Acerca de La Construcción Del Otro en El Antiguo Egipto - Rodríguez González
Acerca de La Construcción Del Otro en El Antiguo Egipto - Rodríguez González
Acerca de La Construcción Del Otro en El Antiguo Egipto - Rodríguez González
2006
Roberto R. Rodrguez Gonzlez
ACERCA DE LA CONSTRUCCION DEL "OTRO" EN EL ANTIGUO EGIPTO:
CONSIDERACIONES
Pharos, noviembre-diciembre, ao/vol. 13, nmero 002
Universidad de las Americas
Santiago, Chile
pp. 31-58
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RESUMEN
Los estudios de sociedades pastoralistas en
el Cercano Oriente Antiguo, entre el 3er y 1er
milenios a.C., junto a los aportes
interdisciplinarios en el campo de las Ciencias
Sociales, han producido una profunda
renovacin en el rea de Historia Antigua.
Algunos elementos tericos relevantes nos
ayudarn a comprender cmo una sociedad
conceba su propia identidad frente a la alteridad
o valorizacin del otro, de cmo la identidad es
inseparable de la otredad. El presente trabajo
aborda un anlisis del proceso tnico identitario
en el antiguo Egipto, la relacin entre sociedades
seminmadas y el Estado.
I. INTRODUCCIN
Las ltimas dcadas del siglo XX fueron testigos de la proliferacin de
conflictos y nacionalismos tnicos en el Cercano Oriente, en el Cucaso, en los
Balcanes, en frica y en el Asia Central, entre otras regiones. Este abanico de
*
Profesor en Historia. Graduado de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales,
Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco-Sede Comodoro Rivadavia- Argentina.
Profesor responsable de la Ctedra Antropologa Sociocultural-Universidad Nacional de la
Patagonia Austral, Unidad Acadmica San Julin (UNPA-UASJ). Coordinador del Programa
'Desarrollo de Estudios en Antropologa, Economa e Historia del Cercano Oriente Antiguo y
Contemporneo' (UNPA-UASJ). Direccin particular: Barrio Mutual YPF-Casa N 9- Calle San
Francisco. C.P. (9100)- Caleta Olivia. Provincia de Santa Cruz. Repblica Argentina. E-mail:
[email protected]
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pero podan alimentar al ganado. Pero los grupos pastoralistas no fueron nunca
autosuficientes y los agricultores sedentarios a menudo necesitaban tambin de
ellos. Lo cierto es que ambas formas de vida, aunque si bien distintas, no
constituyeron nunca mundos totalmente al margen el uno del otro, ni tuvieron un
comportamiento esttico sin evolucin ni intercomunicacin entre ellos sino que,
por el contrario, se relacionaron con frecuencia, nutrindose en ocasiones cada
uno del otro.
Se produjo as una interaccin entre ambas formas de vida que no siempre
estuvo exenta de tensiones y violencias, sobre todo en tiempos de crisis, pero
que, por lo comn, poda resultar mutuamente provechosa. Dicha interaccin es
definida como propia de una sociedad dimrfica, parafraseando a Rowton17.
Los seminmadas, habitantes de las estepas semiridas y de algunas zonas
montaosas, precisaban de los sedentarios para abastecerse de productos
agrcolas y determinadas manufacturas. A cambio, los sedentarios obtenan de
los grupos pastoralistas, pieles y otros derivados del ganado, as como fuerza de
trabajo y tropas militares extras para sus campaas. Pero esta interpretacin es
considerada como simplista dado que presenta una dicotoma rgida y ficticia. Se
trata, por supuesto, de una simplificacin de fenmenos mucho ms complejos18.
Pues, como se ha demostrado, en tiempos de crisis y bajo condiciones especialmente duras, no fue raro que los sedentarios, sobre todo aquellos ms
desprotegidos social y econmicamente, abandonaran el entorno urbano para
integrarse en el mbito de la vida seminmada (como veremos en el caso
egipcio), dando lugar a un flujo demogrfico de carcter bidireccional.
Estas premisas tericas nos permitirn articular y comprender la naturaleza de
las relaciones que se establecieron en el valle del Nilo, entre el Estado egipcio
y los grupos seminmadas.
III. LAS PRCTICAS IDENTITARIAS DEL ESTADO EGIPCIO
En las fuentes estatales egipcias quedaron registrados muchos trminos que
hacen alusin al otro, al seminmada o extranjero. Estas designaciones, que
aparecen en distintas pocas, claramente destacan su movilidad as como el
hbitat donde practica el pastoreo.
El trmino ms antiguo que se conoce es iwntyw, que aparece desde la
dinasta I a la dinasta IV. Literalmente es traducido como arquero19. Son
mencionados en los Anales de Palermo de la dinasta V20 y en Wadi Maghara,
en el Sina. Los iwntyw son los nmadas que habitaban en el desierto oriental,
tanto del Norte como del Sur, es decir, de Egipto como de Nubia21. Posteriormente se extendi su significado para designar a los seminmadas en general.
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embargo, hay que tener en cuenta que la corona roja no ciertamente es asociada
con la regin del Bajo Egipto, ya que la primera descripcin sealada de este
emblema es conocida en Naqada, en el Sur34. Se remarca el poder del rey a
travs de una iconografa, resaltando su imagen y tambin la presencia de una
lite que se est consolidando (ejemplo: el portador de sandalias, los
portaestandartes). Este documento tiene una intencionalidad, que es la de
exponer grupos tnicamente diferenciados, asentados en el Delta, a travs de
smbolos para representar enemigos vencidos (arcos, pjaros).
La Paleta de Narmer y otros documentos como la cabeza de maza de
Escorpin, la Paleta de las Ciudades, cabeza de maza de Narmer, etc., estn
enmarcados en el contexto histrico de una sucesin de cambios que se
reconocen en el Predinstico Final o Naqada IIIa-b (3200 al 3000 a.C.). Dichos
cambios son el surgimiento de los primeros signos escritos, la aparicin de las
guerras de conquistas35, la culminacin del proceso de unificacin territorial bajo
un Estado, mediante la creacin de ciudades como centros de control poltico y
formas de organizacin econmica, un alto grado de desarrollo en la especializacin artesanal, un gradual incremento de la complejidad social y fuertes
contactos con el exterior (Mesopotamia, Canan y Nubia).
En la etapa siguiente, denominado Perodo Arcaico -correspondiente a las
dos primeras dinastas ( Nagada III b-c y Nagada III c-d)-, el Estado comenzar
la tarea de consolidar y legitimar su forma de organizacin socio-poltica
mediante la elaboracin y reutilizacin de una serie de arquetipos. Incursionando
en el terreno religioso, el Estado naciente, consciente de la diversidad de cultos
existentes en las comunidades a lo largo del territorio unificado (elementos
distintivos de las identidades tnicas colectivas), absorbe dichas prcticas de
culto como propias, con el propsito de facilitar las relaciones con esas
comunidades y lograr una cohesin socio-cultural, mediante el mecanismo de la
codificacin de tradiciones36.
La otra medida adoptada por el Estado es elaborar un aparato ideolgico
vlido para fundamentar y legitimar el poder del rey-dios. Surgen as los primeros
ttulos o protocolo real37, tales como Rey del Alto y Bajo Egipto y Las Dos
Seoras. El primero tiene una connotacin poltica, sealando el dominio
territorial mucho ms amplio por parte del Estado. El segundo ttulo hace
referencia a dos divinidades, la diosa buitre Nekhbet (Alto Egipto) y la diosa
cobra Uadjet (Bajo Egipto). Ambos transmiten el mensaje de la concepcin dual
del poder estatal, concentrado en la persona del rey. La corona blanca es
asociada a la regin surea y la corona roja a la regin del norte. Sin embargo,
como hemos sealado, esta ltima corona es originaria de la regin meridional
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se haya tratado de una de las tantas infiltraciones, que no produjo la descentralizacin del Estado egipcio67. Estas fuentes literarias analizadas son vlidas pues
nos permiten penetrar en el campo de las representaciones mentales, expresando
aspectos elaborados de la autoconciencia y de la alteridad tnica, vale decir, las
distinciones propias respecto de las del otro.
Por su parte, la Profeca de Neferty68, si bien se la considera como de
tiempos de la Dinasta XII, alude a una situacin similar a la referida por Ipu-uer.
Describe primeramente cul es la situacin que causa la entrada de los
seminmadas a Egipto: Describir lo que est ante m, no presagiar lo que
no viene; seco est el ro de Egipto, se cruza el ro a pie; se procura agua
para que los barcos naveguen; habindose tornado su curso en playa. La
playa ser cubierta por agua, el lecho del ro en playa. El viento sur se
opondr al viento norte, al cielo le faltar el viento nico69.
Es probable que estas adversidades que afectaban a la sociedad egipcia
fueran mayores en los mbitos pastorales por su menor capacidad de absorcin
y resolucin de los problemas de sequa y falta de agua. La capacidad de
adaptacin del sedentario, cuya actividad econmica productiva es ms
diversificada, en tanto son mltiples las actividades a las que se puede dedicar
en caso de crisis, lo haca menos vulnerable.
La sociedad seminmada tena pocas estrategias de subsistencia ya que si
bien una solucin era desarrollar alguna actividad entre la sociedad sedentaria,
deba tener la aceptacin de la misma, la que en un momento de crisis sera difcil
de conseguir. La Profeca seala a los grupos pastorales como la causa de sus
desgracias: Un pjaro de origen extranjero incubar en los pantanos del
Delta, despus de haber hecho su nido en la vecindad de los hombres (...) el
pas est sumido en la miseria, a causa del alimento que es tomado por los
asiticos que recorren el pasPero he aqu que surgir del sur un rey
llamado Ameny, justificado. Es un hijo de una mujer de Ta-sety, es un hijo
del Alto Egipto (...) Los asiticos caern ante su llama (...) Se construirn
los Muros del Prncipe (que viva, est prspero y sano), y ya no se permitir
que los asiticos desciendan a Egipto. De aqu en adelante pedirn agua al
modo habitual, para permitir beber a sus rebaos. El derecho volver a su
lugar, la iniquidad habiendo sido echada afuera (...)70.
Es probable que con la construccin del llamado Muro del Prncipe,
mencionado tambin en el Cuento de Sinuh, se haya buscado ampliar las
defensas en el Este para evitar la entrada de extranjeros y, de esta manera,
regular el flujo de grupos pastorales hacia el Delta.
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Vase Campagno 2002; 2000, pp.35-47; 1998, pp.101-113; Manzanilla 1996, pp.49-61; 1985,
pp.91-114; 1983, pp.5-18; Cervell Autuori 1996; Silva Castillo 1982; Emberling y Yoffee 1999,
pp. 272-281; Finkelstein y Silberman 2003; Kamp y Yoffee 1980, entre otros.
Concretamente, las investigaciones de la etnoarqueologa que son aportes muy valiosos
para comprender la relacin entre la conducta humana y la cultura material (London 2000: 28). Destacamos tambin las investigaciones arqueolgicas del Instituto de Historia y
Arqueologa de Ekaterimburgo, Rusia, principalmente referidas a las sociedades pastoralistas
de las estepas de Eurasia y su relacin con las sociedades estatales, durante el 2do. y 1er.
milenios a.C. (Bashilov y Yablonsky 2000, pp.13-18; Koryakova 2000, pp.19-30); Rowton
1982; Kupper 1959; Luke 1965; Briant 1983, pp.43 y ss
Cf. Barth 1976: 5
Entendida como la expresin y afirmacin de una identidad tnica especfica que se desarrolla
a travs de la interaccin social.
Es el proceso de la produccin, reproduccin y modificacin de una etnia a travs del tiempo.
Es un proceso continuo, una dinmica en permanente construccin (Stallaert 1998, p.12;
Emberling y Yoffee 1999, p.272).
Un caso especfico de fluctuacin de la frontera tnica es la asimilacin, que desde el punto
de la etnicidad, significa la desaparicin de la frontera tnica entre dos grupos. El caso de
la asimilacin o tambin el fenmeno de passing o cambio de identidad tnica demuestran
que las fronteras tnicas no son estrictamente hermticas. Su permeabilidad depende mucho
del contexto poltico y social y vara con el tiempo (Stallaert 1998, p.13).
Emberling y Yoffee (1999, p.274).
Para ms detalles de la geografa del Cercano Oriente Antiguo vase Gonzlez Wagner (1993,
pp.12-15); Liverani (1995, pp.36-49).
Por la diversidad climtica, que afecta directamente al rgimen de precipitaciones, originando
zonas frtiles, zonas ridas y semiridas.
Gonzlez Wagner (1993, p. 18).
La madera de cedro, metales preciosos como oro y plata, cobre, granito, diorita, alabastro,
entre otros. Campagno seala que un componente fundamental del Estado fue el monopolio
de los intercambios que proporcionaban los bienes de prestigio procedentes de zonas
lejanas. Dichos bienes eran muy apreciados por la lite para legitimar y reafirmar su posicin
frente a los dems integrantes de la sociedad estatal (Campagno 2001, pp. 33-55; Liverani
1990; Manzanilla 1983, pp.5-8).
Digard (1982, pp.11-12).
Cribb (1991, p.9).
Lees y Bates (1974, pp.187-192).
Khazanov (1984, p.7).
Otro error frecuente era considerar la transhumancia como propia de sociedades pastoralistas.
Tambin se practicaba en los centros urbanos, donde el ganado era acompaado por
personas necesarias para su cuidado (Khazanov 1984, p.18; Bar-Yosef y Khazanov 1992, p.2;
Digard 1982, p.13).
Rowton (1973, pp.201-258); Kamp y Yoffee (1980, p.91).
Briant (1983); Kamp y Yoffee (1980, pp.93-94); Digard (1982, pp.14-15).
Faulkner (1962, p.13).
Lupo de Ferriol (1990, p.8).
El rasgo esencial de esta zona es la cadena de colinas y montaas que separan el valle del
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Nilo del Mar Rojo. Estas colinas posibilitan una ligera precipitacin anual, cuya intensidad
y regularidad se incrementa cuanto ms al Sur. Gracias a la precipitacin, en los wadis existen
pozos, vegetacin. Kemp (1985, p.158).
Cf. Faulkner 1962: 175.
Cf. Faulkner 1962: 261.
Cf. Flammini 1996: 11
Denominacin atestiguada en documentos como el Cuento de Sinuh o La enseanza
para Merikara.
Entendida como un mensaje a ser transmitido. Cf. Endrdi 1991: 22.
Para una mayor profundidad de este punto, ver los siguientes trabajos: Bard (1994), Castillos
(1995).
Campagno (comunicacin personal); Wilkinson (2000).
Las teoras sobre el nmero de proto-estados vara segn los autores, pero oscilaran entre
las dos propuestas por Kemp (Hieracmpolis, Nagada y Abidos) y Hassan (Hieracmpolis
y Nagada) Kemp (1992, 59), Hassan (1998).
Campagno (1995, pp. 64 y ss.).
Campagno (1998, 108); Hieracmpolis fue un centro muy urbanizado, residencia de jefes
poderosos. Fue la realizadora de los mayores esfuerzos por el control de sus vecinos del
Norte, Naqada y Tinis. Desde el punto de vista arqueolgico, el empobrecimiento de los
ajuares y la disminucin del tamao de las tumbas en el cementerio T de Naqada, en el que
tradicionalmente.
Wilkinson (2000, 179), Cialowicz (1996, 12), Kemp (1992, 58), Khler (1996, pp.215-220).
Khler (1995, pp.79-82).
Campagno (2001, 10).
Se trata de un conflicto que involucra la decisin, por parte de los vencedores, de apropiarse
del territorio de los vencidos. Esta decisin impone la necesidad de un lazo permanente, de
una relacin de dominacin, entre sociedades anteriormente desvinculadas Campagno
(1998, 108).
Campagno (2000, 9), Kemp (1992, 61).
Pereyra (1987).
Campagno (2000, 10).
Trmino utilizado por De Bernardi en sus trabajos sobre la antigua Mesopotamia, definido
como el resultado del proceso por el cual una lite ha logrado el desplazamiento del sistema
de identidad hacia el terreno de una unidad sociopoltica. Consideramos vlido aplicar
dicho concepto al territorio egipcio. De Bernardi (1998, 33).
Recurso iconogrfico que perdurar en todas las pocas siguientes.
Aguado Vzquez y Portal Ariosa (1991, 81). Campagno (2001, pp.5-7).
Debemos tener en cuenta que ya existan este tipo de contactos en tiempos predinsticos,
como sostiene Campagno, en un contexto en que uno de los componentes bsicos del
proceso en que surge el Estado en el Alto Egipto debi ser la competencia intercomunitaria
por monopolizar la corriente de intercambios que proporcionaba bienes de prestigio
procedentes de lejanas regiones, requeridos por las lites locales para reafirmar su diferencia
respecto de los dems integrantes de las comunidades () (Cf. Campagno 2001: 33).
El Reino Antiguo es la cristalizacin o consolidacin de un proceso poltico, econmico,
social y cultural, que comenz con el surgimiento del Estado hacia el 3000 a.C.
Cf. Kemp 1992: 117.
Cf. Redford 1995: 34; Flammini 1996: 9-12.
Cf. Kemp 1985: 177-180; Amiran, Beit-Arieh y Glass 1973: 193-197. Segn Oren el predominio
de material egipcio en el Norte del Sina y la cantidad de cermica egipcia del Sur de Palestina
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testimonian la activa poltica exterior seguida por el nuevo poder centralizado en esta ltima
rea. Por la significativa cantidad de material cananeo hallada en tumbas egipcias y la
cermica.
Cf. Kemp 1985: 177-180; Amiran, Beit-Arieh y Glass 1973: 193-197. Segn Oren el predominio
de material egipcio en el Norte del Sina y la cantidad de cermica egipcia del Sur de Palestina
testimonian la activa poltica exterior seguida por el nuevo poder centralizado en esta ltima
rea. Por la significativa cantidad de material cananeo hallada en tumbas egipcias y la
cermica cananea en los asentamientos del norte del Sina, Oren llega a la conclusin de que
el Estado egipcio en el Perodo Protodinstico Temprano utiliz al norte del Sina como una
va para su avance en el sur de Palestina. Tambin sostiene que la escasez de cermica egipcia
del Bronce Temprano II en sitios del sur de Sina, donde se trabajaba el metal, sugiere que
el Estado egipcio no tuvo acceso a las minas de cobre y no las explot sistemticamente hasta
la III dinasta. El flujo constante de productos egipcios hacia el Este, y luego hacia el Nordeste,
constituira un indicio de actividad comercial sobre una base local, sin control estatal. Cf.
Oren 1973: 198-205
Cf. Bresciani 1991: 255; Trigger 1984: 103
Este motivo iconogrfico ya est presente en el Perodo Arcaico. Cf. Campagno 2002: 217219; Cervell Autuori 1996: 206-211, 214; Flammini 2003: 100-101
Cf. Endrdi 1991: 22
Cf. Lichtheim 1976: 29
rea especfica de Palestina.
Cf. Ibada Al-Nubi 1991: 182
El orden csmico. Cf. Frankfort 1981: 48-59; Cervell Autuori 1996: 139
En la mentalidad egipcia, la intervencin contra los elementos caticos es una accin
obligada por parte del rey, garante del orden universal ante la divinidad, mientras que los
perturbadores (los pueblos no egipcios situados al Sur, al Este o al Oeste de Egipto) son
"vencidos" por definicin, ya antes de combatir. Cf. Bresciani 1991: 249; Flammini 2003: 94;
al respecto, Campagno seala que esa relacin negativa con el exterior es necesaria para
la reproduccin de cada comunidad, en tanto lmite que, a la vez, refuerza la identidad de sus
integrantes y excluye a los que no lo son, cf. Campagno 1998.
Para Kemp el Primer Perodo Intermedio es una poca en la que se produce un desequilibrio
entre la corte y las provincias que compiten por los recursos de sta, cf. Kemp 1992: 147; cf.
tambin Cassin, Bottero y Vercoutter 1975: 259-263
Cf. Ward 1971
Esta investigadora destac la importancia de las fluctuaciones climticas como un factor
determinante en la historia de Egipto y del Cercano Oriente en la Antigedad. Plantea una
hiptesis amplia que trata de explicar las pocas de grandes cambios (2200-2000 a.C. y 1200900 a.C.) en la historia del Cercano Oriente Antiguo con fundamento en alteraciones
climticas que habran afectado a una amplia zona que se extendi desde Grecia a Mesopotamia
y Elam y desde Anatolia a Egipto. No est de acuerdo con la hiptesis tradicional que atribuye
al debilitamiento del gobierno central y a la guerra civil la falta de control de las inundaciones
y el descuido del sistema de irrigacin y, por ende, las secuelas de escasez, hambre y desorden
social. En cambio (segn Bell), fue la sequa, producto de las inundaciones insuficientes del
Nilo por la disminucin de las lluvias en la regin de sus fuentes, la que provoc la crisis que
acab con un gobierno central debilitado, incapaz de enfrentar con xito el problema. Cf. Bell
1971: 1-26; Fund Patrn 1998: 165
Cf. Redford 1995: 62
Bjrkman ha destacado las dificultades de una reconstruccin histrica a travs de la
utilizacin de las fuentes literarias. Por lo general, dichas fuentes atraviesan un largo perodo
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de transmisin, mediante copias tardas, lo que dificulta la atribucin a una poca determinada,
ya que las copias sucesivas se "contaminan" con formas y giros propios del momento y no
es posible realizar en ellas, como en las inscripciones en monumentos, estudios paleogrficos
para determinar el momento original de la composicin, cf. Bjrkman 1964: 9-33. A pesar de
ello, la Enseanza para Merikara es til para entender el Primer Perodo Intermedio durante
la poca heracleopolitana, cf. Daneri 1992:53.
Este texto, de poca heracleopolitana, est presentado en forma de instruccin dada por un
rey a su hijo y sucesor. Es una fuente literaria importante, dado que narra la realeza del perodo
de crisis que descubre preocupaciones tico-religiosas respecto de la monarqua. Por otra
parte, su descripcin de la situacin poltica del Delta es notable: ninguna otra fuente
contempornea y posterior ofrece referencias concretas sobre el norte de Egipto en esta
poca. Cf. Ward 1971: 22-41; Daneri 1992: 61.
Cf. Lichtheim 1976: 97-109; Redford 1995: 67-68
Cf. Cf. Lichtheim 1976: 97-112
Se conserva en un papiro (de la poca del Reino Medio) que guarda el Museo de Leiden. Falta
la primera parte y el final del texto est muy arruinado. Se compone de varias secciones
anafricas ("En verdad", "Ved", "Destruido est", "Recordad"), con las que el sabio egipcio
Ipuwer enfatiza en su discurso el estado catastrfico del pas, para desembocar al final en
los reproches a Ra, cf. Rosenvasser 1981: 222.
El empleo de soldados nubios en el ejrcito egipcio, al servicio del gobierno central, est
atestiguado desde el Reino Antiguo. Cf. Daneri 1992: 110; Ibada Al-Nubi 1991: 19
Cf. Daneri 1992: 101
Cf. Ward 1971: 39
La "Profeca de Neferti" presenta afinidades de contenido con las "Admoniciones de
Ipuwer". El texto completo es conocido a travs de un manuscrito de la dinasta XVIII y de
tablillas y ostraca del Imperio Nuevo. Es una fuente "post eventum", pues ubica artificialmente
los hechos en el pasado, en la poca del fundador de la dinasta IV, Snefru. Neferti, un
sacerdote lector, "profetiza" sobre lo que suceder, los males de un perodo cuya proximidad
no es precisada y el anuncio de la llegada de un salvador, eje central de la obra, cf. Galn 1998:
3-15.
Cf. Lichtheim 1976: 141
Cf. Lichtheim 1976: 141-143.
Cf. Kupper 1959: 120
En las inscripciones del Reino Medio se mencionan a menudo y hasta se describen las
campaas militares que los reyes egipcios realizaban, que indican la movilizacin de
importante cantidad de recursos para sentar su presencia en la Baja Nubia.
Cf. Faulkner 1962: 38
Entre ellas, los "Papiros de Kahun". Dentro de este grupo de documentos encontramos un
texto de carcter administrativo que contiene una lista del personal que presta servicios en
el templo funerario de Sesostris II en Illahun y que participa en la celebracin de una
festividad. En la lista figuran los 'amu desempendose como acrbatas, cantantes y
bailarines. El hecho de participar en una festividad religiosa con un oficio determinado,
adems de habrseles asignado un nombre egipcio, revela que estos 'amu ya ocupaban una
posicin definida dentro de la sociedad egipcia. No obstante, en la lista se los diferencia de
los egipcios, ya que conservan su denominacin de 'amu, que precede al nombre asignado
y que los identifica como extranjeros: por ejemplo, entre los acrbatas "el 'amu Kha-Kheperra" mencionado en el Papiro Brooklyn 35.1446, donde la mayora de servidores nombrados
son 'amu, cf. Fantechi 1993:137; Luft 1993: 292
Esta idea se refuerza con los aportes arqueolgicos del sitio de Tell el Dabca. Vase Flammini
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Esta inscripcin fue hallada debajo de uno de los colosos de Ramss II ubicado delante del
templo de Ptah en Mit Rahina, y se tratara de un fragmento de los Anales de Amenemhat
II, datado en el primero de los 35 aos de gobierno personal de este rey. Estn detallados
el botn obtenido en Asia, luego de una campaa a esa zona, como tambin tributos y
productos trados de una expedicin al Lbano. Dentro de esta nmina aparecen mencionados
los amu en varias ocasiones. Se los encuentra enlistados junto a otros productos tales como
metales preciosos, animales y galena, vale decir, que una forma de las formas de ingreso de
estos extranjeros en Egipto era como parte del tributo. El texto dice:Tropa de asalto
enviadas para arrasar....Nmero de cautivos vivos trados de estos pases extranjeros:
amu: 1554. Cf. Redford 1995: 79; Flammini 1996: 24-31. Para un anlisis pormenorizado de
este punto vase Flammini 2004b: 71-95
Cf. Flammini 1996: 24-25
Cf. Fantechi 1993: 145
Cf. Fantechi 1993: 144
Cf. Flammini 1996: 33
Hay dos manuscritos extensos, que son el Papiro Berln 3022 y el Papiro Berln 10499. Fueron
encontradas en dos tumbas de Tebas, de las dinastas XII y XIII respectivamente. Cf. Galn
1998: 63
Cf. Galn 1998: 91
Tambin en los mitos, no tratados en este trabajo, entendidos como narraciones con un alto
contenido simblico y parte inherente de los rituales y creencias religiosas.
BIBLIOGRAFA
Aguado Vsquez, J. y Portal Ariosa, M. (1991). Ideologa, Identidad y Cultura:
tres elementos bsicos en la comprensin de la reproduccin cultural. En
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