publ i caci n, l as premi sas metodol - gi cas ut i l i zadas par a anal i zar l os componentes del grupo que se trate con las mismas bases que se aplican al estudio antropolgico, cuando se trata de gr upos hi st r i cos o cont empo- rneos y por el mtodo que se aplica a los objetos arqueolgicos por sencillos o austeros que parezcan o a las obras de arte, por majestuosas o solemnes que se consideren. Apegndose a esos parmetros, se pueden descubrir algunas formas de la comunicacin racional y emocional que conforman las expresiones del arte auditivo (poesa, prosa), del auditivo- visual (teatro, danza y sus derivados como cine y T.V.) y sobre todo, de las artes visuales o plsticas como tambin les llaman, puesto que todos estamos consci ent es que par a compr ender una obra del teatro griego, debemos compenetrarnos de la metfora ence- rrada en las tragedias representadas en su mitologa, o por lo menos de las anal og as con que Si gmund Fr eud 8 Ebooks http://www.habitares.co.cc 7 explica esas obras cuando describe y anal i za l os compl ej os y r el aci ones familiares que perseveran en nuestra cultura occidental, como lo dice A. A. Brill (1938). De l a mi sma maner a est amos consci ent es que par a ent ender l os mural es de Di ego Ri vera en Pal aci o Nacional, en el Palacio de Corts en Cuernavaca o del mural Una tarde en la Alameda, se debe estar familiarizado con l a hi st ori a de Mxi co y con l a apar i enci a f si ca de l os per sonaj es representados. Independientemente de la acepta- ci n que el observador prest e a l a i nfi ni dad de obras cl asi fi cadas como ar t e pr ehi spni co, por unos son rechazadas por no cumpl i r con l os cnones estticos, por otros, esas obras son el resultado de un trabajo tcnico en el que los tlacuilo (pintores) y los sabios o tlamatimine como llamaron l os mexi cas a qui enes escri bi eron l a historia en pictografas ahora llamados cdi ces y pi nt aron, grabaron y es- cul pi eron l o que ahora se consi dera arte y a quienes Miguel Len Portilla (1961: 62) se ref i ere como l os que ti enen en su poder l a ti nta negra y roj a (pi ntura y sabi dur a). . . l os que cuentan (o refieren lo que leen)... [y] quienes nos llevan, nos guan, nos dicen el camino. Es decir, quienes dejaron plasmado un amplio mensaje intelectual y emocional muy relacionado con su historia y un pensamiento cosmognico que ahora se intenta descifrar a travs de los diferentes mtodos y estudios iconogrficos, en los que se conjunta la Figura 1. Tepantitla, Teotihuacn. Prtico 2, muro suroeste. Reproduccin de Agustn Villagra. Foto Michel Zab, 1998. 9 Ebooks http://www.habitares.co.cc 8 Bibliografa Brill, A. A. 1938 The Basic Writings of Sigmund Freud, New York, Modern Library, Random House Inc. Covarrubias, Miguel 1957/1961 Arte indgena de Mxico y Centro Amrica, Mxico, UNAM. Len Portilla, Miguel 1961 Los antiguos mexicanos, a travs de sus crnicas y cantares, Mxico, Editorial Cultura, SEP. Panofsky, Erwin 1939/1988 Estudios sobre iconografa, Madrid, Editorial Alianza. Schapiro, Meyer 1953 Styl e, en: Ant hropol ogy Today, an Encyclopedia Inventory, Edited by Alfred Kroeber, University of Chicago Press, pp. 287-312. Toscano, Salvador 1944 Arte precolombino de Mxico y de la Amrica Central, Mxico, lnstituto de Investigaciones Estticas, UNAM. Westheim, Paul 1956 Escultura del Mxico antiguo, Mxico, UNAM. Notas 1 1939 edicin en ingls y 1998 corresponde a la onceava edicin en espaol. 2 1961 corresponde a la primera edicin en espaol. historia del arte con la arqueologa. Es evidente entonces, que la pintura contena un mensaje de comunicacin que no requiere de palabras escritas sino de imgenes o figuras expresadas en una forma del arte convencional, en las que se encuentran significados total mente l egi bl es para el grupo al que lo haban dirigido. En esta tercera parte, el mtodo de anlisis iconogrfico solo indica que el estudio del contexto natural y cultural del grupo que pl asm sus mensaj es grficos, se debe incorporar al mismo tipo de anlisis que aplica la semitica para desci f rar l o escri to o recogi do or al ment e de ot r os i di omas, par a anal i zar l os di seos f i gur at i vos y abstractos que forman parte del mensa- j e si mbl i co pl asmado en un lenguaje pictogrfico que puede ser ledo o interpretado por quienes estaban com- penetrados de la cultura en que fue creado. 10 Ebooks http://www.habitares.co.cc 9 El sitio arqueolgico de Huapalcalco se encuentra ubicado 4 km. al norte del centro de la ciudad de Tulancingo de Bravo en el estado de Hidalgo. En varias construcciones del centro civico-ceremonial prehispnico de ese sitio se han reportado, en los trabajos de Carlos Margin (1939), Florencia Mller y Cesar Lizardi (1954, 1956) y Manzo (1984-1985), restos de pintura mural. La informacion sobre las pinturas encontradas en 1939 y 1956 es sumamente escueta, mientras que la registrada durante la temporada de rescate y sondeo arqueolgico entre septiembre de 1984 y enero de 1985, est en proceso de anlisis gracias al desarrol l o del proyecto intitul ado Pintura mural prehispnica de Huapalcalco, Tulancingo, Hidalgo, que en la actualidad realiza, quien esto escribe, en la Universidad Autnoma de Hidalgo (Manzo, 1999). Los fragmentos de pintura mural fueron recuperados en la excavacin de una gran porcin del terreno localizada en la propiedad del seor Alfonso Ibez Martnez, a peticin de l mismo. La propiedad est ubicada a unos 50 m. al oeste de la carretera Tulancingo-Huapalcalco, fuera de las 42 ha. mnimas a resguardar, de lo que fuera el centro civico-ceremonial de la zona arqueolgica. La porci n excavada est del i mi tada haci a el norte y haci a el este, por bardas modernas, que circundan toda la propiedad, con buena cimentacin de piedra, hechas de tabique, cemento, castillos y trabas convencionales con varilla de 3/8 de pulgada. Hacia el sur la porcin excavada est delimitada por la pared norte de un espacioso gallinero -que se ampli en 1990 por medio de una nivelacin general del terreno, segn informes orales del heredero de la propiedad-. Por el oeste Pintura mural prehispnica en Huapalcalco Enriqueta M. Olgun Universidad Autnoma de Hidalgo 11 Ebooks http://www.habitares.co.cc 10 Figura 1. Plano de la zona excavada en Huapalcalco, Hidalgo. 12 Ebooks http://www.habitares.co.cc 11 la parte explorada estaba delimitada, de modo abrupto, por cortes irregulares modernos. Los t r abaj os ar queol gi cos se realizaron en un rea que meda 17 m. de norte a sur y 24 m. de este a oeste, con una altura superior a los 2.80 m. Los trabaj os consistieron en desmantel ar las ruinas ah existentes. Lo que a primera vista se apreci en la superficie era un montculo de ti erra, cubi erto con pi edras, hi erbas silvestres y cultivadas (maz), as como con una enorme canti dad de basura moderna (de la edad del plstico), que i ncl u a t oda cl ase de desechos. Es importante sealar que la basura sola quemarse, sobre parte de ese montculo, y que desde l a dcada de l os aos sesenta, del si gl o XX, mucha gente uti l i zaba el l ugar como depsi to de cenizas de muchos fogones y hogares de los lugareos. Al retirar el escombro y la basura, en el mont cul o se encontr el Pi so A, sobre el que se descubri eron vari as est r uct ur as ar qui t ect ni cas, cuyas rel aciones resul taron ser sumamente confusas debido a la mutilacin causada cuando se erigieron las construcciones modernas que ci rcundan l a porci n del terreno explorado. La interrelacin de todas l as f ormas arqui tectni cas t ampoco podr est abl ecerse en un futuro, debido a que adems de que sufrieron las mutilaciones menciona- das, luego de las excavaciones de 1985, l o poco que qued del mont cul o fue completamente arrasado en 1990, por el heredero del dueo del predio, segn l mi smo i nform de manera verbal a quien esto escribe. Las estructuras arquitectnicas que se encontraron fueron las siguientes: restos de un empedrado que cubra la Ofrenda 1, los Muros 1, 2, 3, 3' 3, 4, 5, 6, la huella del Muro 7, la Pilastra 1, la Pl af af orma 1 que soportaba al gunos restos del Edificio 2; la Plataforma 2, que soportaba el Piso C, y la Plataforma 3 que estaba bajo la Plataforma 2, y que sostena el Piso D (fig. 1). La descripcin particular de cada estructura arquitectnica requiere de un espacio mayor, 1 por ello aqu slo se les menciona en los pies de las ilustraciones como meros soportes de las pinturas. Lo que es evidente es que el Piso A, 13 Ebooks http://www.habitares.co.cc 12 correspondi a un gran espaci o de importancia cvico-ceremonial . Sobre ese espaci o, se el evaban mur os, banquetas y plataformas que sirvieron de soporte a superficies estucadas y pintadas, y a una pared provista con una escultura en alto relieve. La pi nt ur a mur al excavada f ue t rat ada para su conservaci n en l a Coor di naci n de Rest aur aci n y Conservacin del Instituto Nacional de Antropologa e Historia, y se resguarda en el Centro INAH-Hidalgo. Hast a ahor a l as i mgenes de l a pi nt ur a mur al pr ehi spni ca en Huapalcalco que se recuperaron, han si do cal cadas, fotografi adas y di gi ta- lizadas, de acuerdo a las actividades y metas propuestas en el proyecto que se desar r ol l a en l a Uni ver si dad Autnoma de Hi dal go, l ugar donde toda la informacin est depositada. Los f r agment os pi ct r i cos r e- cuper ados ent r e 1984 y 1985, se descubri eron di stri bui dos en super- f i ci es que cor r espond an a cuat r o diferentes contextos arquitectnicos. Los fragmentos se presentan en cada uno de los siguientes contextos y con las siguientes caractersticas particulares. 1. En un contexto perturbado, al que se le denomin Hilera 1, se encontraron ocho grandes lajas, traslapadas una sobre otra. Las lajas, de bordes irregulares, estaban recubiertas con delgadas capas de estuco. Sobre estas superficies se encontraron anchas franjas de pintura roja; haba una franja recta, aislada, en cada laja. 2.- En el relleno constructivo, que sirvi para sobreponer la Plataforma 2 a la Figura 2. Huapalcalco, Hidalgo. Fragmento g. Cara oeste, muro 5. Foto Enriqueta Olgun. 14 Ebooks http://www.habitares.co.cc 13 Pl ataforma 3, se encontraron costras multicolores, algunas con diseos en finas lneas color negro. Las costras estaban aglutinadas entre s, como si los albailes prehispnicos hubieran descostrado el aplanado de una pared pintada y luego hubi er an bar r i do l os f r agment os, hacindolos bola, para luego integrarlos al relleno. 3. - Sobre l a superf i ci e est ucada de algunas lajas que marcaban los arran- ques y los limites de la Pilastra 1 y de la Plataforma 3, se descubrieron masas de col or verde- azul turquesa l l ano, si n diseo alguno. 4.- Sobrepuesta, en el Piso A, se descubri una banqueta hecha de piedra y lodo y aplanada con estuco, a la que se le llam Muro 5. Sobre los aplanados del Muro 5 y sobre los correspondientes a l os Muros 2, 3 y 4 se encontraron fragmentos de pintura polcroma, cuyos diseos an se pueden observar. Se puede decir muy poco sobre los tres primeros contextos en los que la pintura mural se descubri y sobre l as caract er st i cas part i cul ares que presentan ah, no slo porque la infor- macin es escasa, cuando se refiere a la presencia de las franjas rojas y de las masas de col or azul turquesa, si no porque, adems, l os fragmentos del Figura 3. Huapalcalco, Hidalgo. Fragmentos c y d. Cara oeste, muro 5. Este es el diseo ms complejo que pudo recuperarse en la pintura mural del sitio. Dibujo de Enriqueta Olgun, aplanado que se encon- t r ar on en el r el l eno, desaparecieron del lugar donde se resguardaban. Sobre los fragmentos pi ct r i cos del cuar t o contexto puede deci rse mucho ms. En efecto, el aplanado de la cara oeste del Muro 5 y el aplanado de la cara oeste del Muro 4 constituyen la muestra pictrica ms abundante 15 Ebooks http://www.habitares.co.cc 14 y variada hasta ahora descubierta en Huapalcalco (figs. 2 y 3). En los fragmentos, que proceden de ambas estructuras, se encontraron fragmentos de pintura mural que dan cuenta de l a exi stenci a de un f ri so del i mi t ado en l a par t e super i or e i nf er i or por dos anchas f r anj as horizontales paralelas, la interna, de color rojo y la externa, de color azul. En el Muro 5, slo se distingua, en el momento de excavar, parte de un diseo compuesto por tres franjas de entre 1 cm. y 1.5 cm. de ancho, en azul, anaranjado y rojo. El motivo tiene una silueta incompleta aproximadamente de forma ovoide. La mayor parte de su margen externo, se encuentra pintado con una delgada lnea azul, que tiene una proyeccin horizontal hacia fuera de la silueta general del motivo y otra proyeccin horizontal hacia su interior. Dentro del ovoide, limitando con la franja azul , se encuentra una franj a roj a y gruesa, que sigue una trayectoria en forma de U -con curva muy angulosa sin llegar a ser una V-. El hueco de la letra y el rea no ocupada por la franja roja, est ocupada por color amarillo. En trminos generales, el ovoide parece est ar f or mado por dos l et r as J , sobrepuestas, cuyas curvas se encuentran en distinto nivel. Sobre el ovoide, y arriba de l hay restos de pintura roja. En el ngulo que forma la proyeccin externa de la J azul, surge la lnea de separacin entre los colores verde seco y naranja. Sobre el Figura 4. Huapalcalco, Hidalgo. Fragmento 10. Cara oeste, muro 4. Foto Enriqueta Olgun. 16 Ebooks http://www.habitares.co.cc 15 color verde seco, se observan restos de otra franja lograda con otro tono de verde un poco ms oscuro que el anterior, arriba del cual aparece nuevamente una parte de la franja roja que limita por arriba la parte media del friso. En el aplanado de la cara norte del Muro 2, el t rabaj o de rest auraci n permite observar diseos en la parte central del friso. Se trata de franj as anchas que tienden a ser curvas, en verde, amarillo, azul, anaranjado y en color ladrillo; lneas muy delgadas en forma de letra U invertida en azul y roj o sobre f ondo naranj a y f ormas ovales rojas, anaranjadas y verdes. En el Muro 4, los motivos que de inmediato llaman la atencin son franjas inclinadas en forma de i minscula tipo script, que corresponden a lo que en Teot i huacn se ha i nt erpret ado como olas, cuando su disposicin es horizontal, o como lluvia cuando se presentan i ncl i nadas(fi gs. 4 y 5). En Huapal cal co est as f ranj as de l l uvi a estn delimitadas a todo su largo, por sendos par es de del gadas l neas paralelas, una anaranjada y otra amarilla; las franjas se pintaron en verde, azul, y en color ladrillo. Adems de l as ol as , en l os fragmentos del aplanado del Muro 4 tambin se aprecian laceras hechas por pares de lneas finas en color amarillo y anaranjado sobre fondo crema. La cermica de superficie ubica a los restos de pintura huapalcalquense hacia Teotihuacn IV. Restos escultricos en al torrel i eve que corresponden a laceras y a dos felinos (Olgun, 1986), estaban asociados a las imgenes de Figura 5. Huapalcalco, Hidalgo. Fragmento 10. Cara oeste, muro 4. Franjas inclinadas de derecha a izquierda, interpretadas como lluvia en la pintura mural teotihuacana. Dibujo de Enriqueta Olgun. 17 Ebooks http://www.habitares.co.cc 16 Bibliografa Lizardi Ramos, Cesar 1954 Informe referente a la destruccin de las ruinas de Tulancingo, Hidalgo, rendido por Cesar Lizardi Ramos al profesor Eduardo Noguera, Jefe del Departamento de Monumentos Prehispnicos del Instituto Nacional de Antropologa e Historia, Archivo Tcnico de la Coordinacin de Arqueologa, Instituto Nacional de Antropologa e Historia, Exp. 311.32 (z46- 7)1, K 1-5. Manzo Olgun, Enriqueta 1985 Rescate arqueolgico: Huapalcalco, 1984-1985. Informe de l a segunda temporada de rescate arqueolgico en Huapalcalco, Tulancingo, Hidalgo, Centro Regional Hidalgo, Instituto Nacional de Antropologa e Historia. 1999 Pintura mural prehispnica de Huapalcalco, Tul anci ngo, Hi dal go, Archi vo del Centro de I nvesti gaci ones sobre el Estado de Hi dal go, Universidad Autnoma de Hidalgo. Proyecto en proceso. Margain, Carlos R. 1939 I nf orme rendi do por el practi cante de arqueologa Carlos Margin sobre una comisin que le fue conferida el 28 de septiembre, oficio n. 3400, Vlll/ 1317, Biblioteca y Archivo Tcnico del Instituto Nacional de Antropologia e Historia, una sola foja n. 331. Mller Jacobs, Florencia 1959 Exploracin arqueolgica en Huapalcalco, Hidalgo, quinta temporada, en: Anales del Instituto Nacional de Antropologa e Historia, Mxico, Instituto Nacional de Antropologa e Historia, Vol. XV. pp. 75-98. Mller Jacobs, Florencia y Csar, Lizardi Ramos 1954 Carta al Dr. Ignacio Bernal, enero 7, 1954, Archivo Tcnico de la Coordinacin de Arqueologa del Instituto Nacional de Antropologa e Historia, Exp. 311.32 (z46-7) 1. Olgun, Enriqueta M. 1986 Una escultura felina procedente de Huapalcalco, Hidalgo, en: Memoria del Primer Coloquio de Historia Regional, Mxico, Universidad Autnoma de Hidalgo, pp. 36-76. 1998 Contexto arqueolgico de pintura mural prehispnica encontrada en Huapalcalco, Tulancingo, Hidalgo, en: Memoria del Segundo Coloquio de Historia Regional, Mxico,Gobierno del Estado de Hidalgo, Consejo Estatal para la Cultura y las Artes, Centro Regional Hidalgo, Instituto Nacional de Antropologa e Historia, Universidad Autnoma de Hidalgo, pp. 30-66. pintura; sin duda, la combinacin de pintura mural y escultura formaba parte de una integracin plstica, que inclua a la arquitectura del lugar. Notas 1 Tarea ya realizada en otros espacios (Manzo, 1985; Olgun, 1998). 18 Ebooks http://www.habitares.co.cc 17 La Gran Pi rmi de o Tl achi hual tpetl 1 de Cholula, es una de las pirmides ms importantes de Mxico y del mundo por las dimensiones que tuvo su base en su ltima fase constructiva, 400 m. por lado y 65 m. de altura (fig. 1). La Tlachihualtpetl es uno de los edificios religiosos ms significativos del valle Poblano-Tlaxcalteca. Durante la poca prehispnica, vener al dios Chiconauh Quiauitl (nueve lluvia) y desde la poca colonial hasta ahora a la Virgen de los Remedios. Antes del siglo XX la informacin que se tena sobre la Tlachihualtpetl, y de la historia prehispnica de Cholula provena de los documentos producidos en el siglo XVI hasta el siglo XIX. La pintura mural de la Gran Pirmide de Cholula: los secretos de la Tlachihualtpetl Dionisio Rodrguez Cabrera Facultad de Filosofa y Letras, UNAM Figura 1. Cholula, Puebla. Gran Piramide, lado poniente. Foto Dionisio Rodrguez Cabrera, 1999. 19 Ebooks http://www.habitares.co.cc 18 Hoy en da se conocen algunos de los misterios que guard por siglos la Tlachihualtpetl, gracias al inters que tuvo el arquitecto Ignacio Marquina y los gobiernos federal y estatal junto con un grupo de arquelogos que iniciaron los trabajos de exploracin en 1931 y concluyeron en 1957. Dichos trabajos se basaron en las experiencias obtenidas durante l as excavaci ones hechas en Teotihuacn, por lo cual se decidi hacer las exploraciones por medio de tneles, primero de norte a sur y de or i ent e a poni ent e, y despus se seguiran los perfiles de las diferentes fases constructivas y de los adosamien- tos, con la finalidad de entender las etapas de construccin y su periodici- dad. El producto de esta primera etapa f ue una excavaci n de aproxi mada- mente 8.5 km. de tneles, en los que se encontraron edificios y templos ado- sados y varias de las fases constructivas, pero l o ms si gni fi cati vo es que se descubrieron varios muros pintados. El Proyecto Cholula (1965 a 1971) t uvo como obj et i vo pr i nci pal l a exploracin de una zona habitacional conocida como Zona de los Altares, mientras que en la Tlachihualtpetl el trabajo sera de mantenimiento de los tneles as como el descubrimiento y reconstruccin del Edificio F, localizado en el lado poniente de la pirmide. Con los trabajos arquelogicos se puede rehacer part e de l a hi st ori a constructiva de la pirmide y de la pintura que r esguar da en sus ent r aas l a Tlachihualtpetl. Una de l as const rucci ones ms antiguas de esta pirmide es el edificio conocido como La Conejera, que fue descubierto y explorado en la dcada de los cincuentas y fechado hacia el 200 a.C. (fase Ticomn). En el talud de este edificio se observan restos de pintura negra mientras que en la cara norte y en la parte izquierda de la cornisa que lo remata, hay restos de dos capas de pintura. La ms antigua consiste slo de pintura negra y la segunda muestra di seos en r ect ngul os bl ancos enmarcados con negro que dan la idea de cmo pudo haber estado pintado el t ot al de l a cor ni sa, per o desaf or - t unadament e sl o sobr evi ve est e fragmento. Otro lugar del edificio de La Conejera donde se localiza pintura es 20 Ebooks http://www.habitares.co.cc 19 en los restos de los muros que formaron la cmara, en cuyo interior y exterior se aprecia color rojo sin diseos; en los muros se observa una serie de repintes del mismo color debido quiz, a que los materiales de soporte de la capa pictrica no fueron resistentes a los fenmenos naturales y al tiempo. La siguiente fase constructiva de la Tlachihualtpetl es la Pirmide B o de los Crneos Pintados los mal llamados Chapulines a los que se les ha ubicado hacia el 150-250 d. C, correspondiente a la fase Cholula I y Cholula II (Contreras 1970: 36). Este edificio fue producto de dos etapas de construccin: la primera const de una base de 107 m. por lado, con cuatro cuerpos por talud, escaleras en cada uno de el l os, y despus se agregaron dos cuerpos que forman un amplio descanso superior a una altura de 18 m. sobre el piso original (Garca, 1983: 69). Por la presencia del talud- t abl er o se ha consi der ado ci er t a i nf l uenci a teoti huacana en el esti l o arquitectnico, sin embargo el tablero enmarcado con una doble moldura indica un estilo local. La segunda fase constructiva de la Pirmide B mide 120 m. por lado y 43 m. de altura, en cuya cima encontramos dos cuerpos que conservan pintura. La pintura mural est situada en los adosamientos separados por un espacio, hoy en da no explorado en su totalidad. Estos se constituyen de dos cuerpos piramidales formados por talud-tablero. El tablero se encuentra integramente pintado en la fachada norte y en la noroeste; sus muros tampoco se han explorado del todo. La pintura realizada en el tablero y en la doble cornisa, representa una escena (sin que la cornisa funcione slo como marco); consta de fondo negro, sobre el cual se pintaron crneos en rojo y amarillo que presentan di ferentes expresi ones en el rostro. Cuentan con un tocado elaborado de donde se desprende un gancho y un ala esquematizada. Al lado izquierdo del espectador se aprecian los ganchos que marcan en direccin al oriente, mientras que al lado derecho estn dirigidos al poni ente; estn pi ntados en roj o y del i neados en negro y amari l l o; l as alas son rojas y dibujadas en verde y amari l l o. En el caso de l as corni sas exteriores predomina el color rojo, y en 21 Ebooks http://www.habitares.co.cc 20 las cornisas remetidas, azul y amarillo. Otro mural que pertenece a la fase Cholula I y II es el del Altar de los crneos pintados construccin adosada al este de la Pirmide B (fig. 2). Tiene dos cuerpos; el primero es una plataforma en talud, y el segundo es un conjunto de talud-tablero con doble moldura parecido a la Pirmide B, cuenta con un remate decorado con entrelaces en bajorrelieve pintados en rojo, amarillo y verde. El fondo del tablero es rojo mientras que el diseo de los crneos slo se deline con negro sin rellenarlo con otro tono; el tocado y las orejeras son de color ocre. En el mur o nor t e sol ament e se conservaron fragmentos de un crneo y en el muro poniente se observan dos. La moldura inferior externa de la f achada norte est di vi di da por dos bandas: la inferior roja y la superior negra, y la moldura interior presenta una doble banda verde y roja. En el muro poniente el mural visible en las molduras forma parte de los diseos de los crneos, al igual que la pintura de la Pirmide B. Las molduras superiores no se aprecian. Una nueva sobreposicin se inici en la fase Cholula II-A (350-450 d.C.), cuando se recubri a la Pirmide B con adobe y piedra sin carear mezclada con barro y cal para formar una pirmide escalonada de planta cuadrada de180 m. por lado y 35 m. de altura. A diferen- cia de la anterior, sta se compone de nueve pequeos cuerpos cada uno a su vez conformado por 9 a 11 escalones slo interrumpidos por las bajadas de agua cuya construccin es notable por su distri- bucin simtrica. A comparacin de las antiguas estructuras que fueron aplanadas con lodo y una porcin mnima de cal, esta estructura cuenta con aplanado de estuco, lo que le permiti mayor resisten- cia. La pirmide escalonada fue pintada en negro, tono visible en las diferentes calas afectuadas por los arquelogos. Figura 2. Cholula, Puebla. Gran Pirmide. Altar de los crneos pintados adosado a la Pirmide B. Foto Dionisio Rodrguez Cabrera, 1999. 22 Ebooks http://www.habitares.co.cc 21 A esta pirmide se le hizo una serie de adosamientos en el lado sur durante la fase Cholula III (450 a 500 d.C.) que dieron lugar al Edificio D. Est compuesto por tres cuerpos piramidales en talud- tablero ramatados con cornisa. La parte superior estaba coronada por un templo cuyos restos tuvieron que ser tapiados por el rpi do det eri oro que est aba sufriendo a consecuencia de la presin que ocasi onaba el peso de l as fases const r uct i vas post er i or es y de l a humedad. El mural del edificio se sita en el tablero y en la cornisa de cada cuerpo. Const a de gr andes cuadr os negr os enmarcados por franjas en color anaran- jado en el lado oriente y blancas en el lado poniente. La cornisa tiene unica- mente un tono negro sin diseos. De los muros pintados que formaron el recinto ceremoni al de este edi f i ci o sl o se conocen los restos que se desprendieron y se llevaron en la dcada de los ochenta al Centro Regional de Puebla.Consisten de pintura roja, ocre, blanca y azul sobre un fondo negro. En la esquina sureste de la pirmide est adosado un al tar que tiene dos cuerpos: el primero en talud-tablero, mientras el segundo es un muro vertical con una cornisa. De este altar solamente permanecen dos caras en las que an quedan restos de color, lo que indica que estuvo pintado en su totalidad. En el tablero sur se conservan las imgenes de dos jaguares en amarillo y dos serpientes con bandas rojas. El fondo de la escena est pintado en negro y verde (fig. 3). En la fase Cholula III A (500 a 700 d.C.), la Tlachihualtpetl fue cubierta incluyendo los edificios adosados a ella. La nueva estructura se form de dos cuerpos cuya base mide 350 m. por lado. Lo sobresaliente de esta fase constructiva es que se adosa, en el lado poniente a la pirmide, el Edificio F o Edificio de Figura 3. Cholula, Puebla. Gran Pirmide. Altar del jaguar adosado a la Pirmide Escalonada. Foto Dionisio Rodrguez Cabrera, 1999. 23 Ebooks http://www.habitares.co.cc 22 Contreras, Eduardo 1970 Descripcin de los monumentos en el orden que fueron apareciendo, en: Proyecto Cholula, Mxico, Serie Investigaciones, No. XIX, INAH, 272 p. Garca, S. Asuncin 1983 Proyecto sal vamento y expl oraci ones arqueolgicas en Cholula, Puebla, Informe final, Desarrol l o Cul tural de Chol ul a, Patrn de Asentamiento, Mxico, Archivo Tcnico del INAH, 180 p. Historia Tolteca Chichimeca 1989 Kirchhoff, Paul, Ordena Gemes, Lina y Reyes Garca, Luis (coordinadores), Mxico, Fondo de Cultura Econmica. Kirchhoff, Paul, Ordena Gemes, Lina y Reyes Garca, Luis (coordinadores). 1989 Exploraciones en la pirmide de Cholula, Puebla, en: XXVII Congreso Internacional de Americanistas, Mxico, Tomo II, INAH-SEP. Marquina, Ignacio 1939 Exploraciones en la pirmide de Cholula, Puebla, en: XXVII Congreso Internacional de Americanistas, Mxico, Tomo II, INAH-SEP. Noguera, Eduardo 1956 Un edi f i ci o Precl si co en Chol ul a, en: Est udios Ant ropol gicos, Mxi co, UNAM, pp. 214-224. Rojas, Gabriel de 1996 Descripcin de Cholula, Puebla, Benemrita Uni versi dad Autnoma de Puebl a (Chol ul a, Documentos Col oni al es del H. Ayuntami ento Municipal Constitucional de San Pedro Cholula). Nota 1 Nombre que recibe la Gran Pirmide de Cholula en la poca prehispnica, y se encuentra documentado en la Historia Tolteca-Chichimeca, en el Cdice Cholula y en la obra de Gabriel de Rojas; todas del siglo XVI.Tlachihualtpetl se ha traducido como cerro hecho a mano piedra labrada, que fue la escalinata de acceso a la cima de la pirmide. La pintura del Edificio F se puede apreciar en las cornisas del primer cuerpo, tanto en el lado sur como en el norte, donde se apli- c directamente en la piedra. Las imge- nes representan crneos (como en el caso de la Pirmide B). Los colores utilizados son rojo, verde, ocre, negro y blanco. En los siglos VII y IX, Cholula muestra un claro abandono, pero an a pesar de ello a la pirmide se le agregan las dos ltimas sobreposiciones. Estas le permi- tiran ampliar su base a los 400 m. por lado y de 65 m. de alto, repartidos en dos cuerpos, cuyo aspecto es visible hoy en da pese a su destruccin. De esta ltima fase no se conservan restos de pintura. Bibliografa Bittmann Sion, Bente 1968 Cdice de Cholula 1586-1587 en: Tlalocan, nm. 4, pp. 295-297. 24 Ebooks http://www.habitares.co.cc 23 El origen y desarrollo de la creatividad humana cautivan ms y ms el inters de los investigadores. Los hallazgos reiterados del quehacer prehistrico se acumulan como piezas sueltas de un rompecabezas cuya interpretacin se trabaja sin interrupcin. Desde tiempos remotos, quiz cuarenta mil aos atrs han llegado hasta nosotros trazos aqu esculpidos, trazos aqu grabados o pintados, de imagenes diversas donde el hombre antiguo trat de reconocer y conceptuar su espacio y su tiempo; y es en esta bsqueda del conocimiento sobre la vida y la muerte donde hall motivacin para el descubrimiento e impulso para su legitimacin. El expresar lo vivido y lo previsto, lo esperado y lo temido y al mismo tiempo el deseo de conservar y plasmar, parece una continuacin natural aunque muy ulterior del proceso de desarrollo. En un periodo mucho ms prximo a nuestro llamado tiempo histrico, el hombre trat cada vez ms de reconocer sus lmites temporales y de espacio. En la conciencia de la vida y la muerte hall motivacin para el descubrimiento, impulso para su propia confirmacin. Lo dibujado ha pasado a la posteridad, lo hablado en cambio y con ello quiz el significado del dibujo no ha llegado hasta nosotros. Al contemplar un dibujo prehistrico se impone la reflexin de que en estrecha vinculacin con el hombre que lo plasm debi de asociarse sin lugar a dudas, un lenguaje de gestos y ruidos, clarificador y ritual. El hombre expresa su conciencia... metafricamente la graba, de modo que los trazos y dibujos presentes en rocas y cavernas deben de ser considerados ms bien como un asombro de ste ante la naturaleza y sus preguntas no resueltas y sin mayor razn de ser que la de congraciarse con sus fuerzas. Teotihuacn y Copn: relacin de pictogramas tempranos. Un estudio... Linda Lasky Marcovich Facultad de Filosofa y Letras, UNAM 25 Ebooks http://www.habitares.co.cc 24 El estudioso de culturas antiguas enfrenta la difcil tarea de estudiar los vestigios parciales y dispersos que nos dej el tiempo. Enfrentndose, como dira William Fash, con una selva llena de especies, no todas felices de vernos al l , confrontado con una verdadera selva de interrogantes y fundamental- mente buscando el buen sendero que le permita despejar incgnitas Cmo fue esta cultura? Por qu se establece en determi nado espaci o geogrf i co? Cmo organi zaron su soci edad en t er mi nos soci al es, econmi cos y pol t i cos? Cul es f ueron l as i deas que dieron vida a esta ciudad e insufl f uer za a sus gober nant es, a sus sacerdotes, a sus guerreros, a su gente comn? El or i gen del est udi o sur ge a par t i r del t r abaj o de campo que real i c en el si ti o de Copn en el ver ano de 1996, di r i gi do por l os arquel ogos Wi l l i am Fash y Ri cardo Agur ci a. Dur ant e ese t i empo f ue para mi relevante la observacin de los rasgos pictogrficos relacionados a pocas tempranas con el Altiplano mesoamer i cano, en par t i cul ar con Teotihuacn. As en este proyecto se pr et ende hacer un anl i si s de l os aspectos iconogrficos a partir de la i nvesti gaci n de l os pi ctogramas en el panel denomi nado Margari t a y asoci ar l o con s mbol os y si gnos ubi cados en el t i empo si ncrni ca- mente con Teotihuacn (figs. 1, 2, 3 y 4). Debo de reconocer que a parti r de Figura 1. Copn, Honduras. Edificio Rosalila. Detalle del panel Margarita. Foto Linda Lasky, 1999. Figura 2. Copn, Honduras. Edificio Rosalila. Detalle del panel Margarita, Foto Linda Lasky, 1999. 26 Ebooks http://www.habitares.co.cc 25 este cri teri o, el proyecto se vuel ve un estudio extenso y ambicioso, sin embargo la metfora del pictograma es una herramienta de conocimiento abi erta entre ambas cul turas, mani - festada sta en signos y smbolos. De aqu que sea precisamente ese espritu dinmico de relacin e intercambio a travs de si gnos y s mbol os, el que acerca la identidad de ambas culturas traduci ndose esto en l a i deol og a, esttica y manera de observar, y con- cebir al mundo de los hombres que se esforzaron en la realizacin de stos. A partir de lo anterior, metodo- lgicamente surge la pregunta, quiz desde un punto de vista meramente inductivo Qu es un smbolo? Qu es un signo? Con qu se relaciona? Cules son los supuestos ideogrficos de la comunicacin? Qu informacin subyace a stos? Hacer explcitos los contenidos de los signos de los sitios de Teotihuacn y Copn, depende en gran parte de encontrarnos en posesin de una clase de conocimientos que an desconocemos. El estudio de pictogramas antiguos intenta retomar y discutir la temtica que muchas i nvest i gaci ones han t omado acer ca de l os si st emas de comuni caci n pr i mar i a t ant o de teotihuacanos como de los habitantes del si t i o de Copn, sobre t odo en pocas tempranas, tratando de con- t est ar l as apar ent ement e senci l l as preguntas: el por qu, el cmo, el cundo, y para qu de los signos y los s mbol os t empranos? Coi nci do con Arturo Pascual Soto de que no se trata de una nueva lectura, puesto que a la f echa sl o cont amos con i nt ent os aislados de interpretacin de ciertos signos, es decir de ciertas imgenes para las cuales se convinieron valores conceptuales especficos. Como es evidente, como anota el mi smo Pascual Sot o una verdadera lectura presupone el hallarse en pose- si n de una cl ase de conoci mi ento equivalente al de la gramtica para una l engua, est o si gni f i ca el rel at i vo al orden de combinacin de los signos y a su manera de signficar. Es ste una clase de conocimiento que es preciso r eponer y del cual por l o pr ont o carecemos. Espritu que ha animado al presente estudio. 27 Ebooks http://www.habitares.co.cc 26 La ciudad como smbolo de expresin 1 En el present e, Teot i huacn es un ext r aor di nar i o si t i o ar queol gi co aproximadamente a 50 km. al noroeste de la ciudad de Mxico. En sus momen- tos de mximo desarrollo cubri una superficie mayor a los 20 km. 2 , y alberg una soci edad cal cul ada en ms de 125,000 habitantes durante la primera mi t ad del pri mer mi l eni o ant es de nuestra era, convirtiendo a la ciudad de Teoti huacn en el mayor centro urbano de su momento. Si endo Teot i huacn el ms sobr esal i ent e cent r o cul t ur al del Altiplano la influencia de esta metr- poli se dej sentir por varios siglos en t i er r as l ej anas a t r avs de t oda Mesoamr i ca, a pesar de que est a i nf l uenci a y l a manera en que f ue ejercida sta es an hoy en da materia de debate. Vestigios de estructuras eminente- mente teoti huacanas han si do l oca- lizadas en regiones lejanas tales como Tikal, Kaminaljuy... Copn; siendo la influencia simblica caracterstica de Teoti huacn notabl e por sus temas y r epr esent aci ones i conogr f i cas. Evi denci ando con est o el predomi - nant e car ct er de cent r o r el i gi oso que Teot i huacn t uvo. Habr si do Teotihuacn, como muchos estudiosos han especulado la meca para los ojos de los habitantes de Mesoamrica? No l o sabemos, l o que si sabemos por la gran cantidad de entierros de extran- jeros y utensilios de trnsito dentro del contexto arqueolgico, es que atrajo la atencin de hombres y mujeres ajenos al l ugar; habi tantes de or genes tan lejanos como Oaxaca, la Costa del Golfo y la zona maya. Teot i huacn t uvo sus or i genes durante el periodo Preclsico Tardo en varias aldeas en la zona noroeste de la ciudad, sin embargo no fue hasta el ltimo siglo antes de nuestra era cuando empezaron las mayores trans- formaciones y dieron lugar al centro urbano ms poderoso e influyente en Mesoamrica (Millon, 1973: 51). Al final de este periodo (Fase Patlachique) su rea se esti ma como de 8 km. y su pobl aci n ent r e 20, 000 y 40, 000 habitantes (Cowgill, 1974: 381-383). Es en este momento cuando l a poblacin crece a 80,000 habitantes o 28 Ebooks http://www.habitares.co.cc 27 ms... y los lmites de la ciudad alcanzan su mxi ma extensi n. Estudi os ms sof i st i cados han i ndi cado que est e crecimiento fue acompaado por un desplazo masivo de la poblacin rural hacia la ciudad de Teotihuacn (Millon, 1981: 221) . Fue t ambi n en est a rel ati vamente temprana etapa de l a ciudad que las dos grandes avenidas f uer on const r ui das, l as cual es post er i or ment e condi ci onar on el desarrollo de la ciudad. Es notable observar en Teotihuacn la capacidad de comunicacin a travs del arte; sin embargo las habilidades que i mpl i ca est o cont rast an con l a ausencia de material textual conven- cional. A pesar de esto, es importante seal ar que l o que si exi ste es una gran variedad de signos que forman parte de un corpus en la iconografa de pinturas murales y en la decoracin de escul tura en pi edra y artef actos cer mi cos ut i l i zados de maner a tradicional. La ciudad de Teotihuacn es rica en imgenes, la descripcin pictrica de l a nat ur al eza es muchas veces asociada con imgenes abstractas de si gnos, en composi ci ones de consi - derable complejidad. Cabe hacer notar que un nmero importante de estos si gnos nos recuerda al gunos de l os glifos encontrados en los sistemas de escritura maya y zapoteca. Est o se t r aduce en una f uer t e evi denci a sobre l a exi stenci a de un sistema establecido, desarrollado aun- que poco entendido de signos grficos de comunicacin en Teotihuacn. Caso (1967: 250) al respecto escribe: El arte teotihuacano no es sin realista ni abstracto es un arte simblico por excelencia, en que cada detalle tiene un sentido. No basta decir que hay decoraciones geomtricas o florales o acuticas, esto es solo una primera y superficial descripcin que no penetra en el significado mismo del smbolo. A pesar de la sugestin eminen- temente hiperblica de esta frase; el fin regresa al principio, la generalizacin adel ant a l as di f i cul t ades y sur gen preguntas: Cmo discriminar entre lo simblico y lo puramente decorativo? Cmo di st i ngui r l o abi er t ament e si mbl i co, de s mbol os espec f i cos relevantes para este estudio? 29 Ebooks http://www.habitares.co.cc 28 Var i os i nt ent os par a det ect ar el si st ema de l ect ur a de si gnos y s mbol os t eot i huacanos han si do realizados por diferentes autores. Entre el l os Kubl er (1967a) qui en propone un si stema de anl i si s parti endo de la premisa que muchos de los signos tenan una cierta condicin gramatical (nombres y adj et i vos) reconoci bl e segn l a posi ci n pr ef er enci al o subor di nada que ocupaban en el conj unt o pi nt ado. 2 Kubler repite el vi ej o concept o de que hay f ormas si mpl es y f or mas compuest as, ya que par a l , l as r epr esent aci ones de frente o de perfil contienen una diferente jerarqua. Seala que haba r epr esent aci ones con si gni f i cados opuestos o al ternos que pod an ser poliformes o contener un cmulo de elementos complementarios entre s. Observa Kubl er que encerraban l as escenas en marcos o bordes con motivos alusivos y que agrupaban algunas en clusters o racimos con diversos signos temticos. 3 Con esta idea como base, Langley (1986: 25-30) si stemati za el mtodo de agrupar los signos aislados y los racimos o conj untos de glifos com- puestos dentro de un programa de cmputo utilizado por los museos para manej ar cat l ogos, ndi ces y dat os est ruct ural es j erarqui zados, que l mi smo adapt a par a Teot i huacn contando frecuencias en el uso de los si gnos. Langl ey (op. cit . : 11-15) l os llama notational signs o signos con determinada connotacin que estudia en tres grandes agrupamientos en los que cada signo o smbolo representa un elemento, una idea o un concepto. Todos l os si gnos expr esan un simbolismo determinado, signos que se utilizaron como decoracin conservan el mi smo cont eni do si gni f i cat i vo inmerso en el inconsciente colectivo mesoamericano de esa poca. 4 De esta manera como Angulo anota, se abre el cami no para asegurar l a exi st enci a de un si st ema de comuni caci n por medio de pictogramas, signos y s mbol os que an si n poder ser considerados como escritura por no ser silbico fonticos y carecer de un orden riguroso, eran utilizados para transmitir un claro mensaje grfico. La r eci pr oci dad de mot i vos y 30 Ebooks http://www.habitares.co.cc 29 medi os que conduj o a l a expansi n de la presencia teotihuacana a travs de Mesoamr i ca no ha si do bi en establecida. El comercio de obsidiana, (recurso natural ms prominente) fue un factor significativo para el desarrollo del lugar. Dado que la poblacin crece ver t i gi nosament e sus necesi dades aument an de maner a i mpor t ant e durante l os si gui entes si gl os, l o que da como consecuencia una imperante necesidad de dominacin y expansin por parte de los teotihuacanos a travs del Al t i pl ano e i ncl usi ve r egi ones ms alejadas (Millon, 1981: 219-223). Ms al l de l a evi denci a arqueol gi ca, l a i nt erpret aci n deri vada de l a i nf or- maci n que pr oveen l os ar t ef act os entierros y dems parafernalia indican, para establecer vnculos de relacin y comercio ademas de la consolidacin a larga escala de rutas bien establecidas a travs de las cuales se llevaron a cabo centros de comercio. A ciencia cierta saber si los comerciantes de estas rutas port aban armas o si acaso exi st an puestos militares a lo largo de estas rutas an hoy en da es difcil establecer. Sin embargo en Tikal fueron localizadas figuras cermicas donde se describen figuras armadas al estilo teotihuacano. En Ti kal una de l as ci udades-estado ms importantes dentro del rea maya y punto clave para el comercio para las regiones mas sureas y orientales de la zona, se localiz la Estela 31 donde se descri ben otras dos f i guras mar- ciales que conmemoran en los inicios Figura 3. Copn, Honduras. Edificio Rosalila. Detalle del panel Margarita. Foto Linda Lasky, 1999. Figura 4. Copn, Honduras. Edificio Rosalila. Detalle del panel Margarita. Foto Linda Lasky, 1999. 31 Ebooks http://www.habitares.co.cc 30 del si gl o qui nto de nuestra era, al personaj e Ci el o Torment oso, qui en apar ent ement e t i ene v ncul os an- cestrales con Teotihuacn. Entre todos los argumentos que quedan si n expl i caci n y ul t i ma- damente hipotticos, una cosa queda clara... por varios siglos los teotihuacanos vi aj aron l ej os de su ci udad, i nt er- actuaron con extranjeros y penetraron con su ideologa y estructura, dejando marcas tangi bl es de su i nf l uenci a y por consi gui ent e i nnegabl ement e absor bi er on i nf l uenci as cul t ur al es diversas. 5 As Copn entra al escenario de intercambio y vinculacin con seores de ti erras extranj eras, despl egando en sus etapas ms tempranas, eni g- mti cas evi denci as de mani festaci n teotihuacana en la estructura regente, acompaada st a de una rel evant e presencia de smbolos, sugiriendo ms que exhibiendo la observacin e iconografa de tierras lejanas. Notas 1 Entendindose aqu como smbolo la representacin de un haz de conceptos asociados a una imagen (Eco, 1975). 2 Angulo, Jorge, 1986. 3 Quiz una de las ideas que se derivan despus de leer a Kubler es entender la posicin del historiador del arte el cual no se puede desprender de dos sustentos fundamentales, por un lado humanista, exigiendo con esto un campo de conocimiento y profundidad sobre el material que se estudia, sin olvidar la funcin y la forma. Y por otro observando la personalidad esttica que los objetos y materiales proveen. De lo anterior se desprende la posicin peculiar del historiador del arte frente al arquelogo, discusin un tanto superada hoy en da, pero que en su momento exigi de una revisin cuidadosa. Hoy se entiende al mundo, como un lugar de complementos y alternancias, el historiador se alimenta del arquelogo y sus conocimientos a la par que el historiador de la disciplina de la arqueologa. 4 Pascual, Arturo, 1996 5 En vista de estos prolongados y cercanos contactos entre Teotihuacn y diferentes culturas, una omisin entre estos contactos es francamente notable... La ausencia de evidencia de escritura como sta es en general entendida. Ausencia notable y perpleja. Varias sociedades contemporneas, entre ellas la zapoteca y la maya, tenan establecidos sistemas complejos de escritura, en los cuales informacin acerca de su historia, de sus gobernantes y linajes se registraron en estelas, paneles, dinteles, altares y escalinatas, as como en pinturas murales. 32 Ebooks http://www.habitares.co.cc 31 Bibliografa Angulo, Jorge 1996 Teotihuacn aspectos de la cultura a travs de su expresin pictrica, en: La pintura mural prehispnica en Mxico: Teotihuacn, Vol . I, Tomo II, Estudios, Beatriz de la Fuente (coord.), Mxico, IIE-UNAM, pp. 65-186. Caso, Alfonso 1959 Glifos teotihuacanos RMEA IV ( 1-2). 1967 Dioses y signos teotihuacanos, en: Onceava Mesa Redonda en Teotihuacn, Mexico. Cowgill, George 1974 Quanti ti ve Studi es of Urbani zati on at Teoti huacan, en: Mesoamerican Archaeology New Approaches, Austi n, Normand Hammond University of Texas. Eco Umberto 1974 Trattato di semiotica generale, Bompiani Miln, Studio Bompiani 10. Kubler George 1967a The Iconography of the Art of Teotihuacan, Studies in Pre-Columbian Art and Archaeology, Washington, Dumbarton Oaks, Trustees for Harvard University. 1967b Pintura mural precolombina, en: Estudios de Cultura Maya, Mxico, CEM-IIF, UNAM. Langley, James C. 1986 Symbolic Notation of Teotihuacan Elements of Wri t i ngs i n Mesoameri can Cul t ure of t he Classic Period, Bar International, Series 313. 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No. 6. 33 Ebooks http://www.habitares.co.cc 32 No es raro que la vida nos hable en varios idiomas, que el trnsito cotidiano haga de cada detalle una interminable red de posibilidades, que cada hilo del tapiz se convierta en el ir y venir de historias que se mezclan hasta atemorizarnos. Cuando hablamos de arte, la historia hecha de varias historias, se cuenta desde el color, las lneas, las texturas, los volmenes. En fin, las formas adquieren el matiz de un concierto polifnico que se muestra al principio desentraable para despus ceder poco a poco a las miradas y al afn que busca un modo de ser. Hablar de integracin plstica implica estar dispuesto a descubrir los mensajes implcitos en varios lenguajes que se conjugan. As, hablar sobre la integracin plstica de El Palacio de Palenque es hablar sobre la historia del encuentro con varios encuentros. En El Palacio, trece casas y una torre muestran la dinmica que dio vida a un espacio en constante transformacin. Trece veces trece modos de percibir, transformar e interpretar la realidad se dan cita en un conjunto cuyas voces simultneas delatan la unicidad al tiempo que se saben parte de un todo. Al igual que las notas se mezclan en una partitura, un constante ir y venir de formas y sentidos teje la trama de un espacio hecho de varios espacios, de un tiempo Historias, hilos, y madejas. La integracin plstica de El Palacio de Palenque Laura Pieira Menndez Facultad de Filosofia y Letras, UNAM Un tapiz consta de tantos hilos que no puedo resignarme a seguir uno solo; mi enredo proviene de que una historia est hecha de muchas historias. Y no todas puedo contarlas. Carmen Martin Gaite: Irse de casa, 1997 34 Ebooks http://www.habitares.co.cc 33 que se construye de varios tiempos. En El Pal aci o l a arqui tectura, el relieve y la pintura mural conjugan sus cualidades expresivas. Se vinculan para dar a conocer las diferencias que las identifican as como la semejanzas que las unen. Son voces que exi gen ml ti pl es grados de lectura, ecos que hacen de la i nt erpret aci n un cal ei doscopi o en donde el or den est dado por l a diferencia. Son los hilos de un tapiz que construye su homogeneidad desde lo heterogneo. Cor r espondenci as en donde el si l enci o y l os soni dos encuent r an reposo. Armon as que se compl etan sin obstruirse. Protagonismos que se funden con la conciencia del equilibrio. Acertijos formales ponen a prueba la imaginacin ante la diversidad de un conjunto que demanda a los sentidos y a la razn el ingenio para ser ledo, habitado, interpretado y comprendido. El Pal aci o de Pal enque gri ta en distintos tonos para ser escuchado de distintos modos. Al principio parece mostrarse si n recel o. Posa ante l as miradas inquietas para dejar patente la complejidad que lo anima y dar paso al interminable dilogo con las formas y los recorridos, con el modo en que sus elementos se articulan semejando las piezas de un rompecabezas con varias soluciones. Una vez presa de l as formas, l a quietud que acoge el primer encuentro se convierte en el dinmico acontecer de Figura 1. Palenque, Chiapas. El Palacio. Casa E, fachada oeste. Foto Laura Pieira Menndez, 2000. 35 Ebooks http://www.habitares.co.cc 34 una obra termi nada hace ci entos de aos, que revive ante el paso, la mirada y la pregunta del presente. Una y mil veces observado, descrito, transitado y cuestionado, El Palacio hace de las formas el vehculo para disolver los contornos y dar inicio al conocimiento de sus sentidos. Uno a uno, desde l a t r i di men- si onal i dad hast a l a bi di mensi n, l a arquitectura, el relieve y la pintura son interlocutores entre las pocas. Juntos sugieren y enlazan los discursos que han de ser descifrados. Peculiares, nicos, renen su ser. As el espacio alberga al volumen, el volumen al plano, el plano a la lnea, la lnea al color. Asociaciones infinitas derivan de la pr esenci a si mul t nea de ml t i pl es lenguajes. Ante la exigencia de sus voces, el cuerpo, presa del canto de la materia, descubre espaci os pl enos de vac o, vacos que deben su existir al espacio. Trnsitos que sugieren el recorrido donde habitan la intimidad y lo com- par t i do. Laber i nt os que desdobl an i ncert i dumbres. Af l uenci as que res- guar dan accesos a mundos aj enos. Tneles que desembocan en encuentros sorpresivos, inexplicables. Los sentidos inmersos en los hilos del tapiz ceden al ritmo del espacio y del tiempo que fundan las formas. Hartos inician un dilogo sin palabras. El dilogo cmplice de la vastedad de los trazos, del gesto que transforma l a materi a para nombrar las cosas de otra manera. Figura 2. Palenque, Chiapas. El Palacio. Casa A, corredor este. Foto Laura Pieira Menndez, 2000. 36 Ebooks http://www.habitares.co.cc 35 El dilogo con las trece casas, la torre y los subterrneos, el encuentro con la integracin plstica de El Palacio de Palenque. Descubren espacios que se replie- gan y se desdobl an, comuni can y enmudecen. Encuentran volmenes que se esconden y se proyectan. Volmenes que generan patios, pasillos, esquinas. Volmenes abiertos y cerrados que se esparcen y se condensan. Ej es que advierten que no es posible mostrarlo todo de una sola vez. Recintos que encierran entre sus muros lo que no se puede ver. Moradas plenas de intimidad que miran hacia adentro y descubren en sus entraas l as voces que proyecta el muti smo. Murmul l os que reverberan, rebot es inciertos de sonidos que no se pueden nombrar. Mensajes ocultos, annimos. Si l uet as que cont or nean di scur sos silenciosos. Fachadas que se visten de pilares. Corredores baados de l uces i nter- mitentes, de ilusiones que confunden con l a i ntenci n de acl arar. Lapsos efmeros que se olvidan de lo tangible. Superficies que emergen de fondos i mpr eci sos, r eal i dades que evocan desde l o l l ano l a mal eabi l i dad de l a materia. Vitalidades que apresan sen- ti dos que se saben conteni dos y se expresan incontenibles. Huecos que se l l enan de car enci as, car enci as que nombran presencias ocultas. Bi di mensi ones dueas de l a ar- qui tectura exi gen nuevos canal es de acceso. Dan cauce a la continuidad que se prolonga fuera de los lmites que las acogen. Espacios dentro de otros espa- cios perfilan realidades interminables que se confrontan. Cuadros dentro de otros cuadros. Slidos espejismos que culminan en la transparencia de la verdad oculta bajo el rostro transformado de la cal y el agua. Marcos que encierran. Lneas que se pierden en mbitos inalcanzables. Lneas continuas, cortas, intermitentes. Lneas plenas de superficie ultrajan la materia para nacer del vientre hmedo del que huyen para despus regresar. Fondos ocultos bajo la sombra de los volmenes, fondos que abandonan l a sombra que se hace de sombras. Sombras que definen huecos cuyo ser ef mero resguarda l a i nt enci n del 37 Ebooks http://www.habitares.co.cc 36 instante en que son tocadas. Lneas que vulneran la materia de modo que se intuye el cauce de l as herramientas. Heridas que proclaman el nombre de la mano que las concibi. Huellas que acarician y desgarran. Huellas firmes y temerosas definen el paso de las manos por el mundo. Manos que despi ert an del l et argo mundos adormecidos. Acertijos indescifrables, maraas que conducen al delirio. Composiciones que desbordan los lmites del tiempo. Pasajes ilimitados se regocijan en el devenir incansable de las curvas. Cuerpos que se regodean para vestirse de sensualidad. Vibraciones que liberan la vitalidad de la piedra. Porosidades vidas de la- tencias, respiran y se desnudan. Nudos inclementes paralizan los sentidos para despertarlos presas de la ensoacin. Detalles que emergen y delatan al t odo. Det al l es que se consol i dan y habl an por s mismos. Instantes que condensan lo prohibido. Superfi ci es que reci ben espaci os intangibles e inhabitables adivinan el trazo del cual emergen mundos que habi t an dent r o de ot r os mundos. Realidades planas fijan el acontecer del tiempo y del espacio donde las lneas y el col or const r uyen vol menes si n volumen. Texturas polcromas. Apariencias desdibuj adas encuen- tran reposo en la quietud de un muro cuyo interior se estremece al encuentro con l a verdad que penetra, fragua y cristaliza su ser. Muros cautelosos infieren el camino de l a superfi ci e que ha de revel arse gracias a que las venas se irrigan de color. Contornos, sin contorno. Lneas que enci erran col or, col ores que se contienen a s mismos. Veladuras que combi nan transparenci as y sugi eren distancias. Espejos que develan la rea- l i dad de l os espaci os que confl uyen dentro de los lmites de lo plano. Lenguaj es al ertas ante l a mi rada que busca desentraar los significados que guardan. Lenguaj es vastos, com- pl ej os, i nconcl usos. Lenguaj es que vierten su ser en la forma que hace del mundo un trazo, un color, un espacio En El Pal aci o, l a arqui tectura, l a pintura y el relieve son pliegues que fundan el espacio y el tiempo, materias que sosti enen y son sosteni das, re- 38 Ebooks http://www.habitares.co.cc 37 cobecos que se regocijan en la conti- nuidad, en el paso tranquilo o acelerado de los hilos y las historias. Realidades y apariencias que se visten de matices para reunir lo verdadero y lo ficticio. Instantes que se aduean del mundo para convertirlo en creacin. Madej as que al bergan puntos de vista propios y comunes. Tramas que derivan en la conciencia de lo acabado inconcluso. Trnsitos que reconstruyen l os cami nos si empre recorri dos, l as memori as ol vi dadas de l o real y l o aparente. Danza de formas que se disuelven para renacer una y otra vez. Trazos que dibujan el ser inasible de la historia Bibliografa Martn Gaite, Carmen 1997 Irse de casa, Barcelona, Anagrama. Figura 3. Palenque, Chiapas. El Palacio. Foto Laura Pieira Menndez, 2000. donde se funden el arte, los mundos y las pocas. Historias hechas de retazos que se completan y se narran en los muros, los pilares y las pinturas de El Palacio de Palenque. Formas en donde moran las voces del pasado, de un pasado cuyo eco se define en la mirada del presente. Instantes congelados que muestran su compl ej i dad, qui et os, di nmi cos, impasibles... que se pierde en el tiempo para encontrarse en el arte. Gestos que adquieren un nuevo rostro. Ojos que se libran del vaho de las pocas y abordan trenes imaginarios para cruzar el umbral que los enfrenta a la verdad hecha imagen. Dilogos interminables que definen el matiz de las conjeturas y la interpretacin. Hilos de tapiz que iluminan el caleidoscopio 39 Ebooks http://www.habitares.co.cc 38 En las extensas ruinas mayas de Kabah, Yucatn que conforman uno de los sitios ms grandes de la regin Puuc, se encuentra el Palacio de dos pisos y 32 cuartos, sumamente deteriorado, que data del periodo Clsico Tardo. La designacin de esta estructura ha cambiado a lo largo de los aos. En 1842 John L. Stephens (1843, 1963: 243-246) la llam Casa No.2. En 1887, Teobert Maler la nombr Estructura IV (1997: 30-31). Finalmente, Harry Pollock la llam Estructura 2C2 nombre que se encuentra actualmente en uso (Pollock, 1980: 175-181; ver plano en p. 177, fig. 339). En el siglo pasado, tres exploradores registraron la existencia de un fragmento de pintura mural ubicado en el muro principal del Cuarto 24. Hoy en da la pintura mural se ha perdido. Probablemente la primera representacin de esta extraordinaria pintura, fue publicada por Leon Rosny en 1869 con una nota al pie de la imagen denominndola Inscripcin de Kabah (Yucatn) donde menciona que la copia del diseo le fue otorgada por el abate francs Brasseur de Bourbourg. La copia publicada a una escala que supuestamente corresponda a la quinta parte del tamao del original, fue elaborada por F. J. Becker en abril de 1869 (Rosny, 1869: 168). En ella se muestra una imagen en negro pintada sobre una superficie de estuco blanco la cual Rosny errneamente consider como un relieve. En el di buj o a l nea se puede observar una i nscri pci n dentro de un marco rectangular. Debaj o de ella aparece otra inscripcin fragmentada. Del lado derecho de sta se represent una figura antropomorfa de perfil, mirando hacia la izquierda, que sujeta una serpiente con la mano (fig. 1, vase tambin Mayer, 1990: 30, fi g. 9). Del l ado i zqui erdo se observan tres fragmentos pequeos Una pintura mural olvidada de Kabah, Yucatn Karl Herbert Mayer Graz, Austria 40 Ebooks http://www.habitares.co.cc 39 de pi ntura que posi bl emente repre- sentaron otra figura antropomorfa. El fragmento meda 60 x 90 cm. El 2 de febrero de 1882 el explorador francs Dsir Charnay visit las ruinas de Kabah y tom registro del mural. Interpret el diseo pictrico como el de un caballo con su jinete, y consider al mur al como un descubr i mi ent o propio de excepcional importancia... el ms si gni f i cat i vo en l a arqueol og a americana. Segn Charnay, el diseo aluda a una batalla de conquista entre mayas y espaol es. En sus notas el expl or ador seal que l a pi nt ur a se encont r aba en muy mal est ado, parcialmente cubierta por una capa de est uco, mi sma que elimin con el objeto de encont r ar i ndi - ci os ms cl aros de la imagen (Charnay, 1882: 411-412). Algu- nos aos despus, Char nay r econoci que su interpretacin sobre el diseo era incorrecta (Charnay, 1885, 1887: 383). Sus observaci ones respecto al mural se desconocen pues no fueron publicadas. Sin embargo en el Muse de l Homme de Par s se conservan cuatro negativos de las fotografas que tom en las ruinas de Kabahen 1882, aunque ni nguna de el l as muest r a imgenes de la pintura (Davis, 1981: 93, lm. 58 y 207; Charnay, 1987: 320). August us Le Pl ongeon ( 1885) analiz y critic la interpretacin de Charnay. Rechaz la idea del caballo y el jinete y opin que el diseo del mural comparta caractersticas que lo acercaban a l as cual i dades art sti cas Figura 1. Kabah, Yucatn. Estructura 2C2. Pintura mural 1. Tomado de Rosny, 1869, lmina 20. 41 Ebooks http://www.habitares.co.cc 40 del Cdi ce Madri d. Le Pl ongeon acompa su ar t cul o cr t i co con fragmentos de la copia de la pintura. Teober t Mal er i nspecci on el mural de Kabah en 1887 y construy el pl ano del edi fi ci o y especi fi c l a ubicacin de la pintura dentro de un cuarto de 410 cm. de ancho (Maler, 1997: 30, figs. 8-9). l tambin mencion la existencia de restos indescifrables de pintura en uno de los muros, de los cuales no dej ninguna descripcin o dibujo. Daniel G. Brinton public la copia del mural hecha por Becker. En la edicin, dividi el diseo en dos ilustraciones separadas. En una de ellas se muestra nicamente la inscripcin jeroglfica y en la otra, la figura antropomorfa que Brinton identific con la deidad maya Itzimna (Brinton, 1895: 52, fig. 13, p. 135, fig. 78). Adems asever que la inscripcin pintada sobre estuco fue copiada por H.F. Becker e impresa en los archivos de la Sociedad Americana de Fr anci a (ver l a not a de Rosny, L Int erpret at i on des anci ens Text es Mayas, p. 12, Pars, 1875). La decla- racin de Brinton es incorrecta ya que en la publicacin citada de Rosny no se reproduce ninguna ilustracin. Actual mente exi sten dos i mpre- si ones del ar t cul o de Rosny con referenci as i dnti cas a l a pi ntura de Kabah. Una de el l as est publ i cada en l a revi sta Archives de l a Socit Americaine de France (Rosny 1875a: 60, nota 2), la otra es una publicacin di sti nta (Rosny, 1875b: 42, nota 2), impresa en una edicin limitada de 85 ejemplares. En esta publicacin, Rosny comenta que conoci a Becker en Pars, y desmiente la versin en la que afirm que el mural era un trabaj o de al to relieve en lugar de una pintura mural. Meri deth Paxton (1987: 164-166) not que la iconografa de la pintura mural de Kabah mantena una estrecha relacin con la del Cdice Dresden. A partir de estos datos, sugiri que la pi nt ur a f ue el abor ada dur ant e el per odo Postcl si co Tard o y aadi que Kabah deb a consi derarse como el punto de origen de los motivos pict- ricos del Cdice Dresden. Desde su creaci n, esta pi ntura mur al monocr omt i ca exi st i con t oda seguri dad hast a 1887, ao en 42 Ebooks http://www.habitares.co.cc 41 que Teobert Mal er vi si t l as rui nas. Harry Pollock (1980: 181) explica que en sus notas no se hace ref erenci a al guna a est a pi nt ur a y Mer edi t h Paxton (1987: 165) menciona que en su vi si ta a Kabah (1980-1981) no pudo hallar ningn vestigio del mural. En l os vi aj es que he r eal i zado durante las ltimas dcadas a Kabah no he encontrado ningn rastro de la pintura en los muros del Cuarto 24 de la Estructura 2C2. Tampoco he localizado restos de capas de estuco. Por lo tanto, todas l as di scusi ones en torno a l a pintura mural perdida se deben basar en el dibujo elaborado por Becker en 1869, qui en desaf ortunadamente no pudo copiar los restos de la inscripcin jeroglfica adecuadamente. Sin embargo, muchos jeroglficos y fechas calendricas pueden ser reco- nocidos a pesar de las deficiencias del dibujo. Hasta la fecha ningn estudio de la inscripcin se ha publicado. La fi gura humana que se encuentra en el mural no representa como Briton deduj o, al di os It zimna. La i magen corresponde a la versin Posclsica del di os B del pant en maya segn l a clasificacin de Paul Schellhas (1901), que lo identifica como Chac o Chaac, dios de la lluvia y del relmpago (Taube, 1992: 17-27). Brinton reconoci que la deidad de Kabah poda ser comparada icono- graficamente con las representaciones del manuscrito maya del Cdice Madrid. A su vez Mer i det h Paxt on ( 1987) relacion las figuras antropomorfas y zoomorf as con aqul l as del Cdi ce Dresden. La pintura mural perdida conserva una fuerte afinidad en estilo con las representaciones del Cdice Madrid, donde el dios Chac se representa de manera similar, asociado con la ser- piente (fig. 2). La pi nt ur a mur al per di da de Kabah, (desi gnada en un pri nci pi o como Pintura Mural 1 de Kabah, abre- viada KAB: Mrl.1), es de gran impor- t anci a por ser l a ni ca pi nt ur a e i nscri pci n del peri odo Postcl si co dent r o de una est r uct ur a ar qui - t ect ni ca del Cl si co Tard o de l a regin Puuc. La pintura fue elaborada con un esti l o muy cercano al de l a tradicin de los cdices mayas sobre- 43 Ebooks http://www.habitares.co.cc 42 vi vi ent es, especi al ment e con el del Cdice Madrid. Esta relacin permite que la fecha de este mural se establezca en el periodo Posclsico Tardo. Bibliografa Brinton, Daniel G. 1895 A Primer of Mayan Hieroglyphs, Series in Philology Literature and Archaelogy, Vol. III, No. 2, Phil adel phia, Publ ications of the University of Pennsylvania. 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Como otras disciplinas, la Astronoma tambin ha contribuido al mejor entendimiento de los conceptos plasmados por los artistas mayas en sus principales edificios. Precisamente al ser stos los lugares donde la lite sacerdotal y gobernante realizaba sus ceremonias religiosas, tales espacios fueron dotados de un valor adicional intangible pero a la vez de profundo significado humano: a travs de la alineacin del edificio respecto al cielo se manifiesta la voluntad del soberano para mostrar, por medio de eventos en el firmamento que su obra terrena, representada en el edificio mismo y en la pintura contenida en l, se encontraba en armona con ese cielo habitado por las deidades del panten maya. Se trataba de una forma sumamente elaborada de ofrenda donde la pintura mural jug un papel fundamental ya que serva como gua visual que haca explcito, a los ojos del iniciado, el mensaje ritual de dicha ofrenda. Como es bien sabido, los sacerdotes-astrnomos mesoamericanos dedicaron gran atencin al seguimiento del tiempo por medio de su calendario. De hecho, su elaboracin desde pocas ancestrales represent el resultado de una manera altamente evolucionada de observacin celeste. El calendario alcanz tal relevancia en toda Mesoamrica que inspir un tipo de alineacin arquitectnica donde el Sol seala, al alinearse al edificio, la llegada de ciertas fechas muy importantes porque dividen al ao solar en diversas proporciones que definen algunas caractersticas del sistema calendrico mesoamericano. Alineacin de estructuras arqueoastronmicas en la regin maya: indicio de una astronoma de alta precisin? Jess Galindo Trejo Instituto de Astronoma, UNAM 46 Ebooks http://www.habitares.co.cc 45 Los si t i os mayas anal i zados ar- queoastronmi camente por nuestro proyecto han confirmado plenamente las ideas expuestas con anterioridad. Nuestra metodologa ha planteado en pri mera i nst anci a l a posi bi l i dad de una al i neaci n sol ar, si n embargo, cuando st a no es f act i bl e hemos consi der ado l a al t er nat i va de una al i neaci n con al gn cuerpo cel este observable de noche. En tal caso nos hemos conf r ont ado con aspect os tcnicos que nos sugieren reflexionar sobre el grado de precisin alcanzado por las observaciones hechas por los mayas en el proceso de fijar el alinea- miento de sus edificios. Cabe hacer notar que incluso la observacin solar ef ectuada por l os mayas podr a ser estudiada en trminos de su meticu- losidad y exactitud. Mi entras hemos encontrado es- tructuras mayas orientadas de acuerdo a pri nci pi os cal endri cos, es deci r, su alineacin solar sucede en las llamadas fechas calendricas 29 de abril y 30 de octubre definiendo la divisin 104/260 del ao solar de 365 das, tambin se han i dent i f i cado ori ent aci ones haci a l a posi ci n de grupos de estrel l as, ya sea discretos o continuos en la forma d e algunas regiones de la Va Lctea, que de acuerdo a varios estudiosos, poseen excepcional trascendencia en el pensamiento mtico de los mayas prehispnicos. En la primera categora de orienta- ci ones se encuent ra l a Casa E del Palacio de Palenque, la gran pirmide de los Cinco Pisos de Edzn (fig. 1) y el Templo Superior de los Jaguares en la cancha del juego de pelota de Chichn Itz. En estos recintos se efectuaban ceremonias poltico-religiosas en medio de gran solemnidad y existan ciertos momentos en el ao, sealados por su alineacin al astro principal del cielo, en los que las celebraciones posean una parti cul ar rel evanci a ya que el Figura 1. Edzn, Campeche.Pirmide de los Cinco pisos. Foto Javier Hinojosa, marzo, 199. 47 Ebooks http://www.habitares.co.cc 46 Figura 2. Bonampak, Ciapas. Esquema de alineacin de la fachada del Edificio de las Pinturas con la Va Lactea. Dibujo de Jess Galindo Trejo. dignatario podra mostrar a sus sb- ditos cmo su obra terrena reciba el favor del dios solar en esas fechas tan si gni f i cati vas en el cal endari o. ste obviamente se consideraba obra divina, valiosa ddiva de los dioses que permi- ta el correcto devenir del tiempo, un pri nci pi o esenci al en l a ci vi l i zaci n mesoamericana. En l a pintura mural plasmada en estas estructuras arqui- tectnicas se expone, a travs de una iconografa vinculada a algunos aspectos del Sol y de la observ- acin celeste, la importancia de este marco astronmico-calendrico para enaltecer y reforzar el discurso ritual que servira par a af i anzar el poder de di cho dignatario. Con respecto a la segunda catego- ra de orientaciones, el Edificio de las Pinturas en Bonampak ocupa un lugar preeminente. Representa el ej empl o mejor conservado del arte pictrico maya cubriendo el interior de una estruc- tura arquitectnica. El soberano Chaan Muan l e a s i g n u n a 48 Ebooks http://www.habitares.co.cc 47 orientacin tal que en la fecha inscrita en el Cuarto 2, que coincide con el momento del paso cenital del Sol en Bonampak y de la conjuncin inferior de Venus, la gran banda celeste de tenue brillo que conocemos como la Va Lctea se extenda a lo largo del eje de simetra del edificio. En la madrugada de ese da del ao 792 d.C. , la Va Lctea se habra desplegado a lo largo de la direccin i ndi cada por l a f achada del mi smo edi f i ci o. Fue ent onces cuando l a representacin del Monstruo del Cielo en la cerradura de la bveda de los tres cuar t os coi nci di con l a di r ecci n anterior, sugiriendo la identificacin del gran dios Itzamn con ese llamativo obj et o cel est e (f i g. 2). Los cuat r o cuadretes en la parte alta del Cuarto 2 con la representacin de una tortuga, una manada de pecaries y dos personajes rodeados de gl i fos estel ares pueden identificarse claramente, para esa misma noche, con la constelacin de Orin, el cmulo estelar de Las Plyades, la estrella roj a Al debarn y el pl anet a Mart e, momentneamente en la constelacin del Toro. A travs de esta intensa y directa rel aci n de l a pi ntura mural con l a arqui tectura y a l a vez con eventos ast r onmi cos de pr i mer or den el soberano maya patentizaba ostensible- mente uno de sus nombres ri tual es como el Sostn del Universo. La Estructura 5 de Tulum muestra una orientacin solar asociada al da del paso cenital. La pintura mural en su i nt eri or seal a una l gi ca rel aci n observacional entre la salida y el ocaso del Sol y de la Luna en determinadas fases que son sugeridos por el aspecto fsico de las representaciones de la diosa l unar I xchel y del di os sol ar Ki n. Considerando la poca de construccin de este edi fi ci o se pudo mostrar l a existencia de eventos de salida y puesta del Sol y de la Luna, a lo largo del eje de simetra, en la secuencia insinuada por el diseo pictrico. Para el ao indicado en una estela labrada del sitio, a mediados del siglo XIII, la Estructura 5 se alineaba justamente hacia el punto en el cielo donde se intersecta la Va Lctea con la Eclptica. La primera se podra referir al di os creador It zamn y l a segunda cor r esponde a l as bandas cel est es representadas en cdices y estelas que contienen normalmente cuadretes con 49 Ebooks http://www.habitares.co.cc 48 Figura 3. Cob, Quintana Roo. Grupo Las Pinturas. Edificio I. Templo superior, segundo panel del friso. Dibujo de Alfonso Arellano Hernndez. los glifos del Sol, la Luna y de varios planetas. La or i ent aci n de est r uct ur as arquitectnicas mayas hacia direcciones i ndi cando ci ertas regi ones del ci el o nocturno tambin se pueden localizar en los sitios de Cob y Xelh . El Edi f i ci o 1 del Grupo de l as Pinturas de Cob posee an un mural en el friso de su fachada con l a repre- sentacin, en varios paneles, del dios Itzamn en dos diferentes variantes (fig. 3). En l a poca probabl e de l a ejecucin de la pintura, este edificio se alineaba a la puesta de un punto cercano y equidistante a las estrellas a y b de la constelacin de Gminis. Ambas estrellas brillantes podran asociarse a las dos representaci ones de l a gran dei dad creadora de los mayas. El llamado Templo del Jaguar en Xelh conserva en su lado oriente, en un muro interior , un mural representando ms bien a un felino sin manchas en posicin descendente. El vano cercano a l fue dispuesto de tal forma que en la poca de florecimiento de la ciudad, durante la primera tercera parte del ao, a lo largo de su eje de simetra surga del horizonte la gran constelacin de El Escorpin. El cuarto interior del templ o tambi n fue pi ntando, entre 50 Ebooks http://www.habitares.co.cc 49 Figura 4. Xelh, Quintana Roo. Grupo C. Casa del Jaguar. Santuario interior. Fachada oriente. Tomado de Miller, 1982. otros di seos, ah aparece l a repre- sentacin de un personaje portando un yelmo de jaguar, de pie sobre una piel de este felino. El eje de simetra de dicho cuarto sealaba en esa poca el ocaso de la misma constelacin de El Escorpi n. Lo anteri or sugi ere que este templ o f ue dedi cado al f el i no como deidad celeste, con lo que obte- nemos una identificacin del fel ino, posiblemente un puma, con la conste- lacin occidental de El Escorpin. El anlisis arqueoastronmico de la pintura mural hallada hace poco en la llamada Sala de los Frescos en la ciudad postclsica de Mayapn condujo a notables resultados. La est r uct ur a que contiene a la pintura mural est adosada al costado oriente de l a pirmide de El Castillo, j ustamente se ext i ende en direccin poniente a or i ent e, a unos metros del Templo Ci r cul ar , t ambi n reci entemente i nterveni do. El muro central de la estructura muestra, en su lado norte y sur, la representacin de rectngulos con una misma composicin de personajes. En el centro aparece un disco solar y en su interior se identifica un personaje descendente, a ambos lados del di sco un personaj e ri cament e at avi ado parece escol t arl o con una especie de lanza. El personaj e en el interior de cada disco solar presenta caractersticas distintas a los otros. El frente de ambos lados del muro est orientado al norte y al sur extremos; as, el l ado norte seal a haci a una regi n especi al mente obscura, escasa de estrellas brillantes, muy cercana al polo norte del cielo. Podra tal vez tratarse de la indicacin del concepto del Sol Nocturno, el devorado por el monst r uo de l a ti erra. En l a di - recci n opuest a, en el sur , l a pi ntura mural est ori ent ada a una r egi n donde l a V a 51 Ebooks http://www.habitares.co.cc 50 Lctea contiene a las constelaciones de El Centauro y de la Cruz del Sur; sta describira en el cielo pequeos arcos en el horizonte sur y sealara precisa- mente la contraparte en el inframundo de la regin obscura del norte. Tambin se han determinado las condiciones para que los discos solares se puedan il uminar por el Sol real . Como el horizonte oriente del muro central que contiene los murales est condicionado a la altura que posee el Templ o Ci rcul ar, l a reconstrucci n r eci ent e apoyada en l os vest i gi os arqueolgicos y en los datos cuanti- tativos de varios viajeros del siglo XIX, permi ti determi nar que l os di scos solares del lado sur son iluminados rasantemente por los rayos solares, que surgen preci samente del techo del Templo Circular, en dos fechas que tienen gran significado calendrico: 9 de abril y 2 de septiembre. Tales fechas dividen al ao solar en una relacin de 2/3 respecto a los solsticios; as queda definido el intervalo de 73 das como el resultado de la nica divisin exacta de 365 entre un dgito, el 5. Ntese que el 73 est directamente relacionado con otros nmeros calendricos, 52 perodos de 365 das del Haab son necesarios para abarcar 73 perodos de 260 das del Tzolkin. El nmero 73 tambin puede describir el perodo sindico de Venus de 584 das a travs de reunir 8 grupos de 73 das. Es decir, esa orientacin sol ar conj uga si mul t neament e una relacin calendrica fundamental con l a cal i br aci n de ese i mpor t ant e perodo observacional del planeta. Considerando la posible identifi- cacin de los personajes pintados en el interior de los discos solares, la relacin venusina descrita anteriormente condujo a la propuesta de que tales personajes podr an represent ar a Venus en el momento de una conjuncin inferior de un tipo muy peculiar, es decir, de un trnsito de Venus por el disco del Sol. Resulta claro que observacionalmente este evento presenta varias dificultades. Alrededor del intervalo 1200 a 1350 d.C., obtenido arqueolgicamente como el perodo de manufactura del mural, se di er on cuat r o t r nsi t os de Venus observables desde Mayapn; sin embargo, dos de ellos se pueden descartar ya que sucedieron a considerable altura sobre 52 Ebooks http://www.habitares.co.cc 51 Bibliografa Miller, Arthur G. 1982 On the Edge of the Sea, Mural Painting al Tancah- Tul um, Qui nt ana Roo, Mxi co, Washi ngton, Dumbarton Oaks, Trustees for Hardvard University. el horizonte y sin ayuda de un filtro no se hubieran podido apreciar. Los otros dos, el 30 de noviembre de 1153 y el 1 de junio de 1275, al ponerse el Sol, el planeta pudo haberse observado dentro del disco solar gracias al filtro natural de l a atmsf era densa en el hori zonte plano de la Pennsula de Yucatn. Esta observacin pudo realizarse desde la cspide de El Castillo que formaba parte del mismo conjunto arquitectnico que la Sala de los Frescos. Es bien conocida la importancia de Venus para el observador maya, el Cdice Dresden atestigua la preocupacin por el seguimiento del movi mi ento aparente del obj eto, de aspecto estelar, ms brillante del cielo. La observaci n di urna f ue compl e- mentada con la nocturna desde el muro central conteniendo los disco solares. As , un obser vador r egi st r aba el surgimiento de las fauces del monstruo del firmamento, representadas por la bifurcacin de la Va Lctea en la cercana de la constelacin de El guila, precisa- mente de atrs del Templo Circular. Sin duda, la agudeza observacional de los sacerdote-astrnomos escudri- ando l as pr of undi dades del ci el o nocturno , as como el amortiguador resplandor del disco solar para reconocer a Venus , nos sugiere que con perspi- cacia y singular voluntad por establecer un vinculo ritual con las deidades del f i rmament o, mat eri al i zadas en esos objetos celestes, la Astronoma maya pudo alcanzar una admirable precisin. La prctica de orientar estructuras arqui- tctonicas hacia eventos astronmicos en el horizonte fue la culminacin de ancestrales y pacientes observaciones del cielo que pudieron preservarse y l egarse en el transcurso de toda l a evolucin cultural de Mesoamrica. La pintura mural como expresin magnifica de la sensibilidad artstica del hombre mesoamericano contribuy de manera esencial a la fijacin y transmisin de conceptos rituales relacionados con el firmamento y a la vez complement el mensaj e et r eo del event o cel est e asociado a la orientacin de la estructura arquitectnica. 53 Ebooks http://www.habitares.co.cc 52 Qu son los artistas mayas? Alfonso Arellano Hernndez Centro de Estudios Mayas, IIF-UNAM ah tsib yutsil Figuras 1 y 2. Dibujos de Alfonso Arellano Hernndez, 2000. En alguna ocasin me refer en este Boletn (Diluvio conceptual: junio-diciembre, ao V, nos. 10-11, p. 19-21) a algunas de las connotaciones implcitas en los glifos que designan a los pintores y escultores mayas prehispnicos. Ahora quiero retomar esos casos para reconsiderar la relacin entre los diversos significados de los glifos y su trasfondo. Ya haba mencionado que se han ledo como ah tsib y yuxul (figs. 1 y 2), respectivamente escriba y escultor. Sin embargo, al buscar en el Diccionario maya Cordemex la manera ms adecuada de traducir estas voces, encontr (adems de numerosos significados para tsib) que yuxul no existe. Por otro lado, la misma cabeza de murcilago que forma parte principal del cartucho (fig. 2) ha recibido la lectura silbica tsi en la llamada Secuencia Primaria Standard de la cermica pintada. Aunque carece del glifo lu en tales contextos y lo sustituye be o bi, la lectura pertinente es tsib o tsibil y remite a las firmas de los pintores: su pintura de ... o la pintura de .... Con base en los ejemplos de vasijas, considero que el glifo de la figura 2 debe leerse yutsil, y traducirse como su pintura, su escritura en sentido laxo. Pero hay otros argumentos que tomar en cuenta. Al buscar palabras en maya yucateco que pudieran relacionarse con yuxul -es deci r, con l a l ectura general mente aceptada para el gl i f o en cuesti n- en tanto esculpir, revis las entradas para desbastar, escribir, esculpir, labrar, 54 Ebooks http://www.habitares.co.cc 53 Figura 3. Palenque, Chiapas. Templo de las Inscripciones. Tapa del Sarcfago. Dibujos pre- paratorios. Tomado de Merle Greene Robertson, 1983:I. modelar, pintar y tallar. Esta bsqueda arroj ms de un centenar de voces, de l as que or den l as ms recurrentes en el Cuadro 1. Me interesa destacar dos variantes: tsibal o tsilba, pues apuntan haci a otros mbitos que van ms all de l a mer a l ect ur a gl f i ca. Significan pintar, borrador de escri t ura, ori gi nal de donde se sacan otros textos; tomar ejemplo, trasladar o imitar escritura. Si juzgamos el proceso de factura de los relieves en piedra y aun pinturas mural es -de acuerdo con di versos est udi osos- 1 ve- mos en muchos ejemplos que se realizaba un trazo preparatorio (fig. 3), a modo de patrn a seguir por el escul t or o t al l ador o el pintor. Luego se desbastaba la piedra (acaso sea mejor decir: se quitaban los so- brantes en torno al dibujo previ o, para resal tarl o o darle relieve) o se realizaba l a t area col or st i ca para f i nal ment e cont ornear y redefinir las imgenes. Cuadro 1. ESCRIBIR, PINTAR, LETRA, COLORES SABER, CONOCER, SABIO HISTORIADOR MEDITAR, IMAGINAR, SABIDURA LABRAR (MADERA, JCARAS, PIEDRA) PUNZAR (HACER ZAPATOS) ESCURRIR, DECANTAR, GOTEAR CARO, BATANAR, ALISAR, PUMA TINTA, TIZNE, HOLLN ts'i b t s'ib ts'i bol t s'iib t s'ibmal woh wohel bon hobon hobon ol koh k'ohob koh yokil yok winkilis winkilis hoch kustab kustah pah is pum t'ah sabak t'ah t'ah sabak sabaktah sabak sel 55 Ebooks http://www.habitares.co.cc 54 Figura 4. Yaxchiln, Chiapas. Dintel 26. Dibujo de Linda Schele, 1986: passim. Desde luego esto implica la existencia de maquetas o di seos previ os que servan de modelo a las grandes obras, sea en relieves ptreos o en pintura mural -inclusive en cermica y cdices-. Es por todo el l o que consi dero adecuado leer el glifo de la figura 2 como yutsil, y traducirlo no slo como su pintura de ..., sino su traslado o copia sacada de una pintura o escritura or i gi nal y pr eexi st ent e . En ot r as palabras, los relieves de piedra y varias obras pictricas son, para m, copias o transcripciones de modelos hechos por un especialista. Y aqu tenemos otra derivacin. Si bien es cierto que hoy podemos afirmar, sin reservas, que l as obras artsticas mayas no eran annimas pues estaban firmadas, qu implica la presencia de dichas firmas? De una parte, encuentro un grupo de obras que podr an cal i f i carse de individuales. Uno de los ms intere- santes ej empl os es el Di ntel 26 de Yaxchiln (fig. 4). Debido a la unidad y a la coherencia conceptual y formal del relieve, no obstante su deterioro, considero que es resultado intelectual y manual de un individuo, tal vez llamado Kawil Chaac Ah Ek Ochaanwa (dios K Chaac Estrella Serpentina). De otro lado, hallo un grupo de ot ras col ect i vas. La Est el a 12 de Piedras Negras (fig. 5) se ofrece como uno de los mej ores casos, en tanto cuenta nueve firmas de escultores. Aqu no es tarea senci l l a di scerni r si se trata de la obra intelectual de 56 Ebooks http://www.habitares.co.cc 55 Figura 5. Piedras Negras, Guatemala. Estela 12. Dibujo de Linda Schele, 1986: passim. Figura 6. Bonampak, Chiapas. Estructura 1. Cuarto 3, lados norte y oriente. Proyeccin isomtrica. Fotos Ernesto Pealoza, marzo 1997. Edicin digital Ricardo Alvarado, montaje Mara de Jess Chvez. un sol o personaj e y manual de varios, o si es resultado intelectual y manual col ect i vo. Acaso una pista para establ ecer l a autor a i ntel ectual y manual pr oceda del hecho de que tres de esos escultores colaboraron con ot r os di st i nt os par a r eal i zar ot r as obras, como el Al tar 4 y el Trono 1. Es po- sible que dichos tres individuos hayan sido maest r os de un taller, mientras que l os r est ant es f uer an sus di sc pul os ms en las diferencias de manos de artistas 2 . Per o sabemos que hubo un aut or intelectual, el seor Och (Zarigeya) (f i g. 7). As , se t r at a de una obr a pr oduci da, concept ual ment e, por un per sonaj e, mi ent r as que en l a realizacin prctica o manual intervino un equipo. avanzados. A falta de ms y mejores dat os, quede est a propuest a como hiptesis a desarrollar. Por l t i mo, t enemos el ext r a- ordi nari o ej empl o de l os af amados murales de Bonampak (fig. 6). No hay duda que en su f act ur a i nt er vi no un grupo de pi ntores, segn se ha advertido en varios trabajos con base En breve, creo que hay tres maneras de referirnos a quienes hoy llamamos artistas mayas. De un lado, son los que planearon y realizaron las obras; de otro, a qui enes l as conci bi eron y adems intervinieron en la realizacin; y, por ltimo, a los que las idearon pero no 57 Ebooks http://www.habitares.co.cc 56 Figura 7. Bonampak, Chiapas. Estructura 1. Cuarto 3, muro norte, lado este. Dibujo Alfonso Arellano Hernndez, 2000. participaron en la hechura (al menos no hasta donde sabemos). Fueron, como he expresado en otras ocasi ones y medi os, l os maest ros ar t i st as, aquel l os i ndi vi duos cuya creati vi dad y probabl e presti gi o l es permita innovar los cnones estticos de su poca y lugares, personajes que se atrevan a romper con las normas en bsqueda de nuevas respuest as f ormal es a l as convenci ones de l a represent aci n sanci onada por l os gobernantes y -a la vez- por los dioses. Hombres consci entes de su papel y su i mport anci a, seres de corazn endi osado, no t uvi eron l a m ni ma sombra de duda para firmar sus obras y dar a conocer a propios y extraos, coetneos y futuros, que sl o el l os podan dar forma y color a un modo de vida rico y sorprendente. Tales fueron los artistas mayas. Notas 1 Cfr., por ejemplo, Linda SCHELE y Mary Ellen MILLER, The blood of kings. Dinasty and ritual in the Maya art, Nueva York, William Morrow and Co., 1986: passim; y Beatriz DE LA FUENTE y Leticia STAINES CICERO, coords., La pintura mural prehispnica en Mxico. rea maya. Bonampak, Mxico, Instituto de Investigaciones Estticas, UNAM, 1998: vol. II, passim. 2 Vide el texto de Sonia LOMBARDO DE RUIZ, Tradicin e innovacin en el estilo de Bonampak, en: Beatriz DE LA FUENTE y Leticia STAINES CICERO, coords., La pintura mural prehispnica en Mxico. rea maya. Bonampak: Estudios, Beatriz de la Fuente (dir) y Leticia Staines (coord), Instituto de Investigaciones Estticas, UNAM, 1998 vol. II, 21-48. 58 Ebooks http://www.habitares.co.cc 57 En f echa reci ente tuvi mos l a oportuni dad de trabaj ar sobre l os materi al es arqueolgicos de la seccin mesoamericana del Museo Etnolgico en Berlin - Dahlem, Alemania. Con base en el apoyo y las directrices de la Dra. Marie Gaida, curadora de la seccin, y de los seores Diolulu y Seibz pudimos consultar los expedientes de algunas piezas que pertenecen a las colecciones Seler, Dieseldorff, Strebel y Lehmann y percatarnos del cui dado que reci ben stas en di chas instalaciones. Entre los materiales que corresponden al rea maya descubrimos, fortuitamente, tres piedras pintadas provenientes de Chichn Itz, Yucatn, regaladas al Dr. W. Lehmann por el gobierno mexicano en las primeras dcadas del siglo XX. La pintura cubre una de las superficies de cada piedra, con medidas que oscilan entre los 25 y 45 cm. por lado aproximadamente. Del tamao y la forma de las piedras se desprende que formaron parte de la mampostera de algn recinto, o de un elemento constructivo situado dentro de ste. Los colores empleados en los diseos son el azul, amarillo, verde, caf, blanco y negro. En las piezas catalogadas como IV ca 39929 y 39931 se distingue una franja azul en uno de sus bordes, y una lnea negra que la separa de los diseos que se encuentran del otro lado. Sobre un trasfondo caf se aprecian elementos geomtricos multicolores, una especie de plumas blancas y un rea amarilla con manchas negras a manera de piel de jaguar, todos ellos con lneas de contorno negras. En la tercera piedra, con nmero IV ca 39930, la franja azul corre por un Notas Fragmentos del Museo Etnolgico de Berln Bernd Fahmel Beyer Instituto de Investigaciones Antropolgicas, UNAM 59 Ebooks http://www.habitares.co.cc 58 borde para dar l a vuel ta en ngul o r ect o y cont i nuar sobr e el bor de continuo. En el interior se observan, sobr e un f ondo caf , el ement os semejantes a plumas de color azul y caf, y dos ganchos -uno amari l l o y el otro verde - que se enroscan en sent i do cont r ar i o, t odos el l os con lneas de contorno negras. Estas piezas enriquecen el acervo de la pintura mural prehispnica del rea maya norte conocida hasta la fecha, y son esenciales para el corpus que sobre Chichn Itz ha conjuntado el Seminario de La pintura mural prehispnica que se rene en el Instituto de Investigaciones Estti cas de l a Uni versi dad Naci onal Autnoma de Mxico. 60 Ebooks http://www.habitares.co.cc 59 La exhibicin Fragmentos del pasado. Murales prehispnicos, presentada en el Antiguo Colegio de San Ildefonso durante las temporadas de otoo e invierno de 1998, fue modificada en tamao y rediseada en el discurso museogrfico para convertirse en una exposicin itinerante que se present en La Fontana dOr, fundacin cultural de la Caixa de Girona en la ciudad de Gerona, Espaa del 16 de mayo al 15 de julio y posteriormente viaj al Museo de Arte de Macao, China del 17 de septiembre al 15 de noviembre, 2000. Murales itinerantes Tatiana Falcn lvarez Instituto de Investigaciones Estticas, UNAM Figura 1. Catlogo de la Exposicin. Desde su inicio en San Ildefonso, Fragmentos del pasado fue concebida como una exhibicin didctica, cuyo objetivo principal buscaba presentar al amplio pblico los adelantos de la investigacin del proyecto La pintura mural prehi spni ca en Mxi co. Las di f erentes di sci pl i nas i ntegradas en el Seminario del proyecto escogieron una serie de objetos (murales, escul- turas en piedra y barro, vasos, platos, etc.) que ayudaran a ejemplificar los mtodos de estudio y el sentido de sus i nvesti gaci ones. La i nf ormaci n especi al i zada f ue t raduci da a un l enguaj e senci l l o que pudi er a ser 61 Ebooks http://www.habitares.co.cc 60 comprendido por los nios de primaria, pero al mismo tiempo se busc que cont uvi era l os el ement os i ndi spen- sabl es para que cual qui er vi si t ant e adulto disfrutara de las obras y obtuviera informacin nueva e importante acerca del tema. La coleccin se conform especial- mente de fragmentos de pintura mural resguardados en las bodegas de dife- rentes museos de la Repblica Mexicana. Tambin se escogieron objetos en piedra y cermica que fueran representativos de l as ci nco subreas cul tural es de Mesoamrica: Altiplano Central, Culturas de Occidente, Costa del Golfo, Oaxaca y rea maya, y que abarcaran l as tres pri nci pal es di vi si ones cronol gi cas: Precl si co, Cl si co y Poscl si co. La exposi ci n f ue di vi di da en nueve sal as temti cas: Integraci n pl sti ca, Mesoamrica, Flora y fauna, Los len- guaj es de l a pi nt ur a, Las t cni cas pictricas, Astronoma, Dioses y rituales y Conservacin. Al pl antearnos l a posi bi l i dad de exhi bi r l a col ecci n en el extranjero propusimos un discurso museogrfico que no girara en torno a la pintura mural, sino que diera una vi si n l o ms ampl i a posi bl e de l as cul t ur as mesoamer i canas. De est a f orma, l a col ecci n se depur para reducirse a la tercera parte de la original y algunas piezas fueron cambiadas de tema. Con ello logramos que un pblico ajeno a las culturas precolombinas se aproximara a stas a partir de su propia experi enci a sensori al , al ti empo que fuera guiado por la lente especfica de un investigador. La respuesta del pblico fue muy positiva ya que a pesar de aproximarse a objetos cuya esttica estaba fuera de los cnones establecidos por sus propias culturas, podan apreciar no slo las f or mas aj enas si no l os di ver sos si gni f i cados que l os i nvest i gadores resaltaban a travs de las cdulas y textos museogrficos. Figura 2. Las Higueras, Veracruz. Museo de Antropologa de Xalapa. Fragmento mural.Foto Pablo Labastida, 1998. 62 Ebooks http://www.habitares.co.cc 61 Museo de la Pintura Mural Teotihuacana Beatriz de la Fuente Instituto de Investigaciones Estticas, UNAM El pasado da 30 de noviembre de 2000 se inaugur -ya de noche y con fro invernal- el Museo de la pintura mural teotihuacana. Para acoger los esplndidos materiales pictricos que, anteriormente, tenan albergue provisional en una de las bodegas del sitio, se adapt un vasto local, cercano a la pirmide de La Luna. El desti no previ o de esta nueva construcci n -de carcter comerci al -fue rechazado, y por ende, clausurado por la comunidad local, profesional e internacional. Ahora, luce en grata armona con el entorno y guarda en su interior magnfica coleccin artstica. En adecuada distribucin un buen nmero de fragmentos -los de mej or tamao, l os mej or conservados y l as obras maestras-, notabl emente restauradas y cuidadosamente colocadas, se instalan, con pleno derecho, en el mundo que hoy en da, evoca y respeta el pasado prehispnico. El discurso museogrfico, suave y reposado, a la vez que actual y ciberntico, no oscurece la expresin propia de los muros pintados. sta se mira, literalmente, reforzada por una justa y moderna iluminacin que posibilita un nuevo mensaje de color, lnea, textura y contraste que conecta sensual, emotiva y racionalmente al espectador del siglo XXI con la creacin del pasado. Con decidida voluntad, con esmero y cuidado, Ma. Elena Ruiz Gallut logr un refugio, de aspiracin permanente, a los murales que le son entraables. Sus colaboradores Jos Francisco Villaseor, Gerardo Ramrez, Ricardo Alvarado, Jorge Angulo, son -como la licenciada Ruiz Gallut- miembros del Proyecto La pintura mural prehispnica en Mxico. Esmeralda Reynoso del Instituto de Investigaciones Estticas de la UNAM particip en estrecha unin con nuestro equipo. 63 Ebooks http://www.habitares.co.cc 62 El Seminario y el proyecto La pintura mural prehispnica en Mxico se enorgullecen de este acontecimiento cultural l l evado a cabo ent r e el Insti tuto de Investi gaci ones Est t i cas de l a Uni versi dad Nacional Autnoma de Mxico y el I nst i t ut o Naci onal de Antropologa e Historia. Museo de la Pintura Mural Teotihuacana.Teotihuacn, Estado de Mxico. Foto Gerardo Ramrez, 2000. 64 Ebooks http://www.habitares.co.cc 63 Noticias Queremos invitarlos a conocer el recientemente inaugurado Museo de la Pintura Mural Teotihuacana ubicado en la zona arqueolgica, a un costado de la Pirmide de la Luna, frente a la puerta 3. Invitacin Reiteramos nuestra invitacin a todos los investigadores interesados en la pintura mural prehispnica a enviar notas, no mayores de tres cuartillas, para que den a conocer sus opiniones avances y descubrimientos al respecto, los cuales sern publicados en este medio. Toda correspondencia deber dirigirse a Beatriz de la Fuente o Leticia Staines. Instituto de Investigaciones Estticas, Circuito Mario de la Cueva, s/n. Ciudad Universitaria, C.P. 04510. Mxico D.F. Tel. 6-22-75-47 Fax. 6-65-47-40 Correo electrnico: [email protected] [email protected] Les informamos que los cinco primeros nmeros del Boletn Informativo, se encuentran ya en nuestra pgina de Internet. La direccin es: http://www.esteticas.unam.mx/pintmur.htm 65 Ebooks http://www.habitares.co.cc 66 Ebooks http://www.habitares.co.cc 67 Ebooks http://www.habitares.co.cc 68 Ebooks http://www.habitares.co.cc