Cuál Es La Crítica Que Rorty Desarrolla Contra El Fundacionalismo

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Cul es la crtica que Rorty desarrolla contra el fundacionalismo (fundamentalismo) de los

DDHH? Por qu cree Rorty que esta propuesta est acorde con la filosofa del pragmatismo? En
su opinin, cul es la fortaleza del pragmatismo?
El problema de la fundamentacin de los derechos humanos, para Rorty, es una cuestin
filosfica trasnochada, pasada de moda, que guarda un cierto sabor a metafsica rancia, caduca
y dogmtica. Slo debemos atender a su utilidad social y poltica, nunca a su fundamentacin.
Richard Rorty, como detractor de los discursos fundacionalistas, afirma la inutilidad de la
pregunta por qu ser solidario y no cruel? Slo los telogos y los metafsicos piensan que hay
respuestas tericas suficientes y satisfactorias a preguntas como esta. Por el contrario de lo que
se trata es de afirmar que tenemos la obligacin de sentirnos solidarios 51 con todos los seres
humanos y reconocer nuestra comn humanidad. Explicar en qu consiste ser solidario es
tratar de descubrir una esencia de lo humano, sino en insistir en restar importancia a las
diferencias de raza, sexo, religin, edad en comparacin al sufrimiento, humillacin y crueldad a
la que estn sometidos amplias mayoras de seres humanos, sin renunciar al nosotros que nos
contiene a todos.
Pero, desde este pragmatismo52 basado en la eficacia, podramos preguntarle a Rorty:
Cmo difundir los derechos humanos si no cabe argumentacin racional en su defensa?, cmo
podemos difundir y propagar los derechos humanos de forma eficaz si no podemos ejercer la
crtica racional contra la vulneracin y conculcacin de los mismos?, cmo propagar los
5151 Rorty esta planteando una nueva concepcin de solidaridad como el intento de ampliar el mbito del
nosotros tanto como podamos, viendo similitudes entre el "ellos" y el "nosotros". No podemos partir del
lugar en el que no estamos, como hacen las ticas universalistas, cuando hablan de entes abstractos
como "la humanidad", "todos los seres racionales", porque nadie puede llegar a una identificacin con
estas abstracciones. La solidaridad sera, pues, la habilidad para restar importancia a las diferencias
tradicionales y disminuir su peso cuando se comparan con el sufrimiento y la humillacin de los seres
humanos. Esta definicin es semejante a la que Habermas da, cuando define lo que es una identidad
pos-tradicional, cuando se relativiza la propia forma de existencia, atendiendo a las pretensiones
legtimas de las dems formas de vida. RORTY, R., Contingencia, irona y solidaridad (trad. de A. E.
Sinnott), Barcelona, Paids, 1991. Consultar tambin DE LUCAS, J., El concepto de solidaridad,
Fontamara, Mxico, 1993.

5252 En este sentido, segn Rorty, deberamos traducir la idea de objetividad como intersubjetividad o
solidaridad y conocimiento como solidaridad. Debemos traducir el deseo de objetividad como el deseo de
alcanzar el mayor acuerdo intersubjetivo posible. Objetividad ha de entenderse, en definitiva, como
acuerdo entre los miembros de nuestra comunidad epistmica y otras comunidades, slo as podr
lograrse un dilogo y comunicacin entre todos los participantes. RORTY, R., La filosofa y el espejo de la
naturaleza (trad. de J.M. Esteban ),Madrid, Tecnos, 1989.

derechos humanos sin un apoyo slido y firme que posibilite y explique su eleccin preferencial?,
cmo articular una mayor proteccin jurdica de los derechos humanos si no podemos articular
estrategias fundacionales que ayuden a comprender su enorme valor axiolgico-deontolgico
(tico), poltico-legitimador (sociolgico) y valorativo-interpretativo (iusfilosfico)?
Rorty huye de toda categora y teora que posibilite argumentar y generar una cultura
slida y profunda de los derechos humanos. Su miedo antiesencialista le impide ver que
precisamos de nociones como humano e inhumano, dignidad, persona que nos permitan
distinguir un mayor o menor nivel de reconocimiento, respeto y proteccin de los derechos
humanos. Estas nociones nos sirven para profundizar, argumentar y difundir la cultura de los
derechos humanos.
Rorty est reduciendo la difusin y propagacin de los derechos humanos a una simple
cuestin de mera sentimentalidad, despojndolos de su fuerte carcter cognitivo, educativo,
valorativo y racional desde una tica banal y frvola como: Producir generaciones de estudiantes
amables, tolerantes, prsperos, seguros y respetuosos con los dems en todas partes del mundo
es justamente lo que se necesita para alcanzar una utopa ilustrada. Mientras ms jvenes as
podamos criar, ms fuerte y ms global ser nuestra cultura de los derechos humanos 53.
Como seala el profesor J. L. Rubio Carracedo: [] Rorty ha denunciado todos los
intentos planteados, por sustentarse ms o menos directamente en el cognitivismo. Pero la
denuncia de los abusos congnitivistas no legitima el arrojarse en brazos del irracionalismo y
declarar, como hace Rorty, que la solucin est en la educacin de los sentimientos.[] 54
Considero que incluso dentro de una concepcin pragmtica de nuestras instituciones
polticas podemos concebir una fundamentacin terica que las legitime y justifique. Y esta es la
tarea y funcin de la filosofa moral, poltica y del Derecho: la de servir de instancia
fundamentadora de nuestras instituciones polticas y jurdicas.
Cuando hablamos de fundamentacin de los derechos humanos no entendemos esta
expresin en una sentido fundamentalista, como sinnimo de bsqueda de un primer principio
indemostrable, a partir del cual pueda deducirse un conjunto de normas morales, sino ms bien
en un sentido holista, esto es, atento a la totalidad de las condiciones que hacen posible el
fenmeno de fundamentar. Este tipo de fundamentacin es el que predic Kant cuando buscaba
las condiciones de posibilidad del faktum de la moral.55
El propio Norberto Bobbio asevera que es intil buscar un fundamento absoluto 56 de los
5353 RORTY, R.: Derechos humanos, racionalidad y sentimentalidad en SHUTE S. y HURLEY S.,
op. Cit., p. 130.
5454 RUBIO CARRACEDO, J.L., Globalizacin y Direncialidad en los Derechos humanos en Revista ALFA
tica y Responsabilidad. El futuro de los derechos humanos, ao IV, N8, pp. 69-91. p. 83. Tambin se
puede consultar la reflexin crtica del profesor PANEA MRQUEZ, Jos Manuel.- "Una tica sin
obligaciones universales? Rorty y los derechos humanos" Isegora, Madrid, n 22, 2000, pg. 181-196.

5555 VEASE CORTINA, A. y Martnez Navarro, E.: tica, Akal, Madrid, 1996.
5656 BOBBIO, Norberto. sobre el fundamento de los derechos del hombre, incluido en su libro
El problema de la guerra y las vas de la paz, Gedisa, Barcelona, 1982, pp. 117-128.

derechos humanos, aduciendo cuatro razones para justificar su postura, la vaguedad de la


expresin, la variabilidad histrica de los mismos, su heterogeneidad y las antinomias que
aparecen entre los derechos invocados por los distintos sujetos. Como bien seala el
fundamento absoluto no es slo una ilusin, sino que a veces ha sido un pretexto para defender
posiciones reaccionarias. Aunque como l dice, nos se trata de llegar a un fundamento absoluto,
sino hallar los diversos fundamentos posibles. Por tanto, no hay que renunciar a distintos
intentos limitados y plurales de argumentacin racional en defensa de los derechos humanos en
general y, en particular, tampoco a buscar una adaptacin y extensin de los mismos a los
nuevos contextos de la sociedad contempornea.
Todos los filsofos morales, polticos y jurdicos han resaltado este carcter prctico de la
problemtica de la fundamentacin, en la que la reflexin filosfica parte y hace un seguimiento
a la situacin poltica concreta en la que nos hallamos inmersos. Sin duda, es probable que la
vieja idea de Platn del filsofo-rey que pusiera en prctica algunos planes cuidadosamente
pensados es un cuento de hadas inventado por la aristocracia terrateniente ateniense 58. Y existe
una evidente desconexin entre teora y praxis, en cuanto a su plasmacin y a su realizacin.
Pero todas las revoluciones polticas han partido y han surgido de planes racionales, ideas,
sueos, emociones, pasiones, que evidencian la necesidad de un cambio de rumbo. Las ideas
filosficas han ejercido un notable influjo en la historia y han sido causas de relevantes
acontecimientos histricos, polticos y sociales. La historia nos demuestra la conexin e
implicacin entre las distintas formulaciones filosficas como el movimiento intelectual de la
Ilustracin y su realizacin sociopoltica e histrica concreta en acontecimientos como la
revolucin Gloriosa (1688), la Revolucin Francesa (1789) y en la Revolucin americana. 59 La
filosofa pragmatista clsica de John Dewey es una respuesta a la pregunta: Qu puede hacer la
filosofa por los Estados Unidos? No podemos negar que las construcciones tericas e
intelectuales ejercen su influjo sobre la realidad sociopoltica. El reconocimiento y emergencia de
los derechos humanos no slo se debe, como piensa Rorty, a narrativas tristes y sentimentales,
sino al desarrollo progresivo de un cultura slida y fuerte sobre los derechos humanos y una
mayor investigacin y conocimiento tico, jurdico y poltico sobre los mismos.
Ernesto Laclau suscribe la posicin de Rorty de que la tica no puede proporcionar
ninguna clase de fundamento del tipo filosofa primera. Los valores ticos estn slo
conversacionalmente fundados es decir, que son social y discursivamente construidos; pero el
proceso de persuasin, por ejemplo, puede ser resultado de presiones demaggicas, sin que
tengan que apelar a ningn principio fundacional. As Ermesto Laclau resalta que Rorty no ha
explorado suficientemente el espectro de prcticas posibles que son compatibles con su
fundamentacin redescriptiva60 y que se ha acoplado con demasiada rapidez a un
conversacionalismo simple que es ciertamente afn a sus preferencias liberales, pero que es
5858 LEWIS, Sian, News and Society in the Greek Polis (Studies in the History of Greece and
Rome). The University of North Carolina Press, Chapel Hill, 1996. VERNANT, Jean-Pierre, y Pierre
VIDAL-NAQUET, Miyth and tragedy in ancient Greece, trad. Ing. Janet Lloyd, Nueva York, Zone
Books, 1980. BLOOM, Allan, The Republic of Plato, Nueva York, Basic Books, 1968.
5959 BERNSTEIN, R. J., Praxis y accin, Madrid, Alianza, 1979, (e. original ; Praxis and Action)
Pensylvania: University of Pensylvania Press. Inc. 1971) y BERNSTEIN, R. J.,La reestructuracin de la
teora social y poltica. Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1983.

6060 LACLAU, E., Deconstruccin, pragmatismo y hegemona en MOUFFE, C. (comp.)


Deconstruccin y pragmatismo, Buenos Aires, 1998, Paids, p.126

slo uno de los juegos de lenguaje existente. El conversacionalismo rortyano admite que ste se
puede llevar a cabo a travs del proceso de persuasin. Y que puede ser resultado de presiones
demaggicas sin que tengan necesidad de apelar a ningn principio funcionalista. Este
conversacionalismo pragmtico rortyano 61 de iniciar la conversacin sin saber el rumbo al que
nos dirigimos me parece falaz y peligroso.
Rorty admira a Rawls porque permanece en la superficie, filosficamente hablando, y no
busca fundamentos filosficos que justifiquen el modelo democrtico. Para Rorty, una teora de
la Justicia no debe ofrecer una interpretacin del ser humano, sino una descripcin histricosociolgica de la forma poltica en que vivimos. En este sentido, nuestras instituciones polticas y
jurdicas son vistas ms desde una perspectiva ms poltica que metafsica.
Rawls no desea una visin deontolgica completa, que explicase por qu debemos dar a la
justicia la prioridad sobre nuestra concepcin del bien. A Rawls no se interesa por la condiciones
de la identidad del yo o localizar una determinada visin antropolgica de cmo es el hombre,
sino solamente por las condiciones de la ciudadana en una sociedad liberal. Rawls no trata de
proporcionar un fundamento filosfico a las instituciones democrticas, sino que simplemente
intenta sistematizar los principios e intuiciones caractersticos de los liberales norteamericanos.
[...] estos derechos no dependen de ninguna doctrina moral comprensiva o concepcin
filosfica de la naturaleza humana segn la cual, por ejemplo, todos los seres humanos son
personas morales y tienen igual dignidad u ostentan ciertos poderes morales e intelectuales
particulares que los invisten de esos derechos 62.
John Rawls ha contribuido positivamente a insistir en que en las sociedades democrticas,
en las que no existe un bien comn y nico, sino que lo central es el pluralismo y la diversidad
de ideas y cosmovisiones. La concepcin de justicia no puede derivar de una concepcin
religiosa, moral o poltica de vida buena determinada y particular. Los comunitaristas se
equivocan en tratar de fundar una comunidad poltica unificada por un orden moral objetivo.
Existe de una relevante diferencia entre cmo quiero vivir? y la pregunta cmo queremos
vivir? Ralws habla en este sentido, de un consenso entrecruzado (overlapping consensus)63.
Explique usted los tres malestares de la modernidad que Taylor reconoce. En su opinin, es
posible comprender la autenticidad no como referida a un yo, sino como referida a un
nosotros? qu valores sociales est rescatando Taylor al pensar la autenticidad de esa forma?
a

Individualismo: Este es un logro de la modernidad, pues es el reconocimiento del individuo por


sobre el grupo. Es el aprecio de sus logros, de sus virtudes y posibilidades. Sin embargo, Taylor lo
muestra como un malestar, pues como dice hemos achicado nuestras vidas. As pues, lloramos
solos nuestras derrotas y gozamos solos nuestras victorias. El ser se nos ha vuelto insoportable por

6161 HABERMAS, J.: El giro pragmtico de Rorty(Trad. Pere Fabra) en Isegora n 17, 1995, pp
5-36, p.5. La nica salida que nos brinda Rorty es una salida privada e individual, basada en la
recreacin simblica o potica. Una salida nicamente vlida para nosotros a nivel privado,
nunca como sujetos activos inmersos en una comunidad poltica. Nuestra tarea es ms potica
que poltica, ms esttica que tica, ms redescriptiva que constructiva.
6262 RALWS John, The Law of People, en S. SHUTE Y S. HURLEY (comps.) On Human Rights ,
1993, Nueva York, Basic Books, p. 71
6363 RALWS, J., El liberalismo poltico, (trad. cast. A. Domnech), Crtica, 1996, pp.165 ss.

lo, lo chato, por lo escaso. Taylor anota que el individualismo est asociado a un subjetivismo
moral, es decir cada uno sabe lo que es bueno para cada uno. La expresin ms pattica de este
subjetivismo es la respuesta tpica que sabemos dar a toda pretensin de correccin: t no te
metas conmigo, yo no me meto contigo. Para todos nosotros, sin embargo, puede ser evidente
que dicho individualismo nos agota y entristece.
Primaca de la razn instrumental: eso quiere decir la insoportable presencia de la racionalidad
del mercado cuya nica medida es la ley de costo-beneficio. Este criterio est bien para ir al
mercado y hacer tus compras, pero cuando esto explica nuestras relaciones de amistad, amor o
tambin la relacin de profesor-alumno, entonces sabemos que algo se ha cambiado. La
racionalidad del mercado se vuelve ms agobiante incluso, cuando las decisiones polticas son
tomadas bajo ese nico criterio. Entonces 200 familias no importan si son afectadas, mientras se
beneficie a dos ciudades enteras. Tambin puede ser evidente cun distorsionada se ve a la poltica
con este criterio de decisin.
desinters poltico. Como consecuencia de los dems malestares, a nadie le importa el
compromiso poltico, el trabajo hacia el bien comn, excepto cuando ese compromiso poltico
genera ganancias hacia el individuo. Lo que importa no es la poltica sino el inters personal. Pero
el desinters poltico tiene sus consecuencias, cuando nos damos cuenta que una sociedad
desinteresada, que no investiga, se hace vctima fcil de la corrupcin, del engao y del fraude.

La crtica que Taylor formula es hacia el evidente vaco referencial de un ideal La crtica que Taylor
formula es hacia el evidente vaco referencial de un ideal que no tiene en qu sostenerse. Ser fiel a uno
mismo es tan carente como insensato y, por supuesto, pierde el carcter rector de todo ideal moral. Es
entonces que Taylor intentar mostrarnos una posibilidad de recuperacin para este ideal inconsistente. La
mirada de Taylor no es hacia un deber ser normativo a priori que intentara explicar cmo debe ser un ideal
moral; sino que este autor se centra en la facticidad de nuestra identidad. Somos siempre un reflejo de un
nosotros y por tanto si hemos de ser autnticos no lo somos hacia un yo que en s mismo, independiente
de
sus
relaciones,
es
un
sin-sentido.
La autenticidad es una relacin, pero esta no relaciona al yo con el yo mismo, pues pierde todo carcter y
consistencia moral. La autenticidad es una relacin entre el yo y los orgenes mismos de la identidad, es
decir, el mundo inclusivo de relaciones y dependencias sociales. Un ejemplo puede ayudarnos a ver mejor
ambas posibilidades. Para quienes defienden la autenticidad como una relacin entre el yo y el yo, podran
responder a la pregunta cmo sera yo si hubiese nacido en Londres en el siglo XV?; para quienes
entienden que la autenticidad y la identidad nos liga al mundo de relaciones y dependencias sociales,
dicha pregunta resulta sin-sentido: simplemente no sera yo.

Explique usted la crtica que hace Habermas a la modernidad. En qu se diferencian o asemejan


esta crtica con la que hacen Rorty y Taylor?
La modernidad est asociada a acontecimientos filosfico-sociales, por lo cual varias son las miradas de los
filsofos al respecto. Habermas (1998) considera que muchos filsofos han tenido una visin sociocsmica
demasiado estrecha de la modernidad: Hubo quien se consideraba moderno en pleno siglo XII o en la
Francia del siglo XVII. La modernidad, como fenmeno filosfico-social, ha producido un cambio en la
relacin que exista entre filosofa y ciencia y hombre como ente social impulsor de las transformaciones. La
filosofa al comprender este nuevo paradigma se convierte en crtica y concibe y entiende al hombre como un
elemento reflexivo de la actividad social. Con respecto a la ciencia, Habermas establece que sta ha de
acercarse a las cuestiones prcticas, por lo cual es necesario propiciar una comunidad de igualdad
comunicativa para as cerrar la fisura existente entre prctica y teora. La modernidad es, por tanto, un
momento en la historia en donde el conocimiento terico y el conocimiento experto se retroalimentan de la
sociedad para transformarla. Dentro de esta compleja maraa social lo moderno parece no querer dejar sus
vnculos con el pasado. El pasado marca, en consecuencia, un devenir cuyo continuum va configurando lo
moderno desde adentro, pero tambin supone la existencia de un mundo exterior. Por tanto, nunca hay un
proceso completo pues lo nuevo se va reconstruyendo desde diversas formas, dependiendo de los tiempos.
Mientras ms lejos se est del hic et unc, se puede observar que la modernidad surge, de manera endgena,
de las relaciones cara a cara de los entes sociales. A la inversa, mientras ms lejos se est de lo pretrito, las
normas se generan desde afuera a travs de mecanismos expertos e impersonales que se van instalando en

la sociedad. En cualquier caso, no existe modernidad sin preteriedad. Como puede observarse, la modernidad
es un movimiento histrico de carcter filosfico que parte especialmente en el norte de Europa, al final del
siglo XVII y se cristaliza al final del siglo XVIII. Conlleva, por tanto, todas las connotaciones de la era de la
ilustracin, que est caracterizada por instituciones como el Estado-nacin, y los aparatos administrativos
modernos.
Por otra parte, y siguiendo a Habermas, hay muchos que apuestan hacia un futuro que an no conocen,
implicando un culto de lo nuevo, lo que en realidad, significa una mera exaltacin del presente. As, dentro
de este contexto, pareciera que el mundo actual se compone de mltiples variaciones de la modernidad,
resultantes de los infinitos vnculos que fluyen de lo nuevo, lo antiguo o tradicional y lo devenido o por devenir.
Se da, por tanto, una suerte de transformacin valrica de la sociedad occidental como consecuencia de la
imposicin de la cultura moderna. Citando a Bell, Habermas acusa que el mundo est infestado de
modernismo. Y como acusacin, la sentencia importa crtica y liberacin de motivaciones hedonsticas[1]
que no aportan a la construccin de una sociedad compatible con las bases morales y racionalidad que
implican ser un ente social. Segn Habermas, la autoridad de la modernidad restringe al hombre su identidad
y su existencia sociales
Siguiendo con su crtica social, Habermas acusa que el neoconservatismo desplaza sobre el modernismo
cultural cargas de una o ms o menos exitosa modernizacin capitalista de la economa y la sociedad. Por
tanto, resulta difcil y complejo que aflore el real ente social del hombre pues ste se ve obligado a responder
de manera hedonista, narcisista y elitista a las circunstancias societales impuestas en la actualidad. Ahora
bien, si aceptamos que el actual tiempo posmoderno es una condicin o momento en que estaramos
repensando nuestro proyecto de modernidad, necesitaramos que la teora crtica de Habermas capte y
problematice la presionada modernidad de la sociedad en la cual vivimos hoy: introduccin y legitimacin de
prcticas del capitalismo, apertura de la economa al capital extranjero, erosin de la nocin de sujeto social
con el aparecer de nuevos sujetos" asociados a la apertura del libre mercado, y prdida de valores morales
en la nueva generacin, entre otras. Sin embargo, esta teora crtica no debe alejarse de los supuestos
bsicos del proyecto que somete a crtica, sino que debe recuperar, fundada y renovadoramente, los valores
clsicos" de nuestra modernidad, aquellos que nos han constituido y conformado. Resulta una dialctica
extraa para los tradicionalistas y ldica para los transgresores, pero a favor de la preservacin y la
reconstruccin sociales. Claro que para lograr repensar nuestra modernidad, esa teora crtica debera entrar
y salir" del marxismo, esto es, recurrir a la abundante discusin semntica y social y a la diversidad de
perspectivas tericas sobre lo social en transicin, complementndose con los discursos fundacionales de
nuestra rica tradicin histrico-emancipatoria.
La discusin entre modernidad-posmodernidad planteada por Habermas pretende demostrar o bien que la
modernidad ha sido superada por cuanto se resolvieron los problemas propios de ese tipo de reflexin o no
son los primordiales de la poca actual, o bien sta forma parte del desenvolvimiento o devenir de la
modernidad y por tanto no hay posmodernidad. Con todo, y considerando la compleja maraa social de la vida
moderna, importa destacar que siguiendo la idea expresada por Habermas hace unos 20 aos, en el sentido
que la formulacin hecha en el siglo XVIII por los filsofos ilustrados acerca del proyecto de modernidad que
inclua el desarrollo de una ciencia objetiva, una moral universal, una ley y un arte autnomos regulados por
lgicas propias, las que tambin contribuiran a la comprensin del mundo y del individuo, el progreso moral,
la justicia de las instituciones y la felicidad de los hombres, resulta, sin embargo, fcil constatar que el siglo XX
conmovi ese optimismo, impidiendo que a cien aos de la muerte de Nietzsche la dimensin tico-moral
lograra el xito esperado; tal aserto no hace ms que confirmar que el proyecto de modernidad sigue
incompleto.
La propuesta de Nietzsche de un superhombre le permite pensar a l en una nueva forma de
sociedad. Explique qu aspectos sociales est contradiciendo el superhombre y qu perspectivas
nuevas se abren para una sociedad guiada por esta filosofa. En su opinin, cules son las
debilidades de esta propuesta?

http://crviera.blogspot.pe/2006/05/modernidad-razn-y-crtica-en-habermas.html
http://www.revistadefilosofia.org/44-05.pdf
http://trabajosfernandovera.blogspot.pe/2005/10/la-modernidad-incompleta-segn-habermas.html

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