Orientaciones Practicas para El Comentario Critico de Textos
Orientaciones Practicas para El Comentario Critico de Textos
Orientaciones Practicas para El Comentario Critico de Textos
PARA EL COMENTARIO
CRTICO DE TEXTOS
JOS ANTONIO HERNNDEZ GUERRERO
MA DEL CARMEN GARCA TEJERA
algaida
ORIENTACIONES PRCTICAS
PARA EL COMENTARIO
CRTICO DE TEXTOS
ORIENTACIONES PRCTICAS
PARA EL COMENTARIO
CRTICO DE TEXTOS
AUTORES:
JOS ANTONIO HERNNDEZ GUERRERO
MARA DEL CARMEN GARCA TEJERA
ORIENTACIONES PRCTICAS
PARA EL COMENTARIO CRTICO DE TEXTOS
Reservados todos los derechos. De conformidad con lo dispuesto en el Art. 534-bis del Cdigo Penal
vigente, podrn ser castigados con penas de multa y privacin de libertad quienes reprodujeren o plagiaren,
en todo o en parte, una obra literaria, artstica o cientfica,fijadaen cualquier tipo de soporte, sin la
preceptiva autorizacin.
NDICE
Pgs.
Prembulo
Nociones fundamentales
9
11
15
17
27
55
65
75
77
129
135
141
145
151
153
161
167
171
Prembulo
Prembulo
Hemos concebido esta obra -semilla y fruto de nuestras clases prcticas- como un instrumento eficaz y cmodo al servicio de los profesores
que acompaan y guan a los alumnos en la difcil y grata tarea del aprendizaje del comentario de textos.
Aunque nuestra intencin es proponer una metodologa unitaria apoyada en un sistema coherente de nociones elementales y explicada con
trminos sencillos, queremos evitar las tentaciones de utopas cientifistas
y los riesgos de vulgarizacin simplificadora. Por estas razones -aunque
se ofrecen algunas pistas para la reflexin-, no se incluyen discusiones
sobre principios lingsticos ni sobre teoras literarias. Esta obra describe
una serie de operaciones aplicables al texto -a su forma y a su contenidoen el marco de una concepcin comunicativa del lenguaje. Las definiciones que en ella se incluyen constituyen pautas operativas de un programa
de actividades. Creemos que de esta manera podremos conseguir enriquecer las posibilidades de anlisis de los alumnos y ayudarles a enfrentarse
con un texto escrito: a leerlo crticamente, a interpretarlo, a gustarlo y a
valorarlo.
Advertimos que este breve y modesto manual -que se incorpora a la
amplia y dilatada tradicin de la pedagoga general de la lectura y de la
escritura- esboza slo uno de los mltiples mtodos posibles de comentario
de textos. Insistimos en que, aunque es aplicable a cualquier tipo de composicin escrita, no es un tratado de anlisis lingstico ni de crtica literaria.
10
A pesar de la finalidad totalmente prctica de estos ejercicios didcticos sobre textos de diferentes tipos, nos permitimos indicar que no se trata de una coleccin de claves para superar con xito las pruebas de selectividad o los exmenes oficiales de cualquier naturaleza acadmica, ni de
un libro de recetas o de soluciones, sino una gua completa y orgnica que
intenta facilitar la comprensin, la explicacin y la valoracin del lenguaje escrito. En resumen, pretendemos ser fieles al ttulo: Orientaciones
prcticas para el comentario crtico de textos.
Nociones fundamentales
11
Nociones fundamentales
El comentario de texto
El comentario de texto es un mtodo prctico de aprendizaje de lectura y de escritura: es un procedimiento pedaggico para facilitar y para
desarrollar la capacidad interpretativa y valorativa de los textos escritos.
El comentario de texto consiste en la elaboracin de un texto escrito de
carcter crtico a partir de la lectura crtica de otro texto.
Hemos de advertir que el comentario de texto es un proceso complejo, que comprende diversas y escalonadas actividades que es conveniente
y necesario repetir de una manera concienzuda y gradual al objeto de propiciar la adquisicin de hbitos y de destrezas.
El comentario crtico
Entendemos por comentario crtico el juicio elaborado mediante la
aplicacin de criterios objetivos y explcitos. Tanto la interpretacin
como su valoracin del texto se han de fundamentar en razones y en argumentos convincentes. El comentario crtico, por lo tanto, se opone,
aunque a veces los incluya, a la glosa, al resumen y, sobre todo, a la
declaracin de la impresin subjetiva laudatoria o detractora.
La LOGSE establece en sus artculos 2, 19, y 26 que la educacin ha de
apoyarse en el pensamiento crtico. El artculo 2 dice al respecto que uno
de sus fines es El desarrollo de las capacidades creativas y del espritu
12
Esta novedad es solo aparente ya que, si repasamos la historia de la educacin, podremos comprobar cmo los objetivos de formar ciudadanos crticos aparecen ya en la
Antigua Grecia. La formacin para la democracia exiga formar hombres elocuentes.
Platn, en el Gorgias dice: Los oradores hbiles pueden, como los tiranos, hacer condenar a muerte, a confiscacin o a destierro a quien quieran. La formacin del orador
se basaba en lo que despus sera el Trivium medieval: Gramtica como perfeccin de la
lengua. Dialctica, perfeccin del pensamiento, y Retrica, perfeccin de la palabra. Se
pone as de manifiesto el reconocimiento del poder de la palabra en un sistema democrtico, y el riesgo de dominar y de hacer dao. En nuestro pas, muchos autores han insistido en la importancia y en la necesidad de una actitud crtica. Recordemos, slo a manera de ejemplo, a Baltasar Gracin y a Gaspar Melchor de Jovellanos.
Nociones fundamentales
13
algunos lectores y escritores llegan al final de sus das leyendo y escribiendo mal.
Aunque sea un principio elemental, nunca est de ms recordar que
para perfeccionar las destrezas se requieren, adems de ejercicios continuados, modelos claros y estimulantes de identificacin y esfuerzos considerables de autocrtica. Creemos que para que la actividad resulte verdaderamente educadora, para que mejore al sujeto que la protagoniza y al
objeto que produce, debe estar correctamente orientada y corregida.
A pesar del carcter prctico de estas orientaciones, creemos necesario
exponer algunas ideas con la intencin de reducir confusiones y de obviar
malentendidos. Pretendemos, adems, que todas estas consideraciones
tericas se conviertan en criterios y en pautas operativas: que sirvan de
orientaciones generales de carcter prctico, y que ayuden para que cada
uno elabore su propio mtodo.
PRIMERA PARTE
EL COMENTARIO CRTICO
I
EJERCICIOS PREVIOS
El comentario crtico
19
20
Es imprescindible que se haga a continuacin una verdadera autocrtica dirigida. Para ello, el profesor indicar, ejemplificndolos con
uno de los ejercicios, los aspectos principales del comentario que el
propio alumno ha de juzgar.
Hemos de advertir que en esta primera prueba se deben reducir al
mximo los puntos que se sometern a examen y que, en cualquier caso,
la evaluacin tenga en cuenta tanto los aspectos positivos como los negativos. Nos permitimos insistir en un principio didctico bsico: corregir el
comentario de texto no es slo sealar los defectos.
Tras la elaboracin del primer comentario de texto, cada alumno proceder a su correccin. Como criterios orientadores para esta primera
autoevaluacin pueden servir las siguientes preguntas:
-
El comentario
crtico
mina la circulacin del trmino lingstico cabal, que suena a rayos y se propaga como la
mala yerba. Lo que omos y leemos, y la gente traga sin hacer asco es: el da despus.
Incorreccin manifiesta porque siguiente es un adjetivo que acompaa al nombre (la
pgina siguiente, nos cont la siguiente historia) o lo sustituye (que pase el siguiente!). Y a ver quin se atreve a decir: Que pase el despus o Nos cont la despus historia. No entra, claro, porque despus es un adverbio de tiempo que adems, en general, se usa con preposicin (mi nombre est despus del tuyo o despus de echar la
carta me arrepent).
Aunque ahora se ha disparado el uso y abuso de la horrible frasecita, porque en tiempos de ro revuelto -ya se sabe- es cuando ms prosperan las renovaciones intiles, me he
puesto a pensar de dnde podra venir, porque me sonaba de antes eso de el da despus.
La madre del cordero est en una pelcula americana del ao 1983, dirigida por Nicholas
Meyer y titulada The day after, donde trataba de reflejarse la psicosis que segua a una
explosin nuclear en Kansas, tras la tercera Guerra Mundial. Ya entonces, un annimo
ingenio de nuestro pas ofreci sin ms contemplaciones una traduccin literal de aquel
filme, y fue la que empez a orse: El da despus.
As va a titular tambin ahora Jos Luis Garca Snchez, segn he ledo en la Prensa,
una pelcula que proyecta sobre la ascensin y cada de Mario Conde. Ese mismo membrete, El da despus, llevaba el pasado sbado 29 de enero uno de los apartados de
Informe Semanal dedicado a la huelga del 27. Y hasta Francisco Umbral, de quien
nadie podr decir que tiene mal odo para el castellano, usaba la expresin de marras en
uno de sus ltimos artculos, El ruido y la furia. Esto ya es grave. Hay que pararlo.
A mucha gente le parecer tan balad que me sulfure por este atentado al lenguaje
como que me quejara en un comercio de que no vendieran figuritas de barro para el beln.
Me miraran como a una marciana. De barro? Ya no las pide nadie, mujer. Ahora se
hacen de plstico.
C. Martn Gaite, ABC. 4 de febrero de 1994.
El comentario crtico
23
Este ejercicio podr servir para conocer qu nivel posee de lectura tanto interpretativa como crtica, y para descubrir hasta qu punto el alumno
es capaz de distanciarse del texto y utilizar, aunque sea de manera implcita, sus esquemas valorativos -ticos, estticos, gramaticales, sociolgicos, polticos, religiosos, etc.-.
El comentario
crtico
25
El tercer ejercicio introductorio consistir en la elaboracin de un resumen del contenido del texto. Insistimos en que inicialmente es conveniente dejar la mayor libertad posible, al objeto de identificar los aciertos
-que sin duda alguna ha logrado cada uno de los alumnos- y de seleccionar los defectos ms graves y ms urgentes de corregir. Este ejercicio,
adems, podr servir para poner de manifiesto la capacidad de lectura y
de sntesis.2
El trabajo se puede orientar con las siguientes preguntas:
Ms tarde se podrn explicar las diferencias que existen entre un resumen, un esquema
y una sntesis. Creemos que es suficiente con que se haga comprender al alumno
mediante ejemplos apropiados que el resumen es un estracto del significado global del
texto; el esquema, el esqueleto o andamiaje que le proporciona organizacin y coherencia, y la sntesis, la seleccin ordenada de los datos que se juzgan pertinentes.
LNEAS METODOLGICAS
Lneas metodolgicas
29
30
El grado de referencialidad
La primera pregunta -y tambin la ms general- que se puede hacer a
un texto es sobre su relacin con la realidad a la que se refiere, sobre el
grado de fidelidad o de ficcin.
- Se corresponde lo relatado en el texto con la realidad objetiva?
Este tipo de preguntas es adecuado, sobre todo, para los textos informativos, tanto periodsticos como histricos o cientficos que, como es
sabido, se refieren a hechos, a comportamientos o a objetos de la realidad
externa y que, por lo tanto, pueden ser verificados.
Lneas
metodolgicas
32
Estas cuestiones son apropiadas, sobre todo, para los ensayos y para
los artculos crticos de opinin.
Lneas
metodolgicas
La maldad existe.
Lo que est ocurriendo en Ruanda desde hace varios meses es algo de lo ms atroz y
estremecedor que se puede recordar. Pocas veces se habr dado en la historia conocida
algo ms monstruoso. Ruanda es un pequeo pas, de unos seis millones de habitantes,
que hasta su independencia (?) estuvo bajo la tutela colonial de Blgica. Desde el asesinato de los presidentes de Ruanda y Burundi, los habitantes del primero de estos pases, pertenecientes a las etnias tutsi y hutu, se han dedicado a matarse salvajemente, en proporciones quiz nunca conocidas.
Se habla de medio milln de muertos; se dice que las personas desplazadas, que han
huido de la muerte, para caer en otras formas de ella, son un milln o un milln y medio.
Estoy seguro de que esas cifras no son exactas, ni siquiera aproximadas, pero lo que
importa es el orden de magnitud, y no creo que haya habido en pocas conocidas nada
semejante. Esto, que est aconteciendo ante nuestros ojos -lo estamos viendo, y soportando, en la televisin-, no pareca ni siquiera posible.
Los problemas que plantea, en mltiples aspectos, son gravsimos, y de muy difcil o
acaso imposible solucin -hay que hacerse a la idea, contraria al utopismo, de que hay
cosas que no tienen arreglo-. Pero hay un aspecto que tambin me preocupa, y es la manera habitual de presentar e interpretar lo que est pasando en Ruanda. Se habla siempre de
la catstrofe, del desastre, de la necesidad de llevar ayuda humanitaria. Es decir,
los trminos que se emplean para un terremoto, una inundacin, un volcn en erupcin. Y
no se trata de eso, sino de acciones humanas voluntarias, queridas, de asesinatos cometidos por hombres dedicados a la destruccin sangrienta de otros.
Se est dispuesto a admitir el mal, incluso hay una propensin a concederle una
extensin excesiva y no siempre justificada, pero hay una curiosa resistencia a reconocer
que existe la maldad, algo bien distinto. Y la maldad existe, y est desencadenada en
Ruanda y en otros lugares. En escala menor, pero la cuanta no es decisiva, en lo que fue
Yugoslavia, con desigual distribucin de responsabilidades de las que nadie escapa. Y en
gran parte del mundo existe el terrorismo, cuya esencia misma es la maldad, disfrazada de
lo que se quiera; y muchos menos actos organizados -o con organizacin ms subterrnea
y menos visible- son tambin estrictamente producto de la maldad.
Es una de las realidades ms aterradoras, ms azorantes, ms inquietantes, porque no se
acaban de comprender. Pero a lo largo de la Historia se ha contado con la maldad y desde
diversos puntos de vista se ha intentado hacerle frente. Lo que me sorprende ahora es la
resistencia a reconocerla, la tendencia a disolverla en un vago mal que sobreviene al
mundo sin que se sepa por qu ni de dnde.
Creo que la raz de esta actitud es la voluntad de eliminar la nocin de persona, la
libertad y por lo tanto la responsabilidad, el propsito de reducir lo humano a lo natural
y csmico; en una palabra, a la deshumanizacin, que puede llegar a la deshominizacin.
Pero esto, no es una forma, y de las ms peligrosas y sutiles, de maldad?
Si se niega la existencia de sta o se la oculta, se renuncia a luchar contra ella, a combatirla en el mundo y dentro de uno mismo, en las tentaciones que asaltan al hombre. Hay
que preguntarse por qu los habitantes de Ruanda llevan meses entregados al asesinato de
sus prjimos. Prjimos? Por lo visto no se consideran as: la pertenencia a otra etnia es
suficiente para matarse.
Lneas metodolgicas
35
Lneas metodolgicas
37
Lneas metodolgicas
de quienes forzosamente les contemplan. Estn proliferando, asimismo, los jvenes ms o
menos robustos que lucen bceps, hombros y omplatos, a travs de someras camisetas,
negras o de color isabelino.
En otoo-invierno, el rigor de la estacin ayuda mucho a librarse de estas contemplaciones. Queda el harapiento, el que lleva prendas, seguramente costosas, pero rotas, rasgadas o
desflecadas que dan aspecto de indigente a quien las viste o soporta. Tambin est quien viste
prendas de significacin reivindicativa o usa adminculos o complementos que pueden tener
este carcter. Todo esto, como cualquier moda o innovacin, se observa ms acusadamente en
las personas jvenes.
Naturalmente, siguen existiendo los modistas con sus pasarelas, las boutiques y las
tiendas de moda femenina, especialmente juvenil. Y tambin hay hombres que suelen persistir en lo que llamaramos el buen vestir, los de cierta edad, los ejecutivos, los empleados
de firmas importantes, sobre todo si tienen que relacionarse con el pblico, y muchos jvenes, singularmente cuando asisten a la boda de su hermana y tambin en Semana Santa.
Sin embargo, lo que predomina en el paisaje urbano y precisamente cuando existe
cierta renuencia de determinados colectivos a usar uniformes o signos distintivos de su
identidad, es una cierta uniformidad en el vestir. Hay una especie de traje de faena que
se ha impuesto entre la juventud y que se usa para ir a la facultad, a la escuela, al taller o a
la oficina o, simplemente, a los lugares de diversin: el pantaln vaquero y el suter, cazadora o chalecn; lo que llamaramos moda uni-sexi, con lo que parece anularse uno de los
caracteres -el de diferenciacin de sexos, acusando las diferencias anatmicas- que tambin se ha atribuido al vestido. El atuendo vaquero y el pelo largo de unas y otros hacen
que, en algunos casos, sean precisamente las formas irreductibles las que denotan que
se est en presencia de una chica y no de un muchacho.
Claro es que hay ocasiones en que se viste ese traje diferenciador o lo que, hasta no
hace mucho, vena siendo el modo normal de vestir. Hoy lo que era atuendo de calle se
est convirtiendo en traje de ceremonias. En cualquier caso, hay que aceptar esta modalidad en el vestir y las que vengan, ya que no cabe, a estas alturas pensar en que puedan
prohibirse ciertas prendas de vestir, aunque sea para salvar el orden pblico, como hiciera
en el siglo XVIII el marqus de Esquilache, que por cierto, ya entonces dio origen a un
clebre motn.
ABC, Tribuna Abierta, 7 enero 1994. Pg. 36.
40
Lneas
metodolgicas
42
Lneas
metodolgicas
Los skins.
Son los skins, fenmeno de los noventa, a los que se ve por todas partes, caminando
en hordas etlicas y rompiendo algn escaparate.
Quin se lo iba a decir a ellos cuando decidieron cortarse el pelo al cero, calzarse unas
Martens y devorar litronas... He aqu a los skins convertidos en el fenmeno del ao en
Espaa. Antes apenas sabamos que existieran -quiz porque no nos fijbamos-, pero
ahora se los ve por todas partes, caminando en hordas etlicas, rompiendo algn escaparate y zurrndose la badana con las tribus rivales de estas junglas del asfalto y cristal que son
nuestras ciudades. La televisin los saca a todas horas, porque dicen que esto es el fascismo contemporneo; la gente se lo cree y les mira con pavor; ellos, satisfechos, empiezan a
creerse hroes. No pretendan otra cosa: que les miraran, que alguien se fijara en ellos con
una mirada distinta a esa indiferencia mediocre que nos impone el anonimato urbano. Lo
han conseguido.
Son los malos. Ellos lo han querido as. Lo haban querido siempre. La vida es demasiado dura para el bueno: siempre llega alguien que te sacude. As que, adems de bueno,
hay que ser fuerte. Demasiado difcil. Lo normal es que uno sea como es, y entonces se
encuentra con unos padres que no saben por qu estn juntos (pero los padres slo saben
que tienen que trabajar, ganar dinero y gastrselo en los hijos, y todo para que luego te salga el mocoso y se corte el pelo al cero: Seor, Seor...!), unos profesores que no te ensean a vivir (pero los profesores tienen un programa, lo siguen. Alguno pretende incluso
ser maestro y entonces le pinchan las ruedas del coche, por capullo, por pavo y por
parao), una televisin que te ensea a todas horas lujo, corrupcin, injusticia, consumo y
venganza (pero despus sale uno a la calle y no hay hroes ni villanos -o a lo mejor demasiados-, un yonqui te pega un navajazo y te saca las pelas, a ti, que te cuesta la misma vida
poder pagarte un cubata de garrafn, y las jais de la tele no existen, y Sensacin de vivir es
mentira, y si te lo montas de Lanzarote del Lago terminas apaleado en un callejn oscuro,
encima de un montn de basura), y un trabajo imposible, porque tener menos de veinticinco aos es una maldicin y no hay quien encuentre un curro (pero tu padre, cincuenta
aos, deslomado de trabajar toda la vida, se ha quedado en paro y est como t, en la calle,
tirado, sin trabajo, con las manos en los bolsillos, escuchando cmo el Gobierno dice que
hay que favorecer el despido libre)...
Vieja historia. La inventaron los punkies, en Inglaterra, hace veinte aos: No future,
no hay futuro, decan los jvenes (y haba estetas que aclamaban la ocurrencia como un
acto vanguardista y haba cantantes que se disfrazaban de esqueleto y ganaban dinero, y
ahora juegan al billar con el presidente del Gobierno). Y lleg Syd Vicious -el nombre lo
dice todo- y descubri que ser malo y asustar burgueses venda mucho, y que si, adems
sacabas una esvstica, entonces todo iba sobre ruedas porque todava vendas ms. Ser
malo profesional: un lujo.
El skin tambin piensa que no hay futuro. Est harto de todo esto. Es un frustrado, un
desesperado al que no han enseado para qu sirve la vida. Slo sabe que le echan de
todas partes. Entonces quiere vengarse. Quiere que le tengan miedo. Quiere ser malo. Y
qu hace? Mirar alrededor. Y en las pelculas ve que el gran mal del mundo es el fascismo.
Y compra una esvstica y una cruz de hierro de imitacin. Y pega a un moro. Y algn
ultra desnortado, al que no han hecho caso en su vida y que se ha encerrado en el ghetto de
Lneas metodolgicas
45
Lneas metodolgicas
47
48
El ttulo
De manera metafrica, podramos definir el ttulo como la tarjeta de
presentacin de un texto. Por su brevedad -uno de sus rasgos formales
ms caractersticos- el ttulo es la quintaesencia, el meollo del contenido
del texto.
Sea cual sea el tipo de texto que introduce, el ttulo cumple una funcin pragmtica: es una llamada de atencin, una primera convocatoria a
la lectura que tiene su punto de partida en la imagen grfica que proyecta:
el ttulo antecede al texto -es un pre-texto- y, por lo general, se halla
estratgicamente distanciado y diferenciado del mismo. Difiere, adems,
del texto por sus caracteres tipogrficos: empleo de maysculas, negrita,
cursiva, subrayado, etc.
Entre el texto y su ttulo se suele establecer una relacin de interdependencia: el texto debe responder a las expectativas que plantea el ttulo y, a
su vez, el ttulo -como ya hemos indicado- ha de presentar, en esencia, el
contenido del texto. Sin embargo, hay casos en los que el ttulo adquiere
cierta autonoma con respecto al texto: es lo que suele ocurrir con las
obras literarias. Muchos poemas, novelas u obras teatrales son conocidos
casi exclusivamente por su ttulo, no por su contenido.
Pero la atraccin especial que ejerce el ttulo depende de varios factores, entre ellos la modalidad de los textos que introducen y los recursos
expresivos que intervienen en su constitucin:
a) En los textos cientficos, jurdicos, administrativos, noticias periodsticas y, en general, en todos aquellos que cumplen una funcin eminentemente informativa, el ttulo suele referirse a los elementos claves del
contenido. Segn la extensin y la complejidad del texto, podemos
encontrarnos con un ttulo nico o con un ttulo mltiple. Esto ltimo es
el rasgo caracterstico de las noticias periodsticas que, por lo general, van
encabezadas por titulares -antettulo, ttulo y subttulo-, cada uno de los
cuales anticipa, configura y precisa, respectivamente, la noticia que presenta. Los textos jurdicos y administrativos suelen ir precedidos de un
ttulo general (por ejemplo, el que hace referencia a una ley) y seguidos
por subttulos ms especficos (que aluden a artculos integrados en una
ley). Este mismo proceso -de lo general a lo particular- lo hallamos en
obras de carcter cientfico y ensaystico (ttulo de la obra, ttulos de captulos, pargrafos, etc.).
Lneas
metodolgicas
49
b) En los textos literarios, en los gneros periodsticos de opinin (editoriales, columnas, etc.) y en los textos publicitarios, el ttulo acta como verdadero gancho para captar la atencin de posibles lectores. En estos
casos el ttulo, ms que orientar sobre el contenido del texto (con el que a
veces slo hay una relacin tangencial), est construido con mecanismos
expresivos, con recursos sorpresivos o, diramos, impactantes: actan
como verdaderas imgenes o figuras retricas del texto: metonimias,
sincdoques, metforas... Hay ttulos que juegan con el equvoco; otros
emplean -deslexicalizndolas o no- tpicas expresiones populares; en otros
casos se emplean recursos fnicos -aliteraciones, paronomasias, rimas...-.'
Poner ttulo a un texto
Como acabamos de indicar -y cualquiera puede constatar por su propia experiencia- el ttulo es, al menos por la posicin que ocupa, el primer elemento que conoce el lector de un texto. Sin embargo, suele ser
-paradjicamente- la culminacin del proceso en la elaboracin de un
texto, su punto final, lo que no resulta difcil de entender si recordamos
la funcin que desempea el ttulo con respecto al texto.
De manera similar deber procederse si se trata de poner ttulo a un
texto que, inicialmente, carezca de l. Insistimos en unas cuestiones que
consideramos elementales:
a) El ttulo ha de ser breve.
b) Debe responder -de la manera ms sinttica posible- al contenido del texto o,
al menos, ser suficientemente representativo del mismo.
c) Si se opta por una frase ingeniosa, hay que tener en cuenta el impacto (y la
consiguiente relacin texto / ttulo) que producir en el lector: el texto nos suele presentar el punto de vista de su autor (con el que el destinatario estar de
acuerdo, o no), pero el ttulo es la llamada de atencin que el texto lanza a un
posible receptor.
- Ponga un ttulo al siguiente texto.
-Justifique las razones que le han motivado a su eleccin.
El estudio del ttulo -junto con el de otros elementos adyacentes al texto (dedicatorias, prlogos, notas, etc.) ha sido objeto de trabajos, entre otros, por el francs Genette
quien, en su obra Seuils (1987) los engloba bajo la denominacin de paratexto o elementos paratextuales.
Lneas metodolgicas
51
Comentario global
Como conclusin de esta primera parte es aconsejable que es alumno
efecte un comentario global en el que, de una manera ordenada,
expondr sus juicios sobre el contenido y sobre la expresin de un texto.
Para facilitar este anlisis se formularn algunas preguntas generales.
Como ejemplo ilustrativo puede servir el modelo que a continuacin presentamos en el que se plantean algunas cuestiones sobre el texto titulado
La busca de la felicidad.
Contenido:
Cul es el tema de este artculo?
Es real el problema que plantea?
Refleja con fidelidad el medio ambiente que usted conoce?
Cree que son acertadas sus afirmaciones y correctos sus juicios?
Piensa que el problema de los conflictos personales y sociales tendra una solucin adecuada con frmulas biolgicas, o seran necesarias tambin orientaciones psicolgicas, sociolgicas y morales?
Expresin:
- Ha entendido todo el artculo y ha seguido con facilidad la articulacin de todo
su pensamiento?
- Le ha despertado la atencin y mantenido el inters?
- Exprese en dos o tres palabras su impresin global.
La busca de la felicidad.
Debido a la multitud de conflictos personales y sociales que caracterizan la etapa actual,
existe una creciente ansia de encontrar algo de felicidad donde sea y como sea. Los sistemas
polticos, tanto democrticos como marxistas, prometen el advenimiento del bienestar universal que no acaba de llegar. Las ideologas, incluyendo la teologa de la liberacin y los movimientos revolucionarios, tambin nos ofrecen promesas incumplidas de libertad y de felicidad.
El problema es que padecemos un materialismo consumista, que estamos bajo la amenaza de posibles desastres atmicos y, lo que es peor, que existe un control cada vez
mayor de mentes, emociones y conductas, debido al creciente poder de los medios de propaganda y de comunicacin.
Hay que buscar soluciones a tantos conflictos y disminuir los antagonismos antihumanos; hay que encontrar elementos unificadores de pensamientos y de conductas potenciando la felicidad personal.
La biologa quiz pueda ofrecer algunas soluciones nuevas, ya que es el nexo compartido por todos los seres humanos. Hay que recordar que el corazn funciona de manera
parecida en todas las razas. Los trasplantes de rganos y las transfusiones de sangre pueden realizarse entre rabes, judos y otros pueblos, sin tener problemas raciales. Los antibiticos funcionan de manera parecida en el mundo entero. Las necesidades biolgicas de
agua, comida, oxgeno, calor y muchas otras son anlogas en todos los seres humanos.
Otro elemento que es universal, aunque est poco reconocido, es la necesidad de ser feliz,
al menos de vez en cuando. Esta felicidad se relaciona con funciones y mecanismos cerebrales que pueden ser investigados y potenciados.
De la misma manera que el estudio de la fisiologa del rion o del hgado mejora el
diagnstico y el tratamiento de sus posibles trastornos, la investigacin de la neurobiologa cerebral es decisiva para comprender y mejorar las funciones mentales.
Los comentarios anteriores son algunos de los temas que trato en mi nuevo libro, La
felicidad, cuya tesis es precisamente que el conocimiento de los mecanismos neuronales
de la felicidad, adems de tener un carcter universal, puede ser la base de ideologas y de
enseanzas futuras que disminuyan conflictos innecesarios. La Neurobiologa proporciona
un aspecto unificador de los deseos y de las actividades de la mayora de los seres humanos, dando una base cientfica que puede mejorar el goce personal y las relaciones sociales
del presente y del futuro.
Hay que aclarar que no hay frmulas para encontrar la felicidad, pero s hay conocimientos y consejos que pueden se decisivos para un mayor bienestar personal y para una
mejor convivencia social. Los elementos clsicos de la salud, dinero y amor claro que son
importantes, pero ninguno de ellos es totalmente esencial. Quiz lo principal en la busca
de la felicidad sea la utilizacin de la educacin y de la inteligencia para interpretar de
modo agradable las recepciones sensoriales codificadas que se reciben del entorno
ambiental. Esto no quiere decir la aceptacin resignada del destino, sea bueno o malo, sino
la modulacin reflexiva de las percepciones, con la reaccin adecuada, que incluye la protesta e incluso la rebelin, con tal de que sean inteligentes.
Lo cierto es que la busca de la felicidad es uno de los derechos bsicos de todos los
seres humanos, la motivacin que dirige la mayora de nuestras acciones y la fuente de
placer personal cuando se logra.
Lneas
metodolgicas
Mi libro La felicidad (publicado por Temas de Hoy) ofrece una especie de declogo de
la felicidad que no tiene la pretensin de dar frmulas mgicas para ser feliz, pero que ciertamente puede ayudar para el mejor conocimiento de s mismo, para aclarar los propsitos de
vida y para el mayor goce de la realidad, desde la infancia hasta el final de la existencia.
J. M. Rodrguez Delgado, Diario de Cdiz (suplemento semanal). 7 febrero 1993.
53
Ill
LA LECTURA CRTICA
La lectura crtica
57
Introduccin
Tras los ejercicios anteriores y a partir del anlisis de sus propias experiencias, el alumno estar posiblemente en condiciones de reflexionar
sobre la dificultad y sobre la complejidad de la lectura. Creemos que este
momento puede ser oportuno para hacerle comprender que la lectura
constituye, no slo un instrumento al servicio de las diferentes asignaturas acadmicas, sino tambin un objetivo preferente de las distintas enseanzas. La formacin consiste -hemos de explicarle- ms que en apropiarse de contenidos concretos, en la adquisicin de procedimientos de
lectura y de claves interpretativas de lenguajes, de objetos y de sucesos.
A continuacin ofrecemos unas ideas fundamentales para que, de
manera adecuada a cada uno de los niveles didcticos, se expliquen, se
glosen y se apliquen.
Presupuestos tericos
En primer lugar se debe transmitir el mensaje de que la lectura perfecta y total es una meta inalcanzable plenamente. El alumno ha de partir del
supuesto de que un texto siempre encierra -o puede encerrar- nuevos
secretos y que la lectura es una destreza siempre mejorable mediante ejercicios prcticos debidamente orientados y graduados.
En cualquier caso, le debe quedar suficientemente claro que la lectura
es un proceso complejo que supone varios niveles de profundizacin.
58
Por eso hablamos de una primera, de una segunda o de una tercera lectura. A este respecto es conveniente que comprenda que un texto
escrito es una construccin verbal ms o menos coherente en la que se
superponen diversas capas.
Con palabras asequibles y, sobre todo, mediante ejemplos ilustrativos,
se pueden explicar las siguientes cuestiones:
a) La lectura exige (o admite) la adopcin de diversas perspectivas formales. Un texto es un poliedro con muchas caras. Un mismo texto lo lee
de manera diferente un nio o un anciano, un campesino o un marinero,
un rico o un pobre, un poltico o un negociante, un patrono o un obrero,
un hombre o una mujer, etc..
b) La lectura implica, adems, una aportacin personal. Cuando leemos un texto sobre el mar o sobre la montaa, sobre el fro o sobre el
calor, sobre el amor o sobre el odio, lo interpretamos a partir de nuestras
propias experiencias.
c) La lectura no se limita exclusivamente a identificar signos y a descifrar significados, sino que pone en funcionamiento todas las facultades
mentales del lector: leemos con todos los sentidos y con todos los sentimientos. En la lectura se ponen en juego todos nuestros conocimientos,
todos nuestros afectos y todas nuestras experiencias.
d) La lectura es una actividad creativa y proyectiva: cuando leemos un
texto componemos mentalmente otro diferente cuya riqueza depende de
las vivencias acumuladas.
La lectura crtica
59
Pero, adems, la lectura de un mismo texto se puede hacer con diferentes intenciones y, en consecuencia, con distintas disposiciones.
Simplificando mucho podemos distinguir tres tipos:
- El que lee para informarse.
- El que lee para disfrutar o distraerse.
- El que lee para criticar.
Nosotros, cuando hablamos del comentario de texto, nos referimos a esa tercera clase de lectura. Partimos del supuesto de que la lectura es un proceso complejo que abarca, al menos, las siguientes operaciones:
I ) Descifrar el texto.
2) Descomponer el texto.
3) Interpretar el texto.
4) Enjuiciar el texto.
5) Valorar el texto.
Retrica.
A medida que se acerca la celebracin del Quinto Centenario del viaje del Gran Almirante,
es evidente un fenmeno que otorga a esta fecha un inquietante significado. Los dos extremos
geogrficos unidos por la hazaa sin par corren en direcciones opuestas hacia destinos por
entero contrarios. Mientras Espaa, gracias a circunstancias econmicas de orden continental y
a una madurez poltica sin precedentes en muchos siglos de historia de la Pennsula, entra de
lleno a una prosperidad y a un equilibrio ejemplares, las repblicas que se agrupan en
Iberoamrica se deslizan con implacable gravedad hacia una descomposicin social y econmica que cada da parece ms aguda e incontenible. Hay en estos pases una especie de cansancio, de agotamiento de los mecanismos de negociacin poltica y de recuperacin econmica,
muy semejante al de un cuerpo que ha perdido de repente todos sus sistemas de defensa y queda a merced de una interminable cadena de dolencias mortales. No es el caso aqu de examinar
las razones profundas de estos dos procesos que van creando un abismo entre los dos mundos
que el genovs uni en un destino que prometa ser comn.
Lo que quisiramos hoy es indicar la pattica inoportunidad del enfoque que se ha
dado, tanto en Espaa como en Latinoamrica, a la celebracin del Quinto Centenario. En
efecto, volver a la monserga del encuentro de dos mundos, dndole la espalda a una realidad pattica e incuestionable, tornar a las retricas oeces de la lengua comn, cuando en verdad sucede precisamente lo contrario, es dar muestras de una ceguera alarmante
y continuar distorsionando una historia cuyo verdadero curso sigue ocultndose por obra
de una palabrera huera de todo sentido. Hemos callado lo esencial y nos empantanamos
en la floresta de las frases hechas y de los tpicos al uso.
En verdad, si bien se mira, el comienzo de esta marcha en sentidos opuestos se inici
con la Independencia. Al separarse del tronco hispnico y prescindir de su savia milenaria,
un grupo de jvenes soadores indigestados con un rousseaunianismo de segunda mano
nos entreg de lleno en manos de la ya entonces evidente voluntad de poder de Estados
Unidos. Una voluntad cuquera, estrecha y vida, iba a decidir, por la fuerza del dinero,
nuestro oblicuo destino. Espaa, entretanto, se internaba en el desangre delirante de las
guerras carlistas, cuyo ltimo episodio lo constituyeron la guerra civil de 1936 y los cuarenta aos de franquismo cerrero y sombro. Por un curioso, pero elocuente, capricho de la
historia, la pesadilla en Espaa termina por la accin combinada de un rey ejemplar que se
juega por entero al lado de lo mejor de su pueblo y de una favorable circunstancia econmica aprovechada con sensatez que podra pensarse poco peninsular.
En estas repblicas, por el contrario, la debilidad de las instituciones y la visin parroquial de una poltica sin horizontes prolongan, quien sabe hasta dnde ni hasta cundo, el
proceso de una desintegracin que, desde mediados del siglo pasado, se cumple sin esperanza ni cuartel. Ningn panorama ms inadecuado que ste para hablar del encuentro de
dos mundos y del destino compartido en relacin con lo que deberamos limitarnos a
celebrar como la mayor hazaa de navegacin jams cumplida por el hombre y detenernos
all sin ms retrica huera ni tpicos agobiantes.
Alvaro Mutis. Diario 16. Mayo 1992.
La lectura crtica
61
1) Descifrar el texto
Este es el objetivo principal de los ejercicios infantiles de lectura. Con
l se pretende que el lector identifique el significado de cada una de las
unidades -palabras, expresiones...- y que fije el sentido preciso en la
situacin y en el contexto en que estn empleadas.
Ejemplos:
- floresta, tpicos, rousseanismo, cuquera.
- tomar a las retricas oeces de la lengua comn, visin parroquial de una poltica sin horizontes, nos empantanamos.
- cerrero: que vaga de cerro en cerro, libre y suelto.
- cerril: tratndose de personas, inculto. Amargo.
- cerril: apliqese al terreno escabroso. Dcese de las caballeras y del
ganado vacuno indmito. Fig. y fam. grosero, tosco.
- huero: huevo huero. El que por no estar fecundado por el macho no
produce cra. Fig. vano, vaco, insignificante.
- salir huera una cosa: fr. fig. y familiar, malograrse.
Este ejercicio exige la consulta asidua de los diccionarios y, si se practica
de forma constante y sistemtica, ayudar notablemente a que se ample el
vocabulario. Hemos de insistir en que la riqueza lxica no es slo un adorno cultural, sino una herramienta eficaz de anlisis de la realidad. Mediante
el aprendizaje de nuevas trminos logramos una mayor capacidad de discernimiento, de utilizacin y de disfrute de los hechos y de las cosas. El lenguaje, no lo olvidemos, nos orienta la mirada y la comprensin del mundo.
2) Descomponer el texto
Todo texto es una composicin orgnica, con diversas partes organizadas, ordenadas, segn un determinado criterio.
Hay que aislar, primero, cada una de ellas y, despus, identificar el
lugar y la funcin que ejerce.
En el texto que comentamos distinguimos cuatro partes separadas, en
este caso, por los puntos y aparte:
a) Descripcin de un fenmeno: Latinoamrica y Espaa corren en direcciones opuestas.
b) Denuncia de un enfoque inoportuno del V Centenario.
c) Origen y causa de la progresiva separacin:
- La entrega en manos de los Estados Unidos
- Las guerras espaolas
62
La lectura crtica
63
- La claridad: uso de trminos conocidos por los destinatarios o explicacin de los que se presumen que se ignoran.
- La correccin: aplicacin de las normas gramaticales.
- La elegancia: empleo de procedimientos literarios.
En el texto que comentamos, el tema parece interesante porque trata de
una efemrides que los polticos han convertido en punto de partida y de
referencia de muchas actividades, en objetivo de muchos proyectos y en
solucin de muchos problemas. Ha generado muchas ilusiones y expectativas. El planteamiento llama la atencin porque descubre la cara opuesta
a la propaganda oficial.
El anlisis histrico que realiza es excesivamente simplista. La situacin de Latino Amrica es muy compleja y el recorrido histrico de cada
uno de los pases ha sido muy diferente. Celebrar simplemente una hazaa de navegacin sera minimizar el significado cultural del descubrimiento y de todo el proceso histrico posterior.
5) Valorar el texto
Es el balance final el resultado del largo camino de anlisis y de juicios
anteriores. Es la conclusin y el resumen, el punto de llegada de la lectura. En este artculo que comentamos podemos sealar como
valores
oportunidad
brevedad
claridad
correccin
valenta
contravalores
simplista
reiterativo
pesimista
exagerado
injusto
IV
LA ESCRITURA
La escritura
67
Introduccin
La escritura es -debe ser- un objetivo permanente en la enseanza de
la Lengua y de la Literatura y, al mismo tiempo, constituye el mejor
mtodo de aprendizaje y de perfeccionamiento de estos dos dominios.
Hay que partir de un supuesto: la escritura es una actividad diferenciada
del lenguaje oral y exige destrezas especiales.
Su teora posee algunos principios peculiares y algunas nociones propias, y su didctica sigue pautas y modelos diferentes a los del lenguaje
oral. La escritura se practica mucho -se toman apuntes, se hacen trabajos
y exmenes- pero se estudia escasamente. En general, podemos decir
que, en los distintos niveles de la enseanza, los programas dedican poco
tiempo y poco espacio al aprendizaje de la escritura.
La redaccin no es un contenido especfico en los planes de estudio
actuales, y creemos que resultara impensable, por ejemplo, una ctedra
universitaria de redaccin, como exista a principios de siglo en algunas
universidades europeas y americanas. Hemos de reconocer que, en la
actualidad, la mayora de los escritores es autodidacta.
Todos conocemos a hablantes que, mientras poseen un notable dominio de la lengua hablada, tropiezan, sin embargo, con serias dificultades
prcticas para redactar un escrito. Hemos de distinguir entre la redaccin
correcta y clara de un texto, y la elaboracin de una composicin literaria.
Al hablar de la enseanza de la escritura me estoy refiriendo a los diferentes aspectos y niveles de esta actividad que comprende, como es sabido,
68
Tipos de escritura
Todo el que se dispone a escribir debe tener claro que existen distintos
tipos de escritura que se diferencian por sus contenidos y por sus procedimientos expresivos. Hemos de partir del supuesto de que no es lo mismo escribir
- Un informe tcnico en el que se transmiten datos.
- Una carta personal en la que se expresan sentimientos.
- Una novela en la que se relatan ficciones.
- Un poema en el que se crea belleza.
- Un estudio crtico en el que se vierten juicios fundamentados.
A pesar de que cada uno de los textos anteriores exige unas disposiciones, unos procedimientos y una metodologa diferentes, proponemos una
serie de pautas elementales que ayuden a la redaccin de cualquier tipo de
textos. Las indicaciones que ofrecemos a continuacin slo poseen un
carcter orientador y pretenden que el alumno advierta que la composicin de un texto es un proceso escalonado que incluye diferentes actividades complementarias.
1) Determinar los contenidos
Se trata, como hemos dicho anteriormente, de elaborar un nuevo texto.
Lo primero que debemos hacer es determinar qu vamos a decir:
- qu cosas
- cuntas cosas
Son los materiales con los que vamos a construir el edificio. En un
comentario de texto, los contenidos pueden ser los siguientes:
- Resumen muy breve de los contenidos.
- Seleccin de datos.
- Interpretacin de los datos.
- Crtica de los datos.
- Juicios sobre dichos datos.
- Juicios sobre la organizacin.
La escritura
69
- Introduccin.
- Conclusiones.
2) Articular los contenidos
Esos materiales hay que organizarlos. Hay que establecer un orden a
partir de algn criterio determinado que puede ser:
- cronolgico: que sigue la lnea del tiempo.
- lgico: que sigue el curso de una argumentacin.
- psicolgico: segn sean los sentimientos que se quieran suscitar.
Se puede ir de lo general a lo particular o a la inversa, de lo conocido a
lo desconocido o a la inversa. El orden depende de los efectos y de las
reacciones que se pretenda provocar en los destinatarios.
3) Redactar el texto
a)
b)
La redaccin supone:
Encontrar el trmino y la expresin ms adecuados.
Emplear la frmula ms precisa y ms ajustada al referente
- ms correcta y ms respetuosa con la lengua
- ms expresiva y ms adaptada al destinatario.
Podemos distinguir, por lo tanto, tres niveles:
la precisin lxica
la correccin gramatical
la expresividad literaria.
4) Transcribir el texto
Es el ejercicio material de la escritura que exige dominio de la ortografa
y destreza en la caligrafa. En la escritura, el objetivo mnimo debe ponerse
en conseguir el mayor nivel posible de calidad caligrfica. Escribir bien es
poseer buena letra, y entendemos por buena letra aquella que, poseyendo
una personalidad propia, es, como mnimo, fcil y, como mximo, agradable de leer. La didctica de la escritura, por lo tanto, tiene como objetivo
favorecer una caligrafa que haga posible una lectura ms fcil y ms agradable. La enseanza de la caligrafa es una tarea que se propone lograr la
eficacia, la economa y el respeto en la expresin y en la comunicacin.
Hacemos estas afirmaciones a pesar de que tenemos en cuenta que, en
estos momentos, las tcnicas de escritura material han cambiado y que es
70
La escritura
71
Comentario global
Tras los anteriores ejercicios prcticos sobre cada uno de los niveles de
lectura, podemos proponer un texto para que se efecte un comentario
global. Creemos que, en esta ocasin, se podr insistir en la necesidad de
que los alumnos intensifiquen las lecturas y en la conveniencia de que
seleccionen los textos y que se esfuercen tanto en comprensin del contenido como en el anlisis del desarrollo del discurso.
Descomponer el texto
-
Desde el punto de vista grfico, cuntas partes tiene el texto? Tenga en cuenta
la disposicin tipogrfica y, ms concretamente, los puntos finales que separan
los diferentes prrafos.
Cul es el ncleo central del artculo? Est precedido de una introduccin?
Termina con unas conclusiones?
Resume el contenido fundamental? Atrae la atencin del lector?
72
Interpretar el texto
-
Enjuiciar el texto
-
Las cuestiones aqu planteadas, son tan importantes, generales, actuales, interesantes, graves... como piensa el autor?
Tienen algo que ver, a su juicio, con la situacin de la lengua y de la sociedad
en el ambiente en que nosotros vivimos?
Qu aspecto del artculo le ha llamado ms la atencin y qu punto cree usted
que es ms importante? Trate de justificar esa importancia.
El texto, le resulta claro u oscuro? sencillo o difcil? agradable o molesto?
corto o largo? Aduzca algunas razones y explicaciones.
Va/orar e texto
-
Intente resumir la impresin global que el lector obtiene tras la lectura y anlisis
del texto. Se deben emplear una o dos palabras como, por ejemplo, interesante, oportuno, claro, valiente, actual, sencillo, bueno, divertido,
difcil, hermoso, elaborado...
Explique y justifique muy brevemente dicho juicio.
La escritura
La agresividad.
En tiempos de tan vertiginoso cambio en todo, y, por consiguiente, tambin en el lenguaje, mucho se preocupan algunos ante la general despreocupacin por el deterioro que
le infligen las alteraciones sufridas. Se lamentan, desde luego, y con razn casi siempre,
del mal uso que hacemos de nuestra lengua, las demasiado frecuentes transgresiones de las
normas gramaticales, la defectuosa prosodia y, en suma, todo lo que suele condenarse
como corrupcin idiomtica. Entre los fenmenos que ms se oye lamentar, uno es el de la
introduccin masiva, con necesidad o sin ella, de palabras extranjeras, esto es, de barbarismos, junto a las meras barbaridades. No hay duda, sin embargo, de que en multitud de
casos tales palabras resultan indispensables, pues vienen a denominar objetos, situaciones
o an instituciones nuevos, y cuando es as, esos vocablos no tardan en adquirir carta de
naturaleza, incorporndose con entera facilidad al lenguaje comente. Pinsese, por ejemplo, en la palabra bar, procedente del ingls, donde tiene muy diversas acepciones, y
que entre nosotros se ha desdoblado en la que, tal cual, designa el establecimiento que
todos visitamos ms o menos asiduamente, y luego en su traduccin, barra, para designar, dentro de ese establecimiento, el lugar preciso junto al que se toman en pie las consumiciones. (Recuerdo, dicho sea entre parntesis, haber encontrado en la edicin de un
libro traducido del ingls, Asociacin de bares americanos, como versin de American
Bar Association o Asociacin norteamericana de abogados: errores cmicos que son
accidentales gajes del oficio de traductor.) Volviendo al tema de la adopcin de vocablos
forneos: cuando se presenta la urgencia de buscarle nombre a un objeto nuevo que ya lo
tiene en su lengua de origen, hay quienes, en lugar de aceptar ste, se afanan por acuar,
alguna vez con xito y casi siempre sin lograrlo, una palabra castellana, o bien por desenterrar y reciclar un arcasmo. Hay en esto, como en todo, un factor de azar que hace imprevisible el resultado. Por casualidad, el arcasmo prende; y as, cuando se generaliz la
navegacin area y hubo que dar nombre a la profesin de las mujeres encargadas de atender a los pasajeros, se rehuy -eran tiempos muy patriticos- el ingls stewardess o su
traduccin por camarera, que hubiera sonado mal, y se propuso el de azafata con que en
tiempos pretritos y gloriosos se titulaba a las damas que servan en la Corte Real, y ah lo
tenemos establecido.
Pero, en fin, la introduccin de una palabra extranjera, sea por causa de necesidad,
sea por un prurito snob, es cosa habitual, aqu como en todas partes, y a nadie debiera alarmar demasiado. Lo que s quisiera apuntar ahora, en relacin con tan extendido
como inevitable y probablemente sano fenmeno de renovacin, es un cierto aspecto
que me parece no desprovisto de inters: me refiero al de la evolucin semntica de
una palabra por influencia del significado que la misma tiene en otro idioma. Puede
darse que el significado del vocablo sea no ya diferente, sino opuesto en una y otra lengua, como ocurre con la palabra predicamento, que en espaol vale predominantemente como la estimacin o dignidad en que se tiene a alguien, mientras que el ingls
predicament ha derivado hacia estado de dificultad, confusin o afliccin. En casos
tales es bastante improbable la transferencia de significado; pero, en cambio, sta se
produce de manera casi imperceptible cuando se trata de matices efectivos ms que
valorativos, aunque en ltimo extremo implique tambin una valoracin de lo transferido de una lengua a otra.
SEGUNDA PARTE
TIPOS DE ESCRITURA
EL TEXTO PERIODSTICO
El texto periodstico
79
Introduccin
Aunque es cierto que el periodismo actual presenta mltiples modalidades y que, incluso, cada ejemplar encierra diversas sesiones cuyos contenidos y lenguajes difieren considerablemente entre s, tambin es verdad que en los textos periodsticos podemos identificar unos rasgos
comunes que hacen posible que hablemos de un gnero especfico que se
diferencia y contrasta con los empleados en otros contextos.
Creemos que una frmula asequible y eficaz para explicar las caractersticas del lenguaje periodstico es hacer que los alumnos efecten en clase una
lectura de diferentes peridicos, dirigida por el profesor. De esta manera
podrn advertir con facilidad la peculiaridad y la diversidad de los gneros.
80
c) Lenguaje claro
Un texto posee un lenguaje claro cuando, gracias al empleo de palabras conocidas, de argumentaciones lgicas elementales, de ejemplos y
de comparaciones pertenecientes a mbitos prximos, es fcilmente comprendido por los lectores de cultura media.
d) Fuerza sorpresiva
El texto periodstico, bien por el contenido de la informacin, bien por
la manera de presentarla, ha de provocar sorpresa, despertar el inters y
mantener la atencin de los lectores.
Estas caractersticas se han de explicar tras la lectura y el anlisis del
texto siguiente.
El texto
periodstico
81
82
El texto
periodstico
83
Cortina de humo.
La Unin Europea, la ONU y la OTAN se han lanzado a un frenes de reuniones para
discutir si procede bombardear las posiciones artilleras serbias en tomo a Sarajevo, consideradas responsables de la matanza del sbado en la capital bosnia. Los 69 muertos de ese
da se aaden a las 9.970 vctimas, 1.550 de ellas nios, en los 20 meses de asedio. En los
EE.UU., las imgenes de los cuerpos mutilados del mercado de Sarajevo provocan la misma conmocin que en Europa. Pero all la fuerza de una opinin pblica movida por la televisin tiene un efecto inmediato sobre el presidente, senadores y congresistas, que se aprestan a demostrar a su clientela que estn decididos a poner fin a esta carnicera. Las
posibilidades de que la OTAN, por mandato de la ONU, realice algn tipo de intervencin
militar contra las fuerzas sitiadoras serbias pueden por ello, dicen algunos, haber aumentado. No mucho. Lo sabemos todos, incluidos los sitiadores.
La accin coordinada para que esta matanza se olvide cuanto antes sin que les suceda
nada a quienes la provocaron est en marcha. El lder serbio bosnio, Radovan Karadzic, se
reuni el domingo con lord Owen. ste se apresur a decir que los serbios bosnios estn
dispuestos a levantar el asedio a Sarajevo. Segn Owen, los serbios acceden a la desmilitarizacin de Sarajevo. Luego, qu sentido tiene una accin militar contra quienes no tienen sino estos loables objetivos? Owen, Karadzic y Milosevic han neutralizado con xito
todas las situaciones en que la indignacin internacional amenazaba con poner fin a la
impunidad con que se asedia y mata a civiles en Sarajevo desde abril de 1992. La divisin
que ayer exista en la Unin Europea y entre los miembros de la OTAN fortalece la impresin de que no ser distinto esta vez.
Las medidas acordadas en la Conferencia de Londres de agosto de 1992 fueron celebradas como el principio del fin de la guerra: levantamiento del cerco a las ciudades;
control del armamento pesado en torno a Sarajevo, Jajce, Bihac y Gorazde; notificacin a
la ONU del armamento pesado en el plazo de 96 horas; establecimiento de monitores de la
ONU en fronteras bosnias con Serbia y Montenegro; plena colaboracin con los convoyes
humanitarios. Despus se declar a Sarajevo rea segura bajo proteccin de la ONU,
defendida por sus armas en caso de ataque. Ni uno de estos puntos fue cumplido. En las
reas protegidas se han producido desde entonces miles de muertes.
Con un ataque puntual contra objetivos serbios no se tratara de doblegar militarmente
a las fuerzas serbias. Se tratara slo de poner fin a la conviccin de Karadzic de que sus
actos quedan siempre impunes. Como recuerda el antiguo jefe del ACNUR en los
Balcanes, Jos Mara Mendiluce, las fuerzas serbias siempre han cedido cuando han credo en una amenaza, del mismo modo que retroceden cuando tienen un enemigo que no es
abrumadoramente inferior. Reimplantar el respeto a los principios no es, por tanto, imposible. Pero no hay deseo de que la ltima amenaza europea tenga credibilidad.
El Pas, 8 marzo 1994.
-
84
El texto periodstico
85
El nombre de Ruanda.
Ruanda es uno de los apellidos que tiene la tragedia humana, pero Ruanda tambin es
el nombre que ha tomado el espritu solidario de la ciudadana espaola. Frente a las profecas agoreras que anunciaban el ensimismamiento egosta de la gente, Ruanda prueba
que el nimo de socorro mutuo, incluso del prjimo absolutamente desconocido, sobrevive y crece.
Los proclives a la literatura pesimista argumentarn que es producto de un impacto
meditico y que un da de stos se producir un episodio cualquiera que obligar nuevamente a hablar de racismo o insolidaridad. Bien, pero cuando eso ocurra responsabilizaremos de ello a sus penosos protagonistas y no a toda una sociedad que, en una parte importante, ha respondido a la llamada de las organizaciones no gubernamentales (ONG) para
auxiliar a Ruanda. Que puede haber alguien que practique la caridad como teraputica
para sentirse aliviado de mayores compromisos tampoco justifica ironizar lo ms mnimo
sobre la belleza de este inmenso gesto colectivo de apoyo a Ruanda.
La crisis de militancia particularmente juvenil de los partidos hizo decir que era una
muestra de lo desafecta que es la juventud actual al compromiso. Pero se interpretaron
mal, quiz incluso con malicia, los sntomas de esta crisis. Existe entre muchos jvenes la
voluntad de ser til socialmente, pero muchos de esos mismos jvenes entienden que no
hay una nica manera de poner en prctica. La accin humanitaria es, para ellos, el rostro
contemporneo de la militancia en causas como los derechos humanos, la justicia y la solidaridad. La apabullante efectividad de las ONG enviando a su gente, abriendo campamentos, consiguiendo hacer todo lo posible, aunque ello, por la magnitud de la tragedia, sea
insuficiente, no slo ha despertado admiracin, sino que ha hecho visible el rendimiento
de los actos solidarios.
Las propias administraciones pblicas han tenido que reconocer la efectividad de las
ONG, a las que climax dramticos como el que estas semanas se vive en el frica subsahariana les permite profundizar en lo que verdaderamente les interesa: en que una cultura
de la cooperacin sustituya los espasmos solidarios. Una cultura de la cooperacin que
debe aprender, en primer lugar, el propio Gobierno en sus clculos presupuestarios, que
estn muy lejos de destinar el 0,7% a este captulo. Una cultura de la cooperacin que,
junto a las acciones paliativas de urgencia, promueva programas de desarrollo global; que
permita reclutar y preparar colaboradores estables de este magnfico ejrcito de voluntarios con el, por ahora, nico bagaje de la ilusin. En este contexto, algunos descubrirn
que no todos los operativos implican desembarcos en lugares remotos. Espaa tambin es
tierra de misin civil para las ONG.
El Pas, 7 agosto 1994. Pg. 8.
86
El texto periodstico
87
2) Las crnicas
Conviene distinguir con precisin tres nociones que, aunque son afines, poseen contenidos diferentes: noticia, informacin y crnica.
Al objeto de que los alumnos no las confundan y las entiendan con facilidad, se podrn ofrecer definiciones descriptivas como, por ejemplo, las
siguientes: constituyen noticia aquellos acontecimientos que, por diferentes razones, despiertan el inters de la opinin pblica; informacin
es el conjunto de datos que se ofrecen y crnica es el relato de la noticia. Resumiendo podemos decir que la crnica informa de la noticia. Noticia es un hecho nuevo digno de ser contado.
La crnica se caracteriza y se valora por la cantidad y por la calidad de
los datos que facilita, por la manera directa e interesante que los cuenta, por la forma amena en la que describe las situaciones y narra los
hechos. Podemos decir que una buena crnica no es siempre la que
acumula mucha informacin sino la que acierta en la seleccin de datos
interesantes.
El texto periodstico
89
to de ingls. Los criterios aplicados para ello fueron polticos y no literarios. De repente,
se dud de la correccin poltica de su poesa. Algo que me parece inquietante, escribe
el politlogo David Morrice en un artculo titulado Los erroresfilosficosde lo polticamente correcto.
Morrice no slo considera errneo que la vala de un texto literario dependa de la identidad o el contexto donde se mueve su autor. Hay valores universales objetivos y aplaudir
o fomentar la diversidad cultural no tiene por qu convertirse en una forma arbitraria de
sustituirlos por otros. Para el autor, fomentar lo polticamente correcto ayuda a restaurar
la dignidad de los que han sido tradicionalmente ofendidos o ignorados. Pero si trata de
interferir en el pensamiento o de controlar comportamientos merece una atencin mucho
ms crtica, concluye.
Isabel Ferrer, Leicester. El Pas.
El texto periodstico
91
92
3) Las crticas
En las crticas se analizan, se interpretan y se valoran los acontecimientos ms relevantes relatados en las crnicas. En lneas generales
podemos decir que estos textos crticos -tanto los interpretativos como
los valorativos- suelen identificar las causas, prevenir las consecuencias
y sealar las conexiones con, otros sucesos. La crtica, adems, ha de
descubrir las claves que explican los hechos que en ella se comentan.
En la actualidad, las crticas se han ido especializando de tal manera
que podemos distinguir varios subgneros: entre las ms frecuentes e
importantes podemos citar las crticas polticas, las econmicas, las culturales, las deportivas y las sociales. Entre s se diferencian, no slo por
los contenidos respectivos, sino tambin por el lenguaje especializado
que emplean.
Las crticas polticas
Las crticas polticas analizan los hechos relacionados con el gobierno
del pueblo en los mbitos locales, provinciales, autonmicos e internacionales: juzgan los problemas de la sociedad, y valoran las soluciones que
proponen los gobernantes y los lderes de los partidos. El objeto de sus
comentarios es, tambin, las actividades de los rganos legislativo, ejecutivo y judicial.
El comentario de una crtica poltica, adems de describir los procedimientos formales y los juicios de valor, ha de descubrir los principios y
los criterios en los que se apoyan esos comentarios y ha de poner de
manifiesto la ideologa que en l subyace.
El texto periodstico
Liebres y tortugas.
Javier Pradera.
El debate celebrado esta semana en el Senado ha descolocado -como las cantadas de
los porteros de ftbol- a quienes estn sobresaltando la opinin pblica con la amenaza de
una ruptura de la unidad espaola; movidos por ese propsito desestabilizador, algunos
osados han desenterrado incluso el fantasma del golpismo al invocar las misiones asignadas a las Fuerzas Armadas por el artculo 8 de la Constitucin. La sesin ha permitido reunir al presidente del Gobierno y a los presidentes de las comunidades autnomas para discutir de forma pacfica y constructiva los problemas territoriales del pas; por vez primera
han resonado en el Senado lenguas espaolas distintas al castellano sin que el velo del
templo se desgarrase por obra del cataln, el euskera y el gallego.
La descorts ausencia del lehendakari vasco fue el principal lunar de un debate al que las
intervenciones del presidente Pujol dieron, en cambio, un alcance histrico. Desde el punto
de vista institucional, ese grosero desplante es inaceptable; aunque como militante del PNV
pueda actuar a su entero capricho (al igual que viene haciendo Arzalluz, subido en la montaa rusa de las afirmaciones truculentas y las rectificaciones moderadas), Ardanza est obligado a representar a todos los ciudadanos vascos en tanto que presidente de un gobierno de
coalicin con participacin socialista y de una comunidad autnoma incardinada en el ordenamiento constitucional. Tampoco Aznar estuvo a la altura del momento con su cicatera
decisin de no asistir como invitado a las sesiones: el puntilloso aferramiento del presidente
del PP a las vanidades del protocolo prevaleci sobre cualquier otra consideracin.
El pragmatismo del proceso de transicin a la democracia dej entre sus malas herencias la secuela de que el Estado de las autonomas inventado por la Constitucin haya
carecido hasta ahora del rgano adecuado para discutir y encauzar los conflictos territoriales. Aunque el artculo 69 de la norma fundamental atribuye programticamente tal funcin al Senado, el sistema electoral, la falta de competencias propias y la subordinacin al
Congreso de los Diputados han impedido a la Cmara alta llevar a cabo esa tarea. La creacin hace siete meses de la Comisin General de Autonomas fue el primer paso en el
camino de la rectificacin; el pleno de esta semana ha encargado a una ponencia el estudio
de las modificaciones reglamentarias y de las reformas constitucionales necesarias para
que el Senado sea realmente una cmara de representacin territorial.
Durante estos aos se ha producido una espectacular redistribucin territorial del
poder -iniciada a partir de cero- en favor de las 17 comunidades autnomas, que manejan
ya ms de cuatro billones de pesetas, cuentan con cerca de 600.000 funcionarios y gestionan importantes competencias transferidas por la Administracin central. No faltan, por
supuesto, las zonas de sombra en ese paisaje. La reciente guerra del agua muestra el potencial conflictivo de las pugnas intercomunitarias para controlar recursos escasos; y la guerra del bonito del pasado verano ejemplifica las interferencias de la Unin Europea sobre
las competencias estatales y regionales. El triple hacinamiento de la Administracin perifrica, autonmica y municipal para prestar los mismos servicios produce disfunciones y
despilfarros. Los inflados gastos, los dficits presupuestarios y el endeudamiento pblico
(superior globalmente a los dos billones de pesetas) son males, compartidos por las distintas comunidades. Pero las mayores tensiones nacen de las marcadas diferencias existentes
entre los techos competenciales de los diversos territorios.
94
- Agrupe, por un lado, los hechos del debate celebrado en el Senado que, a juicio
del autor del artculo, son positivos, y, por otro, los negativos.
- Identifique las opiniones que vierte el autor y analice los argumentos en los que
se apoya.
El texto periodstico
95
96
Porfinreaccion.
El texto periodstico
97
El texto periodstico
99
100
La crtica literaria
La crtica literaria persigue varios objetivos que deben ser convergentes y complementarios: la promocin del libro mediante la informacin
sobre el autor y sobre las caractersticas y valores de la obra, la comprensin y disfrute del texto, la elaboracin de un juicio valorativo.
Con una intencin meramente didctica podemos describir algunos
modelos caricaturescos de crticos periodsticos que, como ocurre con los
tipos psicolgicos, no se suelen dar ordinariamente en estado puro sino que
se mezclan en diferentes proporciones. Como ejemplos podramos distinguir el corrector de pruebas, que muestra una preocupacin obsesiva,
casi absoluta, por la correccin gramatical y ortogrfica. Es un detector de
erratas, persigue las faltas y las castiga con rigor. Para este tipo de crtico,
el texto es bueno si es correcto y malo si adolece de algn error.
Tambin es frecuente el crtico protagonista, aquel para quien el texto es slo un pretexto para hablar de l. Su crtica suele estar redactada en
primera persona y aprovecha todas las oportunidades para contar su propia vida y sus interesantes experiencias.
El sabihondo sabelotodo es categrico y dogmtico, y su crtica
constituye una demostracin palpable de la ciencia que atesora. Suele
emplear palabras extraas y construcciones complicadas. Son abundantes
las citas de autores extranjeros.
El entusiasta papanata cuyas crticas suelen ser encendidos panegricos. En sus reseas abundan los adjetivos laudatorios y ponderativos.
El autor es genial, nico, excelente, y la obra maravillosa,
extraordinaria, magistral, etc.
No falta el negativo amargado para quien todo est mal y a quien
todo molesta. A veces, da la impresin de que la obra que comenta se ha
escrito contra l. Verdaderamente las lecturas le hacen sufrir.
El texto
periodstico
101
La sombra desterrada.
Juan Jos Domenchina.
Torremozas, Madrid, 1994.88 pginas.
Dentro de la recuperacin y valoracin de escritores olvidados de la generacin del 27,
queda an pendiente la figura de Juan Jos Domenchina (Madrid, 1898 - Mxico, 1959).
Relegado de la primera edicin de la Antologa de Gerardo Diego (aunque incluido en
1934) y recopilador l mismo de una seleccin de poesa contempornea publicada en
1941, el tambin autor de Crnicas de Gerardo Rivera (1935) defendi siempre una potica coherente, bajo la influencia clara de su maestro, Juan Ramn Jimnez: Poesa es aptitud -inspiracin o numen- y trabajo. Numen propio es acento propio. Lo esencial es el
acento. Aunque conocida ampliamente su obra antes de la guerra civil (10 libros publicados desde 1917 y unas Poesas completas en 1936), su compromiso con la Repblica y el
posterior destierro le hicieron casi un desconocido para las generaciones del interior. El rescate de una amplia muestra de su lrica del exilio en 1975 {Poesa, 1942-1958), con clarificador prlogo de su esposa, Ernestina de Champourcn, y la reedicin de Ddalo (editado
originariamente en 1932), han dado a conocer sus versos, plagados de emocin humana -la
nostalgia de su patria perdida- y construidos con la tcnica virtuosa de la imagen. Todos
ellos estn sustentados en esa verdad -hacer poesa- que caracteriza al escritor: La
poesa -como el esqueleto- es la verdad interior y postuma del hombre.
La entrega actual rene dos poemarios, La sombra desterrada (1950) y Nueve y tres
sonetos (1952), tal como estaban dispuestos en la summa de 1975. Antes y ahora, han sido
suprimidos, respecto a la edicin inicial de la primera obra, seis sonetos (primera seccin,
Pasos de sombras), un soneto (segunda parte, El pasado) y las siete dcimas completas
finales (ltimo apartado. Dcimas). La temtica postergada incide en el misterio de
todo, el mar, la marea gtvida de la muerte, la perdida guerra y las soledades y pesares
del andar radio. Con iodo, la cosmovisin original -la voz errante y dolorida- permanece:
Y os hablo, limpio timbre que se empaa / sobre los mares, como muerto en guerra, / desde
una fosa, con mi voz de Espaa. En consonancia con otros textos significativos de fechas
anteriores (por ejemplo, El desterrado, de Diez Caedo, 1940), Domenchina sabe trazar la
biografa moral y potica del expatriado con la afirmacin plena de futuro, a travs de la personificacin interior de la soledad y la muerte. A todo ello el autor une un fuerte sentimiento
religioso, como bculo frente al dolor: Sopla, seor, en mi rescoldo; avienta/ su ceniza mortal, residuo inerte/ de lo que se quem para tu afrenta.
El dibujo de Antonio Rodrguez Luna en la portada muestra claramente lo que signific el transtierro- ya sea infra-exilio o exilio latente (Naharro Caldern)- para
nuestro poeta: ese esqueleto ligeramente inclinado sobre una dbil caa proyecta su sombra sobre la pared como smbolo de una actitud y un pensamiento: la huella del artista -su
camino, su obra- supera todos los silencios y negaciones.
Jos Mara Barrera. ABC literario, 5 agosto 1994. Pg. 8.
- Cree que los datos que ofrece el crtico son suficientes para situar al autor y
la obra?
- Caracteriza y valora su obra?
102
La casualidad y la muerte.
Augusto M. Torres.
Carlos Prez Merinero.
Desgracias personales. Grupo Libro 88.
Madrid, 1994,240 pginas. 1400 pas.
No son muchos los escritores espaoles especializados en narraciones de tipo policiaco, pero entre ellos ocupa una posicin destacada Carlos Prez Merinero (1950, cija).
Tanto por haber publicado desde 1981 ocho novelas policiacas como por colaborar dentro
de la misma especialidad en series de televisin como La huella del crimen, o pelculas
como Amantes (1991), de Vicente Aranda, o Mal de amores, (1993), de Carlos Balagu.
Desde su primera novela, Das de guardar (1981), y a lo largo de El ngel triste (1983),
Las reglas del juego (1985), La mano armada (1986), El papel de vctima (1988), etctera,
una y otra vez narra la misma historia con una estructura muy parecida. Todas estas novelas
estn contadas en primera persona, desde el punto de vista del psicpata asesino que las protagoniza, con un lenguaje directo y crudo, donde la violencia gratuita se mezcla con el erotismo ms directo y una fuerte carga de cinismo que suele inclinarse hacia el humor.
Remordimientos.
Este esquema comienza a cambiar en las Las noches contadas (1990), donde el protagonista ya es un personaje ms normal y es la casualidad la que le lleva a cometer una
serie de crmenes, para hacerlo todava ms en la recin aparecida Desgracias personales.
Aqu es la montadora cinematogrfica Julia Medina, traumatizada por un intento de violacin, la que se convierte por casualidad en una ocasional asesina, pero llena de remordimientos por sus acciones.
Siempre narradas en primera persona, Julia Medina no slo es la primera protagonista
femenina de Carlos Prez Merinero, sino el primero de sus personajes situados entre la
casualidad y la muerte que se mueve por remordimientos de conciencia, pero que la llevan
a caer cada vez ms en el interior de un negro y profundo pozo del que no podr salir.
Sin embargo, lo ms caracterstico de las novelas de Carlos Prez Merinero sigue siendo la cotidianidad de sus relatos. Desgracias personales, como varias de sus novelas anteriores, transcurre en el Madrid cotidiano actual, en algunos ambientes fcilmente reconocibles por profesionales del cine, pero el hecho de que la protagonista sea una persona
normal le da al conjunto un claro tono de pesadilla.
Prez Merinero tiene gran habilidad para conseguir que su protagonista se construya su
propia pesadilla y, a medida que trata de salir de ella, cada vez se hunda ms. Esto unido a
que el relato huye de cualquier complicacin o artifciosidad, hace que el conjunto tenga
una muy peculiar fuerza y credibilidad. Lo que unido a la sencillez de su lenguaje hace que
se lea bien, con inters, y, como suele decirse, pueda acabarse de un solo tirn.
El Pas, Babelia, 6 agosto 1994. Libros. Pg. 9.
El texto periodstico
103
Crticas pictricas
Las crticas pictricas, adems de situar la obra, tanto cronolgica
como estticamente mediante la aportacin de datos biogrficos del autor
y la adscripcin al estilo al que pertenece, ha de interpretar el mensaje
que transmite y ha de valorar el grado de acierto en el empleo de las tcnicas y en la utilizacin de los recursos pictricos.
104
El texto periodstico
105
La crtica teatral
El teatro, como es sabido, es una manifestacin artstica plural: son mltiples los sujetos que intervienen y diversos los lenguajes que se emplean.
La crtica teatral ha de distinguir cada uno de los elementos, factores, cdigos y signos, tanto verbales como no verbales, que integran la obra, y ha de
valorar la contribucin de cada uno de ellos al resultado global: al xito o al
fracaso de la representacin. Un comentario riguroso ha de juzgar la calidad literaria del texto, la consonancia de la escenografa, la fuerza expresiva
de la interpretacin y la originalidad de la puesta en escena.
106
El texto periodstico
107
ble que ella haya dispuesto de la mayor libertad para adaptar el personaje creado por
Russell a su medida e impregnarlo de su propia personalidad. En efecto, en ningn instante Shirley Valentine deja de ser Esperanza Roy. La direccin se nota y se aprecia positivamente en la mesura y en el ritmo.
Personaje simptico, con el que hombres y mujeres se identifican, porque todos estamos insatisfechos, amamos la vida y deseamos la libertad; adecuadamente envuelto en el
cuerpo de Esperanza, capta el inters del pblico, que re numerosas veces, se emociona
no pocas y alfinaltributa a la esforzada actriz fervientes aplausos.
Julio Martnez Velasco, ABC, 30 septiembre 1994. Pg. 95.
- Efecte una relacin ordenada de los aspectos de la obra teatral que comenta el
autor del artculo anterior.
- Cree usted que formula de manera clara y fundamentada su valoracin positiva
o negativa?
108
Comunicacin.
Emilio Romero.
La intervencin de Felipe Gonzlez en televisin ha movido a muchos analistas, y una
gran parte de los juicios han sido intencionados de alguna manera. La originalidad ha sido
evidente por parte de Antonio Asensio y de Gonzlez. Una comparecencia como la de
Gonzlez se corresponde con Presidencialismo, Presidentes de Repblica o Monarcas.
Cuando no estn los periodistas, ni otros interlocutores, entonces aparece otro modo de
relacionarse con el pueblo o la opinin pblica. La ventaja de la soledad es la serenidad, la
tranquilidad o la seguridad. Pero un Presidente de Gobierno, con los problemas que tiene
ahora mismo Gonzlez, tiene que asumir esa curiosidad o esa crtica que est en la calle.
Pero no se trata de la exigencia de periodistas alrededor del Presidente, o de otros interlocutores procedentes del pensamiento o de la cultura variada. Poda orse solamente la voz,
como en algunos programas de televisin, cuando dicen esto o aquello a quien lleva el
programa. Sera como una voz del colectivo nacional para poner al Presidente delante de
la realidad, y con la exigencia de que puede ser grata, o fcil, o modesta, y denunciadora.
Sera como un duende en el espacio interpretando a la opinin pblica. Los que han censurado la presencia de Gonzlez en una televisin privada, y como programafijo,se equivocan. En la democracia moderna, la sociedad tiene que estar mejor informada y ms activa
que la del pasado en relacin con los polticos. El Parlamento llega insuficientemente a
eso que llamamos pueblo soberano, y despus estamos condenados a elecciones permanentes en las que el lenguaje es otro, y es enorme el alejamiento de los grandes intereses.
La televisin ha sido la gran novedad de este siglo y ha de estar en todas partes, y tambin
programar la poltica con arreglo al inters, y no a una obligatoriedad pblica. Pero un
gobernante sin preguntas, y sin dilogo, no se corresponde con las exigencias democrticas modernas. Como digo, hay varias tcnicas para este dilogo. La radio tiene tambin
inters, pero es menor que el de la televisin, porque en la radio falta la imagen. En la
poltica la imagen, aunque a veces sea escnica, es muy importante. La televisin, aunque
selectivamente, tiene que abrirse a la poltica, y en la prensa ya sabemos que luego est la
informacin y la reflexin.
Diario de Cdiz, 2 octubre 1994. Pg. 23.
- Comente los aspectos formales y temticos que, a su juicio, son los ms importantes.
- Le parece que el autor muestra alguna preferencia ideolgica?
El texto periodstico
109
4) Las columnas
Las columnas constituyen en el periodismo moderno un subgnero
de los artculos de opinin. Sus caracteres principales son dos: la brevedad y el ingenio. Es un escueto apunte, una chispa ocurrente, una gota de
sentimiento, un grito de sorpresa, de humor, de sarcasmo, de alegra o de
horror. Se las designa con este nombre porque suelen ocupar slo una de
las columnas en las que se presentan los textos periodsticos. Las podemos
relacionar con la tiras humorsticas que emplean el dibujo cmico y
caricaturesco, y ponen de manifiesto la agudeza crtica del autor.
La columna burlesca
Constituye un juego intrascendente y amable que proporciona distraccin y provoca la sonrisa. Representa un espacio de descanso y de diversin para suavizar la tensin que exigen la lectura de los artculos de
informacin y de opinin.
110
Las tertulias.
Le confieso, oh lector de agosto, que lo que ms echo de menos en el verano son las
tertulias. Me refiero, claro, a las tertulias de la radio. Abrir los ojos y ponerse al loro es
como meterse bajo una ducha fresca y nueva de informacin y de opiniones. Los tertulianos abren ante tus ojos el libro del da, lo ilustran de colores y organizan una algaraba de
trinos y saberes que te despierta y te despabila la razn. Con los tertulianos, recuerda el
alma dormida, aviva el seso y despierta. Ahora, en verano, tengo bajo la ventana el guirigay de la pajarera, que pa con escndalo y con msica, pero yo no entiendo el lenguaje.
No s lo que quieren decirme los italianos uccelli del parque del Villa Carlota acerca
de Berlusconi y la reforma de la democracia.
Me entretengo a veces en intentar distinguir un trino de otro, imposible intento, y les
pongo a los pjaros nombres de mis tertulianos implumes. Est claro que ese gorrin pequeo y saltarn, que trina sin descanso, que acaba de gorjear en una rama y ya est gorjeando en
otra, que mete un solo de pjaro oboe en todos los conciertos pajareriles, lechuza con trino,
tiene que ser Federico Jimnez Losamos, que adems viene a compartir mi mesa del desayuno cuando lo sirven en la terraza, memorias vecinas de ABC. Hay un pjaro extrao, rara
avis, de pecho encendido, que se complace en su pecho colorado como el hombre de
Csar Vallejo considerado en fro, con moas de plumas y cola desplegable, cambiante de
color y de piopo, ahora ruiseor y despus calandria, canarioflauta,cuco o pintacilgo, lorito
real, cuello largo, casi cisne oflamencodel lago rubeniano, que hace voces diversas, roncas,
agudas y que imita todos los gorgoritos de la selva, de la selva de asfalto. Ese, no cabe duda,
es Alfonso Ussa. En invierno, los que estn al loro saltan de Amonio Herrero a Luis del
Olmo, de Federico a Alfonso, hasta apurar la tertulia.
Ese pjaro grande y gordo, que diserta ms que canta, trina despacioso y grave, como
si pusiese ctedra en la copa del pino, encampanado y sabio, debe de ser Ramn
Tamames, que abre el pico y salen nmeros, coordenadas, vectores econmicos, historias
de familia de los amos de la selva, el secreto de las lluvias y las auroras boreales. Ramn
Tamames, perito en monis y perito en lunas, aqu lo que pasa, aqu lo que est pasando lo
sabe don Ramn.
Hay un pjaro carpintero, cuello poderoso y cabeza terca, toc, toc, toe, que se carga un
tronco, o dos si a mano viene, en una sola maana, picotazo mortal, que hace lea del
rbol erguido, l soio contra el bosque, plumaje rural y corazn caliente, pjaro martillo,
martin martinete, martin pescador, Martn Prieto, a todo cerdo le llega su Martn Prieto.
Hay entre esta pajarera que atruena mis maanas un ave lira, pjaro del paraso, un
urogallo lector, de pluma sabia, un andarros andaluc, que tiene toda la voz de Vctor
Mrquez Reviriego, y una pajarita de las nieves, descarada y soleta, que pica y larga, larga
y pica, que sube encima de los espantapjaros, burla a los cazadores, esquiva la liga y la
red, escapa al perdign y que nabla como Aurora Pavn o Pablo Sebastin, vaya usted a
saber. Hombre, ah suena, grave y cachondo, ei gorgorito de Antonio Burgos, pjaro con
jaula de Maestranza, gorgorito de jipo y guasita, seguidilla y romance, chuflas del carnaval de Cdiz y de don Perlimpln, Andaluca dentro de un piano, o de una botella, o de una
barquita, o de una copla, o de un jazminero. Antonio Burgos se los conoce a stos como la
palma de su mano, porque ha sido un nio de su mismo pupitre o de su mismo barrio,
Felipillo, pillo, corre, corre, que te pillo, que te pill y sentadito me qued. Y Ral del
El texto periodstico
111
Pozo, las letras colgadas, la frase encantada, Cuenca dentro de un verbo, la hoz verde del
ro de la palabra nueva, el agua del pozo se ha hecho ro, Ral siempre saca palabras del
pozo, Ral lo sabe todo porque ha sido pozo antes que gozo, la poltica y el naipe, la cama
y el laurel, y ahora, el golf. Me dicen que el golf no es lo suyo. Ha dado un golpe y me ha
espantado a toda la pajarera. Hasta el otoo, hermanos.
Jaime Campmany, ABC, 4 agosto 1994. Pg. 17.
112
La columna crtica
Es un apunte breve y concentrado, una crtica aguda y frecuentemente
irnica, que, a partir de algn hecho concreto, plantea cuestiones generales, seala contradicciones, despierta interrogantes y estimula la reflexin
y la discusin.
El texto
periodstico
113
Pistolas.
Nunca como hoy el pensamiento dbil se habr visto protegido por tantas pistolas. El
euroforum donde se celebran las charlas y los coloquios de la Universidad Complutense
de El Escorial se halla rodeado por la Guardia Civil y un helicptero sobrevuela el edificio
rascando con la panza la punta de los pinos. Cuando uno penetra en ese recinto de la cultura primero que nada aparecen los guardaespaldas. Son gentes con bigote, chaqueta muy
musculada y un bulto semejante a una pierna de cordero en la sobaquera. Viene acompaando a cualquier conferenciante ilustre y forman un corro fumando en la puerta del aula
mientras el jefe da una conferencia a los matriculados. Desde un control central los guardias apostados con sus furgones en la explanada reciben rdenes gangosas por la radio
patrulla. El ilustre conferenciante de los cursos de verano puede ser un ministro, un juez
famoso, un poltico de la oposicin, un banquero de moda: cualquiera de ellos en sus tiempos de estudiante tal vez luch a pedradas para que los guardias abandonaran el recinto de
la universidad. Entonces la polica irrumpa con la porra erguida en el vestbulo de cada
facultad y algunos universitarios se defendan arrojando tazas de retrete desde las ventanas
sobre los caballos que eran cabalgados por unos capotes grises. Ahora aquellos jvenes
rebeldes imparten doctrina estival dentro de un aroma a ozono pino, y su pensamiento, que
tambin es refrescante, tiene una prolongacin natural en las pistolas de los guardias que
amablemente controlan la entrada. Es el signo de los tiempos: las armas constituyen la orla
de la cultura: en una exposicin de pintura contemplas un cuadro de lirios o de girasoles
mientras un guarda jurado a tu lado acaricia la culata del revlver; en el aula de la universidad de verano cualquier procer de la democracia est disertando sobre los derechos
humanos y sus guardaespaldas con mirada torva controlan todos los movimientos de la
sala. El pensamiento es dbil, pero las pistolas hoy estn bien engrasadas.
Manuel Vicent, El Pas, 7 de agosto de 1994.
114
La columna caricaturesca
En estos textos, mediante comparaciones sorprendentes e hiprboles
cmicas, se comentan en un tono jocoso situaciones que, tras sus apariencias frivolas, poseen un trasfondo de seriedad.
El texto
periodstico
115
Inventos de tebeo.
Algunas noches de insomnio, aterrorizada por la idea de dar vueltas en la cama, me
entrego a la rutina de hacer zapping, un ejercicio mecnico cuya principal propiedad teraputica es sin duda la de inducir al sueo. Est claro: entre contar corderitos o atiborrarme
de anuncios, me quedo con lo segundo. El sueo llega antes y suele dejarme frita hasta la
maana siguiente. Ni los tiempos memorables de las pelculas de Bergman (Juan Cueto las
divida sabiamente en Bergman-5 y Bergman-10) haba logrado yo un sueo tan amable y
profundo, tan reparador. As, con el arma del zapping entre las manos y el cuerpo desparramado en el sof, me quedo automticamente grogui, sin fuerzas apenas para remontar
el camino hacia el catre.
Fue una de esas noches de parranda televisiva cuando descubr la almohada ortopdica, un artilugio imposible que hace aos slo hubiera merecido figurar en los inventos del
tebeo. Yo crea que despus de haber odo los milagros del agua imantada mi cupo de
estupor estaba cubierto. Pero qu va. La televisin nocturna abre nuevos horizontes. El
mercado anglosajn, harto de eslganes cortos, ha puesto de moda la publicidad-testimonio, una especie de culebrn comercial donde salen seores y seoras diciendo que su vida
ha cambiado desde que descubrieron el pela-patatas atmico, el blanqueador de dientes o
la almohada de marras. Algunos de estos anuncios estn hechos ante un pblico atontolinado que aplaude enfervorecidamente las genialidades del anunciador, nueva modalidad
de gilipollas inspirado en los predicadores y en los charlatanes de feria. Los tiempos se
han puesto duros. Da igual inventar un limpiapeines que una fe religiosa. El caso es vender algo.
La palma de la publicidad nocturna, sin embargo, se la lleva un macizo que ofrece su
tabla de gimnasia y promete dejarle el cuerpo como Raquel Welch. Para m que el macizo
tiene ms de liliputiense que de macizo, pero la gente lo mira como si fuera la reencarnacin de Johnny Weismuller en Tarzn de la selva. En manos del macizo ponen su cuerpo
actrices de cine, jubilados, amas de casa y ejecutivos bancarios. Gracias a l, todos se
libran del infarto y reducen sus desbordantes nalgas. Como sucede con la almohadilla, los
sueos de estos hombres son ms felices y la vida les sonre a cualquier hora. Me perdonarn ustedes si digo que servidora tambin ha estado a punto de sucumbir a estos reclamos.
La otra noche, cuando ya me haba incorporado para apuntar el telfono de la almohada
ortopdica, el corazn empez a latirme con desasosiego, como si hubiera algo que no
cuadrara. Horror. Bajo el disfraz del persuasivo anunciante estaba el portero de la discoteca de mi pueblo. As que no lo pens dos veces: desde aquella noche duermo en plan
faquir, coronadita de pas.
Carmen Rigalt, El Mundo, 8 de agosto de 1994. Pg. 4.
116
La columna denuncia
A partir de algn hecho sorprendente de actualidad, se denuncia algn
defecto en el funcionamiento de las instituciones, en los hbitos sociales,
o en las actitudes y comportamientos individuales. Estos textos poseen,
por lo tanto, un carcter marcadamente tico.
El texto
periodstico
117
118
5) Las entrevistas
Las entrevistas transcriben un dilogo entre un periodista -que pregunta- y un personaje -que responde-. Formalmente se presentan redactadas segn distintos modelos, con diferente organizacin y con distinto
grado de fidelidad a la conversacin de ambos interlocutores. Difieren,
por lo tanto, de lo que sera la transcripcin mecnica del texto oral.
Algunas entrevistas reproducen casi literalmente la conversacin pero, en
la mayora de los casos, el entrevistador la reelabora aunque, de cualquier
manera, debe respetar los contenidos fundamentales.
La calidad de la entrevista depende, entre otras cosas, del acierto del
periodista en la identificacin de las cuestiones que interesan a los lectores y de la habilidad para arrancar confesiones novedosas.
Las entrevistas cuestionario
En ellas se distinguen claramente las preguntas y las respuestas. El
comentario de este tipo de entrevista debe valorar, adems de los aspectos
generales indicados anteriormente, la precisin en la formulacin de las
preguntas y la adecuacin y la originalidad de las respuestas.
El texto periodstico
119
120
- Cree usted que las preguntas son oportunas y acertadas? Suprimira o aadira
alguna otra?
- Son adecuadas, originales o sorprendentes las respuestas?
El texto periodstico
121
122
El texto
periodstico
123
La culpa de esta situacin es, a juicio de Garca Rodero, de la posguerra tan larga
que sufri un pas como Espaa con recursos econmicos pobres y limitados. En aquellos momentos, se quedaron relegadas como lujos secundarios materias como el arte, el
deporte, la danza o la msica. Tambin, la fotografa.
Arte y progreso.
Aunque, en definitiva, el arts es lo que humaniza a la gente y lo que ayuda a un pas
a progresar, afirma convencida.
Esta mujer menuda, de grandes ojos verdes y oscuro cabello, dice tajante: Nunca he
tenido la certeza de hacer una gran fotografa. Solamente sueas con que aquello que has
vivido tan intensamente seas capaz de plasmarlo para lograr una fotografa, pero nunca
tienes la completa seguridad. Eso me ha sucedido siempre y siempre me suceder.
Asegura que aborrece a los maestros y mitos, no lo puedo remediar, y defiende
ms que una relacin maestro-alumno, un intercambio de experiencias entre personas
que tienen las cosas claras y utilizan un lenguaje muy personal.
Pese a esta teora, durante la pasada semana la fotgrafa dio unas clases magistrales de
fotografa, en los cursos de verano de la Universidad Complutense, a 25 alumnos de los
que se sinti orgullosa y con los que dice haber pasado unas horas de grata camaradera, aunque tambin hayan trabajado mucho.
El Mundo, 8 agosto 1994. Pg. 5.
- Tras una lectura atenta de la entrevista anterior, organice los contenidos siguiendo el esquema siguiente:
1) Informacin de la periodista
2) Respuestas de la fotgrafa.
124
6) Los reportajes
Los reportajes estn constituidos por un conjunto de textos de diferentes gneros. En ellos se incluyen, adems de crnicas, crticas y entrevistas,
ilustraciones grficas de distintos tipos: fotos, dibujos, esquemas, etc.
El reportaje, por lo tanto, es mltiple y variado por razn de su estilo y, a veces, por la pluralidad de sus autores, pero es unitario -monogrfico- por el tema que trata.
El comentario de los reportajes ha de efectuar un juicio global y ha de
valorar, sobre todo, la coherencia y el equilibrio entre sus diferentes partes.
El texto
periodstico
125
126
Su amplia discografa recoge ttulos como Vivir, Calle Real, Yo vivo enamorao, Como
el agua, Te lo dice Camarn... Tambin ha intervenido en la filmacin de dos cortos,
en un largometraje realizado en Francia, en la pelcula Sevillanas, de Carlos Saura, y,
pese a ser reacio a los desplazamientos, ha emprendido giras por varios pases de
Europa.
En octubre de 1966 sufri un grave accidente al colisionar con dos vehculos, en el
que sendos ocupantes fallecieron. Adems de l, su esposa y sus tres hijos, resultaron con
heridas graves. Cuatro aos despus del incidente, la Audiencia de Cdiz le condenara a
un ao de prisin menor, y a otro de suspensin del permiso de conducir, por un delito de
imprudencia temeraria.
El 4 de diciembre de 1987, participa en un festival flamenco en el Palacio de los
Deportes de Barcelona, y un ao despus, del 24 al 26 de marzo, actuara en el Cirque
D'Hiver de Pars, donde alcanz un gran xito.
Por otra parte, ha analizado las composiciones de Chick Corea y Pink Floyd para
introducir nuevos elementos a su msica, que l mismo denominaba flamenco rock
gitano
Temperamento.
La figura de Camarn de la Isla se debate entre la magnificencia de su arte y su carcter temperamental y problemtico. Primero fue su relacin con la droga, y ms tarde la falta de asistencia a los conciertos. Cuando se celebr la Cumbre Flamenca organizada por el
Ministerio de Cultura, en 1984, y fue anunciada su no presentacin al teatro Alcal Palace,
hubo quien no quiso creerse la triste verdad del fallecimiento de su hermano. En otra ocasin, permaneci durante dos das en el depsito carcelario municipal de San Fernando,
por insultar e intentar agredir a un agente municipal que le haba recriminado el mal estacionamiento de su vehculo. Su ltima actuacin fue el pasado mes de enero en Madrid, en
el Colegio San Juan Evangelista.
Hace unas semanas sala al mercado su ltimo disco, Potro de rabia y miel, en el que
volva a colaborar con la gran figura del flamenco de las ltimas dcadas, Paco de Luca,
que sumaba su guitarra a la de Tomatito, habitual tocaor con Camarn en los ltimos aos.
Das despus de terminar la grabacin, Camarn de la Isla se trasladaba a una clnica barcelonesa para someterse a una exploracin pulmonar. El diagnstico fue cncer de pulmn. El Prncipe Gitano viaj a Estados Unidos en busca de un posible tratamiento para
combatir la enfermedad, pero ya nada se poda hacer.
Ayer, el ambiente en su localidad natal era de autntica desolacin. Las puertas de
su casa en San Fernando estuvieron cerradas durante toda la maana; tambin las de
casi todos los comercios y casas particulares. El Ayuntamiento del municipio gaditano
tiene previsto nombrar a Camarn hijo predilecto, adems de erigirle una estatua en su
honor.
Suero del cante.
Idolatrado como el mito viviente que fue, la tragedia de la prematura desaparicin de
Camarn de la Isla deja al arteflamencoque l revolucionara y engrandeciera sumido en
la confusin y en el desaliento. Nadie le hizo sombra en vida, y parece lo ms probable
que, como El Cid o Zapata, siga despus de muerto cabalgando con diez cuerpos de ventaja el perfil leonino de este irrepetible genio gitano que rompiera todos los moldes.
El texto periodstico
127
VI
EL TEXTO JURDICO
El texto jurdico
131
132
El texto jurdico
133
VII
EL TEXTO ADMINISTRATIVO
El texto administrativo
137
El texto administrativo
VIII
EL TEXTO CIENTIFICO-TECNICO
El texto cientfico-tcnico
143
144
IX
EL TEXTO PUBLICITARIO
El texto publicitario
147
148
El texto publicitario
149
DEVORADOR DE KILMETROS
NUEVO PEUGEOT 306 DIESEL
Este es el Nuevo Peugeot 306 Diesel. Un ejemplar seguro yfiable.El Devorador de
Kilmetros.
Potencia Devoradora. Sus motores diesel y diesel-turbo de 1905 ce. y hasta 92 CV lo
hacen insuperable.
Devorador Inagotable. 4,4 litros a los 100 km. 1360 km. sin repostar.
Devorador Incomparable. Direccin asistida, cuenta revoluciones electrnico, aire
acondicionado, faros halgenos de doble ptica, asientos traseros modularmente abatibles y
el resto de su excepcional equipamiento, lo hacen incomparable.
Devorador Invulnerable. Invulnerable en seguridad activa gracias al tren trasero
autodireccional y a su gran distancia entre ejes que le confieren una estabilidad fuera de
serie.
Invulnerable en seguridad pasiva pos sus barras de proteccin lateral y su estructura
indeformable y reforzada, que le protegen contra todo.
Devorador de los Grandes. Con el espacio interior y el confort de coches de tamao
superior y la maniobrabilidad de coches mucho ms compactos.
As es el Peugeot 306. Nueve versiones gasolina y diesel para elegir, nicas en su
especie.
Nuevo Peugeot 306 diesel
desde 1.689.800 pts.
IVA, impuesto de matriculacin.
Transporte y promocin incluidos.
PEUGEOT
- Compare los dos anuncios anteriores y seale las analogas y las diferencias.
TERCERA PARTE
LA ESCRITURA LITERARIA
EL COMENTARIO DEL
TEXTO LITERARIO
155
156
157
2) Ambigedad
El texto literario usa la lengua de una manera peculiar. Podemos, incluso,
decir que la literatura es tambin un peculiar juego de palabras. Mediante el
empleo de palabras de varias significaciones genera en los lectores expectativas mltiples y ofrece respuestas sorprendentes. La literatura tiene mucho
que ver con las adivinanzas, con los acertijos y con los chistes. Propone
cuestiones que despiertan la curiosidad, estimulan el inters, mantienen la
atencin y,finalmente,sorprenden con la solucin menos esperada.
Una de las finalidades de la escritura literaria es sugerir. Hacer que el
lector imagine y suee. Por eso, los textos literarios poseen unos significados mltiples que, progresivamente, se van determinando por el contexto y por la situacin literarios: gnero, poca, autor, tema, etc. y, sobre
todo, por la imaginacin del lector.
3) Connotacin
Los textos literarios despiertan ideas y emociones, estimulan la imaginacin y hacen soar. La literatura emplea palabras y habla de situaciones
que reproducen experiencias anteriormente vividas por el lector, formulan
deseos o temores que anidan, de manera ms o menos consciente, en la
mente del lector.
La literatura consigue que palabras pertenecientes al uso comn
-agua, tierra, luna, pan- alcancen una singular fuerza expresiva y mltiples resonancias emotivas. El autor literario, cuando escribe, descubre, en
un gesto de generosidad, lo ms autntico de su interior y desvela lo ms
noble (o lo ms innoble) de su intimidad. Cuando, por ejemplo, un novelista describe un paisaje, cuando narra una accin o retrata a un personaje,
nos ofrece su interpretacin personal, su valoracin propia de lo que le
rodea. El poeta alcanza la expresin de la realidad precisamente porque la
recibe y la siente a su manera.
En la literatura hay verdad en la medida en que nos ofrece el resplandor del misterio que habita en el ser de las cosas, pero tambin hay verdad
en la medida en que nos habla con sinceridad un hombre. El contenido de
la intuicin literaria es la realidad de las cosas del mundo, de la historia y
tambin la subjetividad del escritor, ambas oscuramente transmitidas a
travs de una emocin.
158
4) Belleza
Sabemos que una obra bella es la que produce efectos placenteros de
naturaleza esttica. Si nos referimos a la escritura, entendemos por textos
bellos aquellos que, adems de su carcter ficticio, ambiguo y connotativo, poseen unidad entre su contenido y su expresin, equilibrio entre sus
diferentes partes, coherencia en la articulacin de los sucesivos pasajes y
armona en su representacin acstica y grfica.
Estos caracteres constituyen el punto de partida y, a la vez, la meta del
comentario de texto. El conocimiento y la aceptacin de estos rasgos son
necesarios para que el que pretende hacer el comentario adopte la postura
adecuada y para que los use como guas orientadoras de los diferentes
pasos que le lleven al resultado deseado: una lectura conscientemente
grata y deleitosa.
La funcin de la crtica literaria es interpretar y valorar la naturaleza y
la calidad literarias o, en otras palabras, calibrar el grado de ficcionalidad,
de ambigedad, de connotacin y de belleza del texto.
159
160
XI
EL COMENTARIO DEL
TEXTO LRICO
163
164
El salto
Somos como un caballo sin memoria,
somos como un caballo
que no se acuerda ya
de la ltima valla que ha saltado.
Venimos corriendo y corriendo
por una larga pista de siglos y de obstculos.
De vez en vez, la muerte...
el salto!,
y nadie sabe cuntas
veces hemos saltado
para llegar aqu, ni cuntas saltaremos todava
para llegar a Dios que est sentado
al final de la carrera...
esperndonos.
Lloramos y corremos,
caemos y giramos,
vamos de tumbo en tumba
dando brincos y vueltas entre paales y sudarios.
Len Felipe.
Ganars la luz. Obra potica escogida.
Espasa Calpe, Madrid, 1975. Pg. 191.
- Tras la lectura en voz alta del poema anterior, seale los rasgos fnicos que ms
le llaman la atencin y trate de describir los efectos que produce.
- Examine los significados de las palabras distinguiendo sus valores denotativos,
metafricos y simblicos, e identifique las resonancias afectivas.
XII
EL COMENTARIO DEL
TEXTO NARRATIVO
169
170
Al nacer, Rosa era blanca, lisa, sin arrugas, como una mueca de loza, con el cabello
verde y los ojos amarillos, la criatura ms hermosa que haba nacido en la tierra desde los
tiempos del pecado original, como dijo la comadrona santigundose. Desde el primer
bao, la Nana le lav el pelo con infusin de manzanilla, lo cual tuvo la virtud de mitigar
el color, dndole una tonalidad de bronce viejo, y la pona desnuda al sol, para fortalecer
su piel, que era traslcida en las zonas ms delicadas del vientre y de las axilas, donde se
adivinaban las venas y la textura secreta de los msculos. Aquellos trucos de gitana, sin
embargo, no fueron suficientes y muy pronto se corri la voz de que les haba nacido un
ngel. Nivea esper que las ingratas etapas del crecimiento otorgaran a su hija algunas
imperfecciones, pero nada de eso ocurri, por el contrario, a los dieciocho aos Rosa no
haba engordado y no le haban salido granos, sino que se haba acentuado su gracia martima. El tono de su piel, con suaves reflejos azulados, y el de su cabello, la lentitud de sus
movimientos y su carcter silencioso, evocaban a un habitante del agua. Tena algo de pez
y si hubiera tenido una cola escamada habra sido claramente una sirena, pero sus dos piernas la colocaban en un lmite impreciso entre la criatura humana y el ser mitolgico.
Isabel Allende, 1994, La casa de los espritus.
Barcelona, Crculo de Lectores. Pgs. 11-12.
- Extraiga del texto anterior los trminos mediante los cuales se designan las cualidades de la protagonista.
- Elabore una relacin siguiendo el orden que le parezca ms oportuno.
- Comntelos y extraiga algunas conclusiones.
XIII
EL COMENTARIO DEL
TEXTO TEATRAL
173
Debemos tener muy presente que la obra teatral es portadora -tanto en su dimensin
literaria como en la espectacular- de un complejo sistema de signos auditivos y visuales,
lingsticos y paralingsticos. T. Kowzan, {Literatura y espectculo. Taurus, Madrid,
1992. Pg. 168 y ss.) por ejemplo, distingue los cdigos siguientes: palabra, tono, mmica,
gesto, movimiento, maquillaje, peinado, traje, accesorios, decorado, luz, msica y sonido.
174
175
Habitacin de un hotel de segundo orden en una capital de provincia. En la lateral izquierda, primer trmino, puerta cerrada de una sola hoja, que comunica con
otra habitacin. Otra puerta al foro que da a un pasillo. La cama. El armario de luna.
El biombo. Un sof. Sobre la mesilla de noche, en la pared, un telfono. Junto al
armario, una mesita. Un lavabo. A los pies de la cama, en el suelo, dos maletas y dos
sombrereras altas de sombreros de copa. Un balcn, con cortinas, y detrs el cielo.
Pendiente del techo, una lmpara. Sobre la mesita de noche, otra lmpara pequea.
(Al levantarse el teln, la escena est sola y oscura hasta que, por la puerta
del foro, entran DIONISIO y DON ROSARIO, que enciende la luz del centro.
DIONISIO, de calle, con sombrero, gabn y bufanda, trae en la mano una sombrerera parecida a las que hay en escena. DON ROSARIO es ese viejecito tan bueno
de las largas barbas blancas.)
DON ROSARIO:
to el equipaje.
DIONISIO: Pues es una habitacin muy mona, don Rosario.
DON ROSARIO: ES la mejor habitacin, don Dionisio. Y la ms sana. El balcn da al
mar. Y la vista es hermosa. (Yendo hacia el balcn.) Acerqese. Ahora no se ve
bien porque es de noche. Pero, sin embargo, mire usted all las lucecitas de las farolas del puerto. Hace un efecto muy lindo. Todo el mundo lo dice. Las ve usted?
Miguel Mihura, Tres sombreros de copa.
Ctedra, Madrid, 1989. Pgs. 77-78.
algaida
ISBN 84-7647-523-3
9"788476"475232"