La Política Criminal en Venezuela
La Política Criminal en Venezuela
La Política Criminal en Venezuela
Introduccin
La inseguridad en Venezuela, ha pasado de ser un sentimiento a una realidad innegable, y
dentro de ella el secuestro es uno de los delitos que repuntan en las noticias que a diario
relatan los medios de comunicacin, con un alto costo social, dada la complejidad de
situaciones y personas que involucra.
De acuerdo a las estadsticas oficiales publicadas por el Instituto Nacional de Estadsticas
(INE) en el ao 1999 se registran 44 casos de secuestro, lo que representa una tasa de 5.15
por cada 100.000 habitantes, mientras que en el 2006 se registraron 232 casos equivalentes
a una tasa de 20.74 por cada 100.000 habitantes.
El ao 2009 termin con una cifra sin precedentes en cuanto a los secuestros reportados en
todo el pas. Datos aportados por la reciente Encuesta Nacional de Victimizacin y
Percepcin de Seguridad Ciudadana 2009 (INE, 2010), computan una alarmante cifra de
16.917 casos reportados en ese perodo.
Es evidente, que los cambios sociales han impulsado a su vez, las modificaciones en el
ordenamiento jurdico penal; el legislador, de acuerdo a la realidad de sus tiempos, ha
procurado combatir ese delito con la mayor severidad punitiva, y as se evidencia en las
diversas reformas al Cdigo Penal desde 1897 cuando se establece por primera vez como
delito autnomo hasta el vigente del ao 2005, de cuyo artculo 460 se desprende la
gravedad de este delito en la sociedad venezolana; el cual es llevado a su mxima expresin
el 5 de junio de 2009, con la publicacin en la Gaceta Oficial No. 39.194 de la Ley contra
el Secuestro y la Extorsin, como instrumento legal regulador de este delito en Venezuela.
La realidad social, jurdica, poltica y econmica que aborda a Venezuela, y el acelerado
incremento delictivo en el pas, asoma una necesidad de cambio, el establecimiento de
cursos de accin a largo plazo que plasmen soluciones efectivas y apuesten por una mejor
calidad de vida para el ciudadano. Indudablemente, ello requiere de un diagnstico previo,
pues existen en el panorama numerosas inquietudes y expectativas ante la resolucin del
problema. Por este motivo, este trabajo se ha planteado como objetivo identificar la poltica
criminal en Venezuela, con especial referencia al delito de secuestro y su viabilidad para
combatir esta modalidad delictiva en el pas.
Para concretar este objetivo, se establecieron otros sub-objetivos entre los cuales figura
primigeniamente el "garantizar el disfrute de los derechos sociales y de forma universal y
equitativamente", lo que entre otras cosas supone, la seguridad ciudadana como condicin
necesaria para el desarrollo humano, garantizando la superacin de situaciones de amenaza,
vulnerabilidad o riesgo para la vida de las personas, sus propiedades, la paz y la
convivencia pacfica. En este sentido, plantea como estrategia:
"El enfrentamiento de los ndices de criminalidad, se asume como una poltica integral, que
comprende por una parte, la reduccin de las desigualdades sociales, el incremento del
nivel de empleo y la atencin a los grupos sociales relativamente ms pobres y, por la otra
parte, una poltica especfica para la prevencin y combate de la criminalidad y la violencia.
Desde el punto de vista de la poltica especfica para la prevencin y combate del delito, y
asegurar as la tranquilidad ciudadana, se plantea el fortalecimiento de la coordinacin
policial, con la creacin del centro de coordinacin de inteligencia, el incremento de la
participacin ciudadana en la prevencin y control del delito, la modernizacin de los
sistemas de proteccin policial de los ciudadanos y de los hogares"
Resulta claro de estos enunciados que, a pesar que la familia, la escuela y los medios de
comunicacin son mencionados dentro del concepto ms general de "seguridad
permanente", no hay nada dentro de las estrategias y las polticas especficas que tomen en
cuenta estas instancias a nivel de un modelo preventivo. El modelo, por consiguiente, a
diferencia de lo que ocurra con otros Planes de la Nacin, desde 1958 hasta 1998, no slo
dedica poco espacio y desarrollo al concepto y a los planes de prevencin del delito, sino
que, antes que identificar reas especficas de intervencin de acuerdo a modalidades y
tendencias delictivas, coloca como comn denominador de la delincuencia, la desigualdad
socioeconmica y plantea como estrategia fundamental el fortalecimiento y centralizacin
de la polica como mecanismo de disuasin, para afrontar el control de la criminalidad.
Esto ha trado como consecuencia una dispersin en materia de seguridad, al punto que:
"Las decisiones en materia de prevencin de la criminalidad han resultado parceladas,
entendindose fundamentalmente la funcin de prevencin como la formacin y
capacitacin de distintos grupos de la poblacin en determinadas reas: alcoholismo,
drogadiccin, autoproteccin, seguridad vecinal, formacin del voluntariado, informacin
preventiva general, entre otros, a fines de que puedan propiciar un crecimiento armnico y
ser agentes multiplicadores en materia preventiva. Los cambios no han sido generados,
encontrndonos ante un sentido desbordamiento de la violencia, delincuencia e inseguridad,
que se integran a la vida diaria del individuo como otro elemento frustrante que se le
impone, hasta el punto de sentirse indefenso e impotente de hacer algo para detener su
accin siendo susceptible de ser vctima de cualquier hecho delictivo".
Sin embargo los ndices de criminalidad seguan en aumento, la crisis que atravesaban los
cuerpos policiales y los crecientes casos de violencia poltica, ponan en grave riesgo la
gobernabilidad del pas y el sistema democrtico. La alta rotacin de altos funcionarios
pblicos, y la proliferacin de planes y programas de prevencin de la criminalidad con
predominio de operativos y acciones intermitentes que no se mantienen en el tiempo y no
guardan solucin de continuidad con propuestas anteriores, de carcter coyuntural y de
corto plazo, siguen siendo las principales caractersticas de las polticas pblicas en el pas.
Para el ao 2003, el problema de la violencia en la sociedad venezolana es de tal magnitud,
que el incremento de las cifras de criminalidad, especialmente en las tasas de homicidios y
en el nmero de robos y secuestros, revela una creciente y peligrosa erosin del monopolio
de la violencia legtima por parte del Estado venezolano. Adems, la guerra librada contra
el delito por los cuerpos policiales (nacionales, estatales y municipales), produce por lo
menos un 18% del total de los homicidios registrados oficialmente, por lo que lejos de
revertirse los ndices de criminalidad, se alimenta un crculo perverso de mayor violencia,
criminalidad e irrespeto al marco constitucional. En este sentido, plantea el Programa
Venezolano para Educacin-Accin en Derechos Humanos (PROVEA) que:
"La inestabilidad poltica, la creciente debilidad y deslegitimidad institucional, la
preeminencia de una represin indiscriminada y de una elevada violencia policial, en lugar
del desarrollo de polticas ajustadas a derecho y consistentes con los principios de
prevencin social y situacional, son algunos de los factores presentes en el incremento de
las principales cifras de criminalidad en el mbito nacional".
Durante los aos 2004, 2005 y 2006, los indicadores de violencia siguieron en aumento y
no hubo cambios significativos en el manejo del problema por parte del Estado, sino que,
por el contrario, se repitieron las polticas voluntaristas, antidemocrticas,
inconstitucionales y violentas de control, en ausencia de polticas efectivas de prevencin
social. Los escasos proyectos y programas en materia de seguridad ciudadana siguen
priorizando operaciones puntuales con concentracin de esfuerzos fundamentalmente en el
rea represiva con participacin predominante de los funcionarios de los cuerpos de
seguridad del Estado.
El presente y futuro de la poltica criminal en Venezuela, segn los lineamientos generales
del plan de desarrollo econmico y social de la nacin para el perodo 2007-2013, bajo el
enfoque de su nueva tica socialista y la refundacin de la nacin, parece haber quedado en
el aire, pues este documento ni siquiera se hace mencin al problema delictivo, por lo que
su plan de accin va guiado solo a crear una slida arquitectura de valores sociales para
"transformar la sociedad material y espiritualmente", con "justicia y equidad sin mirar las
bases del derecho", creando un pas en el que "la suprema felicidad social" este dada por la
estructuracin de "una nueva sociedad de incluidos", con un "nuevo modelo social,
carnaval, semana santa y navidad, entre otros), con predominante participacin de efectivos
militares. Algunos de los planes anunciados en esta materia han sido: el Plan Estratgico de
Prevencin de la Violencia y la Consolidacin de la Convivencia Ciudadana 2001-2003, el
Plan Bratton de la Alcalda Mayor, Plan de Seguridad Ciudadana, Plan Nacional de
Seguridad, el Mtodo Link y la Misin Desarme de la Polica Estadal de Miranda, Redes
Vecinales de Seguridad de la Alcalda Metropolitana, Estrategia Nacional de Convivencia y
Seguridad Ciudadana, Plan Caracas Segura, la instalacin del Consejo Nacional de
Seguridad, Plan Nacional Integral de Prevencin y Seguridad Ciudadana, se cre el
Consejo Nacional de Prevencin y Seguridad Ciudadana y el Consejo General de
Policas, y ms recientemente el Dispositivo Bicentenario de Seguridad, dirigido
prioritariamente a los diez estados que concentran el 60% de la poblacin venezolana y que
representan el 75% de los delitos del pas, incluidas las ciudades de Caracas, Los Teques,
Maracay, San Cristbal, Maracaibo, Puerto La Cruz, Barcelona, Ciudad Bolvar y
Barquisimeto.
No obstante, se trata de intervenciones a corto plazo, que responden a las percepciones e
inquietudes de la poblacin sin mayor incidencia en las necesidades y nudos neurlgicos de
la situacin, adems de estar escasamente articuladas entre s o respecto a un programa o
plan de mayor alcance que inserte los esfuerzos en una dinmica que permita obtener
resultados, impactos positivos y colaborar decididamente en la conformacin de una nueva
situacin progresivamente ms parecida a la que se perfila como deseada. Respecto del
sistema de justicia penal, se profundiza la crisis institucional afectando gravemente el
derecho de acceso a la justicia que genera situaciones colaterales como la impunidad y el
aumento de la cifra negra del delito, pues como acertadamente sealo Beccaria en su
tiempo, la efectividad de la pena no est en su severidad sino en la prontitud y certeza de su
aplicacin.
Es de notar, que el sistema penal en Venezuela no escapa siguiendo a Baratta de las
disfuncionalidades que caracterizan en general a la justicia penal, toda vez que se ha
inclinado a favorecer la represin por encima de la prevencin opera cuando las
consecuencias de las infracciones ya se han producido y no para evitarlas, interviene en
los resultados de los conflictos sociales y no en sus causas, acta sobre los individuos y no
sobre las situaciones y, en fin, protege ms que a las vctimas reales y potenciales, la
validez de las normas.
En materia de participacin comunitaria, ha venido trabajando el gobierno desde hace
varios aos.
Ya desde el marco brindado por la constitucin de 1999, se formula la necesidad de la
participacin ciudadana en los programas destinados a la prevencin y seguridad
ciudadana, siendo un derecho poltico fundamental del pueblo venezolano, su protagonismo
en la formacin, ejecucin y control de la gestin pblica.
Esta cuestin, fue legalizada con la escueta regulacin del artculo 28 del decreto con rango
y fuerza de Ley de Coordinacin de Seguridad Ciudadana, que prev la organizacin de la
ciudadana en la planeacin y control de las polticas pblicas en el mbito de la seguridad
ciudadana, derecho que adems es enfatizado en la Ley Orgnica del Servicio de Polica y
del Cuerpo de Polica Nacional, a travs de la intervencin del servicio de polica
comunal y los consejos comunales, no solo en la planeacin y gestin de la seguridad sino
adems como mecanismo de contralora social sobre el servicio de polica.
Este marco normativo parece querer ser reforzado con la intencionalidad de presentar ante
la Asamblea Nacional, un proyecto de Ley para la Promocin y Participacin Ciudadana en
materia de Prevencin del Delito, en el que se regula el deber de las comunidades de
incorporarse de manera organizada, con un sustento legal y polticas de estmulo en materia
de prevencin del delito.
No obstante, la realidad plantea otro escenario, la participacin ciudadana, aunque es
mencionada como elemento crucial para el xito de las intervenciones en materia de
seguridad, suele quedarse en lo meramente declarativo, ya que se la limita a la denuncia o a
cubrir de manera privilegiada la figura del informante clave que suministra datos a la
polica, insistiendo en la prctica, en propuestas que privilegian las soluciones de control y
de fuerza, con el aumento de polica, de la Guardia Nacional, vigilantes pblicos y
privados, guardianes de la ciudad, policas de los barrios, etc., a esta situacin, se suma la
reserva gubernamental en proporcionar datos precisos acerca de la realidad del problema de
la inseguridad en el pas, pues no es posible entablar un debate pblico para el diseo,
ejecucin y evaluacin de una poltica de seguridad ciudadana sin un criterio de
transparencia que permita caracterizar la criminalidad y la violencia y ejercer acciones
tendentes a su prevencin y control.
Lo cierto es que, una poltica criminal coherente y estructurada no se compone solo de un
marco normativo que le de sustento, no se trata de abundar en normas simblicas,
repetitivas y represivas, sino primordialmente de ejercer acciones globales y coordinadas
tanto en relacin con los actores sociales como respecto al resto de las polticas pblicas del
Estado enfocadas hacia la modificacin de las dimensiones objetivas y subjetivas de la
criminalidad en el pas, es decir, mejorar la calidad de vida del ciudadano estableciendo
estrategias que no solo supriman la sensacin de inseguridad, sino que adems se perciba
en cifras reales.
Venezuela sangra. Ni siquiera el poder puede negarlo a estas alturas. El clamor unnime por
una nacin en la que los asesinatos no sean la regla del da nos hermana ms all de
cualquier diferencia poltica. Es un tema complejo, as que ruego a mis lectores paciencia
para poner sobre la mesa algunos aspectos que hemos de considerar si queremos hablar con
propiedad sobre la inseguridad.
Del mismo modo en que existe o debe existir, por ejemplo, una poltica econmica, una de
salud o una poltica internacional, que nos permitan defender mejor los intereses de los
ciudadanos y de la nacin en general en todos los mbitos de nuestra existencia, tanto en lo
colectivo como en lo individual, todo Estado serio ha de tener una poltica criminal
cnsona con las necesidades de la nacin y de la ciudadana. La poltica criminal es el
conjunto de medidas que desde el poder, formalmente y a todo nivel, se asumen e
implementan para la prevencin, el control y la represin del fenmeno criminal. La
seguridad, o la ausencia de sta, son temas, en definitiva, de polticas pblicas. Es un asunto
poltico, en el mejor sentido de la expresin, pese a que algunos estn pidiendo equivocados
que no se le politice. El problema de la criminalidad en Venezuela, y especficamente el
del incremento de la violencia criminal en los ltimos lustros, ha dependido de muchos
factores, todos consecuencia de la falta de una poltica criminal efectiva, sensata y
coherente, que d respuesta a nuestras necesidades. Veintids planes de seguridad fallidos
en los ltimos 15 aos dan cuenta de ello.
El fenmeno criminal est compuesto por varias realidades que interactan con la
sociedad provocando en esta, tanto a nivel colectivo como a nivel individual, diferentes
reacciones, que van desde las netamente formales hasta las ms deslegitimantes e
informales. Estas realidades que integran el fenmeno criminal son: Primero, la realidad
jurdica, entendida como el conjunto de normas que en un contexto determinado nos dicen
qu es delito y cules son las reglas formales para investigar, procesar y condenar a los
delincuentes; en segundo lugar, integra tambin el fenmeno criminal la realidad
individual, vista como el delincuente en concreto, como la persona que ejecuta las
acciones que la realidad jurdica ha predeterminado como delictivas. Por ltimo, al
conjunto de actos criminales cometidos por delincuentes en una sociedad determinada, en
un espacio y tiempo igualmente determinados, se le conoce como la realidad social del
fenmeno criminal, o ms sencillamente, como delincuencia.
Como lo seal antes, ests diferentes realidades interactan con la sociedad y con los
ciudadanos, y desde sta y stos se producen reacciones diversas, que nos permiten precisar
si la poltica criminal de un determinado Estado est siendo efectiva o no en la prevencin,
control y represin de la criminalidad. Por ejemplo, cuando la realidad jurdica se
estructura slo desde lo que conviene o deja de convenir al gobierno o a grupos
minoritarios de una sociedad, de espaldas a las necesidades generales, aquella se vuelve
anacrnica y disociada, por lo que la ciudadana reacciona demandando de la realidad
Ntese que no hablo de sanciones ejemplarizantes, como la pena de muerte que algunos
proponen ahora para ciertos delitos; no hablo de la severidad de la pena, sino por el
contrario, de su certeza. En la medida en que haya menos impunidad, menos sern las
personas dispuestas a delinquir.
Es necesario un gran debate nacional, dirigido a promover mejores y ms efectivas medidas
poltico-criminales a corto, mediano y largo plazo. La muerte a manos del hampa, los
hechos lo demuestran, est mandando. Esto debe cambiar ya.
CONCLUSIONES