Acerca de La Construcción Del Otro en El Antiguo Egipto - Rodríguez González

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Pharos

Universidad de las Americas


[email protected]

ISSN (Versin impresa): 0717-1307


CHILE

2006
Roberto R. Rodrguez Gonzlez
ACERCA DE LA CONSTRUCCION DEL "OTRO" EN EL ANTIGUO EGIPTO:
CONSIDERACIONES
Pharos, noviembre-diciembre, ao/vol. 13, nmero 002
Universidad de las Americas
Santiago, Chile
pp. 31-58

Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina y el Caribe, Espaa y Portugal


Universidad Autnoma del Estado de Mxico
http://redalyc.uaemex.mx

ACERCA DE LA ...

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ACERCA DE LA CONSTRUCCION DEL 'OTRO' EN EL


ANTIGUO EGIPTO: CONSIDERACIONES
About the construction of 'the other'
in ancient Egypt: Considerations
Roberto R. Rodrguez Gonzlez *
ABSTRACT
The paper focuses in a case of interethnical relationships: the relationship between the Egyptian State and nomadic societies, through the use of egyptian official
sources that furnish signs of the existence of
different ethnical groups reckoned by its
ethnonyms. These nomadic groups are actors in the interaction field generated by the
identification-alterization play.
State power establishes a relationship
practice that allows an identity construction
process through the inter-ethnic contacts
with pastoral groups and the use of mythical
and religious elements.
The paper intends to show the relationships established between ethnical groups
located in the Egyptian north-east, that is in
the northern section of eastern desert, the
Delta, the Sinai Peninsula and Palestine, and
the Egyptian State.

RESUMEN
Los estudios de sociedades pastoralistas en
el Cercano Oriente Antiguo, entre el 3er y 1er
milenios a.C., junto a los aportes
interdisciplinarios en el campo de las Ciencias
Sociales, han producido una profunda
renovacin en el rea de Historia Antigua.
Algunos elementos tericos relevantes nos
ayudarn a comprender cmo una sociedad
conceba su propia identidad frente a la alteridad
o valorizacin del otro, de cmo la identidad es
inseparable de la otredad. El presente trabajo
aborda un anlisis del proceso tnico identitario
en el antiguo Egipto, la relacin entre sociedades
seminmadas y el Estado.

I. INTRODUCCIN
Las ltimas dcadas del siglo XX fueron testigos de la proliferacin de
conflictos y nacionalismos tnicos en el Cercano Oriente, en el Cucaso, en los
Balcanes, en frica y en el Asia Central, entre otras regiones. Este abanico de
*
Profesor en Historia. Graduado de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales,
Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco-Sede Comodoro Rivadavia- Argentina.
Profesor responsable de la Ctedra Antropologa Sociocultural-Universidad Nacional de la
Patagonia Austral, Unidad Acadmica San Julin (UNPA-UASJ). Coordinador del Programa
'Desarrollo de Estudios en Antropologa, Economa e Historia del Cercano Oriente Antiguo y
Contemporneo' (UNPA-UASJ). Direccin particular: Barrio Mutual YPF-Casa N 9- Calle San
Francisco. C.P. (9100)- Caleta Olivia. Provincia de Santa Cruz. Repblica Argentina. E-mail:
[email protected]

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situaciones problemticas ha permitido el desarrollo de un nuevo campo de


estudio para distintas disciplinas, mediante fuentes testimoniales directas o el
trabajo de campo. Una de las temticas ms tratadas en el campo de las Ciencias
Sociales ha sido el anlisis o estudio de la identidad tnica, donde uno de los
aspectos o dimensiones ms importantes es la coexistencia de los componentes
nosotros y ellos.
La significatividad de estos campos disciplinares radica en que sus herramientas tericas fueron primordiales para las investigaciones dedicadas a las problemticas histricas del Mundo Antiguo. Pues, hasta entonces, la Historia Antigua
se haba desarrollado bajo el auxilio de disciplinas afines como la Filologa o la
Arqueologa. Con sus mtodos propios y su distanciamiento en la elaboracin
de modelos tericos, haba permanecido aislada y desconocedora de los
avances de otras ciencias sociales.
Es as que se produjo un acercamiento entre historiadores y cientficos
sociales, logrando el beneficio de una mejor comprensin de problemticas
relacionadas con los procesos histricos en el Mundo Antiguo, especialmente
cuando el contacto se logra con las investigaciones y modelos desarrollados en
el campo de la Antropologa.
Por otra parte, profundos avances que vienen operndose desde fines de la
dcada de 1970 en los estudios de las sociedades pastoralistas en el Cercano
Oriente Antiguo, basados especialmente en los nuevos enfoques ecolgicos,
sistmicos o procesuales (sobre la base de los datos originados por los estudios
sobre terreno, donde renovadoras tcnicas aportan precisiones sobre paleoclima,
paleobotnica, etc.), han dado significativos trabajos acadmicos. El campo
disciplinar de la Historia ha recibido renovadoras influencias desde otras reas
como la Sociologa o la Teora del Discurso, surgiendo as nuevos debates sobre
temas puntuales como, por ejemplo, la configuracin de las identidades tnicas,
el proceso de transformacin de sociedades aldeanas en sociedades complejas,
las formas de intercambio en las sociedades antiguas, la problemtica de las
formaciones estatales, las interrelaciones entre sociedades urbanas y sociedades
seminmadas, entre otros. Ello, al tiempo que se mantena la preocupacin e
inters por la caracterizacin y la periodizacin de dichas sociedades1.
De esta manera, los estudios paleoambientales y las reinterpretaciones en el
mbito arqueolgico2, que permitieron una comprensin ms clara, global y
estructurada sobre las razones de los desplazamientos de grupos seminmadas
en distintos momentos de la historia del Cercano Oriente Antiguo, han sido
importantes para la elaboracin de este trabajo.

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El empleo de una serie de precisiones conceptuales necesarias para


realizar un estudio como el que pretendemos efectuar, y la caracterizacin
de las sociedades pastorales a partir de las fuentes de sociedades antiguas
(que provienen, en su mayor parte, del sector social dominante), en combinacin con estudios etnogrficos y antropolgicos, son esenciales para
nuestra aproximacin; sin dejar de considerar que toda lectura de la
realidad, sea sta pasada o presente, se hace desde una posicin sesgada,
lo que por su parte legitima la riqueza de las interpretaciones realizadas
sobre las caractersticas particulares de esas comunidades.
Es as que algunos aportes tericos seleccionados nos ayudarn a
comprender cmo una sociedad concibe su propia identidad frente a la
alteridad o valorizacin del otro, es decir, de qu manera la identidad es
inseparable de la otredad, en tanto proceso de alterizacin.
El contexto socio-histrico convierte el componente mayor de la identidad tnica de una comunidad particular. Es importante considerar que la
identidad tnica no es una entidad, sino una serie de procesos complejos que
tienen lugar en el devenir temporal, donde los individuos construyen, a partir
de ciertos acontecimientos, las continuidades entre los antepasados y sus
descendientes en tanto grupo, generalmente en un contexto social ms
amplio donde caben otros grupos tnicos.
El medio por el cual los miembros de grupos (tnicos) diferentes definen
el mbito y el alcance de sus relaciones recprocas en situaciones de
contacto, podemos definirlo como confn tnico o frontera tnica. En este
sentido, los grupos tnicos constituyen una forma de organizacin
social. En la medida en que los actores utilizan las identidades tnicas
para categorizarse a s mismos, y a los otros, con fines de interaccin,
forman grupos tnicos en este sentido de organizacin 3.
Por su parte, Stallaert, Emberling y Yoffee coinciden en sealar que la
etnicidad4 es por definicin relacional y situacional, dado que la conciencia
tnica nace y se mantiene viva debido al contacto e interaccin con otro
grupo tnico, y los elementos culturales seleccionados para sealar los
confines tnicos dependen de las circunstancias concretas de la etnognesis5.
Desde la ptica barthiana, los confines tnicos no son fijos sino que pueden
ser manipulados, redibujados, borrados o consolidados.6
La identidad de un grupo es una construccin hecha con el material de las
investiduras simblico-culturales que le prestan definicin y pertenencia. La

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subjetivacin es el proceso correlativo. Por su efecto, los grupos vienen a


reconocerse en su lengua, sus prcticas productivas, sus tradiciones, sus
instituciones y reglas de sociedad, sus mitos, es decir, se identifican en sus
universos simblicos, en los rasgos opositivos que los distinguen7. Es el
autoconocimiento de las diferencias de grupo respecto a los atributos que
caracterizan a los otros, lo que hace de un grupo social un sujeto con identidad
propia. En el contraste con el otro, cada grupo percibe su propia especificidad
y puede, por lo tanto, identificarse en su cultura, en su organizacin social.
Aqu nos proponemos, mediante la utilizacin de las fuentes estatales egipcias, analizar los mecanismos identitarios y de diferenciacin socio-cultural que
permiten definir al Estado egipcio como un ente diferenciado, debido a la
presencia de una etnicidad especfica (i.e., las sociedades seminmadas).
Dichas fuentes nos proporcionan indicios de la existencia de distintos grupos
tnicos reconocidos por sus etnnimos. Esos grupos nmadas y seminmadas
son actores del campo de interaccin que genera el juego de identificacin y
alterizacin. En otras palabras, el otro catalizador de la conciencia tnica en el
antiguo Egipto fue, sin duda, el extranjero.
Caracterizaremos el espacio geogrfico del Cercano Oriente donde se
desenvuelven estas sociedades. Con la diversidad ecolgica existente, esta
macro regin es definida como unidad y variedad8. Unidad, por tratarse de un
rea compacta, relativamente circunscrita por lmites externos (por ejemplo, el
Mediterrneo al oeste y el Mar Negro al noroeste; y por la presencia de la gran
cuenca fluvial formada por el Tigres y el ufrates en su paso por la llanura de
Mesopotamia, enlazando y facilitando las comunicaciones a las restantes regiones perifricas). Variedad, primero, por la existencia de una diversidad del
relieve, clima, de la distribucin de las redes fluviales y las materias primas. Y
segundo, la variedad regional que se manifiesta en la existencia de mbitos
geogrficos diferenciados9. Como bien ha sealado Gonzlez Wagner, la
discontinuidad ecolgica propia del Prximo Oriente explica la falta de
homogeneidad que caracteriza la distribucin de los recursos naturales10.
Por ello, las primeras sociedades urbanas o estatales que se desarrollaron
aproximadamente hacia el ao 3.200 a.C., en las regiones frtiles como
Mesopotamia y Egipto, carecan de importantes recursos que no eran inexistentes
en las zonas perifricas11.
Hechas estas consideraciones, presentaremos las relaciones del Estado
egipcio y las sociedades seminmadas en el perodo comprendido desde el
Reino Antiguo hasta las postrimeras del Reino Medio (2695-1785 a.C. aproximadamente).

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II. PRECISIONES DEL TRMINO NOMADISMO PARA LA


HISTORIA DEL CERCANO ORIENTE ANTIGUO
El pastoralismo jug un rol bsico en la economa de subsistencia de todas las
sociedades del Cercano Oriente Antiguo. Su importancia es evidente en las
sociedades ms tradicionales del presente. Sin embargo, al momento de definir
el nomadismo, surgen controversias o dudas que es preciso aclarar pues, como
sostuvo Digard12, el nomadismo presenta una realidad mucho ms compleja que
el criterio esencialmente geogrfico, de desplazamientos de grupos humanos en
un espacio determinado. Un punto de partida es definir las condiciones necesarias para la existencia del pastoralismo nmada13. Consistiran en la presencia de
especies animales apropiadas, un ambiente ecolgico apropiado para el mantenimiento de estas especies, la tecnologa adecuada, relaciones sociales para la
domesticacin y rebao continuo.
Lees y Bates14 propusieron un modelo en el cual un esquema inicial de
agricultura mixta y pastoralismo de subsistencia fue gradualmente reemplazado
por una forma ms especializada de cultivo basada sobre canales de irrigacin.
La produccin creciente de tierras irrigadas conduce a una gran dependencia
sobre recursos de cereales, no solamente por gente sedentaria sino tambin por
pastoralistas que ahora comenzaron a concentrarse sobre productos renovables
tales como la leche y la lana. Dichos productos eran cambiados por cereales.
Otro autor, Khazanov15, defini el nomadismo como una forma distinta de
economa productora de alimentos, en la cual el pastoralismo extensivo ambulante constitua la actividad predominante y la mayora de la poblacin se
desplazaba mediante migraciones peridicas, por la prctica de la transhumancia.
Pero esta definicin presentaba falencias cuando se intentaba circunscribir y
clasificar el nomadismo. Pastoralistas especializados en agricultura mixta no son
definidos como nmadas porque representan una divisin de tareas dentro de la
misma sociedad, mientras el nomadismo requiere una divisin de tareas entre
diferentes sociedades16.
De manera que el nomadismo puro se caracterizara por una ausencia
completa de agricultura y de residencia. Por lo tanto, en el Cercano Oriente, a
partir del tercer milenio a.C., tratamos con grupos descritos como pastores
seminmadas caracterizados por la prctica del pastoralismo extensivo en
conjuncin con agricultura suplementaria y la presencia de ciclos de movimientos
regulares y estacionales.
El pastoreo nmada permita un aprovechamiento de aquellas zonas que no
reunan las condiciones mnimas para ser sometidas a una explotacin agrcola,

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pero podan alimentar al ganado. Pero los grupos pastoralistas no fueron nunca
autosuficientes y los agricultores sedentarios a menudo necesitaban tambin de
ellos. Lo cierto es que ambas formas de vida, aunque si bien distintas, no
constituyeron nunca mundos totalmente al margen el uno del otro, ni tuvieron un
comportamiento esttico sin evolucin ni intercomunicacin entre ellos sino que,
por el contrario, se relacionaron con frecuencia, nutrindose en ocasiones cada
uno del otro.
Se produjo as una interaccin entre ambas formas de vida que no siempre
estuvo exenta de tensiones y violencias, sobre todo en tiempos de crisis, pero
que, por lo comn, poda resultar mutuamente provechosa. Dicha interaccin es
definida como propia de una sociedad dimrfica, parafraseando a Rowton17.
Los seminmadas, habitantes de las estepas semiridas y de algunas zonas
montaosas, precisaban de los sedentarios para abastecerse de productos
agrcolas y determinadas manufacturas. A cambio, los sedentarios obtenan de
los grupos pastoralistas, pieles y otros derivados del ganado, as como fuerza de
trabajo y tropas militares extras para sus campaas. Pero esta interpretacin es
considerada como simplista dado que presenta una dicotoma rgida y ficticia. Se
trata, por supuesto, de una simplificacin de fenmenos mucho ms complejos18.
Pues, como se ha demostrado, en tiempos de crisis y bajo condiciones especialmente duras, no fue raro que los sedentarios, sobre todo aquellos ms
desprotegidos social y econmicamente, abandonaran el entorno urbano para
integrarse en el mbito de la vida seminmada (como veremos en el caso
egipcio), dando lugar a un flujo demogrfico de carcter bidireccional.
Estas premisas tericas nos permitirn articular y comprender la naturaleza de
las relaciones que se establecieron en el valle del Nilo, entre el Estado egipcio
y los grupos seminmadas.
III. LAS PRCTICAS IDENTITARIAS DEL ESTADO EGIPCIO
En las fuentes estatales egipcias quedaron registrados muchos trminos que
hacen alusin al otro, al seminmada o extranjero. Estas designaciones, que
aparecen en distintas pocas, claramente destacan su movilidad as como el
hbitat donde practica el pastoreo.
El trmino ms antiguo que se conoce es iwntyw, que aparece desde la
dinasta I a la dinasta IV. Literalmente es traducido como arquero19. Son
mencionados en los Anales de Palermo de la dinasta V20 y en Wadi Maghara,
en el Sina. Los iwntyw son los nmadas que habitaban en el desierto oriental,
tanto del Norte como del Sur, es decir, de Egipto como de Nubia21. Posteriormente se extendi su significado para designar a los seminmadas en general.

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Otros trminos para designar a estos grupos pastorales son heryu-sha22 y


shasu23. El primero, atestiguado desde el Reino Antiguo, es comnmente
traducido como beduino (lit. los que caminan sobre la arena) y hace
referencia en mayor medida al hbitat natural del seminmada, el desierto,
especficamente aquel ubicado al Noreste de Egipto; el segundo trmino, shasu,
mencionado frecuentemente en el Imperio Nuevo, parece definir tambin a
grupos pastorales del desierto oriental.
Ahora bien, desde el Reino Antiguo, las fuentes mencionan a los camu,
comnmente definido como asitico, o semita24. Otra denominacin, pero que
recin se conoce desde el Reino Medio, es nemiu-sha, traducido literalmente
como viajeros de la arena, trmino que, como heryu-sha, hace referencia a su
hbitat25.
Estas designaciones, que intentan definir a los seminmadas por sus principales caractersticas -vale decir, la movilidad y el hbitat donde la desarrolla-,
muestran un proceso de identificacin por el cual se confiere una determinada
cualidad a un sujeto o grupo, dando inicio a las pautas orientadas a promover el
sentido de pertenencia, a establecer y proclamar la diferencia entre lo propio y
lo ajeno. Los criterios de identificacin se basan en seales de lo que existe,
construyendo diferencias sociales y culturales a travs de las interpretaciones
presentes en dichos textos, donde el rey-dios es el referente y encarna el
fundamento divino del poder poltico, ya sea a travs de la fraseologa o de las
escenas reales. Cuando se hace referencia a la frontera en los textos, se
distingue lo que el rey ve, ya que aparece siempre implcita la propaganda 26 del
fundamento de la divinidad, esgrimida con la finalidad de legitimar el poder
estatal.
IV. HACIA LA CONFIGURACIN ESTATAL EN EL VALLE
DEL NILO. EL PERIODO ARCAICO
Si bien la reconstruccin del proceso histrico en el valle del Nilo durante el
Cuarto Milenio a.C. presenta dificultades, algunos aspectos se hacen claros
como las formas de actividades econmicas que desarrollaron las diversas
comunidades sedentarias, el proceso de diferenciacin social y el surgimiento de
lites dominantes a nivel local (particularmente en el Alto Egipto), estos ltimos,
gracias a los estudios de las necrpolis y ajuares funerarios27.
Con el comienzo del perodo conocido por los arquelogos como Nagada
III a-b (3200-3050 a.C.)28, varios cambios socio-polticos llegaron a su fin.
Efectivamente, en la etapa precedente (Nagada II b-c), en la regin del Alto

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Egipto se haba producido el surgimiento de un proto-estado o gran centro de


poder poltico, Hieracmpolis, como consecuencia de una serie de disputas
entre entidades menores29. De este perodo encontramos representaciones de
luchas que tendran su origen en el control por las lites de unos determinados
productos e ideas de procedencia mesopotmica30, que elevaban el status del
poseedor, de modo que justificaban su poder y posicin.
Hieracmpolis se convertira en un gran centro hegemnico de poder, fruto
de la realizacin por el control de las comunidades tnicas vecinas. Las razones
de estos conflictos deben buscarse en la necesidad de obtener bienes de
prestigio para el consumo de las lites dominantes, o en la competencia por los
recursos naturales, llevando a la intencin de apropiacin de territorios vecinos.31
Mientras tanto, en el Delta, se han desarrollado al menos dos centros de
poder significativos que monopolizaron la llegada de productos provenientes de
Biblos y de la zona de Canan: Buto y Maadi.
Una vez que el Alto Egipto est unificado en el perodo de Nagada IIc (34003300 a.C., aprox.), se produce una reorganizacin del territorio, apareciendo
nuevos ncleos (Minshat Abu Omar, por ejemplo) que se dedicarn a las
actividades de comercio y colonizacin del Delta Oriental. Poco despus en
Buto, aparece una cultura material que pertenece al Alto Egipto y que, ante la
ausencia de restos que indiquen enfrentamientos armados, hemos de pensar que
fue producto de una asimilacin32.
No hubo una unificacin real en el sentido de la subyugacin final del Delta
y sus reas circundantes bajo la dominacin del proto-estado del Alto Egipto.
Debemos tener presente la idea de una evolucin cultural continua del valle
niltico, incluyendo el Delta, ms bien que un cambio dramtico repentino33. Esta
uniformidad cultural no implica la idea de una comunidad tnicamente homognea a lo largo de la regin niltica. La cultura no se confunde con la identidad,
pues esta ltima se manifiesta en la forma en que los integrantes de un grupo se
definen y son definidos por los grupos con los que se relacionan. La cultura,
como dimensin simblica, remite a los cdigos con los cuales las prcticas, las
relaciones sociales, el mundo natural y sobrenatural, adquieren un significado
singular del grupo.
Esta visin tradicional de la unificacin fue influenciada por el famoso
documento de la Paleta de Narmer, donde se observaba a este rey-dios usando
la corona blanca y la corona roja, sugiriendo que gobernaba las dos tierras. Sin

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embargo, hay que tener en cuenta que la corona roja no ciertamente es asociada
con la regin del Bajo Egipto, ya que la primera descripcin sealada de este
emblema es conocida en Naqada, en el Sur34. Se remarca el poder del rey a
travs de una iconografa, resaltando su imagen y tambin la presencia de una
lite que se est consolidando (ejemplo: el portador de sandalias, los
portaestandartes). Este documento tiene una intencionalidad, que es la de
exponer grupos tnicamente diferenciados, asentados en el Delta, a travs de
smbolos para representar enemigos vencidos (arcos, pjaros).
La Paleta de Narmer y otros documentos como la cabeza de maza de
Escorpin, la Paleta de las Ciudades, cabeza de maza de Narmer, etc., estn
enmarcados en el contexto histrico de una sucesin de cambios que se
reconocen en el Predinstico Final o Naqada IIIa-b (3200 al 3000 a.C.). Dichos
cambios son el surgimiento de los primeros signos escritos, la aparicin de las
guerras de conquistas35, la culminacin del proceso de unificacin territorial bajo
un Estado, mediante la creacin de ciudades como centros de control poltico y
formas de organizacin econmica, un alto grado de desarrollo en la especializacin artesanal, un gradual incremento de la complejidad social y fuertes
contactos con el exterior (Mesopotamia, Canan y Nubia).
En la etapa siguiente, denominado Perodo Arcaico -correspondiente a las
dos primeras dinastas ( Nagada III b-c y Nagada III c-d)-, el Estado comenzar
la tarea de consolidar y legitimar su forma de organizacin socio-poltica
mediante la elaboracin y reutilizacin de una serie de arquetipos. Incursionando
en el terreno religioso, el Estado naciente, consciente de la diversidad de cultos
existentes en las comunidades a lo largo del territorio unificado (elementos
distintivos de las identidades tnicas colectivas), absorbe dichas prcticas de
culto como propias, con el propsito de facilitar las relaciones con esas
comunidades y lograr una cohesin socio-cultural, mediante el mecanismo de la
codificacin de tradiciones36.
La otra medida adoptada por el Estado es elaborar un aparato ideolgico
vlido para fundamentar y legitimar el poder del rey-dios. Surgen as los primeros
ttulos o protocolo real37, tales como Rey del Alto y Bajo Egipto y Las Dos
Seoras. El primero tiene una connotacin poltica, sealando el dominio
territorial mucho ms amplio por parte del Estado. El segundo ttulo hace
referencia a dos divinidades, la diosa buitre Nekhbet (Alto Egipto) y la diosa
cobra Uadjet (Bajo Egipto). Ambos transmiten el mensaje de la concepcin dual
del poder estatal, concentrado en la persona del rey. La corona blanca es
asociada a la regin surea y la corona roja a la regin del norte. Sin embargo,
como hemos sealado, esta ltima corona es originaria de la regin meridional

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(atestiguada desde Nagada I)38. Estamos ante un constructo artificial para


sostener la concepcin dualista de la monarqua.
La elaboracin de esta abstraccin, que no tiene una connotacin histrica
(conflictos entre el Norte y el Sur) reflejara la toma de conciencia y necesidad,
por parte de la lite estatal, de organizar un territorio con sociedades tnicamente
diferentes. De tal manera, una ideologa reproduce o resignifica la produccin
simblica y material del conjunto de la sociedad, dando inicio al proceso de la
configuracin etno-poltica39 que se consolidar en las pocas siguientes.
Para reforzar la idea del rey-dios como garante del orden y reivindicar el
territorio bajo el Estado, se elaborarn y reutilizarn rituales como la Caza del
Hipoptamo, Aparicin del rey, Unin de las Dos Tierras, Circuito de las
Murallas, y recursos iconogrficos como, por ejemplo, la denominada Muerte
del enemigo por el rey.40 Los rituales son espacios culturales que a la vez que
recrean la ideologa, configuran la identidad(41). Por otra parte, el control
territorial se legitima en una construccin discursiva que a su vez es socialmente
aceptada. La realidad territorial y su representacin imaginaria constituyeron
condiciones a la vez que simbolizaciones de la nueva organizacin poltica.
V. LOS CONTACTOS INTERTNICOS DURANTE EL REINO
ANTIGUO
La formacin estatal en el valle del Nilo, hacia la segunda mitad del Cuarto
Milenio a.C., impuso un ordenamiento social radicalmente nuevo, que se
consolid en la poca del Reino Antiguo42. El cambio observable fue la
permanente intencin de ampliacin espacial y coercitiva por parte del Estado,
dando origen a una interaccin tnica mayor, con matices alternativos, ya que los
grupos pastorales de los territorios circundantes deban ponerse en contacto con
las poblaciones asentadas en el valle del Nilo para conseguir algunos productos
de los que carecan, en particular, cereales43.
Durante el Reino Antiguo44 hubo una gran tradicin cultural centrada en la
corte, expresada en el arte monumental, en la arquitectura, y que fue facilitada
por la incorporacin de las tradiciones regionales dentro de un marco oficial de
mitos y estilos decorativos45. La religin constituy el tejido conectivo de las
representaciones mentales compartidas por la sociedad egipcia, y form parte
de su identidad tnica englobante. El poder poltico, por medio de la concepcin
ideolgica de la divinidad regia, reforz los elementos culturales de la comunidad.

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De todos modos, si bien era autosuficiente en ciertos bienes de subsistencia,


como el grano, el Estado egipcio necesit adquirir maderas y metales, considerados como bienes de prestigio, y esa particularidad lo llev a entablar contactos
fuera de su territorio. En Wadi Maghara y Serabit el Jadim, en el Sina, se
ubicaban las minas de cobre y turquesa. All se encontraron inscripciones de los
reyes del Reino Antiguo, como por ejemplo de Snefru. El acceso natural a las
minas de esta zona se haca por el Wadi el Tumilat46 y no debe dudarse que en
esos territorios habitaba poblacin seminmada, como lo atestiguan los sitios de
Sheikh Nabi Salah y el yacimiento 688, asentamientos provisorios correspondientes a la Edad del Bronce Antiguo II, encontrados en el sur de la pennsula del
Sina, relacionados culturalmente con la ciudad palestina de Arad47.
La explotacin de las minas del Sina condujo a una serie de contactos con las
poblaciones locales, pacficos segn las circunstancias. En Wadi Maghara se
hall una inscripcin junto a una escena donde aparece Kufu, de la Dinasta IV,
aniquilando al enemigo. Es un tema iconogrfico que perdur hasta el final de la
historia de Egipto. La inscripcin dice: matando a los nmadas (iwntyw). En
este caso, el extranjero est representado con la barba caracterstica de los
asiticos. Tambin se hall en esta zona un relieve y una inscripcin en la que el
rey Sahure, de la V Dinasta, es llamado El que destruye los pases extranjeros48. Estos temas iconogrficos formaron parte del repertorio denominado
muerte ritual del enemigo por el rey49, considerada una prctica social,
repetitiva, que permite recrear y reproducir las representaciones simblicas. En
otras palabras, son espacios culturales que a la vez recrean la ideologa,
configuran la identidad. Se considera, desde el punto de vista simblico, como
un medio de comunicacin del discurso figurativo50, remarcando el poder del
rey a travs de un elaborado sistema iconogrfico que jerarquiza su imagen de
manera destacable.
Las imgenes aparecen en los procesos polticos como fuerzas simblicas que
sirven tanto para la persuasin como para la autodefinicin de la sociedad, y las
expresiones iconogrficas egipcias podan funcionar como un recurso identitario,
sujeto a resignificacin.
Otro testimonio significativo procede de un texto autobiogrfico de un
funcionario llamado Uni, de la VI Dinasta51: "(...) Cuando su Majestad atac
a los asiticos de la arena...despus de destruir la tierra de 'Aquellos que
estn en la arena' (...) Se me inform de que haba rebeldes por alguna
causa entre estos extranjeros que viven en la 'Nariz de la Gacela'52 (...)
Regres despus de haberlos prendido a todos, despus de aniquilar a cada
rebelde que haba entre ellos"53.

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Estos documentos (y otros) presentan una forma visible de estigmatizacin,


pues transformaba al extranjero en enemigo, o sea aqul sobre el que era posible
ejercer toda forma de violencia: muerte o captura. Aqu, la visin ofrecida es la
de grupos turbulentos que se oponan a su avance y a los que haba que eliminar
para cumplir con sus objetivos. De este modo, el rey cumpla el papel de
mediador ante los dioses, garantizando maat54, vale decir, la aplicacin de la
regularidad csmica a la vida egipcia55.
Sin embargo, cabe aclarar que no exista un conflicto permanente entre los
egipcios y los grupos pastorales con los que interactuaba, y podemos considerar
la posibilidad de que el Estado egipcio haya establecido alguna forma de
consenso con los jefes de las poblaciones de la zona del Sina para poder realizar
la extraccin de los recursos sin mayores inconvenientes.
VI. EL COLAPSO ESTATAL Y LA PRESENCIA DE
SEMINOMADAS EN EL DELTA EGIPCIO
Durante el llamado Primer Perodo Intermedio, que se extendi desde fines
de la Dinasta VI hasta mediados de la Dinasta XI, Egipto estuvo debilitado
polticamente. El largo reinado de Pepi II, as como ciertos factores ecolgicos
y climticos, conjuntamente, provocaron una de las situaciones ms extremas y
caticas, donde el poder central se vio seriamente comprometido. Fue una
poca de crisis, la primera gran crisis de la historia del antiguo Egipto. Una poca
en que el orden poltico, econmico y social establecido firmemente durante el
perodo anterior, el Reino Antiguo, colaps56.
Ahora bien, jug un rol importante la infiltracin de grupos pastorales en este
contexto? La respuesta es negativa, pues el movimiento de seminmadas,
asiticos y libios que merodeaban el Delta, siempre existi, sea controlado por
la poltica estatal o no. La presencia de extranjeros fue una constante, sea cual
fuere la circunstancia. No se acepta la hiptesis de invasin57, aun cuando, como
seala Bell58, no debamos descartar la falta de lluvias sobre las fuentes africanas
central y oriental del Nilo, a fines de la fase hmeda del Neoltico, afectando tanto
a sedentarios como a seminmadas59. Adems, no existe evidencia arqueolgica
en las tumbas y sitios del Primer Perodo Intermedio que corrobore lo que ciertas
fuentes literarias60, tales como las Admoniciones de Ipu-uer, la Enseanza
para Merikara, y La Profeca de Neferty, narran sobre la penetracin de
asiticos en el Delta durante esta poca. Sin embargo, podemos obtener de ellas
una clara visin del otro para los antiguos egipcios. La Enseanza para
Merikara, datada en la Dinasta IX/X heracleopolitana61, expresa claramente la
percepcin del egipcio hacia el otro, definindolo de la siguiente forma: Pero

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esto debera decirse al Arquero: Mira, el miserable asitico es desgraciado


a causa del lugar donde est, escaso de agua, desprovisto de madera, sus
senderos son numerosos y difciles a causa de las montaas. No habita en
ningn lugar, el alimento impulsa sus piernas, lucha desde el tiempo de
Horus sin conquistar ni ser conquistado. No anuncia del da de combate
como un ladrn que acta por sorpresa"62. Este documento presenta las
caractersticas de grupos que aparecen de imprevisto, que merodean las zonas
perifricas, provenientes de un medio ecolgico que no les era favorable y que
por esa razn fueran sealados como elementos forneos que intentaban
infiltrarse en las frtiles tierras del Nilo.
En otro pasaje se manifiesta ms claramente an la hostilidad hacia los
extranjeros: "Hice que el Bajo Egipto los atacara, captur a sus habitantes,
tom su ganado hasta que los amu aborrecieron a Egipto (...) No te
preocupes por l, el asitico es un cocodrilo en su playa; arrebata de un
camino solitario, pero no puede tomar una ciudad populosa63. En este
fragmento, vemos que los egipcios subestimaban a estos grupos pastorales como
peligro potencial. Y en momentos de crisis del poder estatal y de desorganizacin del
sistema de control social y de fronteras, dichos grupos fueron considerados como una
amenaza, como un causante de los problemas surgidos.
En tanto, las Admoniciones de Ipu-uer, de la Dinasta VI64, presentan las
lamentaciones de un anciano que es testigo de la situacin catica de Egipto bajo la
indiferencia del rey y las luchas sociales, y atribuye a los nmadas parte de la culpa
de esta crisis. Dice: En verdad, el desierto est en todo el pas, los nomos estn
asolados y extranjeros brbaros han venido al Egipto (...) en medio de ello
como asiticos (...) Las costumbres de all han cesado para ellos. No se
encuentra a los que se levantarn y los protegern (...) Todo hombre lucha por
su hermano y se protege a s mismo. Son nubios? Entonces nos protegeremos.
Los guerreros se multiplican para repeler a los arqueros. Son libios? Entonces
volveremos a derrotarlos. Los medyau(65) estn satisfechos en Egipto. Cmo
es que todo hombre ha llegado a matar a su hermano? Las tropas que
reclutamos para nosotros se han vuelto enemigas (lit.: arqueros) y han cado
en la subversin. Lo que ha ocurrido a causa de ello es hacer saber a los
asiticos sobre la condicin de la tierra 66. Aqu se narra la situacin con respecto
a la relacin de Egipto y sus vecinos: nubios y libios no constituyen un verdadero
peligro y han podido ser controlados. Las tropas auxiliares de medyau, reclutadas
por los ejrcitos locales durante el Primer Perodo Intermedio, gozan de una situacin
favorable en Egipto. El verdadero problema reside en la situacin interna y la
presencia de los asiticos, que se han aprovechado de ella. Indudablemente, esta
fuente extrema el impacto de los extranjeros en la crisis, aunque probablemente

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se haya tratado de una de las tantas infiltraciones, que no produjo la descentralizacin del Estado egipcio67. Estas fuentes literarias analizadas son vlidas pues
nos permiten penetrar en el campo de las representaciones mentales, expresando
aspectos elaborados de la autoconciencia y de la alteridad tnica, vale decir, las
distinciones propias respecto de las del otro.
Por su parte, la Profeca de Neferty68, si bien se la considera como de
tiempos de la Dinasta XII, alude a una situacin similar a la referida por Ipu-uer.
Describe primeramente cul es la situacin que causa la entrada de los
seminmadas a Egipto: Describir lo que est ante m, no presagiar lo que
no viene; seco est el ro de Egipto, se cruza el ro a pie; se procura agua
para que los barcos naveguen; habindose tornado su curso en playa. La
playa ser cubierta por agua, el lecho del ro en playa. El viento sur se
opondr al viento norte, al cielo le faltar el viento nico69.
Es probable que estas adversidades que afectaban a la sociedad egipcia
fueran mayores en los mbitos pastorales por su menor capacidad de absorcin
y resolucin de los problemas de sequa y falta de agua. La capacidad de
adaptacin del sedentario, cuya actividad econmica productiva es ms
diversificada, en tanto son mltiples las actividades a las que se puede dedicar
en caso de crisis, lo haca menos vulnerable.
La sociedad seminmada tena pocas estrategias de subsistencia ya que si
bien una solucin era desarrollar alguna actividad entre la sociedad sedentaria,
deba tener la aceptacin de la misma, la que en un momento de crisis sera difcil
de conseguir. La Profeca seala a los grupos pastorales como la causa de sus
desgracias: Un pjaro de origen extranjero incubar en los pantanos del
Delta, despus de haber hecho su nido en la vecindad de los hombres (...) el
pas est sumido en la miseria, a causa del alimento que es tomado por los
asiticos que recorren el pasPero he aqu que surgir del sur un rey
llamado Ameny, justificado. Es un hijo de una mujer de Ta-sety, es un hijo
del Alto Egipto (...) Los asiticos caern ante su llama (...) Se construirn
los Muros del Prncipe (que viva, est prspero y sano), y ya no se permitir
que los asiticos desciendan a Egipto. De aqu en adelante pedirn agua al
modo habitual, para permitir beber a sus rebaos. El derecho volver a su
lugar, la iniquidad habiendo sido echada afuera (...)70.
Es probable que con la construccin del llamado Muro del Prncipe,
mencionado tambin en el Cuento de Sinuh, se haya buscado ampliar las
defensas en el Este para evitar la entrada de extranjeros y, de esta manera,
regular el flujo de grupos pastorales hacia el Delta.

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En general, estas fuentes que describen la situacin de Egipto durante el


Primer Perodo Intermedio, tienen la tendencia a externalizar los problemas,
pues son reacias en asignar las causas a males internos, y los seminmadas son
vistos como los verdaderos culpables. Sealaremos que la Profeca de Neferty
repite los esquemas de las 'Admoniciones de Ipuwer', dado que, de cierto modo,
es un recurso literario para introducir la legitimacin favorable a la nueva dinasta,
la XII, cuyo fundador es Amenemhat I.
En sntesis, es probable que problemas internos del Estado egipcio hayan
impedido ejercer un control efectivo sobre los desplazamientos de los grupos
seminmadas establecidos en las periferias del Estado, sin obviar que existi un
problema ecolgico que afect tanto a los grupos sedentarios como a los grupos
pastorales. Dejaron de existir los flujos seminmadas regulados por el Estado.
En los textos se evidencia un nfasis deliberado en la vinculacin etnicidadpoder poltico, claramente distinguible por las referencias al seminmada, de
fuerte contenido tnico. El propsito sera garantizar el sentimiento de comunidad ante la fragilidad de la situacin poltica.
Adems de la legitimidad del poder real y de la bsqueda del consenso
interno, estas fuentes tenan el propsito, por un lado, de fortalecer a la
comunidad en sus relaciones con el exterior en tanto aquella se identificara con
su propia identidad, distinta de la del otro - el agresor externo- y, por el otro,
de consolidar las prcticas tendientes a fortalecer la autoridad del Estado en el
territorio de Egipto.
Rescatamos la metfora aluvial de Kupper, aplicable para este caso: Desde
el punto de vista histrico, el rgido esquema de las oleadas sucesivas de
invasiones nmadas se hace manifiestamente caduco. En el lugar de las
olas que crecen a intervalos peridicos para inundar la Media Luna Frtil,
es la imagen de un ro que sin duda tiene sus momentos de crecida y de
estiaje, pero que no cesa de fluir y que no espera ms que la primera brecha
para derramarse en la llanura. La solidez de los diques se convierte aqu en
el factor decisivo, en otros trminos el vigor y la obstinacin de la
resistencia ofrecida por los sedentarios, y no impulsos ms lejanos venidos
del exterior. En resumen, si el nomadismo depende del clima, depende de
las condiciones fsicas, los movimientos del nomadismo estn, ellos, esencialmente ligados a las condiciones polticas71.

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VII. LAS FRONTERAS TNICAS EN EL REINO MEDIO


El Reino Medio (mediados de la Dinasta XI a mediados de la XIII) se
caracteriz por la reconstitucin del poder real, despus de las luchas por la
unidad del Estado de fines del Primer Periodo Intermedio, a la vez que la poltica
exterior se caracteriz por el avance sobre algunas de las regiones vecinas72.
Las fuentes egipcias del Reino Medio son bastante significativas y completas,
y en ellas los extranjeros son presentados en nmero considerable. Uno de los
trminos que prevaleci en estas fuentes para identificar al extranjero es 'amu'73,
que sirvi para designar al seminmada que se encontraba incluido dentro de la
estructura social del Estado egipcio como a aquellos que habitaban en Asia
occidental. Adems, diversas fuentes atestiguan la presencia del otro dentro de
la sociedad egipcia74.
En este sentido, el Estado no era reacio a la incorporacin de extranjeros,
pues observamos su insercin en la estructura de la sociedad egipcia por
diferentes vas (como personal administrativo, mercenarios, trabajadores).
Evidentemente, la fluidez de las relaciones intertnicas y la presencia constante
de grupos pastorales generaron fronteras tnicas permeables75.
Poseemos fuentes estatales que confirman la poltica de la Dinasta XII
tendiente a la apropiacin de bienes de prestigio a travs de diversas modalidades, como el tributo, los intercambios o las acciones punitivas, y el ingreso de
extranjeros al Estado por esta ltima va76. Por ejemplo, segn la Inscripcin
de Menfis77, al menos parte de los extranjeros que ingresaron a Egipto lo habran
hecho como resultado de acciones punitivas llevadas a cabo por el Estado
egipcio en Asia. Adems, contamos con evidencia iconogrfica, como la
representada en la tumba de Khnumhetep II, monarca contemporneo de
Sesostris II, en Beni Hasan, donde se registra una caravana compuesta por
hombres, mujeres y nios que, por sus rasgos y vestimentas, pueden ser
identificados como seminmadas, adems de su mencin como amu en la
inscripcin que acompaa la representacin78. La llegada de estos 'amu' a
territorio egipcio pareciera ser de carcter pacfico79; mientras que en la 'Estela
de Khu-Sebek', correspondiente al reinado de Sesostris III, se exalta el accionar
del rey: "Su Majestad orden navegar aguas abajo para vencer a los
nmadas (mntw) de Asia. Su Majestad arrib al pas extranjero cuyo
nombre es Sekmem Entonces Sekmem cay junto con el Retenu"80. Aqu,
se polariza claramente la actitud del Estado hacia los no egipcios. La imagen de
un rey victorioso es tambin un modo de definir al enemigo, con lo cual,
nuevamente, nos encontramos con una forma de reafirmar la etnicidad como
entidad contrastante con el afuera, con los otros.

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Por su parte, el 'Cuento de Sinuh'81 proporciona un indicio de la presencia


de un grupo de poblacin sedentaria integrada al mundo pastoral. Adems, en
dicho texto literario se describen las condiciones de vida de los amu, en el pasaje
donde el rey otorga su perdn a Sinuh, le permite regresar a Egipto y describe
la forma de enterramiento propia de aquellos: (...) no mueras en el extranjero,
que no te entierren los amu, que no te envuelvan en una piel de carnero
haciendo de sarcfago () Piensa en tu cuerpo y ven(82). La presencia de
egipcios entre los seminmadas constituira, tambin, un claro indicio de una
interrelacin tnica pacfica.
CONCLUSIONES
En sntesis, los aportes de distintas investigaciones provenientes de las
ciencias sociales y los estudios referidos a sociedades pastorales, nos permitieron analizar la relacin del Estado egipcio con el mundo pastoral perifrico.
La visin de ese Estado respecto del seminmada respondi a su actitud
general frente a lo ajeno, a lo otro. Las fuentes que hacen referencia a sociedades
pastorales resaltan su calidad de extranjero, en tanto diferente del egipcio. Los
grupos pastorales aparecen bien diferenciados por sus principales caractersticas, vale decir, por la movilidad y el hbitat en donde la desarrolla: el desierto.
Los contactos intertnicos (grupos seminmadas-grupos sedentarios) se
caracterizaron por ser fluidos y generaron, dentro del Estado, un proceso de
construccin de la identidad tnica, mediante el uso de elementos simblicos
(orden vs. caos), donde los otros, los extranjeros, pertenecen al mbito
exterior y circundante del orden egipcio.
La atemporalidad de los grupos tnicos tiene que ver con el carcter mticosimblico de la etnicidad. La supervivencia del grupo tnico estara vinculada al
mantenimiento de los smbolos, mitos, tradiciones y memoria colectiva que lo
sustente.
Las acciones de fuerza contra los otros son vistas como intervenciones contra
rebeldes o fuerzas descompuestas que comprometen el orden. As, el Estado
tiene el deber de proteger a Egipto de esas fuerzas descomponedoras. Estos
elementos externos, los amu o los viajeros de las arenas, contribuyeron a
procesar la identidad tnica desde el mbito de la lite estatal. El antagonismo
entre nosotros y ellos est presente en los cnones artsticos y textos literarios83.
Las poblaciones pastorales intentaron superar el control impuesto por el

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Estado, ya sea para prestar servicios dentro de la estructura estatal, o para


utilizar las pasturas y fuentes de agua, ricos recursos naturales de Egipto.
Cuando el Estado atravesaba una etapa de crisis (como el Primer Perodo
Intermedio), estos extranjeros eran vistos como parte de las causas de sus
desgracias, sin obviar que hay fuentes que culpan a Ra y al rey. Desde la
perspectiva de las fuentes analizadas, slo en perodos de debilidad poltica se
increment el flujo de seminmadas en bsqueda de mejores suelos, por falta del
control estatal. Los cambios ecolgicos per se no conducan necesariamente a
un ingreso de extranjeros en suelo egipcio; slo si las fronteras se debilitaban a
causa de una compleja conjuncin de factores, destacndose los de orden
poltico, se intensificaba el flujo de grupos pastorales hacia el valle del Nilo.
Las fronteras tnicas fueron permeables, generadas por los constantes
pasajes y filtracin de grupos tnicos (seminmadas en la sociedad estatal o,
como hemos visto, la presencia de egipcios integrados en comunidades pastorales).
La insercin de seminmadas en la sociedad egipcia era posible cuando el
Estado lo permita, a travs de distintas modalidades (en la administracin
estatal, en el ejrcito, en las tareas domsticas). Los procesos tnicos identitarios
en el antiguo Egipto fueron posibles a partir de los elementos clasificatorios de
los otros, los extranjeros, en este caso, seminmadas. Para ello, el Estado, a
travs de las relaciones intersocietales, promovi el sentido de pertenencia,
enfatizando la diferencia entre lo propio y lo ajeno. Los criterios de identificacin
se basaron en indicios de lo que exista, construyendo diferencias culturales a
travs de interpretaciones presentes en textos estatales o en manifestaciones
artsticas, ya ejemplificadas.

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NOTAS DEL AUTOR


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Vase Campagno 2002; 2000, pp.35-47; 1998, pp.101-113; Manzanilla 1996, pp.49-61; 1985,
pp.91-114; 1983, pp.5-18; Cervell Autuori 1996; Silva Castillo 1982; Emberling y Yoffee 1999,
pp. 272-281; Finkelstein y Silberman 2003; Kamp y Yoffee 1980, entre otros.
Concretamente, las investigaciones de la etnoarqueologa que son aportes muy valiosos
para comprender la relacin entre la conducta humana y la cultura material (London 2000: 28). Destacamos tambin las investigaciones arqueolgicas del Instituto de Historia y
Arqueologa de Ekaterimburgo, Rusia, principalmente referidas a las sociedades pastoralistas
de las estepas de Eurasia y su relacin con las sociedades estatales, durante el 2do. y 1er.
milenios a.C. (Bashilov y Yablonsky 2000, pp.13-18; Koryakova 2000, pp.19-30); Rowton
1982; Kupper 1959; Luke 1965; Briant 1983, pp.43 y ss
Cf. Barth 1976: 5
Entendida como la expresin y afirmacin de una identidad tnica especfica que se desarrolla
a travs de la interaccin social.
Es el proceso de la produccin, reproduccin y modificacin de una etnia a travs del tiempo.
Es un proceso continuo, una dinmica en permanente construccin (Stallaert 1998, p.12;
Emberling y Yoffee 1999, p.272).
Un caso especfico de fluctuacin de la frontera tnica es la asimilacin, que desde el punto
de la etnicidad, significa la desaparicin de la frontera tnica entre dos grupos. El caso de
la asimilacin o tambin el fenmeno de passing o cambio de identidad tnica demuestran
que las fronteras tnicas no son estrictamente hermticas. Su permeabilidad depende mucho
del contexto poltico y social y vara con el tiempo (Stallaert 1998, p.13).
Emberling y Yoffee (1999, p.274).
Para ms detalles de la geografa del Cercano Oriente Antiguo vase Gonzlez Wagner (1993,
pp.12-15); Liverani (1995, pp.36-49).
Por la diversidad climtica, que afecta directamente al rgimen de precipitaciones, originando
zonas frtiles, zonas ridas y semiridas.
Gonzlez Wagner (1993, p. 18).
La madera de cedro, metales preciosos como oro y plata, cobre, granito, diorita, alabastro,
entre otros. Campagno seala que un componente fundamental del Estado fue el monopolio
de los intercambios que proporcionaban los bienes de prestigio procedentes de zonas
lejanas. Dichos bienes eran muy apreciados por la lite para legitimar y reafirmar su posicin
frente a los dems integrantes de la sociedad estatal (Campagno 2001, pp. 33-55; Liverani
1990; Manzanilla 1983, pp.5-8).
Digard (1982, pp.11-12).
Cribb (1991, p.9).
Lees y Bates (1974, pp.187-192).
Khazanov (1984, p.7).
Otro error frecuente era considerar la transhumancia como propia de sociedades pastoralistas.
Tambin se practicaba en los centros urbanos, donde el ganado era acompaado por
personas necesarias para su cuidado (Khazanov 1984, p.18; Bar-Yosef y Khazanov 1992, p.2;
Digard 1982, p.13).
Rowton (1973, pp.201-258); Kamp y Yoffee (1980, p.91).
Briant (1983); Kamp y Yoffee (1980, pp.93-94); Digard (1982, pp.14-15).
Faulkner (1962, p.13).
Lupo de Ferriol (1990, p.8).
El rasgo esencial de esta zona es la cadena de colinas y montaas que separan el valle del

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Nilo del Mar Rojo. Estas colinas posibilitan una ligera precipitacin anual, cuya intensidad
y regularidad se incrementa cuanto ms al Sur. Gracias a la precipitacin, en los wadis existen
pozos, vegetacin. Kemp (1985, p.158).
Cf. Faulkner 1962: 175.
Cf. Faulkner 1962: 261.
Cf. Flammini 1996: 11
Denominacin atestiguada en documentos como el Cuento de Sinuh o La enseanza
para Merikara.
Entendida como un mensaje a ser transmitido. Cf. Endrdi 1991: 22.
Para una mayor profundidad de este punto, ver los siguientes trabajos: Bard (1994), Castillos
(1995).
Campagno (comunicacin personal); Wilkinson (2000).
Las teoras sobre el nmero de proto-estados vara segn los autores, pero oscilaran entre
las dos propuestas por Kemp (Hieracmpolis, Nagada y Abidos) y Hassan (Hieracmpolis
y Nagada) Kemp (1992, 59), Hassan (1998).
Campagno (1995, pp. 64 y ss.).
Campagno (1998, 108); Hieracmpolis fue un centro muy urbanizado, residencia de jefes
poderosos. Fue la realizadora de los mayores esfuerzos por el control de sus vecinos del
Norte, Naqada y Tinis. Desde el punto de vista arqueolgico, el empobrecimiento de los
ajuares y la disminucin del tamao de las tumbas en el cementerio T de Naqada, en el que
tradicionalmente.
Wilkinson (2000, 179), Cialowicz (1996, 12), Kemp (1992, 58), Khler (1996, pp.215-220).
Khler (1995, pp.79-82).
Campagno (2001, 10).
Se trata de un conflicto que involucra la decisin, por parte de los vencedores, de apropiarse
del territorio de los vencidos. Esta decisin impone la necesidad de un lazo permanente, de
una relacin de dominacin, entre sociedades anteriormente desvinculadas Campagno
(1998, 108).
Campagno (2000, 9), Kemp (1992, 61).
Pereyra (1987).
Campagno (2000, 10).
Trmino utilizado por De Bernardi en sus trabajos sobre la antigua Mesopotamia, definido
como el resultado del proceso por el cual una lite ha logrado el desplazamiento del sistema
de identidad hacia el terreno de una unidad sociopoltica. Consideramos vlido aplicar
dicho concepto al territorio egipcio. De Bernardi (1998, 33).
Recurso iconogrfico que perdurar en todas las pocas siguientes.
Aguado Vzquez y Portal Ariosa (1991, 81). Campagno (2001, pp.5-7).
Debemos tener en cuenta que ya existan este tipo de contactos en tiempos predinsticos,
como sostiene Campagno, en un contexto en que uno de los componentes bsicos del
proceso en que surge el Estado en el Alto Egipto debi ser la competencia intercomunitaria
por monopolizar la corriente de intercambios que proporcionaba bienes de prestigio
procedentes de lejanas regiones, requeridos por las lites locales para reafirmar su diferencia
respecto de los dems integrantes de las comunidades () (Cf. Campagno 2001: 33).
El Reino Antiguo es la cristalizacin o consolidacin de un proceso poltico, econmico,
social y cultural, que comenz con el surgimiento del Estado hacia el 3000 a.C.
Cf. Kemp 1992: 117.
Cf. Redford 1995: 34; Flammini 1996: 9-12.
Cf. Kemp 1985: 177-180; Amiran, Beit-Arieh y Glass 1973: 193-197. Segn Oren el predominio
de material egipcio en el Norte del Sina y la cantidad de cermica egipcia del Sur de Palestina

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testimonian la activa poltica exterior seguida por el nuevo poder centralizado en esta ltima
rea. Por la significativa cantidad de material cananeo hallada en tumbas egipcias y la
cermica.
Cf. Kemp 1985: 177-180; Amiran, Beit-Arieh y Glass 1973: 193-197. Segn Oren el predominio
de material egipcio en el Norte del Sina y la cantidad de cermica egipcia del Sur de Palestina
testimonian la activa poltica exterior seguida por el nuevo poder centralizado en esta ltima
rea. Por la significativa cantidad de material cananeo hallada en tumbas egipcias y la
cermica cananea en los asentamientos del norte del Sina, Oren llega a la conclusin de que
el Estado egipcio en el Perodo Protodinstico Temprano utiliz al norte del Sina como una
va para su avance en el sur de Palestina. Tambin sostiene que la escasez de cermica egipcia
del Bronce Temprano II en sitios del sur de Sina, donde se trabajaba el metal, sugiere que
el Estado egipcio no tuvo acceso a las minas de cobre y no las explot sistemticamente hasta
la III dinasta. El flujo constante de productos egipcios hacia el Este, y luego hacia el Nordeste,
constituira un indicio de actividad comercial sobre una base local, sin control estatal. Cf.
Oren 1973: 198-205
Cf. Bresciani 1991: 255; Trigger 1984: 103
Este motivo iconogrfico ya est presente en el Perodo Arcaico. Cf. Campagno 2002: 217219; Cervell Autuori 1996: 206-211, 214; Flammini 2003: 100-101
Cf. Endrdi 1991: 22
Cf. Lichtheim 1976: 29
rea especfica de Palestina.
Cf. Ibada Al-Nubi 1991: 182
El orden csmico. Cf. Frankfort 1981: 48-59; Cervell Autuori 1996: 139
En la mentalidad egipcia, la intervencin contra los elementos caticos es una accin
obligada por parte del rey, garante del orden universal ante la divinidad, mientras que los
perturbadores (los pueblos no egipcios situados al Sur, al Este o al Oeste de Egipto) son
"vencidos" por definicin, ya antes de combatir. Cf. Bresciani 1991: 249; Flammini 2003: 94;
al respecto, Campagno seala que esa relacin negativa con el exterior es necesaria para
la reproduccin de cada comunidad, en tanto lmite que, a la vez, refuerza la identidad de sus
integrantes y excluye a los que no lo son, cf. Campagno 1998.
Para Kemp el Primer Perodo Intermedio es una poca en la que se produce un desequilibrio
entre la corte y las provincias que compiten por los recursos de sta, cf. Kemp 1992: 147; cf.
tambin Cassin, Bottero y Vercoutter 1975: 259-263
Cf. Ward 1971
Esta investigadora destac la importancia de las fluctuaciones climticas como un factor
determinante en la historia de Egipto y del Cercano Oriente en la Antigedad. Plantea una
hiptesis amplia que trata de explicar las pocas de grandes cambios (2200-2000 a.C. y 1200900 a.C.) en la historia del Cercano Oriente Antiguo con fundamento en alteraciones
climticas que habran afectado a una amplia zona que se extendi desde Grecia a Mesopotamia
y Elam y desde Anatolia a Egipto. No est de acuerdo con la hiptesis tradicional que atribuye
al debilitamiento del gobierno central y a la guerra civil la falta de control de las inundaciones
y el descuido del sistema de irrigacin y, por ende, las secuelas de escasez, hambre y desorden
social. En cambio (segn Bell), fue la sequa, producto de las inundaciones insuficientes del
Nilo por la disminucin de las lluvias en la regin de sus fuentes, la que provoc la crisis que
acab con un gobierno central debilitado, incapaz de enfrentar con xito el problema. Cf. Bell
1971: 1-26; Fund Patrn 1998: 165
Cf. Redford 1995: 62
Bjrkman ha destacado las dificultades de una reconstruccin histrica a travs de la
utilizacin de las fuentes literarias. Por lo general, dichas fuentes atraviesan un largo perodo

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de transmisin, mediante copias tardas, lo que dificulta la atribucin a una poca determinada,
ya que las copias sucesivas se "contaminan" con formas y giros propios del momento y no
es posible realizar en ellas, como en las inscripciones en monumentos, estudios paleogrficos
para determinar el momento original de la composicin, cf. Bjrkman 1964: 9-33. A pesar de
ello, la Enseanza para Merikara es til para entender el Primer Perodo Intermedio durante
la poca heracleopolitana, cf. Daneri 1992:53.
Este texto, de poca heracleopolitana, est presentado en forma de instruccin dada por un
rey a su hijo y sucesor. Es una fuente literaria importante, dado que narra la realeza del perodo
de crisis que descubre preocupaciones tico-religiosas respecto de la monarqua. Por otra
parte, su descripcin de la situacin poltica del Delta es notable: ninguna otra fuente
contempornea y posterior ofrece referencias concretas sobre el norte de Egipto en esta
poca. Cf. Ward 1971: 22-41; Daneri 1992: 61.
Cf. Lichtheim 1976: 97-109; Redford 1995: 67-68
Cf. Cf. Lichtheim 1976: 97-112
Se conserva en un papiro (de la poca del Reino Medio) que guarda el Museo de Leiden. Falta
la primera parte y el final del texto est muy arruinado. Se compone de varias secciones
anafricas ("En verdad", "Ved", "Destruido est", "Recordad"), con las que el sabio egipcio
Ipuwer enfatiza en su discurso el estado catastrfico del pas, para desembocar al final en
los reproches a Ra, cf. Rosenvasser 1981: 222.
El empleo de soldados nubios en el ejrcito egipcio, al servicio del gobierno central, est
atestiguado desde el Reino Antiguo. Cf. Daneri 1992: 110; Ibada Al-Nubi 1991: 19
Cf. Daneri 1992: 101
Cf. Ward 1971: 39
La "Profeca de Neferti" presenta afinidades de contenido con las "Admoniciones de
Ipuwer". El texto completo es conocido a travs de un manuscrito de la dinasta XVIII y de
tablillas y ostraca del Imperio Nuevo. Es una fuente "post eventum", pues ubica artificialmente
los hechos en el pasado, en la poca del fundador de la dinasta IV, Snefru. Neferti, un
sacerdote lector, "profetiza" sobre lo que suceder, los males de un perodo cuya proximidad
no es precisada y el anuncio de la llegada de un salvador, eje central de la obra, cf. Galn 1998:
3-15.
Cf. Lichtheim 1976: 141
Cf. Lichtheim 1976: 141-143.
Cf. Kupper 1959: 120
En las inscripciones del Reino Medio se mencionan a menudo y hasta se describen las
campaas militares que los reyes egipcios realizaban, que indican la movilizacin de
importante cantidad de recursos para sentar su presencia en la Baja Nubia.
Cf. Faulkner 1962: 38
Entre ellas, los "Papiros de Kahun". Dentro de este grupo de documentos encontramos un
texto de carcter administrativo que contiene una lista del personal que presta servicios en
el templo funerario de Sesostris II en Illahun y que participa en la celebracin de una
festividad. En la lista figuran los 'amu desempendose como acrbatas, cantantes y
bailarines. El hecho de participar en una festividad religiosa con un oficio determinado,
adems de habrseles asignado un nombre egipcio, revela que estos 'amu ya ocupaban una
posicin definida dentro de la sociedad egipcia. No obstante, en la lista se los diferencia de
los egipcios, ya que conservan su denominacin de 'amu, que precede al nombre asignado
y que los identifica como extranjeros: por ejemplo, entre los acrbatas "el 'amu Kha-Kheperra" mencionado en el Papiro Brooklyn 35.1446, donde la mayora de servidores nombrados
son 'amu, cf. Fantechi 1993:137; Luft 1993: 292
Esta idea se refuerza con los aportes arqueolgicos del sitio de Tell el Dabca. Vase Flammini

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2004a: 109-133
Esta inscripcin fue hallada debajo de uno de los colosos de Ramss II ubicado delante del
templo de Ptah en Mit Rahina, y se tratara de un fragmento de los Anales de Amenemhat
II, datado en el primero de los 35 aos de gobierno personal de este rey. Estn detallados
el botn obtenido en Asia, luego de una campaa a esa zona, como tambin tributos y
productos trados de una expedicin al Lbano. Dentro de esta nmina aparecen mencionados
los amu en varias ocasiones. Se los encuentra enlistados junto a otros productos tales como
metales preciosos, animales y galena, vale decir, que una forma de las formas de ingreso de
estos extranjeros en Egipto era como parte del tributo. El texto dice:Tropa de asalto
enviadas para arrasar....Nmero de cautivos vivos trados de estos pases extranjeros:
amu: 1554. Cf. Redford 1995: 79; Flammini 1996: 24-31. Para un anlisis pormenorizado de
este punto vase Flammini 2004b: 71-95
Cf. Flammini 1996: 24-25
Cf. Fantechi 1993: 145
Cf. Fantechi 1993: 144
Cf. Flammini 1996: 33
Hay dos manuscritos extensos, que son el Papiro Berln 3022 y el Papiro Berln 10499. Fueron
encontradas en dos tumbas de Tebas, de las dinastas XII y XIII respectivamente. Cf. Galn
1998: 63
Cf. Galn 1998: 91
Tambin en los mitos, no tratados en este trabajo, entendidos como narraciones con un alto
contenido simblico y parte inherente de los rituales y creencias religiosas.

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