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venta de la estancia "S." ubicada en Concepcin del Uruguay, Provincia de Entre Ros a la codemandada A. ...
S.A., como as tambin la asignacin del 90% del paquete accionario de dicha sociedad a H. Z. y a I. R. L..
Respecto de esta entidad tambin se demand la inoponibilidad de su personalidad jurdica en los trminos del
artculo 54 de la ley 19.550, en su actual redaccin, respecto de los actos fraudulentos realizados en perjuicio de
los herederos forzosos.
Se dej sentado que la accin de reduccin se ejerci contra las mismas personas para el supuesto que se
entendiera que medi una donacin de F. J. S. V. en beneficio de las mencionadas personas. La colacin estuvo
dirigida exclusivamente contra H. Z. por los actos ya mencionados en perjuicio de los pretensores.
Ante el fallecimiento de R. A. S. V. se present a fs. 46/47 su nica y universal heredera V. E. de S. V.
Los emplazados se opusieron a la demanda y dedujeron la excepcin de prescripcin respecto de la accin
por simulacin. La sentencia desestim esta defensa e hizo lugar a la demanda por simulacin, reduccin e
inoponibilidad de la personalidad jurdica de la ya mencionada sociedad.
Contra dicho pronunciamiento se alzaron los emplazados A. ... S.A. expres agravios a fs. 1698/724 y los
restantes lo hicieron a fs. 1725/68. Las quejas fueron respondidas a fs. 1771/75 por F. C. S. V., a fs. 1777/893
por A. M. S. V. y T. M. S. V. de R., a fs. 1895/900 por V. E. de S. V. y a fs. 1901/02 por J. F. S. V.
II. Por estrictas razones metodolgicas corresponde analizar en primer trmino las quejas vertidas respecto
al rechazo de la defensa de prescripcin opuesta por los demandados.
Sin perjuicio de destacar los valiosos fundamentos jurdicos utilizados por las direcciones letradas en
defensa de las pretensiones y oposiciones de sus representados, debidamente sustentados en importantes
opiniones doctrinarias y jurisprudencia de nuestros tribunales, considero que en la emergencia el seor juez a
quo ha adoptado la solucin correcta al caso, tambin con el debido sostn jurdico.
En efecto, debemos partir de la premisa de que se trata de un proceso por acumulacin de acciones, entre
ellas las de reduccin, colacin, inoponibilidad de la personera jurdica de Arroyo de la China S.A. respecto de
los actores y simulacin.
La de reduccin se concede a los herederos forzosos que por diversos actos del causante han visto afectada
su legtima, por lo que necesariamente debe iniciarse a partir de la muerte de aqul, que es el momento en que
se determina el patrimonio relicto.
Las objeciones que generalmente se realizan a esos actos del causante, tienen su origen en negocios
fraudulentos o simulados que encubren verdaderas donaciones, en cuyo caso resulta imprescindible intentar las
acciones de simulacin, fraude o de nulidad en forma conjunta con la de reduccin.
Tal es la realidad y la debida limitacin de la accin de reduccin, como "accin fin", que normalmente va
de la mano con otra que le sirve de "medio" idneo y necesario para el reconocimiento del derecho, como
correctamente lo seala el seor juez de grado (conf. Llambas, Jorge J. y Mendez Costa, Mara J., "Cdigo
Civil comentado", t. V-B, p. 216: CNCiv., Sala "F", R.459.619 del 7-06-07).
De esta forma cuando tratamos la prescripcin de las acciones aqu acumuladas y por resultar la de
simulacin accesoria de la de reduccin, debemos aplicar el plazo mayor de diez aos previsto en el artculo
4023 del Cdigo Civil para las personales en general, sin perjuicio de los efectos persecutorios que nacen de la
enajenacin ilegal del bien transmitido, entre las que ubicamos de las de reduccin y colacin y no el menor de
dos aos establecido en el segundo prrafo del artculo 4030, para la accin de simulacin, incluso cuando es
ejercida por terceros conforme al plenario "Glusberg, Santiago (conc.) C/ Yorio, Carlos s/ suc." (CNCiv., en
pleno, LA LEY, 1982-D, 525 y J. A. 1983-II-416; conf. Ferrer, Francisco, "La accin de reduccin", p. 235).
En el sentido indicado asiste razn a Goyena Copello, en cuanto afirma que no puede estar en mejores
condiciones quien simula un acto, que en ltima instancia no es sino una donacin, que quien francamente la
lleva a cabo (Goyena Copello, Hctor, "Tratado del Derecho de Sucesin", t. III, p. 371).
En el mismo orden de ideas sostiene Zanonni, que en la mayora de los casos -por no decir todos- la
simulacin que alegan los terceros para impugnar el acto o para hacer prevalecer su causa real es "instrumental"
y sirve a otra accin principal, por lo que podrn perfectamente invocar la simulacin mientras no hayan
prescripto la accin principal que tutela su inters legtimo (Zanonni, Eduardo, "Ineficacia y nulidad de los actos
jurdicos", p. 379. En el mismo sentido, Borda, Guillermo A. "'Tratado de Derecho Civil-Sucesiones", t. I, 515;
Bueres, Alberto J. e Highton, Elena I., "Cdigo Civil y normas complementarias. Anlisis doctrinario y
jurisprudencial, t. 6A, p. 528; CNCiv., Sala "D", LA LEY, 1998-F, 439).
Reconozco la existencia de los antecedentes jurisprudenciales mencionados en los agravios y que se inclinan
por una solucin distinta a la propuesta, tambin sustentada en otros precedentes concordantes, pero por las
razones apuntadas es que sostengo la mxima de hermenutica en la materia que impone, en caso de duda, estar
por la solucin ms favorable al derecho de accin (conf. esta Sala, exptes. 21818/01 del 10-09-07 y 468.478
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del 20-12-07).
En la emergencia puede utilizarse otro argumento jurdico de peso en apoyo del criterio que sostengo.
Colocados en la mejor posicin para los recurrentes, debe tenerse presente que F. J. S. V. falleci el 22 de
Enero de 1997 y el 22 de diciembre de 1998, es decir, un mes antes que transcurriera el pretendido plazo de
prescripcin de dos aos, los demandantes iniciaron el trmite correspondiente a la mediacin previa a la
demanda judicial (fs. 2).
En tal sentido este Tribunal ha decidido, con dos importantes votos de mi distinguida colega la Dra. Mabel
de los Santos que corresponde asimilar la notificacin de inicio del procedimiento de mediacin a la
interpelacin en forma autntica que prescribe el artculo 3986 del Cdigo Civil, en la inteligencia de que la
modificacin introducida a la ley 24.573 por su similar 25.612 solamente ha venido a confirmar el criterio
jurisprudencial vigente con anterioridad a la reforma ("Fernndez, Pedro c/ Fundacin Evanglica y otro s/
cobro" del 25-06-07 y Vescovo, Marisa y otro c/ Acevedo, C.S. y otros s/ daos y perjuicios", publicado en LA
LEY, 2007-F, 368).
Esta conclusin se sustent en que, dadas las crticas que gener el breve lapso de suspensin establecido
por el artculo 28 del decreto 91/98, la falta de determinacin exacta del momento de la reanudacin del plazo
suspendido y su alegada inconstitucionalidad, algunos tribunales entendieron que el sometimiento de una
pretensin a los trmites de la mediacin previa obligatoria importaba tanto como cumplir los requisitos del
mentado artculo 3982, 2 prrafo, del Cdigo Civil y, de esta forma, daban a la mediacin el alcance del
supuesto contemplado en esta norma, asimilando ambos institutos. Se dej expresamente sentado que los
efectos aludidos no pueden ser anulados o modificados por un decreto del Poder Ejecutivo (Conf. CNCiv. Sala
"H", J.A. 2000-I-492).
En el "sub examen" como lo adelant, los trmites de mediacin se iniciaron antes de los dos aos de la
fecha del deceso de S. V., por lo que an siguiendo el criterio expuesto en los agravios, tambin resultara
aplicable la doctrina que sostiene que si la accin est encubierta bajo la apariencia de un acto oneroso o
simulado, la prescripcin ser de dos aos, a contar de la muerte del causante (artculo 4030, 2 prrafo del
Cdigo Civil; conf. Borda, Guillermo A., ob. cit., t. II, p. 130; Prez Lasala-Medina. Graciela, "Acciones
judiciales en el derecho sucesorio", p.:42).
Ms all de todo lo dicho, tratar ms adelante la inoponiblidad de los actos realizados por A. ... S.A., frente
a los terceros perjudicados y se comprobar que a su respecto la accin tampoco se encontraba prescripta, hecho
ste que no fue materia de agravio, como bien se seala en el responde de fs. 1777/883.
Desde otro ngulo debo dejar aclarado que he analizado el agravio de los recurrentes, en el sentido que no se
estableci el porcentaje en que se viol la legtima como sustento de la accin de reduccin. Agravio ste que
carece de sustento de acuerdo a las razones que dar mas abajo.
III. Es materia de queja de los codemandados el hecho de que en la sentencia en crisis no se haya tenido en
consideracin que las acciones intentadas se hallaban renunciadas o caducas, en consideracin a la particin
realizada entre los actores y la Sra. Z. el 4 de noviembre de 1997, que luce a fs. 80/81 y aprobada a fs. 83 del
juicio sucesorio testamentario de F. J. S. V., que tengo a la vista para votar.
Si bien es cierto que la particin provoca efectos entre las partes (arg. art. 1195 del Cdigo Civil), tal
alcance debe considerarse limitado a los bienes incluidos en el acuerdo particionario y no a los que no han sido
materia del mismo, tal como ocurri con el que es objeto mediato de este proceso.
No entra en juego, en el "sub discussio", como lo pretenden los quejosos, el instituto de la cosa juzgada
propio de los pronunciamientos definitivos en procesos de conocimiento, ni el de preclusin cuyos alcances son
meramente procesales. Estamos en presencia de un acto que debidamente aprobado produce sus efectos propios,
pero que por las particularidades del caso no afecta a los accionantes.
Al respecto Goyena Copello resulta suficientemente claro al expresar que la particin "es el acto por el cual
el partidor o los herederos proceden a repartir los bienes que componen la masa hereditaria partible".
Aprciese que no generaliza la divisin a la masa hereditaria, sino que la limita a la partible.
Es mas, aclara que puede dejarse para una etapa posterior la divisin de otros bienes que componen la
herencia, por no poder ser divididos de inmediato (Goyena Copello, Hctor R., ob. cit., t. III, p. 465).
Proyectando este criterio al "sub examen", concepto que asiste razn a los apelados en el sentido que el
palacio "S. ..." en el momento de la particin an no integraba el acervo sucesorio, en la medida que
posteriormente iba a ser objeto del presente litigio resistido por los demandados. Por lo menos, se encontraba
discutido si integraba el haber hereditario. En sntesis, en ese entonces no era un bien partible.
A mayor abundamiento, debe tenerse presente que conforme el artculo 874 del Cdigo Civil la intencin de
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renunciar no se presume y que la interpretacin de los actos que induzca a probarla debe ser restrictiva, criterio
este que tiene especial relevancia en las renuncias gratuitas, como las que aqu se pretenden aplicar (conf.
Llambas, Jorge J., "Tratado de Derecho Civil-Obligaciones", t. III, p. 162: Salvat, Raymundo, "Tratado de
Derecho Civil Argentino -Obligaciones en general", ed. actualizada por Enrique V. Galli, t. III, p. 327).
IV. Sentado lo anterior corresponde abordar ahora los agravios relacionados con la simulacin admitida en
la sentencia de grado.
Conceptualmente debo sealar que se da el nombre de accin de simulacin a la que compete a las partes
del acto simulado o a los terceros interesados, a fin de que se reconozca judicialmente la inexistencia del acto
ostensible y con ello, queden desvanecidos los efectos que se le imputan (Llambas, Jorge J., "Tratado de
Derecho Civil-Parte General", t. II, p. 538; Salvat, Raymmundo M. y Romero del Prado, Vctor N., "Tratado de
Derecho Civil Argentino-Parte General", t. II, p. 651). Tiene por objeto la comprobacin judicial de la
verdadera realidad jurdica oculta bajo una falsa apariencia, a fin de preparar el camino a ulteriores acciones de
pago o cumplimiento (conf. CNCiv., Sala "C" E.D. 31-104; Sala "F", d. 52-263).
Cuando, como ocurre en el "sub lite", la simulacin es aducida por terceros la prueba no sufre restricciones;
toda probanza es admisible para descubrir la falsedad del contrato, asumiendo al respecto las presunciones una
importancia singular (conf. Borda, Guillermo A., "Tratado de Derecho Civil Argentino-Parte General", t. II, p.
341; Llambas, Jorge J., ob. cit., t. II, p. 515; Mosset-Iturraspe, Jorge, "Negocios simulados, fraudulentos y
fiduciarios", t. I, P. 262; CNCiv., Sala "I" expte. 97.136/90, del 13-7-98). No obstante ello es de advertir que
esas pruebas deben tener la entidad suficiente para provocar la conviccin judicial sobre la existencia de la
simulacin (conf. Borda, Guillermo A., ob. cit.. t. II, p. 320. Llambas, Jorge J., ob. cit., t. II, p. 538; Ferrara, F.
"La simulacin en los negocios jurdicos", p. 351; Cmara, H. "La simulacin de los actos jurdicos", p. 240;
CNCiv., Sala "D", E.D. 72-627).
A su vez, se ha entendido que si bien rige en plenitud el principio de la carga probatoria establecido en el
artculo 377 del Cdigo Procesal, ello no obsta a imponer tambin a los demandados el deber moral de aportar
los elementos conducentes a demostrar su inocencia y los hechos por, ellos invocados, tratando de convencer de
la honestidad y seriedad del acto, colaborando al esclarecimiento de la verdad, sin que ello signifique exonerar
de aquella carga a quien corresponda (conf. Yaez Alvarez, Csar D., "Prueba por terceros en la simulacin de
actos jurdicos", en J.A. 8-1970, 503; Acua Anzorena, Arturo, "La carga de la prueba en materia de
simulacin", LA LEY, 73-514; esta Sala, expte. 97.136/90 del 13-7-98).
Adems, en estos casos de dificultad probatoria en votos anteriores he recurrido a la figura de las cargas
probatorias dinmicas, ltimamente receptadas en la doctrina y la jurisprudencia de nuestros tribunales, que
importan un desplazamiento del "onus probandi" en forma excepcional y segn fueran las circunstancias del
caso, en cuyo mrito debe recaer en cabeza de quien est en mejores condiciones tcnicas, profesionales o
radicas, para pronunciarlas, mas all del emplazamiento como actor o demandado, segn se trate de hechos
constitutivos, impeditivos o extintivos (conf. Peyrano, Jorge W. "Nuevos lineamientos de las cargas probatorias
dinmicas" E.D. 153-967 y "Doctrina de las cargas probatorias dinmicas" LA LEY, 1991-B, 1034; CSJN,
Fallos, 296:646; CNCiv., Sala "I", expte. 14.407/1992 del 16-XI-04).
Desde otro ngulo corresponde sealar que si bien la "causa simulandi", no es un requisito ineludible para la
procedencia de la accin en estudio, indudablemente sirve de eficaz ayuda para descorrer el velo con que se
encubre la simulacin (conf. Borda, Guillermo A., ob. cit., t. II, p. 366; CNCiv., Sala "A", E.D. 67-430: Sala
"E", d. 31-94).
A fs. 816/30 luce la fundada pericia presentada por el arquitecto N. V., que mereci las objeciones de fs.
931/33, debidamente respondidas por el experto a fs. 1092/96.
Reiteradamente se ha sostenido que cuando el dictamen pericial aparece fundado en principios tcnicos y no
existe otra prueba que lo desvirte, la sana crtica aconseja frente a la imposibilidad de oponer argumentos
cientficos de mayor peso, aceptar las conclusiones de aqul (conf. Fenochietto, Carlos E. y Arazi, Roland,
"Cdigo...", t. II, p. 524; Falcn, Enrique M., "Cdigo.....", t. III, p. 416: CNCiv. Sala "B" E.D. 85-709: Sala "D"
LA LEY, 1980-B, 143; Sala "F", LA LEY, 1980-C, 41)
A la vez, quien pretende apartarse de las conclusiones periciales debe fundamentarse sustancialmente en la
incompetencia del experto, en errores o en el uso inadecuado de los conocimientos tcnicos o cientficos en que
pudiere haber incurrido. No bastan las meras disconformidades con las conclusiones del perito, sino que debe
tratarse de objeciones fundadas con los mismos requisitos exigidos para el dictamen pericial, debe tratarse, pues,
de una "contrapericia" (conf. Palacio, Lino E. "Derecho Procesal Civil", t. V, p. 514; CNCiv., Sala "C", LA
LEY, 1991-E, 489; Sala L. 68.606 del 8-03-01, mis votos en Sala "I" Expte. 47.640/2000 del 17-02-05 y en esta
Sala exptes. 112.791 del 14-12-07 y 99.525/1999 del 9-10-07).
El arquitecto V. efectu una prolija descripcin del inmueble que consta de unos 1200 m, divididos en un
hall de acceso, gran sala de estar, sala de juegos, bar, biblioteca, saln comedor, siete suites de distinto tamao
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pero todas ella con bao privado de generosas dimensiones, cocina, despensa, stano y otros locales
complementarios. Adems existe una casa anexa de 400 m divididos en tres plantas, de importantes
caractersticas y valor arquitectnico, que incluye un departamento para huspedes y otra vivienda para el
personal de unos 300 m.
Esa importancia del palacio "S. ...", se desprende con total claridad de las fotografas adjuntas con la pericia
y la documental obrante en autos, especialmente los videos que he visto, y que me convencen de la
majestuosidad del inmueble en cuestin. Es claro el arquitecto V., cuando expresa que la finca es "nica e
irrepetible".
Adems, debe meritarse que como lo seala el experto, est constituido por una fraccin de 38 has, con
importante portal de acceso con pilares de mampostera y portn de hierro forjado de dos hojas. Los rboles
centenarios que pueblan el terreno, todos ellos de gran porte.
Expresando las dificultades del caso en atencin a que la tasacin se efectu en un momento muy especial
de nuestra economa estim el valor del conjunto de bienes en $ 4.279.179. Y para enero de 1984, fecha de la
presunta compra por A. ... S.A. en $a. 32.065.250, equivalentes a U$S 916.000.
Este trabajo mereci la impugnacin de fs. 931/33, que es una simple opinin en contrario a las
conclusiones de la pericia, no existe trabajo de consultor tcnico que podra haber trado mayor luz al problema.
En definitiva, no rene los recaudos sealados precedentemente.
Pero hay algo ms y muy importante. El juez al resolver debe utilizar las mximas de la experiencia, que
constituyen reglas del diario vivir y obrar de las personas. No son prueba sino argumentos de prueba, que el juez
debe utilizar en cada caso en concreto. Bajo esta ptica tengo para m que jams el inmueble en litigio pudo ser
adquirido por A. ... S.A. el 4 de enero de 1984, en la suma de $a 350.000, equivalentes a unos U$S 15.000,
como luce en la escritura pblica de fs. 79/81.
En primer lugar, no puedo comprender cmo un importante complejo a un precio varias veces inferior al del
inmueble de la calle P. ..., ... piso, unidad ...e esta ciudad, segn escritura pblica cuyo testimonio luce a fs.
384/89.
Adems, hay algo que no guarda concordancia con la forma en que hubieron debido realizarse los
acontecimientos de haber sido reales. No se explica que el importe abonado a A. ... haya sido en fecha anterior a
la de la venta del citado bien de la calle Parera, si este en realidad fue el aporte societario para la adquisicin.
Reitero, la realidad debe primar en cada decisin judicial. De la lectura de los de los avisos clasificados
publicados en das cercanos al de la operacin en cuestin, en los diarios "La Nacin" y "La Prensa", por
ejemplo, se puede leer que, el da anterior, este ltimo matutino ofreca en venta en la zona de Almagro de esta
Ciudad un departamento de tres ambientes a estrenar y con servicios individuales en la suma de $a. 650.000.
"La Nacin" publicitaba unos das antes, el 28 de diciembre de 1983, en la zona de Barrio Norte un "pisito" con
terraza, living corredor, un dormitorio con vestidor, cocina, lavadero y dependencias de servicio en la cantidad
de U$S 37.000, ms del doble del valor asignado en la escritura a "S. ...".
Hay muchos ejemplos ms, que sera tedioso reproducir, pero que demuestran a las claras y sin hesitacin
alguna, la insinceridad del precio de venta segn la mentada escritura pblica.
Existe precio vil sin duda alguna, elemento figurativo de la figura de la simulacin, por lo que pido que se
reciba como real el consignado en la pericia oficial.
El valor otorgado a "S. ..." y los bienes muebles que la adornan, cotejado con los bienes declarados en el
documento particionario de fs. 80/81 del sucesorio, sirven de sustento para tener por comprobada la violacin de
la legtima, sustento de la accin de reduccin, tal como lo adelant ms arriba.
Lucen en autos otras probanzas que deben ser utilizadas a los efectos de desvirtuar los agravios de los
apelantes. Seguir por la prueba testimonial aportada por ambas partes.
Los actores produjeron los dichos de los testigos D. S. (fs. 692/95), T. L. (fs. 697/700), L. S. T. (fs. 702/03),
M. (fs. 720/23), A. (fs. 726/29), R. A. L. (fs. 731/32), A. R. L. (fs. 734/35), A. R. L. (fs. 737/38), L. de C. (fs.
741/42), T. (fs. 743/44), M. L. (fs. 747/49), M. R. L. (fs. 752/54), A. (fs. 755/57), E. R. L. N. (fs. 758/59) y la
escribana R. A. (fs. 1130/34).
La idoneidad de estos testimonios no recibieron observaciones en los trminos del artculo 456 y de su
anlisis en conjunto de acuerdo de a las reglas de la sana crtica, que no es otra cosa que la lgica y la
experiencia del juez de acuerdo al recto entendimiento humano (conf. Couture, Eduardo J., "Fundamentos del
Derecho Procesal Civil", p. 270), se desprende con total claridad que S. V. siempre fue reconocido como dueo
del establecimiento; que H. Z. no efectu aportes econmicos, pues careca de patrimonio para ello; que aqul
aport muebles de su departamento de la calle P. y L. de esta Ciudad y que el valor de la finca era muy superior
al precio por el que fue vendido. Me detengo al respecto en las declaraciones de S. y A. en cuanto afirman que
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existieron ofertas entre U$S 250.000 y U$S 300.000 y sustancialmente en la de la escribana R. A., que
instrument la venta de S. ..., en cuanto afirma que S. V. le pidi expresamente que la operacin estuviera
cubierta por el secreto profesional, que no trascendiera y que sus hijos no se enteraran de ella.
Por su parte los emplazados produjeron las declaraciones testimoniales de D. S. (fs. 1234/37), la Dra. M. T.
(fs. 1239/44), N. L. del C. (fs. 1246/47), C. P. (fs. 1249/50), M. M. P. (fs. 1251/52), R. H. (fs. 1254/55), E. (fs.
1256/57) R. (fs. 1258/59) y S. (fs. 1261/63).
De estas declaraciones no se pueden extraer las mismas conclusiones de las anteriormente meritadas, por
cuanto no aportan elementos de juicio importantes para las oposiciones, de los emplazados, reiteradas en sus
agravios, respecto al patrimonio de la Sra. Z. y si realmente colaboraba econmicamente en las erogaciones
propias del mantenimiento del establecimiento. Todo ello sin perjuicio de reconocer su aporte personal para el
emprendimiento, tema este que no ha sido cuestionado en autos.
Existen otras probanzas que tambin deben ser ponderadas a los efectos de dar mayor sustento al hecho
concreto que F. J. S. V. siempre se comport como propietario de "S. ...".
En tal sentido, se destaca el documento adjunto a fs. 26/27 que contiene las declaraciones de J. A. C.
efectuadas en julio de 1987, de gran valor probatorio en la medida que naci en el establecimiento.
El hecho nuevo invocado a fs. 310/12 y admitido a fs. 324, es lo suficientemente ilustrativo para demostrar
que an en el ao 1994, F. J. S. V. segua obrando como propietario de la finca.
Dentro de la misma tnica valoro el artculo publicado en Clarn del 27 de mayo de 2001 (fs. 374), en el su
autora la periodista V. T. presenta una semblanza de "S. ...", agregando en su referida declaracin testimonial de
fs. 743/44, que el gua que la llev por el establecimiento siempre refera que el ltimo propietario
efectivamente fue S. V. y como dato anecdtico que en una maylica se agreg el de su mujer, por expreso
pedido de ella. La documental de fs. 469 debe ser analizada dentro del mismo contexto probatorio.
Paso ahora a ponderar los agravios vinculados con el aspecto del decisorio que consider fraudulentos los
aportes realizados y la constitucin de A. ...S.A., en perjuicio de los herederos forzosos de F. J. S. V., en
consonancia con lo dispuesto en el artculo 54 de la ley 19.550, con la reforma introducida por la ley 22.903.
En principio comparto el criterio de los quejosos en el sentido de que la desestimacin de la personalidad
societaria debe ser utilizada cuidadosamente pues su aplicacin irrestricta llevara a consagrar la excepcin
como regla.
Pero no me cabe duda alguna que el caso en estudio cae dentro de la prescripcin del segundo apartado del
mencionado artculo 54 de la ley 19.550 en su actual redaccin.
Vale todo lo dicho con relacin al valor del inmueble vendido a la sociedad por S. V.; la orfandad probatoria
absoluta para sostener que la Sra. Z. haya aportado valores econmicos a A. ... S.A.: la adquisicin por su parte
de las dems acciones sin justificar sus ingresos; la no presentacin de importantes libros societarios, conforme
pericia contable de fs. 935/1000, que torna aplicable la presuncin del artculo 388 del Cdigo Procesal, atento
la intimacin de fs. 1071 y otros elementos de juicio relacionados con el accionar de S. V. a los efectos de
distraer bienes de su patrimonio en desmedro de sus herederos forzosos. Las constancias del largo expediente
sobre inhabilitacin judicial que tambin he tenido a la vista, me convencen al respecto.
En definitiva, propongo desestimar los agravios de los emplazados, en la medida que comparto el criterio
del Sr. Juez de grado que el conjunto de indicios debidamente comprobados llevan a la conclusin de que
estamos en presencia de una simulacin absoluta e ilcita.
Es ms, entiendo que lo dicho mas arriba respecto a la intencin de S. V. de distraer bienes de su patrimonio
en perjuicio de sus herederos legtimos ha sido la "causa simulandi" de esta operacin.
V. La inoponibilidad como regla general representa un supuesto especfico de la relatividad de las
convenciones y en el caso en estudio, configura por estar en presencia de ineficacia de un acto societario
destinado a frustrar derechos de terceros.
Por ltimo y volviendo a la solucin propuesta para el rechazo de la excepcin de prescripcin, debe tenerse
presente que en concreto con relacin a la inoponibilidad de la personalidad jurdica de la sociedad respecto a la
inscripcin dominial del inmueble, que puntualmente una de las acciones incoadas, la excepcin de prescripcin
no fue estrictamente planteada. Pero de haberlo sido, no habra tenido judicial recepcin ya que por tratarse de
una cuestin estrictamente societaria, hubiera entrado en juego el artculo 848 del Cdigo de Comercio que
establece un plazo de prescripcin para el ejercicio de la accin de tres aos, que en la especie no habra
transcurrido, en la medida que S. V. falleci el 22 de enero de 1997 y la presente demanda se inici el 17 de
septiembre de 1999 (ver fs. 102 vta.).
VI. Se quejan tambin los recurrentes de que se le hayan impuesto las costas en la instancia de grado,
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agravio este que entiendo carece de sustento en la medida que el Sr. Juez a quo aplic correctamente el principio
objetivo de la derrota consagrado en el artculo 68 del Cdigo Procesal.
VII. Por ltimo, en sus agravios los emplazados formulan una serie de planteamientos ante la posibilidad de
la confirmacin en esta instancia del fallo de primera instancia.
Estas cuestiones no han sido materia de debate en aquella instancia, por lo que nada corresponde decidir al
respecto.
Por todo lo expuesto, si mi voto fuera compartido propongo a mis distinguidas colegas confirmar el fallo de
primera instancia en todo lo que fuera materia de recurso, imponiendo las costas de alzada a los demandados
vencidos (artculo 68 del Cdigo Procesal).
La doctora De los Santos adhiere por anlogas consideraciones al voto precedente.
La doctora Daz de Vivar dijo:
Comparto los slidos fundamentos del voto de mi distinguido colega Dr. Ponce y no tengo dudas en
acompaarlo en sus argumentaciones.
Slo agregar a mayor ablandamiento dos cuestiones, la primera que no modifica en absoluto mi adhesin al
voto; est vinculada al tema de la suspensin de la prescripcin, para remitirme a mi disidencia respecto de la
interpretacin que se propone del Derecho Transitorio a raz de la sancin de la ley 24.573 frente al decreto
91/98 (esta Sala en expte. n 468.478, "ANANIA, Beatriz Liliana c/ Transporte Sargento Cabral S.C. s/ daos y
perjurio").
El segundo aspecto tiende a explicitar que la suscripcin que hago a los fundamentos del Dr. Ponce tiene
sustento en mi conviccin de que es la solucin justa del caso.
Sea que se considere a la accin de simulacin imprescriptible o sujeta al plazo de dos aos, el plazo no
estaba cumplido, como lo seala con certeza el Dr. Ponce.
Cuando los sucesores universales reciben el patrimonio del causante y la simulacin concertada no fue en
perjuicio de ellos, son parte. Caso contrario son terceros frente al acto, porque no slo no participaron sino que
aquel fue ejecutado para defraudar sus derechos (conf. voto del dr. Cifuentes, CNC, sala C, E.D. T.94-319 y LA
LEY, 1979-B, 63).
Siendo ello as no basta la mera sospecha o la inscripcin del bien en el Registro de la Propiedad Inmueble,
sin que el plazo se computa a partir del conocimiento efectivo, pleno y cabal de la simulacin, que cabe ser
fijado desde la apertura de la sucesin que es el momento en que quedan habilitados para ejercer la accin
(Rivera Julio, Accin de simulacin, ED.60-895; CNC, sala G, E. D. 91-308).
Tal es el momento a partir del cual corresponde contabilizar el lapso de prescripcin, ya que est vinculado
con el tema de la legitimacin y la posesin hereditaria.
En efecto, esta ltima no es otra cosa que el reconocimiento de la calidad de heredero, el ttulo en virtud del
cual ste puede ejercer todos los derechos inherentes a tal calidad. Tratndose de ascendientes y descendientes
el reconocimiento la ley lo hace de pleno derecho, mientras que en los dems casos se requiere una declaracin
jurisdiccional por la cual un juez le da al heredero su ttulo o investidura de tal (conf. Borda Guillermo, Tratado
de Derecho Civil, Sucesiones, T. 1, pg. 305, par.405 y sgtes, 70. ed.: Llambas J. J., Cdigo Civil Anotado, T.
V-A comentario al art. 3410, pg. 346 y sgtes: CNC, sala D., LA LEY, 90-446, d Sala A., LA LEY, 126-177).
Ello no significa que el heredero que no tiene la posesin de la herencia no pueda gozar y ejercer ciertos
derechos, por el contrario puede entrar en la posesin real de la cosa, usarla, usufructuarla, etc.
La interpretacin literal de lo dispuesto por el art. 3417 del C. Civil, en el sentido de que heredero que ha
entrado en posesin de la herencia o ha sido puesto en ella por juez competente contina la persona del difunto,
lleva a una solucin errnea ya que la herencia se transmite en el momento mismo de la muerte del causante con
independencia de lo anterior (art. 3419, 3420, 3341 y 3344, notas a los arts. 3282 y 3341). Fornieles dice que
slo se trata de una redaccin viciosa, una forma impropia de expresin anloga a la del art. 3344 sobre
aceptacin de la herencia, pero que el pensamiento del codificador est expuesto con toda claridad en el art.
3420 del C. Civil.
La propiedad se transmite a toda clase de herederos desde el momento mismo de la muerte del causante,
pero no pasa lo mismo con la posesin hereditaria concepto diferente del romano de posesin que se adquiere
corpus y animus. En materia sucesoria ciertos herederos estrechamente vinculados al causante, "entran en
posesin" de los bienes del acervo sin formalidad y an en la ignorancia del llamamiento a la herencia. Dice
Fornieles que se trata de una ficcin por la que se considera que aqul ya est en posesin de los bienes del otro
como si se la hubiera entregado el causante. La saisine (posesin) hereditaire del derecho francs -expresin que
se us para distinguirla de la posesin de origen romano respecto de la cosa-, import establecer que los bienes
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no deban reclamarse al seor feudal, sino que la persona antes de morir haba puesto los bienes en manos del
pariente ms prximo.
Lo que ocurre es que el heredero es titular de los derechos hereditarios, pero no puede ejercerlos en plenitud,
ya que el campo de la norma est directamente vinculado a las acciones judiciales y a requerimientos registrales
para la inscripcin del dominio. En lo que atae a la actuacin judicial la cuestin se vincula con la legitimacin
que contempla el art. 3414 del C. C., en la medida en que establece que los herederos no pueden ejercer las
acciones que dependen de la sucesin, ni pueden ser demandados por los acreedores, mientras no est dada la
posesin judicial de la herencia.
Por ello y sin entrar a pronunciarme sobre la imprescriptibilidad o no de la accin toda vez que aun si se
concluyera que prescribe a los dos aos, este plazo no estaba cumplido al momento de la demanda, por sus
propios y slidos fundamentos adhiero al voto del Dr. Carlos Ponce.
Lo deliberado y conclusiones establecidas en el Acuerdo precedente, el Tribunal resuelve: 1) Confirmar la
sentencia de primera instancia en todo lo que fue materia de agravio. 2) Imponer las costas de alzada a la parte
demandada. 3) Diferir la regulacin de honorarios por los trabajos realizados en esta instancia, para una vez que
se encuentren determinados los correspondientes a la instancia anterior (art. 14 d del Arancel).
Regstrese, notifquese y devulvase. Carlos R. Ponce. Mabel de los Santos. Elisa M. Daz de Vivar
(por su voto).
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